CON CRITERIO CCO ONN CCRRIITTEERRIIO O//HHIISSTTO ORRIIAA UURRBBAANNAA Arquitectura y Urbanismo, Vol. XXII, No. 3/2001 HISTORIA HISTORIA URBANA URBANA Alina Castro TARARÁ, LA GRAN TRANSFORMACIÓN DE UN PEQUEÑO PUEBLO ALINA CASTRO SOCA. Arquitecta. Especialista de la Empresa de Proyectos de Arquitectura, Edificio Antonio Maceo, Ciudad de La Habana, Cuba. SURGIMIENTO, PASADO Y PRESENTE DE UN REPARTO DE ESTILO MODERNO Y SU TRANSFORMACIÓN EN LA CIUDAD DE LOS PIONEROS JOSÉ MARTÍ Y LOS CAMBIOS MÁS RECIENTES E-mail: [email protected] En este trabajo se realiza un resumen de la historia del surgimiento y desarrollo del reparto Tarará, ubicado en la zona de playas de la costa este de la ciudad de La Habana, hasta el momento actual. Se refieren los cambios fundamentales que se han producido en el reparto y las intervenciones realizadas para dar cabida a nuevas funciones sociales. Palabras clave: historia urbana, zona residencial privada, inversiones inmobiliarias, barrio cerrado. In this work it is carried out a summary of the history of the emergence and development of the allotment Tarará, located in the area of beaches of the coast east of the city of Havana, until the current moment. They refer the fundamental changes that have taken place in the allotment and the interventions carried out to give space to new social functions. Key words: urban history, private residential area, real state investments, closed neighborhood. Nota: La autora agradece la colaboración del arquitecto Evelio Valdés González Recibido: agosto 2000. Aceptado: noviembre 2000 32 A r q u i t e c t u r a y Vista del río Tarará y la Marina E LL P PA AS SA AD DO O La historia del pueblo de Tarará se remonta a los tiempos de la colonia, en el siglo XVI, cuando empezaron a explotarse los realengos de la zona con los indígenas que trabajaban en las minas de cobre. Desde entonces, a los toques de trompeta de los centinelas españoles que cuidaban el embarque del mineral en la playa, ahora llamada el Cobre, bautizaron los indios el río y la zona como Tarará, nombre que ha perdurado a través de siglos. A comienzos del siglo XX y en el marco del asalto a Cuba por la oligarquía financiera yanki, en agosto de 1912, se crea en la zona la sociedad “The Tarara Land Company”, con tres accionistas norteamericanos residentes en Cuba; con el objetivo de utilizar los terrenos con un fin social, industrial y residencial. Estaba presidida por Mister Royal S. Webster quien, en el año U r b a n i s m o 1927. edificó cuatro casas tipo bungalow donde tuvo su residencia. En este mismo año se crea el Yacht Club, que sería unos de los principales focos de atracción del futuro pueblo. En la década del cuarenta, aprovechando el auge de las inversiones inmobiliarias, la compañía vende terrenos a los socios del Club y se construyen quinientos veinticinco casas creando una zona residencial privada. Su condición aislada y su ambiente pacífico unidos a las facilidades de comunicación con La Habana tras la construcción de la Vía Monumental y el Túnel de La Habana, la hicieron el lugar de refugio de la burguesía media huyendo de la marginalización que penet raba muchos barrios céntricos habaneros. Se construyen además, obras sociales, deportivas y recreativas financiadas por vecinos de la zona como: una cancha de squash, un campo de soft ball, AA.. CCAASSTTRRO O una piscina y el club hípico en la actual Plaza Martiana; el grocery y el autocine, ambos a la entrada del pueblo. Una de los rasgos destacables de esta urbanización y que reafirma su exclusividad, es su carácter de barrio cerrado, tal vez uno de los primeros de América Latina con esa condición, la cual compartirá en La Habana con el reparto Náutico, situado en las zonas de playas del oeste de la capital. Un punto clave en la vía principal del pueblo era el Club de Asociados, edificio tipo bungalow de dos plantas con restaurante, cafetería y venta de víveres en planta baja y en cuyo espacioso portal hacían los vecinos sus actividades colectivas. En planta alta estaba la vivienda de Mr. Webster y las habitaciones para huéspedes. Cercano al mismo estaba el Ranchón, en la península formada por el río y la costa, con su bolera y su bar. Ambos edificios estaban muy vinculados con el embarcadero, el más seguro de La Habana al decir de Ernest Hemingway, quien solía atracar allí su yate, hospedarse en el Club y disfrutar de la vista, el fresco y la cantina del Ranchón. Y ya en el año 1953 se construye la iglesia del pueblo, patrocinada por Webster y los vecinos del lugar, un sobrio edificio de estilo años cincuenta. El 15 de agosto de cada año se veneraba a Santa Elena, la patrona de Tarará, con la realización de procesiones por mar y tierra y la celebración de diferentes concursos. Estas y otras actividades y sucesos se publicaban en la revista El Macao, la crónica de la localidad. Así, entre los field days y los canasta parties transcurría, cómoda y pacífica, la vida en el pueblo. A la muerte de Webster se construye un parque, con su mismo nombre, en lo que es hoy el zoológico patrocinado por la asociación de vecinos. Tenía un busto en honor al finado, quien era personaje de gran arraigo popular en la zona. Con el triunfo de la Revolución en 1959, emigra hacia Estados Unidos la mayor parte de los residentes. El gobierno revolucionario interviene a las viviendas para ser utilizadas por los estudiantes cubanos. De la historia de Tarará... Antigua entrada al pueblo de Tarará Vista de la caverna a la entrada del pueblo. Vista del antiguo Ranchón Antiguo Club de Asociados (interior) Antiguo Club de Asociados (portal) Antigua casa de Carlos Prío V o l . X X I I , N o . 3 / 2 0 0 1 33 CCO ONN CCRRIITTEERRIIO O//HHIISSTTO ORRIIAA UURRBBAANNAA LA TRANSFORMACIÓN La victoria revolucionaria del 1ro de enero de 1959, alteró en sus fundamentos las relaciones entre las clases sociales en la Cuba de finales de los cincuenta. Las leyes de Reforma Agraria y Urbana, entre otras promulgadas entonces, desplazan del poder a la burguesía nacional. Todo esto ocasionó la emigración masiva de este sector de la población y con él, la mayor parte de los habitantes de Tarará. Por otra parte a partir de la promulgación de la Ley de Nacionalización General de la Enseñanza, se produce un incremento masivo de matrícula en las escuelas primarias. Para afrontar la gran demanda de aulas se construyen grandes conjunto educacionales y se adaptan una gran cantidad de edificios a dicha función. La adopción de esta política selló el destino de Tarará para convertirse en conjunto docente-residencial y, más tarde, en la “Ciudad de los Pioneros” . La primera etapa de la rehabilitación de Tarará se proponía transformar el pueblo en un conjunto docente-residencial y en ella no se hicieron modificaciones importantes en la trama urbana. Se edificaron 5 bloques docentes, naves de aulas conectadas por pasillos techados, cubiertas y estructura de hormigón y paredes de ladrillos, las casas del reparto se utilizaron tal cual quedaron como albergues y comedores para los estudiantes. Por otro lado, varios de los edificios y lugares públicos más notables del pueblo se eliminaron ya que no respondían a la nueva función del conjunto, ni a la situación política imperante. Así, desaparecieron: el Cuartel del Ejército, el autocine y el club hípico. La iglesia fue transformada en salón de baile y para ello se le retiró la cruz de la fachada, los altares, las imágenes y los demás utensilios y mobiliario. También se le tapió el campanario, todo ello en un intento por quitarle al edificio su significación religiosa original. El parque Webster también sufrió este proceso, al retirársele el busto y su significación conmemorativa, transformándose en un simple lugar de esparcimiento público. Durante este período estudiaron en Tarará las campesinas del contingente Ana Betancourt y los becarios de las brigadas Conrado Benítez. Por último, se habilitó en el reparto la escuela formadora de maestros Antón Makarenko. La segunda y más importante etapa de la rehabilitación de Tarará en campamento de pioneros. El antecedente más cercano era un campamento escolar a orillas del Mar Negro, en la URSS, que alojaba a 7000 niños. A iniciativa de Celia Sánchez, se hizo un parque de diversiones en la margen oeste del río.Ese mismo año, el arquitecto Arnaldo Sicilia confeccionó el Primer Plan General del futuro campamento. Este plan proponía convertir las casas en el albergues y construir otros nuevos alojamientos para los niños, así como nuevas aulas de clase que en verano se utilizarían como albergues, aumentando la capacidad del conjunto. Se edifican 7 comedores de Sistema Girón y paneles prefabricados; el Anfiteatro, de estilo moderno con estructuras metálicas, en la ribera del río y muy visible desde la Vía Blanca; la portada de acceso al campamento, cuyos colores y gráfica con los distintivos pioneriles aludía a la nueva función 34 A r q u i t e c t u r a y U r b a n i s m o La playa de Tarará. del conjunto. El antiguo mercado en la entrada fue convertido en el vestíbulo del campamento, donde los padres que venían de visita esperaban por sus hijos. El área asfaltada del antiguo autocine se utilizó como parqueo. En el año 1975, a iniciativa de Fidel Castro, se plantea convertir el campamento en la Ciudad de los Pioneros José Martí. Se propone, además, aumentar la capacidad de la instalación a 20000 estudiantes. Así es confeccionado el Segundo Plan General de Tarará por el arquitecto Humberto Ramírez. Urbanísticamente, este plan cambió el carácter vehicular de las calles de tarará por un ambiente más peatonal. Para ello, se redujo el ancho de las vías asfaltadas a favor de las áreas verdes y peatonales. Se cambió el trazado rectilíneo de las calles, incorporándole zonas de bancos, logrando una imagen sinuosa y discontinua. Otra importante intervención en la trama urbana del reparto fue la construcción de la “Plaza Martiana”, proyectada por el arq. Arnaldo Sicilia. Era un gran espacio de carácter simbólico-monumental que se convirtió en el escenario de los actos políticos y culturales de la Ciudad. En la elevación aledaña se construyó el Centro Cultural, proyectado por el arquitecto Humberto Ramírez, que sería el edificio más importante de la Ciudad. Situado en una posesión privilegiada desde la que se divisa todo el conjunto, la costa y el río, es un importante hito en el paisaje. Ejecutado con sistema Girón y paneles prefabricados, consiste en un grupo de volúmenes articulados a distintos niveles. Cuenta con varios servicios como: teatro, cafetería, salón de actos, sala de lectura y un mirador. Próximo al Centro Cultural, se hizo el edificio para niños diabéticos, con un sistema constructivo y una expresión que recuerdan las obras de Le Corbusier, con capacidad para 150 ocupantes. En esta zona se construyó, además, el Hospital, proyecto a cargo de la arquitecta Mirían Abreu. Entre otros objetos de obra ejecutados con el sistema Girón y los paneles prefabricados están dos edificios pantalla de varias plantas, uno a la entrada junto a la Vía Blanca AA.. CCAASSTTRRO O Centro Cultural. Casa Museo Che Guevara (fachada). Casa Museo Che Guevara (interior). y otro en el límite este del conjunto, que incluían locales de albergues y aulas; el edificio para niños asmáticos, con capacidad para ochocientos cincuenta ocupantes, situado en la falda de una elevación cercana al río y el edificio de la Dirección Administrativa de la Ciudad, en la calle Principal. En la zona del antiguo parque Webster se construyó el parque infantil llamado “de tránsito”, con pequeñas máquinas de tecnología japonesa que eran conducidas por los niños, con el objetivo de divertirlos y, al mismo tiempo, enseñarles las leyes del tránsito. Incluía, además, un pequeño zoológico con animales exóticos, un aviario y un estanque. Por iniciativa de Celia Sánchez, se hizo un parque de diversiones en la margen oeste del río con tecnología donada por los japoneses. Estaba conectado con el área residencial por un puente bajo la Vía Blanca y un teleférico que constituía una atracción por sí mismo. Muchas otras obras se ejecutaron en este período entre las que se cuentan una cafetería en la zona del antiguo Ranchón, varias piscinas naturales a lo largo de la costa, siete comedores distribuidos por toda la Ciudad para llegar a un total de catorce, varias salas de juegos, en las cinco zonas del campamento. Contaban con salón techado, área de juegos de mesa y televisor. Las viviendas fueron poco modificadas, simplemente se remodelaron, sustituyendo carpinterías dañadas, muebles sanitarios o herrajes. Sin embargo, fueron pintadas todas de blanco, haciendo resaltar las carpinterías con los colores intensos: verde, azul y rojo. Por último, como apoyo a todo este gran conglomerado, en los terrenos frente a la entrada del reparto, cruzando la Vía Blanca, se construyó una cocina gigante de tecnología japonesa con capacidad para producir 26 000 raciones diarias. Se edificaron, además, almacenes y talleres de mantenimiento. En el año 1978, se inauguró oficialmente la Ciudad de los Pioneros José Martí. Con un total de quinientas veintiséis casas y cinco edificios para albergues, tenía capacidad para 13 000 ocupantes en el plan vacacional y 30 000 en las semanas de receso escolar para un total de 260 000 pioneros que asistían al año. Si bien la rehabilitación del pueblo de Tarará no obedeció a factores económicos ni de especulación, sino a un objetivo comunitario, tampoco fue un proceso inspirado por los conceptos más avanzados de su época, a saber: la valorización de la historia local y de las construcciones existentes como bienes culturales, ni la intervención manteniendo el concepto del decoro. Por un lado, la ausencia de valorización de esta arquitectura como un ejemplo de la influencia del Movimiento Moderno en Cuba, la historia y las tradiciones de la localidad y, por el otro, el objetivo de adaptar la imagen del conjunto y su función a las tendencias políticas del momento, influyeron en que, entre los conceptos rectores de la rehabilitación no se contemplara el cuidado por dejar constancia de la historia anterior del poblado, que ya tenía establecidos sus lugares de interés y significación patrimonial para la comunidad. Apoyándose en el hecho del V o l . X X I I , N o . 3 / 2 0 0 1 35 CCO ONN CCRRIITTEERRIIO O//HHIISSTTO ORRIIAA UURRBBAANNAA abandono del pueblo por sus habitantes, lugares como el Club y el Ranchón, señalados por su arraigo entre la población local y por la presencia de Ernest Hemingway, fueron eliminados o sustituidos por nuevos elementos con un significado que nada tenía que ver con los anteriores. Esto se hizo sin pensar que en Tarará aún quedaban algunos de sus habitantes de aquella época, quienes tuvieron que convivir con la transformación, descaracterización y, lo que es más traumático, el abandono y la depauperación de su pueblo. Actualmente solo queda una placa que marca el sitio del embarcadero en que Hemingway atracaba su yate, muy pequeña y mal diseñada. En cuanto el parque Webster, otro sitio de relevancia en la historia local, desapareció totalmente. Una feliz excepción fue la Casa del Che, lugar en que se hospedó durante un tiempo mientras estuvo enfermo, ya que la casa se restauró y se transformó en un museo que constituye un punto atractivo en el conjunto. Las construcciones nuevas, a pesar de ser los edificios de mayor importancia en el conjunto(centro cultural, administración, edificios aulas-albergues, comedores y unidades docentes) se quedan muy por debajo, en cuanto a diseño y calidad constructiva, con respecto a lo anterior. Especialmente los grandes edificios aulas-albergues de varias plantas y gran longitud resultan muy agresivos para la imagen y el paisaje del reparto, de pequeñas casas y desarrollo horizontal. Una vez iniciada la explotación del conjunto como campamento de pioneros, comenzaron a notarse problemas, entre ellos, el mayor fue el enorme tamaño adquirido por el conjunto. Los niños y profesores debían recorrer grandes distancias para hacer cualquier actividad, docente o recreativa; esto hizo que muchas de ellas no se realizaran. El gigantismo hizo de la instalación una gran derrochadora de alimentos, insumos, personal, medios de transporte y combustible. La solución vial adoptada hizo la circulación vehicular dentro de la Ciudad muy difícil, problema que se mantiene aún hoy. Tampoco se consideraron las necesidades de parqueo, que siempre resultaron insatisfechas, sobre todo los días de visita. Las piscinas naturales de agua de mar que se ejecutaron en la costa nunca funcionaron, ya que para su diseño no se hizo ningún análisis de las características de la costa. Con los cambios de marea, ya se vaciaban, ya se llenaban demasiado y, ciertas épocas del año, se cubrían de arena. Por todo ello nunca se utilizaron. Sin embargo, desde el punto de vista de la ecología, el impacto, aunque no menos importante, fue menos traumático. La zona de Tarará que no se caracterizaba, al comienzo, por una amplia presencia de flora y fauna, recibió el beneficio de la plantación en gran escala de nuevas especies de árboles y arbustivas. Esto se hizo por iniciativa de Celia Sánchez, quien además, se encargo de decidir las especies a plantar y dónde y de supervisar todo el trabajo. Esta 36 A r q u i t e c t u r a y U r b a n i s m o Viviendas antes de la remodelación. actuación creó en el reparto un entorno muy natural y agradable que contribuyó, además, a unificar visualmente el conjunto mucho más que la pintura en muros o carpinterías. EL PRESENTE A finales de la década de los ochenta, tras el desplome de la URSS y el campo socialista, la situación económica cubana sufrió un grave deterioro. El sistema educacional no fue ajeno a estas adversas condiciones. Esto hizo imposible continuar las actividades de la Ciudad, por ser totalmente incosteable su mantenimiento. Esta situación fue funesta para esta porque, dada su gran extensión y su aislamiento, era muy difícil de custodiar, por todo ello, las casas del reparto sufrieron depredación. Ello, unido a la falta de recursos para el mantenimiento de los inmuebles, ocasionó que la Ciudad recibiera la década de los noventa en un estado de depauperación general. En marzo de 1990 llegaron a Cuba niños de la antigua URSS afectados por el accidente de Chernóbil. Se decidió utilizar las instalaciones hospitalarias y residenciales de la Ciudad para alojar y dar tratamiento a los enfermos. Conjuntamente con este programa, se desarrolla el turismo en esa zona para ayudar al sustento económico del país. Las entidades inversionistas CUBANACAN, CUBALSE y Puerto Sol han realizado intervenciones en la Ciudad con vistas a lograr los siguientes objetivos: • Reparar y actualizar la infraestructura técnica del reparto, así como los inmuebles y áreas exteriores. • Rectificar el trazado vial para adecuarlo a las nuevas necesidades del conjunto. • Lograr la coherencia visual del conjunto, remodelando los edificios con sistema Girón existentes con diseños que los cualifiquen estéticamente y los relacionen con las construcciones originales del reparto. • Dotar al conjunto con servicios gastronómicos, recreacionales, comerciales y otros, afines con el tema turístico. Para un futuro inmediato se transforma el reparto en el Residencial Tarará, conjunto que ofrecerá al turismo internacional varios servicios como: • Posibilidades de hospedaje en las viviendas o en los hoteles que se construirán en los terrenos libres. AA.. CCAASSTTRRO O ...nunca debe menospreciarse el pasado, por ninguna razón • • • Facilidades para atracar y serviciar yates y otras embarcaciones, así como para practicar deportes náuticos en las playas. Alquiler de espacios en las inmobiliarias que se habilitarán en el conjunto de los edificios existentes.. Disfrute de todo tipo de actividades e, incluso de un aqua-park que se construirá en los terrenos del antiguo parque de diversiones. CONCLUSIONES Acerca de la rehabilitación de Tarará, las causas que la originaron, la validez de sus objetivos y conceptos, sus métodos de intervención y sus resultados, se podría abundar aún más de lo que se propone este artículo. Mucho más importante que plantear valoraciones categóricas acerca de si fue positiva o negativa, es aprender la enseñanza fundamental que, en opinión de la autora, proporciona este interesante caso: Es la de que, a la hora de intervenir en cualquier urbanización primeramente se debe hacer un estudio muy cuidadoso de las condiciones fisicogeográficas, de sus características urbanas y arquitectónicas y de la historia del lugar. Todo ello, para no incurrir en errores que luego den al traste con el funcionamiento adecuado del conjunto resultante. Otra importante enseñanza es que nunca debe menospreciarse el pasado, por ninguna razón, ya sea esta de carácter funcional o estética, ni aun por los imperativos de orden político del momento; ya que, por satisfacer requerimientos a corto o mediano plazo, se ha perjudicado un legado el cual, más que al presente, pertenece y siempre pertenecerá al futuro de la nación. Hoy Tarará deberá atravesar una nueva transformación que la convertirá, en un futuro no muy lejano, en uno de los polos turísticos más importantes de la capital cubana. Por ello, necesita más que nunca redescubrir su pasado. Es de esperar que, mediante el trabajo y la investigación de muchos especialistas, se logre este loable objetivo. Viviendas: fotos actuales, después de la remodelación. Vista del poblado desde el mirador del centro cultural hacia la costa V o l . X X I I , N o . 3 / 2 0 0 1 37