EDITORIAL La publicación del primer número de la revista Conserva, en 1997, con motivo de la conmemoración de los quince años de vida institucional del Centro Nacional de Conservación y Restauración (CNCR), constituyó un logro altamente anhelado. Se buscaba, por una parte, acrecentar la difusión del quehacer disciplinario y, por otra, proporcionar a los profesionales de la conservación-restauración un medio para exponer trabajos y reflexiones que contribuyeran tanto a la discusión teórica, metodológica y técnica de la disciplina como a la ejecución de intervenciones rigurosas y de calidad sobre el patrimonio cultural (Krebs, 1997). En estos dieciséis años se han editado 18 números que, con una periodicidad anual, incluye además dos versiones especiales: una con motivo de los 25 años del CNCR y otra a raíz de los 200 años de vida republicana de Chile. En la actualidad, Conserva cuenta con una amplia distribución en los países de habla hispana, que alcanza los 600 ejemplares, a lo que se suma su versión digital en la página web de la institución, logrando un positivo posicionamiento en América Latina, así como un reconocido prestigio en el ámbito del patrimonio cultural. Esta situación se manifiesta con claridad en las contribuciones recibidas en los últimos años, las que han aumentado en calidad y diversidad, abarcando distintas problemáticas vinculadas con el patrimonio y sus procesos de investigación, conservación-restauración y gestión que, desarrolladas desde diversas miradas disciplinarias, han sido realizadas tanto en Chile como en otros países de Iberoamérica (CNCR, 2013). En este contexto, el CNCR ha asumido un nuevo desafío para la revista Conserva, que tiene como meta proporcionar a lectores y colaboradores un medio de divulgación de mayor cobertura, relevancia e impacto. Para ello se ha iniciado un proceso de renovación del diseño gráfico, así como una revisión de los criterios, políticas y procedimientos editoriales que conllevan a la selección, evaluación y aceptación de los manuscritos para su publicación, con el propósito de alcanzar los estándares internacionales que se exigen en los sistemas mundiales de indización. Entre ellos, el Scientific Electronic Library Online (SciELO) que, creado en Brasil en 1997 y adoptado por Chile en 1998 (Santoro y Standen, 2012), reúne en su plataforma a las más prestigiosas revistas científicas de Hispanoamérica (http://www.scielo.org). En el caso de Chile, la red SciELO (http://www.scielo.cl) es coordinada por la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT), con el objetivo de otorgar visibilidad y acceso a las publicaciones científicas nacionales de todas las áreas del conocimiento; incorporar dichas publicaciones a las redes de información internacional; y definir sistemas de evaluación que sean compatibles con la productividad individual e institucional del país (cfr. http://www.scielo.cl/criterios/es/). De este modo, SciELO Chile concentra en su plataforma el conocimiento que se genera en el país en las diversas áreas del saber, incluyendo las ciencias exactas y de la tierra, las ciencias biológicas y de la salud, las ciencias agrícolas, las ciencias de la ingeniería y la tecnología, las ciencias sociales y las ciencias humanas; entre estas, temáticas que atañen a la filosofía, historia, arquitectura, música, artes visuales y literatura, entre otras, cuyas revistas especializadas dan cuenta de la producción disciplinaria, de sus ámbitos de reflexión y de los avances teórico-metodológicos de su quehacer. 2 C o n s e r v a N0 18, 2013: pp. 2-4 En la actualidad, SciELO Chile tiene indexadas 92 publicaciones de muy diversas áreas del conocimiento, pero ninguna de ellas está orientada de modo específico a las problemáticas del patrimonio cultural, a sus líneas investigativas en el campo de la conservación-restauración, de la historia o de la antropología –por nombrar solo algunas de las disciplinas que han asumido como objeto de estudio esta dimensión particular de la cultura–, a pesar que el fenómeno patrimonial tiene hace bastante tiempo sus propios derroteros (Prats, 1997; Muñoz Viñas, 2003). Conserva pretende contribuir a este ámbito de reflexión otorgando mayor visibilidad y acceso a la producción teórica, metodológica y técnica que diversas disciplinas desarrollan en el campo del patrimonio cultural, lo que implica elevar los niveles de exigencia de la gestión editorial para alcanzar los estándares requeridos. Sin embargo, este esfuerzo necesita también del apoyo decidido de los profesionales que se desempeñan en este campo, pues Conserva es un proyecto colectivo que se materializa y adquiere sentido mediante las contribuciones que cada año recibe; es por ello que invitamos a ustedes a ser parte de este desafío. En este proceso se ha fortalecido la gestión editorial de la revista mediante la constitución de un comité editorial permanente, al que se ha invitado a participar a José de Nordenflycht C., Diplomado en Estudios Avanzados de la Universidad de Granada, presidente de ICOMOS Chile y académico de la Universidad Católica de Valparaíso; y a la Dra. Margarita Alvarado P., del Instituto de Estética de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Asimismo se ha aumentado sustancialmente el comité de consultores externos, toda vez que cada manuscrito es evaluado por tres profesionales pares. A ello se suma la formación de un comité ejecutivo en el que participa un editor general, un coeditor, un editor de imágenes y un asistente editorial, que tienen como misión velar por la calidad de los procesos y productos que conducen a la publicación de Conserva. En este mismo sentido se han explicitado las políticas editoriales y se han precisado los estándares para la presentación de manuscritos, cuyas normas pueden ser consultadas en: http://www.cncr.cl/Vistas_Publicas/publicContenido/contenidoPublicDetalle.aspx?folio=6144&idioma=0. Los cambios introducidos en el presente número son un avance para el logro de la meta propuesta y se agradece la paciencia y comprensión de todos aquellos que participaron de este proceso, en especial a los profesionales que enviaron sus contribuciones y que para esta versión llegó a 22 manuscritos. Se reconoce también el trabajo desinteresado de los consultores externos, cuya rigurosidad resulta fundamental para incrementar de manera sostenida la calidad de la reflexión y de la praxis en torno al patrimonio cultural. El presente número ofrece siete artículos que abordan distintas situaciones en torno a los bienes patrimoniales que, con distintos enfoques y escalas de análisis, dan cuenta de la diversidad de problemas que se asocian a su investigación, preservación y puesta en valor, otorgando cada uno de ellos propuestas interesantes para su estudio, valoración y gestión. Es así como el artículo de González y Cruz se introduce en el análisis tecnológico del papel maguey que, en tanto soporte de los códices mesoamericanos, resulta ser una materia prima escasamente utilizada por la tradición indígena y de la que existen pocos estudios sobre su manufactura y procesos de alteración, que las C o n s e r v a N0 18, 2013: pp. 2-4 3 autoras despejan en el transcurso de su trabajo. En esta misma línea analítica, pero desde una óptica de aplicación experimental, López y colaboradores ponen a prueba el uso del escáner láser 3D en la reproducción de restos óseos y discuten sus fortalezas y debilidades para el análisis zooarqueológico y paleontológico, así como sus potencialidades para la conservación-restauración. Dos contribuciones abordan las problemáticas asociadas a la conservación y gestión de colecciones: DíazPlaza y Zambelli desarrollan el estudio histórico contextual y técnico de la colección de amuletos del Museo de Artes y Tradiciones Populares de la Universidad Autónoma de Madrid, incluyendo su diagnóstico de conservación y propuesta de intervención. Y las autoras Castillo, Medina y Pinto abordan las circunstancias que llevó a la creación del Archivo de Documentación Gráfica y Audiovisual de la Universidad de Santiago, a partir de la recuperación del patrimonio fotográfico de esa casa de estudios, poniendo de manifiesto los procesos sociales, políticos y culturales asociados a dicho patrimonio y entregando estrategias metodológicas para su preservación, uso y valorización. Tres artículos desarrollan estudios de caso relacionados con problemas de conservación-restauración. En el caso de Solís y González se plantean diversas consideraciones en torno al uso del marbete, dando especial énfasis a las dificultades que este rótulo posee para las colecciones bibliográficas patrimoniales, a partir de la experiencia del Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile en estas materias. Por su parte, Medina expone los procesos de conservación realizados sobre un álbum fotográfico japonés del siglo XIX, cuyas fotografías a la albúmina fueron coloreadas por Kusakabe Kimbei, uno de los más importantes fotógrafos del período Meiji. Finalmente, Morales presenta los procesos de documentación, conservación y restauración que se efectuaron sobre un tocado atacameño que, perteneciente al Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo R.P. Gustavo le Paige de la Universidad Católica del Norte, fue confeccionado a partir de una estructura vegetal que se cubrió con pelo de camélido y sobre la que sobreyace un casquete tejido policromo. Roxana Seguel Quintana Editora General Correo electrónico: [email protected] Referencias Citadas: 4 CNCR. 2013. Revista Conserva: un recuento a 15 años en el mundo editorial de la conservación-restauración en América Latina. Intervención 4(7): 59-61. Krebs, M. 1997. Editorial. Conserva 1: 1. MUÑOZ VIÑAS, S. 2003. Teoría contemporánea de la restauración. Madrid, España: Síntesis. 205 p. PRATS, LL. 1997. Antropología y patrimonio. Barcelona, España: Ariel. 171 p. SANTORO, C. y STANDEN, V. 2012. Editorial. Cuarenta años de difusión científica. Chungará 44(1): 3-8. C o n s e r v a N0 18, 2013: pp. 2-4