Presentación del dossier del proyecto REI La antigüedad de la belleza: debates sobre el poder de las imágenes entre los primeros filósofos. por J. F. V. Es un hecho paradójico que de la cultura de la Grecia clásica se hayan conservado menos obras de arte que críticas intelectuales a la práctica artística. La paradoja apenas incluye una exageración pues, en efecto, las obras de la filosofía platónica, y muchas e importantes de las neoplatónicas, han logrado sobrevivir, mientras que no hemos recibido ni un solo ejemplo de pintura griega (todo lo que podemos admirar es el arte de las cerámicas), y la mayoría de las esculturas fueron destruidas o perdieron su integridad. Nuestros museos albergan pocos originales griegos, las estatuas que abarrotan algunas salas son copias romanas, cuyo grado de fidelidad desconocemos, y en su mayoría estaban destinadas a la decoración, y no al culto, como las griegas. Esto último explica también que la primera cristiandad haya hecho tan poco por mantenerlas y tanto por mutilarlas: las estatuas griegas fueron por algún tiempo consideradas ídolos paganos. El arte romano, en esto más secular y gozoso, por no hablar de su menor antigüedad, corrió mejor suerte. Por lo demás, el prestigio de los que hoy llamaríamos artistas visuales no era en Grecia muy alto. Si bien la fama de Fidias, por ejemplo, llegó hasta los textos de la filosofía, los 12 pintores (y todavía más los escultores) eran considerados como personajes sociales menores cuyo estatuto apenas superaba al de los trabajadores manuales con los que tenían tanto en común: el vínculo con la materia y sus inconvenientes. En contraste, los poetas recibieron un trato considerado, a la altura de la sutileza de los medios que su arte empleaba. Esta discriminación se encuentra también en el mayor ataque escrito contra el arte que nos haya legado la Grecia antigua: el libro (o capítulo) X de República, una de las obras centrales de Platón. Las artes visuales reciben allí un tratamiento más drástico que las poéticas. Sin embargo, como explica Ivana Costa en su contribución a este dossier, la actitud de Platón resultó mucho más compleja, y por ello mismo estéticamente interesante y estimulante, que lo que unas interpretaciones demasiado interesadas o literales permitirían apreciar. Se supone que un idealista como Platón no podía tener en alta estima los productos materiales del arte, ni valorar la competencia técnica de los artistas, tan alejados para él de la sabiduría de los filósofos. Sin embargo, esta visión puede ser demasiado esquemática. Plotino está considerado como el mayor seguidor de Platón, e iniciador del “neoplatonismo” que los sobrevivió al menos doscientos años, pero su momento histórico ya no era el de la época clásica (siglos V y IV A.C.), sino uno bien distinto: el de los primeros tiempos de nuestra era. Nació en Egipto en el siglo III y buscó en Roma el ámbito propicio para desarrollar su pensamiento, aunque su lengua siguió siendo la griega. Plotino hace una peculiar defensa de la belleza física sin renunciar a su idealismo filosófico esencial, como explica Pablo Maurette en su análisis del filósofo. En otra contribución, Ezequiel Ludueña traza un amplio arco temporal para mostrar de qué modo específico una visión neoplatónica impactó tanto en una figura del Renacimiento como Miguel Ángel como en el método de un director teatral contemporáneo, el del polaco Jerzy Grotowski. La vitalidad del platonismo, y su capacidad para movilizar y enriquecer las energías del arte antes que reprimirlas o despreciarlas (según una opinión habitual), son los temas centrales de todos estos artículos. Sus autores nos ofrecen algunas versiones de primera mano de las fuentes griegas y comparten su amplia familiaridad en el tratamiento de las interpretaciones teóricas y las reacciones culturales que las posi- Para una presentación de los objetivos del proyecto REI véase: ramona, revista de artes visuales (Buenos Aires), Nº 61, junio de 2006. La colección de la revista ciones filosóficas que estudian han suscitado a través de los siglos. Un caso sorprendente de la actualidad del neoplatonism o es el artículo del por entonces cardenal y hoy Papa Benedicto XVI con el que se cierra este dossier. En su presentación al texto, Maurette pone de relieve los vínculos del pensamiento papal con la filosofía neoplatónica . En el trabajo de Ratzinger, señala Maurette, “El tema es griego por excelencia : la belleza”, pero la intención no es sólo, o ni siquiera principalmente, estética (precisament e como sucedía con los pensadores griegos), sino de un alcance mucho mayor. Atañe a la relación entre razón y fe, entre filosofía y creencia. Este tema también es griego: la metafísica. Este dossier busca enriquecer una curiosidad teórica por el arte, sea éste antiguo o contemporáneo. Las aproximaciones estéticas –las de nuestra época tanto como las de la tradición a las que este dossier se consagra– tienen como objetivo ampliar horizontes para comprender lo que tenemos ante los ojos. se encuentra ahora disponible en la página de Internet de ramona semanal: www.ramona.org.ar. Integran el PROYECTO R.E.I. (RAMONA ESTÉTICA INTEGRAL): Luciana Olmedo-Wehitt, Julieta Regazzoni y José Fernández Vega. 13