Consideraciones para la discusión del Proyecto de Ley que modifica la Tasa Máxima Convencional Octubre de 2011 El proyecto que tiene por finalidad rebajar los límites de la tasa máxima convencional, no sólo puede imponer una barrera regresiva para el ingreso al mercado crediticio de un importante segmento de la población, sino que también puede generarse un escenario favorable para la concentración económica de la industria, con efectos indeseables tanto en el mercado final como en toda la cadena de proveedores asociada al comercio, en Santiago y en regiones. 1. El acceso a crédito de segmentos emergentes en Chile está provisto principalmente por participantes no bancarios En Chile, la penetración de los instrumentos crediticios ofrecidos por actores no bancarios entre los grupo socioeconómicos (GSE) emergentes es predominante. Sólo por mencionar uno de los casos llamativos, en el GSE D las tarjetas de crédito no bancarias absorben el 89% del total del gasto documentado a través de este medio de pago. Así, una baja significativa de la TMC tendrá efectos colaterales que asomarán en el corto plazo en la reducción de la oferta crediticia formal a los sectores más vulnerables de la población -por la vía de excluir a los sectores cuyo riesgo de no pago no pueda ser cubierto con la tasa de interés-, estimándose el impacto en un universo que puede ir entre los 50 mil y los 600 mil usuarios, dependiendo de la monto en que la tasa termine reduciéndose. Lo esperable es que estos sectores terminen migrando hacia el mercado de créditos prendarios u otros exentos de regulaciones, cuyas políticas de cobranza son siempre una amenaza al patrimonio de los se ven imposibilitados temporalmente de cumplir con sus obligaciones. 2. Retail Financiero e Banca son completamente distintos: El actual proyecto apunta principalmente al sector bancarizado, pero el mercado del retail financiero es muy distinto al mercado de bancos y las cooperativas. Las principales diferencias son: a) Saldo promedio: el saldo del hogar medio con casas comerciales es de $180.0001, mientras el saldo bancario corresponde a $2.000.000. b) Segmento objetivo: el retail financiero apunta a hogares de los segmentos C2, C3 y D. En el estrato 3 (ingreso promedio de $2.323.214), que corresponde a los hogares del NSE ABC1, un 46,4% de los hogares mantiene deudas con casas comerciales y el porcentaje de hogares con deuda bancaria asciende a 23,4%. En el estrato 2 (ingreso promedio de $661.367), que incluye hogares del NSE C2 y C3, se observa que un 55,5% de los hogares mantiene deudas con casas comerciales. Los hogares que mantienen deudas de consumo bancarias son un 16,9%. En el estrato 1 (ingreso promedio de $255.454), equivalente a los hogares pertenecientes al NSE D, un 47,8% de los hogares mantiene deudas con casas comerciales, mientras sólo un 7,3% presenta deudas de consumo bancarias. En definitiva, el retail financiero proporciona crédito a un gran número de hogares: Fuente: Encuesta Financiera de Hogares, Banco Central de Chile. 789.798 hogares (15,4% del total) pertenecientes al NSE C2. 1.148.797 hogares (22,4% del total) pertenecientes al NSE C3. 1.779.610 hogares (34,7% del total) pertenecientes al NSE D. En total, el retail financiero bancariza a 3.718.205 de un total de 5.128.559 hogares. c) Mayor riesgo/menores montos: Nuestra industria entrega créditos mucho más pequeños que los bancos. Debido a la existencia de costos fijos asociados a buscar al cliente, procesar el crédito, originar el crédito, y finalmente recaudarlo (costos que no dependen del tamaño del crédito, éste será más alto para créditos de menor tamaño. Además, la tasa de pérdida promedio para los créditos del segmento ABC1 se encuentra entre un 7% y 10%, mientras que para los segmentos C3 y D es del orden de un 20%. 3. El nivel de hogares con deuda en Chile es similar a países desarrollados La experiencia internacional indica que el nivel de endeudamiento de los hogares en Chile se encuentra en niveles similares a países desarrollados, como Australia y Reino Unido, superando el 60%. A nivel internacional, la evidencia sugiere que a mayor nivel de desarrollo económico, medido por el ingreso per cápita, mayor es el nivel de endeudamiento de los hogares. Para el caso de Chile, el nivel de deuda se encuentra dentro de un rango acorde a su ingreso, y relativamente bajo respecto a otras economías con ingreso per cápita similar, como es el caso de Sudáfrica, Malasia y Taiwán. Sin embargo, la distancia entre la deuda de los hogares como proporción del PIB y al carga financiera como proporción del ingreso disponible es amplia, lo que implica que la carga financiera de los hogares es relativamente alta. Esta tendencia se repite en países con un PIB per cápita similar al de Chile, como lo son Polonia y Hungría. Considerando que la evidencia de los oferentes de crédito en Chile indica que la principal razón para caer en morosidad es el desempleo (Fuenzalida y Ruiz-Tagle, 2009), la vulnerabilidad financiera de los hogares ante shocks dependerá tanto de la distribución de la deuda como de características propias del hogar. 4. Reducción de la TMC tendrá efectos económicos: menor acceso al crédito, reducción de la demanda y concentración de la industria. Para algunas instituciones ocurrirá que, como consecuencia de la disminución de la tasa de interés, una parte del segmento social que abordaban, se verá excluido del mercado del crédito. Sin embargo, el impacto puede ser aún mayor. Debido a la existencia de economías de escala, la disminución del tamaño de la empresa se traducirá en un aumento de sus costos medios. El aumento del costo medio podría originar que clientes de bajo riesgo queden fuera del mercado. Esto provocará una disminución de acceso al crédito aún mayor, ya que clientes no riesgosos podrían quedar fuera del mercado crediticio. En Chile, el crédito otorgado por el comercio ha financiado cerca del 80% de las compras de bienes durables, lo que ha llevado a transformarlos en equipamientos universales que, no mucho tiempo atrás, eran considerados como prohibitivos para los GSE emergentes. La restricción crediticia que impondría una reducción de la tasa máxima contraería la demanda por bienes y servicios, lo que podría impactar no sólo en la industria (especialmente en aquellas empresas orientadas principalmente a atender a este segmento y las regionales), sino que también en el resto de la cadena proveedora del comercio, y la economía en general. Con una tasa máxima muy baja, es probable que varios retailers pequeños y medianos de Santiago y provincia, no sean capaces de resistir el nuevo escenario, ya que sólo los actores mayores (tanto del retail y de la banca) tendrán el respaldo financiero, la diversificación y las economías de escala necesarias para sortear la tasa de default, entendida como el volumen de préstamos que no cumple con los pagos, en los que el decil más pobre tiene probabilidades superiores al 95%2. Lo anterior tendrá como consecuencia una mayor concentración en el mercado financiero, con los riesgos que ello conlleva en términos de menor competencia. Lo previsible es que los grandes actores del mercado financiero no pierdan la oportunidad de adquirir –a buen precio- estas empresas, pero su disposición a incorporar nuevos clientes de riesgo “desconocido” será muy baja o derechamente nula. El resto, simplemente saldrá del mercado, dejando a sus clientes en una difícil posición para volver a acceder al crédito por las vías formales. Como consecuencia de este eventual reordenamiento del mercado, que puede incluir fusiones y adquisiciones, buena parte de los deudores irá a parar a la banca de consumo, con lo cual quedará cautiva y perderá movilidad para buscar otras alternativas de financiamiento. 5. Efectos contractivos del crédito se sumarán a los propios de la crisis económica que se avecina Las dificultades competitivas que enfrentarán los pequeños y medianos retailers en un escenario de reducción de la tasa máxima, provocará que un número todavía desconocido, pero importante de personas no tenga acceso al crédito porque los costos no lograrán cubrir la inversión por cliente. A lo anterior, se sumarán sin duda, los efectos que provocará la crisis que ya se está desatando con fuerza en Europa y Estados Unidos, y que sin duda se hará sentir en el país el próximo año. Históricamente, las crisis producen en Chile dos efectos inmediatos, muy relacionados entre sí: aumenta el desempleo y se contrae la demanda (así fue durante la crisis subprime y la crisis Asiática). 2 “Rebaja en la Tasa de Interés Máxima: Efectos en el Acceso al Crédito”, Informe elaborado por Jorge Quiroz C Consultores Asociados, 2 de septiembre de 2011. Un menor dinamismo por sí solo limitará la creación de puestos de trabajo y el promedio de la desocupación pasaría desde el 7,4 % pronosticado para el presente ejercicio a alrededor de 7,7 % en el siguiente. Si a eso se le añade una eventual crisis global, con una expansión del PIB de un punto o 1,5 punto porcentual menos que en la proyección descrita, el indicador promedio podría elevarse hasta un 8,2 %. La industria del retail es de gran importancia en la generación de empleos a nivel nacional y regional: a diciembre de 2010, se registraron cerca de 7,4 millones de personas ocupadas a nivel nacional, de las cuales un 21% se desempeñaba en el sector comercio y cerca de un 4% se desempeñaba en el sector retail. Mismas estimaciones indican que cerca de 230 mil personas trabajan en el sector retail, equivalente a un 15% del empleo del sector comercio. 6. Las propuestas alternativas son: -Abrir el tramo de 200 UF en dos tramos. El primer tramo sería para créditos inferiores a las 50 UF, mientras que el segundo tramo para créditos entre 50 y 200 UF. Esta propuesta se justifica en la necesidad de reconocer e incorporar la alta heterogeneidad que existe en las operaciones de bajos montos. -Incorporar a los agentes crediticios no bancarios en el cálculo de la tasa de interés máximo convencional. Los argumentos son, en primer lugar, que las instituciones reguladas por la TMC debiesen ser consideradas en su cálculo, y, en segundo lugar, que el peso de los agentes no bancarios (principalmente casas comerciales) es significativo en los segmentos afectados. En efecto, un 90% de las deudas hasta 15 UF son con instituciones no bancarias.