http://www.elmundo.es/america/2010/04/08/colombia/1270750489.html Tres ex secuestrados demandan a Chiquita por contribuir al terrorismo de las FARC Soy una banana chiquita dice la pegatina. Salud Hernández-Mora | Bogotá Actualizado jueves 08/04/2010 14:24 horas Disminuye el tamaño del texto Aumenta el tamaño del texto Si llegara a prosperar, puede generar un rosario interminable de demandas. Los tres contratistas norteamericanos que permanecieron seis años en manos de las FARC y los familiares de otro, asesinado el día que les secuestraron en febrero del 2003, presentaron una denuncia contra Chiquita Brands por los perjuicios causados. La tesis que defenderán en los estrados judiciales es que el dinero que la compañía pagó al grupo terrorista entre los años 1989 y 1999 como 'vacuna' (impuesto que las bandas criminales imponen a cambio de dejar trabajar alas empresas) sirvieron para que cometiera los delitos que causaron la muerte de Thomas Janis y el rapto de Mark Gonsalves, Keith Stansell y Thomas Howes. La denuncia está basada en el reconocimiento público que hizo la bananera de dichos pagos en el 2007, cuando llegó a un acuerdo con el Departamento de Justicia estadounidense que investigaba el caso. En ese momento admitió que cancelaba tanto a la guerrilla como a los paramilitares entre cien mil y doscientos mil dólares anuales para que su filial Banadex realizara su trabajo en la región de Urabá sin problemas. Incluso, alega la acusación, asesoraron a las FARC para que montaran empresas fachadas que permitieran canalizar los recursos. "Los acusados, de forma intencionada, entregaron soporte material a las FARC, pese a saber que era una organización terrorista extranjera... Esos aportes contribuyeron a la comisión de crímenes, entre ellos el secuestro y el asesinato de los estadounidenses", reza un aparte de la demanda. Además de lo admitido por Chiquita en su día, agregan que en el 2004 pagaron el rescate que las FARC exigían por la libertad de un secuestrado, un hecho posterior al mencionado acuerdo judicial. Si bien es la primera vez que un secuestrado exige a una empresa la compensación por su complicidad con las bandas terroristas, es de alguna manera el último capítulo de una vieja guerra liderada en Colombia por la Fundación País Libre y en el exterior por la ONG holandesa Pax Christi. Esta última emprendió una gira europea hace unos años animando a las compañías con negocio en la nación sudamericana a que eliminaran de sus presupuestos el capítulo reservado al pago de secuestros para que dejaran de nutrir la violencia terrorista. Por su parte, País Libre luchó por declarar ilegales los seguros contra ese tipo de delitos. Si bien logró su objetivo, no consiguió detener esa práctica puesto que algunas los siguen contratando, pero ahora lo hacen en otros países para burlar la ley. Consultado por ELMUNDO.es sobre la demanda de los norteamericanos, la Fundación afirmó que estudian la posibilidad de acompañar la demanda puesto que tanto empresas como gobiernos pagan 'vacunas' y botines, como pasó en España con el 'Alakrana' o el más reciente de la liberación de la cooperante en Mauritania. Sucumbir a las demandas terroristas no hace sino perpetuar sus crímenes.