De la Revolución estadounidense a la guerra contra el narcotrâfico en Méxrco Peter /lndreas Los agentes se movilizaron para confiscar el cargamento ilícito, pero los traficantes contratacaron, abatieron a tiros al oficial de mayor rango y destruyeron su vehículo. Las autoridades, airadas, deseaban extraðitzr a los responsables, dado que los corruptos tribunales locales no eran confiables. Sin embargo, estas medidas no hicieron más que enardecer y violentar a los maleantes, quienes jamás fueron apresados ni enjuiciados. ¿Es ésta la descripción de un suceso reciente en Tijuana o en Ciudad Juárezì No, ocurrió eî r7T2 cerca de Providence, Rhode Island, la ciudad donde vivo. El instigador del ataque, John Brown, un connotado comerciante local cuyos negocios incluían el contrabando y la compraventa de esclavos, ay,tdó a fundar la universidad que lleva su nombre y donde, casualmente, trabajo. El famoso incidente, que llegó a conocerse como La Qrema del Gaspee, ocurrió así: una noche, un grupo de ciudadanos de la localidad tomó por asalto, saqueó e incendió el buque aduanero británico Hus Gaspee en represalia por la prohibición de sus actividades comerciales ilícitas. Hoy, los residentes señalan con orgullo este episodio histórico como el chispazo que encendió la mecha de la Revolución estadounidense. En South | ,++ I ñ rot"*ro" Main Street, cerca del centro de Providence, a coÍta distancia de donde yo vivo, una placa conmemora el suceso. A sólo unas manzanas de distancia está la calle Gaspee. Desde luego, la mayoría de los estadounidenses ya no alberga una opinión tan visceral sobre el comer- cio ilícito, y las fuerzas del orden (tal como las frustradas autoridades del imperio británico que las antecedieron) están cada vez mâs preocupadas por combatirlo. Esto nos lleva a nuestro vecino México y la ofensiva del presidente Felipe Calderón contra el narcotráfico. A primera vista, parecería que el deterioro de la situación en México (5o ooo personas han perecido a raíz del combate al narcotráfico desde zoo6) tiene muy poco que ver con el Estados Unidos de finales de la Colonia: dos sitios total- mente diferentes, en épocas totalmente distintas. Sin duda, sugerir 1o contrario parecería extraño y hasta absurdo. No obstante, hay ciertas similitudes sorprendentes perturbadoras-, paralelismos que brindan lecciones y advertencias sobre las medidas czdavez más enérgicas de lucha contra el narcotráfico en México. Estos paralelismos no deben exagerarse ni tergiversarse, pero tampoco pasarse por alto. oRrcrNAL DE FoRErcN AFFATR' r,errroeuÉnrca De la Reeolución estødounidense a la guerra contra el narcotrdfco en México nse México :l centro de Proncia de donde yo remora el suceso. s de distancia está, ,e luego,la mayonses ya no alberga :al sobre el comer- del orden (tal autoridades del ¿as :las antecedieron) preocupadas por a nuestro vecino ua del presidente tra el narcotráfico. :cería que el dete:n México (5o ooo lo a raiz del comdesde zoo6) tiene r el Estados Unidos totalépocas totalmente sugerir 1o contrar y hasta absurdo. ciertas similitudes perturbadoras-, rindan lecciones y rs medidas cadavez ha contra el narcoria: dos sitios Estos paralelismos ¡e ni tergiversarse, pe por alto. El comercio ilícito preponderante en el Estados Unidos colonial era el contrabando de melaza proveniente de las Antillas Occidentales para producir ron, la droga de elección de aquella época y la principal exportación de Nueva Inglaterra (probablemente más importanteparala economía local de lo que es ahora la exportación de drogas ilegales para México). De manera muy similar a la situación reinante en México antes de que el presidente Calderón lanzara sv ofensiva contra el narcotráfico, durante décadas, las autoridades británicas habían tolerado el contrabando, una práctica que logró contravenir las restricciones comerciales imperiales mediante una combinación de negligencia, incompetencia y corrupción. Durante las primeras décadas del siglo xvIII, cuando imperó la corrupción, incluso tuvieron un efecto pacificador. El soborno institucionali zado logró que la contratación de "matones" casi resultara innecesario en ciudades portuarias como Boston, Providence y Newport, tal como era el caso, hasta hace poco, en las ciudades fronterizas de México. De la misma manera que la actual lucha contra elnarcotrâfico en México, las medidas enérgicas que Gran Bretaña aplicó contra el contrabando a partir de la dé,cada de ry6o provocaron un violento contragolpe. -participar en amotinamientos, quemar buques aduaneros ybaitar con alquitrán y plumas a los informantes- se volvió más común conforme el soborno dejaba de ser una manera confiable de hacer negocios. Ahora, al igual que entonces, las autoridades confiaban demasiado en los resultados de su ofensiva, pero en vezåe imponer orden, generaron más disturtanto el puño, Gran bios. Por ^pretar perdió por completo Bretaña finalmente Iafircrza. Como ha sucedido con la camPaita de Calderón en contra del narcotráfico, cuyo instrumento de acción ha sido el ejército, la contraofensiva británica se militarizó cada ve| mâs: la Marina Real actuó en contra de los contrabandistas coloniales, dado-qué los agentes aduanales civiles habían demostrado ser demasiado corruptos y poco confiables. Benjamín Franklin fue uno de los muchos que denunciaron esta medida punitiva. Con sarcasmo, escribió:'oTransformad a los honestos yvalientes oficiales de la marinaen mezquinos carabineros coloniales de las aduanas. Permitid que quienes en tiempos de guerra luchan valerosamente en defensa de sus compatriotas sean en tiempos de paz aptesados por ellos. Permitid que aprendan a ser corrompidos por los contrabandistas poderosos y reales, pero (para mostrar su diligencia) rastread con buques armados cadabahiz, puerto, río, risco, cala o rincón de sus colonias; detened y retened cada buque costero, cadzbarca, cada pescador... Oh, ieso funcionard ødm.irablemente!" . A pesar de que mucho ha cambiado desde esa época, el meollo de la crítica al ejército par^ reàFranklin -usar lîzar unalabor policiaca de combate al contrabando- no ha perdido validez en nuestros días. Sin duda, así como la ofensiva calderonista aplicada por el ejército, la ofensiva británica aplictda por la marina ocasionó que los oficiales de mano dura se tornaran cadavezmâs oportunistas y abusivos, lo que generó de FOREIGN AFFAIRS LATINOAMÉNTC¡ ñ [.+s ] Peter Andreøs enojo y resentimiento entre los lugareños. Afortunadamente, los paralelismos terminan aquí. A pesar de la violencia extrema, los traficantes mexicanos representan vn amenaza mucho menor para el Estado mexicano que los contrabandistas para los británicos durante la Colonia. México no es un Estado fallido, y los traficantes no son insurgentes, sólo carecen de aspiraciones políticas y simplemente desean que los dejen en paz. P ero Ia manera más segura de convertir la guerra de México contra el narcotráfico en una causa política sería incrementar, sustancial y abiertamente, la participación de Estados Unidos en el escenario donde ocurre la acción. Cuanto mâs parczca que Estados Unidos, con la participación directa de su ejército, ha orquestado la guerra contra el narcotráfico en México, mayor número de mexicanos percibirán esta guerrâ como impuesta e impulsada por l r+6I extranjeros. Ello podría desatar una fuerte reacción nacionalista que erosionaría el apoyo de la ciudadaniay provocaría ese tipo de hostilidad local que les era tan familiar a los administradores británicos en las colonias americanas. Una medida más constructiva y sin tantos efectos secundarios sería centrarse, sobre todo, en fortalecer el frágil sistema judicial mexicano, controlar el flujo ilegal masivo de armas de fuego provenientes de Estados Unidos a través de la frontera y reducir el aparentemente insaciable apetito de los estadounidenses por las drogas. @ Pnrnn A¡,¡onpas es profesor en el departa/nento de Cienciø Política en la Brown Uniaersity y del Watson Institute for Internøtional Studies. Este ensayo pro,tJiene de su libro Smuggler Nation: How Illicit Trade Made America, por publicarse con Oxþrd Uniaersity Press. FoRErcN AFFATRs LATINOAMERICA Volumen n Número 4