Los hombres, y la masculinidad también se ven (nos vemos

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Los hombres, y la masculinidad
también se ven (nos vemos) afectados.
4to articulo para "La Mañana del Sur" Miércoles 5 de julio/2000
Violencia familiar
A modo de preámbulo
Antes que nada, un comentario personal. Cuando decidí, hace algunos años, iniciar la especialización en Violencia Familiar, lo hacia en relación a una cuestión estrictamente profesional, mas ligada a una necesidad de tipo técnica, entendida la
técnica como una capacidad aséptica y neutral. Había comenzado a trabajar como psicólogo de planta permanente en un
Hospital del suburbano bonaerense, en una zona de marcado empobrecimiento. Siendo terapeuta familiar y de parejas, recibía con asiduidad derivaciones de personas, todas mujeres, que pedían ayuda para su situación personal en el ámbito
familiar, en relación al maltrato en sus distintas formas por parte de sus compañeros. Algunas querían, planteaban, la necesidad de salvar sus matrimonios, otras, solo querían salvar su vida y la de sus hijos. Excepcionalmente llegaba algún
esposo, derivado por un juzgado. A diferencia de las mujeres, en los hombres no era una elección propia, sino una
"obligación" a cumplir. Observe entonces que las herramientas teórico clínicas y practicas, de la experiencia profesional,
que no era poca, llamativamente, no me resultaban suficientes, y asi, decidí, ingresar en la Especialización en Violencia Familiar. Desde mi óptica, era menester trabajar adecuadamente con las victimas del maltrato y con los abusadores. Así
planteado, los que ejercitaban el abuso, la conducta prejuiciosa hacia la mujer, los machistas eran los otros hombres, los
abusadores, yo....nada que ver. Grande fue mi sorpresa, durante el inicio de la especialización, cuando leyendo un cúmulo
de materiales teóricos me encontré en que yo estaba parado en la misma vereda que el que ejercita el abuso, sin ser yo un
abusador, y si, un amoroso esposo, y buen padre de familia, incapaz de levantar, ya no la mano, ni siquiera un grito.
Y estaba parado en la misma vereda, entendido esto, como un "cotinuum" que vas desde la normalidad hasta el machismo
mas ascendrado.
Del mismo modo en que uno nunca se pregunta porque habla un determinado idioma, en este caso, el español, la cultura,
con sus infinitas formas nos invade hasta el ultimo de los rincones de nuestro cuerpo/ mente. Así, recordé, que yo también,
lo primero que hago al escuchar la noticia de un nacimiento, es preguntar si fue varón o mujer, y después, recién después,
si ambos, bebe y madre está bien. Es que la división del mundo en géneros diferenciados, opuestos y dicotómicos funciona como la principal manera de racionalizar el mundo. El mundo que habitamos se divide en nuestra cabeza en hombres y
mujeres. También, me observe a mi mismo, cuando un colega me comentaba que había nacido, su segunda hija mujer, yo
le contestaba, muy suelto de cuerpo: " - Tendrás que seguir intentando a ver si viene el varoncito....." por que el varón es el
sexo privilegiado.
Los "micromachismos"
Los "micromachismos" son la cotidianeidad de la existencia, se explica por la necesidad de los varones de sostener y mantener la supremacía androcrática, o masculina.
Cualquier critica a este modo de ser, es sentido como un ataque personal, en la vivencia
de integridad del varón que se sostiene en los estandartes de la masculinidad de la
misma cultura en la que estamos insertados. Los "micromachismos" se observan en la
reciedumbre del varón que lo confirmaría supuestamente en el lugar del macho, la debilidad es vivida como algo negativo para los hombres, de alli que la inmensa mayoría
de las consultas provienen de mujeres, se observa en el ejercicio de la fuerza, en la imposición de la voluntad por el manejo y el control del poder, en el prejuicio hacia la mujer, en el cotidiano y permanente manejo del poder, se observa en que los hombres no
lloran, en como intentan imponer sus razones por el ejercicio de la violencia, a modo de
ejemplo harto conocido, en una esquina en la que chocaron dos automóviles, se observa en la tribuna de un partido de fútbol, se observa también en la TV cuando un
cómico nos hace reír por sus fantaseadas aventuras eróticas en desmedro de la mujer,
se observa en la desigual remuneración frente a tareas idénticas que reciben hombres y
mujeres, y se observa en el reparto de cargos ejecutivos en áreas privadas y publicas. Y
tal cotidianeidad es vivenciada como lo normal, en tanto y en cuanto responde a las nor-
mativas que la cultura patriarcal sostiene y propugna.
Modelos de intervención posibles
Los modelos de trabajo para hombres, insertados en modernos métodos de prevención de la violencia domestica, llamados en algunos casos, "Grupos de reflexión por una nueva masculinidad", apuntan a develar estos modos de relación que
los varones sostenemos con el mundo y con los otros. Apuntan a revalorizar para los hombres conceptos como afectividad, ternura, cariño, en el reconocimiento de que podemos ser débiles, en que tenemos el derecho a ser débiles sin que
eso implique menoscabo de nuestra masculinidad.
Los hombres también nos vemos afectados por la violencia que de distintas formas impera en la cultura patriarcal, cultura
que por otra parte para su propia subsistencia, necesita el imperio de la violencia, en una especie de vorágine de retroalimentación que solo conduce a un estilo de vida enfermizo y enfermante.
Lic. Victor Kurcbard
Psicólogo MN 10.332
Email: [email protected]
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