zonas dialectales

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Zonas dialectales del español en América I. Mas Álvarez 15-­‐16.10.2012 USC Puntos de parDda • Es un hecho que no existe realidad lingüísDca homogénea en Hispanoamérica (¿el español de América?). • Pero sí se puede aceptar una unidad, ya que las diferencias no son tan profundas como para impedir la comprensión entre hablantes de los disDntos países, en especial entre las normas cultas. • La cuesDón de las zonas dialectales del español en América es un tema clásico aún hoy sin resolver. ¿Por qué interesó y aún hoy interesa? • Temor ante la posible fragmentación del español en América, considerada paralela a la que sufrió el laZn en la Romania. • Los usos populares Denen mayor diferenciación entre sí que los usos cultos; el factor cultural, en especial la escolarización, considerado elemento nivelador que proporciona homogeneidad lingüísDca. (A. Bello, puede ser buen ejemplo el de su Gramá&ca de 1847). • Hoy el riesgo de fragmentación se encuentra en buena medida neutralizado gracias a los medios de comunicación, a internet, a la literatura, a la labor de las insDtuciones y, al contacto y confluencia de intereses entre hablantes de disDntos países, unidos por la conciencia de pertenecer a una misma lengua. • En la actualidad no interesa tanto a especialistas lo que afecta a zonas geográficas sino las variedades y la variación lingüísDca en todas sus facetas (concepto de dialecto). • Los rasgos comparDdos pueden ser entendidos como factores de idenDficación y cohesión social. • Lo culto frente a lo popular, el interés de la variación está sobre todo en lo popular (atlas, lengua hablada), mientras que lo normaDvo, lo uniformador se encuentra mejor en las manifestaciones que podríamos llamar “cultas” y de los medios de comunicación. • Por otra parte, la lengua viva está en evolución constante, lo que supone tener en cuenta el polimorfismo. ¿Zonas dialectales? • Numerosas propuestas a lo largo del s. XX. • Ninguna es concluyente, todas admiten críDcas razonadas. • “El establecimiento de fronteras que definan con aceptable precisión las ‘zonas dialectales’ de Hispanoamérica parece, sobre todo en la actualidad, una tarea vana e imposible.” (O. Alba 1992). DisDntos criterios • Factores históricos (etapas de la colonización o procedencia heterogénea de los colonizadores). – proximidad entre el español meridional peninsular y las zonas costeras de América y las AnDllas (seseo, yeísmo, aspiración de <-­‐s>, relajación de <g,j>), no así en el alDplano mexicano, interior de Colombia y Venezuela, serrania de Ecuador, Perú o Bolivia. • Influencia de las lenguas indígenas (como sustrato). • Evolución de la lengua en América (el léxico, más estudiado). • Vio el carro de bomberos y se paró en la banqueta • Pon la cajeta en la cajuela, güerito México • Vio el carro de bomberos y se paró en la banqueta ‘vio el coche de bomberos y se quedó de pie en la acera’ • Pon la cajeta en la cajuela, güerito ‘mete el dulce de leche en el maletero del coche, rubito’ • Me compré este saquito para ponerme a la noche; me costó bastante plata, pero es chévere • Aquí no hay chance de ganar bien Ecuador • Me compré este saquito para ponerme a la noche; me costó bastante plata, pero es chévere ‘me he comprado esta chaqueta para ponérmela por la noche; me costó bastante dinero, pero es estupenda’ • Aquí no hay chance de ganar bien ‘aquí no hay oportunidades’ • Si querés comprar una pollera, tomá esta vereda y a las tres cuadras entrá en un negocio que &ene las vidrieras regrandes ArgenDna • Si querés comprar una pollera, tomá esta vereda y a las tres cuadras entrá en un negocio que &ene las vidrieras regrandes ‘si quieres comprar una falda, ve por esta acera y a las tres manzanas entra en una Denda que Dene los escaparates muy grandes’ Algunos ejemplos clásicos • Henríquez Ureña propuso una división de Hispanoamérica en cinco zonas dialectales que mantuvo hasta 1940 y que gozó de popularidad entre especialistas a lo largo del s. XX. • Rosenblat disDnguió por el influjo del clima en el foneDsmo entre Tierras altas (conDnentales, frías) con vocalismo átono débil y Tierras bajas (costeras, calientes) con relajación y pérdida del consonanDsmo. • Rona tuvo en cuenta dos rasgos fonéDcos (el yeísmo general y el yeísmo tal como se realiza en la ArgenDna y el Uruguay) y uno morfológico (la forma del voseo) para proponer 16 zonas para el territorio del español en América y siete más para las varias mezclas del español con otros idiomas (dos con el inglés, cuatro con el portugués y una con el quechua). • Canfield disDnguió tres zonas según criterios fonológicos y periodos de colonización. Provisionalmente me arriesgo a disDnguir en la América cinco zonas principales: primera, la que comprende las regiones bilingües del Sur y Sudoeste de los Estados Unidos, México y las Repúblicas de la América Central; segunda, las tres AnDllas españolas (Cuba, Puerto Rico, República Dominicana, la anDgua parte española de Santo Domingo), la costa y los Llanos de Venezuela y probablemente la porción occidental de Colombia; tercera, la región andina de Venezuela, el interior y la costa occidental de Colombia, el Ecuador, el Perú, la mayor parte de Bolivia y tal vez el norte de Chile; cuarta, la mayor parte de Chile; quinta, la ArgenDna, el Uruguay, el Paraguay y tal vez parte del Sudeste de Bolivia. Henríquez Ureña, Pedro (1921) “Observaciones sobre el español de América”, Revista de Filología Española, 8, pp. 357-­‐90. Las zonas propuestas por Henríquez Ureña • Zona I: suroeste de los Estados Unidos, México y Centroamérica • Zona II: las costas e islas del Caribe • Zona III: alDplanicies andinas • Zona IV: Chile • Zona V: los tres países rioplatenses El carácter de cada una de las cinco zonas se debe a la proximidad geográfica de las regiones que las componen, los lazos políDcos y culturales que las unieron durante la dominación española y el contacto con una lengua indígena principal (1, náhuatl; 2, lucayo; 3, quechua; 4, araucano; 5, guaraní). El elemento disDnDvo entre dichas zonas está, sobre todo, en el vocabulario; en el aspecto fonéDco, ninguna zona me parece completamente uniforme. Henríquez Ureña, Pedro (1921) “Observaciones sobre el español de América”, Revista de Filología Española, 8, pp. 357-­‐90. La tradicional denominación de «Derras altas» y «Derras bajas», usada en la dialectología hispanoamericana, debe rechazarse como engañosa y en su lugar debe decirse Derras maríDmas o «de la flota» y Derras interiores, destacando la situación favorable de las Derras que están en contacto regular con la flota de Indias que zarpaba dos veces al año. Esa flota se carenaba, se equipaba, se cargaba y se despachaba en Sevilla y en San Lúcar; su alistamiento obligaba a todo viajero indiano a permanecer en Andalucía una temporada (casos hubo, como el de 1552, en que toda la flota con sus 64 navíos estuvo detenida diez meses por avería de las naves y todo el numeroso pasaje vagando en Sevilla y en Cádiz). Pues estas numerosas naves de cada flota iban anualmente cargadas de andalucismo y lo reparZan por las costas de América. Ramón Menéndez Pidal, «Sevilla frente a Madrid», Miscelánea homenaje a André Mar&net, v. III, Tenerife: Universidad de la Laguna, 1962, p. 142-­‐43). • Hoy el interés por el tema sigue vigente entre especialistas. • El escaso conocimiento de la variación en todas sus formas es un problema, una gran limitación. • Faltan descripciones rigurosas y pormenorizadas de cada país, diatópicas y diastráDcas. • ¿A qué criterios atender? Esta cuesDón también es problemáDca • ¿Sabiduría popular?: "las Derras altas se comen las vocales y las Derras bajas se comen las consonantes" (wikiteka). • Las descripciones lingüísDcas más o menos detalladas de cada país resultan menos arriesgadas y permiten una descripción más exhausDva de la variación interna. Para concluir • Se suele aceptar la existencia de algunas áreas dialectales, como la andina, el español caribeño (AnDllas y costa atlánDca de México, Centroamérica, Venezuela y Colombia) o el español del Río de la Plata (ArgenDna, Paraguay y Uruguay), que, a excepción de la andina, se basan en rasgos casi exclusivamente fonéDcos. • Hoy se habla de variedades innovadoras fonéDcamente (aquellas que experimentan fuertes procesos de relajamiento consonánDco, como aspiración de /s/ implosiva, pérdida de la /d/ intervocálica, aspiración de /x/, pérdida o relajación de /r/, etc.) y de variedades conservadoras (las que conservan las consonantes). Así se opondrían las variedades innovadoras de la costa peruana o ecuatoriana a las conservadoras de la sierra, el alDplano mexicano conservador a la zona innovadora de la costa atlánDca, por ejemplo. • Los estudios a parDr de atlas lingüísDcos que están en proceso de elaboración y los trabajos sobre variacionismo de todo Dpo permiDrán quizá en a lo largo de esta década perfilar el panorama con más acierto. Para saber más... • Alba, Orlando (1992). Zonificación dialectal del español de América. En Historia y presente del español de América, coord. por César Hernández Alonso, pp. 63-­‐84. • García Mouton, Pilar (2001). La división dialectal del español en América: reflexiones y propuestas de trabajo. Ponencia presentada en Valladolid en el II Congreso Internacional de la Lengua Española. • Palacios Alcaine, Azucena (2006) Variedades del español hablado en América: una aproximación educaDva. En E. de Miguel (ed.), Las lenguas españolas: un enfoque filológico , Madrid, MEC, 175-­‐196, 2006. 
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