22 ARTICULOS DE REVISIÓN Aproximación a la fisiopatogenia de la enfermedad de Alzheimer Martha Lucía Jiménez* El inicio, los mecanismos y la secuencia fisiopatológica de la enfermedad de Alzheimer y de otras enfermedades neurodegenerativas han sido y continúan siendo objeto de estudios epidemiológicos, clínicos, moleculares, genéticos y en modelos animales, encontrándose un evento común en la mayoría de ellas que es la presencia de depósitos de proteínas alteradas, insolubles, intra y/o extracelulares (tabla 1). Tabla 1 Enfermedades neurodegenerativas con depósitos de proteínas Enfermedad Lesión y sus componentes Ubicación Enfermedad de Alzheimer Placas seniles - βA, principal componente Ovillos neurofibrilares proteína tau hiperfosforilada Extracelular Citoplasma Demencia con cuerpos de Lewy Cuerpos de Lewy - alfa sinucleína, subunidades de neurofilamentos Citoplasma Atrofia multisistémica Inclusiones en células gliales alfa sinucleína Citoplasma Esclerosis lateral amiotrófica Esferoides - subunidades de neurofilamentos Citoplasma Enfermedad de inclusión nuclear neuronal Inclusiones - poliglutamina expandida Nuclear Enfermedad de Parkinson Cuerpos de Lewy subunidades de neurofilamentos, alfa sinucleína Citoplasma Enfermedades por priones Placas de amiloide, proteínas priónicas Extracelular Enfermedad Lesión y sus componentes Ubicación Taupatías Ovillos neurofibrilares proteína tau hiperfosforilada Citoplasma Enfermedades por repetición de trinucleótidos Inclusiones - poliglutamina expandida Nuclear Adaptada de: Trojanowsky JQ and lee. Fatal attractions: abnormal proteins and neuron death in Parkinson´s disease and Lewy body dementia. Cell death and differentiation Ann NY Acod Sci, 2000; 924: 62-67. PROTEÍNAS IMPLICADAS EN LA FISIOPATOGENIA DE LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER En relación con la enfermedad de Alzheimer, se dio un gran paso cuando se encontró en la década de los ochenta que los hallazgos neuropatológicos de los pacientes adultos con trisomía del cromosoma 21 (síndrome de Down) eran similares a los encontrados en pacientes con enfermedad de Alzheimer: placas seniles y ovillos neurofibrilares y, además, * Profesora asociada, Departamento de Patología, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, D. C., Colombia. JIMÉNEZ M.L., APROXIMACIÓN A LA FISIOPATOGENIA DE LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER 23 que en las placas seniles y en los vasos pequeños de la corteza cerebral había depósitos de la proteína β amiloide (βA); la determinación de la secuencia de sus aminoácidos permitió clonar el gen PPA en el cromosoma 21, que codifica para la proteína precursora de amiloide y establecer, así, una posible relación del gen PPA y de la proteína βA con la enfermedad de Alzheimer; desde entonces, se ha tratado de demostrar el papel protagónico de la proteína βA en la patogenia de la enfermedad. Proteína b amiloide (bA), proteína precursora de amiloide (PPA) La proteína βA es una proteína pequeña derivada por proteólisis de la porción transmembrana de la PPA; la βA es secretada normalmente durante toda la vida y se encuentra en el líquido cefalorraquídeo y en el plasma de todos los humanos normales. La PPA es un polipéptido heterogéneo, ampliamente expresado, cuya heterogeneidad depende del corte y empalme del ARN (splicing) y de modificaciones postraslacionales (Selkoe, 1995) que da origen a tres isoformas mayores de 695, 751 y 770 aminoácidos; las formas que contienen 751 ó 770 aminoácidos se expresan ampliamente en todo el cuerpo en tejidos no neuronales y, también, en neuronas. Sin embargo, las neuronas expresan mayores niveles de la isoforma de 695 aminoácidos que es muy baja en células no neuronales. La presencia de un fragmento de 56 aminoácidos homólogo con la proteasa inhibidora de serina, tipo Kunitz (KPI), en las formas de 751/770 las diferencia de la forma de 695 aminoácidos. La PPA es una proteína transmembrana con la porción aminoterminal extracelular y el péptido βA localizado desde la parte media citoplasmática hasta el exterior, con un proceso proteolítico complejo en el que intervienen las secretasas α, β y γ, y producen los fragmentos βA-40 y βA-42 (figuras 12)[1, 3, 9, 11, 14, 15, 18]. Las mutaciones en el gen APP incrementan la producción del fragmento βA-42 que es el componente principal de las placas seniles. Es neurotrófico y se deposita en forma fibrilar que es tóxica para las neuronas, aumenta su vulnerabilidad a otras lesiones como la excitotoxicidad, la hipoglucemia y el daño oxidativo o, bien, el efecto deletéreo de los agregados de la βA-42 en el sistema nervioso central puede ser directo en las neuronas, con alteración de la homeostasis del calcio, aumentando su concentración intraneuronal[17]. La fosforilación de la proteína tau es regulada por la concentración del calcio en las neuronas; el aumento del calcio intraneuronal hiperfosforila a la proteína tau. Ésta se precipita en forma de pares helicoidales y forman los ovillos neurofibrilares que causan la muerte neuronal (véase más adelante). clivaje normal Proteina precursora de Amiloide NH2 Depositos de proteina que forman la capa senil ide β amilo sa reta α sec β amiloide Tau APOE clivaje anormal ubicultina β sec a retas α I A.Q.M Citoplasma COOH Otros γs Figura 1. Esquema de la proteina del amiloide, tomado de bases moleculares de las enfermedades neurodegenerativas. TM 1 18 289 770 671 COOH NH2 KPI α SECRETASA 18 β γ SECRETASA 687 711 o 713 sAPP-α γ SECRETASA β SECRETASA 18 671 711 o 713 C 99 sAPP-β Aβ Figura 2. Proteína tau Otra de las proteínas que se ha implicado como posible factor desencadenante de la enfermedad ha sido la proteína tau. Ésta es una fosfoproteína asociada con los microtúbulos, presente en el sistema nervioso central y en el sistema nervioso periférico. En el cerebro se encuentra, predominantemente, en los axones de las células nerviosas; su función es la de establecer el ensamblaje y la estabilidad de los microtúbulos por su unión a la tubulina, lo cual permite el flujo axonal. Al hiperfosforilarse pierde la capacidad para ensamblar los microtúbulos y se precipita en el citoplasma de las neuronas en forma de pares helicoidales con lo cual interrumpe el flujo axonal (figura 3)[4-17]. A pesar de la presencia importante de la proteína tau en los ovillos neurofibrilares y en las placas neuríticas y de su relación importante con el déficit neurológico en los pacientes con enfermedad de Alzheimer, en estos pacientes no se han UNIVERSITAS MÉDICA 2005 VOL. 46 Nº 1 24 demostrado alteraciones en el gen de la proteína tau; en cambio, sí se han encontrado mutaciones en familias con demencia frontotemporal con Parkinson ligada al cromosoma 17 (FTDP-17), caracterizada por la presencia difusa de ovillos neurofibrilares positivos para la proteína tau, sin presencia de depósitos de amiloide. El hallazgo de las mutaciones en el gen que codifica para la proteína tau en estas formas de demencia, demuestra que una alteración primaria de la estructura y la función de la proteína tau, puede llevar a la degeneración y a la muerte de las neuronas. Este hallazgo muestra, también, que aún en presencia de abundantes ovillos fibrilares no hay acumulación secundaria de βA ni formación de placas seniles difusas o neuríticas, hechos que sustentan la teoría de que en la enfermedad de Alzheimer la alteración de la proteína tau sigue a la acumulación de la proteína βA y no al contrario[14, 15]. entre los 29 y los 62 años, con variaciones moderadas en el rango de edad en las diferentes mutaciones descritas, por ejemplo, en la mutación E280A identificada en una población de Antioquia[8]; la edad de inicio de la enfermedad se encontró entre los 34 y los 62 años. La PS-1 es una proteína de membrana, ampliamente expresada en el sistema nervioso central importante en la neurogénesis y en la neurodegeneración; en la actualidad, se identifica su función con la de la γ-secretasa a la vez que ha llegado ser aparente que la presenilina es necesaria para el clivaje intramembranoso normal del receptor Notch, aun cuando la forma precisa de su acción continúa siendo tema de debate (figura 4)[2, 14, 15, 16, 18]. Esquema de las presenilinas 1-2 Membrana de Golgí TAU (H.P) Desestabilización Tubular COOH Bajo flujo axoplásmico Suplencia de substrato a axones y dendritas Muerte Neuronal Figura 3. Esquema de la fisiopatogenia de la proteína TAU hiperfosforilada. Genética de la enfermedad de Alzheimer Aunque es conocido que la enfermedad de Alzheimer afecta, principalmente, a la población mayor de 65 años, el primer caso descrito por Alzheimer en 1907 fue en una paciente de 51 años. La enfermedad puede ser de inicio temprano o tardío, esporádica o familiar, de transmisión autosómica dominante para la que se han confirmado mutaciones en tres genes identificados como causales (tabla 2). El primero es el gen APP y, aun cuando los pacientes con mutaciones relacionadas con este gen corresponden a menos del 5% de los casos de enfermedad de Alzheimer familiar, con edad de inicio entre los 43 y los 62 años, su estudio ha brindado importante información en relación con el papel central de la proteína βA en la patogenia de la enfermedad (véase arriba). Los otros dos genes causales corresponden a las presenilinas 1 y 2, la PS-1 en el cromosoma 14, en el que se ha identificado el mayor número de mutaciones relacionadas con enfermedad de Alzheimer familiar, de inicio NH 2 Citoplasma Figura 4. Esquema de presenilinas. Tomado de bases moleculares de las enfermedades neurodegenerativas. La presenilina-2 (PS-2) se encuentra en el cromosoma 1; se han descrito sólo unas pocas mutaciones relacionadas con el inicio de la enfermedad entre los 40 y los 80 años. La presenilina 1 y la presenilina 2 son proteínas con alta homología, más del 67%, y, al parecer, la función de la PS-2 es similar a la de la PS-1. Se ha demostrado que las mutaciones de la PS-1 y de la PS-2 incrementan la producción de la proteína βA-42 (tabla 2). Tabla 2 Genes causales identificados en enfermedad de Alzheimer familiar Gen Cromosoma Inicio en años % de casos Mutaciones Mecanismo APP 21q21.1 43- 62 ~ 5% 9 Alteración APP Aumento de péptidos βA PS-1 14q24 29- 62 80% + de 50 Aumento de βA-42 PS-2 1q31-42 40- 88 ~15% 2 Aumento de βA42 Otros genes identificados son el gen de la apolipoproteína E (APOE) en el cromosoma 19. Ésta es una glicoproteína codificada por un gen polimorfo con tres alelos comunes, ε2, ε3 JIMÉNEZ M.L., APROXIMACIÓN A LA FISIOPATOGENIA DE LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER 25 y ε4; el alelo ε4 de la APOE se ha confirmado como el principal factor de susceptibilidad genética, el cual aumenta el riesgo de sufrir la enfermedad de Alzheimer en forma dosis dependiente, aumentando con el número de alelos ε4 tanto en los casos familiares como en la forma esporádica. Con cada alelo ε4 se disminuye la edad de inicio de la enfermedad en siete o nueve años en casos familiares de inicio tardío en contraste, se considera que el alelo ε2 tiene un efecto protector para el desarrollo de la enfermedad (Payami, 1994). El efecto de heredar los dos alelos APOE 4 se relaciona con aumento en la agregación o en la disminución de la degradación de los péptidos βA[10, 12, 17]. El gen de la α2 macroglobulina (A2M) en el cromosoma 12 se ha asociado con aumento del riesgo de la enfermedad de Alzheimer de inicio tardío. La A2M es una proteína sérica panproteasa inhibidora que se encuentra entre los componentes de las placas seniles; se están estudiando muchos otros genes y varios ya han sido implicados como factores de riesgo en algunas poblaciones. Otros factores que podrían estar relacionados con la interacción del medio ambiente y los genes implican la respuesta celular de la fase aguda con la intervención de citocinas: factor de necrosis tumoral (FNT), interleucinas 1 y 6 (IL-1, IL-6), el estrés oxidativo y la apoptosis inducida, principalmente, por las mutaciones PS1 y PS2 (ver esquemas)[5, 6, 7]. Varios trabajos y estudios en ratones transgénicos y cultivos celulares[14, 15] apoyan la hipótesis de que la acumulación de βA es un evento temprano invariable y necesario en la génesis de la enfermedad de Alzheimer familiar. Sin embargo, no está claro cómo se llega a establecer la enfermedad; se ha especulado que la acumulación de βA y la formación de placas pueden estar asociadas con activación local de la microglía, liberación de citocinas, astrocitosis reactiva, liberación de proteínas de fase aguda y proteínas asociadas con procesos inflamatorios, incluido el C1q iniciador de la cascada del complemento; ya sea que la βA desencadene el daño cerebral con la mediación de un proceso inflamatorio o que éste produzca un efecto neurotóxico directo o ambos, es aún materia de debate[5, 6, 14, 15]. TRISOMIA 21 (DS) BAPP Presenilina mut. Sobre expresión B APP BAPP alterada Aumento AB1 -42 Envej. normal Factores ambientales Factores de stress (trauma craneano) Depositos de Amiloide Genotipo APOE Hay importantes evidencias de que los efectos de un proceso inflamatorio y neurotóxico relacionado con la βA se asocian con el incremento de la producción de radicales libres y la peroxidación de proteínas, otras macromoléculas y neuronas. En este contexto se justifica el uso terapéutico de antioxidantes como la vitamina E que hace más lento el progreso de la enfermedad[3, 15]. AB Neurotrofica y Neurotoxica AP0E ACT Neurona Morir Vulnerabilidad Exitoxicidad Hipoglicemia Peroxidación ++ Ca Neurona Alt TAU Figura 6. Integración de mecanismos fisiopatogenicos de la proteína βA- aumento de Calcio intracitoplasmatico y alteraciones de la proteína TAU. Stress celular Respuesta fase aguda citoquinas (IL 1, IL6 FNT) B APP ACT AB Formación AB Agregación Figura 7. Posible interacción de las proteínas de estrés celular y la respuesta de fase aguda con el depósito de βA Parece que la microglía, los astrocitos y las neuritas pueden responder casi simultáneamente al proceso de la enfermedad, y que la respuesta de un tipo de células puede afectar adversamente otras; por tanto, el intervenir en las etapas tempranas del proceso, tales como la producción y la acumulación de βA, es una estrategia terapéutica deseable que bloquearía sus efectos deletéreos en las células y en otras proteínas asociadas. ACT Ovillos NF Placas Seniles Muerte neuronal DEMENCIA Figura 5. Integración de mecanismos fisiopatogenicos en relación con los depositos de proteína βA. Los inhibidores de la producción de βA, esto es, pequeños componentes que puedan cruzar la barrera hematoencefálica y que disminuyan sin eliminar, bien sea, la actividad de la β o de la γ secretasa, serían un elemento terapéutico temprano para utilizarse en pacientes con mínimo déficit cognitivo. UNIVERSITAS MÉDICA 2005 VOL. 46 Nº 1 26 Otra aproximación terapéutica interesante correspondería al uso de pequeñas moléculas que, unidas a los monómeros de βA, prevengan su acumulación. El uso de antiinflamatorios evitaría la respuesta de la microglía, los astrocitos y la producción de citocinas. Los antioxidantes y los bloqueadores de los canales de calcio y los moduladores de algunas señales de transducción protegerían las neuronas de los efectos citotóxicos de los depósitos de βA. Sin embargo, la dificultad radica en el hecho de que son múltiples las vías en las que las neuronas responden a los acúmulos de βA y sus procesos inflamatorios asociados; por tanto, bloquear uno o dos no disminuye significativamente la disfunción y la pérdida neuronal[3, 15]. Los estudios recientes de APP en ratones transgénicos han mostrado reducción de los niveles de βA y de sus depósitos en el cerebro después de la inmunización parenteral con βA humano sintético. Sin embargo, hasta tanto no se pueda predecir el éxito de estas estrategias terapéuticas, los tratamientos sintomáticos y que mejoren los niveles disminuidos de los neurotransmisores continuarán siendo un elemento terapéutico útil en el manejo de la enfermedad. Los factores que intervienen en la patogenia de la enfermedad de Alzheimer son múltiples; en ellos media una compleja interrelación entre los genes y el medio ambiente, aún por esclarecer, pero gracias a las nuevas técnicas y a la intensa investigación en este campo es muy probable que en pocos años podamos tener a nuestro alcance medidas terapéuticas más específicas y, por qué no, prevenir los efectos devastadores de la enfermedad. BIBLIOGRAFÍA 1. De Strooper B., Annaert W. Proteolytic processing and cell biological functions of the amyloid precursor protein. J Cell Sci 2000; 113: 1857-70. 2. 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