Acción de Filiación. Sujeto activo. 12.03.07.Corte Suprema.

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Tribunal
Fecha
Rol
Partes
: Corte Suprema
: 12/03/2007
: 4679-2006
: Igor Cristián Flores Pardo; con Verónica Johanna Rojo Guisa; Vicente
Andrés Flores Rojo;
: Orlando Alvarez Hernández; Oscar Herrera Valdivia; Patricio Valdés
Ministros
Aldunate; Roberto Jacob Chocair; Urbano Marín Vallejo
Descriptores : Acción de Filiación, Sujeto Activo. Impugnación de Paternidad.
Reconocimiento de Paternidad, Características.
Doctrina
Carece de legitimación activa para impugnar la paternidad el padre que ha reconocido
voluntariamente a un hijo. Ello en cuanto el reconocimiento es un acto jurídico solemne
con características de voluntario y expreso, esencialmente irrevocable y cuya finalidad
es reconocer la calidad de hijo a cierta persona, aceptando todos los derechos y
obligaciones que dicho reconocimiento conlleva (Considerandos Segundo y Tercero,
Corte Suprema). El legislador prefiere la verdad social, salvo excepciones. Por
consiguiente, no es efectivo que el factor biológico y, por ende, los resultados del
examen de A.D.N., sean absolutos y determinantes para excluir la paternidad
(Considerando Quinto, Corte Suprema). Los titulares de la de impugnación de la
paternidad determinada por reconocimiento son el propio hijo, su representante o sus
herederos, y el padre biológico sólo si la ejerce simultáneamente con la acción de
reclamación (Considerando Sexto, Corte Suprema).
Áreas del Derecho : Derecho de FamiliaDerecho de Familia; Derecho CivilDerecho
Civil;
Legislación aplicada en el fallo : Código Civil art 186; CC_AR-186 Código Civil art
187; CC_AR-187 Código Civil art 189; CC_AR-189 Código Civil art 195; CC_AR195 Código Civil art 201; CC_AR-201 Código Civil art 202; CC_AR-202 Código
Civil art 208; CC_AR-208 Código Civil art 213 inc 2; CC_AR-213 Código Civil art
216; CC_AR-216
Texto completo de la Sentencia
Antofagasta, diecisiete de marzo de dos mil seis. Vistos:
A fs. 6, comparece don Igor Cristián Flores Pardo, arquitecto, chileno, soltero, rut Nº
8.996.736 8, domiciliado en calle Lord Cochrane Nº 1957, departamento 41, e interpone
demanda de impugnación de paternidad en contra de doña Verónica Johanna Rojo
Guisa, chilena, soltera, rut Nº 8.426.844 5, labores de casa, domiciliada en calle Pedro
Lobos Nº 8427, población Bonilla de esta ciudad, en su calidad de madre y en
representación del menor Vicente Andrés Flores Rojo, del mismo domicilio.
Funda su demanda señalando que conforme lo dispone el artículo 195 del Código Civil,
le asiste el derecho imprescriptible e irrenunciable de investigar la paternidad que
presume tener respecto del menor Vicente Andrés Flores Rojo, quien se encuentra
inscrito bajo el Nº 697 del Registro Civil del año 200 (sic) de la circunscripción de
1
Antofagasta.
Indica que mediante acta extendida ante el Oficial de Registro Civil de esta ciudad, de
fecha 22 de marzo de 2005, reconoció al menor, quien fue inscrito como hijo suyo,
agregando que lo hizo de buena fe y conforme a lo señalado por la madre, ya que
siempre supuso ser el padre biológico del menor; sin embargo, ante las diferencias
físicas con el menor y los comentarios sobre esta cuestión, estimó del caso establecer
con certeza y fuera de toda duda esta paternidad, por lo que procedió a la práctica de un
examen de A.D.N. junto con el menor.
Explica que ese examen, determinó que está excluido como padre biológico del menor,
de lo que sólo se enteró el día 3 de febrero del año 2005, cuando recibió el referido
informe de A.D.N., efectuado por T.A.A.G. Genetics.
Señala que mediante el examen de A.D.N. referido, se enteró que no era padre biológico
del niño, viviendo todo el tiempo transcurrido en un completo engaño por parte de la
madre, quien urdió una paternidad inexistente. En efecto, la presente impugnación del
reconocimiento se basa en que no es el verdadero padre del menor reconocido,
produciéndose un caso de suplantación de paternidad sobre el pretendido hijo, el cual
fue reconocido como propio sin serlo.
Por otra parte, expone que tiene un interés actual en esta impugnación de paternidad, ya
que ha sido víctima de un engaño lo que le produjo un enorme daño psíquico,
emocional y económico. Pero, más allá de su propio dolor y sufrimiento, se ha
perjudicado enormemente a un menor inocente, a quien ha tratado de dar todo su cariño,
amor de padre, apoyo económico, con quien ha trabado lazos especiales de afecto filial,
puesto que se trata de un niño que posee un trastorno generalizado del desarrollo
(T.G.D.) y que tiene rasgos autistas, a quien ha cuidado con gran cariño por medio del
régimen de visitas y quien vive bajo una rutina estricta en la cual está acostumbrado a
ser visitado por su supuesto padre al menos en los fines de semana.
Asimismo, el menor comparte con su supuesto hermano, con quien ha podido establecer
una relación de cariño y comprensión, necesaria para la recuperación de su enfermedad.
Precisa que dicha situación sin duda le afectará al menor, pero frente a esa artimaña
sobre su supuesta paternidad no pudo menos que reaccionar, a pesar de que siente
profundamente el daño que se le ha inferido al menor, a él como aparente padre y a su
otro hijo, quien suponía que era un hermano con problemas a quien debía querer y
cuidar.
Por último, hace presente que actualmente está dando cumplimiento a una pensión de
alimentos a favor del menor y cuyo cese no ha pedido ya que entiende que de un día
para otro no puede dejar sin ayuda a un infante que lo requiere.
Por todo lo expuesto, solicita tener por entablada demanda de impugnación de
paternidad en contra del menor Vicente Andrés Flores Rojo y en contra de su madre
Johanna Rojo Guisa, en su calidad de madre y representante legal del menor ya
individualizado, acogerla y declarar en definitiva que se deja son efecto la citada
filiación hecha a su nombre, con costas.
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En lo principal de su presentación de fs. 13, la demandada Verónica Johanna Rojo
Guisa, contestando la demanda solicita su rechazo, con costas, por cuanto señala que en
el transcurso del mes de noviembre del año 1995, conoció al demandante, con quien
inició formalmente una relación sentimental de pololeo en febrero de 1996, que duró
hasta el mes de junio de 1999, cuando, al quedar embarazada, Igor dio por terminada su
relación. Posteriormente, teniendo ya tres meses de embarazo, y aceptando que él era el
padre de su hijo, se acercó nuevamente a ella, lo que no implicó reanudar su relación,
pero sí el hecho de que asumió los gastos del embarazo y parto.
Agrega que, tal como lo señala el demandante en su libelo, efectivamente reconoció de
buena fe a su hijo, pero en ningún momento fue obligado a ello, su reconocimiento fue
espontáneo y voluntario asumiendo la responsabilidad que el mismo sintió respecto de
su hijo. En ese sentido, el actor falta a la verdad al señalar que lo habría engañado,
puesto que además de tener la certeza absoluta de que era el padre de su hijo jamás lo
obligó ni presionó a que lo reconociera como hijo suyo. En este orden de ideas, hace
presente que si alguien ha actuado de mala fe es precisamente el actor, pues debe
recordar que, en forma oculta y con engaños, llevó a su hijo a realizarse un examen de
A.D.N., sin comunicárselo, incluso aprovechándose del trastorno general de desarrollo
que le afecta, quien no tuvo posibilidad alguna de informarle de ello. Además, señala
que quien detenta actualmente la tuición de Vicente es ella, por lo tanto, una decisión
tan importante debía contar con su consentimiento, o al menos, debió ser una decisión
conjunta, poniendo tal vez en riesgo la salud e integridad física y psíquica del menor.
Seguidamente, alega la falta de legitimación activa del demandante, aduciendo que en
autos se ha ejercido lo que en doctrina se denomina una “acción de filiación , que en
este caso pretende desvirtuar la paternidad que el demandante detenta sobre el menor
Vicente Flores Rojo. A este respecto, el profesor Gonzalo Figueroa Yáñez, define a esta
conjunto de acciones como aquellas que tiene por objeto obtener el estado de hijo y
correlativamente el de padre o madre, determinando la filiación correspondiente, o la de
desvirtuar un estado de hijo y su correlativo padre o madre desplazando a las personas
que detentaban una filiación que no era la suya. De acuerdo a la definición entregada
por el mentado autor, la idea rectora de la modificación establecida en la ley Nº 19.585,
era el establecimiento de la verdadera paternidad o maternidad, pero que no afectara los
derechos de los menores.
Indica que, por ello, existe una serie de disposiciones que protegen el interés superior
del menor, a saber, la primicia, como medio probatorio, de la posesión notoria del
estado civil, que más adelante se analizará; la irrevocabilidad del reconocimiento y la
obligación de interponer copulativamente la acción de impugnación y de reclamación.
En relación con esto último, invoca el artículo 208 del Código Civil y precisa que, en
ese sentido, la ley es clara, y ello apunta al deseo de no dejar a un menor que tiene una
filiación determinada en una situación desmejorada, que es precisamente el quedarse sin
filiación determinada, en este caso, respecto del padre. Desde un punto de vista
procesal, es congruente con la ida rectora ya esbozada, la exigencia de interponer
copulativamente las acciones señaladas, puesto que de otra manera no sólo se atentaría
contra la legislación positiva interna sino también en contra de tratados internacionales
suscritos por Chile, como es la Convención de los Derechos del Niño.
Indica que, debido a la imposibilidad en que se encuentra el demandante de ejercer
simultáneamente las acciones, de impugnación de la filiación existente y de reclamación
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de la nueva filiación, surge como consecuencia la falta de legitimación activa de éste y,
por lo tanto, es imposible dar curso a la demanda, ya que, tal como consta en autos, la
parte demandante ha deducido sólo la acción de impugnación, infringiendo lo dispuesto
en el artículo 208 del Código Civil.
En segundo lugar, opuso la excepción perentoria de prescripción, fundándola en que,
como consta en los documentos acompañados y ha sido reconocido por el propio
demandante, inmediatamente producido su nacimiento reconoció como hijo suyo a
Vicente Andrés Flores Rojo, debido a la certeza absoluta, por parte de él y suya que éste
era el padre biológico del menor, debido a la relación que mantenían. Sin embargo, en el
hipotético caso que el demandante no fuese el padre de Vicente, hecho que desmiente
de plano, el plazo dentro del cual éste pudo impugnar la paternidad ha prescrito, toda
vez que ha transcurrido en exceso el plazo de un año desde que tuvo interés en ello y
pudo hacer valer ese derecho.
En efecto, sostiene que el demandante reconoció al menor a los pocos días de
producirse su nacimiento, momento desde el cual se adquirió interés en la impugnación,
y pudo hacer valer ese derecho, más este plazo perentorio ya ha prescrito respecto del
demandante, habida consideración que para todos los efectos legales, el interés que tuvo
el demandante se inició precisamente en el momento que reconoció al menor y comenzó
a ejercer sus derechos y obligaciones como padre.
Por ello, el plazo a que alude el artículo 216 del Código Civil, ya ha expirado,
encontrándose prescrita la acción que se pretende deducir.
Asimismo, alega como defensa de fondo la irrevocabilidad del reconocimiento, basada
en lo dispuesto en el artículo 189 del Código Civil, que en su inciso 2º establece: “El
reconocimiento es irrevocable, aunque se contenga en un testamento revocado por otro
acto testamentario posterior, y no susceptible de modalidades .
Indica que, en la forma que ha sido plantada la demanda por la contraria, se pretende
revocar el reconocimiento libre y espontáneo que efectuó el demandante, puesto que no
consta ni ha sido alegado algún vicio que afectara al demandante respecto del acto de
reconocimiento. Congruente con lo anterior, la Corte Suprema ha fallado reiteradamente
en ese sentido, al efecto, cita el fallo de fecha 3 de octubre de 2002, rol Nº 2646 02,
dictado por ese Excmo. Tribunal, que establecido: Que los Jueces del fondo han
establecido que la menor nació el 2 de diciembre de 1998 y que al ser inscrita fue
reconocida por ambas partes como hija de ellos, quedando así determinada legalmente
la filiación no matrimonial de dicha menor, de donde se desprende que de conformidad
a lo que dispone el artículo 189 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil, resulta
categórico que el mencionado reconocimiento es irrevocable, de ahí que la casación en
estudio no pueda prosperar adoleciendo de manifiesta falta de fundamento.
Además, señala que es congruente con el fallo anterior la intención de la ley, puesto que
al darle al reconocimiento el carácter de irrevocable, existe una renuncia tácita del
derecho a impugnar la filiación.
En consecuencia, aduce que el actor adolece de falta de legitimación activa, debido a
que éste no es titular de la acción ejercida, puesto que, por regla general, corresponde al
hijo deducir la acción en comento, hecho del cual también existe consenso en la
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doctrina y jurisprudencia.
Finalmente, alega la posesión notoria del estado civil, la cual funda en que se trata de un
medio de prueba establecido especialmente para este tipo de juicios, así, la ley no sólo
regula la forma en que queda acreditado este medio de prueba sino también su
supremacía probatoria, en este sentido posee mayor valor probatorio que las pruebas
periciales de carácter biológico. Así, prescribe el artículo 201 del Código Civil, lo
siguiente: “La posesión notoria del estado civil de hijo, debidamente acreditada,
preferirá a las pruebas periciales de carácter biológico en caso de que haya
contradicción entre unas y otras. Sin embargo, si hubiese graves razones que
demuestren la inconveniencia para el hijo de aplicar la regla anterior, prevalecerán las
pruebas de carácter biológico.
Por su parte, el artículo 200 del mismo código, prescribe que la posesión notoria de la
calidad de hijo respecto de determinada persona servirá también para que el Juez tenga
por suficientemente acreditada la filiación, siempre que haya durado a lo menos cinco
años continuos y se pruebe por un conjunto de testimonios y antecedentes o
circunstancias fidedignos que la establezcan de un modo irrefragable.
Agrega que la posesión notoria consiste en que su padre, madre o ambos le hayan
tratado como hijo proveyendo a su educación y establecimiento de un modo competente
y presentándolo en ese carácter a sus deudos y amigos; y que éstos y el vecindario de su
domicilio, en general, le hayan reputado y reconocido como tal.
Precisa que el menor, cuya filiación se está impugnando, no sólo ha sido tratado como
hijo por el demandante, sino también, reconociendo su calidad de padre, ha dado inicio
a una serie de demandas de relación paterno filial y de alimentos que han sido
ventiladas en el Segundo Juzgado de Menores, añadiendo que en los mentados procesos
y, aludiendo al interés superior del menor, el demandante ha insistido en forma
sistemática en relacionarse en forma más continua con su hijo, de hecho, la última causa
sobre relación paterno filial, decía relación con el deseo del demandante para que
Vicente pernoctara en su domicilio. Es así como la relación de padre e hijo, que es un
hecho público y notorio en lo círculos familiares de ambos padres, se dio desde el
primer día de nacimiento de Vicente, es decir, se ha extendido por más de cinco años,
situación que a pesar de la demanda interpuesta no se ha visto modificada en la medida
que siguen siendo considerados como padre e hijo.
Por último, señala que, a pesar de los deseos del demandante de desconocer la relación
que por más de cinco años ha tenido con el menor, no se puede desconocer que en todo
caso prima el interés superior del menor, pilar que se vería menoscabado,
conjuntamente con su dignidad, al pasar de ser un menor con una filiación determinada
a otro que no la tenga respecto de su padre, por lo que no existen razones graves para
hacer prevalecer las pruebas de carácter biológico, muy por el contrario, su preferencia
resultaría en exceso perjudicial para su hijo.
A fs. 21, el actor, evacuando el trámite de la réplica, se hace cargo de los hechos
invocados por la demandada, sus alegaciones y defensas, señalando, en primer lugar, es
efectivo que no fue obligado al reconocimiento, pero es una verdad a medias puesto que
el reconocimiento voluntario se hizo bajo una premisa básica, cual era, que el menor
que estaba por nacer era efectivamente hijo del señor Flores.
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En seguida, hace referencia al error que vicia el consentimiento del reconocimiento de
hijo, según lo disponen los artículos 1451, 1453 y otros que regulan la forma de
manifestación de voluntad.
Al respecto, expone que sabido es que para que una persona se obligue por un acto debe
existir un consentimiento que no adolezca de vicio y dentro de las anomalías de las
manifestaciones de voluntad se encuentra el error, el cual vicia el consentimiento y en el
presente caso, cuando el señor Flores reconoció al menor, lo hizo en el entendido que el
menor era su hijo biológico, para lo cual la única fuente de información o de
conocimiento de la realidad de este hecho era su progenitura, quien le manifestó que el
niño que estaba por nacer era su hijo. Por ello, no tiene objeto suponer una mala fe de la
madre, cuestión que a esta altura no tiene importancia, lo que sí el actor objeta, es la
paternidad de un menor que reconoció y entendió que era suyo pero que lo hizo
actuando de buena fe, y ese acto es consecuencia de una justa causa de error, por lo que
razonar de otro modo sería dar validez a los actos realizados de buena fe pero
erróneamente. La justa causa de error es fuente de nulidad de los actos jurídicos como el
presente caso de reconocimiento de un hijo que en realidad no es tal.
Por otra parte, respecto de la supuesta falta de legitimación activa del actor y la
excepción de prescripción opuesta, señala que la alegación de prescripción de la acción
deducida no se aviene con el tenor y espíritu racional del artículo 216 inciso final del
Código Civil y lo que consagra el artículo 211 que, como se sabe, es la norma que
legítima activamente al actor para el ejercicio de la acción de impugnación de
paternidad. En efecto la ley citada se refiere a la impugnación de la paternidad por toda
persona que pruebe interés actual en ello y el plazo de que dispone para promoverla, es
conforme el precitado inciso final del artículo 216 del Código Civil “el de un año
contado desde que tuvo ese interés y pudo hacer valer su derecho , y en las palabras del
catedrático don René Ramos Pazos, Derecho de Familia, tomo II, página 417, el “interés
actual significa interés patrimonial. El puro interés moral no es suficiente . Acorde con
lo anterior, el interés para su parte nace del hecho de haberse visto perseguido
alimentariamente en causa rol Nº 17.537 05, seguida ante el Primer Juzgado de Menores
de esta ciudad, donde se está pidiendo un aumento de pensión alimenticia. Allí nació su
interés y está dentro de plazo para defenderse impugnando una paternidad que no puede
empecerle porque simplemente resulta que no es biológicamente el padre de dicho
menor.
En suma, a este supuesto padre le asisten, conforme al ordenamiento vigente, variadas
vías para impugnar el reconocimiento y por tanto es titular de la acción,
consecuentemente posee legitimación activa para ejercer la acción de autos: a)
conforme a la norma legal del artículo 195 que establece una norma general para
investigar la paternidad; b) conforme a los artículos 211 y siguientes, contenidos en el
párrafo 3º, libro I, título II del Código Civil denominado de las acciones de
impugnación; c) conforme al artículo 216, inciso final del Código citado, de modo tal
que, al tener el actor un interés actual en ello puede siempre impetrar, dentro del plazo
de un año, contado desde que ha tenido noticias o conocimiento cierto del hecho que
invoca, conocimiento que sólo se produjo cuando se obtuvo el resultado del examen de
A.D.N. el día 3 de febrero y la acción se hizo valer en juicio el día 3 de marzo; y d)
acción de nulidad del reconocimiento por vicios de la voluntad como establece el
artículo 202 del referido código.
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En cuanto a lo que se refiere al interés del menor y derechos del niño, señala que hay
una confusión de conceptos, ya que el interés del menor y sus derechos sólo nacen para
quien tiene una calidad específica (tal como padre, cónyuge, adoptados, etc.) y respecto
de quien tiene el deber de prestarlo (alimentos por parte del padre o del cónyuge).
Pretender un amparo por los derechos del niño es una cuestión loable, pero quien es su
correlato en la relación derecho deber, razonar de otro modo sería crear una teoría sin
sentido, ya que por el sólo hecho de ser niño podría pedir derechos en contra de
cualquier persona por sólo ser menor, lo que no reviste el menor análisis. En lo que dice
relación con una supuesta irrevocabilidad del reconocimiento, manifiesta que tal
predicamento se contradice con las disposiciones citadas que dan origen a las acciones
de impugnación y dejaría sin aplicación todas las normas invocadas y en especial
aquellas relativas a los vicios del consentimiento que pueden presentar ciertos actos,
como es el caso de autos; por consiguiente, sostener la irrevocabilidad es inaplicable
como pretende la parte demandada. Finalmente, en cuanto a la posesión notaría de la
calidad de hijo, precisa que la propia norma invocada por su contradictor, el artículo 201
del Código Civil, otorga la posibilidad que tal calidad puede ser rechazada cuando
existan inconvenientes para su aplicación por razones graves y conforme a ello, estima
que el examen de A.D.N., que ha establecido que el demandante no es padre del menor,
es una razón grave que hace prevalecer el examen biológico por sobre esta posesión
notoria, sin perjuicio de lo que determine una nueva pericia biológica que en su
oportunidad procesal disponga el tribunal y que conforme al artículo 199 es de
competencia del Servicio Medico Legal u otro laboratorio idóneo.
A fs. 25, se evacuó el trámite de la dúplica, mediante la cual la demandada agrega,
respecto del supuesto error de que adolecería el reconocimiento, que en autos no se está
discutiendo la nulidad del reconocimiento por algún vicio de voluntad porque no ha sido
alegado por la contraria y tampoco lo puede hacer, según así lo dispone el artículo 202
del Código Civil, pues dicha acción está prescrita y, es más, si no existiese esa norma
expresa respecto de la nulidad del reconocimiento, y la contraria quisiese alegar la
nulidad por vicios de la voluntad, también se encontraría prescrita la acción, debido a
que los vicios de la voluntad están sancionados con la nulidad relativa, que prescribe en
el plazo de cuatro años (artículo 1691 del Código Civil).
En cuanto a la excepción de prescripción, indica que no existe contrasentido alguno en
la forma en que su parte entiende que se computa el plazo de prescripción, de ninguna
manera se estaría reconociendo un derecho y por otra parte negándolo, porque si el actor
tenía dudas acerca de su paternidad, tuvo un plazo de un año para impugnar la
paternidad o solicitar la nulidad del reconocimiento, de otra manera se estaría frente a
una constante inseguridad jurídica respecto del reconocimiento de un menor.
Sobre a la irrevocabilidad del reconocimiento, precisa que no se trata de desconocer con
esta premisa, los otros derechos y acciones que se pueden ejercer respecto de la
filiación, puesto que no es incompatible con el ejercicio, por ejemplo, de la acción de
nulidad del reconocimiento.
Finalmente, en cuanto a la posición notoria del estado civil, manifiesta que es absurdo
pensar que la sola realización de un examen de A.D.N. prima por sobre la posesión
notoria del estado civil, sobre todo porque la ley dice todo lo contrario. Las razones
graves a que alude el inciso segundo del artículo 201 del Código Civil, dicen relación
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con otras premisas, especialmente el interés superior del menor, que la contraria ha
pretendido desconocer.
A fs. 31, se recibió la causa a prueba, rindiéndose la que consta en autos.
A fs. 83, se citó a las partes a oír sentencia. A fs. 86, se decretó una medida para mejor
resolver y una vez cumplida, se trajeron los autos para fallo, a fs. 96. Con lo relacionado
y considerando: I. En cuanto a las objeciones de documentos: Primero: Que en el primer
otrosí de fojas 13, la demandada objetó el documento acompañado por la contraria, y
signado con el Nº 3 en su libelo de demanda, que consiste en un informe de examen de
A.D.N. de filiación, emitido supuestamente por T.A.A.G. Genetic S.A., y firmado por
don Julio Opazo y don Francisco Melo, por cuanto no le consta la autenticidad de las
declaraciones contenidas en dicho informe, siendo por tanto falso para su parte.
Asimismo, tampoco consta la identidad de las personas que allí se señalan y quienes
supuestamente firmaron el documento.
Segundo: Que, evacuando el traslado conferido, en el otrosí de fojas 19, el actor solicita
el rechazo de la objeción planteada, con costas, señalando, en primer lugar, que el
informe objetado tiene por finalidad dar y agregar fundamentos plausibles de los hechos
que dan fundamento a la acción, constituyendo un requisito de procedencia de la acción.
Y, en segundo lugar, el informe sirve de medio de prueba, según lo dispuesto en el
artículo 198 inciso 2º del Código Civil.
Tercero: Que la objeción así planteada por la demandada, será rechazada, porque está
referida esencialmente al valor o mérito probatorio que el instrumento acompañado,
atendida su naturaleza, tendría en juicio, cuestión que constituye una facultad privativa
del Tribunal, sin perjuicio de señalar, que el documento objetado se encuentra
acompañado en juicio en forma legal, es decir, con citación de la contraria.
II. En cuanto al fondo del asunto:
Cuarto: Que, don Igor Flores Pardo, dedujo demanda de impugnación de paternidad
respecto del menor Vicente Andrés Flores Rojo, nacido en Antofagasta el día 22 de
marzo de 2000, en contra de doña Verónica Johanna Rojo Guisa, en su calidad de madre
y representante legal del menor señalado, a fin de que se deje sin efecto la filiación de
hijo a su respecto, en atención a que reconoció voluntariamente a Vicente Andrés, de
buena fe y con la convicción de que era su hijo biológico, pero posteriormente como
resultado de un examen de A.D.N. que se practicó junto con el menor, tomó
conocimiento de que en realidad no era su padre biológico, con fecha 3 de febrero de
2005, viviendo todo el tiempo transcurrido en un completo engaño por parte de la madre
quien urdió una paternidad inexistente.
Por su parte, la madre del menor, demandada en esta causa, al contestar la demanda,
solicitó su rechazo, en primer lugar, por falta de legitimación activa del demandante,
basada en lo dispuesto en el artículo 208 del Código Civil, por lo que dicha acción no
puede prosperar por cuanto el actor debió interponer simultáneamente las acciones de
impugnación y reclamación respecto del menor.
En segundo lugar, opuso la excepción perentoria de prescripción de la acción, fundada
en que la acción intentada se encuentra prescrita por cuanto el plazo para solicitar la
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impugnación del reconocimiento por cualquier persona que pruebe un interés actual en
ello, es de un año contado desde el momento que tuvo ese interés, según lo dispuesto en
el inciso final del artículo 216 del Código Civil, plazo que ha transcurrido en exceso.
En tercer lugar, alegó la irrevocabilidad del reconocimiento, porque según lo dispuesto
por el artículo 189 del Código Civil el reconocimiento es irrevocable y en la especie no
se ha alegado algún vicio de la voluntad en el acto de reconocimiento, el cual fue
efectuado por éste en forma libre y espontánea.
Finalmente, invoca la posesión notoria del estado civil de hijo del menor Vicente Flores
Rojo, por cuanto el actor lo ha tratado como hijo, iniciándose una serie de procesos
judiciales de relación paterno filial y de alimentos, que han sido ventilados en el
Segundo Juzgado de Menores de esta ciudad, por lo cual, la relación de padre e hijo es
un hecho público y notorio en lo círculos familiares de ambos padres y se dio desde el
primer día de nacimiento de Vicente, es decir, se ha extendido por más de cinco años,
situación que a pesar de la demanda interpuesta no se ha visto modificada en la medida
que siguen siendo considerados como padre e hijo.
Por último, señala que, a pesar de los deseos del demandante de desconocer la relación
que por más de cinco años ha tenido con el menor, en todo caso, prima el interés
superior del menor, pilar que se vería menoscabado, conjuntamente con su dignidad, al
pasar de ser un menor con una filiación determinada a otro que no la tenga respecto de
su padre, por lo que no existen razones graves para hacer prevalecer las pruebas de
carácter biológico, muy por el contrario, su preferencia resultaría en exceso perjudicial
para su hijo.
Quinto: Que resulta preciso, previamente a analizar los hechos, las pruebas y determinar
si procede la acción intentada, revisar la legislación sobre filiación aplicable al caso de
autos.
Así, el artículo 186 del Código Civil señala que la filiación no matrimonial queda
determinada legalmente por el reconocimiento del padre, la madre o ambos, o por
sentencia firme en juicio de filiación.
El artículo 187 de ese cuerpo legal dispone que “El reconocimiento del hijo tendrá lugar
mediante una declaración formulada con ese determinado objeto por el padre, la madre
o ambos, según los casos:
1º. Ante el Oficial del Registro Civil, al momento de inscribirse el nacimiento del hijo o
en el acto del matrimonio de los padres.
2º. En acta extendida en cualquier tiempo, ante cualquier oficial del Registro Civil .
A su turno, el artículo 189, inciso segundo, que el reconocimiento es irrevocable,
aunque se contenga en un testamento revocado por otro acto testamentario posterior, y
no susceptible de modalidades.
Por otro lado, el artículo 202 del Código Civil, dispone que “La acción para impetrar la
nulidad del acto de reconocimiento por vicios de la voluntad prescribirá en el plazo de
un año, contado desde la fecha de su otorgamiento o, en el caso de fuerza, desde el día
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en que ésta hubiere cesado. Finalmente, el artículo 216 del mismo cuerpo legal,
establece que la paternidad determinada por reconocimiento podrá ser impugnada por el
propio hijo.
En el inciso final, la norma legal referida, establece que también podrá impugnar la
paternidad determinada por reconocimiento toda persona que pruebe un interés actual
en ello, en el plazo de un año desde que tuvo ese interés y pudo hacer valer su derecho.
Sexto: Que, además, cabe dejar en claro la naturaleza de la acción ejercida por el actor,
la cual es una acción de impugnación de paternidad, que se dedujo con el propósito de
dejar sin efecto una filiación que se ostenta y derivada de un reconocimiento voluntario
y expreso, a pesar de los intentos del mismo por desvirtuar o alterar la naturaleza de la
acción en su escrito de réplica, ello no es posible en atención a lo dispuesto en el
artículo 312, del Código Civil; por consiguiente, no se trata en modo alguno de la
acción de nulidad por vicios de la voluntad, a que se refiere el artículo 202 del Código
Civil.
Séptimo: Que, por otro lado, de los escritos principales de la litis, surgen los hechos no
discutidos por las partes que han de tenerse como hechos de la causa, los cuales son:
Que el demandante, don Igor Flores Pardo, mantuvo una relación sentimental con la
demandada Verónica Johanna Rojo Guisa, época en que la demandada quedó
embarazada, naciendo su hijo Vicente Andrés Flores Rojo el 22 de marzo del año 2000.
Que el demandante, creyendo ser el padre biológico del menor Vicente Andrés, lo
reconoció voluntariamente como su hijo no matrimonial por acta extendida ante el
Oficial del Registro Civil de Antofagasta el 28 de marzo del año 2000.
Octavo: Que, conforme a lo señalado en los tres motivos anteriores, debe concluirse que
la controversia ha quedado centrada, primeramente, en una cuestión de derecho, es
decir, si el actor se encuentra legitimado para ejercer la acción de impugnación de
paternidad determinada por su reconocimiento voluntario, basada en la norma
contemplada en el artículo 216 del Código Civil y esta cuestión es de tal relevancia que,
de determinarse que no tiene legitimación activa para accionar como lo ha hecho, sería
innecesario hacerse cargo de las demás alegaciones y defensas de las partes ni ponderar
la prueba rendida.
Noveno: Que, con dicho objeto, la acción de impugnación de la filiación no
matrimonial, como la ejercida en autos, se encuentra contemplada en el artículo 216 del
Código Civil, el que establece como titulares de dicha acción al propio hijo, a sus
herederos y a toda persona que pruebe un interés actual en ello.
En la especie, interpone la acción el padre que efectuó, con anterioridad, el
reconocimiento que ahora el mismo cuestiona, alegando que su titularidad emana del
inciso final del artículo mencionado, en cuanto otorga la acción a “toda persona que
pruebe un interés actual en ello .
Décimo: Que la doctrina ha sostenido, a este respecto, que el inciso final del artículo
216 del Código Civil se refiere a terceros interesados, pues desde la dictación del código
se ha facultado a quienes no han intervenido en el acto a impugnarlo cuando sea de su
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interés. Para ello, se ha tenido presente que el reconocimiento es un acto jurídico
solemne, que en este caso además tiene las características de voluntario y expreso,
esencialmente irrevocable, y cuya finalidad es el reconocer la calidad de hijo a cierta
persona, aceptando todos los derechos y obligaciones que dicho reconocimiento
conlleva, lo que se desprende de los artículos 187 y 189 del Código Civil.
Siendo ello así, resulta indiscutible que la persona que efectuó dicho acto
voluntariamente no puede con posterioridad impugnarlo, al no tener la calidad de
tercero que es requisito primordial para ampararse en la norma en cuestión. Lo anterior,
porque dicha actuación atentaría contra el principio que nos obliga a ser coherentes con
nuestras conductas anteriores y además, porque en este caso, resulta atentatorio a la
estabilidad que debe existir en la filiación de una persona, tratándose de normas de
orden público que no pueden quedar al arbitrio de otra.
El deber de coherencia aludido, fundamental particularmente en materia filiativa, cede
ante la presencia de vicios de la voluntad, en cuanto ellos pueden dar lugar a la nulidad
del acto de reconocimiento, situación contemplada en artículo 202 del Código Civil, que
reglamenta la acción de nulidad del reconocimiento para tal caso; sin embargo, no
habiendo sido objeto de la controversia la ineficacia del acto de reconocimiento, como
ya se ha dicho, debe primar la condición de irrevocabilidad del mismo.
Decimoprimero: Que, en consecuencia, el actor carece de la titularidad de la acción para
demandar la impugnación de la paternidad reconocida previamente en forma voluntaria,
salvo que el mismo, hubiere invocado la acción de nulidad del artículo 202 del Código
Civil, que no es una acción de impugnación de la paternidad sino de nulidad del acto de
reconocimiento, lo que no ocurrió, razón por la cual deberá rechazarse la demanda de
impugnación deducida por el actor. Decimosegundo: Que, sin perjuicio de lo razonado
y concluido, no está demás agregar, en cuanto a la posesión notoria del estado civil del
menor Vicente Flores Rojo, alegada por la demandada, que el inciso final del artículo
200 del Código Civil define la posesión notoria de la calidad de hijo de determinada
persona, en lo que atañe a este litigio, en los términos siguientes: “consiste en que su
padre le haya tratado como hijo, proveyendo a su educación y establecimiento de un
modo competente, y presentándolo en ese carácter a sus deudos y amigos; y que éstos y
el vecindario de su domicilio, en general, le hayan reputado y reconocido como tal .
Ahora bien, según el inciso primero de la misma disposición legal, dicha posesión
notoria servirá también para que el Juez tenga por suficientemente acreditada la
filiación, siempre que haya durado a lo menos cinco años continuos y se pruebe por un
conjunto de testimonios y antecedentes o circunstancias fidedignos que la establezcan
de un modo irrefragable.
De la norma transcrita se infiere que, para que la posesión notoria aludida acredite la
filiación, deben concurrir dos requisitos en forma copulativa: 1) plazo de duración de a
lo menos cinco años continuos y 2) su prueba debe consistir en un conjunto de
testimonios y de antecedentes o circunstancias fidedignos que la establezcan de un
modo irrefragable.
Decimotercero: Que del mérito la prueba rendida por la demandada, constituida por el
testimonio de dos testigos contestes en los hechos, la propia confesión expresa del
demandante, manifestada en su escrito de demanda y en audiencia de absolución de
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posiciones, y de la causa rol 17.537, del Segundo Juzgado de Menores de esta ciudad,
sobre aumento de alimentos, dirigida en su contra, que se ha tendido a la vista, es
posible establecer que don Igor Cristián Flores Pardo ha tratado y presentado, desde su
nacimiento, al menor Vicente Andrés como su hijo, a su familia, amigos y en su entorno
social, que el menor también ha reconocido al demandado como su padre, y éste se ha
hecho cargo de su mantención y ha solventado sus necesidades, situación que se ha
prolongado, a lo menos, por el tiempo mínimo que establece el inciso primero de la
norma legal citada, es decir, cinco años continuos, por lo que debe tenerse por
acreditado que el menor Vicente Andrés Flores Rojo posee notoriamente el estado civil
de hijo no matrimonial de don Igor Flores Pardo, en los términos del inciso final del
artículo 200 del Código Civil.
Y visto, además, lo dispuesto en los artículos 179, 180, 186, 189, 202 y siguientes, 211
y siguientes, del Código Civil, 144, 160, 170, 341, 342, 384 y 425 del Código de
Procedimiento Civil, se declara:
1. Que se rechaza, la demanda interpuesta por don Igor Christian Flores Pardo en lo
principal de fs. 6, en todas sus partes.
2. Que no se condena en costas al demandante por haber tenido motivo plausible para
litigar en el juicio.
Regístrese, notifíquese y archívese si no se apelare. Dictada por doña Marcela Nilo
Leyton, Juez Titular. Autoriza doña Rosa Díaz Segovia, Secretaria Subrogante.
Rol Nº 408 2005.
Antofagasta, dieciséis de agosto de dos mil seis. Vistos:
Se reproduce la sentencia apelada, previa sustitución del motivo sexto de las palabras
“Código Civil por “Código de Procedimiento Civil .
Primero: Que la apelación de la parte demandante, para fundamentar el agravio que
sustenta su recurso, en el primer capítulo de su presentación de fojas 116 y siguientes,
insiste en que la legislación le concede el derecho para impugnar y/o desvirtuar la
paternidad del menor Vicente Andrés Flores Rojo, toda vez que la acción emprendida
está abierta para cualquiera persona que tenga interés en ello, en su caso por haber
reconocido como suyo a un supuesto hijo, y más aún que se trata de una acción
imprescriptible e irrenunciable, agregando en este punto que la ley Nº 20.030 reafirmó
el principio de la investigación de paternidad o maternidad, a raíz de las modificaciones
que introdujo en la ley Nº 19.585, de tal suerte que no resulta lógico, según su parecer,
que por un lado se posibilite la investigación a que se refiere, y por otro se niegue el
derecho a los interesados para impugnarla.
Segundo: Que, si bien es cierto la citada ley 20.030, de 5 de julio del 2005, otorgó
mayores facultades al Juez para dar a las pruebas periciales de carácter biológico, por sí
solas, valor suficiente para establecer la paternidad o la maternidad, en los términos que
expresa el modificado artículo 199 del Código Civil, tales prerrogativas, por ser
atingentes y propias a la atribución de todo Juez de valorar las probanzas que los
litigantes o interesados rindan o alleguen al proceso de que se trate, no han podido
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afectar la limitante que pesa sobre el padre de un hijo no matrimonial para impugnar la
paternidad, conforme lo prescribe el artículo 213 inciso 2º del Código Civil, cuando
aquel, como el actor, ha reconocido al hijo como suyo en un instrumento público, según
aparece en el acta de fojas 3, extendida ante el Servicio de Registro Civil e
Identificación, ajustado a la solemnidad prescrita en el artículo 187 Nº 1 del Código
Civil, por lo cual basta este razonamiento para no acoger este acápite de la apelación, en
cuanto que el demandante ha carecido de legitimación para ejercer la acción de filiación
de paternidad deducida en contra de doña Verónica Johanna Rojo Cuisa, en su calidad
de madre y en representación del menor Flores Rojo.
El predicamento que antecede, que no admite la acción postulada por el actor, está
concebido en resguardo de los principios fundamentales que inspiran el estatuto de
filiación consagrado en la citada ley Nº 19.585, a saber, la igualdad de los seres
humanos, el de la supremacía del interés superior del menor y el del derecho a la
identidad de la persona, de los cuales surge el principio de incompatibilidad de
filiaciones contradictorias, en virtud del cual la ley no permite que si ya está establecida
una filiación, se persiga determinar otra que la contradiga, por cualquier vía, salvo que
se deje sin efecto aquella que estuviese determinada, conforme al ejercicio de las
acciones previstas en el artículo 208 del Código Civil.
Tercero: Que, dentro de este ámbito de la apelación que se examina, el recurrente,
insiste que el artículo 216 del Código Civil lo habilita para haber deducido la demanda
de impugnación denegada por la señora Juez a quo, alegando para ello que dicha
disposición está dada para el hijo que desea impugnar y no para el padre, sin referirse en
su cuestionamiento al inciso final de la misma, que admite impugnar la paternidad
determinada por reconocimiento a toda persona que pruebe un interés actual en ello, en
el plazo de un año desde que tuvo ese interés y pudo hacer valer su derecho.
En efecto, dicho artículo contempla las formalidades mediante las cuales el hijo puede
impugnar la paternidad determinada por reconocimiento, tal como dice el recurrente,
pero el legislador ha cuidado, al admitir que toda persona pueda hacerlo, que dentro de
este concepto el padre no quede comprendido como titular de la acción de impugnación,
como una prevención lógica y concordante con el sistema legal que regula las acciones
de filiación, según el cual no puede haber impugnación de la filiación de un hijo si el
padre lo hubiera reconocido como suyo en su testamento o en otro instrumento público,
conforme lo expresa el comentado artículo 213, inciso 2º del Código Civil, pues de
aceptar la interpretación del apelante se evadiría la restricción contemplada en esta
disposición, siendo necesario recordar, como aparece en el motivo décimo de la
sentencia que se revisa, que la doctrina ha sostenido a este respecto que el citado inciso
final del mencionado artículo 216 del Código Civil se refiere a terceros interesados,
excluyendo al padre para ejercer la acción en la forma que lo ha hecho el actor.
Cuarto: Que, en el resto del recurso el apelante efectúa interesantes argumentaciones en
pro de la mayor validez del examen biológico acompañado por su parte y reiterado en
sus conclusiones por el Instituto Médico Legal, que por lo razonado en los motivos
primero y segundo del presente fallo, tales alegaciones no ameritan un nuevo examen.
Igualmente corresponde desechar las consideraciones que el recurrente intitula
inexactitudes de fondo, pues ellas se refieren a actitudes dolosas que pudo tener la
madre del menor, por tratarse de una materia no comprendida en la acción formulada en
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la demanda y que sólo fue planteada en la réplica, en desapego al artículo 312 del
Código de Procedimiento Civil, que no admite que se puedan alterar las acciones “que
sean objeto principal del pleito .
La Corte Suprema en fallo de 8 de junio de 1961, página 78 del Repertorio del Código
de Procedimiento Civil, Tomo II, al comentar el carácter restrictivo de este artículo,
expresa que “La disposición del artículo 312 citado es restrictiva, concede a las partes
las facultades que taxativa y limitativamente pueden usar en la réplica y en la dúplica y
no las autoriza para que formulen en ellas nuevas acciones de excepciones de las que
contienen la demanda y la contestación .
Quinto: Que, finalmente, el actor discute las consideraciones de la señora Juez a quo
acerca de la posición notoria de hijo del menor de autos, señalando, entre otros reparos,
que no concurre el requisito del plazo que contempla el artículo 200 del Código Civil, y
además que, como medio de prueba dicho estado tiene menor valor que la pericial de
carácter biológico, apreciaciones todas que por lo resuelto en los motivos que anteceden
hacen inconducente emitir pronunciamiento sobre ellas, al no tener incidencia en la
carencia de legitimación del actor para haber promovido el presente juicio.
Sexto: Que de conformidad con lo dispuesto con el artículo 316 del Código Civil, para
que las sentencias de este tipo de procedimientos puedan producir efectos erga omnes
requieren un pronunciamiento contra legitimo contradictor, sin colusión y con autoridad
de cosa juzgada, entendiéndose que el padre contra el hijo, o la madre, o viceversa, con
los legítimos contradictores, incluso según el artículo 317 del mismo Código, lo son
también los herederos del padre o madre fallecidos, en contra de quienes el hijo podrá
dirigir o continuar la acción, como asimismo, los herederos del hijo fallecido cuando
éstos se hagan cargo de la acción iniciada por aquél, o decidan entablarla.
Séptimo: Que sin perjuicio de lo establecido en los considerando primero a quinto, de
acuerdo a lo razonado en el motivo precedente, también debiera revocarse la sentencia,
porque no se ha entablado contra legitimo contradictor.
Octavo: Que no se condenará en costas al apelante por haber tenido motivos plausibles
para alzarse.
Por estas consideraciones, disposiciones citadas y lo dispuesto en el artículo 186 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil, se confirma, sin costas del recurso, la
resolución apelada, de fecha diecisiete de marzo del año dos mil seis, escrita a fojas 101
y siguientes.
Regístrese y devuélvanse.
Redacción del Abogado Integrante señor Alfonso Leppes Navarrete.
Pronunciada por la Segunda Sala constituida por los Ministros Titulares, señora Laura
Soto Torrealba, señor Oscar Clavería Guzmán y Abogado Integrante, señor Alfonso
Leppes Navarrete. Autoriza el Secretario Subrogante, Sergio Montt Martínez.
Rol Nº 316 2006.
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Santiago, doce de marzo de dos mil siete. Vistos:
En estos autos. Rol Nº 408 2005, del Segundo Juzgado Civil de Antofagasta,
caratulados “Flores Pardo, Igor Cristián con Rojo Cuisa, Verónica Johanna , por
sentencia de primera instancia de diecisiete de marzo de dos mil seis, escrita a fojas 101,
se rechazó la demanda de impugnación de paternidad no matrimonial, sin costas, por
estimar que el actor tuvo motivo plausible para litigar. Se alzó la parte demandante y la
Corte de Apelaciones de Antofagasta, mediante fallo de dieciséis de agosto de dos mil
seis, que se lee a fojas 167, con mayores fundamentos, la confirmó.
En contra de esta última decisión la defensa del demandante dedujo recurso de casación
en el fondo que pasa a analizarse. Se ordenó traer los autos en relación.
Considerando:
Primero: Que se han denunciado como vulnerados, en un primer capítulo, los artículos
187 y 216, inciso final, del Código de Procedimiento Civil, argumentando que los
sentenciadores interpretaron con error de derecho la institución de la impugnación de la
paternidad, creando por vía judicial la prescriptibilidad de la acción, lo que obstaculiza
la posibilidad de su investigación, derecho que consagra el artículo 195 del texto legal
antes citado. Agrega que la investigación genética es permitida de modo expreso en los
artículos 199 y 199 bis del Código Civil y tiene por objeto establecer, más allá de toda
duda, si existe un vínculo entre el supuesto padre y el hijo, lo que, conforme al examen
de los autos, es negativo.
Expone que el artículo 187 del estatuto sobre la materia contiene una presunción legal
que admite prueba en contrario y los elementos de juicio aportados a la causa, en
especial, la confesión de la madre acreditan que el reconocimiento voluntario y expreso
del actor es producto de un error o engaño que soportó el supuesto padre, quien de
buena fe creyó en los dichos de la progenitora, de modo que el fallo no pudo, sin
incurrir en error de derecho, establecer como intangible tal reconocimiento.
Indica que el atropello a la ley se vuelve más claro si se tiene presente que los
sentenciadores aplicaron en la especie la norma del artículo 213 del Código Civil,
disposición que está referida al hijo matrimonial, materia distinta a la que correspondía
resolver.
El fallo recurrido otorgó a la norma del artículo 187 en opinión del recurrente el carácter
de presunción de derecho, el que no tiene, aplicando equivocadamente la regla.
En lo atinente al artículo 216 del Código Civil expone que el inciso final emplea el
vocablo “también para disponer que podrá impugnar la paternidad determinada por el
reconocimiento toda persona que pruebe un interés actual en ello, en el plazo de un año
desde que tuvo ese interés y pudo hacer valer su derecho. El recurrente cree que el
adverbio empleado en la norma se usa para afirmar igualdad, semejanza o relación de
una cosa con otra y, por ello, el padre que ha reconocido al hijo queda incluido en ese
concepto, como titular de la acción de impugnación, la que es imprescriptible e
irrenunciable.
En un segundo capítulo de nulidad, se denuncia la infracción a las normas reguladoras
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de la prueba, citando para ello los artículos 199 y 199 bis del Código Civil, según las
modificaciones introducidas por la ley Nº 20.030.
Al respecto plantea que en el proceso se estableció claramente que el supuesto padre en
modo alguno lo es, lo que no aparece desvirtuado por prueba en contrario.
Así, continúa, se ha producido en la causa plena prueba sobre la alegación fundamental
de la acción y el tribunal debió asignarle los caracteres de gravedad y precisión
suficiente y, con su mérito, debió acoger la demanda en todas sus partes. El fallo
incurrió en una inexactitud científica y no sólo jurídica, al negar o no pronunciarse
sobre el valor probatorio de los exámenes de A.D.N., con los cuales se acreditó,
justamente, que el actor no es el padre biológico del menor.
Segundo: Que en la sentencia en estudio se establecieron los hechos siguientes:
a) La acción intentada es la de impugnación de paternidad, la que se dedujo con el
propósito de dejar sin efecto una filiación que se ostenta, derivada de un reconocimiento
voluntario y expreso y no la de nulidad por vicios de la voluntad a que se refiere el
artículo 202 del Código Civil; b) El actor mantuvo una relación sentimental con la
demandada, época en la que ésta quedó embarazada, naciendo su hijo Vicente Andrés
Flores, el 22 de marzo de 2000; c) El demandante creyendo ser el padre biológico del
niño, lo reconoció voluntariamente como su hijo no matrimonial por acta extendida ante
el Oficial del Registro Civil de Antofagasta el 28 de marzo de 2000; d) Igor Flores
Pardo ha tratado y presentado, desde su nacimiento, al menor Vicente Andrés como su
hijo, a su familia, amigos y en su entorno social. El niño también ha reconocido al actor
como su padre y éste se ha hecho cargo de su mantención y ha solventado sus
necesidades, situación que se ha prolongado por cinco años continuos.
Tercero: Que, sobre la base de los hechos anotados, los sentenciadores concluyeron que
el inciso final del artículo 216 del Código Civil, se refiere a terceros interesados, pues
desde la dictación del citado Código se ha facultado a quienes no han intervenido en el
acto a impugnarlo cuando sea de su interés. Para ello se ha tenido presente que el
reconocimiento es un acto jurídico solemne, que en este caso, además, tiene las
características de voluntario y expreso, esencialmente irrevocable y cuya finalidad es
reconocer la calidad de hijo a cierta persona, aceptando todos los derechos y
obligaciones que dicho reconocimiento conlleva, según se desprende de los artículos
187 y 189 del Código Civil.
Siendo así, agregaron que es indiscutible que la persona que efectuó el reconocimiento
no puede con posterioridad impugnarlo, pues no tiene la calidad de tercero y atenta
contra el principio que obliga a ser coherentes con las conductas anteriores. En este
caso, además, quebranta la estabilidad que debe existir en la filiación de una persona,
regulada por reglas de orden público que no pueden quedar al arbitrio de los
interesados. En consecuencia, los Jueces recurridos determinaron que el actor carece de
la titularidad de la acción para impugnar la paternidad reconocida previamente en forma
voluntaria, razón por la cual rechazaron la demanda intentada.
Sin perjuicio de lo anterior, el fallo recurrido estableció, también, que el niño Vicente
Andrés posee notoriamente el estado civil de hijo no matrimonial de don Igor Flores
Pardo, en los términos del inciso final del artículo 200 del Código Civil.
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Cuarto: Que el derecho a la identidad es una de las bases esenciales que inspiran el
nuevo estatuto filiativo y se expresa normativamente, entre otros, en el artículo 195 del
Código Civil, al consagrar el derecho a la libre investigación de la paternidad o
maternidad, con miras a la búsqueda de la verdad real o biológica sobre la verdad
formal. Con esta inspiración las pruebas periciales de carácter biológico son
fundamentales para determinar la identidad de una persona como un derecho esencial.
Sin embargo, el legislador reconoce excepciones a la búsqueda de esa verdad, haciendo
primar la posesión notoria de estado civil si ella es contradictoria con la realidad
biológica, facultando al Juez para decidir lo contrario en aras de respetar el interés
superior del niño, si existe grave inconveniente para este último.
Quinto: Que, en este mismo orden de ideas, se puede afirmar que el legislador prefiere
la verdad social y al declarar que la acción de impugnación caduca en los plazos que
establece, es evidente que la intención o espíritu de la ley es hacer primar la estabilidad
del estado filiativo ya adquirido, salvo la situación especial del artículo 208 del Código
Civil. Por consiguiente, no es efectivo, como lo entiende el recurrente, que el factor
biológico y, por ende, los resultados del examen de A.D.N., sean absolutos y
determinantes para excluir la paternidad en estas materias.
Sexto: Que respecto de los titulares de la acción intentada, el artículo 216 del texto legal
citado dispone que la paternidad determinada por reconocimiento podrá ser impugnada
por el propio hijo, por su representante o por sus herederos y, en el caso del artículo 208
del Código Civil, por el padre biológico, si la ejerce simultáneamente con la acción de
reclamación. El inciso final de la primera norma agrega que: “También podrá impugnar
la paternidad... toda persona que pruebe interés actual en ello, en el plazo de un año
contado desde que tuvo ese interés y pudo hacer valer su derecho .
Séptimo: Que si bien el actor, padre reconociente de un hijo no matrimonial, se
encuentra facultado para accionar en los términos que lo hizo, por aplicación del inciso
final del artículo antes transcrito, en la especie, los errores de derecho que se denuncian
carecen de influencia en lo resolutivo del fallo que se revisa, desde que el recurrente no
impugnó la declaración contendida en el mencionado motivo 13º del fallo de primer
grado, en el que se tuvo por acreditado que el niño Vicente Andrés posee notoriamente
la calidad de hijo no matrimonial del actor, en conformidad a lo que dispone el inciso
final del artículo 200 del Código Civil.
Octavo: Que, a lo anterior, cabe añadir que la posesión notoria de hijo, debidamente
acreditada como quedó asentado en el fallo prefiere a las pruebas periciales de carácter
biológico en caso de que haya contradicción entre unas y otras, como acontece en la
especie y, al no haberse reclamado ni probado en el juicio la existencia de graves
razones que demuestren la inconveniencia para el hijo de aplicar la regla del artículo
201 del Código Civil, no es procedente a través de un recurso de derecho estricto, como
lo es el de autos, alterar los hechos de la causa, ni revisar la recta o incorrecta aplicación
de disposiciones que el recurrente no estimó conculcadas.
Noveno: Que, por lo antes reflexionado, fuerza es concluir que el recurso de nulidad en
estudio debe ser desestimado.
Por estas consideraciones y de acuerdo con lo previsto en los artículos 764, 765, 766 y
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768 del Código de Procedimiento Civil, se rechaza, sin costas, el recurso de casación en
el fondo deducido por la parte demandante contra la sentencia de dieciséis de agosto de
dos mil seis, que se lee a fojas 167.
Se previene que el Ministro señor Alvarez, estuvo por rechazar el recurso en estudio,
teniendo para ello, además, presente que el actor no es titular de la acción intentada, por
las siguientes consideraciones:
1º. Que de la demanda de autos se advierte que el actor impugna su propia paternidad
respecto del menor Vicente Andrés, a quien reconoció como hijo no matrimonial por
acta extendida ante el Oficial del Registro Civil de Antofagasta, el 28 de marzo de 2000
y solicita se declare que él no es el padre del niño, argumentando como fundamento la
verdad biológica y la circunstancia de haberlo reconocido inducido a ello por la madre,
quien le hizo creer que era su hijo, es decir, alega la existencia de un error.
2º. Que la acción de que se trata, regulada en los artículos 211 y siguientes del estatuto
del ramo, tiene por objeto impugnar la filiación que se encuentra determinada y no el
título que la atribuye. La filiación es el vínculo que existe entre dos personas, una de las
cuales se ha designado jurídicamente como padre o madre de otra y el reconocimiento
es un acto jurídico por el cual una persona afirma ser el padre o la madre de otra que no
la tiene determinada. 3º. Que el reconocimiento de un hijo es un acto unilateral, en el
cual no se requiere probar la veracidad de la paternidad o maternidad; se rige por las
normas generales del derecho en cuanto a los requisitos de existencia, validez y nulidad,
salvo la excepción en cuanto al plazo de prescripción prevista en el artículo 202 del
Código Civil; es solemne, no sujeto a modalidad y expresamente irrevocable como
categóricamente lo establece el artículo 189 del Código Civil.
4º. Que la interpretación armónica de los artículos ya citados, permite concluir, en
opinión del que previene, que el actor, padre reconociente del menor Vicente Andrés, no
es titular de la acción que deduce, pues éste no se encuentra habilitado para impugnar la
determinación de la filiación de hijo que el mismo provocó, sobre todo, si tiene presente
que el fundamento de su pretensión radica en un supuesto vicio del consentimiento, lo
que es propio de la acción de nulidad del acto, la cual no ejerció, sin que ésta pueda
deducirse o presumirse de los antecedentes, por cuanto el error invocado como
antecedente del reconocimiento debe ser probado en el respectivo juicio.
5º. Que el legislador al emplear la expresión “toda persona , se refiere a terceros ajenos
a la vinculación que se impugna. El padre reconociente no se incluye entre las personas
con un interés actual en el juicio, pues entregarle la acción de impugnación significaría,
en definitiva, permitir una revocación simulada o encubierta, que el legislador prohíbe.
De otra parte, el tenor literal de la norma en estudio conduce a la misma conclusión,
toda vez que el artículo 216 del Código Civil, omite al padre reconociente entre los
potenciales titulares de la acción, idea que se rarifica aún más si se tiene presente la
norma contenida en el inciso segundo del artículo 213 del Código Civil.
6º. Que una conclusión diferente no es coherente con el espíritu general de la legislación
y con los principios que la inspiran, siendo uno de ellos el derecho a la identidad, de
manera que en ese contexto no es lógico concluir que la intención del legislador, ante la
omisión que se advierte, fue la de aceptar que quien determina una filiación pueda luego
transformarla en indeterminada. Además, cabe agregar que los “terceros deben probar el
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interés pecuniario en la acción, pues éste genera su derecho a reclamar la filiación. Lo
anterior no resulta pertinente en la situación del actor por cuanto éste ha cumplido
siempre las obligaciones que emanan del acto filiativo que el generó, incluida la de
proporcionar alimentos.
7º. Que, sin perjuicio de lo anterior, la lógica concordancia de los artículos 208, 214,
216 y 317 del Código Civil, permite sostener que el padre reconociente no podría ser el
titular de la acción de impugnación por cuanto éste o sus herederos son los legitimarios
pasivos de la misma, es decir, el legítimo contradictor de una demanda de esta
naturaleza será el padre aparente si accionan el hijo o sus herederos; el padre y el hijo si
accionan los terceros interesados o el padre biológico y, los herederos del padre muerto
si acciona el hijo, su representante legal o sus herederos. Regístrese y devuélvase con
sus agregados.
Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señores
Orlando Alvarez H., Urbano Marín V. y Patricio Valdés A. y los Abogados Integrantes
señores Roberto Jacob Ch. y Oscar Herrera V. No firma el señor Herrera, no obstante
haber concurrido a la vista y acuerdo del fallo de la causa, por estar ausente.
Autoriza el Secretario de la Corte Suprema, señor Carlos A. Meneses Pizarro.
Rol Nº 4.679 06.
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