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Estructura
Financiera, Fiscal y Legal
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Reestructura Financiera
DEBO NO NIEGO, PAGO NO TENGO
Por: Federico Hernández
En tiempos de crisis y desaceleración
económica, la reestructura financiera busca
adaptar las condiciones de los créditos
a la verdadera capacidad de pago del deudor.
Si una empresa contrató deuda y se comprometió
a pagarla en cinco años bajo el entendido de
que el mundo iba a seguir funcionando como
en el pasado, los deudores y acreedores tienen
que sentarse a negociar condiciones que reflejen
la nueva realidad de la economía y los mercados.
Las crisis toman por sorpresa y poco preparados a deudores corporativos
(empresas), bancos y autoridades. A las empresas, porque muy probablemente
crecieron a través de adquisiciones y se financiaron con deuda dadas las bajas
tasas de interés. Algunas de éstas, hoy deben mucho dinero, el valor de sus
acciones ha caído significativamente y tienen en puerta una de las peores
recesiones de las que se tenga memoria.
A los bancos, porque ya están resintiendo el incumplimiento de pagos y porque
no todos tienen los equipos especializados para buscar alternativas de solución
de manera conjunta con sus clientes. Y a las autoridades, porque no han definido
qué problema atacar primero: el desempleo, la falta de liquidez, la inestabilidad
del tipo de cambio, etc.
Esta situación no es nueva en México. Se vivió con la crisis de 1994 provocada
por la falta de reservas internacionales que causaron la devaluación del peso,
altas tasas de interés, desempleo, baja demanda de productos y servicios,
así como problemas grandes de apalancamiento. Los bancos crearon áreas
especializadas en renegociación de deudas y las compañías se vieron obligadas
a realizar reestructuras de crédito en las que se adaptaron las condiciones
del crédito original a su nueva capacidad de pago.
Un caso similar se vivió durante la crisis financiera asiática en 1997, que inició
con la devaluación de la moneda tailandesa. Por efecto dominó, le siguieron
numerosas devaluaciones en otros países de la región. Lo que parecía ser
una crisis regional, se convirtió en una crisis a nivel global. El impacto tan
severo que afectó a las empresas se tradujo en la economía local, y en menos
de un año 21 millones de personas se convirtieron oficialmente en pobres.
Esto provocó la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI)
para rescatar las economías locales.
EL MUNDO HOY
Tras varios años de aparente
estabilidad económica, bajas tasas
de interés, excesiva liquidez
y el impulso a la actividad de fusiones
y adquisiciones a nivel mundial,
nos encontramos nuevamente
sumidos en una crisis global.
Desafortunadamente, no hay
un esquema a seguir en cuanto
a soluciones para salir adelante
en estos casos. Cada crisis presenta
problemas distintos a los que
corresponden soluciones diferentes.
La crisis financiera que inició
en Estados Unidos (EU) a mediados
del 2007 se propagó mundialmente,
teniendo como consecuencia
el deterioro financiero de empresas
en diversas industrias, pero
principalmente en el sector de
servicios financieros. Aun cuando
el gobierno de EU ha implementado
medidas para inyectar liquidez
a su economía y apoyar a un alicaído
sistema de crédito, se espera
una contracción significativa en el
consumo de ese país que impactará,
irremediablemente, a la mayoría
de los países, pero particularmente
al nuestro, ya que más del 80%
de nuestras exportaciones están
dirigidas a ese mercado.
La bonanza en la que se encontraban
las economías mundiales impulsó la
confianza de los servicios financieros,
dando como resultado que el día
de hoy tengan reducidas las áreas
especializadas en reestructuración
(o en algunos casos ni siquiera cuenten
con ellas), por lo que actualmente
los bancos las están reforzando para
atender a sus clientes en problemas.
De acuerdo a la encuesta
Perspectivas de la Alta Dirección
en tiempos de crisis (2009),
realizada por KPMG en México,
35% de los empresarios considera
que sus negocios podrían quebrar,
más del doble que el año anterior
¿Cuál cree que será la mayor consecuencia que esta crisis genere
en el mercado mexicano a largo plazo?
Quiebra
35%
16%
Acceso a crédito
14%
18%
Fuga de capitales
4%
5%
Inflación
11%
18%
Menores ventas
20%
25%
Pérdida de confianza
16%
15%
2009
2008
* Fuente: Perspectivas de la Alta Dirección en tiempos de crisis, KPMG en México 2009.
El refinanciamiento de crédito se logra de manera conjunta (deudor–acreedor)
con un ejecutivo distinto al que otorgó el crédito a las empresas. Este punto
es muy importante porque si en tiempos de bonanza las relaciones son
gestionadas por ejecutivos de cuenta y personal especializado en ofrecer
y vender productos de crédito, en estas condiciones se debe buscar una
ventanilla especializada, con profesionales que tengan experiencia, entiendan
la situación y puedan tomar decisiones.
NO PUEDO PAGAR, ¿QUÉ HAGO?
Una reestructura financiera no es más que la adecuación de los términos
y condiciones de los créditos a la capacidad de pago actual del deudor.
Es decir, si usted pidió un crédito hace un año y se comprometió a pagarlo
durante los siguientes cinco bajo el entendido de que el mundo iba a seguir
funcionando como lo hacía hasta hace algunos meses, esto ya no va a ser así.
La necesidad de realizar una reestructura financiera se empieza a percibir
a partir de que se hace notable la falta de liquidez. Hay que tener muy presente
que lo principal para mantener viva a la empresa es conservar la liquidez.
Una baja sostenida en las ventas y la demanda, un apalancamiento importante
y un incremento en las tasas de interés, son algunos de los síntomas
que indican que no se podrán afrontar las cláusulas de un crédito contratado
en una situación totalmente distinta a la actual. Este es el momento
de reunirse con los acreedores y plantearles la imposibilidad de enfrentar
los compromisos.
Según los resultados
de Perspectivas de la Alta Dirección
en tiempos de crisis, una cuarta
parte de los entrevistados considera
o ya ha iniciado una reestructura
operativa y financiera
¿Qué acciones ha tomado o tomará a corto plazo ante
la actual crisis?
Reducción de costos
49%
33%
Fortalecer control interno
17%
27%
Reestructura operativa y financiera
23%
17%
Desinversiones
3%
11%
Despidos
7%
10%
Ninguna
1%
1%
2009
2008
* Fuente: Perspectivas de la Alta Dirección en tiempos de crisis, KPMG en México 2009.
PASOS HACIA UNA REESTRUCTURA FINANCIERA
Enfrentarse a una reestructura financiera no es algo a lo que las empresas
y sus directores están acostumbrados. En tiempos de estabilidad, eran los
bancos quienes se acercaban a otorgar créditos. Ahora, son las empresas
quienes se tienen que acercar a los bancos para renegociar sus deudas.
Sin embargo, es importante siempre mantener una actitud proactiva
teniendo en cuenta el fin último de este proceso: la continuidad de la empresa.
Es esencial que los empresarios actúen con rapidez, reconociendo que hay
que tomar acción para salir adelante.
La implementación de una reestructura financiera debe considerar
los siguientes elementos:
1
Reconocer la realidad
El entorno económico cambió drásticamente en los últimos meses
y muy probablemente no se podrán cumplir los compromisos
contratados. Este reconocimiento de la nueva realidad deber ser por parte
tanto del deudor como de los acreedores.
2
3
Cuidar la liquidez
Ante un escenario de bajas ventas, márgenes de utilidad deprimidos
y escasez de crédito, la liquidez se convierte en el activo más
importante de las compañías.
Pedir un compás de espera a los acreedores
Es muy importante dar el primer paso y acercarse a los acreedores
–bancos, instituciones financieras, proveedores - para solicitarles
un tiempo (llamado stand still) para presentarles un plan de reestructura bien
pensado y razonado, con el fin de discutirlo. Al solicitar este periodo, todas
las partes acceden a suspender sus acciones y durante éste no se harán
pagos ni se presentarán quejas o demandas. Se tiene la ventaja de que los
acreedores no tomarán acciones legales en su contra pues se les demuestra
que se tiene una actitud proactiva. Además, este tiempo es muy importante
para que la empresa pueda hacer un recuento razonado de la situación
y evaluar las estrategias a seguir, sobre todo si tiene una operación compleja.
4
Diseñar e implementar un Plan de Reestructura
Debe realizarse un diagnóstico de la situación comercial, operativa
y financiera de la empresa ante el nuevo entorno económico.
a. Comercial – Realizar una nueva estrategia de negocio
y sus implicaciones buscando las áreas de valor de la empresa
y definiendo aquellas de las que se puede prescindir. Esto
incluye una investigación de los mercados más atractivos
y las actividades de la competencia. De esta manera se obtiene
una visión general y real del sector, lo cual ayudará en la definición
de la nueva estrategia.
b. Operativa – Crear una estrategia operativa diseñada en base
al plan comercial. ¿Cuáles son las ventas, costos y gastos
esperados?, ¿Qué reducciones se pueden efectuar?, ¿Qué
necesidades de capital de trabajo tendrá?, ¿Cuáles serán sus
necesidades de inversión en activos fijos? Se deberán definir
los procesos que serán válidos bajo la nueva estrategia del negocio
y cuáles se deberán modificar.
c. Financiera – Plasmar el diagnóstico comercial y operativo
en un flujo de efectivo mensual por los siguientes 12–24 meses
y contrastarlo con los compromisos de pago. Esto dará las bases
necesarias para adecuar los compromisos de pago a la nueva
estimación de flujo de efectivo.
El Plan de Reestructura consiste en considerar el corto, mediano y largo
plazo. Su objetivo principal es mantener a la empresa como negocio
en marcha al desarrollar un plan de negocios y una propuesta de pagos.
Una empresa vale más operando que por la liquidación de sus activos.
A partir del plan se presentan nuevas condiciones de pago a los acreedores.
El ajuste, comparado con los compromisos previamente adquiridos, puede
caer en una de las siguientes categorías:
A) Ligero – Alargamiento del plazo de pago. Es el caso de una
empresa que ha sufrido un tropiezo pero se mantiene en pie,
tiene ventas y genera utilidades. Si antes se tenía un tiempo
estimado de liquidación de la deuda de 5 años, ahora serán 7.
B) Mediano – Implica que los daños son más severos y que
de la proyección a 4 o 5 años se desprende que una parte
de la deuda es impagable. Se podrá disponer de liquidez para pagar
las deudas, pero no todas. Una solución es otorgar acciones o bienes
a los acreedores con opción a re-comprarlos en un futuro (el pasivo
se convierte en capital). El acreedor se convierte en un nuevo
socio temporal. La otra parte se paga a un plazo convenido.
C) Complejo – No se puede pagar la totalidad de la deuda y no hay
bienes que la cubran; se hace evidente que una parte del pasivo
no podrá pagarse nunca. Se divide la deuda en tres: una parte
puede pagarse a plazos razonables, otra se considera impagable
(se compensa con la entrega de acciones o bienes) y la última
se va a fondo perdido; el acreedor reconoce que no obtendrá
esa cantidad y la absorbe como una pérdida (quita).
5
Si se va a reestructurar que sea sólo una vez
Reconocer la realidad de la empresa tal cual es, las buenas
y malas noticias. De esta manera, se podrán implementar las medidas
que sean necesarias sólo una vez. Un error común es lograr cambios en
los términos y condiciones de los créditos pero no modificar la manera en
que se opera. Indiscutiblemente esto sólo llevará a que la empresa encuentre
una solución a corto plazo, no se logre salir de la crisis, se regrese a la mesa
de negociación con los acreedores y se pierda la credibilidad como deudor
que se había ganado en un principio. El diagnóstico comercial, operativo
y financiero ayuda a solucionar el problema de raíz y no únicamente a parchar
la situación temporalmente para tener que hacer un nuevo proceso
en 6 meses. No se trata de tomar acciones rápidas sino hacer un análisis
pensando en el futuro de la compañía.
Puntos clave en una
reestructura financiera
• Reconocimiento de la situación
• Cuidar el efectivo
• Ser proactivo y anticiparse con los acreedores
• Diseño e implementación de un Plan de Reestructura
• Realizar la reestructura apropiada sólo una vez
• Comunicarse abierta y honestamente
Las soluciones de una reestructura son tan variadas como la diversidad
de empresas y oportunidades de negocio. No se trata de malbaratar
los bienes de la compañía; la desincorporación de activos debe hacerse
de manera ordenada y de aquellos que no afectarán la capacidad de flujo
de la empresa. Incluso, en ocasiones, no sólo se reestructura la deuda
sino que se pide un nuevo crédito para mantener el negocio en marcha.
Las empresas públicas, por ley, deben comunicar a sus stakeholders
la situación por la que están atravesando. Sin embargo, las empresas
privadas también deberían hacerlo de la forma que consideren más
adecuada. Una comunicación abierta, clara y honesta con todos aquellos
relacionados al funcionamiento de la empresa disipará miedos sobre
la continuidad del negocio. Proveedores, clientes y empleados están
involucrados y su participación es vital para que la compañía salga adelante.
La comunicación con ellos es fundamental y logra que se sientan parte
de la solución y de los esfuerzos que se llevan a cabo.
LEY DE CONCURSO MERCANTIL
Solicitar una negociación no es síntoma de que la empresa está mal. Algunos grandes corporativos están
renegociando sus deudas para tener la liquidez necesaria en caso de que la situación económica empeore.
Hay que tener en cuenta que lo peor que puede pasar en una compañía es perder la liquidez. En tiempos
difíciles como los que estamos atravesando, es necesario reestructurar los planes de pago de deuda
para mantener al negocio generando la liquidez necesaria para cubrir todas las obligaciones sin necesidad
de utilizar la caja.
Es por esto que un deudor no debe sentirse arrinconado o desilusionado. Salvo casos especiales, una empresa
vale más que sus activos liquidados en subasta, porque bien llevada genera valor para sus propietarios y para
la sociedad. Es el espíritu de la Ley de Concursos Mercantiles de México publicada en el 2000, que establece
un periodo de un año para buscar la conciliación de intereses. El Capítulo 11 (Chapter 11) de la ley de quiebras
de Estados Unidos tiene una visión equivalente.
Sectores de actividad económica afectados por concursos mercantiles
19%
Otros
2%
Minería
47%
Manufacturero
4%
Servicios profesionales,
científicos y técnicos
6%
Servicios financieros
y de seguros
8%
Comercio
14%
Construcción
SECTORES
COMERCIANTES*
Manufacturero
Construcción
Comercio
Servicios financieros y de seguros
Servicios profesionales, científicos y técnicos
Minería
Otros
TOTAL
174
51
28
23
15
9
72
372
* Total acumulado de comerciantes al 20 de noviembre de 2008.
Fuente: Instituto Federal de Especialistas de Concursos Mercantiles, México 2009.
Porcentaje
47
14
8
6
4
2
19
100
La empresa solicita el proceso
de concurso mercantil acreditando
que el 35% o más de sus obligaciones
de pago se encuentran vencidas
y que no cuenta con activos para
cubrir el 80% de éstas. El único
posibilitado para declarar a una
empresa en concurso mercantil es
un Juez, ya que es un estado jurídico
formal creado con el fin de apoyar
a las empresas y a sus acreedores
en las negociaciones de pago. Esta
Ley permite a la empresa continuar
como negocio en marcha; si al final
de este periodo no se ha llegado
a un acuerdo, se declara a la empresa
en quiebra y comienza la liquidación.
Esta suspensión da a los deudores
tiempo para diseñar un plan de
reestructura que permita superar los
problemas financieros de la empresa
y, especialmente, recuperar la liquidez.
Si termina la etapa de conciliación
sin lograr la firma de un convenio,
se declara la quiebra de la empresa.
En este momento los deudores
pierden la administración de su
empresa y ésta queda en manos
de un síndico, persona que realiza
las operaciones de quiebra.
De esta manera se busca conservar
la transparencia y confianza que un
proceso de esta naturaleza requiere.
Dentro de las empresas que
se han acogido a ella, la mayoría
ha salido adelante y se han convertido
nuevamente en los negocios exitosos
de antes. Estas empresas abarcan
diferentes sectores, desde el retail
hasta la industria aérea.
Causas de terminación de los juicios
18%
Liquidación (quiebra)
11%
Sentencia no concurso
22%
Cuestiones procesales
Fuente: Instituto Federal de Especialistas de Concursos Mercantiles, México 2009.
49%
Acuerdo de las partes
¿QUÉ DECIR Y QUÉ NO DECIR?
La reestructura es un proceso con el que la mayoría de los empresarios no
están familiarizados. Existen empresas que después de años de bonanza
económica no tienen antecedentes en este campo, y en general, en
el manejo de una crisis recesiva. Aquellas compañías que se encuentran
en proceso de realizar una reestructura financiera llegan a encontrarse
con numerosas dudas: ¿Qué decir?, ¿Qué no decir?, ¿Qué presentar
y cómo?, ¿Cuáles son los puntos de negociación en una reestructura?,
¿Qué es común y qué no?, ¿Qué condiciones no se deben aceptar
del banco?, ¿Cuándo se debe solicitar concurso mercantil?, entre otras.
Las negociaciones deben ser llevadas de una manera justa y razonada,
y los deudores no deben aceptar calladamente cualquier condición que
se les quiera imponer. Hay prácticas razonables y que se consideran aceptables,
y otras que son excesivas y hasta inadmisibles. En estos casos, y dado
que la reestructura no es un proceso común sino que llega en circunstancias
inesperadas, lo más recomendable es contar con la colaboración de un
asesor externo. Éste cuenta con la preparación y experiencia necesaria para
llevar las negociaciones a buen término, buscando las mejores condiciones
para ambas partes. Un asesor externo tiene la experiencia para determinar
la capacidad real de la empresa y negociar con los acreedores con base
en elementos objetivos y reales, buscando siempre un equilibrio entre
la posición de la empresa y los acreedores, al considerar que una vez
que se haya efectuado una reestructura financiera y ésta se haya pagado,
la compañía seguirá requiriendo apoyo de instituciones de crédito para
financiar sus planes de desarrollo.
La visión de un asesor externo es apreciada ya que tiene una percepción
global y objetiva de la empresa. Además, un asesor permite que los directivos
se concentren en dirigir a su empresa y salirse de la problemática financiera
en la que se encuentra. Los asesores también acompañan a los empresarios
en cada paso de la reestructura y los bancos lo perciben como un factor
benéfico que genera confianza hacia el deudor. Al ser un tercero independiente
buscan lo mejor para ambas partes dándole objetividad a las necesidades
de los involucrados para llegar a un acuerdo que convenga a todos.
En el peor escenario, el de la ruptura, el deudor debe tener claros sus derechos
y opciones. El asesor puede proporcionar asesoría legal al analizar la situación
de la empresa en su proceso de negociación con los acreedores: cuál
es el peor escenario posible y cómo defenderse de abusos, evaluando
la posibilidad de que no se llegue a un acuerdo. En este contexto, se analizaría
la posibilidad de pedir Concurso Mercantil y quedar protegido bajo la Ley.
Historia de Éxito
UNA REESTRUCTURA EXITOSA
Una compañía que se dedica
al negocio de las autopartes
es muy reconocida en México
por la calidad de sus productos,
equipo administrativo y la moralidad
y ética de sus accionistas.
La administración de la empresa
estaba atravesando por una reducida
liquidez y había utilizado sus líneas
de corto plazo para solventar
sus compromisos. Los bancos se
habían percatado de esta situación
y comenzaron a cortar sus líneas
de crédito.
Como parte de su estrategia
de crecimiento, la empresa
decidió incursionar en el mercado
Norteamericano e inició un proceso
de adquisiciones utilizando créditos
bancarios. Al concluir el proceso,
la compañía tenía una deuda
bancaria superior a los 400 millones
de dólares, que equivalía al 50%
de sus ventas anuales.
Las excelentes relaciones de la
compañía con la banca y su saludable
condición financiera le facilitaron
la obtención de dichos créditos,
pero una vez que las condiciones
del mercado cambiaron por la crisis
financiera global y las ventas de
automóviles cayeron dramáticamente,
el panorama se tornó en su contra.
Los bancos recortaron sus líneas
de corto plazo, comenzaron a presionar
a la administración para que les
proveyera de mayor información
financiera de la que comúnmente
solicitaban, e incluso plantearon
la posibilidad de requerir un prepago
de la deuda a largo plazo.
Los bancos vieron con agrado
el interés y la proactividad por parte
de los directivos de acudir a ellos
para renegociar los términos de pago.
La nueva propuesta basada en las
proyecciones a futuro de la compañía
fue aceptada y enviada al Comité
de Crédito para su aprobación.
Las negociaciones con los bancos
iniciaron con una solicitud de mayor
plazo para el pago de la deuda.
Sin embargo, el proceso tomó más
tiempo de lo planeado pues había
más de cinco bancos involucrados
y ninguno quería ceder.
La rápida acción de la empresa hizo
que las condiciones de la negociación
fueran más sencillas de lo que hubieran
sido de haber esperado a que su
situación financiera tuviera un mayor
deterioro y a que sus flujos de efectivo
se hubieran vuelto inexistentes.
Con esto obtuvieron, entre otros,
los siguientes beneficios:
La totalidad de los créditos eran
quirografarios, es decir, sin garantía,
y ante el nerviosismo del proceso
de reestructura, los bancos
comenzaron a solicitar garantías
e incluso aportaciones de capital
de los accionistas.
Ante esta situación, los accionistas
decidieron recurrir a un asesor
externo, quien les recomendó
considerar la posibilidad de
declararse en concurso mercantil.
Así lo manifestaron a los bancos,
quienes reconfiguraron su equipo
de negociación con funcionarios
más experimentados y aceptaron
de manera unánime los términos
planteados por la compañía.
1. La administración de la compañía
pudo centrar su atención en
el negocio y no en el proceso
de reestructuración.
2. Regularización en las líneas de
crédito de corto plazo que son
utilizadas para financiar el capital
de trabajo y el pago a proveedores.
3. Lograr la viabilidad de la empresa
como negocio en marcha, preservando
las fuentes de empleo y el patrimonio
de los accionistas, al ajustar
los compromisos financieros
a la realidad económica del negocio
y evitar un descarrilamiento
del mismo por factores ajenos
a la operación propia de la empresa.
CONCLUSIONES
La reestructura financiera es una herramienta
esencial para redireccionar a aquellas empresas que
asumieron pasivos importantes –compra de equipo
e inmuebles, financiamiento, proveedores—y que
no tienen la liquidez suficiente para hacerles frente
debido a un fenómeno económico inesperado o que
está fuera de su control. Los propietarios y accionistas
no deberían sentirse apenados, porque no hay falta
de talento o integridad, sino un cambio drástico
y radical en las condiciones de los mercados
de consumo y financieros.
Este proceso incluye diferentes estrategias como
el stand still de los acreedores y un análisis profundo
del negocio, y con un adecuado análisis de la
situación en particular se puede realizar una exitosa
reingeniería de activos, productos y procesos;
en la mayoría de los casos se pueden renegociar
los pasivos, extender los plazos de pago y recuperar
la senda del crecimiento y la rentabilidad.
Aun así, los empresarios no deben sentirse
arrinconados ni verse obligados a malbaratar
sus activos. Existen otras salidas, incluyendo
el concurso mercantil, para restablecer el equilibrio
entre acreedores y deudores, y la solución deberá
ser satisfactoria para todos. Nadie puede ganar
en la ruina de un negocio viable.
El fin último de la reestructura es tener una empresa
en mejores condiciones manteniendo la liquidez,
ya que sin ella la compañía no puede operar.
kpmg.com.mx
01 800 292 5764
Sobre el autor:
Federico Hernández es Socio de la Práctica de Finanzas Corporativas de KPMG en México.
Tiene más de 20 años de experiencia en los que se ha desempeñado profesionalmente
dando asesoría a casas de bolsa, banca comercial y empresas de consultoría financiera.
Federico ha asesorado a diversas empresas nacionales e internacionales en procesos
de fusiones y adquisiciones, así como en reestructura financiera y la emisión de deuda
bursátil. Durante la crisis asiática de 1998-99, asistió al Banco Mundial en el diagnóstico
de la crisis financiera de Corea del Sur. Posteriormente, diseñó e implementó la práctica
de reestructuras en el banco comercial más grande de ese país. Recientemente ha
asesorado a importantes empresas listadas en la Bolsa Mexicana de Valores y mercados
de valores internacionales en la valuación de sus negocios y de sus activos intangibles
para efectos de cumplimiento a normas contables y fiscales.
Si le interesa contactar al autor de este artículo o desea información adicional, favor de dirigirse
al 01 800 292 KPMG, o si lo desea escríbanos a [email protected].
Coordinación General - Mónica Meza Bravo
Supervisión - Jessica Alarcón Félix
Edición - Berenice García Lozano
Carlota Molina
Diseño - Valeria Gil Cruz
La información aquí contenida es de naturaleza general y no tiene el propósito de abordar las circunstancias de ningún individuo
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en este escrito son del autor y no necesariamente representan las ideas y opiniones de KPMG en México.
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