RELACIONES INTERETNICAS ENTRE AFRODESCENDIENTES E INDIGENAS EPERARA SIAPIDAARA EN LA COSTA PACIFICA NARIÑENSE Milton Jairo Espinosa Pérez1 Introducción La escritura etnográfica proviene de una experiencia personal, del diálogo e intercambio de saberes entre el investigador y las distintas culturas con las que entra en contacto; y esta a su vez, sirve para preservar la memoria de las culturas. Ella nos alerta sobre los signos invisibles del mundo sobrenatural y cotidiano que experimentan los pueblos; el cual percibimos, sentimos y soñamos en el silencio profundo de nuestra experiencia. Un silencio respetuoso que nos permite escuchar y entender las manifestaciones culturales de los otros, y nos facilita la reescritura de la historia oral. En este ensayo pretendo abordar las relaciones entre dos etnias: afrodescendientes e indígenas, que comparten un mismo territorio, que habitan el municipio de Olaya Herrera, en la Costa Pacífica nariñense. Para esta aproximación dialógica2 nos basamos en: algunas reuniones interétnicas realizadas en Bocas de Satinga —municipio de Olaya Herrera— y en algunas veredas del municipio, así mismo, partimos de nuestra experiencia en el lugar y del trato permanente o esporádico con ambas etnias. La característica principal de la costa pacífica nariñense es: una polifonía de voces y culturas. Es decir, constatamos una diversidad cultural y étnica3, recono1 2 Antropólogo. Universidad del Cauca. Estudiante de sociología. Universidad de Antioquia. Cfr. GEORGE E. MARCUS Y DICK E. CUSHMAN. (Departamento de Antropología, Universidad de Rice, Houston, Texas). Las etnografías como textos. En: EL SURGIMIENTO DE LA ANTROPOLOGIA POSMODERNA. Compilación de Carlos Reynoso. Barcelona: Gedisa Editorial. 1996. Página 183. “Parte del trabajo de interpretación consiste, entonces, en obtener un nivel de competencia en el lenguaje particularmente alto pero selectivo, a través de preguntas y chequeos intensivos, necesarios para un análisis particular.” La etnografía es una forma de “representación que permite al etnógrafo decir lo que sabe autorizadamente.” 3 OREWA –Organización Indígena Regional Embera-Waunana– A LOS PUEBLOS DEL MUNDO: Quibdó, 23 de diciembre de 1989. Página 1. “En esta región se ven con mayor claridad las características multiétnicas y pluriculturales del pueblo colombiano. Pues, está habitado por comunidades negras e indígenas”. 65 Los escritos etnográficos cuando se publican, se van, ya no nos pertenecen, y luego, seguramente se convertirán en objeto de análisis. cida por ley en Colombia, la cual da cuenta esta aproximación etnográfica. Otro de los elementos relevantes es la biodiversidad, las diversas formas históricas de poblamiento y colonización, la riqueza de recursos naturales, la densidad y composición de la población, y el desigual grado de desarrollo económico. Configuración del pensamiento y presupuestos de la investigación social ¿Amistad, alianza, drama o conflicto? La perspectiva de esta investigación es presentar una reflexión en torno a las relaciones interétnicas basada en diversos aspectos socio-culturales de estos dos grupos étnicos de la región: afrodescendientes e indígenas. 66 Abordar la cultura afrodescendiente exige una epistemología distinta a la empleada tradicionalmente para los estudios etnográficos o investigaciones entre los grupos indígenas. Escribimos este ensayo para tratar de desvelar las verdaderas relaciones que se dan entre las dos etnias, y fundamentalmente para aportar una luz que ilumine el camino y el proceso de construcción de unas relaciones más iguales, horizontales y democráticas. Partimos del presupuesto de que muchas de nuestras relaciones, el trato social, las alianzas y la amistad son dramatizadas por los actores culturales. Esto no quiere decir que las relaciones se falseen, o que estas sean una farsa, sencillamente, implica que el significado y el sentido de estas relaciones se invisibilizan. Ante esta situación los antropólogos nos vemos obligados y exigidos a buscar y ensayar métodos y técnicas experimentales que nos permitan dar cuenta de tal situación, o aproximarnos a una interpretación más adecuada, del sentido de las relaciones que los individuos de diversas culturas establecen en su vida cotidiana. En conexión con lo anterior, presentamos un ejemplo de la dramatización de la realidad, es decir, esta realidad es transformada, reelaborada, reinterpretada. En una de las reuniones interétnicas un indígena Eperara Siapidaarâ decía con énfasis: “en que no se trataba de hablar sobre problemas, sino de reflexionar y analizar la situación territorial de las dos Etnias y su pelea con el gobierno. Si peleamos entre pobres seria como una pelea entre ignorantes”.4 De este modo, el problema se transforma en reflexión y análisis, la pelea entre pobres e ignorantes, en el diálogo de sabios empobrecidos. En estos términos el problema se nos diluye, se nos desvanece, se nos escapa a las comprensiones normales y desbordan las interpretaciones intelectuales. Porque hablar de problemas entre dos culturas que hace tanto tiempo comparten un mismo territorio, de individuos de ambas culturas que han crecido juntos, que han establecido alianzas a través del compadrazgo y que realizan frecuentemente intercambios comerciales y culturales. Las relaciones se semantizan y se focalizan desde otras perspectivas y desde otros horizontes hermenéuticos. Esta comprensión antropológica de la realidad nos sitúa en una disyuntiva: ¿debemos hablar de problemas o más bien de reflexión y análisis de las relaciones culturales entre afrodescendientes e indígenas Eperara Siapidaara?; en estos distintos niveles es donde el análisis antropológico se ve involucrado, y se inserta en una gama compleja de significaciones. Se analizan las estrategias comunicativas5 que han utilizado ambas culturas para establecer las relaciones, las alianzas, las transacciones y las mediaciones históricas de las relaciones. Se pretende una nueva comprensión en las relaciones interétnicas, rebatiendo las concepciones e interpretaciones que algunos expertos han elaborado. Mirando las relaciones interétnicas desde un horizonte que permita, en el futuro que ambas etnias establezcan relaciones más igualitarias, democráticas y horizontales; basadas en el respeto, la tolerancia, el reconocimiento y la valoración mutua. 4 5 Cf. ACTA DE REUNIÓN INTERETNICA EPERARA SIAPIDAARA Y COMUNIDADES NEGRAS. Municipio de Olaya Herrera: 10 y 11 de octubre de 1996. Página, 2. Cf. ESPINOSA PÉREZ Milton Jairo; Notas de Campo. Los afrodescendientes ven al indígena como a un pagano, a un ser sin dios, o adoradores de otros dioses, un ser incivilizado. Los afrodescendientes han recibido la misión de cristianizar, de civilizar al indio; de dotarlos de una religión, de un Dios y de un lenguaje más claro, comprensible, de un verdadero idioma: el español, de un verdadero dios, el dios cristiano. Los indígenas ven a los afrodescendientes como un “invasor”, que lo asemejan al diablo, una persona que les puede hacer mucho daño. 67 Tratamos de configurar un pensamiento y unos presupuestos epistemológicos básicos, que nos faciliten una interpretación científica del problema planteado en esta Investigación. ¿Drama o conflicto? “...el drama no es una farsa, y en especial, no es una farsa travestida, aunque comparte ciertos elementos con esta. Se trata de una representación de la jerarquía, de un teatro del status.” Clifford Geertz. 68 “...El problema profundo que genera esa situación encuentra invariablemente soluciones.. Necesariamente las encuentra de facto, pero no generalmente (y quizá nunca) de jure.” Ernest Gellner Para algunos expertos: antropólogos, estudiantes de antropología, misioneros y sociólogos que han estado o que aún permanecen en el lugar, en las relaciones entre indígenas Eperarâ Siapidaarâ y afrodescendientes no ha existido ningún conflicto, más bien, las definen como relaciones de total armonía, de amistad, de ayuda, de cooperación, de unión entre indígenas y afrodescendientes. Es decir, las conciben como una combinación “perfecta”. Esta es la percepción generalizada y extendida, pensar distinto es introducir el desorden y desestabilizar un pensamiento sacralizado y mitificado. Por el contrario, hay quienes nos atrevemos a desafiar esa concepción y creemos que detrás de esas aparentes6 buenas relaciones entre indígenas y afrodescendientes subyacen relaciones conflictivas y que mantienen una convivencia tensionante. El problema que hoy aparece de límites territoriales entre los indígenas y los afrodescendientes, no es sólo un conflicto por la definición de los límites territoriales, es algo más profundo, que viene de tiempo atrás, y que ahora salta a la superficie como un problema territorial. Los expertos ahora dirán: este era el verdadero problema, ellos no pueden entender ni entenderán que el problema está lejos de ser uniforme y unidireccional. Las relaciones son una dramatización, una teatralización del trato cotidiano entre indígenas y afrodescendientes que se ve mediada por múltiples relaciones. Un ejemplo de estas relaciones públicas y contextuales nos la presenta un estudiante de antropología: “En la vida cotidiana no se presentan discrepancias con los grupos negros que ocupan tierras de Resguardo. Las relaciones son bien estructuradas. El fútbol es un mediador de las relaciones interétnicas entre negros e indígenas. Los indígenas están promoviendo la construcción de canchas de fútbol, y potenciando los campeonatos de fútbol con las comunidades afrodescendientes. Los campeonatos de fútbol fortalece los lazos de alianza, de amis6 La apariencia es distinta de la realidad encubierta, sino existieran diferencias la ciencia sería innecesaria, precisamente, la ciencia distingue entre apariencia y realidad, lo cual nos permite identificar la realidad. tad y cooperación. Quien hace de anfitrión: negros o indígenas, proporciona la alimentación.”7 Dicho proceder hace ver unas relaciones cada vez mejores. Y a nadie le pasaría por la cabeza al escuchar este relato que entre indios y afrodescendientes existen: problemas, conflictos, hostilidades o tensiones. Esa sensación de amistad, de cooperación y de alianza hace parte de una representación teatral, que nos re-presenta dos grupos tan cercanos y próximos, pero a la vez tan distantes culturalmente. ¿Drama o conflicto? ¿Tensiones o armonía? Son realidades culturales imperceptibles y encubiertas que trataremos de visibilizar a partir de otro ordenamiento del pensamiento antropológico, que algunos han denominado antropología experimental o antropología posmoderna. Antropología experimental o posmoderna: un modo distinto de interpretar las relaciones con los otros Los antropólogos queramos o no, nos vemos exigidos a explorar los caminos nómadas del pensamiento antropológico; un pensamiento desestabilizador de las formas estables y estandarizadas del conocimiento. Esto ocurre en una realidad y en un contexto cultural incierto, multiforme, cambiable y cambiante. Los antropólogos observamos, escuchamos, sentimos, experimentamos y registramos una gran riqueza cultural, encontramos una estética de lo diverso, de lo distinto, un movimiento bellamente telúrico, que nos obliga a movernos hacia los otros, para caminar hacia ellos con sus mismos pasos y por los mismos caminos, caminos y recorridos difíciles, adversos y a veces hasta violentos. En este proceso de diversidades y de búsquedas de relaciones multiculturales es donde “nosotros”, o más bien el yo queda inserto en esas realidades y textos culturales, el yo queda inmerso en realidades complejas, un yo que interpela 7 Cf. ESPINOSA PÉREZ Milton Jairo; Notas de Campo. Diálogo con un estudiante de Antropología. Febrero 3 de 1997. Él vivió durante dos años en el municipio de Olaya Herrera, desde 1995 a 1996, mantuvo un trato permanente con las comunidades negras y esporádico con los grupos indígenas. 69 La antropología colombiana que se desarrolla en el pacífico colombiano esta pasando por una metamorfosis social, puesto que la polifonía de voces: de indígenas y de afrodescendientes están cuestionando la tradición intelectual, la forma de producir y elaborar el conocimiento, construido desde una ciencia de la dominación. Este cuestionamiento a lo intelectual, a lo institucional, a proyectos, a programas que vienen de lo estatal o de las ONGs está provocando la irrupción de lo invisible, de lo encubierto, de la alteridad, de lo inesperado. y se deja interpelar por los otros. Nos introducimos en un conocimiento o conacimiento, en el cual necesitamos ser muy lúcidos para tratar de mantener un control sobre lo inconsciente y lo incontrolable para evitar los deseos de posesión y dominación que han caracterizado a la llamada antropología moderna. 70 Los antropólogos siempre han basado la legitimidad de la escritura etnográfica en: yo estuve en el lugar, permanecí tanto tiempo, realice entrevistas con mis “informantes”8, observe, participe... Esto parecía hasta hace poco suficiente para que todos los que teníamos acceso a esa información nos viéramos obligados a creer lo que nos describían. Esta posición vertical y unilateral del yo hice, yo estuve, yo entreviste, yo construí este o aquel conocimiento encubre la participación de los otros en ese proceso de elaboración científica. Esto es lo que se ha denominado antropología moderna, una antropología poco dialogante aunque supuestamente es dialógica, en suma, es lo que hoy reconocemos como una antropología vertical y autoritaria. Estas son un buen número de razones por las cuales nos resistimos a este tipo de antropología colonialista, y procuramos construir una antropología más dialogante, más democrática, más horizontal, es decir, una antropología posmoderna que nos implica mirar las relaciones interétnicas, las diferencias desde otro horizonte hermenéutico. Desde luego, que otra mirada y otras formas de interpretar las realidades sociales y culturales traen consigo la incertidumbre, la inestabilidad y cuestiona radicalmente las formas tradicionales de producción del conocimiento. Una cultura transnacional, dominante, quiere hacernos ver cada vez más la homogeneidad, lo que al mismo tiempo hace crecer en nosotros la necesidad de manifestar la condición diversa de las sociedades, de las culturas, de las gentes. Hasta ahora lo que los antropólogos han hecho según James Clifford es “dar la voz” de manera autoritaria a las culturas a través de los escritos etnográficos. Esto nos demuestra que la escritura etnográfica no ha sido democrática, participativa, plural; sino que pone de manifiesto su profunda condición autoritaria. La antropología posmoderna9 es una nueva forma de evocar la realidad cultural, que modifica radicalmente la manera de aprehender la realidad cultural, y El concepto de “informante” desde la antropología posmoderna queda cuestionado, porque evidencia la desigualdad de condición entre quien investiga y el investigado, ya que este último no se considera como participante en la elaboración o producción del conocimiento. Para quitarle esa carga asimétrica al concepto, algunos lo han cambiado por el de interlocutores, sin embargo es otra forma sutil de encubrir las asimetrías. 9 Para una mayor información consúltese: C, GEERTZ, JAMES CLIFFORD y otros; El surgimiento de la Antropología Posmoderna. Barcelona: Gedisa, 1996. Espinosa Pérez Milton J; Culturas Populares y Posmodernidad. Una aproximación interpretativa en el barrio la Gran Victoria en Popayán. Tesis para optar al título de Antropólogo. Popayán: Universidad del Cauca. 1995. 8 redimensiona la forma del pensamiento científico. Evocar implica olvidar para traer a la memoria la escritura de los textos culturales basados en una nueva valoración de la realidad y del pensamiento científico. Una etnografía posmoderna democrática, dialogante y participativa. Con la irrupción de una antropología posmoderna, los metarrelatos como: el funcionalismo-estructuralismo (Malinowsky,A.R.Radcliffe-Brown), el estructuralismo (Lévis-Strauss), el marxismo (Marvin Harris) y los discursos cristianos o religiosos dejan de ser relatos omnicomprensivos de la realidad social y cultural, dándose paso a la construcción y comprensión particular -y tal vez original- de cada pueblo y cultura. Es el fin de las comprensiones homogeneizantes y se inicia la era de la des-homogeneización del conocimiento y se derrumban los verticalismos autoritarios de la ciencia antropológica. La dinámica histórica ya no se percibe de forma universal, lineal y heroica, como la había presentado la modernidad capitalista. En la nueva comprensión histórica prima la no-linealidad; el espacio, el tiempo y los fenómenos sociales se diversifican, se visibilizan las historias particulares de los excluidos y negados. ¿Las relaciones entre indígenas Eperarâ Siapidaarâ y afrodescendientes de la costa pacífica nariñense, que comparten un mismo territorio son en realidad de amistad, respeto, cooperación igualdad, armonía y unidad; o por el contrario son relaciones tensionantes, hostiles, asimétricas y antagónicas? En nuestra experiencia en el lugar, hemos percibido que las relaciones son aparentemente amistosas, pero igualmente tenemos muestras de que detrás de éstas subyacen relaciones menos amistosas, es decir, que entre los grupos se presentan resistencias, cierta hostilidad y tensión en las relaciones, no obstante la larga permanencia compartiendo el mismo territorio. Sin embargo, esto no ha impedido para que se den intercambios comerciales e influencias culturales que han generado determinados cambios en diversos aspectos de la vida de cada grupo. El antagonismo entre las etnias Eperara Siapidaara y las comunidades afrodescendientes no se expresa abiertamente, pero se manifiesta en expresiones lingüísticas como: “el negro es el diablo”, “los indios son salvajes, incivilizados”. Esta es una manera de concebir al otro, de desvalorizarlo y de no reconocer al otro; pero al mismo tiempo es una manera de reafirmar su propia identidad. 71 Relaciones: ¿Armónicas o Conflictivas? 72 Recientemente las relaciones se han tornado abiertamente tensionantes o peligrosamente conflictivas, con motivo de la delimitación territorial para la constitución de un Resguardo indígena sobre la quebrada Sanquianguita, los afrodescendientes que ocupan territorios cercanos o que tienen sus fincas de trabajo en los límites de dicho lugar se oponen a la constitución del Resguardo, porque según su imaginación fantástica, a ellos los iban a dejar sin tierras. Existe la concepción entre los afrodescendientes de que los indios poseen mucha tierra, esta versión no concuerda con la realidad, por dos razones. La primera, es que los afrodescendientes son la población mayoritaria, y por tanto, la que ocupa la mayor parte del territorio, la segunda, es que los Resguardos constituidos son pequeñas extensiones de territorio, y que los mismos indígenas han planteado ampliar porque son insuficientes para la supervivencia cultural de todas las comunidades Eperara Siapidaara. Cuando la antropóloga delegada del Incora y los indígenas se dirigían al lugar con el topógrafo para medir el territorio, un grupo de hombres de las comunidades afrodescendientes los esperaban con escopetas, garrotes y machetes; y al llegar al lugar los retuvieron (¿secuestro?), les quitaron la lancha y los equipos topográficos. Después de varias horas de detención forzada, fueron liberados por la mediación de la Iglesia y la alcaldía municipal,10 y la diligencia topográfica fue suspendida a raíz de los acontecimientos acaecidos. Este fenómeno como lo llamaran los expertos: “convivencia pacífica, convivencia armónica, no-violencia”... Este es un hecho claramente violento en el cual tienen responsabilidad las instituciones y las organizaciones sociales, pues hay indicios de que las orientaciones de los directivos regionales de las Comunidades Negras, a las organizaciones locales es bloquear cualquier intento de titulación de tierras a las comunidades indígenas. También se sabe que algunos funcionarios de Incora están interesados en crear la confusión y el enfrentamiento; ese mismo día estuvo un funcionario de Incora - venido desde Tumaco - en el asentamiento de los afrodescendientes, diciéndoles que ellos se iban a quedar sin tierras y que ya venían como treinta indios armados a medir y titular toda la tierra incluyendo la de ellos. Los expertos de la región tanto de las instituciones como del movimiento social preveían que iba a pasar esto, nuestras preguntas son: ¿Por qué nunca mostraron interés en propiciar el diálogo y el acercamiento?, ¿Por qué el funcionario del Incora está interesado en qué se produzca este tipo de enfrentamientos armados?, ¿Qué ganancias obtienen al dividir a las comunidades? ¿Será qué quieren que el espacio quede libre, para que puedan entrar con más facilidad todas las instituciones estatales? 10 Cf. ESPINOSA PÉREZ Milton Jairo; Notas de Campo. Olaya Herrera (Bocas de Satinga). Julio 23 de 1997. Las relaciones ahora se perciben más hostiles y son claramente de oposición, de antagonismo, de intransigencia y de intolerancia. Estas manifestaciones de intolerancia de ambas etnias hacen prever que la definición de los límites étnico-territoriales para la titulación colectiva de los territorios de las Comunidades Negras (CN) y la constitución de Resguardos o la demarcación de los existentes estará atravesada por el conflicto. El problema de relaciones interétnicas empieza a vislumbrarse con mayor agudeza a raíz de la nueva Carta Constitucional de 1991 y la aprobación del Artículo Transitorio 55 (AT 55), y la promulgación o reglamentación de la ley 70 de 1993, conocida como la Ley de Negritudes. Antes de 1991, las relaciones se venían deteriorando, porque es la época en la que se empiezan a crear nuevas condiciones políticas y culturales frente al territorio, que la Nueva Carta Constitucional colombiana reconoce, a los afrodescendientes como grupo étnico con derecho al reconocimiento de su cultura y territorio. Obstáculos en la valoración de las relaciones interétnicas Dos serían los obstáculos que les ha impedido a los expertos ver con claridad las relaciones entre afrodescendientes e indígenas Eperarâ Siapidaarâ, y que los ha mantenido atrapados en la fascinación de relaciones armoniosas como pilar fundamental para el mantenimiento de relaciones no-violentas,11 y como mecanismo de resolución de sus conflictos. El primero, es que sus análisis e interpretaciones humanistas se basan en el principio clásico de que las similitudes entre las culturas, la proximidad o cerca11 Wade Peter; Identidad y etnicidad. En: Pacífico. ¿Desarrollo o diversidad? Estado, capital y movimientos sociales en el Pacífico colombiano. Bogotá : Cerec, 1996. Arturo Escobar y Alvaro Pedrosa. “Las relaciones entre los grupos no se caracterizan por la hostilidad o violencia, pero tampoco están libres de tensiones” pág.: 288. El autor hace referencia a las relaciones entre afrodescendientes e indígenas. Pardo Mauricio; Movimientos Sociales y Relaciones interétnicas. En: Pacífico. ¿Desarrollo o diversidad? Estado, capital y movimientos sociales en el Pacífico colombiano. Bogotá: Cerec, 1996. “El carácter de las relaciones interétnicas en el Chocó ha generado cierta discusión. Hay quienes afirman que estas relaciones han sido un catalizador para la desintegración de la sociedad indígena (Cf.Castrillón 1982, Friedemann 1975), y otros las consideran el pilar de una afortunada y peculiar situación de no-violencia entre grupos con diferentes niveles de conflicto (cf. Stipek 1975, Losonczy 1982, Otero 1994).” Página, 309. 73 Con estas legislaciones, realizadas con la consulta participativa de las comunidades negras y sus organizaciones locales, regionales y nacionales, la lucha por la titulación colectiva de sus territorios tradicionales se ha hecho más fuerte y plantea actualmente cuestionamientos a la delimitación territorial de ambos grupos. nía espacial, son aspectos más profundos y significantes, que las diferencias12 que los separan y distancian. Esta forma romántica de interpretar la realidad corresponde a los presupuestos de una antropología moderna, a la que se ha denominado antropología romántica. Postulados que se desvanecen en el aire, y les imposibilita dar cuenta o razón de esta realidad cultural: las relaciones interétnicas. El segundo, es una miopía cultural deliberada, una resistencia personal y colectiva a definir con claridad como las culturas sienten, piensan, actúan e imaginan al otro con respecto así misma. Además hay una represión abierta o velada de ciertos expertos hacia otras miradas, posibilidades, o maneras de abordar las relaciones interétnicas. De alguna manera, la industria maderera en Satinga ha roto la cosmovisión que sobre el territorio tenían las culturas, aunque se percibe que en la cultura afrocolombiana el rompimiento es más radical. Anteriormente, cada cultura tenía establecidas las fronteras territoriales. Cuando no se habían roto las cosmovisiones, cada grupo conocía y sabía lo que le pertenecía a cada uno. 74 Tendencias • Se manifiesta una agresión al territorio, a las culturas y a las gentes, por parte de los grandes inversionistas madereros, de la cual no son conscientes ni los afrocolombianos ni los indígenas. • La industria maderera ha introducido o profundizado los conflictos territoriales entre los dos grupos étnicos allí presentes. La disputa territorial es impulsada por los inversionistas de la madera13 (aserríos, comerciantes), con consentimiento de Corponariño14. • En los diferentes periodos que permanecí en el campo desde 1993 hasta el 2001, pude observar varios procesos de cambios. El primero, en el último período la industria maderera había llegado a su auge y estaba en un ace12 Véase GELLNER Ernest.; CULTURA IDENTIDAD Y POLÍTICA. El nacionalismo y los nuevos cambios sociales. Gedi- sa: Barcelona 1993. Página 179. “Por otro lado, los antropólogos, que pueden pretender que la observación y la documentación de esas diferencias que presentan las visiones de la realidad es parte de su tarea profesional, no siempre están convencidos de que las diferencias son realmente tan profundas o totales.” 13 Cf. Espinosa Pérez Milton. Notas de Campo. (1996). Los trabajadores de la madera (tuqueros o corteros), antes de iniciar el corte de madera, ya están “amarrados” al inversionista maderero, puesto que éste le presta en remesa (alimentos) y/o dinero casi la totalidad que cuesta la casi totalidad de la madera que el tuquero le entregara al inversionista en un determinado tiempo. 14 Cf. Espinosa Pérez Milton. Notas de Campo. (1996). Los inversionistas madereros son los responsables de gestionar y sacar los permisos de explotación de los bosques ante Corponariño. lerado declive. Pues, se pasó de tener 47 aserríos en Bocas de Satinga a 7 aserríos en la última época. • En el período de 2001. Dejo de ser denominada la “capital maderera de Colombia”, para pasar a ser la “capital cocalera del país”. En esta época, el paramilitarismo tenía bajo su control el territorio, tanto de los afrodescendientes como de los indígenas. En los principales ríos como el Satinga y el Sanquianga se ejercía un férreo control armado. En esa época no se podía navegar por los ríos, con cierta libertad y fluidez; teniendo en cuenta que estos eran los únicos medios de transporte para el desplazamiento a los distintos lugares. Todos los lugares estratégicos fueron ocupados por este grupo armado. La movilidad fue controlada totalmente, así como las cabeceras municipales —Bocas de Satinga—. Se ve claramente una autonomía territorial despedazada o dicho de otra manera, los afrodescendientes y los indígenas ejercen una autonomía y un control muy débil sobre su territorio. REFERENCIA BIBLIOGRAFICA Castro Caicedo German. (1994). LA BRUJA. Coca, Política y demonio. Bogotá: Planeta. Páginas, 13-14. C, Geertz, James Clifford y otros. (1996). El surgimiento de la Antropología Posmoderna. Barcelona: Gedisa. De Friedemann Nina S. (1996). Religiosidad y huellas de africanía. Conferencia en la Universidad del Cauca, en: Congreso de cultura afrocolombiana. Espinosa Pérez Milton Jairo (1997). Notas de Campo. Olaya Herrera. 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Quibdó, 23 de Diciembre de 1989. PRINCIPIO DE ACUERDO COMUNIDADES INDIGENAS Y NEGRAS. Periconegro (Santander – Cauca). Agosto 11 de 1997. DOCUMENTO UNIFICADO DE LOS PUEBLOS INDIGENAS DEL PACIFICO PARA LA DEFINICION DE LOS LINEAMIENTOS TERRITORIALES. Periconegro (Santander – Cauca). Agosto 11 de 1997. Acta de Reunión Interétnica Eperarâ Siapidaarâ y Comunidades Negras. Municipio de Olaya Herrera. 10 y 11 de Octubre de 1996. GOMEZ Jorge. Intercambio epistolar. Carta donde habla sobre el Cacicazgo, la Tachi nawe y la geografía mítica. Marzo de 1997.