Lección 6 Integral curvilínea Iniciamos aquí el desarrollo de la teoría local de Cauchy, cuyo resultado más llamativo será la equivalencia entre analiticidad y holomorfía. La herramienta imprescindible en esta teoría es una integral muy concreta para funciones complejas, llamada integral curvilínea. Como paso previo, extendemos la integral de Cauchy al caso en que el integrando toma valores complejos. Comprobadas las propiedades básicas de la integral curvilínea, la usamos para probar el primer resultado de la teoría de Cauchy, una caracterización de la existencia de primitiva, que puede entenderse como la versión compleja del teorema fundamental del Cálculo. 6.1. Integral de Cauchy En lo que sigue fijamos a, b ∈ R con a < b . De forma bastante rutinaria, extendemos la definición y las propiedades básicas de la integral de Cauchy, bien conocidas para funciones continuas de [ a, b ] en R , viendo que son válidas cuando el integrando toma valores complejos. Por tanto, la integral quedará definida en el espacio de Banach complejo C [ a, b ] de todas las funciones continuas de [ a, b ] en C , cuya norma viene dada por def k f k∞ = máx | f (t) | : t ∈ [ a, b ] ∀ f ∈ C [ a, b ] Para f ∈ C [ a, b ] definimos su integral como cabe esperar: Z b I( f ) = def Z b f (t) dt = a Z b Re f (t) dt + i a Im f )(t) dt a Las propiedades de la integral, conocidas cuando f [ a, b ] ⊂ R , se extenderán con facilidad al caso general. Linealidad. Para f , g ∈ C [ a, b ] y λ, µ ∈ C se tiene: Z b Z λ f + µ g (t) dt = λ a a 67 b Z b f (t) dt + µ g(t) dt a 6. Integral curvilínea 68 Sabiendo que esta igualdad es cierta para escalares reales y funciones con valores reales, basta hacer la siguiente observación. Si para f ∈ C [ a, b ] tomamos u = Re f y v = Im f , se tiene: I(i f ) = I(−v + i u) = −I(v) + i I(u) = i I(u) + i I(v) = i I( f ) Recordemos la positividad (o crecimiento) de la integral para funciones con valores reales: si f , g : [ a, b ] → R son continuas y f (t) 6 g(t) para todo t ∈ [ a, b ] , entonces I( f ) 6 I(g) . Esta propiedad, que por supuesto usaremos siempre que convenga, no nos da información para funciones con valores complejos. Pero de ella se deduce que | I( f ) | 6 I | f | ) 6 (b − a)k f k∞ , desigualdad que, sustituyendo valores absolutos por módulos, sí es válida en general, lo que nos da la continuidad del funcional I . Continuidad. Para f ∈ C [ a, b ] se tiene: Z b Z b 6 f (t) dt | f (t) | dt 6 (b − a) k f k∞ a a Escribimos | I( f ) | = λ I( f ) con λ ∈ T y tenemos claramente: | I( f ) | = λ I( f ) = Re λ I( f ) = Re I λ f = I Re (λ f ) 6 I | λ f | = I | f | La tercera propiedad básica de la integral es completamente evidente: Aditividad. Para f ∈ C [ a, b ] y c ∈ ] a, b [ se tiene: Z b Z c f (t) dt = a Z b f (t) dt + a f (t) dt c El teorema fundamental del Cáculo también es válido para funciones complejas, pero no vamos a usarlo. Mencionamos dos consecuencias: la regla de Barrow y la fórmula de cambio de variable. Regla de Barrow. Si f ∈ C [ a, b ] y F : [ a, b ] → C es una función derivable en [ a, b ] tal que F 0 (t) = f (t) para todo t ∈ [a, b] , entonces: Z b f (t) dt = F(b) − F(a) a Puesto que (Re F) 0 = Re f y (Im F) 0 = Im f , basta usar la misma regla para funciones con valores reales. Fórmula de cambio de variable. Sea J un intervalo cerrado y acotado, ϕ : J → [ a, b ] una función de clase C 1 y α, β ∈ J tales que ϕ(α) = a y ϕ(β) = b . Entonces, para f ∈ C [ a, b ] se tiene: Z b Z β f (t) dt = f ϕ(s) ϕ 0 (s) ds (1) a α Nótese que puede muy bien ocurrir β < α , típicamente cuando ϕ es decreciente. Entonces la integral del segundo miembro de (1) debe entenderse con el convenio habitual: la integral cambia de signo al intercambiar los límites de integración. En cualquier caso, usando que (1) es cierta para las funciones Re f y Im f , y aprovechando que ϕ 0 (s) ∈ R para todo s ∈ J , comprobamos inmediatamente que f también verifica (1) . 6. Integral curvilínea 6.2. 69 Curvas en el plano Como su nombre indica, la integral curvilínea será una integral a lo largo de una curva, así que de algún modo vamos a sustituir el intervalo [ a, b ] , que hemos usado para la integral de Cauchy, por una curva en el plano complejo. La noción de curva es una de las más ambiguas que existen en Matemáticas, pues la palabra “curva” se usa para designar objetos matemáticos muy diversos, aunque siempre respondan a la misma idea intuitiva. Aquí adoptaremos la definición que suele hacerse en Topología, pero en realidad sólo usaremos tipos muy particulares de curvas. Para evitar tediosas repeticiones, cuando escribimos [ a, b ] se entiende que a, b ∈ R y a < b . Así pues, llamaremos curva a toda función continua ϕ : [ a, b ] → C . La imagen de una curva ϕ se denota por ϕ ∗ , es decir, ϕ ∗ = ϕ(t) : t ∈ [ a, b ] Es claro que ϕ ∗ es un subconjunto compacto y conexo de C . En él destacamos el punto ϕ(a) , llamado origen de la curva ϕ , y el punto ϕ(b) , que es el extremo de ϕ . Cuando ϕ(a) = ϕ(b) se dice que ϕ es una curva cerrada. La nomenclatura ya indica la interpretación intuitiva que usaremos: una curva describe un movimiento en el plano, durante un intervalo de tiempo [ a, b ] , de forma que en cada instante t ∈ [ a, b ] , el móvil ocupa la posición ϕ(t) , con lo que ϕ ∗ es la trayectoria recorrida, ϕ(a) la posición inicial y ϕ(b) la final. Decimos que, cuando t recorre el intervalo [ a, b ] , la curva ϕ recorre su imagen ϕ ∗ desde el origen ϕ(a) hasta el extremo ϕ(b) . En casos sencillos, se representa gráficamente una curva ϕ dibujando el conjunto ϕ ∗ ⊂ C , si acaso con una flecha que indica el sentido en que se recorre, pero esto es muy ambiguo. Es claro que curvas muy diferentes pueden tener la misma imagen, por lo que no debemos confundir la curva ϕ , que es una función, con su imagen ϕ ∗ , que es un subconjunto de C . Pasamos a definir una operación con curvas que, por una razón que se verá más adelante, llamaremos “suma” de curvas, pero no se trata de sumar funciones, sino que debe entenderse como una yuxtaposición o encadenamiento. La suma de dos curvas ϕ y ψ será una curva que describe el mismo movimiento que ϕ seguido del descrito por ψ . Para que esto pueda hacerse sin perder la continuidad, el extremo de ϕ deberá coincidir con el origen de ψ . Además, si las curvas están definidas en intervalos no consecutivos, debemos trasladar uno de ellos. Consideremos pues dos curvas ϕ : [ a, b ] → C y ψ : [ c, d ] → C , tales que ϕ(b) = ψ(c) . Definimos la suma de curvas ϕ + ψ , como la función γ : [ a, b + d − c ] → C dada por γ(t) = ϕ(t) ∀t ∈ [ a, b ] y γ(t) = ψ(c + t − b) ∀t ∈ [ b, b + d − c ] (2) La condición ϕ(b) = ψ(c) hace que γ esté bien definida en el punto b y, junto con el carácter local de la continuidad, asegura que γ es continua, es decir, γ es una curva. En [ a, b ] vemos que γ coincide con ϕ , mientras que la restricción de γ al intervalo [ b, b + d − c ] es ψ ◦ τ donde τ(t) = c + t − b para todo t ∈ [ b, b + d − c] , así que τ es la traslación que lleva el intervalo [ b, b + d − c ] a [ c, d ] . Cuando t recorre el intervalo [ b, b + d − c ] es claro que s = τ(t) recorre el intervalo [ c, d ] y, como γ(t) = ψ(s) , γ recorre ψ ∗ igual que ψ . Esto explica la idea de encadenar o yuxtaponer dos movimientos que habíamos mencionado. En particular se tiene claramente ( ϕ + ψ )∗ = ϕ ∗ ∪ ψ ∗ , el origen de ϕ + ψ es el de ϕ y su extremo es el de ψ . 6. Integral curvilínea 70 Consideremos por un momento el caso particular b = c , con lo que ϕ y ψ están definidas en dos intervalos consecutivos: [ a, b ] y [ c, d ] = [ b, d ] . Entonces γ está definida en [ a, d ] y la traslación τ es la identidad, luego ϕ y ψ son las restricciones de γ a los intervalos [ a, b ] y [ b, d ] respectivamente. Por tanto, cuando un intervalo [ a, d ] se subdivide en dos subintervalos consecutivos [ a, b ] y [ b, d ] con a < b < d ,toda curva γ : [ a, d ] → C resulta ser la suma de sus restricciones a dichos subintervalos: γ = γ [ a, b ] + γ [ b, d ] Volviendo al caso general, deducimos claramente que ϕ + ψ = γ = γ [ a,b ] + γ | [ b, b+d−c ] = ϕ + ψ ◦ τ Esto nos dice que la suma de dos curvas cualesquiera, siempre que tenga sentido, se puede expresar también como suma de dos curvas definidas en intervalos consecutivos, sin más que sustituir la segunda por su composición con la traslación adecuada. Se comprueba rutinariamente que la suma de curvas es asociativa. Más concretamente, si ϕ1 , ϕ2 y ϕ3 son curvas tales que los extremos de ϕ1 y ϕ2 coinciden respectivamente con los orígenes de ϕ2 y ϕ3 , se tiene: (ϕ1 + ϕ2 ) + ϕ3 = ϕ1 + (ϕ2 + ϕ3 ) , algo intuitivamente muy claro. Podemos por tanto considerar sumas de curvas con un número arbitrario de sumandos. Para n ∈ N escribiremos Jn = {k ∈ N : k 6 n} . Sea pues n ∈ N con n > 2 y, para cada k ∈ Jn , sea ϕk : [ ak , bk ] → C una curva. Cuando ϕk (bk ) = ϕk+1 (ak+1 ) para todo k ∈ Jn−1 , podemos considerar la curva suma: n γ = ϕ1 + ϕ2 + . . . + ϕn = ∑ ϕk (3) k=1 Lo demostrado para la suma de dos curvas, mediante una obvia inducción, se traslada a este caso más general. Es claro que !∗ n ∗ γ = ∑ ϕk = k=1 n [ ϕk∗ k=1 el origen de γ es el de ϕ1 y su extremo es el de ϕn . Nótese que γ está definida en el intervalo n [ a, b ] dado por a = a1 y b = a + ∑ (bk − ak ) . k=1 k Si para cada k ∈ Jn , escribimos tk = a + ∑ (b j − a j ) y t0 = a , tenemos una subdivisión j=1 a = t0 < t1 < . . . < tn = b del intervalo [ a, b ] , tal que tk − tk−1 = bk − ak para todo k ∈ Jn . Además, también para todo k ∈ Jn , vemos que γ [tk−1 ,tk ] = ϕk ◦τk , donde τk es la traslación que lleva el intervalo [tk−1 ,tk ] al [ ak , bk ] . De hecho τ1 es la identidad, ya que [t0 , t1 ] = [ a1 , b1 ] . Por tanto, podemos escribir n γ = ∑ ϕ [tk−1 ,tk ] = k=1 n ∑ ϕk ◦ τk (4) k=1 En (3) teníamos γ como suma de curvas definidas en intervalos arbitrarios, mientras en (4) la hemos expresado como suma de curvas definidas en intervalos dos a dos consecutivos. 6. Integral curvilínea 71 Finalmente, la curva opuesta de una curva ϕ : [ a, b ] → C , que se denotará por −ϕ , está definida en el mismo intervalo que ϕ y viene dada por (−ϕ)(t) = ϕ(a + b − t) ∀ t ∈ [ a, b ] Cuando t recorre el intervalo [ a, b ] , es claro que s = a + b − t también lo recorre, pero en sentido opuesto, luego (−ϕ)(t) = ϕ(s) recorre el conjunto ϕ ∗ en sentido opuesto al de ϕ . En particular tenemos (−ϕ) ∗ = ϕ ∗ y podríamos decir que −ϕ describe el movimiento que consiste en desandar el descrito por ϕ . Obsérvese que las sumas ϕ + (−ϕ) = ϕ − ϕ y −ϕ + ϕ tienen sentido, y ambas son curvas cerradas, pero son distintas. La conmutatividad de la suma de curvas no siempre tiene sentido, pero incluso cuando lo tiene, puede no verificarse. 6.3. Arcos y caminos El concepto topológico de curva que hasta ahora hemos manejado es muy general, da lugar a situaciones que para nada están de acuerdo con la intuición geométrica o física. Baste citar el ejemplo hallado por Peano de una curva cuya imagen tiene interior no vacío. A partir de ahora nos limitamos a considerar curvas con cierta regularidad, aunque no tanta como la que suele usarse en Geometría Diferencial o en Física. Llamamos arco a una curva de clase C 1 , es decir, una función σ : [ a, b ] → C , derivable en [ a, b ] con σ 0 ∈ C [ a, b ] . Comentemos que un arco es algo mucho más intuitivo que una curva en general, para lo cual conviene verlo como una función con valores en R2 . Para cada t ∈ [ a, b ] que verifique σ 0 (t) 6= 0 tenemos la recta tangente a σ ∗ en el punto σ(t) , cuyo vector de dirección es σ 0 (t) . Si Re σ 0 (t) 6= 0 , el teorema de la función inversa nos permite expresar la intersección de σ ∗ con un entorno de σ(t) como la gráfica de una función real de variable real, que es de clase C 1 . Lo mismo ocurre cuando Im σ 0 (t) 6= 0 , pero intercambiando los ejes de coordenadas. Físicamente, σ 0 (t) es el vector velocidad en cada instante t ∈ [ a, b ] . La suma de dos arcos no tiene por qué ser un arco. Con la notación usada en (2) para la suma de dos curvas, cuando ϕ y ψ son arcos vemos claramente que γ es de clase C 1 en [a, b + c − d] \ {b} , pero puede no ser derivable en b , de hecho tiene derivadas laterales γ 0 (b−) = ϕ 0 (b) y γ 0 (b+) = ψ 0 (c) , pero puede ocurrir que ϕ 0 (b) 6= ψ 0 (c) . Por tanto, es natural considerar una familia de curvas que contenga a los arcos y sea estable por sumas, cosa que es bien fácil, como vamos a ver. Decimos que una curva γ : [ a, b ] → C es un camino cuando se puede expresar como suma de arcos, con lo que toda suma de caminos es un camino, pero debemos aclarar qué tipo de curva n es un camino. Si γ : [ a, b ] → C es un camino y lo escribimos γ = ∑ σk , suma de arcos, existen k=1 puntos a = t0 < t1 < . . . < tn = b tales que, para cada k ∈ Jn se tiene γ [tk−1 ,tk ] = σk ◦ τk donde τk es una traslación, luego γ [tk−1 ,tk ] es de clase C 1 . Recíprocamente, si existen puntos a = t0 < t1 < . . . < tn = b tales que γ [tk−1 ,tk ] es de clase C 1 para todo k ∈ Jn , basta escribir n γ = ∑ γ [t ,t ] para tener γ expresada como suma de arcos. En resumen: k=1 k−1 k 6. Integral curvilínea 72 Una curva γ : [ a, b ] → C es un camino si, y sólo si, existe un conjunto finito de puntos a = t0 < t1 < . . . < tn = b , tales que γ [tk−1 ,tk ] es un arco, para todo k = 1, 2, . . . n. 6.4. Ejemplos Vamos a presentar los arcos y caminos que usaremos con más frecuencia. Dados z, w ∈ C , el segmento de origen z y extremo w es el arco σ : [ 0, 1 ] → C dado por σ(t) = (1 − t) z + t w ∀ t ∈ [ 0, 1 ] que se denotará por [ z, w ] . Nótese que σ 0 (t) = w − z para todo t ∈ [ 0, 1 ] , así que tenemos un móvil que se desplaza en línea recta del punto z al w , a velocidad constante, lo que en Física suele llamarse un movimiento rectilíneo y uniforme. Observamos también que la imagen σ ∗ = [ z, w ] ∗ es el “segmento” de extremos z y w , visto ahora como un subconjunto de C . La coincidencia de nomenclatura no es problema, gracias a la diferente notación: el segmento [ z, w ] es una función definida en [ 0, 1 ] mientras el segmento [ z, w ] ∗ es un subconjunto de C . Obsérvese que el arco opuesto de [ z, w ] viene dado por (−σ)(t) = σ(1 − t) = t z + (1 − t) w ∀t ∈ [ 0, 1 ] que es claramente el segmento de origen w y extremo z . Así pues tenemos −[ z, w ] = [ w, z ] y en particular [ z, w ]∗ = [ w, z ]∗ . A decir verdad, sí hay un leve problema de notación: para a, b ∈ R con a < b , el intervalo cerrado y acotado de extremos a y b se seguirá denotando por [ a, b ] , como no podía ser de otra forma, pero ahora es la nomenclatura la que ayuda, basta distinguir entre el intervalo [ a, b ] y el segmento [ a, b ] . Por ejemplo, el segmento [ b, a ] tiene sentido, es un arco cuya imagen es el intervalo [ a, b ] , mientras el intervalo [ b, a ] es vacío. Al sumar dos segmentos no alineados, o incluso a veces estando alineados, encontramos el ejemplo más sencillo de una suma de arcos que no es un arco: si z0 , z1 , z2 ∈ C el camino [ z0 , z1 ] + [ z1 , z2 ] es un arco si, y sólo si, z1 − z0 = z2 − z1 . Llamaremos poligonal a toda suma de segmentos. Naturalmente, el extremo de cada segmento que aparezca en dicha suma deberá coincidir con el origen del siguiente, para que la suma tenga sentido. Por tanto: Dados n ∈ N y z0 , z1 , . . . , zn ∈ C , llamamos poligonal de vértices z0 , z1 , . . . , zn al camino definido por n [ z0 , z1 , . . . , zn ] = ∑ [ zk−1, zk ] k=1 Es claro que tenemos un camino cerrado si, y sólo si, z0 = zn . Naturalmente, la nomenclatura está inspirada en los vértices de un polígono. Por ejemplo, suele decirse que la poligonal cerrada [ z0 , z1 , z2 , z0 ] = [ z0 , z1 ] + [ z1 , z2 ] + [ z2 , z0 ] es un triángulo. Por otra parte, dados z ∈ C y r ∈ R+ , llamaremos circunferencia de centro z y radio r , y denotamos por C(z, r) al arco cerrado τ : [−π, π ] → C definido por τ(t) = z + r e it ∀ t ∈ [−π, π ] 6. Integral curvilínea 73 La imagen del arco τ = C(z, r) es la “circunferencia” de centro z y radio r , entendida como subconjunto del plano: τ ∗ = C(z, r)∗ = {w ∈ C : | w − z | = r}. Vemos que τ 0 (t) = i r e it , y por tanto | τ 0 (t) | = r , para todo t ∈ [−π, π] , luego el arco C(z, r) describe el movimiento que consiste en recorrer la circunferencia C(z, r)∗ en sentido positivo, con origen y extremo z − r , y con velocidad angular constante, un movimiento circular uniforme. 6.5. Integral curvilínea n En lo que sigue, fijamos un camino γ : [ a, b ] → C , que se expresa como γ = para k ∈ Jn , σk : [ ak , bk ] → C es un arco. Sabemos que γ ∗ = n [ ∑ σk , donde k=1 σk∗ , el origen de γ es el de k=1 σ1 y el extremo de γ es el de σn . Usaremos también los puntos a = t0 < t1 < . . . < tn = b tales que γ | [tk−1 ,tk ] = σk ◦ τk donde τk : [tk−1 ,tk ] → [ ak , bk ] es una traslación, para todo k ∈ Jn . Puesto que γ ∗ es compacto, consideramos el espacio de Banach complejo C(γ ∗ ) de todas las funciones continuas de γ ∗ en C con la norma dada por k f k∞ = máx | f (z) | : z ∈ γ ∗ Pues bien, para f ∈ C(γ ∗ ) definimos la integral de f sobre el camino γ por: Z b Z f (z) dz = f (γ(t)) γ 0 (t) dt (5) a γ La integral del segundo miembro precisa un comentario. Cuando γ es un arco, el integrando es una función continua en [ a, b ] y tenemos una integral de Cauchy, ya estudiada. Pero en general, hay un subconjunto finito de [ a, b ] en el que γ 0 puede no estar definida. El propio Cauchy se ocupó de salvar este escollo, probando que el método usado para definir su integral se puede aplicar a cualquier función acotada en el intervalo [ a, b ] que tenga sólo un conjunto finito de puntos de discontinuidad, como es nuestro caso. Se obtiene así una definición de integral ligeramente más general, que podemos llamar integral de Cauchy generalizada, y mantiene la mayor parte de sus propiedades, en particular la aditividad con respecto al intervalo de integración, que es la única que necesitamos, como se verá enseguida. Por supuesto, podemos considerar nociones de integral aún más generales, como la integral de Riemann, o incluso la de Lebesgue, pero no será necesario. De la aditividad de la integral de Cauchy generalizada deducimos que n Z f (z)dz = γ ∑ Z tk f (γ(t)) γ 0 (t) dt (6) k=1 tk−1 y esto resuelve nuestro problema, pues para todo k ∈ Jn , la restricción de γ al intervalo [tk−1 ,tk ] es una función de clase C 1 , luego las integrales que aparecen en el segundo miembro de (6) son integrales de Cauchy, ya sin necesidad de generalización alguna. 6. Integral curvilínea 74 Pero además, fijado k ∈ Jn , para todo t ∈ [tk−1 ,tk ] tenemos γ 0 (t) = σk0 (τk (t)) , luego el cambio de variable s = τk (t) , teniendo en cuenta que τk0 (t) = 1, nos da Z tk Z tk 0 f (γ(t)) γ (t) dt = tk−1 tk−1 Z 0 f σk (τk (t)) σk (τk (t)) dt = bk ak f (σk (s)) σk0 (s) ds ∀ k ∈ In Obsérvese que el último miembro de la igualdad anterior es, por definición, la integral de f sobre el arco σk , que tiene perfecto sentido, puesto que f es continua en σk∗ ⊂ γ ∗ . Por tanto, al sumar miembro a miembro las n igualdades anteriores obtenemos n Z f (z) dz = γ Z f (z) dz ∑ (7) k=1 σk que nos da la integral de f sobre el camino γ como suma de las integrales sobre los arcos cuya suma es γ , todas ellas integrales de Cauchy de funciones continuas. La igualdad (7) explica la razón por la que hemos llamado “suma” a la operación con arcos que venimos manejando. Los arcos nos interesan para integrar sobre ellos, y (7) nos da la integral sobre una suma de arcos como suma de integrales. La ventaja de la igualdad (7) con respecto a (6) es que podemos ya olvidar la forma en que se define la suma de arcos, la subdivisión del intervalo [ a, b ] y las traslaciones necesarias, basta recordar la condición para que la suma tenga sentido. Para cada k ∈ Jn , la integral de f sobre el arco σk se obtiene directamente a partir de la definición de σk en el intervalo [ ak , bk ] , y entonces la integral sobre el camino γ se calcula usando (7) . Obsérvese que podríamos haber definido en primer lugar la integral sobre un arco, que es una integral de Cauchy, y acto seguido usar la igualdad (7) como definición de integral sobre un camino. El único inconveniente hubiera sido tener que comprobar que dicha definición no depende de la forma de expresar un camino como suma de arcos, expresión que obviamente no es única. Esa comprobación, que es engorrosa pero no difícil, es lo que hemos ahorrado usando la aditividad de la integral de Cauchy generalizada. 6.6. Propiedades de la integral curvilínea Al estudiar estas propiedades aprovechamos la igualdad (7) , comprobándolas primero para un arco, para luego extenderlas rutinariamente al caso de un camino. Abreviando la notación, para f ∈ C(γ ∗ ) escribimos Z Λ( f ) = Z f (z) dz Λk ( f ) = y γ n f (z) dz ∀ k ∈ Jn con lo que σk Λ= ∑ Λk k=1 I.1. Linealidad. Para cualesquiera α, β ∈ C y f , g ∈ C(γ ∗ ) se tiene: Z Z Z α f + β g (z) dz = α f (z) dz + β f (z) dz γ γ γ La linealidad de la integral de Cauchy nos hace ver claramente que Λk es lineal para todo k ∈ Jn , luego Λ es lineal como suma de aplicaciones lineales. 6. Integral curvilínea 75 La misma rutina se usará para probar la continuidad de Λ . Para k ∈ Jn tenemos claramente | Λk ( f ) | 6 Z bk ak Z f σk (t) σ 0 (t) dt 6 k f k∞ k bk ak | σk0 (t) | dt (8) La última integral es, por definición, la longitud del arco σk . Así pues, la longitud de un arco σ : [ c, d ] → C se define por Z d l(σ) = | σ 0 (t) | dt c No vamos a detenernos a explicar que está definición está de acuerdo con la idea intuitiva de longitud. Simplemente comprobamos que la longitud de un segmento y la de una circunferencia son las que cabe esperar. Para cualesquiera z, w ∈ C y r ∈ R+ es claro que: l [ z, w ] = | w − z | y l C(z, r) = 2 π r Usando la desigualdad (8) , tenemos claramente n | Λ( f ) | 6 n ∑ | Λ k ( f ) | 6 k f k∞ ∑ l(σk ) k=1 k=1 (9) Es natural definir la longitud de un camino γ como la suma de las longitudes de los arcos cuya suma es γ : n l(γ) = ∑ l(σk ) k=1 Para comprobar que esta definición es correcta, es decir, no depende de la forma de expresar γ como suma de arcos, se puede usar como antes una integral de Cauchy generalizada: Z b l(γ) = | γ 0 (t) | dt a Enunciamos la continuidad del funcional Λ , obtenida en (9) : I.2. Continuidad. Para toda función f ∈ C(γ ∗ ) se tiene: Z f (z) dz 6 k f k∞ l(γ) γ Usaremos a menudo esta propiedad, teniendo en cuenta que la convergencia en el espacio de Banach C(γ ∗ ) es la uniforme en γ ∗ . Aprovechando también la linealidad de la integral, lo enunciamos para series: ∞ Sea fn ∈ C(γ ∗ ) para todo n ∈ N ∪ {0} , supongamos que la serie de funciones ∑ fn n=0 converge uniformemente en γ ∗ y sea f ∈ C(γ ∗ ) la suma de dicha serie. Entonces: ∞ Z f (z) dz = γ ∑ n=0 Z fn (z) dz γ 6. Integral curvilínea 76 Vamos con la tercera propiedad importante de la integral curvilínea, que describe la forma en que depende del camino sobre el que se integra: I.4. Aditividad. Sean ϕ y ψ dos caminos tales que el extremo de ϕ coincide con el origen ∗ ∗ ∗ de ψ . Entonces, para toda función f ∈ C (ϕ + ψ) = C ϕ ∪ ψ se tiene: Z Z Z f (z) dz = ϕ+ψ f (z) dz + ϕ f (z) dz (10) ψ Además, para toda función f ∈ C(ϕ ∗ ) , se tiene también: Z Z f (z) dz = − f (z) dz −ϕ (11) ϕ Para la igualdad (10) expresamos ϕ y ψ como sumas de arcos, numerando los de la segunda n suma consecutivamente a los de la primera: ϕ = n+m ∑ σk y ψ= k=1 σk . Por hipótesis el ∑ k=n+1 extremo de σn coincide con el origen de σn+1 y la expresión de ϕ + ψ como suma de arcos n+m está bien clara: ϕ + ψ = ∑ σk . k=1 Entonces, aplicando tres veces la igualdad (7) obtenemos el resultado: n+m Z Z f (z) dz = ϕ+ψ ∑ f (z) dz ∑ f (z) dz + k=1 σk n Z = n+m k=1 σk Z Z f (z) dz = ∑ k=n+1 σk Z f (z) dz + ϕ f (z) dz ψ Para probar (11) empezamos considerando un arco σ : [ a, b ] → C . Por definición del arco opuesto, para f ∈ C(σ ∗ ) tenemos (−σ) 0 (t) = −σ 0 (a + b − t) para todo t ∈ [ a, b ] . Por tanto Z f (z) dz = − −σ Z b Z 0 f σ(a + b − t) σ (a + b − t) dt = a =− a f σ(s) σ 0 (s) ds b Z b f σ(s) σ 0 (s) ds = − Z a f (z) dz σ donde hemos usado el cambio de variable a + b − t = s . n Finalmente, si expresamos el camino ϕ = σk como suma de arcos, se comprueba sin k=1 (−σn−1 ) ◦ τn−1 + . . . + (−σ1 ) ◦ τ1 , donde para cada k ∈ Jn , ∑ dificultad que −ϕ = (−σn ) ◦ τn + τk es una traslación que no afecta a la integral, luego aplicando lo ya probado tenemos n Z f (z) dz = −ϕ ∑ Z k=1 −σk n f (z) dz = − ∑ Z k=1 σk f (z) dz = − Z f (z) dz ϕ Además de reencontrar la razón por la que la suma de caminos se llama así, queda claro también por qué el opuesto de un camino ϕ se denota por −ϕ . Pasamos a probar la propiedad de la integral curvilínea que la hace útil para el problema que nos interesa: construir, cuando sea posible, primitivas de una función. 6. Integral curvilínea 77 I.4. Regla de Barrow. Sea Ω un abierto de C y f ∈ C(Ω) . Supongamos que f admite una primitiva en Ω , es decir, que existe F ∈ H(Ω) tal que F 0 (z) = f (z) para todo z ∈ Ω . Entonces, para todo camino γ : [ a, b ] → Ω se tiene: Z f (z) dz = F γ(b) − F γ(a) γ En el caso de un arco σ : [ a, b ] → Ω , aplicamos la regla Barrow para la integral de Cauchy: Z b Z f (z) dz = a σ b Z 0 f σ(t) σ (t) dt = 0 F ◦ σ (t) dt = F γ(b) − F γ(a) a n Para el caso general, escribimos como siempre γ = arco para todo k ∈ Jn y, lo que ahora es esencial: γ(a) = σ1 (a1 ) , γ(b) = σn (bn ) y ∑ σk donde σk : [ ak , bk ] → Ω es un k=1 σk (bk ) = σk+1 (ak+1 ) ∀ k ∈ Jn−1 Usando lo ya probado para el caso de un arco concluimos que n Z f (z) dz = γ n Z ∑ f (z) dz = k=1 σk ∑ F σk (bk ) − F σk (ak ) k=1 n−1 = F σn (bn ) − F σ1 (a1 ) + ∑ F σk (bk ) − F σk+1 (ak+1 ) k=1 = F γ(b) − F γ(a) como queríamos demostrar. Para abreviar, si un camino γ verifica, como en el resultado anterior, que γ ∗ ⊂ Ω donde Ω es un abierto de C , diremos simplemente que γ es un camino en Ω . Hemos obtenido una condición necesaria para que una función f ∈ C(Ω) admita una primitiva en Ω : su integral sobre cualquier camino en Ω sólo depende del origen y extremo del camino, o lo que es lo mismo, las integrales de f sobre dos caminos con origen y extremo comunes han de ser iguales. Dicho de forma más llamativa, la integral de f sobre cualquier camino cerrado γ en Ω ha de anularse, puesto que γ(b) = γ(a) , luego F γ(b) − F γ(a) = 0 . Por ejemplo, supongamos que para algún r ∈ R+ se tiene C(0, r)∗ ⊂ Ω ⊂ C ∗ . Entonces dz = C(0,r) z Z Z π i r e it dt −π r e it = 2 π i 6= 0 y deducimos que la función continua z 7→ 1/z no admite una primitiva en Ω cosa que ya sabíamos. Pero ahora no hemos tenido que usar ningún resultado sobre logaritmos holomorfos, argumentos o raíces cuadradas continuas ni nada por el estilo, simplemente hemos calculado una integral sobre un arco cerrado, bien sencilla por cierto. 6. Integral curvilínea 6.7. 78 Existencia de primitiva Nuestro próximo objetivo es probar que, la condición necesaria recién obtenida para que una función continua en un abierto admita una primitiva, también es suficiente. Teorema (Caracterización de la existencia de primitiva). Sea Ω un abierto no vacío de C y f ∈ C(Ω) . Las siguientes afirmaciones son equivalentes: (i) Existe F ∈ H(Ω) tal que F 0 (z) = f (z) para todo Z z ∈ Ω. (ii) Para todo camino cerrado γ en Ω se tiene que f (z) dz = 0 . γ Demostración. Ya sabemos que (i) ⇒ (ii) y, para probar el recíproco, empezamos por reducir el problema al caso en que Ω es un dominio. (a). Supongamos demostrado el teorema para dominios. Sea entonces Ω abierto y supongamos que f ∈ C(Ω) verifica (ii) . Para cada componente conexa U de Ω sabemos que U es un dominio y es claro que la restricción f U verifica también (ii) , puesto que todo camino cerrado en U es un camino cerrado en Ω . Por tanto existirá FU ∈ H(U) tal que FU0 (z) = f (z) para todo z ∈ U . Para cada z ∈ Ω definimos entonces F(z) = FU (z) donde U es la única componente conexa de Ω tal que z ∈ U . Tenemos así F U = FU para toda componente conexa U de Ω . Por el carácter local del concepto de derivada deducimos que F ∈ H(Ω) con F 0 (z) = f (z) para todo z ∈ Ω . Así pues, suponemos a partir de ahora que Ω es un dominio. (b). Fijamos en lo que sigue un punto α ∈ Ω , pues la idea es construir la función F integrando f sobre caminos con origen en α que nos lleven a cualquier punto de Ω . Nuestro próximo paso es probar que efectivamente podemos llegar desde α a cualquier punto de Ω mediante un camino, de hecho mediante una poligonal. Comprobamos por tanto que Ω verifica la siguiente forma fuerte de conexión: Para todo z ∈ Ω existe un camino γz en Ω con origen α y extremo z . Para probarlo consideramos el conjunto A ⊂ Ω de los puntos que verifican la propiedad buscada. Es obvio que A 6= 0/ luego bastará probar que A es abierto y también que es cerrado relativo a Ω , para concluir que A = Ω como queremos. Dado a ∈ A tomamos r ∈ R+ tal que D(a, r) ⊂ Ω . Por hipótesis tenemos un camino γa en Ω con origen α y extremo a . Para cada z ∈ D(a, r) podemos entonces tomar γz = γ(a) + [ a, z ] , suma que está bien definida pues el extremo de γa coincide con el origen de [ a, z ] . Además tenemos γa∗ ⊂ Ω y [ a, z ]∗ ⊂ D(a, r) ⊂ Ω luego γz es un camino en Ω con origen en α y extremo en z . Esto prueba que z ∈ A , luego D(a, r) ⊂ A y A es abierto. Sea ahora z ∈ A ∩ Ω que es el cierre de A relativo a Ω . Tomamos otra vez r ∈ R+ tal que D(z, r) ⊂ Ω y encontramos a ∈ A ∩ D(z, r) . De nuevo existe un camino γa en Ω con origen α y extremo a , y de nuevo tomamos γz = γa + [ a, z ] que es un camino en Ω con origen α y extremo z . Esto prueba que z ∈ A , luego A es cerrado relativo a Ω . Nótese que en los dos razonamientos anteriores, γz es una poligonal cuando γa lo es. Por tanto, la misma prueba nos dice que, para cada z ∈ Ω existe de hecho una poligonal en Ω con origen α y extremo z . 6. Integral curvilínea 79 (c). Definimos ya la función F que buscamos, escribiendo, para cada z ∈ Ω , Z F(z) = f (w) dw γz donde γz es cualquier camino en Ω con origen α y extremo z , pero debemos asegurarnos de que la integral no depende del camino γz elegido. Sean pues ϕz y ψz dos caminos que cumplan las condiciones exigidas a γz . Como z es el extremo de ϕz y también el origen de −ψz , podemos considerar el camino ϕz − ψz . Puesto que (ϕz − ψz )∗ = ϕz∗ ∪ ψz∗ ⊂ Ω , tenemos un camino en Ω , pero α es su origen y también su extremo, luego se trata de un camino cerrado. Aplicando la hipótesis (ii) tenemos que Z Z 0= f (w) dw = ϕz −ψz f (w) dw − ϕz Z f (w) dw ψz como queríamos comprobar. Así pues la función F está bien definida en todo punto z ∈ Ω . (d). Destacamos la propiedad clave de F , de la que se deducirá que es una primitiva de f : Para todo a ∈ Ω existe r ∈ R+ tal que D(a, r) ⊂ Ω y Z F(z) = F(a) + f (w) dw ∀ z ∈ D(a, r) [ a,z ] En efecto, tomamos r ∈ R+ tal que D(a, r) ⊂ Ω y si γa es cualquier camino que usemos para definir F(a) , para cada z ∈ D(a, r) usamos γz = γa + [ a, z ] . La igualdad buscada es consecuencia evidente de la aditividad de la integral curvilínea: Z F(z) = Z Z f (w) dw + f (w) dw = F(a) + f (w) dw [ a,z ] γa [ a,z ] Para probar que F es una primitiva de f sólo usaremos ya la propiedad de F recién obtenida. Como quiera que más adelante nos encontraremos en situaciones análogas, recogemos el resto de la demostración en forma de lema, que podremos usar cuando sea conveniente, sin tener que repetir el razonamiento. Lema (Construcción de primitivas). Sea f ∈ C(Ω) donde Ω es un abierto de C , y sea F : Ω → C una función verificando que, para todo a ∈ Ω existe r ∈ R+ tal que D(a, r) ⊂ Ω y Z F(z) = F(a) + f (w) dw ∀ z ∈ D(a, r) [ a,z ] Entonces F ∈ H(Ω) con F 0 (z) = f (z) para todo z ∈ Ω . Demostración. Fijamos a ∈ Ω , r ∈ R+ dado por la hipótesis, y ε > 0 . Por ser f continua en a , existe δ > 0 , y podemos suponer δ < r , tal que w ∈ Ω , | w − a | < δ =⇒ | f (w) − f (a) | < ε Para z ∈ Ω con 0 < | z − a | < δ se tiene 1 F(z) − F(a) − f (a) = z−a z−a Z [ a,z ] f (w) dw − f (a) = Z [ a,z ] f (w) − f (a) dw 6. Integral curvilínea 80 En la última igualdad, hemos usado la regla de Barrow, pues la función constantemente igual a f (a) tiene, en todo el plano, una primitiva obvia: w 7→ f (a) w . Para w ∈ [ a, z ]∗ se tiene claramente | w − a | 6 | z − a | < δ , luego | f (w) − f (a) | < ε . De la continuidad de la integral curvilínea deducimos que Z F(z) − F(a) ε l [ a, z ] 1 − f (a) = f (w) − f (a) dw < =ε z−a | z − a | [ a,z ] |z−a| lo que prueba que F es derivable en a con F 0 (a) = f (a) . Puesto que a ∈ Ω era arbitrario, esto concluye la demostración del lema, y con ella la del teorema principal. El teorema anterior puede verse, no sólo como la versión compleja del teorema fundamental del Cálculo, sino como una auténtica generalización del mismo. Sustituyendo formalmente C por R , este teorema nos diría que una función continua f : Ω → R , donde Ω es un abierto de R , admite una primitiva si, y sólo si, su integral sobre cualquier camino cerrado γ en Ω se anula. Ocurre que un camino cerrado en Ω ha de ser “trivial”, en el sentido de que sólo puede ser una suma de segmentos que se recorren en ambos sentidos. Entonces, la integral de cualquier función continua sobre tal camino ha de anularse, luego toda función continua en un abierto de R admite una primitiva, que es lo que nos asegura el teorema fundamental del Cálculo. 6.8. Ejercicios 1. Sean α ∈ C y r ∈ Z r Z R+ . Probar que f (z) dz = f (α + s) ds para cualquier [ α,α+r ] 0 función f ∈ C [ α, α + r ]∗ . ¿Cual es la igualdad análoga para un segmento vertical? z2 ez z dz y J(r) = dz donde γr = C(0, r) 2. Para r ∈] 1, +∞ [ se define I(r) = 3 σr z + 1 γr z + 1 y σr = [−r, −r + i ] . Probar que lı́m I(r) = lı́m J(r) = 0 . Z Z r→+∞ r→+∞ π log (1 + z) dz = 0 y deducir que 3. Probar que log (1 + r 2 + 2r cos t) dt = 0 , z C(0 , r) 0 para todo r ∈ ] 0, 1 [ . 4. Sea f ∈ H D(0, 1) verificando que | f (z) − 1 | < 1 para todo z ∈ D(0, 1) . Admitiendo Z f 0 (z) 0 dz = 0 para todo r ∈ ] 0, 1 [ . que f es continua, probar que C(0 , r) f (z) Z Z 5. Sean Ω = C \ {i, −i} y f ∈ H(Ω) dada por f (z) = 1/(1 + z 2 ) para todo z ∈ Ω . Probar que f no admite una primitiva en Ω . dz = 0 , donde σ(t) = cos t + (i/2) sen t para todo t ∈ [ 0, 2 π ] . 2 σ 1+z Z 6. Probar que