Roj: SAP CC 526/2014 Id Cendoj: 10037370012014100181 Órgano: Audiencia Provincial Sede: Cáceres Sección: 1 Nº de Recurso: 218/2014 Nº de Resolución: 179/2014 Procedimiento: CIVIL Ponente: LUIS AURELIO SANZ ACOSTA Tipo de Resolución: Sentencia AUD.PROVINCIAL SECCION N. 1 CACERES SENTENCIA: 00179/2014 AUD.PROVINCIAL SECCION N. 1 de CACERES S40040 AVD. DE LA HISPANIDAD S/N UNIDAD PROCESAL DE APOYO DIRECTO Tfno.: 927620309 Fax: 927620315 N.I.G. 10037 41 1 2013 0025065 ROLLO: RECURSO DE APELACION (LECN) 0000218 /2014 Juzgado de procedencia: JDO.1A.INST.E INSTRUCCION N.7 de CACERES Procedimiento de origen: JUICIO VERBAL 0000140 /2013 Recurrente: Bernarda Procurador: JORGE JESUS PLASENCIA FERNANDEZ Abogado: ESTHER TOLEDANO SALGADO Recurrido: MINISTERIO DEL INTERIOR DIRECCION GENERAL DE LA GUARDIA CIVIL Procurador: Abogado: ABOGADO DEL ESTADO S E N T E N C I A NÚM.- 179/2014 En la Ciudad de Cáceres a tres de Septiembre de dos mil catorce. El Ilmo. Sr. DON LUIS AURELIO SANZ ACOSTA, Magistrado de la Audiencia Provincial de Cáceres, y de conformidad con lo dispuesto en el Artículo 82.2.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial 1/2009, de 3 de Noviembre, ha visto ante la misma el ROLLO DE APELACIÓN núm.218/2014, dimanante de los Autos de Juicio Verbal núm. 140/2013, del Juzgado de 1ª Instancia núm. 7 de Cáceres, siendo parte apelante , la demandada DOÑA Bernarda , representada en la primera instancia y en esta alzada por el Procurador Sr. Fernández Plasencia , y defendida por la Letrada, Sra. Toledano Salgado ; y como parte apelada , el demandante MINISTERIO DE INTERIOR, DIRECCION GENERAL DE LA GUARDIA CIVIL, actuando en su representación y defensa el ABOGADO DEL ESTADO; y siendo apelado- demandado MAPFRE FAMILIAR, COMPAÑÍA DE SEGUROS Y REASEGUROS, S.A., no opuesto al recurso de apelación, representado en la instancia por el Procurador Sr. Hernández Lavado, y defendido por el Letrado Sr. Pessini Díaz. I.- ANTECEDENTES DE HECHO 1 PRIMERO .- Por el Juzgado de 1ª Instancia núm. 7 de Cáceres, en los Autos núm. 140/2013, con fecha 3 de Marzo de 2014, se dictó sentencia cuya parte dispositiva es del tenor literal siguiente: "FALLO: Que estimando totalmente en cuanto al objeto y parcialmente en cuanto a los sujetos la demanda formulada por el MINISTERIO DEL INTERIOR- DIRECCIÓN GENERAL DE LA GUARDIA CIVIL, representado por la Abogado del Estado, contra Dª Bernarda , representada por el Procurador D. Jorge Jesús Plasencia Fernández, y contra MAPFRE FAMILIAR, COMPAÑÍA DE SEGUROS Y REASEGUROS,S A., representada por el Procurador D. Juan Antonio Hernández lavado, debo condenar y condeno a la codemandada Dª Bernarda a que abone al demandante la cantidad de cuatro mil cuatrocientos noventa y siete euros con seis céntimos (4.497,06 #), más el interés legal desde la presentación de la demanda, incrementado en dos puntos desde la fecha de esta resolución, y debo absolver y absuelto a la codemandada MAPFRE FAMILIAR, de las peticiones hechas en su contra. Se imponen las costas ala codemandada Dª Bernarda , salvo las derivadas de la intervención de la codemandada Mapfre Familiar, Compañía de Seguros y Reaseguros, S.A, en que no se hace imposición de costas..." SEGUNDO .- Frente a la anterior resolución y por la representación de la demandada, se interpuso recurso de apelación de conformidad con lo dispuesto en el artículo 459 de la Ley de Enjuiciamiento Civil . TERCERO .- Admitida que fue la interposición del recurso por el Juzgado, de conformidad con lo establecido en el art. 461 de la L.E.C ., se emplazó a las demás partes personadas para que en el plazo de diez días presentaran ante el Juzgado escrito de oposición al recurso o, en su caso, de impugnación de la resolución apelada en lo que le resulte desfavorable. CUARTO .- Presentado escrito de oposición al recurso por la representación de la parte demandante, se remitieron los autos originales al Órgano competente, previo emplazamiento de las partes, que incoó el correspondiente Rollo de Apelación. QUINTO.- Recibidos los Autos y el Rollo de Apelación en esta Sección 1ª de la Audiencia Provincial de Cáceres, se procedió a turnar de ponencia; y no habiéndose propuesto prueba por ninguna de ellas, ni considerando este necesaria la celebración de vista, quedaron los autos para dictar sentencia en el plazo que determina el art. 465.1 de la L.E.C . SEXTO.- En la tramitación de este recurso se han observado las prescripciones legales. II.- FUNDAMENTOS JURÍDICOS PRIMERO.- En el escrito inicial que encabeza este procedimiento, se promovió demanda de juicio verbal; y se dictó sentencia estimando íntegramente la demanda en cuanto a la demandada DOÑA Bernarda y desestimando la misma en lo que se refiere a la entidad MAPFRE FAMILIAR, COMPAÑÍA DE SEGUROS Y REASEGUROS, S.A. Disconforme la demandada DOÑA Bernarda formula recurso de apelación alegando, en síntesis, los siguientes motivos: 1º.- Indebida desestimación de la excepción de prescripción articulada por la demandada, por cuanto de lo actuado se deduce que la acción está prescrita al haberse formulado fuera del plazo establecido en art. 1968.2 del Código Civil . 2º.- Error en la valoración de la prueba por cuanto el accidente litigioso se produjo por fuerza mayor o por culpa exclusiva del perjudicado. 3º.- Error en la valoración probatoria en lo que se refiere a los daños y perjuicios reclamados y su cuantificación. 4º.- Indebida imposición de costas a la demandada, al entender que existen dudas razonables en la estimación de la pretensión actora. SEGUNDO.- El primero de los motivos de apelación es el que se refiere a la indebida desestimación de la excepción de prescripción articulada por la demandada, por cuanto de lo actuado se deduce que la acción está prescrita al haberse formulado fuera del plazo establecido en art. 1968.2 del Código Civil . Se dice por la apelante que la acción está prescrita por cuanto se ha formulado pasado más de un año desde el archivo del proceso penal. 2 Los hechos por los que se siguen estas actuaciones se concretan en los daños producidos por la irrupción de un animal propiedad de la demandada en una autovía que ocasiono la muerte de un motorista de la guardia civil de tráfico y unos daños que se reclaman en el presente procedimiento. Por los hechos se siguieron unas previas actuaciones penales en el Juzgado de Instrucción nº 1 de Trujillo, que se tramitaron en el procedimiento de diligencias previas nº 231/11, luego transformado en el juicio de faltas número 87/11. En dicho procedimiento costaban personados la esposa y los padres del fallecido, pero no el Ministerio de Interior, a quien no consta se ofrecieron acciones. El día 24 de enero de 2012 se dicto auto de sobreseimiento libre y archivo, que fue notificado a las partes personadas, declarándose la firmeza el 21 de mayo de 2012. No consta que dicho auto de archivo se notificará a la Abogacía del Estado. La demanda se interpuso el día 22 de marzo de 2013. La juzgadora de la primera instancia desestimo la excepción de prescripción por cuanto aunque había transcurrido más de un año desde el auto de archivo hasta la presentación de la demanda que encabeza las presentes actuaciones, es lo cierto que en el procedimiento penal no se notificó al Ministerio de Interior ni a la Abogacía del Estado la existencia del procedimiento a pesar de tener la condición de perjudicados, ni se les notificó el auto de archivo hasta que se dictó providencia de fecha 22 de noviembre de 2012, en la que se acordaba deducir testimonio de las actuaciones y dar traslado a la Abogacía del Estado. Por tanto, con cita de la Jurisprudencia del TS, se entendió que la acción no estaba prescrita. Esta decisión debe ser plenamente ratificada porqué parte de la correcta interpretación del cómputo del plazo de prescripción en juego pues, como señala la sentencia del Tribunal Supremo de 12 de diciembre de 2011 citada por el juez de primera instancia " El dies a quo [día inicial] para el ejercicio de la acción es aquel en que puede ejercitarse, según el principio actio nondum nata non praescribitur [la acción que todavía no ha nacido no puede prescribir] ( SSTS de 27 de febrero de 2004 y 24 de mayo de 2010, RC n.º 644/2006 ). Este principio exige, para que la prescripción comience a correr en su contra, que la parte que propone el ejercicio de la acción disponga de los elementos fácticos y jurídicos idóneos para fundar una situación de aptitud plena para litigar. Como resulta de los artículos 111 y 114 de la LECrim, en relación con el 1969 CC , la tramitación de un proceso penal sobre los mismos hechos retrasa el inicio del cómputo del plazo de prescripción extintiva de la acción civil, al constituir un impedimento u obstáculo legal a su ejercicio ( SSTS de 5 de julio de 2007, RC n.º 2167/2000 ; 3 de mayo de 2007, RC n.º 3667/2000 ; 6 de marzo de 2008 RC n.º 5474/2000 , 19 de octubre de 2009, RC n.º 1129/2005 y 24 de mayo de 2010, RC n.º 644/2006 ). De ahí que constituya también constante doctrina de esta Sala que, en los procedimientos civiles seguidos en ejercicio de la acción de responsabilidad extracontractual, una vez concluido el correspondiente proceso penal previo, el plazo de prescripción de las acciones, cuando las partes están personadas en el procedimiento, empezará a contarse desde el día en que pudieron ejercitarse, a tenor de lo establecido en el artículo 1969 CC , precepto que, puesto en relación con los artículos 111 y 114 de la LECrim y 24.1 CE , lleva a situar ese día en el momento en que la sentencia penal recaída o el auto de sobreseimiento o archivo, notificados correctamente, han adquirido firmeza, puesto que en ese instante se conoce el punto final de la paralización operada por la tramitación de la vía penal preferente, y la correlativa posibilidad de actuar en vía civil, con arreglo al mencionado artículo 114 LECrim (entre otras, SSTS de 9 de febrero de 2007, RC n.º 595/2001 ; 3 de mayo de 2007, RC n.º 3667/2000 ; 1 de octubre de 2009, RC n.º 1176/2005 , 24 de mayo de 2010, RC n.º 644/2006 ). Por tanto, seguido un pleito penal por los mismos hechos, este subsiste, como impedimento u obstáculo legal para el ejercicio de la acción civil en el orden correspondiente, hasta que no alcance firmeza la sentencia absolutoria o resolución de sobreseimiento libre o provisional y, por tanto, de archivo, una vez notificada al perjudicado, esté o no personado en las actuaciones. Procede, en consecuencia, definir lo que ha de entenderse por firmeza y por notificación a estos efectos. Con relación a la notificación de la resolución penal, esta Sala ha declarado (STS de 16 de junio de 2010, RC n.º 939/2006 ) que lo relativo a la incorrección o irregularidad en que puede haberse incurrido por el Juzgado de Instrucción al notificar la resolución (en el caso examinado, por notificarse al abogado del denunciante) pertenece al ámbito procesal y resulta ajena a la infracción del artículo 1969 CC , siendo lo decisivo para la aplicación de este resulta el que la AP alcance la convicción de que el perjudicado pudo conocer (en aquel supuesto, a través de su abogado) que la vía penal, hasta entonces óbice para ventilar la acción civil, había concluido. En esta misma línea, la STS 19 de octubre de 2009, RC n.º 1129/2005 , declara que la ausencia de notificación en forma no constituye óbice para que el plazo de prescripción discurra siempre que quede constancia en autos de que el interesado conoció por otras vías el contenido de la resolución judicial de archivo, a contar, desde luego, desde el día que se justifique que se tuvo el referido conocimiento". 3 Pues bien, no teniendo conocimiento el Ministerio de Interior del archivo del proceso penal hasta la providencia de fecha 22 de noviembre de 2012, ese es el día inicial del cómputo del plazo prescriptivo del artículo 1968.2 del Cc , por lo que habiéndose presentado la demanda el día 22 de mayo de 2013, es llano que el referido plazo no había transcurrido, todo lo que provoca que deba desestimarse el recurso en este punto y confirmarse la sentencia dictada. TERCERO.- Se formula como segundo motivo de apelación el error en la valoración de la prueba por cuanto el accidente litigioso se produjo por fuerza mayor o por culpa exclusiva del perjudicado. Denunciado error en la valoración de la prueba debemos recordar que como viene diciendo esta Audiencia Provincial, debe ser respetada la valoración probatoria de los órganos judiciales en tanto no se demuestre que el juzgador incurrió en error de hecho, o que sus valoraciones resultan ilógicas, opuestas a las máximas de la experiencia o a las reglas de la sana crítica. Por tanto, debe respetarse el uso que haga el juzgador de primer grado de su facultad de libre apreciación o valoración en conciencia de las pruebas practicadas, al menos en principio, siempre que tal proceso valorativo se motive o razone adecuadamente en la sentencia, como tiene declarando el Tribunal Constitucional (sentencia 17 de diciembre de 1985 , 13 de junio de 1986 , 13 de mayo de 1987 , 2 de julio de 1990 y 3 de octubre de 1994 ), salvo que aparezca claramente que, en primer lugar, exista una inexactitud o manifiesto error en la apreciación de la prueba o, en segundo lugar, que el propio relato fáctico sea oscuro, impreciso o dubitativo, ininteligible, incompleto, incongruente o contradictorio, porque prescindir de todo lo anterior es sencillamente pretender modificar el criterio del juzgador por el interesado de la parte recurrente. Por otro lado, esta Audiencia, de forma constante y en términos generales, viene manteniendo que "la circunstancia de que, entre las partes contendientes, existan posturas contrapuestas o contradictorias en orden a la cuestión litigiosa que, en concreto, se suscite no supone necesariamente un impedimento insuperable para que aquella cuestión pueda dirimirse con el suficiente criterio si se practican pruebas que, mediante una exégesis valorativa lógica, permitan llegar a una convicción objetivamente razonada; de manera que, si la prueba practicada en el Procedimiento se pondera por el Juez a quo de forma racional y asépticamente, sin que pugne con normas que impongan un concreto efecto para un determinado medio de prueba, llegando a una conclusión razonable y correcta, tal valoración debe mantenerse y no sustituirse por la subjetiva de quien impugna la expresada valoración. Ciertamente, con la entrada en vigor de la Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2.000, de 7 de Enero, la misma inmediación ostenta el Tribunal de Primera Instancia que el Tribunal de Apelación por cuanto que, a través del soporte audiovisual donde se recogen y documentan todas las actuaciones practicadas en el acto del Juicio (incluyéndose, evidentemente, la fase probatoria), el órgano Jurisdiccional de Segunda Instancia puede apreciar de viso propio no sólo el contenido de las distintas pruebas que se practiquen, sino también la actitud de quienes intervienen y la razón de ciencia o de conocer que expresan (partes, testigos o peritos) al efecto de examinar si esas pruebas se han valorado o no correctamente, mas no debe olvidarse que la actividad valorativa del órgano Jurisdiccional se configura como esencialmente objetiva, lo que no sucede con la de las partes que, por lo general y hasta con una cierta lógica, aparece con tintes parciales y subjetivos". En la sentencia de primera instancia y en cuanto al modo de ocurrir el siniestro se señala que la responsabilidad del mismo es de la demandada, partiendo de su condición de propietaria del animal que irrumpió en la autovía ocasionando el accidente, responsabilidad derivada de su falta de debida custodia, todo ello en aplicación de lo dispuesto en art. 1905 del Cc . Por su parte, la apelante sostiene que el accidente se produjo por fuerza mayor - al tratarse de un hecho que no pudo preverse o que previsto fue inevitable- o por culpa exclusiva la víctima -dada la alta velocidad a la que circulaba el guardia civil-. El caso de daños causados por animales es previsto en el artículo 1.905 del Código Civil , siendo uno de los más antiguos supuestos de responsabilidad por riesgo que contempla nuestro ordenamiento. El hecho es que la jurisprudencia adopta con el artículo 1.905 del Código Civil un criterio de responsabilidad objetiva (entre otras, las sentencias del Tribunal Supremo de 26 de enero de 1.972 , de 30 de septiembre de 1.983 , de 12 de abril de 1.984 y especialmente la sentencia de 15 de marzo de 1.982 , según la cual el mencionado precepto proclama claramente " la responsabilidad con alcance objetivo del dueño de los animales, sin más causa de exoneración que la fuerza mayor o la culpa de la víctima ". En igual sentido, la sentencia de 26 de enero de 1.986 , enseña que este artículo " contempla una responsabilidad de carácter no culpabilista o por riesgo, inherente a la utilización del animal, que procede en principio por la mera causación del daño y con exoneración en los singulares casos de fuerza mayor ... ". Añade esta sentencia dos cosas de interés: de un lado dice que la exoneración " significa exclusión del caso fortuito ", entendiendo que la responsabilidad solo 4 cesa por fuerza mayor, debiendo entender ésta como acontecimiento extraño al normal desenvolvimiento de la actuación de dueño o poseedor respecto de su animal; el segundo punto que sugiere la citada sentencia es el relativo al título de posesión sobre el animal causante del daño: dice la sentencia que " la responsabilidad vienen anudada a la posesión del semoviente y no por modo necesario a su propiedad, de donde se sigue que basta la explotación en el propio beneficio para que surja esa obligación de resarcir, como también lo ha declarado la jurisprudencia al analizar los caracteres y los elementos de la figura en cuestión ". El artículo 1.905 habla del " poseedor de un animal o el que se sirve de él ", de lo que se infiere la alusión a todo aquel que tiene un señorío de hecho o un interés en la utilización o posesión del animal causante del daño. El criterio más común en doctrina y jurisprudencia es la responsabilidad de quien tiene bajo su control el actuar del animal sea dueño o mero detentador. Esta doctrina ha venido siendo reiterada por el Alto Tribunal, pudiendo citar al respecto la sentencia de 4 de marzo de 2009 en la que se dice que "el artículo 1905 del Código Civil que "El poseedor de un animal , o el que se sirve de él, es responsable de los perjuicios que causare, aunque se le escape o extravíe. Sólo cesará esta responsabilidad en el caso de que el daño proviniera de fuerza mayor o de culpa del que lo hubiese exigido". La jurisprudencia ha destacado el carácter objetivo de esta responsabilidad, basada en el riesgo consustancial a la tenencia o a la utilización en propio provecho de los animales , la cual exige tan sólo una casualidad material, estableciendo la presunción de culpabilidad del poseedor del animal o de quien se sirve del mismo por su mera tenencia o utilización, con la única exoneración de los casos de fuerza mayor o de culpa del perjudicado ( STS 20 de diciembre de 2007 , y las que se citan en ella). En el sentido de la norma, no tiene la condición de poseedor del animal quien no tiene el poder de hecho ni se sirve de él quien carece del dominio o el control efectivo y real del mismo que le permita desplegar alguna acción o ejercer algún mando en el momento en que ocurren los hechos". Pues bien, analizado el material probatorio, entiendo que la valoración que del mismo realiza la juzgadora de la primera instancia es certera, lógica y ajustada al mismo. Las pruebas apuntan claramente a que la causa del accidente fue la irrupción en la vía del animal propiedad de la demandada y es más que clara su responsabilidad, en aplicación de lo dispuesto en art. 1905 del Cc . Por otro lado, es evidente que la responsabilidad del propietario se contempla en el precepto aun en el supuesto de que el animal se le escape o extravíe, que es lo que cabalmente ocurrió aquí. No hay fuerza mayor porque no estamos en presencia de un acontecimiento extraño al normal desenvolvimiento de la actuación de dueño o poseedor respecto de su animal. La demandada tuvo que cerciorarse de que el perro quedaba debidamente custodiado, sin posibilidad de que se escapara o extraviara. Por otro lado, no hay la más mínima base probatoria para entender que el accidente se produjo porque el motorista de la guardia civil conducía alta velocidad. Por último, el hecho de que la fuente principal probatoria hayan sido las declaraciones de agentes del mismo cuerpo al que pertenecía el fallecido, no merman un ápice de valor probatorio a las mismas. Por todo ello, también en este punto debe ser rechazado el recurso de apelación. CUARTO.- Error en la valoración probatoria en lo que se refiere a los daños y perjuicios reclamados y su cuantificación. La sentencia realiza un minucioso análisis de los daños y perjuicios que se reclaman y considera acreditados los mismos. La apelante objeta esta decisión por entender que no hay prueba de la existencia de los daños y perjuicios, sobre todo en cuanto al kit de motocicleta y ropa del agente fallecido y además por no quedar acreditados los cálculos reclamados, al basarse exclusivamente en un certificado de parte que carece de valor probatorio ni objetivo ni pericial, añadiendo por último que no puede considerarse perjuicio el uniforme pues le restaban unos meses de vida útil, por cuanto iba a ser retirado de la circulación en fechas próximas, sin que pudiera ser utilizado por ninguna otra persona en caso de que no hubiera deteriorado el dañado y por no costar acreditado que se entregará a otro agente sustituto un uniforme nuevo. Por último, se indica que no puede aceptarse el valor de afección del 50 %, debiendo acogerse la norma habitual del 30 %. El recurso debe ser también desestimado en este punto, al entender que la juzgadora de la primera instancia ha realizado una correcta valoración probatoria teniendo acreditados los daños producidos, que han sido valorados lógicamente por la Guardia Civil a quien pertenecían, acreditando la imposibilidad de su 5 reutilización, que naturalmente debió ser inmediata, sin que pueda tenerse en cuenta la circunstancia de la eventual sustitución de los uniformes de la Guardia Civil. Por lo que se refiere al cálculo de los daños, parece oportuno y adecuado la certificación de la Guardia Civil, basada claramente en criterios de experiencia y, por otro lado, no podemos olvidar que, en todo caso, la apelante, más allá de su genérica impugnación de tal cuantía, es lo cierto que no propuso una prueba concreta tendente a desarticular los criterios utilizados para su fijación, como bien pudiera haber sido una prueba pericial. Por último, parece adecuada la valoración del valor de afección (o "pretium doloris"); sin que sea cierto que exista un valor de afección estándar en la doctrina de la Audiencia Provincial de Cáceres del 30 %, pues lo cierto es que en caso de indemnización de un vehículo siniestrado esta Audiencia ha venido concretando el valor de afección en un porcentaje de entre el 30 y el 50 % que se adiciona al valor venal, horquilla en la que se engarza el valor otorgado por la juez a quo. Por todo ello, debe también rechazarse este motivo de apelación. QUINTO.- El último motivo del recurso denuncia la indebida imposición de costas a la demandada, que considera injusta en función de lo actuado y al entender que existen dudas razonables en la estimación de la pretensión actora. La formulación del motivo lleva el germen de su desestimación. La imposición de las costas responde principio del vencimiento objetivo que se consagra en el artículo 394 de la LEC . Desde esta perspectiva, la demandada ha perdido el litigio y debe pagar las costas procesales sin que existan dudas de hecho que lo impidan. De conformidad con el Art. 398 en relación del Art. 394, ambos de la L.E.C . las costas de esta alzada se imponen a la parte apelante al desestimarse el recurso. VISTOS los artículos citados y demás de general y pertinente aplicación en nombre de S.M. EL REY y por la Autoridad que me confiere la Constitución Española, pronuncio el siguiente: FALLO Se desestima el recurso de apelación interpuesto por la representación procesal de DOÑA Bernarda contra la sentencia núm. 37/2014, de fecha 3 de marzo de 2014, dictada por el Juzgado de Primera Instancia nº 7 de Cáceres , en autos núm. 140-13, de los que éste rollo dimana, y en su virtud, CONFIRMO la expresada resolución; con imposición de costas a la parte apelante. Notifíquese esta Resolución a las partes, con expresión de la obligación de constitución del depósito establecido en la Disposición Adicional Decimoquinta añadida por la Ley Orgánica 1/2009 , en los casos y en la cuantía que la misma establece. En su momento, devuélvanse las actuaciones al Juzgado de procedencia, con testimonio de la presente Resolución para ejecución y cumplimiento, interesando acuse de recibo a efectos de archivo del Rollo de Sala. Así por esta mi sentencia definitivamente juzgando lo pronuncio, mando y firmo. E./ PUBLICACIÓN .- Dada, leída y publicada la anterior sentencia por el Ilmo. Sr. Magistrado que la autoriza, estando el Tribunal celebrando audiencia pública en el mismo día de su fecha,, con mi asistencia, como Secretaria. Certifico. 6