0B1LLLA.20 8/4/08 16:13 Página 347 Evaluación 20 Fotograma de La Regenta, serie televisiva dirigida por Fernándo Méndez-Leite. En la imagen los actores Carmelo Gómez como Fermín de Pas y Aitana Sánchez-Gijón como Ana Ozores. La caída de Ana Ozores Servanda iba y venía como una estatua en movimiento… y los demás vetustenses no entraban en el caserón de los Ozores después de la muerte de don Víctor. No entraban. Vetusta la noble estaba escandalizada, horrorizada. Unos a otros, con cara de hipócrita compunción, se ocultaban los buenos vetustenses el íntimo placer que les causaba «aquel gran escándalo que era como una novela», algo que interrumpía la monotonía eterna de la ciudad triste. Pero ostensiblemente pocos se alegraban de lo ocurrido. ¡Era un escándalo! ¡Un adulterio descubierto! ¡Un duelo! ¡Un marido, un ex regente de Audiencia, muerto de un pistoletazo en la vejiga! En Vetusta, ni aun en los días de la revolución había habido tiros. No había costado a nadie un cartucho la conquista de los derechos inalienables del hombre. Aquel tiro de Mesía, del que tenía la culpa la Regenta, rompía la tradición pacífica del crimen silencioso, morigerado y precavido. Ya se sabía que muchas damas principales de la Encimada y de la Colonia engañaban o habían engañado o estaban a punto de engañar 1. ¿Cómo reaccionan los habitantes de Vetusta ante la muerte de don Víctor? ¿Cuáles son sus actitudes y sus sentimientos hacia Ana? ¿Qué críticas se observan? 2. Relaciona el pasaje con el contenido general de la novela. 3. Analiza el narrador, su perspectiva y las técnicas narra- a sus respectivos esposos, ¡pero no a tiros! La envidia, que hasta se había disfrazado de admiración, salió a la calle con toda la amarillez de sus carnes. Y resultó que envidiaban en secreto la hermosura y la fama de virtuosa de la Regenta, no solo Visitación Olías de Cuervo y Obdulia Fandiño y la baronesa de la «Deuda Flotante», sino también la gobernadora, y la de Páez y la señora de Carraspique y la de Rianzares, o sea, el Gran Constantino, y las criadas de la marquesa y toda la aristocracia, y toda la clase media y hasta las mujeres del pueblo… y ¡quién lo dijera! la marquesa misma, aquella doña Rufina tan liberal que con tanta magnanimidad se absolvía a sí misma de las «ligerezas» de la juventud… ¡y otras! Hablaban mal de Ana Ozores todas las mujeres de Vetusta y hasta la envidiaban y despellejaban muchos hombres con alma como la de aquellas mujeres. Leopoldo ALAS, CLARÍN La Regenta, Alianza 6. Señala rasgos generales de la novela realista y reconoce los que estén presentes en el texto. 7. Cita las etapas en la novelística de Galdós, explica sus características y menciona sus principales obras. 8. ¿Qué conflictos se desarrollan en Fortunata y Jacinta? Analiza el espacio y el tiempo de la acción y relaciónalos con las intenciones y novelas del autor. tivas empleadas en el texto. 4. Señala las características de la protagonista y sus relaciones con Vetusta. Alude a los otros personajes. 5. Explica los aspectos más relevantes de esta novela: 9. Cita otros escritores y obras del realismo. 10. Escribe una descripción realista de una escena de tu centro escolar: puede ser la entrada a clase o el recreo. tema, estructura, técnicas narrativas. 347 20. La narrativa realista Soluciones de la evaluación 4. 1. Después de la muerte de don Víctor los 5. segundo, con este punto de vista se limita a habitantes de Vetusta no entran en el observar las acciones de los personajes caserón de los Ozores. Abandonan a la («Servanda iba y venía […] y los demás Regenta, condenan su comportamiento y vetustenses no entraban en el caserón de los disfrutan con su caída. Se alegran de que por Ozores. / No entraban…»). Pero a continuafin haya sucedido un escándalo en la ción domina una perspectiva superior con «monotonía de la ciudad triste», aunque son respecto a los hechos, a cuyo relato en pocos los que expresan públicamente su alguna ocasión aporta el narrador sus propias complacencia. Dada su hipocresía y la valoraciones o comentarios exclamativos: envidia que Ana les sigue inspirando, los «Unos y otros, con cara de hipócrita vetustenses optan por manifestarse compunción, se ocultaban los buenos escandalizados y por evidenciar su desprecio vetustenses el íntimo placer que les hacia ella. Nadie le perdona que su adulterio causaba…»; «¡y quien lo dijera!». con Mesía se haya descubierto y que la Las técnicas narrativas empleadas son: muerte de don Víctor en un duelo haya roto Uso del estilo indirecto libre, con el que la tradición de transgredir las normas sin se transmite el discurso de Vetusta y que hacerlo notar. Todos se muestran, así, permite el adelgazamiento de la voz inmisericordes con Ana, satisfechos de que narrativa: «¡Era un escándalo! ¡Un adulteno pueda vérsela ya como a un ser inexpugrio descubierto! ¡Un duelo! ¡Un marido ex nable y de no tener que admirarla. regente de Audiencia, muerto de un pistoletazo en la vejiga!»; «Ya se sabía que 2. Este fragmento se sitúa en el capítulo XXX, el muchas damas principales de la Encimada último de la novela, cuando Álvaro Mesía ha y de la Colonia engañaban o habían huido a Madrid después de matar en un engañado o estaban a punto de engañar a duelo al esposo de la Regenta, una vez sus respectivos esposos, ¡pero no a tiros!». enterado este de la infidelidad de su mujer. Empleo de la ironía, con que el narrador Este hecho supone la culminación de un evidencia el comportamiento hipócrita de asedio que sufre Ana por parte de Vetusta. los vetustenses. Así, a estos los califica de Quienes lo tramaron, en connivencia con don buenos vetustenses y se refiere a la ciudad Álvaro, la critican ahora y la desprecian. En como a Vetusta la noble. Irónico es realidad, han visto cumplido su deseo de también el comentario acerca del carácter «ver el armiño en el lodo», como expresó pacífico de una ciudad que no duda en Visitación en el fragmento del capítulo VIII mostrarse cruel con la Regenta: «En reproducido en la página 345. Si en ese texto Vetusta, ni aun en los días de la revolución se aludía a la buena reputación de la había habido tiros. No había costado a Regenta y a los elogios que recibía, ahora los nadie un cartucho la conquista de los mismos que la admiraban la critican, y aun derechos inalienables del hombre»; «Aquel así siguen envidiando su belleza. tiro […] rompía la tradición pacífica del Asistimos al fracaso de la Regenta en su crimen silencioso, morigerado y precaviintento de hallar el amor ideal en un do». ambiente hostil que acaba destruyéndola. Enumeración acumulativa por medio del Esta derrota es definitiva cuando Ana, polisíndeton, con que se expresa la fuerza enferma y víctima de remordimientos, que le da a Vetusta su capacidad de decide volver a las prácticas religiosas y envidiar: «la envidia […] salió a la calle pedir perdón a don Fermín. Entonces no solo con toda la amarillez de sus carnes». Esas encuentra el rechazo violento del magistral carnes son las de los personajes que se sino que, desmayada por el miedo, siente el mencionan y que, por medio del polisínderepugnante beso del acólito Celedonio ton, parecen caer sobre la Regenta: «Y «sobre la boca», como «el vientre viscoso de resultó que envidiaban en secreto […] no un sapo». solo Visitación Olías de Cuervo y Obdulia 69 Fandiño […] sino también la gobernadora y 3. La historia está contada por un narrador en la de Páez y la señora de Carraspique y la tercera persona omnisciente que adopta de Rianzares […] y las criadas de la una perspectiva externa. Por una parte, en marquesa y toda la aristocracia, y toda la el primer párrafo y en la primera oración del clase media, y […] y ¡quién lo dijera! la marquesa misma […] ¡y otras!». 4. Ana Ozores es una mujer insatisfecha, sumida en sus ensueños, que recuerda su infancia y busca una compensación a sus frustraciones en la lectura, adoptando comportamientos un tanto teatrales en el intento de escapar del aburrimiento que domina Vetusta. Esta se perfila como una ciudad decadente, abotargada, hundida en la modorra y el hastío. En ella todos envidian a la Regenta por su belleza y su virtud, y anhelan derribarla. La novela se nos presenta como el choque o simplemente la reacción y relaciones que se establecen entre los personajes y el medio. Al aburrimiento y la mediocridad que envuelven a Vetusta se une la obsesión lúbrica de la que participan sus habitantes. Se producen adulterios, contactos furtivos, encuentros pecaminosos que se dan en silencio, sin que estalle el escándalo. En este ambiente Ana, casada con un hombre de carácter débil que no puede satisfacer los anhelos eróticos de su mujer, manifiesta su sensualidad primero a través de raptos místicos, para acabar finalmente en los brazos de Mesía. Y es que tanto Fermín del Pas, el magistral, como Álvaro Mesía son dos caracteres fuertes a los que también alcanza el hastío de Vetusta. Fermín está dominado por el afán de poder y, enamorado de Ana, llega a considerarla como una pertenencia. Asustada, Ana le rechaza y, empujada por quienes la rodean, sucumbe al asedio de Mesía, en quien ve a alguien diferente, mejor, debido a los viajes que hace a Madrid. Finalmente, como se ha señalado en las respuestas a las actividades 1 y 2 de este apartado, la envidia triunfa y la Regenta cae. La ciudad entonces no tiene piedad. Las vidas inútiles, vacías, de los vestustenses se revelan como realmente son: degradadas, mezquinas y crueles. 5. Debe consultarse la página 343 del Libro del alumno. para los lectores (tras Vetusta se oculta la ciudad de Oviedo). Presencia de numerosos personajes que representan a grupos sociales. Se mencionan los nombres de muchos habitantes de Vetusta, de diferentes clases sociales, unidos en su desprecio por la Regenta y representativos de la hipocresía y la corrupción que caracterizan la vida social. Un individuo (Ana Ozores) se enfrenta a la sociedad que le rodea y es derrotado por ella. La historia es contada por un narrador omnisciente que adopta una perspectiva externa y superior a la historia, aunque también introduce una perspectiva interna para expresar el pensamiento de Vetusta. Emplea el estilo indirecto libre y emite algunos juicios irónicos. 7. Para responder a esta pregunta deben consultarse las páginas 335-338 del Libro del alumno. 6 8. En Fortunata y Jacinta se desarrolla el conflicto entre el amor y la sociedad. Íntimamente relacionados con él y a su servicio, también se presentan los conflictos entre sociedad y la mujer y entre la clase social acomodada y el pueblo llano. Como en el resto de las novelas contemporáneas, que constituyen la segunda etapa narrativa de Galdós, la acción transcurre en Madrid, especialmente en el centro de la ciudad, pues se pretende retratar la sociedad urbana en sus distintos ambientes: los frecuentados por la alta burguesía, la clase media y el pueblo bajo. La acción se desarrolla entre diciembre de 1869 y 1876, cuando muere Fortunata. Al igual que en otras novelas de esta segunda serie, los acontecimientos históricos se integran en la narración y, con frecuencia, se establecen paralelismos. Así, tras la Gloriosa, Juan Santa Cruz y Fortunata mantienen su primer idilio, que dura poco, pues concluye cuando Juan se casa con Jacinta, coincidiendo con la subida al trono de Amadeo de Saboya, en 1871. El romance se reanuda en 1873, cuando se proclama la Primera República, y en la época de la Restauración borbónica Juan vuelve con Jacinta y Fortunata regresa con su marido, Maxi Rubín. 6. Los rasgos generales de la novela realista están explicados en la página 333 del Libro del alumno y en la respuesta a la actividad 4 de Cuestiones previas. En este fragmento observamos las siguientes: Importancia del lugar donde se desarro- 9. Aparte de los novelistas ya reseñados en la respuesta a la actividad 5 de Cuestiones llan los hechos, que resulta reconocible previas, otros escritores y obras representativos del realismo español son: En el género dramático: el teatro social de Joaquín Dicenta (Juan José, 1895), la alta comedia de Ventura de la Vega (Un hombre de mundo, 1845), Manuel Tamayo y Baus (La bola de nieve, 1856) y José de Echegaray (El gran galeoto, 1881) y el drama histórico de Tamayo y Baus (Locura de amor, 1855). En poesía, Bécquer y Rosalía de Castro publicaron sus obras en la época de apogeo del realismo, pero su sensibilidad se corresponde con el posromanticismo. Más acordes con la estética realista son las obras de Ramón de Campoamor (Pequeños poemas, 1872; Humoradas, 1886) y Núñez de Arce (Gritos de combate, 1875). 10. RESPUESTA LIBRE.