TEMA 4.- EL FASCISMO: CARACTERÍSTICAS COMUNES Nacionalismo radical, agresivo, expansionista y militarista. Defensa de un Estado todopoderoso, por encima de los individuos como aparato de control de todos los aspectos de la vida del ser humano. Existencia de un partido único y eliminación de todos los demás. CARACTERÍSTICAS COMUNES Elevación del Líder a la categoría de Jefe que nunca se equivoca y a quien se obedece ciegamente: será el Duce en Italia, el Fhürer en Alemania y el Caudillo en España. Fanatismo, dogmatismo (posesión de la verdad) e irracionalismo, que no admite la discusión libre de ideas, sino el enfrentamiento violento y la represión de quien no piense como ellos. Anticomunismo violento. Xenofobia y racismo, especialmente en Alemania, en contra de las razas que consideraban inferiores (judíos, gitanos, etc.). La raza superior era, para ellos, la aria. Antifeminismo: para los nazis el objetivo de la mujer ideal eran los niños, la cocina y la Iglesia. TEMA 4.- EL FASCISMO: EL FASCISMO ITALIANO El fin de la Gran Guerra dejó en Italia graves secuelas humanas y económicas: murieron 700000 hombres, muchas industrias quedaron inutilizadas, y la elevada deuda exterior provocó un aumento de la inflación. ITALIA EN LA POSGUERRA Asimismo, los acuerdos de paz supusieron una gran decepción ya que los aliados no otorgaron a Italia una serie de territorios vecinos que reivindicaba como propios (Fiume y Dalmacia). A esta situación se sumó la inestabilidad política: los gobiernos de la monarquía de Víctor Manuel III no conseguían una mayoría suficiente y entre los años 1919 y 1922 se sucedieron cinco ejecutivos diferentes. Por otro lado, la crisis económica generó una fuerte tensión social. En el Norte de Italia se desarrolló un movimiento huelguístico que, a menudo, presentó objetivos revolucionarios. Todos estos movimientos fueron reprimidos, pero el miedo al estallido de una revolución social como la ocurrida en Rusia empezó a preocupar a las clases más conservadoras. La situación económica desastrosa tras la Primera Guerra Mundial (paro, inflación carestía de precios, etc.) dieron fuerza a grupos violentos que acusaron al viejo Estado liberal de no poder solucionar estos problemas. EL ASCENSO DEL FASCISMO Estos grupos de “insatisfechos” se organizaron en “fascios de combate” dirigidos por un antiguo militante socialista y periodista llamado Benito Mussolini y se lanzaron a la conquista del poder. Habían de apoyarle grupos de terratenientes, amplios sectores de la burguesía y militares descontentos. Estos grupos, temerosos del incremento de los comunistas en el país, presentaron al rey Víctor Manuel III la propuesta de que sólo un régimen fascista podría salvar al Estado. Tras la llamada “marcha sobre Roma” (1922), Mussolini recibe el encargo del rey de formar un gobierno que, poco a poco, irá desmontando todos los mecanismos democráticos hasta convertirse en un Estado fascista. Será un Estado todopoderoso, que controla todas las organizaciones sociales de funcionarios y obreros, sostenido por un partido único (Partido Nacional Fascista) y con un líder indiscutible: el Duce. Mussolini convirtió el sistema político italiano en una dictadura en dos fases sucesivas: Entre 1922 y 1924 desarrolló un proceso de restricción de las libertades y de persecución de sus adversarios (socialistas, comunistas y democratacristianos), pero mantuvo la ficción de un régimen parlamentario. Tras las elecciones de 1924, ganadas por la coalición de Mussolini gracias a la violencia ejercida contra sus oponentes, anunció la instauración de un régimen autoritario. LA DICTADURA DEL FASCISMO El nuevo régimen fascista rechazaba la democracia y el marxismo y defendía un Estado totalitario organizado por el Partido Fascista y en el que Mussolini gozaba de plenos poderes. Los partidos políticos fueron ¡legalizados, y sus líderes, perseguidos y encarcelados. Las huelgas fueron prohibidas, y los sindicatos, sustituidos por un sistema de corporaciones por oficios. Las elecciones fueron suprimidas y el Parlamento fue sustituido por la Cámara de los Fasci y de las Corporaciones. El Estado ejercía un fuerte control de la sociedad a través del partido, que dirigía la vida social y dominaba los medios de comunicación. También controlaba la economía y defendía una política económica autárquica que aspiraba a la autosuficiencia económica. Mussolini prometió la creación de un Imperio italiano que, a semejanza del antiguo Imperio romano, controlaría el Mediterráneo. Con este objetivo, en 1935 invadió Etiopía para ampliar las colonias italianas en el Norte de África. TEMA 4.- EL FASCISMO: EL NAZISMO ALEMÁN LA REPÚBLICA DE WEIMAR EL NAZISMO AL PODER Al finalizar la Primera Guerra Mundial en 1918, el régimen Imperial o Segundo Reich fue eliminado y sustituido por la República de Weimar, democrática, que encontró la oposición de los partidos de izquierda (comunistas y socialistas) y partidos de extrema derecha, que contaban con el apoyo de la burguesía y las clases medias temerosas de que los comunistas alcanzasen el poder. El más importante de estos grupos fue el Partido Obrero Alemán (DAP). Adolf Hitler, acabada la guerra, ingresó en el Partido Obrero Alemán en 1919 rebautizándolo como Partido Obrero Nacionalsocialista Alemán o Partido nazi. En 1923, este partido intentó hacerse con el poder mediante un golpe de Estado contra la República de Weimar (“pucht de la cervecería de Munich). El fracaso del golpe le llevó a la cárcel junto con otros de sus correligionarios, donde escribió su libro: “Mi Lucha” (Mein Kamp). Tras su salida de la cárcel reorganiza Hitler su partido con miras a la conquista del poder usando un doble camino: por un lado la vía de las urnas, presentándose a las elecciones, y por otro, la ayuda de sus partidos agrupados paramilitarmente (las Secciones de Asalto o SA y las Secciones de Protección al Fhürer o SS), que le van allanado el camino y eliminando a la oposición. En 1934, los nazis transformaron Alemania en una dictadura. El Partido Nazi monopolizó todo el poder mientras se prohibían todos los partidos y sindicatos, se clausuraba el Parlamento y se suprimían las elecciones y las libertades individuales. Además, todos los trabajadores fueron obligados a afiliarse al Frente Alemán del Trabajo, el único sindicato permitido. EL TOTALITARISMO NAZI Alemania se convirtió en un Estado policial que impuso un régimen de terror. Unos nuevos cuerpos policiales (las SS y la GESTAPO) se encargaron de perseguir a toda la oposición. A partir de 1933, se crearon los campos de concentración para recluir a los opositores y enemigos del Reich. Además, la Administración pública fue depurada con una ley que autorizaba el despido por razones políticas y raciales, a la vez que la judicatura quedó sometida a la voluntad del partido. Desde el punto de vista social, el Estado nazi aspiraba a una total cohesión de la sociedad alemana, basada en la superioridad de la raza aria y la ideología nacionalsocialista. El sistema educativo, la cultura y el arte debían seguir las consignas nazis, por lo que muchos artistas e intelectuales fueron perseguidos. También se censuró toda la producción literaria y artística. EL III REICH ALEMÁN LA HOMOGENEIZACIÓN SOCIAL El mantenimiento de la pureza racial de la sociedad alemana comportó la persecución de los judíos. En 1933 se promulgó el boicot a los negocios judíos y en 1935 se dictaron las Leyes de Núremberg, que impedían los matrimonios mixtos y excluían a los judíos de la ciudadanía alemana. El nazismo otorgaba a la mujer un papel social muy marginal, limitado a las llamadas tres "K": Kinder, Kirche, Küche (hijos, iglesia, cocina). Para asegurar el adoctrinamiento de los jóvenes arios, se crearon las Juventudes Hitlerianas, que se encargaban de orientar el ocio y la educación de los jóvenes. El Estado nacionalsocialista planteó un proyecto expansionista que uniese a todos los alemanes en un único Estado y dominase nuevos territorios que asegurarían el sustento de la población alemana (espacio vital). Con ese fin se diseñó una política económica que preparara sus proyectos expansionistas y militaristas. AUTARQUÍA Y DESARME El III Reich se propuso un relanzamiento económico que preparase a Alemania para la guerra. El Estado ejerció un fuerte dirigismo económico, cuyo objetivo era conseguir la autarquía económica (producir dentro de un país todo lo necesario). Así se dio prioridad a la industria de armamento. Para frenar la inflación y el paro se ejerció un fuerte control sobre los precios y los salarios y se llevó a cabo un programa de obras públicas. Las ambiciones expansionistas necesitaban también un ejército poderoso y Hitler inició una política militarista con la creación de un nuevo ejército, la Wehrmacht, y de una aviación moderna, la Luftwaffe. Con una economía orientada hacia la guerra y un fuerte ejército, Hitler se sintió preparado para lanzarse a la construcción de un gran imperio. El camino hacia la Segunda Guerra Mundial estaba preparado.