Tribunal Fecha Rol Partes : Corte Suprema : 12/03/2007 : 4679-2006 : Igor Cristián Flores Pardo; con Verónica Johanna Rojo Guisa; Vicente Andrés Flores Rojo; : Orlando Alvarez Hernández; Oscar Herrera Valdivia; Patricio Valdés Ministros Aldunate; Roberto Jacob Chocair; Urbano Marín Vallejo Descriptores : Acción de Filiación, Sujeto Activo. Impugnación de Paternidad. Reconocimiento de Paternidad, Características. Doctrina Carece de legitimación activa para impugnar la paternidad el padre que ha reconocido voluntariamente a un hijo. Ello en cuanto el reconocimiento es un acto jurídico solemne con características de voluntario y expreso, esencialmente irrevocable y cuya finalidad es reconocer la calidad de hijo a cierta persona, aceptando todos los derechos y obligaciones que dicho reconocimiento conlleva (Considerandos Segundo y Tercero, Corte Suprema). El legislador prefiere la verdad social, salvo excepciones. Por consiguiente, no es efectivo que el factor biológico y, por ende, los resultados del examen de A.D.N., sean absolutos y determinantes para excluir la paternidad (Considerando Quinto, Corte Suprema). Los titulares de la de impugnación de la paternidad determinada por reconocimiento son el propio hijo, su representante o sus herederos, y el padre biológico sólo si la ejerce simultáneamente con la acción de reclamación (Considerando Sexto, Corte Suprema). Áreas del Derecho : Derecho de FamiliaDerecho de Familia; Derecho CivilDerecho Civil; Legislación aplicada en el fallo : Código Civil art 186; CC_AR-186 Código Civil art 187; CC_AR-187 Código Civil art 189; CC_AR-189 Código Civil art 195; CC_AR195 Código Civil art 201; CC_AR-201 Código Civil art 202; CC_AR-202 Código Civil art 208; CC_AR-208 Código Civil art 213 inc 2; CC_AR-213 Código Civil art 216; CC_AR-216 Texto completo de la Sentencia Antofagasta, diecisiete de marzo de dos mil seis. Vistos: A fs. 6, comparece don Igor Cristián Flores Pardo, arquitecto, chileno, soltero, rut Nº 8.996.736 8, domiciliado en calle Lord Cochrane Nº 1957, departamento 41, e interpone demanda de impugnación de paternidad en contra de doña Verónica Johanna Rojo Guisa, chilena, soltera, rut Nº 8.426.844 5, labores de casa, domiciliada en calle Pedro Lobos Nº 8427, población Bonilla de esta ciudad, en su calidad de madre y en representación del menor Vicente Andrés Flores Rojo, del mismo domicilio. Funda su demanda señalando que conforme lo dispone el artículo 195 del Código Civil, le asiste el derecho imprescriptible e irrenunciable de investigar la paternidad que presume tener respecto del menor Vicente Andrés Flores Rojo, quien se encuentra inscrito bajo el Nº 697 del Registro Civil del año 200 (sic) de la circunscripción de 1 Antofagasta. Indica que mediante acta extendida ante el Oficial de Registro Civil de esta ciudad, de fecha 22 de marzo de 2005, reconoció al menor, quien fue inscrito como hijo suyo, agregando que lo hizo de buena fe y conforme a lo señalado por la madre, ya que siempre supuso ser el padre biológico del menor; sin embargo, ante las diferencias físicas con el menor y los comentarios sobre esta cuestión, estimó del caso establecer con certeza y fuera de toda duda esta paternidad, por lo que procedió a la práctica de un examen de A.D.N. junto con el menor. Explica que ese examen, determinó que está excluido como padre biológico del menor, de lo que sólo se enteró el día 3 de febrero del año 2005, cuando recibió el referido informe de A.D.N., efectuado por T.A.A.G. Genetics. Señala que mediante el examen de A.D.N. referido, se enteró que no era padre biológico del niño, viviendo todo el tiempo transcurrido en un completo engaño por parte de la madre, quien urdió una paternidad inexistente. En efecto, la presente impugnación del reconocimiento se basa en que no es el verdadero padre del menor reconocido, produciéndose un caso de suplantación de paternidad sobre el pretendido hijo, el cual fue reconocido como propio sin serlo. Por otra parte, expone que tiene un interés actual en esta impugnación de paternidad, ya que ha sido víctima de un engaño lo que le produjo un enorme daño psíquico, emocional y económico. Pero, más allá de su propio dolor y sufrimiento, se ha perjudicado enormemente a un menor inocente, a quien ha tratado de dar todo su cariño, amor de padre, apoyo económico, con quien ha trabado lazos especiales de afecto filial, puesto que se trata de un niño que posee un trastorno generalizado del desarrollo (T.G.D.) y que tiene rasgos autistas, a quien ha cuidado con gran cariño por medio del régimen de visitas y quien vive bajo una rutina estricta en la cual está acostumbrado a ser visitado por su supuesto padre al menos en los fines de semana. Asimismo, el menor comparte con su supuesto hermano, con quien ha podido establecer una relación de cariño y comprensión, necesaria para la recuperación de su enfermedad. Precisa que dicha situación sin duda le afectará al menor, pero frente a esa artimaña sobre su supuesta paternidad no pudo menos que reaccionar, a pesar de que siente profundamente el daño que se le ha inferido al menor, a él como aparente padre y a su otro hijo, quien suponía que era un hermano con problemas a quien debía querer y cuidar. Por último, hace presente que actualmente está dando cumplimiento a una pensión de alimentos a favor del menor y cuyo cese no ha pedido ya que entiende que de un día para otro no puede dejar sin ayuda a un infante que lo requiere. Por todo lo expuesto, solicita tener por entablada demanda de impugnación de paternidad en contra del menor Vicente Andrés Flores Rojo y en contra de su madre Johanna Rojo Guisa, en su calidad de madre y representante legal del menor ya individualizado, acogerla y declarar en definitiva que se deja son efecto la citada filiación hecha a su nombre, con costas. 2 En lo principal de su presentación de fs. 13, la demandada Verónica Johanna Rojo Guisa, contestando la demanda solicita su rechazo, con costas, por cuanto señala que en el transcurso del mes de noviembre del año 1995, conoció al demandante, con quien inició formalmente una relación sentimental de pololeo en febrero de 1996, que duró hasta el mes de junio de 1999, cuando, al quedar embarazada, Igor dio por terminada su relación. Posteriormente, teniendo ya tres meses de embarazo, y aceptando que él era el padre de su hijo, se acercó nuevamente a ella, lo que no implicó reanudar su relación, pero sí el hecho de que asumió los gastos del embarazo y parto. Agrega que, tal como lo señala el demandante en su libelo, efectivamente reconoció de buena fe a su hijo, pero en ningún momento fue obligado a ello, su reconocimiento fue espontáneo y voluntario asumiendo la responsabilidad que el mismo sintió respecto de su hijo. En ese sentido, el actor falta a la verdad al señalar que lo habría engañado, puesto que además de tener la certeza absoluta de que era el padre de su hijo jamás lo obligó ni presionó a que lo reconociera como hijo suyo. En este orden de ideas, hace presente que si alguien ha actuado de mala fe es precisamente el actor, pues debe recordar que, en forma oculta y con engaños, llevó a su hijo a realizarse un examen de A.D.N., sin comunicárselo, incluso aprovechándose del trastorno general de desarrollo que le afecta, quien no tuvo posibilidad alguna de informarle de ello. Además, señala que quien detenta actualmente la tuición de Vicente es ella, por lo tanto, una decisión tan importante debía contar con su consentimiento, o al menos, debió ser una decisión conjunta, poniendo tal vez en riesgo la salud e integridad física y psíquica del menor. Seguidamente, alega la falta de legitimación activa del demandante, aduciendo que en autos se ha ejercido lo que en doctrina se denomina una “acción de filiación , que en este caso pretende desvirtuar la paternidad que el demandante detenta sobre el menor Vicente Flores Rojo. A este respecto, el profesor Gonzalo Figueroa Yáñez, define a esta conjunto de acciones como aquellas que tiene por objeto obtener el estado de hijo y correlativamente el de padre o madre, determinando la filiación correspondiente, o la de desvirtuar un estado de hijo y su correlativo padre o madre desplazando a las personas que detentaban una filiación que no era la suya. De acuerdo a la definición entregada por el mentado autor, la idea rectora de la modificación establecida en la ley Nº 19.585, era el establecimiento de la verdadera paternidad o maternidad, pero que no afectara los derechos de los menores. Indica que, por ello, existe una serie de disposiciones que protegen el interés superior del menor, a saber, la primicia, como medio probatorio, de la posesión notoria del estado civil, que más adelante se analizará; la irrevocabilidad del reconocimiento y la obligación de interponer copulativamente la acción de impugnación y de reclamación. En relación con esto último, invoca el artículo 208 del Código Civil y precisa que, en ese sentido, la ley es clara, y ello apunta al deseo de no dejar a un menor que tiene una filiación determinada en una situación desmejorada, que es precisamente el quedarse sin filiación determinada, en este caso, respecto del padre. Desde un punto de vista procesal, es congruente con la ida rectora ya esbozada, la exigencia de interponer copulativamente las acciones señaladas, puesto que de otra manera no sólo se atentaría contra la legislación positiva interna sino también en contra de tratados internacionales suscritos por Chile, como es la Convención de los Derechos del Niño. Indica que, debido a la imposibilidad en que se encuentra el demandante de ejercer simultáneamente las acciones, de impugnación de la filiación existente y de reclamación 3 de la nueva filiación, surge como consecuencia la falta de legitimación activa de éste y, por lo tanto, es imposible dar curso a la demanda, ya que, tal como consta en autos, la parte demandante ha deducido sólo la acción de impugnación, infringiendo lo dispuesto en el artículo 208 del Código Civil. En segundo lugar, opuso la excepción perentoria de prescripción, fundándola en que, como consta en los documentos acompañados y ha sido reconocido por el propio demandante, inmediatamente producido su nacimiento reconoció como hijo suyo a Vicente Andrés Flores Rojo, debido a la certeza absoluta, por parte de él y suya que éste era el padre biológico del menor, debido a la relación que mantenían. Sin embargo, en el hipotético caso que el demandante no fuese el padre de Vicente, hecho que desmiente de plano, el plazo dentro del cual éste pudo impugnar la paternidad ha prescrito, toda vez que ha transcurrido en exceso el plazo de un año desde que tuvo interés en ello y pudo hacer valer ese derecho. En efecto, sostiene que el demandante reconoció al menor a los pocos días de producirse su nacimiento, momento desde el cual se adquirió interés en la impugnación, y pudo hacer valer ese derecho, más este plazo perentorio ya ha prescrito respecto del demandante, habida consideración que para todos los efectos legales, el interés que tuvo el demandante se inició precisamente en el momento que reconoció al menor y comenzó a ejercer sus derechos y obligaciones como padre. Por ello, el plazo a que alude el artículo 216 del Código Civil, ya ha expirado, encontrándose prescrita la acción que se pretende deducir. Asimismo, alega como defensa de fondo la irrevocabilidad del reconocimiento, basada en lo dispuesto en el artículo 189 del Código Civil, que en su inciso 2º establece: “El reconocimiento es irrevocable, aunque se contenga en un testamento revocado por otro acto testamentario posterior, y no susceptible de modalidades . Indica que, en la forma que ha sido plantada la demanda por la contraria, se pretende revocar el reconocimiento libre y espontáneo que efectuó el demandante, puesto que no consta ni ha sido alegado algún vicio que afectara al demandante respecto del acto de reconocimiento. Congruente con lo anterior, la Corte Suprema ha fallado reiteradamente en ese sentido, al efecto, cita el fallo de fecha 3 de octubre de 2002, rol Nº 2646 02, dictado por ese Excmo. Tribunal, que establecido: Que los Jueces del fondo han establecido que la menor nació el 2 de diciembre de 1998 y que al ser inscrita fue reconocida por ambas partes como hija de ellos, quedando así determinada legalmente la filiación no matrimonial de dicha menor, de donde se desprende que de conformidad a lo que dispone el artículo 189 inciso 2º del Código de Procedimiento Civil, resulta categórico que el mencionado reconocimiento es irrevocable, de ahí que la casación en estudio no pueda prosperar adoleciendo de manifiesta falta de fundamento. Además, señala que es congruente con el fallo anterior la intención de la ley, puesto que al darle al reconocimiento el carácter de irrevocable, existe una renuncia tácita del derecho a impugnar la filiación. En consecuencia, aduce que el actor adolece de falta de legitimación activa, debido a que éste no es titular de la acción ejercida, puesto que, por regla general, corresponde al hijo deducir la acción en comento, hecho del cual también existe consenso en la 4 doctrina y jurisprudencia. Finalmente, alega la posesión notoria del estado civil, la cual funda en que se trata de un medio de prueba establecido especialmente para este tipo de juicios, así, la ley no sólo regula la forma en que queda acreditado este medio de prueba sino también su supremacía probatoria, en este sentido posee mayor valor probatorio que las pruebas periciales de carácter biológico. Así, prescribe el artículo 201 del Código Civil, lo siguiente: “La posesión notoria del estado civil de hijo, debidamente acreditada, preferirá a las pruebas periciales de carácter biológico en caso de que haya contradicción entre unas y otras. Sin embargo, si hubiese graves razones que demuestren la inconveniencia para el hijo de aplicar la regla anterior, prevalecerán las pruebas de carácter biológico. Por su parte, el artículo 200 del mismo código, prescribe que la posesión notoria de la calidad de hijo respecto de determinada persona servirá también para que el Juez tenga por suficientemente acreditada la filiación, siempre que haya durado a lo menos cinco años continuos y se pruebe por un conjunto de testimonios y antecedentes o circunstancias fidedignos que la establezcan de un modo irrefragable. Agrega que la posesión notoria consiste en que su padre, madre o ambos le hayan tratado como hijo proveyendo a su educación y establecimiento de un modo competente y presentándolo en ese carácter a sus deudos y amigos; y que éstos y el vecindario de su domicilio, en general, le hayan reputado y reconocido como tal. Precisa que el menor, cuya filiación se está impugnando, no sólo ha sido tratado como hijo por el demandante, sino también, reconociendo su calidad de padre, ha dado inicio a una serie de demandas de relación paterno filial y de alimentos que han sido ventiladas en el Segundo Juzgado de Menores, añadiendo que en los mentados procesos y, aludiendo al interés superior del menor, el demandante ha insistido en forma sistemática en relacionarse en forma más continua con su hijo, de hecho, la última causa sobre relación paterno filial, decía relación con el deseo del demandante para que Vicente pernoctara en su domicilio. Es así como la relación de padre e hijo, que es un hecho público y notorio en lo círculos familiares de ambos padres, se dio desde el primer día de nacimiento de Vicente, es decir, se ha extendido por más de cinco años, situación que a pesar de la demanda interpuesta no se ha visto modificada en la medida que siguen siendo considerados como padre e hijo. Por último, señala que, a pesar de los deseos del demandante de desconocer la relación que por más de cinco años ha tenido con el menor, no se puede desconocer que en todo caso prima el interés superior del menor, pilar que se vería menoscabado, conjuntamente con su dignidad, al pasar de ser un menor con una filiación determinada a otro que no la tenga respecto de su padre, por lo que no existen razones graves para hacer prevalecer las pruebas de carácter biológico, muy por el contrario, su preferencia resultaría en exceso perjudicial para su hijo. A fs. 21, el actor, evacuando el trámite de la réplica, se hace cargo de los hechos invocados por la demandada, sus alegaciones y defensas, señalando, en primer lugar, es efectivo que no fue obligado al reconocimiento, pero es una verdad a medias puesto que el reconocimiento voluntario se hizo bajo una premisa básica, cual era, que el menor que estaba por nacer era efectivamente hijo del señor Flores. 5 En seguida, hace referencia al error que vicia el consentimiento del reconocimiento de hijo, según lo disponen los artículos 1451, 1453 y otros que regulan la forma de manifestación de voluntad. Al respecto, expone que sabido es que para que una persona se obligue por un acto debe existir un consentimiento que no adolezca de vicio y dentro de las anomalías de las manifestaciones de voluntad se encuentra el error, el cual vicia el consentimiento y en el presente caso, cuando el señor Flores reconoció al menor, lo hizo en el entendido que el menor era su hijo biológico, para lo cual la única fuente de información o de conocimiento de la realidad de este hecho era su progenitura, quien le manifestó que el niño que estaba por nacer era su hijo. Por ello, no tiene objeto suponer una mala fe de la madre, cuestión que a esta altura no tiene importancia, lo que sí el actor objeta, es la paternidad de un menor que reconoció y entendió que era suyo pero que lo hizo actuando de buena fe, y ese acto es consecuencia de una justa causa de error, por lo que razonar de otro modo sería dar validez a los actos realizados de buena fe pero erróneamente. La justa causa de error es fuente de nulidad de los actos jurídicos como el presente caso de reconocimiento de un hijo que en realidad no es tal. Por otra parte, respecto de la supuesta falta de legitimación activa del actor y la excepción de prescripción opuesta, señala que la alegación de prescripción de la acción deducida no se aviene con el tenor y espíritu racional del artículo 216 inciso final del Código Civil y lo que consagra el artículo 211 que, como se sabe, es la norma que legítima activamente al actor para el ejercicio de la acción de impugnación de paternidad. En efecto la ley citada se refiere a la impugnación de la paternidad por toda persona que pruebe interés actual en ello y el plazo de que dispone para promoverla, es conforme el precitado inciso final del artículo 216 del Código Civil “el de un año contado desde que tuvo ese interés y pudo hacer valer su derecho , y en las palabras del catedrático don René Ramos Pazos, Derecho de Familia, tomo II, página 417, el “interés actual significa interés patrimonial. El puro interés moral no es suficiente . Acorde con lo anterior, el interés para su parte nace del hecho de haberse visto perseguido alimentariamente en causa rol Nº 17.537 05, seguida ante el Primer Juzgado de Menores de esta ciudad, donde se está pidiendo un aumento de pensión alimenticia. Allí nació su interés y está dentro de plazo para defenderse impugnando una paternidad que no puede empecerle porque simplemente resulta que no es biológicamente el padre de dicho menor. En suma, a este supuesto padre le asisten, conforme al ordenamiento vigente, variadas vías para impugnar el reconocimiento y por tanto es titular de la acción, consecuentemente posee legitimación activa para ejercer la acción de autos: a) conforme a la norma legal del artículo 195 que establece una norma general para investigar la paternidad; b) conforme a los artículos 211 y siguientes, contenidos en el párrafo 3º, libro I, título II del Código Civil denominado de las acciones de impugnación; c) conforme al artículo 216, inciso final del Código citado, de modo tal que, al tener el actor un interés actual en ello puede siempre impetrar, dentro del plazo de un año, contado desde que ha tenido noticias o conocimiento cierto del hecho que invoca, conocimiento que sólo se produjo cuando se obtuvo el resultado del examen de A.D.N. el día 3 de febrero y la acción se hizo valer en juicio el día 3 de marzo; y d) acción de nulidad del reconocimiento por vicios de la voluntad como establece el artículo 202 del referido código. 6 En cuanto a lo que se refiere al interés del menor y derechos del niño, señala que hay una confusión de conceptos, ya que el interés del menor y sus derechos sólo nacen para quien tiene una calidad específica (tal como padre, cónyuge, adoptados, etc.) y respecto de quien tiene el deber de prestarlo (alimentos por parte del padre o del cónyuge). Pretender un amparo por los derechos del niño es una cuestión loable, pero quien es su correlato en la relación derecho deber, razonar de otro modo sería crear una teoría sin sentido, ya que por el sólo hecho de ser niño podría pedir derechos en contra de cualquier persona por sólo ser menor, lo que no reviste el menor análisis. En lo que dice relación con una supuesta irrevocabilidad del reconocimiento, manifiesta que tal predicamento se contradice con las disposiciones citadas que dan origen a las acciones de impugnación y dejaría sin aplicación todas las normas invocadas y en especial aquellas relativas a los vicios del consentimiento que pueden presentar ciertos actos, como es el caso de autos; por consiguiente, sostener la irrevocabilidad es inaplicable como pretende la parte demandada. Finalmente, en cuanto a la posesión notaría de la calidad de hijo, precisa que la propia norma invocada por su contradictor, el artículo 201 del Código Civil, otorga la posibilidad que tal calidad puede ser rechazada cuando existan inconvenientes para su aplicación por razones graves y conforme a ello, estima que el examen de A.D.N., que ha establecido que el demandante no es padre del menor, es una razón grave que hace prevalecer el examen biológico por sobre esta posesión notoria, sin perjuicio de lo que determine una nueva pericia biológica que en su oportunidad procesal disponga el tribunal y que conforme al artículo 199 es de competencia del Servicio Medico Legal u otro laboratorio idóneo. A fs. 25, se evacuó el trámite de la dúplica, mediante la cual la demandada agrega, respecto del supuesto error de que adolecería el reconocimiento, que en autos no se está discutiendo la nulidad del reconocimiento por algún vicio de voluntad porque no ha sido alegado por la contraria y tampoco lo puede hacer, según así lo dispone el artículo 202 del Código Civil, pues dicha acción está prescrita y, es más, si no existiese esa norma expresa respecto de la nulidad del reconocimiento, y la contraria quisiese alegar la nulidad por vicios de la voluntad, también se encontraría prescrita la acción, debido a que los vicios de la voluntad están sancionados con la nulidad relativa, que prescribe en el plazo de cuatro años (artículo 1691 del Código Civil). En cuanto a la excepción de prescripción, indica que no existe contrasentido alguno en la forma en que su parte entiende que se computa el plazo de prescripción, de ninguna manera se estaría reconociendo un derecho y por otra parte negándolo, porque si el actor tenía dudas acerca de su paternidad, tuvo un plazo de un año para impugnar la paternidad o solicitar la nulidad del reconocimiento, de otra manera se estaría frente a una constante inseguridad jurídica respecto del reconocimiento de un menor. Sobre a la irrevocabilidad del reconocimiento, precisa que no se trata de desconocer con esta premisa, los otros derechos y acciones que se pueden ejercer respecto de la filiación, puesto que no es incompatible con el ejercicio, por ejemplo, de la acción de nulidad del reconocimiento. Finalmente, en cuanto a la posición notoria del estado civil, manifiesta que es absurdo pensar que la sola realización de un examen de A.D.N. prima por sobre la posesión notoria del estado civil, sobre todo porque la ley dice todo lo contrario. Las razones graves a que alude el inciso segundo del artículo 201 del Código Civil, dicen relación 7 con otras premisas, especialmente el interés superior del menor, que la contraria ha pretendido desconocer. A fs. 31, se recibió la causa a prueba, rindiéndose la que consta en autos. A fs. 83, se citó a las partes a oír sentencia. A fs. 86, se decretó una medida para mejor resolver y una vez cumplida, se trajeron los autos para fallo, a fs. 96. Con lo relacionado y considerando: I. En cuanto a las objeciones de documentos: Primero: Que en el primer otrosí de fojas 13, la demandada objetó el documento acompañado por la contraria, y signado con el Nº 3 en su libelo de demanda, que consiste en un informe de examen de A.D.N. de filiación, emitido supuestamente por T.A.A.G. Genetic S.A., y firmado por don Julio Opazo y don Francisco Melo, por cuanto no le consta la autenticidad de las declaraciones contenidas en dicho informe, siendo por tanto falso para su parte. Asimismo, tampoco consta la identidad de las personas que allí se señalan y quienes supuestamente firmaron el documento. Segundo: Que, evacuando el traslado conferido, en el otrosí de fojas 19, el actor solicita el rechazo de la objeción planteada, con costas, señalando, en primer lugar, que el informe objetado tiene por finalidad dar y agregar fundamentos plausibles de los hechos que dan fundamento a la acción, constituyendo un requisito de procedencia de la acción. Y, en segundo lugar, el informe sirve de medio de prueba, según lo dispuesto en el artículo 198 inciso 2º del Código Civil. Tercero: Que la objeción así planteada por la demandada, será rechazada, porque está referida esencialmente al valor o mérito probatorio que el instrumento acompañado, atendida su naturaleza, tendría en juicio, cuestión que constituye una facultad privativa del Tribunal, sin perjuicio de señalar, que el documento objetado se encuentra acompañado en juicio en forma legal, es decir, con citación de la contraria. II. En cuanto al fondo del asunto: Cuarto: Que, don Igor Flores Pardo, dedujo demanda de impugnación de paternidad respecto del menor Vicente Andrés Flores Rojo, nacido en Antofagasta el día 22 de marzo de 2000, en contra de doña Verónica Johanna Rojo Guisa, en su calidad de madre y representante legal del menor señalado, a fin de que se deje sin efecto la filiación de hijo a su respecto, en atención a que reconoció voluntariamente a Vicente Andrés, de buena fe y con la convicción de que era su hijo biológico, pero posteriormente como resultado de un examen de A.D.N. que se practicó junto con el menor, tomó conocimiento de que en realidad no era su padre biológico, con fecha 3 de febrero de 2005, viviendo todo el tiempo transcurrido en un completo engaño por parte de la madre quien urdió una paternidad inexistente. Por su parte, la madre del menor, demandada en esta causa, al contestar la demanda, solicitó su rechazo, en primer lugar, por falta de legitimación activa del demandante, basada en lo dispuesto en el artículo 208 del Código Civil, por lo que dicha acción no puede prosperar por cuanto el actor debió interponer simultáneamente las acciones de impugnación y reclamación respecto del menor. En segundo lugar, opuso la excepción perentoria de prescripción de la acción, fundada en que la acción intentada se encuentra prescrita por cuanto el plazo para solicitar la 8 impugnación del reconocimiento por cualquier persona que pruebe un interés actual en ello, es de un año contado desde el momento que tuvo ese interés, según lo dispuesto en el inciso final del artículo 216 del Código Civil, plazo que ha transcurrido en exceso. En tercer lugar, alegó la irrevocabilidad del reconocimiento, porque según lo dispuesto por el artículo 189 del Código Civil el reconocimiento es irrevocable y en la especie no se ha alegado algún vicio de la voluntad en el acto de reconocimiento, el cual fue efectuado por éste en forma libre y espontánea. Finalmente, invoca la posesión notoria del estado civil de hijo del menor Vicente Flores Rojo, por cuanto el actor lo ha tratado como hijo, iniciándose una serie de procesos judiciales de relación paterno filial y de alimentos, que han sido ventilados en el Segundo Juzgado de Menores de esta ciudad, por lo cual, la relación de padre e hijo es un hecho público y notorio en lo círculos familiares de ambos padres y se dio desde el primer día de nacimiento de Vicente, es decir, se ha extendido por más de cinco años, situación que a pesar de la demanda interpuesta no se ha visto modificada en la medida que siguen siendo considerados como padre e hijo. Por último, señala que, a pesar de los deseos del demandante de desconocer la relación que por más de cinco años ha tenido con el menor, en todo caso, prima el interés superior del menor, pilar que se vería menoscabado, conjuntamente con su dignidad, al pasar de ser un menor con una filiación determinada a otro que no la tenga respecto de su padre, por lo que no existen razones graves para hacer prevalecer las pruebas de carácter biológico, muy por el contrario, su preferencia resultaría en exceso perjudicial para su hijo. Quinto: Que resulta preciso, previamente a analizar los hechos, las pruebas y determinar si procede la acción intentada, revisar la legislación sobre filiación aplicable al caso de autos. Así, el artículo 186 del Código Civil señala que la filiación no matrimonial queda determinada legalmente por el reconocimiento del padre, la madre o ambos, o por sentencia firme en juicio de filiación. El artículo 187 de ese cuerpo legal dispone que “El reconocimiento del hijo tendrá lugar mediante una declaración formulada con ese determinado objeto por el padre, la madre o ambos, según los casos: 1º. Ante el Oficial del Registro Civil, al momento de inscribirse el nacimiento del hijo o en el acto del matrimonio de los padres. 2º. En acta extendida en cualquier tiempo, ante cualquier oficial del Registro Civil . A su turno, el artículo 189, inciso segundo, que el reconocimiento es irrevocable, aunque se contenga en un testamento revocado por otro acto testamentario posterior, y no susceptible de modalidades. Por otro lado, el artículo 202 del Código Civil, dispone que “La acción para impetrar la nulidad del acto de reconocimiento por vicios de la voluntad prescribirá en el plazo de un año, contado desde la fecha de su otorgamiento o, en el caso de fuerza, desde el día 9 en que ésta hubiere cesado. Finalmente, el artículo 216 del mismo cuerpo legal, establece que la paternidad determinada por reconocimiento podrá ser impugnada por el propio hijo. En el inciso final, la norma legal referida, establece que también podrá impugnar la paternidad determinada por reconocimiento toda persona que pruebe un interés actual en ello, en el plazo de un año desde que tuvo ese interés y pudo hacer valer su derecho. Sexto: Que, además, cabe dejar en claro la naturaleza de la acción ejercida por el actor, la cual es una acción de impugnación de paternidad, que se dedujo con el propósito de dejar sin efecto una filiación que se ostenta y derivada de un reconocimiento voluntario y expreso, a pesar de los intentos del mismo por desvirtuar o alterar la naturaleza de la acción en su escrito de réplica, ello no es posible en atención a lo dispuesto en el artículo 312, del Código Civil; por consiguiente, no se trata en modo alguno de la acción de nulidad por vicios de la voluntad, a que se refiere el artículo 202 del Código Civil. Séptimo: Que, por otro lado, de los escritos principales de la litis, surgen los hechos no discutidos por las partes que han de tenerse como hechos de la causa, los cuales son: Que el demandante, don Igor Flores Pardo, mantuvo una relación sentimental con la demandada Verónica Johanna Rojo Guisa, época en que la demandada quedó embarazada, naciendo su hijo Vicente Andrés Flores Rojo el 22 de marzo del año 2000. Que el demandante, creyendo ser el padre biológico del menor Vicente Andrés, lo reconoció voluntariamente como su hijo no matrimonial por acta extendida ante el Oficial del Registro Civil de Antofagasta el 28 de marzo del año 2000. Octavo: Que, conforme a lo señalado en los tres motivos anteriores, debe concluirse que la controversia ha quedado centrada, primeramente, en una cuestión de derecho, es decir, si el actor se encuentra legitimado para ejercer la acción de impugnación de paternidad determinada por su reconocimiento voluntario, basada en la norma contemplada en el artículo 216 del Código Civil y esta cuestión es de tal relevancia que, de determinarse que no tiene legitimación activa para accionar como lo ha hecho, sería innecesario hacerse cargo de las demás alegaciones y defensas de las partes ni ponderar la prueba rendida. Noveno: Que, con dicho objeto, la acción de impugnación de la filiación no matrimonial, como la ejercida en autos, se encuentra contemplada en el artículo 216 del Código Civil, el que establece como titulares de dicha acción al propio hijo, a sus herederos y a toda persona que pruebe un interés actual en ello. En la especie, interpone la acción el padre que efectuó, con anterioridad, el reconocimiento que ahora el mismo cuestiona, alegando que su titularidad emana del inciso final del artículo mencionado, en cuanto otorga la acción a “toda persona que pruebe un interés actual en ello . Décimo: Que la doctrina ha sostenido, a este respecto, que el inciso final del artículo 216 del Código Civil se refiere a terceros interesados, pues desde la dictación del código se ha facultado a quienes no han intervenido en el acto a impugnarlo cuando sea de su 10 interés. Para ello, se ha tenido presente que el reconocimiento es un acto jurídico solemne, que en este caso además tiene las características de voluntario y expreso, esencialmente irrevocable, y cuya finalidad es el reconocer la calidad de hijo a cierta persona, aceptando todos los derechos y obligaciones que dicho reconocimiento conlleva, lo que se desprende de los artículos 187 y 189 del Código Civil. Siendo ello así, resulta indiscutible que la persona que efectuó dicho acto voluntariamente no puede con posterioridad impugnarlo, al no tener la calidad de tercero que es requisito primordial para ampararse en la norma en cuestión. Lo anterior, porque dicha actuación atentaría contra el principio que nos obliga a ser coherentes con nuestras conductas anteriores y además, porque en este caso, resulta atentatorio a la estabilidad que debe existir en la filiación de una persona, tratándose de normas de orden público que no pueden quedar al arbitrio de otra. El deber de coherencia aludido, fundamental particularmente en materia filiativa, cede ante la presencia de vicios de la voluntad, en cuanto ellos pueden dar lugar a la nulidad del acto de reconocimiento, situación contemplada en artículo 202 del Código Civil, que reglamenta la acción de nulidad del reconocimiento para tal caso; sin embargo, no habiendo sido objeto de la controversia la ineficacia del acto de reconocimiento, como ya se ha dicho, debe primar la condición de irrevocabilidad del mismo. Decimoprimero: Que, en consecuencia, el actor carece de la titularidad de la acción para demandar la impugnación de la paternidad reconocida previamente en forma voluntaria, salvo que el mismo, hubiere invocado la acción de nulidad del artículo 202 del Código Civil, que no es una acción de impugnación de la paternidad sino de nulidad del acto de reconocimiento, lo que no ocurrió, razón por la cual deberá rechazarse la demanda de impugnación deducida por el actor. Decimosegundo: Que, sin perjuicio de lo razonado y concluido, no está demás agregar, en cuanto a la posesión notoria del estado civil del menor Vicente Flores Rojo, alegada por la demandada, que el inciso final del artículo 200 del Código Civil define la posesión notoria de la calidad de hijo de determinada persona, en lo que atañe a este litigio, en los términos siguientes: “consiste en que su padre le haya tratado como hijo, proveyendo a su educación y establecimiento de un modo competente, y presentándolo en ese carácter a sus deudos y amigos; y que éstos y el vecindario de su domicilio, en general, le hayan reputado y reconocido como tal . Ahora bien, según el inciso primero de la misma disposición legal, dicha posesión notoria servirá también para que el Juez tenga por suficientemente acreditada la filiación, siempre que haya durado a lo menos cinco años continuos y se pruebe por un conjunto de testimonios y antecedentes o circunstancias fidedignos que la establezcan de un modo irrefragable. De la norma transcrita se infiere que, para que la posesión notoria aludida acredite la filiación, deben concurrir dos requisitos en forma copulativa: 1) plazo de duración de a lo menos cinco años continuos y 2) su prueba debe consistir en un conjunto de testimonios y de antecedentes o circunstancias fidedignos que la establezcan de un modo irrefragable. Decimotercero: Que del mérito la prueba rendida por la demandada, constituida por el testimonio de dos testigos contestes en los hechos, la propia confesión expresa del demandante, manifestada en su escrito de demanda y en audiencia de absolución de 11 posiciones, y de la causa rol 17.537, del Segundo Juzgado de Menores de esta ciudad, sobre aumento de alimentos, dirigida en su contra, que se ha tendido a la vista, es posible establecer que don Igor Cristián Flores Pardo ha tratado y presentado, desde su nacimiento, al menor Vicente Andrés como su hijo, a su familia, amigos y en su entorno social, que el menor también ha reconocido al demandado como su padre, y éste se ha hecho cargo de su mantención y ha solventado sus necesidades, situación que se ha prolongado, a lo menos, por el tiempo mínimo que establece el inciso primero de la norma legal citada, es decir, cinco años continuos, por lo que debe tenerse por acreditado que el menor Vicente Andrés Flores Rojo posee notoriamente el estado civil de hijo no matrimonial de don Igor Flores Pardo, en los términos del inciso final del artículo 200 del Código Civil. Y visto, además, lo dispuesto en los artículos 179, 180, 186, 189, 202 y siguientes, 211 y siguientes, del Código Civil, 144, 160, 170, 341, 342, 384 y 425 del Código de Procedimiento Civil, se declara: 1. Que se rechaza, la demanda interpuesta por don Igor Christian Flores Pardo en lo principal de fs. 6, en todas sus partes. 2. Que no se condena en costas al demandante por haber tenido motivo plausible para litigar en el juicio. Regístrese, notifíquese y archívese si no se apelare. Dictada por doña Marcela Nilo Leyton, Juez Titular. Autoriza doña Rosa Díaz Segovia, Secretaria Subrogante. Rol Nº 408 2005. Antofagasta, dieciséis de agosto de dos mil seis. Vistos: Se reproduce la sentencia apelada, previa sustitución del motivo sexto de las palabras “Código Civil por “Código de Procedimiento Civil . Primero: Que la apelación de la parte demandante, para fundamentar el agravio que sustenta su recurso, en el primer capítulo de su presentación de fojas 116 y siguientes, insiste en que la legislación le concede el derecho para impugnar y/o desvirtuar la paternidad del menor Vicente Andrés Flores Rojo, toda vez que la acción emprendida está abierta para cualquiera persona que tenga interés en ello, en su caso por haber reconocido como suyo a un supuesto hijo, y más aún que se trata de una acción imprescriptible e irrenunciable, agregando en este punto que la ley Nº 20.030 reafirmó el principio de la investigación de paternidad o maternidad, a raíz de las modificaciones que introdujo en la ley Nº 19.585, de tal suerte que no resulta lógico, según su parecer, que por un lado se posibilite la investigación a que se refiere, y por otro se niegue el derecho a los interesados para impugnarla. Segundo: Que, si bien es cierto la citada ley 20.030, de 5 de julio del 2005, otorgó mayores facultades al Juez para dar a las pruebas periciales de carácter biológico, por sí solas, valor suficiente para establecer la paternidad o la maternidad, en los términos que expresa el modificado artículo 199 del Código Civil, tales prerrogativas, por ser atingentes y propias a la atribución de todo Juez de valorar las probanzas que los litigantes o interesados rindan o alleguen al proceso de que se trate, no han podido 12 afectar la limitante que pesa sobre el padre de un hijo no matrimonial para impugnar la paternidad, conforme lo prescribe el artículo 213 inciso 2º del Código Civil, cuando aquel, como el actor, ha reconocido al hijo como suyo en un instrumento público, según aparece en el acta de fojas 3, extendida ante el Servicio de Registro Civil e Identificación, ajustado a la solemnidad prescrita en el artículo 187 Nº 1 del Código Civil, por lo cual basta este razonamiento para no acoger este acápite de la apelación, en cuanto que el demandante ha carecido de legitimación para ejercer la acción de filiación de paternidad deducida en contra de doña Verónica Johanna Rojo Cuisa, en su calidad de madre y en representación del menor Flores Rojo. El predicamento que antecede, que no admite la acción postulada por el actor, está concebido en resguardo de los principios fundamentales que inspiran el estatuto de filiación consagrado en la citada ley Nº 19.585, a saber, la igualdad de los seres humanos, el de la supremacía del interés superior del menor y el del derecho a la identidad de la persona, de los cuales surge el principio de incompatibilidad de filiaciones contradictorias, en virtud del cual la ley no permite que si ya está establecida una filiación, se persiga determinar otra que la contradiga, por cualquier vía, salvo que se deje sin efecto aquella que estuviese determinada, conforme al ejercicio de las acciones previstas en el artículo 208 del Código Civil. Tercero: Que, dentro de este ámbito de la apelación que se examina, el recurrente, insiste que el artículo 216 del Código Civil lo habilita para haber deducido la demanda de impugnación denegada por la señora Juez a quo, alegando para ello que dicha disposición está dada para el hijo que desea impugnar y no para el padre, sin referirse en su cuestionamiento al inciso final de la misma, que admite impugnar la paternidad determinada por reconocimiento a toda persona que pruebe un interés actual en ello, en el plazo de un año desde que tuvo ese interés y pudo hacer valer su derecho. En efecto, dicho artículo contempla las formalidades mediante las cuales el hijo puede impugnar la paternidad determinada por reconocimiento, tal como dice el recurrente, pero el legislador ha cuidado, al admitir que toda persona pueda hacerlo, que dentro de este concepto el padre no quede comprendido como titular de la acción de impugnación, como una prevención lógica y concordante con el sistema legal que regula las acciones de filiación, según el cual no puede haber impugnación de la filiación de un hijo si el padre lo hubiera reconocido como suyo en su testamento o en otro instrumento público, conforme lo expresa el comentado artículo 213, inciso 2º del Código Civil, pues de aceptar la interpretación del apelante se evadiría la restricción contemplada en esta disposición, siendo necesario recordar, como aparece en el motivo décimo de la sentencia que se revisa, que la doctrina ha sostenido a este respecto que el citado inciso final del mencionado artículo 216 del Código Civil se refiere a terceros interesados, excluyendo al padre para ejercer la acción en la forma que lo ha hecho el actor. Cuarto: Que, en el resto del recurso el apelante efectúa interesantes argumentaciones en pro de la mayor validez del examen biológico acompañado por su parte y reiterado en sus conclusiones por el Instituto Médico Legal, que por lo razonado en los motivos primero y segundo del presente fallo, tales alegaciones no ameritan un nuevo examen. Igualmente corresponde desechar las consideraciones que el recurrente intitula inexactitudes de fondo, pues ellas se refieren a actitudes dolosas que pudo tener la madre del menor, por tratarse de una materia no comprendida en la acción formulada en 13 la demanda y que sólo fue planteada en la réplica, en desapego al artículo 312 del Código de Procedimiento Civil, que no admite que se puedan alterar las acciones “que sean objeto principal del pleito . La Corte Suprema en fallo de 8 de junio de 1961, página 78 del Repertorio del Código de Procedimiento Civil, Tomo II, al comentar el carácter restrictivo de este artículo, expresa que “La disposición del artículo 312 citado es restrictiva, concede a las partes las facultades que taxativa y limitativamente pueden usar en la réplica y en la dúplica y no las autoriza para que formulen en ellas nuevas acciones de excepciones de las que contienen la demanda y la contestación . Quinto: Que, finalmente, el actor discute las consideraciones de la señora Juez a quo acerca de la posición notoria de hijo del menor de autos, señalando, entre otros reparos, que no concurre el requisito del plazo que contempla el artículo 200 del Código Civil, y además que, como medio de prueba dicho estado tiene menor valor que la pericial de carácter biológico, apreciaciones todas que por lo resuelto en los motivos que anteceden hacen inconducente emitir pronunciamiento sobre ellas, al no tener incidencia en la carencia de legitimación del actor para haber promovido el presente juicio. Sexto: Que de conformidad con lo dispuesto con el artículo 316 del Código Civil, para que las sentencias de este tipo de procedimientos puedan producir efectos erga omnes requieren un pronunciamiento contra legitimo contradictor, sin colusión y con autoridad de cosa juzgada, entendiéndose que el padre contra el hijo, o la madre, o viceversa, con los legítimos contradictores, incluso según el artículo 317 del mismo Código, lo son también los herederos del padre o madre fallecidos, en contra de quienes el hijo podrá dirigir o continuar la acción, como asimismo, los herederos del hijo fallecido cuando éstos se hagan cargo de la acción iniciada por aquél, o decidan entablarla. Séptimo: Que sin perjuicio de lo establecido en los considerando primero a quinto, de acuerdo a lo razonado en el motivo precedente, también debiera revocarse la sentencia, porque no se ha entablado contra legitimo contradictor. Octavo: Que no se condenará en costas al apelante por haber tenido motivos plausibles para alzarse. Por estas consideraciones, disposiciones citadas y lo dispuesto en el artículo 186 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, se confirma, sin costas del recurso, la resolución apelada, de fecha diecisiete de marzo del año dos mil seis, escrita a fojas 101 y siguientes. Regístrese y devuélvanse. Redacción del Abogado Integrante señor Alfonso Leppes Navarrete. Pronunciada por la Segunda Sala constituida por los Ministros Titulares, señora Laura Soto Torrealba, señor Oscar Clavería Guzmán y Abogado Integrante, señor Alfonso Leppes Navarrete. Autoriza el Secretario Subrogante, Sergio Montt Martínez. Rol Nº 316 2006. 14 Santiago, doce de marzo de dos mil siete. Vistos: En estos autos. Rol Nº 408 2005, del Segundo Juzgado Civil de Antofagasta, caratulados “Flores Pardo, Igor Cristián con Rojo Cuisa, Verónica Johanna , por sentencia de primera instancia de diecisiete de marzo de dos mil seis, escrita a fojas 101, se rechazó la demanda de impugnación de paternidad no matrimonial, sin costas, por estimar que el actor tuvo motivo plausible para litigar. Se alzó la parte demandante y la Corte de Apelaciones de Antofagasta, mediante fallo de dieciséis de agosto de dos mil seis, que se lee a fojas 167, con mayores fundamentos, la confirmó. En contra de esta última decisión la defensa del demandante dedujo recurso de casación en el fondo que pasa a analizarse. Se ordenó traer los autos en relación. Considerando: Primero: Que se han denunciado como vulnerados, en un primer capítulo, los artículos 187 y 216, inciso final, del Código de Procedimiento Civil, argumentando que los sentenciadores interpretaron con error de derecho la institución de la impugnación de la paternidad, creando por vía judicial la prescriptibilidad de la acción, lo que obstaculiza la posibilidad de su investigación, derecho que consagra el artículo 195 del texto legal antes citado. Agrega que la investigación genética es permitida de modo expreso en los artículos 199 y 199 bis del Código Civil y tiene por objeto establecer, más allá de toda duda, si existe un vínculo entre el supuesto padre y el hijo, lo que, conforme al examen de los autos, es negativo. Expone que el artículo 187 del estatuto sobre la materia contiene una presunción legal que admite prueba en contrario y los elementos de juicio aportados a la causa, en especial, la confesión de la madre acreditan que el reconocimiento voluntario y expreso del actor es producto de un error o engaño que soportó el supuesto padre, quien de buena fe creyó en los dichos de la progenitora, de modo que el fallo no pudo, sin incurrir en error de derecho, establecer como intangible tal reconocimiento. Indica que el atropello a la ley se vuelve más claro si se tiene presente que los sentenciadores aplicaron en la especie la norma del artículo 213 del Código Civil, disposición que está referida al hijo matrimonial, materia distinta a la que correspondía resolver. El fallo recurrido otorgó a la norma del artículo 187 en opinión del recurrente el carácter de presunción de derecho, el que no tiene, aplicando equivocadamente la regla. En lo atinente al artículo 216 del Código Civil expone que el inciso final emplea el vocablo “también para disponer que podrá impugnar la paternidad determinada por el reconocimiento toda persona que pruebe un interés actual en ello, en el plazo de un año desde que tuvo ese interés y pudo hacer valer su derecho. El recurrente cree que el adverbio empleado en la norma se usa para afirmar igualdad, semejanza o relación de una cosa con otra y, por ello, el padre que ha reconocido al hijo queda incluido en ese concepto, como titular de la acción de impugnación, la que es imprescriptible e irrenunciable. En un segundo capítulo de nulidad, se denuncia la infracción a las normas reguladoras 15 de la prueba, citando para ello los artículos 199 y 199 bis del Código Civil, según las modificaciones introducidas por la ley Nº 20.030. Al respecto plantea que en el proceso se estableció claramente que el supuesto padre en modo alguno lo es, lo que no aparece desvirtuado por prueba en contrario. Así, continúa, se ha producido en la causa plena prueba sobre la alegación fundamental de la acción y el tribunal debió asignarle los caracteres de gravedad y precisión suficiente y, con su mérito, debió acoger la demanda en todas sus partes. El fallo incurrió en una inexactitud científica y no sólo jurídica, al negar o no pronunciarse sobre el valor probatorio de los exámenes de A.D.N., con los cuales se acreditó, justamente, que el actor no es el padre biológico del menor. Segundo: Que en la sentencia en estudio se establecieron los hechos siguientes: a) La acción intentada es la de impugnación de paternidad, la que se dedujo con el propósito de dejar sin efecto una filiación que se ostenta, derivada de un reconocimiento voluntario y expreso y no la de nulidad por vicios de la voluntad a que se refiere el artículo 202 del Código Civil; b) El actor mantuvo una relación sentimental con la demandada, época en la que ésta quedó embarazada, naciendo su hijo Vicente Andrés Flores, el 22 de marzo de 2000; c) El demandante creyendo ser el padre biológico del niño, lo reconoció voluntariamente como su hijo no matrimonial por acta extendida ante el Oficial del Registro Civil de Antofagasta el 28 de marzo de 2000; d) Igor Flores Pardo ha tratado y presentado, desde su nacimiento, al menor Vicente Andrés como su hijo, a su familia, amigos y en su entorno social. El niño también ha reconocido al actor como su padre y éste se ha hecho cargo de su mantención y ha solventado sus necesidades, situación que se ha prolongado por cinco años continuos. Tercero: Que, sobre la base de los hechos anotados, los sentenciadores concluyeron que el inciso final del artículo 216 del Código Civil, se refiere a terceros interesados, pues desde la dictación del citado Código se ha facultado a quienes no han intervenido en el acto a impugnarlo cuando sea de su interés. Para ello se ha tenido presente que el reconocimiento es un acto jurídico solemne, que en este caso, además, tiene las características de voluntario y expreso, esencialmente irrevocable y cuya finalidad es reconocer la calidad de hijo a cierta persona, aceptando todos los derechos y obligaciones que dicho reconocimiento conlleva, según se desprende de los artículos 187 y 189 del Código Civil. Siendo así, agregaron que es indiscutible que la persona que efectuó el reconocimiento no puede con posterioridad impugnarlo, pues no tiene la calidad de tercero y atenta contra el principio que obliga a ser coherentes con las conductas anteriores. En este caso, además, quebranta la estabilidad que debe existir en la filiación de una persona, regulada por reglas de orden público que no pueden quedar al arbitrio de los interesados. En consecuencia, los Jueces recurridos determinaron que el actor carece de la titularidad de la acción para impugnar la paternidad reconocida previamente en forma voluntaria, razón por la cual rechazaron la demanda intentada. Sin perjuicio de lo anterior, el fallo recurrido estableció, también, que el niño Vicente Andrés posee notoriamente el estado civil de hijo no matrimonial de don Igor Flores Pardo, en los términos del inciso final del artículo 200 del Código Civil. 16 Cuarto: Que el derecho a la identidad es una de las bases esenciales que inspiran el nuevo estatuto filiativo y se expresa normativamente, entre otros, en el artículo 195 del Código Civil, al consagrar el derecho a la libre investigación de la paternidad o maternidad, con miras a la búsqueda de la verdad real o biológica sobre la verdad formal. Con esta inspiración las pruebas periciales de carácter biológico son fundamentales para determinar la identidad de una persona como un derecho esencial. Sin embargo, el legislador reconoce excepciones a la búsqueda de esa verdad, haciendo primar la posesión notoria de estado civil si ella es contradictoria con la realidad biológica, facultando al Juez para decidir lo contrario en aras de respetar el interés superior del niño, si existe grave inconveniente para este último. Quinto: Que, en este mismo orden de ideas, se puede afirmar que el legislador prefiere la verdad social y al declarar que la acción de impugnación caduca en los plazos que establece, es evidente que la intención o espíritu de la ley es hacer primar la estabilidad del estado filiativo ya adquirido, salvo la situación especial del artículo 208 del Código Civil. Por consiguiente, no es efectivo, como lo entiende el recurrente, que el factor biológico y, por ende, los resultados del examen de A.D.N., sean absolutos y determinantes para excluir la paternidad en estas materias. Sexto: Que respecto de los titulares de la acción intentada, el artículo 216 del texto legal citado dispone que la paternidad determinada por reconocimiento podrá ser impugnada por el propio hijo, por su representante o por sus herederos y, en el caso del artículo 208 del Código Civil, por el padre biológico, si la ejerce simultáneamente con la acción de reclamación. El inciso final de la primera norma agrega que: “También podrá impugnar la paternidad... toda persona que pruebe interés actual en ello, en el plazo de un año contado desde que tuvo ese interés y pudo hacer valer su derecho . Séptimo: Que si bien el actor, padre reconociente de un hijo no matrimonial, se encuentra facultado para accionar en los términos que lo hizo, por aplicación del inciso final del artículo antes transcrito, en la especie, los errores de derecho que se denuncian carecen de influencia en lo resolutivo del fallo que se revisa, desde que el recurrente no impugnó la declaración contendida en el mencionado motivo 13º del fallo de primer grado, en el que se tuvo por acreditado que el niño Vicente Andrés posee notoriamente la calidad de hijo no matrimonial del actor, en conformidad a lo que dispone el inciso final del artículo 200 del Código Civil. Octavo: Que, a lo anterior, cabe añadir que la posesión notoria de hijo, debidamente acreditada como quedó asentado en el fallo prefiere a las pruebas periciales de carácter biológico en caso de que haya contradicción entre unas y otras, como acontece en la especie y, al no haberse reclamado ni probado en el juicio la existencia de graves razones que demuestren la inconveniencia para el hijo de aplicar la regla del artículo 201 del Código Civil, no es procedente a través de un recurso de derecho estricto, como lo es el de autos, alterar los hechos de la causa, ni revisar la recta o incorrecta aplicación de disposiciones que el recurrente no estimó conculcadas. Noveno: Que, por lo antes reflexionado, fuerza es concluir que el recurso de nulidad en estudio debe ser desestimado. Por estas consideraciones y de acuerdo con lo previsto en los artículos 764, 765, 766 y 17 768 del Código de Procedimiento Civil, se rechaza, sin costas, el recurso de casación en el fondo deducido por la parte demandante contra la sentencia de dieciséis de agosto de dos mil seis, que se lee a fojas 167. Se previene que el Ministro señor Alvarez, estuvo por rechazar el recurso en estudio, teniendo para ello, además, presente que el actor no es titular de la acción intentada, por las siguientes consideraciones: 1º. Que de la demanda de autos se advierte que el actor impugna su propia paternidad respecto del menor Vicente Andrés, a quien reconoció como hijo no matrimonial por acta extendida ante el Oficial del Registro Civil de Antofagasta, el 28 de marzo de 2000 y solicita se declare que él no es el padre del niño, argumentando como fundamento la verdad biológica y la circunstancia de haberlo reconocido inducido a ello por la madre, quien le hizo creer que era su hijo, es decir, alega la existencia de un error. 2º. Que la acción de que se trata, regulada en los artículos 211 y siguientes del estatuto del ramo, tiene por objeto impugnar la filiación que se encuentra determinada y no el título que la atribuye. La filiación es el vínculo que existe entre dos personas, una de las cuales se ha designado jurídicamente como padre o madre de otra y el reconocimiento es un acto jurídico por el cual una persona afirma ser el padre o la madre de otra que no la tiene determinada. 3º. Que el reconocimiento de un hijo es un acto unilateral, en el cual no se requiere probar la veracidad de la paternidad o maternidad; se rige por las normas generales del derecho en cuanto a los requisitos de existencia, validez y nulidad, salvo la excepción en cuanto al plazo de prescripción prevista en el artículo 202 del Código Civil; es solemne, no sujeto a modalidad y expresamente irrevocable como categóricamente lo establece el artículo 189 del Código Civil. 4º. Que la interpretación armónica de los artículos ya citados, permite concluir, en opinión del que previene, que el actor, padre reconociente del menor Vicente Andrés, no es titular de la acción que deduce, pues éste no se encuentra habilitado para impugnar la determinación de la filiación de hijo que el mismo provocó, sobre todo, si tiene presente que el fundamento de su pretensión radica en un supuesto vicio del consentimiento, lo que es propio de la acción de nulidad del acto, la cual no ejerció, sin que ésta pueda deducirse o presumirse de los antecedentes, por cuanto el error invocado como antecedente del reconocimiento debe ser probado en el respectivo juicio. 5º. Que el legislador al emplear la expresión “toda persona , se refiere a terceros ajenos a la vinculación que se impugna. El padre reconociente no se incluye entre las personas con un interés actual en el juicio, pues entregarle la acción de impugnación significaría, en definitiva, permitir una revocación simulada o encubierta, que el legislador prohíbe. De otra parte, el tenor literal de la norma en estudio conduce a la misma conclusión, toda vez que el artículo 216 del Código Civil, omite al padre reconociente entre los potenciales titulares de la acción, idea que se rarifica aún más si se tiene presente la norma contenida en el inciso segundo del artículo 213 del Código Civil. 6º. Que una conclusión diferente no es coherente con el espíritu general de la legislación y con los principios que la inspiran, siendo uno de ellos el derecho a la identidad, de manera que en ese contexto no es lógico concluir que la intención del legislador, ante la omisión que se advierte, fue la de aceptar que quien determina una filiación pueda luego transformarla en indeterminada. Además, cabe agregar que los “terceros deben probar el 18 interés pecuniario en la acción, pues éste genera su derecho a reclamar la filiación. Lo anterior no resulta pertinente en la situación del actor por cuanto éste ha cumplido siempre las obligaciones que emanan del acto filiativo que el generó, incluida la de proporcionar alimentos. 7º. Que, sin perjuicio de lo anterior, la lógica concordancia de los artículos 208, 214, 216 y 317 del Código Civil, permite sostener que el padre reconociente no podría ser el titular de la acción de impugnación por cuanto éste o sus herederos son los legitimarios pasivos de la misma, es decir, el legítimo contradictor de una demanda de esta naturaleza será el padre aparente si accionan el hijo o sus herederos; el padre y el hijo si accionan los terceros interesados o el padre biológico y, los herederos del padre muerto si acciona el hijo, su representante legal o sus herederos. Regístrese y devuélvase con sus agregados. Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señores Orlando Alvarez H., Urbano Marín V. y Patricio Valdés A. y los Abogados Integrantes señores Roberto Jacob Ch. y Oscar Herrera V. No firma el señor Herrera, no obstante haber concurrido a la vista y acuerdo del fallo de la causa, por estar ausente. Autoriza el Secretario de la Corte Suprema, señor Carlos A. Meneses Pizarro. Rol Nº 4.679 06. 19