concedían, y que insinuados judicialmente go

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toriadores
no están de acuerdo a este
respecto. Mientras autoridades
Durando afirman que las Novelas no otorgaron a los actos del
Tabelión mayor autoridad que aquella que las leyes anteriores le
como
concedían,
y que únicamente los actos insinuados
judicialmente
go-
zabaii de fe
pública y de fuerza probatoria, el no menos autorizado
Notario de Madrid, Don Mateo Azpeitia Esteban, argumenta en con
tra, diciendo: "Los Tabeliones de las Novelas del Emperador Jus
tiniano no fueron solamente precursores del Notariado, sino verda
deros Notarios, idénticos a los actuales, con la diferencia de cultura .y
complejidad de organización que el tiempo impone..."
No tenemos autoridad para emitir la nuestra. Precursores o no,
Emperador Justiniano contienen disposiciones sobre
las Novelas del
organización de los actos privados que todavía hoy están vigentes en
países de alta civilización, y Tabeliones y Notarios han ser
vido para regular entre los hombres sus relaciones jurídicas.
Sirvan estas i)obres líneas para que no haya pasado inadvertida
muchos
la efemérides que recuerdan.
DILIGENCIAS DE PROTESTO
No hace mucho
sión
preventÍAí^a,
tiempo que la justicia argentina dispuso la pri
por delito de "falsedad de instrumento público",
de
un Escribano de la Capital Federal que goza de excelente reputa
ción, por falta de cumplimiento de las diligencias de un protesto de
pagaré, tal cual lo exigen las disposiciones del Código de Comercio
de aquella nación.
Otro Notario argentino, Don José A. Negri, cuya ilustración y
conciencia profesional inspiran todo respeto, en artículo titulado "El
Protesto. Espada de Dámocles notarial", y publicado en el diario
"La Nación", da a conocer la falta en que incurrió el colega incul
pado y explica, en forma clara y precisa, sin ponerse a discutir el
fallo, las razones que hacen que sea "absolutamente imposible a cual
quier Escribano dar fiel oumplimiento a las disposiciones que estable
cen el procedimiento del protesto; y ello no porque falte la voluntad
de someterse a las engorrosas exigencias del caso, sino porque es
falsa la legislación que las ordena, porque contraría modalidades que
se han hecho carne en el comercio mismo, porque su fiel cumplimiento
importa la alteración de otras leyes de tanta o mayor importancia
c^ue aquélla". Y eso es lo que el distinguido colega logra poner en
evidencia
en
su
interesante estudio.
protesto, en Buenos Aires, se hace por medio de esoritura pú
blica, extendida, como es consiguiente, en el protocolo, en la misma
El
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forma que, siguiendo el método español, se hacía entre nosotros hasta
la modificación que introdujo el decreto-ley de 31 de Diciembre da
1878. Dicha forma tiene serios inconvenientes que dificultan grande
Escribano, máxime cuando, como sucede en la
mente la acción del
Gapital argentina, se unen a ciertas obscuridades de la ley relativa,
prácticas reñidas con sus disposiciones, pero que desde antaño están
incorporadas a la realidad de los procedimientos y de que hacen uso
y abuso las instituciones bancarias, tanto particulares como del pro
pio Estado.
Entre nosotros, felizmente, las cosas en esa materia marchan de
acuerdo con los preceptos legales, pero esos preceptos ofrecen tam
bién sus serias dificultades, que los Escribanos tratamos de orillar y
que hay, imprescindiblemente, necesidad de modernizar, quitándoles
todo lo que tienen, tanto de absurdas como de antijurídicas.
El citado decreto-ley modificó en la República el procedimiento
a usarse para el protesto de letras, extendiéndose, de acuerdo con su
artículo 45, en hojas sueltas, actualmente de sellado de valor de un
peso cada una, que una vez evacuadas todas las diligencias se agre
gan al Registro de Protocolizaciones y surten todos los efectos de
protestarse se entrega al Escribano
ser aceptada o pagada, y éste le
en
vanta el acta de presentación correspondiente, que firman el que la
presenta y la yunta de inútiles testigos. La diligencia de protesto
debe ser hecha por el Escribano, indefectiblemente, antes de la hora
15 del siguiente día que no sea feriado; y para que surta efecto y
traiga aparejada ejecución es necesario que se haya entendido per
sonalmente con el que debe aceptar o pagar la letra.
Si el Escribano tiene la suerte de encontrar al protestado y éste
lirma la diligencia de protesto, su misión queda terminada y con el
testimonio que expida, preparada la acción ejecutiVa; pero si tal
cosa no sucede, ya porque no lo encuentre eu su domicilio, debido a
ausencia accidental, a no residir en él, o ya porque se niega a firmar
la dicha diligencia, en tales casos la ley exige una serie de engorro
sas formalidades, bastante incómodas y desagradables para el fun
cionario que las tiene que practicar, que, de poderlas haqer al pie de
la letra sólo prueban que se intentó el protesto, diligencia que hace
que no se tenga la letra por perjudicada.
Pues bien, son absolutamente inútiles todas esas diligencias,
ir armado do
para las cuales, previsoramente, el Escribano tiene que
dos testigos: no firmar la diligencia el requerido, en ausencia de éste
entenderse aquélla con el encargado de la casa, su esposa o hijo mavor de 18 años, y a falta de todos los indicados con el Presidente,
una
escritura
pública.
todo el día hábil
La letra
en
a
que debió
,
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Secretario
212
—
cualquier miembro del Concejo de Administración del
Departamento, como lo previenen los artículos 48, 49, 51 y 52 del
o
decreto.
Decimos que son del todo inútiles, porque, para dejar constancia
fehaciente de que el tenedor de la letra no h'a incurrido en mora
ni perjudicado su derecho por falta de protesto, de conformidad con
el artículo 906 del
Código
de
Comercio,
basta
con
su
presentación
tiempo al Escribano y con las diligencias que al efecto realice éste,
determinadas en las constancias que establezca a continuación del
en
acta respectiva; y agregaremos que otras, además de inútiles, son
absurdas, tal la que ha de practicarse con la autoridad municipal,
pmes ignoramos qué relación o vínculo de derecho pueda existir en
tre ella y el librador de una letra que no la acepta o paga. Hasta
ahora, ninguna erogación fiscal gravaba a la tal diligencia, pero
por decreto reciente, la "Deliberante" la ha hecho objeto de un im
puesto, inspirada, seguramente, en el que se paga en la capital ar
gentina.
La "fe pública" de que está investido el Notario hace que sea
.
.
fehaciente el instrumento que autoriza y una verdad lo que afirma
su firma, y si los Escribanos bonaerenses tienen perfecto derecho
bajo
quejarse de las anomalías
de
ley de protestos, los del Uru
pedir que se modifique la que
nos rige, librándola de procedimientos engorrosos, inrrtiles y absur
dos, que, como tales, a nada conducen y son una verdadera remora.
para
guay
no
tenemos
menos
su
razón para
LA REORGANIZACIÓN NOTARIAL
—
I
Se ha hablado estos días de un nuevo intento de reorganización
notarial y, con tal fin, se ha llegado hasta a nombrar una Comisión
especial. Desde hace cerca de 50 años que se viene hablando de lo
mismo.
Empezando por el proyecto de don Manuel R. Alonso, siguien
do por los de don Solano A. Riestra y continuando oon diferentes
informes y ponencias emanadas de otras varias
comisiones, mucho es
lo que se ha dicho, hablado y escrito en todo ese lapso de
tiempo,
el
de 1878 porque
que le han sido
propósito de abolir el decreto-ley del 31 de Diciembre
se rige, con las
enmiendas, supresiones y adiciones
impuestas, el gremio de Escribanos en nuestra Re
pública.
Cualquiera
que
persiguiendo
haya
tomado interés por el
tema,
necesidad que existe de reorganizar el Notariado
no
negará la
nacional,
y
todo
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