San Salvador a las doce horas diez minutos de seis d

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255-EMQM-12
CÁMARA TERCERA DE LO CIVIL DE LA PRIMERA SECCIÓN DEL CENTRO: San
Salvador a las doce horas diez minutos de seis de febrero de dos mil trece.
Vistos en apelación de la sentencia pronunciada por el señor Juez Quinto de lo
Mercantil, a las doce horas cinco minutos de diecisiete de agosto del año anterior, en el Proceso
Mercantil Ejecutivo promovido por el “BANCO DE FOMENTO AGROPECUARIO”, de
este domicilio, inicialmente por medio de su apoderada licenciada Patricia Maricela A. H. y
continuado por el licenciado Benjamín Baltazar B. H., contra los señores RENÉ ALEXANDER
CARRANZA CÁRDENAS y REINA ISABEL ZAVALA DE CARRANZA, mayores de
edad, ingeniero agrónomo y secretaria, respectivamente, ambos del domicilio de California,
departamento de Usulután.
La sentencia recurrida en lo pertinente de su fallo, EXPRESA: “CONDENASE a los
señores RENE ALEXANDER CARRANZA CARDENAS Y REINA ISABEL ZAVALA DE
CARRANZA, a pagar al BANCO DE FOMENTO AGROPECUARIO, las cantidades siguientes,
por el PRIMER CRÉDITO, la suma de ONCE MIL TRESCIENTOS NOVENTA Y OCHO
DOLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA CON CINCUENTA Y NUEVE
CENTAVOS DE dólar, en concepto de capital, más el interés convencional del siete punto
cincuenta por ciento anual sobre saldos, desde el día diecisiete de junio del año dos mil nueve al
treinta de abril del año dos mil diez; y del doce punto cincuenta por ciento anual sobre saldos
desde el día uno de mayo de dos mil diez en adelante, más el interés moratorio del cinco por
ciento anual desde el día dieciocho de junio del año dos mil nueve en adelante, hasta su completa
cancelación; y por el SEGUNDO CRÉDITO, a) Por el crédito “A” la suma de CUATRO MIL
DOSCIENTOS DOLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, en concepto de
capital, mas el interés convencional del nueve por ciento anual sobre saldos desde el día
veintiséis de agosto de dos mil ocho al treinta y uno de marzo de dos mil nueve; y del diez punto
cincuenta por ciento anual sobre saldos, desde el día uno de abril del año dos mil nueve en
adelante, más el interés moratorio del cinco por ciento anual, desde el día uno de julio de dos mil
nueve en adelante, hasta su completa cancelación; y b) Por el crédito “B” la suma de CINCO
MIL OCHOCIENTOS DOLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, en concepto
de capital, más el interés convencional del once por ciento anual sobre saldos desde el día
veintiséis de agosto del año dos mil ocho al treinta y uno de marzo del año dos mil nueve; y del
doce punto cincuenta por ciento anual sobre saldo, desde el día uno de abril del año dos mil
nueve en adelante, más el interés moratorio del cinco por ciento anual, desde el día treinta y uno
de octubre del año dos mil nueve en adelante, hasta su completa cancelación, más costas
procesales de esta Instancia. Sígase con la ejecución.” (fs. 120 p.p.).
Han intervenido en ambas instancias como ejecutante-apelado el “BANCO DE
FOMENTO AGROPECUARIO”, inicialmente por medio de su apoderada licenciada Patricia
Maricela A. H. y continuado por el licenciado Benjamín Baltazar B. H., ambos mayores de edad,
abogados y de este domicilio; y como ejecutados -apelantes los señores RENÉ ALEXANDER
CARRANZA CÁRDENAS y REINA ISABEL ZAVALA DE CARRANZA, por medio de sus
apoderados abogados Oscar Mauricio C. y Mauricio C. R., ambos mayores de edad, de este
domicilio.
LEIDOS LOS AUTOS; Y,
CONSIDERANDO:
I. ANTECEDENTES:
A. La licenciada A. H. en la calidad relacionada, presentó demanda que en lo esencial
EXPRESÓ: “Que según consta en el Testimonio de la Escritura Matriz (…) otorgado en la
ciudad de Usulután, a las trece horas del día dieciocho de septiembre del año dos mil seis (…) los
señores RENE ALEXANDER CARRANZA CARDENAS (…) y REINA ISABEL ZAVALA
DE CARRANZA, (…) constituyeron a favor del Banco de Fomento Agropecuario, Primera
Hipoteca Abierta sobre los siguientes inmuebles: a) un terreno de naturaleza rústica, situado en el
Cantón Ojo de Agua, Jurisdicción y Departamento de Usulután, lote sin número, de una
extensión superficial de doscientos diez metros cuadrados cero ocho decímetros setenta y cinco
centímetros cuadrados, inscrito bajo el Sistema de Folio Real computarizado en la Matrícula
número SIETE CINCO CERO TRES OCHO UNO TRES NUEVE- CERO CERO CERO CERO
CERO, Asiento UNO del Registro de la Propiedad de Usulután, a favor de los hipotecantes; y b)
un terreno de naturaleza rústica, situado en el cantón Ojo de Agua, Jurisdicción y departamento
de Usulután, de una extensión superficial de doscientos sesenta y cinco metros cuadrados ochenta
y dos decímetros cincuenta centímetros cuadrados, inscrito bajo el Sistema de Folio Real
Computarizado en la Matrícula número SIETE CINCO CERO CUATRO SEIS CINCO NUEVE
TRES- CERO CERO CERO CERO CERO, Asiento UNO del Registro de la Propiedad de
Usulután, a favor de los hipotecantes. Hipoteca que serviría para garantizar el pago y exacto
cumplimiento de toda clase de Créditos actuales y futuros que existan, a cargo de los
hipotecantes, ya sea como deudores, codeudores, fiadores o en cualquier otro concepto análogo, a
favor del Banco, hasta por un monto máximo de VEINTIDOS MIL TRESCIENTOS NOVENTA
DOLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA y para el plazo de diez años; (…)
PRIMER CREDITO: Que según consta en el Testimonio de la Escritura Matriz (…) otorgado en
la ciudad de Usulután, a las catorce horas del dieciocho de septiembre del año dos mil seis, (…)
el Banco de Fomento Agropecuario celebró un Contrato de Apertura de Crédito Decreciente con
los señores RENE ALEXANDER CARRANZA CARDENAS y REINA ISABEL ZAVALA DE
CARRANZA, (…) hasta por la suma de DIECISEIS MIL DOLARES DE LOS ESTADOS
UNIDOS DE AMÉRICA, la cual pagaría al Banco dentro del plazo que vence el día dieciocho de
septiembre de dos mil catorce. Las sumas retiradas en uso de la Apertura de Crédito, devengarán
la tasa nominal del interés del siete punto setenta y cinco por ciento anual sobre saldos,
habiéndose estipulado en el contrato que el plazo de la obligación caducaría y el Banco podría
suspender el uso de esta apertura de crédito y exigir el pago inmediato del saldo adeudado, entre
otros, por incumplimiento de las estipulaciones del contrato; además se estableció en el contrato
que la tasa de interés pactada quedaría sujeta a ajustes mensuales, según lo dispusiera El Banco,
siendo el diferencial máximo a aplicar de un punto porcentual en relación a la Tasa de Referencia
Única publicada por el banco y sus modificaciones posteriores; y que en caso de mora la tasa de
interés se elevaría cinco puntos porcentuales sobre el interés pactado o en vigencia y se pagaría
sobre las cuotas de capital en mora; y con el destino, forma de pago y demás estipulaciones que
se establecen en el contrato; dicha obligación quedó garantizada con la Primera Hipoteca Abierta
relacionada en el romano II. (…) SEGUNDO CREDITO: Que según consta en el Testimonio de
la Escritura Matriz (…) otorgado en la ciudad de Usulután, a las once horas del día veintiséis de
agosto del año dos mil ocho, (…) el Banco de Fomento Agropecuario entregó a título de mutuo,
en forma común y solidaria a los señores RENE ALEXANDER CARRANZA CARDENAS y
REINA ISABEL ZAVALA DE CARRANZA (…) la suma de DIEZ MIL DOLARES DE LOS
ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, dividida en: a) Crédito “A”, por la cantidad de CUATRO
MIL DOSCIENTOS DOLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, al interés del
nueve por ciento anual sobre saldos y para el plazo que venció el día treinta de abril del año dos
mil nueve; b) Crédito “B”: por la cantidad de CINCO MIL OCHOCIENTOS DOLARES DE
LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA, al interés del once por ciento anual sobre saldos y
para el plazo que venció el día treinta de abril del año dos mil diez; habiéndose estipulado en el
contrato que el plazo de la obligación del crédito caducaría y el Banco podría exigir el pago de la
deuda en su totalidad, entre otros, por incumplimiento de las estipulaciones del contrato; además
se estableció en el contrato que la tasa de interés pactada quedaría sujeta a ajustes mensuales,
según lo dispusiera El Banco, siendo el diferencial máximo a aplicar de hasta siete puntos
porcentuales para el crédito “A” y de cinco puntos porcentuales para el crédito “B”, en relación a
la Tasa de Referencia Única publicada por el banco y sus modificaciones posteriores; y que en
caso de mora la tasa de interés se elevaría cinco puntos porcentuales sobre el interés pactado o en
vigencia y se pagaría sobre las cuotas de capital en mora; y con el destino, forma de pago y
demás estipulaciones que se establecen en el contrato; dicha obligación quedó garantizada con la
Primera Hipoteca Abierta relacionadas en el romano II y Prenda sin desplazamiento detallada en
el documento base de la acción, la cual se encuentra inscrita en el Registro de Comercio a favor
del Banco al número OCHO del Libro Cuatrocientos cincuenta del Registro de Créditos a la
producción. (…) Que los señores RENE ALEXANDER CARRANZA CARDENAS y REINA
ISABEL ZAVALA DE CARRANZA, se encuentran en mora en el pago de los créditos
otorgados, por lo que el plazo del contrato ha caducado y las obligaciones se han vuelto exigibles
en su totalidad (…) Por lo antes expuesto, a usted respetuosamente le PIDO: (…) en sentencia
definitiva se condene a los señores RENE ALEXANDER CARRANZA CARDENAS y REINA
ISABEL ZAVALA DE CARRANZA, a pagar al Banco de Fomento Agropecuario de la siguiente
manera: Por el Primer Crédito, la suma de ONCE MIL TRESCIENTOS NOVENTA Y OCHO
DOLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA CON CINCUENTA Y NUEVE
CENTAVOS DE dólar, en concepto de capital, más el interés convencional del Siete punto
cincuenta por ciento anual sobre saldos, desde el día diecisiete de junio del año dos mil nueve al
treinta de abril del año dos mil diez; y del doce punto cincuenta por ciento anual sobre saldos
desde el día uno de mayo del año dos mil diez en adelante, más el interés moratorio del cinco por
ciento anual, desde el día dieciocho de junio del año dos mil nueve en adelante, hasta su completa
cancelación; y por el Segundo crédito así: a) Por el crédito “A” la suma de CUATRO MIL
DOSCIENTOS DOLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA, en concepto de
capital, más el interés convencional del nueve ciento (sic) anual sobre saldos desde el día
veintiséis de agosto del año dos mil ocho al treinta y uno de marzo del año dos mil nueve; y del
diez punto cincuenta por ciento anual sobre saldos, desde el día uno de abril del año dos mil
nueve en adelante, más el interés moratorio del cinco por ciento anual, desde el día uno de julio
del año dos mil nueve en adelante, hasta su completa cancelación; y b) Por el crédito “B”, la
suma de CINCO MIL OCHOCIENTOS DOLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE
AMERICA, en concepto de capital, más el interés convencional del once por ciento anual sobre
saldos desde el día veintiséis de agosto del año dos mil ocho al treinta y uno de marzo del año dos
mil nueve; y del doce punto cincuenta por ciento anual sobre saldos, desde el día uno de abril del
año dos mil nueve en adelante, más el interés moratorio del cinco por ciento anual, desde el día
treinta y uno de octubre del año dos mil nueve en adelante, hasta su completa cancelación más
costas procesales.” (fs. 2 a 4 p.p.).
Adjuntó documentación que obra de fs. 5 a 36 p.p.
Según proveído de fs. 37 p.p., se tuvo por parte como ejecutante al “BANCO DE
FOMENTO AGROPECUARIO”, por medio de su apoderada licenciada Patricia Maricela A.
H.; y a fs. 43 p.p., se admitió la demanda y vista la fuerza ejecutiva de los documentos base de la
pretensión, se decretó embargo en bienes propios de los ejecutados, librando para ello el
respectivo mandamiento de embargo, el que obra diligenciado de fs. 49 a 56 p.p.
Mediante resolución de fs. 59 p.p. y ante solicitud de la licenciada A. H., se ordenó
notificar el decreto de embargo y la demanda que lo motivó a los ejecutados señores RENE
ALEXANDER CARRANZA CÁRDENAS y REINA ISABEL ZAVALA DE CARRANZA.
Actos de comunicación que fueron llevados a cabo según consta en actas de fs. 86 y 87 p.p.
Por auto de fs. 88 p.p., se tuvo por parte a los ejecutados señores René Alexander
Carranza Cárdenas y Reina Isabel Zavala de Carranza, por medio de sus apoderados abogados
Oscar Mauricio C. y Mauricio C. R.; y sobre la nulidad alegada se mandó a oír a la parte
contraria.
A fs. 104 p.p., se declaró no ha lugar la petición de declarar improponible la demanda,
sin lugar conceder el término solicitado de siete días para contestar la misma; y sin lugar la
suspensión solicitada. Además, se autorizó la intervención del licenciado Benjamín Baltazar B.
H. como apoderado del Banco de Fomento Agropecuario en sustitución de la licenciada Patricia
Maricela A. H.
Por resolución de fs. 112 p.p., se tuvo por contestada la demanda en sentido negativo y
se trajo el proceso para sentencia.
Finalmente, de fs. 116 a 120 p.p., se encuentra la sentencia recurrida.
B. En esta instancia, por resolución de fs. 10, se tuvo por presentados y como parte
apelante a los señores RENE ALEXANDER CARRANZA CÁRDENAS y REINA ISABEL
ZAVALA DE CARRANZA, por medio de sus apoderados abogados Oscar Mauricio C. y
Mauricio C. R.; y como apelado al BANCO DE FOMENTO AGROPECUARIO, a través de su
apoderado licenciado Benjamín Baltazar B. H.
Los escritos de “expresión” y “contestación de agravios” corren agregados de fs. 19 a
21; y de fs. 32 a 34 respectivamente, los cuales se omite relacionar por no constituir prueba para
el fallo.
II. PRETENSIONES.
El “BANCO DE FOMENTO AGROPECUARIO”, pretende que en sentencia de remate
se ordene a los señores RENÉ ALEXANDER CARRANZA CÁRDENAS y REINA ISABEL
ZAVALA DE CARRANZA, a pagarle cantidad de dinero que se detalla en la demanda, más
intereses normales y moratorios.
III. ASPECTOS PREVIOS.
1. DEL PROCESO EJECUTIVO
A. El proceso ejecutivo, no es más que un procedimiento que se emplea a instancia de un
acreedor en contra de un deudor moroso, para exigirle breve y sumariamente el pago de la
cantidad líquida que debe de plazo vencido y en virtud de documento indubitado, esto es, un
documento o título ejecutivo, de ello resulta que el derecho al despacho de la ejecución tiene un
contenido concreto: que el Juez ante quien se incoe la ejecución, sin citar ni oír previamente al
ejecutado, ordene la práctica de aquellas actividades ejecutivas que la ley prevé.
B. Este derecho está condicionado a la concurrencia de dos requisitos: primero, la
integración de todos los presupuestos procesales (jurisdicción, competencia, capacidad de las
partes, legitimación, representación, postulación, etc.); y segundo, la presentación por el
ejecutante de un título formalmente regular, el que ha de revestir determinados caracteres para ser
reconocido como tal, los cuales subyacen en la regulación positiva, como lo son por ejemplo: a)
indiscutibilidad: el título es ejecutivo porque en él constan tanto las personas que resultan ser
acreedor y deudor, como el contenido de la obligación misma; b) imposición de un deber: por
cuanto el título ejecutivo ha de reflejar una determinada obligación, perfectamente concreta, de
cualquier contenido válido posible: de dar, hacer o no hacer; esta obligación será la que marque la
congruencia de la actividad ejecutiva; c) literosuficiencia: en el sentido de que los aspectos
básicos de la legitimación material de las partes y del contenido de la obligación, se han de
contener o constar precisamente en el mismo documento; y, d) autenticidad: el título ha de ser
auténtico, esto es, que no quepa duda sobre la correspondencia entre la autoría formal y la autoría
material de las declaraciones de voluntad.
C. Por otra parte, para que tenga lugar el juicio ejecutivo, deben evidenciarse en la
situación controvertida, los siguientes requisitos: un título que conforme a la ley exhibe fuerza
ejecutiva, esto es, que trae aparejada ejecución; un acreedor legítimo o persona con derecho para
pedir; deudor cierto; deuda líquida; y, una obligación exigible y de plazo vencido.
2. LIMITES DE LA SENTENCIA.
A. Los límites de esta sentencia se ven gobernados por el Principio de Congruencia, que
en materia impugnativa contiene dos sub principios: “TANTUM DEVOLUTUM, QUANTUM
APELLATUM”, es decir, tanto se devuelve como cuanto se apela; y la “NEC REFORMATIO
IN PEJUS”, la prohibición para el tribunal de alzada de reformar la sentencia recurrida en
perjuicio del apelante.
B. La sentencia de mérito se limitará a examinar única y exclusivamente los puntos
apelados y de la forma que dispone el Art. 1026 Pr.C., el cual a su letra REZA: “Las sentencias
definitivas del tribunal se circunscribirán precisamente a los puntos apelados y a aquellos
que debieron haber sido decididos y no lo fueron en primera instancia, sin embargo de
haber sido propuestos y ventilados por las partes.”
IV. AGRAVIOS.
En el caso en examen, el impetrante circunscribe los agravios que le causa la sentencia
proveída por el señor Juez Quinto de lo Mercantil, en los hechos siguientes:
“1. Que el proceso ejecutivo contra sus mandantes adolece de nulidad por haberse
pronunciado contra ley expresa y terminante conforme el Art. 1130 Pr.C., ya que los decretos
legislativos números 121, 486, 665 y 937, establecieron un plazo para la suspensión de los Juicios
Ejecutivos Mercantiles otorgados por el Banco de Fomento Agropecuario, y otras entidades
crediticias, siempre que fueran destinados a actividades agropecuarias, y que no sobrepasara la
suma de treinta mil dólares de los Estados Unidos de América, circunstancia todas que se dan en
los créditos que se reclaman en este juicio a nuestros representados. El juez dejó de aplicar esos
decretos, porque se refieren a juicios ya iniciados, y no a los que se iniciaron dentro de su
vigencia, de la simple lectura del Art. 1 del Decreto 121 se desprende que el juicio se suspende
desde la admisión de la demanda siempre que esto ocurra dentro del plazo de vigencia de los
referidos decretos y en el estado en que se encuentren antes de declararse ejecutoriada la
sentencia. Pero si como erróneamente supone el juez, éstos solo se referían a juicios anteriores a
la vigencia del Decreto 121, el decreto 486 vigente desde el 26 de octubre de 2010, establece la
suspensión hasta el 31 de marzo de 2011 de los juicios ejecutivos mercantiles, quedando entonces
comprendidos en ese decreto el auto que ordena la notificación del decreto de embargo a nuestros
representados, proveído el 7 de enero de 2011, porque ya se había iniciado el proceso antes del
26 de octubre de 2010, dado que la demanda, como ya se dijo, se presentó el 24 de mayo de
2010, es decir, antes de la vigencia del Decreto 486. Por lo tanto, los referidos juicios ejecutivos
deben suspenderse aplicando el criterio del Juez Quinto de lo Mercantil desde la vigencia del
Decreto 486, anulando el auto que ordena el emplazamiento y los embargos trabados el
veintiocho de octubre de dos mil diez.”
2. “Que el Art. 211 Pr.C., concede en razón de la distancia tres días a la parte demandada
si su domicilio está a cuatro leguas del tribunal que conoce de la demanda y si la distancia es
mayor, se le concede un día más por cada seis leguas de exceso. Nuestros representados son del
domicilio de Usulután, ciudad que se encuentra a ciento veinte kilómetros de San Salvador, es
decir, treinta leguas de distancia, descontando las primeras cuatro leguas quedan veintiséis, lo
cual les proporcionan cuatro días más de los primeros tres, en resumen, tuvieron siete días para
contestar la demanda, y como fueron emplazados el diecinueve de julio de este año, el plazo les
finalizó el veintiséis de julio del mismo mes y año (sic) para contestar la demanda, sin embargo el
Juez Quinto de lo Mercantil, arbitrariamente en el auto de folios 104 del quince de febrero de dos
mil doce, derogó el Art. 211 Pr.C, atribuyéndose facultades que solo le corresponden a la
Asamblea Legislativa según el Art. 131 N° 5 de la Constitución.”
3. “La escritura pública de Apertura de Crédito Decreciente no es prueba de la
obligación porque en ella no consta la causa de la misma, la causa de la obligación es el retiro
parcial de la suma acreditada la cual está documentada con pagarés, siendo estos títulos los
documentos ejecutivos base de la acción ejecutiva; y como ambos pagarés según su tenor literal,
deben pagarse el dieciocho de septiembre del año dos mil catorce, nuestros representados no
están en mora y no le ha nacido al Banco la acción ejecutiva para proceder al cobro de ambos
pagarés, en consecuencia la demanda por el cobro de estas dos obligaciones es improponible.”
V. ANÁLISIS DE LOS AGRAVIOS
1. Respecto del primer agravio, menester es señalar que la parte ejecutada al comparecer
al proceso y en esta instancia, alegó la nulidad de todo lo actuado por haberse iniciado el proceso
ejecutivo en contravención a lo establecido en el decreto legislativo 121, denominado
“Disposiciones Especiales y Transitorias de Suspensión de Juicios Ejecutivos Mercantiles a favor
de los Deudores Agropecuarios y Agroindustriales”, el que en su Art. 1 decía: “Súspendase por
un plazo de nueve meses los Juicios Ejecutivos Mercantiles iniciados en contra de toda persona
natural o jurídica que adquirieron créditos con el Banco de Fomento Agropecuario, Banco
Hipotecario o Fondo de Saneamiento y Fortalecimiento del Sistema Financiero (FOSAFFI),
mediante créditos directos o con fondos correspondientes o provenientes de los Fideicomisos
siguientes: Fideicomiso de Conservación del Parque Cafetalero (FICAFE), Fideicomiso
Especial para el Sector Agropecuario (FIDEAGRO), Fideicomiso Especial de Desarrollo
Agropecuario (FEDA), Fideicomiso de Crédito denominado Programa de Garantía
Agropecuaria
(PROGARA), Fideicomiso de Saneamiento Agropecuario (FINSAGRO),
FIDEICOMISO ALEMAN KFW, Fideicomiso para el Proyecto de Desarrollo Rural en la Región
Central (PRODAP II), Fideicomiso Especial para el Pago de la Deuda Agraria (FEPADA), y
Fideicomiso de Apoyo a la Inversión en la Zona Norte (FIDENORTE); así como mediante
créditos directos o por medio de los beneficiadores y exportadores, únicamente cuando el origen
de la deuda haya sido para financiar actividades de producción agropecuaria y/o agroindustrial,
para lo cual deberá expresarlo así el respectivo documento que dio origen a la relación
crediticia.
Dicha suspensión procesal incluye desde la admisión de la demanda hasta el
pronunciamiento de la sentencia, trámites de recursos ordinarios y extraordinarios derivados de
dichos procesos o juicios ejecutivos mercantiles, siempre que la sentencia no haya sido
ejecutoriada.
Para efectos de la suspensión establecida, se tendrá por interrumpida la caducidad de la
instancia durante el plazo señalado, interrupción que también será extensiva a los efectos de la
prescripción y generación de intereses legales o convencionales correspondientes.” (Subrayado
es nuestro)
A. La nulidad, como es sabido, no es más que el vicio de que adolece una sentencia o
diligencia judicial que la ley sanciona, declarándola sin ningún valor; dicho en otro giro, la
nulidad es la ineficacia de un acto jurídico, proveniente de la esencia de una de las condiciones de
fondo o de forma requeridas para su validez. En el Derecho Procesal, la nulidad es entendida
como la sanción que tiende a privar al acto o actuación procesal de sus efectos normales, cuando
en su ejecución no se han guardado aquellas condiciones. Más aún, por la mayor o menor
trascendencia del vicio, puede viciarse un sólo acto o producir efecto en una serie de ellos en todo
el proceso. La nulidad trae como consecuencia que las cosas vuelvan al estado en que se
encontraban antes del acto o actuación que la contiene.
B. Las nulidades son de estricto derecho, lo que significa que deben encontrarse
taxativamente señaladas por la ley; y para comprender a cabalidad la incidencia o impacto de las
nulidades procesales, deben atenderse los principios que la regulan, entre los cuales encontramos
los siguientes:
a) El de legalidad conocido como el de especificidad: “No hay nulidad sin ley”, y que
nuestro ordenamiento legal lo comprende en el Art. 1115 Pr.C.
b) El de trascendencia: “No hay nulidad sin perjuicio”. Para que el acto procesal sea
nulo debe de violar normas que indican al Juez como actuar y que, desde luego, implica
trascendencia, por cuanto la nulidad persigue evitar la afectación de la situación procesal de las
partes (trascendente), o sea salvaguardar los derechos de las partes. En efecto, la nulidad, más
que satisfacer pruritos formales, tiene por objeto evitar la violación a las garantías en el juicio.
Art. 1115 in fine; y,
c) Principio de convalidación de las nulidades, los autores consideran que este principio
lleva aparejado el de los remedios contra el acto nulo, es decir, el “saneamiento de las nulidades”.
Y es que, así como el derecho estudia el acto nulo y sus efectos, también lo hace con las formas
de evitar dichos efectos, eliminando o saneando el acto nulo, o sea, que en lugar de la
invalidación, se busca la subsanación entre cuyas formas tenemos la confirmación o ratificación
del acto anulable y la conformidad ya sea expresa o tácita del mismo.
C. En base a los conceptos antes plasmados, no puede afirmarse que exista nulidad en la
tramitación del proceso ejecutivo que nos ocupa, pues el legislador previó en el Decreto antes
mencionado cuales serían los efectos del mismo, no previéndose en caso de incumplimiento
ninguna nulidad, siendo uno de los principios rectores el de legalidad o especificidad, más aún
cuando a los recurrentes han tenido la oportunidad de intervenir en el proceso y así ejercer su
derecho de defensa, configurándose con ello, lo preceptuado en el libro tercero, título II, capítulo
II de nuestro Código de Procedimientos Civiles, específicamente en su Art. 1115, el cual
establece que no será declarada una nulidad procedimental, si apareciere que la infracción de que
se trata no ha producido ni puede producir perjuicios al derecho o defensa de la parte que la
alega, pues en nuestro sistema procesal la existencia y comprobación de un vicio procedimental
no conduce indefectiblemente a la declaratoria de nulidad, ya que debe de tomarse siempre en
cuenta si el vicio produjo o puede producir perjuicio al derecho de defensa de la parte que lo
alega o en cuyo favor se ha establecido, es decir, debe cerciorarse el juzgador si el vicio
trascendió al interés del recurrente, o si atentó contra el derecho de defensa del ejecutado. Es más,
declarar tal nulidad -en caso de que fuera procedente- resultaría intrascendente a esta altura del
proceso en el que los decretos a que hace alusión el recurrente perdieron su vigencia, por lo tanto,
es oportuno desestimar la nulidad alegada.
D. No obstante lo anterior, y como ya se dijo, los decretos legislativos 121, 486 y sus
prórrogas denominados “Disposiciones Especiales y Transitorias de Suspensión de Juicios
Ejecutivos Mercantiles a favor de los Deudores Agropecuarios y Agroindustriales”, establecieron
cuáles serían los efectos de la suspensión, entre otros, la interrupción de la generación de
intereses legales o convencionales, en tal sentido, habiéndose entablado la demanda el
veinticuatro de mayo de dos mil diez, le es aplicable el decreto legislativo 486, publicado en el
Diario Oficial número 201, Tomo 389, que entró en vigencia el mismo día de su publicación, es
decir, el veintiséis de octubre de dos mil diez y sus prórrogas (Decretos Legislativos números 665
y 937) vigentes hasta el treinta de junio de dos mil doce, en consecuencia, en el lapso de tiempo
que comprende del veintiséis de octubre de dos mil diez al treinta de junio de dos mil doce, no
deberán imputarse intereses normales y así deberá declararse.
2. En relación al segundo de los agravios expuestos y que se refiere a que el juez A quo
tácitamente derogó el Art. 211 Pr.C., al no haberle concedido a los ejecutados el término de la
distancia, es necesario referirnos a la sentencia pronunciada por la Sala de lo Constitucional de la
Corte Suprema de Justicia, a las doce horas cincuenta minutos de cuatro de noviembre de dos mil
cuatro, en el Proceso de Amparo referencia 181-2004, en el que dijo: “El término de la distancia
consiste en aquel lapso que se establece a los efectos de permitir el desplazamiento de personas
o de los autos desde un lugar a otro, cuando la sede del Tribunal en que se deba de efectuar el
acto del procedimiento resultare diferente de aquella donde se encuentran las personas o los
autos solicitados.
En la actualidad, la concesión de un término de la distancia a la parte citada o
emplazada bajo las directrices dispuestas por el citado precepto, esto es, conforme a las reglas
ahí consignadas, constituiría un factor que conspiraría contra la celeridad procesal,
desequilibrando su naturaleza y tornando los trámites procesales y la eventual decisión
definitiva que sobre la controversia deba dictarse, en rigor, lejanos, al mismo tiempo que
desarmonizaría de gran manera con el escenario de los medios de transporte y electrónicos
contemporáneos de los que disponen las partes para apersonarse y comunicarse con los
tribunales de justicia, respectivamente.
Lo cierto es que el término de la distancia no es un lapso que adjudique un derecho al
emplazado o citado, sino que representa un beneficio que "el Juez confiere" a la parte para el
ejercicio de una carga; además, puede y debe ser "acordado por el Juez" en aras de
salvaguardar el derecho a la defensa o en general, el proceso constitucionalmente configurado
para las partes, siempre que las circunstancias concretas lo justifiquen.”
A. En el caso que nos ocupa, los abogados C. y C. R., al comparecer al proceso,
manifestaron que sus representados son del domicilio de Usulután y que por lo tanto tenían siete
días para contestar la demanda, es decir, hasta el veintiséis de julio de dos mil doce; sin embargo,
en su escrito presentado el veinticinco del mismo mes y año, NO CONTESTARON LA
DEMANDA, manifestando en el referido escrito que: “Estando suspendida la tramitación de este
juicio no es posible contestar la demanda por estar impedidos por justa causa.” Es decir, aún que
hubiese sido concedido dicho término por el juez a quo, la contestación sería extemporánea, por
cuanto era en su primer escrito que debían contestarla, ya que no era posible concederle un plazo
adicional; sin embargo, esta Cámara comparte el criterio sentado por el Juez A quo, y en base a lo
manifestado por la Sala de lo Constitucional en el párrafo antes transcrito, se afirma que es
facultad de los tribunales la concesión del término de la distancia, concluyéndose que los plazos
para el cumplimiento de los actos procesales son aquéllos expresamente previstos en la ley, y
excepcionalmente, aquellos que disponen los jueces en virtud de circunstancias especiales como
la distancia, últimos que se concederán sólo si las partes acreditan fehacientemente las
circunstancias que obliguen a su concesión; y al no haberse comprobado los extremos para su
procedencia, deberá rechazarse el agravio expuesto.
3. En relación al último de los agravios; y que se refiere a la falta de ejecutividad de la
Escritura Pública de Apertura de Crédito Decreciente, menester es recordar qué debemos
entender por esta clase de contrato; en tal sentido, el Doctor Roberto Lara Velado, en su obra
Introducción al Estudio del Derecho Mercantil, segunda edición, página 215 sostiene que: “la
apertura de crédito es un contrato bilateral, mediante la cual una de las partes, que se denomina
acreditante, se compromete a conceder un crédito a la otra, que se denomina acreditado, hasta
por una cantidad determinada o determinable; el acreditado, pueda hacer uso del crédito
prometido de una sola vez, mediante una distribución predeterminada o conforme a sus
necesidades”
A. Asimismo, dicho autor, señala que en esta clase de contratos la obligación del deudor
no nace, sino hasta que se haga uso total o parcial del crédito prometido; y como consecuencia, la
obligación no es líquida, sino liquidable, a medida que el deudor vaya haciendo uso del crédito
prometido; y en tal sentido, la apertura de crédito supone el problema de liquidar la obligación
del deudor, ya que el compromiso del acreedor de conceder un crédito no significa que de hecho
lo haya concedido; estableciéndose, la forma en que puede realizarse tal liquidación, a saber: a)
La forma más corriente es la que el deudor firme recibo por cada cantidad que retira; dichos
recibos acompañados del contrato de apertura de crédito respectivo, pueden establecer ante los
tribunales la obligación a cargo del deudor y la cuantía de la misma; b) El llamado crédito de
caja, en el cual el deudor firma títulos valores (Art. 1110 Com.); como letras de cambio o
pagarés, por cada retiro que haga, regulando el plazo de tales títulos de acuerdo con las
condiciones del contrato de apertura de crédito, en este tipo de crédito, es indispensable
introducir una cláusula en el contrato, que detalle la modalidad, a fin de que quede establecido en
los títulos valores que se libran al amparo del contrato, para impedir que en alguna forma se
duplique la obligación, en daño del deudor; c) Cuando se trata de apertura de crédito cuyos retiros
se harán en mercaderías, éstos retiros se documentan con factura que ampara las entregas de
mercaderías y son firmadas por el acreditado, y, d) Cuando el acreditante es un Banco, en virtud
de la credibilidad de que gozan legalmente estas instituciones, el artículo 1113 Com., permite que
el saldo sea establecido ante los tribunales, mediante el informe del Contador de la Institución
Bancaria, con el Visto Bueno del gerente de la misma.
B. En el caso que nos ocupa, se advierte que el proceso ha sido promovido, entre otros,
con el testimonio de una escritura pública de contrato de Apertura de Crédito y sus respectivos
pagarés; y en base a ello, se afirma que para que prospere la pretensión debe presentarse el
referido contrato y
comprobarse el saldo de las cantidades reclamadas por los medios
establecidos por la ley; y de acuerdo a la cláusula XII número 8) de dicho contrato, cada
desembolso debía documentarse por medio de un PAGARÉ, por lo que éstos se entienden
incorporados al contrato de apertura de crédito, con los cuales se comprobó que se hizo uso de la
prestación pactada, estableciéndose el saldo de lo adeudado, estando ligados tales documentos,
los que constituyen el título ejecutivo con el cual se promovió el proceso de mérito.
C. En ese sentido, los títulos valores librados -pagarés- no gozan de titularidad y
autonomía como documentos base de la pretensión, sino que fueron suscritos en ejercicio de los
Arts. 1110 y siguientes del Código de Comercio y a raíz del contrato de apertura de crédito como
prueba de los desembolsos realizados. En consecuencia, no se puede determinar que éstos sean
los documentos base de la pretensión, como lo interpreta la recurrente, sino que lo es la escritura
pública de apertura de crédito, acompañada de los comprobantes de desembolso, por lo que este
agravio debe rechazarse.
CONCLUSIONES.
En base a lo antes expuesto; y siendo que los documentos presentados por el ejecutante
son títulos ejecutivos que no han sido redargüidos de falsos y al no existir en el proceso
probanzas mediante las cuales se destruya la presunción de veracidad de que están revestidos
tales documentos, es menester reformar la sentencia recurrida, en el sentido de ordenarse el pago
de capital e intereses adeudados relacionados en la demanda a los señores RENÉ ALEXANDER
CARRANZA CÁRDENAS y REINA ISABEL ZAVALA DE CARRANZA; y ordenarse que una
vez declarada firme la presente sentencia el Juez A quo deberá practicar liquidación en la cual se
deberá descontar los intereses normales que se generaron en el lapso que comprende del
veintiséis de octubre de dos mil diez al treinta de junio de dos mil doce, en virtud de lo que
establecía el inciso final del Art. 1 del decreto legislativo número 486, publicado en el Diario
Oficial número 201, Tomo 389 y sus prórrogas contenidas en los Decretos Legislativos números
665 de fecha 31 de marzo de 2011 y 937, de fecha 30 de noviembre de 2011, aplicable al presente
proceso, por ser uno de los efectos que comprendía la suspensión del trámite de esta clase de
procesos.
POR TANTO: de acuerdo a las razones expuestas, disposiciones legales citadas y Arts.
1 Inc. uno, 11 Inc. uno y 18 Constitución; 49 romano I) y 120 L. Pr. Mtls.; y 2, 417, 418, 421,
422, 427, 428, 432, 439, 586, 593 y siguientes; 1026, 1060, 1088, 1089 y 1091 Pr.C., a nombre
de la República de El Salvador, esta Cámara FALLA:
1°) DECLÁRASE SIN LUGAR LA NULIDAD alegada por los ejecutados señores
RENÉ ALEXANDER CARRANZA CÁRDENAS y REINA ISABEL ZAVALA DE
CARRANZA, por medio de sus apoderados abogados Oscar Mauricio C. y Mauricio C. R., en
base a las consideraciones hechas en la presente;
2°) REFÓRMASE el fallo de la sentencia pronunciada por el señor Juez Quinto de lo
Mercantil, a las doce horas cinco minutos de diecisiete de agosto del año anterior, en el sentido
que se ordena a los señores RENÉ ALEXANDER CARRANZA CÁRDENAS y REINA
ISABEL
ZAVALA
DE
CARRANZA
a
pagar
al
“BANCO
DE
FOMENTO
AGROPECUARIO”, las cantidades siguientes: A) POR EL PRIMER CRÉDITO: la suma de
ONCE MIL TRESCIENTOS NOVENTA Y OCHO PUNTO CINCUENTA Y NUEVE
DÓLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, en concepto de capital, más el
interés normal del siete punto cincuenta por ciento anual sobre saldos, a partir del diecisiete de
junio de dos mil nueve al treinta de abril de dos mil diez; y del doce punto cincuenta por ciento
anual sobre saldos, desde el uno de mayo de dos mil diez en adelante, más el interés moratorio
del cinco por ciento anual a partir del dieciocho de junio de dos mil nueve, en adelante, todo
hasta su completo pago, transe o remate, debiendo descontarse en la liquidación que se
practique los intereses normales que se generaron en el lapso que comprende del veintiséis
de octubre de dos mil diez al treinta de junio de dos mil doce, en virtud de lo que establecía
el inciso final del Art. 1 del decreto legislativo número 486 publicado en el Diario Oficial
número 201, Tomo 389 de fecha 26 de octubre de 2010 y sus prórrogas contenidas en los
Decretos Legislativos números 665, de fecha 31 de marzo de 2011 y 937 de fecha 30 de
noviembre de 2011; y, B) POR EL SEGUNDO CRÉDITO: a) identificado como “Crédito A”
la cantidad de CUATRO MIL DOSCIENTOS DÓLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE
AMÉRICA, en concepto de capital, más el interés normal del nueve por ciento anual sobre
saldos, a partir del veintiséis de agosto de dos mil ocho al treinta y uno de marzo de dos mil
nueve; y del diez punto cincuenta por ciento anual sobre saldos, desde el uno de abril de dos mil
nueve en adelante; más el interés moratorio del cinco por ciento anual, desde el día uno de julio
de dos mil nueve en adelante, hasta su completo pago, transe o remate; y b) identificado como
“Crédito B”,la cantidad de CINCO MIL OCHOCIENTOS DÓLARES DE LOS ESTADOS
UNIDOS DE AMÉRICA, en concepto de capital, más el interés normal del once por ciento
anual sobre saldos a partir del veintiséis de agosto de dos mil ocho al treinta y uno de marzo de
dos mil nueve; y del doce punto cincuenta por ciento anual sobre saldos, a partir del uno de abril
de dos mil nueve en adelante; más el interés moratorio del cinco por ciento anual, a partir del
treinta y uno de octubre de dos mil nueve, en adelante, todo hasta su completo pago, transe o
remate, debiendo descontarse en la liquidación que se practique en los “Créditos A y B” los
intereses normales que se generaron en el lapso que comprende del veintiséis de octubre de
dos mil diez al treinta de junio de dos mil doce, a raíz del citado Decreto Legislativo 486 y
sus prórrogas;
3°) No hay especial condenación en costas de ambas instancias.
4°) Sígase con la ejecución. Y,
5°) Oportunamente, vuelva la pieza principal al Juzgado de su origen con certificación
de esta sentencia para los fines de rigor. HÁGASE SABER.
PRONUNCIADA POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LA SUSCRIBEN.
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