Trabajadores de temporada

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misión católica
de lengua española
Rue de Morat 48, 2502 Bienne, Tel. 032 323 54 08. E-Mail: [email protected]
Misionero: P. Arturo Gaitán / Asistente social: José-Luis Marcos
www.cathberne.ch/mcebienne
AVISOS
• La Misa en castellano en Biel se celebra
todos los domingos a las 11h30 en la
Iglesia de San Nicolás.
• Misa en castellano en Grenchen, todos
los domingos a las 10h00.
• Grupo de señoras de los lunes, primeros
y terceros lunes de cada mes, a partir de
las 15h00 en la Misión.
• Curso de francés todos los sábados, de
10h00 a 12h00.
• Cursos de alemán, todos los viernes de
18h00 a 20h00.
• Coro de la Misión: todos los viernes a
partir de las 20h00. Son bienvenidas
nuevas voces… ¡Anímate!
• El día 24 de diciembre, a las doce de la
noche, tendrá lugar nuestra Misa del
Gallo. La celebraremos como todos los
años en la sala parroquial de San Nicolás
(debajo de la Iglesia). Después de la misa,
festejaremos la Navidad con turrón, cava,
fraternidad y buen humor.
El bambú japonés
No hay que ser agricultor para saber que una
buena cosecha requiere de buena semilla, buen
abono y riego.
También es obvio que quien cultiva la tierra no
se detiene impaciente frente a la semilla sembrada, y grita con todas sus fuerzas: ¡Crece, maldita
seas!
Hay algo muy curioso que sucede con el bambú
y que lo transforma en no apto para impacientes:
Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.
Durante los primeros meses no sucede nada
apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto
que un cultivador inexperto estaría convencido
de haber comprado semillas infértiles.
Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú
crece ¡más de 30 metros!
¿Tardó sólo seis semanas en crecer?
No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.
Durante los primeros siete años de aparente
inactividad, este bambú estaba generando un
complejo sistema de raíces que le permitirían
sostener el crecimiento que iba a tener después
de siete años.
Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas,
triunfos apresurados, sin entender que el éxito es
simplemente resultado del crecimiento interno y
que éste requiere tiempo.
Quizás por la misma impaciencia, muchos de
aquellos que aspiran a resultados en corto plazo,
abandonan súbitamente justo cuando ya estaban
a punto de conquistar la meta.
Es tarea difícil convencer al impaciente que sólo
llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado.
De igual manera es necesario entender que en
muchas ocasiones estaremos frente a situaciones
en las que creemos que nada está sucediendo. Y
esto puede ser extremadamente frustrante.
En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y
aceptar que en tanto no bajemos los brazos, – ni
abandonemos por no «ver» el resultado que esperamos, – sí está sucediendo algo dentro nuestro:
estamos creciendo, madurando.
Quienes no se dan por vencidos, van gradual e
imperceptiblemente creando los hábitos y el
temple que les permitirá sostener el éxito cuando
éste al fin se materialice.
El triunfo no es más que un proceso que lleva
tiempo y dedicación. Un proceso que exige
aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar
otros. Un proceso que exige cambios, acción y
formidables dotes de paciencia.
Tiempo… Cómo nos cuestan las esperas, qué
poco ejercitamos la paciencia en este mundo agitado en el que vivimos.
Apuramos a nuestros hijos en su crecimiento,
apuramos al chofer del taxi… nosotros mismos
hacemos las cosas apurados, no se sabe bien por
qué.
Perdemos la fe cuando los resultados no se dan
en el plazo que esperábamos, abandonamos
nuestros sueños, nos generamos patologías que
provienen de la ansiedad, del estrés… ¿Para qué?
Te propongo tratar de recuperar la perseverancia,
la espera, la aceptación. Si no consigues lo que
anhelas, no desesperes, quizá solo estés echando
raíces.
angelus 49–52/2013
• 19
Noticias sociales
Desde la Consejería de Empleo y Seguridad Social de la Embajada de España en
Berna, nos llega la información siguiente,
que publicamos en este número por ser de
gran interés para un sector de nuestra comunidad:
Trabajadores
de temporada
Obligación de afiliarse al seguro suizo
de enfermedad a partir del primer día de
trabajo
Esta Consejería tiene conocimiento de que
algunos trabajadores de temporada, con
contratos de duración inferior a tres meses
y que no necesitan permiso de residencia
para trabajar durante este tiempo, no se
dan de alta en el Seguro suizo de enfermedad desde el momento en que comienzan a
trabajar en Suiza. El trabajador piensa que
no tiene que hacerlo pues, frecuentemente,
dispone de una Tarjeta Sanitaria Europea
en vigor, emitida por España.
Debe tenerse en consideración que según
las disposiciones vigentes, el trabajador de
temporada, tanto si tiene un permiso de
residencia tipo «L», como si no dispone de
permiso, está obligado a afiliarse al seguro
suizo de enfermedad desde la fecha en que
empieza a trabajar en Suiza. En el supuesto de que la afiliación la solicite posteriormente, el trabajador de temporada tiene
derecho a estar cubierto por dicho seguro
desde el inicio de la relación laboral en
Suiza y deberá abonar la correspondiente
prima a partir de ese momento.
Se recuerda a los trabajadores de temporada empleados en Suiza que aunque estén
en posesión de la Tarjeta Sanitaria Europea expedida por España, dicha tarjeta
cubre la asistencia sanitaria en los supuestos de desplazamientos temporales y no
cuando se establece una relación laboral en
Suiza.
Las Cajas su izas de Enfermedad están
obligadas a aceptar la af iliación al Seguro
suizo de enfermedad de los trabajadores
españoles empleados en Suiza con contrato
de temporada, al margen de que necesiten
o no un permiso de residencia, pues así lo
establecen los Artículos 1, apartado 2), letras f ) y g) y 7, apartado 2) y 2bis) de la
Ordenanza de 27 de junio de 1995 sobre el
Seguro de Enfermedad.
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