Tema: El Evangelio del Rey (Mateo) I. Base bíblica II. Texto de

Cuatrimestre enero a abril 2015 - Serie: La obra redentora
Hasta lo último de la tierra
Tema: El Evangelio del Rey (Mateo)
Unidad: El Evangelio del siervo
I.
Base bíblica
Apocalipsis 4:7
El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un
becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un
águila volando.
Apocalipsis 19:16
Y en su manto y en su muslo tiene un nombre escrito: REY DE REYES Y SEÑOR DE
SEÑORES.
Mateo 27:37
Y pusieron sobre su cabeza la acusación contra El, que decía: ESTE ES JESUS, EL REY
DE LOS JUDIOS.
1ª Timoteo 1:15; 17
15 Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo
para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.
17 Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y
gloria por los siglos de los siglos. Amén.
II.
Texto de desarrollo
Mateo 1:6; 16
6 Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer
de Urías.
16 y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el
Cristo.
III.
Introducción
El evangelio de Mateo
El libro de Mateo, que los teólogos le llaman el Evangelio del león, fue dirigido por su
autor a los hebreos, siguiendo la tradición literaria de los judíos, demostrando, con la
genealogía del padre de Jesús, aunque solo fue padre adoptivo, Mateo perseguía un
doble objetivo, primero demostrar la existencia de la continuidad entre Jesús y el
pueblo de Israel del Antiguo Testamento, y el segundo, demostrar el linaje real como
hijo de David, y así conectar el vínculo genealógico con los patriarcas fundadores de
Israel.
El desposorio era un vínculo equivalente al matrimonio actual, y solo podría ser disuelto
mediante el divorcio. El carácter sabio de José, se deja ver al resistirse a infamar a su
prometida, cuyo destino hubiese sido repudiarla delante de testigos, según la
costumbre.
Al incluir el carácter justo de José, Mateo intenta describir a las personas que vivían de
acuerdo a la Ley.
San Salvador, Jueves 19 de febrro 2015
www.misioncristiananuevopacto.org
Predicador: Hno. Ulises Ábrego
Tel. (503) 2205-7400
[email protected]
Hasta lo último de la tierra
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El nombre de Jesús significa Jehová es salvación. Mateo se esfuerza por explicar la
profecía de Isaías 7:14, donde dice que una virgen concebirá a un niño, esto es a una
joven casadera virgen, que milagrosamente aparecería en cinta, y traería a la tierra al
Hijo de Dios.
El nombre que Isaías anuncia es Emanuel, Dios con nosotros, esto vincula los
fundadores de Israel, al linaje real de David, y a la paternidad de Dios en Jesús, es
decir, Dios mismo, que vendrá del linaje de los fundadores de Israel, con realeza
comprobada, como hijo de David, estará con nosotros.
El libro de Mateo exalta el carácter real de Jesús, haciendo mención como el Rey, 15
veces, es decir, el cumplimiento de la proyección profética de todo el Antiguo
Testamento. (Ap. Isauro Vielman)
Miqueas 5:2
Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el
que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la
eternidad.
Isaías 9:6-7
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se
llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. 7
Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su
reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para
siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
Génesis 49:8-10
Judá, te alabarán tus hermanos; Tu mano en la cerviz de tus enemigos; Los hijos de tu
padre se inclinarán a ti. 9 Cachorro de león, Judá; De la presa subiste, hijo mío. Se
encorvó, se echó como león, Así como león viejo: ¿quién lo despertará? 10 No será
quitado el cetro de Judá, Ni el legislador de entre sus pies, Hasta que venga Siloh; Y a
él se congregarán los pueblos.
IV.
Etapas del Rey
a)
El rey profetizado
El advenimiento del Dios hombre y rey, se ve desde el libro de Génesis, los distintos
autores del Antiguo Testamento trasladan a sus generaciones una incomparable
proyección profética. Cada uno de ellos tuvo visiones diferentes, sobre el Dios
encarnado, de por sí la unión hipostática de lo divino con lo humano, ya era
incomprensible a la mente humana; sin embargo estos autores, aunque no
comprendieron en su totalidad las verdades insondables que escribían, no
rehusaron trasladar a sus generaciones, las distintas facetas del carácter de
Emanuel, así como las funciones que vendría a efectuar como salvador, mediador,
sacerdote, predicador, maestro, rey, entre otras. Esta multiforme sabiduría jamás ha
habitado en algún mortal, todo ese carácter junto revelaría en los siglos venideros,
la naturaleza y el carácter de la Deidad, como dice la Escritura “si me habéis visto
habéis conocido al Padre, porque el padre y yo uno somos”. (Juan 14:9)
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Por su parte, los hebreos que recibieron y plasmaron en la Torá, los salmos y los
profetas, todo el Antiguo Testamento, fallaron en reconocer el cumplimiento de
todo aquello que ellos habían escrito. Lo conocieron en sus escritos, pero cuando lo
vieron físicamente no tuvieron la sencillez para recibirlo. (Ap. Isauro Vielman)
Números 24:15-17
Y tomó su parábola, y dijo: Dijo Balaam hijo de Beor, Dijo el varón de ojos abiertos;
Génesis 3:15
Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te
herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
Zacarías 9:9
Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey
vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino
hijo de asna.
Mateo 21:5
Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna,
Sobre un pollino, hijo de animal de carga.
b)
El rey nacido
El engendramiento de Jesús es un misterio que debe ser revelado por el Espíritu
Santo, porque el solo hecho de pensar en que lo santo se iba formar dentro de la
vida de un ser humano, agobia los pensamientos. Sin embargo, durante 40 años en
el desierto, Dios enseñó con hechos, esta gran verdad. Cuando se dispensaba el
maná alrededor del campamento de Israel, primero venía un rocío, que en la
madrugada se congelaba y luego caía el maná, esto con el propósito de que el
pan no se mezclase con el polvo del desierto. Esto implica que para que el Pan que
descendió del cielo pudiese entrar a la esfera de los humanos tendría que darse
algo parecido. A María le fue dicho de esta manera: “El Espíritu Santo vendrá sobre
ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser
que nacerá, será llamado Hijo de Dios”, (Lucas 1:35).
A partir de este portentoso hecho el cuerpo físico de Cristo se empezó a entretejer
en el vientre de María, (Salmos 139:13; 16); entrando en la normalidad de un
embarazo como todos y posterior alumbramiento. Es de notar, que María después
del parto tuvo que ofrecer un sacrificio de purificación, esto lo exigía la Ley para
todas las madres que daban a luz, a fin de declararlas limpias después del parto.
El Hijo de Dios nació como siervo de la ley, como dice la Escritura en Filipenses 2:7
sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres.
La misión de Cristo en la tierra fue esencialmente, salvar, pero aunque esta misión
era pública, veló a la mente natural, su verdadera naturaleza como Dios y como
heredero del trono de David. (Ap. Isauro Vielman)
Salmos 139:13; 16
13 Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
16 Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.
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Mateo 2:1-2
Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente
a Jerusalén unos magos, 2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha
nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.
Lucas 2:10-12
Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que
será para todo el pueblo: 11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un
Salvador, que es CRISTO el Señor. 12 Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño
envuelto en pañales, acostado en un pesebre.
c)
El rey crucificado
Después de subir del Jordán (Mateo 3:16) Jesús fue potenciado por el Espíritu Santo,
a los 30 años de edad, y por tres años y medio, desarrolló su ministerio, haciendo
bien, salvando, liberando, sanando, resucitando, y al final de su labor ministerial, los
suyos, aquellos mismos destinatarios a quienes Dios lo envió, no le recibieron y lo
entregaron a muerte.
La causa fue escrita sobre la cruz en tres idiomas diferentes: hebreo, griego y latín,
este último el idioma, el oficial en tiempos de la ocupación romana, (Juan 19:20).
Este rótulo hizo saber a todos los que estaban en Jerusalén para esos días, quién era
aquel que coronado de espinas, moría en una cruz, haciendo así, nuevas todas las
cosas, y generando en sí mismo, como el postrer Adán, un nuevo hombre, y
derribando la pared intermedia entre los gentiles y los hebreos, es decir, cumpliendo
la Ley, la dejó sin efecto como tal, a fin de que cambiando la Ley, se cambiara
también el sacerdocio y el testamento; y heredando a todos los que creen, eterna
salvación. (Ap. Isauro Vielman)
Lucas 23:42-43
Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. 43 Entonces Jesús le
dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Juan 19:14-15
Era la preparación de la pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos:
¡He aquí vuestro Rey! 15 Pero ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo:
¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No
tenemos más rey que César.
Juan 19:20
Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue
crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en
griego y en latín.
“Jesucristo es el único cordero que se levantó de las cenizas del altar”. (Apóstol
Isauro Vielman)
Conclusión
Hebreos 1:8
Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de
tu reino.
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