Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología Tomo LXI Julio 1991 N.° 1 Contenido - Contents Asociaciones y características analíticas de las blefaritis crónicas en nuestro medio. Montero J, Merchante M, Bravo P, Trueba A, Martínez RM Evaluación primario (S.G.S. 1.º). Montero J, Labrado M, Espejo F, Díaz M, del Stad A El test de provocación ocular (T.P.O.) tras inmunoterapia hiposensibilizante específica (I.H.E.) y frente a pólenes y hongos en conjuntivitis atópicas crónicas (C.A.C.). Montero J, Sosa D, Ruiz J, Infante M, Díaz C Profilaxis del desprendimiento de retina bilateral. Albalad E, Oliván JM, Honrubia FM Control evolutivo de la atrofia geográfica de la degeneración macular asociada a la edad. Santiago MA, Alfonso J, Castro J, Parra T, Fernández-Vega L, García A Estudio de la presión intraocular preoperatoria, intraoperatoria y postoperatoria en el enfermo con desprendimiento de retina. García JL, Robles JF, Rodríguez JJ, Bolaños MJ, Piñero A, Mylonopoulos T Influencia de los AINES en la evolución de la queratitis caustica experimental. Mulet ME, Alió JL, Artola A, Ayala MJ, Ruiz JM, Serra A Tratamiento del edema macular cistoide con acetizolamida. Resultados preliminares. Jiménez R, Clement F, Macías L, Serrano JM Acción inhibidora de radicales libres en córnea de la Matricaria Chamommila. Serra A, Alió JL, Mulet ME, Artola A, Ayala J, de los Ríos JL, Simeón SA, Ruiz JM Acción inhibidora de radicales libres en córnea de la Santolina Chamaecyparissus. Serra A, Alió JL, Ayala MJ, Artola A, Mulet ME, Simeón SA, de los Ríos JL, Ruiz JM Síndrome del uno y medio (Síndrome de Fisher). Angulo S, Saiz A Los potenciales oscilatorios en las obstrucciones venosas retinianas isquémicas. Moreno J, Rodríguez E, Santamaría R Síndrome de Brown verdadero. A propósito de un caso. Martín J, de Vicente A, Campos JD Retinoblastoma difuso. A propósito de un caso. Fernández MA, Villalobos S, Alcaraz T Toxocariasis ocular. Tres formas clínicas. Castro J, Andrés A, Franco M, Cabo B, Fernández-Vega L Valor de la resonancia nuclear magnética en el diagnóstico de la displasia septo-ótica. Muñoz FJ, Clement F, Rebolleda G, Beceiro J, Ramírez J Aniridia secundaria a queratitis por Acanthamoeba. Reigadas RM, Perea MA, Pine M, Vicente V, Arcas I, Miralles J Macroaneurisma arterial retiniano: a propósito de cuatro casos. Sayagués A, Campos S, Maíz D, Teigell J, Rodríguez E ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61: 1-6 ASOCIACIONES Y CARACTERÍSTICAS ANALÍTICAS DE LAS BLEFARITIS CRÓNICAS EN NUESTRO MEDIO* MONTERO J, MERCHANTE M, BRAVO P, TRUEBA A, MARTÍNEZ RM.ª RESUMEN SUMMARY Hemos estudiado 50 pacientes consecutivos afectos de blefaritis crónica en un período de tiempo de 1 año desde un punto de vista oftalmológico y analítico (hemograma, perfil bioquímico, proteinograma, IgA, IgG, IgM e IgE séricas totales e l.C.C.). Para ello clasificamos las blefaritis crónicas en 4 grupos: estafilocócica, seborreica, seborrea meibomiana y meibomitis. La blefaritis más frecuentemente hallada en nuestro estudio fue la blefaritis estafilocócica y la menos frecuente la meibomitis. Las asociaciones más frecuentes fueron estafilocócica + seborreica (24%) y estafilocócica + seborrea meibomiana (16%). No hallamos formas puras de seborrea meibomiana ni de meibomitis. Los resultados analíticos obtenidos sugieren la posible implicación de modificaciones bioquímicas y del sistema inmunitario en la etiopatogenia de las blefaritis crónicas. Fifty consecutive patients with chronic blepharitis have been studied ophthalmologically and analytically (blood cell count, biochemistry values, proteingram, total values of IgA, IgG, IgM and IgE in serum and circulating immunocomplexes). For this reason, the chronic blepharitis were classified in 4 groups: staphylococcal, seborrheic, meibomian seborrhea and meibomitis. Staphylococcal blepharitis was the type most frequently found in our study and meibomitis, the least. The associations found most frequently were Staphylococcal blepharitis + seborrheic blepharitis (24% of the cases) and Staphylococcal blepharitis + meibomian seborrhea (16%). No pure forms of meibomian seborrhea or meibomitis were found. The results suggest the possible implication of analytic modifications and the immune system in the etiopathogenesis of chronic blepharitis. Palabras clave: Blefaritis crónica, estafilocócica, meibomitis, seborrea meibomiana, seborreica, inmunidad humoral, perfil bioquimico, hemograma. Key words: Chronic blepharitis, staphylococcal, meibomitis, meibomian seborrhea, seborrheic, humoral immunity, biochemical profile, hemogram. INTRODUCCIÓN MATERIAL Y MÉTODOS Las blefaritis crónicas constituyen, probablemente, la patología ocular externa más frecuente, presentando aún numerosos interrogantes en su identificación clínica y etiopatogenia. El objetivo de este trabajo es estudiar la frecuencia de aparición de los diferentes tipos de blefaritis crónica y sus asociaciones, asi como la existencia o no de modificaciones analíticas. Hemos estudiado 50 pacientes consecutivos afectos de blefaritis crónica en un periodo de tiempo de 1 año. De ellos, el 50% eran varones y el 50% hembras, con edades comprendidas entre los 7 y 82 años. Utilizamos una clasificación clínica basada en la de Dougherty y McCulley en la que distinguimos 4 * Comunicación presentada en el LXVI Congreso de la Sociedad Española de Oftalmología. Madrid, 1990. Hospital Universitario «Virgen de La Macarena» de Sevilla. Servicio de Oftalmología. Sección de Córnea e Inmunopatología Ocular. Correspondencia: J. Montero Iruzubieta Imagen, 8 41003 SEVILLA MONTERO J, et al. tipos claramente diferenciables en los que se incluyen la inmensa mayoria (si no el global) de las blefaritis crónicas que acuden a nuestro Servicio. Los signos más típicos y característicos de cada una de ellas son los siguientes: — Blefaritis estafilocócica: Afecta al borde libre palpebral anterior y presenta típicas escamas fibrinosas, traslúcidas, de consistencia frágil y quebradiza, que acompañan a la pestaña en su crecimiento (dando imágenes características descritas como «collaretes» alrededor de los «cilios»). Cuando ésta es muy intensa, las escamas pueden apelotonarse generalmente en la base de las pestañas en forma de costras de mayor consistencia y adherirse al margen palpebral pudiendo, al ser retiradas, provocar ulceración y sangrado. — Blefaratis seborreica: Afecta igualmente al borde libre palpebral anterior, presentando escamas oleosas y grasientas de coloración más amarillenta y consistencia blanda, que generalmente se localizan próximas al margen palpebral. También pueden formar acúmulos, pero al retirarlos, nunca hay ulceración ni sangrado. Generalmente aparece en sujetos con estado seborreico constitucional. — Seborrea meibomiana: Afecta al borde libre palpebral posterior y se caracteriza por una excesiva secreción de las glándulas de Meibomio (glándulas sebáceas modificadas). Suele identificarse por acúmulos de secreciones espontáneas espumosas o grasas en el borde libre palpebral, canto interno o externo o película lagrimal, que generalmente aumentan en cantidad con la expresión mecánica de las glándulas, expresión que es habitualmente fácil. — Meibomitis. Afecta igualmente al borde libre palpebral posterior y se caracteriza por elevación y taponamiento de uno o más orificios de las glándulas meibomianas, con acúmulo de su secreción por detrás de la obstrucción y dilatación consecuente más o menos intensa de dicha o dichas glándulas. La expresión de esta secreción es dificil sino imposible. En la seborrea meibomiana podemos encontrar también elevación de los orificios de Meibomio, pero nunca taponamiento. A cada sujeto se le realizó exploración oftalmológica con el fin de incluirlos en uno o más de los grupos precedentes, y estudio analítico incluyendo: hemograma, perfil bioquímico (SMAC 20), proteinograma, IgA, IgG, IgM e IgE séricas totales, fracciones C3y C4 del complemento e inmunocom- 2 plejos circulantes (I.C.C.), y velocidad de sedimentación globular (V.S.G.). Estudiamos la frecuencia de aparición de cada tipo de blefaritis y las asociaciones encontradas entre los distintos grupos, así como la existencia o no de modificaciones anaIíticas. El estudio estad#stico de los resultados se realizó mediante el programa SPSS/PC considerando la existencia de DES a partir de un valor de P<0.05. RESULTADOS — Casi el 90% de los pacientes (86%) mostraron signos de blefaritis estafilocócica; algo más de la mitad (56 y 58%) de blefaritis seborreica o seborrea meibomiana, y casi la tercera parte (30%), de meibomitis. — Muy pocos sujetos (12%) presentaron un solo tipo de blefaritis. Dentro de estas formas puras, la más frecuente fue la blefaritis estafilocócica (8%), seguida de la blefaritis seborreica (4%). No aparecieron formas puras de seborrea meibomiana ni de meibomitis (gráf. 1). — Las blefaritis se asociaron de 2 en 2 en aproximadamente la mitad de los casos (52%), predominando la asociación de blefaritis estafilocócica más blefaritis seborreica (casi la cuarta parte de Graf. 1: Frecuencia de aparición de las formas puras de los distintos tipos de blefaritis crónicas. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Asociaciones y características analíticas de las blefaritis crónicas en nuestro medio Graf. 4: Igs séricas totales en blefaritis crónica. los sujetos) (24%), seguida de la asociación blefaritis estafilocócica más seborrea meibomiana (16%), y en menor frecuencia, blefaritis estafilocócica más meibomitis (4%), blefaritis seborreica más seborrea meibomiana (4%) y seborrea meibo- miana más meibomitis (4%). No se encontró la asociación de blefaritis seborreica y meibomitis de forma aislada (gráf. 2). Así pues en las asociaciones más frecuentes estaba siempre presente la forma estafilocócica (24, 16, 4%). — Se asociaron todos los tipos excepto uno en casi la tercera parte de los sujetos (30%), predominando las asociaciones en las que aparecía la blefaritis estafilocócica y la seborrea meibomiana (gráf. 3). — Las 4 formas se asociaron en escaso número de casos (6%) (gráf. 3) No encontramos DES dentro de las distintas asociaciones estudiadas. Graf. 3: Frecuencia de aparición de la asociación de 3 o más tipos de blefaritis crónica. Graf. 5: I.C.C. y fracciones C3 C4 del complemento en blefaritis crónica. Graf. 2: Frecuencia de aparición de la asociación de 2 tipos de blefaritis crónica. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 3 MONTERO J, et al. Graf. 6: V.S.G. y glucemia en blefaritis crónica. — Los I .C.C. y la IgE sérica total se encontraron elevados en el 23 y 6% de los casos respectivamente. (gráfs. 4 y 5). La IgA, IgM e IgG séricas totales estaban modificadas en el 16, 16 y 12% de los casos respectivamente, existiendo un predominio del aumento de los valores para IgA e IgG e igual porcentaje de aumento y disminución para IgM (gráf. 4). La fracción C3 del complemento estaba alterada en menos de 1 de cada 10 sujetos, en cambio la C4se modificó en más de la cuarta parte de los casos, con un predominio casi absoluto del descenso (gráf. 5). — La V.S.G. estaba aumentada en casi la tercera parte de los casos y el colesterol en casi la mitad (gráfs. 6 y 7). Por el contrario los triglicéridos se encontraron disminuidos en algo más de la cuarta parte y casi la totalidad de los casos presentaron valores normales de glucemia (gráfs. 6 y 7). — Prácticamente la totalidad de los sujetos Graf. 8: Proteinograma en blefaritis. Graf. 7: Colesterol y triglicéridos en blefaritis crónica. Graf. 9: Fórmula leucocitaria en blefaritis crónica. 4 tuvieron valores normales de proteínas en sangre; sin embargo, los valores de la albúmina se encontraron modificados en más de la mitad de los casos (55%), con un predominio de descenso de su valor (45%); y los valores de la alfa-2 proteína se alteraron (por aumento) en un 53% de los casos (gráf. 8). La alfa-1 proteina, sólo se modificó en el 10% de los sujetos; la beta-proteína en el 35% y siempre por incremento de su valor normal. La gamma-proteína se alteró en casi la mitad de los casos (43%) predominando el aumento de sus valores (29%) (gráf. 8). — En la mayoría de los sujetos los valores de leucocitos en sangre fueron normales; sin embargo los linfocitos se modificaron en más de las 3/4 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Asociaciones y características analíticas de las blefaritis crónicas en nuestro medio partes de los casos (78%), con predominio de su aumento (64%); los monocitos, en casi la mitad (40%) [con predominio del aumento (34%)] y los granulocitos, en 2 de cada 3 casos (con aproximadamente igual predominio de aumento y disminución) (Gráf. 9). DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES La blefaritis estafilocócica fue la blefaritis crónica más frecuentemente encontrada en nuestro estudio, seguida de las blefaritis seborreica y seborrea meibomiana, y en último lugar, la meibomitis. Las formas puras de blefaritis estafilocócica y seborreica se encontraron en escaso número de pacientes. Ninguno de los pacientes estudiados mostraron formas puras de seborrea meibomiana ni de meibomitis. Coincidimos con McCulley y Dougherty al no reconocer la presentación de seborrea meibomiana pura; por el contrario no hallamos una incidencia tan elevada de blefaritis estafilocócica, seborreica y meibomitis puras. En prácticamente la totalidad de los casos hubo solapamiento de 2 o más tipos de blefaritis crónica. Las asociaciones más frecuentes fueron: • Blefaritis estafilocócica + blefaritis seborreica (24%). • Blefaritis estafilocócica + seborrea meibomiana (16%) El resto de las asociaciones fue poco frecuente y en ningún caso se asociaron blefaritis seborreica y meibomitis. Así, encontramos mayor frecuencia de asociación de blefaritis estafilocócica + blefaritis seborreica que la referida por los autores antes mencionados. Nuestros resultados contrastan con los suyos, ya que no consideran la asociación blefaritisestafilocócica + seborreameibomiana, presente entre las más frecuentes asociaciones en nuestro estudio. Así mismo, diferimos en la alta frecuencia de asociación que obtienen de blefaritis seborreica + seborrea meibomiana y blefaritis seborreica + meibomitis, escasa y nula respectivamente en nuestra serie. Nuestros resultados analíticos expuestos anteriormente sugieren que posiblemente las blefaritis crónicas no posean una etiopatogenia única y clara, y que en ellas estén implicadas alteraciones bioquímicas y del sistema inmunitario. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 5. Bowman RW, Dougherty JM, McCulley JP. Chronic blepharitis and dry eyes. Int Ophthalmol Clin 1987, 27 (1): 2735. McCulley JP, Dougherty JM. Blepharitis associated with acne rosacea and seborrheic dermatitis. Int Ophthalmol Clin 1985, 25 (1): 159-172. McCulley JP. Blepharoconjunctivitis. Int Ophthalmol Clin 1984, 24 (2): 65-77. McCulley JP, Dougherty JM. Bacterial aspects of chronic blepharitis. Trans Ophthalmol Soc UK. 1986, 105 (3): 314318. Rodriguez Alvarez F. Blefaritis marginal. Infecciones oculares. Asociación catalana de Oftalmología: 111-117. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 5 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61: 7-14 EVALUACIÓN CRÍTICA DE LOS COLORANTES VITALES. TEST DE SCHIRMER I E INMUNIDAD HUMORAL EN EL SÍNDROME DE SJÖGREN PRIMARIO (S.G.S.-1.º)* MONTERO J, LABRADO M, ESPEJO F, DÍAZ M.ª, DEL STAD A RESUMEN SUMMARY La búsqueda de signos y sintomas de Q.C.S. nos puede orientar al diagnóstico precoz y correcto del S.G.S. 1°. Gran parte de los autores consultados basan el diagnóstico de la Q.C.S. en la existencia de al menos dos de los tres criterios siguientes: sintomatología ocular florida, test de Schirmer I positivo y/o positividad de los test de tinción corneoconjuntival con R.B. o F.L. Asimismo, el estudio de la inmunidad humoral en el S.G.S. 1.°, sugiere una hiperestimulación de los linfocitos B, que se traduce serológicamente en una hipergammaglobulinemia policlonal y la presencia de autoanticuerpos. Searching signs and symptoms of K.C.S., can orient usto a correct and prompt diagnosis of S.G. S. 1 °. Most authors lay their diagnosis of K.C.S. on at least two out of the following criteria: persistent ocular sintomathology, positive Schirmer I test, and/or positivity of corneal-conjunctival staining with Rose Bengal or Fluorescein. Studying humoral immunity in S.G.S. 1° suggests a stimulation of b-lymphocytes, that serologically detects a policlonal hipergammaglobulinaemia and antibodies. Palabras clave: Queratitis seca, síndrome Sjögren, rosa de bengala, fluoresceína, test de Schirmer, inmunidad humoral, autoanticuerpos, inmunoglobulinas. Key words: Sicca keratitis, Sjögren's syndrome, autoantibodies, rosebengal, fluorescein, Schirmer test, humoral immunity immunoglobulins. INTRODUCCIÓN OBJETIVO El síndrome seco es una afección frecuente, en muchas ocasiones descubierto tras exploraciones intencionadas. Estas exploraciones, con frecuencia cada vez mayor, se realizan en consultas de Oftalmología, por tanto es importante para nosotros el conocimiento de las mismas. En la actualidad, tanto la sintomatología ocular como de xerosis de mucosas extraoculares y la exploración clínica ocular, suponen la base del diagnóstico clinico. La finalidad de nuestro trabajo es la selección de aquellas pruebas diagnósticas de mayor utilidad, para detectar precozmente signos y sintomas de Q.C.S. que nos pueda llevar al diagnóstico correcto y temprano de S.G .S. 1 ° * Comunicación presentada en el LXVI Congreso de la Sociedad Española de Oftalmología. Madrid, 1990. Hospital Universitario «Virgen de La Macarena» de Sevilla. Servicio de Oftalmología. Sección de Córnea e Inmunopatología Ocular. Correspondencia: J. Montero Iruzubieta Imagen, 9 41003 SEVILLA MONTERO J, et al. MATERIAL Y MÉTODOS Se estudiaron para este trabajo 125 pacientes (250 ojos) en la Sección de Córnea e Inmunopatología Ocular del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario «Virgen de la Macarena», de Sevilla. Todos los pacientes presentaban sintomatología de sequedad ocular. Fueron excluidos de este estudio aquellos pacientes que padecían algún tipo de conectivopatía o alteración sistémica de carácter autoinmune. El protocolo al que fueron sometidos (gráfs. 1 y 2) incluía: Anamnesis Se practicó en todos nuestros pacientes para valorar la presencia o no de: • Antecedentes oculares, xerostomía, sequedad de distinta localización a la ocular, otras manifestaciones asociadas al sindrome de Sjögren primario. • Sintomatología de queratoconjuntivitis seca (Q.C.S.). Este cuestionario, detallado en la Gráfica 2, se realizó tanto en la primera como en las sucesivas consultas, valorando sus respuestas como afirmativas o negativas. Exploración ocular Orientada hacia la búsqueda de signos clínicos característicos del componente ocular, Q.C.S. y S.G.S. 1.° • Test de Schirmer l: se consideró patológico cuando la humidificación fue menor de 10 mm. • Biomicroscopía del segmento anterior: Exploración corneoconjuntival: — Tinción vital con R.B. al 1%. Se valoró según la graduación de Van Bijsterveld (1): se visualiza la córnea y los dos triángulos de conjuntiva bulbar que quedan expuestos. Se valoraron como máximo 3 puntos (+) de tinción por zona. Se consideró patológico a partir de 3 (+). — Tinción corneal con F1.: Cuantificamos su positividad de 1 a 3 (+) según el grado de afectación corneal sea leve, moderada o severa. Se efectuó un estudio serológico que incluía: • Proteinograma, inmunoglobulinas IgA, IgM, IgG. • Fracciones C3 y C4 del complemento. • Ac. antinucleares, Ac antiribonucleoproteínas, 2 Ac anti DNA-n Ac anticonducto salival, Ac Anti SSA y Anti SS-B. Los pacientes fueron agrupados para su estudio en 4 grupos: 1. Con Q.C.S. 2. Sin Q.C.S. 3. Con patología articular. 4. Sin patología articular. RESULTADOS El valor medio de humidificación del papel es de 8,8 ± 8,9 mm. en el ojo derecho y de 9,3 ± 8,9 mm. en el ojo izquierdo, comprobando que no existe diferencia estadisticamente significativa. El valor del test de Schirmer está relacionado con la presencia de determinados síntomas oculares subjetivos, pues hemos encontrado que los valores son significativamente mayores en aquellos pacientes afectos de picor y/o lagrimeo y menores en aquellos otros que manifestaron padecer fotofobia y/o secreción (gráf. 3). En el grupo con Q.C.S., la humidificación media del papel fue significativamente menor (p=0,00001) que en el grupo sin Q.C.S. por el contario, no encontramos diferencia estadísticamente significativa (DES) entre los grupos con y sin problemas articulares (gráf. 4). —Tras exploración corneoconjuntival con R.B. al 1%, obtuvimos los siguientes resultados: Las tinciones corneoconjuntivales fueron más intensas en el grupo con Q.C.S. (gráfs. 5 y 6). La tinción corneal del ojo derecho fue significativamente más intensa en pacientes con patología articular (p=0,02). Al correlacionar los valores de estas pruebas con la sintomatología ocular, observamos que en el grupo con Q.C.S., las conjuntivas de los pacientes libres de picor tuvieron una tinción más frecuente e intensa en ambos ojos. Igualmente, la tinción corneal en el grupo con Q.C.S., fue significativamente más frecuente e intensa en los sujetos libres de picor, hinchazón y dolor. En el grupo de pacientes con patología articular, la tinción conjuntival fue positiva con mayor frecuencia e intensidad en pacientes que referían secreción en ambos ojos; esta tinción fue más frecuente en el ojo izquierdo en aquellos pacientes aquejados de picor ocular. La tinción corneal fue positiva con mayor frecuencia e intensidad en los sujetos libres de hin- ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Evaluación crítica de los colorantes vitales. Test de Schimer I e inmunidad humoral en el síndrome de Sjögren primario (S.G.S.-1.º) Graf. 1 y 2. Protocolo de estudio empleado en nuestros pacientes con Síndrome de Sjögren Primario. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 3 MONTERO J, et al. Graf. 5: Tinción conjuntival con Rosa de Bengala. Grados de Van Bijsterveld. chazón y en el ojo izquierdo de los no afectos de picor ocular. —Tras exploración corneal con F.L. al 1% obtuvimos los siguientes resultados: La tinción corneal fue positiva en el 28 y 26% para los ojos derechos e izquierdos respectivamente. La tinción corneal fue significativamente más intensa en ambos ojos del grupo de pacientes con Q.C.S. Al correlacionar los valores de estas pruebas Graf. 6: Tinción corneal con Rosa de Bengala. Grados de Van Bijsterveld. 4 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Evaluación crítica de los colorantes vitales. Test de Schimer I e inmunidad humoral en el síndrome de Sjögren primario (S.G.S.-1.º) con la sintomatología ocular, en el grupo de pacientes con Q.C.S. observamos que las córneas de aquellos que tenían secreción teñían más y con más frecuencia. Al correlacionar los resultados de las tinciones con el test de Schirmer I, observamos una humidificación media de la tira de papel, significativamente menor en aquellos casos que la tinción conjuntival era intensa y la tinción corneal positiva. En este último caso también observamos que la humidificación del papel aumentaba de forma considerable cuando las tinciones corneales eran muy intensas. Esto ocurrió de igual manera tras teñir con R.B. como con F.L. (gráfs. 7 y 8). — Tras el estudio serológico, al que fueron sometidos nuestros pacientes, se obtuvieron los siguientes resultados: • Proteinograma. Todo los valores medios fueron compatibles con la normalidad. • Inmunoglobulinas. El estudio de las IgA, IgM, IgG, arrojaron valores dentro de la normalidad (gráf. 9). • Complemento. Aumento medio de la fracción C3 con respecto a la media, comprobándose en un 47% de pacientes, mientras un 52% arrojaron valores normales. La fracción C4 mostró valor medio dentro de los límites normales (83%), un 13% lo encontramos disminuidos y sólo presentó valores aumentados en un 4%. • Anticuerpos. Tras el estudio de Anticuerpo (Ac.) antinucleares (ANA), antiribonucleoproteínas (R.N.P.), anti-DNA nativo, anticonducto salival (A.A.C.S.) y los Ac. específicos del sindrome seco anti SS-A y anti SS-B, cabe destacar que: No detectamos Ac. anti-conducto salival en ningún sujeto. Los Ac. anti SS-A y SS-B sólo se positivizaron en aquellos con Q.C.S. y afectación articular. Esta incidencia fue del 6 y 5% para los grupos con Q.C.S. En los dos grupos restantes no se halló ningún anti SS-A ni SS-B (gráf. 10). DISCUSIÓN La mayoría de los autores consultados coinciden en afirmar que el test de Schirmer I no es apropiado para el diagnóstico de certeza de la Q.C.S., aunque sí resulte útil como indicador general de la secreción lagrimal, pues da una idea cuantitativa de la cantidad de lágrima (2,3). El oftalmólogo, para confirmar el posible diagnóstico de Q.C.S., ha de practicar otras pruebas oculares, como el test de tinción corneoconjuntival con Rosa de Bengala y fluoresceína, así como hacer hincapié en la anamnesis de sequedad ocular. La mayoría de los autores consultados basan el diagnóstico de Q.C.S., fundamentalmente, en el test de tinción corneoconjuntival con R.B., según la valoración de Van Bijsterveld (1). Liotet S. et al. (4) refieren que tiene mayor valor diagnóstico que el test de Schirmer 1, aunque en la práctica existe un riesgo de error del 5 al 10%. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 5 MONTERO J, et al. Por otra parte, el aumento de los valores medios del test de Schirmer en aquellos pacientes en los que la tinción corneal era muy intensa, puede ser debido a una hipersecreción refleja. Fox R. I. et al. (5) advierten que el uso de lágrimas artificiales puede falsear la tinción, incluso si hace unos días que no han sido utilizadas. Muchos de nuestros pacientes hacían un uso habitual de ellas, por lo que quizá la proporción de tinciones fuera en realidad mayor. Algunos autores consideran, al igual que nosotros, que la tinción corneal con fluoresceína tiene también importancia en el diagnóstico de Q.C.S. (6- 8). Los valores medios de las globulinas 1, 2, así como de las inmunoglobulinas IgA, IgG e IgM mostraron valores medios compatibles con la normalidad, contrariamente a lo que cabría esperar en este síndrome. Por tanto, nuestros resultados difieren de los otros autores consultados, para los cuales entre un 50 y un 75% eran portadores de hiperglobulinemia policlonal, recayendo principalmente sobre la IgG (9-11). En el curso de S.G.S. 1°, solamente en presencia de vasculitis podemos encontrar un aumento de la complementemia, que recae principalmente sobre los componentes de la vía clásica de activación C3 y/o C4 (12). Sólo el 13% presentó disminución de C4. Con respecto a los l.C.C., encontramos un 64% de los mismos por encima de su valor medio. Sin embargo, según distintos autores consultados, este número se da en el 85% de lo sujetos afectos de S.G.S. 1° (13). Con respecto a la determinación sérica de Ac. encontramos, en general, que los ANA están presentes en el 50-90% de los pacientes (14); sin embargo, la incidencia de ANA positivos encontrados por nosotros fue del 22% en el grupo con Q.C.S., así como el 20 y el 15%, respectivamente, en los grupos con y sin manifestaciones articulares. 6 La presencia de Ac. anti-conducto salival está inversamente relacionada con el grado de infiltración linfoide. Mantorphe R. et al. (15) encuentran A.A.C.S. en un 50% de los sujetos con S.G.S. 1°. En nuestro medio, sin embargo, no detectamos este Ac. en ningún sujeto. Algunos autores concluyen que la búsqueda de este auto-anticuerpo (A.A.C.S.) no es de rutina, ni tiene interés práctico en el diagnóstico del complejo seco (16). El Ac. anti SS-B se detectó con la misma incidencia y en los mismos grupos de pacientes que el anti SS-A, pero al parecer, el detectar el Ac. anti SS-B puede entrañar el diagnóstico de un S.G.S. 1° clinicamente latente o desconocido, su positividad puede preceder en meses o años a la aparición de síntomas de Q.C.S. CONCLUSIONES 1. El valor del test de Schirmer es significativamente mayor en los pacientes afectos de picor y/o lagrimeo y menor en aquellos que manifestaron padecer fotofobia y/o secreción. 2. La humidificación media del test de Schirmer I es estadísticamente menor al teñir con R.B. cuando la tinción conjuntival o corneoconjuntival es positiva o la tinción conjuntival es de mayor intensidad, y al teñir con F.L. si la tinción corneal es positiva. 3. El test de Schirmer I, que sigue siendo una prueba útil para la orientación diagnóstica de la Q.C.S., no debe ser valorado nunca de modo absoluto, sino que debe considerarse en el contexto de la historia clínica completa. 4. El test de tinción vital corneoconjuntival con R.B. al 1% parece seguir siendo la técnica de ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Evaluación crítica de los colorantes vitales. Test de Schimer I e inmunidad humoral en el síndrome de Sjögren primario (S.G.S.-1.º) mayor fiabilidad en el diagnóstico y seguimiento de la Q.C.S. utilizado en el contexto de la historia clínica general. Para su valoración sigue siendo útil la técnica de Van Bijsterveld. 5. La utilización de fluoresceína sódica al 1% puede ser útil en el diagnóstico de lesiones avanzadas del epitelio corneal. 6. Desde el punto de vista de las exploraciones analíticas sería útil, en aquellos casos en los que se confirme un S.G.S. 1°, el estudio de l.C.C. e IgG total. La búsqueda de A.A.C.S. no tiene interés diagnóstico en el complejo seco, ya que su incidencia es casi nula o muy baja. El Ac. anti SS-B parece ser más interesante de estudiar, ya que si aparece, puede entrañar el diagnóstico de un S.G.S. 1 ° clinicamente latente. 2. 3. 4. 5. 7. 8. 9. 10. 11. 12. BIBLIOGRAFÍA 1. 6. Van Bijsterveld OP. Diagnostic test in the sicca syndrome. Arch Ophthalmol 1989, 80: 10-14. Moutsopoulos HM, Chused TM, Mann DL et al. Sjögren's syndrome (sicca syndrome): Current issues. Ann Intern Med 1980, 92, 21: 212-226. Molina R, Provost TT, Arnett FC et al. Primary Sjögren's syndrome in men. Clinical, serologic and immunogenetic features. Am J Med 1986, 80: 23-81. Liotet S, Van Bijsterveld OP, Bletry O, Chomette G, Moulinas R, Arrata M. L'oeil sec. Société Française d'Ophthalmologie et Masson, Paris 1987. Pox RI, Robinson C, Courd J, Michelson P, Bone R, Howell FU. First international symposium of Sjögren's Syndrome: 13. 14. 15. 16. Suggested criteria for classification. Scand J Rheumatol 1986, 61: 28-30. 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Y FRENTE A POLENES Y HONGOS EN CONJUNTIVITIS ATÓPICAS CRÓNICAS (C.A.C.)* MONTERO J, SOSA D, RUIZ J, INFANTE M, DÍAZ C RESUMEN SUMMARY Proponemos el estudio de la C.A.C. mediante el T.P.O. en 242 ojos para los antígenos hongos y pólenes, y su comportamiento respecto a diferentes variables: edad, sexo, P.C. y T.L.H. Por otro lado, en 40 pacientes diagnosticados de C.A.C. hemos querido valorar la eficacia del tratamiento con l.H.E. mediante el T.P.O. Nuestros resultados sugieren que el T.P.O. puede ser un método de diagnóstico adecuado y de control de la eficacia de la l.H.E. en la C.A.C. We study the chronic atopic conjunctivitis by the ocular provocation test in 242 eyes for the fungus antigens and pollens and their behavior according to different variables: age, sex, cutaneous probes, and histamine liberation test. On the other hand, in 40 C.A.C. diagnosed patients we have tried to evaluate the effectiveness of the treatment with specific hyposensitive immunotherapy by the ocular provocation test. Our results suggest that the ocular provocation test can be a suitable diagnosis method and it also can be a control method of the S.H.I. effectiveness in the C.A.C. Palabras clave: Conjuntivitis alérgica, conjuntivitis atópica, provocación conjuntival, inmunoterapia hiposensibilizante, pólenes, hongos, hiposensibilización específica. INTRODUCCIÓN La Conjuntivitis Atópica Crónica (C.A.C.) es una entidad clínica importante, más por su frecuencia que por severidad clínica (1). Existen pruebas diagnósticas in vitro» como la eosinofilia, niveles de IgE (2), test de liberación de histamina (T.L.H.) (3,4)..., e «in vivo» como las pruebas cutáneas (P.C.) (2), el test de provocación ocular (T.P.O.) (5,6)..., que intentan poner de manifiesto, además de la naturaleza alérgica del proceso, el agente causal que las provoca. Los ácaros, pólenes y hongos están frecuentemente implicados en la Key words: Allergic conjunctivitis, atopic conjunctivitis, conjunctival provocation, hyposensitive immunotherapy, pollens, fungus, specific hyposensitivity. etiopatogenia de la C.A.C., cuya identificación no siempre es fácil. El tratamiento de estos pacientes debe ser individualizado y basado en los principios generales de evitación, uso racional de la terapia farmacológica y, si el agente causal está demostrado, la terapéutica a seguir debe incluir la Inmunoterapia Hiposensibilizante Específica (I.H.E.). Diversos autores constatan que la l.H.E. es altamente eficaz en los diversos procesos alérgicos (7) y destacan la superioridad de la l.H.E. sobre el placebo en la rinoconjuntivitis causada por pólenes de gramíneas, maleza y árboles (7-10). Hay acuerdo general que cuando se aplica adecuadamente y en las * Comunicación presentada en el LXVI Congreso de la Sociedad Española de Oftalmología. Madrid, 1990. Hospital Universitario «Virgen de La Macarena» de Sevilla. Servicio de Oftalmología. Sección de Córnea e Inmunopatología Ocular. Correspondencia: J. Montero Iruzubieta Imagen, 9 41003 SEVILLA MONTERO J, et al. debidas condiciones; la I.H.E. es bastante segura, aunque no exenta de riesgos (11). La finalidad del trabajo es analizar el valor del T.P.O. tanto como método de diagnóstico etiológico como de control terapéutico en los pacientes con C.A.C. y, a su vez, valorar la eficacia de la l.H.E. como alternativa terapéutica, para lo cual dicho T.P.O. puede ser un método adecuado. MATERIAL Y MÉTODO Para demostrar el primer objetivo, hemos realizado el T.P.O. en un total de 242 ojos de pacientes diagnosticados consecutivamente de C.A.C. desde el punto de vista clínico, en la Sección de Córnea del Servicio de Oftalmología del H.U. Virgen de la Macarenade Sevilla. Graf. 1: T.P.O. en C.A.C. para pólenes y hongos. Los criterios de inclusión han sido: — estar asintomáticos, — no presentar signos inflamatorios agudos, — ausencia de tratamiento tópico y/o sistémico, — ausencia de inmunoterapia frente a hongospólenes. Los criterios de exclusión: — cirugía ocular previa, — presencia de manifestaciones alérgicas oculares. A estos pacientes les hemos realizado el T.P.O. de la siguiente forma: 115 T.P.O. para el grupo hongos (42 para alternaria,41 para aspergillus y 32 para penicilium) y 127 T.P.O. para el grupo pólenes (42 olivo, 48 gramíneas y 37 árboles). La edad media de los pacientes era de 19,4 años para el grupo hongos y de 22,3 para los pólenes. En el estudio del T.P.O. como control de respuesta al tratamiento, hemos valorado 40 pacientes con C.A.C. que habían de cumplir los mismos criterios del grupo anterior, excepto la presencia de inmunoterapia previa frente a los antígenos del T. P.O.( + ) previo. A estos pacientes realizamos un total de 40 T.P.O. d,e la siguiente forma: 16 con antigeno del grupo ácaros, 17 con pólenes y 7 con hongos. La técnica y valoración del T. P.O. ya ha sido descrita previamente (5). Para la realización del T.L.H. se emplearon las normas y medios ya publicados en (3) y (4). Las P.C. se hicieron según la técnica del Prick Test. El estudio estadistico empleado es la ChiCuadrado y la «t» de Student, aceptándose DES para una p≤0,05. 2 Graf. 2: T.P.O. en C.A.C. para cada atígeno del grupo hongos. Graf. 3: T.P.O. en C.A.C. para cada atígeno del grupo pólenes. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Test de provocación ocular (T.P.O.) tras inmunoterapia hiposensibilizante específica (I.H.E.) ... Graf. 4: T.P.O. en C.A.C. para hongos y pólenes según la edad. Graf. 5: T.P.O. en CA.C. para pólenes según P.C. Graf. 6: T.P.O. en C.A.C. para pólenes y hongos según T.L.H. Graf. 7: T.P.O. en C.A.C. CON I.H.E. según edad. Graf. 8: T.P.O. en C.A.C. con I.H.E. para cada antígeno. Graf. 9: T.P.O. en C.A.C. con I.H.E. según la pauta de I.H.E. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 3 MONTERO J, et al. RESULTADOS Dentro del primer grupo de pacientes, realizamos 242 T.P.O. obteniendo: para los hongos, una mayoría de casos en los que el test se negativizó (109) y solamente 6 casos en los que fue positivo; para los pólenes, también una mayoría de casos negativos (101) frente a 26 casos positivos (Gráf.1). La distribución de los test para cada antigeno en particular, queda reflejada en las Gráficas 2 y 3. Los resultados con respecto a la edad demuestran que no existe DES para todos los antígenos estudiados. Las P.C. siempre mostraron resultados positivos para el grupo hongos; por el contrario, para los pólenes cuando el T.P.O. fue negativo, las P.C. también fueron mayoritariamente neGativas, encontrándose DES, mientras que en los casos T.P.O.(+) no encontramos relación (gráfs. 4 y 5). Como vemos en la Gráfica 6, al relacionar los datos del T.P.O. con los de el T.L.H., hallamos DES para los dos grupos, siendo los valores medios de esta variable mayores si el T.P.O. es positivo. En el segundo grupo realizamos 40 T.P.O. para los antígenos de los grupos ácaros, pólenes y hongos. La edad media en la muestra con T. P.O.( + ) era de 24,5 años y de 20,1 para el grupo con T.P.O.(—), no encontrándose DES (gráf. 7). Los grupos antigénicos considerados no parecen modificar de forma significativa la respuesta al T.P.O. independientemente de la pauta de administración de la l.H.E. (gráf. 8). De la misma forma, la pauta de l.H.E. seguida por los pacientes tampoco influye en nuestra casuística de forma signifi- cativa (gráf. 9). El tipo de respuesta ocular (inmediata o no inmediata) no parece depender de forma significativa de la l.H.E. (gráf. 10). DISCUSIÓN Como muestran nuestros resultados, la edad media del primer grupo de pacientes no influye de forma estadísticamente significativa en las respuestas al T.P.O. En cuanto a las P.C., pensamos que la probabilidad de obtener P.C.(—) en un individuo atópico para pólenes, parece relacionarse con los resultados negativos del T.P.O.; cuando estudiamos los hongos no encontramos dicha relación. Al relacionar los datos del T.P.O. con el T.L.H., observamos que los valores medios de esta variable son mayores si el T.P.O. es positivo, de tal forma que si un sujeto presentase sensibilización sistémica frente a cualquiera de los antígenos estudiados, pensamos que aumenta la posibilidad de que también lo sea a nivel ocular. Para el grupo tratado con l.H.E., la edad registrada es superior en los casos con reactividad ocular, aunque esta diferencia no ha mostrado DES La pauta de l.H.E. modifica la respuesta al T.P.O., aunque en la muestra registrada no ha sido de forma significativa. El tipo de respuesta ocular, según el tiempo de aparición de la misma, no parece estar influenciado por la l.H.E. y se necesitarán más estudios para aclarar dichas cuestiones. CONCLUSIONES Pensamos que el T.P.O. es una técnica fácil, que resulta útil y adecuada para el estudio etiológico de las C.A.C., así como para valorar la eficacia de la l.H.E. como alternativa terapéutica. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. Graf. 10: T.P.O. en C.A.C con I.H.E. según el tipo de respuesta ocular. 4 4. Friedlaender MH. Ocular Allergy. J. Allergy Clin. Inmunol 1985, 76: 645-657. Businco L, Marcheli F, Pelligrim G, Berlini R.:Predictive value of cord blood IgE levels in «at risk» neubron babys and influence of type of feeding. Clin. 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Con tratamiento profiláctico de fotocoagulación laser y crioterapia, la incidencia de desprendimiento de retina bilateral es de 3% en ojos fáquicos y 15% en ojos afáquicos. The results of prophylactic treatment of retinal detachment a series of 134 patients are presented. All the patients had a previous retinal detachment in one of the eyes and a high risk retinal hole in the opposite one. High myopia and aphakia were common findings the incidence of retinal detachment has been 3% in phakic eyes and 15% in aphakia eyes using laser photocoagulation and cryotherapy prophylactically. Palabras clave: Desprendimiento de retina, profilaxis, fotocoagulación láser, crioterapia. Key words: Retinal detachment, prophylaxis, laser photocoagulation, cryotherapy. INTRODUCCIÓN Sin embargo, en otras series publicadas en la Literatura Oftalmológica por otros autores la incidencia es mucho mayor, más aun cuando se incluye población con ojos con características clínicas de máximo riesgo. De incidencias del 1020% en población normal (2-4) se pasa a valores próximos al 37% cuando se consideran solamente ojos afáquicos (5). El objeto de la presente comunicación es presentar la eficacia de la profilaxis del desprendimiento de retina en nuestra población clínica, específicamente en un grupo de 134 enfermos tratados profilácticamente de un ojo con lesiones retinianas graves y características clínicas de alto riesgo y el antecedente de desprendimiento de retina en el ojo contralateral. Se describe la técnica profiláctica utilizada, se analiza el tipo de lesiones retinianas y las características clínicas en el estudio. Se realiza un análisis estadístico de todas las variables clínicas consideradas y de las posibles El desprendimiento de retina es una de las enfermedades oculares más graves, y aunque actualmente las técnicas quirúrgicas modernas consiguen un alto índice de curaciones (próximos al 100%), no siempre la curación anatómica conlleva una buena recuperación funcional. De ahi la importancia que en los últimos años han tenido los programas de profilaxis del desprendimiento de retina, de gran eficacia en general, pero más específicamente en la prevención del desprendimiento de retina en el segundo ojo, cuando el contralateral ya lo ha sufrido previamente. Estos programas de profilaxis han permitido una disminución progresiva de la incidencia del desprendimiento de retina bilateral, como se puso de manifiesto en el estudio dirigido por Michaelson (1) en una población estable como la de Israel, cuya incidencia disminuyó desde un 10,9% en 1962 a un 4,2 en 1968. * Comunicación presentada en el LXVI Congreso de la Sociedad Española de Oftalmología. Madrid, 1990. Hospital Miguel Servet. Servicio de Oftlamología. Zaragoza. Correspondencia: E. Albalad Cebrián Tenor Fleta, 22, Esc., Izda 5.º Izda. 50007 ZARAGOZA ALBALAD E, et al. asociaciones entre ellas. Finalmente se exponen los resultados obtenidos y las complicaciones observadas con la técnica terapéutica utilizada. MATERIAL Y MÉTODOS Para la realización del presente trabajo se han revisado los datos clinicos de 604 ojos incluidos en el Programa de Profilaxis del desprendimiento de retina, realizado en el Servicio de Oftalmología del Hospital Miguel Servet entre los años 1977-1985, y se han seleccionado un total de 134 ojos pertenecientes a 134 enfermos que habían sufrido desprendimiento de retina en el ojo contralateral. En el ojo incluido en el estudio, se presentaban lesiones retinianas, principalmente desgarros en herradura en cuadrantes retinianos superiores, además de presentar características clínicas, esencialmente miopía y afaquia, factores éstos de alto riesgo como favorecedores del desarrollo del desprendimiento de retina. A todos los enfermos se les ha realizado una exploración oftalmológica completa con examen biomicroscópico y oftalmoscopia directa e indirecta binocular, con registro gráfico y fotográfico de los hallazgos retinianos de mayor interés. Para su tratamiento profiláctico, se seleccionaron principalmente desgarros retinianos, sobre todo los considerados de alto riesgo por estar asociados a: a) Síntomas agudos como desprendimiento agudo del vitreo posterior, hemorragia vítrea, fosfenos, etc. b) Cuando se asocian a un desprendimiento mínimo, subclinico alrededor del desgarro. c) Cuando los desgarros presentan opérculos adheridos a la retina con tracción vítrea. También los desgarros y agujeros retinianos considerados de riesgo alto por coincidir en un ojo con miopía magna, afaquia o haber presentado desprendimiento de retina en el otro ojo, eran también incluidos en el programa de profilaxis. Por las características de las lesiones y por los factores de alto riesgo, los enfermos fueron tratados profilácticamente, en la mayoría de los casos con fotocoagulación láser de argón, con anestesia tópica y carácter ambulatorio. Solamente cuando la mala colaboración del enfermo, la situación anterior de las lesiones, o la falta de transparencia de los medios refringentes del segmento anterior del globo ocular dificultaba la aplicación de la fotocoagulación láser, los enfermos eran tratados con 2 crioterapia transconjuntival con anestesia local. En algunos casos especiales con fuerte tracción vitrea, además de la aplicación de crioterapia, se procedía a la colocación de un implante de silicona, intervención quirúrgica realizada con anestesia general y hospitalización del enfermo. Una vez recopilados los datos clínicos, las técnicas terapéuticas, los resultados obtenidos y las complicaciones observadas, se ha realizado un estudio estadístico de los diversos factores considerados y de la asociación entre ellos buscando las posibles significaciones estadisticas. RESULTADOS Del estudio de los 134 ojos incluidos en el trabajo de profilaxis del segundo ojo, se ha realizado una división de ellos por edades en tres grupos y se han comparado con los grupos obtenidos en el total de los 604 ojos del Programa de Profilaxis del desprendimiento de retina. En el cuadro 1 se representan los tres grupos, siendo el más numeroso el de edad media, formado por 72 ojos, el 54% de la muestra. La distribución de ambos grupos no ofrece diferencias significativas. La distribución de la muestra clínica en relación con el defecto de refracción queda reflejado en el Cuadro 2: 62 ojos, el 46% de la muestra, tenía un defecto de refracción inferior a 2 dioptrías de miopía; 21 ojos, o sea, el 15,7% de la muestra, una miopía mediana, comprendida entre 2 y 6 dioptrías, y los restantes 51 ojos, el 38% de la muestra, una miopía superior a 7 dioptrías. Comparados con los grupos obtenidos en el total de la población, que representan 59,8% de miopía mínima, 16,8 de miopía mediana y 23,4% de miopía alta, observamos que la diferencia es estadísticamente significativa (P=0,0027). En el grupo del 2° ojo había un total de 27 casos, 20,1% de la muestra, de afaquias, frente a 89 ojos, el 14,7% de la muestra, del grupo general, diferencia ésta no significativa (cuadro 3). Los 27 casos de afaquia distribuidos según la ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Profilaxis del desprendimiento de retina bilateral cantidad de miopía están representados en el cuadro 4, coincidiendo en 8 de los ojos afaquia y miopía magna. Analizando los resultados terapéuticos obtenidos, vemos que del total de 134 casos, se obtuvo éxito terapéutico en 127, y fracaso terapéutico en los 7 ojos restantes, lo que significa el 5,2% de la muestra, muy superior al 2,2% de fracasos obtenidos en el total de la población incluida en el Programa de Profilaxis (cuadro 5). Analizando los 7 casos de fracaso terapéutico, observamos que 4 ojos eran afáquicos, 2 tenían miopía media y 2 ojos tenían miopía alta. De los 7 ojos, 5 habían sido tratados por desgarro en herradura,1 por varios agujeros retinianos y el caso restante por degeneración en empalizada con microdesgarros retinianos. Los 7 casos habían sido tratados con láser (cuadro 6). Los 7 casos desarrollaron desprendimiento de retina que fueron tratados con éxito con la cirugía convencional del desprendimiento de retina. El estudio estadístico realizado de los resultados en asociación con miopía y afaquia, demuestra que los resultados son significativos estadisticamente en relación con la miopía, pero no con la afaquia. COMENTARIO En los últimos años, al desarrollo de los programas de profilaxis del desprendimiento de retina han contribuido: a) Un mejor conocimiento de las lesiones retinianas que pueden conducir a un desprendimiento de retina. b) Una valoración más selectiva de las características clínicas del ojo que pueden favorecer el desarrollo de un desprendimiento de retina. c) El desarrollo de técnicas terapéuticas, principalmente láser de argón y crioterapia, que a su fácil aplicación, seguridad y eficacia unen un mínimo número de complicaciones y la posibilidad de realizar el tratamiento de forma ambulatoria. Por ello la correcta valoración de los factores predisponentes y su tratamiento adecuado puede influir positivamente en una menor incidencia del desprendimiento de retina, circunstancia ésta que se ha puesto en más clara evidencia al poder contrastar la menor incidencia de desprendimiento de retina bilateral en enfermos con desprendimiento de retina en un ojo y sometidos a terapéuticas profilácticas en el ojo contralateral. Al revisar la Literatura Oftalmológica, vemos que en diferentes series la bilateralidad del desprendimiento de retina oscila entre el 10-20% [Tornquist, Edmund, Schepens (4)], incidencia aún mayor cuando se consideran desprendimientos de retina en ojos afáquicos, que puede llegar hasta el 35,8% (2). También se ha descrito una alta incidencia de desprendimiento de retina bilateral en enfermos pertenecientes a familias con alta incidencia de miopía maligna o predispuestas a desprendimiento de retina. Por todas las consideraciones anteriores, la gran importancia que tiene en todos los Programas de Profilaxis del desprendimiento de retina la valoración del segundo ojo, cuando el otro ya ha presentado un desprendimiento de retina. Todos los factores o lesiones considerados de alto riesgo, como son la miopía, afaquia, desgarros sintomáti- ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 3 ALBALAD E, et al. cos, etc. en estos casos adquieren una mayor gravedad y su profilaxis ha repercutido en una disminución de la incidencia del desprendimiento de retina bilateral (5,6). Así, el clásico trabajo dirigido por Michaelson (1) en una población controlada y estable de Israel, puso de manifiesto la eficacia de la profilaxis del desprendimiento de retina, disminuyendo la incidencia desde el 10,9% en el ojo contralateral en el año 1962 a 4,2 en el año 1968. Posteriormente, McPherson (7) publica una incidencia de desprendimiento de retina bilateral en enfermos con degeneración en empalizada del 14% cuando no se hace ningún tratamiento profiláctico, y una incidencia de bilateralidad que disminuye al 2% con terapéuticas profilácticas. Por otra parte, Laatikainen (8) más recientemente, en 1985, también publica la eficacia del tratamiento profiláctico. Al revisar los resultados de nuestro Programa de Profilaxis, vemos que en valores absolutos, el 22% de la muestra, 134 ojos, han tenido desprendimiento de retina en el ojo contralateral, porcentaje en relación con lo publicado por otros autores como Ashrafzadeh, que lo encuentra en el 31,2%, Schepens en el 15,5%. También Davis (3) ha demostrado que la progresión a desprendimiento de retina en ojos contralaterales oscila entre 7,6% en ojos fáquicos y el 21 en ojos afáquicos. De los 134 enfermos en nuestra serie con desprendimiento de retina en un ojo y tratado profilácticamente por presentar lesiones en el otro ojo, 4 solamente 7, o sea, el 5,2% de la muestra clínica, hicieron un desprendimiento de retina bilateral, aún considerando la gravedad de las lesiones retinianas y la alta incidencia de miopía y afaquia, valores inferiores a los publicados en la literatura cuando no se realiza ningún programa de profilaxis. Ahora bien, al considerar los 27 ojos afáquicos, vemos que 4 casos, o sea el 15%, hicieron desprendimiento de retina bilateral, frente a los 3 ojos de 107 fáquicos, el 3%, lo que también confirma lo publicado por otros autores de una incidencia mayor en los ojos afáquicos. Resumiendo, podemos concretar la eficacia del tratamiento profiláctico en la incidencia del desprendimiento de retina bilateral, aun cuando, como sucede en nuestra casuística personal, están incluidos ojos con lesiones retinianas graves y coinciden factores de alto riesgo, en elevado número, favorecedores del desarrollo del desprendimiento de retina. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. Michaelson IC y col. A study in the prevention of retinal detachment. Ann Ophthal 1969, 1: 49-55. Ashrafzadeh MT. y col. Aphakic and phakic retinal detachment. Arch Ophthal 1973, 89: 476-483. Davis MD. Natural history of retinal breaks. Arch Ophthal 1974, 92: 183-194. Schepens CH L. Retinal detachment and allied diseases. WS Saunders Co. Philadelphia 1983, 1, 2. Honrubia FM y col. Profilaxis del desprendimiento de retina. Arch Soc Esp Oftal 1982, 42: 528-333. Domínguez A y col. Prevención del desprendimiento de retina mediante criocoagulación y fotocoagulación. Arch Soc Esp Oftal 1984, 47: 243-253. McPherson A.. Prophylactic treatment of retinal detachment. Controversy in Ophthalmology. WS Saunders Co. Philadelphia 1977: 535-537. laatikainen L y col. Bilateral rhegmatogenous retinal detachment. Acta Ophthal 1985, 63: 541-545. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61: 27-32 CONTROL EVOLUTIVO DE LA ATROFIA GEOGRÁFICA DE LA DEGENERACIÓN MACULAR ASOCIADA A LA EDAD* DE SANTIAGO MA, ALFONSO J, CASTRO J, PARRA T, FERNÁNDEZ-VEGA L, GARCÍA A RESUMEN SUMMARY Estudiamos la evolución de 34 ojos con degeneración macular atrófica (atrofia geográfica de la degeneración macular asociada a la edad) en 18 pacientes (13 mujeres y 5 hombres) durante un período entre 2 y 4 años (media: 3,1 años), con edades comprendidas entre 60 y 88 años (edad media 73 años). Las áreas atróficas evolucionaron a: 1) atrofia del epitelio pigmentado que se siguió de atrofia de coriocapilares; 2) aplanamiento de drusas blandas, y 3) extenderse hacia la fovea con la consiguiente disminución de agudeza que fue lenta y progresiva con evolución más rápida en los menores de 75 años. We study the evolution of 34 eyes with macular degeneration (geographic atrophy of the age-related macular degeneration) in 18 patients (13 women and 5 men) for a period of 2 and 4 years (media 3.1 years) ages between 60 and 88 years old (media age 73 years). The atrophic areas evolved to: 1) atrophy of the pigment epithelium followed by choriocapillaris atrophy; 2) leveling of soft drusen and 3) extension to the fovea resulting in a diminution of visual acuity that was slow and progressive and quicker in people under 75 years old. Palabras clave: Retina, mácula, atrofia, neovascularización, drusas. INTRODUCCIÓN La degeneración macular asociada a la edad (D.M.A.E.) o degeneración macular senil, es una de las causas más importante de ceguera por encima de los 65 años. El 14% de todos los casos nuevos de ceguera responden a esta causa. En el estudio Felmingham el 9% de la población presentaba datos de D.M.A.E. La afección casi siempre es bilateral y aproximadamente un 60% de los pacientes con D. M .A. E . presentará ceguera de ambos ojos cuando llegue a los 70 años. La patogenia de la degeneración macular asociada a la edad (D.M.A.E.) es desconocida. Se han implicado factores hereditarios pero su papel tampoco es bien conocido. Key words: Retina, macula, atrophy, neovascularization, drusen. Los cambios maculares en la D.M.A.E. se producen como consecuencia de cambios metabólicos y estructurales del epitelio pigmentado retiniano (E.P.R.), retina externa, membrana de Bruch y región coriocapilar. Las manifestaciones clínicas de la D.M.A.E. son las drusas, la neovascularización subretinal, el desprendimiento del epitelio pigmentado retiniano (D.E.P.R.), las cicatrices disciformes y la atrofia del epitelio pigmentado retiniano. Se distinguen dos tipos importantes de D.M.A.E.: 1) la forma exudativa o húmeda, responsable del 88% de pérdidas visuales. Su manifestación clínica característica son los D.E.P.R., la neovascularización coroidea o subretinal, las cicatrices disciformes y la respuesta senil tipo Coast, 2) * Comunicación presentada en el LXVI Congreso de la Sociedad Española de Oftalmología. Madrid, 1990. Hospital General de Asturias. Oviedo. Servicio Universitario de Oftalmología. Prof. Dr. L. Fernández-Vega. Correspondencia: M.ª A de Santiago Rodríguez Portavilla, 7-4.º D 332-GIJON (Asturias) DE SANTIAGO MA, et al. y la forma no exudativa o seca responsable del 12% de pérdidas visuales. Su manifestación clínica se caracteriza por drusas, cambios pigmentarios y atrofia del E.P.R. y de la retina neurosensorial. Sobre la forma atrófica de la D.M.A.E. se ha escrito poco, a pesar de que es una entidad frecuente. Ocurre en el 90% de los casos de D.M.A.E. frente al 10% de la forma exudativa. La forma atrófica conlleva en todos los casos una pérdida severa de la agudeza visual de lejos y de cerca. Generalmente es bilateral y simétrica. A esta forma de la D.M.A.E. también se la ha llamado atrofia geográfica, porque las áreas de atrofia del E.P.R. tienden a tener bordes bien definidos. Otras denominaciones han sido atrofia coroidal areolar central, degeneración macular senil y esclerosis senil coroidal. Hemos estudiado la evolución de 34 ojos con forma atrófica (o seca) de D.M.A.E. en 18 pacientes durante un periodo de tiempo comprendido entre 2 y 4 años, con una media de seguimiento de 3,1 años para determinar las características, nivel de extensión y pérdida visual en esta enfermedad. MATERIAL Y MÉTODOS Estudiamos 34 ojos de 18 pacientes con D.M.A.E. que acudieron a la consulta del Servicio Universitario de Oftalmología del Hospital General de Asturias (Oviedo). A cada uno de ellos se le realizó: 1. Historia médica completa. 2. Examen ocular completo con especial interés en la cuantificación de la agudeza visual lejos-cerca y refracción, biomicroscopia, funduscopía, fotografía de fondo y angiofluoresceingrafía (si las condiciones del paciente no lo contraindicaron o si existía lesión ocular que pudiera ser tratada con láser). 3. Examen de seguimiento anual haciendo hincapié en los cambios de la agudeza visual, funduscopia y angiofluoresceingrafía si estaba indicada. En el protocolo de cada paciente se anotaron los siguientes parámetros: edad, sexo, antecedentes personales y familiares, enfermedades oculares asociadas, los valores de agudeza visual de lejos y de cerca siempre con refracción que alcanzara máxima agudeza visual, y los resultados de fotografías y/o A.F.G. en cada visita. Las fotografías de fondo y/o la A.F.G. se utilizaron para valorar la presencia o no, de drusas, si éstas eran blandas 2 o duras y si su tamaño era grande o pequeño. También se usaron para valorar las características de la atrofia, la forma de estas (forma redonda, redonda-irregular o irregular) y la locaiización bien en mácula, fovea o extramacular. Para determinar la influencia de la edad en la evolución de la atrofia y su repercusión en la agudeza visual, dividimos a los pacientes en dos grupos: 74 años y más jóvenes (9 pacientes) y 75 años y mayores (9 pacientes). RESULTADOS Estudiamos 34 ojos de 18 pacientes. Dos ojos de dos pacientes no se incluyeron en el estudio por ser un caso amblíope y otro por tener una atrofia óptica postglaucomatosa. Hubo 13 mujeres y 5 hombres de edades comprendidas entre 60 y 88 años con una media de edad global de 73 años. La media de edad de los hombres fue de 70 años y la de las mujeres de 74. El periodo de seguimiento fue entre 2y 4 años (tabla I). En la primera visita, 9 ojos ya tenían atrofia en la fovea central con una agudeza visual inferior a 1 /10. En los 25 ojos restantes el área o las áreas de atrofia se situaron generalmente a menos de un diámetro papilar del centro de la fovea y la mayoria de los ojos, incluso al comienzo del estudio, tenían más de un foco de atrofia. La atrofia fue redonda, redondairregular o irregular (tabla ll). Las drusas estuvieron presentes en 24 ojos y en 10 ojos no existían. De los 24 ojos que tenían drusas, 9 tenían drusas blandas, 19 drusas duras y en 4 ojos se asociaron ambos tipos. En 19 ojos las drusas fueron pequeñas y en 9 ojos grandes (tabla lll). ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Control evolutivo de la atrofia geográfica de la degeneración macular asociada a la edad Durante el seguimiento 6 ojos desarrollaronmembrana neovascular subretiniana, 9 cicatriz disciforme y otros 9 D.E.P.R. La agudeza visual (A.V.) empeoró en todos los casos lenta y progresivamente (tablas IV y V). DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES La atrofia geográfica de la D.M.A.E. es una afección frecuente que origina en todos los casos una importante disminución de la agudeza visual. Los pacientes afectos describen siempre una disminución de la agudeza visual progresiva y lenta; nunca súbita y dramática como en la neovascularización subretinal. Comienzan primero con sensación de niebla o borrosidad en visión cercana que se sigue de los mismos síntomas en visión lejana y no notan distorsión de las imágenes. Ninguno de estos pacientes incluso aquellos en los que su agudeza visual disminuyó de forma significativa de un año a otro, describió esta pérdida como brusca. Lógicamente la agudeza visual está en relación directa con el grado de afectación foveolar. Si en la fovea había drusas la agudeza visual era aceptable. Por el contrario, si en la fovea se situaba la atrofia, la agudeza visual siempre era mala (0,05). De los 9 ojos en los que la atrofia no se localizaba en la fovea central, en 4 el crecimiento hacia la fovea fue muy lento, con pérdida insignificante de agudeza visual. Weiter et al. (6) han propuesto que ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 3 DE SANTIAGO MA, et al. el pigmento xantófilo ejerce un mecanismo protector que lleva al respeto foveolar. En la mayoría de los ojos la atrofia fue irregular (24 ojos) y se dio en los ojos que tenían drusas (24 ojos). En los casos en que estas drusas eran pálidas los focos de atrofia se fueron juntando, formando áreas de atrofia más extensas que invadieron o rodearon a la fovea, Shars (2) ha demostrado que las drusas pueden desaparecer y originar atrofia del E. P.R. El epitelio pigmentado retiniano siempre fue atrófico y los coriocapilares estuvieron ausentes. En 3 ojos los coriocapilares estaban presentes pero más hinchados, Henkind y Gartner (3) y más tarde Korte (4) demostraron que el E.P.R. modula la estructura y función de los coriocapilares. El E.P.R. Iibera un factor de modulación vascular difusible para el mantenimiento de los capilares normales. La ausencia de este factor origina la ausencia de los coriocapilares. En dos ojos se presentó un moteado reticular del E.P.R. en sal y pimienta antes y durante la formación de áreas de atrofia y desapareció cuando la atrofia se hizo extensa. Tres ojos tenían acúmulos de pigmento en el área de atrofia. No se vio desprendimiento de retina neurosensorial sobre las áreas de atrofia. En ninguno de los seis ojos que durante el seguimiento desarrollaron membrana neovascular subretiniana, crecieron neovasos dentro del área de atrofia, pero si en el borde o fuera de ella. Green y Key (5) han demostrado que el 35% de los ojos con neovascularización subretinal también tienen atrofia geográfica. Los cambios en el crecimiento de la atrofia generalmente son bilaterales y simétricos y están en relación con el tamaño de la atrofia; a menor tamaño crecimiento más lento y a mayor tamaño crecimiento más rápido. El crecimiento de la atrofia y la pérdida de agudeza visual fue más rápido en pacientes menores 4 de 75 años. La explicación para esto podría ser que aquellos pacientes que tienen atrofias más tempranas tienen un desarrollo más rápido que los pacientes que tienen atrofia en sus años más tardíos. La pérdida visual se relaciona directamente con la afectación ocular. La media de pérdida visual de los 34 ojos estudiados fue del 0,12. La tendencia hacia la progresión, la atrofia continuada y la afectación potencial de la fovea indican el curso evolutivo hacia la pérdida visual. BIBLIOGRAFÍA 1. Uniat LM, Olk RJ. Age-related maculopathy. Geriatric Ophthalmology 1987, 3: 22-27. 2. Sarks SH. Drusen pattems predisposing to geographic atrophy of the retinal pigment epithelium. Aust J Ophthalmol 1982, 10: 91-97. 3. Henkind P, Gartner S. The relationship between retinal pigment epithelium and the choriocapillaris. Trans Ophthalmol Soc U.K. 1983, 103: 444-447. 4. Korte GE, Reppucci V, Henkind P. PP destruction causes choriocapillary atrophy. Invest Ophthalmol Vis Sci 1984, 25: 1.135-1.145. 5. Green WR, Key SN Ill Senile macular degeneration: a histopathologic study. Trans Am Ophthalmol Soc 1977, 75: 180-254. 6. Weiter JJ, Delori F, Dorey CK. Central sparing in annular macular degeneration. Am J Ophthalmol 1988, 106: 286292. 7. Schatz H, McDonald R. 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OFTALMOL., 1991; 61: 33-38 ESTUDIO DE LA PRESIÓN INTRAOCULAR PREOPERATORIA, INTRAOPERATORIA Y POSTOPERATORIA EN EL ENFERMO CON DESPRENDIMIENTO DE RETINA* GARCÍA JL1, ROBLES JF2, RODRÍGUEZ JJ2, BOLAÑOS MJ3 PIÑERO A4, MYLONOPOULOS T1 RESUMEN SUMMARY Estudiamos la presión intraocular (P.l.O.) en 149 desprendimientos de retina (D.R.) regmatógenos y traumáticos, hailando que: a) las P.l.O. medias de los ojos sanos fueron: preoperatoria = 17,14 mmHg., intraoperatoria = 17,57 mmHg. y postoperatoria= 17,4 mmHg.; b) las P.l.O. medias de los ojos desprendidos fueron: preoperatoria = 13,12 mmHg., intraoperatoria = 21,93 mmHg., y al alta hospitalaria 15,04 mmHg. Nuestros resultados son: 1) La P.l.O. preoperatoria del ojo desprendido es menor que la del ojo sano; 2) la P.l.O. postoperatoria media del ojo que se aplica o desprende la retina. Esta presión continúa baja al dar el alta, y 3) Los ojos que quedan con P.l.O. intraoperatorias de 11 a 36 mmHg. son los que más se reaplican. We study the intraocular pressure (I.O.P.) in 149 retinal detachments (R.D.) rhegmatogenous and traumatics, we found that: a) in a group of normal eyes, the mean of l.O.P.s preoperatives is equal to 17,14 mmHg., intraoperatives to 17,57 and postoperatives to 17,4 mmHg.; b) in a second group of eyes with R.D., the mean of l.O.P.s preoperatives is equal to 13,12 mmHg., intraoperatives to 21,93 mmHg. and postoperatives (15 days later) to 15,04. Our results were: 1) The preoperative l.O.P. in the group of eyes with R.D. is significantly lower than that one of normal eyes; 2) the mean postoperative l.O.P. for reattached or detached eyes follow low at least 15 days, and 3) the eyes that showing an intraoperative l.O.P.s from 11 to 36 mmHg., found significantly more reattachments that those with hipotony or hipertony. Palabras clave: Desprendimiento de retina, presión intraocular, preoperatoria, intraoperatoria, postoperatoria, reaplicación. INTRODUCCIÓN La descripción del antecedente de hipotonía en el ojo con desprendimiento de retina es muy antiguo (Graefe, 1869 y Leber 1916). Ya Nordeson (1887) en sus trabajos apercibía que a la palpación ocular el ojo con desprendimiento era blando. * Recibido 1/10/90. 1 Adjunto del Hospital General Básico de Baza. 2 Sección de Retina. Hospital Universitario. Granada. 3 Profesor Titular de Bioestadística. 4 Catedrático de Oftalmología. Sevilla. Correspondencia: J. L. García Serrano Ribera del Beiro, 45, 1.º A 18013 GRANADA Key words: Retinal detachment, intraocular pressure, preoperative, intraoperative, postoperative, reattachment. Burton (1979) encuentra en los ojos desprendidos hipertonía, normotonía o hipotonía, aunque con predominio de esta última en los desprendimientos de retina para la mayoría de los autores (5-7). Respecto a la presión intraocular intraoperatoria, no existe una actitud clara, ni estudios que demuestren significativamente qué nivel de pre- GARCÍA JL, et al. sión intraocular es el más idóneo (alta, media o baja) para que la retina se aplique con la cirugía clásica (explante, cerclaje, hilo de Arruga, etc.). La técnica de las insuflaciones repetidas de gas expansivo (IRGE) han llevado a la idea que en esta técnica (8, 9), es conveniente que el ojo salga con una P.l.O. intraoperatoria elevada. Tras la cirugía del desprendimiento de retina, la rigidez escleral disminuye comenzando a normalizarse de 6 a 18 meses del postoperatorio. Por lo que Harbin (1979) recomienda en este período las tomas por tonometría de aplanación. La P.l.O. postoperatoria que se normaliza ya al día siguiente tras la pneumocausis, no lo hace en un plazo tan corto en la cirugía clásica. La importancia que pueda desempeñar la medida de estas presiones intraoculares para conocer la dinámica del desprendimiento de retina, no es suficientemente valorada ni conocida (11,12). Ante esto, nos planteamos las siguientes cuestiones: 1° ¿Cuál es el comportamiento de la Tensión Preoperatoria media del ojo desprendido y el sano? 2° ¿Cuál es la Tensión Intraoperatoria idónea, con la que deben salir los ojos de quirófano? 3° La presión intraocular postoperatoria (P. I .O.) del ojo desprendido ¿se normaliza ya al alta? (17-19) o baja (20), solamente actuábamos modificando ésta ante una hipotonía marcada (menor de 5 mmHg.) o una hipertonía con interrupción de la circulación en la arteria central de la retina al menos en 2 minutos (21). Justo antes de ocluir los ojos se realizaba la toma de presión ocular intraoperatoria en ambos ojos. En el postoperatorio, todo enfermo era explorado cada 3 días y a los 15 días de la cirugia, se tomaba la P.l.O. postoperatoria con tonómetro de aplanación de Goldmann (ya sin midriasis), se tomaba agudeza visual y se realizaba nuevo dibujo de la retina. RESULTADOS El estudio descriptivo de nuestra muestra se centró en la comparación de nuestras variables en los grupos 1 A (retina aplicada tras la 1,ª intervención) y 1 D (retina desprendida tras la 1.ª intervención) para evitar problemas metodológicos graves como la repetición de datos. El estudio de los 149 D.R. Io dividimos en 4 grandes apartados: 1. Estadística descriptiva de las P.l.O. 2. Estudio de algunos parámetros que modifican la P.l.O. pre, intra o postoperatoria. 3. Resumen general de tensiones oculares. 4. La P.l.O. como factor pronóstico en el D.R. MATERIAL Y MÉTODOS Nuestra muestra la formaban todos los desprendimientos de retina que acudieron al Servicio de Oftalmologia del Hospital Universitario de Granada en 20 meses consecutivos, un total de 149 desprendimientos de retina, diagnosticados y tratados con cirugía extraescleral. Al ingreso del enfermo se realizaba una historia clínica pormenorizada, con 33 variables, una gráfica de fondo de ojo y toma de tensión ocular previa a la midriasis en ambos ojos con tonómetro de aplanación de Goldmann, siempre bajo los mismos parámetros (13-15) La cirugía fue realizada por el mismo equipo quirúrgico, siempre bajo anestesia general con el mismo anestesista, tonómetro de indentación calibrado y practicada extraescleral (explante de Lincoff, banda de silastic, banda y placa de silicona, bolsillo de duramadre). Intraoperatoriamente, al no conocer cuál era la P.l.O. intraoperatoria idónea con la que debían salir nuestros D.R. del quirófano, alta (16), media 2 1. Estadística descriptiva de las presiones intraoculares Observamos que la media de la presión intraocular del ojo sano fue muy similar: preoperatoria = 7,14 mmHg., intraoperatoria = 17,57 mmHg. y postoperatoria = 17,4 mmHg. 1. P.l.O. preoperatoria ojo D.R.. Su mediafue de 13,12 mmHg. y ninguna sobrepasó los 24 mmHg. Observándose que es significativamente superior en los ojos que se aplicará la retina, respecto a los que se desprenderá tras la primera o segunda intervención («t» Student; t = 2,44, gl. = 104, p < 0,05). Encontramos que en los D.R. cuya extensión media fue de 1 cuadrante, la P.l.O. preoperatoria media fue de 14,66 mmHg., por 11,43 mmHg. cuando éste se extendía a los 4 cuadrantes, por lo que a mayor extensión del D.R. Ia P.l.O. descendía más. 2. Diferencia en la P.l.O. preoperatoria (ojo D.R.ojo sano). La diferencia media fue de —3,99 mmHg. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Estudio de la presión intraocular preoperatoria, intraoperatoria y postoperatoria en el enfermo con desprendimiento de retina 3 . P. I. O. intraoperatoria media del ojo D.R. fue de 21,93 mmHg. 4. P. I. O. intraoperatoria media del ojo D.R. (al alta). Su media fue de 15,04 mmHg. Y por último, la diferencia en la P.l.O. postoperatoria (P.l.O. D.R.-P.I.O. Sano), fue de 2,43 mmHg. 2. Seguidamente realizamos un estudio más pormenorizado de la P.l.O. preoperatoria. Esto nos llevó a comparar esta P.l.O. del ojo D.R. respecto a la del ojo sano, hallando que es significativamente menor en todos los grupos (Wilcoxon; t=7,19, R( + ) = 709, R(—) = 5732, p < 0,001). Estudiando con qué factores se correlacionaba esta caida tensional, en función de estos 7 parámetros: — Antigüedad del D.R. — Edad. — Sexo. — Miopía Magna. — Afaquia. — Avance del D.R. hasta fovea. — Avance del D.R. hasta papila. Hallamos que sólo fue significativa en caso de afaquia intracapsular anterior al D.R. («t» Student; t=3,04, gl.=131, p<0,01). Respecto a la P.l.O. intraoperatoria intentamos conocer si con tensión alta, media o baja se aplicaban significativamente más los D.R. Para ello, tomamos el grupo 1 A (retina aplicada ttas la 1ª intervención) y dividimos el grupo más pequeño 1 D (retina desprendida tras la 1 a intervención) en tres grupos aproximadamente iguales, quedando la tabla l: Encontrando que en el grupo de 11 a 36 mmHg. se aplicaban significativamente más que en los — grupos con P.l.O. bajas o altas ( X=5,19, gl.=1, p<0,025). En cuanto a la P.l.O. postoperatoria, observamos que se eleva al alta, alrededor de 1,5 mmHg., tanto en los ojos en que se desprende como en aquellos que se aplica la retina. Apre- ciándose que ya al alta esta P.l.O. en los ojos en que se aplica la retina, sigue siendo significativamente inferior que la del ojo sano, normalización que sí ocurre en los ojos con desprendimiento de retina y vitreoretinopatíá proliferativa, asociada. Observamos también que la P.l.O. postoperatoria no se ve influida significativamente, ni con la cirugía practicada (bolsillo de duramadre, explante de Lincoff o cerclaje de silastic), ni con la extensión de la cnoterapia (que tampoco modificó la P.l.O. intraoperatoria). 3. Resumen general de nuestras tensiones oculares a) Presión ocular preoperatoria: 1. Ninguna P.l.O. preoperatoria mayor de 24 mmHg. 2. La P.l.O. en los afáquicos es menor que en los fáquicos. 3. Los ojos que se aplicarán presentan una P.l.O. más alta, que en aquellos que persistirá desprendida la retina. 4. A D.R. más extensos, P.l.O. preoperatorias más bajas. Nosotros hallamos que la hipotonía preoperatoria del ojo desprendido se produce a través del desgarro retiniano por la vía de evacuación uveoescleral (22-26), negando la existencia de una vía de drenaje de humor acuoso junto al nervio óptico (27,28). b) Presión intraocular intraoperatoria: 1. La P.l.O. del ojo D.R. quedó 4 mm. más alta que en el ojo sano. 2. A P.l.O. medias (11 a 36 mmHg.) las retinas se aplican significativamente más. 3. A P.l.O. extremas (menos de 11 y más de 36 mmHg.): Los D.R. eran más antiguos, más exten- ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 3 GARCÍA JL, et al. sos, más voluminosos y con más vitreoretinopatía proliferativa (V.R.P.) asociada (tabla ll). En referencia a la P.l.O. intraoperatoria nuestro estudio nos permite afirmar que aquellos ojos que evolucionan a P.l.O. de < 11 ó >36 mmHg., en cirugía extraescleral, les empeora el porcentaje de curación. Y quizá seríá deseable buscar las P.l.O. medias a las que se dirigen espontáneamente los mejores ojos. c) Presión intraocular postoperatoria: 1. P.l.O. a 15 días se eleva 1,5 mmHg. pero no se normaliza. 2. P.l.O. solamente se normaliza al alta en ojos con V.R.P. asociada al D.R. que se aplican. 3. La P.l.O. postoperatoria no se correlaciona ni con cirugía practicada ni con la extensión de la crioterapia. 4. A largo plazo, los ojos con retina desprendida no se normalizan y sí lo hacen en aquellos que se aplica la retina (29). cirugía (29,32) y que no es completa en aquellos ojos en que la retina persiste desprendida. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 4. La presión intraocular como factor pronóstico En todo este trabajo subyace la idea que la P.l.O. no es un factor predictivo (causal del D.R.) (30), sino un factor pronóstico del D.R., como es la «fiebre en la gripe». 1. Cuando la retina está aplicada, 1 año antes del D.R. y 1 año después de la cirugía (tabla lll), la P.l.O. es muy similar a la del otro ojo (31), la ruptura retiniana y la presencia del D.R. determinan una caída de la P.l.O. Después de la intervención quirúrgica comienza la normalización tensional que no se completa hasta 3 a 10 meses después de la 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 4 Von Graefe. 1869 El tratamiento del desprendimiento de retina. Citado por Piñero Carrión A. Córdoba. 1974. Leber TH. 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Se demuestra que la indometacina y el diclofenaco inducen una más rápida resolución de la úlcera (P = 0,01 y 0,05, respectivamente), no siendo evidente este efecto para el flurbiprofén, si bien este último se ha realizado a concentraciones 100 y 10 veces menores que las anteriores. Los resultados del presente estudio plantean la existencia de un potencial terapéutico de estos fármacos en el tratamiento de la causticación corneal, siendo necesario profundizar en futuros estudios el mecanismo de acción e indicaciones de los AINES en estos casos. An study is presented regarding the effect that several non-steroidal anti-inflammatory drugs (NSAID). Where topically appliedina experimental animal model of corneal alkali burn. The efficacy that such treatment has on the evolutions of the alkali burn corneal ulcers is valuated by means of computer assisted and planimetry. It is showed that indomethacin 1 % and diclofenac 0.1 % had a positive influence on the evolution of the corneal ulcers (P 0.001 and 0.05 for each of then). Such effect was not evident for flurbiprofen 0.03% although this drug was used in much lower concentrations in regard with the others drugs. The results of this study show a potential of therapeutic effect of this drugs in corneal alkali burns, being necessary futures studies to ascertain the mechanism of action and indi cations of NSAID in such cases. Palabras clave: Córnea, causticación, álcalis, AINES, planimetría. Key words: Cornea, burn, alkali, AINES, planimetry. INTRODUCCIÓN Las causticaciones severas del ojo por álcali, frecuentemente provocan defectos epiteliales persistentes, ulceraciones corneales, etc. (1). En el contexto de un proceso inflamatorio agudo, la respuesta inflamatoria aguda está formada principalmente por polimorfonucleares (P.M.N.s) que en estas circunstancias, entre otras actividades forman y liberan radicales libres (R.L.). Las causticaciones corneales constituyen una de las más graves agresiones que ocurren en la clínica humana. Buena parte de las complicaciones y secuelas que aparecen como consecuencia de una causticación corneal son debidas a la reacción inflamatoria inducida por el cáustico. * Recibido 2/10/90. Universidad de Alicante. Facultad de Medicina. División de Oftalmología. Prof. J.L. Alio y Sanz 1 Este trabajo ha sido financiado en parte por el proyecto de la CAYCIT N.ª PM88-0178. Correspondencia: M.ª Emilia Mulet Homs División de Oftalmología Facultad de Medicina Universidad de Alicante 03690 SAN VICENTE DEL RASPEGI (Alicante) MULET M.ªE, et al. El mecanismo por el cuál el ión hidróxilo (OH) lesiona la córnea es el mismo para todas las sustancias alcalinas; la diferencia entre una sustancia y otra reside en el catión, que determina la permeabilidad de la molécula. Los radicales libres actúan en la córnea provocando una desestructuración de componentes protéicos del estroma corneal, siendo muy posible que tenga también una acción lesiva sobre los mismos queratocitos y sobre las células del endotelio corneal (2). El contacto del hidróxido sódico (NaOH) con la córnea provoca una necrosis del epitelio corneal, y al penetrar en las capas estromales, da lugar a un edema y opacificación corneal subsiguientes, la penetrabilidad del NaOH es grande, pudiéndose comprobar que el pH del humor acuoso empieza a aumentar al minuto, y que se encargará de normalizarlo el globo ocular. Se afecta el estroma corneal a pH elevado, los cationes de los álcalis, en este caso Na( + ), reaccionan con los grupos carboxilo del colágeno y de los glicosaminglicanos se desconoce la significación de la reacción. El ión hidróxilo [OH(—)] hidroliza los glicosaminglicanos con el resultado de pérdida de esta sustancia corneal que a su vez deja al colágeno desprotegido y por tanto más susceptible a la degradación enzimática. El OH(—) reacciona también con el colágeno provocándole la hidratación de sus fibras, por lo que estas aumentan de diámetro y se acortan. Es posible que la desnaturalización parcial del colágeno se deba a la alteración de la estructura covalente de su molécula por el OH(—) y haga que éste sea más soluble. Diversos enzimas colagenolíticos se han encontrado en elevadas concentraciones en las córneas causticadas por álcaiis, desconociéndose la constitución relativa de cada enzima específica del proceso ulcerativo corneal. Las colagenasas se pueden formar en el epitelio corneal por los P.M.N.s y por los fibroblastos. Existe la posibilidad de que tras la desepitelización provocada por la acción directa de los álcalis, los R.L. tengan acceso libre al estroma produciendo una degradación del colágeno y de los glicosaminos, ya que se sabe que los O-2 están presentes en las lágrimas (3). En el proceso inflamatorio que se desarrolla en las causticaciones corneales va a jugar un papel muy importante el metabolismo del ácido araquidónico y muy principalmente la formación de prostaglandinas (P.G.). 2 La formación de P.G. a través de la vía de la ciclooxigenasa es inhibida por la mayoría de los antiinflamatorios no esteroideos, entre los que destacan, por su reciente introducción en la terapéutica oftalmológica, la indometacina, el flurbiprofén y el diclofenaco sódico, estando muchos otros AINES actualmente en investigación, para la aplicación tópica en procesos inflamatorios oculares (4). El objeto de este trabajo es investigar el efecto que sobre la inflamación en la evolución clínica de la queratitis cáustica tiene la utilización de los AINE. MATERIAL Y MÉTODOS Hemos utilizado un modelo de queratitis cáustica provocada en 80 ojos de 80 conejos, realizando 4 grupos terapéuticos, de 20 conejos cada uno (20 ojos) con distintas sustancias no esteroideas para probar su diferente actuación sobre un modelo experimental de queratitis cáustica. Material —Conejo albino de raza neozelandesa de 1,5-2 kg. de peso. — Discos de papel de filtro de 5,5 mm. de diámetro embebidos en NaOH 1 N. — Anestésicos: clorhidrato de ketamina 5%, clorhidrato de mepivacaína al 25 y tetracaína tópica al 0,5%. — Colirio de flurbiprofén al 0,03% (Allergan Pharmaceutica). — Colirio de indometacina al 1% (Merck Sharp & Dohme). — Colirio de diclofenaco sódico al 0,1% (Frumtost-Zyma) . — Suero fisiológico: sustancia control. Métodos Se anestesia al conejo con ketamina l.M. (50 mg/kg.), escandicaina retrobulbar y colirio anestésico tópico. Experiencia Sobre la córnea se coloca un papel de filtro de 5,5 mm. de diámetro, embebido en una solución ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Influencia de los aines en la evolución planimétrica de la queratitis caústica experimental de NaOH 1 N durante 60 segundos, tras lo cual se lava abundantemente con suero fisiológico. Grupos de estudio Se han realizado grupos terapéuticos de 20 ojos de 20 conejos. En todos ellos se efectuó tratamiento mediante una pauta de 2 gotas, cuatro veces al día, durante 5 días. El grupo control lo tratamos con suero fisiológico, y los grupos problemas con flurbiprofén (ocufén®), indometacina (indoftol®) y diclofenaco sódico (voltarén®). Se sacrifican los animales mediante dislocación cervical y se enuclea el globo ocular, seccionando la córnea con un trépano de 9 mm. para coger la mayor parte de la córnea y en la medida de lo posible evitar los vasos limbares que puedan enmascarar los resultados obtenidos en Q.M.L. Análisis de la muestra Antes de la disección de las córneas se han realizado fotografías bajo control microscópico de cada una de ellas, dichas fotografías se proyectan sobre una pantalla de ordenador para medir el área de córnea causticada, con el programa Planimet Sketch y comprobar si hay diferencias significativas de una serie a otra con los distintos tratamientos. RESULTADOS Los valores absolutos obtenidos en el presente trabajo de las áreas (cm2) y perímetro (cm.) de las causticaciones corneales experimentales, tanto del grupo control, tratado con suero salino y los grupos problema tratados con indometacina, flurbiprofén y diclofenaco sódico figuran en las tablas I y ll. Observando los valores absolutos obtenidos de las áreas y perímetros de los distintos grupos terapéuticos ensayados, vemos que no presentan grandes diferencias respecto al grupo control, si bien cabría destacar que el grupo tratado con indometacina presenta los valores mas inferiores con respecto al control. En las tabla lll y IV se expresan los valores medios de las áreas y perímetros de los distintos grupos ensayados y su desviación estándar, asi como su significación estadística (P) hallada con el test de KolmogorovSmirnov. En ellos observamos ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 3 MULET M.ªE, et al. que tanto las áreas como los perímetros presentan diferencias no estadísticamente significativas, en el grupo tratado con flurbiprofén 0,03%, moderadamente significativas en el grupo tratado con diclofenaco sódico 0,1%, y altamente significativas en el grupo tratado con indometacina 0,5%. DISCUSIÓN Uno de los hechos fundamentales de la fisiopatología de la causticación corneal por álcalis es la invasión corneal de P.M.N.s. Estos van a liberar diversas sustancias enzimáticas como la colagenasa, que en última instancia van a convertirse en uno de los principales protagonistas de las complicaciones de la causticación como son la opacificación corneal o la perforación (1). Existen numerosos estudios que se han realizado para el control y prevención de dichas complicaciones, utilizando diferentes modalidades de tratamiento, entre las que cabe destacar la inhibición de la colagenasa (acetilcisteina) y sustancias antiinflamatorias que inhiban la explosión respira- 4 toria de los P.M.N.s (citrato sódico) y sustancias que aumentan la producción de colágeno en el interior de la córnea, como el ácido ascórbico (5). En el presente trabajo hemos estudiado la influencia que algunos AINES pueden ejercer sobre la evolución de la causticación corneal. Cada día adquiere mayor importancia la hipótesis de que los radicales libres derivados del oxigeno, juegan un papel importante en la fisiopatología de la causticación corneal, y sobre todo en la aparición de complicaciones como la perforación corneal (6). En base a ésta hipótesis es fácil deducir que protegiendo la córnea contra los radicales libres mediante saturadores o inhibidores de R.L. exógenos podríamos mejorar la evolución de la causticación y evitar las complicaciones. Los Al NES ejercen su acción inhibiendo la vía de la ciclo-oxigenasa en la cascada del ácido araquidónico, por lo que inhiben la producción de prostaglandinas y la liberación de R.L. que tienen lugar en dicha cascada metabólica. Es posible que la acción ejercida por los AINES sobre los R.L. sea debida a la inhibición de la vía de la ciclo-oxigenasa, pero también cabe la posibilidad de que los AINES ejerzan una acción directamente saturadora de R.L., especialmente sobre el radical OH. Bien sea con un mecanismo u otro, o ambos a la vez, los AINES, al actuar sobre los R.L., pueden mejorar la evolución clínica y evitar la aparición de complicaciones en la causticación corneal. En nuestro estudio no encontramos diferencias estadísticamente significativas entre el grupo control y el grupo tratado con flurbiprofén, tanto en lo que se refiere a áreas como a perímetros de las úlceras corneales (P>0,2). El grupo tratado con diclofenaco sódico presenta diferencias moderadamente significativas respecto al grupo control (P < 0,02 para áreas y P<0,05 para perímetro). El grupo tratado con indometacina presenta diferencias altamente significativas respecto al grupo control (P<0,001) tanto para áreas como perímetros de las úlceras, hecho que ya se constataba con la observación clínica de la evolución de la causticación. En trabajos previos realizados por nuestro grupo, hemos estudiado el efecto de los AINES sobre la causticación corneal (7,8) midiendo la inhibición de la Q.L.M. La Q.L.M. nos da una valoración cuantitativa de la presencia de R.L. en el proceso inflamatorio (12). En dichos trabajos observamos una importante disminución de la Q.L.M. en las córneas caustica- ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Influencia de los aines en la evolución planimétrica de la queratitis caústica experimental das y tratadas con AINES (7,8), lo que nos indica que, si bien no conocemos exactamente el mecanismo, se ha producido una disminución importante de la cantidad de R.L. en dichas córneas. Otros autores que ha ensayado sustancias especificamente saturadoras de R.L. en causticaciones corneales, han encontrado una evidente mejoría en la evolución clinica, así como en la prevención de las complicaciones, especialmente con la superóxido dismutasa (SOD) y el ácido ascórbico (6,9-11). Los resultados del presente trabajo, así como los resultados de los trabajos previos sobre Q.L.M. de nuestro grupo, nos sugieren que los AINES ejercen una acción sobre los R.L., produciendo una disminución de los mismcs en el medio inflamatorio, si bien el mecanismo preciso de estos efectos no se conoce exactamente y están bajo investigación, por lo que los AINES pueden ser utilizados en el tratamiento de las causticaciones, aunque sea de un modo complementario a otras terapéuticas. Si bien no ejercen una acción espectacular en cuanto a la mejoría clínica a corto plazo, pensamos que al disminuir la cantidad de R.L. presentes en la córnea causticada, sí pueden ejercer un papel importante en cuanto a la prevención de las complicaciones, especialmente de la perforación corneal, ya que al disminuir los R.L., evitaremos sus efectos oxidativos sobre la regeneración de las células epiteliales (6), evitando de este modo la perforación corneal. CONCLUSIONES acción favorable se debe a que los AINES promueven directamente una mayor epitelización o si dicha acción es indirecta a través de una atenuación de los procesos inflamatorios corneales en particular, cómo la disminución de radicales libres presentes en la córnea causticada pueden ejercer un papel importante en la prevención de las complicaciones, especialmente, en la perforación. BIBLIOGRAFÍA 1. 2, 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. No hemos obtenido resultados estadísticamente significativos referentes al perímetro ni al área con el flurbiprofén (P>0,2). Si obtenemos resultados estadísticamente significativos tanto con el área como con el perímetro con la indometacina y el voltarénR , lo cual implica que estos productos sí que influyen en la evolución de la úlcera corneal por causticación (P < 0,001, P < 0,02). En futuros estudios deben investigarse si esta 11. 12. 13. Hughes WF. Alkali burns of the eye. II. Clinical and pathological course. Arch Ophthalmol 1946, 36: 189-214. 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OFTALMOL., 1991; 61: 45-50 TRATAMIENTO DEL EDEMZA MACULAR CISTOIDE CON ACETAZOLAMIDA. RESULTADOS PRELIMINARES* JIMÉNEZ R, CLEMENT F, MACIAS L, SERRANO JM RESUMEN SUMMARY Presentamos los resultados clínicos y angiográficos del tratamiento con acetazolamida (125 mgr/6 h.) en 12 pacientes con edema macular cistoide postquirúrgico (Irvine-Gass), o en relación con procesos inflamatorios o heredodegenerativos. Se comprueba una mejoría parcial o completa en la mayoría de los casos (80%). We document our clinical and angiographic results in a prospective study after treat 12 patients with cystoid macular edema with acetazolamide (125 mgr/6 h.). The etiology of macular edema included Irvine-Gass syndrome, uveitis and retinal heredodegenerations. We verify a total or partial improvement in most patients (80%). Palabras clave: Edema macular, acetazolamida, Irvine-Gass, uveítis, retinosis pigmentaria. Key words: Macular edema, acetazolamide, Irvine-Gass, uveitis, retinitis pigmentosa. INTRODUCCIÓN MATERIAL Y MÉTODO El edema macular cistoide (E.M.C.) es un síndrome macular caracterizado por la presencia de un edema intraretiniano, que se aprecia clinicamente por la existencia de un engrosamiento y quistes retinianos. Angiográficamente estos quistes se rellenan tomando el aspecto de «pétalos de flor». Su etiología es múltiple (tabla I), pudiendo agruparse en procesos que alternan la barrera hematoretiniana (B.H.R.) interna (endotelio capilar), los secundarios a la lesión de la B.H.R. externa (epitelio pigmentario) y un grupo de patogenia mixta (fig. 1). El tratamiento del E.M.C. es, en general, insatisfactorio, basándose bien en reducir la fuga a nivel de las B.H.R. o bien en aumentar la reabsorción retinocoroidea (tabla ll). Dentro de este último grupo se ha postulado por algunos autores la eficacia de la acetazolamida (1) En este trabajo hemos intentado valorar el efecto de dicho fármaco en un grupo de pacientes con E.M.C. Hemos realizado un estudio prospectivo de aquellos pacientes que acudieron a nuestro Hospital desde octubre de 1988 a junio de 1989 con E.M.C. de diversas etiologías. El total de pacientes afectos fueron 12, cuatro de ellos bilaterales (16 ojos) y las etiologías incluían: — Degenerativas: Retinosis pigmentaria, 2 casos (4 ojos). — Inflamatorias: Uveitis, 2 casos (3 ojos). — Postquirúrgico: Irvine-Gass, 7 casos (8 ojos). Desprendimiento de retina: 1 caso (1 ojo). Todos estos pacientes, después de un estudio oftalmológico completo y comprobación biomicroscópica y/o angiográfica de su E.M.C., fueron tratados con acetazolamida 125 mg/6 h. durante un mínimo de 15 días. Dicho tratamiento se hizo aislado o en combinación con el tratamiento que el enfermo requiriese por su patología subyacente (corticoides tópicos o intratenonianos, indometacina o midriáticos). En todos los casos se valoró la respuesta al tratamiento mediante la evolución de la agudeza visual y/o angiográficamente. * Recibido 23/10/90. Hospital «Príncipe de Asturias». Alcalá de Henares. Jefe de Servicio: Dr. F. Clement. Correspondencia: R. Jiménez Parras Julio Palacios, 49, 5.º B 28029 MADRID JIMÉNEZ R, et al. Fig. 1: Patogenia del edema macular. En algunos casos se realizaron varios ciclos de tratamiento en función de la respuesta obtenida con acetazolamida (125 mg. cada 6 h.), en el 80% del total. El tratamiento se realizó aislado o en asociación a otras terapias (corticoides, indometacina y/o midriáticos). 2. La supresión de la acetazolamida provocó una recidiva del E.M.C. clínico y angiográfico en 5 casos (38%), obteniéndose en dos casos, de nuevo una respuesta positiva al tratamiento. 2 Fig. 2: Caso 2 antes de tratamiento. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Tratamiento del edema macular cistoide con acetazolamida. Resultados preliminares Fig. 3: Caso 2 después del tratamiento. Fig. 4: Caso 5 antes del tratamiento. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 3 JIMÉNEZ R, et al. Fig. 7: Evolución caso 4. Fig. 5: Caso 5 después del tratamiento. Fig. 8: Evolución caso 5. BIBLIOGRAFÍA 1. Fig. 6a. Fig. 6b. Figs. 6a y 6 b: Mecanismo de acción de la acetozolamida. 4 Cox SN, Hay E, Bird AC. Treatment of Chronic Macular Edema with acetazolamide. Arch Ophthalmol 1988, 106: 1.190-1.195. 2. Clement Fdez F. Síndrome de Irvine-Gass. Arch.Soc Esp Oftal 1986, 51: 35-44. 3. Tsuboi S. Measurement of the volume flow and hydraulic conductivity across the isolated dog retinal pigment epithelium. Invest Ophthalmol Vis Sci 1987: 1.776-1.782. 4. Marmor MF, Negi A. Pharmacologic modification of subretinal fluid absorption in the rabbit eye. Arch Ophthalmol 1986, 104: 1.674-1.677. 5. Kawano S, Marmor M. Metabolic influences on the absorption of serous subretinal Nuid. Invest Ophthalmol Vis Sci 1988, 29: 1.255-1.257. 6. 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OFTALMOL., 1991; 61: 51-56 ACCIÓN INHIBIDORA DE RADICALES LIBRES EN CÓRNEA DE LA MATRICARIA CHAMOMILLA* SERRA A, ALIO JL, MULET M.ª E, ARTOLA A AYALA M.ª J, DE LOS RÍOS JL1, SIMEÓN SA1, RUIZ JM RESUMEN SUMMARY Presentamos los resultados obtenidos con Matricaria Chamomilla en el tratamiento de la inflamación corneal mediante la saturación de radicales libres, empleando la quimoluminiscencia. El ensayo ha sido realizado sobre el modelo aloxánico de inflamación corneal provocado por la liberación de radicales libres en su estroma. Se ha comparado la acción de siete diferentes extractos o fracciones de la Matricaria Chamomilla, destacando la fracción F3 que contiene terpenoides oxigenados, lo que apoyaría su posible eficacia clínica administrándola tópicamente en las enfermedades inflamatorias corneales. We show in this paper the results obtained in the treatment of free-radical corneal inflammation with topically applied eyedrops of se ven different extract fractions made from in fusions of Matricaria Chamomilla. Our results show that the fraction F3, which has oxygenated terpenoids in its com position, has a very significative effect on free radical saturation measured by chemolumi nescense. Such finding suggests that Matricaria Chamomilla extract fractions might be clinically useful in the treatment of inflammatory corneal disease. Palabras clave: Quimoluminiscencia, aloxano, radicales libres, matricaria chamomilla, córnea, inflamación. INTRODUCCIÓN La inflamación ocular está involucrada en la fisiopatología de un elevado número de enfermedades oculares, independientemente de ser en sí misma causa de importantes procesos patológicos que afectan a todas las partes del globo ocular o de sus anejos. El presente trabajo se centra en una pequeña parte del esquema general de la inflamación: Los productos intermediarios de la reducción del oxigeno (los llamados «radicales libres») en la córnea. Se desarrolla un modelo experimental de inflamación corneal por liberación de radicales libres, es el modelo de queratitis por aloxano (1,2). Key words: Chemoluminescense, alloxan, freeradicals, matricaria chamomilla, cornea, inflammation. Asimismo se estudia la capacidad antiinflamatoria corneal de la Matricaria Chamomilla, midiendo su capacidad de saturar estos radicales libres. Las distintas manzanillas tienen un amplio uso en forma de infusión como antiespasmódicas y antiinflamatorias (3), siendo uno de los tratamientos más antiguos que se conocen por la cultura popular para la inflamación ocular externa; sin embargo contrasta este uso popular con la absoluta ausencia de referencias cientflicas. Por todo ello, el presente trabajo tiene como objetivo el constatar en modelos experimentales de queratitis la eficacia de dicha sustancia como controladora de la inflamación corneal experimental, centrándose nuestro estudio en la posible acción saturadora * Recibido 28/11/90. Universidad de Alicante. Facultad de Medicina. División de Oftalmología. Prof. J. L. Alio y Sanz. Correspondencia: A. Serra División de Oftalmología (Dpto. Cirugía) Universidad de Alicante 03690 SAN VICENTE DEL RASPEGI (Alicante) SERRA A, et al. de radicales libres que pueda tener esta sustancia. Uno de los aspectos menos conocidos de la fisiopatología de la inflamación corneal es la acción tóxica de los radicales libres que, como productos intermediarios, son producidos por diversos mecanismos en el curso de las enfermedades inflamatorias de la córnea. En el presente estudio pretendemos investigar la eficacia de extractos farmacológicamente depurados de Matricaria Chamomilla como saturadores de radicales libres en un modelo experimental especflico de queratitis por radicales libres (4,5). MATERIAL Y MÉTODOS Se ha utilizado como animal de experimentación el conejo albino adulto de 2 kg. aproximados de peso. En total fueron empleados 45 animales (90 ojos) que tras ser sedados con 2 cc. I.M. de clorhidrato de ketamina y anestesia retrobulbar con clorhidrato de mepivacaína, han sido sometidos a una queratitis experimental por aloxano del siguiente modo y bajo control microscópico (4,5): — Paracentesis de 0,125 ml. de humor acuoso con aguja de fino calibre (28,5G). — Inyección en cámara anterior mediante 5 emboladas de 0,2 cc. de una solución de aloxano (6) utilizando aguja de fino calibre de 28,5G . La solución de aloxano se ha utilizado a una concentración de 50 mgr. disueltos en 2 cc. de tampón cacodilato a un pH 4,5 (aloxano 0, 176 M.) (Fluka Buchs Laboratorios). La queratitis experimental por aloxano se ha producido en los 90 ojos, los cuales han sido distribuidos en 8 grupos (1 control y 7 problema) según el tratamiento recibido, el cual se ha aplicado inmediatamente después de la inyección de aloxano, con una frecuencia de 4 veces al día y durante 4 días. El primer grupo formado por 10 ojos ha sido tratado con suero fisiológico tópicamente como grupo placebo o control. Los otros 7 grupos o grupos problema han recibido tratamiento con 7 extractos diferentes de Matricaria Chamomilla o Manzanilla Dulce o de Aragón, originaria del Sur y Este de Europa (7). La obtención de las drogas ensayadas ha sido la siguiente: — Recolección, pulverización desecación de la Matricaria Chamomilla para obtener infusión al 3% P/V (13% P/V). 2 — Filtrado en frío, congelación y liofilización, obteniéndose: • Liofilizado al 10% P/V. • Liofilizado al 20% P/V. — El liofilizado se extrae sucesivamente líquidolíquido con disolventes (cloroformo, butanol, metanol) (de estas tres fracciones la más activa es la clorofórmica, que es la utilizada, para el ensayo terapéutico del grupo FC 3% P/V). — La fracción clorofórmica se pasa por columna cromatográfica de silicagel, siendo la fase móvil una mezcla de cloroformo metanol: 90-10. Se obtienen varias fracciones, de las cuales se han ensayado 3, recibiendo el nombre de: • F1: Fracción de terpenoides no oxigenados. • F2: Otra fracción de terpenoides no oxigenados. • F3: Fracción de terpenoides oxigenados; que por ser la fracción más activa se estudió su composición, obteniéndose en la misma bisabololóxidos A y B y bisabolol. Se han empleado 14 ojos en el grupo 1 3% P/V 12 ojos en el grupo L 10% P/V, 12 ojos en el grupo L 20% P/V, 12 ojos en el FC 3% P/V, 10 en el grupo F1, 10 en el F2 y 10 en el F3. Todos los extractos y fracciones de Matricaria Chamomilla utilizados para realizar los ensayos terapéuticos en inflamación corneal experimental, han sido preparados y proporcionados por el Departamento de Farmacognosia y Farmacodinamia de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Valencia. Después de sacrificar los animales y seccionar las córneas por el limbo, se ha utilizado como método de valoración objetiva de la inflamación corneal la quimoluminiscencia; método físico que se ha demostrado tanto por nosotros como por otros autores (8-10) como altamente eficaz en la valoración cuantitativa de la inflamación corneal provocada por diversos agentes etiológicos, asi como en la evaluación experimental de la eficacia que tiene sobre la inflamación corneal algunos agentes terapéuticos. La evaluación estadística se ha practicado utilizando el test «t» de Student. El nivel de significación mínimo aceptable ha sido considerado P ≤ 0,05 RESULTADOS En la tabla I se exponen los resultados de quimoluminiscencia obtenidos en todos los grupos. En la primera columna se muestran los 8 grupos, ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Acción inhibidora de radicales libres en córnea de la matricaria chamomilla siendo el primero el grupo control o testigo y siguiéndole los 7 grupos problema tratados con los correspondientes extractos de Matricaria Chamomilla. En la segunda columna se exponen los números de casos (ojos) que están comprendidos en cada grupo. La tercera y cuarta columna corresponden a las medias y desviaciones estándar de los valores de quimoluminiscencia sin luminol y con luminol, respectivamente. De la diferencia entre estas dos medidas resulta la quimoluminiscencia final, que viene representada en la quinta columna. Se observa en la tabla I que las medias de quimoluminiscencia del grupo control y el primer grupo problema tratado con infusión de Matricaria Chamomilla, están muy próximos entre sí, siendo la diferencia entre ellas no significativa, como se observa en la última columna. Sin embargo, el resto de grupos problema, seis en total, presentan valores medios de quimoluminiscencia que, siendo muy similares entre sí, son siempre inferiores a los del grupo control o testigo. Las diferencias encontradas entre estos seis grupos problema y el grupo control son estadísticamente significativas. En la figura 1 se exponen los porcentajes de inhibición de quimoluminiscencia, representados por histogramas, de los siete grupos problema. Vemos que en el grupo tratado con infusión acuosa de Matricaria Chamomilla no existe inhibición de quimoluminiscencia, mientras que en todos los demás grupos, correspondientes a los problemas que han recibido tratamiento con los sucesivos extractos obtenidos, la inhibición de quimoluminiscencia es del 67, 75, 79, 60, 73 y 84% respecto al grupo control, siendo la máxima inhibición la producida por la fracción F3. DISCUSIÓN Los estudios sobre Matricaria Chamomilla son amplios, llegándose en la actualidad a un buen conocimiento de ella, desde el punto de vista químico; sin embargo, aunque es ampliamente utilizada como antiinflamatoria a nivel ocular, existen pocos estudios cientificos acerca de esta acción antiinflamatoria. En este trabajo se pretenden demostrar las propiedades antiinflamatorias corneales de la Matricaria Chamomilla basadas en la saturación de radicales libres. La quimoluminiscencia está asociada con la formación y liberación de radicales libres por los P.M.N.s y por los macrófagos, cuan.do en ellos, al ser activados por un estímulo inflamatorio, se produce la «explosión respiratoria» que es una vía respiratoria oxidativa intracelular extramitocondrial. Es por ello que la quimoluminiscencia nos permite valorar el grado de inflamación de un tejido, es decir, nos permite cuantificar su grado de infiltración por células inflamatorias activadas (8,9, 11,12). Hemos elegido el modelo aloxánico como modelo experimental de inflamación corneal provocado específicamente por radicales libres (4), para estudiar el posible efecto que la Matricaria Chamomilla posee como saturadora de dichos radicales libres. El grupo de 14 ojos a los que se les ha inyectado aloxano en cámara anterior y han sido tratados con infusión de Matricaria Chamomilla al 3% P/V, no presentan reducción de la inflamación corneal, pues las cifras de quimoluminiscencia se mantienen elevadas al igual que en el grupo control; estamos ante unas córneas infiltradas por células inflamatorias activadas. Pen- ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 3 SERRA A, et al. samos que los diferentes principios activos antiinflamatorios de la Matricaria Chamomilla quedan enmascarados entre sí en la infusión, porque en nuestros resultados las sucesivas fracciones de la Matricaria Chamomilla si que han producido una disminución en los valores de quimoluminiscencia corneal (tabla 1, fig. 1), por lo tanto, podemos afirmar que ha disminuido el grado de inflamación corneal, ya que como confirman otros estudios, la quimoluminiscencia es un método muy sensible que nos permite cuantificar el grado de inflamación corneal (8,10). La fracción F3 se muestra como la droga antiinflamatoria con más poder de inhibir la quimoluminiscencia corneal (disminuye la quimoluminiscencia respecto al grupo control en un 84%). Esta fracción está formada por terpenoides oxigenados siendo el componente mayoritario el bisabololóxido A y B y en menor proporción, el bisabolol compuestos ya descritos por otros autores en la esencia de Matricaria Chamomilla (13). Comparando otros estudios en los que se han utilizado fármacos antiinflamatorios (14) como saturadores de radicales libres, la acción del liofilizado al 10% P/V es similar a la acción de la indometacina, el liofilizado al 20% y la fracción F2 comparable a la superóxido dismutasa, y la más potente, la F3 es comparable a la dexametasona. Según nuestros resultados, podemos afirmar que diversas fracciones de la Matricaria Chamomilla, destacando la fracción F3 rica enterpenoides 4 oxigenados, posee acción antiinflamatoria como saturadora de radicales libres, disminuyendo significativamente los valores de quimoluminiscencia. Los resultados del presente estudio apoyarían la posible eficacia clínica de la Matricaria Chamomilla administrada tópicamente en las enfermedades inflamatorias de la córnea. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. Alio JL, Ayala MJ, Mulet ME, Artola A, De Juan J, RIbera J. Fernández E, Cuenca N. Modelo experimental de inflamación ocular por radicales libres. Comunicación al LXIII Congreso de la S.E.O. Oviedo. 1987. Mulet ME, Artola A, Ayala MJ, Alio JL, Satorre J. Radicales libres e inflamación corneal. Valoración mediante Q.M.L. Resultadospreliminares. Arch Soc Esp Oftal Invest 1988, 1: 61-66. Dabrio MV. Cromatografía de Gases. Alhambra. 1971, 1: 3-4. Ayala MJ. Modelos experimentales de inflamación ocular. Memoria de Licenciatura. Universidad de Alicante. 1988. Ayala MJ, Artola A, Mulet ME, Serra A, Satorre J, Alio JL. Radicales libres y edema corneal. Alteraciones corneales tempranas tras inyección intracamerular de aloxano. Arch Soc Esp Oftal (en prensa). Langham N. 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Se observa reducción en los valores de quimoluminiscencia y por tanto acción saturadora de radicales libres corneales de la Santolina Chamaecyparissus. We have studied the effects that Santolina Chamaecyparissus infusions eyedrops have on free-radical saturation in an experimental model of freeradical corneal inflammation (Alloxanic model). The results of our study show that Santolina Chamaecypanssus eyedrops cause a significative decrease in the chemoluminescense levels of the alloxanic model and, hence, that such treatment has a significative effect oh free-radical scavenging in corneal inflammation. Key words: Chemoluminescense, alloxan, freeradicals, santolina chamaecyparissus, cornea, inflammation. Palabras clave: Quimoluminiscencia, aloxano, radicales libres, santolina chamaecyparissus, córnea, inflamación. INTRODUCCIÓN La inflamación ocular es uno de los temas que actualmente suscita mayor interés investigador en Oftalmología tanto por la frecuencia y gravedad de los procesos inflamatorios oculares como por las complicaciones y elevado número de secuelas a que da lugar. En estudios precedentes nosotros hemos informado de nuestros primeros resultados en la línea de investigación centrada en el estudio de la inflamación corneal, destacando el papel de los radicales libres, como productos intermediarios de la reducción del oxígeno presentes en procesos inflamatorios corneales (1-3). Uno de los objetivos principales de nuestros estudios es el desarrollo de nuevas terapéuticas encaminadas al control de las enfermedades inflamatorias corneales basadas en la saturación de dichos radicales libres. Las infusiones de Santolina Chamaecyparissus más conocida como «manzanilla amarga» o de «Mahón» han sido ampliamente utilizadas (sobre todo en la zona Mediterránea), en forma de baños oculares como terapéutica de los procesos inflamatorios externos del globo ocular y sus anejos, siendo su utilidad aparentemente reforzada por lo antiguo y tradicional de su uso (4). En fecha reciente han podido demostrarse propiedades farmacológicas concretas de esta espe- * Recibido 28/11/90. Universidad de Alicante. Facultad de Medicina. División de Oftalmología. Prof. J. L. Alio y Sanz. 1 División de Farmacognosia y Farmacodinámica. Facultad de Farmacia. Universidad de Valencia. Correspondencia: A. Serra División de Oftalmología (Dpto. Cirugía) Universidad de Alicante 03690 SAN VICENTE DEL RASPEGI (Alicante) SERRA A, et al. cie, que parecen justificar el uso que de ella se hace en otros aparatos orgánicos tales como el aparato digestivo, como antiinflamatoria y antiespasmódica (5 6). Sin embargo no se observa en la literatura oftalmológica ningún estudio cientflico a cerca de la eficacia de las infusiones de Santolina Chamaecyparissus a nivel ocular. En el presente trabajo hemos realizado ensayos terapéuticos con extractos farmacológicamente purificados de Santolina Chamaecyparissus, originaria de la región Mediterránea, se han realizado sobre un modelo experimental de inflamación y edema corneal: el modelo aloxánico (1-3). El mecanismo intrínseco de acción del aloxano se asume que se ejerce a través de la formación de radicales libres en los tejidos orgánicos (1-3). El objetivo final del presente estudio es el de valorar la capacidad antiinflamatoria de la Santolina Chamaecyparissus como sustancia saturadora de radicales libres en la queratitis experimental aloxánica. MATERIAL Y MÉTODOS Como animal de experimentación se empleó el conejo albino adulto de 2 kg. de peso aproximado. En total fueron utilizados 15 animales de este tipo. Cinco de ellos (10 ojos) para el grupo testigo que recibió tratamiento placebo con suero fisiológico, y 10 (20 ojos) para el grupo problema tratado con extracto terapéutico. El modelo aloxánico experimental de inflamación ocular por radicales libres que se utilizó en todos los casos, fue el modelo por aloxano. Los animales son anestesiados con clorhidrato de ketamina l.M. a dosis de 1 cc. por Kg. de peso (7) y con 0,5 ml. de clorhidrato de mepivacaína retrobulbal. El aloxano se utilizó a una concentración de 50 mgr. disueltos en 2 cc. de tampón cacodilato a un pH 4,5 (aloxano 0,176 M.) (Fluka Laboratorios). Se inyectó 0,2 cc. de esta solución en la cámara anterior del ojo del conejo mediante una aguja de 28 5G bajo control microscópico. Los 0,2 cc. de la solución son inyectados en cinco emboladas, manteniendo la última durante 30 segundos antes de retirar la aguja de la cámara anterior. El tratamiento del grupo control fue efectuado con suero fisiológico tópicamente aplicado cuatro veces al día durante cuatro días. El grupo problema fue tratado con extracto acuoso de Santolina Chamaecyparissus al 2,5% PN tópicamente, cuatro veces al día durante cuatro días. 2 La extracción del extracto depurado de Santolina Chamaecyparissus la realizó el Departamento de Farmacognosia y Farmacodinamia de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Valencia. Para su obtención fueron seguidas las siguientes etapas: 1 . Recolección: La Santolina Chamaecyparissus fue recolectada en el término municipal de Ayora. 2. Desecación: Desecada a temperatura ambiente con renovación de aire y protegida de los rayos solares. 3. Pulverización: Se llevó a cabo en un molino de martillos con un tamiz de 6 mm. 4. Extracción: Por infusión al 10% PN tras la cual se obtuvo extracto acuoso por filtración al vacío con concentración al 2,5% P/V. Como método de valoración objetiva en la inflamación corneal se utilizó un método físico: la quimoluminiscencia. Desarrollada según la técnica de Chusid y cols. (8) modificada por nuestro grupo a efectos de su aplicación en nuestra línea de trabajo (1,9). Tras sacrificar a los animales y seccionarles sus córneas por el limbo, estas fueron procesadas para el estudio de quimoluminiscencia con un espectrofotómetro de líquido de centelleo Beckman 2.800 L.S. La evaluación se practicó utilizando el test «t» de Student. El nivel de significación mínimo aceptable se consideró P ≤ 0,05. RESU LTADOS Grupo control Los animales que habían recibido inyección de aloxano en cámara anterior y fueron tratadoscon suero fisiológico a efectos de testigo, presentan unos valores de quimoluminiscencia que se exponen en la tabla I. En la primera columna de la tabla I se ordenan las córneas de cada animal correspondientes al grupo aloxano-placebo (A.P.) y numeradas según el animal al que pertenecían. En la segunda columna se muestra la primera medida de quimoluminiscencia o sin luminol; en la siguiente columna las cifras obtenidas en una segunda medida de quimoluminiscencia o con luminol, y por último la medida final de quimoluminiscencia, que resulta de la diferencia entre la medida con luminol y la medida sin luminol. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Acción inhibidora de radicales libres en córnea de la santolina chamaecyparissus Los resultados de quimoluminiscencia de este grupo aloxano-placebo que observamos en la tabla I son elevados y variables, desde valores muy altos como los de A.P.2 O.D., A.P.2 O.I., A.P.4 O.D., A.P.4 O.1. hasta valores moderadamente altos como A.P.1 O.D., A.P.3 O.D., A.P.3 O.1. Grupo problema (Santolina Chamaecyparissus) En la tabla II se exponen los valores de quimoluminiscencia correspondientes a las córneas de los animales a los que se les inyectó aloxano en cámara anterior y fueron tratados con Santolina Chamaecyparissus Los resultados de quimoluminiscencia del grupo problema muestran cifras muy inferiores a los tratados con placebo del grupo control, como se observa en la tabla II. En la Tabla lll se exponen las medidas y desviaciones estándar de las medidas de quimoluminiscencia final (diferencia entre medida con y sin luminol) de los dos grupos: control y problema. Observamos una disminución en los valores de quimoluminiscencia del grupo tratado con Santolina Chamaecyparissus (problema). Diferencia con significación estadística (P < 0,01). El porcentaje de inhibición de quimoluminiscencia del grupo tratado con Santolina Chamaecyparissus es del 57%. Calculado según la fórmula propuesta por Chusid y col. (8). DISCUSIÓN La primera respuesta inflamatoria de la córnea a la mayoría de estimulos tóxicos consiste en el ingreso de gran número de leucocitos P.M.N.s en el interior de la misma (10-13). Actualmente la atención se centra en ciertos tóxicos derivados del oxigeno que juegan un papel importante en el desarrollo del daño histológico en los tejidos (entre ellos la córnea), cuando son liberados por los polimorfonucleares en la «explosión respiratoria» que se produce tras ser atraidos los leucocitos P.M.N.s hacia el lugar de la agresión, y una vez allí sufrir una serie de cambios metabólicos. Estos tóxicos liberados son los radicales libres, como el anión superóxido, el peróxido de hidrógeno y los hidroxiradicales los cuales tienen un alto contenido en oxígeno, por lo cual son altamente reactivos (14). Para estudiar el posible efecto que algunas drogas antiinflamatorias poseen como saturadoras de radicales libres, hemos escogido un modelo experimental de inflamación corneal provocado especi- ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 3 SERRA A, et al. ficamente por los radicales libres. Es el modelo aloxánico. Ya que actualmente las inflamaciones externas del globo ocular son tratadas con fármacos antiinflamatorios esteroideos o no esteroideos, no exentos de efectos secundarios o indeseables tales como la capacidad hipertensiva ocular o la fuerte intolerancia respectivamente, consideramos de gran importancia la investigación de drogas que nos permitan tratar o controlar la inflamación corneal. Concretamente estudiamos el poder antiinflamatorio midiendo la capacidad de saturación de radicales libres. La técnica de la quimoluminiscencia corneal está asociada con la formación y liberación de radicales libres por los P.M.N.s y macrófagos, por ello nos permite valorar el grado de inflamación de un tejido, es decir, nos permite cuantificar su grado de infiltración por células inflamatorias activadas (8,15,16). En nuestros resultados la Santolina Chamaecyparissus se muestra como droga antiinflamatoria con poder de inhibir la quimoluminiscencia corneal (en un porcentaje de inhibición del 57% respecto al grupo control). Por lo tanto según estos resultados, y sin prejuicio de otras conclusiones posteriores en otros modelos inflamatorios, sugerimos la posible importancia clínica de la Santolina Chamaecyparissus como saturadora de radicales libres, y le dejamos puerta abierta como eficaz tratamiento antiinflamatorio. 4 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 16. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. Mulet ME, Artola A, Ayala MJ, Serra A, Alio JL, Satorre J: Radicales libres e inflamación Corneal. 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The one-and-a-half syndrome is a disorder of the extraocular movements characterized by a conjugate horizontal gaze palsy in one direction associated to an internuclear ophthalmoplegy in the other. A case of this infrequent syndrome due to a inferodorsal pontine hemorrhage is presented, being the pathogenesis of its clinical manifestations discussed. Palabras clave: Hemorragia protuberancial, parálisis supranucleares, sindrome de Fisher, síndrome del uno y medio. INTRODUCCIÓN El sindrome del uno y medio consiste en una alteración de la motilidad ocular extrinseca, caracterizada por una parálisis de la mirada conjugada horizontal homolateral y una oftalmoplejia internuclear en la mirada hacia el lado contralateral. Fue descrito por primera vez en 1967 por Fisher (1), que lo denominó de esta manera peculiar al estar abolidos todos los movimientos horizontales hacia el lado de la lesión («uno») y los movimientos de adducción hacia el otro lado («y medio»), permaneciendo como único movimiento horizontal la abducción del ojo contralateral. Desde entonces, el número de casos descritos con esta patología ha sido escaso, habiéndose publicado tan solo 49 casos en la literatura hasta 1983 (2). En España se han descrito varios casos en los últimos años (3-9). Las manifestaciones de esta enfermedad permiten una localización topográfica muy precisa de * Recibido 27/2/91. Hospital Clínico Universitario de Valladolid. Departamento de Oftalmología. Correspondencia: S. Angulo Pío Del Río Hortega, 14, 4.º C 47014 VALLADOLID Key words: Fisher's syndrome, internuclear ophthalmoplegy, one-and-a-half syndrome, pontine hemorrhage, supranuclear palsys. la lesión. Salvo en el hipotético caso de dos patologías simultáneas e independientes, su clínica indica que la lesión radica, necesariamente, en la parte más baja de la protuberancia afectando unilateralmente a la formación reticular protuberancial paramediana (F.R.P.P.), al núcleo del Vl par y al fasciculo longitudinal medio. Se presenta un caso de esta patología poco frecuente, discutiéndose sus características clínicas asi como las vías nerviosas implicadas en su patogenia. CASO CLÍNICO Mujer de 71 años que acudio al Servicio de Urgencias porque, encontrándose previamente bien, comenzó de forma brusca con sensación de mareos, náuseas y vértigo, así como incapacidad para mirar a la derecha. ANGULO S, et al. La paciente no referia antecedentes familiares ni personales de interés, salvo una gastrectomía por ulcus gástrico hacía 15 años. En la exploración general la paciente se hailaba consciente y orientada. Se apreciaba una parálisis facial periférica derecha acompañada de sensación parestésica en esa hemicara. Las constantes vitales estaban dentro de la normalidad, excepto la tensión arterial (200/100mmHg.). Los estudios de rutina de laboratorio se encontraban en los límites normales. En la exploración oftalmológica se puso de manifiesto la imposibilidad para realizar ningún movimiento ocular hacia la derecha, ya fueran de seguimiento, sacádicos o provocados por maniobras oculocefálicas. En la mirada hacia la izquier- da, el ojo izquierdo realizaba la abducción con movimientos nistágmicos, mientras que el ojo derecho permanecía fijo en posición primaria. Con el cover test se comprobó una exotropía del ojo izquierdo así como una ligera hipertropía del ojo derecho. Los movimientos de convergencia estaban conservados (fig. 1). Las pupilas eran normoreactivas, aunque existía una discreta anisocoria, ya que la pupila derecha tenía un diámetro de 2 mm. y a la izquierda de 3 mm. La agudeza visual corregida fue de 0,4 en el ojo derecho y 1,00 en el izquierdo. El examen biomicroscópico puso de manifiesto una úlcera corneal en ojo derecho, probablemente responsable de la disminución de la agudeza visual. Esta úlcera era Fig. 1: Arriba izquierda Exotropía en posición primaria de la mirada. Arriba derecha Conservación de los movimientos de convergencia. Abajo izquierda Ningún ojo puede desviarse más alla de la línea media cuando la paciente intenta mirar hacia la derecha. Abajo derecha Al mirar hacia la izquierda el ojo derecho no puede abducir mientras que el izquierdo abduce. 2 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Síndrome del uno y medio (Síndrome de Fisher) prácticamente indolora, sugiriendo la existencia de una hiposensibilidad corneal. El fondo de ojo no mostraba alteraciones valorables, salvo una discreta reducción del calibre de los vasos. La paciente fue diagnosticada de síndrome de uno y medio, indicándose la realización de una tomografía axial computarizada de la región pontina, que puso de manifiesto una pequeña hemorragia en la parte posteroinferior de la protuberancia, al lado derecho de línea media (fig. 2). DISCUSIÓN El síndrome del uno y medio asocia una parálisis de la mirada conjugada hacia el lado de la lesión y una oftalmoplejía internuclear al mirar hacia el lado contrario. Este hecho, junto con el resto de manifestaciones que generalmente le acompañan, hace que el diagnóstico topográfico de la lesión sea extremadamente preciso, simplificando el resto de las pruebas complementarias (tomografía computarizada, resonancia nuclear magnética, etc.). Con vistas a una mejor sistematización del cuadro, se irá discutiendo el sustrato anatómico de las manifestaciones clínicas de la paciente . En este síndrome, la parálisis de la mirada horizontal hacia un lado puede tener cuatro origenes Fig. 2: Tomografía axial computarizada en la que se observa una pequeña hemorragia localizada en la parte posterior del lado derecho de la protuberancia. Fig. 3: Esquema de la protuberancia en el que se muestra la localización de la lesión en el síndrome del uno y medio, así como la causa de la parálisis facial periférica. 1. fascículo longitudinal medio; 2 motor ocular común; 3 nervio facial; 4 núcleo del facial; 5 motor ocular externo; 6 formación reticular protuberancial paramediana. teóricos diferentes: 1) la F.R.P.P. ipsilateral exclusivamente; 2) el núcleo del Vl par ipsilateral solo; 3) la afectación tanto del núcleo del Vl como de la F.R.P.P. ipsilaterales, y 4) afectación de las fibras de las motoneuronas del núcleo del Vl par ipsilateral y el fascículo longitudinal medial contralateral (10) (fig. 3). Clínicamente resulta imposible distinguir si la afectación se produce en la F.R.P.P. en las proximidades del núcleo del Vl par o en el propio núcleo, existiendo trabajos que hacen el diagnóstico diferencial entre estas dos localizaciones por electrooculografía (11). Sin embargo, una parálisis facial periférica como la presentada por la paciente, sugiere un origen nuclear, ya que la rodilla del nervio facial va a rodear al núcleo del Vl par (12). La oftalmoplejia internuclear se caracteriza por la imposibilidad de realizar el movimiento de ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 3 ANGULO S, et al. adducción del ojo ipsilateral cuando dirige la mirada hacia el lado contralateral acompañada de una abducción con movimientos nistágmicos del ojo contralateral (13). Su origen es la interrupción del fasciculo longitudinal medio ipsilateral, una vez que ha cruzado la linea media caudalmente en la protuberancia desde su origen en el núcleo del Vl par contralateral. De este modo, el núcleo oculomotor ipsilateral queda desconectado y no se produce la adducción. El origen del nistagmus en la abducción del ojo contralateral probablemente sea el resultado de un incremento de los impulsos inervacionales al recto medio parético que, por la ley de Hering, se transmiten al recto lateral del otro ojo (14). Como era esperable, la convergencia estaba conservada. El conocimiento de las vías supranucleares responsables de este movimiento todavía es escaso, sin embargo parece probable que el respeto de la convergencia en presencia de lesiones pontinas o intracerebrales se deba a que sus vías llegan al área oculomotora a través de la región del colículo superior (15). La anisocoria descrita en la paciente es otra manifestación que se asocia frecuentemente al síndrome del uno y medio. Se trata de una miosis de la pupila ipsilateral debida a la disfunción de las fibras simpáticas descendentes en la formación reticular del tegmento lateral (16). Otra característica común en este síndrome es la exotropía, de ahí que recibiera el nombre de exotropía paralítica pontina (17). Su causa se atribuye a desviación tónica de los ojos hacia el lado contralateral que se produce en las lesiones agudas de la F.R.P.P. El ojo ipsilateral no se puede desviar medialmente por la asociación de la oftalmoplejía internuclear, lo que da lugar al estrabismo divergente. La hipertropia que presentaba la paciente no es rara en las oftalmoplejias internucleares. Generalmente se afecta el ojo ipsilateral (18), como en el presente caso, pero no tiene hasta el momento una patogenia conocida. Existen múltiples causas responsables de este síndrome, siendo las más frecuentes la esclerosis en placas en sujetos jóvenes, y el infarto cerebral en adultos. Otras causas menos frecuentes son la hemorragia pontina, como el caso que nos ocupa, malformaciones arteriovenosas, aneurisma de la arteria basilar o tumores como el glioma y el astrocitoma (2). La realización de una tomografía axial computarizada o una resonancia magnética nuclear es imprescindible, al ser muy diferente el tratamiento inmediato de dos de las causas más fre- 4 cuentes del cuadro: el infarto y la hemorragia (16). El estudio de este síndrome y otros cuadros neurológicos con localización topográfica precisa, permitirá con la ayuda de los modernos métodos de diagnóstico de imagen, un mayor avance en los conocimientos de las vias supranucleares de la motilidad ocular. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. Fisher CM. Some neuro-ophthalmological observations. J Neurol Neurosurg Psychiatry 1967, 30: 383-392. Wall M, Wray SH. The one-and-a-half syndrome. A unilateral disorder of the pontine tegmentum: A study of 20 cases and review of the literature. Neurology 1983, 33: 971 -980. Aguirre M, Castiella JC, Orbegozo J, Garrido J. Síndrome del uno y medio. Características clínicas a propósito de un caso. Oftalmoneurologia 1984: 67-71. 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Los resultados nos muestran un E.R.G. subnormal en 8 casos y una relación «b/a» dentro de la normalidad. Sin embargo, los POs están alterados en todos los casos, ya sea el rojo, el blanco o ambos. Mostramos las principales ventajas del estudio con POs de estos enfermos. A study of Electroretinography (E.R.G.) and red-white Oscillatory Potentials (OPs) in 17 patients suffering retinal venous occlusion disease with ischemic pattern was performed. In 6 cases the occlusion was in the central vein and 11 cases was in a venous branch. We compare the results with a control group of the same age. We have found just in 8 cases an abnormal E.R.G., and the rest of patients the «b/a» ratio was inside the normal limits; OPs were abnormal ranges in all studied cases (redOPs, white-OPs or both them). We are showing the advantages of the OPs exploration in the study of patients with retinal venous occlusive disease. Palabras clave: Potenciales oscilatorios, electroretinografía, obstrucciones venosas retinianas. Key words: Oscillatory potentials, electroretinography, retinal venous occlusive disease. INTRODUCCIÓN MATERIAL Y MÉTODOS Los potenciales oscilatorios (POs) son ondas que se encuentran en el electroretinograma (E.R.G.) y que se suponen originados en estructuras de la capa nuclear interna de la retina. Su utilidad radica en que se alteran precozmente en enfermedades vasculares retinianas; así se han descrito modificados en estadios precoces de la retinopatía diabética, oclusión de la arteria central de la retina, etc., pareciendo existir una correlación entre las alteraciones circulatorias de la retina y la disminución de los POs (1). Presentamos un estudio de POs y E.R.G. realizados en pacientes con diversos tipos de trombosis venosas retinianas con componente isquémico. Estudio electroretinógrafo realizado en 17 pacientes consecutivos con trombosis venosa retiniana. De ellos 11 eran varones y 6 mujeres; la edad media fue de 60,3 ± 10,6 años (55,8 en varones y 68,5 en mujeres). En la tabla I se muestran las principales características clínicas de los pacientes: destaca el hecho de que la enfermedad sistémica más frecuentemente asociada, fue la hipertensión arterial. Fueron excluidos de este estudio los casos que tenían glaucoma, retinopatía diabética, catarata avanzada y otras retinopatías vasculares, debido al efecto de estas enfermedades sobre el E.R.G. y los POs. En todos los enfermos seleccionados se efectuó una explora- * Recibido 12/4/91. Hospital Xeral de Vigo. Servicio Galego da Saude. Servicios de Oftalmología1 y Neurofisiología2. Correspondencia: Javier Moreno Montañés Gran Vía, 146, 2.ª dcha. 36211 VIGO MORENO J, et al. ción completa ocular que incluía angiofluoresceingrafía (A.F.G.), para confirmar que presentaba una obstrucción venosa con componente isquémico. El estudio electrofisiológico se efectuó con un equipo Nihon Kohden, cuyas características técnicas han sido citadas anteriormente (2). El E.R.G. se realizó con la pupila sin dilatar y tras 15 minutos de adaptación a la oscuridad; estimulación con flash de luz blanca de 0,6 julios de intensidad y un estímulo/segundo. El barrido fue de 20 mseg/DlV y la sensibilidad de 100 µV/DIV. El filtro de baja fue de 1,5 Hz y el de alta de 1.000 Hz. El electrodo de referencia se situó en córnea, el activo en FZ y el de tierra en lóbulo de la oreja. Se promediaron entre 1 6 y 32 respuestas según la calidad del registro. Los POs se realizaron mediante flash de luz blanca y de luz roja (filtro Kodak Wratten n° 26), con una intensidad de 20 julios; el resto de las características fueron las mismas que el E.R.G., excepto que el filtro de baja se situó en 50 Hz y el de alta de 300 Hz., la amplificación en 50 µV/DIV, y el barrido fue de 10 mseg/DlV. Medimos las latencias y amplitudes de las ondas «a» y «b», asi como el cociente «b/a» del E.R.G. Dividimos el E.R.G. en 5 tipos según la clasificación de Henkes (3): negativo (—), subnormal, normal, positivo ( + ) y supernormal (Tabla ll). En los POs (gráf. 1), medimos las latencias y las amplitudes de cada una de la sondas (O1, O2, O3, O4 y O5) mediante el método denominado «callipersquare» (1), y realizamos la suma de amplitudes (3 primeras ondas de los POs-blanco, y 5 de los POs-rojo). Comparamos mediante la «t» de Student los resultados obtenidos en el grupo enfermo con los de un grupo control de 68 ojos, pertenecientes a 34 personas sin enfermedad sistémica ni alteración ocular, y con una ametropia de ± 1 dioptría. Como de los resultados del E.R.G. y POs en la población sana disminuyen con la edad, utilizamos para compararlos el grupo de casos sanos, con edades similares a las de los pacientes – con trombosis: los mayores de 50 años (X = 59,6 ± 5,6). RESULTADOS Los resultados del E.R.G. y de los POs en el grupo enfermo se muestran en la tabla lll; en la tabla IV se indican a modo de resumen las alteraciones encontradas. Como puede observarse, en todos los casos, los POs se encontraron disminuidos respecto del grupo control, ya sea el POs-blanco, 2 Graf 1: Potenciales oscilatorios normales (grupo control). POs-rojo o ambos; en 10 enfermos se encontraron totalmente abolidos los POs-rojo, en 5 casos los POsblanco, y en 4 enfermos estaban abolidos ambos. En 4 enfermos (casos 7, 1 2, 1 3 y 16) se encontraron abolidos o disminuidos los POsrojo con normalidad en los POs-blanco. La comparación entre los POs afectados y los datos clínicos (tabla I) no parece sugerir que se alteren más los POs en casos con afectación más extensa de la retina o que dependa del tiempo de evolución, tampoco que dependa de la edad o el tiempo de evolución, por lo que suponemos pueda deberse a la severidad de la isquemia. El estudio del E.R.G. sólo encontró alterados (tipo subnormal) 8 enfermos, estando el resto de los casos dentro del grupo normal de Henkes (tabla ll). El cociente «b/a» se observó disminuido únicamente en los casos 8 y 1 7, aunque dentro de ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Los potenciales oscilatorios en las obstrucciones venosas retinianas isquémicas la normalidad, mientras que era notablemente superior a la media en los enfermos 9, 10 y 14. La comparación de las medias entre el grupo enfermo y el grupo normal muestra que los POs están significativamente disminuidos respecto al grupo control, tanto al estimular con filtro rojo (p<0,001), como con luz blanca (p < 0,01), mientras que no observamos diferencias estadísticamente significativas en las amplitudes de las ondas del E.R.G. DISCUSION Diversos autores han estudiado las alteraciones electroretinográficas en las oclusiones venosas retinianas, especialmente en las de vena central. Asi, Sabates y col. (4) han encontrado un E.R.G. muy disminuido en las formas isquémicas, indicando que una relación «b/a» inferior a 1, es de mal pronóstico de cara al glaucoma neovascular. También Bresnick (5) refiere que además de la A.F.G., el E.R.G. puede determinar la severidad de la isquemia retiniana, pudiendo predecir la aparición de un glaucoma neovascular en las formas centrales. Henkes (3) indica que el pronóstico visual es favorable en ojos con E.R.G. normal o supernormal, mientras que es pobre cuando el E.R.G. es negativo o subnormal. Hayreh (6) encuentra que el mejor parámetro para diferenciar las formas isquémicas de las no isquémicas es una amplitud de la onda «b» subnormal. Nuestro trabajo se centra más en la importancia de los POs en diversas oclusiones venosas con componente isquémico, tanto en las formas centrales como las que afectan a una rama. Para ello estudiamos los POs-rojo y POs-blanco y el E.R.G. en los ojos enfermos, comparándolos con la población sana de la misma edad. También hemos querido analizar, si es más sensible en esta patología el E.R.G. o los POs. Lo primero que destaca es que la relación «b/a» del E.R.G. no está disminuida en todos los casos respecto al grupo control; sin embargo, si estudiamos las amplitudes, observamos que en 8 enfermos el E.R.G. es subnormal, lo cual, contrariamente a Sabates (4), parece indicar que el cociente «b/a» no es suficientemente sensible para determinar si existe isquemia, por lo menos en las oclusiones de rama. Por otro lado, encontramos la afectación en todos los pacientes de los POs, mientras que en 9 casos el E.R.G. es ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 3 MORENO J, et al. normal. Otro hecho a destacar es que en 7 enfermos parece afectarse más el POs-rojo que el POsblanco. No queda aclarada la causa de esta mayor afectación del POs-rojo, aunque podría deberse a que como el rojo estimula especialmente el polo posterior puede alterarse más fácilmente en las obstrucciones cuya área isquémica sea pequeña, y esté situada en su mayor parte en el área macular. Usami y col. (7) encuentran un peor pronóstico de cara al glaucoma neovascular en los casos con POs ausente o muy disminuidos en las oclusiones centrales. En nuestros pacientes sólo desarrolló neovascularización del iris el caso con afectación central (caso 1), que es precisamente el que tiene más alterados el E.R.G. y los POs. En el momento de la exploración, tenían neovasos en el área afectada de la retina los casos 2, 4, 8 y 10. Posteriormente, evolucionaron hacia neovasos retinianos los n.° 3 y 6; el resto de los enfermos fueron fotocoagulados antes de iniciar una posible neovascularización. En la mayoría de casos con neoformación existe una afectación mayor de los POs que en los que no presentan neovasos, lo que iría a favor de lo citado por Usami (7). 4 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Los potenciales oscilatorios en las obstrucciones venosas retinianas isquémicas Hay una cierta controversia respecto a qué pruebas pueden predecirnos con mayor exactitud la evolución de una obstrucción venosa hacia la neovascularización en retina o iris. Aunque la A.F.G. es la prueba más extendida para determinar si una oclusión venosa es isquémica y, por tanto, puede desarrollar neovasos, presenta también limitaciones: por un lado, pacientes que muestran inicialmente en la A.F.G. formas mixtas, no isquémicas o indeterminadas, pueden progresar con el tiempo hacia formas isquémicas graves (8); además, la presencia de grandes hemorragias en ocasiones impide determinar el grado de perfusión capilar; otra dificultad es la opacidad de medios o las pupilas con mala midriasis, ya que muchos de estos enfermos son ancianos o presentan síndrome pseudoexfoliativo (9) lo que dificulta la exploración (como ocurre en el caso 8); la A.F.G. tampoco permite determinar con exactitud la extensión de la zona isquémica (10). Por otro lado, las pruebas electrofisiológicas tienen una ventaja sobre la A.F.G. según algunos autores (11): si aceptamos que la neovascularización se produce en un tejido hipóxico, y no en uno con anoxia, la A.F.G. no puede distinguir en muchos casos un tejido de otro, mientras que el E.R.G. puede alterarse con mayor o menor intensidad, indicándonos el grado de isquemia. Bresnick (5) es partidario de que sea una combinación de varias pruebas las que nos determinen el pronóstico, de ahí la importancia de efectuar pruebas electrofisiológicas en estos enfermos. Aunque nuestra casuística es pequeña, nuestros resultados parecen indicar que el cociente «b/a» del E.R.G. no parece disminuir siempre en las oclusiones venosas; que en bastantes casos el E.R.G. presenta una onda «b» subnormal y que los POs parecen ser más sensibles que el E.R.G. en las obstrucciones venosas, tanto centrales como de rama, especialmente los POs-rojo. Por todo ello, sugerimos que los POs también suponen una prueba adecuada para conocer el grado de isquemia y, por tanto, la posible evolución hacia la neovascularización. BIBLIOGRAFÍA 1. Speros P, Price J. Oscillatory Potentials. History, Techniques and Potential Use in the Evaluation of Disturbances of Petinal Circulation. Surv Ophthalmol 1981,25: 237-252. 2. Rodriguez E, Otero J, Moreno J. Estudio de las etapas madurativas de los Potenciales Evocados Visuales tipo Pattern Onset y Offset. Arch Soc Esp Oftal Invest 1989, 2: 207-216. 3. Henkes HE. Electroretinography in circulatory disturbances of the retina, I. electroretinogram in cases of occlusion of the central retinal vein or one of its branches. Arch Ophthalmol 1953, 49: 190-201. 4. Sabates R, Hirose T, McMeel JW. Electroretinography in the prognosis and classification of central retinal vein occlusion. Arch Ophthalmol 1983, 101: 232-235. 5. Bresnick GH. Following up patients with central retinal vein occlusion. 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OFTALMOL., 1991; 61: 75-80 SÍNDROME DE BROWN VERDADERO. A PROPÓSITO DE UN CASO* MARTÍN J1, DE VICENTE A2, CAMPOS JD3 RESUMEN SUMMARY La cirugia correctora del Síndrome de Brown ha evolucionado gradualmente desde que fue definido como entidad en 1950. La alta tasa de reoperaciones condujo a investigar nuevos planes de alternativas quirúrgicas. Presentamos un caso diferente de Sindrome congénito de Brown. Describimos las técnicas quirúrgicas y comentamos los resultados obtenidos. Surgical correction of Brown's syndrome has gradually evolved it was defined as an entity in 1 950. The high reoperation rat led to investigating alternative surgical management plans. We present a different case of congenital Brown's syndrome. We describe the surgicals techniques and comment the results obtained. Palabras clave: Síndrome de Brown, oblicuo superior, tenotomía. INTRODUCCIÓN La cirugía correctora del Síndrome de Brown ha evolucionado gradualmente desde que éste fue definido como entidad en 1 950 por H. Brown (1). Con el mayor conocimiento de su patogénesis, más refinado fue el manejo quirúrgico del síndrome. Brown achacó este síndrome a un acortamiento congénito de la vaina alrededor del tendón del músculo oblicuo superior. Fue por ello que la primera acción quirúrgica se limitaba a liberar los tejidos que rodeaban al antedicho tendón, lo que en definitiva llevó al primer fracaso. Scott y Knapp (2) procedieron al estiramiento de la vaina con suturas de tracción por varios días. La cuidadosa disección del tendón del oblicuo superior sirvió para rebatir la tesis patogénica de la vaina fibrosada del oblicuo superior (3). Crawford (4) fue el primero en comprobar que la etiología del sindrome era una fibrosis del propio tendón del oblicuo superior. La tenotomía o la excisión de una por- Key words: Brown's syndrome, superior oblique, tenotomy. ción del tendón curaba la restricción de la elevación, pero un alto porcentaje de pacientes comprobaron un incremento de signos por debilidad del oblicuo superior. Ello llevó a nuevas investigaciones para debilitar al tendón del oblicuo superior, así llegaron las recesiones, los cortes de alargamientos del tendón, las tenotomías marginales en «Z»; pero todo esto no haría reducir los signos del debilitamiento del músculo oblicuo superior (5,6). Tenotomías y tenectomías de diferentes caracteristicas se fueron sucediendo, pero requerían en la mayoría de los pacientes unas intervenciones secundarias (7,8). En definitiva, la tenotomía de Berke, que cura sin excepción el Síndrome de Brown, deja también, sin excepción, una parálisis del oblicuo superior con severa hiperfunción de su antagonista ipsilateral, el oblicuo inferior, lo cual supone un segundo procedimiento (9). La alta frecuencia de reoperaciones que requieren los casos de Síndrome de Brown verdadero, * Recibido 10/5/91. Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla. Servicio de Oftalmología. Jefe de Servicio: Dr. Andrés de Vicente. 1 Médico Residente. 2 Jefe de Servicio. 3 Médico Adjunto. Correspondencia: J.Martín López Bda. Juan XXIII, 246, A 41006 SEVILLA MARTÍN J, et al. Fig. 1. Fig. 2. Fig. 3. Fig. 3. Figs. 1, 2, 3 y 4: Aspecto preoperatorio de un Síndrome de Brown atípico, con ojo izquierdo dominante en las diferentes posiciones de la mirada. 2 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Síndrome de Brown verdadero. A propósito de un caso nos ha conducido en la actualidad a la realización de la simultánea tenotomía del oblicuo superior unida a la recesión del oblicuo inferior, pero esto no está libre de complicaciones adicionales, como la contractura del recto superior, necesidad de posterior cirugía del recto inferior y el desarrollo lento de los signos de parálisis del oblicuo superior a medida que transcurren los años (10). Existen dentro de esta entidad algunas variantes tanto clínicas como etiológicas que hacen diferir el tratamiento a seguir, dificultando el ya complejo abordamiento del mismo; en nuestro trabajo presentamos un caso de éstos. MATERIAL Y MÉTODO Presentamos un raro caso de Síndrome de Brown verdadero; el paciente, un niño de 6 años de edad acompañado de un complejo polimalformativo (alteraciones articulares, labio leporino, hipertelorismo, retraso mental, etc.), nos fue remitido por el Servicio de Pediatría de nuestro Hospital para estudio y tratamiento de su estrabismo. A la exploración en posición primaria presentaba una tortícolis compensadora, una esotropía e hipertropía de su O.I. de 35 y 25° respectivamente (test de Hischberg), y fijación con su O.D.; la agudeza visual con su corrección resultó ser de 2/3 O.D. y 1/3 O.I.; el estudio de las ducciones, versiones, vergencias junto al Cover test, demostraron un posible caso de Sindrome de Brown, con la salvedad, por su rareza, de que el ojo afectado era el dominante. Así, encontramos una limitación de la elevación en aducción de O.D., oblicuo superior ipsilateral normal, depresión en aducción de O.D., divergencia de la mirada arriba y aumento de la hendidura palpebral en aducción, todo ello muy discreto, y una marcada hipertropía secundaria de O.I. por ser el afectado, a su vez, el ojo fijador (figs. 1, 2, 3 y 4). El fondo de ojo sin patología y el estudio visuscópico nos demostró una correspondencia retiniana normal de O.D., siendo extrafoveal en el contrario. Previo a la intervención quirúrgica, estudiamos la posibilidad de un Sindrome de Brown adquirido, lo que cambiaría nuestro proceder. Para ello estudiamos los posibles diagnósticos diferenciales. No encontramos causas traumáticas o de inflamación en los tejidos perioculares (sinusitis complicadas), ni escuchamos el típico chasquido pal- pable asociado al movimiento de los ojos, propios del lupus eritematoso sistémico o artritis reumatoides (en cuyo caso lo trataremos con inyecciones locales de esteroides); tampoco existían indicios de un posible caso de Síndrome de Hurler-Scheie (el cual se presenta asociado a acortamiento generalizado de los tendones del organismo) (11), ni encontramos posibles tumoraciones que pudieran haber metastatizado en la región periocular (tratamiento radioterápico) (12), y quedaba descartado por simple inspección la posibilidad de una mórfea o liquen escleroatrófico que pudiera atrapar el tendón (13); por último, no existían antecedentes quirúrgicos previos que lo pudieran justificar (tras las inyecciones para anestesia local o peribulbar, existe la posibilidad de edema o hematoma que afecte al tendón o la tróclea) (14,15). La causa anatomopatológica del origen del Síndrome de Brown verdadero acordada en la actualidad, residiría en un acortamiento del tendón del oblicuo superior. Por otra parte, aunque la evidencia de influencia genética en el Sindrome de Brown es escasa, existen estudios que sugieren una posibilidad de transmisión autosómica dominante con penetración variable (16). En nuestro caso, aunque no existían antecedentes familiares, sólo nos faltaba la evidencia anatómica peroperatoria para establecer el diagnóstico de certeza de Síndrome de Brown verdadero. Estudiada toda posibilidad quirúrgica, y ante la evidencia de una hiperfunción compensadora del oblicuo inferior de O.I. y las posibilidades de complicaciones postquirúrgicas en la cirugía del oblicuo superior, pensamos innecesario intervenir el O.D., que en este caso era el dominante y con correspondencia retiniana normal. Se realizó una tenotomía del oblicuo inferior de O.I. para compensar el desequilibrio, previo test de ducción pasiva y exploración del oblicuo superior de O.D., para cerciorarnos de nuestro diagnóstico. Dejando para una posterior fase la recuperación sensorial y la posible reintervención del estrabismo residual. RESULTADOS A los dos meses de la cirugía, el aspecto del paciente en posición primaria de la mirada era de ortoforia, la torticolis prácticamente había desaparecido, y tan solo en los límites superiores e inferiores de la mirada presentaban una heterotropía de unos 7 y 5, respectivamente (figs. 5, 6 y 7). ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 3 MARTÍN J, et al. Fig. 5. Fig. 6. La comparación de los resultados del tratamiento convencional, esto es, tenotomía del oblicuo superior simultánea o no con recesión del oblicuo inferior de ojo afecto, no nos resultaría significativa debido a la escasa casuistica en nuestro poder de este particular caso de Brown verdadero en ojo dominante. Es por ello que, considerando el alto porcentaje de reintervenciones o desviaciones residuales (17), por regla general acompañan a los diferentes trabajos en la cirugía convencional de los Browns verdaderos, pensamos que la técnica alternativa empleada en este infrecuente caso ha obtenido un resultado satisfactorio. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. Fig. 7. Figs. 5, 6 7: Aspecto postoperatorio del caso anterior 2 meses después de la intervención. 4 4. 5. Brown HW. Congenital structural muscle anomalies. In: Allen JH. Strabismus Ophthalmic Symposium. St. Louis, MO, Mosby. 1950: 205-236. Scott AB, Knapp P. Surgical treatment of the superior oblique tendon sheath syndrome. Arch Ophthalmol 1972, 88: 282-286. Parks MM, Brown M. Superior Oblique tendon sheath syndrome of Brown. Am J Ophthalmol 1975, 79: 82-86. Crawford JS. Surgical treatment of true Brown's syndrome. Am J Ophthalmol 1976, 81: 289-295. Parks MM. The superior oblique tendon. Trans Ophthalmol Soc U.K. 1977, 97: 288-304. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Síndrome de Brown verdadero. A propósito de un caso 6. Parks MM. Surgery for Brown's syndrome. In: Transactions of the New Orleans Academy of Ophthalmology. Symposium on Strabismus. St. Louis: C.V. Mosby. 1978: 157-177. 7. Crawford JS, Orton RB, Labow-Daily L. Late results of superior oblique muscle tenotomy in true Brown's syndrome. Am J Ophthalmol 1980, 89: 824-829. 8. Von Noorden GK, Olivier P. Superior oblique tenectomy in Brown's syndrome. Ophthalmology 1982, 89: 303-309. 9. Prieto Díaz J, Sousa Díaz C. Síndrome de Brown. Estrabismo. Barcelona. JIMS S.A. 1986: 440. 10. Parks MM MD, SPrague Eustis H, MD. Simulteneous superior oblique tenotomy and inferior oblique recession in Brown's syndrome. Ophthalmology 1987,94: 1.043-1.048. 11. Bradebury JA, Martín L, Strachan IM. Acquired Brown's syndrome associated with Hurler-Scheié s syndrome. Brit J Ophthal 1987, 73: 305-308. 12. Slavin ML MD, Goodstein S MD. Acquired Brown's syndrome by focal metastasis to the superior oblique muscle. Amer J Ophthal 1987, 103: 598. 13. Olver J, Laidler P. Acquired Brown's syndrome in a patient with combined lichen sclerosus et atrophicus and morphoea. Brit J Ophthal 1988, 72: 552-557. 14. Neely KA MD, Terry J et al. Combined superior oblique paresis and Brown's syndrome after blefaroplasty. Amer J Ophthal 1990, 109: 347-348. 15. Erie JC MD. Acquired Brown's syndrome after peribulbar anesthesia. Amer J Ophthal 1990, 109: 349-350. 16. Edwin WV MD, Crawford JS MD. Brown's syndrome in twins. Amer J Ophthal 1988, 105: 562-563. 17. Kolling GH, Kaufmann H. A combined oblique muscle surgery in bilateral trochlear paralysis. Portschr Ophthalmol 1989, 86, 6: 714-717. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 5 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61: 81-84 RETINOBLASTOMA DIFUSO. A PROPÓSITO DE UN CASO* FERNÁNDEZ MA, VILLALOBOS S, ALCARAZ T RESUMEN SUMMARY Se presenta un caso de retinoblastoma difuso unilateral en una paciente de 5 años. Pruebas serológicas consideradas como muy especificas frente a toxocariasis (Elisa) fueron positivas, pese a lo cual, con el apoyo de otras pruebas complementarias y la evolución clínica, se procedió a la enucleación y posterior estudio histopatológico, que confirmó el diagnóstico. We report a case of diffuse unilateral retinoblastoma in a 5- years-old female patient. Serologic test that areconsidered very specific for toxocarias is (Elisa) were positive. Nevertheless, and based upon other complementary test and the clinical course, the eye was enucleated and the diagnosis of retinoblastoma was confirmed by Pathology. Palabras clave: Retinoblastoma difuso, uveítis posterior, toxocariasis ocular, leucocoria. INTRODUCCIÓN El retinoblastoma difuso es una variedad poco frecuente de R. descrita por FernándezVigo en 1983 (1), caracterizada por la inexistencia de masas, falta de calcificaciones intratumorales y baja amplitud de los ecos reflejados (2), siendo el promedio de edad de aparición más tardío que en las otras formas de R. y debutando como un cuadro inflamatorio intraocular infantil (3). Todas estas características hacen fácil su confusión con otros cuadros inflamatorios no tumorales. CASO CLÍNICO Niña de 5 años de edad, que ingresa para estudio en nuestro servicio proveniente de otro centro, con el diagnóstico de leucocoria O.D. (fig. 1), probablemente debido a enfermedad de Coats y/o desprendimiento de retina. Dos meses antes los padres le habían notado la pupila de dicho ojo blanca, por lo que fue sometida a estudio durante este tiempo en el centro de donde venía referida. * Recibido 7/5/90. Hospital Materno Infantil. Servicio de Oftalmología. Málaga. Correspondencia: M. A. Fernández Ramos Xto Epidemia 90, 3.º A 29013 MALAGA Key words: Diffuse retinoblastoma, posterior uveitis, ocular toxocariasis, leukochory. Los antecedentes personales y familiares carecian de interés. EXPLORACIÓN OFTALMOLÓGICA Todas las exploraciones en el O.l. fueron normales: • A.V: O.D.: Percepción de luz. No proyección . • Polo anterior y anexos: O.D.: No congestivo, apenas enrojecimiento. Hipopion con aspecto de «puré de patatas» que ocupaba 1/3 de C.A. (fig. 2), con Tyndall (+ + +). No sinequias posteriores. Resto de membrana pupilar. Cristalino transparente. • P.l.O. O.D.: 6 mmHg.; O.l.: 14 mmHg. • M.O.I. O.D.: Pupila perezosa. • M.O.E.: Normal en ambos ojos. • F.O. O.D.: Por medio de oftalmoscopia indirecta binocular sólo se alcanzaban a visualizar acúmulos vítreos en «bolas de nieve» (fig. 3) dispersos y el reflejo rojo de la hemiretina superior, sin detalles. Se ingresó a la enferma con tratamiento midriá- FERNÁNDEZ MA, et al. tico y corticoideo tópico y general. Se le realizaron a continuación las siguientes pruebas: — Analítica habitualmente practicada en este centro para descartar enfermedades productoras de uveítis anteroposterior (hemograma, RX tórax, serología de lúes, serología de toxoplasma, etc.), siendo todos los resultados negativos. Los hemo y urocultivos fueron asimismo negativos. — RX cráneo: normal. — Ecografía en modo B de O.D.: Informaba de ocupación vitrea por una sustancia de ecogenicidad media-baja, sin calcificaciones, impresionando en su conjunto de enfermedad de Coats. — TAC: Hallazgos compatibles con los en contrados en la ecografía. No se practicó R.N.M. dada su poca utilidad en este tipo de situaciones clinicas (4). — Estudio en suero sanguineo de Elisa para detección de anticuerpos antitoxocara Canis: Positivo. A continuación se tomó una muestra de humor acuoso (0,1 ml.) en el que se valoraron: • Cociente acuoso/plasmático de L.D.H.: Superior a 10, con 3.560 Unidades de L.D.H./100 ml. • Frotis de humor acuoso: Acelular. • Estudio en humor acuoso de Elisa para detección de anticuerpos antitoxocara: Negativo. Fig. 2. Se planteó entre: — Anomalías congénitas, como persistencia de vitreo primario, desprendimiento congénito de retina displásica, etc., no se tuvieron en cuenta debi- do a la existencia documentada de revisiones oftalmológicas anteriores normales para ambos ojos. — Uveítis anteroposterior: Descartada por la nula respuesta al tratamiento antiinflamatorio esteroideo y analítica negativa, junto a la presencia de un polo anterior no congestivo. — Endoftalmitis ocular metastásica: Descartada por los hemocultivos (—) y la ausencia de focos sépticos (drogadicción, foliculitis, infección urinaria,...). — Enfermedad de Coats: No nos impresionaba de ello por el importante componente inflamatorio, con vítreo ocupado e hipopión, y tratarse de una hembra, siendo más frecuente esta enfermedad en varones. Los hallazgos de la Eco no nos parecieron sugestivos de esta entidad. — Toxocariasis ocular: La paciente procedia del medio rural, existiendo contacto frecuente con perros. Los exámenes Elisa eran, por otra parte, contradictorios. Fig. 1. Fig. 3. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL 2 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Retinoblastoma difuso. A propósito de un caso — Retinoblastoma difuso: Dada la fuerte sospecha de esta última entidad, apoyada por la determinación de L.D.H. acuoso/plásmico, nos decidimos por la enucleación, siendo posteriormente confirmado el diagnóstico de retinoblastoma tipo difuso por la histopatología. DISCUSIÓN El retinoblastoma es el tumor intraocular maligno más frecuente en la infancia. La edad media de presentación en los países desarrollados son los 18 meses, siendo muy poco frecuente a partir de los 5-6 años de edad. El 20-30% de los casos se presenta de forma bilateral y multicéntrica. Se transmite por herencia autosómica dominante, siendo de aparición esporádica en el 94% de los casos (5). El signo de presentación es la leucocoria en el 50-60% de los casos; menos frecuente es un estrabismo como signo inicial, siendo la inflamación ocular debida a la necrosis tumoral la tercera forma en frecuencia de aparición. Según el tumor crezca hacia el exterior o hacia el interior del globo ocular, su clinica será de tumor endofítico, exofítico o mixto (5). Una variedad del tipo endofítico es el difuso, que reúne las características que comentábamos en la introducción. Dada la facilidad de confusión de este cuadro con otros proce- sos intraoculares que no comprometen la vida del enfermo, debemos tener en cuenta que la positividad serológica en sangre frente a un germen o parásito determinado, sólo indica contacto previo con el mismo, y no necesariamente que éste sea el productor del proceso intraocular en cuestión (6). Por otra parte, pruebas de sencilla realización del tipo del balance acuoso/plasmático pueden determinar en estos casos la actitud a seguir (5) pese a la carencia de fiabilidad que le atribuyen algunos autores (7). BIBLIOGRAFÍA 1. Fernandez-Vigo J, Cuevas J. Atypical Echografics forms of retinoblastoma. J Ped Ophtha and Strab. 1983, 20: 230234. 2.. Fernandez-Vigo J, Rafart J, Fernández J. Leucocorias: Retinoblastoma tipo difuso. Stud Ophthal 1985, 4: 65-68. 3. Char D. Current concepts in retinoblastoma. Ann Ophthal 1980, 12: 792-804. 4. González C. Diagnóstico por la imagen en oftalmologíá. Doyma, Barcelona 1988: 101. 5. Gil-Gisernau J. Retinoblastoma y otras causas de leucocoria en el niño. Grafos (Lab. Cusl, Barcelona 1984, 7: 23. 6. Knox D. Disorders of the uveal tract, pediatric ophthalmology. W. B. Saunders, Philadelphia 1983: 515. 7. Abramson DH, Piro PA, Ellsworth RM.:Kitchen: Lactate dehydrogenase levels and isozyme patterns. Measurements in the aqueous humor and serum of retinoblastoma patients. Arch Ophthal 1979, 87: 624-627. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 3 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61: 85-90 TOXOCARIASIS OCULAR. TRES FORMAS CLÍNICAS* CASTRO J, ANDRÉS A, FRANCO M, CABO B, FERNÁNDEZ-VEGA L RESUMEN SUMMARY Se presentan tres casos clínicos con diferentes formas de toxocariasis ocular, a saber: granuloma periférico, granuloma de polo posterior y endoftalmitis crónica, y se comentan los aspectos epidemiológicos, clinicos y serológicos de cada uno de ellos, que consideramos los pilares básicos del diagnóstico de esta infrecuente enfermedad. We present three clinical cases with differents forms of ocular toxocariasis, these are: peripheral granuloma, posterior pole granuloma and chronic endophthalmitis, and we comment epidemiological, clinical and serological aspects of the patients that we consider the most importants findings to arrive the diagnostic of this rare disease. Palabras clave: Parasitosis, toxocariasis ocular. test de Elisa. Key words: Parasitoses, ocular toxocariasis, Elisa test. INTRODUCCIÓN toxocariasis ocular, que presentamos a continuación. La toxocariasis ocular es una parasitosis que afecta preferentemente a niños entre 4 y 15 años; está producida, generalmente, por la larva del nemátodo Toxocara canis, y excepcionalmente por la del Toxocara catis. El Toxocara canis es un huésped habitual del intestino del perro, con cuyas heces se eliminan los huevos del parásito; estos huevos tienen gran capacidad para sobrevivir en el suelo y contaminar las frutas y vegetales (1). La ingestión de los huevos por parte del hombre da lugar al desarrollo de larvas que invaden la pared del intestino y alcanzan el torrente circulatorio, desde donde pueden diseminarse al hígado, cerebro, ojo, pulmón, etc. El desarrollo de test serológicos específicos como el Elisa, ha supuesto un avance muy importante en el diagnóstico de esta parasitosis. La serología, los datos epidemiológicos y la exploración ocular, van a ser, por tanto, los pilares básicos para el diagnóstico de la toxocariasis ocular en sus distintas formas. En los últimos años, hemos tenido ocasión de ver tres casos clínicos con diferentes formas de CASOS CLÍNICOS Caso 1 Varón de 9 años que acude a la consulta de oftalmología por presentar estrabismo convergente y disminución de agudeza visual en su ojo derecho, de varios meses de evolución. El paciente vive en el medio rural, donde convive habitualmente con perros, gatos y otros animales domésticos. A la exploración presenta una agudeza visual menor de 0,1 en ojo derecho y de 1 en el ojo izquierdo; esotropía de 15 grados y dificultad para fijar con el ojo derecho. La motilidad ocular intrínseca, polo anterior y tensión ocular, son normales en ambos ojos. En el fondo de ojo del O.D. se aprecia una lesión blanco- grisácea de gran tamaño (fig. 1), a nivel nasal periférico extendiéndose entre 1 y 5 horas, desde la que parten unas bandas fibrosas que se dirigen hacia la papila, traccionando de ella y desplazándola (fig. 2); asimis- * Recibido 30/9/90. Servicio Universitario de Oftalmología. Hospital General de Asturias. Oviedo. Prof. Fernández-Vega. Correspondencia: J. Castro Navarro Fuertes Acevedo, 94, 1.º B 33006 OVIEDO CASTRO J, et al. mo, se aprecia un desprendimiento de retina traccional a nivel de la retina inferonasal. En la A.F.G. se aprecian perfectamente las bandas fibrosas y la tracción que éstas están ejerciendo sobre la papila (fig. 3). El fondo de ojo del O.l. es normal. La exploración general del paciente, llevada a cabo por el Servicio de Pediatría, es completamente normal, así como los estudios sistemáticos de sangre, orina, Rx de tórax y E.C.G. Otros estudios complementarios realizados fueron: proteína C reactiva, ASLO, mantoux, serología de toxoplasmosis, serología de toxocariasis y Rx de cráneo; siendo todos ellos negativos excepto el test de Elisa para toxocara que resultó positivo. En base a los datos epidemiológicos del paciente, a la imagen del fondo de ojo y a la positividad del test de Elisa, se estableció el diagnóstico de toxocariasis ocular en forma de granuloma periférico. Se instauró tratamiento con corticoides por vía sistémica, mejorando la agudeza visual a 0,2, visión que se mantiene invariable tras 3 años de seguimiento. Fig. 2. Caso 1. Bandas fibrosas que se extienden entre el granuloma y la papila, produciendo un desplazamiento de la misma. Caso 2 Varón de 12 años que acude a nuestra consulta por presentar pérdida de visión en ojo derecho desde hace aproximadamente un mes. El paciente refiere haber tenido contactos ocasionales con animales domésticos (perros y gatos). A la exploración oftalmológica presenta una agudeza visual de contar dedos a 1 metro en el O.D. y de 1 en el O.l. El polo anterior, la motilidad ocular extrínseca e intrínseca y la tensión ocular son normales en ambos ojos. En el fondo de ojo del O.D. se aprecia una lesión Fig. 1. Caso 1. Granuloma periférico. Fig. 3. Caso 1. A.F.G. en la que se parecia las bandas fibrosas y la tracción que éstas ejercen sobre la papila. 2 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Toxocariasis ocular. Tres formas clínicas blanco- amarillenta redondeada, de unos tres diámetros papilares, localizada a nivel del polo posterior englobando la mácula, de la que parten bandas fibrosas hacia la papila (fig. 4). En el fondo de ojo del O.l. no se observan alteraciones. La ecografía del ojo derecho pone de manifiesto la existencia de una masa retiniana hiperecogénica que penetra hacia la cavidad vítrea (fig. 5). En la exploración general destaca la existencia de una disóstosis craneofacial de Crouzon y ligero retraso mental, siendo normal el resto de la exploración. Los estudios sistemáticos de sangre, orina, Rx de tórax y E.C.G. son normales. Otros estudios complementarios realizados como mantoux, serología de toxoplasmosis, herpes y rubeola, son negativos; la serología de toxocara mediante test de Elisa fue positivo. Lo mismo que en el caso anterior, la concurrencia de aspectos epidemiológicos, clínicos y serológicos nos llevó al diagnóstico de toxocariasis ocular, en este caso en forma de granuloma de polo posterior. No se realizó ningún tipo de tratamiento. Tras un año de seguimiento el paciente mantiene la misma agudeza visual. Caso 3 Mujer de 30 años que presenta pérdida de visión en su ojo derecho de un año de evolución; es remitida de otro centro con el diagnóstico de uveítis crónica y vitreítis, que no responde al trata- Fig. 4. Caso 2. Granuloma de polo posterior. Fig. 5: Caso 2. Aspecto ecográfico de la lesión. miento con esteroides. Entre sus antecedentes destacan crisis de anorexia nerviosa, durante las cuales se alimenta a base de frutas y verduras, alternando con periodos de bulimia. A la exploración oftalmológica presenta una agudeza visual de percepción de luz en el O.D. y de 1 en O.l., exotropía de 10 grados y catarata subcapsular posterior en el O.D., posiblemente en relación con la administración prolongada de corticoides. La exploración del O.l. es normal. El fondo de ojo del O.D. se visualiza con dificultad debido a la opacidad del cristalino y a la turbidez vitrea que presenta; se aprecia la existencia de bandas fibrosas que se extienden desde la periferia retiniana hacia el centro del vítreo. La ecografía nos confirma la existencia de este tejido fibroso en el interior del vítreo (fig. 6). Fig. 6: Caso 3. Aspecto ecográfico que presenta la cavidad vítrea con numerosas bandas fibrosas en su interior. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 3 CASTRO J, et al. La exploración general de la paciente es normal así como los estudios sistemáticos de sangre, orina, Rx de tórax y E.C.G. La radiología de senos y cráneo fue normal asi como la exploración O.R.L., urológica y ginecológica. La prueba de mantoux resultó positiva, pero la investigación de B.K. en esputo y orina mediante cultivos repetidos, fue negativa. La serología de toxoplasmosis, brucelosis y lues fue negativa. La valoración de anticuerpos antitoxocara canis en suero, mediante técnica de radioalergosorbente (RAST), resultó positiva con un nivel alto de anticuerpos. Finalmente, se estableció el diagnóstico de Toxocariasis ocular bajo la forma de endoftalmitis crónica, en base a los hallazgos clínicos y serológicos, a pesar de que en este caso, los datos epidemiológicos no son tan típicos como en los casos anteriores. No se realizó ningún tipo de tratamiento. Seis meses más tarde la paciente presentaba una amaurosis completa de su ojo derecho. DISCUSIÓN Por las propias características del ciclo parasitario del Toxocara, los niños van a ser los más expuestos a adquirir la enfermedad, debido al mayor contacto de éstos con los animales domésticos y a sus deficientes hábitos higiénicos, especialmente en el medio rural. No quiere esto decir que la enfermedad no pueda ser adquirida en otras edades, como de hecho ha ocurrido en el tercero de los casos que hemos presentado. Las manifestaciones generales de la toxocariasis rara vez coinciden con la afección ocular. Estas suelen consistir en febrícula mantenida o parosistica, tos seca con crisis de asma, ictericia, hepatoesplenomegalia, dolor abdominal con meteorismo, edema de Quincke, urticaria, púrpura y más raramente encefalitis (1). Ninguno de los pacientes que hemos presentado ha tenido manifestaciones generales de la enfermedad, o si las tuvieron fueron tan leves que pasaron desapercibidas para ellos y sus familiares. Las manifestaciones típicas de la toxocariasis ocular por orden de frecuencia son: el granuloma de polo posterior, la endoftalmitis o uveítis crónica y el granuloma periférico. Las lesiones casi siempre son únicas y unilaterales. La agudeza visual es variable dependiendo de la transparencia de los medios y de la afectación de la mácula. La existencia de un D.R. traccional, tal y como observamos en uno de nuestros pacientes (Caso 1), no es 4 infrecuente. En la mayoría de los casos la enfermedad se pone de manifiesto por la existencia de un estrabismo o una pérdida de agudeza visual en la edad infantil. El hallazgo de una eosinofilia en sangre periférica es un dato sugestivo de infestación por parásitos, pero no es frecuente encontrarlo cuando se detecta la enfermedad ocular (2,10). Nosotros no la hemos observado en ninguno de los tres pacientes. Tanto la angiografía fluoresceínica como la ecografía y la TAC pueden ser útiles de cara a conocer mejor la naturaleza de la lesión que observamos oftalmoscópicamente, y de aquellas otras que por falta de transparencia de los medios no podemos visualizar adecuadamente. Dentro de las pruebas de laboratorio, la más útil para el diagnóstico de toxocariasis es la determinación de anticuerpos antitoxocara, bien sea en suero, humor acuoso o vítreo. En este sentido, Pollard ha mostrado la excelente correlación (90%) que existe entre la sospecha clínica de toxocariasis ocular y un test de Elisa positivo en el suero (3); de forma que aunque el diagnóstico de certeza solamente puede realizarse mediante el examen histopatológico (4), hoy en día es posible diagnosticar la gran mayoría de los casos de toxocariasis ocular, basándonos en los datos epidemiológicos, el estudio clínico de la lesión ocular y el estudio serológico. En aquellos casos en los que la determinación de anticuerpos antitoxocara en suero sea negativa, la misma determinación en humor acuoso o vítreo puede resultar positiva, pues tal y como señala Felberg (5) y otros autores (6,7) la tasa de anticuerpos, en presencia de enfermedad ocular, es más elevada en humor acuoso que en suero. El diagnóstico diferencial de esta enfermedad hay que realizarlo con numerosos procesos, entre los que cabe destacar la fibroplasia retrolental, persistencia hiperplásica de vítreo primario, pars planitis, toxoplasmosis, traumatismos oculares y fundamentalmente con el retinoblastoma (8). El retinoblastoma suele presentarse más precozmente; en algu nos casos es bilateral; normalmente no exis ten bandas vitreas ni D.R. traccional. La exis tencia de calcificaciones en el interior de la lesión se ha descrito en el 75% de los retinoblastomas, mientras que no se ha observado en la toxocariasis (10). Solamente hemos realizado tratamiento con corticoides en uno de los pacientes, en los otros dos no se ha realizado ningún tipo de tratamiento. La administración de antihelmínticos es controvertida, por la intensa reacción inflamatoria que puede ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Toxocariasis ocular. Tres formas clínicas causar la muerte de la larva (2), así como el tratamiento quirúrgico. La aplicación de láser o crioterapia sobre el granuloma para destruir la larva, es otra posibilidad de tratamiento (1). Algunos autores (6,9) son partidarios de realizar vitrectomía vía pars plana siempre que exista riesgo de desprendimiento de retina traccional. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. Gómez Ulla F, Suárez Rodríguez J, Corcóstegui B. Enfermedades inflamatorias de retina y coroides . En «Angiografí fluoresceínica y láser» Universidad de Santiago de Compostela. Sociedad Española de Oftalmología (Madrid) 1988: 282-298. Brasseur G, Charlin JF, Brasseur P, Langlois J. Toxocarose oculaire. 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Schlaegel TF, Knox DL. Uveítis and parasitoses . en Clinical Ophthalmology, T D. Duane (ed.) Harper & Row, Publishers Philadelphia 1983, 4, 52: 8-14. 4. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 5 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61: 91-94 VALOR DE LA RESONANCIA NUCLEAR MAGNÉTICA EN EL DIAGNÓSTICO DE LA DISPLASIA SEPTO-ÓPTICA* MUÑOZ FJ, CLEMENT F, REBOLLEDA G, BECEIRO J, RAMÍREZ J RESUMEN SUMMARY Presentamos una paciente afecta de displasia septo-óptica, diagnosticada tras el hallazgo de hipoplasia del nervio óptico izquierdo, exotropía izquierda y retraso motor. La R.N.M. confirmó el diagnóstico al demostrar una agenesia parcial del septum pellucidum y ausencia de tallo hipofisario en la R.N.M. La valoración endocrinológica probó una disfunción hipotalámica, con déficit casi total de la hormona del crecimiento. El oftalmólogo puede jugar un papel fundamental en el diagnóstico precoz de este síndrome. We report a patient with septo-optic dysplasia. She was diagnosticated after the finding of optic nerve hypoplasia and delayed motor development. She showed hypothalamic dysfunction with almost absent levels of growth hormone. Magnetic resonance imaging revealed partial agenesis of the septum pellucidum and failure to visualize the pituitary stalk, confirming the diagnosis. The ophthalmologist can be decisive in the early diagnosis of De Morsier syndrome after visualizing an optic nerve hypoplasia. Palabras clave: De Morsier, displasia septo-óptica, hipoplasia del nervio óptico, ausencia tallo hipofisario, hormona del crecimiento. Key words: De Morsier syndrome, septooptic dysplasia, optic nerve hypoplasia, pituitary stalk absence, growth hormone. INTRODUCCIÓN lógica destacaba una ambliopía profunda acompañada de defecto pupilar aferente relativo en O.l. Exotropía constante de O.l. (ángulo variable de — 15 a —45°). Fundus hipopigmentado en O.l. con una papila de pequeño tamaño rodeada de un halo pigmentario con un anillo periférico más claro alrededor (fig. 1 b) P.E.V.: Retraso en la latencia de la onda P100 de 20 mseg. en O.l. respecto al O.D. En el período neonatal la paciente presentó un cuadro de depresión respiratoria, hipoglucemia e ictericia no isoinmune. En la exploración fisica se apreciaron rasgos dismórficos menores (turricefalia, fisuras palpebrales antimongoloides, telecantus y surco simiesco en mano) y limitación a la abducción de cadera. La talla era normal (percentiles 50 y 75). Destacaba además la presencia de hipotonía e hipomotilidad de los miembros inferiores, lo que unido a la H.N.O. izquierdo y la patolo- El primer paciente con displasia septo-óptica fue descrito en 1940 por Reeves (1). De Morsie, 1956 (2) señaló la asociación de hipoplasia del nervio óptico (H.N.O.) a anomalías de la línea media del cerebro (ausencia de septum pellucidum, agenesia del cuerpo calloso y displasia del lll ventrículo) recibiendo este síndrome su nombre. Hoyt et al., 1970 (3) añadieron el enanismo hipofisario como condición asociada en este sindrome, debido a unos niveles disminuidos de hormona de crecimiento (G.H.) (4). CASO CLÍNICO Paciente de trece mese de edad, remitida por estrabismo divergente. En la exploración oftalmo- * Recibido 8/5/90. Hospital Universitario «Príncipe de Asturias» de Alcalá de Henares. Secciones de Oftalmología y Pediatría. Correspondencia: F. J. Muñoz Negrete Virgen de Aránzazu, 35-13.º D 28-34 MADRID MUÑOZ FJ, et al. gía neonatal, nos llevó a la sospecha de displasia septo-óptica, practicándose una evaluación endocrinológica (tabla I) y neuroradiológica completa. El TAC fue normal. En la resonancia nuclear magnética (R.N.M.) se halló una ausencia casi total del septum pellucidum, que sólo presentaba un pequeño esbozo en su porción anterior. El tallo hipofisario no fue visible en la R.N.M. (fig. 2). DISCUSIÓN La H.N.O. es una anomalía congénita caracterizada por disminución en el número de axones del nervio afecto. Se debe a algún tipo de agresión que ocurre antes de que el desarrollo del nervio óptico se haya completado, mientras que en la atrofia óptica el daño ocurre después de que el desarrollo del nervio óptico ha finalizado (5). Es dificil predecir la A.V. por la apariencia del nervio óptico, por lo que debe intentarse en los casos unilaterales recuperar, mediante oclusiones, la parte funcional de la ambliopía (6), que lleva asociada esta patología. En nuestra paciente esta terapéutica fue inútil. El dato diagnóstico fundamental es la disminución de tamaño del disco óptico. El método más práctico para su determinación es el descrito por K. Awan (7) que consiste en la medida de la distancia desde el centro de la mácula al centro del disco, utilizando como unidad el diámetro papilar (d.p.); cualquier medida superior a 3,0 d.p. debe llevar a la sospecha de hipoplasia del nervio óptico. En nuestra paciente fue de 6,2 d.p. El signo del «doble anillo» (fig. 1) es patognomónico y comprende un anillo pigmentario peripapilar en la unión del epitelio pigmentario engrosado y el nervio hipoplásico, y un halo moteado amarillento alrededor. El 9% de los casos unilaterales se acompañan de alteraciones neuroradiológicas (8), por lo que sólo se recomienda un estudio neuroradiológico y endocrino completo, en los casos bilaterales o bien en los unilaterales con alteraciones en la maduración y desarrollo, por ello realizamos una evaluación completa para descartar la existencia de anomalías a nivel de la línea media cerebral en nuestra paciente. El déficit de G.R.F. y T.R.F. Iocalizó la disfunción a nivel del hipotálamo. A pesar de los niveles casi Fig. 1a. Fig. 1b Fig. 1.a: Fundus hipopigmentado con disco óptico de tamaño normal (O.D.). Fig. 1.b: Fundus hipopigmentado. Hipoplasia disco óptico (6:2 diámetros papilares desde centro de fovea a centro de papila). Signo del doble anillo patognomónico (O.I.), 62,25. 2 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Valor de la resonancia nuclear magnética en el diagnóstico de la displasia septo-óptica Fig. 2c. Fig. 2d Fig. 1: Resonancia nuclear magnética. Fig. 2a: Restos anteriores del septum pellucidum. Fig. 2b: Agenesia del septum pellucidum. Fig. 2c: Ausencia de tallo hipofisario patognomónica (cabeza de flecha). Fig. 2d: Hipoplasia de nervio óptico izquierdo. nulos de G. H., la talla fue normal, dada la hiperprolactinemia concomitante. La R.N.M. confirmó el diagnóstico al demostrar una agenesia casi total del septu m pellucidum y falta de visualización del tallo hipofisario, dato este último patognomónico según Kauffman (1989), (9). 3. 4. 5. 6. 7. BIBLIOGRAFÍA 8. 1. 2. Reeves DL. Congenital absence of the septum pellucidum. Bull Johns HopkinS Hosp 1941, 69: 61-71. De Morsier G. Agenesie du septum lucidum avec malformation du tractus optique. Schweiz Arch Neurol Neurochir Psychiatr 1956, 77: 267-292. 9. Hoyt WF, Kaplan SL, Grumbach MM, Glaser J. Septo-optic dysplasia and pítuitary dwaffism. Lancet 1979, 2: 893-894. Kaplan SL, Grumbach MM, Hoyt WF. A syndrome of hypopituitary dwaffism, hypoplasia of optic nerve and malformabon of prosencephalon: Report of 6 patients. Pediatr Res 1970, 4: 480. Lambert SP, Hoyt CS, Marahara MH. Optic nerve hypoplasia. Surv Ophthalmol 1987, 32 (1): 1-9. Kushner BJ. Functional amblyopia associated with abnormalibes of the optic nerve. Arch Ophthalmol 1984, 102: 683-685. Awan KJ. Ganglionic neuroretinal aplasia and hypoplasia. Ann Ophthalmol 1976, 8: 1.193-1.202. Skarf B, Hoyt CS. Optic nerve hypoplasia in children. Arch Ophthalmol 1984,102: 62-67. Kauffman LM, Miller MT, Mafee MF. 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A clinical case of bilateral Acanthamoeba Keratitis is reported in a contact lens wearer woman who underwent penetrating keratoplasty and extracapsular cataract surgery in both eyes, because of failure of medical treatment and increased risk of perforation. In surgery, secondary aniridia with total iris atrophy was discovered in her left eye. We emphasize the importance of early diagnosis among high risk population for its chronic evolution and bad therapeutic response. Palabras clave: Queratitis, acanthamoeba, aniridia, lentes de contacto. INTRODUCCIÓN La Acanthamoeba es un protozoo de gran ubicuidad que puede presentarse biológicamente de dos formas: trofozoito (móvil) y quiste, de resistencia extrema a antimicrobianos. La queratitis por Acanthamoeba es un problema de actualidad por su creciente incidencia y dificil manejo diagnóstico y terapéutico. La población de riesgo mayoritaria son los portadores de lentes de contacto (1-4), sobre todo los que usan como medio de conservación suero salino casero (5-7). Las manifestaciones clínicas descritas han sido múltiples, pero siempre centradas en el especial tropismo de la Acanthamoeba por la córnea. Describimos un caso clinico de queratitis bilate- Key words: Keratitis, acanthamoeba, aniridia, contact lenses. ral por Acanthamoeba en el que junto a las severas manifestaciones corneales, existió una reacción uveal intensa concomitante con destrucción total del iris, conduciendo a una aniridia secundaria. CASO CLÍNICO Mujer de 41 años, portadora de lentes de contacto rigidas gas permeable que ocasionalmente usó suero salino l.V. para su conservación, con antecedentes de desprendimiento de retina en O.l. Fue remitida a nuestro servicio tras un mes de evolución, diagnosticada de queratitis estromal herpética atípica, en tratamiento con esteroides y * Recibido 14/1/90. Hospital General de Murcia. Servicio de Oftalmología. Prof. J. Miralles de Imperial. 1 Médicos Residentes de Oftalmología. 2 Médico Adjunto de Oftalmología. 3 Profesor titular y Médico Adjunto de Anatomía Patológica. 3 Jefe de Servicio. Correspondencia: R. M. Reigadas López Jiménez de la Espada, 41, 6.º B 30204 CARTAGENA (Murcia) REIGADAS RM, et al. aciclovir tópicos. Entre los sintomas destacaba fotofobia, lagrimeo y dolor intensos. En la exploración se apreciaba un infiltrado anular estromal anterior, edema central y defecto epitelial suprayacentes en ambos ojos (figs. 1 y 2). Ante la sospecha clínica de una queratitis por Acanthamoeba, se realizó estudio microbiológico del raspado corneal, medios de limpieza y lentes de contacto. El cultivo de parásitos puso de manifiesto la presencia de quistes de Acanthamoeba en el raspado corneal (fig. 3). Iniciamos el tratamiento con isotionato de propamidina y neomicinapolimixina- gramicidina cada 15 minutos e isotionato de dibromopropamidina noche los 3 primeros días, disminuyendo progresivamente la dosis hasta la de mantenimiento cada 6 horas. Como terapia coadyuvante se usó atropina 1% cada 12 horas, fluorometalona cada 8 y miconazol tópico que se suspendió porque la paciente no lo toleró. En la evolución sufrió remisiones y exacerbaciones, con progresión de la queratitis, cataratas, hipertensión ocular, aparición de escleritis nodular perilímbica en O.l., y una aparente midriasis extrema del O.l. (fig. 4). A los 8 meses del diagnóstico, ante el riesgo de perforación, se realizó queratoplastia penetrante y extracción extracapsular del cristalino en ambos ojos. En el transcurso de la cirugía, al extraer el botón corneal del O.l., se comprobó que la midriasis extrema aparente se correspondía con una ausencia total del tejido iridiano (fig. 5). Los estudios microbiológico y anatomopatológico detectaron quistes de Acanthamoeba en los botones corneales de ambos ojos (fig. 6). En la actualidad, el O.l. está en ptisis bulbi y el O.D. ha sufrido un nuevo trasplante. Fig. 1: Infiltrado anular estromal anterior con edema central. 2 Fig. 2: Defecto epitelial suprayacente. DISCUSIÓN Describimos un nuevo caso de queratitis bilateral por Acanthamoeba en Europa, en una enferma perteneciente al grupo de riesgo más importante (1-4); habitualmente usaba soluciones preservadas comercialmente, aunque en alguna ocasión empleó suero salino l.V., que se ha implicado en muchos casos de queratitis por Acanthamoeba (3,4). Inicialmente se diagnosticó de queratitis estromal herpética atipica, que constituye el error diagnóstico más frecuente en la bibliografía revisada. (8-10). Cuando se diagnosticó de queratitis por Acanthamoeba, presentaba hallazgos considerados tipicos del proceso, como es el dolor desproporcionado y el infiltrado estromal anular (1012), correspondiente este último a un estado avanzado de la enfermedad (9). Fig. 3: Quistes de Acanthamoeba del raspado corneal. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Aniridia secundaria a queratitis por acanthamoeba Fig. 4: Progresión de la queratitis, catarata. Fig. 6: Quistes de Acanthamoeba en el botón corneal. Aunque se han descrito algunas formas de afectación por Acanthamoeba aparte de la corneal, como escleritis anterior y posterior, iridociclitis y corioretinitis (10,13), no encontramos en la revisión bibliográfica realizada, ningún caso de afectación iridiana tan severa como el que presentamos. La atrofia fue de tal magnitud que condujo a una auténtica aniridia secundaria, con ausencia total del tejido iridiano. Pueden existir dos explicaciones para este fenómeno: la intensa reacción inflamatoria, con necrosis del iris por iridociclitis severa, o la acción directa de la ameba, ya que se ha aislado el protozoo del humor acuoso en un caso que cursó con hipopión (14). Nosotros no realizamos cultivo del acuoso. El tratamiento no está del todo establecido; en nuestro caso, instauramos el tratamiento recomendado por Wright con isotionato de propamidina (Brolene) y neomicinapolimixina-gramicidina (15), según la pauta propuesta por Moore y con la que se describen éxitos terapéuticos (16). Usamos además miconazol tópico por su reconocida capacidad amebicida (15,17), pero al igual que en otros casos publicados, no fue tolerado por la paciente (17). Utilizamos corticoides tópicos porque, a pesar de que disminuyen las defensas del huésped, y no está demostrado que inhiban la morfogénesis del protozoo «in vivo» (16-18), consideramos que la reacción inflamatoria, cuando es tan grave como en nuestro caso, puede tener consecuencias más devastadoras que la infección en sí. Actualmente se admite que la cirugía debe realizarse una vez superada la infección activa, lo más tardía posible, y no con una finalidad terapéutica de eliminación mecánica de los quistes del parásito (17); pero en ocasiones, como la de nuestra paciente, la progresión de la queratitis obliga a la realización de una queratoplastia ante el riesgo de perforación (11). Como conclusión podemos decir que la queratitis por Acanthamoeba ha dejado de ser una curiosidad y constituye un problema creciente, por lo que a pesar de su infrecuencia debe considerarse en el diagnóstico diferencial de las queratitis en pacientes de riesgo. El tratamiento en un estadio evolucionado es desalentador, y sólo la sospecha clínica permite hacer un diagnóstico precoz. Sería importante el uso de desinfectantes quimicos baratos y rápidamente eficaces, y la incorporación de agentes farmacológicos con capacidad quisticida en los sistemas de limpieza. BIBLIOGRAFÍA 1. Fig. 5: Aniridia secundaria (retroiluminación). Stehr Green JK, Bailey TM, Visvesvara GS. The epidemiology of acanthamoeba keratitis in the United States. Am J Ophthalmol 1989, 107: 331-336. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 3 REIGADAS RM, et al. 2. Moore MB, McCulley et al. Acanthamoeba keratitis associated with soft contact lenses. Am J Ophthalmol 1985, 100: 396-403. 3. Jones DM. Acanthamoeba. The ultimate opportunistic?. Am J Ophthalmol 1986, 102: 527-530. 4. Samples RL et al. Acanthamoeba keratitis possibly adquired from a hot tub. Arch OphthalmoI 1984, 102 707-710. 5. Larkin DF, Kilvington S et al. 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Destaca la mayor frecuencia en varones, aunque en la literatura lo es más frecuente en mujeres. Todos ellos han sido tratados con fotocoagulación, inactivando el M.A.R. y mejorando la ,A.V. We present four cases with Retinal Arterial Macroaneurysm. We have to stand out the larger frequency in males, although it is more frequent in females as we can see in the literature. All of them have been treated with photocoagulation, inactiving the R.A.M. and improving the A.V. Key words: Macroaneurisma arterial, angiografíafluoresceínica, hemorragia, fotocoagulación. Key words: Arterial macroaneurysm, fluorescein angiography, hemorrhage, photocoagulation. INTRODUCCIÓN de la patología asociada, que suele acompañar a esta enfermedad, como son la hipertensión arterial y la arterioesclerosis, exploración angiográfica completa y resultados del tratamiento con láser. El macroaneurisma arterial retiniano (M.A.R.) fue descrito en 1973 por Robertson (1) como una dilatación focal de las arterias retinianas situadas en los tres primeros órdenes de la bifurcación arterial. En su descripción destacó la tendencia de los M.A.R. a la curación espontánea, propiciando de esta forma el tratamiento conservador. Se consideró de presentación infrecuente, sin embargo, en la literatura se van recogiendo más casos: Cleary 20 casos (2), Palestine 35 (3), Abdel-Khalek 19 casos (4), Gómez Ulla 14 casos (5), Rabb M. F. 60 casos (6). Su presentación infrecuente es causa de error diagnóstico y plantea problemas en el momento del tratamiento. MATERIAL Y MÉTODO Hemos estudiado cuatro pacientes que presentaban M.A.R., descartando los secundarios a oclusión venosa y a enfermedades congénitas. El estudio comprende una exploración general CASOS CLÍNICOS Caso 1 Paciente varón de 75 años de edad que acude a nuestro servicio a través de Servicio de Urgencias, con el diagnóstico previo de hemorragia macular con probable agujero de mácula. El paciente refiere disminución de la agudeza visual desde hace seis días, es hipertenso y presenta arterioesclerosis asociada. Exploración oftalmológica A.V.: O.D.: 0,6; O.l.: Proyección y percepción de la luz. Tensión Ocular: O.D.: 16 mm. O.l.: 17 mm. B.M.E.: Opacidades cristalinianas en ambos ojos. * Recibido 1/10/90. Complejo Hospitalario Xeral-Calde. Lugo. Servicio de Oftalmología. Jefe de Sección Dra. A. Sayagues Gómez Correspondencia: A. Sayagués Gómez Tuy 28-3º 27004 LUGO SAYAGUÉS A, et al. Fondo de ojo (fig. 1): Hemorragia subretiniana en área macular acompañada de una imagen blanco-amarillenta situada en el centro de la misma. Angiofluoresceingrafía (fig. 2): se observa la localización del M.A.R. en la rama temporal superior, su llenado, fenómeno de la bombilla luminosa, y el estrechamiento arterial antes y después del mismo. Evolución A los veinte días la A.V. continúa estacionaria, la hemorragia se ha reabsorbido en gran parte y permite ver (fig. 3) una corona de exudados en forma de retinitis circinada queva desapareciendo posteriormente de forma paulatina. Decidimos entonces realizar tratamiento con fotocoagulación rodeando el M.A.R. para proteger su pared, disparando en potencias bajas y exposición larga, comprobando angiográficamente su desaparición (fig. 4) y en su lugar aparece un estrangulamiento arterial asociado a lesiones del epitelio pigmentario que no le han permitido al paciente una A.V. superior a 0,2. Lo hemos controlado durante tres años permaneciendo invariable su situación angiográfica y su A.V. Fig. 1: Caso 1. Hemorragia subretiniana en área macular, en el centro imagen redondeada blanco-amarillenta. 2 Fig. 2: Caso 1. Fluorescencia del M.A.R. localizado en la rama temporal superior. Obsérvese el estrechamiento arterial antes y después del M.A.R. Caso 2 Paciente varón de 57 años de edad con el diagnóstico previo de hemorragia de vítreo, no hipertenso, que presentaba úlcera gástrica, por lo cual no había tomado el tratamiento prescrito para la hemorragia. Fig. 3: Caso 1. Corona de exudados rodeando al M.A.R. en forma de retinitis circinada. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Macroaneurisma arterial retiniano: a propósito de cuatro casos rillenta rodeada de restos de hemorragia y exudados en el área macular. Angiofluoresceingrafía (fig. 6): Se observa la fluorescencia que produce el llenado del M.A.R. (M.A.R. fusiforme), con el efecto pantalla de la hemorragia a su alrededor. Evolución En este paciente realizamos inmediatamente fotocoagulación, haciéndolo primero de forma indirecta y posteriormente de forma directa, comprobando angiográficamente (fig. 7) la desaparición del M.A.R., y en el lugar de su ubicación un acomodamiento de la arteria. La A.V. se recuperó totalmente y en los controles periódicos posteriores durante dos años, no se produjo alteración alguna en los resultados. Fig. 4: Caso 1. Desaparición angiográfica del M.A.R. Impactos de fotocoagulación. Lesiones del epitelio pigmentario. Exploración oftalmológica A.V.: O.D. 0,1; O.l.: Bultos a tres metros. Tensión Ocular: O.D.: 14 mm; O.l.: 15 mm. B.M.E.: Facoesclerosis en ambos ojos. Fondo de ojo (fig. 5): A nivel de la rama temporal superior se observa una formación blanco-ama- Fig. 5: Caso 2. M.A.R. fusiforme con una zona hemorrágica rodeándolo acompañado de exudados en el área macular. Caso 3 Paciente varón de 65 años de edad, hipertenso, con disminución de la agudeza visual de una semana de evolución en el O.l. y con el diagnóstico previo de trombosis. Exploración Oftalmológica A.V.: O.D.:1,0; O.l.: Percepción de bultos. Tensión Ocular: O.D.: 14 mm; O.l.: 14 mm. Fig. 6: Caso 2. MA.R. fusiforme. Efecto pantalla de la hemorragia que le rodea. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 3 SAYAGUÉS A, et al. Fig. 7: Caso 2. M.A.R. fusiforme fotocoagulado. Fig. 9: Caso 3. Angiofluoresceingrafía que muestra la localización del M.A.R., que ha sangrado y produce efecto pantalla oculatando la fluorescencia subyacente. B.M.E.: Normal. Fondo de Ojo (fig. 8): Se observan restos de una hemorragia vitrea que permiten observar una hemorragia subretiniana en sector temporal superior. Angiofluoresceingrafía (fig. 9): Se observa la localización del M.A.R. y la hemorragia retiniana oculta la fluorescencia subyacente. Evolución Procedimos a la fotocoagulación de forma indirecta inicialmente, y posteriormente de forma directa, consiguiéndose una agudeza visual del O.l. de 0,9, y la desaparición angiográfica del M.A.R. (fig. 10). Este paciente ha sido controlado periódicamente durante dos años, persistiendo idéntica situación. Caso 4 Paciente de sexo femenino de 62 años de edad que aqueja disminución de la agudeza visual, como antecedentes personales refiere hipertensión arterial. Exploración Oftalmológica Fig. 8: Caso 3. Hemorragia vítrea que permite ver una hemorragia intraretiniana en la zona temporal superior. 4 A.V.: O.D.: 0,6; O.l.: 1,0 Tensión Ocular: O.D.: 13 mm; O.l.: 14 mm. B.M.E.: Normal. Fondo de Ojo (fig. 11): A nivel de la rama arterial ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Macroaneurisma arterial retiniano: a propósito de cuatro casos Fig. 12: Caso 4. Angiofluoresceingrafía. Fase arteriovenosa. Localización de dos dialtaciones macroaneurismáticas con pérdida de fluorescencia a través de su pared. Efecto pantalla de la hemorragia. Fig. 10: Caso 3. Fotocoagulación. temporal inferior se observa una hemorragia rodeada de una zona de exudados, con una zona blanquecina en el centro de la misma. Angiofluoresceingrafía: En la fase venosa tardia se observan dos dilataciones arteriales y pérdida de la fluorescencia desde el M.A.R. Evolución Se procedió a la fotocoagulación indirecta primero y directa después. La figura 13 ilustra la fotocoagulación directa e indirecta del M.A.R., persistiendo restos de exudados. Fig. 11: Caso 4. Retinografía que muestra una formación blanquecina sobre un vaso arteriolar rodeado de hemorragia y exudados. En la evolución posterior se reabsorvieron completamente los exudados, mejorando la A.V. a 0,9 y comprobando angiográficamente la desaparición de los M.A.R. RESULTADOS Presentamos cuatro pacientes con M.A.R., todos ellos con afectación unilateral. La edad media es de 64,6 años con un rango de 57 a 75 años. El 75% de los pacientes eran varones, sin Fig. 13: Caso 4. Fotocoagulación indirecta y directa. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 5 SAYAGUÉS A, et al. embargo en la literatura los M.A.R. son más frecuentes en el sexo femenino. En ninguno de los pacientes había asociada una diabetes. Todos los casos son unilaterales, sólo uno era múltiple y la localización fue en dos pacientes en el cuadrante temporal superior y en los otros dos en el cuadrante temporal inferior. En tres casos estaba seriamente afectada la A.V., siendo inferior a 0,1 y en un caso superior. El diagnóstico previo en un caso fue de hemorragia macular con probable agujero, en otro caso de hemorragia vítrea y en un terce ro de trombosis. Dos de los pacientes presentaban hemorragia vítrea, aunque en uno de ellos en el momento de ser examinado por nosotros, era minima. En todos los pacientes había afectación macular (en el 75% importante y en el 25 pequeña) . La forma de presentación es diferente en cada uno de los enfermos: uno se presentaba como un M.A.R. sacular (caso 1) sin pérdida de contraste a través de su pared; en otro paciente se presenta como un M.A.R. fusiforme (caso 2); en el tercer caso se oculta parcialmente la forma por la hemorragia, y en el cuarto es doble, y la pérdida de fluorescencia a través de la pared del M.A.R. es intensa. Se trataron todos ellos con fotocoagulación siendo indirecta en un caso y mixta en el resto. Conseguimos mejoría de la A.V. en todos los pacientes, en el 75% fue prácticamente normal. En un caso (n° 1) que presentaba una hemorragia subretiniana intensa que afectaba el área macular, la A.V. mejoró sólo a 0,2 por degeneración del epitelio pigmentario submacular. En todos los casos se comprobó la desaparición angiográfica de los M.A.R. y la no recidiva de los mismos, con un tiempo de revisión máximo de tres ar70s y mínimo de un añ0 y medio. DISCUSIÓN El hecho de que el M.A.R. sea poco frecuente y que las series sean escasas [Cleary 20 casos (2), Palestine 35 (3), Abdel-Khalek 19 (4), Lewis 16 (7), Gómez Ulla 14 (5)], hace que muchas veces nos olvidemos de pensar en él como diagnóstico diferencial; sin embargo, se siguen presentando nuevas series y cada vez más numerosas [Rabb 60 casos (6)], por lo que pensamos que la entidad no es tan infrecuente como correspondería a las series publicadas, sino que muchas veces podrían 6 quedar englobadas dentro de diagnósticos como hemorragias vítreas, trombosis, etc., por su asociación importante a la hipertensión y a la arterioesclerosis. La localización más frecuente es en la retina temporal superior (5), aunque el número de cruces arteriovenoso sea igual que en la inferior, sin saber exactamente la causa de este suceso. En nuestra casuística se producen en igual número en la retina temporal superior que en la inferior. Asimismo, en la literatura se describen como más frecuentes en el sexo femenino, aunque nosotros los hemos visto con más frecuencia en el masculino. La hemorragia indica un estadío agudo (4,6), mientras que los exudados indican un estadío cronico. La disminución de la agudeza visual se produce por la exudación y la hemorragia sobre todo si es subretiniana (2,3,7,9), por lo que con frecuencia se produce degeneración del epitelio pigmentario, como ocurrió en nuestro primer caso, por lo que aunque consigamos inactivar el M.A.R., la A.V. permanece dañada seriamente. Por estos motivos y porque hay descritos dos casos de enucleación del globo ocular con el diagnóstico de melanoma coroideo (10), comprobándose anatomopatológicamente que se trataba de macroaneurismas arteriales retinianos, es por lo que pensamos que la fotocoagulación estaría indicada en todos los M.A.R. En su descripción de la enfermedad, Robertson (1), subrayó la tendencia a la curación espontánea, propiciando de esta forma el tratamiento conservador. Por el contrario, existen otros autores que aconsejan la fotocoagulación en todos los casos (11,5). También hay discrepancia en cuanto a la forma de dar la fotocoagulación: para unos autores la mejor sería la indirecta (3,12), otros recomiendan la directa (13,11) siempre que el impacto sea mayor que el tamaño del aneurisma, y finalmente, otros (7,14,15,4,2,8,9,5) prefieren la combinación de ambas. Nosotros pensamos que, dada la variedad de láser de que disponemos en la actualidad, la fotocoagulación, si se hace de forma cuidadosa, no debería plantear ningún problema, recomendando primero la fotocoagulación indirecta y si ésta no es suficiente continuar con la directa, comprobando angiográficamente la inactivación del M.A.R. El láser verde y el amarillo son los ideales para la fotocoagulación con aplicaciones largas (0,2 segundos o más) con el fin de conseguir la cicatrización de la pared del M.A.R. y de los capilares vecinos. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1991; 61 Macroaneurisma arterial retiniano: a propósito de cuatro casos CONCLUSIONES 8. El macroaneurisma arterial retiniano es una entidad con una frecuencia de presentación pequeña, sin embargo, se debe pensar en él cuando estamos ante un paciente con un cuadro de hemorragia vítrea o retiniana, con una edad superior a los 50 años y sobre todo, si tiene asociada hipertensión y arterioesclerosis. El diagnóstico se realiza con la angiografía fluoresceínica. El tratamiento mediante fotocoagulación, inactiva el M.A.R. y evita de esta forma las complicaciones que producen las hemorragias y exudados que según la localización puede llegar a dañar seriamente la A.V. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Robertson DM. 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