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Max Weber
Por Hery Serzo
Max Weber nació en Alemania. Se graduó en leyes y entonces llegó a ser miembro asesor
de la universidad de Berlín. Permaneció como académico por el resto de su vida,
mostrando interés en primer lugar, en la trayectoria del desarrollo histórico de las
civilizaciones, a través de estudios de sociología de la religión y sociología de la vida
económica. En su enfoque de ambos temas, realizó una gran clasificación en análisis de las
religiones más importantes del mundo, tales como el Judaísmo, el Cristianismo y el
Budismo, asimismo en la investigación del patrón del desarrollo económico desde los
tiempos prefeudales. Estas dos inquietudes fueron combinadas con sus estudios sobre el
impacto de las creencias protestantes en el desarrollo del capitalismo en la Europa
occidental y en los Estados Unidos de América.
Weber tuvo la capacidad prodigiosa y el estilo pesado típico de los filósofos alemanes, por
lo que sus escritos, que han sido traducidos al inglés, lo han colocado como una de las
principales figuras de la sociología.
La contribución principal de Weber al estudio de las organizaciones fue su teoría de las
estructuras de autoridad, las cuales lo llevaron a catalogar a las organizaciones en
términos de relaciones de autoridad dentro de éstas. Esto dio pie a una preocupación
básica, por qué los individuos obedecen órdenes, por qué la gente hace lo que se le dice.
Para enfrentarse a este problema, Weber hizo una distinción entre el poder, la habilidad
para forzar a la gente a obedecer sin poner atención a su resistencia, y autoridad, donde
las órdenes son voluntariamente obedecidas por aquellos que las están recibiendo. Bajo
un sistema de autoridad, aquellos en el rol de subordinados, observan los resultados de
los directivos a través de los que están en el rol legítimo de superordenados. Weber
distinguió los tipos de organización de acuerdo con la manera en la cual la autoridad es
legitimizada. El subrayó tres tipos puros, los cuales etiquetó como: carismático,
tradicional y legal racional, cada uno de los cuales surge en un determinado aparato u
organización gerencial. Estos tipos puros contienen características, las cuales son útiles
para el análisis de la organización, a pesar de que cualquier organización puede ser una
combinación de ellas.
La primera forma de ejercer la autoridad está basada en las cualidades personales del
líder. Weber utilizó el término griego “carisma” para dar a entender cualquier cualidad de
la personalidad del individuo por virtud de la cual lo coloca aparte de los hombres
ordinarios, dotado con poderes o cualidades específicamente excepcionales. Esta es la
posición del profeta, mesías, o líder político, cuya organización consiste en él mismo y un
conjunto de discípulos: los discípulos tienen el trabajo de mediar entre el líder y las masas.
El caso típico de este tipo de autoridad es un movimiento revolucionario a pequeña
escala, ya sea religioso o político, aunque muchas organizaciones han tenido fundadores
carismáticos, tales como Lord Nuffield (Morris Motors) y Henry Ford. Sin embargo, ya que
la autoridad está basada en las características de una persona y las órdenes están basadas
en su inspiración, este tipo de organización tiene una inestabilidad constituida dentro de
ella misma. El asunto de la sucesión siempre surge cuando el líder muere y la autoridad
tiene que ser transferida. Típicamente, en las organizaciones políticas y religiosas, el
movimiento divide a varios discípulos, que piden ser los verdaderos herederos del líder
carismático. En estas condiciones, se produce comúnmente una escisión. La tendencia
hacia este tipo de ruptura puede verse en la manipulación de una posición, como los
tenientes de Hitler, Himmler y Goring, durante los primeros meses de 1945. Esto
ejemplifica el problema de un heredero del líder; hasta cuando el mismo líder nombra a su
sucesor, no será necesariamente aceptado. Es improbable que otro líder carismático se
presente, y por lo mismo, la organización puede perder su forma carismática,
convirtiéndose en uno de los dos tipos que quedan. Si la sucesión se convierte en
hereditaria, la organización se convierte a la forma tradicional; si la sucesión es
determinada por reglas, se desarrolla entonces una organización burocrática.
Las bases de orden y autoridad en las organizaciones tradicionales son precedentes
usuales. Los derechos y expectativas de varios grupos son establecidos en términos de
hablar siempre de lo sucedido como algo sagrado; el gran juez en este sistema es la
costumbre. Cuando el carisma es tradicionalizado por medio de su transmisión
hereditaria, se convierte en parte del papel del líder, más que formar parte de su
personalidad. La forma de la organización actual, bajo el sistema de autoridad tradicional,
puede tomar uno de dos patrones. Existe una forma patrimonial donde los funcionarios
son servidores personales, dependientes del líder por remuneración. Bajo la forma feudal,
los funcionarios tienen mucha más autonomía con sus propias fuentes de ingreso y una
relación tradicional de lealtad hacia el líder. El sistema feudal tiene una base material de
diezmos, feudos y beneficiarios, descansando en costumbres pasadas y un sistema de
derechos y deberes habituales. A pesar de que los ejemplos de Weber son históricos, su
conocimiento profundo es igualmente aplicable a las organizaciones modernas. Las
posiciones gerenciales generalmente son transmitidas de mano en mano, de padres a
hijos, y así las empresas establecen sus propias dinastías basadas en la transmisión
hereditaria. La selección y nombramiento pueden estar basados más que en la capacidad,
en el parentesco. Similarmente, las maneras de hacer cosas en muchas organizaciones
están justificadas en términos de siempre haber seguido ese camino, como una razón de
ser en sí misma, más que sobre las bases de un análisis racional.
El concepto de análisis racional nos conduce hacia el tercer tipo de sistema de autoridad
de Weber, el racional legal, con su forma de organización burocrática. Este, Weber lo ve
como una institución dominante de la sociedad moderna. Este sistema es llamado racional
porque los medios están diseñados expresamente para lograr ciertas metas específicas, es
decir, bien diseñadas, con cierta función a desempeñar y donde cada parte de la máquina
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contribuye a la obtención del desempeño máximo de esa función. Es legal, porque la
autoridad es ejercida por medio de un sistema de reglas y procedimientos a través de una
oficina, la cual ocupa un individuo en un tiempo determinado. Para tal organización,
Weber utiliza el nombre de “burocracia”. En el uso común, la burocracia es sinónimo de
ineficiencia, un énfasis con cinta roja en los escritos y papeleos excesivos.
Específicamente, es identificada con la ineficiencia pública. Pero en términos de su propia
definición, Weber establece que una organización burocrática es técnicamente la más
eficiente forma de organización posible. “Precisión, rapidez, ambigüedad, conocimiento
de archivos, continuidad, discreción, unidad, subordinación estricta, reducción de
fricciones y costos materiales y de personal –éstos están elevados al punto óptimo en la
administración estrictamente burocrática”. Weber mismo utiliza la analogía de la máquina
cuando dice que la burocracia es como una máquina moderna, mientras que otras formas
organizacionales son como métodos no mecánicos de producción.
La razón de la eficiencia de la burocracia se apoya en su forma organizacional. Como los
medios utilizados alcanzarán mejor los fines establecidos, lograrán estar libres de cargas
de los caprichos personales del líder o de los procedimientos tradicionales que ya no son
aplicables. Esto es porque la burocracia representa la etapa final en la despersonalización.
En tales organizaciones existen una serie de funcionarios cuyos roles están circunscritos
por una definición escrita de su autoridad. Estas funciones están en una jerarquía, donde
cada paso siguiente abarca todos aquellos que se encuentran bajo ésta. Existe un conjunto
de reglas y procedimientos dentro de los cuales cualquier posibilidad de contingencia está
teóricamente prevista. Existe un departamento que se encarga de salvaguardar todos los
registros y archivos, siendo parte importante de la racionalidad del sistema que la
información esté escrita. Existe una clara separación entre los asuntos personales y de
negocios, apoyada por un método contractual de cargos, dependiendo de cualidades
técnicas por función. En estas organizaciones la autoridad está basada en funciones y las
órdenes son obedecidas porque las reglas establecen que está dentro de la competencia
de una función particular que emite tales órdenes. Es también importante el énfasis en el
compromiso de los expertos. Uno de los signos de una burocracia en desarrollo es el
crecimiento de gerentes profesionales y el incremento en el número de expertos
especialistas, con sus propios departamentos.
Para Weber eso se suma a un sistema altamente eficiente de coordinación y control. La
racionalidad de la organización muestra en ella habilidad para calcular las consecuencias
de su acción. Debido a que la jerarquía de autoridad y el sistema de reglas controla las
acciones de los individuos en la organización, se da la despersonalización. A causa del
empleo de los expertos, quienes tienen sus áreas de responsabilidad y el acceso a
archivos, existe un amalgamamiento del mejor conocimiento disponible y la relación del
comportamiento anterior de la organización. Esto incapacita que las predicciones sean
hechas acerca de los eventos futuros. La organización tiene racionalidad: la consecución
metódica de un objetivo dado y práctico, da por consiguiente un incremento preciso en el
cálculo de los medios.
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Aquí es donde se encuentra el eslabón entre el interés de Weber por la religión y por las
organizaciones. El capitalismo, como un sistema económico, está basado en el cálculo
racional de las ganancias económicas a largo plazo. Inicialmente para que esto ocurriera,
así como la expansión de los mercados del mundo, una perspectiva de moral determinada
es necesaria. Weber vio esto como el reemplazo por la religión protestante después de la
Reforma, con su énfasis en este mundo y la necesidad de los individuos de mostrar su
salvación a través de su trabajo en la tierra. En estas condiciones, la actividad económica
se convirtió gradualmente en un bien positivo más que un daño negativo. El capitalismo
fue lanzado a su camino y este camino fue aclarado más fácilmente a través de la forma
organizacional de la burocracia, la cual suplió los aparatos, para poner en práctica la
racionalidad económica. Proporcionando como lo hace la eficiencia y la regularidad, la
gerencia burocrática se convierte en el método dominante de organizar, y es tan potente
que llega a ser característico de otras áreas de la sociedad, tales como la educación, el
gobierno, la política, etc. Finalmente la organización burocrática llega a ser típica de todas
las instituciones de la sociedad moderna.
La mayoría de los estudios de las características de las organizaciones formales y
características formales de las dos últimas décadas se han iniciado a partir del trabajo de
Max Weber. Su importancia radica en haber creado el primer conocimiento para
presentar categorías sistemáticas para el análisis organizacional.
Artículo publicado en la revista Management Today en español
Sección “Clásicos de la Gerencia”, diciembre de 1985, pp 44 – 46.
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