(Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. 2006; 53: 31-41) REVISIÓN Fundamentos del rechazo a la transfusión sanguínea por los Testigos de Jehová. Aspectos ético-legales y consideraciones anestésicas en su tratamiento A. Pérez Ferrer*, E. Gredilla*, J. de Vicente*, J. García Fernández*, F. Reinoso Barbero* Servicio de Anestesiología y Reanimación. Hospital Universitario Infantil La Paz. Madrid. Resumen Uno de los conflictos asistenciales que la medicina actual afronta, consecuencia de la pluralidad ideológica y religiosa de nuestra sociedad, es el rechazo a la transfusión de sangre y derivados sanguíneos por los Testigos de Jehová a causa de sus creencias religiosas. El tratamiento perioperatorio de estos pacientes supone un reto para anestesiólogos y cirujanos, tanto desde el punto de vista técnico y científico, como ético y legal. Revisamos los fundamentos del rechazo a la transfusión sanguínea por los Testigos de Jehová, así como los aspectos éticos, legales y consideraciones anestésicas en su tratamiento Para ello hemos revisado la literatura médica existente hasta agosto de 2005 mediante búsqueda en MEDLINE, utilizando los términos de búsqueda "Jehovah’s Witnesses, anaesthesia, legislation and jurisprudence, ethics, blood transfusion, alternatives, anaemia, erythropoietin, trigger, critical care". Para cubrir los aspectos éticos y legales se ha revisado la legislación vigente en España y en otros países de nuestro entorno. Palabras clave: Testigos de Jehová. Ética. Legislación y jurisprudencia. Anestesia. Transfusión sanguínea. Jehovah's Witnesses refusal of blood: religious, legal and ethical aspects and considerations for anesthetic management Summary The refusal of Jehovah's Witnesses to agree to blood or blood product transfusion based on religious beliefs is one of the most challenging conflictive issues health care givers have to face today. Such conflict is a by product of the ideological and religious diversity in society today. The perioperative care of such patients constitutes a genuine challenge for anesthesiologists and surgeons from technical, scientific, ethical, and legal perspectives. We review the reasons why Jehovah's Witnesses refuse transfusion and discuss the ethical, legal, and anesthetic aspects of their care. The literature up to August 2005 was reviewed by MEDLINE search. The following search terms were used: Jehovah's Witnesses, anesthesia (and anaesthesia), legislation and jurisprudence, ethics, blood transfusion, alternatives, anemia (and anaemia), erythropoietin, trigger, and critical care. To further cover ethical and legal aspects, we reviewed current laws in Spain and similar practice settings. Key words: Jehovah's Witnesses. Ethics. Legislation and jurisprudence. Anesthesia. Blood transfusion. Introducción La asistencia médica a los pacientes Testigos de Jehová (TJ) en situaciones que potencialmente pue*Médico Adjunto. Correspondencia: Antonio Pérez Ferrer Servicio de Anestesiología y Reanimación. Hospital Infantil La Paz. Paseo de la Castellana, 261. 28046 Madrid. E-mail: [email protected] Aceptado para su publicación en septiembre de 2005. 37 den requerir la transfusión de hemoderivados, como la cirugía, puede resultar conflictiva. Además de plantear un reto desde el punto de vista técnico y científico a anestesiólogos y cirujanos que han de buscar alternativas a la transfusión sanguínea, enfrenta las creencias, valores y derechos de médicos y pacientes, creando en ocasiones situaciones donde el conflicto ético y legal que se produce puede llegar a repercutir negativamente en el cuidado del paciente. Revisamos los fundamentos del rechazo a la transfusión sanguínea por los TJ, sus implicaciones éticas, legales y las consideraciones anestésicas en su tratamiento. 31 Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 53, Núm. 1, 2006 Método Revisión de la literatura médica existente hasta agosto de 2005 mediante búsqueda en MEDLINE1, utilizando los términos de búsqueda "Jehovah’s Witnesses, anaesthesia, legislation and jurisprudence, ethics, blood transfusion, alternatives, anaemia, erythropoietin, trigger, critical care". Se obtuvieron referencias adicionales en la bibliografía de los artículos encontrados. También se ha consultado la biblioteca Cochrane2. La mayor parte de las referencias encontradas respecto a los testigos de Jehová son casos clínicos, series de casos, algún ensayo clínico y revisiones. No se han encontrado ensayos clínicos randomizados ni meta-análisis, salvo en lo referente a las alternativas a la transfusión sanguínea y el umbral transfusional. Debido a los diferentes aspectos de la asistencia a los TJ abordados ha sido necesaria también la revisión de protocolos de sociedades de anestesiólogos y cirujanos de otros países (Gran Bretaña e Irlanda3, Inglaterra4), así como de comités de ética de hospitales españoles y extranjeros. Para cubrir los aspectos legales se ha revisado la legislación vigente en España y en algunos países de nuestro entorno, así como sentencias judiciales referentes a este tema tanto del Tribunal Supremo (TS) y Constitucional (TC), como de juzgados de primera instancia e instrucción y audiencias provinciales. Para conocer con exactitud los fundamentos al rechazo de la transfusión por los TJ se ha pedido información al Servicio de Información sobre Hospitales de los TJ5-7. Para conocer la postura de los médicos se ha analizado el Código de Deontología Médica y se ha contactado mediante correo electrónico con representantes de la Organización Médica Colegial. Fundamentos del rechazo a la transfusión sanguínea por los testigos de Jehová La doctrina de los TJ tiene la consideración legal de religión, reconocida en el ordenamiento jurídico español. Su origen se remonta a principios de la década de 1870 cuando Charles Rusell fundó un círculo de estudio de la Biblia en un suburbio de Pittsburg, Pensilvania5. De aquel grupo de personas surgieron congregaciones que se extendieron a los estados vecinos y posteriormente a otros países. En la actualidad hay unos seis millones de TJ en más de 230 países (unos cien mil en España)8. Su negativa a aceptar la transfusión de sangre se basa en una interpretación estricta de varios pasajes bíblicos: En Génesis 9: 3-4, Dios prohíbe la ingesta de sangre a Noé y sus hijos tras el diluvio universal "…sólo carne con su alma –su sangre– no deben 32 comer". Unos 850 años después, dicha prohibición se repite en la ley mosaica dada a Moisés: "por eso he dicho a los hijos de Israel: ninguna alma de ustedes debe comer sangre, y ningún residente forastero que esté residiendo como forastero en medio de ustedes debe comer sangre" (Levítico 17: 10-16), "la sangre es la vida; así que no deben comer la vida junto con la carne. Lo que deben hacer es derramarla en la tierra como agua. No la coman y les irá bien a ustedes y a sus hijos por hacer lo recto" (Deuteronomio 12: 2325). En el siglo I, 16 años tras la muerte de Jesucristo se celebró un concilio del cuerpo gobernante cristiano que incluyó a los apóstoles. Se decidió que los cristianos no tenían que observar el código dado a Moisés, pero debían seguir absteniéndose del consumo de sangre: "que se guarden de lo sacrificado a los ídolos así como también de la sangre y de lo estrangulado y de la fornicación" (Hechos 15: 20, 28 y 29). Los TJ consideran que la prohibición del consumo de sangre no es una simple restricción dietética sino un serio requisito moral, y que es aplicable tanto a la vía oral como a la intravenosa o cualquier otra, y se extiende al uso de derivados sanguíneos y sangre que haya sido separada del cuerpo durante un periodo de tiempo9,10. Aspectos éticos La atención médica a los TJ en situaciones que puedan requerir transfusión sanguínea crea en ocasiones conflicto entre sus valores y los de los profesionales que los atienden. El rechazo a la transfusión sanguínea enfrenta dos bienes fundamentales: la libertad para aceptar o rechazar un tratamiento médico (principio de autonomía) y el deber del médico de salvaguardar la vida del enfermo dispensando los tratamientos necesarios (derecho a la vida). También se ven implicados el resto de los principios de la bioética, como el de beneficencia (el médico debe actuar procurando el bien del paciente, pero la medida de esa bondad se determina, no por lo que el médico crea beneficioso para el paciente, sino por lo que éste estime como tal), el de no maleficencia (constituye la obligación del médico de no hacer daño, tanto físico como moral) y el de justicia (los recursos asistenciales son limitados y deben repartirse equitativamente, evitando "privilegios terapéuticos"). La mayor parte de las veces que se escribe sobre la negativa del paciente a recibir un tratamiento se habla de los derechos del paciente y del ataque a su dignidad, pero pocas veces se escribe sobre la difícil situación a la que se enfrenta el personal sanitario que se ve inmerso en un conflicto entre el primero de sus debe38 A. PÉREZ FERRER ET AL.– Fundamentos del rechazo a la transfusión sanguínea por los Testigos de Jehová. Aspectos ético-legales y consideraciones anestésicas en su tratamiento res éticos (preservar la vida humana) y el deber de respetar un derecho fundamental y constitucional (la libertad religiosa), cuando este respeto supone ir en contra de su vocación, su conciencia y tal vez participar en un procedimiento que puede acabar con la muerte del paciente, una muerte fácilmente evitable con el uso de sangre. A esta lucha interna que debe librar el médico se une la presión que sufre por parte del paciente y sus familiares que exigen un tratamiento alternativo, en ocasiones no disponible o inexistente. Aspectos legales El derecho a la vida y a la libertad se encuentran recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, que ha sido punto de referencia obligado para todos los textos constitucionales promulgados posteriormente, como la Constitución Española11 (CE), que garantiza los derechos a la vida e integridad física y moral (artículo 15)11, y a la libertad ideológica, religiosa y de culto (artículo 16)11. La protección conjunta del derecho a la vida y la libertad forma la "dignidad de la persona", que la CE en su artículo 10 considera que fundamenta el orden político y social. Estos tres artículos nombrados con anterioridad se recogen en el capítulo de derechos fundamentales de la CE, sin que se establezca jerarquía entre ellos. Pese a ello, durante un tiempo el Tribunal Supremo español avaló resoluciones que autorizaban a transfundir sangre a TJ, alegando que la libertad religiosa tiene el límite de la salvaguarda de la vida y la salud12-16. La cuestión alcanzó niveles polémicos con soluciones contradictorias en el tiempo. A partir de la promulgación de la Ley 14/1986, General de Sanidad17 que hace énfasis en la información clínica, la autonomía individual del paciente, la dignidad de la persona y la libertad individual, el derecho a la vida va perdiendo preeminencia en nuestro ordenamiento jurídico frente al derecho a la libertad y empieza a cambiar la postura judicial. Actualmente, se cuenta con una respuesta clara y poco ambigua desde la suscripción por España en 2000 del Convenio de Oviedo (Convenio del Consejo de Europa para la protección de los derechos humanos y la dignidad del ser humano respecto de las aplicaciones de la biología y la medicina)18 y la promulgación de la Ley 41/2002, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica 19. Ambos consagran el principio de autonomía frente al tradicional de beneficencia, exigiéndose el consentimiento informado del paciente para toda intervención médica o de investigación y se recoge también el dere39 cho del paciente a negarse al tratamiento, excepto cuando exista riesgo para la salud pública o riesgo inmediato grave para la integridad física o psíquica del enfermo y no sea posible conseguir su autorización (artículo 9.2)19, en cuyo caso prima el principio de beneficencia y los facultativos podrán realizar las intervenciones clínicas indispensables a favor de la salud del enfermo sin su consentimiento. La negativa al tratamiento constará por escrito y podrá hacerse por anticipado mediante un documento de instrucciones previas (artículo 11)19. Dicho documento y la creación de registros de voluntades anticipadas ya han sido legislados por la mayor parte de Comunidades Autónomas y la creación por el Ministerio de Sanidad y Consumo de un Registro Nacional de Instrucciones Previas es inminente. El documento de instrucciones previas sería ineficaz (artículo 11.3)19 en el caso de instrucciones previas contrarias al ordenamiento jurídico, la buena práctica clínica o la ética profesional. Puede ayudar a resolver los casos en que el paciente no esté en condiciones de otorgar o rehusar la firma del consentimiento informado y los casos de urgencia, aunque su eficacia puede depender de la interpretación por médicos y jueces de los conceptos de buena práctica clínica o ética profesional. La tendencia jurídica en la actualidad es hacia la despenalización de la actuación del profesional que respete la decisión del paciente adulto capaz, aunque hay que actuar de forma prudente y cautelosa, dado que el consentimiento del paciente y la negativa a la transfusión en situación vital carecen de cobertura legal en cuanto que no existe un derecho a la propia muerte15,20 y no existe un acuerdo total en la interpretación de las leyes por parte de los jueces. En la actualidad se siguen dictando sentencias judiciales contradictorias en casos similares según la ideología y convicciones de los jueces. Si se considera el derecho a la vida como un valor superior del ordenamiento jurídico frente a cualquier otro derecho constitucionalmente reconocido 12-14,21, se suple la voluntad del paciente por la del juez y el personal sanitario, y se autoriza la transfusión. Si por el contrario se considera a la libertad como un valor del ordenamiento jurídico superior o equivalente al derecho (no el deber) a la vida y se considera que la vida no es un puro hecho biológico que pueda desligarse del conjunto de valores, sentimientos e ideas, sin los que el mero hecho vital carece de dimensión humana y que sólo la vida compatible con la libertad es objeto de reconocimiento constitucional, y considerando que la imposición a una persona de un tratamiento en contra de su voluntad afecta al derecho a la integridad física15,22, no se autoriza la transfusión sanguínea solicitada por el personal médico. Desde las instancias judiciales se insiste con frecuencia en que la asistencia 33 Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 53, Núm. 1, 2006 médica o la transfusión de sangre en contra de la voluntad del paciente no deberían plantearse en los juzgados, dado que se trata de un problema que trasciende la cuestión jurídica, puesto que no corresponde al Derecho decir lo que es ético ni determinar qué derecho fundamental debe prevalecer cuando se enfrentan dos de tal naturaleza, y por tanto debería ser la sociedad quien solucionase el problema. Es un hecho que las resoluciones judiciales divergentes en casos similares con la misma base jurídica no contribuyen a evitar la judicialización de la cuestión, sino que incitan a la práctica de la medicina defensiva. En el caso de los niños, prevalece el derecho a la vida y a la salud del menor frente a la libertad de conciencia u objeción de los padres o tutores. Por tanto, si la probabilidad de necesidad de transfusión es elevada, se obtendrá permiso judicial para la administración de hemoderivados en caso de riesgo vital. En situaciones de urgencia vital e indicación de transfusión se administrarán los hemoderivados, y se informará al juez de guardia, al ministerio fiscal y a los familiares a posteriori. En el caso del menor maduro (>12 años cumplidos), su opinión debe ser oída y tenida en cuenta. Si se trata de un menor de edad no incapaz ni incapacitado, pero emancipado o con dieciséis años cumplidos, no cabe prestar el consentimiento por representación y su voluntad debería ser respetada. Sin embargo en caso de actuación de grave riesgo, según el criterio del facultativo, los padres serán informados y su opinión tenida en cuenta para la toma de la decisión correspondiente (artículo 9)19. Aspectos prácticos En ocasiones, a esta situación ética y legalmente compleja hay que añadir la carencia de medios técnicos o el desconocimiento por parte del personal médico de determinadas técnicas de ahorro de sangre o de las particularidades que requiere su uso en estos pacientes. Antes de emprender ninguna labor asistencial es importante hablar con el paciente a solas para asegurarnos de que su decisión es firme y no está influenciada por presiones de familiares o correligionarios e informarle de los riesgos de la negativa a la transfusión y de las alternativas disponibles, individualizadas para cada caso. Puede ser útil, si el paciente lo autoriza, contactar con el Comité de Enlace con los Hospitales de los TJ (CEH), compuesto por voluntarios, miembros de esa religión, no necesariamente personal sanitario, cuya misión es servir de intermediarios y fomentar la cooperación entre paciente y médico. 34 También proporcionan ayuda al paciente TJ en cuestiones espirituales o éticas relativas a la atención médica y pueden proporcionar al médico interesado en el tema documentación sobre métodos de ahorro de sangre e información sobre la postura de los TJ sobre la transfusión de hemoderivados y la utilización de métodos alternativos. En la actualidad existen 40 CEH en España, Andorra y Gibraltar, formados por un total de 193 voluntarios localizables a cualquier hora. Los CEH están coordinados por el Servicio de Información sobre Hospitales de los TJ, con el que se puede contactar mediante correo ordinario: apartado postal 132, 28850 de Torrejón de Ardoz (Madrid), correo electrónico: [email protected] o por teléfono: 918879760. Hay que ser meticuloso en la elaboración de la historia clínica, donde debe quedar reflejada por escrito la negativa a la transfusión sanguínea y el consentimiento al resto de técnicas que requiera el paciente, incluidas las medidas de ahorro de sangre. Los autores de esta revisión hemos elaborado dos anexos que esperamos sean de utilidad práctica durante la asistencia de los TJ. En el Anexo 1 se propone un modelo de consentimiento informado válido para pacientes adultos y pediátricos. En el Anexo 2 proponemos una pauta de actuación para el personal sanitario en el caso de pacientes que rechazan la transfusión sanguínea. El facultativo puede hacer uso del derecho a la objeción de conciencia, pero debe delegar y derivar el caso para que sea adecuadamente tratado por otro especialista. En el artículo 21 de la ley 41/200219 se establece que, de no aceptar el paciente el tratamiento, se propondrá el alta voluntaria o, en su defecto y previa valoración por la dirección, el alta forzosa si no existen tratamientos alternativos. Este artículo podría aplicarse a situaciones clínicas no urgentes, en las que no hay disponible otra alternativa a la transfusión sanguínea. En este caso el paciente será derivado a otro centro hospitalario donde se encuentren disponibles los medios necesarios. Postura de los médicos El actual Código de Deontología Médica de la Organización Médica Colegial (OMC)23, conjunto de principios y reglas éticas que han de inspirar y guiar la conducta profesional del médico, refleja las consideraciones éticas y legales ya mencionadas y establece que: • El respeto a la vida humana, la dignidad de la persona y el cuidado de la salud del individuo y de la comunidad son los deberes primordiales del médico (artículo 4.1). • El médico debe atender con la misma diligencia y 40 A. PÉREZ FERRER ET AL.– Fundamentos del rechazo a la transfusión sanguínea por los Testigos de Jehová. Aspectos ético-legales y consideraciones anestésicas en su tratamiento solicitud a todos los pacientes, sin discriminación alguna (artículo 4.2). • La salud del paciente debe anteponerse a cualquier otra conveniencia (artículo 4.3). • El médico debe respetar las convicciones de sus pacientes y abstenerse de imponerles las propias (artículo 8.1). • El médico ha de respetar el derecho del paciente a rechazar total o parcialmente una prueba diagnóstica o el tratamiento (artículo 9.2), pero queda dispensado de actuar si el paciente le exige un procedimiento que, por razones científicas o éticas, considera inadecuado o inaceptable (artículo 9.3). • El médico en ningún caso abandonará al paciente que necesitara su atención por intento de suicidio, huelga de hambre o rechazo de algún tratamiento. Respetará la libertad de los pacientes competentes. Tratará y protegerá la vida de todos aquellos que sean incapaces, pudiendo solicitar la intervención judicial cuando sea necesario (artículo 9.4). Aunque globalmente el código de ética y deontología médica de la OMC parece apoyar el respeto al rechazo de un tratamiento por el paciente, el artículo 4.3 podría interpretarse en sentido contrario. El actual Código de Deontología Médica23 data del año 1999 y por tanto es anterior a la ley 41/200219. Ni la OMC ni la Comisión Central de Deontología se han pronunciado posteriormente con una declaración ni escrito normativo sobre el tema. Comités de Ética Asistencial (CEA) de diversos hospitales han elaborado protocolos para el tratamiento de los TJ con el objeto de sentar las bases de la relación entre los médicos y estos pacientes, evitar lesionar sus derechos y garantizar el respeto a sus creencias, así como para evitar consecuencias legales para el médico en el caso de lesiones o muerte por el respeto de dichas creencias. En la mayor parte de los protocolos de actuación de los CEA de los hospitales a los que hemos tenido acceso (Hospitales de Gipuzkoa, Castelló, Móstoles, Virgen del Camino de Pamplona, Puerta de Hierro de Madrid), se propugna el respeto a la voluntad del paciente adulto capaz. El problema de la asistencia a los TJ en otros países El número de pacientes que rechazan la transfusión de hemoderivados, por motivos religiosos o no, es cada vez mayor. Este problema es común a muchos países de diferentes áreas geográficas y tradiciones culturales y religiosas. Los dilemas éticos y jurídicos que se plantean son similares a los de nuestro país, y también la tendencia hacia el respeto a la negativa del 41 paciente adulto competente a recibir un tratamiento médico. Así, en el ordenamiento jurídico de Gran Bretaña, como ejemplo, se garantiza el respeto a la voluntad del paciente, independientemente de las razones que lleven al paciente a tomar su decisión24,25; también en la Constitución Italiana26 (artículo 32). El Colegio de Cirujanos de Inglaterra4 y la Asociación de Anestesiólogos de Gran Bretaña e Irlanda3 han editado códigos para el tratamiento quirúrgico y anestésico de los pacientes TJ en los que se propugna el respeto a la voluntad del paciente incluso cuando haya sido expresada en un documento de voluntades anticipadas, y se indica que la administración de sangre a un paciente que la ha rehusado firmemente es ilegal, inaceptable éticamente y puede resolverse en los tribunales. En Estados Unidos la primera enmienda de su Constitución27 garantiza la libertad religiosa y establece que el Congreso no podrá dictar leyes que la contravengan. En los últimos años las sentencias judiciales en este país han apoyado la autonomía personal y la libertad religiosa hasta el punto de declarar la imposibilidad legal de imponer un procedimiento médico invasivo (transfusión) a una paciente embarazada ni siquiera en beneficio del feto viable28, y se han producido varias sentencias condenando al pago de una indemnización a médicos que transfundieron a TJ en contra de su voluntad. De forma similar, las leyes francesas establecen que los deseos del paciente deben ser respetados incluso cuando existe peligro para su vida, siempre que haya sido debidamente informado29. En Japón30 y en países de América del Sur como Argentina, Uruguay, Perú o Chile, la tendencia es también hacia el respeto a la autonomía del paciente31. Consideraciones anestésicas Los TJ rechazan la transfusión de sangre alogénica total o fraccionada (plaquetas, plasma, leucocitos, concentrado de hematíes) y sangre autóloga que haya sido separada del cuerpo durante un periodo de tiempo (donación preoperatoria). Sin embargo, a pesar de su negativa a la transfusión sanguínea, los TJ no desean morir, sólo rechazan una parte del tratamiento esperando recibir los mejores cuidados médicos en todos los demás aspectos de su tratamiento, incluyendo las alternativas a la transfusión. Su postura religiosa no prohíbe terminantemente el uso de fracciones menores de sangre como inmunoglobulinas, soluciones de hemoglobina, albúmina, pegamentos tópicos de fibrina y factores de la coagulación, ni los trasplantes de órganos. En estos casos cada testigo decide según su conciencia6. Los TJ aceptan todo tipo de fluidos (cristaloides o coloides) no hemáticos. El uso de un sistema de circulación extracorpórea (sin cebado con 35 Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 53, Núm. 1, 2006 componentes sanguíneos), de hemodiálisis, o técnicas de autotransfusión como la hemodilución y la recuperación intra y postoperatoria de sangre son cuestiones de decisión personal. Estas técnicas de autotransfusión deben ser realizadas con alguna modificación para ser aceptadas, de forma que la sangre permanezca en un circuito cerrado en continuidad con el cuerpo del paciente y no sea almacenada o se interrumpa su flujo salvo más que brevemente. Esto es posible en el caso de la hemodilución normovolémica aguda conectando las bolsas de sangre en serie de manera que formen un circuito cerrado, entre la primera, que permanece conectada a la vía de la que se extrae la sangre del paciente y la última, que se conecta a la vía por la que se reinfunde. En el caso de la recuperación de sangre, el circuito está formado por el aspirador de campo, el "cell-saver" y por un sistema de suero que conecta la bolsa de sangre recuperada con la vía por la que se reinfundirán los hematíes recuperados al paciente32. Estas modificaciones pueden suponer una complicación importante del procedimiento sobre todo en el paciente pediátrico. La irradiación de la sangre recuperada del campo quirúrgico es el único método efectivo para eliminar el riesgo de metástasis en cirugía oncológica y podría permitir la utilización de la recuperación de sangre del campo quirúrgico en este tipo de cirugía, con el fin de evitar la transfusión sanguínea en el paciente TJ, aunque actualmente todavía se trata de un tema controvertido y pendiente de regulación médico-legal33. Las situaciones más comprometidas para el profesional son aquéllas en las que la negativa a la transfusión puede comprometer la vida del paciente, pero existen otras en las que el paciente puede beneficiarse de la administración de sangre autóloga, como la cefalea post-punción dural, en la que uno de los tratamientos más efectivos es el parche hemático epidural, que no es aceptado por el paciente TJ, a no ser que se realicen según sus condicionamientos religiosos, es decir mediante un circuito cerrado34. Cada caso debe evaluarse individualmente, para elegir los métodos de ahorro de sangre más apropiados35-38, según la edad y peso (en pediatría), enfermedades preexistentes, estado cardiopulmonar, accesos vasculares, tipo de cirugía y técnicas aceptadas por el paciente o tutores, teniendo en cuenta que la máxima efectividad se consigue mediante la asociación de varias técnicas. Período preoperatorio Si la urgencia del procedimiento lo permite, puede aumentarse la masa eritrocitaria mediante el uso de eritropoyetina39-43 y hierro intravenoso44. Si es posible, se suspenderán los fármacos que tengan efectos adversos sobre la hemostasia (antiagregantes plaque36 tarios, antiinflamatorios no esteroideos, anticoagulantes) o se sustituirán por otros de vida media más corta. Si existe un trastorno de la coagulación puede normalizarse mediante el uso de vitamina K o factores de la coagulación (VIIa, VIII, IX, complejo de protrombina). Limitaremos la flebotomía diagnóstica al máximo y usaremos micromuestras y microanálisis. Los TJ no aceptan la donación preoperatoria de sangre. Período intraoperatorio Deben combinarse varias técnicas, mantendremos el aporte de oxígeno mediante la optimización de ventilación y oxigenación, del gasto cardiaco y la volemia (cristaloides y coloides), usaremos hipotensión controlada y evitaremos la hipotermia que afecta negativamente a la hemostasia. Se usarán las técnicas quirúrgicas e instrumentos disponibles para minimizar la hemorragia (vasoconstrictores tópicos o locales, agentes hemostáticos tópicos, uso de procedimientos mínimamente invasivos, embolización angiográfica profiláctica, electrocauterio, torniquete neumático) y si están indicados, agentes farmacológicos hemostáticos45,46, como desmopresina, fármacos antifibrinolíticos, factor VII activado recombinante (VIIa). Entre los fármacos antifibrinolíticos los que se han mostrado más eficaces son la aprotinina y el ácido tranexámico, que han demostrado ser útiles sobre todo en cirugía cardiaca47,48, ortopédica y trasplante hepático49. El tratamiento con aprotinina redujo la mortalidad en cirugía cardiaca complicada. Tanto aprotinina como los fármacos análogos de la lisina (ácidos tranexámico y épsilon aminocaproico) redujeron la frecuencia de reoperación y la proporción de pacientes que recibieron transfusión de sangre alogénica50,51. El factor VIIa se encuentra aprobado para el tratamiento del sangrado en la hemofilia con inhibidores, a dosis de 90µg Kg-1. Fuera de esta indicación los datos son limitados52-54. Sin embargo, se utiliza mediante "uso compasivo" para la prevención y tratamiento del sangrado en cirugía complicada55, pacientes politraumatizados56 y fallo hepático, a dosis inferiores. Métodos de autotransfusión como la hemodilución normovolémica aguda o la recuperación de hematíes reducen la probabilidad de exposición a sangre alogénica y el número de unidades trasfundido cuando se usan de forma aislada o combinados57,58. Para su uso en TJ se requieren las modificaciones técnicas ya reseñadas. Período postoperatorio Es necesario prestar especial atención a la vigilancia y detención de hemorragias y a los trastornos de la coagulación; también al control del dolor y la hiper42 A. PÉREZ FERRER ET AL.– Fundamentos del rechazo a la transfusión sanguínea por los Testigos de Jehová. Aspectos ético-legales y consideraciones anestésicas en su tratamiento tensión arterial. La eritropoyetina59 puede ayudar a una recuperación más rápida de la anemia, además de mejorar la tolerancia, eliminando o reduciendo el síndrome anémico. Se han comunicado casos de anemia muy severa en los que se han usado con éxito sustitutos sanguíneos60. Es importante la aceptación de cifras de hematocrito bajas y la decisión de trasfundir de acuerdo con criterios clínicos (taquicardia, hipotensión) y fisiológicos individualizados, y no según unas cifras de hemoglobina (Hb) prefijadas que no tienen en cuenta la capacidad individual del paciente de tolerar y compensar la anemia61. El único ensayo clínico randomizado y controlado con potencia suficiente para evaluar el efecto de las transfusiones sobre la morbilidad y mortalidad existente hasta el momento62, se realizó sobre 838 pacientes críticos que fueron randomizados a dos grupos con umbral transfusional diferente (liberal = Hb de 10 g dL-1, y restrictivo = Hb de 7 g dL-1). La mortalidad global fue menor en el grupo de umbral restrictivo aunque no se alcanzó significación estadística, pero cuando se analizaron los pacientes con menor gravedad definida por APACHE II, o los pacientes mayores de 55 años, se comprobó que la mortalidad a los 30 días era significativamente menor en el grupo de umbral transfusional restrictivo. La mayor parte de los pacientes tolerarán bien cifras de hasta 7 g dL-1 de Hb63. Algunos autores sugieren que este umbral transfusional podría ser seguro incluso en pacientes críticos con patología cardiovascular64,65. Por debajo de 5 g dL-1 la frecuencia de complicaciones como infarto de miocardio y la mortalidad aumentan66,67, aunque se han comunicado68 casos de supervivencia en TJ que alcanzaron cifras de Hb tan bajas como 1,8 g dL-1. Estos casos de anemia extrema deben ser tratados en una unidad de críticos, donde se utilizarán estrategias para reducir la demanda metabólica y el consumo de oxígeno, como sedación profunda, parálisis muscular y ventilación mecánica. Se ha usado hipotermia para reducir la demanda de oxígeno, pero es un tratamiento controvertido ya que hay que tener en cuenta el riesgo de inducción de una coagulopatía con aumento de sangrado. Además, estudios experimentales en animales han demostrado que los efectos de la hipotermia moderada sobre la tolerancia a la anemia son muy escasos69. El transporte de oxígeno puede mejorarse logrando una saturación de oxígeno de 100% y aumentando el oxígeno disuelto en el plasma mediante ventilación hiperóxica (oxígeno al 100%), e incluso mediante tratamiento en cámara hiperbárica70. En casos de hemodilución extrema, el compartimento plasmático, que en condiciones fisiológicas (respirando aire) contiene cantidades escasas de oxígeno disuelto, se encuentra aumentado y puede contener cantidades de oxígeno disuelto que contribuyen de 43 forma importante al consumo de oxígeno del paciente reduciendo significativamente la mortalidad71 y la necesidad de transfusión sanguínea72. Se ha descrito el uso de soluciones de hemoglobina, tanto humana60,73 como bovina74 en TJ. En el caso de las fracciones menores de la sangre cada testigo decide según su conciencia. El transporte de oxígeno depende también del índice cardiaco (IC), que puede optimizarse mediante el uso de fármacos inotrópicos una vez que se ha normalizado el volumen intravascular. Los pacientes con anemia extrema requieren monitorización invasiva que nos permita la detección de una oxigenación inadecuada tanto a nivel sistémico como regional. Se ha propuesto la utilización del transporte de oxígeno crítico (DO2crit) como umbral transfusional75. El DO2crit es la cifra de transporte de oxígeno (DO2) por debajo de la cual el consumo de oxígeno (VO2) se hace dependiente del DO2, y los descensos en este último se siguen de descensos en el VO2 desarrollándose hipoxia tisular76. De acuerdo con los datos clínicos y experimentales disponibles hasta el momento77, una presión venosa de oxígeno (PvO2) <32 mmHg o un descenso en el VO2 >10% pueden reflejar bien el momento en que se alcanza el DO2crit y servir como umbral transfusional. Otros indicadores de inadecuada oxigenación son una tasa de extracción de oxígeno (O2ER =VO2/DO2) >50% (en condiciones fisiológicas es de 20-30%), y una saturación venosa mixta (SvO2) <50%78,79. Antes de aplicar estos umbrales transfusionales fisiológicos hay que corregir la hipovolemia, una taquicardia preexistente y optimizar la sedación. Respecto a la detección de la hipoxia regional, hay que buscar cambios electrocardiográficos dado que la extracción de oxígeno miocárdica es fisiológicamente alta y la reserva de extracción de oxígeno baja, a diferencia del cerebro que tiene mayor capacidad de aumentar la O2ER. Por tanto el corazón va a ser uno de los primeros órganos en sufrir isquemia. Una nueva depresión del segmento ST >0,1 mV o elevación de 0,2 mV de más de un minuto de duración y el desarrollo de anomalías en la motilidad cardiaca detectadas mediante ecocardiografía transesofágica pueden ser signos de isquemia miocárdica80. El uso de gasometrías seriadas permite la detección de acidosis metabólica como indicación de metabolismo anaeróbico. Las medidas para reducir la demanda metabólica deberán acompañarse del uso de fármacos para acelerar la eritropoyesis como eritropoyetina y hierro intravenoso. Conclusiones La negativa de los TJ a recibir transfusiones de sangre 37 Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 53, Núm. 1, 2006 y hemoderivados ha propiciado el desarrollo de un debate sobre la autonomía del paciente y el derecho a negarse a recibir un tratamiento, que ha provocado la creación de protocolos y artículos en códigos deontológicos médicos y en la legislación, referentes a la necesidad del consentimiento informado previo a cualquier tratamiento. Además ha estimulado la investigación, la re-evaluación del umbral transfusional y el desarrollo de recursos médicos y quirúrgicos para hacer posible una terapéutica sin recurrir a la transfusión de hemoderivados81-83. El dilema al que los TJ han sometido a los médicos ha propiciado un mejor uso de la sangre del que nos beneficiamos todos. En la mayor parte de las ocasiones que nos enfrentamos con el paciente TJ no se plantean situaciones límite. Además, cada vez son mayores los recursos técnicos que proporcionan soluciones alternativas a la terapia transfusional, permitiendo la realización de cirugías complejas como el trasplante hepático84,85 o la cirugía cardiaca42 entre otras, evitando la transfusión alogénica. La mejora en la formación de los médicos en métodos de ahorro de sangre y la mejor comprensión de los fundamentos religiosos del problema, así como de los aspectos éticos y el marco legal en nuestro país, pueden ayudar a mejorar la comunicación entre el médico y el paciente TJ, evitando que se generen situaciones conflictivas que en algunos casos suponen una demora en el tratamiento que puede repercutir negativamente en la salud del paciente. La demanda social de la cirugía sin sangre es cada vez mayor por múltiples motivos, no sólo religiosos, y debe estar disponible para todos los pacientes, independientemente de sus creencias, no sólo en unos pocos hospitales de referencia, sino en cualquier lugar donde se lleve a cabo una intervención quirúrgica. BIBLIOGRAFÍA 1. Ncbi.nlm.nih.gov [página principal de un sitio en Internet]. National Library of Medicine [actualizado 16 agosto 2005; citado 4 septiembre 2005]. Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/entrez/query.fcgi 2. Cochrane.org [base de datos en internet]. The Cochrane Collaboration [citado 4 septiembre 2005]. Disponible en: http://www.cochrane.org/reviews/index.htm 3. The Association of Anaesthetists of Great Britain and Ireland. Management of anaesthesia for Jehovah’s Witness. London: The Association of Anaesthetists of Great Britain and Ireland;1999 4. The Royal College of Surgeons of England. Code of Practice for the surgical management of Jehovah’s witnesses. 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En pleno uso de mis capacidades mentales, libre y voluntariamente manifiesto: Que estoy ingresado en el hospital ……….......................................…....……de....….......…………. , con el diagnóstico de ………………………………………………………………………………….................................................…………... . Que se me ha comunicado por el doctor………….........................………………………………… la necesidad de realizar (……………………………….…………………………….) para tratar de la forma más adecuada mi enfermedad. Que he sido informado/a suficientemente del procedimiento que se me va a realizar, explicándome sus riesgos, complicaciones y alternativas; los he comprendido y he tenido el tiempo suficiente para valorar mi decisión. Por tanto estoy satisfecho/a con la información recibida. Por ello, doy mi consentimiento para que se me realice dicho procedimiento, siempre que se lleve a cabo sin transfusión de sangre ni hemoderivados. Mi aceptación es voluntaria y puedo retirar este consentimiento cuando lo crea oportuno, sin que esta decisión repercuta en mis cuidados posteriores. Además, se me ha informado de los riesgos que comporta la realización de dicho procedimiento sin la posibilidad de transfusión de sangre ni hemoderivados, y soy plenamente consciente de que ello podría causarme secuelas graves y permanentes, cognitivas, motoras y sensoriales, e incluso acarrearme la muerte. He sido informado de las alternativas a la transfusión de sangre y hemoderivados disponibles en este centro y de sus posibles complicaciones, que asumo. Mi negativa explícita a recibir sangre o sus derivados es absoluta y no debe ser invalidada de ninguna manera, por ningún familiar ni facultativo. Tal negativa permanecerá en vigor, incluso cuando me encuentre inconsciente o sea considerado incapaz, salvo que yo expresamente la revoque. Exonero de responsabilidad a los médicos anestesiólogos, cirujanos y resto del equipo asistencial y al mismo Hospital en que se me asiste de las consecuencias de todo orden que se deriven de mi rechazo a las transfusiones de sangre, de las que soy el único responsable. Firma del paciente Fecha: ………./………../………. 2. Relativo a los médicos: Dr./Dra. ……………………..........….............……y………......................…………………….hemos informado al paciente y/o al tutor o familiar del objeto y la naturaleza del procedimiento que se le va a realizar explicándole los riesgos, complicaciones y alternativas posibles, así como los riesgos añadidos por la realización de dicho procedimiento sin el uso de sangre y hemoderivados y las complicaciones posibles por el uso de los métodos de ahorro de sangre disponibles. Firma del médico (servicio) Fecha: ………./………../………. Firma del médico (servicio) Fecha: ………./………../………. 3. Relativo al los familiares y tutores: El paciente D./Dª. …………………………………………………no tiene capacidad para decidir en este momento. D./Dª. ………………………………….............................……………………con D.N.I. ………………… y en calidad de ………………………………..he sido informado suficientemente del procedimiento que se le va a realizar, de las medidas alternativas a la transfusión sanguínea disponibles en este centro y de sus posibles complicaciones. Por ello, doy expresamente mi consentimiento siempre que se lleve a cabo sin transfusión de sangre ni hemoderivados. Mi aceptación es voluntaria y puedo retirar este consentimiento cuando lo crea oportuno. Firma del tutor o familiar Fecha: ………./………../………. 40 46 A. PÉREZ FERRER ET AL.– Fundamentos del rechazo a la transfusión sanguínea por los Testigos de Jehová. Aspectos ético-legales y consideraciones anestésicas en su tratamiento Cirugía que habitualmente no requiere Tx: Cirugía que habitualmente requiere Tx: ELECTIVA URGENTE URGENTE ELECTIVA Disponibilidad Ahorro de sangre NO Derivar paciente SI MÉTODOS DE AHORRO DE SANGRE PREOPERATORIO INTRAOPERATORIO CIRUGIA Hemorragia que requiere Tx POSTOPERATORIO - Eritropoyetina + hierro iv - Donación preoperatoria de sangre (NO en TJ) - Suspensión de fármacos que afecten a la hemostasia - Corregir alteraciones de la coagulación - Limitar flebotomía diagnóstica - Hipotensión controlada - Hemodilución normovolémica aguda - Recuperación de hematíes de campo quirúrgico - Técnicas quirúrgicas para reducir la hemorragia - Fármacos hemostáticos sistémicos, tópicos y locales - Vigilancia y tratamiento precoz de la hemorragia - Optimización de la hemostasia - Recuperación de sangre de drenajes quirúrgicos - Analgesia adecuada. Control de la tensión arterial - Eritropoyetina - Umbral transfusional restrictivo ADULTO RESPETAR VOLUNTAD No trasfundir MENOR (>16 años) O EMANCIPADO MENOR MADURO (>12 años) Acepta Tx. Trasfundir No acepta Tx. Consultar al juez de guardia NIÑO No urgente ADULTO INCAPAZ Urgente Trasfundir e informar al juez de guardia Anexo 2. Pauta de actuación en el paciente que rechaza la transfusión sanguínea19,35-38. 47 41