Comparación de jóvenes y ancianos españoles evaluados mediante el Rivermead Behavioural Memory Test RESUMEN El objetivo de este trabajo es comparar las puntuaciones en el funcionamiento de la memoria cotidiana entre jóvenes y ancianos y, comprobar si existen diferencias entre ambos grupos para cada una de las puntuaciones perfil obtenidas en la prueba de memoria. Para ello se compararon en una muestra de 60 jóvenes y 120 ancianos de Valencia (España) la puntuación total y las puntuaciones perfil obtenidas en el Rivermead Behavioural Memory Test, obteniéndose una correlación significativa y negativa entre la edad y la puntuación total prueba de memoria y observándose mayor variabilidad en el grupo de ancianos y puntuaciones inferiores en los diferentes perfiles de puntuación utilizados. Como principal conclusión se reafirma el descenso en el funcionamiento de la memoria cotidiana según aumenta la edad, observándose además las mayores diferencias en las pruebas de recuerdo inmediato de historias, recuerdo diferido de historias y recuerdo de una cita y recuerdo de un nombre. Palabras clave. Evaluación de la memoria. Jóvenes. Memoria cotidiana. Rivermead Behavioural Memory Test. Age associated memory impairment. Vejez. Introducción Existe abundante evidencia empírica que muestra que a medida que envejecemos los procesos mentales son menos eficientes, sobre todo en situaciones novedosas. En este sentido, y desde la psicología cognitiva, se plantean fundamentalmente cuatro hipótesis explicativas de este descenso relacionado con la edad. Una primera hipótesis [1] sugiere que el mecanismo fundamental para explicar la varianza relacionada con la edad es el descenso generalizado en la velocidad de procesamiento con la que se llevan a cabo las operaciones mentales. Así, el rendimiento de las tareas cognitivas se deteriora con la edad, porque las personas mayores llevan a cabo más lentamente los pasos iniciales de las tareas complejas. Un segundo planteamiento [2] afirma que los decrementos con la edad están determinados por la memoria operativa, sobre todo cuando no existe un apoyo ambiental unido a la tarea. Una tercera hipótesis [3] indica que con la edad tenemos más problemas para concentrarnos sobre la información pertinente e inhibir la atención hacia aspectos no relevantes, lo cual tiene como resultado el mantenimiento de información irrelevante en la memoria operativa a expensas de la información pertinente. Finalmente, se han presentado evidencias [4] acerca de que casi toda la varianza relacionada con la edad está mediada por el funcionamiento sensorial ya que éste, como índice general de la arquitectura neurobiológica, es fundamental para el funcionamiento cognitivo. Además, también se ha demostrado [5] que el gradiente de declive tiene una base biológica y no social, lo cual refuerza la idea de que las medidas sensoriales aportan un índice de integridad neuronal que media en el funcionamiento cognitivo. No obstante, no hay que interpretar estos datos como sugerencia de que, por ejemplo, personas con niveles educativos diferentes mostrarán los mismos efectos de envejecimiento, ya que quienes cuentan con mayor formación académica poseen recursos cognitivos superiores, lo cual facilita llevar a cabo tareas cotidianas [6]. Dentro de este marco de pérdidas, es en la memoria donde aparecen los más claros síntomas de disfunción cognitiva [7], especialmente en relación con los acontecimientos recientes, en el retraso en la velocidad de memorización e incapacidad para nuevos aprendizajes y para la evocación de información. En este sentido, debemos tener en cuenta que los estudios en España muestran una prevalencia de la demencia [8] que oscila entre el 5,2% y el 16,3% y en relación al trastorno de la memoria asociado a la edad (AAMI) se informa [9] de una prevalencia del 39,7%. La primera aproximación a la nosología de las alteraciones cognitivas presentes en el envejecimiento fue introducida por Kral [10], acuñando la denominación de “olvido benigno de la senescencia” para designar los trastornos mnésicos frecuentes en los ancianos, caracterizados por la dificultad para recordar nombres, fechas y situaciones de la vida diaria. En 1986, un grupo de investigadores del National Institute of Mental Health, junto con otros centros de investigación, propusieron una terminología y unos criterios diagnósticos para una nueva entidad neuropsicológica denominada trastorno de la memoria asociado a la edad (AAMI) [11]. Así, actualmente el AAMI es el término diagnóstico empleado para un estado clínico caracterizado por un declive de la memoria vinculada con el envejecimiento, en personas con cincuenta o más años de edad, con una sensación subjetiva de pérdida de memoria en relación con su juventud, con evidencia objetiva de trastornos mnésicos valorada mediante un test de memoria y excluyendo la demencia u otra condición médica o psiquiátrica que explique su causa. En relación a estas pérdidas objetivas, existen una serie de aspectos donde las personas mayores tienen mayor número de dificultades. De este modo, en las tareas de memoria operativa aparecen diferencias significativas con un declive asociado al envejecimiento, de manera que las personas mayores tienen problemas en situaciones en que tienen que mantener, manipular e integrar cantidades moderadas de información en cortos periodos de tiempo, dificultades que se acentúan si la tarea implica mantener datos mientras se procesa simultáneamente otra información [12]. También aparecen diferencias cuando tienen que recordar acontecimientos autobiográficos específicos que han sucedido hace relativamente poco tiempo [13], sugiriéndose que estos cambios son debidos a un declive en los recursos atencionales. Un problema asociado a tener en cuenta es que frecuentemente los acontecimientos son impredecibles y peculiares, por lo que no es posible utilizar esquemas o rutinas para codificarlos y recuperarlos. Estas dificultades, mejoran considerablemente en ancianos si se presenta información contextual de apoyo tanto en la codificación como en la recuperación. Otro elemento a tener en cuenta son los fallos para encontrar palabras, que aumentan con la edad [14]; en este sentido se plantea [13] que las diferencias de edad podrían ser debidas a la especificidad de la información que se busca, algo que no ocurre con el conocimiento de hechos que suele ser general. De este modo proponemos como hipótesis de este trabajo comprobar que las puntuaciones en el funcionamiento de la memoria cotidiana en jóvenes son superiores a las de los ancianos, analizado además en qué aspectos de las puntuaciones perfil obtenidas a través de una prueba de memoria existen mayores diferencias entre ambos grupos. Sujetos y método Participantes Los participantes fueron 180 personas de la Comunidad Valenciana (España), divididos en dos grupos: de 18 hasta 30 años y más de 65 años. En relación al primer grupo, estaba compuesto por 60 personas, siendo la media de la edad de 19,85 años, con una SD de 2,9, de éstos un 68,3% eran mujeres y en relación con el total del grupo, un 94,4% tenían estudios secundarios o superiores. El segundo grupo, estaba compuesto por 120 personas de más de 65 años, no institucionalizadas y sin deterioro cognitivo. La media de edad para este grupo fue de 72,1 y la SD de 5,5, siendo un 83,3% mujeres y existiendo un 6,7% que tenían estudios secundarios o superiores, respecto al estado civil el 65,8% estaban casados, un 32,5% viudos y un 1,7% se encontraban en la categoría de otros. La recogida de datos se realizó de manera directa e individual entre septiembre de 2007 y enero de 2008, obteniéndose previamente el consentimiento informado de los participantes en el estudio. El tiempo estimado de aplicación fue aproximadamente de 40 minutos para el grupo de menos de 30 años, y de 70 minutos para el grupo de más de 65 años. Todas las pruebas fueron realizadas por dos entrevistadores. Instrumentos Para la recogida de datos de esta investigación, se utilizó una plantilla con diferentes elementos sociodemográficos así como diferentes instrumentos estandarizados, concretamente para ambos grupos se utilizó la segunda edición del Rivermead Behavioural Memory Test versión A [15], y en el caso del grupo de más de 65 años, se utilizó además el Mini Examen Cognoscitivo [16] para descartar posibles deterioros cognitivos, el Cuestionario de Salud General de Goldberg [17] en su versión de 12 ítems [18], de forma paralela, también se les preguntaba si tenían algún tipo de problema visual o auditivo, para desestimar aquellas personas que pudieran tener una discapacidad física que repercutiese en los resultados. El Rivermead Behavioural Memory Test (RBMT) [15], es una prueba destinada a detectar problemas en el funcionamiento de la memoria en situaciones similares a las de la vida cotidiana. Esta prueba con validez ecológica demostrada en diversos contextos [19], sirve para controlar los cambios en la memoria a lo largo del tiempo, en contraste con otros instrumentos de medida estandarizados que dependen de medidas experimentales, las subescalas de la prueba fueron diseñada de modo análogo a las tareas de la vida cotidiana, reflejando los tipos de situaciones en los se suele experimentar dificultades en su vida diaria [20]. De este modo, consta de 12 ítems: recuerdo de un nombre, recuerdo de un objeto personal, recuerdo de una cita, reconocimiento de dibujos, recuerdo inmediato y demorado de una historia, reconocimiento de rostros, recuerdo inmediato y demorado de un recorrido, recordar dar un mensaje, preguntas de orientación y pregunta de fecha. Cada una de las 12 pruebas de que consta el RBMT se puede corregir con puntuaciones de 0 a 1 para cada ítem (puntuación funcional) o con valores de 0 a 2 (puntuación estandarizada o perfil de puntuación). Se seleccionó para el análisis de la ejecución de la memoria el perfil de puntuaciones, al proporcionar más información que la puntuación funcional, siendo por tanto la puntuación máxima 24. In contrast to many standardized tests which rely on experimental measures, the RBMT subtests are designed as analogues of everyday tasks, reflecting the kinds of situations with which patients typically experience difficulty on a day-to-day basis El Mini Examen Cognoscitivo (MEC) [16] es la versión adaptada y validada en España del Mini-Mental State Examination (MMSE) [21] que fue diseñado con la idea de proporcionar un análisis breve y estandarizado del estado mental y estimar cuantitativamente la existencia y severidad del deterioro cognitivo, no proporcionando un diagnóstico de ninguna entidad nosológica específica. Este instrumento de “screening” de deterioro cognitivo consta de 11 ítems en los que se valoran 8 áreas cognitivas: orientación espacio-temporal, memoria de fijación y reciente, atenciónconcentración y cálculo, lenguaje comprensivo y expresivo, pensamiento abstracto y construcción visoespacial. La puntuación máxima es de 30 puntos, que se obtienen mediante la suma de las puntuaciones de cada ítem. Los sujetos con una puntuación inferior a 23 fueron eliminados del estudio por considerarse según esta prueba la posibilidad de déficit cognitivo. El Cuestionario de Salud General (GHQ) [17] es una prueba diseñada para medir trastornos psiquiátricos no psicóticos ampliamente usada en diferentes contextos. La versión utilizada, de doce ítems [18], es la más reducida de las disponibles, y plantea un modelo bifactorial que responde a los constructos de depresión y ansiedad. Cada uno de los ítems se valora de 1 a 4, pudiéndose obtener tanto una puntuación global, como para cada uno de los factores. Análisis de datos Todos los análisis se han realizado con el paquete estadístico SPSS 15. Se han calculado estadísticos descriptivos y gráficos así como coeficientes de correlación y pruebas t y cuando no se cumplían los supuestos paramétricos, pruebas no paramétricas, realizándose las oportunas correcciones de Bonferroni al interpretar los resultados. Resultados En primer lugar se comprobó si existía algún tipo de relación entre la edad del total de la muestra y el resultado del RBMT, comprobándose que existía una correlación negativa entre ambas variables (r= -,676 p<0,001), lo cual mostraba que existía un descenso importante en el perfil de puntuaciones del RBMT según aumentaba la edad. A continuación se aplicó una prueba t de muestras independientes en función del perfil de puntuaciones del RBMT para ambos grupos de edad. La prueba de Levène fue significativa (F= 40,96, p<0,001), por lo que no se asumieron varianzas iguales. Al aplicar la prueba t se obtuvieron diferencias significativas entre los dos grupos (t= 14,93, p <0,001). Además, el grupo de 18 a 30 años obtuvo una media muy superior (M= 22,33) al grupo de más de 65 años (M= 15,35). Estos resultados confirman el fuerte descenso de la memoria que ya se mostraba en la relación negativa con la edad. El gráfico 1 muestra los diagramas de caja para el total del RBMT en ambos grupos, dándonos información adicional sobre el comportamiento de la variable en ambas muestras. Tal y como se puede observar en el gráfico 1 existe mayor variabilidad en el grupo de personas mayores, abarcando desde las puntuaciones más bajas hasta las más altas, efecto que no se ve en el grupo de jóvenes. Grafico 1. Diagrama de caja y bigotes para la puntuación total del RBMT en ambos grupos de edad. 25,00 Total Rivermead 20,00 15,00 1 10,00 5,00 Hasta 30 Mas de 65 Grupo Adicionalmente a este análisis, se planteó estudiar detalladamente las doce puntuaciones perfil de cada uno de los ítems que componen el RBMT, para detectar aquéllas tareas específicas en las que las diferencias pudieran ser más acusadas. Dado que el perfil de puntuación se valora mediante tres categorías, se optó por realizar la prueba no paramétrica U de Mann-Whitney para comparar ambos grupos. Teniendo en cuenta que supone doce análisis sobre los mismos datos, y con el fin de preservar los niveles de error tipo I, se optó por la corrección de Bonferroni al analizar los resultados. Pese a la corrección de Bonferroni, puede verse en la tabla 1 que en todos los casos, excepto en la pregunta de fecha, las diferencias entre ambos grupos son significativas. Tabla 1. Diferencias entre grupos de edad para cada uno de los ítems del RBMT U de MannW de Z Sig. asintót. Whitney Wilcoxon (bilateral) Recuerdo de un nombre 2405,000 9665,000 -4,236 ,000 Recuerdo de un objeto personal 2569,000 9829,000 -3,546 ,000 Recuerdo de una cita 1500,000 8760,000 -7,369 ,000 Reconocimiento de dibujos 3027,500 10287,500 -3,058 ,002 Recuerdo inmediato de una historia 1106,000 8366,000 -8,179 ,000 Recuerdo demorado de una historia 1037,000 8297,000 -8,468 ,000 Reconocimiento de rostros 2430,000 9690,000 -4,949 ,000 Recuerdo inmediato de recorrido 2033,000 9293,000 -5,555 ,000 Recuerdo demorado de recorrido 2114,000 9374,000 -5,334 ,000 Recordar dar un mensaje 2128,000 9388,000 -5,105 ,000 Preguntas de orientación 2753,000 10013,000 -2,955 ,003 Pregunta de fecha 3598,000 10858,000 -,014 ,989 Para una mejor visualización de las diferencias en los doce perfiles de puntuación, se presenta el gráfico 2. Hay que recordar que en todos los casos las diferencias gráficas se corresponden con diferencias estadísticamente significativas. Sin embargo la gráfica permite ver la magnitud de éstas diferencias. Gráfico 2. Puntuaciones media en los grupos de edad para cada uno de los ítems del RBMT 2,00 1,50 1,00 Hasta 30 Mas de 65 0,50 0,00 RN ROP RC RD RIH RDH RR RIR RDR RM PO PF RN= recuerdo de un nombre; ROP= recuerdo de un objeto personal; RC= recuerdo de una cita; RD= reconocimiento de dibujos; RIH= recuerdo inmediato de una historia; RDH= recuerdo demorado de una historia; RR= reconocimiento de rostros; RIR= recuerdo inmediato de un recorrido; RDR= recuerdo demorado de un recorrido; RM= recordar dar un mensaje; PO= preguntas de orientación; PF= pregunta de fecha. Indicar que tal y como se muestra en la tabla 1 existen diferencias significativas en todas la pruebas excepto en la de pregunta de fecha, efecto que se puede observar en el gráfico 2. En este sentido debemos indicar que previamente a responder el RBMT se aplicó exclusivamente en ancianos la prueba MEC, que tiene un ítem idéntico a la prueba de memoria en el que se pregunta la fecha, lo cual, casi con total seguridad, ha podido producir el efecto de que las puntuaciones medias sean más altas para las personas de más edad. En cualquier caso el efecto sistemático que se puede observar consiste en un peor rendimiento en las personas mayores frente a los jóvenes. Conclusiones Bibliografía 1. Salthouse TA. The processing-speed theory of adult age differences in cognition. Psychological Review 1996;103:403-28. 2. Craik FIM, Byrd M. Aging and cognitive déficits: the role of attentional resources. In: Craik FIM, Trehub S, editors. Aging and cognitive processes. New York: Plenum Press; 1982. p 191-11. 3. Hasher L, Zacks RT. Working memory, comprehensión and aging: a review and a new view. In: Bower GH, editor. The psychological learning and motivation vol2. 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