Estudio sobre la micción involuntaria en los niños

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.\NDRI:S-GlRARDOT - $
ESTUDio
Sobre la Micci6n Involuntaria::
en los nitios
lMP~Ef4TA DE
5. BE~f4A~Do
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'lL
Facultad
Universidad Nacional
de Ciencias Naturales y MedIcina
JF
ESTUDIO SOBRE LA MICCION
INVOLUNTARIA
EN LOS NI Ros
TESIS
Para
el Doctorado en Medicina y
Cirugía,
~ndpés
REPUBr ..•
ICA
80'0
OT A
1914
par
GiP8Pdot.
DE
S.
COLOMBIA
IMPRENTA
s.
Bernardo
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A mi Madre
A la memoria de Sebastlán Valbuena M.
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Rector de la Facultad:
Presidente
de Tesis:
Dr. Uipólito Macbado L.
Dr. José Ignacio Uribe, Profesor de
CI/nica Dermatológica
y 8ifllografla.
JURADO DE OALll'IOAOION:
Dr. Ouillermo Oómez, Profesor de Medicina operatoria.
Dr. Zoilo Cuéllar Durán, Profesor de Clinica de
\'188 genito-urlnarias.
Dr. Celso Jiméoez López, Profesor de Clínica oftalmológica.
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Informe del Presidente de Tesis
Sellor Rector de la Facultad de Ciencllls Naturales
y
Medicina
Presente.
Me permito informar a usted que he leido el trabajo presentado por el sellor Andrés Oirardot para
optar el grado de doctor en Medicina y Cirugia, titulado: EstudIo sobre la micción Involuntaria en
los nUlos. En mi concepto, este trabajo llena plenamente las condiciones reglamentarias y debe publicarse, pues en él hace un detenido estudio el sellor
Oirardot sobre la etiologia y patogenia de la incon·
tinencia nocturna de orina y trae además interesantes
observaciones en apoyo de los tratamientos que preconiza.
Del sellor Rector atento y seguro servidor,
JosÉ
IONACIO URIBE
Bogotá, julio 2 de 1914.
Universidad NaciQnal- Facultad de Ciencias Naturales
Medicina-Bogotá,
10 de julio de 1914.
y
PubUquese.
El Rector, H. Machado L.
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Estudio sobre la Micción Involuntaria
en los niños
ANATOMIA
DE LA VEJIGA
La vejiga es un receptáculo músculo-membranasa, destinado a recoger la orina que le llevan
los· ureteros y a conservarla hasta el momento
en Que la necesidad de orinar haciéndose sentir,
sus paredes se contraen para expulsar este líquido en el canal de la uretra y de ahí al exterior.
(Testut).
Situación-La vejiga está situada en la excavación pelviana.
Medios de fijeza-Por su base se fija la vejiga,
gracias a su continuación con la uretra y por haces musculares que van a la próstata. Por su
cima, está sostenida por tres cordones, uno mediano, la uraca, y dos laterales, vestigios de
las arterias umbilicales del feto. Estos ligamentos van a insertarse, por otra parte, debajo de
la cicatriz umbilical. Por su cara anterior, la vejiga se fija al pubis por medio de los ligamentos
pubo-vesicales. En fin, el recto en el hombre,
el útero, en la mujer, las paredes abdominales
adelante y las pelvianas lateralmente, sostienen
la vejiga por medio de un casquete peritonal.
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-10Porma y dirección-En estado de vacuidad ]a
vejiga es esférica o aplanada; en estado de plenitud, es ovoide y su grande eje es paralelo al
de la excavación pelviana, es decir, dirigido de
arriba hacia abajo y de adelante a atrás.
Capacidad-Extremadamente
variable, la capacidad vesical fluctúa entre 40 y 500 gramos en estado
fisiológico. La capacidad patológica también es
m¡,¡y variable; se han observado casos de vejigas
que contienen más de diez litros.
Itelacieoes-La vejiga se mira como un ovoide
de base inferior, una cima que mira hacia arriba
y adelante, un cuerpo que constituye ]a casi
totalidad del órgano y que ofrece cuatro caras:
anterior, posterior y laterales. La cara anterior
guarda relaciones con la pared abdominal, unas
veces directas, otras por intermediario del espacio prevesical o cavidad de Retzius. La cara
posterior, cubierta por e] peritoneo, corresponde
al recto, en el hombre; al útero y a los ligamentos anchos, en la mujer; también tiene rela-ciones con el colon pelviano y las asas intestinales. Las caras laterales en su porción peritoneal
están en relación con asas inte-stinales; por su
parte extraperitonea.l guardan relaciones con las
paredes del bacinete y el canal deferente. La
cima o polo vesical está en contacto con asas
intestinales. La base de la vejiga, en el hombre,
reposa sobre la base de la próstata, hacia adelante, más atrás, sobre las vesículas seminales
y los canales deferentes. En la mujer, la base
de la vejiga está en relación con la cara anterior
-del cuello uterino, más abajo con la vagina.
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-11&ollformaclón laterlor-La
configuración interior
de la vejiga, semejante a la exterior, presenta
también una cima, una base y cuatro caras. Sólo
hablaremos de la base, que es la que nos presenta formaciones más importantes. Se encuentra en la base un espacio triangular, denominado
triángulo de Lieutaud que representa el punto de
mayor espesor de la vejiga. Sus ángulos los marcan atrás, los orificios ureterales;
adelante, el.
orificio uretral. La porción vesical situada atrás
del trigono, constituye el bajo fondo de la vejiga,
que en la mujer corresponde a la vagina, en el
hombre a las veRiculas seminales y al triángulo
interdeferencial.
Constituciónanatómica-La vejiga está formada
por tres túnicas: una externa o serosa, otra media
o musculosa y, en fin, una interna o mucosa.
La túnica serosa es una dependencia del peritoneo, que reflejándose desigualmente sobre la vejiga, le forma una especie de capuchón. La túnica
musculosa está formada de tres capas de fibras
lisas que se disponen así:
1. Una capa externa, constituida por fibras
longitudinales, paralelas al eje vesical. Hacia la
base, algunas de estas fibras, agrupándose en
haces, se separan de la vejiga para ir, adelante,
a formar los ligamentos pubo vesicales; atrás, a
contraer relaciones íntimas con la próstata en el
hombre y la vagina en la mujer.
2.0 Una capa media, formada por fibras circulares, que aumentan de espesor a medida que
se acercan al cuello vesical, hasta llegar a constituir un anillo en contorno del orificio uretral,
0
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que se ha llamado es{inter vesical. Este músculo
anular se extiende hasta más hallá de la uretra
prostática.
3.° Una capa interna, en que la disposici6n
de las fibras vuelve a ser longitudinal, se extiende por una parte a la uretra, por otra, a la
uraca.
Túnica mucosa-Esta túnica tapiza interiormente
la superficie vesical; tiene dos caras: una externa,
en relación con la capa musculosa interna; otra
interna, libre y bañada por la orina.
Estructura-Histol6gicamente
la túnica mucosa
nos presenta dos capas: epitelial una, otra profunda o corial.
Arterias-Las
arterias superiores de la vejiga,
las suministra la parte permeable de la arteria
umbilical; irrigan la cima y caras laterales. Las
arterias inferiores emanan directamente de la hipogástrica;
nutren especialmente la base de la
vejiga, la próstata y la porción prostática de la
uretra, lo mismo que las vesículas seminales.
Las arterias posteriores, provenientes de la hemorroidal media, se distribuyen en la cara posterior. Las de la cara anterior son suministradas
por la pudenda interna.
FISIOLOGIA
DE LA VEJIGA
Las mucosas absorven el agua y las sustancias que tiene en disolución. Solamente la mucosa
vesical hace excepción, medida preventiva de la
naturaleza en favor del organismo, puesto que
así lo pone al abrigo de la acción tóxica de las
sustancias excrementiciales que se mantienen en
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- 13reposo en el receptáculo vesical. Unicamente en
los casos de destrucción epitelial hay absorción.
Las paredes vesicales son eminentemente dilatables, lo que permite un estancamiento
de orina,
relativamente considerable, en el intervalo de las
micciones. Del lado uretral, la vejiga está provista de un esfinter cuya tonicidad sobrepasa presiones considerables;
del lado de los ureteros,
cuando éstos están en reposo, la contención se
efectúa por su oclusión mecánica, favorecida por
la disposición en bisel que tienen a su entrada
a la vejiga, equivalente a una válvula. La presión
misma que detel mina la progresión de la orina
en el uretero y su entrada a la vejiga, hace que
dicha orina no refluya del lado del riñón en
el momento de su llegada a la vejiga. Admiten
los fisiólogos que a pesar de la pequeña superficie de los ureteros, comparada con la de la
vejiga, su potencia muscular es muy superior a
la de ésta, hasta el punto de hacer estallar las
paredes vesicales por distención exagerada, antes
que ser ellos vencidos por la fatiga.
Micción-La necesidad de orinar tiene su asiento en toda la vejiga, cuya contracci6n es el
resultado de una excitación de su sensibilidad
especial a la tensión. Esta es como una ley general, aplicable a todos los músculos cavltarios,
que su estado de repleción los incita, por via
directa o refleja, a expulsar su contenido. Solamente que en este caso, lo mismo que en la
defecación, este mecanismo se complica de la
intervención de potencias motoras suplementarias
que hacen esta evacuación dependiente de nues-
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tra voluntad. Actos como éste, no habrían podido,.
sin grandes incomodidades, ser abandonados a una
periodicidad fija e inconsciente. Para la micción,
un primer ciclo de excitaciones inconsciente regula el relajamiento del esfínter vesical, el cual
está pronto a acompanarse de la contracción de
los músculos propios de la vejiga. A favor de
este relajamiento, una pequeña cantidad de orina
penetra en la parte prostática del canal de la
uretra, y, por su contacto, despierta la necesidad,
consciente de orinar. Si la voluntad obedece
a esta necesidad, la micción se seguirá; si no
obedece, hace intervenir la contracción del músculo de Wilson, que puede hacer sobre el canal
de la uretra, oficio de esfinter; esta contracción
detiene la orina, la rechaza a la vejiga y la
necesidad de orinar es reprimida por un momento.
Esta necesidad porlrá renacer así muchas veces,
hasta que se haga imperiosa y la micción se
realiza. En la micción hay que tener en cuenta
el concurso que le prestan los músculos abdominales. La potencia de la vejiga bastaría por
sí sola para provocar su evacuación, pero ésta
es más completa y más fácil por la acción reforzatrlz de los músculos abdominales y del diafragma mediante su acción compresora. Hacia el
fin de la micción, la contracción sacudida del
músculo bulbo cavernoso interviene para expulsar
las últimas gotas de orina del canal de la uretra.
loervaclón-El grupo nervioso que rige los
movimientos de la vejiga, así como su inmovilización, tiene su centro de reflexión en la medula~
al nivel de la cuarta vértebra lumbar.
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- 15Cooduttore. lenlitlvos-El sistema de nervios que
regula la conservación de la orina en la vejiga,
asf como su expulsión de este órgano, por el
canal de la uretra, es en su conjunto un sistema
reflejo. La tensión consciente de la vejiga obra
como una excitación que remonta por los plejos
hipogástrico y mesentérico a la medula lombo-sacra,
por los elementos sensitivos de estas ramas del
simpático, y la excitación es reflejada sobre los
nervios motores vesicales.
Nerviosmotores-Los nervios motores vesicales se
desprenden de la medula espinal en dos puntos
diferentes, a saber: los unos, en la medula lumbar por las raíces y los ramales comunicantes
de los 3.°, 4.° Y 5.° pares lumbares; los otros,
de la medula sacra por los 2.° y 3.° pares sacros;
los unos y los otros cruzan la cadena del gran
simpático, pero en tanto que los primeros atraviesan los tres ganglios correspondientes,
los
inferiores evitan más bien estos ganglios con los
cuales apenas se asocian por delgadas anastomosis. De alH convergen los primeros hacia el
ganglio mesentérico inferior, colocado en su trayecto; los segundos, sobre un tronco común desprovisto de ganglios y que es el nervio erector
sacro de Eckard. Asi reunidos en dos troncos
nerviosos, el uno de origen lumbar, el nervio mesentérico inferior; el otro, de origen sacro, el nervio
erector, convergen finalmente sobre el ganglio
o pIejo hipogástrico, de donde ganan la vejiga
y su cuello. Esta inervación se completa por el
plejo hemorroidaI inferior y el pleio prostático,.
con los cuales se continúa el precedente.
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Centros de reflexión-El lugar de los centros de
reflexión medulares ha sido determinado por los
trabajos de Budge y de Goltz, quienes han demostrado que la expulsión urinaria es aun posible cuando la medula es seccionada encima de
la región lumbar. Sokowin ha visto que esta
reflexión de las excitaciones se hace igualmente
en el ganglio mesentérico inferior; porque si después del aislamiento de este ganglio, se excita
el extremo superior central de uno de los nervios
mesentéricos, la excitación desciende sobre la
vejiga por la otra rama y produce movimientos
vesicales. Este poder reflejo de los ganglios tiene
un carácter general. En este dominio de la vida
inconsciente, los arcos reflejos, que senalan el
trayecto completo de la excitación, a partir de
las superficies sensibles, se hunden así, más
o menos profundamente, en el sistema nervioso,
los unos terminando acá de la medula, los otros
alcanzándola; los otros, en fin, utilizándola como
conductor para ir al cerebro, sucediéndose o asociándose según leyes aún desconocidas.
Punciones diferentes e inversllSde los centros lumba.
res y sacros-La acción motora de los conductores
que parten de estas regiones medulares ha sido
demostrada por la experiencia. Esta acción es
más evidente en los nervios de origen sacro,
pero no dudable para los de origen lumbar. La
motilidad es funcionalmente diferente para estos
dos órdenes de nervios. Los de origen sacro, tíetienen bajo su dependencia las fibras longitudinales de la vejiga, cuya acción es predominante
en la expulsión de la orina; los de origen lum-
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- 17bar van a las fibras transversales y especialmente
al esfínter vesical, que se opone a la salida de la
orina. Tienen por consiguiente funciones antagonistas. Unos y otros se doblan de elementos
inhibidores, como todos los nervios ganglionares;
la repartición de estos últimos sería inversa de
la de los elementos motores, de tal manera que
la excitación de los nervios sacros inhibiría el
cuello, en tanto que ella contraería el cuerpo de
la vejiga; la excitación de los nervios lumbares
inhibiría el cuerpo, mientras que ella contraerfa
el cuello. En resumen, la experiencia demuestra
que el ceÍl~ro lumbar retiene la orina, en tanto
que el sacro la expulsa. En esta lucha de influencia,
el primer centro lleva la ventaja, en tanto que la dimensión de la vejiga no haya adquirido cierto
valor, pero la pierde a partir de este momento.
La orina penetrando entonces en la primera porción del canal de la uretra, agrega a estas excitaciones de orden reflejo, que parten de la vejiga,
una excitación consciente que parte de la mucosa
de la uretra y que llamamos la necesidad de orinar. Esta excitación subiendo por los nervios sensitivos sigue un nuevo ciclo que llega en esta
vez hasta el cerebro y la devuelve sobre el esfinter
uretral, segunda barrera opuesta al curso de la
orina para decidir finalmente del acto que hay
que realizar. Este segundo ciclo colocado sobre
los confines de la vida vegetativa de los órganos
y de la vida de conjunto del individuo, no tiene
la fatalidad refleja del precedente. La voluntad
interviene para hacer una elección entre la expul2
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- 18si6n definitiva del contenido vesical, por el relajamiento del esfínter o la retención provisoria de
la orina, por un esfuerzo voluntario de contracción
que la rechaza a la vejiga por cierto tiempo.
URETRA
Anatomfa-La uretra es un canal por el cual
la orina después de una permanencia más o menos larga en la vejiga, es expulsada al exterior
(Testut). (Por necesidad de concisión, sólo hablaremos de la uretra en el hombre).
Dirección-El canal de la uretra separándose
de la vejiga se dirige hacia abajo y adelante;
sufre dos curvaduras, una posterior de concavidad anterior, otra anterior de concavidad posterior, que desaparece en la erección.
Divlllón-La uretra se divide en tres porciones. Una prostática, que comprende la parte del
canal alojado en la próstata. Una porción membranosa que se extiende de la cima prostática al
cuerpo esponjoso; por último, la porción esponjosa que comprende el resto del canal.
Conformaciónexterior y relaciones-La uretra presenta dos inflamientos, uno posterior que ha recibido el nombre de bulbo, situado en la unión
del cuarto posterior con los tre" cuartos anteriores; el otro, situado en la extremidad anterior
constituye el glande. En el resto de su extensión
la uretra es cilíndrica. Sus relaciones varían según que se considere la uretra prostática, la uretra membranosa o la uretra esponjosa. La uretra
prostática que hace continuación inmediata al
cuello vesical, penetra la próstata por su base y
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- 19recorre la glándula en su mayor extensi6n. Por
medio de la próstata que la rodea, la uretra se
pone en relaci6n: 1.0 Atrás con la aponeurosis
pr6stato-peritoneal,
que la separa del recto. 2.°
Adelante, con el plejo de Santorini y la sínfis is
pubiana. 3.° Sobre los lados, está en relación
la uretra con los ligamentos pubo-rectales.
URETRA
MEMBRANOSA
Esta porción uretral, la segmenta en tres partes la aponeurosis perineal media.
El segmento superior o supra-aponeurótico,
se relaciona adelante con el músculo de Wilson
y el plrjo de Santoriní; atrás, con el recto por
medio de la aponeurosis próstato-peritoneal;
lateralmente, con el elevador del ano. El segmento
medio está comprendido entre las hojillas de la
aponeurosis perineal media. Está rodeada por los
haces del músculo de Guthrie. Debajo y un poco
lateralmente se encuentran las glándulas de Cowpero El segmento inferior o sub-aponeur6tico,
está en relación con el bulbo, en el cual penetra.
URETRA
La uretra esponjosa
que forman los cuerpos
contacto.
CONSTITUCIÓN
ESPONJOSA
recorre la gotera inferior
cavernosos al ponerse en
ANATÓMICA
Tres túnicas concéntrlcas constituyen las paredes de la uretra, dispuestas
así: una interna
o mucosa, otra media o vascular y en fin, otra
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- 20externa o mus(.ulosa. Sólo hablaremos de la última que es la que nos interesa más de lleno.
Las fibras musculares de la túnica externa forman dos capas, externa e interna; la primera,
constituída por fibras circulares, la segunda, por
fibras longitudinales.
fibras circulares-Estas
fibras no son sino la
continuación de las fibras del mismo género de
la vejiga. Su desarrollo acentuado en la porción
inicial de la uretra, constituye el esfínter interno.
Bajo el punto de vista funcional, el esfínter liso
tiene por ofício, obrando por contracción o mejor
por su tonicidad, presidir a la oclusión del orificio que comunica la vejiga con la uretra, permitiendo así la acumulación de la orina en su
receptáculo natural; otro papel no menos importante es el de impedir, al momento de la eyaculación, el paso a la vejiga del liquido espermático.
El espesamiento
de los haces musculares que
constituyen el esfínter, se atenúa más y más
hasta la uretra membranosa, donde se reconstituye formando una capa espesa y compacta para
desaparecer, a lo menos como capa distinta, al
nivel de la uretra bulbosa.
Pibras loogitudioates-Las fibras longitudinales
son la prolongación de sus similares vesicales
que forman la capa interna de la túnica musculosa. Su desenvolvimiento,
apenas notorio en
la región prostática, es todavia menos significativo de este punto en adelante. A estas fibras lisas
se agregan fibras estriadas que componen los
músculos bulbo cavernoso, de Outhrie, Wilson y
el esfínter externo de la uretra.
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21 FISIOLOGtA
DE LA URETRA
La uretra toma parte activa en los fenómenos
de la micción y de la eyaculación; no es únicamente un tubo al través del cual caminan los
líquidos que deben atravesarlo. Se abre y se
cierra: la uretra reacciona. Esta actividad se encuentra más acentuada en la uretra posterior, o
sea en el trayecto comprendido entre el pubis y
la vejiga. Las pacientes experiencias de Guyon,
demuestran de manera evidente que la uretra
membranosa es el asiento de una sensibilidad
y una fuerza de contracción muy desarrolladas;
estas propiedades contrabalancean las contracciones vesicales ¡nvoluntarias que determinan la gana
de orinar. Del relajamiento de esas propiedades
depende para Guyon, la incontinencia de orina infantil. Este estudio morboso de la uretra, es el fundamento del tratamiento eléctrico. El esfínter membranoso que perfecciona y completa el aparato
esfinteriano de la veji~a, es la parte uretral más
poderosa; se puede decir que en realidad el cuello del receptáculo urinario se prolonga hasta el
ligamento de Carcassonne: la uretra posterior no
es sino una parte anexa de la vejiga. Este esfíntcr membranoso entrando en antagonismo con la
vejiga, sobrepasa en ocasiones el esfuerzo vesical
y el individuo puede contener asi la gana de
orinar.
Al estado normal, las contracciones vesicales repercuten sacre el esfinter membranoso
y lo preparan a la resistencia. Cuando no se cede
a tiempo a la necesidad de orinar, se cxperi-
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- 22menta una verdadera dificultad al comenzar la
micción, lo que se debe a la contracción del
esfínter membranoso, que hace oposición al paso
de la orina. El esfínter membranoso responde a
dos incitaciones: a las indicadas de la vejiga y
a la voluntad.
El papel fisiológico de la uretra anterior es
menos importante, pudiera decirse que es casi
pasivo. Sin embargo, por su elasticidad, ayudada
del músculo bulbo-cavernoso,
lanza el líquido
espermático y las últimas gotas de la orina.
Las funciones del meato son limitadas a regular la fuerza del chorro; su resistencia y su
inextensibilidad
no tienen otro objeto.
MICCIÓN
INVOLUNTARIA
DE LOS NIÑOS
La significación etimqlógica de incontinencia,
vocablo compuesto de la partícula negativa in y
de con tinere, contener, no corresponde exactamente a la que ha querido darle el uso; por
esto, Nobecourt propone que la denominación de
incontinencia nocturna de orinar, sea sustituida
por la de micción involuntaria nocturna. Fundamenta dicha denominación en el hecho de que
la evacuación no se hace gota a gota de un
modo continuo o discontinuo, sino en chorro, es
decir que el acto de la micción, considerado aisladamente, es fisiológico.
Definición-La micción involuntaria es la evacuación inconsciente de la orina (Guyon). Asi
considerada la micción involuntaria, ya podemos
establecer una diferencia importante entre micción
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- 23involuntaria verdadera y falsa. En la primera, la
necesidad de orinar pasa desapercibida,
no hay
más sensación de micción que la que despierta
en el enfermo la humedad de la ropa. En la
segunda, al contrario, la necesidad de orinar manifestándose por una sensación imperiosa y súbita, pone en acción la conciencia y la voluntad,
la cual es impotente para subyugar tal necesidad.
Teniendo la micción involuntaria un carácter
múltiple por sus orígenes, forzoso es establecer
una división de las diversas fuentes morbosas
que presentan este síntoma común, ya para manifestar una de sus faces de evolución, ya, como
sucede en la micción involuntaria esencial, par a
anunciarse con ese solo disfraz patológico, constituyendo asi una entidad abstracta, una individualidad clínica más o menos bien determinada.
Por orden de importancia y de frecuencia
tenemos:
1.0 Micción involuntaria de origen psicopático.
2.° Micción involuntaria de origen periférico
o reflejo.
3.° Micción involuntaria por falta de contractilidad del esflnter uretra\. (Guyon).
4.° Micción involuntaria de origen neurósico.
(Histeria, epilepsia, neurastenia).
5.° Micción involuntaria por alteraciones del
quimismo urinario o por modificaciones cuantitativas.
MICCIÓN INVOLUNTARIA
DE ORIGEN PSICOP
A TICO
Este grupo culmina por la importancia numérica de individuos contenidos en su r~d mor-
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-24bosa. En este grupo encontramos todos los ejemplares a que la herencia, con sus misteriosas
fuerzas, ha dado una fisonomía especial, la micción involuntaria, susceptible esa fisonomía de
ser el punto de partida de raras y grandes modificaciones, tanto en el mismo individuo como
en los gen~rados por éste. Así el que ha sufrido
la micción involuntaria, puede, por acción evolutiva de la patología nerviosa, caer bajo el golpe
de una psicosis, una impotencia, una espermatorrea, etc. manifestaciones trasportables por la herencia, ya a sus inmediatos descendientes,
ya
saltando una o dos generaciones, ren!ce en la siguiente en uno o varios individuos, que diversas
circunstancias
han hecho adaptables,
para su
desarrollo.
De estas consideraciones,
sancionadas por la
patología general, surge la siguiente clasificación
de herencia, aplicable en un todo al punto que
desarrollamos.
1.0 Herencia similar u homóloga, en que el niño
hereda la misma enfermedad de sus genitores.
2. Herencia desemejante o heteróloga, si la herencia se manifiesta por otra enfermedad que la
de los padres.
3.° Herencia atávica, cuando la enfermedad
de los ascendientes, para reaparecer, ha respetado'
una o varias generaciones.
4.° Herencia homocrona,
en que la enfermedad se presenta en los descendientes en las mismas épocas de la vida.
Hay una gama de estigmas físicos y psíquicos que constituye el patril11onio de los individuos
n
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-25que consideramos,
especialmente en los idiotas,
donde se reúnen casi todos; de aqui que sean
considerados
como la última expresión de la
degeneración
hereditaria. Entre dichos estigmas
podemos señalar la macrocefalia, la microcefalia,
la doliocefalia; asimetrías faciales, apariencia raquítica de los huesos de los miembros; pie chapín, plano, músculos atrofiados; bóveda palatina
ojival y estrecha, prognatismo,
labio leporino;
perversiones digestivas: glotonería, mericismo; detenciones múltiples de desenvolvimiento: fimosís,
epispadias, hipospadias;
alteraciones funcionales
del aparato génito-urinario:
perversiones sexuales, micción involuntaria nocturna, alteraciones
menstruales;
adiposidad, mixedema, pobreza o
exuberancia del sistema piloso.
En el aparato de la visión se nota: ceguedad congenital, extravismo, ambliopia; del lado
del oído. sordo-mudez etc. En la palabra se notan vicios de pronunciaciÓn, tartamudez, ceceo.
El sistema nervioso es el asiento de desórdenes
funcionales de una importancia extrema: jaquecas, vértigos, convulsiones, perversiones de la
sensibilidad cutánea o visceral, alusinaciones, alteraciones del sueño (insomnio, narco!epsia), sonambulismo.
Los estigmas de orden psíquico
no son menos numerosos. Desde el idíota completo, reducido a la vida orgánica de los reflejos, que no existe sino por su medula, como dice
Buchard, se eleva una serie de degenerados:
el
idiota qlle goza de algunas facultades; el ímbécil, algunas veces educahle y utilizable, el débil
cuyas facultades intelectuales son desigualmente
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- 26desenvueltas, tiene apetitos violentos, sentimientos afectivos exagerados. En fin, los degenerados
superiores.
La forma de micción involuntaria que con sl-deramos es, pues, un estigma de herencia nerviosa, por fortuna, estigma benigno que puede
por coincidencia coexistir con una degeneración
grave, fruto de una pesada herencia psíquica;
pero casi siempre es la manifestación
discreta
de una herencia ligera, de una neuropatía ate-nuada; puede aislarse completamente como la
última huella de esta herencia.
Podemos inferir, por lo dicho, que la micción
involuntaria lejos de provenir de alteraciones anatómicas o funcionales de la vejiga, nace s610
-de un defecto en el funcionamiento del sistema
nervioso central (defecto que algunos neuropatologistas explican por un desarrollo imperfecto
que ataca ciertos elementos anatómicos de los
centros mencionados). Aserción que hacen muy
verosímil las relaciones tan estrechas que existen entre la vejiga y el cerebro; relaciones que
han hecho brotar las siguientes frases: «Todo
trabajo cerebral se acompaña de una contracción
de la vejiga (Mosso, Pellacani, 1anet.)>> «La vejiga es el espejo del alma (Boom) .••
MECANISMO
DE LA MICCIÓN INVOLUNTARIA
La contracción del esfínter uretral, por costumbre, se convierte en un acto reflejo, de modo
que cuando la tensión vesical es suficiente para
provocar su contracción, por acción refleja, se
.despierta también la contracción del esfínter e
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-27impide la mlCClOn inconsciente. Esto sucede en
el individuo normal; en el enfermo, hay carencia
de este reflejo, y esto porque la profundidad de
su sueño es tal, que lo incapacita para realizar
este acto. La contracción vesical se produce con
tanta más intensidad, cuanto que el niño el a
menudo polaquiúrico y la micción se efectúa.
Janet nos da la teoria siguiente, que reposa
sobre dos elementos: de una parte, la polaquíuria •. de otra, el soñar miccional en un nino cuyo
sueño es profundo .
•.El incontinente es polaquiúrico y no difiere
del polaquiúrico simple sino porque no ~e despierta por la noche. Por este hecho el nil10 es
ya un hipocondriaco urinario; es solicitado por
la necesidad repetida de pensar a menudo en la
micción, no solamente de di:l sido aun durante la
noche, bajo la forma de un soñar miccional; esta
tendencia se acentúa por el hecho de que la enfermedad es para él una fuente continua de incomodidades;
piensa en la micción al acostarse
y continúa pensando durante el sueño; pero él
duerme muy profundamente Y el sofiar miccional
termina provocando la micción involuntaria."
La curación se funda en su teoria, diciendo
que al momento de la pubertad, las nuevas preocupaciones de los jóvenes, el recuerdo de sus
sensaciones genitales, dan otra dirección a sus
'Suei'\os; por otra parte, su sueño haciéndose menos
profundo, se despiertan en el momento en que
la micción va a tener lugar y se levantan para
efectuarla. Desde este momento empieza la curación.
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- 28MICCIÓN
INVOLUNTARIA DE ORIGEN
O REFLEJO
PERIFERICO
Este grupo, que no es sino continuación del precedente, por presentarse en los mismos individuos
de morbosismo nervioso, tiene, con todo, sus
peculiaridades que son suficientes para darle autonomía clínica.
El reflejo, provocado por una irritación nerviosa, tiene puntos de partida muy diferentes,
que pudiéramos distinguir en próximos y lejanos.
Entre los primeros tenemos las f¡mosis, adherencias balano-prepuciales,
estrechez uretral, los gusanos intestinales, especialmente los ~xiuros; las
fisuras del ano, las colitis, los pólipos y los prolapsos del recto. Entre los segundos, se encuentra la hipertrofia amigdaliana, las vegetaciones adenoides, los pólipos nafo-faringeos, las erupciones
cutáneas, la dentición y las adenitis crónicas.
(Legueu).
MICCIÓN
INVOLUNTARIA
TRACTILIDAD
POR DEFECTO
DE CON-
DEL ESFíNTER URETRAL (Ouyon)
EtlolOfl1 y Pltofeoia-Entre
las diversas causas
invocables de este género de micción involuntaria,
tenemos una parálisis o atonta del esfínter externo de la uretra, frecuente sobre todo en
indivíduos histéricos o que corresponden a tal
cepa. La atonía, según Courtade, puede provenir de que el esfínter, no habiendo llegado a
un desarro[lo perfecto, tampoco obedece de modo
completo a las incitaciones reflejas. También atribuye la perturbación refleja a una conexión im-
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-29perfecta de las sensaciones reflejas entre la vejiga
y el cere bro.
Aun cuando Guyon, Quien dio a luz la patogenia de este grupo de micción involuntaria, considerándola como muy importante por su frecuencia,
parece que probara de modo irrefutable sus aserciones con sus pacientes y múltiples exploraciones
uretrales, en miccionales nocturnos, con todo, sus
conclusiones sufren el ataque de los siguientes
argumentos. Es necesario notar que, si la atonía del esfín ter futra la causa ordinaria de la
micción involuntaria, las nifias, cuyo aparato muscular es menos desarrollado, serían mucho más
expuestas a la micción involuntaria, lo que es
contradicho por la experiencia. En esta hipótesis
la micción in1'oluntaria debería constituirse desde
mucho antes, (lo que no es la regla) y debería
disminuir con la edad en los ilOmbres, a medida que la próstata se acerca a su completo
desenvolvimiento, es decir a los diez 11 once anos;
pero lejos de mejorarse, la micción involuntaria
va agravándose.
En las niñas se ve agravarse
la micción involuntaria, algunas veces, al acercarse la pubertad. Guinon, afirma que la atonía
es contradicha por el hecho de que las enfermedades febriles que debilitan bastante el organismo, suprimen la íncontinencia en muchas
ocasiones.
Para encontrar esta atonia, se hace uso de
una bujía exploradora, de número conveniente;
cuando existe, el explorador recorre todo el canal
de la uretra sin que la mano que la dirige tenga
sensaciones de resistencia bien apreciables; lo
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- 30contrario sucede cuando el esfínter
es normal.
MICCIÓN
INVOLUNTARIA
DE
ORIGEN
membranoso-
NEURÓSICO
(Histeria, epilepsia, neurastenia).
Respecto de la histeria, eminentes pediatrias
y neuropatologistas,
admitiendo de modo incontrovertible la histeria en los niños, van más adelante en sus concepciones, considerando la histeria
infantil como un estado casi fisiológico. Bien pue<ie
aceptarse tal teoría, si estudiamos el cuadro de
condiciones especiales que como atributo natural
corresponden a su edad. Estas condiciones son,
entre otras: la gran actividad de su sistema nervioso, la carencia de voluntad y juicio, su sugestibilldad. Los caracteres de la histeria infantil la
hacen dividir por Rousseau, Saint Philippe en
las variedades siguientes:
Histeria larvada. Histeria naciente. Histeria
disociada. Histeria completa. En los dos primeros
casos no se sospecha siquiera la histeria y los
nUlos son mirados generalmente como simples
nerviosos porque son convulslvos, sobresaltan al
menor ruido, son muy irritables. A los cuatro
o cinco años, las manifestaciones
histéricas son
más francas; los niños son caprichosos, mentirosos, simuladores, presuntuosos
etc. En la noche
tienen pesadillas, alucinaciones visuales o auditlvas
y micciones involuntarias. En la histeria disociada
se encuentran, por lo común separadamente, perturbaciones digestivas, respiratorias,
alteraciones
urinarias: polaquiuria, micción involuntaria, anu-
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-
31 --
ria etc. En la histeria completa, la micción involuntaria tiene menos importancia, porque casi
siempre acompafia los ataques y es tan pasajera
como ellos. Pcr lo dicho se deduce fácilmente
que la micción involuntaria figura quizá en las
manifestaciones
de primer grado de la histeria,
ya sea de modo aislado (histeria disociada) ya
ayudando a formar con otros elementos histéricos
cuadros muy diversos.
En la epilepsia se observan fenómenos muy
análogos a los de histeria. Aquella enfermedad
que afecta formas tan caprichosas y variadas,
se sirve de la micción involuntaria, sobre todo
nocturna, como único signo para hacerse ostensible; así lo afirma Trousseau, quien llega a investir con el carácter de epiléptica toda micción involuntaria, cifrada como esencial.
La micci6n involuntaria epil~ptica, si bien se
presenta como entidad independiente, con todo,
es más frecuente que preste su concurso en los
accesos denominados
f!ran mal, los cuales dan
su golpe de asalto, con predilección en el nillo,
durante el sueño, sin que éste se interrumpa.
La neurastenia,
de escasa frecuencia en los
nUlos, donde se presenta más como neurosis hereditaria que por otra causa, cuenta también entre
sus manifestaciones la micción involuntaria.
MICCIÓN
INVOLUNTARIA POR IRRITACIÓN
O QUIMICO-MECÁNICA
QUíMICA
La célula, ese laboratorio microscópico que
asimila, elabora y excreta, como lo hace un organismo complejo, sufre con no escasa frecuencia
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-
32
influencias modificadoras de sus funciones, que
repercuten sin tardanza sobre el conjunto de que
hace parte. Como consecuencia necesaria de esas
influencias resulta o una mala asimilación celular
o una transformación imperfecta de las materias
entregadas a su acción o un hiperfuncionamieRto;
de todo 10 cual nacen para el organismo elementos que lo afectan. Así tenemos: materias extractivas, uratos, fosfatos, carbonatos, c1oruros, ácidos etc. que por su exceso o defecto, dan a la
orina un carácter patológico (sobre todo irritativo) capaz de provocar perturbaciones diversas,
entre las cuales se cuentan la micción involuntaria y la polaquiuria;
debidas especialmente al
ácido úrico, ya en disolución, ya bajo la forma
de cristales, que dan lugar a la micción involuntaria químico-mecár;ica. Es de notar que la hiperacidez úrica es más común en el niño.
Lo que antecede hace relación
las enfermedades diatésicas.
sobre
todo a
Las afecciones locales, las enfermedades infecciosas, se acompañan constantemente de alteraciones :le la nutrición celular, cuyos actos íntimos son modificados y pervertidos; en tales casos,
a los productos tóxicos, irritativos de la nutrición
elemental, se agregan los que secreta n los organismos patógeno s y los que provienen de las sustancias medicamentosas.
SíNTOMAS
La sintomatología
raya en simplicidad.
de la micción involuntaria
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- 33maneras puede aparecer la mú:ción
ya silenciosamente, y en este caso
no hace sino embozarse ea;} la apariencia de la
micción fisiológica de la primera edad; así pues,
su carácter patológico es desconocido y apenas
puede pensarse en la prolongación de un estado
normal; ya la micción involuntaria, como circuída
hasta el momento de su aparición por la resistencia orgánica, estalla de modo franco cuando
circunstancias desfavorables hieren esa resistencia.
La micción involuntaria, de ordinario hace su
aparición de los tres a los cinco años, y una vez
declarada, puede ser continua (todas las noches
o diurna y nocturna) o interrumpida
por intervalos más o menos largos, con recrudecencias
o atenuaciones.
El número de micciones es muy variable, lo
mismo que la hora en que tienen lugar; el número
más frecuente de evacuacione es de tres, así
como las primeras horas de la noche, en que el
sueño domina de modo más intenso al niño,
son las más propicias para que esas evacuaciones se efectúen.
El sueño del niño que padece de micción involuntaria, es una que otra vez, agitado, inquieto;
más comúnmente es profundo, letárgico; sin que
esto constituya un sintoma que merezca mucha
atención por ser natural al niño esa manera de
dormir.
En el día el niño puede sufrir también la
micción involuntaria o ser polaquiúrico, así como
retener por un tiempo más o menos largo la orina,
De dos
involuntaria;
3
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-34sin que llegue a sobreponerse al imperio de la
necesidad de orinar cuando una emoción o una
dificultad social o de disciplina exageran esa
necesidad, aun de modo muy ligero; pero lo
frecuente es la normalidad diurna de la función
urinaria.
Se ha querido mirar al nUlo de micciones
involuntarias como que forma un tipo especial
por un desarrollo incompleto y raquítico, pero
esto no es lo común, porque si es cierto que
bajo algún aspecto la neuropatía mina su organismo, con todo el desenvolvimiento
físico se
presenta de modo normal.
El valor intelectual es frecuentemente variable.
Así vemos niflos de débil mentalidad, de psiquismo instable, incapaces de reaccionar normalmente
a las incitaciones del medio educativo ordinario;
tristes, vergonzosos por la inferioridad en que
los coloca su enfermedad;
estados todos que
pueden agravarse por la aspereza, los castigos etc.
de sus educadores. Otros ninos son, por el contrario, de inteligencia robusta; cualquier clase de
cultivo germina fácilmente en ellos, su actividad
física es ardorosa.
A medida que el nino aumenta en edad, la
sensación de necesidad de orinar, va adquiriendo
relaciones estrechas con la conciecia, o su vivacidad aumenta hasta hacerse suficiente para despertar al niño, el cual da así un paso a su curación;
de este estado pasa a polaquiúrico, teniendo que
levantarse varias veces. Las micciones se van
espaciando más y más hasta desaparecer completamente en la generalidad de los casos. Mas a
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- 35menudo sucede que la curación se inicia de lleno,
para ceder nuevamente el paso a una o varias
micciones que causas morbosas pueden determinar, pero que están destinadas a extinguirse
radicalmente.
Raramente la micción involuntaria
acompaña la edad adulta, y cuando esto sucede,
la curación es difícil; a veces la contienen, por
sugestión, las funciones genitales.
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de la micción involuntaria de carácter esencial, por definición misma, se hace por
exclusión, es decir, eliminando todo aquello que
hace parte de entidades patológicas capaces de
manifestarse por micción involuntaria, especialmente la mielitis, el mal de Pott, la ataxia
locomotriz.
En las micciones de origen periférico o refl('jo,
la sintomatología de cada una de las afecciones
que las producen, eximen de duda al clinico por
su claridad; tal pasa con las fimosis, epi~padias,
adherencias balano-prepuciales, fisuras anales, pólipos del recto etc.
No sucede lo mismo en las miccioncs por
relajamiento del esfínter uretra!. En este caso los
hilos de la maraña son apenas separables por la
perspicacia clínica o la investigación paciente.
Prestan su concurso a esta dificultad la cistitis,
los cálculos vesicales o uretrales, la tuberculosis
renal. En este último caso el diagnóstico reclama
una severa atención por la catástrofe que puede
sobrevenir al organismo si se desoye la primera
campanada que da el riñón de su morbosidad.
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· 36 En Ias neurosis, el mal comicial, primando por su
frecuencia, demanda exponer sus particularidades
para no confundir la micción involuntaria a que da
origen, con micciones que reconocen otras causas.
Cuando la micción involuntaria viene por ataque de
epilepsia, o como manifestaci6n epiléptica aislada,
el nifío da al día siguiente sefíales de su ataque.
Su ánimo es abatido, un malestar inexplicable lo
domina, se queja de dolores cefálicos. Si el ataque
ha sido convulsivo, puede aparecer la lengua
mordida, manchas equim6ticas en la piel; las
almohadas manchadas por la saliva y la cama un
tanto desarreglada.
En las micciones involuntarias
mico, el examen de las orinas,
omitirse por regla imprescindible
el diagnóstico causal.
de origen quíque no debe
de clínica, da
PRONÓSTICO
El mno una vez curado de sus mlCCLOnesinvoluntarias, está amenazado de caer bajo el golpe
de la serie de afecciones neuropáticas de que la
micción involuntaria no es sino uno de los grados más atenuados. Así, puede ir de su micción
involuntaria a la polaquiuria, y la melancolía,
pasando por espasmos uretrales, neuralgias vésico-uretrales,
poluciones, etc., mejor dicho, la
psicosis urinaria puede hacer su patrimonio.
Cuando la enfermedad se hace cr6nica, fácil es
prever el cortejo de incomodidades e inquietudes
a que está condenado el enfermo y que bien
pueden provocar serios trastornos en su menta-
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-37Iidad, a lo que
nerviosa.
lo predispone
su inferioridad
TRA T AMIENTO
Una vez dilucidada
la naturaleza
primitiva,
esencial, de la micción involuntaria, puede tomarse
del arsenal terapéutico, guiados por el buen juicio,
el tratamiento o tratamientos que la experiencia
preconiza en superabundancia.
En el niño débil, linfático, enflaquecido y anémico, el tratamiento general ocupa la primera escala. El ejercicio al aire libre, la balneación en
aguas saladas, los masajes generales activan las
funciones org-ánicas. El lecho del niño debe ser
un poco duro y calentado antes de ocuparIo,
porque el frío provoca la micción. El régimen
alimenticio, que tiene una influencia poderosa,
no debe mirarse con desdén. Conviene reglamentar las horas de comida; evitar las sustancias
muy ricas en albuminoideos, preferir los hidrocarbonadas, con especialidad las legumbres. Las
bebidas alcohólicas, el té, el café y la cerveza
deben proscribirse. Debe haber mucha parsimonia en la cantidad de líquido que se ingiera, sobre todo en las comidas de la tarde. Es bueno
que el niño no tome el lecho inmediatamente
después de haber comido. Estos cuidados reforzados por la acción de preparaciones ferruginosas,
arsenicales, yodadas, aceite de higado de bacalao,
ponen al niño en condiciones ventajosas para desembarazarse del enemigo que lo abate.
En pos de este tratamiento general vienen
otros muchos, cada uno de los cuales obra más
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-38o menos eficazmente. En todo caso, un tratamiento sistemático, rutinario, no es racional, dada
la rica variedad de causas pro\1ocadoras de la
micción involuntaria.
TRATAMIENTO pSíQUICO
La psicoterapia, arma que empíricamente esgrimen los padres de familias para combatir la
micción involuntaria de sus hijos, produce funestos efectos por su mala aplicación, porque
imaginando que el defecto urinario tiene por única
causa la pereza del niño para levantarse cuando
la necesidad de orinar así lo reclama, no tienen
en cuenta, sin duda por ignorancia, que hay una
causa que convierte al niño en elemento pasivo,
provocando en él la micción involuntaria, sin que
su voluntad pueda oponer resistencia. Por tanto,
esa psicoterapia que pretende dominar el ánimo
del niño por medio de amen:¡zas, fuertes amonestaciones y castigos, debe desecharse, con tanta
más razón cuanto que ese sistema pone en fuerte
tensión el esp{ritu del niño, lo obliga a concentrar más y más su atención sobre su enfermedad, dando origen con esto a la mayor frecuencia de los sueños en que el nil'io cree que su
micción es diurna y aumenta forzosamente
la
micción involuntaria. De aquí la necesidad de invocar más bien los recursos de una psicoterapia
que lleve al espíritu del niño un alimento sugestivo de que su enfermedad es curable, que llegará a poseer buenas recompensas si es limpio
cte. Impregnado con estas promesas, el niño pon-
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-39drá en actividad las capacidades de que pueda
disponer para librarse de su enfermedad.
SUGESTIÓN
HIPNÓTICA
Se ha recurrido a la sugestión hipnótica,
cuando la micción involuntaria, victoriosa, ha visto
desfilar en tropel los diversos tratamientos que
han pretendido combatirla. Este sistema hipnoterápico exhibe numerosos casos de curación
radical (Liebault-Berlllon).
SUGESTIÓN
S6MNICA
Este método curativo, que consiste en sugerir
ideas de aseo al niño, cuando estando dormido
se le ha medio despertado de modo que alcance
a contestar vagamente, garantiza buenos resultados. Es recomendable.
EDUCACiÓN
DE LA VEJIGA
La voluntad, que puede someter a sus caprichos la función urinaria, tiene un papel terapéutico
no despreciable en la micción involuntaria: los
niños de comprensión despejada, sugeridos por
sus educadores o su médico de la necesidad de
retener sus orinas, especialmente cuando la micción involuntaria se acompaña de polaquiuria
diurna, llegan por fin a dar a la capacidad vesical un desarrollo capaz de distanciar las evacuaciones urinarias con largos intervalos, hasta el
punto de hacer que en la noche no haya micción
involuntaria.
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-40MEDICACIÓN
INTERNA
Entre los agentes medicamentosos
que pretenden obrar sobre la micción involuntaria, singularmente en la de causa nerviosa, figuran los
nervinos, los excitantes musculares, los modificadores generales de la nutrición, los a1calinos y
algunos reputados especificos.
En los casos de hipostenia general o en que
la micción involuntaria provenga de atonía esfinteriana, conviene bien la medicación estrícnica
empleada por Tousseau en la forma y orden
siguientes:
Su[fato de estricnina
0-05 centigramos.
Jarabe simple. - .. _
100
gramos.
En los niños de cinco a diez años se da una
cucharada cafetera, distribuída en la mal'íana y
la noche, o sean dos miligramos y medio de
alcaloide por día. Si esta cantidad no provoca
intolerancia, puede el segundo día aumentarse [a
dosis a tres miligramos. Se suspende por dos
días la medicación para recomenzarla al cabo de
este tiempo. Trollsseau llegaba hasta seis miligramos, si la tolerancia del niño así se [o permitía.
La ergotina, excitante muscular, ha sido muy
preconizada bajo la forma de Pildoras de Grimaud.
Polvo de cornezuelo de centeno
0-03 cgrs.
Limadura de hierro. _... _. _
0-20
Azúcar. - .
.. _..
Para una píldora.
c. s.
. _. _
»
De cuatro a seis años se dan dos píldoras:
una por la mal'íana y otra por la noche; en niños de mayor edad pueden darse hasta tres.
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-
41 -
El Rhus aromática, puesta al servIcIo tera··
péutico de la neurosis infantil por el empirismo,
según Descroizilles 'y Saint Philippe, quienes han
estudiado este vegetal, tiene una acción eminentemente curativa de la micción involuntaria. Apoyan su aserción con estadistica s muy numerosas.
Su poso logia es la siguiente: Tintura o extracto f1uído, de cinco a diez gotas por afta de
edad. Monin aconseja la fórmula siguiente:
Tintura
«
«
de rhus aromática
20 gramos.
de nuez vómica ... _ _. 10
de cornezuelo de centeno.»
»
I>
Tomar hasta diez gotas por afto de edad, repartidas
antes de las comidas. El tratamiento,
aconseja Madame Perles, debe sostenerse hasta
por cuarenta días.
Como moderadores del sistema nervioso se
han usado: la belladona, los bromuros, el cloral
y la antipirina.
El tratamiento belladonado nos lo dejó regulado Trousseau así: tomar diariamente un centigramo de extracto de bella dona en píldoras o
jarabe a la hora de acostarse. Esta dosis puede
aumentarse de un centigramo cada ocho días
hasta llegar a quince o veinte, sí la enfermedad
persiste. Es necesario mantener el organismo
bajo la influencia del medicamento, cierto tiempo
después de la curación. Hay que vigilar los fenómenos de intoxicación. El tratamiento debe
suspenderse paulatinamente.
Los bramuras y el cloral apenas cuentan resultados medíocres.
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- 42La antipirina, muy empleada por Guinon, por
·ser de efectos casi seguros, tiene para muchos
médicos la reprobación de ser un modificador
nocivo de los cambios urinarios.
TRATAMIENTO EXTERNO
La electricidad, ampliando cada vez más su
influjo terapéutico, no tardó en hacer sentir de
manera muy halagadora su acción curativa en la
micción involuntaria. En este caso obra aplicada
ya directamente en el canal de la uretra, ya indirectamente. Sólo hablaremos del primer caso,
en el cual se hace uso de un eléctrodo imaginado
por Guyón, llamado eléctrodo activo, que consiste en un tallo metálico, constituido por un haz
de hilos metálicos, recubierto por una envoltura
aisladora. Una de las extremidades del tallo está
provista de un tornillo destinado a fijar una pieza
olivar, que facilita su introducción en la uretra;
en la otra extremidad lleva un gancho destinado
a recibir uno de los alambres de una pila de
inducción; el otro alambre de la pila se continúa
{;on un eléctrodo indiferente que se aplica en la
región hipogástrica o lumbar. El eléctrodo activo
se introduce hasta la vejiga, luégo se retira de
modo que la pieza olivar se encuentre en la
uretra membranosa. Cada sesión no debe pasar
de cinco minutos, so pena de fatigar los músculos uretrales en vez de robustecerlos.
El mecanismo de la acción medicatriz de las
corrientes eléctricas ha sido muy controvertido
entre los electro-terapéutas.
Los unos lo explican
por excitación del p.sfinter vesical, por reforza-
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- 43miento de su tonicidad; los demás por una ac~
ción irritativa. Janet conjuga estas dos hipótesis
diciendo:
«Un incontinente saca el mismo provecho de
una sesión de electrización que de un cateterismo
uretral, porque todo explorador de la uretra y
con mayor razón toda electrización, deja como
consecuencia una hipersensibilidad del canal; durante la noche, la uretra de los enfermos queda
aun tan sensible que la menor gota de orina que
penetra en ella les causa una sensación bastan te
viva para despertarlos inmediatamente.'>
Al empleo de elementos químicos y físicos
viene a asociarse uno que pudiera llamarse quirúrgico, de un poder curativo no menos eficaz
que los primeros.
Cathelin, en cuyo cerebro nació primero la
idea de aplicar a la micción involuntaria las inyecciones ep;durales, noS da esta técnica: se inyectan de cinco a diez centímetros cúbicos de
suero de Hayem simple o cocainado al 0-30 Ó
0-50 por 100 en el espacio epidural que, en el
canal sacro, rodea el filum termiTlale. La inyección
se hace en el triángulo formado por la unión del
sacro y del coxis, por la última apófisis espinosa
sacra y los quintos tubérculos sacros posteriores
e internos. Se encuentra fácilmente el área de
este triángulo si~uiendo con el dedo de arriba
hacia abajo las salidas de la cresta sacra; terminada ésta, se llega al triángulo mencionado. El
enfermo acostado sobre su lado izquierdo y plegado de manera que las rodillas lleguen cerca
del vientre, se aseptiza la región, y con el índice
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-44izquierdo se repara el punto de la punción; con
la mano derecha se hunde la aguja, primero
hacia la pared anterior del canal sacro, en seguida,
después que se ha atravesado una membrana
resistente, se le hace cambiar de dirección y se
le impulsa en el eje del canal sacro, paralelamente al filum terminale. Cuando la aguja se encuentra
realmente en el espacio epidural, acusa una sensación de libertad de la punta, lo que no pasa
en el caso contrario y entonces hay que picar
nuevamente; lo mismo debe hacerse si sale líquido
cefalo-raquideo.
La misma inyección se repite a
los ocho días; generalmente bastan cuatro.
El autor del método explica por dos hipótesis
la acción de las inyecciones: por la primera,
supone un intercambio entre los tejidos y las
sustancias inyectadas, de donde resulta un efecto
dinamógeno del centro nervioso medular que rige
las funciones del esfínter vesical; por la segunda,
imagina que la simple acción mecánica bastaría
para sacar del estado de inhibición en que una
causa cualquiera ha colocado las relaciones entre
el esfínter y el centro medular que le corresponde.
Recientemente, al método de inyecciones epidurales ha querido ::iustituírse el de las inyecciones
subcutáneas perineales. Las estadisticas publicadas por el autor del método despiertan confianza
y entusiasmo,
tanto más, cuanto que el método
;
no se apareja de las dificultades del método precedente ni de sus reacciones, a veces alarmantes.
La operación se practica con una jeringa esterilizable de veinte o cincuenta centímetros cúbicos
de capacidad {mejor que con el aparato de presión
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- 45para inyectar suero, que también podría emplearse)
El enfermo, colocado en
la posición de la talla y la piel perfectamente
desinfectada, se aplica la inyección en el punto
medio que separa la raíz de las bolsas (o la
horquilla en las niñas) y el ano, de cada lado
del rafe mediano, a un centímetro próximamente
al exterior. La aguja no debe pasar el tejido
celular subcutáneo y la inyección debe ser lanzada
tan rápidamente como sea posible, de manera de
formar de cada lado una prominencia que contenga cuarenta, cincuenta o sesenta gramos, según
la edad del niño. Para que los efectos de la
inyección sean más favorables, Cahier, autor del
método, insiste en que la inyección penetre lo
más rápidamente posible.
La eficacia de estas inyecciones mira solamente las micciones involuntarias, sine materie, esto
es, esenciales.
El raciocinio que encaminó a Cahier a encontrar su método, es el siguiente:
Sea por acción de vecindad, refleja si se
quiere, sea por estiramiento, o distensión de los
ramales nerviosos de la región, las inyecciones
provocan un efecto más directo sobre el cuello
de la vejiga o sobre el músculo estriado de la
uretra, despertando una sensibilidad
local más
o menos viva.
Cateterismo-EI cateterismo ha sido utilizado
para despertar la sensibilidad de la mucosa. Se
pasa una sonda varias veces al día en el canal
uretral o se hace una instilación de nitrato de
plata.
y una aguja de Pravaz.
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-46OBSERV
SEGUNDA
ACIONES
OBSERVACION-(Doctor
J.
l. Uribe)
A principios de 1913 fui consultado por los
padres de la niña 8., de diez años de edad, para
un impétigo de la cara y al mismo tiempo se
me pidió algún remedio para corregirle una incontinencia
noctuna de orina que había sido
rebelde a todo tratamiento.
Les propuse a los
padres que le hacía a la niña un tratamiento
por las inyecciones epidurales de Cathelín, pero
les pareció que quizá sería demasiado doloroso;
opté por prescribirle unas píldoras con nuez vómica y cuasia. Pasados algunos días volvieron
a verme y me contaron muy desconsolados
que
el estado de la nitia no se había modificado en
lo más mínimo. Por ese tiempo, consultando revistas, di con un artículo en que recomendaban
el rhus aromática como el específico de la incontinencia nocturna de orina, y como no la hubiera
en ninguna de nuestras farmacias, hice un pedido
al Exterior de un frasco de tintura para ensayarlo
en mi clienta. Apenas me llegó, procedí a someterla al tratamiento, dándole en un principio diez
gotas en un poco de agua y una vez al día.
El resultado no se hizo esperar, pues las micciones invo/untarias que antes no faltaban ninguna
noche, principiaron a disminuír y ya no aparecían
sino cada dos o tres días. Recomendé entonces
aumentar las dosis a veinte gotas diarias y tuve
ocasión de saber, por el padre de la niña hace
algunos meses, que las micciones invo/untarias
han desaparecido
casi por completo, una o dos
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- 47en el mes, no obstante que hace ya algún tiempo
que suspendió el tratamiento.
Las tres observaciones siguientes, con que bondadosamente nos ha fa vorecido el señor doctor
Augusto Hoyos frade, Médico de Chapinero, a
más de revelar un criterio clínico nada común,
ponen de manifiesto la frecuencia de las micciones involuntarias de origen sifilítico.
SEGUNDA
OBSERV ACION
A. B. niña de cuatro años. En los antecedentes
hereditarios se encuentra una espiroquetosis
paterna que evoluciona en el período sccundoterciario. En los antecedentes personales patológicos cuenta la niña un paludismo y una infección
intestinal. El principio de la micción involuntaria
fue ignorado por haber hecho continuación a la
micción normal de la primera infancia. La micción,
que se había manifestado como involuntaria
e
inconsciente, tomó el carácter de polaquiuria consciente por ¡os dolores que despertaba; este fenómeno se presentó al mismo tiempo que la orina
manifestaba un aspecto turbio y mantenía algunos
grumos en suspensión. Pensé en una clstitis que
fue tratada y curada. La micción involuntaria
siguió con la misma tenacidad primitiva. Se instituyó para combatirla el siguiente tratamiento.
Bromuro de estronclo, tintura de belladona y
creta preparada, sustancias que se alternaron con
sales mercuriales. Al cabo de quince dias la
micción que había evoluclúnado como permanente,
es decir diurna y nocturna, se hizo solamente
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-48nocturna. Continuado el mismo tratamiento se
consiguió que al cabo de un mes las micciones
fueran menos frecuentes y por fin que desapare.cieran a los seis meses.
TERCERA
OBSERV ACION
A. B. niña de ocho años de edad, de Chapinero.
En septiembre de ]9]3 fui llamado a casa de
esta niña para tratarle la micción involuntaria
que había estallado en esos días. Por extraffos
motivos no pude hacer un estudio detenido de
la enferma, viéndome obligado a indicar un tratamiento sintomático, consistente en antiespasmódicos, con el cual mejoró. En febrero de este
año fui llamado nuevamente y encontré que la
micción involuntaria era no sólo nocturna sino
diurna y acompañada de sonambulismo,
levantándose dormida varias veces en la noche. La
niña era castigada moral y materialmente por la
falsa suposíción de que era desaseada. En esta
ocasión mi examen pudo hacerse sin embarazo
ninguno. Entre algunas manifestaciones específicas,
noté en la dentadura las malformaciones de Hutchimson. Guiado por la etiología espiroquetal,
prescribí lactato de mercurio a la dosis de dos
centigramos diarios, que fueron bien tolerados.
A los cinco días desapareció el sonambulismo,
más tarde la micción se hizo sólo nocturna, que
también desapareció,
aunque no radicalmente,
porque apenas se suspende el tratamiento se
manifiesta nuevamente.
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- 49CUARTA
OBSERVACION
A. B., niña de trece anos y medio de edad.
En los antecedentes hereditarios se encuentra en
el padre la infección espiroquetal. El pasado
patológico de la niña revela que sufrió de vegetaciones adenoides, que fueron operadas. En dos
ocasiones ha sido fracturada por leves traumatismos. La menstruaci6n se presentó antes de los
doce alios profusa y sostenida por períodos de
diez y hasta de quince días. La ni/la es de constitución débil.
Se instituyó para combatir estos estados patológicos el tratamiento específico y reconstituyente
con el cual mejor6 notablemente. Más tarde, en
mayo del afto próximo pasado fui nuevamente
llamado, en esta vez a darle cuidados para una
micción involuntaria nocturna que existfa hacía
cuatro meses. Al principio aparecía la micción
cuando la nlfla sonaba que su evacuación era
diurna y apenas una que otra noche; luégo, la
micción tenia lugar sin que la provocara suel'io
ninguno; más tarde, no sólo fue nocturna sino
diurna. La nUla revelaba gran tristeza y abatimiento, no tanto por su enfermedad sino por la
preocupación de perder por ese motivo sus claustros, que ella amaba sinceramente. Por todos los
antecedentes que se tenian, se aplicó el tratamiento met curial, así: lactato de mercurio, lactato
de hierro y glicerofosfato de cal. Desde los primeros días del tratamiento se notó gran mejoría
y a los quince días la nil'la estuvo radicalmente
cu rada.
4
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- 50-QUINT A OBSERVACIÓN
(Personal)
N. N., mno de doce años de edad; natural
de OUicán, donde reside. Escolar; en los antecedentes hereditarios resalta el alcoholismo de los
abuelos paterno~. Entre los tíos del niño se encuentra una muchacha de unos diez y ocho afios,
que sufre alteraciones histéricas muy manifiestas;
también se encuentra un jov~n neurasténico con
tendencias demenciales.
En los antecedentes personales nada se encuentra que merezca mención.
El niño es de aspecto robusto y bien constituido. Los dientes bien implantados pero muy
anchos y apla!;tados.
La madre me describía del modo siguiente el
carácter del nino: exageradamente
mentiroso,
negligente, siente especial placer en dar denuncios de hechos que no han sucedido, sobre todo
cuando comprende que hace daño a- alguno de
sus hermanos o domésticos; cuando se le impone
algún castigo huye de la casa. Es glotón.
Principio de la enfermedad. Apareció espontáneamente a los seis af'ios, de modo continuo, es
decir, todas las noches; más tarde, se modificó,
efectuándose solamente cada tercer noche, hasta
la edad de once al'íos, en que me fue consultada
la novedad. Por el examen verbal noté que el
niño es inteligente, de imaginación viva, de expresión correcta y fácil. Al hablarle de su enfennedad manifestó rubor y confesó la inquietud
que su enfermedad le provoca, especialmente por
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- 51los castigos casi cuotidianos que sobre él caían
en distintas formas: amonestaciones fuertes, azo·
tes, abstinencias, etc. Esta situación lo condujo
a optar el sistema de amarrarse el prepucio para
despertarse al momento que le viniera la micción;
corno tal medida le provocara excoriaciones dolorosas, la trocó por la de dormir acompaftado
de un níño de quince meses a quien cómodamente hacía responsable de la humedad de la
cama.
Tratamiento-Se empezó por libertario de los
castigos y calmarle su desasosiego espiritual. Se
instituyeron fricciones saladas matinales calientes,
ejercicio rural, al mismo tiempo que la siguiente
preparación:
Jarabe de belladona
de Tolú
Antipirina
., .. ' 75 c. c.
75 c. c.
, . 12 gramos.
que tornó por cucharadas cafeteras: una por la
mañana, otra a medio día y otra por la noche.
La mejoría no se hizo esperar: a los diez días
las micciones empezar)n a espaciarse cada vez
más, hasta desaparecer radicalmente a los treinta
días.
SEXT A OBSERVACIÓN
(Personal)
N. N., niño de cuatro anos de edad, nacido
en Panqueva Y residente en Gtiicán. En los
antecedentes hereditarios no hay de notorio, sino
la consanguinidad en primer grado de los pa-
~A~~O
DE ti
IBLlu::.'AL,,':
':-~!."~~¡(A
.
'- -
.,
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-
C\ '1ALuv.-.U.:\"
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-52dres, en cuyas familias se han presentado ligeras manifestaciones de degeneración física y mental. En los antecedentes personales no hay ninguno patológico. El examen de inspección revela
que ha habido un desarrollo precoz del tronco
y la cabeza, cuyo peso parece inclinarla en distintas direcciones. Los miembros inferiores son
más bien de tipo raquítico. Los labios se mantienen ordinariamente separados, lo que hace que
la saliva corra por los ángulos frecuentemente.
La locomoción se hace con dificultad, teniendo
el nlllo que separar las piernas para guardar
equilibrio. El lenguaje es muy rudimentario, se
limita a unas pocas palabras de las cuales algunas no traducen ninguna Idea. Es muy susceptible, a lo que debe fuertes alteraciones de ánimo
cuando se le reprende.
Principio de la enfermedad- La micción involuntaria ha guardado riguroso paralelismo con
la edad del nillo y aparece fatalmente todas las
noches, repitiéndose dos o tres veces. En este
estado, se principió un tratamiento general tendente a despertar el embotamiento de las funciones vitales. Se comenzó por friccionar el nif'lo
con solución de sal marina caliente por la maftana
y por la noche; masajes generales una o dos
horas después de las comidas. Se le mantenía
siempre muy abrigado. Al mismo tiempo comenzó
a tomar licor de Fowler. Con estos cuidados
mejoró su estado general, pero no la micción involuntaria; con todo, se continuó el mismo tratamiento, reforzándolo con la medicación estrlcnica, bajo la forma de tintura de nuez vómica.
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- 53Así se logró que la micción involuntaria fuera
desapareciendo aunque con lentitud desesperante.
Sin embargo, a los dos meses y medio el nifio
sufría la micción involuntaria una o dos veces
por semana.
Mis condiciones de estudiante me obligaron
a abandonar en este estado al enfermo. Pero al
cabo de cuatro meses supe, por el padre del niño,
que éste había curado perfectamente.
SÉPTIMA
OBSERV ACION
N. N., niño de ocho anos de edad. Vive en
Chapinero, lugar de su nacimiento. En los padres
no se encuentra ningún rasgo morboso que pueda
ponerse en relación con la enfermedad del niño.
Este cuenta en sus antecedentes patológicos una
infección intestinal y sarampión. Al examen físico
del enfermo sólo se nota que el desarrollo de sus
órganos genitales externos no corresponde, por
su pequeñez, a su edad. Por lo demás el niño
ofrece normalidad completa.
Principio de su enfermedad-Le empezó a los
cinco años y fue determinada, según referencia de
la madre, por una emoción de terror que sorprendió al niño. La enfermedad se inició con el
doble carácter de diurna y nocturna, pero a los
pocos meses perdiÓ el primero en beneficio del
segundo, porque las micciones nocturnas crecieron en frecuencia. Así instalada la enfermedad,
se combatió con la siguiente preparación:
Tintura de rhus aromática ...
3 gramos
Valerianato de amoníaco ..
0-75 cgrms.
Jarabe de menta
150gramos
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-54Tomó el n¡no una cucharada
por la manana
y por la noche.
A los diez y seis días desapareció totalmente
la micción involuntaria. Diez días después me dio
cuenta la madre, que a causa de otra impresión
nerviosa el n¡no había tenido una micción involuntaria nocturna, sin que se repitiera después.
OCT AVA OBSERV ACION
N. N., nino de siete anos. Vive en Bogotá
hace algún tiempo.
En los antecedentes hereditarios s610 figura
el etilismo del padre. En algunos hermanos del
ni no ha habido también micción involuntaria; en
uno de ellos, diurna y nocturna, que ha desaparecido con la edad. Por el examen objetivo y
subjetivo del n¡no, apenas se tropieza con la
micción involuntaria diurna y nocturna. En este
enfermo di el rhus aromática así:
Extracto fluido de rhus aromática,
2 grms. 50 cent.
VaJerianato de amoníaco
O
Jarabe de menta
150
»
lO
75
»
lO
Tomaba dos cucharadas dulceras, una por la
mañana, otra por la noche. A los catorce días de
tratamiento continuo desapareció la enfermedad.
NOVENA
OBSERV ACION
(Personal)
El padre del niño A. B., angustiado porque
su hijo mayor, de once atlos, sufria de micción
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- 5b-
involuntaria nocturna, cuya tenacidad habia burlado algunos tratamientos, por relaciones de amistad, hizo confianza de r.1i para que combatiera la
alteración urinaria de su hijo. Examinados los
antecedentes hereditarios y personales del niño,
no se encontró ninguna fuente morbosa que pudiera guardar relación con su enfermedad; el
examen fisico tampoco descubrió afección alguna
que pudiera explicarla. Considerada la micción
involuntaria como esencial, puse en práctica el
tratamiento por el rhus aromática que en esos
mismos días (últimos dias de mayo o primeros
de junio) me había sido aconsejado por el señor
doctor J. 1. Uribe.
La fórmula fue la siguiente:
Extracto fluido de rhus aromática
Valerianato de amoniaco
Jarabe de menta
3 grms.
0-50 ctgms.
150 grms.
Tomó al principio dos cucharadas cafeteras
por día: una por la mañana, otra por la noche.
A los diez días, siendo poco satisfactorios los
resultados, se aumentaron las cucharadas a tres,
tomando la segunda a la 1 p. m. Asi se consiguió
que a los diez y seis días las micciones fueran menos
frecuentes. Actualmente (principios de julio) están
reducidas a una o dos por semana.
DECIMA
OBSERV ACION
El señor doctor José M. Montoya, con la
galantería que lo caracteriza, nos ha suministrado
la siguiente importante historia.
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- 56-
La niña B. C. B., de siete años de edad,
natural de Bogotá, huérfana de padre y madre,
sufria desde hacía varios años de incontinencia
de orina. No había dato sobre la época precisa
en que se principió a notar la enuresis por haber
muerto el padre y la madre, el primero a cunsecuencia de una fiebre tifoidea y la segunda de
una eclampsia. La niña en cuestión es la segunda
en una familia de cinco. Todos los los demás
están en buena salud y hasta donde puede averiguarse no se han notado signos de neurosis.
La niña es robusta y bien conformada; ella desea
que se le alivie, pues ya comprende lo desagradable de su lesión. Esta consiste en no sentir a
ninguna hora el deseo de vaciar la vejiga. Más
o menos cada dos o tres horas viene la inundación, ella se apercibe de esto por sentir el chorro
caliente. De noche la micción se hace en el período del sueño, no se ha podido averiguar si
lo hace más de una vez.
Examinada la niña no se encuentra ninguna
deformación del meato ni en sus. órganos genitales externos. Reflejos normales.
Tratamieoto- Tintura de nuez vómica para que
tome tres gotas en agua dos veces al día. Baftos
fríos matinales teniendo cuidado de darle en forma
de ducha sobre toda la región vertebral. Ejercicios
moderados al aire libre. Alimentación sin condimentos. Inyecciones rectales de agua ligeramente
salada y fria a mañana y noche. Orden de que
se pusiera en el vaso cada tres horas y que la
despertaran de noche una vez para que vaciara
la vejiga. Elevación de la parte inferior de la
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- 57-
·cama. A los diez dias este tratamiento parecía
.estar dando buenos resultados. Se suspendió la
nuez vómica, todo lo demás lo mismo. En diez
días más la mejoría se acentuaba, ella ya sentía
·el deseo y unas veces era imperioso y no tenia
tiempo de nada, otras alcanzaba a contenerlo
hasta llegar a parte adecuada.
Las micciones
nocturnas habían desaparecido. Se ordenó con tinuar lo mismo y un mes después se me hizo
-saber que la niña se hallaba perfectamente curada.
El señor doctor Manuel N. Lobo, bondadosamente nos ha referido el caso de una niña con
micción involuntaria nocturna que sufría además
vegetaciones
adenoides, cuya operación hizo la
-curación de la micción involuntaria. En la familia
de la enferma se han presentado cinco casos de
vegetaciones adenoides.
El señor doctor Marco A. Iriarte, de manera
galante nos hizo la referencia de dos casos de
micción involuntaria nocturna y fimosis. En uno
de estos casos curó la micción involuntaria con
la operación de la fimosis. En el otro ha mejorado la alteración urinaria por la psicoterapia.
El niflo es inteligente.
CONCLUSIONES
Del estudio que hemos hecho, aunque de
manera muy rudimentaria, hemos sacado la idea
-concreta de que la micción involuntaria infantil,
sea que se presente sola o como sintomática de
malformaciones congénitas y de algunas afecciones sin relación aparente con el receptáculo urinario, proviene de una neuropatía y no es sino
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- 58una manifestación precursora que el sistema ner-vioso da de su inferioridad fisiológica. Quizá esta
creencia aparezca como discorde con los hechos;.
pero no, y nos explicamos para justificarla. Sólonos referimos a la micción involuntaria, producto de
irritabilidad urinaria o a distancia por afecciones
adquiridas, pues la micción involuntaria esencial
o sinlomática de lesiones congénitas no nos exige
demostraciones de su origen neuropático, pues
la patología general habla elocuentemente a este
respecto y así lo demostrámos
al tratar de los
grupos 1.0 y 4.° Pero la claridad no se hace
notar de modo suficiente en las micciones que
provienen de alteraciones químicas de la orína
o de ciertas afecciones que obran a distáncia.
Las alteraciones urinarias de carácter irritativo
no son, en lo general, sino el producto de la elaboración de llna degeneración diatésica, el artlitismo;
al cual, investigaciones
modernas de biología,
colocan en el escalafón de las insuficiencias nerviosas. Si en un niño de micciones invo/untarias
hay deficiencia nerviosa que explica sus cambios
urinarios patológicos, fácil es suponer que existe
en ese sistema, una sensibilidad
anormal, lista
para dejarse excitar por la menor causa. Así pues,
la vejiga, en este caso, se deja impresionar muy
fácilmente para provocar la micción involuntaria.
Lo mismo sucede, aunque de modo menos claro,
en las micciones involunfarias de origen reflejo porafecciones adquitidas_ Si un niflo, por vegetaciones
adenoides o erupciones cutáneas etc. tiene una
vejiga susceptible de reaccionar a distancia y de
un modo anormal, es sin duda porque en su:;
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- 59sistema nervioso existe un desequlllbrlo funcional,
una inferioridad nerviosa.
Semejantes consideraciones dan a la micción
involuntaria infantil un grado de suprema importancia, porque es, digamos, una medida profiláctica
de que se vale la naturaleza para advertir de
peligros futuros un organismo tocado levemente
por la mano de un morbosismo que puede evolucionar cruel e implacablemente.
Es la micción involuntaria un centinela que
da a los padres de familia la voz de alarma de que
su hijo es un terreno en que germina la simiente
de una degradación nerviosa que hay necesidad
de aniquilar. De lo contrario, el tiempo modelará
en ese nillo enfermo un progenitor de seres nocivos
o inútiles o él mismo estará destinado a ser
eliminado del cuadro de los elementos activos
de la sociedad, para ser encerrado dentro de los
muros de un asilo.
Es pues necesario modificar el terreno patológico, pera modificarlo oportunamente, ya que
la naturaleza, con bondad exuberante,
brinda
multitud de medios.
La investigación
etiológica de la Ileuropatía,
debe hacerse con la solicitud y el cuidado que
competen al clínico sabio y prudente. Así, el
tratamiento encontrará un sendero que lo conducirá seguramente a ponerlo en contacto con el
enemigo que tiene que combatir.
Hacemos incapié sobre la necesidad de indagar, de modo preferente, los antecedentes específicos, por ser tan frecuente la micción involuntaria como manifestación sifilítica.
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-60-
Sin obrar por impulso sugestivo, hacemos
notar de modo sincero, que entre las sustancias
medicamentosas que se han usado para luchar
contra la micción involuntaria de tipo esencial,
la que más confianza ha merecido últimamente,
ha sido el rhus aromática (1) ya por su inocuidad relativa, ya, y más que todo, por su acción
eficaz y rápida.
(1) Esta sustancia de tanto uso en otros paises como
uno de los medios más seguros para combatir la micción
involuntaria de los nillos, fue traida a Bogotá por indIcación del seflor doctor José Ignacio Uribe, qule.n la apllcb
por primera vez entre nosotros con buenos resultados.
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