— 210 _ toriadores no están de acuerdo a este respecto. Mientras autoridades Durando afirman que las Novelas no otorgaron a los actos del Tabelión mayor autoridad que aquella que las leyes anteriores le como concedían, y que únicamente los actos insinuados judicialmente go- zabaii de fe pública y de fuerza probatoria, el no menos autorizado Notario de Madrid, Don Mateo Azpeitia Esteban, argumenta en con tra, diciendo: "Los Tabeliones de las Novelas del Emperador Jus tiniano no fueron solamente precursores del Notariado, sino verda deros Notarios, idénticos a los actuales, con la diferencia de cultura .y complejidad de organización que el tiempo impone..." No tenemos autoridad para emitir la nuestra. Precursores o no, Emperador Justiniano contienen disposiciones sobre las Novelas del organización de los actos privados que todavía hoy están vigentes en países de alta civilización, y Tabeliones y Notarios han ser vido para regular entre los hombres sus relaciones jurídicas. Sirvan estas i)obres líneas para que no haya pasado inadvertida muchos la efemérides que recuerdan. DILIGENCIAS DE PROTESTO No hace mucho sión preventÍAí^a, tiempo que la justicia argentina dispuso la pri por delito de "falsedad de instrumento público", de un Escribano de la Capital Federal que goza de excelente reputa ción, por falta de cumplimiento de las diligencias de un protesto de pagaré, tal cual lo exigen las disposiciones del Código de Comercio de aquella nación. Otro Notario argentino, Don José A. Negri, cuya ilustración y conciencia profesional inspiran todo respeto, en artículo titulado "El Protesto. Espada de Dámocles notarial", y publicado en el diario "La Nación", da a conocer la falta en que incurrió el colega incul pado y explica, en forma clara y precisa, sin ponerse a discutir el fallo, las razones que hacen que sea "absolutamente imposible a cual quier Escribano dar fiel oumplimiento a las disposiciones que estable cen el procedimiento del protesto; y ello no porque falte la voluntad de someterse a las engorrosas exigencias del caso, sino porque es falsa la legislación que las ordena, porque contraría modalidades que se han hecho carne en el comercio mismo, porque su fiel cumplimiento importa la alteración de otras leyes de tanta o mayor importancia c^ue aquélla". Y eso es lo que el distinguido colega logra poner en evidencia en su interesante estudio. protesto, en Buenos Aires, se hace por medio de esoritura pú blica, extendida, como es consiguiente, en el protocolo, en la misma El — 211 — forma que, siguiendo el método español, se hacía entre nosotros hasta la modificación que introdujo el decreto-ley de 31 de Diciembre da 1878. Dicha forma tiene serios inconvenientes que dificultan grande Escribano, máxime cuando, como sucede en la mente la acción del Gapital argentina, se unen a ciertas obscuridades de la ley relativa, prácticas reñidas con sus disposiciones, pero que desde antaño están incorporadas a la realidad de los procedimientos y de que hacen uso y abuso las instituciones bancarias, tanto particulares como del pro pio Estado. Entre nosotros, felizmente, las cosas en esa materia marchan de acuerdo con los preceptos legales, pero esos preceptos ofrecen tam bién sus serias dificultades, que los Escribanos tratamos de orillar y que hay, imprescindiblemente, necesidad de modernizar, quitándoles todo lo que tienen, tanto de absurdas como de antijurídicas. El citado decreto-ley modificó en la República el procedimiento a usarse para el protesto de letras, extendiéndose, de acuerdo con su artículo 45, en hojas sueltas, actualmente de sellado de valor de un peso cada una, que una vez evacuadas todas las diligencias se agre gan al Registro de Protocolizaciones y surten todos los efectos de protestarse se entrega al Escribano ser aceptada o pagada, y éste le en vanta el acta de presentación correspondiente, que firman el que la presenta y la yunta de inútiles testigos. La diligencia de protesto debe ser hecha por el Escribano, indefectiblemente, antes de la hora 15 del siguiente día que no sea feriado; y para que surta efecto y traiga aparejada ejecución es necesario que se haya entendido per sonalmente con el que debe aceptar o pagar la letra. Si el Escribano tiene la suerte de encontrar al protestado y éste lirma la diligencia de protesto, su misión queda terminada y con el testimonio que expida, preparada la acción ejecutiVa; pero si tal cosa no sucede, ya porque no lo encuentre eu su domicilio, debido a ausencia accidental, a no residir en él, o ya porque se niega a firmar la dicha diligencia, en tales casos la ley exige una serie de engorro sas formalidades, bastante incómodas y desagradables para el fun cionario que las tiene que practicar, que, de poderlas haqer al pie de la letra sólo prueban que se intentó el protesto, diligencia que hace que no se tenga la letra por perjudicada. Pues bien, son absolutamente inútiles todas esas diligencias, ir armado do para las cuales, previsoramente, el Escribano tiene que dos testigos: no firmar la diligencia el requerido, en ausencia de éste entenderse aquélla con el encargado de la casa, su esposa o hijo mavor de 18 años, y a falta de todos los indicados con el Presidente, una escritura pública. todo el día hábil La letra en a que debió , — Secretario 212 — cualquier miembro del Concejo de Administración del Departamento, como lo previenen los artículos 48, 49, 51 y 52 del o decreto. Decimos que son del todo inútiles, porque, para dejar constancia fehaciente de que el tenedor de la letra no h'a incurrido en mora ni perjudicado su derecho por falta de protesto, de conformidad con el artículo 906 del Código de Comercio, basta con su presentación tiempo al Escribano y con las diligencias que al efecto realice éste, determinadas en las constancias que establezca a continuación del en acta respectiva; y agregaremos que otras, además de inútiles, son absurdas, tal la que ha de practicarse con la autoridad municipal, pmes ignoramos qué relación o vínculo de derecho pueda existir en tre ella y el librador de una letra que no la acepta o paga. Hasta ahora, ninguna erogación fiscal gravaba a la tal diligencia, pero por decreto reciente, la "Deliberante" la ha hecho objeto de un im puesto, inspirada, seguramente, en el que se paga en la capital ar gentina. La "fe pública" de que está investido el Notario hace que sea . . fehaciente el instrumento que autoriza y una verdad lo que afirma su firma, y si los Escribanos bonaerenses tienen perfecto derecho bajo quejarse de las anomalías de ley de protestos, los del Uru pedir que se modifique la que nos rige, librándola de procedimientos engorrosos, inrrtiles y absur dos, que, como tales, a nada conducen y son una verdadera remora. para guay no tenemos menos su razón para LA REORGANIZACIÓN NOTARIAL — I Se ha hablado estos días de un nuevo intento de reorganización notarial y, con tal fin, se ha llegado hasta a nombrar una Comisión especial. Desde hace cerca de 50 años que se viene hablando de lo mismo. Empezando por el proyecto de don Manuel R. Alonso, siguien do por los de don Solano A. Riestra y continuando oon diferentes informes y ponencias emanadas de otras varias comisiones, mucho es lo que se ha dicho, hablado y escrito en todo ese lapso de tiempo, el de 1878 porque que le han sido propósito de abolir el decreto-ley del 31 de Diciembre se rige, con las enmiendas, supresiones y adiciones impuestas, el gremio de Escribanos en nuestra Re pública. Cualquiera que persiguiendo haya tomado interés por el tema, necesidad que existe de reorganizar el Notariado no negará la nacional, y todo