MODIGLIANI Texto : Frances Alexander Traducción : Gemma Deza Guil © Confidential Concepts, worldwide, USA © Sirrocco, London, UK (edición española) ISBN: 978-1-78042-535-1 Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede reproducirse o adaptarse sin permiso del propietario de los derechos de autor en ninguna parte del mundo. A menos que se especifique lo contrario, los derechos de las obras reproducidas pertenecen a sus respectivos fotógrafos. Pese al esfuerzo realizado en la fase de documentación, no siempre ha sido posible determinar a quién correspondían los derechos de autor de las fotografías; en tales casos, agradeceríamos que se nos notificara el nombre de su propietario. Amedeo Modigliani 4 A medeo Modigliani nació en Italia en 1884 y falleció en París a los treinta y cinco años. De cuna judía, era hijo de madre francesa y padre italiano, por lo que creció en el seno de tres culturas. Hombre apasionado y encantador, tuvo numerosas amantes y alimentó su visión única del mundo gracias a la apreciación del legado artístico clásico e italiano, a la comprensión de la sensibilidad y el estilo franceses, y en concreto del rico ambiente artístico del París de principios del siglo XX, y a su propia conciencia intelectual, inspirada por la tradición judía. A diferencia de otros artistas de vanguardia, Modigliani pintó principalmente retratos, que por lo general eran irreales, de rostros alargados y aire melancólico, y desnudos que exhibían una belleza grácil y un extraño erotismo. En 1906, Modigliani emigró a París, centro de la innovación en arte y mercado artístico internacional por excelencia. Frecuentó los cafés y las galerías de Montmartre y Montparnasse, donde se congregaban numerosos grupos variopintos de artistas. No tardó en trabar amistad con el pintor postimpresionista (y alcohólico) Maurice Utrillo (1883–1955) y con el pintor alemán Ludwig Meidner (1844–1966), quien describió a Modigliani como “el último auténtico bohemio” (Doris Krystof, Modigliani). Pese a que su madre le enviaba todo el dinero que podía permitirse, Modigliani vivía sumido en una pobreza desesperante que le obligaba a cambiar de alojamiento con frecuencia y, en ocasiones, a abandonar tras de sí sus obras cuando se veía apremiado a huir sin pagar el alquiler. Fernande Olivier, la primera novia que Pablo Picasso (1881–1973) tuvo en París, describe así una de las habitaciones de Modigliani en su libro Picasso and his Friends (1933): “Un perchero de cuatro patas ocupaba un rincón de la estancia. Sobre un hornillo pequeño y oxidado había un cuenco de terracota amarillo que utilizaba para lavarse; al lado, una toalla y una pastilla de jabón descansaban sobre una mesa de madera pintada de blanco. En otro rincón, un pequeño y deslucido arcón negro hacía las veces de incómodo sofá. Había además una silla con asiento de mimbre, caballetes, lienzos de diversos tamaños, tubos de pintura esparcidos por el suelo, pinceles, recipientes con trementina y un cuenco con ácido nítrico (usado para los aguafuertes). No había cortinas”. Modigliani era un personaje popular en el Bateau-Lavoir, el célebre edificio en el que muchos artistas, entre ellos Picasso, tenían sus estudios. Es probable que el nombre del edificio, que quiere decir “lavadero flotante”, se le ocurriera al escritor bohemio y amigo de Modigliani y de Picasso, Max Jacob (1876–1944). 1. Autorretrato, 1919. Óleo sobre lienzo, 100 x 65 cm. Museu de Arte Contemporanea da Universidade de San Paulo, Brasil. 5 6 2. Paisaje del Midi, 1919. Óleo sobre lienzo, 60 x 45 cm. Colección privada. 3. Árbol y casas, 1919. Óleo sobre lienzo, 57 x 45 cm. Colección privada. 7 En el Bateau-Lavoir, Picasso pintó Las señoritas de Avignon (1907), un retrato radical de un grupo de prostitutas que anunció el inicio del cubismo. Otros artistas de aquel desvencijado inmueble, entre los que figuraban los pintores Georges Braque (1882–1963), Jean Metzinger (1883–1956), Marie Laurencin (1885–1956) y Louis Marcoussis (1883–1941), y los escultores Juan Gris (1887–1927), Jacques Lipchitz (1891–1973) y Henri Laurens (1885–1954), también se contaban entre la avanzadilla del cubismo. Los vívidos colores y el estilo libre del fauvismo acababan de ganar popularidad y Modigliani conocía a los fauvistas del Bateau-Lavoir, incluidos André Derain (1880–1954) y Maurice de Vlaminck (1876–1958), así como al escultor expresionista Manolo (Manuel Martínez Hugué; 1876–1945) y a Chaim Soutine (1893–1943), Moïse Kisling (1891–1953) y Marc Chagall (1887–1985). Modigliani pintó retratos de muchos de estos artistas. Max Jacob y otros escritores también formaron parte de aquella comunidad. Entre esos otros se contaban el poeta y crítico de arte (y amante de Marie Laurencin) Guillaume Apollinaire (1880–1918), el surrealista Alfred Jarry (1873–1907), el escritor, filósofo y fotógrafo Jean Cocteau (1889–1963), con quien Modigliani tenía una relación de amorodio, y André Salmon (1881–1969), que más tarde escribiría una novela basada en el modo de vida tan poco convencional de Modigliani. La escritora y coleccionista de arte norteamericana Gertrude Stein (1874–1946) y su hermano Leo también eran asiduos de aquel grupo. Los amigos de Modigliani lo llamaban “Modi” (pronunciado modí), un juego de palabras basado en la expresión francesa peintre maudit (“pintor maldito”). Él mismo creía que el artista tenía necesidades y deseos distintos a los del resto de personas y que, por lo tanto, debía ser juzgado bajo una luz diferente a la del común de los humanos, una teoría que formuló tras leer a autores como Friedrich Nietzsche (1844–1900), Charles Baudelaire (1821–1867) y Gabriele D’Annunzio (1863–1938). Modigliani tenía incontables amantes, era un bebedor empedernido y consumía drogas. De vez en cuando regresaba a su Italia natal para visitar a su familia, descansar y recuperar la salud. 4. Desnudo, circa 1908. Óleo sobre lienzo, 61 x 38 cm. Perls Gallery, Nueva York. 8 Durante su infancia, Modigliani había padecido pleuresía y fiebre tifoidea, enfermedades que debilitaron de por vida sus pulmones. Su precario estado de salud se veía exacerbado por su escasez de dinero y por su estilo de vida inestable y excesivo. Murió de tuberculosis. Su joven novia, Jeanne Hébuterne, embarazada del segundo hijo de ambos, fue incapaz de imaginar la vida sin él y se suicidó a la mañana siguiente de su muerte.