65 Extracción extracapsular del cristalino planeada y conversión a la cirugía extracapsular Fernando Martínez Sanz A. EXTRACCIÓN EXTRACAPSULAR DEL CRISTALINO MANUAL Y PLANEADA INTRODUCCIÓN Daviel en 1745, describe la técnica de la cirugía extracapsular de la catarata, como la extracción del cristalino dejando integra la cápsula posterior. Esta técnica que se perpetuó en el tiempo durante décadas, con una gran variedad de maniobras sobre la incisión o sobre la cápsula, tan solo fue desplazada por la extracción intracapsular o «in toto» entre los años 1950 y 1980, cuando aparecieron instrumentos que nos permitían atrapar con mayor seguridad la cápsula anterior del cristalino cataratoso, como fueron en nuestro país, las pinzas capsulares de Arruga y de Castroviejo, la ventosa de Pérez Llorca, el erisifaco de Barraquer o los procedimientos de crío-extracción de Duch. El descubrimiento de la técnica de extracción de la catarata facilitada por zonulolísis enzimática mediante alfa-quimotripsina, comunicada por Barraquer en el año 1958, hizo consolidar aún más este procedimiento durante todos estos años. Ya nos refería Bettman en 1978, que la mayor ventaja de la extracción extracapsular, es que la cápsula posterior intacta, mantiene el vítreo en una posición más fisiológica, y que esta técnica había mejorado al haber conseguido realizar una capsulectomía más controlada y una aspiración de masas corticales minuciosa1. Conocíamos también que al mantener la cápsula posterior, se reduce el movimiento trémulo del ojo u oftalmodonesis y que ello, comparado con la cirugía intracapsular, influye de manera evidente en la disminución del porcentaje de desprendimientos de retina asociados a la cirugía2,3 y en la disminución, tanto del número de glaucomas crónicos del afaquico3 y neovascular del diabético4, como del edema cistoideo o síndrome de Irving-Gass5. La opacidad secundaria de la cápsula posterior o catarata secundaria, es sin duda el único argumento en contra de esta técnica, siendo la complicación mas frecuente de la cirugía extracapsular6 y que se manifiesta de nuevo, con una disminución progresiva de la agudeza visual. Aparece más o menos tardíamente y en un porcentaje que varía según las características del paciente, la minuciosidad de la técnica quirúrgica empleada y de la lente intraocular, que hayamos implantado. Esto nos lleva a recordar la importancia, no solo de la biocompatibilidad del material de la lente utilizada, sino también de su diseño7. La capsulotomía con láser YAG debe retrasarse en la medida de lo posible; nosotros dejamos transcurrir al menos 6 meses desde la cirugía, ya que sabemos que la rotura de la cápsula posterior, influye directamente en la disminución drástica de las ventajas antes descritas de la extracapsular y más aún, si ésta se realiza precozmente. También Snack nos reporta en 1983, que la tasa de cirugía de catarata aumentó en esos años, en gran medida, por la corrección de la afaquia con lentes intraoculares. Considerando que en 1978, este autor nos informaba que el 50% de las lentes eran de fijación iridiana, cinco años mas tarde, de las 600.000 cirugías realizadas en USA en 1982, en el 70% de los casos se implantó una lente intraocular, siendo ya el 57% de cámara posterior y solo 40% de cámara anterior8. La divulgación de la extracción extracapsular en si misma, no supuso en esos años ni en todos los casos, un aumento en la cantidad de cirugías realizadas, ya que para Cairns en 1984, los cambios en las indicaciones al pasar de la intracapsular a la extracapsular, se asociaron más, a que se interviniesen pacientes con una agudeza visual preoperatoria más alta. Una proporción significativa de este aumento, parecía deberse al hecho de que el implante de la lente intraocular en cámara posterior, contribuyo de forma notable en el incremento del índice de cirugía, por haber disminuido el rechazo inicial a la cirugía de catarata monocular al eliminar con la pseudofaquia, tanto la aniseiconia, como la distorsión visual de la corrección de la afaquia con gafas9. Un estudio retrospectivo realizado por Moorman en 1990, nos hacia referencia al cambio en las indicaciones en relación a la técnica empleada10, variando de un 90% de cirugía intracapsular en 1974, a un porcentaje similar de cirugía extracapsular con implante de una lente intraocular en 1988. Como anécdota, comentar que este cambio de hábito quirúrgico, influyó de manera notable en el número de pacientes que esperaban más de dos años para intervenirse de su segundo ojo, proporción que se duplicó entre los años 1974 y 1988. Esta lista de espera sería inaceptable hoy en nuestro medio. El vertiginoso desarrollo que tuvo, no solo en nuestro país, la emulsificación de la catarata por ultrasonido en la década de 1990, que no debemos olvidar que es tan solo un procedimiento mecanizado de cirugía extracapsular de la catarata aportando, eso si, las grandes ventajas de la pequeña incisión, hace que la cirugía monocular sea mas precoz y con menos complicaciones, según Jampel del Kresge Eye Institute11, lo que nos llevo a perseguir a veces denodadamente la facoemulsificación, como único procedimiento válido de cirugía del cristalino. 765 IV. CIRUGÍA DE LA CATARATA: OTRAS TÉCNICAS En nuestro entorno europeo, Ohrloff en 1997 nos refería, que en esos años en Alemania, el 76% de los cirujanos utilizaban ya la facoemulsificación como técnica de elección en la cirugía de la catarata y el 24% restante, todavía practicaban la extracción extracapsular. En este estudio12, excepto por el astigmatismo, que sin duda era mayor en la cirugía extracapsular, no se encontraron diferencias significativas en cuanto a los resultados finales. Sin embargo, se aceptaba ya como ventajas de la facoemulsificación, tanto las derivadas de una incisión menor y su influencia sobre el astigmatismo, como el trabajar en un sistema cerrado de irrigación-aspiración que mejoraba el control de la presión intraocular, con sus indudables ventajas y el uso mas frecuente de la capsulorrexis circular continua. Hoy en cambio, cirujanos que defendían la «FACO 100x100» durante esos años, consideran que la extracción extracapsular del cristalino, manual y planeada, continua teniendo aun vigencia, siendo el procedimiento de elección en determinados casos donde la realización y seguridad de la facoemulsificación este condicionada, por encontrarnos ante una catarata extremadamente dura, donde un tiempo prolongado de ultrasonido nos puede ocasionar un edema corneal persistente, si no también en aquellos donde una cápsula fibrosada o una pupila pequeña, nos dificulte la practica de una capsulorrexis integra o en otros donde la fragilidad o laxitud zonular, pueda ocasionar dehiscencias zonulares o vitreorragias muy difíciles de resolver. En este sentido, Bourne estudia el efecto sobre el endotelio corneal (Fig. 1), comparando la facoemulsificación con la extracción extracapsular y en el año 2004 nos reporta13, que no encuentra diferencia significativa en cuanto a la perdida endotelial global entre uno y otro procedimiento, pero si que existe un riesgo mas elevado de pérdida severa celular en la facoemulsificación frente a la cirugía extracapsular en pacientes intervenidos con catarata madura, por lo que en estos casos, la facoemulsificación no sería el procedimiento óptimo. El daño endotelial también ha sido estudiado estadísticamente por Stumpf en el 2006, afirmando que la respuesta endotelial no es significativamente distinta, siendo la pérdida endotelial media en cataratas duras de 28,50% en la extracapsular, frente a un 34,77% en la facoemulsificación, llamando de nuevo la atención sobre la valoración de la técnica quirúrgica en estos casos14. No encontró diferencias en los índices de paquimetría, polimegatismo y pleomorfismo estudiados. En situaciones especiales y como contrapunto, se han comparado ambos procedimientos en pacientes con pseudoexfoliación del cristalino, y en ojos con pupila pequeña o con facodonesis15. En el grupo intervenido por facoemulsificación se utilizaron ganchos de iris, tinciones capsulares y anillos capsulares tras la capsulorrexis, teniendo como conclusión un menor índice de complicaciones en este grupo, en cuanto a dehiscencias zonulares, roturas capsulares y de pérdida de vítreo. Otros trabajos comparan los resultados obtenidos en cirugías combinadas de facoemulsificación más vitrectomía y de cirugía extracapsular mas vitrectomía, considerando ambos procedimientos efectivos y seguros, alcanzando con la facoemulsificación mejores agudezas visuales posquirúrgicas, menos cambios astigmáticos y menos complicaciones postoperatorias, aunque estos resultados dependen siempre de la enfermedad retiniana de base. Las exploraciones realizadas mediante BMU encuentran similitud en cuanto a la colocación de las lentes intraoculares16,17. Estudios comparativos de cirugías combinadas de facoemulsificación mas trabeculectomía, con cirugía extracapsular mas trabeculectomía, refieren encontrar menos complicaciones en la cirugía de faco-trabeculectomía18, junto a una reducción mas rápida de la presión ocular. Los resultados obtenidos de la realización del triple procedimiento mediante queratoplastia penetrante con cirugía extracapsular, más implante de lente intraocular, no ha sido comparada con la realizada por ultrasonidos, por la dificultad que existe en muchas ocasiones de realizar esta, a través de una cornea opaca19. No obstante refieren resultados seguros con un alto porcentaje de claridad del injerto, concluyendo que tras 24 meses el 72% de los casos presentaban el injerto transparente. Por tanto hoy, en los primeros años del siglo XXI, se vuelve la mirada a la extracción extracapsular planeada, retomando esta técnica, aconsejando su conocimiento y aprendizaje, no solo en los casos complicados antes referidos, sino como procedimiento de «rescate» en aquellos otros, donde se decida realizar una «conversión» de un procedimiento mecanizado de la cirugía de catarata, a una forma manual. GENERALIDADES Fig. 1. Microscopia especular antes y después de la cirugía extracapsular. Obsérvese el cambio mínimo de densidad celular observado. 766 Definiremos en este capitulo, «paso a paso», todas las maniobras que acompañan necesariamente a la extracción extracapsular, desde la perspectiva que hoy tenemos sobre la cirugía del cristalino, los gestos que deben hacer mas eficiente esta ci- 65. EXTRACCIÓN EXTRACAPSULAR DEL CRISTALINO PLANEADA Y CONVERSIÓN A LA CIRUGÍA EXTRACAPSULAR rugía y también llamar la atención, sobre la forma y el momento mas apropiado, para convertir sin complicaciones una facoemulsificación en una cirugía extracapsular, no planeada. No hemos pretendido para ello, hacer una descripción exhaustiva de las diversas técnicas que han existido o que aún pueden coexistir, de cirugía de la catarata extracapsular, creemos que eso ya es historia y no corresponde con un capitulo sobre los hábitos o estilos de practica en nuestros días. Solo hemos perseguido describir de manera práctica y generalizada, los pasos que debemos planear y respetar en la cirugía extracapsular, recordando para ello en cada momento, las variaciones específicas que caracterizan cada uno de estos pasos, según el tipo de técnica que empleemos. Exploración del paciente previo a la cirugía Toda cirugía de catarata y sobre todo aquellas que precisan un «moldeado» de la cápsula anterior, deben ir precedidas de un detenido estudio biomicroscópico con lámpara de hendidura. Previa toma de presión ocular y bajo midriasis comprobada y medida, usando ciclopentolato 1% y fenilefrina hasta conseguir una midriasis apropiada, (habitualmente una aplicación cada 10 minutos, 3 veces, debe ser suficiente) se explorará el estado de la córnea, la naturaleza del cristalino y si es posible, el aspecto y la transparencia, de ambas cápsulas cristalinianas. Comentar que en la cirugía extracapsular, es habitual asociar el ciclopentolato durante los primeros días del postoperatorio, en aplicación cada 8 horas, unido a los fármacos de antibióticos y antiinflamatorios habituales. El conocimiento de la pupila en midriasis máxima y de ambas cápsulas, nos ayudará a elegir el tipo de capsulotomía a realizar. Opacidades de la cornea o fibrosis de la cápsula anterior, dificultaría la práctica de una buena cirugía al disminuir la visión de la cápsula o el manejo posterior del cortex y del saco cristaliniano. La medición de la presión ocular y un minucioso estudio de fondo de ojo, si la opacidad de la catarata nos lo facilita, nos permitirán conocer el estado de la periferia de la retina y de la mácula, para poder prever la funcionalidad de la misma, una vez retirado el cristalino opacificado. Aunque en situaciones adversas hemos llegado a realizar la cirugía extracapsular, tan solo bajo anestesia tópica y en el transcurso de una conversión de una facoemulsificación «frustrada», tenemos que ser rigurosos con el procedimiento anestésico, por lo que no debemos contemplar la anestesia en estos pacientes, desde la perspectiva y seguridad que nos da la cirugía a cámara cerrada en nuestros días y menos aún, en cirujanos que se estén iniciando en esta técnica quirúrgica, para ellos aún novedosa. Durante los primeros años, continuando con nuestro hábito anestésico de la extracción intracapsular, realizábamos un bloqueo retrobulbar con 3 cc. de clorhidrato de Mepivacaina al 3% (Scandinibsa®) y un bloqueo de campo según Van Lint con variante de Menezo de 3 c.c. del mismo anestésico20, infiltrado en las tres direcciones clásicas. Aplicábamos además 1 cc. aproximadamente en el recto superior, para disminuir las molestias de éste punto de sujeción. Desde la descripción de la técnica de anestesia peribulbar por Davis y Mandel en la ASCRS del año 1985 y la publicación mas tarde de sus resultados en 1986, hemos empleado con asiduidad este procedimiento21, aplicando una mezcla de un anestésico de acción rápida y de efecto corto, como la Lidocaína al 2%, asociado a un anestésico de efecto lento pero mas duradero, como la Bupivacaína al 0’75%, en un volumen total de 6 a 8 cc. y en una proporción de 1 a 3, según técnica de sus autores y que han sido descritas profusamente en otros capítulos de esta monografía. Mas tarde, desde que se conocieron los posibles efectos adversos de estas concentraciones y conforme nuestra destreza quirúrgica aumentaba, disminuimos tanto las concentraciones como el volumen empleado (4-5 cc. al 1% de lidocaina unido a 0’5% de Bupivacaína, en un porcentaje del 50%), practica que aún seguimos empleando. Hoy día estas cantidades intentamos incluso minimizarlas, para evitar los efectos tardíos. Insistimos y seguimos confiando en la seguridad que nos da el balón de Honan (1979), más que en la pelota de Guills, para el control de la hipotensión en la anestesia peribulbar, manteniéndolo durante 20 m. INCISIONES CONJUNTIVALES Y CORNEALES EN LA EXTRACCIÓN EXTRACAPSULAR Técnica quirúrgica La anestesia en la extracción extracapsular planeada En la actualidad, la anestesia superficial o tópica reforzada o no con una anestesia intracamerular, ocupa un porcentaje muy alto de nuestra cirugía de facoemulsificación, quedando relegada la anestesia locorregional a situaciones oculares especificas, asistida o no con sedación, y la anestesia general a situaciones muy concretas, como niños o adolescentes jóvenes, pacientes con claustrofobia o hipoacusias severas y en deficientes mentales, donde la colaboración del paciente, podría quedar en entredicho. En la cirugía extracapsular planeada contemplamos hoy dos tipos de incisiones principales, la incisión límbica o corneo-escleral y la incisión corneo-corneal. Dentro de esta última, la inclinación del corte nos llevara como resultado, obtener una incisión de angulación directa o inversa. La incisión escleral clásica ha sido abandonada, por estar condicionada con la realización de colgajos conjuntivales amplios, con mayor riesgo de traumatismos en la raíz del iris o en el cuerpo ciliar, junto a una mayor probabilidad de hernias de iris y de hemorragias persistentes, que pueden dificultar el desarrollo de una cirugía rápida, cómoda y precisa. 767 IV. CIRUGÍA DE LA CATARATA: OTRAS TÉCNICAS La incisión corneal límbica, se hizo más popular en Norteamérica en la década de 1980, unida a maniobras sobre la cápsula en forma de capsulotomía en «abrelatas». Debe ir precedida de una incisión y posterior discisión conjuntival. La discisión conjuntival, puede hacerse con «base en limbo» o con «base en fornix», siendo esta última la mas practicada por no dificultar la visión durante la cirugía. Se escindirá junto con la cápsula de Tenon, con una tijera de Wescott, y conlleva la necesidad de realizar una hemostasia cuidadosa en un medio húmedo, para así evitar retracciones conjuntivales, que causen mas tarde cicatrizaciones adversas o astigmatismos inducidos. Los instrumentos actuales de cauterización, que incorporan cualquiera de las plataformas de trabajo en uso, nos permiten graduar su potencia con más fiabilidad que los portátiles, ya que el uso de estos últimos debe hacerse con mucha precaución, para así evitar quemaduras esclerales y retracciones conjuntivales indeseadas. La discisión conjuntival con «base en limbo», hoy en desuso, permite una sutura conjuntival alejada 3-4 mm de la incisión corneal limbar, lo que conduce a un cierre por planos de la herida quirúrgica y a un mayor grado de confortabilidad por situarse los puntos conjuntivales, habitualmente de vicryl 7-0, alejados del limbo. Por el contrario, dificulta la visión de la cámara anterior durante las maniobras quirúrgicas, al tener que rechazar el colgajo conjuntival hacia la cornea. La discisión conjuntival con «base en fornix», es menor en longitud y en superficie, y por lo tanto más fácil y rápida de realizar, permitiendo una exposición de la incisión corneal más limpia y evidente, junto a una visión transparente de la cámara anterior durante la cirugía. La confortabilidad posquirúrgica es menor si se realiza sutura conjuntival, ya que la situación de los puntos sobre el limbo corneal, ocasiona durante los primeros días sensación de cuerpo extraño. Esta reacción puede evitarse, realizando con un cauterio de pinzas, dos puntos de cauterización en las zonas extremas de la herida conjuntival, para inducir la cicatrización. En algunos casos, también hemos repuesto la conjuntiva desplazada, con la aplicación subtenoniana en la zona superior con una aguja de 25 G, de 1 cc. de la mezcla de antibiótico y corticoide (gentamicina y dexametasona), que habitualmente aplicábamos en el cuadrante temporal inferior al finalizar la cirugía. La incisión límbica, que es teóricamente menos astigmatógena, puede ser perpendicular u oblicua, la iniciamos después de tallar una preincisión con cuchillete de 30º profundizando a la mitad del espesor corneal y la finalizamos con las tijeras de Castroviejo, derecha e izquierda, o con la tijera corneal de Barraquer. Una variante de este procedimiento y satisfactorio de realizar para cirujanos habituados a las incisiones tunelizadas, consiste en hacer la preincisión a 1-1’5 mm. del limbo y continuar después, con un cuchillete tipo «crescent» haciendo una tunelización hasta la cámara anterior, desde donde y habiendo perforado ésta, completamos la incisión con una tijera corneal. Estas incisiones por el contrario, puede favorecer mas la hernia del iris durante la cirugía y en el postoperatorio inmediato, por ser menos hermética y estar a plano de la raíz del 768 iris. Habitualmente finalizamos esta cirugía con 3-4 puntos de sutura en «X» de nylon 10/0, que quedan enterrados bajo la conjuntiva. Si en el postoperatorio encontramos astigmatismos elevados, transcurridos un mes como mínimo, podemos liberar la tracción del punto en ese eje definido, con un disparo de láser YAG, sin necesidad de desbridar la conjuntiva. La incisión corneo-corneal, que puede asemejarse en su localización a la que en terminología de la cirugía por ultrasonido se conoce como «cornea clara», es teóricamente más astigmatógena, aunque su control pueda ser regulado por la forma e intensidad de la sutura. La preincisión la realizamos a 2/3 del espesor corneal con un cuchillete de 45º de angulación y según la inclinación del corte, tendremos una incisión directa o inversa. Terminamos la incisión con una tijera corneal, a través de una paracentesis, imprimiendo la inclinación deseada. La incisión corneal es más rápida y limpia al evitar la manipulación conjuntival, favoreciendo menos la herniación del iris y las hemorragias durante la cirugía, por estar realizada en un plano superior. Por el contrario, es una maniobra más exigente en cuanto a la ejecución de su técnica, que debe hacerse de forma decidida y perfecta, «en un solo trazo», al ser una herida quirúrgica expuesta y claramente visible, dificultades que resultan ser atractivas para cirujanos más expertos. La incisión corneal inversa, descrita por Charleux en Francia y extendida por algunos países de la Europa central, es la que utilizamos habitualmente y la describiremos mas adelante dentro de una técnica muy definida, que llamamos «cirugía endosacular o intercapsular del cristalino», donde asociamos cada paso de la cirugía con el que le precede y a su vez con el que le sucede, conjugando de una forma muy particular, con un concepto armónico y definido, el desarrollo de la cirugía extracapsular. Finalizamos estas cirugías, con 5-6 puntos sueltos o con una sutura continua y cruzada de nylon 10/0 (Fig. 2), que lleva anexo un punto previo de seguridad a las 12 h. La sutura con puntos sueltos es segura, aunque la irregularidad en su realización puede llevarnos a astigmatismos altos y oblicuos, que podrán ser regulados no obstante, con la extracción del punto que induzca un mayor astigmatismo, a partir del mes de la cirugía. La sutura continua y cruzada requiere una mayor habilidad en su práctica, pero creemos que es incluso mas predecible y reproducible, manteniendo un control sobre el astigmatismo al conservar o extraer el punto de seguridad de las 12 h, con el que además hemos querido inducir un astigmatismo con la regla, consiguiendo un resultado final, en nuestra experiencia, inferior a 1,25 cilindros por término medio. En cualquiera de los casos, aunque el punto de seguridad puede retirarse a partir del mes de la cirugía, la totalidad de los puntos no deben extraerse hasta transcurridos tres meses de la cirugía. El efecto de las incisiones sobre el astigmatismo corneal es estudiado por Zheng en 1997, que compara la incisión de la cirugía extracapsular con tres incisiones de cirugía por ultrasonidos diferentes, concluyendo que el astigmatismo inducido disminuye con el tamaño de la herida y que solo la incisión temporal inferior a 3 mm es neutra22, desde el punto de vista del astigmatismo. 65. EXTRACCIÓN EXTRACAPSULAR DEL CRISTALINO PLANEADA Y CONVERSIÓN A LA CIRUGÍA EXTRACAPSULAR Fig. 2. Sutura continua cruzada con nylon 10/0 en la cirugía extracapsular. También Merrian en el 2003, abunda en esta idea y estudia el efecto de las incisiones de la catarata en la curvatura corneal23. Nos refiere que los meridianos corneales no se estabilizan totalmente hasta 4’5 meses tras la extracción extracapsular, 1,2 meses después de una incisión superior con túnel escleral de 6 mm. y tan solo en 0’3 meses, si el túnel escleral ha sido de 3 mm. La magnitud y duración de los cambios queratométricos en los meridianos verticales y horizontales, dependen de la longitud y localización de la incisión, no existiendo cambios significativos en la curvatura corneal, tras cualquiera de las incisiones temporales pequeñas. CAPSULOTOMÍAS Conceptos generales aplicados a la cirugía extracapsular Clásicamente ya, se ha tenido a la resección capsular, como el paso más limitante y significativo de la cirugía extracapsular y el que durante años suscitó mayor controversia. Una encuesta de expertos publicada por Stark en 1984, incidía ya entonces, en la importancia de la capsulectomía anterior24, no solo para dar seguridad a este procedimiento, sino también para fijar la lente intraocular de forma estable en la cámara posterior. Todas estas maniobras sobre la cápsula, han sido descritas en otro capitulo de esta ponencia de manera detallada, por lo que nos limitaremos tan solo a recordar algunos aspectos de las capsulotomías que tengan una relación directa con las maniobras quirúrgicas asociadas a la cirugía extracapsular. La capsulorrexis curvilínea continua en la cirugía extracapsular La capsulorrexis curvilínea continua, técnica descrita simultáneamente por Gimbel en Boston y Neuhann en Heidelberg en 1985, publicada por éste25 en 1987 y felizmente unificada por ambos en el año 1990, no cabe duda que es hoy la capsulotomía que ofrece mayor seguridad durante las maniobras quirúrgicas sobre el núcleo, el cortex y sobre el fondo de saco cristaliniano, además de ofrecer la mejor estabilidad y posicionamiento final de la lente intraocular en el saco capsular26. No obstante, todas estas ventajas demostradas que aporta la capsulorrexis en la moderna cirugía de la catarata, tenemos en ocasiones que soslayarlas por ser inviable su realización en el contexto de una extracción extracapsular reglada, al tener que enfrentarnos a cápsulas fibrosadas, cristalinos intumescentes o pupilas mióticas y sinequiadas, que hacen imposible obtener una capsulorrexis muy amplia, superior a 6 mm., requisito imprescindible para lograr conjugar esta técnica de capsultomía con la cirugía extracapsular, teniendo frecuentemente que recurrir a otras capsulotomías, que se adapten mejor al proceso quirúrgico que condiciona, cada tipo de catarata. La capsulotomía en «abrelatas», en la extracción extracapsular En nuestra practica habitual la capsulotomía en «abrelatas» de diseño circular, muy similar a la capsulotomía en «sello de correos», aunque esta de diseño cuadrado, ha sido relegada a circunstancias muy desfavorables, como miosis acentuadas, fibrosis capsulares, etc., en donde la extracción posterior de la cápsula anterior sería difícil y una resección amplia y controlada azarosa. La capsulotomía en «abrelatas» en una extracción extracapsular reglada, la realizábamos inicialmente, (cuando el uso de los viscoelásticos estaba restringido y en ausencia de disponer de una solución salina balanceada, BSS®), con una aguja de 25 G doblada a modo de los cistitomos desechables al uso y bajo aire, según la técnica de Binkhorst, o mejor unida a una perfusión continua de una solución de Ringer Lactato, como sistema de estabilización y mantenimiento de la cámara anterior. Más adelante, cuando ya no existían tantas restricciones presupuestarias en el coste por proceso de nuestra cirugía, la capsulotomía en «abrelatas» la realizamos habitualmente con viscoelásticos de tipo cohesivo y de bajo peso molecular, práctica que aconsejamos en nuestros días en este tipo de capsulotomía. Realizamos con el cistitomo, entre 50 y 60 micropunciones en la zona mas periférica de la cápsula anterior (Fig. 3), una por minuto horario y en dirección centrífuga, o sea del centro de la cornea hacia la zónula, para evitar tracciones directas e indeseadas sobre la misma. La paracentesis que debe ser mínima, pero suficiente para introducir el cistitomo, la hacemos una vez conseguida una preincisión corneal uniforme con cuchillete, para poder llevarla a cabo a cámara anterior cerrada y con un buen tono ocular, pero siempre antes de haber completado la incisión corneal con tijera. Separamos la capsula con el cistitomo y la extraemos con una pinza de Kelman-Mc Pherson. 769 IV. CIRUGÍA DE LA CATARATA: OTRAS TÉCNICAS Fig. 3. Capsulotomía en «abrelatas» original del Dr. Charleux. A modo de anécdota, señalar que ese hábito quirúrgico aprendido hace años, nos ha facilitado curiosamente y muy recientemente la práctica de la capsulorrexis, cuando hemos tenido que recurrir al cistitomo en la cirugía microincisional bimanual con ultrasonido. Continuamos con una incisión capsular con tijera de Vannas, de la zona superior del cristalino, y a través de la punción capsular de las 12 h., conseguimos, primero hacia las 2 h. y después hacia las 10 h., una capsulotomía lineal y uniforme, dejando un saco capsular a modo de «sobre» (Fig. 6), permitiéndonos la realización de unas maniobras intercapsulares durante toda la cirugía, técnica que se definió como «cirugía endosacular» de la catarata, que describiremos mas adelante. Esta capsulotomía también se consigue con varias punciones con el cistitomo, en forma de «sonrisa», pero que consideramos mas imprecisa e inestable. Para autores, como Taylor o Fonseca27,28, una ventaja añadida de la capsulotomía en «sobre» asociada a la técnica «íntercapsular», comparada con la capsulotomía en «abrelatas» como cirugía a «cielo abierto», seria facilitar y asegurar mas si cabe, la fijación de ambas asas de la lente en el saco capsular, exploradas posteriormente mediante la técnica de cilioscopía de Domínguez. La capsulotomía en «sobre» y la cirugía endosacular La capsulotomía en «sobre» ideada por Galand en 1982, es la modalidad de capsulotomía que practicamos de forma habitual y la que, al asemejarse en su técnica a la capsulorrexis, podría ser la más accesible hoy para los cirujanos de facoemulsificación, aconsejándola siempre que la transparencia y la consistencia de la cápsula anterior nos lo permita. En primer término y bajo aire, o inyectando suero, o con el uso de viscoelásticos, nuestra técnica consiste en hacer una punción capsular periférica previa a las 12 h., seguida de una hidrodisección mínima y controlada a cámara cerrada, con una aguja de 25 G montada sobre una jeringa de insulina con BSS® (Figs. 4 y 5). Fig. 6. Capsulotomía en «sobre» con tijera de Vannas a través de la punción capsular. Se completa a derecha e izquierda. Fig. 4 y 5. Punción capsular con aguja de 25G e hidrodisección endosacular. Véase la «oleada» del BSS® a cámara cerrada (Secuencias cortesía del Dr. Sayans). 770 65. EXTRACCIÓN EXTRACAPSULAR DEL CRISTALINO PLANEADA Y CONVERSIÓN A LA CIRUGÍA EXTRACAPSULAR HIDRODISECCIÓN E HIDRODELAMINACIÓN EN LA EXTRACCIÓN EXTRACAPSULAR Técnicas Es importante recordar de nuevo, que no todas las maniobras que utilizamos en la cirugía convencional con ultrasonido, pueden ser trasladadas en su totalidad a la cirugía extracapsular, sino al contrario; procedimientos o gestos que efectuamos de manera rápida y segura en la cirugía de la catarata a cámara cerrada con una capsulorrexis íntegra y con probado beneficio, pueden conducirnos a situaciones poco deseadas, si las realizamos en ojos con la cámara anterior abierta o ante capsulotomías discontinuas. Un ejemplo de estas maniobras, puede ser la hidrodisección del núcleo, la hiidrodelineación del cortex o, mas aún, la rotación del núcleo, que de realizarla de manera violenta, estando como soporte una capsulotomía anterior en «abrelatas», puede ocasionarnos una dehiscencia zonular o una prolongación por rasgadura de la cápsula anterior, hacia la cápsula posterior. Por tanto, la hidrodisección al igual que la hidrodelineación, debemos efectuarla completa y minuciosa, por la importancia de disponer de un núcleo «suelto» dentro del saco capsular. La rotación del núcleo, que es una maniobra que no realizamos asiduamente en la cirugía endosacular, por haber practicado ya una hidrodisección completa a cámara cerrada y que volveremos a describir mas adelante, debemos llevarla a cabo con exquisita suavidad, con una cánula de hidrodisección estándar, si la capsulotomía es en «abrelatas». En este contexto, tampoco somos partidarios de maniobras de rotación del núcleo exageradas, por considerarlas innecesarias y a veces inadecuadas. EXTRACCIÓN DEL NÚCLEO Y ASPIRACIÓN DEL CÓRTEX EN LA CIRUGÍA EXTRACAPSULAR Fig. 7 y 8. Maniobras de presión-contrapresión y extracción del núcleo con cánulas de Charleux, véase la posición de las mismas. Para conseguir un mejor equilibrio entre el flujo de irrigación y aspiración, en algunas ocasiones será aconsejable suturar la incisión de manera temporal, con 2 ó 3 puntos sueltos, para intentar conseguir un cámara anterior estanca, Maniobras Una vez extraído el núcleo y el epinúcleo, que deben salir unidos al ejercer la maniobra de presión-contrapresión (Figs. 7 y 8), si se ha realizado una hidrodisección adecuada y que insistiremos en su técnica más adelante, continuaremos con la aspiración del cortex o masas cristalinianas. La limpieza de masas la podemos llevar a cabo de forma manual o mecánica. Para la forma manual y habiéndose abandonado el uso de las cánulas de una sola vía (push-pull), que requerían un mayor grado de aprendizaje con una ayuda constante del ayudante, utilizaremos frecuentemente cánulas de irrigación-aspiración de doble vía (Fig. 9). Para realizar la limpieza de las masas de manera mecánica, podemos emplear el mismo terminal de irrigación-aspiración que usamos habitualmente en la plataforma de ultrasonidos, sino disponemos de aparatos individualizados, tipo Mentor®, como los que se utilizaron en los años 90, aunque no de manera generalizada. Fig. 9. Muestrario de diferentes cánulas de irrigación y aspiración de masas de doble vía, adaptables a una vía de infusión intravenosa con botella de BSS®. 771 IV. CIRUGÍA DE LA CATARATA: OTRAS TÉCNICAS donde estas maniobras se realicen de manera mas eficiente, asemejándose a las de la irrigación-aspiración de la cirugía por ultrasonidos. Comentaremos otros aspectos de estas maniobras, por ser comunes, dentro del apartado de la cirugía endosacular. LAS SUSTANCIAS VISCOELÁSTICAS EN LA CIRUGÍA EXTRACAPSULAR Los viscoelásticos, protegen el endotelio corneal y los tejidos circundantes, persiguen y consiguen volúmenes en los espacios del segmento anterior, equilibran presiones entre el segmento anterior y posterior, facilitando así y haciendo mas segura las maniobras intraoculares29, pero su papel en la extracción extracapsular tiene algunas connotaciones diferentes, a las ya conocidas en la cirugía por ultrasonidos. De las dos grandes familias de viscoelásticos, dispersivos y cohesivos, ya sean de bajo o alto peso molecular, creemos suficientes durante la cirugía extracapsular, utilizar un viscoelástico de tipo cohesivo y de bajo peso molecular, como el hialuronato sódico, tipo Healon® o Provisc®. La experiencia nos demuestra, que el uso de un viscoelástico de alto peso molecular, ya sea dispersivo o cohesivo, como el Healon 10®, el Healon GV® o el Viscoat®, aunque no cabe duda del efecto protector del endotelio corneal y favorecedor de una capsulotomía reglada y controlada al «planchar» la cápsula, nos puede dificultar la extracción del núcleo si utilizamos nuestra técnica habitual de presión-contrapresión. Si quisiéramos proteger el endotelio corneal, ante una distrofia o una población celular endotelial baja, podríamos recurrir a la técnica del «escudo» utilizando primero una poca cantidad de un viscoelástico dispersivo que se adhiera a la cornea, bajo el que inyectamos una burbuja de un viscoelástico cohesivo que nos permita realizar con comodidad, tanto las maniobras de capsulectomías, como un adecuado deslizamiento en la extracción del núcleo. las maniobras rotacionales de la lente intraocular, y a la vez con ello, disminuir o romper la interacción biofísica de esta con el endotelio. Además reducen la formación de sinequias y posibilitan en muchas ocasiones el aplanamiento de la cámara anterior, contraponiéndose a la presión positiva del vítreo, mas aún si se ha producido una rotura capsular. La viscocirugía, expuesta aquí en último lugar, no es por ello menos importante. Puede y debe utilizarse a voluntad y en mayor o menor cantidad, dependiendo de las características de la cirugía: niños, miopías magnas, miosis, cámaras anteriores planas, iris sinequiados, etc., o de la experiencia del cirujano. LA CIRUGÍA ENDOSACULAR DEL CRISTALINO COMO TÉCNICA HABITUAL, EN DIEZ PASOS Hemos descrito hasta ahora, las generalidades de las técnicas quirúrgicas y las maniobras asociadas a cada una de ellas, cuando estamos trabajando sobre modalidades de cirugía extracapsular, con características muy definidas y por tanto diferenciadas. Para evitar una repetición innecesaria de algunos procedimientos comunes en la cirugía extracapsular, hemos evitado comentarlos en el apartado de generalidades, para que todos ellos sean analizados ahora en el contexto de la cirugía endosacular de la catarata, que comenzamos a describir a continuación en «diez pasos», por haber sido durante años nuestra técnica habitual y con la que hemos obtenido resultados muy satisfactorios, no solo en la era pre- ultrasonidos, si no incluso en el momento actual, y también, cuando tenemos que recurrir a maniobras de conversión de una cirugía por ultrasonidos, a una cirugía extracapsular no planeada. Todos y cada uno de los pasos que vamos a mostrar, llevan en su realización una filosofía conservadora para el endotelio corneal, y cada uno es a su vez más importante, por la interconexión que les une a los pasos que le anteceden o le suceden. La Viscocirugía 1. Fijación del globo ocular El termino de Viscocirugía, fue descrito por Balazs en 1979, como un «procedimiento quirúrgico, llevado a cabo en un medio viscoelástico, que al mantener las estructuras oculares distendidas, las aleja y protege del daño mecánico que puedan sufrir». Para Menezo en su ponencia de la SEO de 1983, entraríamos con ello en el concepto de una «cirugía dinámica, realizada dentro de un medio estático». El corte inverso y la cirugía íntercapsular, como se ha demostrado, precisan una menor dependencia de estas sustancias (Sayans Gómez J. A. Martínez Sanz F. Material viscoelástico en el manejo de la cápsula. Comunicación presentada en el 5º Congreso del CECOIR 1989, Alicante). No obstante, indiferente al procedimiento y referida la gama de propiedades que poseen, añadimos las ventajas de facilitar el implante y El objetivo de fijación del globo ocular mediante un punto en el recto superior de seda de 3-4/0 con aguja cilíndrica y sin tensión, aplicado en el vientre muscular, además de inmovilizar el globo en los casos donde la aquinesia no se haya logrado suficientemente, nos permitirá una buena exposición del limbo superior, por donde realizaremos la incisión, además de facilitarnos la posición del globo que nos permita la mejor coaxialidad con la luz del microscopio (Fig. 10). 772 2. Incisión corneal inversa La incisión corneal inversa según la técnica de Charleux, se realiza con cuchillete de 45º y tijeras de Castroviejo dere- 65. EXTRACCIÓN EXTRACAPSULAR DEL CRISTALINO PLANEADA Y CONVERSIÓN A LA CIRUGÍA EXTRACAPSULAR Fig. 10. Adecuada posición del globo, que nos permite un buen acceso al limbo superior como inicio de la cirugía (Secuencias cortesía del Dr. Sayans). cha-izquierda en cirujanos diestros, permitiéndonos una cirugía más rápida, mayor limpieza a lo largo de la intervención, mayor estanqueidad de la cámara anterior y un menor daño endotelial, al producirse en la introducción de los instrumentos, una inversión del borde corneal como se muestra en las imágenes posteriores, con disminución del roce endotelial. La técnica empleada es la siguiente: Previa fijación del globo ocular, con una pinza corneal recta de Bonn o con una pinza corneal «colibrí» de Barraquer, primero sobre conjuntiva a las 2 h, hasta iniciar el corte, disponiendo el mayor contacto posible del cuchillete de 45º sobre la superficie corneal. Más tarde, una vez profundizada la incisión a 1/2 o 2/3 del espesor corneal, pasamos a hacer una sujeción adecuada sobre el labio limbar de la incisión, mínima pero suficiente, persiguiendo inmovilizar aún más el globo ocular, para continuar con el corte de 2 h. a 10 h., efectuando un movimiento de izquierda a derecha, controlado pero decidido, variando la angulación del cuchillete sobre la superficie corneal, dirigiendo el bisel del mismo hacia el limbo corneal hasta completar la incisión «inversa» (Figs. 11 y 12). Hacemos para terminar una paracentesis de 12 h. a 1 h., por donde introduciremos las tijeras corneales (Fig. 13). Para completar la secuencia continua de este tipo de incisión, en ocasiones es aconsejable que el cirujano desplace la dirección del codo siguiendo un movimiento circular hacia las 6 h., acompañando a la mano derecha en su movimiento de desplazamiento sobre la cornea. Terminamos la incisión del espesor corneal restante, aproximadamente 1/3 del total, con unas tijeras corneales de Barraquer, primero de derecha a izquierda y a continuación de izquierda a derecha. Si las tijeras elegidas son también de diseño «inverso» (Moria®), la incisión estará terminada y si no disponemos de ellas, buscaremos perseguir una dirección, ya directa, inclinando para ello el plano de corte de la tijera a la angulación deseada, para conseguir un cierre hermético en dos planos. Consideramos esta incisión limpia y rápida al no tener que escindir ni retirar la conjuntiva, ni por tanto, coagular los vasos conjuntivales. A la vez, es estanca y autosellable, por su arquitectura en dos planos. Fig. 13. Paracentesis a las 10h y control microscópico de la incisión con tijeras, en dos planos. Fig. 11 y 12. Recorrido de la preincisión de 2h a 10h en el corte inverso, a 2/3 del espesor corneal. El movimiento debe ser decidido en un solo «gesto». 773 IV. CIRUGÍA DE LA CATARATA: OTRAS TÉCNICAS Una crítica de este corte sería, un mayor astigmatismo inducido y el posible despegamiento de la membrana de Descemet, si la dirección del corte se «bisela» mucho. El corte inverso per se, reduce el uso del viscoelástico. 3. Hidrodisección Como ya hemos comentado anteriormente, realizamos la hidrodisección, previa punción de la cápsula anterior a las 12 h., con una aguja de 25 G doblada 30º y jeringa de cristal de 3 cc., la misma que utilizaremos con cánula de Charleux de 1 sola vía durante toda la intervención, para el lavado de masas y reposición de la cámara anterior (Fig. 14). En su defecto y si no disponemos hoy día de estas jeringas de cristal, o no estamos familiarizados con este procedimiento, usaremos una jeringa de insulina para hacer la punción y posterior hidrodisección controlada intrasacularmente. La hidrodisección realizada mediante esta técnica, nos facilita la maniobra de extracción del núcleo, haciéndola mas suave, espontánea y con mayor protección del endotelio corneal, a la vez que facilita el lavado de las masas corticales. 4. Capsulotomía Una vez completada la hidrodisección a través de la punción de la cápsula anterior, realizamos una capsulotomía tipo «sobre» con tijera de Vannas curvas (Fig. 15). Preferimos las tijeras capsulares, al uso de incisiones múltiples con cistitomo, por considerarla mas rápida, limpia y linealmente mas estable, permitiéndonos con ello, una cirugía endocapsular o íntercapsular durante todo el tiempo, con mayor seguridad y facilidad en la extracción de las masas, junto a una mejor accesibilidad y posterior estabilidad en la implantación de ambas asas de la lente intraocular en el saco capsular. La capsulotomía debe ser amplia y en «sonrisa», para evitar desgarramientos no controlados de la cápsula anterior en la maniobra de extracción del núcleo. Fig. 14. Hidrodisección mediante punción capsular con aguja de 25G. 774 Fig. 15. Capsulotomía con tijera de Vannas a derecha e izquierda. 5. Extracción del núcleo La extracción del núcleo se lleva a cabo mediante unas maniobras de expresión del núcleo, muy similares a la empleada por Smith en la extracción intracapsular de la catarata. Aconsejamos el procedimiento clásico de «presión-contrapresión», consiguiendo un equilibrio entre dos presiones que se realizan de manera alternante, nunca juntas, en la zona superior a las 12 h. y en la zona inferior a las 6 h. La consecuencia del equilibrio entre estas dos presiones, es trasladar al núcleo una fuerza de inercia ascendente y dirigida hacia la incisión superior, para que le permita su salida del saco de manera gradual y continuada, sin tracciones indeseadas sobre la cápsula. Estas maniobras las realizábamos en la practica diaria con dos cánulas de Charleux en posición anatómica sobre el globo (Fig. 16), pero también puede realizarse con otros instrumentos como un gancho de estrabismo en la posición de las 6 h. asociado a un asa de expresión del cristalino a las 12 h. con la que a la vez, podemos recibir el núcleo en su mo- Fig. 16. Movimiento alternantes de presión-contrapresión a las 12 y 6 h, con cánulas de Charleux, buscando el equilibrio correcto de fuerzas. 65. EXTRACCIÓN EXTRACAPSULAR DEL CRISTALINO PLANEADA Y CONVERSIÓN A LA CIRUGÍA EXTRACAPSULAR vimiento de salida. Si cabe, un cirujano con experiencia en microcirugía ocular y en un determinado momento, puede usar cualquier pinza o instrumento romo, con el que pueda conseguir ese equilibrio continuo y constante sobre el globo ocular. Conviene evitar el movimiento, a veces precipitado por no conseguir el efecto deseado de herniación del núcleo, de «arrastrar» sobre la cornea la cánula o el instrumento que empleemos para transmitir presión a las 6 h., con el fin de evitar un trauma endotelial indeseado. En ese caso, debemos comprobar que la amplitud de la incisión sea superior a 9 mm. en cirujanos noveles y apoyarnos en el uso continuado de sustancia viscoelásticas. En cirugías con incisiones corneales amplias, capsulotomías suficientes y núcleos muy libres, podemos valorar la posibilidad de realizar la técnica de «hidroexpresión» del núcleo, inyectando BSS®, con una cánula de Charleux o de hidrodisección en el fondo de saco capsular a las 6h., a la vez que facilitamos la salida del núcleo con la misma cánula, ejerciendo una mínima presión a las 12 h. 6. Lavado de masas corticales Una vez extraído el núcleo, se recomienda una buena hidratación de las masas y restos corticales, con BSS® para facilitar su extracción en tiempos posteriores. El lavado de masas en saco capsular, lo hacíamos habitualmente con la cánula de Charleux de irrigación-aspiración, de una sola vía y una jeringa de cristal de 3 cc., debiendo existir buena coordinación con el ayudante, procedimiento que hemos abandonado por la dificultad que tenemos hoy, en conseguir las jeringas de cristal, en la era de los productos desechables. Este método de extracción de masas mediante la cánula de irrigación-aspiración de una sola vía, consiste en aspirar y devolver continuamente las masas a cámara anterior, en forma de pequeños pulsos, antes de ser extraídas por hidroexpresión. Este sistema, llamado push-pull o «método sucio», aunque muy artesanal, era rápido y eficiente en manos expertas, pero exigía una buena coordinación bimanual, por la precisión de esta maniobra y por acarrear continuas entradas y salidas de la cánula en cámara anterior, para extraer las masas. Por esta servidumbre, las cánulas de irrigación-aspiración de una sola vía, fueron desplazadas más tarde por una gama de cánulas de doble vía y de diferente funcionamiento (modelos Charleux, Gills, Simcoe, SFO, etc.) que asociadas a una jeringa de plástico desechable de 10 cc. algunas de ellas con muelle para inducir una aspiración continua, y que adaptadas a una botella de BSS® con una vía de infusión intravenosa, permitían practicar un método «limpio» y continuo de irrigaciónaspiración, es de ejecución mas sencilla, reduciendo con ello las veces en que la cánula debía entrar en cámara anterior. De todas ellas, recomendamos la cánula de doble vía de irrigación-aspiración de Simcoe, que por su diseño y por la situación de los orificios, (el de irrigación situado en la parte lateral de la cánula derecha y el de aspiración en la parte su- perior de la cánula izquierda), permite al cirujano trabajar con las manos separadas y realizar unos movimientos de limpieza y de extracción de masas mas controlados. Esta maniobra que es delicada, pero perfectamente controlable, se aconseja que sea primero de oclusión de la boquilla de la cánula en el fondo de saco capsular y posterior «arrastre» de las masas en un segundo tiempo, a la zona central de seguridad del saco capsular, donde serán aspiradas, más que una maniobra continua de aspiración en fondo de saco. Con esta precaución, se evitaran desgarros capsulares o dehiscencias zonulares inadvertidas. El lavado de masas por tanto, debe ser minucioso tanto mas en zonas donde más difícil es su práctica, véase de 11 h. a 1 h.30, situación que puede facilitarse despegando previamente las masas superiores, con una cánula en «J» o en «báculo de obispo». Como sabemos, los restos de cortex en cámara anterior, pueden favorecer un mayor componente inflamatorio, pueden causar una hipertensión ocular postoperatoria y facilitar la aparición pronta de la opacidad de la cápsula posterior o catarata secundaria. También intervienen en la formación de sinequias anteriores o posteriores del iris con la lente intraocular o del iris con la cápsula anterior, consecuencia de esta reacción inflamatoria, que va a dificultar una adecuada exploración del fondo de ojo. De manera habitual, limpiábamos minuciosamente las células corticales de las caras internas, tanto de la cápsula anterior como de la posterior, mediante una maniobra de vacuum cleaning intrasacular (Fig. 17). Esta maniobra, de utilidad hoy cuestionada, comparable al polish que empleamos en ocasiones, ira siempre dirigida desde el fondo del saco al centro capsular y con una pequeña succión de las células corticales, debiendo practicarse con precaución, para evitar daños zonulares. El tiempo de ejecución de todas estas maniobras y la cantidad de BSS® utilizado, repercutirá indudablemente sobre el endotelio corneal. Fig. 17. Aspiración de masas con cánula de Charleux de una sola vía, método «push-pull» y maniobra de «toilette» de la capsula posterior. 775 IV. CIRUGÍA DE LA CATARATA: OTRAS TÉCNICAS Una vez terminada esta toilette minuciosa en el saco, estamos en disposición de introducir el tipo de la lente intraocular más aconsejable y que mejor se adapte al albergue creado. 7. Introducción de la lente intraocular Desde Ridley, el desarrollo de las lentes intraoculares, hace ya más de 50 años31, ha ido acompañado de grandes éxitos y de grandes desastres. La extracción extracapsular, nos ha proporcionado una cápsula posterior íntegra, donde poder implantar de forma segura una lente intraocular en cámara posterior, mientras que la capsulorrexis, nos ha aportado seguridad durante la cirugía junto a un fondo de saco capsular, donde poder albergar de forma estable una lente32. Por tanto, de la mano de la innovación tecnológica y de las últimas técnicas quirúrgicas, junto a las nuevas generaciones de lentes intraoculares, ha surgido el perfecto maridaje entre la cirugía por emulsificación y las nuevas generaciones de lentes intraoculares, lo que nos facilita una recuperación funcional inmediata, con el menor componente inflamatorio, circunstancias que debemos a la evolución habida desde la cirugía extracapsular. La lente intraocular «ideal» para la cirugía extracapsular planeada y una vez transcurrida la prolífica evolución de la década de 198033, en cuanto a diseños y materiales, era habitualmente una lente intraocular de zona óptica grande, entre 6,5-7 mm, de polimetilmetacrilato, monobloque y biconvexa, con asas de angulación variable entre 10º-12º o en forma de plato y algunas de ellas con anillo de láser en su cara posterior, para facilitar la capsulotomía YAG, que se hacia frecuente y necesaria, sin dañar la lente. Con estos diseños y modelos de lentes intraoculares, se perseguía dar una mayor estabilidad al saco capsular para reducir la posibilidad de descentramiento, si no se conseguía una simetría final de la posición de los hápticos y a la vez, para disminuir el porcentaje de opacidades de la cápsula posterior (Figs. 18 y 19). Hoy, tendremos en ocasiones dificultades para disponer en existencias, de una lente intraocular de estas características, por lo que si así fuese, recurriremos a una lente plegable de uso común, pero de tres piezas, preferiblemente de material acrílico y de zona óptica de 6 mm. Por tanto y una vez conformado el saco capsular con apoyo de un viscoelástico cohesivo, introduciremos con una pinza de Kelman o similar, el háptico inferior y el cuerpo de la lente intraocular en saco capsular. Para introducir el háptico superior (Fig. 20), bastara con iniciar un ligero y corto movimiento de rotación del mismo en dirección horaria, de 12 h. a 3 h., que se transmite al cuerpo de la lente a través de la pinza de la mano derecha, a la vez que se ejerce una presión sobre el fondo de saco posterior, balanceando ligeramente la pinza, lo suficiente para que podamos acercar y soltar el asa superior de la lente en saco capsular. Este movimiento nos debe resultar más cómodo, si estamos trabajando en el contexto de una cirugía endosacular. Estas maniobras, pueden asociarse si existe presión vítrea o poca midriasis, ejerciendo una ligera presión con la mano iz- Fig. 20. Introducción de la lente en saco capsular. Véase la correcta posición de la pinza de Mc. Pherson y la inversión del borde corneal típico de la incisión inversa, con el máximo respeto endotelial. Fig. 18 y 19. Lentes intraoculares monobloques de cámara posterior, con diseño en «C-loop» y en «plato», para cirugía extracapsular. 776 65. EXTRACCIÓN EXTRACAPSULAR DEL CRISTALINO PLANEADA Y CONVERSIÓN A LA CIRUGÍA EXTRACAPSULAR quierda sobre la zona óptica de la lente, con espátulas finas de Barraquer o retractores de iris de Menezo, Quintana o Mawas, o con el manipulador de Buratto o de Sinskey (Moria®). zado, para evitar «picos» de hipertensión indeseables y la introducción de acetilcolina en cámara anterior, sino confiamos en la integridad de la cápsula posterior o que ambas asas de la lente intraocular estén en saco. 8. Extracción de la cápsula anterior 10. Sutura con nylon 10/0 Una vez finalizadas todas las maniobras ya descritas y asociadas a la cirugía endocapsular, debemos realizar la extracción de la cápsula anterior. Bajo sustancias viscoelásticas y con tijera de Vannas, hacemos una capsulotomía entre 2-3 h. para iniciar la capsulectomía en sentido horario con la pinza de Kelman-Mc Pherson. Antes debemos «planchar» la solapa capsular de izquierda a derecha, para luego comenzar a rasgar lenta pero decididamente, la cápsula anterior. Este movimiento en sus inicios no debe por que ser continuo, podemos ir rasgando la cápsula en sentido horario, modificando la posición de la pinza cerca de la zona capsular que se desgarra, lo que nos dará mas seguridad. Igualmente podemos terminar de traccionar la cápsula a las 6 h. y comenzar una nueva rasgadura en sentido contrario al realizado, haciendo una capsulotomía previa a las 6 h.-7 h. Esta maniobra original y difícil en sus inicios, debe resultar hoy cómoda y sencilla en cirujanos habituados a la capsulorrexis (Figs. 21 y 22). En situaciones muy desfavorables, cuando hemos tenido una rotura capsular posterior, hemos dejado la cápsula anterior in situ, lo que nos ha servido de excelente taponamiento vítreo, una vez completada la vitrectomía anterior, permitiéndonos implantar una lente en sulcus ciliar, sin menoscabo de que tengamos que tratar prematuramente la opacidad capsular anterior. 9. Lavado de sustancias viscoelásticas El siguiente paso, antes de suturar la incisión corneal, es el lavado de las sustancias viscoelásticas que se hayan utili- Ya Domínguez en 1972, uno de los introductores de la microcirugía ocular en nuestro país, nos refiere las ventajas de la sutura con monofilamento de nylon en la cirugía de la catarata34. También sabemos que en la microcirugía corneal, los puntos deben ser cortos, profundos, radiales y simétricos, para conseguir la mayor estabilidad de la incisión, con el menor astigmatismo inducido. En la cirugía de la catarata aquí descrita, con incisión corneal inversa, suelen ser suficientes 5 puntos sueltos, de nylon 10/0, si hemos conseguido un buen corte inverso (Fig. 23). Fig. 23. Sutura con 5 puntos sueltos de Nylon 10/0, cortos y profundos, garantizan una incisión inversa hermética. Los pliegues de la capsula posterior, «signo de Domínguez», indican la posición simétrica de los hápticos en saco. Fig. 21 y 22. Capsulotomía con tijera de Vannas y capsulectomía con pinza de Mc. Pherson, los movimientos son similares a los de la capsulorrexis circular. 777 IV. CIRUGÍA DE LA CATARATA: OTRAS TÉCNICAS Los puntos aunque cortos y con un anudamiento de 2-1-1, variando en cada paso el sentido del nudo, deben tener la longitud suficiente para conseguir «enterrarlos», mediante una tracción dirigida desde la periferia al centro de la cornea. Es hoy inadmisible una cirugía de catarata con nudos expuestos, lo que somete al paciente a un disconfort manifiesto en los primeros días, que se traduce mas tarde en una reacción inflamatoria localizada, con acúmulo de exudados visible e incluso con neovascularización periférica persistente. También deben ser radiales y simétricos, para perseguir una coaptación de la incisión más estable y hermética. Deben ser igualmente profundos y en «U» mejor que en «V» (mínimo a 2/3 del espesor corneal), para favorecer una adecuada cicatrización. La liberación pronta de alguno de estos puntos, a partir de los 30 días, disminuirá el posible astigmatismo inducido, iniciándose la extracción total de los puntos pasados los 3 meses. La sutura continua cruzada con nylon 10/0, la utilizamos frecuentemente asociada a un punto único de seguridad a las 12 h., lo que nos permite una mayor rapidez en la ejecución de la sutura, aunque el astigmatismo inducido no sea controlable posteriormente. B. CONVERSIÓN A LA CIRUGÍA EXTRACAPSULAR INTRODUCCIÓN El concepto de «conversión», lleva implícito el procedimiento quirúrgico donde en algún momento de la cirugía con ultrasonidos y por situaciones imprevistas e indeseables, hacen aconsejable convertir el procedimiento de extracción mecanizada de la catarata por incisión pequeña, en un procedimiento manual a la vez que ampliamos la incisión. Hoy día preferimos emplear el término conversión al de reconversión, en la creencia de que este último término se ha utilizado durante años, en el contexto de una cirugía que conllevaba estar en una fase quirúrgica de transición a un nuevo procedimiento, o sea de «transición a la facoemulsificación». Por tanto, estábamos en periodo de transición o conversión de una cirugía de catarata extracapsular manual y planeada, muy conocida por nosotros, a una cirugía mecanizada por pequeña incisión, en vía de aprendizaje. Cuando esta cirugía por ultrasonidos se frustraba, a veces por causas que hoy consideramos accesibles como: miosis, sinequias posteriores, catarata blancas o muy duras, e incluso en situaciones que impedían realizar una capsulorrexis integra, reconsiderábamos esta situación, y a veces con «cierta sensación de alivio», reconvertíamos la cirugía mecanizada por pequeña incisión, en una cirugía de extracción manual del cristalino, a través de una incisión ampliada a 9-10 mm, con la que nos encontrábamos mucho más familiarizados. En ocasiones simplemente bastaba para reconvertir, la consideración de que el tiempo quirúrgico de ultrasonido, sin que el control de medición fuese exhaustivo ni discriminativo, superaba los límites aconsejables (siendo el tiempo máximo aceptado de 3 m). 778 En la actualidad, por todo lo antedicho, la situación no es la misma: Nos encontramos en un nuevo escenario quirúrgico donde cada vez mas, un numero considerable de cirujanos, conocen minuciosamente la técnica de facoemulsificación, dominan sus diferentes «pasos» incluso en situaciones complicadas o adversas y aún mas, son capaces de acercarse a los límites que durante años se han considerado la última frontera en sus indicaciones, arriesgando incluso la seguridad de este procedimiento, antes de recurrir a una extracción extracapsular planeada, cirugía con la que no se encuentran suficientemente familiarizados, y que en otras circunstancias, su éxito estaría garantizado. Este capítulo por tanto, va dirigido a ese grupo creciente de cirujanos jóvenes, que aun teniendo una sólida formación en microcirugía ocular aplicada a la cirugía de la catarata asistida con ultrasonidos, no vivieron esa época dorada de «transición o primera conversión» de la cirugía extracapsular planeada a la facoemulsificación, donde las novedades de técnicas y aparatos circulaban mes a mes y año tras año a velocidad de vértigo, pero que no tuvieron ocasión ya, de poder disfrutar la practica de una cirugía mucho más artesanal, y que por su mayor o menor grado de complejidad diferenciaba en su realización a los cirujanos, que «mirándose» en ella reconocían su cirugía, considerando aspectos como la limpieza de la incisión, la alteración corneal postoperatoria, la homogeneidad de los puntos con la consiguiente influencia sobre el astigmatismo y como no, en el resultado funcional final. Por encima de todo y mas que nada, ha sido una cirugía que nos proporcionó las bases donde se sustenta hoy la moderna implantologia de las lentes intraoculares de cámara posterior y donde se inspiraron muchos de los criterios que hemos seguido utilizando hasta nuestros días. CONSIDERACIONES Hay autores que diferencian dos tipos de reconversión, programada y no programada, según el planteamiento previo que adoptemos ante esta cirugía. Son los mismos que al seguir empleando aún éste término, nos hacen referencia a un planteamiento quirúrgico en nuestra opinión hoy caduco, lo que indica la posibilidad de que estas recomendaciones, no estén adaptadas a los estilos de prácticas habituales de la cirugía de la catarata. En los inicios del siglo XXI, el cirujano de hoy debe conocer que «la mejor conversión es la que nunca se hace», considerando con ello, que es mas adecuado plantear una técnica de extracapsular reglada desde sus inicios y aplicar de forma planeada todos los pasos descritos a lo largo de este capitulo, que convertir una cirugía por pequeña incisión en una cirugía extracapsular, en situaciones adversas. Encontrarnos ante la sorpresa de un núcleo inabordable por ultrasonido, por ser exageradamente duro o estar irregularmente fragmentado en el saco capsular, sumado a una capsu- 65. EXTRACCIÓN EXTRACAPSULAR DEL CRISTALINO PLANEADA Y CONVERSIÓN A LA CIRUGÍA EXTRACAPSULAR lorrexis incompleta y con escaso fulgor rojo de fondo, donde ya hemos sometido a la cornea a un traumatismo por ultrasonido prolongado, con gran repercusión en la incisión tunelizada y en la aparición de un edema endotelial y/o estromal persistente, no es el mejor escenario para iniciarse en la cirugía extracapsular. Mas aun, cuando nos encontremos ante una dehiscencia zonular o ante una rotura de la cápsula posterior, que pondrá también en peligro, no solo la realización de una extracapsular íntegra, sino también la estabilidad de la lente intraocular en el saco capsular o en el sulcus ciliar. No obstante, describiremos de manera conjunta, como nos enfrentamos ante una conversión como consecuencia de una facoemulsificación frustrada e imprevista y también las maniobras que podemos adoptar, si en algún momento hemos tenido la oportunidad de adelantarnos y plantear nuestra actitud, ante la amenaza de una posible conversión. Consideraciones sobre la anestesia Ante una facoemulsificación que podemos prever compleja y que en algún momento sospechemos que tengamos que convertir a extracapsular, debemos de haber empleado previamente una anestesia peribulbar con mayor o menor «carga» anestésica, con el uso adecuado del balón de Honan(35), según se ha descrito a lo largo de este capitulo. Si no ha sido así, aconsejamos una anestesia de «rescate» subtenoniana, siguiendo las recomendaciones de su autor Fukasawua. Consideraciones sobre la localización y modelo de incisión La realización de una incisión escleral tunelizada en la facoemulsificación es excepcional, limitándose en su día a algunas técnicas de cirugía combinada de facoemulsificación y trabeculectomía por una sola vía, siendo hoy una práctica generalizada realizar la incisión por cornea clara temporal, persiguiendo influir poco en el astigmatismo o en el eje mas curvo, con una incisión única o con incisiones pareadas, con intención de reducir el astigmatismo, sino hacemos técnicas microincisionales. No obstante y ante la posibilidad de poder predecir una conversión, aconsejamos hacer la incisión en el eje más cómodo, huyendo en este caso de la búsqueda de la emetropia o perfección refractiva final. El eje que nos resulte mas factible para una adecuada conversión, es el que realizaremos en cornea clara y en temporal superior, si queremos recurrir a una incisión corneal inversa como inicio de la extracción extracapsular, modificando el sillón a las 12 h. No debe ser obsesivo en estos casos, realizar una arquitectura de la incisión que sea técnicamente perfecta para una facoemulsificación, en tres planos y autosellable, si no que por el contrario, perseguir una incisión corneal muy tunelizada puede condicionar la posterior incisión corneal, como paso inicial de la cirugía extracapsular y hacer su conversión engorrosa. Es preferible una incisión con un túnel corto, aunque necesite un punto de sutura final para estabilizar la incisión, si la facoemulsificación va a buen término, a que nos resulte complicado realizar la incisión de la cirugía extracapsular o conseguir una incisión hermética, que nos condicione también la práctica de una sutura continua cruzada de nylon 10/0 o incluso con puntos sueltos. Consideraciones sobre la capsulectomía Es una causa frecuente de conversión encontrarnos ante un núcleo de dureza extrema y poco accesible a las técnicas convencionales de facoemulsificación. Si este es el caso, debemos prever que el núcleo va a ser grande y con muy poca masa cortical, por lo que haremos una capsulorrexis amplia, de más de 6 mm., asistida incluso con azul tripán, para que nos permita hacer unas técnicas de fracturas seguras, manteniendo la integridad de la rexis. Siendo esto así, podemos valorar la posibilidad de conservar la capsulorrexis, incluso en la extracción extracapsular, y ensayar con ligeros movimientos de presión-contrapresión, si consideramos que el tamaño de ésta nos va a permitir extraer con facilidad el núcleo, sin ejercer una tracción excesiva en la zónula, ya que por el contrario una presión desmesurada, con una capsulorrexis pequeña, nos puede conducir a una maniobra de Smith involuntaria e indeseada, con la salida del núcleo y de la cápsula al unísono, como a lo largo de estos años hemos tenido ocasión de presenciar. Si tenemos una capsulorrexis íntegra, pero que consideremos pequeña e insuficiente para una extracción segura del núcleo, aconsejamos realizar dos incisiones de descarga a las 2h. y 10 h. antes de comenzar la maniobra de extracción del núcleo (Fig. 24). Igualmente, si no hemos conseguido una capsulorrexis adecuada, por encontrarnos con una cornea opaca o una fibrosis de la cápsula anterior que nos dificulte Fig. 24. Capsulorrexis «rasgada», para facilitar la extracción del núcleo en una cirugía con incisión limbar y sutura continua subconjuntival de nylon 10/0. 779 IV. CIRUGÍA DE LA CATARATA: OTRAS TÉCNICAS en extremo su continuidad, deberemos completarla a modo de «abrelatas» combinando el cistitomo con la tijera de Vannas, si es el caso, recurriendo al uso y al abuso si cabe de un viscoelástico cohesivo y de baja viscosidad, que no se oponga a la extracción del núcleo con las maniobras convencionales de la extracapsular. Consideraciones sobre la limpieza y extracción de masas corticales Si el cirujano no esta habituado al uso de las cánulas de Charleux de una sola vía o a las de doble vía de Simcoe o similares, puede recurrir al terminal de irrigación-aspiración convencional de la plataforma de ultrasonidos, suturando parcialmente la incisión de la extracapsular con 2 o 3 puntos de nylon 10/0, modificando los parámetros de vacío y de la altura de la botella de BSS®, en la medida de que la sutura realizada, haya conseguido el mínimo grado de estanqueidad necesario y deseable. facilitar la exposición y extracción del núcleo por maniobras de presión-contrapresión, la mejor opción es conseguir implantar una lente intraocular de cirugía extracapsular clásica, preferiblemente monobloque, biconvexa y con una zona óptica grande de 6-6,5 mm. Debemos tener la intención de alojarla de forma simétrica y estable, ya sea ambas asas en saco o ambas en sulcus, huyendo de la implantación que nos condicione una situación asimétrica de las asas (una en saco y otra en sulcus) (Figs. 25 y 26), lo que nos puede llevar a una inestabilidad en la posición final de la lente28. En su defecto, y dentro de las gama de lentes intraoculares plegables de facoemulsificación, elegiremos la que consideremos mas rígida y con una zona óptica grande, atendiendo siempre a la constante de la lente intraocular y a la situación final que podamos predecir, teniendo en cuenta como norma, deducir media dioptría al calculo biométrico previo, si los hápticos de la lente van a alojarse finalmente en el sulcus ciliar. RECURRIENDO A LA COCHRANE Y A OTRAS CITAS BIBLIOGRÁFICAS Consideraciones sobre la lente intraocular Una vez que hemos terminado con mayor o menor grado de complejidad, pero con éxito, la conversión de la facoemulsificación a la extracapsular, elegir el modelo de la lente intraocular esta en función de la capsulorrexis final que nos encontremos y de las características de la gama de lentes que tengamos a nuestra disposición. Si hemos conseguido conservar la capsulorrexis, situación ideal, la elección del modelo de lente intraocular deja de tener relieve, pudiendo implantar con seguridad la lente prefijada, si así nos conviene. Por el contrario, si hemos realizado una técnica en «abrelatas» o en «sobre» o si la capsulorrexis no esta integra, por maniobras no deseadas o por que de forma voluntaria hallamos hecho incisiones de descarga, para En el momento actual, con el dominio de las técnicas de facoemulsificación y el uso de sustancias coadyuvantes, como el azul tripán, en las cataratas muy maduras o con escaso «fulgor rojo» de fondo se intenta utilizar por todos los medios la facoemulsificación, por favorecer la rehabilitación visual del paciente acortando su postoperatorio, consiguiendo un astigmatismo menor que con las técnicas quirúrgicas previas, con un menor número de complicaciones y con mejores resultados visuales, por lo que el índice de conversión de la facoemulsificación a la extracapsular igualmente ha disminuido36. En el caso de las cataratas muy maduras sin reflejo rojo de fondo, las tinciones capsulares nos permiten realizar con éxito la capsulorrexis, paso fundamental para la realización de la facoemulsificación. Fig. 25 y 26. Signo en «sol naciente» de una lente de tres piezas. Véase el orificio de rotación en la periferia pupilar a las 7h. que sugiere, aún en miosis, la situación asimétrica de los hápticos y la posición inestable de la lente. 780 65. EXTRACCIÓN EXTRACAPSULAR DEL CRISTALINO PLANEADA Y CONVERSIÓN A LA CIRUGÍA EXTRACAPSULAR Tanto el azul tripán al 1% como el verde de indocianina al 0,5% son seguros para facilitar la visualización de la cápsula anterior durante la facoemulsificación en una catarata madura37. Incluso se ha utilizado la fluoresceína como tinción capsular siendo las tres sustancias efectivas para teñir la cápsula anterior, pero solo hay datos sustanciales que indiquen que el azul tripán al 0,1% no es tóxico para el endotelio corneal38, siendo igual de efectivo si se usa bajo aire o bajo visco elástico39. Hoy es el único que se utiliza y que esta comercializado para este fin. En cualquier caso, aún con estas herramientas de ayuda, una de las causas de conversión es la perdida de la capsulorrexis en cataratas blancas, variando entre un 3,3% con el uso del verde de indocianina40 a 3,85 con el uso del azul tripan41. Ya Thomas en 1994, nos describía que en la curva de aprendizaje de la cirugía extracapsular a la facoemulsificación, encontraba un índice de reconversión de un 8% por fallo de la capsulorexis42. En cualquier caso, aún con estas herramientas de ayuda, una de las causas mas importantes de conversión es la perdida de la capsulorrexis en cataratas blancas: 3,3% con el uso del verde de indocianina y 3,85% con el uso de azul tripán. En ella se recalca, que para la transición a la facoemulsificación es importante: • Disponer de una capsulorrexis íntegra. • Realizar una buena hidrodisección. • Disponer de una buena movilización del núcleo. Otros casos complicados que pueden favorecer la conversión, son las pupilas mióticas43. En estos momentos también tenemos herramientas que pueden facilitarnos la cirugía de ultrasonidos en casos de pupilas estrechas: como son los ganchos o retractores de iris. En la cirugía de la catarata densa con pupila pequeña, se tiene que tener presente la posible conversión. Estos retractores de iris facilitan a priori la facoemulsificación, pero también la conversión si fuese necesaria porque supone una óptima orientación del máximo diámetro pupilar para la expresión del núcleo44. Algunos casos de pupila pequeña acompañadas de pseudoexfoliación y facodonesis requieren conversión, pero la facoemulsificación es factible y tiene mejores resultados y menor índice de complicaciones intra y postoperatorias45. Otros casos de cataratas complicadas, las encontramos en el seno de cuadros inflamatorios que pueden ser realizadas con las nuevas técnicas de facoemulsificación, pero que a veces requieren conversión. Estos procesos inflamatorios pueden ser: La ciclitis inflamatoria de Fuchs, o el Síndrome de Vogt-Koyanagi-Harada, donde la preparación quirúrgica y el control inflamatorio pre y posquirúrgico dan buenos resultados46,47. La cirugía extracapsular del glaucoma facolítico con implante de lente intraocular (Figs. 27 y 28), método desaconsejado por algunos hasta entonces, siempre nos llamo la atención tanto en la era de la extracapsular, como de la facoemulsificación48,49. La vitreorragia durante la cirugía puede ser un factor de riesgo para la reconversión, pero cirujanos expertos en la cirugía extracapsular pueden alcanzar resultados muy favorables con la facoemulsificación, incluso en presencia de complicaciones como la pérdida de vítreo50. CONCLUSIONES Transcurridos ya casi dos décadas, desde que nos iniciamos en las técnicas mecanizadas de la cirugía de la catarata mediante facoemulsificación por ultrasonidos, hemos ido abandonando lentamente pero progresivamente las técnicas de extracción extracapsular manual y planeada, persiguiendo a veces denodadamente como objetivo final la «FACO total» como ideal quirúrgico. La experiencia acumulada en estos años y el conocimiento de los estudios comparativos, donde se evalúan los resultados finales entre la cirugía extracapsular planeada y la facoemulsificación, considerando su influencia sobre el astigmatismo o el endotelio corneal a medio y largo plazo, nos indican la conveniencia de retomar la extracción extracap- Fig. 27 y 28. Cirugía extracapsular en el glaucoma facolítico. La rapidez en la decisión quirúrgica esta ligada a la espectacularidad de su recuperación. 781 IV. CIRUGÍA DE LA CATARATA: OTRAS TÉCNICAS sular planeada e interiorizarla, para conseguir adecuarla al momento actual de la cirugía de la catarata. Recomendar de nuevo su aprendizaje y perfeccionamiento, para que sea una cirugía electiva no solo en pacientes con cataratas extremas, sino en aquellas circunstancias donde un imprevisto o una complicación, nos obligue a convertir la facoemulsificación en una extracapsular. Es imprescindible por todo ello, buscar afanosamente un mejor conocimiento sobre todo, de los instrumentos de fijación y corte que usamos en la realización de las técnicas incisionales sobre la cornea y sobre la cápsula; también de las maniobras de extracción manual del núcleo y de la corteza del cristalino, sin olvidar la practica imprescindible y adecuada de las suturas, persiguiendo en definitiva el desarrollo de nuevas habilidades quirúrgicas o retomando aquellas olvidadas y que, por otro lado, siempre han debido estar indefectiblemente ligadas, al perfeccionamiento de la microcirugía ocular. AGRADECIMIENTOS Mi agradecimiento sincero al Dr. Juan Ángel Sayans de Plasencia, por su continuo y desinteresado apoyo iconográfico. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. BIBLIOGRAFÍA 23. 1. Bettman JW. The extracapsular cataract extraction without phacoemulsification. Ophthalmology 1978; 85: 41-45. 2. Naeser K, Nielsen NE. Retinal detachment following intracapsular and extracapsular extraction. J Cataract Refract Surg 1995; 21: 127-131. 3. Apple DJ, Peng Q, Visessook N, Werner L, Pandey SK, Escobar- Gómez M, Ram J, Auffarth G. Eradication of posterior capsule opacification: documentation of a marked decrease in Nd: Yag laser posterior capsulotomy rates noted in an analysis of 5416 pseudophakic human eyes obtained postmorten. Ophthalmology 2001; 108: 505-518. 4. Poliner LS, Christianson DJ, Escoffery FJ, Kolker AE, Gordon ME. Neovascular glaucoma after intracapsular and extracapsular extraction in diabetic patients. Am J Ophthalmol 1985; 100: 637-643. 5. Severin TD, Severin SL. Pseudophakic cystoid macular edema. A revised comparison of the incidence with intracapsular and extracapsular extraction. Ophthalmic Surg 1998; 19: 116-118. 6. Werner L. Prevention of posterior capsule opacification for the practical surgeon. American Academy of Ophthalmology Annual Meeting: Subspecialty Day, Chicago. AAO 2005; p: 73-76. 7. Nishi O, Nishi K, Osakabe Y. Effect of intraocular lenses on prevention posterior capsule opacification: design versus material. J Cataract Refract Surg 2004; 30: 2170-2176. 8. Stark WJ, Leske MC, Worthen DM, Murray GC. Trends in cataract surgery and intraocular lenses in the United States. Am J Ophthalmol 1983; 96: 304-310. 9. Cairns L, Sommer A. Changing indications for cataract surgery. Trans Am Ophthalmol Soc 1984; 82: 166-175. 10. Moorman C, Sommer A, Stark W, Enger C, Payne J, Maumenee AE. Changing indications for cataract surgery: 1974 to 1988. Ophthalmic Surg 1990; 21: 761-766. 11. Jampel RS. The effect of technology on the indications for cataract surgery. Doc Ophthalmol 1999; 98: 95-103. 12. Ohrloff C, Zuvcob AA. Comparison of phacoemulsification and planned extracapsular extraction. Ophthalmologica 1997; 211(1): 8-12. 13. Bourne RR, Minassian DC, Dart JK, Rosen P, Kaushal S, Wingate N. Effect of cataract surgery on the corneal endothelium: modern pha- 782 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. coemulsification of hard cataracts. Ophthalmology 2004; 111: 679685. Stumpf S, Nosé W. Endothelial damage after planned extracapsular cataract extraction and phacoemulsification of hard cataracts. Arq Bras Ophthalmol 2006; 69: 679-685. Katsimpris JM, Petropoulus IK, Apostolakis K, Feretis D. Comparing phacoemulsification and extracapsular cataract extraction in eyes with pseudoexfoliation syndrome, small pupil and phacodonesis. Klin Monatsbl Augenheilkd 2004; 221: 328-833. Axer-Siegel R, Dotan G, Rosenblatt I, Benjamini Y, Weinberger D. Combined pars plana vitrectomy and cataract surgery: Outcome of phacoemulsification versus manual extracapsular extraction through a sclerocorneal tunnel. Ophthalmic Surg Lasers Imaging 2006; 37: 94-98. Hsu S, Wu WC. Comparison of phacoemulsification and planned extracapsular extraction in combined pars plana vitrectomy and posterior chamber intraocular lens implantation. Ophthalmic Surg Lasers Imaging 2005; 36: 108-113. Tous HM, Nevarez J. Comparison of outcomes following combined EECC-trabeculectomy versus phacoemulsification-trabeculectomy. Pr Health Sci J 2006; 25: 319-323. Shridar MS, Murthy S, Bansal AK, Rao GN. Corneal triple procedure: indications, complications and outcomes: a developing country scenario. Cornea 2000; 19: 333-335. Menezo JL. Microcirugía de la catarata. Preparación del globo ocular y anestesia local. Pg. 71-76. Ediciones Scriba 1983. ISBN: 8485835-6-9. Davis DB, Mandel MR. Posterior peribulbar anaesthesia: an alternative to retrobulbar anaesthesia. J Cataract Refract Surg 1986; 12: 182-184. Zheng L, Merriam JC, Zaider M. Astigmatism and visual recovery after «large incision» extracapsular cataract surgery and «small» incision for phacoemulsification. Trans Am Ophthalmol Soc 1997; 95: 387-410. Merriam JC, Zheng L, Merriam JE, Zaider M, Lindström B. The effects of incisions for cataract on corneal curvature. Ophthalmology 2003; 110: 1807-1813. Stark WJ, Streeten B. The anterior capsulotomy of extracapsular cataract extraction. Ophthalmic Surg 1984; 15: 911-917. Neuhann T. Theory and surgical technique of capsulorhexis. Klin Mbl Augenheilkd 1987; 190: 542-545. Gimbel HV, Neuhann T. Development, advantages and methods of the continuous circular capsulorhexis. J Cataract Refract Surg 1990; 16: 31-37. Naylor G, Sutton GA, Morrell AJ, Pearce JL. Intercapsular versus extracapsular cataract extraction. Ophthalmic Surg 1984; 15: 911917. Fonseca A, Martínez Sanz F, Peralta J, González AI, Moriche M. Capsulotomías y situación de los hápticos. Arch Soc Esp Oftalmol 1992; 63: 159-162. Martínez Sanz F. Cirugía microincisional de la catarata. Cap. 5: Los Viscoelásticos y la microincisión; 70-88. SECOIR 2004. ISBN: 84933144-2-0. Welch DW, Stephenson GS. The Trap door anterior capsulectomy technique for extracapsular cataract extraction with posterior chamber intraocular lens implantation in the capsular bag. J Am Intraocul Implant Soc 1982; 8: 59-60. Trivedi RH, Apple DJ, Pandey SK, Werner L, Izak AM, Vasavada AR, Ram J. Sir Nicholas Harold Ridley. He changed the world, so that we might better see it. Indian J Ophthalmol 2003; 51: 211-216. Colvard DM, Dunn SA. Intraocular lens centration with continuous tear capsulotomy. J Cataract Refract Surg 1990; 16: 312-314. Auffarth GU, Apple DJ. History of the development of intraocular lenses. Ophthalmology 2001; 98: 1017-1028. Domínguez A. Sutura con monofilamento de nilon en cataratas. Rev Esp Oto Neuro Oftalm 1972; 30: 11. Martínez Sanz F. Los tópicos de la tópica. Arch Soc Canar Oftal 2001; 12: 57-59. Riaz Y, Metha JS, Wormald R, Evans JR, Foster A, Ravilla T, Snellingen T. Surgical interventions for age-related cataract. Cochrane Database Syst Rev 2006; 18: CD001323. 65. EXTRACCIÓN EXTRACAPSULAR DEL CRISTALINO PLANEADA Y CONVERSIÓN A LA CIRUGÍA EXTRACAPSULAR 37. Chung CF, Liang CC, Lai JS, Lo ES, Lam DS. Safety of Trypan Blue 1% and indocyanine green 0’5% in assisting visualisation of anterior capsule during phacoemulsification in mature cataract. J Cataract Refract Surg 2005; 31: 938-942. 38. Jacobs DS, Cox TA, Wagoner MD, Ariyasu RG, Karp CL. Capsule starning as an adjunct to cataract surgery: a report from the American Academy of Ophthalmology. Ophthalmology 2006; 113: 707-713. 39. Wong VW, Lai TY, Lee GK, Lam PT, Lam DS. A prospective study on Trypan Blue capsule staining under air VS under viscoelastic. Eye 2006; 20: 8205. 40. Yi DH, Sullivan BR. Phacoemulsification with indocyanine green versus manual expression extracapsular cataract extraction for advanced cataract. J Cataract Refract Surg 2002; 28: 2165-2169. 41. Jacob S, Agarwal A, Agarwal A, Agarwal S, Chowdhary S, Chowdhary R, Bagmar AA. Trypan Blue an adjunct for safe phacoemulsification in eyes with white cataract. J Cataract Refract Surg 2002; 28: 1819-1825. 42. Thomas R, Braganza A, Raju R, Lawrence, Spitzer KH. Phacoemulsification: a senior surgeon’s learning curve. Ophthalmic Surg 1994; 25: 504-509. 43. Dada T, Sharma N, Vajpayee RB, Dada VK. Conversion from phacoemulsification to extracapsular cataract-extraction: incidence, risk factors and visual outcome. J Cataract Refract Surg 1998; 24: 1521-1524. 44. Dupps WJ, Oetting TA. Diamonds iris retractors configuration for small-pupil extracapsular or intracapsular cataract surgery. J Cataract Refract Surg 2004; 30: 2473-2475 45. Katsimpris J, Petropoulus IK, Apostolakis K, Feretis D. Comparing phacoemulsification and extracapsular cataract extraction in eyes with pseudoexfoliation syndrome, small pupil and facodonesis. Klin Monatsbl Augenheilkd 2004; 221: 328-33. 46. Tejwani S, Murthy S, Sangwan VS. Cataract extraction outcomes in patients with Fuchs’ heterochromic cyclitis. J Cataract Refract Surg 2006; 32: 1678-1682. 47. Ganesh SK, Padmaja, Babu K, Biswas J. Cataract surgery in patients with Vogt-Koyonagy- Harada syndrome. J Cataract Refract Surg 2004; 30: 95-100. 48. Martínez Sanz F et al. Tratamiento del glaucoma facolítico, mediante extracción extracapsular del cristalino e implantación de lente intraocular. St Ophthal 1989; VIII-Nº 1: 28-32. 49. Martínez Sanz F et al. Facoemulsificación y lente intraocular en el glaucoma facolítico. Microcirugía Ocular. 2002; 10: 61-63. 50. Ah-Fat FG, Sharna MK, Majid MA, Yang YC. Vitreous loss during conversion from conventional extracapsular cataract extraction to phacoemulsification. J Cataract Refract Surg 1998; 24: 801815. 783