SUMARIO/ MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES [Trocadero e/ Monserrate y Zulueta, Habana Vieja] PASIÓN Y LUCIDEZ / Cundo Bermúdez Esta exposición homenaje por el Centenario de su natalicio pretende reinstalar en su justo lugar a Cundo Bermúdez ante el público y la crítica cubana como uno de los grandes pintores cubanos que nos ha legado el siglo XX. La muestra se mantiene hasta octubre. ESPACIO MÍNIMO / Raúl Milián Considerada una de las figuras más importantes del arte cubano en la segunda mitad del siglo XX, la poética de Raúl Milián destaca por una expresión muy personal, que determinó que solamente trabajara en pequeño formato a base de tintas. Más de medio centenar de piezas fechadas entre 1953 y 1977 conforman esta muestra con la cual el Museo celebrará el centenario del natalicio de tan trascendental artista. La muestra se mantiene hasta octubre. COLECCIÓN DE GRABADOS. MEMORIAS DEL SURREALISMO / Salvador Dalí Esta muestra contiene obras pertenecientes a la colección de Alex y Carol Rosenberg, Walter Maibaum y Carol Conn, Peter Lucas, Max Arnold, Mike Tinsley, Rob Piepsny y Joseph Nuzzolo. Conformada por cinco series o carpetas de grabados realizados por Dalí en diversas técnicas de impresión y en etapas que abarcan desde los años de 1930 a 1970. La muestra se mantiene hasta octubre. ARTISTAS AFRONORTEAMERICANOS Y ABSTRACCIÓN / Esta exposición es el resultado del esfuerzo del artista y promotor cultural neoyorquino Ben Jones, gran amigo de Cuba y su cultura. Constituida por treinta y ocho piezas, la exposición muestra la obra de nueve artistas afronorteamericanos contemporáneos que utilizan los códigos de la abstracción para su expresión estética. La muestra se mantiene hasta octubre. GALERÍA HABANA [Línea entre E y F, El Vedado] UN DÍA CUALQUIERA / Felipe Dulzaides Inauguración: viernes, 5 septiembre de 2014, 5:00 p.m. Clausura: 24 de octubre de 2014. BIBLIOTECA NACIONAL DE CUBA JOSÉ MARTÍ. GALERÍA EL REINO DE ESTE MUNDO [Independencia y 20 de mayo, Plaza de la Revolución] UNIVERSOS DE GIRONA / Julio Girona Con el auspicio del Consejo Nacional de las Artes Plásticas se exhibe en la galería El Reino de Este Mundo de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí una muestra del quehacer plástico de este importante creador, distinguido en 1998 con el Premio Nacional de Artes Plásticas. La obra de Julio Girona [Manzanillo, 1914-La Habana, 2002] se caracterizó por una continua movilidad entre abstracción y figuración, representando un momento clave dentro de la plástica nacional contemporánea por la sostenida calidad formal y el creciente espíritu de renovación estilística. Inauguración: 10 de septiembre de 2014, 5:00 p.m. Clausura: 5 de octubre de 2014. CENTRO DE ARTE CONTEMPORÁNEO WIFREDO LAM [San Ignacio esq. Empedrado, La Habana Vieja] Entrega de Premios de Crítica de Arte Guy Pérez Cisneros y de Curaduría. Acción que como cada año es convocada por el Consejo Nacional de las Artes Plásticas como incentivo a la publicación de la crítica de arte en Cuba y a la labor de curaduría de las más destacadas exposiciones realizadas durante el año previo a la entrega del lauro. Presentación de lo más reciente de la Colección Espiral del Sello Artecubano Ediciones. La colección incluye hasta el momento una treintena de nombres, veintiuno de los cuales corresponden a los Premios Nacionales de Artes Plásticas. Fecha: 11 de septiembre del 2014, 5:00 p.m. CENTRO DE DESARROLLO DE LAS ARTES VISUALES y FOTOTECA DE CUBA [San Ignacio No 352, La Habana Vieja] [Mercaderes entre Teniente Rey y Muralla, La Habana Vieja] XL’2 [POR EL DOS] / 40 artistas, 35 obras. La muestra reúne a jóvenes artistas cuya obra está centrada en el impacto de las formas alternativas del flujo de la información en la Cuba actual. Asimismo, organiza un núcleo de información sobre arte que recoge publicaciones virtuales o físicas que han tenido como tema principal las artes visuales; así como proyectos institucionales o personales que funcionan como replicadores y aglutinadores de ideas de y sobre el arte. Inauguración: 12 de septiembre de 2014, 7:00 p.m. Clausura: 11 de octubre de 2014. CENTRO DE ARTE CONTEMPORANEO WIFREDO LAM [San Ignacio esq. Empedrado, La Habana Vieja] LAS OTRAS NARRACIONES / 100 artistas, 160 obras. Recorre una década de animación en el audiovisual cubano, ya sea de producción independiente o institucional, que incluye video-arte, spots, mensajes de bien público, dibujos animados, videoclips, instalaciones, video-juegos, experimentación visual, obras interactivas y sesiones de mapping. Inauguración: 13 de septiembre de 2014, 7:00 p.m. Clausura: 18 de octubre de 2014. MEMORIAL JOSÉ MARTÍ [Calle Paseo y Ave. Independencia, Plaza de la Revolución] SAMUEL FEIJÓO: EL RUMOR DE MIS DESTINOS / Samuel Feijóo. Esta exposición se realiza a propósito del Centenario del pintor y dibujante, diseñador, ensayista, escritor y editor, etnólogo, traductor y folclorista villaclareño nacido en San Juan de los Yeras Samuel Feijóo [19141992]. Constituye un modesto homenaje realizado por el Consejo Nacional de las Artes Plásticas [CNAP], tributo de la cultura cubana a este inquieto intelectual. Inauguración: 19 de septiembre de 2014, 5:00 p.m. Clausura: 24 de octubre de 2014. La exposición estará acompañada de la realización en la Casa del Alba de un Coloquio Teórico que detallamos a continuación: Coloquio 15 de octubre 10:00 a.m.: Remembranzas del padre, el artista, el peregrino de mis sueños / por Adamelia Feijóo 10:40 a.m.: La poética personal en la pintura de Samuel Feijóo / por Virgilio López Lemus 11: 20 a.m.: Samuel Feijóo: pintor a la intemperie / por Roberto Fernández Retamar. 16 de octubre 10:00 a.m.: Andanzas villareñas de Samuel Feijóo / por Pedro de la Hoz 10:40 a.m.: Samuel Feijóo y el Movimiento de Pintores y Dibujantes Populares de Las Villas / por Aurora Díaz Valdivia. 11: 20 a.m.: Cauces para la poesía: los Signos del zarapico / por Daína Rodríguez González. 17 de octubre 10:00 a.m.: Apuntes en el Centenario de Samuel Feijóo / por Alpidio Alonso-Grau. 10:40 a.m.: Feijóo y el cine / por Raydel Araoz. GALERÍA SERVANDO CABRERA [Calle 23, esq. 10, Vedado, Habana] EN ESTE LUGAR, EN ESTE MOMENTO / Alejandro Campins, Eduardo Ponjuán, Léster Álvarez, Frank Mujica, Yornel Martínez, José E. Yaque. Síntesis, lirismo, introspección, constituyen elementos definitorios del haiku japonés. La sencillez y la libertad expresiva hacen de él, más que una creación literaria, una postura filosófica ante la vida. Un comportamiento conectado con esta postura poética se descubre en la producción artística más contemporánea de nuestro país, sobre todo en la de las generaciones más emergentes. De manera consciente [o no] estos creadores establecen con el haiku japonés una profunda conexión en el orden de lo formal y lo conceptual. Clausura: 27 de septiembre de 2014. Actividades colaterales: El jueves 18 de septiembre a las 4:00 p.m., será el lanzamiento en la galería de un número de talleres ofrecidos por el artista Alejandro Campins en su estudio, editados a manera de folleto, que tratarán sobre el consumo de la pintura de los jóvenes artistas y de cuanta distancia hay entre la forma de recepción y la intención del emisor. GALERÍA LA ACACIA [San José No.114, Centro Habana] 22 / Muestra colectiva. La exposición incluirá obras de los principales artistas de los grupos Los Once y Volumen I haciendo un recorrido generacional desde el arte de los sesenta hasta la actualidad. Inauguración: 17 de septiembre del 2014, 5:00 p.m. GÉNESIS GALERÍAS DE ARTE [Calle 14, e/ 1ra. y 3ra., Playa] PLAZA ABIERTA / Incluye presentación de un artista en pleno proceso de impresión serigráfica en el Taller René Portocarrero, muestra colectiva de arte naïf en la Galería Diago, muestra colectiva de arte contemporáneo en La Casona y venta de portal con productos culturales [reproducciones de artistas como Roberto Fabelo, Pedro Pablo Oliva, Lesvia Vent Dumois, entre otros] 2 de septiembre, 2:00 p.m. NOCHE DE GALERÍAS / En el marco del Habanarte, el Grupo Génesis, ofrecerá la presentación del cuarteto de Jazz Aires de Concierto y venta de originales de la colección de Génesis con un descuento del 20 % a los acreditados al evento. Entre los artistas que se expondrán se encuentran: José Manuel Fors, José Angel Toirac, Ernesto Javier Fernández, René Peña, Santiago Rodríguez Olazábal, José Emilio Fernández. Viernes, 19 de septiembre, 8:30 p.m. GALERÍA GALIANO, COLLAGE HABANA, ARTIS 718 [Galiano # 256 e/ Concordia y Neptuno, Centro Habana] [Calle D, e/ 1era y 3era, Vedado] [7ma esq. 18, Miramar] POST-IT 2 / A tenor del Habanarte, el grupo de galerías del Fondo Cubano de Bienes Culturales propone la segunda edición de Post-it, evento que contiene expo-venta de arte contemporáneo cubano, al igual que la inauguración de su nueva Galería Artis 718 en horas de la noche. GALERÍA GALIANO Inauguración: 5 de septiembre del 2014, 4:00 p.m. COLLAGE HABANA Inauguración: 5 de septiembre del 2014, 6:00 p.m. ARTIS 718 Inauguración: 5 de septiembre del 2014, 8:00 p.m. Abierta hasta octubre del 2014. CENTRO PROVINCIAL DE ARTES PLÁSTICAS Y DISEÑO LUZ Y OFICIOS [Oficios 362 esq. a Luz, Habana Vieja] CÓMPLICES Y TESTIGOS / Yoan Pérez. La muestra toma el papel moneda como hilo conductor para narrar pasajes de la vida cubana representada por objetos, situaciones comunes, elementos naturales, entre otros, los cuales expresan aspiraciones, sentimientos, voluntades e inquietudes que han venido marcando la conformación de nuestra nacionalidad. SALA POLIVALENTE JUEGO DE ELECCIONES / Mónica Christiansen y Graciela Henríquez. La muestra presenta grabados y objetos que van desde lo fantástico, los sueños y las pesadillas, hasta el mundo de las sombras, lo teatral, las formas y los conceptos. Inauguración: 2 de septiembre del 2014, 5:00 p.m. Clausura: 26 de septiembre del 2014 SALA BARRETO LA INTENCIÓN COMO OTRO NIVEL DE CONCIENCIA / Andy Rodríguez. La cotidianidad desde la ironía y la parodia, un comentario crítico de la realidad contemporánea a través de la representación de personajes y escenografías que la caricaturizan y describen. Inauguración: 9 de septiembre del 2014, 5:00 p.m. Clausura: 28 de septiembre del 2014. SALA POLIVALENTE Inauguración: martes, 30 de septiembre del 2014, 5:00 p.m. Clausura: 17 de octubre del 2014. CASA DE LA OBRAPÍA [Calle Obrapía No. 158, Habana Vieja] EXPOSICIÓN HOMENAJE A LA DISEÑADORA MARÍA ELENA MOLINET / Homenaje a la diseñadora, investigadora y profesora María Elena Molinet [30 de septiembre de 1919-6 de octubre de 2013] en una muestra que recoge la trayectoria de vida de quien obtuviera los premios nacionales de Enseñanza Artística [2006], de Teatro [2007] y de Diseño. La exposición estará conformada por fotografías y videos [pantallas], bocetos y piezas originales [superficies de metacrilato y vitrinas], premios recibidos, piezas vestimentarias originales [maniquíes] e información complementaria. También serán exhibidas ocho piezas vestimentarias de jóvenes diseñadores, que integran una colección, fruto del estudio e investigación dedicada a la vida y obra de la ilustre profesora. Inauguración: 5 de septiembre del 2014, 3:00 p.m. VITRINA DE VALONIA [Oficios No. 8, Habana Vieja] MAFALDA EN LA HABANA y MAFALDA CUMPLE 50 AÑOS / Exposiciones en homenaje a tan conocido personaje de la historieta argentina y su creador, el artista dibujante Joaquín Salvador Lavado Tejón, más conocido por su pseudónimo “Quino”. Inauguración: 12 de septiembre del 2014, 3:00 p.m. [Sexto Salón de Arte Contemporáneo] Las otras narraciones, Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam /2, 3 Eso que anda /3 [Décimo Aniversario de Galería Villa Manuela] Con la garganta irritada por los químicos /3 Vista del amanecer en Galería Villa Manuela /3 Cundo Bermúdez, en el Museo Nacional de Bellas Artes /4, 5 Salvador Dalí en el Museo Nacional de Bellas Artes /5 Arte Brut en Cuba /6 Yoan Pérez en Luz y Oficios /7 Rolando Vázquez Para que cese la lluvia /7 PALACIO DE LOMBILLO [Plaza de la Catedral, Habana Vieja] BREAKFAST IN HAVANA / Ridel Calero y Armando Zambrana. Poéticas diversas confluyen en un escenario común: La Habana, sus ambientes, su gente, sus símbolos. Se trata de imágenes que persiguen lo real, la identificación, la mirada directa y sin ataduras, lo que tenemos al lado y no miramos. Inauguración: 16 de septiembre del 2014, 4:00 p.m. SOBRE CUCHILLOS DE POLVO / Aliosky García Sosa Esta presentación de un conjunto de obras inéditas que marca el final de una etapa creativa del artista, relacionada con la temática antropológica, donde la xilografía en blanco y negro se convirtió en una constante. Inauguración: 18 de septiembre del 2014, 4:00 p.m. CENTRO HISPANOAMERICANO DE CULTURA [Malecón No. 17, Centro Habana] A AMBOS LADOS DEL ATLÁNTICO / La muestra, coordinada de manera conjunta con el Museo Nacional de Bellas Artes, reúne veinticinco estampas y dibujos realizados por autores españoles, mexicanos y cubanos, correspondientes a distintas corrientes aparecidas a lo largo del siglo XX. La muestra se mantiene durante el mes. BIBLIOTECA PÚBLICA RUBÉN MARTÍNEZ VILLENA [Obispo No. 59, Habana Vieja] BELLAS JAPONESAS / Seiichi Hayashi. Varias tipologías y temáticas caracterizan las obras de esta muestra que hace un recorrido por la trayectoria de Seiichi Hayashi, más conocido por su manga lírica y experimental de la legendaria revista Garo. Sus historias mezclan la estética tradicional japonesa con la sensibilidad del arte pop. La muestra se mantiene durante el mes. CASA DEL ALBA CULTURAL [Calle Línea y D, Vedado, Habana] LEVANTE / Marcos Arias. La verdad puede ser descubierta por el individuo a través de los sentidos. El arte conspira. El artista va tras el aura de lo eterno en un instante. Se recuerda niño cuando entre la multitud escuchó: ¡Es Fidel, es Fidel! Desde la lejanía de un brinco distingue una gorra verde olivo entre la masa enardecida. Inauguración: 5 de septiembre del 2014, 5:00 p.m. Clausura: octubre del 2014. Noticias de Artecubano / Número 8 / Publicación mensual editada por el sello Artecubano Ediciones del Consejo Nacional de las Artes Plásticas I Dirección Rubén del Valle Lantarón / Dirección editorial Isabel María Pérez / Jefa de redacción Sandra Sosa Fernández / Edición Maeva Peraza / Redacción Virginia Alberdi, Maeva Peraza y Alain Cabrera / Corrección y estilo Ana María Muñoz Bachs / Diseño Fabián Muñoz Diaz / Fotos Romero / Web José Alberto Curbelo / Comercial Yoandra Mancebo Pérez [[email protected]] I Maquetado en Trade Gothic y Sabon de 8.5 a 24 puntos I Impreso en el Combinado de Periódicos Granma / RNPS 0408 / Precio de venta 1 peso I Remita sus colaboraciones a: [email protected] / [email protected] / [email protected] / Portada Fabián / Post-it: dos valoraciones /8, 9 En piel de gourmet /10 Shrek, Fiona y la avenida Paseo /10 Sueño de un caballo, de Jeosviel Abstengo /11 Ariamna Contino en Galería Habana /11,12 Walter Ernesto Velázquez en el MAPRI /12 La Fracción /12 XIII Salón de Humorismo en San Antonio de los Baños /13 Resultados de los Premios de Crítica Guy Pérez Cisneros y de Curaduría 2014 /13 Miguel Alejandro Machado en la Casa de México /14 Bola franca /15 Convocatoria al Segundo Concurso Nacional de Colografía Belkis Ayón /15 programación de septiembre /16 Eso que anda/ R. Cruz / [de izquierda a derecha] Raupa, Jorge Pentón y Mola | Miguel Coyula | Glenda León | Se precisa también puntualizar que este proyecto fija la animación como un medio de expresión individual que ha cobrado fuerza a partir de disponibilidades tecnológicas. Una computadora es suficiente para que un artista pueda crear la obra animada sin la intervención de la industria del cine o del aparataje de los estudios de televisión. Realización que se afirma a partir de sus búsquedas expresivas, los temas que incorpora y el ansia renovadora de los creadores, unida al deseo de trascender lo convencional. Es jus- Las otras narraciones/ to desde esa distinción personal que se incluyen realizadores cuya producción está vinculada a encargos institucionales [spots y video clips, entre otros], y también algunas obras puntuales que son excepción Caridad Blanco / Una colección de imágenes ilumina este proyecto. La ilusión de movimiento que cada pantalla corrobora es el nexo entre ellas. De esa particular conexión emerge una ruta de exploración y estudio del universo expandido de las artes visuales. Una mirada que reflexiona sobre lo que hoy es la cultura visual de la Isla. El segmento que se avista resulta, de un corte horizontal sin pretensiones antológicas, a ese territorio donde tienen un rol decisivo los medios tecnológicos [y el avance de lo digital] en el que conviven géneros diversos con diferentes circuitos de difusión. [1] En esa gran extensión que resulta en la actualidad la producción audiovisual, la animación se convierte en una ruta de análisis que permite conectar ese tipo de creación desde una dimensión integradora. Ella como punto de encuentro para revisar la imagen contemporánea. Enfoque que privilegia, en primer término, un elemento común a una parte de esa visualidad y lo convierte en el hilo conductor de esta presentación, para luego mostrar algunas particularidades de esa amplia producción simbólica. El itinerario de este proyecto se concentra en una zona de la animación, desarrollada por productores visuales [2] que en solitario, duetos, equipos de trabajo o en asociaciones independientes, vienen asumiendo el complejo y minucioso proceso que implica la realización de obras de semejante naturaleza. En esta otra vertiente –con respecto a lo hecho en el animado institucional cubano– están representados: artistas plásticos, diseñadores, comunicadores, entes de la publicidad, cineastas y también, realizadores provenientes de otras disciplinas. En 1997, Lázaro Saavedra había concluido su primer audiovisual animado.[3] Utilizando el ordenador, hizo de ese medio un vehículo del discurso conceptual que venía desarrollando, justo en un decenio en que la producción de animados en los estudios cubanos [Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficas, ICAIC e Instituto Cubano de Radio y Televisión, ICRT] había menguado sensiblemente. En 1996, mientras Lázaro estaba enfrascado en 2> producir[4] su pieza, Ángel Alonso creaba, para enviar por correo electrónico a sus amigos, brevísimas animaciones silentes. [5] La obra de Omar Moreno en el III Salón de Arte Cubano Contemporáneo [2001] fue una evidencia de que en la videocreación desde el 2000, los artistas emergentes hicieron también suya esa herramienta. Su sistematización como procedimiento dentro de las artes visuales del país comienza a ser notoria a partir de 2003, de forma coincidente con el avance de una cierta disponibilidad tecnológica que se advertía en la Isla tanto a nivel institucional como individual. A raíz de esta circunstancia y sustentándose en las posibilidades que ofrecían a la creación las nuevas tecnologías,[6] la animación pasó a ser una práctica más extendida. Una alusión a ese proceso es Las otras narraciones: Una década de animación independiente, como primera cartografía dentro de ese espacio multidisciplinar que es la creación audiovisual. La exposición registra momentos significativos de la animación luego de atravesar una década en la que han estado conviviendo distintas generaciones, filiaciones estéticas y expresiones artísticas. La animación es un medio donde confluyen otros: dibujo, pintura, fotografía, modelado, collage, diseño –entre algunos de ellos–, junto a diversas técnicas multimediales o digitales. En el lapso temporal que se aspira aquilatar, ella ha venido creando un registro cada vez más amplio de imágenes: artísticas, televisivas, fílmicas, publicitarias, virtuales. Un campo activo de información que pocas veces ha sido mirado con detenimiento, pese a referir de manera singular una subjetividad marcada por su tiempo, su contexto, y donde el espectador tiene un rol relevante. Ese mundo en imágenes que es parte del cuerpo de la cultura visual del presente es tomado aquí como un espacio de comunicación de ideas, narraciones y estados sensoriales, y se define esencialmente en la muestra de manera heterodoxa a partir de la presencia de videoarte[7], spots, mensajes de bien público, dibujos animados, documentales, videoclips, videoinstalaciones, arte en la red, obras interactivas, videojuegos, así como diferentes producciones cinematográ- ficas, y también efectos visuales, mapping y performance audiovisual. Todas estas expresiones y la manera en que son resueltas hacen de la animación[8] en la contemporaneidad un medio dilatado, abierto. Esa expansión[9] desborda la noción de dibujo animado [o muñequitos] a la que algunos la confinaron. Los creadores, al conectarla con otras prácticas artísticas, redefinen su extensión y significado. El énfasis de esta exposición y del concepto propuesto no tiene como motivación inventariar la amplitud de recursos que la tecnología ha puesto a disposición de los artistas, así como tampoco hacer su historia. Entre sus objetivos se destacan, por el contrario, dar cuenta de tan singular distensión, ofrecer un registro de esas producciones, al tiempo que se establece una relación entre estos diferentes ámbitos de la imagen. Podrá así distinguirse el caudal de información que la animación pone a circular, y también los destinatarios de sus mensajes, trascendiendo el acercamiento reduccionista que la piensa como un producto solo para niños, en ocasiones viciado por el didactismo. La cultura audiovisual, de la que forman parte las expresiones que concurren aquí –y aun otras– constituye un centro de atención permanente, dada la riqueza y movilidad de las prácticas que en ella tienen lugar, algunas de las cuales resultan áreas emergentes que aspiran a un mayor posicionamiento. El desarrollo de las artes visuales guarda una estrecha relación con el progreso tecnológico y la informatización de la cultura, y ello, como refiere Lev Manovich, no solo conduce al surgimiento de nuevas formas culturales, sino que redefine las ya existentes.[10] ¿Qué mantiene a los artistas interesados en recrear la ilusión del movimiento? ¿En dar alma a lo inmóvil? Razones de orden estético, la eficacia comunicativa de la animación, sus posibilidades narrativas, así como su capacidad para subvertir la realidad y crear nuevos mundos. Si bien esa energía es la que da forma a esta propuesta, su referente se encuentra en la voluntad de experimentación y búsqueda que impulsaron, en los sesenta, artistas que son considerados fundadores del dibujo animado cubano [Jesús González de Armas, Eduardo Muñoz Bachs, Hernán Henríquez y Tulio Raggi, entre otros]. Aquí, al igual que entonces, el público adulto –y en particular los jóvenes– es el principal destinatario de las narraciones. De manera general, las obras reunidas destacan el compromiso crítico de los creadores con el contexto, sin convertirse en límite para una comprensión más universal. Tienen cabida el absurdo y la sátira, el apunte analítico sobre las imperfecciones de la sociedad; la proyección lírica junto a la reflexión filosófica o la angustia existencial. En cada pieza el tiempo y lo narrativo responden a las necesidades de cada autor, lo cual se une al interés por la intervención del espectador en las obras, y al uso de formas dinámicas y efectivas de informar, publicitar y también llamar la atención en torno a actitudes ciudadanas y valores que la sociedad debe preservar. El trabajo de algunos creadores puede ser visto como “animación experimental”, término que proviene de otra disciplina pero que no resulta ajeno a este proyecto, y destaca realizaciones de autor en las que la idea se desarrolla de manera libre, sin convencionalismos formales o narrativos. Consciente de que estas vías tomadas por la animación manejan códigos diversos, aproximarlas permite advertir, en ese espacio común de difusión que se genera, el ideario que ellas movilizan, sus potencialidades estéticas, culturales, políticas. Esta zona de visibilidad subraya cómo su imaginario refiriere nuestro presente, extendiendo las posibilidades de comunicación de diferentes expresiones artísticas. En ese mismo país que emerge en estas formas de la imagen la animación se desmarca de sus límites, ofrece narraciones alternativas, en tanto ocupa su lugar en el mapa del audiovisual contemporáneo y se nos muestra como campo posible de los estudios visuales. / dentro de la línea de trabajo del ICAIC o del ICRT. Lo ocurrido con la animación está ligado a ese amplio efecto de los ordenadores en la cultura, aspecto que Lev Manovich distinguía hace ya más de una década. [3] Video animación que, proyectada dentro de la instalación Ni príncipe, ni mendigo, fue exhibida por primera vez en 1998, en el Stadthaus de Zürich, y con posterioridad, en el Museo de Bellas Artes de Suiza como parte de la exposición La dirección de la mira- da. [4] Fueron nombrados: Ícaro, Kiss-Bang, La orden y La risa. Estos trabajos constituyen el antecedente de sus posteriores trabajos de animación. [5] En el año 1995, Lázaro Saavedra compró su primera computadora, con procesador AMD DX4 a la velocidad de 100 MHz. Con anterioridad tenía que conformarme con el “tiempo de máquina” en el ISA y otros lugares, según el propio artista ha reconocido. Desde aquel entonces soñaba con “armar una buena máquina” para el procesamiento y la creación digital de imágenes. Lo logró en 2004. [6] Desde softwares, hardwares y mayores capacidades en las computadoras. [7] Reconocemos la limitación que entraña el término videoarte. Sin embargo, decidimos mantenerlo y no divagar entre varios conceptos aún prestos a la polémica al ser categorías difusas conectadas con territorios donde varias disciplinas se cruzan. [8] A partir de un enfoque cinematográfico, el crítico y ensayista Dean Luis Reyes distingue también como espacios de animación algunas de las zonas de creación aquí reunidas. Ver: “Los tres estados de la animación cubana de los 2000”. Cine Cubano, La Habana, Cuba, No. 185-186, julio-diciembre, 2012. pp. 10-20. [9] La animación se ha instalado de manera permanente en lo cotidiano. Ella está presente en la manera en que accedemos a nuestras computadoras. Las hace operativas. De igual modo ocurre con los teléfonos inteligentes y en los dispositivos GPS. [10] Lev Manovich. El lenguaje de los nuevos medios de comunicación. La imagen en la era digital. Paidos Comunicación, Barcelona, 2005, p. 163. [11] Este término proviene de un enfoque cinematográfico de la animación. En esa línea se reconocen artistas de diferentes regiones de Latinoamérica [Colombia, Argentina, México, Venezuela], y también [1] Circuitos en los que se encuentran galerías y muse- de otros lugares del orbe como el Reino Unido, Espa- os, salas de cine, festivales, la televisión, y también ña, Japón y Estados Unidos. En este último se le aso- teatros y espacios urbanos donde se realizan el map- cia además al llamado cine experimental. Una fuente ping y las manifestaciones visuales de la música elec- de esa definición es el libro: Experimental Animation, trónica o Vjing. Origins of a New Art, de Robert Russet y Cecile Starr, [2] Es oportuno acotar que este fenómeno es parte de que tuvo su primera edición en 1976. las transformaciones que ocurren en el audiovisual. El Sexto Salón de Arte Cubano Contemporáneo parece moverse según los propios intereses que manejan sus hilos curatoriales: alterno, paralelo, tangente, de boca en boca; o, como pudieran llegar a pensar algunos, con un perfil –meditadamente– bajo. Y esto converge con el pie forzado que el equipo curatorial del Centro de Desarrollo de las Artes Visuales [CDAV] propone esta vez: el comportamiento de la comunicación y la información en la sociedad cubana de hoy. Lo que implica, por supuesto, los canales que se utilizan, el acceso a determinadas fuentes de información, las tecnologías disponibles en todos estos procesos… Como mismo sucede en el resto del planeta, la información es una figura multilateral que, como mínimo, presenta dos caras definidas: una oficial, reconocida, legitimada, y otra que se escurre con más desenfado, se filtra, navega sin tanto aparataje, y es, sencillamente, eso que anda. La curadora invitada Cristina Figueroa, en email intercambiado con motivo del Salón, comenta que parte del statement curatorial es el flujo de información en una sociedad que carece de conectividad, acceso abierto a Internet, y tiene dificultades para adquirir algunas de las últimas tecnologías. Por tanto, cuando se habla de este tema en nuestra isla tropical y calurosa hay que agregarle inevitablemente un plus: “el invento” en todas sus versiones teóricas y prácticas. Los salones han llegado a ser un evento que no solo permiten apreciar y confrontar en megaexposiciones las respuestas de los artistas cubanos, sino que además generan opiniones encontradas, reflexiones intensas y hasta exaltadas, y sacuden por igual al gremio de los artistas y al de la crítica. Y este Salón no se queda atrás. Al menos dos cualidades de dicha cita serán motivo para el ejercicio de nuestra empobrecida cultura del debate: el hecho de que esta sexta celebración se dilate durante todo un año, de febrero de 2014 a febrero de 2015, y la participación de curadores invitados directamente en la preparación de este lance, acompañando a los especialistas del CDAV. Estamos ante un ejemplo sui generis en la trayectoria de estos eventos en nuestro país. Sus gestores han previsto un salón de acciones, de momentos que se trenzan[1] y, como todos los procesos humanos o sociales, se toman su tiempo para asentarse y tomar cuerpo. Luego, la presencia de curadores invitados es un recurso que se emplea repetidamente, con más o menos éxito, en el plano internacional –tengamos en cuenta un ejemplo reciente: la Bienal de Arquitectu- ra de Venecia de este año tuvo como gestor al arquitecto mediático Rem Koolhaas. Este gesto garantiza de antemano un atractivo asociado a la reputación que acompaña al curador, una transferencia de valores inevitable, y por otra parte, asegura movilidad, renovación, descentralizar el proceso, lo que nos lleva a la pausa de septiembre. Septiembre suele ser un mes concurrido. Llegan las lluvias, las calabazas, las clases, supuestamente el otoño y con él, el September Issue de Vogue. Mientras tanto, en La Habana, durante esta pausa, tendremos dos exposiciones desde mediados de mes. La primera, xl´2 [Por el dos], tendrá como sede al Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, y se extenderá también a los espacios de la Fototeca de Cuba. La expresión “por el dos” no siempre hace alusión directa a algo ilegal –aunque no deja de contemplarlo–, sino que además comprende toda una serie de prácticas instituidas bajo condiciones imprecisas. Actitudes que apelan a la lógica del cambalache, del invento, de sacarle el mejor partido posible a lo que hay. Sin ir muy lejos, un ejemplo de cómo Cuba intenta ponerse al día con el mundo y la información es el empleo de un Facebook cuya interfaz necesita ajustarse a las posibilidades de nuestro ancho de banda. Cómo los isleños enfrentamos estos ramificados y diversos territorios de la información y la comunicación en nuestra cotidianidad, además de cómo son vistos, dialogan o afectan la esfera del arte en específico, es el pie forzado de xl´2. Otra de las muestras del Salón, organizada por la curadora Caridad Blanco, se inaugurará en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam. Las otras narraciones recorre, sin pretensiones de antología, una visión global de la animación en Cuba que abarca tanto las producciones independientes como las comisionadas por espacios institucionales. Se trata de un acercamiento abierto e inclusivo en la medida que coexisten géneros sin dar esquinazo a prácticas poco abordadas como el Mapping, el Game Art y el Vjing. Algo se cuece en el calor de septiembre, y la actividad indica que se acerca un pico de tensión. La pausa de septiembre deja de ser un apelativo y va cobrando forma. El salón se mueve, Galileo, se mueve. / [1] Ya han tenido lugar algunos como la presentación del proyecto P350, acompañado por Elvia Rosa Castro, Rito Ramón Aroche y Dimítri Prieto como panelistas invitados; la presentación de Celia Yúnior a propósito de la muestra Sala Discontinua; la Salle Zéro con la entrevista a Andrés D. Abreu; la Muestra de Cine Joven del ICAIC expuesta; la expo Sueño de un caballo; o las diferentes acciones de Desclasificando el salón, que el Centro de Desarrollo ha realizado en espacios como San Alejandro, Rutas y Andares, entre otros. [10 años de Villa Manuela] Con la garganta irritada por los químicos*/ Elvia Rosa Castro / A las mentalidades prehistóricas primero las capturo con groserías y luego las mato con retórica. [Calle 13] Siempre digo lo que pienso La Galería Villa Manuela nació con su handicap. La causa de su existencia es la misma de su desventaja: el espacio está comprometido para los artistas plásticos miembros de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba [UNEAC], y ello le deja un margen de movilidad bastante estrecho a la hora de hilvanar una política destinada a satisfacer dos demandas al menos esenciales: contemporaneidad visual y lingüística de las propuestas, así como el inevitable compromiso con el contexto, ambos tópicos muy caros al arte cubano. Pareciera que estoy diciendo un disparate, pero la estrechez de margen consiste en que resulta una pena [y puede que hasta sea natural], pero no todos los miembros de la organización son vanguardistas ni cuestionadores. A veces la UNEAC es “lo que no se supone”. Conjugar estas dos exigencias ha sido, en mi criterio, la mayor aspiración de sus direcciones y especialistas. Su trazo utópico, por decirlo de alguna manera. Este anhelo, trunco en muchas oportunidades,[1] trajo como consecuencia que se pusiera énfasis en dos elementos que han sido las ganancias fundamentales de este espacio expositivo si lo comparamos con el resto de las galerías habaneras e incluso foráneas: la vehemencia con que se trabaja el ejercicio museográfico y la coherencia de la identidad visual de cada muestra a nivel promocional. En el caso de Villa Manuela, la puesta en escena ha suplido carencias y vacuidades discursivas, realzando autores que, en otro contexto exhibitivo, tal vez se hubieran multiplicado por cero o cocinado en su propia salsa. Estamos en presencia de una galería que bien, malas o regulares muestras, dignifica la obra del artista hasta donde es dignificable por supuesto. [Hay a quien no lo salva ni el médico chino]. Lo anterior, si se practica con desmedido afán [como ha sucedido], puede llevar a un formalismo donde solo importa el look general de la muestra por encima de las piezas y el discurso que puedan irradiar.[2] La aplastante verdad de un environment agradable y vistoso,[3] ese fundamentalismo a nivel de diseño, puede alejarnos de posibles lecturas y contaminar nuestro juicio crítico. El bosque que no deja ver los árboles, la botánica que aventaja al interés por las flores [deseo del formalismo ruso]. Entonces, Villa Manuela es un reto también para el criterio. En saber aquilatar el punto medio entre discurso y recurso reside, en mi opinión, el mayor desafío y, a su vez, acierto de este espacio. Otra variante que ha dado agua al dominó exhibitivo de Villa Manuela es el hecho de aceptar, con naturaleza excepcional, propuestas que no vengan de artistas plásticos propiamente dichos, sino de curadores miembros cuyos proyectos pueden incluir a jóvenes creadores no necesariamente per- tenecientes a la UNEAC, y este gesto, no siempre ejemplar, se agradece.[4] A ello se une la propia voluntad de los directivos de dicha organización sobre la urgente necesidad de revitalizar la membresía aceptando a artistas muy jóvenes. A todo lo anterior se añade la constancia de una programación que se ha respetado casi al ciento por ciento más este dato esencial: desde el comienzo se establece un diálogo con el artista [llámese asistencia curatorial] que ha garantizado una relación medio cómplice y crítica regida por un principio: aquel que tiene que ver con el criterio de que la galería no se presta [práctica común en los espacios expositivos], sino que se adjudica la misma responsabilidad [o más] que el artista, en virtud del resultado final. Para ello todos se involucran y van desde el respeto obligado al entendimiento mutuo, hasta la opinión. Me refiero al rigor con que trabajan directores, especialistas, diseñadores y el equipo de montaje, en estos momentos, el más competente del medio. El artista puede llegar, dejar las obras y regresar el día de la inauguración con ropa de gala, que todo está garantizado…y bien. Desde el spot televisivo, pasando por el plegable o catálogo y terminando con el brindis, más la garantía de cobertura promocional sin soltar este centavo.[5] El artista solo debe invertir en la producción de su obra, y el resto es asumido por un equipo que se las trae en términos de eficiencia, buen gusto y, por qué no, simpatía. Y por encima de todo, portador de un sentido de pertenencia raro, exánime en tiempos donde la pobreza ética pulula y las gestiones son siempre intercambiables. / * Usando desincrustante y desengrasante después de habérselos prohibido a mi mamá. [1] Una de las razones estriba en que el equipo de la galería no decide la programación de su espacio sino el Ejecutivo de Artes Plásticas, ajeno al interior del espacio. [2] Lo que soy yo, tengo enormes deseos de ver allí una expo bien “trasha” , que no juegue a las tautologías aromáticas con el espacio o que se empaste con este, sino que contamine un poco esa rotundez aséptica. [3] El hecho de que sea agradable y vistoso no lo hace eficiente: el diseño de las losas de piso de la primera sala es fatal, y los recovecos de sube y baja y fragmentillos de paredes condicionan en buena medida, no solo la museografía, sino la propia curaduría. Tómese, por ejemplo, la expo personal de Elizabet Cerviño, en que la vastedad de la arena se vio constreñida y asfixiada, etcétera, etcétera, siendo la salita del medio –llamada piscina– la única ideal para sus propósitos, en este caso para su performance. [4] Ya esto no ha ocurrido más. Tenía que presentar yo un proyecto para que esta licencia fuera anulada. No es conmigo, lo sé, pero me tocó. [5] Además, está el tópico de la promoción internacional y la presencia activa en ferias importantes del continente americano. Únicamente pedir que las “preocupaciones” burocráticas no detengan esa marcha. Que dejen trabajar a los galeristas. Vista del amanecer en Galería Villa Manuela/ C. Llópiz / La galería ve lo sucesivo como simultáneo. [José Gagosian Lima] Con todo, cuando le propusimos que, para terminar, imitase su propia voz, nos dijo que eso no sabía hacerlo. [Thomas Bernhard. El imitador de voces] * El artista consagrado y su esposa, también artista y consagrada, deciden exponer con sus dos hijos en Galería Villa Manuela. La muestra, como es natural, teniendo en cuenta que se trata de hijos con obras tan parecidas a las de sus padres y ellos mismos también parecidos a sus padres, muestra una armonía visual destacable. De cualquier modo, el gran suceso del opening fue el enorme grito, muchos pensaron que se trataba de un performance, que le lanzara una mujer a otra pareja de artistas, al menos él artista, que apenas acababa de llegar al evento: “¡Feliz día de la cultura cubana!” Era 20 de octubre… * El artista expone, después de muchos años, nuevamente en el país que le vio nacer…, esta vez en Villa Manuela. Las piezas, todas bidimensionales, son de distintos tamaños y sin duda atractivas. Para querer ser algún día un pintor, el artista pinta bastante bien, eso creemos muchos. Como decía un viejo amigo, “quien justifica tan bien una repetición injustificable, o perpetúa una tradición dentro de sí o es hábil…, muy hábil”. * Los tragos se sirven en una barra que está fuera de la galería y cerca de una librería. A los camareros apenas los dejan, a veces, llegar con un vaso en la bandeja al otro lado del lugar; así es la profunda sed, el aburrimiento, el alcoholismo o la tristeza de no tener mucho que esperar de la vida en el trópico. Bienaventurados los que le han cogido la vuelta al sistema; Dios proteja a los que necesitan de las inauguraciones para, literalmente, comer. * El artista quiere exponer en Galería Villa Manuela. La galería es confortable, y se comenta que, sin discusión, es de los pocos lugares de la isla que parece white cube. Antes de exponer, la galería a la que pertenece en el primer mundo le pide saber sobre las exposiciones que ha realizado esa galería y los artistas con los que trabaja. La exposición del artista en Galería Villa Manuela no ha tenido lugar todavía. * En el portal de Galería Villa Manuela hay un hombre con el cabello un poco encanecido, bastante, que le cuenta a otro hombre un poco encorvado, bastante, sobre una exposición que vio hace un tiempo en esa misma galería. El de cabello encanecido contaba que le llamó especialmente la atención una “instalación”, según sus palabras, en la que se simulaba el baño en ducha de una hermosa mujer. También predominaba el color rojo, y se sentía a ratos que todo estaba lleno de sangre, contó el de cabello encanecido. El rojo, como color, parece ser la piedra angular de demasiadas cosas para demasiada gente. * En la exposición por los diez años de la Galería [Villa Manuela] participan muchísimos artistas, de distintas edades, con distintos intereses. Todo, como era de esperar, se ve precioso. Muchos se sienten profundamente impresionados por el dominio factual que han llegado a dominar muchos de esos artistas, aunque muchos otros opinan que es un sinsentido impresionarse por tal cosa, lo cual sería equivalente a impresionarse porque un niño bien pobre ha logrado un increíble dominio del arte de comer sobras con un tenedor de plata. Menos es más, menos es aburrido, pero más no es necesariamente entretenido; lo mejor de todo es que la idea de la curaduría como reunión de amigos o familiares tiene sus propios valores. / 3> Retrato del pintor / Cundo Bermúdez El maestro olvidado de la vanguardia cubana/ Daniel G. Alfonso / “… en Cundo Bermúdez tiene Cuba, no un pintor típico o autóctono, sino un formidable pintor de desbordada fantasía, poeta de los temas sencillos y los colores primarios…” Mariblanca Sabas Alomá [Revista de Avance, 1942] El Museo Nacional de Bellas Artes se propuso para este 2014 exponer los años cubanos de un artista que ha sido poco mencionado por la historiografía del arte cubano. Era el momento propicio para rendirle homenaje, y que el público nacional disfrutara y tuviera contacto directo con las obras de Cundo Bermúdez, nuestro último pintor vivo de la vanguardia cubana. En la muestra bajo el título: Cundo Bermúdez: Pasión y Lucidez se pueden apreciar veinticinco obras [óleos y dibujos] que transitan desde Dos niños [1941], con fuerte influencia de la estética mexicana, hasta Músicos [1964], representación de uno de los temas más abordados y de constante inspiración para nuestro creador. La curaduría, a cargo de Roberto Cobas, aborda los diferentes momentos por los que transitó el artífice, lo que nos permite disfrutar de la excelente evolución que tuvo a lo largo de su carrera artística. Cundo, de formación autodidacta, pues solo cursó dos años en la prestigiosa Academia de Pintura y Dibujo San Alejandro, realizó sus primeras exposiciones en 1937 cuando apenas contaba veintitrés años de edad. Junto a Carmen Herrera, Pedro P. Mantilla, Arturo Robinson y Evelio Armenteros, a falta de espacios galerísticos cuelgan sus obras –literalmente– en el parque de Albear. Los periódicos de la época se hicieron eco de lo que fuera una original y única exhibición hasta el momento realizada en el país, eran jóvenes con un fructífero devenir que estaban completamente decididos a “ir hacia el público”; si Mahoma no va a la montaña, la montaña va hacia Mahoma. Asimismo, se debe recordar que este es un período muy importante y trascendente para la producción pictórica, pues se celebra entre marzo y abril en el Centro de Dependientes de La Habana, 4> organizado por José Luciano Franco, la Primera Exposición de Arte Moderno, ejemplo fehaciente de la continuidad en la renovación plástica nacional iniciada por Víctor Manuel, Ponce, Amelia, Carlos Enríquez, et al. Diez diez años antes, y por la novedad en los fundamentos conceptuales de la corriente modernista cubana a través del pincel de René Portocarrero, Luis Martínez Pedro, Ernesto González Puig y el propio Cundo Bermúdez. Él, como varios de nuestros creadores “revolucionarios” de las formas y el color, sintió cierta atracción por la estética de la Escuela Mexicana; en el país azteca estudió dibujo junto a Mariano Rodríguez y Alfredo Lozano. Tuvo contacto con la pintura de caballete de Rodríguez Lozano, conoció la obra de Rufino Tamayo, por quien sintió cierta admiración. El color ocre, las figuras robustas y monumentales, el mestizaje de los personajes, contrastado con el tropicalismo que siempre tuvo presente, serán las características principales de la década de fines del treinta e inicios del cuarenta. Esta es una fase –comenta Loló de la Torriente– de intranquilidad, búsquedas, inquietud constante, especulación y reflexión filosófica. Cundo va más allá de las influencias que recibe a lo largo de su trayectoria, demuestra un modo muy particular de comprender el arte y de sentirlo, elemento que ha hecho que se gane el reconocimiento de su quehacer artístico no solo en la Isla sino a nivel internacional. De este período son las piezas Dos niños [1941], Mujer sentada [1941], entre otras, que establecen un diálogo directo con obras como Guajiros [Eduardo Abela], Estudio o desnudo [Mario Carreño], Unidad [Mariano Rodríguez], pues poseen entre sí rasgos asociados al muralismo mexicano. Sin embargo, Cundo se distancia de sus contemporáneos, ahora inicia su gran etapa en la que los interiores, la cotidianidad y el individuo les son pretexto para como un maestro de orquesta dirigir los colores a su antojo en una bella sinfonía. Todas las notas [colores] son colocadas en el lugar que les corresponde. Otro elemento que no se puede dejar de mencionar es la presencia de Picasso en los cuadros de este artista, no en la grandilocuencia del cubismo, sino en el hieratismo monumental de sus figuras y en las acentuadas narices, detalle este último que se puede considerar parte de la iconografía cundiana. Del mismo modo que, en este momento, la actividad plástica busca un referente nacional en lo doméstico, repasemos la serie de Interiores del Cerro de Portocarrero y la mayor parte de la producción de Amelia Peláez que indaga en la tradición local [Interior con columnas], en las piezas de Cundo se pone de manifiesto el gusto por la profusión de lo barroco, se observan elaborados vitrales de colores estridentes, mamparas, rejas sinuosas, etcétera. En el Retrato de Julia Rodríguez Tomeu [1949], que forma parte de la muestra, se nos coloca de manera muy estática a un personaje femenino sin alarde de atavíos en lo que puede considerarse su lugar de residencia, construcción que por los detalles y componentes que se aprecian nos trasladan a nuestra arquitectura colonial. Arriban los años cincuenta, los artistas asumen una dirección novedosa, tratan de ponerse en sintonía con lo que ocurre a nivel internacional, sobre todo descuellan las influencias de las corrientes más innovadoras de Europa, Estados Unidos y América Latina. El discurso plástico da un giro de ciento ochenta grados, la estética predominante es la abstracción, nuevas hornadas de creadores se adscriben a ella; Cundo –plantea Roberto Cobas– permanece fiel a la figuración, pero en sus maneras de hacer se aprecia una tendencia hacia la estilización geométrica, que maneja sabiamente según las circunstancias del tema.[1] Este tópico, que transita entra la figuración y la abstracción, se encuentra bien determinado en la exhibición, y nos anuncia otra de las etapas recorridas por el artista quien, para ampliar sus horizontes de expectativas, realizó diversos viajes a Estados Unidos y Europa. Comienza a pintar los músicos y sus saltimbanquis, parte de sus representaciones pictóricas más conocidas; del primer asunto encontramos lienzos [Quinteto (1950), Flautista (1950), y Músicos (1964), en los que se advierten ciertos puntos de contacto con las máscaras africanas –siempre pasadas por el filtro picassiano– apreciables en los rostros, a pesar de sobresalir elementos reconocibles figurativos, existe en las obras un juego con los volúmenes geométricos, y algunos instrumentos se van simplificando. El empleo de colores vivos [rojo, amarillo, azul, naranja] y el propio tema de la música nos habla de la tropicalidad en las obras de Cundo. Sus conjuntos y solistas, insertos en espacios en los que el ritmo hace su presencia y que evocan alguna que otra melodía cubana, nos hace rememorar nuestras grandes agrupaciones de antaño, el Conjunto de Arsenio Rodríguez, las canciones del Benny, etcétera. Otro de los motivos que marcaron su pintura se halla en la admiración que sintió por la obra de Matisse, sobre todo por la simplificación de las formas, el uso de los grandes planos y contrastes de colores luminosos. Dos cuadros de esplendida factura nos hablan de su contacto con el padre del fauvismo, Interior sobre fondo rosa [1958] y Composición en amarillo [1964]; en ambos, las figuras y los objetos representados se pierden en la composición. No se puede dejar de hablar de esta importantísima exposición que retoma una figura poco visibilizada sin mencionar sus dibujos que, si los mostramos en una exhibición independiente –idea que me parece factible–, refleja del mismo modo que la pintura, y me atrevo a decir que hasta mejor, la trayectoria de Cundo Bermúdez. De manera general evocan el estilo cubano muy particular de este artífice, las técnicas empleadas, acuarela, tempera y tinta, conceden a las obras matices exquisitos, y con los grandes dotes de Cundo para combinarlos es realmente un estallido de colores para los ojos del espectador. Véase Cuatro figuras [ca. 50]. Camino recorrido desde su formación, transitando por la búsqueda de una iconografía propia hasta terminar en la dinámica compositiva de sus últimos cuadros realizados en Cuba, es lo que pretende visibilizar el Museo de Bellas Artes de La Habana al proponer como elemento de impacto novedoso la muestra sobre nuestro último pintor vivo de la vanguardia cubana. Ya era hora de viajar por su mundo de formas, color y música. Solo queda por decir que: “Pintar fue el bastón de su vida, él vivió para pintar”. / [1] Cfr. Roberto Cobas. “Cundo Bermúdez: Pasión y Lucidez”. [Catálogo]. Cundo Bermúdez: Pasión y Luci- Dalí vuelve a La Habana/ Máximo Gómez / Salvador Dalí [1904-1989] visitó La Habana entre los meses de enero y febrero de 1956, fecha en que la dirección del Comité Cubano de la Lucha contra el Cáncer, conformado por encumbradas y benefactoras damas de la Sociedad Habanera de entonces, como Isabel Sayas de Suero y Elizarda Sampedro de Gómez Mena, entre otras, organizaban una de las tantas actividades que se celebraban para recaudar fondos con el noble propósito de luchar contra el cáncer. Todos los años, en la cubierta del Catálogo o Programa de estas actividades, aparecían obras impresas de artistas cubanos realizadas para este fin. El 1 de marzo de 1956 la portada presentó una obra de Dalí que realizó en La Habana con este propósito. El evento social se realizó en el cabaré Tropicana con el título de Baile de los Encajes, cuyos patrocinadores fueron Harry Wimston INC., Pierre Balmain y la tienda Fin de Siglo. Para esta ocasión, Dalí concibió una figura masculina ecuestre con una gran lanza atravesando con ella a un cangrejo de grandes dimensiones. La escena fue inspirada en la leyenda bíblica de San Jorge y el Dragón, y se encuentra firmada y fechada por el autor en el extremo inferior al centro. En la década de los años noventa ya había fallecido, pero volvió una selección de obras gráficas organizada y exhibida por el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam. En el 2014, a veinticinco años de su muerte, vuelve a La Habana su obra gráfica, faceta esta poco conocida para los cubanos. Dalí tuvo una versátil producción artística: pintor, dibujante, grabador, escultor, diseñador escenográfico y de vestuario, fotógrafo, e incursionó en la literatura y el cine. Su obra plástica forma parte de colecciones privadas y fondos de prestigiosos museos como el Teatro Museo de Figueras, lugar donde nació; Salvador Dalí Museum de San Petersburgo en la Florida, Museo Reina Sofía de Madrid, el Espace Dalí de Montmartre en París, entre otros. La exposición Memorias del Surrealismo que se exhibe en el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana desde el 24 de julio has- ta el mes de octubre, está conformada por noventa y cinco grabados [litografías y aguafuertes] de seis series: Los cantos de Maldoror [1934]. La Divina Comedia [1960]. Viaje fantástico [1965]. Memorias del surrealismo [1971]. Dalí interpreta a Currier [1971]. Las doce tribus de Israel [1973]. Un recorrido de cincuenta años por la obra gráfica de Dalí. Gracias a coleccionistas como el curador Alex Rosenberg, Walter Maibun, Peter Lucas, Mike Tinsley y Joseph Nuzzolo [presidente de la Asociación Dalí de New York], este importante proyecto se exhibe en La Habana. En mi opinión, Malevich, con el surgimiento de la abstracción, Marcel Duchamp, padre del movimiento Dadá, Salvador Dalí, máximo ícono del surrealismo internacional, y Andy Warhol, genuino representante del pop en los Estados Unidos, son las grandes figuras de un arte irreverente que rompió esquemas estéticos y derribó muros conceptuales en el siglo XX. Debo agradecer al arquitecto Severino Rodríguez por su valiosa información testimonial sobre la obra que Dalí realizara en La Habana con fines benéficos. / dez. Museo Nacional de Bellas Artes, Edificio de Arte Cubano, 18 de julio-13 de octubre de 2014. Cundo Bermúdez / Mujer con flor / Tempera sobre papel / 66.5 x 48.5 cm / ca. 1940 / 5> Sentido del laberinto; una mirada al Art Brut cubano/ Angel Alonso / Como referencia a un término instaurado por el artista francés Jean Dubuffet en la década del cuarenta y como parte de una investigación mucho más amplia de Magdalena Rivas, el Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño presentó, durante el mes de agosto de 2014, la exposición Sentido del Laberinto. Sus curadores [José Enrique Garrido, Victoria Gallardo y la propia Magdalena] reunieron a diecinueve creadores cubanos provenientes de varias regiones del país, a quienes consideran exponentes de la controversial vertiente Art Brut. Las obras, elaboradas en un estado de intensa conexión con el inconsciente –aquella irracionalidad que parecía exclusiva del surrealismo–, denotan la espontaneidad, la franqueza y la exteriorización compulsiva de las emociones de sus autores. Una exposición que se tornaba ya necesaria, más que una muestra un exorcismo, poseedora de un encantamiento que nos recuerda aquel momento valioso y olvidado con el que nos acercamos al arte por primera vez, blandiendo un simple lápiz u otro instrumento, para dejar nuestra impronta en cualquier superficie sin darle más valor que el de expresarnos. En el terreno de las Artes Visuales las definiciones se tornan cada vez más imprecisas, la expresión Art Brut, que significa literalmente arte en bruto, ha sufrido profundas tergiversaciones a partir de su inexacta traducción al inglés [outsider art], que alude a aquella producción artística ajena a las instituciones. Pero su marginalidad no es un camino seguro para identificar esta sensible zona de la creación. Aspectos como la ingenuidad, el carácter primitivo de las formas o la ausencia de enseñanza académica no bastan para diferenciar el Art Brut de otras producciones como el Arte Naïf o el Graffiti, que aunque fueron originalmente laterales y discriminadas han ido ganando cada vez más espacio en eventos legitimadores y en el mercado del arte. ¿Qué fisonomías pueden definir este concepto? ¿Basta con su semblante externo? Tampoco el carácter visceral y no complaciente del Art Brut alcanzaría para definirlo; los pioneros del expresionismo y muchos de sus derivados contemporáneos, cuyas entrañas resultan evidentes, expuestas y sangrantes –desde El grito de Munch hasta La Anunciación de nuestra Antonia Eiriz–, entrarían en celo. Los bordes se vuelven aún más imprecisos si constatamos la similitud de los objetos de Gallo –uno de los pioneros del 6> Art Brut en Cuba, conocido por su Museo Tareco de Alamar– y las esculturas construidas con objetos de Antonia. Atendiendo al original sentido del término, el Art Brut está más ligado al inherente proceso mental del hacedor que a su resultado estético. Desde este punto de vista pudiéramos compararlo –no por su fachada morfológica pero sí en cuanto a su esencia internacional– con el Action Painting de Jackson Pollock. Para Umberto Eco colgar un cuadro de Pollock en una pared es un contrasentido, pues el artista no se enfocaba en el resultado, sino en lo que acontecía durante el proceso de realización, de ahí que su nombre aluda a la acción de pintar. El Art Brut no solo es indiferente ante los resultados sino también a las expectativas del público, el impulso que lo ani- Eduardo Llanosa / ST / Mixta sobre papel / 70 x 50 cm / 2005 / ma es de carácter íntimo. Entre sus autores [se supone que no los llamemos artistas, porque el propio Hogar del Art Brut, fundado en Francia, se niega a llamarlos así y a lo que realizan les llaman labores en vez de obras de arte esto es paradójico, ya que la palabra Art no se ausenta del nombre de su colección] hay gran cantidad de pacientes psiquiátricos o personas cuya vida es totalmente ajena a las normas sociales [alcohólicos, delincuentes…]. Si se trata de un modo de expresarse a partir de una necesidad interior que no persigue lucro, aplausos y fama, coincidiremos en que esto es precisamente lo que nos gustaría encontrar en cada artefacto que nos presentan como arte. No es este el primer acercamiento del Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño al tema, algunos integrantes ya habían expuesto en el legendario Luz y Oficios. Tampoco deben olvidarse otros precedentes de esta muestra, como el encuentro entre Jean Dubuffet y Samuel Feijóo durante la exposición colectiva que llevase este último a Francia en los años treinta. La propia obra de Feijóo y las de muchos artistas primitivos con los que trabajaba no despertarían asombro en cualquier catálogo de Art Brut Centre Gugging en Viena. En la exposición que nos ocupa los curadores no se limitaron a mostrar una producción Art Brut químicamente pura, algunos de sus integrantes no son totalmente ajenos al mundo del arte, pero también incluyeron la interesante labor de autores totalmente anónimos y tan psiquiátricamente afectados que ni siquiera pudieron invitarlos a la inauguración por el peligro que esto entrañaba. Hay entre los participantes –cuyos nombres no identificaremos por respeto– algunos totalmente perturbados, maniáticos, personas que han sido hospitalizadas o llevan una vida indigente. Aunque este fenómeno venga etiquetado desde Europa, su equivalente en nuestro país provoca que las obras posean características muy específicas. La precariedad material de muchas de estas piezas [habitan en esta exposición lienzos pintados sin imprimar, dibujos realizados con bolígrafo sobre cartón, esculturas resueltas con elementos rudimentarios que remiten al Arte Povera…] denota la falta de acceso de muchas de estas personas a materiales profesionales y duraderos. El resultado estético es diferente al que encontramos en las colecciones europeas de Art Brut a causa de las limitaciones económicas de la mayoría de estos creadores, reto que los impulsa a encontrar soluciones no convencionales para realizar su trabajo. Algunos de ellos utilizan azul de metileno o violeta genciana como pigmento, estos esfuerzos implican un proceso mental más complejo que cuando se cuenta con las condiciones ideales, y no se llevan a cabo si uno no posee una necesidad imperiosa de crear. Más allá de las definiciones y las etiquetas, que suelen venir en otros idiomas y bajo una mirada colonizadora, lo importante de la muestra es su riqueza plástica y la indiscutible fuerza de muchas de las esculturas, pinturas, instalaciones y dibujos que la integran. En el fondo se trata de una modalidad artística que germina bajo las mismas necesidades espirituales que cualquier obra profesional. Están presentes en ellas los mismos atributos que admiramos en el atrevimiento compositivo de un Miró, la ingenuidad de un Klee o la profundidad psíquica de un Van Gogh, porque detrás de cualquier actitud –por iconoclasta, irreverente o enajenada que sea–, el arte siempre es el arte y no otra cosa. / Yoan Pérez / Veteranos de guerra / Instalación / Dimensiones variables / 2014 / Darle vueltas a la moneda.../ Maeva Peraza / Explorar el contexto de una obra implica añadir múltiples semas a su significado primigenio, a la conceptualización inicial de la idea; pero en el caso del artista Yoan Pérez [La Habana, 1991] dicha interrelación –lejos de exteriorizar referentes que denoten– es concebida como el hilo conductor de su entramado visual. Así, el creador transita por una circunstancialidad común, que revaloriza al subvertir la horizontalidad del motivo cotidiano, al convertirnos en Cómplices y Testigos –como reza el propio título de la muestra– de una historia que [de]construimos. De este modo las monedas y los billetes –materia fundamental empleada en la exhibición, que ha sido trabajada desde sus potencialidades visuales– se desprenden del valor de cambio y se transforman, mediante determinaciones intrínsecas, en motivo de recreaciones que discursan sobre la perdurabilidad de la historia y la aparente inamovilidad de lo establecido. Llama especialmente la atención que la muestra esté estructurada en un sentido evolutivo, semejante a una cronología que, en este caso, se matiza a partir de lo otro, del referente que usualmente está implícito u omitido porque desajusta el orden lógico de los eventos. Las piezas operan desde la perdurabilidad temporal del material con que fueron hechas, en muchos casos fragmentos de objetos o fósiles que guardan una memoria, un relato que se resiste a la devastación temporal. Por su parte, las obras Veteranos de guerra y alto contraste afrontan la corporeidad desde su valor antropológico, pero comprenden además que “estos cuerpos” son infraestructuras donde convergen múltiples relatos. De esta manera el artista asume una obra conceptual desde una postura lúdica, que desacraliza la muerte y lo cronológico –un recurso sobre el que avanza toda la muestra. La voluntad de idear un espacio en el que la sofisticación de la forma sea la búsqueda fundamental es visible en los trabajos Tierra Profunda e Hipótesis, cuyo referente coincide en asediar la determinación insular, pues Yoan Pérez evoca en dichas piezas nuestro propio devenir. Cada conflicto cotidiano en el que podamos reconocernos es activado visualmente, desde el valor simbólico de los objetos que atesoramos, hasta el bojeo a la isla, a “la maldita circunstancia del agua por todas partes”. Aunque en este caso la factura de las obras, con materiales tan dispares como ramas y pelaje de león, sirve de base a una conceptualización que va más allá de la ínsula, porque focaliza los comportamientos íntimos, las transgresiones del objeto. Pero son las obras realizadas a partir del uso de monedas y billetes cubanos las que revisten mayor interés por el amplio despliegue técnico que realiza el creador, donde estos materiales son fragmentados o matizados para explorar nuevos sentidos y texturas. Así el artista se vale del trasiego de la moneda y de su valor como representación histórica para yuxtaponerles otras determinaciones y jugar con las imágenes que estas pontifican. Las obras Arma de lucha y Proceso de revolución abogan por acercar zonas que yacen usualmente separadas, de ahí que las monedas conformen la hoja de un machete o se fragmenten para engrosar una “obra clásica” llena de alternancias de color. Dichos objetos mantienen una disposición irónica al mostrar su posibilidad de acomodarse y fusionarse. Dentro de esta exploración con símbolos de valor, las obras Lecho de muerte y Patria o Muerte revisten especial importancia, pues ambas operan a partir de una voluntad instalativa; en estos casos el papel moneda se trueca en representación autónoma, en redisposición de una imagen identitaria. Desde el propio título, dichos trabajos se conciben como receptáculos híbridos donde el material se pluraliza y se articula en un propósito común: el de sustentar una creación que pretende ante todo comunicar al receptor y crear una dinámica gestual entre este y la propia obra. Para ello el artista ingenia elementos extratextuales como las luces que descubren los billetes y los desproveen de su forma habitual, al tiempo que los distorsionan. La limpieza de las líneas y la factura de las piezas es algo que distingue esta complicidad, donde se deja ver cierta ironía, señalando la posibilidad de que cohabiten elementos de campos semánticos alejados. De modo que el receptor sea cómplice y testigo, pues este documenta a partir de la mirada, y las obras a su vez actúan como fabulaciones que descubren nuevas zonas de un referente conocido. / Shrek, Fiona y sus amigos tras las rejas, El Vedado / Shrek, Fiona y la Avenida Paseo/ Ramón F. Cala / “[…] que las nuevas prácticas culturales tiendan a articular sus escenarios de siglo XV intentaban hallar la ruta de Indias. recepción [y consumo] en modulaciones colectivas [e incluso simultáneas], no es solo el efecto de los intereses específicos de una industria emergente [la del espectáculo y el entretenimiento], sino también el resultado de un decaimiento creciente del sujeto-individuo para el que en su orientación singularizada fueron concebidas. [José Luis Brea, El Tercer Umbral ] Ocultas, camufladas en alguna hendidura de la memoria han quedado arrinconadas –tal vez por el desgaste de la desmemoria, quizás porque de nada sirven ya– aquellas célebres palabras del almirante genovés al desembarcar en la Isla. Salvando los recurrentes obstáculos de la distancia en el tiempo histórico, personal, narrativo y en el espacio social, cultural, político [eso que llamamos contexto], el gran navegante sintió el placer de la belleza en estado puro, admiró el contenido de una imagen real, tangible, aun sin escamotear, tuvo la evidencia ante sus ojos y no la dejó escapar. La victimización del entorno visual cubano, el constante simulacro, la diaria corrosión de lo que vemos y el disfrute de construcciones visuales engañosas nos colocan muy a la zaga de aquellos marinos que a finales del Hoy muy pocas cosas nos sorprenden. Muchas veces la sorpresa se asocia más al espanto que provoca el desparpajo que al asombro de lo verdaderamente inusitado. En esos estridentes contrates que van de lo absurdo a lo pueril, de la creciente esterilidad de los contenidos a la espectacularidad de las formas, de la vulgarización de lo perdurable al coqueteo de lo efímero, se mueve una parte importante de nuestras experiencias cotidianas. La sorpresa se acerca más al sacrificio fútil, a la manera de segar nuestra cultura visual, a la imposición de un canon sin orden ni lógica. Es muy probable que esa sea la lección que desde el umbral de una casa en la emblemática Avenida Paseo nos den un par de pequeñas esculturillas de Shrek, el ogro gruñón, y su amada Fiona, personajes verdes y simpáticos, pero totalmente ajenos a esta avenida, a esta ciudad y su historia. El dispositivo simbólico Shrek/Fiona/Dreamworks/USA/Ave nida Paseo/La Habana/Cuba –particularísimo sí, pero paradójico en su axioma representacional– es de hecho y no por derecho un trazo que marca el quiebre de una identidad, la inexistencia de un conector entre cubanidad y actualidad, el poder de un producto-mercancía que se basa en la hegemonía de lo perverso del símbolo sobre la ignorancia y el acriticismo simplón y renegado. La relación de códigos es impuesta a través de una asociación por extrañeza solo para autoseñalarse, autorreferenciarse por efectismo. Esta práctica, muy común en las ciudades cubanas contemporáneas, es más una retórica vulgar de lo que muestro que una representación popular de ornamentación y buen gusto. Al mismo tiempo, la mezcla aleatoria y sin sentido común de los códigos visuales en el contexto urbano actual caotiza muchas veces el consumo cultural e inocula el precepto de que todo vale, todo es posible, siempre y cuando se fracture la norma. La balanza se inclina entonces hacia ciertos criterios de una estetización marginal, descarada, impuesta en disímiles escenarios. La gran contradicción salta a la vista: ver[se] es mucho más importante que creer[se]. / 7> Nils Longueira / Life in plastic is fantastic [1] Del esteticismo LA CUESTIÓN DE LA BELLEZA DEL CHICLE O EL OLOR A PLÁSTICO EN ARTIS 718 vacuo al Una goma de mascar, o chicle, como es conocido entre los cubanos a partir de la famosa marca Chiclet´s, puede tener un sabor realmente atractivo y cautivante, pero posee una característica fundamental: ese sabor siempre será artificial y, más aún, al poco rato de andar dando vueltas en nuestras bocas desaparece para dar paso a la “estructura profunda”, a la goma, al plástico puro y duro. Ahora, como todos sabemos y en forma de sabiduría popular, chicle masticado durante demasiado tiempo solo conduce a un punto: al estragamiento. Tal podría ser alguna de las advertencias, parábola chiclesca mediante, que se le formulara al espectador antes de entrar a los predios de la galería Artis 718, donde este agosto se inauguró la segunda edición de Post-it. Las preguntas vienen solas. ¿Es el arte cubano contemporáneo ese chicle gastado? ¿Está necesitado de un impulso que logre romper el círculo vicioso de automascarse? ¿Estamos solo condenados a entretenernos efímeramente con epidérmicas golosinas artísticas que pronto pierden el sabor? Pero, como casi siempre, las respuestas a esas preguntas y las afirmaciones consecuentes deben ser pospuestas hasta que el público, ese mismo público advertido, haya entrado y salido de la galería en cuestión. El interés por las formas sensibles de ascendencia pop y simulacionista como referencias estéticas, con los subsiguientes recursos expresivos que pueden asumir, dominan en la exposición. Pero no solo tienen presencia mayoritaria, sino que llegan a empalagar la vista por lo repetitivo y a saturar el olfato con un olor a trasnochado. Pareciera colocarse esta voluntad sorda más cerca de la pose y de la moda que de la intención de asumir creativa y conscientemente el acervo artístico, para enriquecerlo, para apropiárselo con un fin y articularlo con un sentido determinado, más allá de militar en el grupo de los que hacen pop y son, por supuesto, chics. En el grupo de obras presentadas en Artis 718 pareciera reunirse una parte importante de los pop-dependientes. El gusto por el brillo, los colores estridentes, las alusiones a los íconos y a los productos de la sociedad de consumo, así como por el plástico –material privilegiado para realizar las piezas– y el vivo carácter decorativo, parecen ser las características de este grupo de artistas. Asimismo, son notables las preocupaciones por la factura límpida e impecable, por armar un lenguaje de formas no agresivas, “buenas”, dirían algunos, que se presentan dóciles ante el receptor. Cierta turbación azucarada se remueve en el ambiente de la muestra, turbación que se instituye como un esteticismo vacuo o gratuito que reposa en la añeja concepción de que “el arte es hacer cosas que agraden visualmente. El público debe sentir una especie de agradable masaje en los ojos y exclamar: ¡Qué lindo, eso sí es ARTE!”[2], lo que comporta el consabido riesgo de reducir el universo del arte al mero produccionismo y, por transitividad, al silencio contiguo que presupone la condición artística, inmanente al objeto producido por un sujeto con una profesión específica y colgado en un espacio particularmente sacro. En esta suerte de misticismo [o artimaña] que convierte lo profano en sagrado cuando aquel apenas penetra en estas sacras moradas, parece moverse buena parte del arte contemporáneo a nivel internacional. Las intenciones de dicho esteticismo pasan por la evasión, la mercantilización y cierto tipo de esnobismo que anuncia el letargo, producido por un mal digerido pop y un más mal digerido aún simulacionismo, que parecen no tener nada que decir más allá de convidar al predio del pastiche los difusos referentes artísticos: “el discurso a través de todas las máscaras y las voces almacenadas en el museo empacho pop, y en el medio alguna sorpresa/ Post-it surgió en el año 2013 como una estrategia del Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC) para promover y visualizar la más joven producción artística cubana y encaminarla hacia un mercado internacional. La entidad, asimismo, otorga diversos premios a las obras participantes en el concurso; distinciones que consisten en la posibilidad de realizar una exhibición personal en las galerías del FCBC, entrega de beneficios en metálico que favorecen la adquisición de materiales para la elaboración de futuras piezas y, además, facilita que la Institución organizadora adquiera e incremente los fondos de su colección. La reciente edición del evento, ha suscitado cierta polémica en cuanto a la factura de las piezas y las estrategias curatoriales. Artecubano ofrece algunas perspectivas y criterios en torno a esta muestra / 8> imaginario de una cultura que ya es global.[3] Así, nos vemos compelidos a deslizarnos por la superficie visual de la galería, prestos a reeditar las experiencias anteriores de choque con nuestro arte más actual expuesto en nuestras más glamorosas galerías. Post-it se abre al público con una obra de Ariadna Contino perteneciente a la serie Yacimientos, que regresa sobre la técnica del papel calado. En el juego de las texturas y los contrastes entre estas podría colocarse el atractivo de la pieza, la cual, sencillamente, no pasa de ese punto. En la misma línea se ubica Sangre azul, de Adislén Reyes, cuyo regodeo en el azul dista mucho de los empeños cognitivos y deconstructivos de Yves Klein, y se enrumba, más bien, hacia un espacio de vacío silencioso, de ausencia de discurso o de ganas de organizar un discurso, mientras las famosas liguitas cada día escuchan los tacones más lejanos. Tal vez un tanto menos desleída se presenta Decisión, de la serie El rebaño, de Andrey Quintana. Su esfuerzo por hablar de la diferencia, de la oveja negra, se agradece, a la vez que logra demostrar, al menos por un efímero instante, que no hace falta coronar con la nada los colores llamativos y la figuración al uso. No obstante, existe una tendencia a transgredir los marcos tradicionales del lienzo, a dinamizar los formatos y ensanchar los recursos para estructurar el artefacto. La mayoría de las piezas toman esta senda, con mayor o menor fortuna, o con mayor o menor sinceridad. Podemos tropezarnos a la inexplicable Justina, de Marlys Fuego, con sus ventiladores y partículas chocantes, perfecta seguramente para algún fin que no alcanza a vislumbrar el común de los mortales; o desembocar sin previo aviso en la “instalación” de Abel López, perteneciente a una serie denominada Spray, y en la que se nos muestra un grupo de frascos de pintura aerosol decorados, también con una intencionalidad y pretensiones ideoestéticas indescifrables. La “belleza” colorida de los “pomitos” habla por sí sola, se autojustifica en su nulidad como sistema capaz de comunicar un sentido, puesto que el significante acá se erige en centro y razón de existir, más allá de cualquier significado. Y en esta tiranía del significante resulta peligrosa la primacía del comodín de anclarse a un no-lugar artístico y social, a veces muy potenciada por el mal manejo de las cuestiones referentes a la relación con el mercado y a la búsqueda e identificación de una poética [temática, estética, comunicativa, etcétera] singular. Para los artistas, el refugio en los intersticios del contexto artístico global, vía una dudosa interpretación de los presupuestos de Joseph Beuys, ha impuesto el vale todo dentro del que cabe lo que, precisamente, puede no valer. En medio de este panorama expositivo, del corpus más o menos inestable y cuestionable de la exposición, pueden discernirse algunas luces. Y, como en los animados de Juan Padrón, José Manuel Mesías parece decir: “¡Abran paso, que traigo una velita!” Con Segunda Advocación del Espíritu Santo, el artista propone una manera distinta de aprehender el mundo sensible, busca poner la mirada en lo que está detrás de la realidad, la esencia que se esconde y necesita ser radiografiada. Pero, a su vez, la pieza desarticula los valores estables, dados por verdaderos, que reposan sobre las cosas sacralizadas. Acá, el “Espíritu Santo” es un automóvil alado, objeto demasiado humano. El ámbito sagrado de la Modernidad se desplazó, como lo dejó claro Goethe en su Fausto, hacia la tecnologización y la canonización de lo industrial. A esto echa mano José Manuel Mesías, y de la superposición de acepciones surge el espacio de diálogo y de cuestionamiento; genera la zona de interrelación con el espectador exigiendo de este un completamiento que le permita elegir una ruta interpretativa. La aparición, sostenida por el antiquísimo proyector que nos ancla a una coordenada temporal del pasado, se refleja en doble sentido. El carro alado definido frente a nuestros ojos en la pantalla de papel iluminada se eleva a la esfera de lo sagrado, aludiendo a las condiciones de las sociedades contemporáneas y los procesos crecientes de mercantilización y fetichización, de los cuales nuestra sociedad tampoco está demasiado alejada. Por otra parte, la luz proyectada en la pared origina una imagen indefinida que se erige, como un espectro, sobre toda la pequeña pieza. Esa luz introduce la sospecha, la inestabilidad en la obra, y lanza la pregunta sobre lo inexplicable, sobre lo que puede reposar más allá de la “cosa”, eso que sobrevivió a la religión de la industria y al desencantamiento del mundo, y que quizás esté preguntando por el lugar que le corresponde. STICK NOTES A POST-IT La función augur no debe constituir precisamente la fundamental en el ejercicio crítico, y mucho menos declarar con soltura y ligereza principios y finales, crisis y apogeos, en un presente en construcción, extremadamente plural y muchas veces inconmensurable por su amplitud. Pero la crítica tampoco debe darle la espalda ni a sus capacidades perceptuales y analíticas ni al sentido de polémica y discusión con las praxis artísticas que percibe. Y sin duda alguna, el chicle parece agotado y, lo que es peor, parece destinado a autoagotarse por un tiempo, en una suerte de autofagia sin sabor que cada vez, en una espiral, vaciará el objeto artístico de posibilidades semánticas, comunicativas, cognitivas. Al menos, esta Postit, como su antecesora, así lo pronostica. El peso del vacío, del no ser o del ser de una forma leve, se nota sobre las espaldas de este fragmento del arte cubano contemporáneo. ¿Cuáles son las posibilidades de resustancialización? Quizás una utópica disolución, una deslegitimación de la praxis artística que la obligue a reconquistar la legitimación y la credibilidad; una ruptura de la lógica mercantil progresiva[4] y del mecanicismo esnobista que instala, casi por decisión propia, a la mayoría del arte presentado en Post-it... en una periferia asumida con gran entusiasmo. Para consuelo de algunos [la mayoría], ahí están las academias, las galerías, las subastas, el coleccionista, el marchand y el mercado; ahí está, justo en el centro, la consumación del nihilismo, y nuestro deseo desesperado de no ser nada más que valor de cambio. Afortunadamente, las excepciones individuales siempre existirán para, de alguna manera, mitigar la náusea y el cansancio del estómago empachado de tanto más de lo mismo. / [1] Fragmento de la famosa canción Barbie Girl del grupo nórdico de música pop-dance AQUA, que tuvo gran éxito en los años noventa. [2] Lázaro Saavedra. Un acercamiento tipológico a los artistas plásticos. 2003. Versión digital facilitada por la doctora María de los Ángeles Pereira. p. 2. [3] Fredric Jameson. El posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo tardío, en Selección de Lecturas. Teoría de la Cultura Artística II. Posmodernidad: Arte y Cultura. Carlos Simón Forcade y Hamlet Fernández [compiladores]. La Habana, Facultad de Artes y Letras, p. 85. [4] Según los teóricos de la Escuela de Frankfurt, en especial Theodor Adorno, la única manera de detener el acelerado avance del sistema capitalista y así subvertir las relaciones sociales enajenantes que le son inherentes. Tres rutas en Post-it [Collage Habana]/ Celia Rodríguez-Tejuca / Siempre resulta un proyecto arriesgado consumar curatorialmente una muestra de artes visuales marcada por el signo de la multivectorialidad, fenómeno que, en el caso de la más reciente versión de Post-it, deviene una contingencia obligatoria por las características abiertas de la convocatoria al concurso. No obstante, y salvando los posibles peligros que se derivan de la articulación fragmentada de su guion museográfico, el evento funciona como una ventana hacia las inquietudes latentes de las jóvenes generaciones de artistas, y permite evaluar los rumbos de estas creacio- [de arriba hacia abajo e izquierda a derecha] Rodney Batista / ST / Óleo sobre lienzo / 200 x 128 cm / 2014 / José Manuel Mesías / Segunda Advocación del Espíritu Santo / Proyector, diapositiva y pantalla de papel / 24 x 19 x 44 cm / 20122013-2014 / Vista parcial de la exposición en Galería Galiano / Andrey Quintana / De la serie Rebaño, Decisión / Acrílico sobre lienzo / 155 x 230 cm / 2013 / nes que pugnan por un espacio propio de confortabilidad dentro del así llamado Arte Cubano. La muestra, inaugurada el pasado 5 de septiembre, ocupa tres galerías del Fondo Cubano de Bienes Culturales [FCBC]; sin embargo –y porque el que mucho abarca…–, concentraré mi análisis en tres núcleos de las piezas ubicadas en las salas de Collage Habana. Respondo así a la invitación de Alex Hernández con su Marea de bienvenida retorcida, dispersa por doquier, y en ocasiones como obstáculo que es necesario sobreponer, símil este de la exposición toda. Los héroes, sus mitos y la Historia, el poder, sus sistemas de valores y paradigmas… en fin, los procesos de construcción épica [sin apellidos], conforman uno de los ejes temáticos de las obras ubicadas en el primer piso, nodo al cual se aproximan varias propuestas desde diferentes plataformas discursivas: fotografía, pintura, objeto artístico. Todas indican con su especificidad múltiples aristas que enriquecen esta reflexión, sobre la cual, al parecer, existen felices coincidencias, lo cual no significa que individualmente compartan la misma fortaleza semántica. Quizás la pieza que más escapa de esta confluencia temática sea Bouquet [2013], de Dennis Izquierdo, pero por su ubicación en la mera entrada de la galería y por el diálogo con las piezas que continúan el recorrido museológico, se antoja como una provocación a asumir cierto protagonismo por parte del sujeto común en el devenir factual, que no la escritura, de la Historia. El arma, símbolo de combate, proveniente de un ambiente cotidiano, puede ser accionada por cualquiera; sin embargo, la mutilación inhabilita su empleo. Ha quedado enclavada en el acero cual escultura sobre pedestal. Congelado su uso, resta como memoria de lo que fue. Es entonces cuando lo que parecía una invitación transmuta con ironía en imposición simbólica. Las posibilidades de interacción sensorial directa con el objeto se reducen, y solo se mantienen los residuos, aquellos olores ya muy desvanecidos que recuerdan un estallido accionado por otro en el pasado. Resulta oportuno comentar que el objeto, en tanto portador simbólico, resultó ser también una zona de atención de Onay Rosquet, en sus Llaves [2014] y Llaves sobre papel [2014], donde la cosa referida aparece acumulada y en desuso. En lugar de sublimar el valor del objeto, se opta por su desfuncionalización y banalización. Cuál será la llave correcta, o más allá, quién abrirá la puerta, siguen siendo preguntas que no alcanzan respuesta. Por su parte, Jorge Dáger muestra en un lienzo de grandes dimensiones una versión de sí mismo en su variante Alter ego [2013] del Zorro o algún sujeto enmascarado. El doblamiento de la personalidad funciona como la búsqueda de alternativas a lo que habitualmente consume como vida propia. El otro Dáger oculta sus ojos de forma rústica, y se muestra como un héroe de nuestros tiempos, de rostro duro, imponente, pero agotado en la construcción de su leyenda. Existe demasiada humedad en esta pieza, demasiada, al punto que llega a incomodar texturalmente. Pero ahí está el sudor como prueba del esfuerzo, maximizado hasta lo posible. Posteriormente, destacan dos lienzos cuyo tratamiento cromático genera un diálogo formal que ha sido aprovechado curatorialmente. Por un lado, Gravilo Princip [2014], con su niño de colores tiernos aunque desleídos, dirigiendo un tiro rugoso hacia nosotros, que genera un desconcierto enigmático pero encantador. Alejandro Guanche ha coordinado la agresividad del tema con la gracia de los tonos pastel, artilugio conducente a una zona de ambigüedad en el acto receptivo. Ambigüedad que se refuerza cuando se completa el origen de lo representado: la historia de Gravilo Princip, joven serbo-bosnio que en un acto nacionalista ayudó a conformar el pretexto que dio origen a la primera contienda bélica mundial en 1914, razón por la cual ha sido evaluado de forma muy dispar por aquellos que se ocupan de clasificar a los sujetos en la Historia. Entre héroe y criminal se mueve el juicio crítico sobre esta personalidad, que aun en la adolescencia fue capaz con un solo acto de trastornar el orden de un contexto que lo superaba. De esta manera, no es solo la responsabilidad ante la acción, sino la manera de interpretar los hechos, la reflexión a la que pudiera estar invitando el artista. La otra tela, bajo el título I love NY [2014], viene bajo la impronta de desjerarquizar aquellos referentes semánticos que se asocian con el poder. Marco Arturo Herrera nos presenta un rey en su versión pop, o un tipo de pueblo en su variante royal, como se quiera entender. De lo que se trata es de quebrar fronteras para generar una imagen donde los diversos elementos que acompañan al personaje como atributos crucen sus sentidos de una forma interactiva y natural. Este es un sujeto envestido de rey, que ama New York y que tiene una flor como arma o cetro. Destaca una vez más el juego con las posibilidades texturales ofrecido por la sobrecarga de pigmento, que junto a los trazos cuasi abocetados de la figura y el vago tratamiento del fondo, coloca un acento en el proceso de conformación de este imaginario, quizás inacabado y presto a nuevos agregados simbólicos. Lo pop, el juego con los colores y la alusión a lo infantil quizás sirvieron como pretexto museográfico para colocar a su lado la pieza de Ranfis Suárez, Trágatela [2014], donde se logra un efecto de ambigüedad similar a la de Gravilo Princip, pero en este caso por medio de la palabra y aludiendo a las pulsiones sexuales del hombre. Volviendo a la línea reflexiva que estaba comentando, la última pieza que discursa sobre el tema es la instalación Herencia [2014], de Marlon Portales, donde el autor echa mano a las ganancias del conceptualismo y crea un objeto cargado de una gran fuerza retórica a partir de dos recursos básicos. Primero, las palabras “ilumina- das” de Fidel Castro, las que pronunciara por aquellos épicos años sesenta para reafirmar el gran metarrelato fundacional de la Revolución: ser continuación de las luchas iniciadas por los próceres independentistas en 1868. “Nosotros entonces habríamos sido como aquellos, ellos hoy habrían sido como nosotros”. Segundo, el soporte rojo que resguarda un espejo quebrado, en el cual el acto del análisis visual de sí mismos se torna un gesto imposible. Las palabras ganan fortaleza hasta convertirse en valor absoluto, en principio axiomático, más allá de la posibilidad física real de sentirnos o no reflejados en el espejo que las contiene. El segundo de los nodos de las obras mostradas en esta exhibición es la alteración de situaciones sensoriales de manera que se formen significados derivados de la variación perceptiva, asociados a lo cambiante, procesual, o simplemente con el objetivo de incidir irónicamente sobre un tema. En este caso se ubican piezas como Traslúcidos [2014], de Miriannys Montes de Oca y Post-Rupestre [2012], de Nelson Ladicani, y donde se aprovechan las posibilidades de las cajas de luz para descubrir imágenes que permanecen semiocultas, como queriendo revelar la esencia escondida tras nuestras calles [las personas diluidas dando su espalda] y un billete de 1 CUC [el mamut al acecho del hombre prehistórico]. Sin embargo, en ambos casos se trata de una solución demasiado llana, que poco enriquece el posible discurso tras la operatoria seleccionada. Por el contrario, en Entropía [2014], del grupo Thriangle, se aprecia una escogencia muy atinada de los recursos creativos aplicados. Unas ondas sonoras provocan el movimiento desordenado de un gel contenido en una bandeja cúbica. Se produce así una simulación limitada del caos [entropía] en el contexto impoluto de la galería. De la gravedad del tono sonoro se genera una ebullición descontrolada en un marco físico muy preciso. Si a esto se le suma la noción de que los procesos espontáneos son dados a la entropía, entonces pareciera que a la espontaneidad libre se le han colocado muros, como si el desorden fuera destinado a un reino o contexto definido por límites. A la aparente calma se contrapone esta situación incoherente, que coexiste con nosotros en el mismo espacio, aunque su existencia sea casi imperceptible. Junto a esta pieza se ha colocado un gran lienzo de Alberto Lago, en una paleta de fluorescentes colores titulada La cumbre del sentimiento [2014]. Si bien el tema se distancia en gran medida de la pieza anterior, sí existe una comunicación entre ambas por esa sensación vibrante, casi sonora, de este paisaje emocional de happy faces, estrellas, mariposas y hasta ¿corales?, en el que la exaltación ha llegado a su cima y pretende salir del contorno fijado por el soporte bidimensional, en una sinfonía que no teme a la estridencia para expresar eso que parece felicidad. La obra de Lago ciertamente logra un vínculo con las ubicadas en la segunda planta de este recinto galerístico, en lo que concierne a conformar enclaves cuya localización comienza en la memoria personal afectiva del creador. Queda claro que existe un salto curatorial de acuerdo a la ubicación de unas obras y otras, pero como ya he dicho, este es un criterio un tanto despreciativo si se tienen en cuenta las características de este evento y las posibilidades prácti- cas que ofrece la galería en cuestión. Los “lugares” que conforman este segundo piso se caracterizan por la ausencia del hombre que, sin embargo, se siente latente en todo momento. Al mismo tiempo prima el uso de una gama cromática mucho más cauta. En el caso de Secret garden [2013], de Gabriel Sánchez Toledo, se presenta lo surreal de una atmósfera brumosa de grises y tierras. Una antena parabólica se descubre con cautela en la penumbra para buscar, en plena quietud, una señal que permita la comunicación con un ente otro, allá en ese aire sobrecargado de niebla. Por su parte, en un Un té en Port Lligat [2013], Maykel Linares se sirve de una atmósfera mucho más limpia, un escenario ordenado y en calma, de mesurada composición y armónica relación de colores fríos. A esto se agrega que la pieza adquiere nuevos sentidos cuando se asiste a la indagación del título. No es este un lugar cualquiera. Es allí donde vivía Dalí, es esa la bahía que miraba. La invitación es entonces a un té en tierras surreales, en tierras del maestro de las deformaciones tormentosas de la subjetividad. Y sí, aparece allí algo de la pintura paranoica si se quiere, en la piedra que recuerda un cráneo. El espíritu de Dalí embebe el espacio y lo carga de este gris denso que sirve como filtro. La última obra de dicho subconjunto es la pieza sin título [2014] de Frank Mujica. El encuadre recuerda mucho la visualidad cinematográfica: en un primer plano la parte frontal de un auto corta la composición abruptamente, de modo que resulta casi una abstracción por la peculiaridad del fragmento seleccionado. Mientras, en el fondo se abre un paisaje desolado, marcado por un proceso paulatino de borrado y olvido, efecto que se logra con el goteado puntual sobre el grafito. Pareciera ser un recuerdo presentado desde un punto de vista muy personal: en primera persona y detrás de este obstáculo que impide ver con claridad. Al estar el sujeto mucho más presente, la pieza se carga de una gran narratividad, pues es inevitable no preguntarse por la naturaleza de los hechos acontecidos. El efecto de lo sublime en las piezas anteriores se pierde en este caso por el protagonismo que se le proporciona al “yo”, aunque no se le represente directamente. Resulta diferente en En el jardín de las flores vivas [2014], donde sí queda clara esa voluntad autorreferencial. Lisandra Isabel García juega con el espacio en un sentido inverso a lo anteriormente analizado: es lo imaginado que no se llega a ver, aquello ubicado en el vacío que simbólicamente separa el suelo de la ventana alta en la que es colocada la soñadora enajenada. Más allá, el mar en la terraza. De este modo han quedado esbozadas tres rutas que, si bien se conforman por mediación de elipsis dentro del guión museológico, permiten evaluar el manejo de determinados recursos o temas recurrentes en la mirada de este grupo de creadores emergentes. Su deseo: ofrecer una versión desde lo personal, pero echando mano al lenguaje universal, de los conflictos de todos, aquí y en nuestro tiempo. / 9> Debido a que los medios siempre cambiarán por una inherente cuestión de emergencia es por lo que, aun respetando el consenso al que hacía referencia en uno de estos textos, varios que nos hemos adentrado en estas modalidades del arte notamos cómo hacemos uso de términos que se entrampan en sí mismos lingüísticamente, por cuanto lo “New” o Nuevo puede, como he sugerido antes, con el tiempo y la legitimación, dejar de serlo y pasar a ser parte de los medios “tradicionales” o, incluso, quedar –como en gran parte ha quedado– en una zona indeterminada, aunque legitimada, que no corresponde ni a la tradición ni a lo pretendido como “novedoso”. La paradoja de esto es que sus herramientas, tópicos y contenidos o problemáticas no responden a lo tradicional; más bien se emparentan con procesos que provienen del presente-futuro sin ya pertenecer a ellos. Pero, además, los New Media comprenden una sombrilla limitada, por cuanto solo se circunscribe a las tecnologías asimiladas como herramientas para crear artísticamente y a la vez portadoras de otros conceptos que afloran con una especie de filosofía, sensibilidad y percepción diferentes. Eso es perceptible y oxigenante. Mas la evolución de los llamados New Media ha sido como un terreno donde se ensayan medios en un momento novedosos –al menos para el campo artístico– que luego son asimilados por la institución Arte en esos tardíos intentos de resincronizarse con las prácticas y absorberlas muchas veces como parte del “gran arte”. En esas transiciones, muchos creadores que se desplazan con cierta facilidad en diversos medios mantienen, no dan la espalda, a maneras que han sido cultivadas por décadas y, reitero, no pertenecen estrictamente a los llamados “tradicionales”, pero tampoco a los entendidos como nuevos. En este orden podemos mencionar la instalación o el work in specific site, lo que pervive del arte situacionista, el arte de acción –con la performance como majestad–, el Media art o el video y sus derivaciones en lo que hoy se denomina audiovisual, el environment o trabajo con el espacio como obra artística, la intervención en diversos contextos y casi todo el arte procesual; o en suma la integración de muchos de estos medios para un tipo de obra heterogénea y multimedial. Pero estos modos, sensu strictu, no son comprendidos dentro de lo que se entiende hoy como New Media. Es una discusión perenne denominar algo, por esa eterna necesidad humana de “nombrar las cosas”. Por esa razón empleo el término Emergent Media o Medios Emergentes, es más inclusivo, flexible o abierto. Permite incluir los modos de crear antes referidos, los que hasta hoy han sido más conocidos dentro del New Media y dentro de otros que se consideran más emergentes, como pueden ser el arte programado e interactivo por sensores, el robótico o “inteligente”, la holografía artística, la modelación 3D y sus derivaciones en el espacio virtual o físico, otras modalidades de arte en red que se expanden también de lo virtual para ser más físico, diferentes maneras de arte público que se tornan más cocreativas por la implementación de objetos ergonómicos sensibles, audiovisuales vectoriales de igual naturaleza, entre otros procesos combinatorios. Sutilmente he sugerido una dicotomía que existe entre teoría y práctica –que ha sido casi una invariante en las relaciones internas del campo artístico durante más de un siglo. Pero en el terreno de los llamados New Media se propicia un rigor en ambas direcciones. El artista es un investigador más consciente de la teorética que envuelve su proceso y el de otros de sus similares. A la vez los curadores, críticos y teóricos se ven exigidos por un conocimiento más experiencial, insider, que puede aportar más creativamente y ha de conocer mucho más que lo teórico: calar en un conocimiento mayor de las herramientas en uso para el proceso creativo o, como mínimo, cual una suerte de observador participante. Este “nuevo” tipo de curador se halla en otro tipo de espacios: principalmente no comerciales, en laboratorios de New Media, en Workshops o Talleres. Le es común un mayor colaboracionismo en el proceso curatorial –lo que es casi una demanda en la naturaleza de los New Media. Por eso es más apto al trabajo grupal de producción y exhibición, y menos sujeto a las fronteras morfológicas de los medios. Es un curador híbrido, múltiple en roles –como el mismo artista–, aunque ese rol curador-artista no sea nuevo ni exclusivo de los New Media. Tradicionalmente el trabajo curatorial se ha comprendido como un desprendimiento del ejercicio académico, o en muchos casos un ejercicio académico per se, que solo socializa sus resultados investigativos cuando son publicados o mostrados públicamente. Con los Medios Emergentes estos resultados se hacen más creativos y combinatorios, pero sobre todo se dan a conocer de modos más dinámicos y mediante diversos medios. / [Bonn, agosto de 2014] 10> Rolando Vázquez / Sesenta metros de vida / Instalación / Dimensiones variables / 2014 / A cargo de frency / Entender la religión como un conjunto abierto de creencias y prácticas articuladas en torno a fuerzas que afectan y hasta definen el destino del hombre, creando un sistema de símbolos que otorguen una trascendencia a su devenir, son algunos de los semas que suele revestir la fe. Pero en el caso de Rolando Vázquez [La Habana, 1969] y su reciente exposición Para que cese la lluvia, el credo se particulariza porque su culto personal comprende una liturgia ligada a la praxis y entendimiento individual de la religión afrocubana, pero además, una devoción casi sacra al arte, a lo que estéticamente ligan estos dos caminos que el artista comprende como uno. La muestra, desde una multiplicidad de formatos que abarcan la serigrafía, la escultura y la instalación, trasciende la ritualidad del culto para trasladarnos a un universo vibrante y también extraño, pues se muestra ajeno a entender lo contemporáneo como fragmentación o discontinuidad, para evocar un equilibrio tangible en las fuerzas de la naturaleza, en la herencia espiritual, en la síntesis compositiva y en los valores artísticos de todas las piezas. De ahí que la exhibición sea un sondeo personal a las indagaciones del creador entorno a la validez del arte y a su función de contener –entendiendo esta última como receptáculo latente y vivo. Por su parte, las piezas realizadas en cascarilla sobre cartulina negra marcan uno de los recursos que el artista invoca frecuentemente: establecer contrastes de color, texturas y soportes que aportan variabilidad frente a la aparente inmovilidad del dogma, de la creencia. En este sentido, las cuatro obras pertenecientes a la serie Sentimientos nocturnos, toman como referente el objeto para derivar su receptibilidad en elemento ritual, en movimiento inverso o simultáneo que acontece desde el exterior al interior de estas prendas; así fluye el contenido de sus calderos, se vierte o se exterioriza, evidenciando sus innegables valores simbólicos. Las doce serigrafías que conforman la serie Fundamentos alternan entre la impactante variabilidad de color y la riqueza ancestral de los ngnanga; trabajos como Kiyumba y Fuego Blanco aportan un entramado cromático que alude a las fuerzas de la naturaleza, pero también a la subyugación del hombre ante lo maravilloso. En ese sentido, dicho conjunto exterioriza una gestualidad otra de los objetos, la de su trascendencia estética como documentación de una experiencia que el artista concibe para acercar, para mostrar el animismo auténtico en estas contenciones. Pero no todos los referentes van encaminados a la fe; en trabajos como Rabo de nube el creador se permite ser circunstancial y contestatario a su vez, al tomar un símbolo de poder y desnudarlo de su oficialidad; de esta manera la Plaza de la Revolución deja de ser un punto de concurrencia oficialista para trocarse en objeto cargado de espíritus, de tantas voces olvidadas. Teniendo en cuenta que las diferenciaciones entre exterior e interior, vida o muerte y cuerpo o alma, son algunas de las alternancias que yacen en la muestra, el despliegue escultórico e instalativo realizado por el artista deviene una fabulación de estos contrarios. En el caso de la pieza De cómo la luna me dio su secreto, vemos cómo el motivo de la casa se reviste de la robustez del hierro oxidado para encubrir esos enigmas a los que alude el propio título. Asistimos entonces a una vivencia distinta, proveniente de los misterios de las formas que Rolando Vázquez parece doblegar. Del mismo modo, Empaka buena, Monancio malo, retoma el tema de la casa para contrastar otra vez, aunque en este caso la diferenciación sea entre la fragilidad y transparencia del cristal frente a los valores semánticos del pequeño cuerno de chivo que yace en su interior, mostrando su rugosidad y corrosión, revelando así algunos secretos. Este hecho evidencia la voluntad de tomar elementos contrapuestos y juntarlos para mostrar su posible convivencia, su supuesta conciliación. Por otra parte, la obra 60 metros de vida reviste la intención de yuxtaponer, de adosar, de modo que los platos que recogen una concha, madera, hierba e hilos, sirvan de marcos para encuadrar, para vivificar lo que ahora semeja un despojo, tanto humano como natural. Debido a lo anterior, en la pieza acontecen dos movimientos particulares: primeramente el de reconfigurar lo muerto, lo apagado, y después, el de fundirlo todo en un artefacto único en constante acción. Para que cese la lluvia discursa sobre un concepto distinto de religión, uno que refiere las raíces etimológicas de la palabra, donde religare significa volver a unir, reencontrar y apegarse más a la creencia. De ahí que toda la exposición tenga ese aliento de persistencia y parta de la espiritualidad para dialogar sobre asuntos en los que el ser humano es centro fundamental; es por ello que la muestra es una acción de fe para espantar los demonios, para que deje de llover. / [M.P.] Sueño de un caballo/ Andrés D. Abreu / Una familia que reside en un edificio multifamiliar de un barrio de ciudad vende su línea de telefonía fija para comprarse un caballo, creándose así una nueva posibilidad para la búsqueda de su subsistencia. Ahora el caballo pernocta frente al apartamento donde residen sus nuevos propietarios, quienes pasan las noches en vigilia para proteger su nuevo valor adquirido, su actual esperanza de progreso. Lo real y absurdo de esta situación familiar ha desencadenado una singular historia. La observación mediante una cámara de video de la evidencia pública de esta particular situación activa en el observador un entramado visual de signos y referencias asociadas a nuestro imaginario sociológico. A partir de las secuencias tomadas en la videodocumentación del fenómeno se genera un trabajo de síntesis poética sobre las paradojas de un suceso real y contradictorio que porta en sí una carga de significados consecuentes a las problemáticas contemporáneas de la existencia humana: el contrasentido de muchas de las decisiones del hombre actual en la búsqueda de su sustentabilidad y progreso, la oposición constante entre realidad y utopía, la esperanza como valor de salvaguarda. Lo evidente y cotidiano de esta situación vivencial en su propia incoherencia y una vez fragmentada y segmentada en tomas, escenas en movimiento de instantes de un suceso mayor, deviene sugestiva representación audiovisual y parábola de los des[órdenes] sociales y las ilusiones y frustraciones de los sueños humanos. Jeosviel Abstengo [El Papi], autor de esta obra expuesta como video instalación en el Ariamna Contino: Centro de Desarrollo de las Artes Visuales como parte de las acciones del 6to. Salón de Arte Contemporáneo, continúa demostrando la solidez de su creación visual desde la diversidad de medios, y da a su vez continuidad a un serio proceso de investigación y expresión crítica y reflexiva sobre el accionar ilegal [fundamentalmente el robo] como una filosofía de subsistencia que ha devenido acto común, subvirtiendo las relaciones éticas de la sociedad hacia ese tipo de fenómeno. En Sueño de un caballo el hurto es una posibilidad latente, un devenir expectante que se ha suscitado luego de una acción de negociación no legal tras la venta de la propiedad de una línea telefónica para lograr comprar la propiedad sobre un animal de gran utilidad y que brinda productivos servicios al hombre. Lo que pudiera parecer un simple truque de necesidades se convierte dentro del entramado de las leyes sociales en un intercambio complejo, incluso imposible de solucionar dentro del marco legal cubano. La cámara del artista registra la evidencia estética de la vigilia de los propietarios del caballo y a su vez el accionar nocturno del animal en las demarcaciones del contexto urbano, lo que deviene parábola sugerente de un metarrelato de expectativas e incongruencias que se tensan en una relación dramática a partir de los derechos y poderes permitidos. Lo real representado y fragmentado en secuencias desata interrogantes acerca de las divergencias y carencias racionales entre un sistema de valores elementales y la reconocida justeza cívica del siglo XXI cubano y universal. / Jeosviel Abstengo / Sueño de un caballo / Video instalación / 2014 / Para que cese la lluvia, para volver al comienzo/ perspectivas en torno al peligro de la fama/ Roberto Medina / Las obras de la joven artista Ariamna Contino, para su primera exposición personal realizada en la Galería Habana [marzo 2014], se identifican por el hábil y meticuloso empleo de la técnica del papel calado en capas superpuestas de un atractivo efecto visual de tridimensionalidad. Al entrar a los salones de la Galería Habana se podía percibir con satisfacción una claridad expositiva en el ordenamiento de las piezas, donde estas formaban conjuntos por series, concebidos por Ariamna a manera de polípticos, como si se tratase de una sola pieza múltiple constituida por partes desprendibles con vocación de mantenerse reunidas, susceptibles de crecer en el número de sus partes constitutivas, conservando la unidad del conjunto de la serie. El eje temático unificador de todas esas series son las adversas consecuencias de la fama observada con suma ironía. Cuatro campos aparecen hilvanados en esa problematización de la fama: figuras sobresalientes de la política mundial, el denominado Club de los 27, las armas y el petróleo. La fama, el peligro, la fugacidad y la muerte gravitan en toda esa visión. Es significativo que el título general de la exposición sea Atlas, por la mirada panorámica que pretende abarcar distintos territorios, mediante obras correspondientes a diferentes series suyas, al detenerse en encontrar lo común del mundo contemporáneo. Las seducciones ejercidas por el poder político, económico y cultural son vistas desde el lado del asombro público, sobre el cual Ariamna pretende aguijonear y mostrar su reverso en los actuales caminos civilizatorios. En ese Atlas del mundo que ella ha conformado, regido por un evidente clima de competitividad, aparecen personalidades políticas de las grandes potencias desarrolladas en la serie Apnea, título muy sugerente, porque tal como hacen los especialistas deportivos de esa modalidad de alto nivel, los políticos parecen realizar frecuentes inmersiones peligrosas en el seno de aguas turbias, en desenfrenada competencia estratégica, con la finalidad de competir entre sí, de arriesgarse a realizar marcas cada vez más sobresalientes que los destaquen respecto a los demás y llevarse los mayores lauros. [1] Con el Club de los 27 y con Arsenal [2] muestra respectivamente los rostros de artistas famosos y las armas utilizadas por agresores armados. Responde a modelos conformadores de conducta de los deseos imaginarios no confesados de muchas personas, ansiosas por lograr un relevante protagonismo que las saque del mundo anodino, asfixiante y rutinario, sin disponerse a pensar en las consecuencias adversas y los trastornos aparejados a sus vidas intimas y profesionales de tener alguna oportunidad de convertirse de ese modo en figuras públicas, oportunidad que casi al cien por ciento nunca les llega. Subyace en Ariamna la idea de caer rendidos amplios públicos a esa vanidad, por efecto de ser mostrados bajo un escenario de estallantes luces multicolores que nos hace rememorar los incisivos análisis de Guy Debord sobre la “sociedad del espectáculo”. La idea de los favorecidos por la fama, pero asociados íntimamente a la muerte, recorre toda la exposición. Lo apasionante de ser arrastrados emocionalmente por el peligro convierte sus vidas en un constante acceder a acontecimientos sobresalientes. Eso ejerce sobre la gente un influjo seductor y actúa a manera de presentación de posibles modelos de conducta, dada la manera enfática en que son valorados y promovidos por los medios masivos de comunicación, en no pocas ocasiones rayando en los bordes de las aceptaciones sociales. Por eso, no es casual en ese sentido su serie de 2013-2014 sobre el Club de los 27, nefasta cadena de desapariciones físicas de personas a esa edad, que tras sobresalir en una convulsa carrera desaparecen de golpe arrebatados por la muerte, tras condiciones de vida llevadas al extremo por los desorbitantes efectos sicológicos y físicos de las drogas, del alcohol o de otros excesos, a veces desaparecidas estas figuras en circunstancias de incertidumbre no del todo aclaradas. [3] Ariamna tiene la finalidad artística de proponer una lección de alerta hacia el público que con facilidad cae rendido a la seducción ejercida de manera generalizada, sobre todo por la fama de las agitadas y controversiales vidas de los artistas, de las personalidades descollantes en la política, o por el gigantismo, la ultratecnología y el diseño de las gigantescas y emblemáticas torres arquitectónicas levantadas en el transcurso de apenas dos décadas en varias regiones de Asia y del Medio Oriente.[4] Detrás de la aparente solidez estructural de las destacadas edificaciones monumentales y de las fortalezas mostradas por políticos y artistas prominentes subyace una fragilidad, la de ser parte de una cadena de la moda que necesita nuevos hitos para seguir sucesivamente llamando la atención. En esa cadena, los hitos de esas tipologías no son definitivos por relevantes que sean, dan paso a otros nuevos, de algún modo resultan simbóli- Ariamna Contino / de la Serie Club de los 27, Camilo Cienfuegos / Mixta sobre papel / 60 x 60 cm / 2013-14 / camente triturados, eliminados los precedentes, en un suceder del cual no parece vislumbrarse un fin, porque es inherente al menos a los presentes mecanismos civilizatorios el ser acentuadamente estimuladores de la renovación, la confrontación y la competitividad. Un nuevo edificio, un nuevo político, un nuevo artista o personalidad arrolladora irrumpe con la aureola de la fama en el escenario mundial solo como un eslabón importante de la cadena. Obsérvese que en esa secuencia de formación de las series hay una posible reflexión colateral en asociación de semejanza a la condición seriada del propio grabado, el que se resiste a la condición de obra única y demanda por su naturaleza insertarse en una continuidad, que en el caso de Ariamna no repite el objeto mismo, sea persona o cosa, sino el motivo básico: edificio, personalidad o arma. No basta mostrarlo una sola vez, requiere la consecutividad para exponer las aristas, o diríase mejor, los rostros del repertorio, en el más amplio sentido metafórico de ese motivo tipológico escogido. En su representación artística esta acude a recursos traslaticios, modificadores semánticos de los materiales de sus referentes, y los recarga con nuevos sentidos alusivos, sean las edificaciones o los personajes implícitos o explícitos mostrados. Las armas responden a su serie Arsenal [2013]. Ocupan un lugar relevante dentro de sus series. Las armas aparecen sin delimitar rostros ni nombres específicos de sus poseedores. Las propias armas asumen ese protagonismo en su poder sugestivo. Los títulos de estas obras se reducen a enunciar en una chapilla, como si se tratase de una pieza relevante de museo, la triste relevancia por la que trascienden socialmente, dados los nefastos efectos de las masacres efectuadas por quienes las utilizaron en sus desequilibrados delirios y el afán insaciable de sobresalir, de llamar la atención sobre ellos. Realizadas con la pulcritud técnica instrumental y la belleza perfeccionista del acabado técnico del calado de sus edificios, se resalta intencionalmente la contradictoria dicotomía entre la rigurosa sobriedad en la que están realizadas las armas en su específica tipología y la suavidad artística del papel empleado en contraste con la rigidez del metal y la agresividad de las armas asociadas al mundo real empleadas en esos actos criminales. Se propone acentuar esa contradicción. Quienes las empuñaron y cometieron la locura de esos delitos se dejaron llevar por estados emocionales sobreexcitados, arrastrados por la euforia y la angustia. Otro tanto ocurre en cuanto a los personajes arrastrados por vidas excitantes en sus otras series, el Club de los 27 y Apnea. Nunca son vidas apagadas, son intensas, pletóricas de estímulos y emociones, envueltas en el torbellino de sus pasiones. Atraen al gran público precisamente por esa condición, estimulado por la prensa en todas sus modalidades. Son inyecciones de energía hacia ese público, pero esa prensa despoja o acentúa los lados oscuros según convenga coyunturalmente, siempre con la finalidad de estimularlas y convertirlas en noticia, sustratos del que se alimenta el arsenal informativo, que con tal de lograrlo, muchas veces soslaya los efectos negativos del influjo sobre la modelizada reproducción de las conductas de las personas. Ariamna se ha propuesto mostrar cómo detrás de todo esa grandiosa y enervante manera de ser mostradas edificaciones, cosas y personajes, subyace un suceder de caída y de muerte, de la demarcación de sus momentos cumbres. La presentación de los papeles cortados en tiras que están en las series Apnea, el Club de los 27 y la de los edificios responde a dar sentido a la prontitud de su hundimiento, de ser convertidos a la postre en su representación simbólica en simples A pág. siguiente > 11/ < de la anterior / Ariamna Contino: perspectivas... tiras por las máquinas trituradoras de papel, es decir, por los diferentes mecanismos recicladores de la sociedad, aquellos mismos por los cuales fueron promovidos. Es un juego macabro, un ciclo ostentoso de ascenso, vanidad y caída del cual no logran escapar. Esas ideas generales sustentadas a través de dichas obras repercuten en sus consideraciones artísticas sobre otro de sus temas recientes, el del petróleo [2014], admirado y tan ansiado de poseer por todas las naciones por potenciar el desarrollo económico. Efecto de deslumbramiento que lo acerca al sentido de sus otras series, no obstante ir aparejado en una relación proporcional de sus efectos benéficos al descontrol de sus efectos contaminantes.[5] Lo connota el material vidrio en trozos irregulares del que está hecha. El color negro del petróleo derramado mancha los vidrios ocultándolos, he ahí su inquietud sobre el peligro físico y ecológico. Como en el resto de las obras de esta exposición las cosas tienen un doble rostro al poseer un lado atractivo, aparencial, revestido de un glamour que oculta el lado sombrío, peligroso. Esa doble condición deja al descubierto el metaobjetivo supuesto para toda la exposición, tal vez por eso el petróleo ocu- pe museográficamente su cierre espacial, al problematizar como idea resumen, la conjunción casi diríase inseparable, entre lo prominente –sean edificios monumentales orgullo de las naciones, de personalidades encumbradas en la política, la ciencia o la cultura–, y ese otro componente escondido, subyacente, sórdido y ruinoso, que al hacerlo aflorar subvierte a fondo la imagen de la ostentosa belleza y esplendor con la cual eran presentados esos íconos, basado en una estética sustentada solo en la apariencia, en valores de superficie altamente cuestionables. Finalmente, quiero precisar que estas obras suyas, por todo su discurso y manera de ejecución, no tienen un público-meta reducido al contexto nacional, por el contrario, podrían funcionar abiertamente con una comunicación exitosa en espacios de presentación internacional. Es de esperar se cumpla efectivamente esta observación que hacemos, y obtenga una acogida favorable al ser mostrada y promovida en esos exigentes contextos artísticos y culturales. / EL ARTE COMO DESGASTE/ Walter Ernesto Velázquez / Bilateral / Instalación / Dimensiones variables / 2014 / Diana Gort / Escribir sobre una exposición generalmente daría como resultado una reseña, la descripción del proceso curatorial. Pero a veces se olvidan el público y las sorpresas de su recepción. En la noche de inauguración de Bilateral, de Walter Velázquez [La Habana, 1966], expuesta del 11 de julio al 22 de agosto en el MAPRI [Museo de Arte de Pinar del Río], uno de los entrevistadores de la prensa local preguntó al artista si consideraba que su pieza era arte. La obra de Walter Velázquez –graduado en Ingeniería Termoenergética– se ha caracterizado por el uso de materiales bajo diferentes estados y situaciones [Última ratio regun (2006), instalación con sábana y motores eléctricos; Producto Natural Bruto (2006), instalación con agua, plexiglás, motores eléctricos y estanque de metal], en diálogo crítico con medios y estrategias de presentación propios del arte contemporáneo [Blackout (2009), proyección con agua, proyectores de luces y ventiladores]. La exposición estuvo compuesta por una instalación del año 2014 que da nombre a la muestra. Desde la puerta de entrada, con la sala a oscuras, se veían chispazos constantes que iluminaban solamente el espacio entre las dos columnas de la galería, para don- 12> de fue concebida específicamente la pieza. Las chispas eran el resultado del roce de una cabilla con una piedra esmeril en movimiento constante impulsado por un motor eléctrico. Los dos materiales, en interacción provocada, se deterioraban progresivamente ante los espectadores, no con la intención de llegar a consumirlos –el artista pidió que solo estuviera funcionando la pieza siempre que hubiera algún espectador–, sino de exhibir el desgaste. La obra no solo estaba determinada por las consecuencias del roce de los materiales, o por dos elementos arquitectónicos básicos, que dan sostén y definen espacial y visualmente la galería, sino por su contexto: transcurre constantemente en el espacio de la exposición y ante la presencia del público. La historia del arte es también la relación con los públicos. Desde sus comienzos el arte contrajo una relación colectiva, de comunicación grupal, donde la experiencia de la imagen generaba un suceso; en los primeros tiempos, ritual –todos cazaban el bisonte a través de su representación de las manos del sacerdote– hoy, y desde la Revolución Francesa con el surgimiento de la Academia y sus Salones como primer modelo de exposición social. La construcción de la sociedad humana ha estado medida en su capacidad de modificar el entorno, de utilizar los conocimientos acumulados. Desde la Revolución Industrial, está organizada en función de la división social del trabajo, en función del rol que todos cumplimos en la producción y administración de bienes y servicios definidos por la especialización de los conocimientos en profesiones. En la sociedad actual, impulsada en gran medida por los nuevos acontecimientos en la tecnología de la comunicación y la información, generadores de nuevas posibilidades de inclusión, el conocimiento ya no está definido por el saber profesional, experto. La cada vez más creciente accesibilidad al conocimiento y a su difusión colectiva –la generación WIKI: what I know is– lo ha desacreditado como saber universal. Ya no solo cuenta el conocimiento útil y eficaz medido por su ganancia; todos somos productores de conocimiento, que no es más que conciencia, sentido de la realidad. Al realizar una exposición dialogamos con siglos de desarrollo de procesos y prácticas artísticos, pero también con lo que cada espectador considera que es arte. Nuestro entrevistador reclamó su participación en el diálogo. Diálogo que en Cuba compartimos con una política cultural marcada en décadas, generaciones de graduados, instituciones culturales y de enseñanza, salones, bienales, y valores esenciales de la identi- dad nacional. El arte es una de las tantas formas de conocer y construir la realidad en la que todos influimos, un legítimo derecho colectivo. Pero a juzgar por los acuerdos bilaterales entre gobiernos, tratados de paz, la Declaración de los Derechos Humanos, resoluciones, convenios, que hemos visto y aún vemos, nuestra sociedad necesita reajustar y exigir sus derechos legítimos constantemente. Derechos que no son más que responsabilidad, límites de libertad –desde pequeña siempre se me dijo que mi libertad terminaba donde empezaba la del otro. El significado etimológico de bilateral es este: Relativo a ambos lados. || Se dice del acuerdo, contrato o negociación en que intervienen dos partes [Diccion@rios Espasa, Madrid, 2000]. Bilateral, de Walter Velázquez, nos recordó lo que toda exposición es en esencia: un espacio de comunicación. No solo el intercambio de realidades [tantas como espectadores], sino la comunicación que da origen a una nueva conciencia de la realidad –la exhibición del desgaste, resultado de interacciones mutuas y recurrentes–, una comunicación sobre otra comunicación.[1] / [1] La comunicación vista en la relación con el lenguaje, como la conciben el neurocientífico chileno Humberto Maturana y el físico teórico suizo Fritjof Capra: Supongamos que cada mañana la gata maúlla y corre hacia la nevera. La sigo, saco la botella de leche, le pongo un poco en un bol y se la toma. Esto es [1] Una postura visual cercana, con una fuerza descomunal aun más devastadora, la había trazado con anterioridad el destacado cineasta norteamericano Geoffrey Rego, donde Koyaniskatsi representa en su serie fílmica un momento ¿Quién le pone el cascabel al gato?/ culminante de las consecuencias de ese mundo loco de la dinámica competitiva actual, visto con una óptica muy al tanto e informada de los debates contemporáneos, articulados a la profunda sabiduría asentada de las culturas ancestrales indígenas de Norteamérica. [2] Sus series Apnea, el Club de los 27 y Arsenal resultan ser muy recientes, están en plena producción, son susceptibles de engrosarse con nuevas obras, testimonio de un hacer meditado de Ariamna y una paciente elaboración téc- Yuray Tolentino / nica del calado que no admite errores. [3] Entre los artistas presentados en la serie en esta muestra aparecen Jean Michel Basquiat, Jimmy Hendrix y Janis Joplin [4] Estas asombrosas construcciones han llamado poderosamente la atención pública mundial de públicos muy instruidos y de la opinión general hacia los países donde están enclavadas, haciendo sobresalir a estos países y ocupar un lugar relevante, cuando con anterioridad apenas podían ser localizados por muy pocos en un mapa. [5] Advierto que esta instalación no está del todo lograda. Deberá ser analizada con detenimiento por su autora en cuanto a forma y expresividad para ulteriores retomas y versiones del tema al tratarlo como serie. Sin lugar a dudas, bien se podría decir [y hasta afirmar] que San Antonio de los Baños es un pueblo salido de El Llano en llamas o de Cien años de soledad; o que quizás fue a la escuela con El Aleph o aprendió a montar caballo con Juan Quin Quin en Pueblo Mocho. Al menos yo solo sé que no sé nada, y que ni trayendo al presente a Houdini, Merlín o al mismo Diviciaco [heduo] llegaremos a las respuestas de las 25 mil mentiras sobre la verdad, que nunca será una. San Antonio es un pueblo de risa, no un pueblo que da risa: Aclaro. En el Museo del Humor está la causa que provoca este efecto tan necesario y a la vez saludable. Recientemente acaba de cumplir treinta y cinco años de fundado, y si lo comparamos con la edad de una ceiba, es un niño sin su primer diente de leche. El XIII Salón Nacional de Humorismo y Sátira, denominado Humoranga Ariguanabense, acaba de abrir sus puertas en un mes de abril medio loco: entre madrugadas de frescas a frías y días calientes –calientes como para llamar a los bomberos. Veinticuatro años después del I Salón llega la Humoranga en este 2014, que pese a continuar siendo una fiesta de pueblo, cada vez se centra más en un acontecimiento cultural para creadores, familiares y amigos, periodistas, algún que otro funcionario, y un reducido número de personas chéveres amantes del arte y sobre todo del humorismo gráfico. Al igual que el hermano mayor, dígase Bienal Internacional del Humor, la Humoranga como evento está de la puerta del Museo hacia adentro. De la puerta hacia afuera: la fiesta y el pitico, la mezcla de olores entre aceite quemado, orina y carne de puerco, las pipas de cerveza, los juegos de azar, en fin…, el pan y el circo. Creo, como buena cubana y artista de pueblo, que las fiestas son validas –con permiso del maestro Bola de Nieve lo parafraseo–, tomo, juego y hasta tiro mi pasillo, pero… hay que cambiar el concepto de cultura como máquina de administración para hacer dinero. Sin ánimo de cortar el árbol y hacer leña, pienso que estos eventos –como tantos otros en el país– se deben mantener PRIMERO, y sobre todas las cosas repensarlos y adecuarlos a los tiempos actuales. Todo evento necesita una CURADURÍA donde dialoguen los intereses y motivaciones de artistas, directivos y pueblo. Muchas veces –o casi siempre– los programas de actividades salen después de un gran trabajo de parto donde los trabajadores de la institución dejan alma, corazón y la familia a un lado para que todo quede bien. Existen en la Isla muchas y muchos Isel Chacón [Directora del Museo], que están dando la vida por AMOR AL ARTE junto con su colectivo de trabajo. Gracias. voz. Ubicados en la antigua casa de la cantante lírica Maruja González, mujer de farándula, hija de padres españoles nacida en México, que estudia estudió en Cuba y desde el año 1948 reside en esta vivienda hasta el Triunfo de la Revolución. Por encargo de la dueña, Ñico realizó los rostros de más de cien artistas y personajes famosos de la década del cuarenta y cincuenta; en el taller después harían los cuerpos. Todos los allí presentes fueron amigos de la propietaria, y en el 1956, con la Orquesta Filarmónica de La Habana se inauguró la temporada y el mayor de los murales de Marujita. La doctora Marta Arjona realizaría el vaciado a la cerámica de esta obra que representa un gran telón de boca abierto por Julito Díaz y Lalita Salazar; en el centro está Maruja al lado de Jorge Negrete. Ernesto y Ernestina Lecuona, Gonzalo Roig, Pototo y Filomeno, Amado Trinidad, Felito Ayón, Esther Borja, Blanquita Becerra… Son algunas de las figuras, a las que se unirían en las otras piezas Celia Cruz, Pedro Vargas, Chano Pozo, Alicia Alonso, Gustavo Sánchez Galarraga, Consuelito Vidal, Joséphine Baker, Olga Guillot… Al entrar por el portón de la exresidencia –ahora escuela– fue como si en una máquina del tiempo llegara al pasado, a ese pasado que también es Cuba y que debe salvarse y ser estudiado. Por último, el miércoles 8 tendría lugar en horas de la mañana el coloquio A propósito de la literatura humorística actual, donde un panel de diferente formación disertó sobre el tema con el público. Alberto Luberta, Jape, Carlos Fundora y Jorge Hernández Heras fueron los expositores. ¡Por fin! A las tres de la tarde en el patio del Museo se daban a conocer los premios. Primeramente se anunciaba el jurado del Concurso Nacional de Literatura Humorística Juan Ángel Cardi: Luberta, Fundora y Mercedes Azcano entregaron mención en Cuento a Espionaje global de Norberto Rodríguez Barallobreu, y Premio a La técnica de Koyiro de Alejandro Blanco Rolando, mientras que en Décima, Epifania Rivera Valdés con Los nombres y sus enredos se alzaba con la Mención, y Wilfredo S. Boan Pina resultó el Premio con Nombres que no tienen nombres. Buena oportunidad para reír desde las letras. Llama la atención que de ciento cuarenta y cinco obras aparecen en concurso cincuenta y siete, por cuarenta y nueve autores. Categorías como el Humor General y la Sátira Política se encuentran discretamente representadas. La Historieta continúa siendo una expresión preterida, y el Humor Volumétrico exhibe solo dos piezas. La Fotografía, por su parte, sobrepasó las cifras de ediciones anteriores; sin embargo, las ideas tratadas, el nivel de realización, la estética, en general, deben ser superiores. Vítores para la Caricatura Personal que no solo posee el más alto número de las obras en concurso, sino que se alzó con el único premio que otorgó el jurado del evento. ¡Gran sorpresa! El joven egresado de la Escuela de Instructores de Arte 13 de Marzo, Heyder L. Reyes Rosa, fue el gran ganador, Premio a la obra Lezama y, además, Premio del Museo y de la Popularidad con la también caricatura personal a John Lennon. Reynerio Tamayo Fonseca, Enrique Lacoste Prince y Elsa García Domínguez como Jurados del Salón otorgaron las siguientes Menciones: Caricatura Personal: Obras: Leo Brower, Santiago Feliú y Raúl Martínez, todas de Luis R. Enrique Torres. Sátira Política: Obras: S/T y Así somos, de José A. Jiménez Hernández. Historieta: Obra: Ricos y pobres, de Yoemnis Batista del Toro. Humor General: Obra: S/T , de Yoemnis Batista del Toro. Obra: Caballo de Troya, de Orestes Espinosa Marrero. Obra: Insatiable apple, de Jorge Martínez. Aparte merece la fotografía: New army, de Víctor Peña Beltrán, revela con gracia la inventiva de los cubanos para dar solución a los problemas. A manera de espoleta, un aro sujeta el cabo de una cafetera puesta sobre la hornilla eléctrica. Si se cae revienta, que nadie lo dude. Bici-bomba, de Adonis Carrera Acosta, es otra pieza llena de ingenio donde un bombero ha convertido su bicicleta en carro y en el cajón plástico puesto en la parrilla de la bici lleva el tanque de agua. Para deconstruir hay que saber construir, por lo que ambos fotógrafos, aunque sean de formación autodidacta, deben cuidar la composición en aras de salvar la estética cuando lo que se intenta es simular la realidad, y que sea creíble. La Humoranga Ariguanabense se despide, en las salas del Museo del Humor queda su huella hasta agosto. Ojala que en el 2015 las cosas cambien, nos toca Bienal, y todos esperamos que los cascabeles del gato lleven dentro más cultura y menos pan y circo. ¿Quién los pondrá? No sé. Yo ofrezco mis manos. ¿Usted se suma? / [1] Municipio de la provincia Artemisa, Cuba. [2] Libro de cuentos del escritor mexicano Juan Rulfo. [3] Novela del colombiano Gabriel García Márquez. [4] Cuento del argentino Julio Cortázar. [5] El cubano Samuel Feijóo es el autor de esta novela. [6] Houdini, Merlín y Diviciaco [heduo], reconocidos magos y druidas de todos los tiempos. [7] Tema musical del cantautor cubano Carlos Varela y banda sonora del filme Las profecías de Amanda, del realizador Pastor Vega. portamiento mediante interacciones estructural mutuo. Supongamos ahora que una mañana no sigo a la gata porque sé que no queda leche en la nevera. Si el animal fuese capaz de comunicarme algo así como: “¡Hey!, he maullado ya tres veces, ¿dónde está mi leche?”, esto sería lenguaje. La referencia a sus maullidos precedentes constituiría una comunicación sobre otra comunicación y por tanto, según la definición de Maturana, tendría la calificación de lenguaje. Fritjof Capra. La trama de la vida. Una nueva perspectiva de los sistemas vivos. Editorial Anagrama, S.A., Barcelona 1998, 2da ed., 1999, p. 191. DE VUELTA A LA HUMORANGA El 7 de abril quedó inaugurado el Salón que hasta el 30 de agosto del año en curso podrá ser visto, así como las muestras colaterales: de Barajagua a San Antonio, Homenaje a Tomás Rodríguez Zayas Tomy, uno de nuestros grandes humoristas para siempre en la memoria, y Risas de Ayer, exposición que reúne los premios y menciones de los Salones XI y XII. Oportunidad única de volver a ver las mejores obras de esas ediciones. Este año las actividades colaterales merecen un aparte antes de hablar de los premios. El martes 8 se visitó la Escuela Provincial de Salvavidas en playa Guanabo Henry Dumant. Y como Sócrates, me queda decir: Solo sé que no sé nada. Duele ver la memoria histórica de una nación al borde del naufragio. De los siete murales en cerámica realizados por el caricaturista Antonio Ñico Meriño solo quedan cinco; dos fueron sustraídos después del 59. Gilberto Aldanás, historiador municipal, es un hombre de avanzada edad, con tantas historias en los bolsillos y en el pecho que hipnotiza a quien escuche su El premio de Crítica de Arte Guy Pérez Cisneros instaurado por el Consejo Nacional de las Artes Plásticas en el año 1999, para estimular a los críticos cubanos a publicar sus trabajos, se entregó el jueves 11 de septiembre de 2014 a las 5: 00 pm en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam. En esta ocasión el jurado estuvo integrado por prestigiosos intelectuales, presidido por Omar Valiño Cedré, Sandra Sosa Fernández y Hamlet Fernández Díaz. Se presentaron dieciséis trabajos [Géneros Periodísticos y Ensayo]. PREMIADOS: En Ensayo se otorgó Premio a Frency Fernández Rosales, por Shafts. En Reseña se otorgó Premio a Anaeli Ibarra Cáceres por su trabajo Lázaro Saavedra: un artista kamizake en el siglo XXI. Las menciones en la modalidad Reseña, Géneros Periodísticos correspondieron a: Israel Castellanos León, por Un juego fuera de serie: la plástica joven se dedica al béisbol. Chrislie Pérez Pérez, por Zoom in, zoom out. La ilusión de ser Adrián Fernández. Premio de Curaduría ‘14 El Premio de Curaduría, creado en el 2000, reconoce las mejores exposiciones realizadas en el año recién transcurrido en las modalidades de exhibición personal y colectiva. Se entregó el jueves 11 de septiembre de 2014 a las 5: 00 p.m. en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam. En esta ocasión el jurado estuvo integrado por prestigiosos intelectuales, presidido por Margarita González Lorente, José Veigas Zamora y Silvia LLanes Torres. Se presentaron catorce trabajos [Exposición Personal y Exposición Colectiva] [8] “Acerca del XIII Salón Nacional de Humorismo y Sátira”. Palabras al catálogo de Isel Chacón Díaz. comunicación: una coordinación de commutuas recurrentes, o acoplamiento Premio Guy Pérez Cisneros ‘14 PREMIADOS: En Exposición Personal, Meira Marrero y José Ángel Toirac Batista por la exposición Mare Magnum, Mare Nostrum, en la Galería Habana. Las menciones en la modalidad de Exposición Personal correspondieron a: Marilyn Sampera Rosado, por El poder de tu alma, de Roberto Diago. Lázaro Saavedra, por Expo sin concepto, curaduría del propio artista. En Exposición Colectiva se entregó Premio a Aylet Ojeda Jequin, por la exposición Para quebrar los muros. Un proyecto de intervención, en el Museo Nacional de Bellas Artes. Mural de Antonio Meriño, Ñico, en la playa de Guanabo / 13> Un gorrión en la pinacoteca/ Danay Medina / ¡Quién tuviera tus alas, gorrión loco! [Miguel Hernández. El gorrión y el prisionero] No podría definir qué me perturba más de las pinturas de Miguel Alejandro Machado: si el cinismo de emular insolentemente con un catálogo de pinacoteca, o la pericia de ser intertextual vaciando de toda validez tal procedimiento citatorio instituido por el postmoderno. Nada se parangona a lo que hace Miguel, pero su obra es el espejo cóncavo de todas las piezas, todas las formas, maneras y estilos históricos. Sus cuadros se alejan de la experiencia pictórica de los últimos treinta años de contemporaneidad artística en Cuba, y especialmente de los retornos a la tela que han caracterizado a la última década: ni “fenómeno bomba” ni “contemplativo-zen”, su producción se precisa en otros términos. Gorrión, su primera exposición personal, curada por Andrés Álvarez y Elizabeth Pozo, estará abierta al público durante los meses de julio y agosto en la Casa de México. En ella se reúne un número considerable de piezas de variados formatos en las que el joven estudiante del ISA ensaya una tupida figuración en la que, amalgamados, se distinguen animales y personajes mitológicos o monstruosos, cuyo origen podríamos rastrear en textos culturales de la tradición occidental y en la propia imaginación del autor. En la genealogía de Miguel Alejandro se cruza sin dudas la modalidad estética del Neohistoricismo, emergente en Europa y Estados Unidos durante la segunda mitad de la década del setenta[1] del pasado siglo y tempranamente incorporada al Boom del Arte Cubano en los ochenta, en la voz de creadores como Consuelo Castañeda, José A. Toirac y Glexis Novoa. Ellos son algunos de los autores pioneros de una manera de concebir la historia [del arte] que se consolidaría en nuestro territorio en el decenio siguiente, de la mano de nombres como Reinerio Tamayo, Pedro Álvarez, Rubén Alpízar, Los Carpinteros, Moisés Finalé, Elio Rodríguez, Aisar Jalil, Arturo Montoto, Armando Meriño, Esterio Segura, etcétera.[2] Estos se agrupan bajo el común denominador del llamado “retorno al oficio” y a los géneros tradicionales, preponderan la pintura y utilizan un proceder apropiacionista y deconstructivo. La obra de Miguel Alejandro guarda cierta afinidad con dichos artistas, especialmente en lo que se refiere a la utilización de la intertextualidad como estrategia discursiva. Sin embargo, el ejercicio citatorio tal y como se practica en Gorrión dista del extendido en esta hornada de creadores. Hamlet Fernández lo explica en las palabras al catálogo: …en este tipo de intertextualidad [se refiere a la practicada en los noventa] el referente de la cita es siempre explícito, más bien develado con cinismo por el creador, y eso forma parte del juego conceptual que fundamenta a ese tipo de discurso visual. El eclecticismo de Miguel está lejos de ser intertextual en ese sentido más premeditado o intelectualizado; en él se trata de un 14> proceso mucho más personal, visceral o espontáneo si se quiere…[3] Miguel Alejandro no evidencia el origen exacto de las citas porque no las asume como prototexto o fragmento, sino como horizonte cultural, nivel de la experiencia personal, posibilidad de ser o hacer. Donde un Tamayo, un Pedro Álvarez o un Alpízar yuxtaponen, el joven pintor funde imágenes, estilos, nociones [la alegoría orticiana del ajiaco puede reflejar también este proceso: ningún componente, independientemente de su proveniencia, mantiene su personalidad original, sino que se disuelve en algo nuevo y percibido de otra manera]. Si la intertextualidad consolidada en los noventa en Cuba afirma un comentario crítico sobre el presente y la historia que lo precede como constructo ideológico, Miguel apuesta por la inmensidad del concepto de cultura –tal vez ingenua, pero sinceramente; la historia es el horizonte donde se amalgama el conocimiento. De ahí que mi primera impresión frente a las piezas de Gorrión fuese de descolocación, como si toda la información que he acumulado sobre el arte hiciese un cortocircuito en mi mente: ¿Qué estoy viendo? Cuando se accede a la sala se tiene la impresión de estar asistiendo a la exposición de un museo de arte, posiblemente a la sección de Cambio de Siglo del Reina Sofía, o a su homóloga en el Museo Nacional de Bellas Artes. ¿Cómo se puede lograr con tanta coherencia tal ilusión sin imitar el empaque de un maestro o un estilo particular? Las piezas parecen antiguas, sí, ¿pero de qué época o corriente estética? Predominan los estilos decimonónicos, diría, pero no en la forma organizada en que los presentan las enciclopedias de arte, sino más bien de la manera promiscua y ávida en que fueron asumidos en el llamado Cambio de Siglo por países entonces periféricos en relación a Francia, centro hegemónico de la producción plástica del período. Un poco menos evidente se hace la vinculación con los movimientos de vanguardia, aunque cabe seña- lar cierta comunión con las vertientes expresionistas, el surrealismo y la pintura metafísica. Por otra parte, las citas más legibles de la exposición se encuentran en Mesero Hermes en día de faena, donde un arlequín picassiano y la figura femenina del conocido cuadro de este pintor español, La acróbata de la bola [1905], se mezclan naturalmente en una escena de vida nocturna a lo Toulouse Lautrec. Otra referencia, aparentemente fútil, aparecida en esta pieza, es una pecera con goldfishes, elemento puesto de moda a finales del siglo XIX y principios del XX, y que tuvo a Henri Matisse entre sus aficionados. Al mismo nivel de estas citas aparecen otras remitentes a la figuración del propio Miguel: la silueta de un centauro y una escultura-objeto que representa una lata de Coca-Cola decorada al estilo cerámico griego de figuras negras sobre fondo rojo. Los cuadros de Gorrión están concebidos a tono con esa ambigüedad desconcertante que algún teórico sentenció imprescindible para el texto artístico, y que en este caso radica en una especie de restauración engañosa del aura de la obra. Formalmente esto se logra dotando a las piezas de una aparente antigüedad: se emplea el óleo sobre tela, técnica paradigmática en el desarrollo de la pintura; la paleta recuerda los matices de los colores oscurecidos por los años; las composiciones, las poses y el vestuario de los personajes rememoran temas mitológicos, escenas de género, retratos e interiores. La visualidad resultante es un embrión mestizo [antes que ecléctico] donde efectos barrocos se consiguen mediante métodos impresionistas [como una iluminación de caverna obtenida gracias a los valores tonales de las pinceladas yuxtapuestas], donde la mancha y el empaste grueso resuelven con estructura y formato académicos un cuadro mitológico [un grande genre], o donde personajes entre simbolistas, románticos y goyescos conviven con el motivo vulgar que es una perra difunta. Destaca también una fauna bucólica de pavos reales, cisnes, conejos, venados, gansos, jabalíes y ovejas que se confunden y enmascaran dentro de composiciones abigarradas, en las que una mancha puede develar un racimo de fauces caninas [Lesiones de equilibrio] o un pavo torturar el ojo de un monje asiático [Posados]. Con la estrategia de la ambigüedad el artista nos sitúa en el intersticio de la recepción, en el espacio donde la obra y el público establecen un diálogo –histórica y culturalmente mediado. La singularidad de sus piezas yace en lo confuso de una experiencia estética que se propone “de museo” o “de colección”, cuando en realidad el óleo está aún húmedo sobre la tela y el “orden” del cuadro está fundamentado en valores contemporáneos. Una vez que se derrumba nuestro “patrón” de recepción ideal, tomamos un camino mucho más fructífero para la polisemia de la obra. Ya en la serie Impulsos apolíneos [2011-2013] el autor había intentado apresar la interacción de los que Nietzsche consideró polos opuestos y complementarios: lo apolíneo y lo dionisíaco. La tensión de este par no solo justifica la pertinencia y eficacia estética de la tragedia en la Grecia antigua, sino que encarna la dialéctica apariencia-esencia, extrañamente conciliada en las piezas de Gorrión. El propio Miguel Alejandro escribió en ocasión de aquella temprana serie: El gesto pictórico se convierte en sábana que cubre del polvo mi voluntad, resguardando mis intenciones detrás de un vistoso estampado (…) Aprender y aprehender la capacidad de simular, incitar las subjetividades siempre especulativas desde los olores de los barnices, desde lo alegórico de las formas, desde el croma, desde el accidente.[4] El propio acto de pintar comprende la dimensión cognoscitiva, en sus extensiones emocional, instintiva y racional; de ahí que la propia recepción impulse el despertar de zonas poco conscientes de nuestro conocimiento. En resumen, el artista, mediante un proceso creativo íntimo, logra dotar de valor sensorial una relación obra-receptor que se ha diseñado durante los últimos treinta años en Cuba como ejercicio casi exclusivamente intelectual [residuo del conceptualismo]. El imaginario que subyace en las obras se fundamenta no solo en la pintura, sino también en la escritura. No se trata de mantener dos actividades paralelas como hicieron un Samuel Feijóo o un Carlos Enríquez, o de mezclar ambas expresiones como se aprecia en algunas piezas de Zaida del Río; Miguel Alejandro pinta las historias que escribe. Las narraciones, cuyos fragmentos han sido incluidos en la muestra, poseen el mismo carácter críptico de los cuadros. Están plenas de referencias a las leyendas y tradiciones de la cultura occidental, a la vez que se resuelven en un estilo preminentemente metafórico y “plástico”. Sus personajes viven experiencias cercanas al mundo de la fábula y del mito, con trayectos poéticos y hasta con cierta moraleja. Si prestamos atención a las obras, encontramos personajes y situaciones recurrentes que no son más que resortes del texto que los precede. Asimismo, el autor se aficiona a objetos que a manera de modelos-fetiche se repiten en los cuadros e historias. Tales son los casos de una flauta, un centauro de juguete y la mencionada Coca-Cola, todos ellos expuestos en vitrinas. / [1] Pueden incluirse dentro del término amplio de Neohistoricismo movimientos como la Transvanguardia italiana, el Neoexpresionismo alemán, la Figuración Libre francesa y la Nueva Imagen norteamericana, así como otras figuras independientes que desarrollan sus carreras en diversos países de Europa y Latinoamérica. [2] Estos artistas, así como el término de Neohistoricismo aplicado al arte cubano, fueron principalmente definidos por Suset Sánchez en su tesis de graduación, y por Jorge R. Bermúdez en ciertos textos y exposiciones donde inscribió un grupo bajo el rótulo de postmedievalistas. En ámbito internacional, el término Neohistoricismo se utiliza fundamentalmente afiliado a la arquitectura y a la literatura. [3] Hamlet Fernández. El simbolismo tene- brista de Miguel Alejandro [Catálogo]. Casa de México, junio-agosto, 2014. [4] Miguel Alejandro Machado. Sensatez pri- maveral. En: http://cdecuba.org/miguel-alejandro-machado [bola Franca] A cargo de Héctor Antón / Según distingue el historiador británico Edward Charles Stuart Baker, “los pavos reales son sinuosos como culebras, huidizos como los patos y cautelosos como los búfalos longevos cuando vigilan los movimientos de sus enemigos”. El pavo real es el ave nacional de la India. Era un manjar casi obligatorio en los festines de la Roma Imperial. Una creencia popular sostiene que cuando el pavo real expande su majestuoso penacho es señal de lluvia. Gracias a la pregnancia que ejerció en el conquistador Alejandro Magno, este lo trajo a Europa como emblema de fastuosidad, soberbia y carisma. En el 2001, Francis Alÿs fue invitado a participar en la 49 Bienal de Venecia, comisariada por el fabricante de mitos Harald Szeemann [1933-2005]. Solo que esta vez el trotamundos prefirió quedarse en casa y enviar “un representante” que lo supliera, investido de un glamour paralelo al rango de la convocatoria. Aunque la sorpresa resultó en que el simbólico emisario era un pavo real convertido en performer. Con su pico filoso y plumaje retiniano, El Embajador llegó con la alegórica misión de ilustrar el barniz de un melodrama conocido: esa feria de vanidades que son los macroeventos artísticos. El “gesto situacionista” de Alÿs concretó la metamorfosis de una típica especie animal en arquetipo humano de la fauna artística. Shock art como “pasarela conceptual” que deleita sin agredir a ricos y pobres, necios y sesudos. Mediante una imagen que avanza solitaria e indiferente, Francis zorreó con el turismo artístico desde una llamativa frialdad. Picasso Baby [2013] es un video realizado por Mark Romanek, donde figurantes del fashion environment despliegan sus alas. Marina Abramovic desciende de una limusina negra antes de entrar en la inmaculada Pace Wildenstein. Jay Z obsequia rimas contagiosas en un paripé de interacción gratuita. “Nadie quiere abrazar a un cubo” es un statement de Allan Kaprow que le viene como anillo al dedo a este show. Marina descalza se funde con el rap ante una constelación viva. Allí se encontraban presentes: Rose Lee Goldberg, Jim Jarmusch, Lawrence Weiner, Fred Wilson y Andrés Serrano, entre otros. ¿“Arte de la bondad” o “Tontería magistral”? Algo similar se percibe cuando una nudista y raquítica Lady Gaga practica el “método de concentración espiritual” de la interactiva Abramovic para interpretar el rol de su alter ego. La reencarnación pop del “aura mística” se concreta en la soledad de un gimnasio o en el lago de un paisaje natural. En cambio, los rituales son tan vertiginosos que la “performatividad relacional” sucumbe al registro videográfico. Falacia estratégica o motivo para un comentario de salón en los embudos del producto visual, tupido de viejas obras recientes y soliloquios inflables. ¿Qué se hizo de la escuálida muchacha que abandonó la antigua Yugoslavia harta de una familia dividida, el teatro y la representación? ¿Dónde se metieron sus ínfulas de “animal político”, dispuesta a transgredir límites del cuerpo social? ¿Todavía soñará Marina Abramovic con un “peregrinaje redentor” que le devuelva energías perdidas o desconocidas? Los injertos de silicona parecen ser más fuertes que un monje tibetano orando en el desierto de Gobi, procurando “vaciar” para “llenar”. Ya resultan posturas de otra época cuando el paciente teutón Joseph Beuys llegó a la urbe neoyorquina envuelto de pies a cabeza sobre una camilla de hospital, para cohabitar tres días en una galería junto al coyote nombrado Little John. Contra la verticalidad pop del american dream, el “chamán de maleta” evadió el trato con la prensa, la crítica y el público. Anti-show como terapia ritual frente al modelo publicitario hegemónico. Un acto de resistencia cultural difícil de reconfigurarse en el marco actual de fatuidad parasitaria. Los pavos reales se multiplican como panes y peces en los evangelios del circuito internacional. Cualquier trepador “hombre o minimalista” se inventa una historia [real o ficticia] para cautivar a galeristas y comisarios de etiqueta, tan presuntuosos como sedientos de halagos. –¡Enhorabuena!– corean hasta romperse la garganta quienes se entregan a la faena de exhibir por el mundo una larga y brillante cola. El Embajador concebido por el escurridizo y desgarbado Francis Alÿs se pasea clonado entre malabarismos y tramas de concatenaciones. / El Consejo Nacional de las Artes Plásticas, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba [UNEAC], el Espacio Ayón y la Sociedad Gráfica de Cienfuegos, en coordinación con el Estate de Belkis Ayón, el Consejo Provincial de las Artes Plásticas, el Comité Provincial de la UNEAC y el Fondo Cubano de Bienes Culturales de la provincia de Cienfuegos, convocan a todos los artistas interesados a participar en el II Concurso Nacional de Colografía Belkis Ayón en homenaje a una de las artistas cubanas que marcó, con su obra gráfica y pedagógica, un hito en la historia del Grabado en Cuba. BASES DE PARTICIPACIÓN Podrán participar todos los estudiantes y artistas cubanos con grabados realizados en la técnica de la COLOGRAFÍA, impresos entre los años 2014 y 2015, que no hayan participado en exposición, evento o concurso anterior. INSCRIPCIÓN Las obras deben ser remitidas sin enmarcar, a través del correo certificado o de manera personal, antes del 10 de marzo de 2015 a la Sociedad Gráfica de Cienfuegos, sita en Ave. 50, # 2326, entre Calle 23 y Calle 25, Cienfuegos 1, Cienfuegos. Tel. 043 517979. Cada artista tendrá derecho a presentar tres obras [independientes o tríptico] debidamente firmadas y numeradas a lápiz, las cuales no pueden exceder 60 x 80 cm [medidas del papel]. No se aceptan pruebas de taller, ni de artistas. SELECCIÓN Se nombrará un Jurado único para la selección y premiación de las obras recibidas. Las obras seleccionadas y premiadas serán expuestas en la Galería de Arte de Cienfuegos, dentro del programa de la 9na Feria de La Estampa, evento que será inaugurado el día 7 de abril de 2015, a las 9 de la noche, momento en que se hará oficial la decisión del jurado. La muestra permanecerá abierta al público por espacio de 30 días. Asimismo, será presentada en la Casa del Benemérito de las Américas Benito Juárez de la Oficina del Historiador de la Ciudad, La Habana, en el año 2015. A los artistas seleccionados se les hará entrega del Certificado de Participación una vez finalizada la exposición junto con la devolución de sus obras en un rango de 45 días. Los organizadores del concurso se responsabilizan con el cuidado de las obras enviadas corriendo con todos los gastos que genere la devolución de las mismas a sus autores. PREMIO Se concederá un Gran Premio, único e indivisible que consiste en 3 000.00 MN [donación de los artistas pertenecientes al Taller de la Sociedad Gráfica de Cienfuegos y el Estate de Belkis Ayón], diploma y una reproducción de una obra de la artista a la cual está dedicado el concurso. El Jurado otorgará menciones a su criterio, sin dotación económica. El fallo del Jurado será inapelable. Las obras premiadas pasarán a formar parte del Gabinete de la Estampa de Cienfuegos. El Artista premiado será invitado a realizar una muestra personal en el Centro de Arte de Cienfuegos en el año 2017. La Residencia Belkis Ayón, otorgada a los artistas premiados, se desarrollará por espacio de una semana; durante este período compartirán experiencias junto a destacados artistas de la plástica y el grabado cubano contemporáneo. Participar en el II Concurso Nacional de Colografía Belkis Ayón, implica la aceptación de estas Bases. MÁS INFORMACIÓN Comité Organizador del Concurso Nacional de Colografía Belkis Ayón SOCIEDAD GRÁFICA DE CIENFUEGOS ESTATE DE BELKIS AYÓN, LA HABANA [email protected] | 043 517979 ^ El grabado atrae a los jóvenes artistas cubanos. Arriba, obras de Marcel Molina y Elvis Céllez / Aclaración de la Redacción “El arte monumental entra en la galería: Alberto Lescay”, publicado el pasado mes de junio en Noticias de Artecubano, fue escrito por Madeleine Santiesteban, no es solo una cortesía de la Fundación Caguayo. Miguel Alejandro Machado / Apunte a famosa muerta / Óleo sobre lienzo / 100 x 70 cm / 2013 /