PUEBLA 30 AÑOS LA JUVENTUD ES PRIORITARIA PARA LA IGLESIA HOY? Los Obispos latinoamericanos hicieron una opción preferencial por los jóvenes hace 30 años en Puebla. Esta opción sigue vigente hoy? Ese es el interrogante que trata de responder el Padre Alexis Rodríguez, sacerdote de Costa Rica, actualmente Secretario Ejecutivo del Departamento de Vocaciones del CELAM. Si algo caracteriza el aporte que la Tercera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (Puebla, 1979) ha dado a la Iglesia del continente es sus Opciones Preferenciales por los pobres (P 1134 – 1165) y por los jóvenes (P 1166 – 1205). Ambas han producido mares de tinta y un universo de gigabytes de información. Dilucidar en unas pocas páginas si la reflexión producida, tanto durante la conferencia como en los años posteriores, sigue siendo vigente hoy día, es una tarea de imposible. Esto equivaldría a sintetizar el recorrido histórico del pueblo católico que peregrina en América Latina y El Caribe y su impacto en la sociedad desde los setentas hasta nuestros, dando especial énfasis al acontecimiento de la Quinta Conferencia (Aparecida, 2007) y al proceso de Misión Continental que con ella se revitaliza. Por tanto este comentario tiene una pretensión limitada, a saber: indicar, sin profundizar, una serie de elementos, entresacados entre muchos otros posibles, que señalen si el pensamiento de Puebla sobre los jóvenes sigue siendo válido para nuestros pueblos 30 años después. Los jóvenes, protagonistas insustituibles de la misión de la Iglesia En primer lugar valga recordar que el Santo Padre Juan Pablo II anotó en su discurso inaugural en Puebla tres prioridades pastorales: la familia, la juventud y la pastoral vocacional 1. El tema específico de la opción preferencial por los jóvenes (OPJ) se ubica en el capítulo dos de la Cuarta Parte del documento Iglesia Misionera al Servicio de la Evangelización en América Latina (P 1166-1205). Estos dos datos, de por sí, ya señalan una profunda vigencia y actualidad del pensamiento de Puebla: los jóvenes son verdaderos e insustituibles protagonistas de la misión de la Iglesia, hoy y siempre. Se podría cuestionar, no obstante, si en la Reflexión teológica sobre la familia (P. 582-616) hubiese sido conveniente introducir el tema juvenil, enmarcándolo en su sistema familiar como posible lugar natural de interpretación y como fortaleza para la pastoral de conjunto, para retomarlo luego, tal como lo hace, en el 1173. Pero se ubique donde se ubique el tema juvenil en el documento, la verdad es que siempre estará localizado en el corazón de la Iglesia y en sus prioridades pastorales. Metodología válida para animar los procesos de educación en la fe de la juventud. Por otra parte, el aspecto metodológico en Puebla también es destacable. Puebla sigue en toda su reflexión el método Ver-Juzgar-Actuar. En el caso específico de los jóvenes habla de situación de la juventud (P. 1167-1181), criterios pastorales (P. 1182-1185) y opciones pastorales (1186-1205). La Cuarta Conferencia (Santo Domingo, 1992), por el contrario, opta por una metodología diversa para el análisis general de la realidad, a la vez que conserva un trabajo con jóvenes que promueva el protagonismo a través de la metodología del ver, juzgar, actuar, revisar y celebrar (SD 119). Hoy día, Aparecida vuelve a rescatar toda la riqueza histórica y pastoral del V-J-A, al decir que: en continuidad con las anteriores Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, este documento hace uso del método ver, juzgar y actuar. Este método implica contemplar a Dios con los ojos de la fe a través de su Palabra revelada y el contacto vivificante de los Sacramentos, a fin de que, en la vida cotidiana, veamos la realidad que nos circunda a la luz de su providencia, la juzguemos según Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, y actuemos desde la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo y Sacramento universal de salvación, en la propagación del reino de Dios, que se siembra en esta tierra y que fructifica plenamente en el Cielo (DA 19) La metodología pastoral usada en Puebla adquiera gran actualidad y vitalidad para el trabajo específico con los jóvenes, los pastores en Aparecida han recuperado parte fundamental del patrimonio pastoral de nuestra Iglesia y han vuelto a optar por un camino por el que el Espíritu ha guiado nuestra reflexión. Por tanto la metodología V-J-A sigue siendo vigente y válida para animar los procesos de educación en la fe de la juventud. La Cultura o las culturas y la Juventud Al analizar la situación de la juventud (P 1167-1181), este capítulo, señala una serie de aspectos que han sufrido hondas transformaciones con el paso de 30 años, especialmente porque lo que para P. era sólo una cultura universal adveniente (P 421 ss.) es hoy el intento de imponer una cultura homogenizada en todos los sectores (DA 46) o una cultura globalizada (DA 57). Esta relación entre cultura y juventud plantea que cualquier análisis que se haga sobre el contexto de un grupo humano necesariamente ha de variar significativamente con el paso del tiempo. No en balde Aparecida afirma que las nuevas generaciones son las más afectadas por esta cultura del consumo en sus aspiraciones personales profundas. Crecen en la lógica del individualismo pragmático y narcisista, que suscita en ellas mundos imaginarios especiales de libertad e igualdad. Afirman el presente porque el pasado perdió relevancia ante tantas exclusiones sociales, políticas y económicas. Para ellos, el futuro es incierto. Asimismo, participan de la lógica de la vida como espectáculo, considerando el cuerpo como punto de referencia de su realidad presente. Tienen una nueva adicción por las sensaciones y crecen, en una gran mayoría, sin referencia a los valores e instancias religiosas. En medio de la realidad de cambio cultural, emergen nuevos sujetos, con nuevos estilos de vida, maneras de pensar, de sentir, de percibir y con nuevas formas de relacionarse. Son productores y actores de la nueva cultura (DA 51) Otra afirmación en la misma línea dice que los jóvenes son víctimas de la influencia negativa de la cultura postmoderna (DA 318). En fin, aunque el análisis que Puebla hace de la situación de la juventud es muy atinado para su tiempo y posee intuiciones maravillosas que no pierden su vigencia 30 años después, tales como: la juventud como actitud ante la vida (P. 1167), la juventud como dinamizadora del cuerpo social (P. 1170), la juventud manipulada en el campo político y en el uso del tiempo libre (P. 1172) y las diversas maneras que los jóvenes tienen de ver a la Iglesia (P. 1179); es un hecho que la situación de la juventud se ha transfigurado y enfrenta situaciones que ni siquiera eran imaginadas en 1979. Entre estas transformaciones se pueden señalar, a modo de ejemplo, dos: por un lado, como ya se indicó, lo referente al ámbito socio-cultural (quién hubiera tomado en serio hace 30 años una predicción sobre la crisis de los modelos económicos dominantes y de los mega-relatos que daban sentido a la sociedad de ese momento como lo hemos visto en nuestros tiempos) y, por otro, todo lo que tiene que ver con la tecnología y las comunicaciones (internet, el coreo electrónico, los teléfonos celulares, los mensajes de texto, la realidad virtual, youtube, facebook, sólo por mencionar algunos). El trabajo pastoral hoy no debe responder a las necesidades y cuestionamientos de la juventud de 1979 sino a la del 2009, la cual está inmersa en una trama socio-económica y cultural tan compleja que probablemente nadie podría declararse experto en esta materia, a lo sumo la experiencia y el estudio podrían permitir conocer algunas de las muchas culturas juveniles y tribus urbanas que nos rodean. El reto de anunciar a Jesús en el lenguaje de los jóvenes Lo referente a los criterios pastorales enumerados por Puebla (1182-1185) es de riqueza insustituible. Los pastores del momento respondieron a la situación de la juventud con tres criterios de verdad enunciados por Juan Pablo II en su discurso inaugural: la verdad sobre Jesucristo, sobre la misión de la Iglesia y sobre el ser humano. El encuentro que Jesucristo vivo, dentro del lugar de comunión y participación que es la Iglesia, propicia el cambio personal y la transformación de las estructuras sociales para construir la nueva comunidad latinoamericana y universal. Este pensamiento sigue siendo actual. La misma idea se repite en términos muy similares cuando Aparecida afirma que como discípulos misioneros, las nuevas generaciones están llamadas a transmitir a sus hermanos jóvenes sin distinción alguna, la corriente de vida que viene de Cristo, y a compartirla en comunidad construyendo la Iglesia y la sociedad (DA443). El reto de anunciar a Jesús en lenguajes y formas cercanas a las culturas juveniles para que las muchachas y muchachos tengan un encuentro personal con Él y se conviertan en constructores de una sociedad más justa, fraterna y humana sigue tan vigente hoy como hace 30 años, porque Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos (Hb. 13,8). Al referirse a las opciones pastorales (P 1186 – 1205) Puebla señala aspectos como la opción vocacional de los jóvenes (P 1187), la construcción de la civilización del amor (P 1188), la integración de los procesos juveniles en la pastoral de conjunto (P 1189), los movimientos juveniles (P 1190) y todo lo referente a la formación y participación de la juventud para que se inserten en la Iglesia y sean edificadores de la nueva sociedad (P 1192 ss.). Estos elementos son sintetizados en la expresión Opción Preferencial por los Jóvenes. Aparecida y los jóvenes Me parece que algunos se cuestionan si esta opción sigue siendo real hoy, hay quienes sostienen que Aparecida reafirmó la opción por los pobres con gran fortaleza (por ejemplo DA 128, 397, 398 y 399) pero que en el tema de juventud (especialmente en los números 442 al 446) no le da tanta fuerza a la OPJ y sólo la retoma de paso al afirmar dentro de las líneas de acción que se sugiere renovar, en estrecha unión con la familia, de manera eficaz y realista, la opción preferencial por los jóvenes, en continuidad con las Conferencias Generales anteriores, dando nuevo impulso a la Pastoral de Juventud en las comunidades eclesiales (DA 446 a). No estoy de acuerdo con esta visión. En primer lugar la Iglesia latinoamericana ha renovado con fuerza esta opción en el número anteriormente citado y, en segundo lugar, el Papa Juan Pablo II “universalizó” dicha opción, cuando dijo, al referirse a la Jornada Mundial de la Juventud de 1987 en Buenos Aires: No deja de ser significativo que, esta vez, la Jornada tenga su lugar central de celebración en tierras latinoamericanas, pobladas mayoritariamente por jóvenes, que son los animadores y futuros protagonistas del llamado “continente de la esperanza”. La Iglesia latinoamericana, proclamó en Puebla de los Ángeles (México) su “opción preferencial por los jóvenes” y se dispone a una “nueva evangelización” para rejuvenecer las raíces, la tradición, la cultura cristiana de sus pueblos, a las puertas ya del “medio milenio” de su primera evangelización. Pero nuestra mirada se alarga a los cuatro puntos cardinales y nuestra palabra quiere convocar a todos los jóvenes y las jóvenes del Norte y del Sur, del Este y del Oeste, que serán los hombres y mujeres del 2000 y a quienes la Iglesia reconoce y acoge con esperanza2. Considero que el tema no es si teóricamente el pensamiento de Puebla sigue siendo vigente hoy, a ese respecto espero que exista cierto consenso en que la OPJ sigue teniendo hoy tanta validez como hace treinta años. Más bien la interrogante que me asalta es qué tanto la hemos asumido en nuestros proyectos pastorales, cómo la hemos convertido en un eje de la acción eclesial con los y las jóvenes, cómo ha marcado nuestra espiritualidad y cómo la hemos trasmitido a los muchachos con nuestras acciones concretas. En ocasiones tengo la impresión que, para algunos, la OPJ es un mero slogan. Le pido a Dios que asumamos una profunda conversión personal y pastoral, que permita hacer realidad dentro del campo de la pastoral juvenil, lo que el espíritu nos dice en Aparecida y que puede ser sintetizado en la siguiente afirmación: esta firme decisión misionera debe impregnar todas las estructuras eclesiales y todos los planes pastorales de diócesis, parroquias, comunidades religiosas, movimientos y de cualquier institución de la Iglesia. Ninguna comunidad debe excusarse de entrar decididamente, con todas sus fuerzas, en los procesos constantes de renovación misionera, y de abandonar las estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de la fe (DA 365). En conclusión, para mí, el pensamiento de Puebla sigue hoy vigente y saludable y representa una invitación a todos los agentes de la Iglesia a buscar nuevos caminos para vivir de manera afectiva y efectiva la opción preferencial por los jóvenes renovada en Aparecida. 1 Cf. Discurso Inaugural IV, AAS LXXI p. 204 2 Vaticano, 30 de noviembre de 1986. Primer Domingo de Adviento Alexis Rodríguez Vargas, Pbro. Máster en Psicología con énfasis en terapia de familia. Licenciado en Psicología. Bachiller en Teología. Secretario Ejecutivo de DEVYM-OSLAM, CELAM OBSERVATORIO PASTORAL – CELAM Teléfonos (57-1) 6711124/6670110/20 Ext.231 /219 Correo electrónico: [email protected] web site http://www.celam.org 2009