Apuntes para la presentación del libro El Caribe: dependencia, integración y soberanía de Norman Girvan Silvio Baró Herrera Deseo comenzar haciendo dos planteamientos. En primer lugar, agradecer a la Dra. Graciela Chailloux, profesora e investigadora de la Casa de Altos Estudios Fernando Ortíz, la invitación a participar en la presentación del libro El Caribe: dependencia, integración y soberanía, que constituye una obra conformada a partir de un grupo de ensayos del profesor caribeño -- y digo con toda intención, caribeño-- Norman Girvan. En segundo lugar, porque para mí es un alto honor presentar esta obra de Norman Girvan por varias razones que señalaré a lo largo de esta intervención. Norman Girvan es una importante figura del Caribe en la cual se mezclan el economista teórico -que realiza rigurosos análisis acerca de la realidad socioeconómica caribeña--, con el economista práctico --que adelanta propuestas de políticas económicas a seguir como fue el caso cuando trabajó como Secretario General de la Asociación de Estados del Caribe (AEC). Pero ambas dimensiones del profesor Girvan están marcadas por un importante comprometimiento político. El libro que nos ocupa recorre todas las facetas de su multifacética vida.. Norman Girvan pertenece a una generación de cientistas sociales caribeños –todavía lamentablemente bastante desconocidos en nuestro país, salvo para iniciados--, que han venido estructurando una importante obra dedicada a la investigación de los problemas del subdesarrollo y el desarrollo económico en la región caribeña que fue desarrollándose más o menos sinultáneamente con el período de esplendor de la teoría estructuralista --identificada con los trabajos de los economistas Raúl Prebisch, Celso Furtado y Osvaldo Sunkel-- y de la dependencia -- asociada a los nombres de Theotonio Dos Santos, Ruy Mauro Marini, Orlando Caputo y muchos otros. Mi presentación acerca del libro, en particular, y de la obra de Norman Girvan, en general, girará en torno a dos planos: el del Girvan académico y el del Girvan político. El Norman Girvan académico es continuador de un pensamiento económico, social y político caribeño que arranca en los años 30 y que desea romper con aproximaciones eurocentristas acerca de las realidades de nuestra región. Asimismo, es un integrante de la generación de científicos sociales posteriores a la obra del destacado economista W. Arthur Lewis, Premio Nobel de Economía en 1979, que se dedicaron al estudio de los problemas socioeconómicos del Caribe con una conceptualización y metodologías propias, generación compuesta por Loyd Best, Kari Levitt Polanyi y George Beckford, entre otros. El profesor Girvan tiene el mérito de haber desarrollado la Teoría de la plantación originalmente formulada por Best y Levitt Polanyi al actualizarla mediante la introducción en el análisis del nefasto papel de las corporaciones transnacionales en la explotación y saqueo de los recursos naturales de las economías subdesarrolladas y en la obstaculización de sus esfuerzos en pro del desarrollo socioeconómico. El investigó cómo las referidas corporaciones no solo acentuaban la situación de subdesarrollo en las economías caribeñas al apropiarse del excedente económico generado por los sectores de exportación, sino que también repercutían negativamente en las decisiones acerca de la asignación de recursos, tecnologías a emplear y otros factores. Tanto la teoría estructuralista pero, sobre todo, la de la dependencia constituyeron los hitos teóricos surgidos de economistas y otros cientistas sociales desde el mundo subdesarrollado –en nuestro caso América Latina y el Caribe—que se negaban a que las teorías acerca de sus realidades socioeconómicas y políticas fueran elaboradas en las universidades y centros de investigación del denominado Norte. También esto se relaciona con el hecho de que un marxismo—leninismo dogmático o malinterpretado consideraba que las economías y, por consiguiente los análisis de Economía Política, solo podían realizarse en términos de economías capitalistas y socialistas atendiendo al predominio o supuesto predominio de tal o cual tipo de relaciones de producción. Ello desconocía la riqueza del mundo real existente en los países subdesarrollados cuyas estructuras sociales y relaciones de producción eran distintas, más complejas, sui generis y no se amoldaban a ciertos modelos o esquemas preelaborados. Como para algunos análisis es justo y válido dividir las estructuras económicas en sector I (productor de medios de producción) y Sector II (productor de bienes de consumo), otros análisis demandaban otra división de la estructura económica entre sector primario, secundario y terciario. De la misma forma, la complejidad del sistema de relaciones económicas y políticas internacionales obliga a no limitarnos a una división entre economías capitalistas y socialistas, sino prestar atención a las particularidades y problemas de todo tipo de las economías subdesarrolladas que, por cierto, no constituyen un polo totalmente homogéneo. Esta incomprensión acerca de la necesidad de realizar análisis profundos acerca de los rasgos específicos de las naciones subdesarrollados, tanto para la identificación de las causas que originaron y reproducen la situación de subdesarrollo, como para estructurar propuestas de políticas y estrategias para salir de aquella situación, tiene una de sus expresiones en que una buena cantidad de generaciones de economistas y otros cientistas sociales de nuestro país se formaran en una visión eurocéntrica o nortecéntrica en que solo bastaba la división entre capitalismo y socialismo. Esto sucedía en un país que antes que socialista ya era subdesarrollado. De ahí la postergada tarea de la elaboración de una Economía Política del subdesarrollo y el desarrollo económico en los países del otrora denominado Tercer Mundo para la cual se encuentran elaboraciones dispersas por aquí y por allá, pero que no hemos sabido agrupar y sistematizar, labor que está por hacer y que sería de una indudable utilidad práctica para los políticos de denominado Tercer Mundo. Aunque de forma tibia, embrionaria, comenzamos a apreciar un despegue en los estudios acerca del subdesarrollo y el desarrollo, al menos en la Universidad de La Habana, a partir de la impartición de una asignatura y de la elaboración un texto acerca de los temas del subdesarrollo y el desarrollo. Quizás una de las ideas más importantes recogida en el libro que presentamos es aquella en la cual Girvan plantea, precisamente, que la Teoría de la dependencia es la expresión de que los pueblos del denominado Sur global plantean su derecho a la elaboración de una interpretación propia. La Teoría de la dependencia –más conocida en nuestro medio a partir de las obras de autores latinoamericanos y/o residentes en América Latina--, tuvo una vertiente caribeña que realizó significativos aportes y a la cual Girvan perteneció. En la obra que presentamos es posible encontrar un extenso y riguroso análisis de las elaboraciones de los dependentistas caribeños. Los dependentistas caribeños coinciden con el destacado economista egipcio Samir Amin en que la salida de la situación de dependencia puede lograrse mediante un proceso de desvinculación (desconexión en la terminología del egipcio). La teoría caribeña de la dependencia realizó significativo aportes a la comprensión de la realidad socioeconómica de la región, en particular, y del mundo subdesarrollado, en general. En este sentido, se destacan las ideas de Allister McIntyre acerca de la necesidad de distinguir entre dependencia estructural y funcional o las de G. Beckford quien analizó la dependencia como la forma de un capitalismo periférico. Asimismo, los dependentistas caribeños se enfrentaba a una realidad socioeconómica distinta a la de los latinoamericanos que les llevaba a la necesidad de establecer una síntesis entre los clásicos análisis de clases y la problemática de las razas. El primero de los trabajos que aparece en el libro que presentamos -- Reinterpretar el Caribe: análisis de las distintas aproximaciones—sirve de enlace entre el Girvan académico y el Girvan político. En este trabajo el autor, luego de presentar y analizar distintas aproximaciones a una definición de qué entender por el Caribe, adelanta la interesante idea de señalar la mayor importancia de lo cultural y los intereses comunes que lo espacial y lo físico. El tema de la integración puede considerarse el aspecto central del Girvan político y el libro que nos ocupa reúne varios trabajos sobre éste. En la obra, el autor presenta trabajos en los que recoge los avatares por los que han transitado los esfuerzos de los países caribeños en pro de su integración. Sus incisivos análisis acerca de las relaciones entre los países caribeños y las ex metrópolis quedan rotundamente recogidos en el libro en trabajos en los cuales se demuestra cómo los Acuerdos de Asociación Económica (AAEs) impulsados por la Unión Europea reducen los espacios para el desarrollo de iniciativas en materia de política económica por parte de las naciones subdesarrolladas. Un comentario particular merece el trabajo de Girvan sobre la ALBA que contiene el libro. El Girvan político, conocedor de la importancia de la integración para las naciones subdesarrolladas en un mundo altamente globalizado y en el cual cada día hay una mayor tendencia a la marginación económica y política de las naciones subdesarrolladas, ve en el proyecto iniciado por Venezuela y Cuba un ejemplo del tipo de relaciones de colaboración de nuevo tipo que sería favorable a los intereses de las naciones caribeñas. Ello se evidencia en la identificación de las significativas diferencias (ventajas) que posee la ALBA—TCP respecto de los esquemas neoliberales de integración, los cuales generalmente se limitan a la liberalización comercial, mecanismo que tiende a acentuar la distribución desigual de los beneficios entre los países participantes. Para Girvan, los países caribeños se encuentran ante la disyuntiva de decidir si tomar a la ALBA como alineamiento alternativo o como relación complementaria. Pero quizás las dudas que aún manifiestan los países caribeños para una plena integración a la ALBA se deban a algunas razones objetivas que Girvan no es remiso en señalar. El Girvan político no echa a un lado al Girvan académico y en este sentido, aunque reconoce la importancia de la ALBA tanto para los países latinoamericanos como para los países caribeños, el autor adelanta un grupo de preocupaciones muy precisas acerca de las perspectivas del proyecto entre las cuales se encuentran la necesidad de transformar sus principios de simples declaraciones políticas a obligaciones legales, la naturaleza de la solidaridad entre los países miembros o, lo más importante, su sostenibilidad. La lectura de este de ensayosintegración de Norman Girvan no brindará El conjunto Caribe: dependencia, y soberanía, de solo Norman Girvan* a los lectores un Santiago de Cuba: Instituto Cubano del Libro, Editorial Oriente; y Casa Del Caribe; 2012. 978-959-11-0808acercamiento al Caribe del presente, sino también a los retos que la región ISBN deberá encarar en el 1. 246 pp. Email [email protected] Internet www.editorialoriente.cul.cu futuro. Y [email protected] Tlf (53-226) 643-609 Índice del libro Prólogo, Graciela Chailloux Laffita/ 7 Referencias bibliográficas/ 20 I. Reinterpretar el Caribe/ 21 II. El pensamiento de la dependencia en el Caribe anglófono/ 50 III. La economía de plantación en la era de globalización/ 99 IV. La Comunidad del Caribe e encuentra con la Europa Global: Las implicaiones del Acuerdo de Asociación (EPA) entre el CARIFORUM y la Unión Europea (CARIFORUM-UE)/ 107 V. Es la ALBA un nuevo modelo de integración? Reflexiones sobre la experiencia de CARICOM/ 133 VI. La Comunidad del Caribe: integración económico dificil de alcanzar/ 169 VII. C.L.R. James, la independencia del Caribe y la integración caribeña/ 205 VIII. Reflexiones sobre la violencia armada y el desarrollo en el Caribe/234