KANT RESUMEN DE “KANT Y EL GIRO CRÍTICO DEL PENSAMIENTO OCCIDENTAL” Giovanni Reale y Dario Antisieri KANT 1.- LA VIDA, LA OBRA Y LA EVOLUCIÓN DEL PENSAMIENTO DE KANT 1.1 La vida de Kant Kant nació en Kaliningrad en 1724 en el seno de una modesta familia. Su padre guarniceronero y su madre ama de casa tuvieron una familia muy numerosa, de la cual seis hijos murieron muy jóvenes. Kant considera a sus padres como modelos de honradez y probidad, reconicendo haber recibido de ellos una educación excelente. Su madre hizo nacer en él un profundo sentimiento ante la belleza de la naturaleza, alentando su amor por el conocimiento. También educó a su hijoen una corriente radical del protestantismo, en una formación escolar del mismo sello. Aunque más tarde cuestionaría estas formas, quedaron en él ciertas actitudes de fondo sectarias. Kant tuvo que trabajar como preceptor para ganarse la vida. No obstante, a pesar de su difícil situación, Kant estudió muchísimo, obteniendo en 1755 el doctorado y trabajando como encargado en la Universidad, hasta que en 1770 consiguió la cátedra universitaria. Se mostró completamente adverso a cualquier forma de arribismo, confiando la carrera de forma exclusiva a las propias fuerzas. Le interesaban el saber y la investigación, no la carrera, la fama o las riquezas. Los años entre 1770 y 1781 constituyen el momento decisivo. Surgió la Crítica de la Razón Pura, a la que siguieron Crítica de la Razón Práctica y Crítica del Juicio. Los útlimos años de la vida del filósofo se vieron perturbados por dos acontecimientos: Ó El ascenso al trono de Federico Guillermo II con posiciones reaccionarias a Kant Ó Una interpretación no correcta de sus pensamientos imposible de detener. KANT 1.2 El itinerario espiritual de Kant en los escritos PRECRÍTICOS Kant luchó durante toda su vida para dar un fundamento científico a la metafísica, concibiendo la Crítica misma con esta finalidad, aunque sus resultados llevaran a otros puertos. En la universidad, Kant estuvo muy interesado en las enseñanzas de su profesor de lógica y metafísica, núcleos de interés alrededor de ls cuales giran los temas de la mayoría de los escritos precríticos. Así pues, en Kant se fue consolidando la convicción de que la nueva ciencia obligaba a separarla de la metafísica. Él, amante de la metafísica, consideraba que había que replantearla a fondo, reestructurándola metodológicamente, con objeto de conseguir el rigor y la concreción de resultados que ya había logrado la física. En 1755 en Principiorum primorum cognlitionis mataphysicae nova delucidatio Kant se propone una revisión de los principios básicos de la metafísica, aceptando la tesis según la cual hay dos principios Ó El de identidad, al cual está subordinado el de no contradicción. Ó El de razón suficiente. En 1762 se produce un giro en la línea evolutiva del pensamiento kantiano, probablemente relacionado con la lectura de las obras de Hume. Así pues, Kant señala que la lógica formal tradicional no es una lógica de lo real, porque permanece encerrada en lo formal y por lo tanto no capta el ser. Por consiguiente, el principio de identidad no se halla en condiciones de explicar el fundamento real de las cosas. Lo posible no sólo es lo que no es contradictorio: esto no es más que la condición formal de la posibilidad; en efecto, lo posible supone que también existan realmente los elementos no contradictorios, que en cierto sentido son materia de la posibilidad. Es imposible pues que nada sea posible, ya que el ser es la condición sin la cual no se da lo posible, existe algo que es “absolutamente necesario”, en breves palabras: lo posible supone la existencia de Dios. KANT 1.3 La gran iluminación de 1769 y la “Memoria”de cátedra de 1770 Esta gran iluminación que él denominaba su “revolución copernicana” le permitirá superar el racionalismo y el empirismo el dogmatismo y el escepticismo y abrirá una nueva en la filosofía. De mundi sensibilis atque intelligibilis forma et princippis se presenta como una metafísica entendida como un conocimiento de los principios del puero intelecto. Kant, en primer ligar se propuso establecer la diferencia que existe entre : Conocimiento sensible Constituido por la receptividad del sujeto, que en cierto modo se ve afectado por la presencia del objeto. El conocimiento sensible representa las cosas como se le aparecen al sujeto y no como son en sí. Conocimiento inteligible Facultad de representar aquellos aspectos de las cosas que, por su misma naturaleza no se pueden representar mediante los sentidos. “Posibilidad”, “existencia”, “necesidad” y otros semejantes son conceptos propios del intelecto y que no proceden de los sentidos. La metafísica se basa en estos conceptos. Todo conocimiento sensible tiene lugar además en el espacio y en el tiempo ¿Qué son pues estos dos? Kant afirma que son la forma de la sensibilidad, a través de las cuales el sujeto capta sensiblemente las cosas. No se trata de que el sujeto se adecue al objeto cuando lo conoce, sino al revés: el objeto es el que se adecua al sujeto. Ésta es la gran iluminación de Kant que veremos desplegarse en la Crítica de la Razón pura. KANT 2.- LA “CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA” 2.1 El problema crítico. A Kant le costó doce años esta meditación. Descubrió que la naturaleza del conocimiento científico, el conocimiento verdadero, consiste en ser una síntesis a priori. Por consiguiente, si se consigue establecer cuál es la naturaleza de la síntesis a priori, podrá solucionarse por qué son posibles las ciencias, y se podrá decidir si es posible o no una metafísica en cuanto a ciencia, y en el caso de que no sea posible, por qué la razón humana se siente irresistiblemente atraída por las cuestiones metafísicas. Así pues, el conocimiento científico consta de juicios universales. Un juicio consiste en la conexión entre dos conceptos, uno de los cuales (A) ssirve al sujeto, y el otro (B), de predicado. Ó Juicio analítico: el concepto que actúa como predicado (B) puede estar contenido en el concepto que actúa como sujeto (A). Por ejemplo “todo cuerpo es extenso” en efecto, el predicado (extenso) explica lo que se entiende por sujeto (cuerpo) Juicio analítico es un juicio que formulamos a priori, sin necesidad de apelar a la experiencia, es universal y necesario, pero no amplía el conocer Ó Juicio sintético: el concepto que actúa como predicado (B) puede no hallarse implícito como sujeto (A). Ejemplo: “todo cuerpo es pesado”, el concepto “pesado” no se obtiene por un mero análisis del concepto cuerpo, como el caso del aire o del fuego. Juicio sintético amplía el conocer, diciendo algo nuevo del sujeto. Son los que formulamos basándonos en la experiencia, es decir, los juicios experimentales. Por esto son a posteriori Ó Juicio contitutivo: por ejemplo, en la geometría, el concepto de línea “más corta” es algo del todo añadido y no puede obtenerse a través de un análisis del concepto “línea recta”. Para ello, aquí hay que recurrir a la intuición Juicio constitutivo, son los juicios sintéticos a priori, basados en la intuición KANT 2.2 La revolución copernicana de Kant La matemática, en cuanto ciencia que determina a priori y no empíricamente, se construyó durante los griegos. Antes, durante los egipcios tuvo que avanzar a través de ensayos inseguros. Tales se vio iluminado por una gran luz, comprendió que no debía seguir paso a paso lo que veía en la figura, comprendió que se trataba de una creación de la mente humana y que no dependía más que de ella. Lo mismo sucedió con la física, que surgió como ciencia por obra de una revolución, el desplazamiento del punto focal de la investigación física desde los objetos hasta la razón humana. En cambio la metafísica se constata un perpetuo avanzar en tinieblas y una gran confusión, permaneciendo en una fase precientífica. Kant, mediante una revolución que él mismo definió como “revolución copernicana” consiguió responder a estos interrogantes. Consideró que no es el sujeto el que al conocer descubre las leyes del objeto, sino al revés, el objeto es el que se adapta, cuando es conocido, a las leyes del sujeto que le recibe desde el punto de vista cognoscitivo. Transcendental “Llamo trascendental a todo conocimiento que tiene relación no con los objetos, sino con nuestro modo de conocer los objetos, en la medida en que debe ser posible a priori” El transcendental es pues la condición de cognoscibilidad de los objetos (condición de la intuibilidad y de la pensabilidad de los objetos) Para la metafísica clásica, los transcendentales eran las condiciones del ser en cuanto tal, es decir, aquellas condiciones cuya eliminación suponía la eliminación del objeto mismo. Después de la revolución kantiana, ya no se puede hablar de condiciones del objeto en sí, sino únicamente de condiciones del objeto en relación con el sujeto. KANT 2.3 La estética transcendental Nuestro conocimiento se divide en dos ramas, conocemos por los sentidos y por el intelecto. Sin embargo Kant admite “que probablemente brotan de una raíz común desconocida para nosotros”. A través de los sentidos, los objetos nos son dados, mientras que a través del intelecto son pensados. Kant llama estética a la doctrina a cerca de los sentidos y de la sensibilidad, no en el sentido en que hoy se utiliza la palabra, sino como aisthesis, sensación. La estética transcendental es pues la doctrina que estudia las estructuras de la sensibilidad, el modo en el que el hombre recibe las sensaciones y se forma el conocimiento sensible Para comprender la estética transcendental hay que comenzar por una serie de aclaraciones terminológicas: Ó La sensación pura es la acción que el objeto produce sobre el sujeto, modificándolo. Por ejemplo: sentir frío o calor. Ó La sensibilidad es la facultad que tenemos de recibir las sensaciones Ó La intuición es el conocimiento inmediato de los objetos Ó El fenómeno es el objeto de la intuición sensible, que significa manifestación. En él Kant distingue materia y forma. − Materia, la que es dada por las sensaciones que el objeto produce en nosotros, pudiendo ser sólo a posteriori. − La forma, no viene de las sensaciones ni de la experiencia, sino del propio sujeto Ó Kant llama intuición empírica al conocimiento sensible en el que están presentes de manera concreta las sensaciones. Ó Intuición pura a la forma de la sensibilidad considerada con exclusión de la materia. Estas son dos: espacio y tiempo. Para Kant estos ya no son determinaciones ontológicas de los objetos, sino que se convierten en modos y funciones propias del sujeto. Por consiguiente no debemos salir de nosotros mismos para conocerlos, sino que a priori los tenemos en nosotros mismos. Así pues otros seres racionales, diferentes a los hombres, podrían captar las cosas de una manera no espacial y no temporal; nosotros captamos las cosas según una determinación espacial y KANT temporal sólo porque nuestra sensibilidad está configurada de este modo. Así pues, el espacio y el tiempo no son algo inherente a las cosas como condición suya, sino que únicamente son formas de nuestra intuición sensible. “Lo que pueda existir en los objetos en sí y separados […] de nuestros sentidos, nos resulta enteramente desconocido. No conocemos más que nuestro modo de percibirlos” “Los objetos, tal como son en sí, sólo pueden ser captados por un intelecto originario (Dios) en el acto mismo en que los configura. Por tanto, nuestra intuición -precisamente en la medida que no es originaria- es sensible” 2.4 La analítica transcendental 2.4.1 La lógica kantiana y sus divisiones Además de la sensibilidad, el hombre posee una segunda fuente de conocimientos: el intelecto. Sin sensibilidad no se nos daría ningún objeto, y sin intelecto, no podría pensarse ninguno. Estas dos facultades no pueden intercambiar sus funciones, el conocimiento sólo puede surgir de su unión. Pero no por eso hay que confundir sus partes: Ó La estética, sensibilidad en general sobre la que que Kant hace una distinción análoga a cuando hablaba de las intuiciones: a. Intuiciones puras son las formas del espacio y del tiempo b. Intuiciones empíricas, son aquellas en que las sensaciones se mezclan con el espacio y el tiempo. Ó La lógica o ciencia del intelecto a. Lógica general: prescinde de los contenidos, no considerando el origen de los conceptos, sino que se limita a estudiar las leyes y los principios en general del pensamiento. b. Lógica trascendental: estudia el origen de los conceptos y se ocupa de aquellos que no provienen de los objetos, sino que provienen a priori del intelecto, y que sin embargo se refieren a priori a los objetos mismos. 2.4.2 Las categorías y su deducción La sensibilidad es intuitiva; el intelecto, es discursivo. Por eso, los conceptos del intelecto no son intuiciones, sino funciones. La función propia de los conceptos consiste en unificar, en ordenar algo múltiple bajo una representación común. Por lo tanto, el intelecto es la facultad de juzgar, porque unificar bajo una representación común algo múltiple es juzgar. La función unificadora del intelecto Kant la llama síntesis. KANT Para Aristóteles las categorías son modos de ser, para Kant se convierten en modos de funcionar el pensamiento. Así pues las categorías kantianas no son contenidos, sino formas sintetizadoras. Kant considera que pensar es juzgar, entonces tendrá que haber tantas formas del pensamiento puro como formas del juicio haya, llegando a distingue entre doce formas de juicio [ver tabla] Al igual que las cosas, para ser conocidas de modo sensible deben someterse a las formas de la sensibilidad, para ser pensadas deben someterse a las leyes del intelecto y el sujeto, al pensarlas, las ordena y las determina conceptualmente, según los modos que son propios de pensamiento. 2.4.3 El “yo pienso” El concepto de objeto se había concebido tradicionalmente como aquello que está enfrente y se opone al sujeto. Para Kant, el fundamento del objeto está en el sujeto. Kant introduce la figura retórica de la “apreciación trascendental” y del “yo pienso”. Del “yo pienso” , Kant afirma que debe permanecer idéntico o se convertiría en un “yo variopinto”, por lo que el punto focal no es el “yo” individual de un sujeto, sino la estructura del pensar común a todos los sujetos. Esta representación que puede darse antes de cualquier pensamiento se llama intuición, y posee una relación con el “yo pienso”. Esta representación es un acto de la espontaneidad y no puede ser considerado como perteneciente a la sensibilidad. Debe ser llamada “apreciación pura” o “apreciación originaria” y hay que distinguirla de la empírica, pues el “yo pienso” es una e idéntica en todas las conciencias. La unificación pues, no está en los objetos y no puede considerársela como algo que éstos consiguen mediante la percepción, se trata únicamente de una función del intelecto, el cual no es más que la facultad de unificar a priori y de someter a la unidad. ¿Cómo son posibles los juicios sintéticos a priori? Kant responde que son posibles porque poseemos las formas puras de la intuición del espacio y del tiempo a priori, y además porque nuestro pensamiento es actividad unificadora y sintetizadora. 2.5 La analítica de los principios Las intuiciones son sólo sensibles y el intelecto no intuye, de aquí surge el problema de la mediación entre la intuición y los conceptos primeros. La solución de Kant al respecto considera que el espacio es la forma de intuición de todos los fenómenos externos, mientras que el tiempo es la forma de la intuición de todos los fenómenos internos. Sin embargo, los fenómenos externos, una vez aprendidos, se convierten en internos para el sujeto. En consecuencia el tiempo es “la única condición general según la cual puede aplicarse a un objeto la categoría”. El esquema transcendental se convierte KANT pues en una determinación a priori del tiempo, de modo que todas las categorías se le puedan aplicar con comodidad. Como ejemplo el propio Kant enuncia que al representar un perro, se tiene una simple imagen; pero si a ésta imagen se le quita algunas de sus peculiaridades y se la considera como una representación de un cuadrúpedo, entonces se tendrá un nesquema. Así pues, se puede enunciar transcendentales como categorás. que existen tantos esquemas Principio de la transcendentalidad de la física newtoniana Si la naturaleza es el orden de conexión de fenómenos, la totalidad de los principios que se derivan de las categorías representa todo el conjunto de conocimientos a priori que podemos tener sobre la naturaleza. Kant denomina “metafísica de la naturaleza” al estudio del conjunto de principios que constituyen las condiciones de la ciencia natural. 2.6 Distinción entre fenómeno y noúmeno El conocimiento científico es universal y necesario, pero es fenoménico. Ésto es pertenece a un ámbito restringido que está rodeado por un ámbito mucho más vasto. El noúmeno puede entenderse de dos modos: 1. Noúmeno en sentido negativo es la cosa en sí, abstrayendo de nuestro modo de intuirla. 2. Noúmeno en sentido positivo sería en cambio, el objeto de una intuición intelectiva. Por consiguiente, no podemos conocer positivamente el noúmeno, porque “se halla completamente fuera de nuestra facultad cognoscitiva”. Sólo un intelecto superior al humano podría conocer mediante la intuición intelectual. 2.7 La dialéctica transcendental 2.7.1 La concepción kantiana de la dialéctica La palabra “dialéctica” fue acuñada por los pensadores antiguos y durante este tiempo ha asumido diversos significados. Kant habla de “dialéctica transcendental” en connotación negativa, utilizando el término en un sentido nuevo ligado con su revolución copernicana. Se llama dialéctica transcendental a la crítica del intelecto y de la razón con respecto a su utilización más allá de lo físico. KANT En conclusión: 1. El pensamiento humano se limita desde el punto de vista cognoscitivo al horizonte de la experiencia. 2. Posee una tendencia natural a ir más allá de la experiencia, respondiendo a una necesidad específica del espíritu. 3. Fuera del marco de la experiencia posible el espíritu humano cae fatalmente en el error. 4. Las ilusiones y errores en los que cae el espíritu humano tienen cierta lógica específica. 5. En la última parte de la Crítica de la Razón Pura, Kant estudia con exactitud cuántos y cuáles son estos errores y las razones por los que son cometidos. 6. Kant denominó “dialéctica” a estos errores y estas ilusiones de la razón. 2.7.2 Ideas de la razón en un sentido kantiano Para Kant la razón es el intelecto en la medida en que va más allá del horizonte de la experiencia posible, el espíritu humano no puede dejar de ir más allá de la experiencia, porque esto constituye una necesidad estructural. La razón es la facultad que impulsa sin pausa al hombre más allá de lo finito, para que busque los fundamentos supremos y últimos. Para Kant pensar es juzgar, considerando que puede deducir la tabla de los conceptos puros del intelecto. En cambio, la razón es la facultad de silogizar, y del mismo modo deduce de la tabla de los silogismos la de conceptos puros de la razón, que llama “ideas”, volviendo a utilizar el término procedente de Platón. No obstante dentro del contexto kantiano la idea cambia de significado. Para Kant hay tres ideas que se deducen de los tres tipos existentes de silogismo: Psicología racional El alma es la primera de las tres ideas de la razón. El hecho de que parte del “yo pienso” sólo me da la conciencia del pensamiento, pero no conocemos el sustrato nouménico de nuestro “yo”. Nos conocemos sólo como fenómenos, pero se nos escapa el sustrato ontológico. Cosmología racional La segunda idea de la razón es el mundo, no entendido como conjunto de fenómenos regulados por leyes, sino como totalidad ontológica. Las ilusiones trascendentales en que cae la razón desde la consideración fenomenológica del mundo hasta la nouménica, provocan una serie de KANT antinomias, ya que fuera de la experiencia estos conceptos giran en el vacío. Ejemplo: Tesis: El mundo tiene un comienzo, y además, por lo que respecta al espacio, está encerrado dentro de unos límites. Antítesis: El mundo no tiene un comienzo ni unos límites espaciales, sino que es infinito, tanto espacial como temporalmente. Teología racional La tercera idea de la razón es Dios como ser absolutamente incondicionado y al mismo tiempo condición de todas las cosas. En este caso Dios es ideal porque es modelo de todas las cosas, las cuales en cuanto copias, permanecen infinitamente alejadas de él, pero es el ser del que a su vez dependen todos los seres, la perfección absoluta. Las prueba ontológicas a priori son las famosas de san Anselmo, Descartes o Leibniz, pero Kant descubre ciertas carencias. Así pues “sólo se aplica al mundo sensible, pero fuera de éste carece de sentido” La prueba cosmológica, que parte de la experiencia Kant la resume así “si existe algo, debe existir también un ser absolutamente necesario” 2.7.3 Uso normativo de las ideas de la razón Las ideas tienen un uso normativo; son esquemas que sirven para ordenar la experiencia y para otorgarle la máxima unidad posible, se aplican como reglas para sistematizar de manera orgánica los fenómenos: a) Como si todos los fenómenos que afectan al hombre dependieran de un único principio (alma) b) Como si todos los fenómenos de la naturaleza dependieran unitariamente de los principios inteligibles c) Como si la totalidad de las cosas dependiera de una inteligencia suprema. Las ideas, por tanto, sirven como principios heurísticos: no ensanchan nuestro conocimiento a cerca de los fenómenos, sino que se limitan a unificar el conocimiento. La Crítica de la Razón Pura concluye reiterando el principio según el cual las fronteras de la experiencia posible son infranqueables desde el punto de vista científico. KANT 3.- LA “CRÍTICA DE LA RAZÓN PRÁCTICA” Recordamos del apartado anterior que Kant llama “pura” a la razón que no está mezclada con nada empírico y en la medida en que es capaz de obrar a priori. Pero la razón humana no es únicamente razón teórica, sino también razón práctica. El objetivo de esta nueva obra no es el de criticar a la razón pura práctica en la misma forma que la obra precendente criticó la razón pura teórica. Ahora le bastará a Kant con demostrar que existe una razón pura práctica que puede mover y determinar la voluntad. La crítica de la razón práctica tiene la obligación de disuadir a la razón empíricamente condicionada de la pretensión de suministrar, ella sola, el fundamento exclusivo para determinar la voluntad. Tenemos, pues, una relación exactamente inversa a la que se halló en el uso especulativo de la pura razón. 3.1 La ley moral como imperativo categórico Sólo pueden existir principios morales válidos para todos los hombres si existe una razón práctica basada en principios prácticos. Principios prácticos son las reglas generales de la voluntad de las que dependen numerosas reglas prácticas particulares Por ejemplo: “cuida tu salud” sería un principio práctico, mientras que “haz deporte” sería una regla específica. A su vez los principios prácticos se pueden dividir en: Ó Máximas: principios prácticos que sólo se aplican a los sujetos individuales y que son subjetivos. Por ejemplo “véngate de todas las ofensas que recibas”, que sólo es válido para aquel que las sostiene. Ó Imperativos: principios prácticos objetivos válidos para todos. Que a su vez pueden ser divididos en: a) Imperativos hipotéticos: cuando determinan la voluntad para alcanzar determinados objetivos. Por ejemplo “si quieres puedes aprobar el curso”. Aunque tener o no el deseo de alcanzar ese fin es algo que depende del actuante. b) Imperativo categórico: es la voluntad como voluntad, prescindiendo de los efectos que pueda lograr. Éstos son para Kant las leyes morales, de los que hay que determinar tres factores: esencias, fórmulas y condiciones. KANT 3.1.1 La esencia del imperativo categórico El imperativo categórico (ley moral) no puede consistir en mandar determinadas cosas, la ley moral no depende como otras del contenido. Kant llama “ley material” a aquella que depende del contenido. Si subordinamos la ley moral a su contenido, caeremos, según Kant, en el empirismo y en el utilitarismo. La esencia cosiste pues en que tenga validez en virtud de su forma de ley, siendo tal porque posee una validez universal, sin excepciones. Kant califica así que no es moral lo que se hace, sino la intención con que se hace. Sucede al revés con las leyes de los Estados, que mandan hacer algo, pero no pueden obligar a hacerlo con una intención determinada por parte del que tiene la obligatoriedad de realizarla. Por todo ello, Kant afirma que la ley moral sólo puede ser formal y no material, afirmando que nuestra moralidad no depende de las cosas que queremos, sino del principio por el cual las queremos. 3.1.2 La formulas del imperativo categórico ”Actúa de modo que la máxima de tu voluntad tenga siempre validez, al mismo tiempo, como principio de una legislación universal” “Actúa de modo que consideres a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de todos los demás, siempre como fin y nunca como simple medio” “Actúa de modo que la voluntad, con su máxima, pueda considerarse como legisladora universal con respecto a sí misma” 3.1.3 La libertad como condición y fundamento de la ley moral La existencia de la ley moral no necesita ser justificada o demostrada. Kant afirma que se impone como un hecho de la razón, y este hecho sólo se puede explicar si se admite la libertad. Así pues adquirimos conciencia de la libertad precisamente porque antes que nada tenemos conciencia del deber. La libertad es la independencia de la voluntad con respecto a la ley natural de los fenómenos KANT 3.2 El principio de autonomía moral Si definimos la libertad como la independencia de la voluntad con respecto a la ley natural con independencia de los contenidos de la ley moral, nos encontramos con su sentido negativo. En cambio, si añadimos la voluntad, es capaz también de determinarse en sentido positivo. A este aspecto positivo Kant lo llama “autonomía”. Hay que señalar que toda ética que se base en la búsqueda de la felicidad es heterónoma (que no permite el desarrollo de la voluntad) porque introduce fines materiales. La búsqueda de la felicidad contamina la pureza de la intención. En cambio, la moral evangélica no es eudemonista, porque proclama la pureza del principio moral. No debemos actuar para conseguir la felicidad, sino que debemos actuar únicamente por puro deber. Sin embargo, al actuar por puro deber, el hombre se vuelve digno de felicidad, lo cual tiene consecuencias muy importantes 3.3 El bien moral y el tipo de juicio Las éticas prekantianas se dedicaban a determinar qué era el bien moral y el mal moral. Deducían la ley que prescribe obrar el bien y evitar el mal. Para Kant “el concepto de lo bueno y lo malo no deben ser determinados antes de la ley moral, sino únicamente después de ésta”. Kant utiliza como esquema el concepto de “naturaleza”. Tomemos la acción concreta que nos disponemos a realizar y supongamos que la máxima en la que se inspira tiene que convertirse en ley necesaria de una naturaleza en la que nosotros mismos estuviésemos obligados a vivir. Este esquema nos revela de inmediato si nuestra acción es moral o no lo es. 3.4 El rigorismo y el himno kantiano al deber teniendo presente lo dicho hasta ahora, según Kant no basta con que una acción se haga de acuerdo con la ley, podría ser meramente legal pero no moral. Para ser moral, la voluntad debe partir de la base de la acción. La ley moral, enfrentándose a las inclinaciones y a las pasiones, se impone a ellas, se trata de un fundamento intelectual y racional, suscitado por la razón misma. En un ser perfecto la ley moral es ley de santidad, mientras que en un ser finito es deber. KANT 3.5 Los postulados de la primacía de la razón práctica con respecto a la razón pura Aquel mundo inteligible y nouménico que huía ante la razón pura, y que sólo se le presentaba como ideas de la razón, se vuelve accesible por la vía de la práctica. Los postulados “no son dogmas teóricos, sino supuestos, con una perspectiva necesariamente práctica”. Así pues en ellos reside el hecho de que nos vemos obligados a admirarlos para poder explicar la ley moral y su ejercicio. 1. El hombre se descubre como perteneciente a dos mundos: por un lado, como fenómeno, se reconoce en cuanto determinado y sujeto a la causalidad mecánica; por el otro, en cambio, se descubre como ser inteligente y libre, en virtud de la ley moral. 2. La virtud, junto con la felicidad que le corresponde, constituye el bien sumo. Pero la búsqueda de la felicidad jamás engendra la virtud; tampoco la búsqueda de la virtud da origen por sí misma a la felicidad. Por lo menos, esto no es lo que ocurre en este mundo, que no está regido por leyes morales, sino por leyes mecánicas. Sin embargo, la búsqueda de la virtud convierte a las personas en dignas de felicidad, y resulta absurdo ser dignos de felicidad y no ser felices. 3. Para Kant la inmortalidad y la otra vida son un aproximarse cada vez más a la santidad, un continuo incremento en la dimensión de la santidad. El sumo bien exige la “perfecta adecuación de la voluntad a la ley moral” KANT 4.- LA “CRÍTICA DEL JUICIO” La Crítica de la Razón Pura se ocupó de la facultad teórico y en ella se llegó a la conclusión de que la esfera de la experiencia es el ámbito que domina la razón. La naturaleza se caracteriza por la causalidad mecánica y el intelecto humano impone su ley a los fenómenos. La Crítica de la Razón Práctica se dedicó a la libertad, a objetos como cosas en sí, suprasensibles, que no se pueden conocer sólo teóricamente. En la Crítica del Juicio se propone llevar a cabo una mediación entre ambos mundos y aprehender de algún modo su unidad. 4.1 El juicio El juicio según Kant es la facultad de subsumir lo particular en lo universal. Dándose dos casos posibles: 1. Pueden darse tanto lo particular como lo universal 2. Es posible que sólo esté dado lo particular y que haya que buscar lo universal. En este caso, el juicio se llama “reflexivo”, porque este “universal que se debe hallar” no es una ley a priori del intelecto, sino un “principio de la reflexión sobre los objetivos para los cuales nos falta objetivamente una ley” El juicio reflexivo sobre objetos determinados teóricamente para hallar y descubrir el acuerdo que existe entre ellos con el sujeto. El concepto de fin no es un concepto teórico, sino algo enraizado en una necesidad y en un aspecto estructural del sujeto. La naturaleza concebida de manera finalista viene a coincidir con la finalidad moral, porque la finalidad hace que la naturaleza pierda su rigidez mecanicista y posibilita su acuerdo con la libertad. Podemos hallar el finalísimo en la naturaleza de dos maneras diferentes. 4.1.1 El juicio estético sobre la naturaleza La existencia del juicio estético plantea dos problemas. 1. Lo bello, según Kant, no puede ser una propiedad objetiva de las cosas, sino algo que nace de la relación entre el objetivo y sujeto. La imagen del objeto referida al sentimiento de placer, medida por éste y valorada con arreglo a él, da lugar al juicio de gusto. Por lo que bello es lo que agrada de acuerdo con el juicio de gusto, y ello implica cuatro características: KANT Ó Es bello el objeto de un “placer sin interés” de los sentidos y que tampoco se halla vinculado en lo útil económico ni con el bien moral. Ó Es bello lo bello universal, porque es válido para todos los hombres. Ó “Lo bello nos da una impresión de orden, de armonía”. No puede hacerlo el fin egoísta de la satisfacción de una necesidad nuestra, tampoco el fin utilitario. Ó “Lo bello es aquello que es reconocido, sin concepto, como objeto de un placer necesario” de una necesidad subjetiva y no lógica que se impone a todos los hombres. 2. El fundamento del juicio estético es el “libre juego y la armonía de nuestras facultades espirituales” (la armonía entre la representación y nuestro intelecto). Por tanto “este juicio subjetivo […] precede al placer que provoca el objeto y es fundamento de este placer” 4.1.2 Ordenamiento de la naturaleza Lo sublime es afín a lo bello, porque también agrada por sí mismo, la diferencia reside en el hecho de que lo bello se refiere a la forma del objeto, mientras que lo sublime también se refiere a lo que carece de forma e implica la representación de lo ilimitado. Lo bello provoca un placer positivo, mientras que lo sublime provoca un placer negativo. “Lo verdaderamente sublime no puede estar contenido en una forma sensible, sino que hace referencia exclusivamente a las ideas” “Sublime es aquello que, por el mero hecho de poderlo pensar, da testimonio de una facultad del ánimo superior a toda medida de los sentidos” Así pues, la finalidad del juicio estético es una finalidad sin objetivo, una finalidad sólo para el sujeto. En cambio, el juicio teleológico se considera finalidad de la naturaleza. 4.2 Conclusión No sabemos cómo es en sí la naturaleza, ya que sólo la conocemos fenoménicamente. Sin embargo, no podemos dejar de considerarla organizada de acuerdo con un fin. Como conclusión a la que llega la Crítica del Juicio es que la realización del fin moral del hombre es el objetivo de la naturaleza, y que “según los principios de la razón existen suficientes motivos […] para que el juicio reflexivo KANT no sólo considere al hombre como fin de la naturaleza, al igual que todos los seres organizados, sino como objetivo último de ésta sobre la tierra, de modo que en relación con él todas las demás cosas naturales constituyen un sistema de fines”