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los mismos que abundan en Escocia y en Riga , nacen
también indistintamente en los Pirineos y en los Alpes.
Y por el contrario las teas que se crian en la última
línea de las montañas de los Alpes son desconocidas
en los Pirineos. Falta también en ambas cordilleras el
cedro que crece en el monte Líbano , que sin duda
alguna prevalecería también en las montañas de E u ropa , si la naturaleza se lo hubiere confiado como á
las de Asia. Pero tal es el misterio de la distribución
primitiva de los vegetales , que parece que la naturaleza no hace caso de la semejanza de los sitios, ni de
las distancias que los separan , reuniendo unas veces
en los climas análogos las plantas de los paises mas
remotos , y negando otras veces esta misma conformidad de productos á las regiones exactamente semejantés en su terreno y temperatura.
En todas las montañas mas elevadas de Europa sobresale un arbusto común , y que al mismo tiempo
las es tan peculiar, que nunca prevalece fuera de ellas.
N o se sugeta al cultivo , y vegeta con languidez en
nuestros jardines. Necesita del terreno, del ayre , de
Jas aguas y de las nieves de su patria ; tan solo puede prosperar en las montañas , y en estas necesita de
una situación particular y determinada : este es el Rho~
dodendron. N o hay arbusto mas hermoso que este quando está en flor ; pero tampoco le hay mas delicado.
Se encuentra en los Pirineos desde la altura de 1 6 0 0
metros hasta la d e ^ ó o o ; y se cria con tanta abundancia y frondosidad en los límites en que le ha confinado la naturaleza, que seria casi tan difícil el destruirlo como el transportarlo.
El enebro pasa ésta línea y la dexa muy abaxo. Y o
le he encontrado á 2900 metros de altura sobre el nivel del mar ; pero va perdiendo progresivamente a l gunos de los caracteres que le distinguen en nuestras
llanuras, conforme va creciendo en las alturas mas
elevadas de las montañas. E n la región mas alta se nos
presenta el mismo enebro que -se cria en l a Suecia y
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