o v i t i s o P Lo ir “NO” ec d e d y ites idad Lím Ident s o L stra Nue La Crujía 1160 Información de Contacto: Lic. Raquel Bosco Cel. 15 5755 5490 Tel.:4754 2169 Counselor Clario Martin Bonandini Cel. 15 6417 9676 Tel. 4767 0842 Email: [email protected] Inversión: Asistencia al Taller: $10 Colectivos que te acercan: 237; 78; 87 F e ch a : 15/ 04 / 1 1 H o r a : 16 :3 0 Lugar: La Crujía 1160 San Martín, Buenos Aires (Ver Mapa) ¿Sentis como que te vas a romper? A menudo nos encontramos con personas que que no podemos simplemente decir “NO” nos dicen: “No doy más, estoy my estresada” o , “no sé que hacer” o también “Estoy todo el Decir “NO” tiene que ver principalmente con nuestra identidad y nuestro valor como persona. día de aca para allá, haciendo 1000 cosas Tiene que ver también con nuestros valores y a la vez” creencias. Es verdad que vivimos en un Reflexionar sobre porque nos cuesta mundo que va muy rápido y que las demandas son muchas. Sin embargo el tanto decir que “NO”nos puede ayudar a conocernos problema muchas veces no es la “vida” sino más y a crecer como personas que se valoran a sí mismas. Propuesta: La propuesta que te hacemos es que vengas a un taller teórico y vivencial donde: A. Descubriremos que no poder decir “NO”es un síntoma de algo más profundo y que afecta a la persona de manera total (mente, alma , cuerpo) B. Descubriremos que decir “NO” te libera para disfrutar aquello a lo que deseamos decir “SI” C. Pasaremos lista a algunos de los mitos que muchos veces llevamos en la mente relacionados al decir “NO” como por ejemplo: “Los Límites nos provocan sentimientos de culpa” Eduardo sacudió su cabeza: «Hay algo en todo esto que no está bien para mí» dijo. «Mis viejos fueron siempre tan cariñosos y se preocuparon tanto por mí. Nos llevamos de maravilla. Y después...». Hizo una pausa, buscando las palabras. «Después conocí a Vivi y nos casamos. Fue estupendo. Veíamos a mis viejos todas las semanas, y a veces más a menudo. Luego llegaron los hijos. Todo estaba bien. Hasta que tuve un ofrecimiento de trabajo en el otro extremo del país. Era el sueño de mi vida; Vivi también estaba entusiasmada. »Sin embargo, fue a contarle a mis padres acerca del ofrecimiento y todo cambió. Comenzaron a hablar de la salud de papá; nunca me había dado cuenta que estuviera tan mal. Y de la soledad de mamá: que éramos la alegría de su vida... Y de todos los sacrificios que habían hecho por mí. »¿Qué hago? Es cierto... me dedicaron sus vidas. ¿Cómo puedo dejarlos a fin de cuentas?» Edward no es el único con este dilema. Uno de los obstáculos mayores para poner límites a los demás son nuestros sentimientos de obligación. ¿Cuánto les debemos a nuestros padres y a tantas personas que nos han tratado con amor? ¿Qué es lo correcto y lo ético? ¿Qué no lo es? Muchas personas resuelven el dilema evitando poner límites a las personas hacia quienes sienten una obligación. De ese modo, evitan los sentimientos de culpa que conlleva decirle que no a alguien que ha sido bueno con ellos. Nunca dejan su casa, nunca cambian de escuela ni de iglesia; tampoco cambian de ocupación ni de amistades. Ni siquiera cuando sería una medida madura. La idea es que como hemos recibido algo, debemos algo…