Atención urgente Diagnóstico y tratamiento del vértigo periférico Guillermo Plaza Mayora, Tomás Onrubiab y Alberto Hernández Carnicerob Servicio de Otorrinolaringología. Hospital de Fuenlabrada. Fuenlabrada. DU Enfermería. Bloque quirúrgico. Hospital de Fuenlabrada. Fuenlabrada. Madrid. España. a b Actuación inmediata El vértigo es un cuadro de mareo con sensación de movimiento en la que el paciente se siente dar vueltas, o ve que las cosas las dan alrededor de él. En este artículo se analizan las características del síndrome vertiginoso, su etiología y el manejo diagnóstico y terapéutico. ¿Qué es el vértigo? Habitualmente, los pacientes acuden al servicio de urgencias por un cuadro de mareo, y emplean diversos términos, como desequilibrio, vértigo, inestabilidad, desmayo, etc., para describir sensaciones que no siempre se corresponden con la definición de vértigo que maneja el médico. Por ello, al abordar un paciente con mareo, lo primero será lograr establecer, a través de la anamnesis, si se trata de un paciente con vértigo o con desequilibrio, inestabilidad o un cuadro psicógeno. De todas estas categorías, vamos a centrarnos el paciente con vértigo. El vértigo es un cuadro de mareo con sensación de movimiento en el que el paciente siente que da vueltas, o ve que las cosas las dan alrededor de él. Esta sensación es temporal, y tiende a resolverse sola en unos pocos días, debido a fenómenos de compensación central. Esta ilusión de movimiento siempre se debe a una asimetría de la actividad neuronal entre el núcleo vestibular derecho e izquierdo, que puede deberse simplemente a dar vueltas sobre uno mismo, a irrigar agua fría en el conducto auditivo, a tener partículas estimulando las otoconías de un canal semicircular del oído interno, o a presentar un infarto del núcleo vestibular en el tronco cerebral. Por lo tanto, la tarea fundamental del médico consiste en diferenciar los vértigos causados por mecanismo periférico de los vértigos de origen central, de mayor gravedad. Pero, para ello, es necesario aclarar las características del cuadro: si se trata de vértigos de aparición espontánea o posicional; la forma temporal de presentación (episodio único, episodios recurrentes de vértigo o sensación de inestabilidad crónica); la duración de la crisis de vértigo; los factores desencadenantes y los síntomas/signos asociados, puesto que el diagnóstico diferencial depende de ellas. 48 JANO 23 DE OCTUBRE DE 2009. N.º 1.749 03Atenurg0452diagnost.indd 1 • El vértigo periférico cursa con crisis de vértigo de duración relativamente corta (de unos minutos a varias horas), en las que tanto el comienzo como la desaparición son relativamente bruscos. Cursa con un cuadro vegetativo más o menos intenso (náuseas, vómitos, palidez, sudor frío, hipotensión, bradicardia, etc.). Toda esta sintomatología aumenta notablemente con los movimientos de la cabeza, debido a la estimulación de los conductos semicirculares. Puede cursar con síntomas cocleares (acúfenos, hipoacusia y ocasionalmente sensación de presión) o no. A diferencia, el vértigo central cursa con crisis de vértigo de menor intensidad, mayor duración e inicio más progresivo. No suele estar tan influido por los movimientos de la cabeza como el vértigo periférico. Es infrecuente que se acompañe de intenso cortejo vegetativo. Rara vez se relaciona con síntomas cocleares, y es habitual que presente otros signos y síntomas neurológicos: diplopía, disfagia, paresias, cefalea intensa, alteración de pares craneales y dismetría. ¿Cómo se diagnostica en urgencias un vértigo? La historia clínica es sin duda la clave para el diagnóstico diferencial del paciente con un cuadro de mareo, ya que permite llegar al diagnóstico en la mayoría de los casos, incluidas una correcta anamnesis y una exhaustiva exploración clínica. Una buena recogida de los antecedentes personales es fundamental, sobre todo en cuanto a posibles factores de riesgo cardiovascular, traumatismos craneales, infecciones óticas, toma de fármacos o tóxicos, historia de migrañas o historia de ansiedad o depresión. Anamnesis La anamnesis se enfocará a determinar si se trata de una crisis de vértigo de aparición espontánea o posicional; la forma temporal de presentación como único episodio, episodios recurrentes de vértigo o sensación de inestabilidad crónica; la duración de la crisis de vértigo (suele ser un período de tiempo breve con sensación de movimiento) y del cuadro de mareo (horas, días o semanas desde la primera crisis de vértigo), y los factores desencadenantes como los cambios de posición, la tos, las maniobras de Valsalva y los síntomas y signos asociados. La exploración física debe incluir una exploración física general, incorporando un examen cardiovascular básico que permita la exclusión de las otras formas de mareo de origen cardiovascular. En función de los antecedentes y hallazgos clínicos, se debe solicitar además la realización de un registro electrocardiográfico y las determinaciones bioquímicas urgentes habituales, incluida glucemia. www.jano.es 16/10/2009 11:42:03 Atención urgente Diagnóstico y tratamiento del vértigo periférico G. Plaza Mayor, T. Onrubia y A. Hernández Carnicero Exploración otológica La exploración otológica debe incorporar una otoscopia en todos los pacientes, y la acumetría (mediante el uso de diapasones de 512 y 1.024 Hz) para valorar la hipoacusia con las pruebas de Rinne y Weber. Exploración otoneurológica Ésta debe ser exhaustiva (lo que no ocupa más de 5 min) y debe incluir sistemáticamente: 1. Exploración neurológica básica: pares craneales, fuerza y sensibilidad, destinada a la detección de enfermedades del sistema nervioso. 2. Exploración completa del reflejo vestibuloespinal (RVE) y del equilibrio corporal (mediante la prueba de Romberg, la prueba de Babinski-Weil, la maniobra de Umterberger y la prueba de índices de Barany). 3. Exploración completa de los movimientos oculares valorando el reflejo oculomotor (reflejo vestibuloocular [RVO]), mediante el estudio del nistagmo espontáneo, el nistagmo evocado por la mirada (a 30º, en las 4 posiciones de la mirada), las alteraciones en el seguimiento ocular (a velocidad lenta, de 40º/s), las alteraciones en las sacadas (a mayor velocidad, 200-400º/s), el nistagmo postagitación cefálica (tras sacudir la cabeza enérgicamente diciendo “no-no-no”, puede aparecer nistagmo) y el test de impulso cefálico o test de Halmagyi (en el que se observan sacadas correctoras tras girar la cabeza bruscamente). 4. Pruebas posicionales de Dix-Hallpike (también llamadas de Nylen-Barany), destinadas al diagnóstico del vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB). 5. El estudio del nistagmo espontáneo es esencial. El nistagmo está formado por un componente lento que consiste en una desviación pausada de la mirada, seguido de un componente rápido o de recuperación que devuelve bruscamente la mirada al punto inicial. El componente lento es la expresión de la disfunción vestibular; dirige los globos oculares hacia el lado enfermo, pero el componente rápido es la respuesta compensadora central y se considera en clínica para señalar la dirección del nistagmo. Aunque el nistagmo se observa bien a ojo desnudo, se sigue con mayor claridad si utilizamos un oftalmoscopio, lo que invierte en la retina la dirección del nistagmo, o si aplicamos al paciente unas gafas de Frenzel, que aumentan mucho el tamaño del ojo, lo que facilita la observación de los movimientos oculares, y llevan unos cristales de 15 a 20 dioptrías, lo cual suprime la fijación de la mirada a cualquier objeto. A ser posible, la exploración del nistagmo debe realizarse con el paciente sentado, cuando el paciente sigue con la mirada el dedo del explorador, mostrado a unos 50 cm de la nariz, primero al frente y después desviándolo a derecha, izquierda, arriba y abajo. Se anota la dirección de la mirada en el momento de aparición del nistagmo (grado I cuando se observa sólo al mirar hacia el lado al que bate; grado II cuando también aparece en posición primaria, y grado III cuando aparece en todas las posiciones de la mirada); el carácter del nistagmo: horizontal, vertical o rotatorio; si aumenta o se inhibe con la fijación (con el uso de gafas de Frenzel). 6. La segunda exploración otoneurológica en importancia en el diagnóstico del vértigo periférico es el test de impulso cefálico o test de Halmagyi. Se realiza girando rápidamente la cabeza, en el plano del conducto semicircular horizontal, unos 10-15º en cada sentido, durante 10 ciclos, marcando al paciente que mantenga la vista fija al frente. Cuando es positivo, se produce una sacada correctora hacia el lado sano, ya que la mirada ha seguido el movimiento cefálico, indicando un defecto en el VOR, de tipo periférico, con gran sensibilidad y especificidad (fig. 1). 7. Finalmente, la prueba clínica de mayor rendimiento en la exploración vestibular es la maniobra de Dix-Hallpike, que explora el nistagmo de posicionamiento, del cambio de posición, por lo que se debe realizar siempre que se sospecha vértigo posicional. Con el paciente sentado, se gira la cabeza 45º hacia la derecha y se lleva al paciente al decúbito supino rápidamente (< 6 s) hasta que queda colgando. A continuación, se sienta al paciente con la cabeza ladeada y se mantiene esta posición durante 15 s, tras lo que se repite la operación con la cabeza ladeada a la izquierda (fig. 2). Durante la prueba pueden aparecer náuseas y vértigos, y se debe vigilar la aparición de nistagmo debiéndose anotar las siguientes características: − Latencia: tiempo transcurrido entre la adopción de la posición y la aparición del nistagmo/vértigo. − Agotamiento: desaparición del nistagmo/vértigo transcurrido un tiempo en la posición. − Fatigabilidad: falta de repetición del fenómeno tras varias maniobras seguidas. − Dirección: fija o cambiante. − Reversibilidad: al sentar al paciente debe invertirse la dirección del nistagmo. Intensidad de síntomas acompañantes: mayor si es de origen periférico. ¿Cuáles son las características clínicas de un vértigo periférico? Además de una historia clínica congruente, cuya anamnesis ha determinado que se trata de un vértigo, la exploración del nistagmo espontáneo debe recoger sus características periféricas (tabla I): La exploración del RVE de características periféricas resulta en un signo de Romberg positivo débil, que aparece con cierto retraso, unos segundos después de cerrar los ojos, lateralizando el tronco hacia el mismo lado que la fase lenta del nistagmo, o sea, hacia el lado de la lesión, pues el laberinto sano empuja más; una marcha de Babinski-Weil que se desvía hacia el lado enfermo al marchar hacia delante, y hacia el lado sano al caminar hacia atrás trazando un recorrido en estrella; una prueba de Umterberger que se desvía hacia el lado enfermo, pero con oscilaciones débiles, y una prueba de los índices de Barany en la que el índice del paciente se desvía lateralmente hacia el lado enfermo. La exploración del RVO de características periféricas suele traducirse un movimientos oculomotores normales (seguimiento y sacadas conservados), siendo características la presencia de nistagmo postagitación cefálica (tras sacudir la cabeza enérgicamente diciendo “no-no-no” aparece un nistagmo de sacada hacia el lado afectado) y un test de impulso cefálico o test de Halmagyi positivo en el lado afectado (en el que aparecen sacadas correctoras hacia el lado sano, tras girar la cabeza bruscamente hacia el lado afectado), que traducen una hipofunción laberíntica. JANO 23 DE OCTUBRE DE 2009. N.º 1.749 03Atenurg0452diagnost.indd 2 • www.jano.es 49 16/10/2009 11:42:03 Atención urgente Tabla I. Diagnóstico y tratamiento del vértigo periférico G. Plaza Mayor, T. Onrubia y A. Hernández Carnicero Características del nistagmo periférico y central Vértigo periférico Armónico Vértigo central Disarmónico Nistagmo espontáneo Unidireccional: horizontal u horizontal-rotatorio Vertical u horizontal puro Aumenta al mirar al lado que bate No relación con el comp. rápido Aumenta al inhibir la fijación ocular No aumenta con gafas de Frenzel Simétrico, con latencia y fatiga Puede ser asimétrico, no tiene latencia ni se fatiga Nistagmo posicional Latencia: 0-40 s (media 8 s) No tienen latencia Agotable, duración < 1 min Puede persistir. No agotable Fatigable tras sucesivas maniobras No fatigable, se repite Dirección fija al lado sano Dirección cambiante Reversible, al sentarse se invierte No reversible Gran intensidad síntomas: Intensidad variable. vértigo, náuseas, etc. Poco cortejo vegetativo Figura 1. 50 Maniobra de Dix-Hallpike. Test de impulso cefálico o test de Halmagyi. JANO 23 DE OCTUBRE DE 2009. N.º 1.749 03Atenurg0452diagnost.indd 3 Figura 2. • www.jano.es 16/10/2009 11:42:03 Atención urgente Diagnóstico y tratamiento del vértigo periférico G. Plaza Mayor, T. Onrubia y A. Hernández Carnicero ¿Cuáles son las causas más frecuentes de vértigo periférico? tomatología superponible a la de la neuritis vestibular; por ello, será necesario estar pendientes de la evolución, sobre todo en pacientes mayores o con factores de riesgo vascular que presenten vértigo agudo espontáneo que no mejora en 24-48 h o cuando aparecen signos de focalidad neurológica. Otra causa más rara de vértigo en crisis única sería el inicio de una esclerosis múltiple, en una persona joven sin antecedentes neurológicos de interés, que asocie oscilopsia, diplopía y parestesias o paresia facial. Siguiendo las recomendaciones de la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL), para llegar al diagnóstico del cuadro de vértigo periférico es útil la clasificación que se expone seguidamente (fig. 1). Crisis de vértigo única Vértigo agudo sin hipoacusia Se trata de un episodio de vértigo agudo, que el paciente no ha sufrido previamente, y que se prolonga más allá de 24 h, con frecuencia durante varios días. La causa más frecuente es la neuritis vestibular. Se caracteriza por vértigo de inicio gradual, que alcanza su máximo apogeo sintomático a las 12-24 h y cede en unos días. Aunque en algunos enfermos recurre, en otros puede persistir sensación de inestabilidad durante unas semanas, y en algunos pacientes se trataría de la primera crisis de inicio de enfermedad de Ménière. Es más frecuente en el adulto joven. Suele estar precedida de un cuadro infeccioso de vías respiratoria altas. El vértigo es intenso, con gran cortejo vegetativo, y no se acompaña de síntomas óticos ni neurológicos. En la exploración aparece un nistagmo espontáneo horizontal, cuya fase rápida se dirige al lado sano; el test de impulso cefálico es positivo en el lado afectado, con sacada al lado sano, y la prueba de Romberg lateraliza al lado afectado; la exploración audiológica y neurológica son normales. Si no mejora en 24-48 h, se debe sospechar un ictus y realizar una nueva evaluación clínica y/o técnicas de imagen. Debe establecerse el diagnóstico diferencial con las llamadas seudoneuritis vestibulares, que corresponden a cuadros de vértigo central por infarto troncoencefálico, que presentan, además del vértigo de características centrales, otros síntomas y signos neurológicos, como ataxia, diplopía, disartria, déficit motores y/o sensitivos o por infarto cerebeloso, cuya presentación puede ser más sutil en su fase inicial, mostrando una sinFigura 3. Vértigo agudo con hipoacusia − Laberintitis de causa infecciosa, vascular, tumoral o degenerativa: vértigo agudo con hipoacusia súbita grave. − Neuritis cocleovestibular (síndrome de Ramsay-Hunt): vértigo agudo con hipoacusia, paresia facial y vesiculas. Crisis de vértigo recurrente/crónico Son pacientes ya diagnosticados, cuya exploración en fases de intercrisis es normal, o en los que los antecedentes nos muestran episodios previos similares al actual, lo que facilita su diagnóstico. Vértigo recurrente con hipoacusia El más frecuente es la enfermedad de Ménière, que es una afectación del oído interno que se caracteriza por crisis recurrentes de vértigo intenso de origen periférico, hipoacusia perceptiva fluctuante, acúfenos y sensación de plenitud ótica, que no siempre aparecen de manera simultánea. La otoscopia es normal. En la acumetría se aprecia una hipoacusia perceptiva, nistagmo de características periféricas que bate al oído sano (aunque en fases iniciales puede batir al oído enfermo) y Romberg desviados al lado afectado. Otros cuadros que pueden presentarse son la enfermedad autoinmunitaria del oído interno, la neurosifilis-otosífilis y la fístula perilinfática, cuando ésta cursa con hipoacusia. Clasificación, diagnóstico y tratamiento del vértigo periférico. Vértigo Crisis única de vértigo Sin hipoacusia Neuritis vestibular Corticoides IV en URG Con hipoacusia Laberintitis Neuritis cocleovest. Antibióticos Antiinflamatorios Cirugía Episodios recurrentes espontáneos Sin hipoacusia Vértigo-migraña Triptanes Calcioantagonistas Betabloqueadores Antidepresivos Anticomiciales Episodios recurrentes provocados Con hipoacusia Por cambios de presión Enf. de Ménière Enf. autoinmune Fístula perilinfática Dehiscencia CSS Enf. de Ménière: Betahistina Diuréticos Gentamicina intratimpánica Cirugía Enf. autoinmune: Corticoide Por cambios de postura VPPB CSP: maniobras de – Epley – Semont CSH: maniobra de Lempert VPPB: vértigo posicional paroxístico benigno; CSS: canal semicircular superior. JANO 23 DE OCTUBRE DE 2009. N.º 1.749 03Atenurg0452diagnost.indd 4 • www.jano.es 51 16/10/2009 11:42:03 Atención urgente Diagnóstico y tratamiento del vértigo periférico G. Plaza Mayor, T. Onrubia y A. Hernández Carnicero Vértigo recurrente sin hipoacusia Tabla II. Vértigos espontáneos: el más frecuente sería el vértigo-migraña, que afecta más a mujeres de 35-45 años, con episodios repetidos de vértigo y síntomas migrañosos, a veces sutiles o que no coinciden temporalmente con el vértigo. En ocasiones el vértigo no se acompaña de cefalea y se trata de un aura migrañosa o equivalente migrañoso. Pero también puede tratarse de vértigo de origen vascular, relacionado con accidentes isquémicos transitorios (AIT) del territorio vertebrobasilar, en pacientes mayores o con factores de riesgo vascular, que presentan episodios repetidos de desequilibrio o vértigo menos intenso, pero más duradero. En general no se asocia a pérdida de audición y se acompaña de sintomatología neurológica progresiva, con diplopía, ataxia, disartria y hemiplejía. Vértigos provocados por la postura: el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) es la causa más frecuente de vértigo. Es 2 veces más frecuente en mujeres que en varones; aunque puede aparecer a cualquier edad, es más frecuente entre los 50 y 70 años. Puede estar originado en cualquiera de los canales semicirculares del oído interno, pero el más frecuente es el del canal posterior. En el 50% de los casos es de causa idiopática; cuando se conoce la etiología, lo más frecuente es que sea postraumática o infecciosa. Se caracteriza por episodios breves de vértigo rotatorio intenso que se relacionan con los movimientos rápidos de la cabeza, y puede acompañarse de náuseas y vómitos pero no de sintomatología auditiva. El vértigo se objetiva con la maniobra posicionales como el test de Dix-Hallpike, que demuestra un nistagmo posicional de características periféricas; el más frecuente es el debido a la canalitiasis del conducto semicircular posterior, o el test de decúbito lateral, para diagnóstico del VPPB de canal semicircular horizontal. Vértigos provocados por cambios de presión: la fístula perilinfática o la dehiscencia del canal semicircular superior, caracterizadas por crisis de vértigo desencadenadas por cambios de presión mecánica, generada por el paciente mediante maniobras de Valsalva, por el explorador mediante presión sobre el conducto auditivo externo o por sonidos (fenómeno de Tullio). ¿Cuál es el tratamiento actual del vértigo periférico? Hay 4 componentes en el tratamiento de un paciente con vértigo y trastornos del equilibrio: − Tranquilizar e informar al paciente. − Tratamiento farmacológico sintomático del vértigo, de las náuseas o vómitos. − Tratamiento etiológico, que actúa sobre los mecanismos fisiopatológicos de cada posible causa de vértigo. − Rehabilitación vestibular. La selección de cada uno de estos tratamientos debe ser individualizada para cada paciente dependiendo de la causa que genera su episodio de vértigo y la fase evolutiva de la enfermedad. 52 JANO 23 DE OCTUBRE DE 2009. N.º 1.749 03Atenurg0452diagnost.indd 5 • Criterios de ingreso en pacientes con vértigo, casi siempre de sospecha central No mejora tras el tratamiento de urgencia Intolerancia oral Focalidad neurológica Dudas entre vértigo central y periférico Tranquilizar e informar al paciente Durante la crisis aguda, al ser el vértigo un síntoma muy molesto, que genera preocupación y ansiedad, en particular si se trata de la primera crisis, es necesario tranquilizar e informar al enfermo; posteriormente se necesita una breve explicación del proceso de compensación vestibular y, si se llega a un diagnostico etiológico, informar también sobre el pronóstico, posibles recurrencias y posibilidades de tratamientos etiológicos si existe. Tratamiento farmacológico sintomático Si se trata de un cuadro muy intenso, resulta imprescindible el reposo en cama en posición de decúbito e instaurar fluidoterapia intravenosa (tabla III). El tratamiento farmacológico es sintomático, tiene por objetivo aliviar el vértigo incapacitante y suprimir las manifestaciones vegetativas como náuseas y vómitos, pero no previene su aparición. Al ser fármacos sedantes del sistema nervioso central (SNC), la duración del tratamiento debe ser reducida al menor tiempo posible (48-72 h) para permitir la puesta en marcha de los mecanismos de compensación vestibular lo antes posible. Por este motivo, no debe ser utilizado en el VPPB, en déficit vestibulares crónicos con inestabilidad residual sin vértigo incapacitante ni en trastornos del equilibrio sin relación con la disfunción vestibular. Además, en algunos pacientes, si se utilizan de forma crónica, pueden desarrollarse cuadros de dependencia farmacológica, sobre todo en el caso de benzodiacepinas y antihistamínicos. El tipo de fármaco, la dosis y la vía de administración vendrá condicionada por la intensidad de los síntomas. Se emplean los siguientes fármacos, que se pueden utilizar asociados. Sedantes vestibulares Son fármacos que reducen la excitabilidad de las neuronas de los núcleos vestibulares. Antihistamínicos anti-H1: bloquean los receptores H1 de los núcleos vestibulares y del centro del vómito del tronco cerebral y además tiene también efecto anticolinérgico. Se emplean sobre todo en cinetosis y en el vértigo de moderada intensidad. Efectos secundarios: de somnolencia y sequedad de boca. − Dimenhidrinato (Biodramina®, Cinfamar®, Travel Well®), 50100 mg/12 h por vía oral (v.o.) o 150 mg/12 h por vía rectal. − Difenhidramina (Benadryl®, Soñodor®), 50 mg/ 8 h v.o. o 150 mg por vía rectal. − Prometacina (Frinova®), 25 mg /8 h v.o. o intramuscular (i.m.). − Meclocina (Chiclida®, Dramine®), 25 mg/12 h v.o. www.jano.es 16/10/2009 11:42:03 Atención urgente Diagnóstico y tratamiento del vértigo periférico G. Plaza Mayor, T. Onrubia y A. Hernández Carnicero Antidopaminérgicos neurolépticos: son fármacos que bloquean los receptores de dopamina. Tienen efecto sedante vestibular marcado, y además antiemético al actuar sobre la zona gatillo en la médula dorsal. Los efectos adversos son sequedad de boca, visión borrosa y reacciones extrapiramidales: − Tietilperacina (Torecan®), 6,5 mg/8-12 h v.o. o rectal. −S ulpiride (Dogmatil®, Digton®, Guastil®, Levopride®, Psicogen®, Tepavil®), 50-100 mg/12 h por vía i.m. o intravenosa (i.v.), o 50 mg/8 h v.o. Benzodiacepinas: el ácido gammaaminobutírico (GABA) es el principal neurotransmisor inhibitorio del sistema vestibular; por ello, al actuar como agonistas gabaérgicos sobre los receptores GABA de los núcleos vestibulares del tronco y cerebelosos, inhiben la respuesta vestibular y además tienen efecto ansiolítico. Los efectos secundarios son sedación excesiva, déficit de memoria y depresión respiratoria sobre todo si se utiliza la vía i.v.: − Diacepam (Valium®, Stesolid®) 5-10 mg v.o., i.m. o i.v. en goteo lento de suero glucosilado a pasar en media hora al menos, cada 12-24 h preferentemente por la noche. − Loracepam (Orfidal®, Idalprem®, Placin oral®, Sedicepam®, Donix®), 0,5-2 mg v.o., i.m. o i.v. en goteo lento de suero glucosilado a pasar en media hora al menos, cada 12-24 h preferentemente por la noche. Antieméticos Son fármacos que asocian cierto efecto de sedación vestibular. Procinéticos con acción antidopaminérgica: metoclopramida (Primperam®), 10 mg v.o. o i.m./i.v. cada 8 h. − Domperidona (Motillium®), 10-20 mg v.o. cada 8 h. Anticolinérgicos: escopolamina: se utiliza en parches transdérmicos para el tratamiento preventivo de la cinetosis. Antiserotoninérgicos: ondansetrón (Zofran®, Yatrox®) 8 mg/8 h v.o., 8-32 mg i.v. diluidos en suero gluosilado y a pasar lentamente en media hora. Tratamiento etiológico Respecto al tratamiento etiológico, si es posible, siempre intentaremos actuar sobre los mecanismos que supuestamente han provocado la disfunción vestibular. Neuritis vestibular En la fase aguda de una neuritis vestibular los corticoides (metilprednisolona 100 mg/día con reducción progresiva en 3 semanas) parecen facilitar no sólo la recuperación funcional del receptor periférico (mejoría entre el 40 y el 60% en la prueba calórica), sino también la compensación central y la percepción de mejora clínica. Vértigo-migraña En la fase aguda como tratamiento sintomático del vértigo además de sedantes vestibulares y antieméticos se utilizan los triptanes: sumatriptán 50-100 mg v.o., 5 mg intranasal, 25 mg vía rectal; zolmitriptán 2,5 mg v.o.; rizatriptán 10 mg v.o. Como tratamiento profiláctico o preventivo en pacientes con ataques graves y frecuentes, se utilizan: antagonistas del calcio (flunaricina), bloqueadores b (atenolol, propranolol, metoprolol), antidepresivos (amitriptilina), anticomiciales (topiramato). Laberintitis bacteriana secundaria a una otitis media o mastoiditis Precisa tratamiento antibiótico y antiinflamatorio, así como tratamiento quirúrgico en algunas ocasiones para erradicar la infección del oído medio de forma urgente. En las neurolaberintitis virales (síndrome de Ramsay-Hunt) precisan tratamiento con antivirales (aciclovir y derivados). Enfermedad de Ménière – Betahistina: este antihistamínico es el tratamiento farmacológico más utilizado intercrisis en los pacientes con enfermedad de Ménière (eficaz según una revisión Cochrane de 2006), para reducción de vértigo y acúfeno, a dosis de 16 mg/8 h v.o., como agonista parcial de los receptores H1 y H2, y antagonista sobre H3; con incremento del flujo sanguíneo en la circulación laberíntica y reducción de la excitabilidad en el núcleo vestibular. Figura 4 . Maniobra de Epley. JANO 23 DE OCTUBRE DE 2009. N.º 1.749 03Atenurg0452diagnost.indd 6 • www.jano.es 53 16/10/2009 11:42:03 Atención urgente Tabla III. Diagnóstico y tratamiento del vértigo periférico G. Plaza Mayor, T. Onrubia y A. Hernández Carnicero Fármacos usados en el tratamiento sintomático del vértigo y de los síntomas relacionados Fármaco Clase Acción Dosis Efectos secundarios Dimenhidrinato (Biodramina®, Cinfamar®, Travel Well®) Antihistamínico Anticolinérgico SV ++ AE ++ 50-100 mg/12 h v.o. 150 mg/12 h v. rectal Sequedad de boca Difenhidramina (Benadryl®, Soñodor®) Antihistamínico Anticolinérgico SV ++ AE ++ 50 mg/8 h v.o. 150 mg v. rectal Sequedad de boca Prometacina (Frinova®) Antihistamínico SV +++ 25 mg/8 h v.o./i.m. Anticolinérgico AE +++ Antidopa Letargia, distonía hipotensión, sequedad de boca Meclozina (Chiclida®, Dramine®) Antihistamínico Sequedad de boca SV + 25 mg/12 h v.o. AE + Tietilperacina (Torecan®) Antidopaminérgico SV +++ 6,5 mg /8 h v.o./rectal Neuroléptico Sequedad oral, Visión borrosa Reacciones extrapiramidales AE + 150 mg/8 h v.o. Sulpirida (Dogmatil®, Digton®, Levopride®, Psicogen®, Tepavil®) 50-100 mg/12 h i.m. o i.v. Diacepam (Valium®, Stesolid®) SV +++ 5-10 mg /12 h v.o/i.m./ i.v. lento Letargia Benzodiacepina Lorazepam (Orfidal®, Idalprem®, Placin®, Sedizepam®, Donix®) Benzodiacepina AE + Ansiolítico 0,5-2 mg/12 h Déficit de memoria, depresión respiratoria Tolerancia Metroclopramida (Primperan®) Procinético AE +++ 10 mg/8 h v.o./i.m./i.v. Antidopa Distonía Domperidona (Motillium®) Procinético AE +++ 10-20 mg/8 h v.o. Antidopa Distonía Escopolamina Anticolinérgico SV + Parches transdérmicos AE +++ Sequedad oral, taquicardia AE: antiemético; i.m.: intramuscular; i.v.: intravenoso; SV: sedación vestibular; v.o.: vía oral. – Diuréticos: acetazolamida, hidroclorotiacida, clorhidrato de amilorida; su efecto sobre el hydrops endolinfático justifica su utilización según algunos autores. – Aminoglucósidos: la gentamicina aplicada por vía intratimpánica puede controlar el vértigo en la enfermedad de Ménière en la mayoría de los pacientes, tras una o varias aplicaciones, a demanda hasta la aparición de efectos tóxicos terapéuticos (vértigo, inestabilidad, etc.) o adversos (hipoacusia), y con la intención de ser subablativo de la función vestibular. Vértigo posicional paroxístico benigno En los pacientes que acuden a urgencias por VPPB, el tratamiento debe basarse en unas correctas maniobras posicionales para determinar qué canal es el enfermo, y elegir la maniobra de reposición de partículas adecuada que pretenden recolocar lar partículas otolíticas en el utrículo, que depende del conducto semicircular afectado: – Canalitiasis de canal semicircular posterior (más del 90% de los casos) y del canal semicircular anterior (menos del 3% de los casos): maniobra de Epley (fig. 4), que parte desde la posición de la maniobra de Dix-Hallpike, y maniobra de Semont (fig. 5), que parte desde la posición del test de decúbito lateral. Ambas tienen una eficacia similar con una tasa de curación próxima al 90%. Como tercera opción en los pocos casos de fracaso con estas maniobras, se prescriben los ejercicios de Brandt y Darroff. 54 JANO 23 DE OCTUBRE DE 2009. N.º 1.749 03Atenurg0452diagnost.indd 7 • – Canalitiasis del canal semicircular lateral o canal semicircular horizontal: maniobra de Lempert o de la barbacoa (fig. 6), que parte de desde la posición de la maniobra de Dix-Hallpike. Como segunda opción se recomienda dormir en decúbito lateral sobre el lado sano durante una semana. Rehabilitación vestibular En cuanto ceda la fase aguda, deben indicarse lo más pronto posible técnicas de rehabilitación vestibular para optimizar el uso de los sistemas visual y somatosensorial para mantener la estabilidad postural y visual. Los resultados de la rehabilitación vestibular son claros tanto en pacientes con lesiones periféricas como centrales, aunque los mejores resultados se obtienen en pacientes con lesiones periféricas unilaterales, como neuritis. Se puede realizar mediante ejercicios que hay que explicar al paciente claramente (apoyándose en tablas ya preparadas a tal efecto) y utilizar los ejercicios más apropiados en cada caso, que generalmente incluyen: – Ejercicios de habituación vestibular (Cawthorne y Cooksey): el enfermo repite 2 o 3 veces al día los movimientos posturales y cefálicos que desencadenan el vértigo hasta que desaparecen los síntomas. – Ejercicios de adaptación para incrementar la ganancia del reflejo vestibuloocular y estabilizar la mirada: consiste en realizar movimientos cefálicos con una estimulación visual www.jano.es 16/10/2009 11:42:04 Atención urgente Diagnóstico y tratamiento del vértigo periférico G. Plaza Mayor, T. Onrubia y A. Hernández Carnicero simultánea (estimulación optocinética, fijación de la mirada en un punto mientras se mueve la cabeza). – Ejercicios de sustitución del reflejo vestibuloocular en los déficit vestibulares bilaterales: consiste en potenciar el re- flejo cervicoocular y en incorporar movimientos oculares sacádicos para mejorar la estabilidad de la mirada en los movimientos cefálicos. –E jercicios de control postural estático y dinámico. Figura 5 . Maniobra de Semont. Figura 6 . Maniobra de Lempert o de la barbacoa. JANO 23 DE OCTUBRE DE 2009. N.º 1.749 03Atenurg0452diagnost.indd 8 • www.jano.es 55 16/10/2009 11:42:04 Atención urgente Diagnóstico y tratamiento del vértigo periférico G. Plaza Mayor, T. Onrubia y A. Hernández Carnicero La rehabilitación vestibular también se puede realizar de forma instrumental utilizando un aparato de posturografía dinámica, que incorpora técnicas de retroalimentación ya que el paciente tiene en todo momento un control de su centro de gravedad que visualiza en un monitor. J A tener en cuenta • En pacientes con una crisis única de vértigo agudo, debe examinarse el nistagmo espontáneo y el test de impulso cefálico (Halmagyi), siempre descartando un cuadro de infarto cerebeloso, para instaurar tratamiento con esteroides si se trata de una neuritis vestibular. • En pacientes con episodios recurrentes de vértigo posicional, siempre se deben hacer maniobras posicionales de Dix-Hallpike para descartar VPPB de varios canales semicirculares, y poder tratar con maniobra de Epley o similares. • En pacientes con episodios recurrentes de vértigo espontáneo, siempre se debe evaluar la sintomatología audiológica y hacer una audiometría, así como descartar el vértigo-migraña. • El tipo de tratamiento de un paciente con vértigo y trastornos del equilibrio producidos por una disfunción vestibular depende de la etiología y del momento evolutivo de la enfermedad en el que diagnostiquemos al paciente. • Se debe plantear tras una crisis de vértigo aguda si hay persistencia de los síntomas, el tratamiento mediante rehabilitación vestibular. Errores habituales • Solicitar una prueba de imagen en un paciente con vértigo agudo, antes de completar una buena historia clínica al paciente. • Utilizar de forma prolongada tratamiento farmacológico sintomático con sedantes vestibulares, retrasando los mecanismos de compensación vestibular, y facilitando la dependencia a estos fármacos. • Utilizar dosis excesivas de sedantes vestibulares que generan efectos secundarios como sedación e inestabilidad. • Al prescribir un tratamiento sintomático en un paciente con vértigo agudo, no completarlo con antieméticos ni controlar la ansiedad que suele asociarse. • Mantener tratamientos prolongados con sedantes vestibulares a pacientes con vértigo recurrente que se pueden curar con un tratamiento etiológico correcto, como por ejemplo VPPB y las maniobras de reposición canalicular. • Poca y mala realización de los ejercicios de rehabilitación vestibular, por una escasa explicación de cómo se realizan y por falta de estímulo a su realización. Bibliografía recomendada Bronstein A, Lempert T. Dizziness a practical approach to diagnosis and management. ISBN 0-521-83791-X. 2007. Espinosa Sánchez JM, Cervera Paz J. El paciente con vértigo en urgencias. Rev Med Univ Navarra. 2003;47:77-81. Morera C, Pérez H, Pérez N, Soto A; Comisión de Otoneurología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología. Clasificación de los vértigos periféricos. Documento de Consenso de la Comisión de Otoneurología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología (2003-2006). Acta Otorrinolaringol Esp. 2008;59:76-9. Pérez Fernández N, Pérez-Garrigues H, Antoli-Candela F, GarcíaIbáñez E. Enfermedad de Ménière. Criterios diagnósticos. Criterios para establecer estadios y normas para la evaluación de tratamientos. Revisión bibliográfica y actualización. Acta Otorrinolaringol Esp. 2002;53:621-6. Pérez Fernández N, Vázquez de la Iglesia F. Tratamiento médico del vértigo. Rev Med Univ Navarra. 2003;47:60-3. 56 JANO 23 DE OCTUBRE DE 2009. N.º 1.749 03Atenurg0452diagnost.indd 9 • www.jano.es 16/10/2009 11:42:04