TÍTULO: ¿PROMOCIÓN DE LA EQUIDAD O REPRODUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES DE GÉNERO? UNA MIRADA A LOS CENTROS DE INVESTIGACIÓN DE LA UNIVERSIDAD DE HOLGUÍN, CUBA María de los A. Arias Guevara1 Ania Pupo Vega2 Universidad de Holguín, Cuba Elevar los niveles educativos de las mujeres es parte de la agenda internacional a todos los niveles. Cuba cumplió con creses ese objetivo, hasta tal punto que a partir de los noventa se produjo una feminización de la educación superior, asimismo, es notable su participación en la generación de conocimientos científicos y tecnologías. Ello implica que la mayoría de los estudios revelen esta verdad indiscutible y muy pocos hagan énfasis en las desigualdades de género que marcarán la diferencia luego de obtenido los títulos universitarios. Sobreviven obstáculos que impiden una más efectiva participación de las mujeres. Es propósito de este trabajo el analizar cuáles son los mecanismos generadores de desigualdades en los centros de investigación de la Universidad de Holguín, las barreras socio-institucionales y aquellas configuraciones subjetivas. Se realiza un análisis de las estadísticas existentes, así como entrevistas a los directivos de los centros de investigación y a mujeres académicas. Palabras clave: género, cultura patriarcal, producción de conocimientos científicos, segregación vertical, segregación horizontal, Abstract Raising educational level in women is part of the international agenda at all levels. Cuba completely fulfilled this objective to such a point that, from the 90’s on, a feminization of higher education took place. Likewise, it is remarkably recognized its participation in scientific knowledge and technology generation. It implies that most of the performed studies reveal this unquestionable truth, and very few of them emphasize gender inequalities that would make a difference after getting a university degree. Some obstacles remain which hinder women’s effective participation. This research aims at analyzing the mechanisms that foster inequalities in research centers at the Universidad de Holguín, the socio-institutional barriers, and those subjective settings. 1 Dra. y profesora titular. Coordina el Núcleo de Estudios de Género de la Universidad de Holguín, Cuba y la línea de investigación sobre Desarrollo Local. Investigadora del Centro de Estudios sobre Cultura e Identidad de esa Institución. [email protected]/ [email protected] 2 Doctorante e investigadora auxiliar del Centro de Estudios sobre Cultura e Identidad de la Universidad de Holguín e investigadora del Núcleo de Estudios de Género de esa institución. Becaria AECID en el Instituto HEGOA de la Universitat del País Vasco. [email protected] It is carried out an analysis of actual statistics, and it is privileged qualitative interviews to unveil those subjective settings that affect scientific knowledge production. Key words: gender, patriarchal culture, scientific knowledge production, vertical segregation, horizontal segregation. Introducción. En Cuba al igual que en muchos países del mundo la irrupción de las mujeres en los espacios universitarios es un hecho de fácil constatación. La matrícula refleja un determinado equilibrio porcentual e incluso períodos de feminización, como el que se produjo en los noventa del siglo pasado. También hay una irrupción cada vez mayor de mujeres en carreras tradicionalmente masculinas como las ingenierías, la agronomía, la matemática o la física y de varones a guetos femeninos como enfermería, letras, pedagogía, entre otras. Ello en la misma medida que posibilitó una amplia participación de las mujeres en la fuerza técnica del país contribuyó a la formación del mito sobre la igualdad de género a escala social. La pregunta habitual es qué pasa después, por qué los niveles alcanzados por las mujeres son condición necesaria pero no suficiente como para irrumpir con igualdad de condiciones y posiciones en los espacios de poder a escala social o en los espacios de producción del conocimiento científico, por qué no avanzan en proporción más equilibradas con sus colegas masculinos en la obtención de éxitos profesionales. La búsqueda de esta respuesta a nivel internacional se ha venido produciendo desde los estudios de género y muy especialmente desde los estudios sobre género, ciencia y tecnología. Es un campo de conocimiento relativamente joven, si se considera que la lectura tradicional sobre ciencia, tecnología y sociedad, marcada por el positivismo no permitió penetrar en la “caja negra” de los laboratorios y centros de pesquisa y por tanto develar que como parte de las relaciones sociales este campo lejos de ser “neutral” es un ámbito de reproducción de las desigualdades y de concreción de los valores del patriarcado3. Los aportes del feminismo, en este sentido, han estado en brindar desde los estudios sobre género, ciencia y tecnología el aparato conceptual imprescindible para hacer visible lo aparentemente invisible, para elaborar a contracorriente un discurso emergente, problematizando sobre factores socioculturales, institucionales o subjetivos que condicionan la segregación de género en la producción del conocimiento científico. En este sentido desde los años 80 comienzan a aparecen categorías claves4 o metáforas que ayudan 3 Estamos entendiendo por patriarcado el sistema de valores que legitima la dominación masculina y coloca a las mujeres en posturas subordinadas por designación cultural. 4 Se trata de metáforas como “techo de cristal”, “piso pegajoso”, conceptos como “segregación vertical” “segregación horizontal”, ampliamente utilizadas en los estudios sobre género, ciencia y tecnología para explicar las barreras que deben enfrentar las mujeres en las instituciones o comunidades científicas. Barreras que como currículo oculto son implícitas al modelo cultural impuesto por el patriarcado, pues no existen normas jurídicamente establecidas que las sancionen., pero que afectan a las mujeres por ser mujeres. El techo de cristal es parte de las normas informales, la cultura, las prácticas y las actitudes e ideologías de los agentes en las organizaciones.» Ver. Evangelina a comprender más el fenómeno y que en su socialización han contribuido los congresos sobre Ciencia, Tecnología y Género en Iberoamérica. Han sido relevantes para los propósitos del estudio las tesis de autoras como Maffía (2008), Dio Bleichmar (2008), Alcalá Cortijo (2006), Guil (2006), Fernández (2006), entre otras, que en el marco de estos conclaves han abordado los factores que impiden a las mujeres avanzar o mantenerse a ras del suelo de las instituciones científicas, usando palabras de Paloma Alcalá. El género, como construcción simbólica sobre la sexualidad humana conforma las subjetividades, los valores y diseña o rediseña las prácticas sociales diferenciadas según el sexo. De ahí que sea muy común en mujeres académicas atrapadas en la madeja de la cultura patriarcal no poseer siquiera la sospecha de que hay mandatos sociales que deben y pueden ser cambiados. Sólo aquellas que tienen conciencia de género problematizan la realidad y tratan de desmontar el discurso que las desautoriza como mujeres, teniendo una clara percepción de aquellos factores subjetivos relacionados a la condición de género de las mujeres que impiden su despegue en la producción científica. Aunque los factores contextuales y personales que en la cotidianidad de los diferentes escenarios influyen negativamente en la vida de las mujeres académica han sido ampliamente abordado en las investigaciones sobre ciencia, tecnología y género, pero nos parece importante hacerlo en un espacio institucional, donde esta lectura no tiene antecedentes. Objetivos Nos hemos propuesto un acercamiento al espacio académico universitario para analizar los mecanismos generadores de desigualdades en la Universidad de Holguín y en especial los centros de investigación, visualizando las barreras socio-institucionales y aquellas configuraciones subjetivas. Metodología Partimos del supuesto de que las relaciones de género históricamente construidas en las universidades como contextos educativos reproducen los roles y estereotipos tradicionales expresados en comportamientos, actitudes y configuraciones subjetivas de la mayoría de los hombres y mujeres de su claustro, asimismo, de la visible ausencia de políticas u acciones sensibles al género. Estamos conscientes de que para quebrar el falso “espejismo de la igualdad”5, hay que desmontar un discurso que ignora que las desigualdades de género y que estas son también expresiones de las desigualdades sociales, tan profundas como las de clase, razas o territorios y que están contenidas en ellas. El estudio se apoya en el análisis de las estadísticas existentes, haciendo valoraciones también sobre las no existentes y en entrevistas cualitativas realizadas a directivos de los centros de investigación, a hombres y a mujeres académicas/os de dichos centros. Nos García Prince. Seminario Internacional Poder y empoderamiento de las mujeres. Valencia, 2004. Proyecto Equal I.O. Metal Acción 3. P.47-49. 5 Expresión utilizada por Marcela Lagarde y de los Ríos, relacionada a la igualdad formal pero no real, cuando la política sigue siendo territorio masculino. Ver. “Para mis socias de la vida. Cuadernos inacabados nº 48. Ed. Horas y horas, Madrid 2005. P.218 ubicamos en lo cotidiano de sus contextos para develar a través sus configuraciones subjetivas lo culturalmente sedimentado o transgredido. Desarrollo. Contexto Institucional. La Universidad de Holguín es una institución pública, del Estado, de carácter provincial fue creada en 1973 con un perfil técnico, primero como filial adjunta a la Universidad de Oriente y luego transformada en universidad manteniendo este perfil hasta fecha relativamente reciente (inicio de los 2000) en que se constituyen las facultades de corte sociohumanístico. Por lo que de las 14 carreras con que hoy cuenta, las de mayor tradición son las de Ciencias Técnicas y Económicas. Entre sus procesos sustantivos está el pre y el postgrado, la extensión y la pesquisa. La renovación de su estructura, no deja de sentir el peso silencioso de su viejo orden, expresado en la distribución de las cuotas de poder, las relaciones sociolaborales, la distribución y madurez cuerpo de docentes, lo que tiene impactos desiguales en la producción científica. El claustro está formado por 720 profesores/as a tiempo completo. De ellos 409 son hombres y 311 mujeres, lo que se corresponde con una tradición de especialidades técnicas de una relativa mayor presencia masculina. Si tenemos en cuenta esto y vemos la presencia de las mujeres en puestos decisorios de la universidad podemos afirmar que se ha avanzado, se flexibiliza una estructura ocupacional en cargos directivos a favor de las mujeres incluyendo que por primera vez (desde 2008) el rectorado es ocupado por una mujer. En los departamentos docentes, las mujeres sólo ocupan mayoría en las facultades de Derecho, Ciencias Sociales, y Humanas. No obstante, son mayoría en puestos de subordinación como los vicedecanatos y otras direcciones, la vice-rectoría docente es ocupada por una mujer. Estas ubicaciones por una parte, son puestos que requieren de mucha dedicación, algunos tradicionalmente femeninos (como son los relacionados con la docencia) y por otra parte, la sobrecarga de responsabilidades deja poco tiempo a la investigación y producción científica (Ver gráfico I). De las 10 mujeres en función de vicedecanas sólo cuatro han alcanzado el doctorado. Gráfico I: Distribución de los puestos de mayor jerarquía en la toma de decisiones de la Universidad de Holguín. El claustro universitario gira su balanza a favor de los hombres, ello se justifica a partir de que su formación histórica se desarrolla de sus propias graduaciones, y el carácter tradicionalmente masculino de las matrículas en las carreras de ingenierías. Los hombres representan el 57 % de los docentes y las mujeres el 43% como lo refleja el gráfico II. Grafico II. Una distribución por áreas permite observar cierta segregación horizontal en el claustro, en tanto, las mujeres están más concentradas en áreas que le son tradicionales como humanidades, ciencias sociales y los hombres en las ingenierías y agropecuaria, con desproporciones relevantes. Sin embargo, son interesantes los procesos que se dan en las Gráfico III. Facultades de Ingeniería Industrial (FACII) y Economía (FACCE), facultades también dirigidas por mujeres. Lo que se aprecia en el gráfico III. La segregación vertical en el claustro universitario se puede apreciar en las categorías docentes, en que las mujeres se encuentran ubicadas en la base de la pirámide. En la medida que aumenta la jerarquía disminuye el número de mujeres, siendo inversamente Distribución por Categorías Docentes Gráfico IV. Titulares 16 57 71 Auxiliares Asistentes 84 106 131 118 137 Instructores Hombres Mujeres proporcional a lo que ocurre con sus colegas masculinos. Igualmente el efecto tijera, está presente en los títulos académicos y científicos en que las mujeres aparecen subrepresentadas, pues en la medida que estos son más elevados menor es el número de mujeres en su composición. Graficados en el V y VI. Gráfico VI. Gráfico V. La diáfana segregación vertical se produce en los espacios de producción del conocimiento científico, nótese en las ilustraciones que ninguna mujer dirige un centro de estudio, (Gráfico I) sólo dos líneas de investigación son coordinadas por mujeres, (Gráfico VII). La participación de las mujeres Gráfico VII. como investigadoras en los Liderazgo en líneas de Investigación centros de estudios es reducida (GráficoVIII) pero corresponde también 14% a su menor proporción en el claustro universitario con las categorías científicas exigidas en los reglamentos de dichos centros para su ingreso. Uno de los puntos de análisis, son las Hombres Mujeres 86% características de las carreras que los nutren, por ejemplo CADCAM lo hace de la carrera de Ingeniería Mecánica con tradición masculina en su matrícula, el Centro de Gestión empresarial se nutre de las Facultades de Economía e Ingeniería Industrial con un crecimiento favorable de mujeres dentro del estudiantado, en la conformación de sus claustros, en la estructura de dirección y en la formación académica de postgrado. Ello también se refleja en la participación de mujeres en publicaciones, premios y congresos. El Centro de Estudios sobre Ecosistemas Áridos (CEEAR) lo hace fundamentalmente desde carreras agropecuarias de tradición masculina. Sin embargo, el centro de Estudios de la Educación Superior que lo hace desde los doctorados en esta rama, no expresa la tradición de las especialidades pedagógicas. Ello incluye de hecho los factores culturales y la conformación subjetiva sobre lo femenino y lo masculino en la composición de las comunidades científicas, presente en las entrevistas realizadas. Gráfico VIII. Una mirada a los documentos que refieren la ciencia y técnica en el ámbito universitario, permiten afirmar que el debate sobre las desigualdades de género no ha entrado aún en la agenda política universitaria, (Los balances anuales de ciencia y técnica, reflejan los objetivos ministeriales en esta esfera: premios, publicaciones, registros, proyectos, generalizaciones de resultados, doctorados y maestrías defendidos, participación en eventos nacionales e internacionales, análisis descriptivo de los impactos), utilizando como unidades de análisis las facultades. Uno de los elementos que evidencia la falta de sensibilidad de género, es la inexistencia de datos desagregados por sexo para el análisis de las variables y consecuentemente, ausencia de objetivos concretos dirigidos a mejorar la posición de las mujeres investigadoras, que favorezcan la elevación de su presencia en los resultados. Las estrategias científicas en la institución, parten del supuesto de la existencia de igualdad de oportunidades para mujeres y hombres en la ciencia, lo que perpetúa las desigualdades de género existentes. Sólo escudriñado en anexos de informes pueden obtenerse otros datos referidos a premios, publicaciones o generalizaciones de resultados, que aunque siguen tomando las facultades como unidades de análisis permite hacer determinadas inferencia a partir de las descripciones de los resultados; como por ejemplo que sólo el 3% de los premios nacionales obtenidos en 2011 correspondieron a mujeres (aunque este año obtuvieron el 75% de los premios internacionales) y que más del 95% de las publicaciones realizadas por mujeres están clasificadas en el Grupo III y IV y que el 97% de las realizadas en los Grupo I y II son de sus colegas masculinos. Lo que muestra que el liderazgo en la producción en materia de ciencia y tecnología reproduce el sistema de relaciones que sustenta todo el andamiaje universitario y tiene en las mayores oportunidades masculinas su garante. Por tanto, las maneras en que se gestan, estructuran y funcionan las universidades como instituciones pueden constituir barreras para avanzar a procesos más equitativos. Barreras socioculturales y subjetivas resultantes de las entrevistas realizadas. Para indagar sobre las barreras subjetivas y socioculturales se realizaron entrevistas cualitativas, se exploró la subjetividad de decisores de centros de estudios, de académicas y académicos, lo que permitió relacionar los factores culturales del patriarcado presentes en los estereotipos de género y en la conformación de los proyectos de vida de uno y otro sexo. Ninguno de los directivos entrevistados refirió aspectos subjetivos o socioculturales que pudieran interferir en la menor presencia de mujeres en su membresía, ni en los resultados. Se apuntó sólo a los requisitos contenidos en los reglamentos de dichos centros. Estas entrevistas fueron trianguladas con otras a investigadoras e investigadores. Como investigadoras de uno de los centros estudiados, conocemos que no sólo se impone lo masculino como liderazgo, sino que también y muy sutilmente se imponen discursos, necesidades y puntos de vistas y en ocasiones en el lenguaje aparecen rasgos misóginos expresados en la subvaloración o puesta en duda de los resultados de las académicas, mucho más evidente cuando se trata de resultados que las vinculan a los estudios de género6 tratados como carente de significación, una especie de descendencia bastarda. El 6 En general en la universidad existe poca o ninguna sensibilidad con los temas de género, mucho más si no son temas o programas curriculares exigidos por el MES. Sólo se imparte en la carrera de Sociología y lo otro queda en cursos de postgrado, investigaciones para la graduación, tesis de maestrías y doctorados, cursos optativos, proyectos de investigación, todos vinculados al trabajo desempeñado por el Núcleo de Género. discurso tiene otros tonos cuando los proyectos relacionados a estos temas mueven recursos que luego pueden ser controlados desde el poder masculino. Se trata también del poder simbólico que impone como “duros” determinados saberes frente a otros (mucho más si estos constituyen temas emergentes como los referidos a género, ciencia y tecnología). En el rejuego de las prácticas y de las relaciones que se establecen en los espacios de producción de conocimientos científicos el poder se convierte en un saber que se instala como verdad y a través de la cual se legitima la exclusión y el castigo en el cuerpo social (Foucault, 1994) Para el análisis de las configuraciones subjetivas, las académicas entrevistadas pueden dividirse en dos grupos: las que no tienen conciencia de su condición de género y las que miran la realidad institucional a través del lente de los estudios de género. Una de las preguntas sugerentes fue encontrar los factores que hacen que las mujeres estén situadas a escala universitaria en los niveles de inferior categoría.7 En las primeras al valoran factores que inciden en su tardía formación académica de postgrado colocan como elementos la maternidad, cuidado de hijos/as u otras responsabilidades familiares que impiden ser profesionales exitosas o serlo permanentemente. Siendo estos factores familiares, que en lo individual las ha marcado, llama la atención la no problematización de sus realidades como parte de un modelo cultural opresivo y por tanto se expresa resistencia hacia el cambio de roles y estereotipos. Sus proyectos de vida están supeditados a las necesidades o problemas de los otros/as rasante al “piso pegajoso” del ámbito privado, e incluso afirman sentir sentimiento de culpa cuando deben ausentarse para participar en un congreso, realizar trabajo de campo u otra actividad académica. En ellas no hay un referente femenino transgresor del modelo e mujer tradicional, pues sencillamente no ha sido planteado. Siguiendo (Mafia, 2008) quien insiste en la “necesidad de realizar estudios cualitativos que adviertan la percepción que tienen las mujeres sobre sus propios obstáculos” es que nos adentramos en las conformaciones subjetivas de nuestras entrevistadas. Uno de los elementos que se obtiene es que las mujeres para estar a la altura de sus colegas masculinos se constituyen en “superwoman”. Son mujeres que quieren y de hecho han avanzado en el espacio académico, pero el costo de sus éxitos ha requerido una cuota de sacrificio y entrega superior a sus colegas hombres. Pueden ser consideradas mujeres en tránsito, necesitan y elaboran proyectos para su realización profesional, pero siguen apegadas a las designaciones tradicionales de su sexo, sin una clara conciencia de lo que la cultura le impone, expresadas en la autorepresentación de sus roles, vistos como obligaciones femeninas y no como factores externos que actúan como barreras, sean estas institucionales, sociales o familiares. Cuatro de las mujeres entrevistadas alcanzaron su doctorado luego de haber cumplido otros proyectos como la maternidad y la satisfacción de las necesidades afectivas y de cuidado de sus hijas e hijos, lo que le exigió una multiplicidad de roles que creó dificultades a la autosuperación continua. Otras (las más transgresoras) y que ubicamos en un segundo grupo o postergó la maternidad hasta terminar el doctorado o simplemente no colocan la maternidad como su proyecto, por el simple hecho de ser mujer. Con determinada conciencia sobre el eje que mueve la entrevista al reflexionar sobre su situación redefinen conceptos patriarcales que 7 Esta es una de las interrogantes que mueve el importante artículo de Alcalá cortijo (2006) “A ras del suelo. Situación de las mujeres en las instituciones científicas” refiriéndose a instituciones españolas y que fue una de las motivaciones para mirar a la Universidad de Holguín desde similar perspectiva. marginan los intereses de las mujeres. Sus propias vivencias en los centros de estudios, las relaciones de poder que inciden en el menor número de oportunidades para ellas. Dentro de los factores socioculturales argumentados está la adjudicación que a las mujeres se les hace como cuidadoras de las personas dependientes, elemento fuertemente vivenciado en las trayectorias personales de mis entrevistadas a cuyo cargo han estado familiares en condiciones de enfermedades en su fase terminal, que junto a las limitaciones de los servicios sociales son obstáculos para conciliar satisfactoriamente la vida familiar con la de docente-investigadora. Estas mujeres para alcanzar la defensa del doctorado y mantener los indicadores por los que se evalúa en los centros de investigación han requerido de esfuerzos extra, lo que deteriora su propia calidad de vida, generándole estrés y ansiedad. Ellas mismas son consideradas como mujeres sobreexigidas, que siempre están postergando sus metas y proyectos personales y la mayoría de las veces se sienten inseguras de poder alcanzar lo que sus colegas varones. Con claridad una de las profesoras (Elsie, 45 años, Dra. Especialista en Educación para la diversidad) señaló “…las mujeres se autolimitan -falta un modelo- es la cultura. Se dedica mucho tiempo a atender a tros/as y ello en algunas, es tarea primordial. Nadie que pase por esa etapa, sin redes de apoyo puede avanzar” Mucho más relevante es el abordaje cuando se entrevista a colegas masculinos. Uno de ellos nunca refirió entre los obstáculos para alcanzar el doctorado u otros éxitos académicos barreras familiares, ni alguna dificultad sobre la conciliación entre las responsabilidades familiares y su trabajo profesional, más bien quedó clara su posibilidad de permanecer por períodos largos de tiempo en la capital o fuera del país. Lo que me hizo recordar a una de mis tesiantes (Iliana cuyo segundo parto fue trillizo). Ella sólo pudo defender su maestría con mucho esfuerzo, cuatriplicando jornadas, pidiendo licencias, imposibilitada de seguir avanzando, su esposo a cambio pudo realizar su doctorado en una universidad extranjera dejando a su cuidado la madre y abuela ancianas. Al analizar la posición de las mujeres en los centros de estudios, se capta las tensiones en que la mayoría de las veces son colocadas las mujeres. Una de mis entrevistadas (Eliani, 42, Dra en ciencias pedagógicas) refirió que se mira con malos ojos cuando se es madre soltera e incluso una de las interrogantes realizadas a ella al entrar al centro de estudio fue que “si tenía pensado parir de nuevo”…… Esta misma entrevistada trajo a colación el sistema masculino de cooptación relacionada al ejercicio del poder, pacto secreto, luego reflejado en la membrecía de algunos centros. Ello evidencia que las relaciones de poder construidas en las estructuras sociales de producción del conocimiento científico implican una desigual participación de las mujeres e inciden en sus éxitos profesionales y representatividad en los puestos de decisión (como refiere varios de los gráficos del texto). Mis entrevistadas refirieron que en los centros de investigación actúan mecanismos velados que terminan marginando a las mujeres, una especie de currículo oculto que impide a las mujeres avanzar más rápidamente. Entre los hombres se establecen determinadas relaciones, “tal vez por empatía masculina que desgraciadamente no tienen correspondencia aún con pactos femeninos” . Aunque no existen requerimientos legales, el ser mujer es más condicionado desde la cultura para la pertenencia a un centro de investigación. “Si tienes un matrimonio estable eres menos cuestionada. “Si un hombre se casa varias veces, incluso con una estudiante, no es mal visto. A una mujer le subordinan su competencia profesional a su status como casada, divorciada o de madre soltera” En el centro en el que realizamos nuestro trabajo como académicas hemos sido testigos de risitas burlonas sobre decisiones personales de algunas de nuestras colegas: sea el divorcio, el haber tenido varias relaciones, o sobre la decisión de no tener hijos, escondiendo detrás del chiste el modelo patriarcal de mujer que predomina en el imaginario masculino de espacios en que se producen conocimientos científicos, lo que no los diferencia del modelo de mujer que tienen otros hombres fuera de la academia. A manera de conclusiones. Los datos trabajados evidencian que existen barreras institucionales, relacionadas a la manera en que se gestó históricamente, se ha estructurado y funciona la Universidad de Holguín como institución y a la carencia de políticas que promocionen la participación más equitativa de las mujeres. Asoman las llamadas “islas”, desigualdades existentes, pues las académicas siguen estando sub-representadas en los puestos claves de decisión científica, en las categorías docentes, científicas u obtención de grado, en puestos de dirección y en la membrecía de los centros científicos. El imaginario individual y colectivo de quienes dirigen los centros de investigación está plegado al sistema de valores, conductas y apreciaciones patriarcales, que favorece la discriminación de las mujeres y perpetúa las desigualdades. En estos espacios el patriarcado cuenta con suficientes herramientas para mantener la discriminación, barreras invisibles que impiden o dificultan a las mujeres avanzar al mismo ritmo que sus colegas masculinos. Persiste también en las mujeres barreras personales, la mayoría de las veces expresadas en la conformación subjetiva sobre su condición de género que no les permite transgredir el modelo impuesto por el patriarcado. Bibliografía referenciada. 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