En Cuba se consolidó el sueño de unidad de la Patria Grande

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En Cuba se consolidó el sueño de unidad de la Patria
Grande
Tras un largo recorrido en el tiempo y el espacio se ha consolidado el sueño de unidad forjado
por los libertadores de la Patria Grande y sus pueblos, epopeya de millones de héroes y mártires
que abonaron con su sangre el camino hacia la libertad, soberanía y dignidad de una región
sojuzgada durante siglos por los imperios europeos y el yanqui.
El histórico suceso tuvo lugar
durante la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños que concluyó
anoche en La Habana, con asistencia de 29 jefes de Estado y de gobierno de los 33 países que
conforman la Comunidad, dispuestos a revivir un ideal sepultado durante dos siglos por las
intrigas de EEUU y la traición de una legión de apátridas y Judas regionales. Fue un sueño hermoso
seguido de una larga pesadilla que superó el tiempo que el viejo refrán da como máxima duración
a toda calamidad, al afirmar que “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista.” Y es
que el pueblo caribeño y latinoamericano no solo superó esa medida, más del tiempo estipulado por
la máxima, sino que resistió con valentía y dignidad esa era de ignominia, hasta que, bajo el
impulso de Hugo Chávez, el Supremo comandante que rescató los estandartes de Bolívar y demás
Libertadores, nació la CELAC, era integración que, como el Ave Fénix, resurgió de las cenizas.
Correspondió al general de ejército Raúl Castro Ruz, presidente del Consejo de Estado y de Ministros
de la República de Cuba, en su calidad de anfitrión, pronunciar el discurso de apertura del evento,
quien después de dar la más calurosa bienvenida a los dignatarios asistentes, rindió póstumo
homenaje a ese gigante del proceso libertario e integrador de la región que Chávez. “Lamentamos
profundamente, -comenzó diciendo- la ausencia física de uno de los grandes líderes de nuestra
América, el inolvidable presidente venezolano, Hugo Rafael Chávez Frías, un ferviente e incansable
promotor y luchador por la independencia, la cooperación, la solidaridad, la integración y la unidad
Latinoamericana y Caribeña, y por la propia creación de esta Comunidad”, -la CELAC-. A
continuación, en gesto de reconocimiento a Chávez, el jefe del ´Estado cubano pidió “un minuto de
silencio a su memoria”, y mientras los dignatarios y demás personalidades allí presentes, puestos de
pie, cumplían con la solicitud del mandatario, la imagen del eterno comandante, parecía flotar en
los espacios de Pabexpo, recinto ferial del Palacio de Convenciones de La Habana, sede del evento.
La intervención de Raúl Castro fue una clase magistral de historia, política, economía, sociología y
ética revolucionaria, con énfasis en las infrahumanas condiciones de hambre, pobreza y
desigualdad que vive gran parte de la población de América Latina y el Caribe, y el reto que tienen
ante sí sus gobernantes desde la CELAC para buscarle solución a esas plagas sociales. “Los países
de América Latina y el Caribe, -dijo- hemos tenido que hacer frente a numerosos desafíos, señalando
que “la crisis ha continuado afectando la economía mundial, los peligros para la paz siguen
presentes en varias partes del mundo, y naciones hermanas han sido objeto de amenazas, medidas
coercitivas unilaterales y demandas legales internacionales por las legítimas acciones que han
adoptado en defensa de su soberanía.” “Sin embargo, hemos sido capaces de seguir avanzando en
la construcción de la CELAC y en darle continuidad a las decisiones que acordamos en Caracas y
Santiago de Chile. Poco a poco, vamos creando una Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños que hoy se reconocen internacionalmente como representante legítima de los intereses
de América Latina y el Caribe.” “Como dije en Santiago de Chile, sabemos que entre nosotros hay
pensamientos distintos e, incluso diferencias, pero la CELAC ha surgido sobre el acervo de
doscientos años de lucha por la independencia y se basa en una profunda comunidad de objetivos.
No es la CELAC, por lo tanto, una sucesión de meras reuniones ni coincidencias pragmáticas, sino
una visión común de la Patria Grande y Caribeña que solo se debe a sus pueblos.” A su
intervención siguieran las del resto de los gobernantes asistentes a la cita, igual de magistrales,
como las de Nicolás Maduro, Rafael Correa, José “Pepe” Mujica, Daniel Ortega, Evo Morales, José
Manuel Santos, Dilma Rousseff, Cristina Fernández, Michel Bachelet y otros oradores. Un
compendio de unidad solidaridad, de condena a la agresión de los centros de poder mundial,
rechazo a la voracidad de transnacionales, a los últimos baluartes del colonialismo: Puerto Rico,
Guantánamo, Malvinas, y defensa unánime y ardiente del anhelo de vida, armonía y seguridad para
una región ratificada en la Cumbre como zona de paz, libre de armas de destrucción masiva. Y en
el contexto del unánime discurso anticolonialista de los oradores, resaltó el del presidente
venezolano Nicolás Maduro, quien planteó la necesidad de incorporar a Puerto Rico, la colonia más
antigua del planeta, a la CELAC. “La CELAC estará incompleta mientras falte en ella el escaño de
Puerto Rico”, proclamó. Y ampliando su llamado descolonizador, el mandatario pidió “acabar con
los viejos enclaves y las nuevas formas de colonialismo que por distintas formas se nos van
colando.” Los viejos enclaves son, además de Borinquen, Guantánamo, en poder de EEUU; Las
Malvinas, islas Georgias y Sandwich en manos del Reino Unido y otros que, bajo el eufemismo de
Territorios de Ultramar posee Francia en la región. Al hablar de las nuevas formas de colonialismo,
Maduro hacia referencia a los “colonialismos culturales que nos llenan de antivalores, de violencia,
de culto a las drogas, de culto a las armas, que nos han llenado de violencia en la región, las nuevas
formas de colonialismo financiero, que se pretenden para controlar nuestros recursos naturales,
nuestras riquezas”, denunció. El presidente, se mostró complacido durante su intervención, por la
contundente respuesta que América Latina y el Caribe dieron a través del Art. 39 de la Declaración
de la II Cumbre de la CELAC, el cual ratifica el concepto de que la región, (la Patria Grande
Latinoamericana y Caribeña) sea libre de colonialismo y colonias.. En el marco de su propósito de
liberarla del hambre, la pobreza y la desigualdad, temas centrales del evento, la totalidad de los
dignatarios asistentes, coincidieron con lo expresado por Dilma y Cristina, de dársele valor
agregado a los productos agropecuarios. “Necesitamos que nuestro potencial alimentario, no salga
solo en cajones. Debemos industrializar la ruralidad”, dijo la mandataria argentina. Una vez
finalizadas las intervenciones de las personalidades y cumplido exitosamente el programa elaborado
para su celebración, salió a la luz La Declaración de La Habana aprobada en la II Cumbre de la
CELAC, que recoge en sus 83 artículos las aspiraciones, sueños y anhelos de más de 600 millones
de hijos de la Patria Grande. Una América Latina y Caribeña unida, rescatada por los primeros
libertadores, del dominio de tres siglos que sobre ella ejercieron los viejos imperios europeos y que
hoy, a través de la CELAC está haciendo realidad el sueño de unidad de Bolívar, Miranda, Martí y
otros próceres de la primera Independencia. Un ideal de integración cuyos estandartes recogieron
Chávez, Fidel, y otros gobernantes progresistas y revoluciones abriendo la ruta hacia la
conformación del ALBA, Petrocaribe, Mercosur y Unasur, hasta llegar a la CELAC, excluyendo de
sus filas a EEUU, el imperio más poderoso de la tierra que subyugó a la región durante un siglo y
que hoy está en vías de extinción, final inexorable de todos los imperios.
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