En el presente trabajo nos proponemos dar cuenta centrándonos en la conferencia 26: “La teoría de la libido y el narcisismo”, de la dificultad que encuentra Freud a la hora de abordar lo que en ese momento denomina neurosis Narcisista, que hoy podemos poner bajo el nombre de Psicosis y su diferencia con las Neurosis de Trasferencia, ubicando la explicación sobre la incapacidad de abordar estas patologías bajo el psicoanálisis hasta ese momento. A fines de una mayor comprensión se hará un recorrido sobre el primer dualismo pulsional conceptualizado en la obra y el desarrollo libidinal constitutivo de la sexualidad humana. En el primer dualismo, nos encontramos con la distinción entre pulsiones yoicas o de autoconservación y pulsiones sexuales. Las primeras, las pulsiones yoicas o de auto conservación, son las investiduras que exigen la satisfacción de las necesidades vitales, como pueden ser el hambre y la sed. Podemos utilizar aquí el ejemplo del chupeteo. En un primer momento, el lactante realiza la acción de mamar con la finalidad de saciar su necesidad orgánica. En un segundo momento, nos encontramos con que repite la acción misma de mamar aun cuando se encuentra colmada la necesidad, solo por la obtención de placer. Así surgiría para Freud apuntalada en las funciones orgánicas (producto de la independencia de la acción, de la necesidad orgánica) la sexualidad humana, y las pulsiones sexuales. Reservando el nombre de libido, “para las fuerzas pulsionales de la vida sexual”1. La sexualidad infantil en su surgimiento carece de una organización genital rectora como fin. “Sus diversas pulsiones parciales tiene iguales derechos y cada una persigue por su cuenta propia el logro de placer2”. De esta manera, debemos plantear que lo que llamamos vida sexual no surge de manera acabada sino que parte de la satisfacción anárquica de las pulsiones que no se coordinan en un único objeto, denominando el estadio del autoerotismo. Situamos por tanto el desarrollo libidinal, desde el surgimiento de la sexualidad infantil, pasando por el autoerotismo hasta el viraje de la organización de todas las pulsiones bajo la primacía de los genitales, tomando como objeto amoroso un objeto total. 1 Freud.S., “Conferencias introductorias al psicoanálisis”, parte III (1916-1917) En obras completas, .Amorrortu. Tomo XVI pag 376 bs as 2011 2 Partimos de la frase Freudiana para el desarrollo de la libido: “Hemos averiguado que la función de la libido recorre un largo camino de desarrollo hasta poder entrar al servicio de la reproducción en la manera llamada normal”3. Debemos pensar en este desarrollo libidinal como un recorrido que acarrea ciertos inconvenientes, ciertos peligros como: la inhibición y la regresión. Por un lado, tenemos un primer peligro; en el caso de la inhibición podemos encontrarnos con que partes de su desarrollo queden retrasadas, por más que la mayoría alcance su meta. Una demora de este carácter en una etapa anterior a la elección de objeto, debemos darle el nombre de fijación. Por otro lado, y en segunda instancia, nos encontramos con el segundo de los peligros: es el de la regresión. En un desarrollo que procede por etapas, debemos tener en cuenta que posea partes que ya hayan recorrido más trayecto en el desarrollo y puedan tener en determinado momento, un retroceso a fases anteriores, dándole el nombre de regresión. Ahora bien: ¿Fijación y regresión se relacionan entre sí?, ¿qué es lo que hace que en determinado momento se produzca un retroceso? A lo que respondemos sin duda: la regresión se produce porque una moción no puede llevarse a cabo, o sea por una frustración, “una marea alta de libido que no encuentre otro decurso (…) semejante resultado puede llevar todo cuanto provoque una corriente retro cedente de la libido (regresión)”4 y vuelve no a cualquier punto, si no al punto constitutivo de la fijación, que propiciaría tanto una manera de satisfacción, como una predisposición a enfermar. Podemos interrogándonos si este proceso se lleva a cabo de igual manera para las distintas neurosis, ¿cuál es la diferencia que produce que algunas puedan ser tomadas en tratamiento y otras no? Encontramos la respuesta a lo largo de toda la conferencia 26. Freud nos dice: “(…) a las investiduras energéticas que el yo dirigía a los objetos de sus aspiraciones sexuales las llamamos libido (...)”. Más adelante continúa: “poco a poco nos fuimos familiarizando con la idea de que la libido que hayamos adherida a los objetos, y que es expresión del afán de ganar una satisfacción por su intermedio, puede también abandonarlos y, en lugar de ocupar a ellos, ocupar el yo5.” De esta manera podemos resaltar dos cuestiones, por un lado, nos presenta las Neurosis de Transferencia con la capacidad de investir libidinalmente un objeto procurándose una satisfacción 3 Freud.S., “ Conferencias de introducción al psicoanálisis (parte III) (1916-1917), conferencia 22”. En obras completas .Amorrortu Bs As .Tomo XVI Pag 309 4 Freud.S., “ Sobre un caso de paranoia descripto autobiográficamente (Scherber).. En obras completas Amorrortu, bs as 2011. TomoXII pag 56 5 Freud.S., “Conferencias introductorias al psicoanálisis (parte III) (1916-1917), conferencia 26. En obras completas.Amorrortu. Bs As 2011 por su intermedio. Por otro lado, el carácter “plástico6” de la libido. Para dar cuenta de esta característica utiliza la analogía con el cuerpo de una ameba. Esta puede emitir prolongaciones, denominadas zeudótopos por la que hace correr sus distintas sustancias corporales, pudiendo recoger sus prolongaciones y recobrar la forma. Remarcando maneras no patológicas, como ejemplo de movimiento o regresión libidinal, el estado del dormir, donde las investiduras son retiradas del mundo exterior para permitir el sueño. El estado de enamoramiento, donde hay una sobre estimación del objeto amoroso y un empobrecimiento del yo (lo que también sucedería en el proceso de duelo)7, y por ultimo en la enfermedad, donde todo el interés libidinal estaría puesto en el dolor o el padecimiento desestimándose del mundo exterior. ¿Por qué se vuelve patológica? No podemos decir otra cosa siguiendo a Freud, que por una frustración violenta, conlleve una gran cantidad de libido. Ahora cabe preguntarnos: ¿qué sucede en las denominadas Neurosis Narcisistas, que lleva a Freud a zanjar esta distinción? En las Neurosis Narcisistas faltaría la investidura hacia los objetos. La libido se situaría en el yo, produciendo su engrandecimiento como se puede ver en los delirios megalómanos. Da el nombre de “Narcisismo” para esta colocación de la libido, lo que lo lleva a conceptualizar, que si existe esta fijación en el cuerpo no puede ser excepcional, sino que debe pensarse como un nuevo estadio entre el autoerotismo y la elección de objeto. Define así al narcisismo: “(…)Para designar aquella conducta por la cual el individuo da a su cuerpo propio un trato parecido al que daría al cuerpo de un objeto sexual8”. “Por fin surgió la conjetura de que una colocación de la libido definible como narcisismo podía entrar en cuenta en un ratio más vasto y reclamar su sitio dentro del desarrollo sexual regular del hombre 9”, más adelante se interroga: “¿qué relación guarda el narcisismo, de que ahora tratamos, con el autoerotismo, que hemos descripto como un estado temprano de la libido? (…) es un supuesto necesario que no esté presente desde el comienzo en el individuo una unidad comparable al yo, el yo tiene que ser desarrollado. Las pulsiones auto eróticas son iniciales, primordiales, algo tiene que agregarse al autoerotismo, una nueva acción psíquica, para que el narcisismo se constituya10 11”. En el caso de las neurosis Narcisistas la libido tomaría un carácter regrediente hacia el estadio del narcisismo constitutivo, produciéndose su estasis en ese lugar. 6 Freud.S., “Conferencias de introducción al psicoanálisis” parte III (1916-1917) conferencia 22.En obras completas. Amorrortu. Bs As 2011 Tomo XVI pag 314. 7 Se describe en el texto “ Duelo y melancolía" (1917 (1915)) En obras completas Amorrortu. Tomo XIV. Ba As 2011. 8 Freud.S., Introducción al narcisismo. Amorrortu. Tomo XIV, pag 73 9 Freud.S., “Conferencias de introducción al psicoanálisis” parte III (1916-1917) conferencia 26.En obras completas. Amorrortu. Bs As 2011 Tomo XVI pag 378. 10 11 Freud.S., Introducción al narcisismo. En obras completas Amorrortu.Bs As 2011 Tomo XIV, pag 71 Freud.S., Introducción al narcisismo. En obras completas Amorrortu.Bs As 2011 Tomo XIV, pag 74 ¿Por qué se produce la regresión libidinal? Encontramos en los textos del autor una respuesta contundente. Por Frustración. Tanto para las Neurosis de Transferencia como para las narcisistas. Cuando los seres humanos se ven impedidos (por diversos motivos de carácter contingente) de satisfacer su libido se produce la frustración. La libido de esta manera toma el carácter regrediente hacia el punto de fijación constitutiva particular del desarrollo libidinal. Como vimos, la regresión de la libido al yo de por sí no es patológica. ¿Qué la vuelve entonces nociva? Nos servimos del historial del presidente Scherber para encontrar una respuesta: “Personas que no se han soltado por completo del estadio del narcisismo (…) poseen allí una fijación patológica. Expuestas a que el peligro de que una marea alta de libido (…) un acrecentamiento demasiado violento para hallar tramitación por los canales ya abiertos, y que por eso rompe el dique en el punto más endeble del edificio12”. El punto más endeble del edificio no es otro que la fijación constitutiva que no solo proveería un modo de satisfacción particular sino un modo predisponente a enfermar. Finalmente, podemos concluir que si bien se produce por frustración, una regresión de la libido hacia el punto de fijación en ambos tipos de neurosis, nos encontramos con que en las neurosis narcisistas el desenlace es distinto por cuando un proceso se retire o de regresión libidinal se produce por evento muy violento, por lo que la libido convertida en narcisista no puede hallar nuevamente el camino a los objetos. El desenlace que se produce en las distintas neurosis no se debe a otra razón que a la diversidad de una disposición constitucional debido al punto de fijación. Podemos concluir tras este breve recorrido la distinción fundamental entre las Neurosis de transferencia y las Neurosis Narcisistas. En las primeras, si bien la libido por frustración ejerce un camino regrediente hacia el punto de fijación, en el caso de la histeria a la fase oral, y en el caso de las neurosis obsesivas a la fase sádico anal, produciendo determinada característica sintomática, conserva el carácter plástico pudiendo dirigir parte nuevamente a los objetos, invistiéndolos, lo que produce y permite la instalación de la transferencia esencial para el dispositivo analítico. En las segundas, en las neurosis narcisistas, la regresión se produce a estadio del desarrollo libidinal anteriores con su particular estasis, que impide que el yo dirija nuevamente sus investiduras hacia los objetos, produciendo la imposibilidad de la instalación de la transferencia, ya que el analista no puede ser investido libidinalmente. 12 Sigmund Freud. Sobre un caso de paranoia descripto autobiográficamente (schreber). Amorrortu tomo XVI pag 58. Por consecuencia y en este momento del desarrollo teórico Freudiano, hasta 1917, el psicoanálisis se encuentra imposibilitado de realizar tratamiento a las entidades clínicas englobadas en las neurosis Narcisistas. Psicoanálisis Freud II Cátedra: Delgado Trabajo final Ayudantía 2014-08-30 “Conferencia 26: introducción de libido y el narcisismo” Ortega Soledad Gisele. DNI: 34781541 Mail: [email protected] Bibliografía: Sigmund Freud, “Conferencias introductorias al psicoanálisis”, parte III conferencia 26: “La introducción de la libido y el narcisismo” (1916-1917) En obras completas, Amorrortu. Tomo XVI, Bs. As. 2011. Sigmund,F., “ Conferencias de introducción al psicoanálisis” (parte III) (1916-1917), conferencia 22” en obras completas, Amorrortu, Bs. As. Tomo XVI. Sigmund ,F., “ Sobre un caso de paranoia descripto autobiográficamente” (Scherber) en obras completas, Amorrortu, Bs. As. 2011. Tomo XII. Sigmund, F. “ Duelo y melancolía" (1917 (1915) en obras completas, Amorrortu, Bs. As. 2011. Tomo XVI. Sigmund F, Introducción al narcisismo. En obras completas, Amorrortu. Bs. As. 2011. Tomo XIV.