Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 25/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 126 REVISTA CLINICA ESPA1VOLA guidas de éxito. HAYNES ("J. Am. Med. Ass.", 136, 538, 1948) ha reunido 72 de tales cefaleas intratables, excluyendo en lo posible las puramente jaquecosas, y ha tratado a 47 por la intervención quirúrgica. Esta ha consistido en la escisión de una zona de la art-eria temporal entre clips de plata, para impedir la regeneración de los nervius; a continuación se profundiza la incisión y se trepana sobre la arteria meníngea m edia, extirpando igualmente un seg- Sl julio 19tJ mento de ella, incindiendo también la dura al znis. mo nivel para seccionar las fibras que pudieran discurrir por la misma; a continuación se cierra la he. rida y la operación puede completarse con la sección del nervio occipital si el tipo de cefalea lo hace aconsejable. En ei 87 por 100 de los enfermos se obtuvo una considerable mejoría duradera, en tanto que las medidas de tipo conservador h abían fracasado completamente en tal€s pacientes. EDITORIALES LA CAUSA DE LA ASCITIS EN LAS CIRROSIS HEPATICAS De antiguo se admite que la causa de la ascitis en las cirrosis d•el hígado es la hipert€nsión en el territorio porta, aumento de presión que se colegia de la circulación cclateral y que s e ha demostrado p::r medida directa en la vena esplénica (TIIOMPSON y colaboradores). No hay que olvidar, sin embargo, la intervención de otros factores, y JIMf:KEZ DtAZ fué uno de les primeros en señalar (en 1931) la influencia de factores discrásicos en la génesls de la ascitis. La existencia de hipoproteinemia, a veces arociada a un aumento de la fracción globulínica, fué eeñalada por SALYESE.."l' y otros, p ero pronto vieron PETERS y EISENMAN que no había correlación clara entre la ascitis y la cuant!a de la proteinemia. En términcs generales, la cantidad de proteínas en e¡ plasma en los 」ゥイエ ッ NGZセ@ con ascitis es menor que en les que no la tienen; pero la distinción no es rigurcsa. MYERS y KEEFER, que han dedicado una atención insistente al pr<>blema, creen que no es exactamente la cuant!a de proteín?.s, sino la presión oncótica d el plasma la qne tendría re-lación causal con la producción de ascitis. HIGGINS y colaboradores han analizado la cuestión de la ascitis a partir de 35 cas<>s de hepatitis, 19 de los cuales tenían a.Eeitis. En el conjunto de su casuística han determinado ciento noventa veces !as proteín?.s del plasma y han calculado la prE-sión coloidosmótica e partir de los datos de protelnas obtenidos mediante la fórmula de Wells, Youmans y Miller. Los valores normales que as! se obtienen oscilan e-n tre 300 y 400 mm. de agua. Tampoco en la serie de enfermos de Higgins se observa una ・ク。」セ@ correlación entre presión coloidosmótica y existencia o no de ascitis; a!gun -:s enfermos con valores de hasta 200 mm. pueden no presentar evidel!lcia clinica de derrame peritoneal. Claro es que, teniendo en cuent.::. las variaciones de la presión coloidcsmótica de unos a otrcs territorios, seria necesario conccer los valores de la misma .en la vena porta antes de dar por sentado. que no existe tal falta de correspondencia. De todos modos, con las reservas ahora indicadas, HIGGINS y sus colaboradores conceden gran valer a la determinación de la presión co1oidosmótica en .el diagnóstico diferencial de las ascitis; e!? muy raro qu e en una cirrosis se prcduzca =.scitis cuando la presión coloidosmótica es mayor de 300 mm. o la albúmina sérica es superior a 2,5 g, por 100 c. c.; en ascitis debidas a otras causas (cardiópatas, エオ「・イ」ャセゥウ@ peritoneal, n eopla.sias, etc.) no existe la indicada a!tE·ración de! espectro prcteico. Apenas puede caber duda de la existencia de diversos factores en la génesis de la !:scitis de las cirr<>sis. Además de los indicados. puede haber un trastorno a la reabwroión linfática del exudad? peritoneal; puede tratarse de que el hígado no produzca un factor diurético o que sea incapaz de destruir un factor antidiurético existente en el organjsm-:- o bien que trastorne el metabolismo renal, interfiriendo con la eliminación acuosa por el rifión (RALLI y colP.boradcr€.9) . De todas formas, como con razón insiste JJMf::\EZ DtAZ, n o es posible ne. gar la importancia prep,'!lderante del factor mecánico en la producción de Ja ascitis cirrótica; Jos otros fador es pueden s er elementos favc recedores, pero la supresión de los mismos, en tanto no se elimine el factor me· cánico, n o hace 、 ・ セ。ーイ・」@ la ascitis; por el e ntrario. las operaciones de derivación de la sangre porta a la vena renal o a otras V€·nas, al soslayar l:t esten· sis portal, ccnsiguen la desaparición del derrame ascltico. BIBLIOGRAFIA HIGGINS, G., 'KELsALL. A . R., O'BRII':N, J . R. P. , STEWART, A M y WITI'S, L. J.-Quart. J. Med., 16, 64, 1947. jイセnez@ DfAZ, C.-Leccion es de P a tolog1a médica. tomo VI, Madrid, 1948. MYERS, W. K. y KmlFER, C. S. - Arch. lnt. Med., 55, 349, 1935. PE:rERS, J. P. y EtSENMAN, A . J .-Am. J . Med. Sci., 186, 808, 1933. RALLI, E. P. , ROBSON, J. S., CLARK!l, D . y HOAGI..AND, C. L .J . Clin. Invest .. 24, 316, 1945. SALVESEN, H. A.-Acta M ed. Sca.nd., 72, 113, 1929. THOMPSON, W. P., CAUGHEY, J . L ., WHIPPU:, A. 0 . y RoUS· SELOT, L. M.-J. Clin. Invest., 16, 571, 1937. EL SINDROME DE SCHOENLEIN-HENOCH Hace ya más de un siglo de lQ descripción de SCHOEX· LEIN de la peliosis r eumática, constituida por tres sin· tomas fundamentales: un exantema ー・」セャゥ。イL@ síntomas digestivos y poliartritis. Las descripciones p csteriores no siempre han atendido a delimitar e! cuadro sobre es· tas bases clinicas y se ha llegado a un estado d e confusión en que n o es fácil reconocer si el síndrome estable· cido por SCHOENLEIN e.9 realmente una entidad clínica o se trata de la combinación casual de varios sinoomasPor otra parte, no siempre aparece clara la r elación con el r eumatismo (que el mism<> SCHOENLEIN イ・セjッエI@ ni con la n efritis, como fué sugerido por JOITNSON y por HENOCH. Otro punto no esclarecido es el del m ecanismo posible de producción del complejo sintomático en cues· tión. FRANK •óenominó a la enfermedad púrpura anafilac· t olde, aunque este término es impreciso. GAIRDNER ha realizado una revisión de los problemas suscitados por e¡ cuadro de la púrpura anatilactoide con motivo de la observación de 12 enfermos. En 10 casos se trataba de niilos (edad2's comprendidas entre los tres y los catorce afios) y dos ·eran P.dultos, prcporclón que también se observa en los datos procedentes de la Jite· ratura. Lo mismo sucede, con la gran diferencia de se· Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 25/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. tッセ@ SINDROME DE FANCONI XXX 127 NúM.ERO 2 xos a favor de les varones (10 de lOs 12 enfermos de g。ゥセ、イZ・[@ 85, entre 119 casos de varias estadísticas recopiladas). El exantema del síndrome de Gairdner c.frece características muy peculiares. Al comienzo se trata de elementos urticariales pequeños, que se presentan en la superficie de extensión de los miembros y se ac?mpañan de discreto prurito; a las pcc<'.s horas com1enzan a cambiar en sentido de máculo-pápulas rosadas, cada vez menos elevadas y más oscuras. Al siguiente día se enc'Jentran unas máculas rojo-oscuras, que DQ desapar ecen pcr la presión, y que pasan por un tono pardo antes de desaparecer a las dos semanas, para repetirse a intervalos variables y casi siempre en u110 de los tres puntos siguientes: en las nalgJs, en la proximidad de los cod{;S y en la superficie de extensión de- pierna y pie. El estudio de las biopsias cutáneas pcr GAIRDNER (7 casos) le ha permitido observar un cu!IIOO'o muy tipico. Siempre existe una infiltración perivascular en los pequeños vasos; la infiltración se halla ccmpuesta principalmente de poJinucleares e histiocitos y a veces ab·.mdan Jos eosinófilos; también entr e los leucocitcs se halla un regular número de hematíes. El aspecto histológico no es ccnfundible ccn el de las púrpuras ni con el eritema nodoso o eritema multüorme. Unicamente ofrece semejanza con el eritema anular, cuya naturaleza reumática es conccida. Este, indica ya la relación posible con el reumatismo, aunque las artmlgias del sindrorne de Schoenlein suelen tener la pecularidad de no obedecer al tratamiento con salicilatos. También a favor de tal relación figura la coincidencia con reumatismo, q'.le a veces se hace resaltar en la literatura, y que GAIRDNER ha encontrado en dos de sus 12 enfermos y en los antecedentes familiares de tres. Más evidente es la relación con las nefritis: en 11 de los 12 enfermos de GAIRDNER había h ematuria, uno murió con insuficiencia renal, dos han desa.rrollado una nefr1tis crónica y otros dos tienen una nefritis latente, con albuminuria y hematun:. microscópica. La 「。ウZセ@ de la relación con el reumatismo y con la nefritis pudiera ser la dependencia de un proceso infeccioso. La relación con infecciones respiratorias altas es muy evidente en la casuística de GAIRDNER y en casi todos ellos se aisló de la faringe el estreptoccco hemolltico. La teoría alérgica no tiene por ahora mucho fundamento clinico; en los enfermos <le GAIRDNER no existían 。ョエ・」 セ 、・ョエウ@ familiares alérgicos . .AI.F;xi\i'\"DER y EYERMAN han publicado cases originados por sensibilización a alimentos, pero falta aún una maycr experiencia sobre el asunto. Las lesiones observadas en los elementos cutáneos hablarían a favor de una gén.€sis anafiláctica. BIBLIOGRAFTA .ALI!lXANDER, H. L. y EYERMAN, C. H.-Arch. Dermat. Syph., 16, 322, 1927. GAIRDNER, D.-Quart. J. Med., 17, 95, 1948. EL SINDROME DE F ANCONI Ei cuadro fué primeramente descrito por ScmER y STERN en 1926, cerno un raquitismo tnfantil resistente a la vitamina D, y que se acompañaba de オセ@ valor bajo de fósforo Inorgánico en el plasma y de una glicosuria renal. Pronto se acumularon descripcion-es de otros cuadros similares y se afia<lieron algunos .::.:talles. debr セ@ y sus colaboradores hicieron hincapié en la excesiva -eliminación セ・@ ácidos orgánicos por la orina, siendo FANCONI el pnmero en sospechar que tales ácidos fueson en gra;t parte aminoácidos. LIGNAC y otros han カゥウエセ@ depósitos de cristales de cistina en los tejidos asociado:; muchas veces con cistinuria. No se agota セッョ@ ello la pa.tolog!!'l- セ・ャ@ s!ndrome, pues VAN CREVELD sefialó la existencia .:te un higa<lo grand-e y fibroso. El síndrome cuyo caráctoar hereditario es evidente, no sena ーイゥカ。エャセ@ de los nifios, sino que también puede presentarse en adultos (HUNTER). . Muy interesantes son los estudios que han reahzado en un adulto con este cuadro STOWERS y DE.'<T. Se エイセᆳ taba .:'o3 un hombre de treinta y cuatro afíos, que habla sido previamente <liagnostica:tJ de diabetes,. Y que comenzó con dolores en el dorso. Tenia glicosuria, ァイ。セ@ セョ@ parte de tipo renal, discreta albuminuria, con or1:1a cas1 cozwtantemente alcalina y se palpaban 。オセ・ョエ、ッウ@ el hígado y el bazo. Los hu esos mostraban una mt:ansa decalcificación, con seudofracturas de Looser Y s1gnos de raquitismo tardío. El enfermo murió con un cáncer pnmitivo de higaC:t:>. . En el paciente estu<liado, la herencia era de tipo dcminante: se encontraba algún sin toma de la enfermedad (glicosuria h>apatomegalia, deformidades óseas, etc.) en su madre en las cuatro tias maternas. Contrasta ・ウエセ@ dato con la afirmación de MCCUNE, MASON y CLARKE de que la herencia suele ser de tipo recesivo, y sugi-ere que puede tratarse de herencia de varios caracter es independientes, ligados de un modo variable de unos a otros casos. , El trastorno de la calcificación ósea no era debido a una hiP'arfunción paratiroidea: la calcemia era normal. la fosfatasa alcalina y el fósforo inorgánico sa encontraban a baja concentración en el plasma. Tampoco se trataba de una insuficiencia renal: la eliminación urinaria de amoníaco estaba aumentada, la urea en sangra se encontraba a una altura normal, y ya se ha o:cho que los fosfatos en sangre no estaban aumentaiüs, siro muy disminuidos. Aunque era muy intensa la aminoaciouria, ・ョエイセ@ los aminoácidos no se hallaban los azufrados, lo cual se diferencia de lo que suc·e:"o3 en otros casos descritos en la literatura, en los que, como ant-es se dijo, es frecuente que oomine la cistinuris y que se encuentren depósitos de cistina en los tejidos. A la aminoaciduria debe corres¡>onder un aumento de la aminoaci<lemia, ya que se encontraron en la sangre 20 miliequivalentes de cationes más de los aniones identificados, ·é'•3blendo corresponder la diferencia probablemente a aminoácidos. Muy vercsimil es que la fibrosis hepática y aun el cáncer de eslrs casos encuentren favorecida su aparición por la pérdida de aminoácidos. Debe hacerse notar qu e en la literatur'\ figura con frecuencia e l dato de la alteración hepática; de los 12 casos autopsiados que se citan en el trabajo de MCCUNE, MASON y CLARKE, sólo 5 tenian el hígado normal. Cuando se elimina cistina u otros aminoácidos azufrados en la orina, es clara la razón de que pudi-era hallarse una verdadera carencia en Jos mismos como base del trastorno hepático; en el caso de STOWERS y DENT, sugieren estos autores que se trata de un defecto primario de la formación de cistina en el metabolismo; la cistina se formarla por la unión de serina con azufre proce::tmte de la metionina, y precisamente en el caso tantas veces citado la eliminación urinaria de serina era cuantiosa. La opinión más admitida sobre la génesis del síndrome de Fanconi es que se trata de un trastorno en la re。セッイ」ゥョ@ del tubo renal, trastorno que comprende la ghcosa, los fosfatos y los aminoácidos. En los tubos contorneados proximales, que es donde se verifica normalment-e esta reab.sorción, han ウセッ@ descritos por ctiferentea autores aplanamiento del epitelio. depósito de grasa, fibrosis peritubular, etc. En el de STOWERS y D&'IT, además de enccntrarsz estas alteraciones en unos u otros puntos del tubo, se observó una falta de fosfatasa en las 」←ャセ。ウ@ por €11 mét<>do de Gomori, lo cual es una aportac1ón más a la teoría del origen tubular primario. y BIBLIOGRAFIA DEBRt, R., MARIE, J., CLERET, F. y ME»SIMY R.-Arch. de Méd. des Enf., 37, :;97, 1934. ' FANCONI, G.-Jarhbuch f. Klnderhcllk • 133• 257 • 1931·• 147• 299, 1936. HUNTER, D.-Proc. Roy. Soc. Med., 28, 1619, 1935. LIGNAC, G. 0. D.-Am. J . Med. Se!., 196, 542, 1938 McCUNE, D. J., MASON, H. H. y CLARKE H. T.-Am J D1's ' . . . Chlld., 63, 81, 1943. SC!IIER, A. Y STERN, A.-Arch. f. Klnderh, 78, 176, 1926 STOWERS, J. M. Y DENT, C. E.-Quart, J. Med., 16, 275,. 1947.