Capítulo 1 Introducción al concepto craneosacro El concepto craneosacro es una potente visión terapéutica enraizada en ciertas observaciones anatómicas, fisiológicas y terapéuticas. El empleo de la Terapia craneosacra en el diagnóstico y tratamiento requiere un punto de vista particular: considerar al individuo como una totalidad integrada. Por desgracia, por razones educativas debemos separar inicialmente anatomía y fisiología del tratamiento, y exponer las distintas partes del cuerpo como apartados diferentes. Este enfoque lineal y artificial de lo que en realidad es un todo integrado necesita cierto grado de repetición. Los conceptos y técnicas aquí expuestos se modifican o se ven desde distintos ángulos en otros puntos del libro. Como punto de partida, en el capítulo 1 presentaremos el concepto de ritmo craneosacro, también conocido como impulso rítmico craneal. Este capítulo, junto con las definiciones anatómicas y fisiológicas del capítulo 2, fundamentará los cimientos para el resto del libro. EL SISTEMA CRANEOSACRO Y SU RELACIÓN CON OTROS SISTEMAS CORPORALES El sistema craneosacro puede definirse como un sistema fisiológico funcional, reconocido recientemente. Las partes anatómicas del sistema craneosacro son: 1. Las meninges. 2. Las estructuras óseas en las que se insertan las meninges. 21 Capítulo 2 El concepto craneosacro: terminología básica La mayoría de los lectores de este libro cuentan con buenos conocimientos de anatomía y fisiología, si bien muchos términos y conceptos empleados en la Terapia craneosacra no se destacan mucho en los cursos normales de anatomía y fisiología. Otros términos tienen significados específicos en la Terapia craneosacra que difieren de los que se usan en otros campos de la medicina. Por tanto, antes de pasar al cuerpo principal del libro, queremos repasar en este capítulo la terminología anatómica, fisiológica y terapéutica más importante que se emplea en la Terapia craneosacra, así como el lenguaje de la posición anatómica. Muchos de estos términos se expondrán con mayor detalle en capítulos posteriores del libro. EL SISTEMA CRANEOSACRO Se trata de un sistema fisiológico que hace poco que goza de reconocimiento. Posee actividad rítmica fisiológica propia. Cuenta con todas las características de un sistema hidráulico semicerrado. A nivel funcional, está íntimamente relacionado con el sistema nervioso central, el sistema nervioso vegetativo, el sistema neuromusculosquelético y el sistema endocrino. Sus límites están formados por las meninges, específicamente la duramadre. La entrada de líquido en el sistema se realiza por el plexo coroideo, que permite el paso de líquido del sistema vascular al sistema ventricular del encéfalo. El plexo coroideo es selectivo en el paso de sustancias de la sangre al sistema craneosacro. El líquido que sale del plexo coroideo se llama líquido cefalo33 Capítulo 3 Ritmo craneosacro: habilidades palpatorias La mayoría de vosotros habéis pasado años estudiando ciencias y habéis aprendido a depender mucho de la razón y la mente. Probablemente estéis convencidos de que la información que puedan aportar las manos es poco segura. Tal vez consideréis seguros los hechos cuando están impresos en el ordenador, proyectados en una pantalla o leídos en el indicador de un aparato electrónico. Con el fin de usar las manos y empezar a desarrollarlas como instrumentos fiables para el diagnóstico y el tratamiento, hay que aprender a confiar en ellas y en la información que puedan proporcionarnos. Aprender a confiar en las manos no es una tarea fácil. Hay que aprender a derivar la mente consciente y crítica mientras se aprecian mediante la palpación cambios sutiles en el cuerpo que se explora. Se debe adoptar una actitud empírica para aceptar temporalmente sin dudar las percepciones que llegan de las manos al cerebro. Aunque esta actitud sea inaceptable para la mayoría de los científicos, se recomienda hacer la prueba. Una vez que se haya desarrollado la habilidad para la palpación, se podrá someter a crítica lo que se aprecie con las manos. Si se ejercita la crítica antes de aprender a palpar, nunca se aprenderá a usar las manos con eficacia como instrumentos diagnósticos y terapéuticos altamente sensibles que son. Recientemente, la función del cerebro se ha dividido por razones de conveniencia en actividades del hemisferio derecho y del izquierdo. Esta división puede resultar muy simple, pero es útil para el fin del desarrollo de un modelo conceptual sobre el cual fundar una explicación comprensible. 49 RITMO CRANEOSACRO: HABILIDADES PARA LA PALPACIÓN 59 Ilustración 3.7B. Espinas sacras entre los dedos medio y anular. El sujeto puede estar en decúbito supino, decúbito lateral o prono durante la exploración del movimiento sacro (ILUSTRACIONES 3.8A, 3.8B y 3.8C). Durante el aprendizaje de la palpación del movimiento sacro, hay que prac- Ilustración 3.8A. Exploración del sacro con el sujeto en decúbito supino. 60 TERAPIA CRANEOSACRA I Ilustración 3.8B. Exploración del sacro con el sujeto en decúbito lateral. Ilustración 3.8C. Exploración del sacro con el sujeto en decúbito prono. Capítulo 4 Técnicas para la modificación del ritmo craneosacro Hasta el momento se ha practicado la palpación de movimientos y ritmos fisiológicos, teniendo cuidado de no interferir con sus actividades normales. El propósito ha sido estudiar y aprender del cuerpo en su estado natural de reposo pero dinámico. Hemos aprendido que la práctica del tacto por parte del examinador (o mejor dicho el «descubridor») confiere seguridad al practicante. No debe haber amenaza a la que el cuerpo del sujeto pueda responder mediante rigidez refleja de la musculatura, sea consciente o inconsciente. Ahora deberás familiarizarte y tener experiencia en el uso de técnicas que modificarán la actividad rítmica del sistema craneosacro. Los fines no son otros que el descubrimiento, diagnóstico, tratamiento y pronóstico. Comparadas con la palpación que has aprendido hasta el momento, las técnicas que modifican el ritmo craneosacro pueden parecer bastante invasivas; sin embargo, comparadas con las técnicas manipulativas empleadas ordinariamente por médicos y terapeutas, estas técnicas siguen siendo muy suaves. Se trata de engañar al sistema craneosacro, no de maltratarlo, aturdirlo ni asustarlo. Hay que aproximarse como harías con un niño tímido o un animal del que quieres ganarte la confianza. No hay que forzar el sistema craneosacro a que haga movimientos que no sean fisiológicos. El objetivo es simplemente impedir que retorne de un movimiento extremo por la vía usual, y animarlo a que halle una ruta nueva. Este descubrimiento encubierto de nuevas rutas introduce una movilidad añadida al sistema y a su reserva de movimientos. 65 Capítulo 5 Liberación de las restricciones transversas que deterioran la movilidad fascial La disposición de la mayoría de los planos fasciales del cuerpo humano es más longitudinal que transversa. Estas estructuras fasciales se caracterizan por poseer un poco de movimiento deslizante. Esta movilidad deslizante es más evidente en dirección longitudinal que transversal. Anatómicamente, hay divisiones estructurales específicas que, cuando presentan hipertonía, actúan como áreas de restricción funcional a este deslizamiento longitudinal natural de las hojas de fascia del cuerpo. Estas divisiones estructurales/funcionales se localizan donde hay predominancia de tejidos conjuntivos que se orientan transversalmente respecto al cuerpo. Es fácil que provoquen un deterioro de la libertad del deslizamiento longitudinal de la mayoría de las hojas fasciales. EL DIAFRAGMA RESPIRATORIO La más evidente de estas estructuras transversas potencialmente restrictivas es el diafragma (ILUSTRACIÓN 5.1). El diafragma divide el cuerpo humano en las cavidades torácica y abdominal. Es en esencia un tabique musculofibroso. La periferia del diafragma es la porción muscular que surge de las caras internas de la apófisis xifoides del esternón, de los seis cartílagos y 73 74 TERAPIA CRANEOSACRA I Apófisis xifoides Vena cava inferior Porción inferior de la caja torácica Porción muscular del diafragma Esófago Centro tendinoso Aorta Pilares del diafragma Ligamentos lumbocostales Ilustración 5.1. Diafragma respiratorio: vista inferior oblicua. costillas inferiores, de los ligamentos lumbocostales, y, a través de los pilares del diafragma, de las tres vértebras lumbares superiores y sus fibrocartílagos intervertebrales. El músculo de disposición periférica de este diafragma se inserta en el centro tendinoso. El diafragma permite el paso de las estructuras que se hallan entre las cavidades torácica y abdominal, como el esófago, la aorta, la vena cava, las venas ácigos y hemiácigos, el conducto torácico, los vasos sanguíneos esofágicos, la arteria mamaria interna, los nervios vagos, ramos de los nervios frénicos y los nervios esplácnicos mayor y menor. Troncos de los nervios simpáticos suelen atravesar los ligamentos lumbocostales mediales, que también permiten el paso de los músculos cuadrados lumbares. Hay que tener presente que las fibras del pericardio penetran en este diafragma por arriba, y que contribuyen a la fascia inferior del diafragma. El pilar derecho del diafragma nace del ligamento longitudinal anterior de la columna vertebral, de las superficies anteriores de los cuerpos de las vértebras lumbares I, II y III, y de sus fibrocartílagos intervertebrales. Capítulo 6 Disfunciones del sistema de membranas durales: diagnóstico y tratamiento En nuestra opinión, la causa más frecuente y clínicamente significativa de disfunción del sistema craneosacro es la tensión anormal del sistema de membranas durales. La membrana dural se compone de tejido conjuntivo duro y fibroso. Sus fascículos de colágeno elástico se entrelazan y ofrecen un aspecto desorganizado. La membrana dural se compone de dos láminas que se unen con firmeza, excepto donde se forman los senos venosos entre ellas (RHODIN, 1974). Cuando la duramadre soporta una tensión anormal en cierta dirección durante un período considerable de tiempo, las fibras de la membrana parecen organizarse y alinearse con la dirección de la tensión. La disección de cadáveres humanos permite ver estas disposiciones de organización anormal. El estudio de los patrones de orientación de las fibras tal vez revele la dirección de las tensiones principales a las que la membrana dural se vio sometida en vida (ILUSTRACIÓN 6.1). Hemos diseccionado cadáveres de humanos y primates de forma que quede preservada la geometría in vivo de las membranas durales, sobre todo la hoz del cerebro, la tienda del cerebelo y la hoz del cerebelo, y con frecuencia hemos hallado cambios fibrosos anormales que sugieren las direcciones de tensión principal en la membrana (ILUSTRACIONES 6.2A y 6.2B). Para proceder al diagnóstico y tratamiento craneosacros, y para empezar a apreciar la significación del sistema de las membranas durales, tal vez se consideren los huesos de la bóveda del cráneo sólo como puntos duros de la membrana dural. 91 92 TERAPIA CRANEOSACRA I Superficie superior de la tienda del cerebelo tal ipi c Oc l ieta Escama del temporal Par Ilustración 6.1. Orientación de las fibras de las membranas durales del ser humano. Ilustración 6.2A. Membrana dural de un humano. 108 TERAPIA CRANEOSACRA I Ilustración 6.18. Posición de las manos para la descompresión del esfenoides. Frontal Frontal Sutura Esfenoides Sutu ra Temporal ura Sut Sincondrosis esfenobasilar Temporal Agujero magno Sutura Occipital Sutura Ilustración 6.19. Representación esquemática de la base del cráneo. Capítulo 7 Disfunciones de la base del cráneo La superficie superior de la base del cráneo sirve de suelo al hogar donde se desarrolla y vive el encéfalo humano. Es la cualidad del ámbito fisiológico y funcional del hábitat del encéfalo el que más resulta influido por el tratamiento directo del sistema craneosacro. El suelo de la cavidad craneal es origen habitual de disfunciones del sistema craneosacro. En circunstancias normales, este suelo experimenta movimientos mínimos aunque libres y rítmicos en respuesta, y como acomodación, al aumento o descenso de la presión del líquido cefalorraquídeo. Los componentes óseos de la base del cráneo son el frontal, el etmoides, el esfenoides, el temporal y el occipital (ILUSTRACIÓN 7.1). En común con la mayoría de los suelos de las casas modernas, la cavidad craneal presenta un revestimiento flexible, duradero y con aguante al desgaste. Este revestimiento es la duramadre. Se extiende sin interrupción hacia arriba desde ambos lados de la cavidad craneal y forma su techo interior de revestimiento. La misma cubierta del suelo de la duramadre se duplica para formar particiones: la hoz del cerebelo, que surge del occipital; la hoz del cerebro, que nace de las contribuciones del occipital y el frontal en la formación de este suelo, y la tienda del cerebelo, que tiene su origen en el occipital y en las porciones posteroinferiores de los parietales y los temporales. Forma un segundo piso del suelo para alojar el encéfalo. La membrana dural también se inserta en las cuatro apófisis clinoides del esfenoides. A través del agujero magno, el revestimiento dural del suelo de la cavidad del cráneo se extiende sin interrupción con el tubo dural (ILUSTRACIÓN 7.2). 123 124 TERAPIA CRANEOSACRA I Etmoides Frontal Frontal Esfenoides Porción basilar del occipital Te mp ora l ral po m Te Occipital Ilustración 7.1. Base del cráneo. Esta breve descripción del revestimiento dural del suelo y su continuidad muestra las poderosas interrelaciones entre la base del cráneo, la bóveda craneal y el tubo dural y sus inserciones. Debido a sus inserciones óseas firmes, el revestimiento dural del suelo contribuye en gran medida a mantener la integridad de éste. Sin embargo, permite movimientos mínimos pero libres con cierta flexibilidad. La membrana dural que se adhiere a todo el interior de la cavidad craneal permite el paso a los distintos senos venosos: los senos sagitales, los senos transversos, el seno occipital, los senos petrosos y el seno recto. La Capítulo 8 La duramadre espinal y el complejo sacrocoxígeo La duramadre, que conecta el occipital con el complejo sacrocoxígeo, discurre por el conducto vertebral longitudinal donde también se denomina tubo dural. Dentro de este conducto, la membrana dural forma una vaina laxa para la médula espinal. La lámina de endostio de la duramadre intracraneal está representada debajo del agujero magno por el periostio vertebral que reviste este conducto. La membrana dural espinal se considera una extensión de la lámina interna o meníngea de la duramadre intracraneal. Dentro del conducto vertebral, la duramadre espinal suele contar con inserciones óseas firmes sólo en toda la circunferencia del agujero magno, en los cuerpos posteriores de las II y III vértebras cervicales, y dentro del conducto sacro a nivel del II segmento sacro en su porción anterior. Se inserta en el ligamento longitudinal posterior mediante cintillas fibrosas. Estas inserciones en los ligamentos longitudinales son variables, y suelen ser más pronunciadas caudalmente. El espacio subdural termina dentro del conducto sacro aproximadamente a nivel del II segmento sacro. Aquí la duramadre espinal reviste estrechamente el filum terminale, sale del conducto sacro por el hiato del sacro y se mezcla con el periostio del coxis. La porción caudal de la vaina tubular dural, por debajo del II segmento lumbar donde se forma el cono medular, está ocupada por la cola de caballo. A medida que los nervios espinales salen del conducto vertebral por los agujeros intervertebrales, se recubren con prolongaciones de la vaina dural que terminan mezclándose en la fascia paravertebral. Estas prolongaciones tubulares de la duramadre son casi más transversas en los niveles superiores del conducto vertebral. A medida que descendemos caudalmente, las 175 Capítulo 9 Diagnóstico y tratamiento de las disfunciones óseas y suturales de la bóveda craneal La base del cráneo, es decir, su suelo, ha sido objeto de nuestra atención en el capítulo 7. En este capítulo nos centraremos en la bóveda del cráneo, que constituye sus paredes y techo. Embriológicamente, la base deriva de cartílago, y los lados y el techo, de membrana. Los parietales son los únicos huesos de los lados y techo de la bóveda que no contribuyen a formar la base del cráneo, y, por tanto, es obvio que nuestra división es bastante artificial. El resto de los lados y techo de la bóveda craneal se componen del frontal, las alas mayores del esfenoides, la escama y las porciones mastoides del temporal, y la escama del occipital. Las suturas que estudiaremos aquí son las suturas coronal, sagital, lambdoidea, occipitomastoidea, escamosa, esfenoscamosa, esfenofrontal y esfenoparietal. Otras suturas relacionadas con la bóveda del cráneo se han estudiado antes en relación con la base del cráneo o se hablará de ellas en el capítulo 12, que trata de la boca, la cara y las articulaciones temporomandibulares. La naturaleza física de la sutura determina el tipo de movimiento en que participa y que permite. Tradicionalmente, la anatomía occidental ha enseñado que las suturas del cráneo son sinartrosis (PRICHARD, 1956; JACOB y FRANCOTE, 1974; WARWICK y WILLIAMS, 1978). Se han considerado articulaciones inmóviles. La sutura es la forma de articulación en que los bordes de 199 Capítulo 10 Los cóndilos del occipital Los cóndilos del occipital ocupan una posición crítica en el sistema craneosacro, en el punto de encuentro entre el cráneo y la columna vertebral. Las disfunciones somáticas de los cóndilos del occipital nunca carecen de consecuencias graves. No hay que pasar por alto la posibilidad de que la compresión de los cóndilos del occipital sea la causa de multitud de síndromes. Aunque se haya dicho que un capítulo dedicado únicamente a una parte de un hueso no se encuadra dentro la mejor tradición holística, esperamos que al centrarnos en los cóndilos del occipital comprendas mejor su papel en el cuerpo en conjunto. DESARROLLO EMBRIOLÓGICO DEL OCCIPITAL Para «percibir» los cóndilos del occipital, debemos repasar el desarrollo embriológico del cráneo. Los primeros signos del cráneo membranoso se hallan en la región esfenobasilar y en torno a las vesículas auditivas. El mesodermo se genera a partir del área basilar en torno al encéfalo ectodérmico hasta que el encéfalo queda envuelto por la membrana. Esta envoltura recibe el nombre de cráneo membranoso. La envoltura queda interrumpida por espacios por donde entran y salen grandes nervios y vasos sanguíneos de esta bóveda membranosa. Antes de que se complete por arriba la bóveda membranosa, el área basilar comienza a derivar en cartílago, de modo que la base del cráneo es cartilaginosa y los lados y el techo de la bóveda del cráneo son membranosos. Al final de la cuarta semana de gestación, la envoltura de la bóveda del cráneo está completada. El desarrollo cartilaginoso de la base del occipital comienza a partir de dos centros de crecimiento mesodérmico localizados a ambos lados de la no217 Capítulo 11 Disfunción del hueso temporal Los dos huesos temporales contribuyen significativamente a formar la base del cráneo con sus porciones petrosas, y con las porciones timpánica y mastoidea, las paredes laterales de la bóveda del cráneo (ILUSTRACIONES 11.1A, 11.1B, 11.1C y 11.1D). Los procesos cigomáticos se proyectan anteriormente desde la porción inferior de la escama, y se articulan con los huesos cigomáticos de la cara. Como se verá, estas apófisis cigomáticas son muy útiles como palancas en el tratamiento de la disfunción de los temporales. Escama Procesos cigomáticos Peñasco del temporal Ilustración 11.1A. Temporal: vista interna. 223 224 TERAPIA CRANEOSACRA I Escama Proceso cigomático Apófisis mastoides Conducto auditivo externo Ilustración 11.1B. Temporal: vista externa. Proceso cigomático Escama Peñasco del temporal Ilustración 11.1C. Temporal: vista superior. Embriológicamente, el temporal se osifica a partir de ocho centros. El temporal del neonato tiene tres partes: la escama, la porción petromastoidea y el anillo timpánico (ILUSTRACIÓN 11.2). El anillo timpánico, que ofrece inserción al tímpano, se fusiona con la escama poco antes de nacer. Las porciones petromastoidea y escamosa de los temporales se unen durante el primer año de vida. DISFUNCIÓN DEL HUESO TEMPORAL 225 Porción petrosa Proceso cigomático Apófisis mastoides Ilustración 11.1D. Temporal: vista inferior. Ilustración 11.2. Hueso temporal de un feto: repárese en las caras membranosas. Los temporales se articulan con el occipital, los parietales, el esfenoides, la mandíbula y los huesos cigomáticos. Capítulo 12 La boca, la cara y la articulación temporomandibular La boca, la cara y la articulación temporomandibular se consideran en conjunto en este capítulo porque son funcionalmente inseparables. Según nuestra experiencia, la mayoría de los problemas clínicos relacionados con esta región surgen de los temporales, o de los maxilares y el vómer. Estos problemas suelen centrarse en la relación de estos huesos con el esfenoides y, por tanto, con la base del cráneo. Por lo general, el palatino, el nasal y el hueso cigomático se autocorrigen cuando se arregla la relación de temporales, maxilares, vómer y esfenoides. En ocasiones, una disfunción del nasal, palatino o hueso cigomático requerirá atención especial. Subrayamos esto porque creemos que en la mayoría de los casos es una pérdida de tiempo corregir primero problemas secundarios de los huesos nasales, palatinos o cigomáticos. Los problemas asociados con las articulaciones temporomandibulares no suelen corregirse con eficacia hasta haber equilibrado primero los temporales. Las técnicas para estas articulaciones, descritas en el capítulo 11, corrigen de hecho el desequilibrio de los temporales al mismo tiempo que se trata la disfunción articular. Las interrelaciones de las estructuras óseas de la boca y la cara son muy complejas (ILUSTRACIÓN 12.1). La ausencia de una inserción en la membrana dural de estas estructuras simplifica considerablemente el diagnóstico y tratamiento, permitiendo al terapeuta desarrollar un diagnóstico y tratamiento racionales a lo largo de líneas mecánicas macroscópicas. Sin la in239 Capítulo 13 Disfunciones extrínsecas del sistema neuromusculosquelético que influyen en el sistema craneosacro Muchas estructuras extrínsecas al sistema craneosacro pueden tener efectos restrictivos sobre dicho sistema. Este capítulo ha sido concebido para hacerte más consciente de la influencia que músculos, ligamentos, fascias, cicatrices y disfunciones somáticas articulares tienen sobre la acción del sistema craneosacro. Esta concienciación permitirá un conocimiento más completo de los pacientes y sus problemas. Aunque la descripción de técnicas específicas de tratamiento de cada problema quede fuera del alcance de este libro, métodos como la posición y la sustentación, la liberación local, y la memoria y liberación somatoemocionales que se describen en otros puntos del libro tal vez se usen para tratar muchas de las disfunciones expuestas aquí. Se asume que el lector aplicará también otras modalidades de tratamiento con las que esté más familiarizado. Repararás en que en este capítulo hay muchas repeticiones. Es algo intencionado. Se describen músculos y sus acciones en relación con los huesos expuestos. Como la mayoría de los músculos se insertan en al menos dos huesos distintos, la mayoría de los músculos se describen por lo menos dos veces. Todos hemos experimentado la frustración, la rabia y tal vez ha261 Capítulo 14 Diagnóstico mediante evaluación de la función del sistema craneosacro y la respuesta global del cuerpo Los movimientos rítmicos inherentes del cuerpo humano pueden usarse con bastante eficacia para el diagnóstico físico. En este capítulo, centraremos nuestra atención sobre todo en el ritmo del sistema craneosacro, la movilidad de este sistema y la respuesta del resto del cuerpo a este movimiento rítmico. Prestar atención a este sistema no significa que creamos que el ritmo craneosacro sea el ritmo más significativo del cuerpo. (Probablemente sea el que más se pasa por alto.) Tampoco significa que hayamos explorado más el uso de este ritmo corporal y su movilidad que cualquiera de los otros ritmos conocidos del cuerpo. Es un misterio el porqué se ha dejado de lado el uso de los ritmos y movilidad del cuerpo en el arte y ciencia del diagnóstico físico. Parece que los médicos hemos pasado por alto el desarrollo y uso de las manos como instrumentos diagnósticos aunque estén conectadas con el ordenador que llamamos cerebro. Nos hemos dejado engañar por el aluvión actual de instrumentos científicos y sofisticados. No es una crítica a la tecnología científica, sino una petición para que haya un equilibrio entre lo que las manos pueden decirnos sobre los pacientes y lo que nos dicen los instrumentos sofisticados y los análisis bioquímicos. Como cualquier otra destreza manual, el 311 Capítulo 15 Neonatos, bebés y niños Neonatos, bebés y niños presentan problemas especiales en el sistema craneosacro.* A medida que el recién nacido se desarrolla, el carácter de los cartílagos, membranas y huesos que forman la bóveda del cráneo experimentan una modificación considerable. En condiciones normales, el cráneo de un feto a término es en realidad un saco membranoso lleno de líquido cefalorraquídeo. Este líquido contribuye a generar una presión interna en el sistema semicerrado. Se crea, por tanto, un sistema hidráulico que obedece todas las leyes de la física aplicables a un sistema hidráulico semicerrado. Dentro de los límites membranosos del sistema hay estructuras viscerales: el encéfalo, la hipófisis, un sistema vascular complejo, el sistema ventricular del encéfalo y muchos otros. Los puntos óseos del cráneo del feto y el lactante pueden considerarse «puntos duros» de la membrana; contribuyen a darle forma e integridad funcional. A medida que se produce la maduración, se reducen las distancias entre estos puntos óseos duros. La relación entre puntos membranosos flexibles y óseos más rígidos en la bóveda del cráneo se invierte a favor de los segundos (ILUSTRACIÓN 15.1). Es por tanto fácil comprender cómo se originó el concepto erróneo de que el cráneo adulto se torna totalmente rígido. * Se recomienda a todo el que trabaje con neonatos, bebés y niños que se familiarice con la obra de Beryl E. Arbuckle, D. O., F. A. C. O. P. La doctora Arbuckle, en colaboración con Angus Cathey en el Philadelphia College of Osteopathy, fue pionera en el campo de la anatomía de las membranas intracraneales de bebés nacidos muertos. También trabajó intensivamente con niños con parálisis cerebral. Sus conceptos se publicaron en The Selected Writings of Beryl E. Arbuckle, D.O., F.A.C.O.P. Este libro puede adquirirse dirigiéndose a la American Academy of Osteopathy en Colorado Springs, Colorado. 329 Capítulo 16 Precauciones y aplicaciones clínicas específicas Las aplicaciones clínicas expuestas en este capítulo son aquellas con las que más experiencia hemos tenido. Sólo podemos exponer nuestras experiencias y los mecanismos anatomofisiológicos funcionales que explicarían las respuestas observadas. La lista de aplicaciones clínicas está lejos de ser exhaustiva. No es nuestra intención limitar tus ensayos sobre técnicas terapéuticas en distintas situaciones clínicas no mencionadas, sino proporcionar un área en la que iniciar el empleo de la exploración y terapia craneosacras. La terapia tiene pocos, si los tiene, efectos secundarios graves, irreversibles o crónicos. La intención es mejorar la función de un sistema fisiológico, y, por tanto, pocas veces está contraindicada. Aunque pueda haber más, pensamos sólo en cuatro contraindicaciones al tratamiento craneosacro: 1. Hemorragia intracraneal aguda. El método manipulador para el sistema craneosacro puede cambiar significativamente la dinámica de la presión del líquido intracraneal. Este cambio es indeseable porque tal vez prolongue la duración de la hemorragia al interrumpir el progreso sutil de la formación de un coágulo. 2. Aneurisma intracraneal. El cambio en la dinámica de la presión del líquido intracraneal causado por el tratamiento craneosacro tal vez sea suficiente para precipitar una fuga o rotura de un peligroso aneurisma intracraneal ya presente. 3. La tercera contraindicación es más bien una precaución. Debe aplicarse un método muy cuidadoso en casos de fractura reciente de cráneo, ya que 341