Actas de las II Jornadas de la Cátedra de Psicología Jurídica: las

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Actas de las II Jornadas de la
Cátedra de Psicología Jurídica:
las violencias : de lo instituido a
lo instituyente
ISBN 978-987-544-671-7
Índice
Título / Autor (es)
Presentación de las Actas de las II Jornadas de la Cátedra de
Psicología Jurídica.
Lic. Graciela Llarull
Pensando una experiencia de intervención con mujeres
cuidadoras de adolescentes en un Hogar de la ciudad de Mar
del Plata. Intervenciones desde una perspectiva vincular.
Lic. Buzzella Paola - Lic. Natinzon Alina
“Reflexiones Teórico Clínico sobre el Accidentarse del Sujeto”.
Lic. Del Buono Erica - Lic. La Rocca Eugenia - Srta. Sammartano
Magali
El círculo vicioso de la violencia institucional: percepción de
eficacia policial en la ciudad de Mar del Plata y su influencia en
la labor policial.
Berger, Valeria; Rodriguez Gerometta Maria del C.
De discursos oficiales a prácticas juveniles en busca de
escenarios para visibilizarse en una ciudad de Colombia. Diego
Fernando Bolaños
Abuso sexual infantil: Viviendo una catástrofe psíquica como
situación extrema.
Bustillo, Cintia Carolina
Conclusiones del Foro Interinstitucional.Deconstruyendo muros, imaginando puentes.
Lic. Filippi Villar, Julieta; Lic. Bustamante, Cecilia
El silencio en los procesos de victimización como otra forma de
violencia y agravamiento de las consecuencias delictivas.
Lic. Florencia Gómez.
Mi primera experiencia en un dispositivo diferente.
Interrogantes sobre el quehacer de la práctica.
Lic. Frígoli, Marianela
La violencia y los operadores institucionales.
Lic. Graciela LLarull y Lic. Eduardo Alberto Zamorano Dichos, dimes y diretes. Para el encuentro de nuevos decires.
Lic. Cecilia Gutierrez & Lic. Montes Cintia
La institucionalidad de a lucha contra la violencia de género en
los Equipos Interdisicplinarios de atención a las Violencias
María Belén Berruti, Silvina Elizabeth Herrera
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Prevención del maltrato infantil: Instituyendo nuevas formas de
crianza.
Rovira, Silvia, - Perni, Virginia - Barrio, Pamela - Zarza, Sabrina
¿Es el “cutting” el problema?
Barrio, Pamela; Berger, Valeria; Depaoli, Marcela; Llarull, Graciela;
Molina, Mónica; Visciarelli, Gabriela, Zamorano Eduardo
La Violencia Familiar como factor de riesgo en adolescentes en
conflicto con la Ley Penal. - Loureiro Aylén. Rodriguez Gerometta
Maria del Carmen
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Rivadavia, zona de influencia y las violencias - Lic. Silvia Luz
Clara – Dos décadas de un proceso instituyente: Comodoro
72
Bullying Social - Ana María Martorella
75
Conocimiento sobre “Violencia de género en el noviazgo” que
tienen los adolescentes de las escuelas secundarias privadas y
publicas de Mar del Plata. - Gutiérrez, Micaela - Pérez, Alejandra Santa María, Julieta –
79
La violencia de la invisibilidad. - Zarza, Sabrina - Rodrigo, María
Julia - Burcaizea, Natalia Anahi – Barboza, Victoria - Oller, María
Victoria -
82
Violencia de género y relato de la Dictadura. - Loureiro, Aylén y
Olsen, Cintia.
85
Rescatar – se. - Lic. Mariela A. Ramos - Lic. Mara E. Rodríguez Ma. Luján Ramadori.
88
La venganza y el odio en la escena traumática. Violencia y lazo
social. - Eduardo S. Sullivan Aproximaciones analíticas sobre el campo estadístico de la
violencia. Avances de investigación. - Belén Muñiz y Cristian
Tibaldi
91
63
68
95
2
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
UNIVERSIDAD NACIONAL DE MAR DEL PLATA
LA SECRETARÍA DE EXTENSIÓN Y TRANSFERENCIA
Presentación de las Actas de las II Jornadas de la Cátedra de
Psicología Jurídica
Desde la Cátedra de Psicología Jurídica en articulación con el
grupo de Investigación GIPJURI, el grupo de Extensión GIES y el Seminario
de DDHH tomamos contacto con distintas problemáticas sociales .Este año
decidimos abocarnos a una de ellas por su relevancia
como lo es la
violencia en todas sus formas.
Se entiende la violencia como un problema social, de salud
pública, de seguridad ciudadana, y como un problema de derechos humanos.
Por eso es necesaria la intervención del Estado desde sus distintos niveles
institucionales con profesionales idóneos y formados en la temática de ahí la
responsabilidad de la Universidad de generar espacios de formación y
actualización que lo garanticen desde una perspectiva interdisciplinaria y
respetuosa de los DDHH.
Los operadores de las diferentes instituciones y organizaciones de
la comunidad realizan acciones tendientes al abordaje de esta difícil
problemática; conocer sus experiencias desarrolladas o en vía de ejecución, al
igual que el tratamiento de casos particulares, nos brindará la posibilidad de
adquirir mayores recursos para mejorar la eficacia del abordaje que nos
permita disminuir el nivel de violencia que está presente en la sociedad y en las
relaciones interpersonales.
Por todo eso se han organizado las II Jornadas de la Cátedra de
Psicología Jurídica “Violencias ; de lo Instituido a lo Instituyente”. Con la
exposición de destacados profesionales, un foro de operadores institucionales
y la presentación de trabajos sobre las experiencias concretas, en el marco de
una metodología participativa, para contribuir al pasaje de lo instituido a lo
instituyente.
CONFERENCISTAS;
Mg. Stella Pulh; violencia +pasión o emoción = Femicidio
Fiscal Gral. Dr. Daniel Adler y Dr. Agustín Roldan; Trata de Personas,
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Lic. Beatriz Malbran La Ley y el Sujeto
,
Prof. Mariel Martin Las dos caras de la Violencia Escolar,
Lic. Alicia Echarri Abuso Sexual
Fil. Diana Maffia Violencia de Género.
Realizadas con éxito en la participación y exposición en todas las
formas previstas, presentamos estas actas donde se incluyen las conclusiones
del Foro interinstitucional y los trabajos libres presentados.
Como organizadora y en representación del equipo ejecutor les digo
Muchas Gracias y los esperamos en las III Jornadas!!!!!!!
Prof. Graciela LLarull
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Pensando una experiencia de intervención con mujeres cuidadoras de
adolescentes en un Hogar de la ciudad de Mar del Plata. Intervenciones desde
una perspectiva vincular
Autoras:
Lic. Buzzella Paola
Lic. Natinzon Alina
Trabajo Libre
En el presente trabajo, planteamos una situación de nuestra práctica
profesional articulando aportes desarrollados de la Clínica Vincular y del trabajo con
grupos desde la multiplicidad.
Las prácticas nos interrogan, en palabras de Deleuze (1977), nos fuerzan a
pensar, y a abrir un campo de problemas en el que se cruzan juegos de fuerzas y
subjetividades en permanente producción. Nos habilitan, además, a abordar el mundo
del trabajo hoy en un estar –siendo implicados en un proceso inacabado.
El pensamiento como un modo de experiencia supone pensar en el límite de lo
que se sabe. (Ana María Fernández 2007). Se trata de pensar sabiendo que en el
camino de quiebre de sentidos comunes disciplinarios necesariamente se transitarán
zonas borrosas imposibles de evitar si se intenta eludir las comodidades de lo ya
sabido. Se intenta experimentar con las nociones atravesando las fronteras de los
sentidos comunes de las territorializaciones disciplinarias, intentando no recaer en los
binarismos que han sido base de sustancializaciones y esencialismos diversos.
Se trata de plantear problemáticas, en el sentido de un agrupamiento de
problemas que se relacionan al interior de un campo abierto. Problemas que en sus
derivas e insistencias presentan puntos y momentos de conexión y desconexión que
enlazan y desenlazan, que insisten y mutan, pero que al volver una y otra vez sobre lo
mismo van armando método (en su acepción griega met-odhos: ponerse en el camino.
En el camino se va armando método, trazando circuitos de problematizacion recursiva.
Nuestro punto de partida resulta de problemáticas e interrogantes acerca de
las dinámicas vinculares y demandas institucionales donde se inscribe la práctica. Se
trata de una experiencia realizada en el año 2014 con cuidadoras mujeres de púberes
y adolescentes en situación de extremada vulnerabilidad, en un hogar de la ciudad de
Mar del Plata.
Partiendo de interrogantes, el primero que abordamos es ¿de qué sujeto
hablamos en nuestro hacer profesional? creemos necesario mencionar que nos
planteamos y posicionamos en que tanto desde los aportes freudianos como desde
Lacan consideramos a un sujeto sujetado. El sujeto del inconsciente es un sujeto
sujetado a las formaciones y los procesos del inconsciente. La paradoja es que está
sujetado y estructurado en esa sujeción.
Por lo tanto, el proceso de constitución subjetiva se produce en el campo del
Otro, y en este sentido lo vincular está desde el primer momento de vida, viene para
socorrernos ante el desamparo vivenciado al nacer.
Freud ubica el desamparo como estructurante del psiquismo, “motor de las
relaciones sociales y de las organizaciones colectivas que determinaron el surgimiento
de la civilización” (Freud S. En el porvenir de la ilusión). Lacan ubica el desamparo en
esa hiancia donde se sitúa la experiencia del deseo del Otro y donde el sujeto deberá
situar su propio deseo.
La indefensión psíquica hace que el infante humano necesite del alojamiento
en el deseo del Otro, tomando a P. Aulagnier podemos decir que desde que nacemos
estamos condenados al azar de los encuentros.
Los procesos de vulnerabilización no se acotan a situaciones de pobreza o
desempleo, sino que responden al entramado de situaciones socio-históricas, historias
5
singulares, y vulnerabilización de los vínculos de referencia, dada por las dificultades
de un Otro de cumplir con su función de sostén.
Desde esta breve introducción comienzan a surgirnos otros interrogantes: la
importancia del lugar de las cuidadoras del hogar, en el proceso de constitución
psíquica y producción subjetiva (S. Bleichmar) de estos púberes, adolescentes en
situación de vulnerabilidad; la implicación subjetiva y afectación de las cuidadores en
este trabajo de sostén y apuntalamiento, atravesadas por múltiples inscripciones
psíquicas, deseantes, institucionales, organizacionales, sociales.
La organización a la que nos referimos en esta experiencia ha sufrido en los
últimos años diversos avatares que tienen hoy día su continuidad, y que se traduce en
situaciones de incertidumbre tanto en el funcionamiento actual de la organización
como en su perspectiva futura.
Al abordar esta experiencia pensamos y decidimos implementar un dispositivo
de grupo de reflexión, que habilitara un espacio de pensamiento colectivo en el que las
mujeres se encontraran con sus compañeras, situación que no se repetía en lo
cotidiano por sus horarios de trabajo.
Un dispositivo pensado como artificio para alojar la palabra propia y la del otro,
y en ese acto de alojar y de escuchar, que permitiera pensar-se con los otros
compañeros en el hacer cotidiano. Compartimos lo expresado por Dejours al
mencionar que la palabra es el medio de la per-elaboración. El poder de la palabra
para hacer inteligible lo que aún no es conciente surge cuando esta palabra se dirige a
otros. “Existen por lo tanto condiciones intersubjetivas específicas para hacer efectivo
el poder del lenguaje”.
En un primer encuentro con las mujeres cuidadoras observamos que primó la
queja sobre sus condiciones de trabajo, las dificultades de afrontar las actuales
situaciones que se les presentan en la convivencia con adolescentes, y las quejas
hacia las des-coordinaciones dadas entre la comisión directiva y el equipo técnico, y
entre éstos con ellas. “Arriba” y “abajo” nominaban sendos espacios de decisión en
coincidencia con la ubicación geográfica en el edificio, quedando ellas ubicadas,
también coincidentemente con su espacio en la geografía material de la organización
“a un costado”. Lugar de límites difusos, donde lo formal y lo real presentaban
constantes contradicciones fundamentalmente en el proceso de toma de decisiones.
A su vez, enunciaba la soledad en la que se encontraban fuera del horario de
funcionamiento general, más allá de las 3 de la tarde, en general, y los fines de
semana.
Cabe aquí retomar una primera diferenciación introducida en Dinámica del
Trabajo, donde se establece que lo real se presenta al sujeto a partir del desfasaje
entre la organización prescripta del trabajo y la actividad real que hombres y en este
caso mujeres llevan adelante. Lo real es aquello que resiste a los conocimientos, los
saberes, los saberes-hacer y, globalmente, al control. “El celo es precisamente todo
aquello que los operadores agregan a la organización prescripta para hacerla eficaz,
todo lo que realizan individual y colectivamente y que no corresponde a la “ejecución”.
Nos resulta válida la pregunta en relación a cómo se define en el caso de las
cuidadoras la organización prescripta del trabajo, dado que los referentes de la misma
en general definen el trabajo de las mujeres de forma general y con límites difusos.
Esto permite sostener algunas quejas en relación a las actividades que deben realizar
y a su “multifuncionalidad” por un lado, que pareciera hacerlas más necesarias que al
resto, pero por el otro, dificulta la visibilidad de las tareas importantes y los límites de
su hacer.
En los sucesivos encuentros sus discursos se centran inicialmente en la queja,
deslizándose desde las situaciones particulares con algunos chicos y chicas que
captan su atención y los sucesos de las semanas hacia la falta de consignas y pautas
claras de trabajo con los diferentes grupos de la organización. Las quejas hacia los
púberes adolescentes eran acompañadas de la añoranza de tiempos anteriores,
donde el director era más estricto. Se nombra a la penitencia como la única solución,
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que debe recrudecerse, ante la actual postura que parece ser un “dejar hacer” por
parte de la dirección y del equipo técnico. Una de las situaciones más remarcada por
parte de las mujeres reside en la falta de confianza en su palabra. Frente a relatos
disímiles, es el de los chicos y chicas el que siempre prima. Algunos registros posibles
fueron:
“Es bastante frustrante el trabajo”; “Queremos que nos apoyen más” ;“Acá
siempre tienen razón los chicos”; “Ponemos penitencia y no nos respaldan”; “Estamos
solas en esto”; Tomamos una decisión y desde arriba hacen otra cosa.”
Entre la queja y la denuncia, inicialmente vislumbramos dificultades para
pensar y pensar-se, o como se refiere en el capítulo 2 de Situaciones de Trabajo,
pensar “lo que nos hace lo que hacemos”.
La resignación parece ser lo que domina en estos momentos de los
encuentros, o en palabras de S. Bleichmar, el malestar sobrante, entendiéndolo como
aquello que está dado cuando los sujetos quedan “despojados de un proyecto
trascendente que posibilite, de algún modo, avizorar modos de disminución del
malestar reinante. Lo que lleva a los hombres a soportar la prima de malestar que
cada época impone es la garantía futura de que algún día cesará ese malestar, y en
razón de ello la felicidad será alcanzada”. (S. Bleichmar, 1997)
En diversos momentos durante el transcurrir de los encuentros observamos en
los directivos de la organización dificultades para sostener tanto el cumplimiento de las
normas como la asimetría entre adolescentes y adultos. Dificultades en los adultos
que exponen a los púberes/ adolescentes a situaciones de intensa incertidumbre y
perplejidad, reproduciendo, como efecto impensado, la ausencia o déficit de un marco
contenedor.
La necesidad de sostener una asimetría simbólica está dada por la importancia
de la función subjetivante que sostiene el adulto en relación con el niño, función que
posibilita las ligaduras pulsionales, la transmisión de los enunciados y legalidades que
inscriben al sujeto en el vínculo y en la cultura. Función de responsabilidad en relación
a las generaciones más jóvenes, no de poder.
Considerar el ‘no’ como límite permite habilitar el espacio del sí, lo permitido y
lo posible, instaura inicialmente una norma que posteriormente podrá (o no) ser
apropiada de manera singular. Norma y significados, interpretación al modo de la
Violencia Primaria enunciada por Piera Aulagnier que inaugura al sujeto en el campo
del discurso.
Los límites permiten dar forma al mundo pulsional, y a sus figuras (los afectos y
las representaciones), límites que dependen en un origen del accionar del Otro, que a
su vez transmite el mundo simbólico creado colectivamente, límites que cumplen, sin
duda, una función estructurante decisiva. Como todo límite, dan forma, contornean,
definen un espacio – el de la psique en este lugar - . Son límites al servicio de Eros.
Estructuran la psique, pero también están al servicio de la estructuración de la vida
social. Los objetos originarios son delegados del Otro ante el infans: siguen sus
instrucciones (que habitan en su inconsciente). La forma de modelar la vida pulsional
es siempre social: los destinos de la pulsión muestran la presencia de la cultura.
“Entonces hay que reconsiderar la función del no, del límite, porque el “no”
también es uno de los nombres que fundan lugares”. (Brignoni,J; Esebbag, G, y
Martín,J. 2011)” .
El relato se va entremezclando con situaciones personales y se historiza por
fragmentos, hilando historias singulares y colectivas. Por momentos confundidos, los
momentos de fragilidad y desamparo comienzan a entreverse como puntos en común.
Lentamente el significante Desamparo va tomando su lugar: desamparo que
marca la historia de los púberes y adolescentes que habitan en las casitas
actualmente, desamparo sufrido por algunas cuidadoras a lo largo de sus historias,
desamparo ante la mirada de la dirección, desamparo del director que accede a
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ocupar ese lugar frente a la renuncia del anterior, pero con pocas herramientas para
afrontar el estado actual, desamparo de las distintas esferas (adolescentes, dirección,
equipo técnico y cuidadoras) frente a algunas decisiones de los jueces intervinientes
vividas como arbitrarias.
Nombrarlo habilita entonces otro campo de posibilidad. La implicación en el
trabajo no es abordada sólo desde lo que parece inmodificable, sino que comienzan a
aparecer formas diversas de hacer de las utilizadas hasta el momento. La queja va
dando lugar (no todo el lugar, algún ritual se mantiene en casi todos los comienzos de
los encuentros) a otras palabras y a otros pensamientos. Comienzan a surgir
pequeñas intervenciones que sostienen la singularidad de los adolescentes, allí donde
lo que se planteaba era una “justicia igualitaria” que parecía anular la posibilidad de
considerar situaciones diversas en momentos diversos y con historias/presentes
singulares.
Son las cuidadoras las que van reconociendo su propio trabajo y el de sus
compañeras. Tal como plantea Dejours el sujeto espera como retribución a su aporte a
la organzización del trabajo, que dicho aporte sea reconocido. El reconocimiento, de
naturaleza simbólica, “busca dar sentido a lo vivido en el trabajo y en los grupos, y
llega a constituir parte del proceso de transformación en el camino a la invención
colectiva de estrategias.”
Este reconocimiento se espera tanto de los jefes (juicio de utilidad) como de los
pares (juicio de belleza).
“La retribución simbólica acordada por el reconocimiento procede de la
producción de sentido que confiere a lo vivido en el trabajo. El sentido al que da
acceso el reconocimiento es el sentido del sufrimiento en el trabajo.” (Dejours, 2006).
Habilitar el lugar para la reflexión, tanto desde la coordinación como desde la
participación, permite pensar el sufrimiento y da lugar a la creación, producción con las
otras compañeras que posibilita inventar nuevas formas de hacer y de reclamar.
De la queja a la exigencia, las cuidadoras conformaron un listado (finalmente
no presentado todavía) donde exponían aquellas situaciones que consideraban debían
sufrir modificaciones. Acompañado de propuestas. Esto refleja el movimiento en las
mujeres de este grupo, su posibilidad de construir herramientas que permitan otros
modos de abordaje; “movilización individual y colectiva de inteligencias que abran
acceso a generar lo imprevisto, lo inédito, lo no transformado en rutina, a mutaciones
causadas por lo novedoso en cada encuentro en los que se retoman funcionamientos
de puesta de sentido.” (S. Pintos, 2009).
Para finalizar, final siempre abierto, tomamos palabras de J. Puget (2002) al
decir que la solidaridad es una producción vincular en el espacio público, ante la
necesidad de resolución de un problema en continua definición. Así, el espacio coconstruido con las cuidadoras se conforma como facilitador de discursos colectivos
que afiancen el lazo solidario y sostengan un “nosotros”. La acción colectiva se
presenta como alternativa esperanzadora a la inacción y permite una visión a futuro,
imaginar un por- venir.
Bibliografía:
- Acuña, J. & Pintos, S. (2009) Acerca de la importancia de la noción de dispositivo y
sus efectos. Material de circulación de la cátedra Psicología de los Grupos.
Fac. De Psicología. U.N.M.d.P.
-Bleichmar, S. (2005) La subjetividad en riesgo. Ed. Topía. Bs. As.
- Brignoni, S.; Claro, J.; Essebbag, G. & Martín, J. Precariedad social, precariedad simbólica:
¿qué futuro para los adolescentes tutelados? En
http://www.revistainterrogant.org/?page_id=761
8
-Dejours, Christophe (2006): La Banalización de la Injusticia Social. Ed. Topía, Bs. As.
-Dessors, D. & Guiho-Bailly, M. P. (comps.) (1998) Organización del trabajo y salud.
Ed. Lumen, Bs. As.
-Fernandez Ana Maria, (2007) Las Logicas colectivas. Ed. Biblos. Bs As.
-Pintos, S. y otros (2009) Situaciones de Trabajo. Entre la resignación y la Gestión
solidaria. Ed. Martín, Mar del Plata.
-Yago Franco, Sobre los limites . Publicado en Rev. digital El psicoanalítico. N° 16.
Enero 2014
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“Reflexiones Teórico Clínico sobre el Accidentarse del Sujeto”
Lic. Del Buono Erica
Lic. La Rocca Eugenia
Srta. Sammartano Magali
El presente trabajo intenta dar cuenta de la experiencia realizada a través de dos
dispositivos “clínicos” que abordan la problemática de sujetos implicados en
siniestros viales en el marco de intervención de la Dirección General de protección
integral a la Víctima Municipal.
Se intenta reflexionar acerca de la responsabilidad del sujeto que se accidenta a
través de pensar la noción de accidente como una variedad más de las
formaciones del Inconsciente.
DISPOSITIVOS
La siguiente exposición se fundamenta en el trabajo llevado adelante con dos
dispositivos que abordan una misma problemática: individuos involucrados en
siniestros viales de los que resultara la muerte de alguien o lesiones graves.
Ambos funcionan en el marco de la Dirección General de Protección Integral a la
víctima dependiente de la Secretaría de Seguridad de la Municipalidad de General
Pueyrredón.
Uno de los dispositivos comienza ofreciendo, entrevistas psicológicas,
propiciando un espacio de escucha y contención a víctimas o familiares de
víctimas de un siniestro vial, entendiendo estas entrevistas como una primera
aproximación a un posible espacio terapéutico. La Dirección tiene como objetivo la
asistencia in situ, esto es que tras la información de las entidades municipales o
policiales de un siniestro vial, operadores de la Dirección se dirigen al lugar del
hecho para acompañar a las víctimas o sus familiares y colaborar con la labor
médica y policial. Este acercamiento genera un primer contacto y en momentos
posteriores se ofrece la asistencia psicológica.
El segundo dispositivo está dirigido a un sector de la sociedad afectado por
sentencias judiciales por imputación de delitos culposos. En un acuerdo con la
Unidad Fiscal respectiva se proponen Talleres de Reflexión como modalidad de
abordaje de las problemáticas asociadas a delitos que atentan contra la vida de las
personas. Quienes asisten a dichos talleres son derivados por la. Fiscalía Nº 11 de
Delitos culposos por haberse acogido a la opción de Suspensión de Juicio a
Prueba, en la que una de las normas de conducta impuesta es la realización de
dicho Taller de Reflexión coordinado por las psicólogas del equipo.
El Taller de Reflexión constituye un espacio de contención, sostén y
posibilidad de pensar con otros lo que posiblemente no pueda ser pensado
individualmente. El trabajo en grupo habilita, luego de generar una escena de
alojamiento subjetivo, la posibilidad de que los participantes puedan pensarse
como actores responsables de la situación del accidente. Lo que se intenta así es
favorecer el proceso de implicación subjetiva, de aparición de un sujeto
responsable de sus actos y las consecuencias de éstas. También se espera que el
atravesamiento por el grupo acompañe el acto de aplicación de la ley y la sanción
jurídica.
Es importante destacar, que uno de los principales desafíos que se nos
presentan, al trabajar como psicoanalistas desde un ámbito público y municipal,
es generar dispositivos alternativos, que pese a no ser convencionales a la clínica
psicoanalítica y tan diferente al familiar encuadre del consultorio (tiempos, espacio
físico, honorarios), favorezcan la emergencia del sujeto del inconsciente. Esto es
que el sujeto pueda elaborar un relato sobre lo sucedido, posibilitando el
anudamiento del suceso como parte de su historia, de modo que el accidente no
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sea un hecho aislado y azaroso. Y así comenzar a generar un borde a su
sufrimiento que permita comenzar el duelo sobre lo irreparable e irrevocable del
accidente.
EL ACCIDENTARSE DEL SUJETO
El interrogante que tomamos como punto de partida se centra en el lugar del
sujeto en el “accidentarse”, pensando la noción de accidente como momento
particular en el acontecer del sujeto que pone en evidencia la manifestación del
inconsciente, donde el sujeto no puede dar cuenta de lo sucedido.
La Real academia española (2012) lo define como “Suceso eventual que
altera el orden regular de las cosas (…) Suceso eventual o acción de que
involuntariamente resulta daño para las personas o las cosas”
El accidente irrumpe en la vida del sujeto generando
consecuencias tanto psíquicas como físicas, es un momento que desestructura su
vida cotidiana, La violencia de su aparición produce un sentimiento de ajenidad en
el sujeto, que lo desaloja de la escena, dejándolo por fuera y ajeno, como un
espectador más del drama que se despliega. Se puede observar tanto en los
primeros encuentros del dispositivo grupal como de las entrevistas en consultorio,
la preeminencia de profundos sentimientos de extrañamiento, ajenidad y hasta la
imposibilidad de recordar lo sucedido. Frases como “no había nadie, se me
apareció de golpe”, “nunca lo ví”, “se me tiró sobre el auto” “el punto ciego no me
dejó ver” inundan los primeros encuentros grupales, algunos pasados dos años del
accidente refieren una amnesia total del hecho.
Freud (citado por Granel 2009) consideró a los accidentes como una variedad
más entre los Actos Fallidos, los describió como operaciones fallidas combinadas.
Las agrupó con un término alemán VERGREIFEN; que traducido al español
significa: “Trastocar las Cosas Confundido”. Destacó así que los accidentes no son
producto de la casualidad, sino resultado de un proceso inconsciente.
El término Vergreifen incluye los aspectos manifiestos y latentes de un
accidente. En estos sucesos las cosas parecerían estar cambiadas de lugar;
donde debería estar una persona hay alguien que ha sido arrojado al suelo y se ha
transformado en un herido; donde debería haber un vehículo circulando hay uno
detenido, volcado o desplazado. Todo se ha alterado, todo está fuera de sitio,
incluso los objetos y el tiempo. Además, el hecho de que Freud utilice el término
“confundido”, alude a un profundo sentido clínico: la experiencia demuestra que un
accidente implica siempre una situación de confusión en la cual la persona no
realizó los actos coordinados para no – accidentarse (Granel, 2009).
Freud insistió en que los accidentes son consecuencia de movimientos que se
presentan como “torpeza casual”; y en realidad demuestran estar gobernados por
una intencionalidad inconsciente e incluso un determinismo simbólico.
En ésta línea muchos de los accidentes podrían ser pensados como el
resultado de la presencia de algo intolerable e inelaborable para el aparato
psíquico. Estos contenidos intolerables e inelaborables serían objeto de un
mecanismo de expulsión hacia el mundo externo donde son escenificados (Granel,
2009).
De modo que el interrogante que aparece sería ¿qué es lo inelaborable para
ese sujeto? Se produce en los grupos generalmente a mediados del proceso un
giro donde los integrantes a través del relato de alguno de ellos o de nuestras
intervenciones, comienzan a pensar qué les estaba sucediendo en el momento del
accidente. En medio de una separación, comenzando un proyecto laboral
independiente o como una clara expresión de su modo de manejarse en la vida “si
no tenía el accidente seguro me daba un infarto”. También se escucha en las
entrevistas psicológicas a familiares de víctimas, como en algunos casos los
accidentados tenían antecedentes de ideas suicidas o incluso intentos de suicidio.
LA RESPONSABILIDAD DEL SUJETO
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Es sabido que el psicoanálisis aspira a ampliar cada vez más el campo
de la responsabilidad del paciente, esto es, que llegue a dar (se) cada vez más
respuestas desde el yo, el ello y el superyó. Tal es el camino trazado por Freud
en La responsabilidad moral del contenido de los sueños y lo esperable de un
análisis.
Freud considera que el sujeto tiene la responsabilidad de descifrar las
formaciones del inconsciente, esto es, de responder por ellas. Pero la
responsabilidad va más allá de las formaciones del inconsciente, toca también
los pliegues del fantasma y ahí están implicadas las silenciosas pulsiones que,
a veces, pueden ser negociadas por los significantes ampliando cada vez más
el marco de la responsabilidad subjetiva. En las formaciones del inconsciente y
en la travesía del fantasma es preciso el asentimiento del sujeto responsable
de sus innúmeras formas de culpabilidad. Porque el sujeto es capturado por el
Otro de la ley y del lenguaje y, a la vez, amenazado por lo real, tiene culpa. Por
eso mismo puede hacer hablar a la culpa y ocuparse responsablemente de su
implicación subjetiva. (Gerez Ambertín, 2009, p1)
Como anteriormente mencionamos, el objetivo principal al trabajar en
los grupos es procurar que el acto y el sujeto del acto no estén separados, se aspira a
la “reconstrucción del sujeto del acto”: que ese sujeto se encuentre con su falta a
través de la intervención de la palabra y la reflexión, favoreciendo la implicación
subjetiva en el acto del que es acusado; esto significa que pueda hacerse responsable
de su propio acto.
Gerèz Ambertìn (2004) parte de una hipótesis psicoanalítica “solo es
posible vincular al actor del acto con el acto criminal si la culpabilidad se acompaña de
responsabilidad, esto es, si el actor puede subjetivar la culpa y asignar significación a
su acto”. Es en este punto donde se nos hace presente el interrogante de cómo
comenzar a bordear la responsabilidad del sujeto en el hecho en el que estuvo
implicado.
¿RESPONSABILIDAD O DESTINO?
Fariña, en su texto “Responsabilidad: entre necesidad y azar” rescata
dos conceptos que nos permiten comenzar a interrogarnos sobre la posible
responsabilidad del Sujeto: necesidad y azar.
Para los griegos, Necesidad era el nombre de la diosa que regía justamente
aquellos sucesos ajenos a la voluntad humana. Las personas no somos
responsables de todo lo que nos sucede. Cuando en una situación rige por
completo el orden de necesidad, la pregunta por la responsabilidad del sujeto
carecería de toda pertinencia. (…) Hoy en día, hemos inventado un nombre
cotidiano para designar aquello que va a ocurrir inexorablemente. Ese nombre
es destino. (Fariña, p.2)
Lo postulado por el autor nos lleva a preguntarnos: ¿Cuál sería la condición de
un sujeto que esperaba en la parada de colectivo y un auto despista y lo embiste
produciendo su muerte? ¿Cuál sería la responsabilidad del sujeto que esperaba la
llegada del colectivo?
Siguiendo a Fariña: “¿Existe el azar? ¿Cuál es el nombre cotidiano con que
designamos al azar? Efectivamente se trata de la suerte. Hay personas que se precian
de tener buena suerte y otras que se lamentan de no tenerla” (p.2).
Siendo así, en el mencionado caso, quien esperaba el colectivo, en ese momento,
¿estuvo gobernado por la “mala suerte”?
Fariña citando a Juan Carlos Mosca, plantea lo siguiente:
La responsabilidad del sujeto se encuentra en la grieta entre necesidad y azar.
Es decir, que cuando rigen por completo Necesidad o Azar, o una combinación
de ambos, no sería pertinente la pregunta por la responsabilidad. Pero basta
que se produzca una grieta, una vacancia entre ellos, para que la pregunta por
la responsabilidad adquiera toda su dimensión. Lo interesante para la práctica
psicológica es que las situaciones con las que debemos lidiar no se presentan
12
de manera pura, sólo compuestas por necesidad y azar o transitando
exclusivamente el terreno de la responsabilidad subjetiva. (…)La realidad es
mucho más compleja y nuestro arte radica en una fina discriminación entre los
elementos que integran una situación. (p.3)
Frente a la complejidad existen dos errores posibles, dos formas de
reduccionismo en las que podemos incurrir: (p.3)
“El primero de ellos radica en asignar responsabilidad al sujeto allí donde ésta
no existe”. (Fariña, p.3) Recordamos el caso de una joven que se encontraba
trabajando en un comercio ubicado sobre una avenida y un auto que transitaba a
exceso de velocidad embiste al comercio ingresando en el mismo y produciendo
graves lesiones en la joven. En este caso, resultaría un reduccionismo asignarle
responsabilidad a quien se encontraba trabajando.
“El segundo radica en relevar a un sujeto de su responsabilidad atribuyendo lo
sucedido al azar y/o necesidad cuando en realidad debe responder por su acción”.
(Fariña, p.3) Podemos pensar aquí en aquellas situaciones en las cuales se señalan
como causas absolutas de un suceso las condiciones climáticas, desperfectos del
vehículo u otras variables aparentemente ajenas al sujeto. Tal es el caso de un
individuo que provocó el vuelco de su vehículo por un pico de diabetes en el que
pierde el conocimiento. En dicho hecho fallece la madre del conductor. Se caería en
un reduccionismo si se atribuyera en este caso la responsabilidad de lo sucedido al
azar, siendo que esta persona sabía de su condición física y aun así no se sometía al
tratamiento correspondiente.
Retomamos lo planteado en relación a que lo interesante para la práctica
psicológica es que las situaciones con las que debemos lidiar no se presentan de
manera pura, solo compuestas por necesidad y azar o transitando exclusivamente el
terreno de la responsabilidad subjetiva. La realidad es mucho más compleja y nuestro
arte radica precisamente en una fina discriminación entre los elementos que integran
una situación. En los casos con los que trabajamos se plantean situaciones donde
necesidad y azar están presentes y generalmente es posible escuchar esta grieta que
pone en evidencia la presencia del sujeto del Inconsciente. Sujetos que se encuentran
atravesando un duelo, estado melancólico, conflicto vital.
“Un tiempo atrás en el grupo de reflexión un medica anestesista refiere haberse
desvanecido cuando manejaba camino a su casa para preparar las valijas de quien
iba a pasar a su exmarido, momento en el cual estaba transitando un separación muy
conflictiva”.
“En el marco de las entrevistas psicológicas, asistimos a una mujer que
viajando por la ruta con su marido (quien iba al volante) y su hijo, tienen un accidente
en el cual su marido pierde la vida, al interrogar sobre el momento que estaban
atravesando, su mujer refiere que hacía tiempo tenían muchos problemas en su
matrimonio y que él estaría cursando un estado de tinte depresivo con ideas de muerte
muy pronunciadas”.
Podríamos ubicar en los dos dispositivos, 3 tiempos esperables en el transitar
subjetivo del destino/ azar a la responsabilidad:
En el primer momento, nos encontramos con resistencias muy marcadas en
relación a poder pensar en cómo ubicar el accidente en la historia del sujeto: la
negligencia, el descuido y la violencia siempre está en el Otro-otro.
Consideramos que dichas resistencias son alimentadas y sostenidas por los
distintos discursos que habitan las diferentes instituciones por las que atraviesan las
personas que han sufrido un accidente de tránsito. Desde el discurso letrado se evita
cualquier intento de contacto con la otra parte implicada, especialmente si se
registraron lesiones graves o fatales en el accidente: “el abogado me dijo que si
llamaba a la familia implicaba que me asumía como culpable del accidente”.
Desde los medios de comunicación, la opinión popular e incluso organismos
que se abocan a la problemática alientan posiciones extremas que alimentan la
13
polaridad víctima-victimario, uno bueno y uno malo. Consideramos que estos
discursos extremos obstaculizan la implicación subjetiva en los ir-responsables.
Un segundo tiempo, consistiría en el trabajo sobre el “instante traumático”.
Ofrecemos los espacios como el establecimiento de una pausa, un intervalo, un
paréntesis en la vida de estas personas que posibilite la aparición de interrogantes
que permitan instalar una pregunta que ponga en cuestión la certeza de los
argumentos. Que ponga en evidencia la urgencia de la repetición, que permita
establecer intervalos en la compulsión de los actos, espacio que permita contener una
subjetividad devastada por el trauma.
En el devenir grupal, generalmente “a medio camino”, comienzan a moverse las
resistencias y a emerger la angustia, el dolor. Dolor causado y vivenciado. Es a partir
de aquí que la angustia y el soporte de los otros facilitan la posibilidad de pensar su
cuota de responsabilidad por haber estado ahí y en ese momento.
Finalmente, ubicamos un tercer tiempo en el que se espera la emergencia del
efecto sujeto. Ese instante en el que el sujeto puede comenzar a implicar-se en el
hecho.
Adherimos así a la concepción psicoanalítica de que el sujeto con el que
trabajamos, el sujeto del inconsciente, no es amo de sí mismo sino vasallo y producto
de una estructura que lo sobredetermina: la sociedad, el lenguaje y la palabra. Sin
embargo, afirmamos que no es amo de sí, pero sí responsable de interrogarse,
interrogar su discursividad y sus actos, De esa deliberación si es responsable. Lacan
(1988) afirmaba "De nuestra posición de sujetos siempre somos responsables"
(p.837).
REFLEXIONES FINALES
Podríamos decir que parte del objetivo perseguido en ambos espacios, es
siempre que sea posible, transitar el camino del destino a la responsabilidad, de los
efectos de lo traumático a la elaboración del mismo, pasar de la ajenidad y el
extrañamiento a la posibilidad de apropiarse de la escena, pasaje de la culpabilidad a
la responsabilidad. Un espacio preeliminar, que acerque al sujeto a poder generar un
interrogante un cuestionamiento.
Aquí, apelamos como interrogante a lo planteado por Susana Medina en “Los
efectos terapéuticos de la pena” en torno al concepto de imputabilidad, allì menciona
que todo sujeto debe ser considerado imputable, porque somos responsables aún de
los deseos inconscientes. El concepto de inconsciente, plantea, no debería ser
utilizado para desresponsabilizar, porque la responsabilidad supone no solo asunción
de los propios actos, sino también de los deseos y de las tendencias más primitivas
que en el sujeto pulsionan a pesar y contra el deseo inconsciente.
Algunos de los apremios de nuestra praxis, se hallan estrechamente vinculados
con los alcances y limites de los mismos. Una práctica que se define como imposible,
imposibilidad estructural que concierne a la tarea del analista, quien arriesga por su
presencia la promoción de un acto posible.
Referencias bibliográficas
Granel, J (2009). Teoría Psicoanalítica del accidentarse. Buenos Aires. Letra viva.
Gerez Ambertín, M (2004). Culpa, responsabilidad y castigo en el discurso jurídico
y psicoanalítico. Vol. II. Buenos Aires. Letra Viva.
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Recuperado de http://www.imagoagenda.com/articulo.asp?idarticulo=1060
Fariña, J. Responsabilidad: entre necesidad y azar. Ficha de Cátedra. Cátedra I
Psicología, Derechos Humanos. Facultad de Psicología. Universidad de Buenos
Aires.
Lacan, J (1988). La ciencia y la verdad. En Escritos 2. Buenos Aires. Veintiuno
ediciones.
14
Real Academia Española (RAE). (2012). Diccionario de la lengua española
(22ªed.). Disponible en: http://www.rae.es/recursos/diccionarios/drae
15
Título: EL CÍRCULO VICIOSO DE LA VIOLENCIA INSTITUCIONAL: PERCEPCIÓN
DE EFICACIA POLICIAL EN LA CIUDAD DE MAR DEL PLATA Y SU INFLUENCIA
EN LA LABOR POLICIAL.
Autores: Berger, Valeria; Rodriguez Gerometta Maria del C.
Mail: [email protected]
Institución: Universidad Nacional de Mar del Plata, Facultad de Psicología.
Área temática: Psicología Jurídica
Resumen
La policía forma parte de las fuerzas de seguridad del Estado, que interviene
para garantizar el orden social, cumpliendo tres funciones básicas; prevenir y detectar
el delito, mantener el orden público y prestar asistencia a las personas que lo
necesitan. (A. Osee 2007) Para ello la sociedad le ha delegado poderes únicos, como
el uso de la fuerza, o la capacidad de realizar detenciones.
Sin embargo, en numerosas ocasiones los DDHH terminan siendo vulnerados y
violentados, ya sea por el abuso de poderes que se le han otorgado, o deficiencias y
ausencias en su función; generando aprehensión y reserva en la ciudadanía hacia la
policía y su capacidad institucional, que incrementa la desconfianza, que a su vez
pierde así los incentivos para controlar la delincuencia, armándose un “círculo vicioso”.
(M Bergman y H Flom 2012).
Por ello se buscará a partir de los datos relevados en el Proyecto de
Investigación “Representación social de la democracia, los niveles de seguridad…” de
la UNMdP, como la percepción social de la eficacia de la policía (grado de
satisfacción) que posee la comunidad estudiantil, influye en la confianza o
desconfianza hacia esta fuerza, alterando de esta manera la relaciones de
cooperación o aprehensión entre las partes, y fomentando el buen trato o el mal trato
institucional. Generándose de esta manera un “círculo virtuoso” o “vicioso” según las
características y relaciones que se establecen entre estas partes.
Palabras claves:
Percepción Social- Eficacia De La Policía- Círculo Vicioso- Violencia Institucional.
La seguridad es desde hace años una preocupación de la sociedad,
delegándose en un principio esta función de protección sobre los vecinos. A partir del
siglo XIX, es el Estado quien asume como una de sus funciones fundamentales el
mantenimiento del orden, sobre la base de que el orden y la seguridad son
condiciones indispensables para que las personas disfruten plenamente de todos sus
derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos (Osse, 2007).
Por tanto, los Estados, que delegan esta función en sus agentes de seguridad,
deben garantizar que estos hacen cumplir las normas (es decir, evitan abusar de sus
poderes en el desempeño de sus obligaciones) y protegen los derechos humanos
(garantizan activamente la seguridad física y mental y el libre ejercicio de los derechos
y libertades fundamentales para todas las personas que residen dentro del territorio
sobre el cual el Estado tiene jurisdicción efectiva).
La policía constituye uno de los organismos del Estado responsable del
mantenimiento del orden dentro de un sistema de seguridad más amplio, cuya eficacia
depende de la cooperación con la sociedad civil y de la aceptación de ésta. Los
agentes de policía provienen de la sociedad en la que desarrollan su actividad policial,
por tanto, adoptarán y expresarán actitudes similares.
La acción policial supone el ejercicio de tres funciones básicas que garantizan
conjuntamente la seguridad de las personas que viven en el territorio del Estado:
• Prevención y detección del delito;
• Mantenimiento del orden público;
• Prestación de asistencia a las personas que lo necesitan.
16
Para garantizar la seguridad, la policía puede restringir legítimamente los
derechos de las personas, lo que recibe el nombre de obligaciones negativas del
Estado; pero la policía también tiene la obligación positiva de contribuir a crear un
entorno en el que las personas se sientan y sean libres y seguras.
Para que pueda cumplir con estas funciones de manera eficaz necesita
disponer de recursos adecuados, entre los cuáles cabe mencionar: suficiente personal
bien formado y que refleje las comunidades a las que sirve; y necesita financiación
adecuada para desempeñar sus funciones.
Para desempeñar estas funciones, la policía puede adoptar diferentes
metodologías, emanadas de las distintas filosofías de la acción policial. En líneas
generales, las filosofías de la actuación policial reflejan la postura de que ella es un
instrumento de control del Estado o un servicio a las comunidades. Estas filosofías de
la actuación policial se expresan en las diversas tareas cotidianas como ser la patrulla
activa en las calles, la investigación de delitos, la respuesta ante llamados de la
comunidad y el trabajo administrativo.
Los agentes policiales cumplen un rol esencial en la protección de los derechos
humanos de todas las personas (Torales, en Osse, 2007), para lo cual tienen
encomendados amplios poderes que pueden tener efectos trascendentales sobre las
vidas de las personas y que, en caso de utilizarse de forma indebida, pueden conducir
a graves violaciones de los derechos humanos. Por este motivo las normas
internacionales han establecido límites a estos poderes. Una acción policial orientada
a los derechos humanos significa tratar de evitar el uso de la fuerza, pero poder y estar
dispuesta a usar la fuerza de manera lícita y proporcionada cuando sea estrictamente
necesario y rendir cuentas de su uso después.
La conducta indebida de la policía, desde los delitos menores hasta las
violaciones graves de los derechos humanos, nunca debe quedar impune, y deben
adoptarse medidas para impedir que vuelva a producirse. Debe rendir cuentas de sus
acciones, pero debe recibir igualmente una preparación adecuada (incluidas
directrices, capacitación y medios) que le permita llevar a cabo sus acciones con
profesionalidad y de conformidad con las normas de derechos humanos. Es
importante remarcar que en ausencia de esa preparación, las personas responsables
de no preparar adecuadamente a la policía (como los formadores policiales, los
mandos y los responsables de la toma de decisiones) también podrían verse obligadas
a rendir cuentas. Ya que es fundamental establecer mecanismos de rendición de
cuentas eficaces, tanto para los agentes de policía a título individual como para la
institución policial. Es por ello que la formación de los nuevos policías debe ajustarse
a los principios de derechos humanos, tanto en la teoría como en la práctica.
Para cumplir satisfactoriamente con esta delegación de poderes, las fuerzas de
seguridad deben actuar con transparencia y enfocar la defensa de los derechos
humanos como elemento inherente a su trabajo profesional. Así, las violaciones de los
DDHH, o los comportamientos contrarios a los mismos por parte de algunos policías,
son síntomas claros de un ejercicio no profesional de los poderes especiales que la
sociedad les ha conferido. (Osse, 2007)
La policía como funcionarios de las fuerzas de seguridad posee poderes
únicos, en tanto puede hacer uso de la fuerza física o coacción en resguardo del orden
social (obligaciones negativas del Estado). El abuso de este poder da paso a la
violencia institucional, suscitándose en la población una reticencia, un menor contacto
y cooperación de la ciudadanía para con ellos, generándose de esta manera un
“círculo vicioso” (Bergman Marcelo y Flom Hernán 2012), donde se incrementa la
desconfianza en la policía, que a su vez pierde así los incentivos para controlar la
delincuencia. Todo ello influencia en la percepción social de la policía, por ende, en la
percepción de su eficacia.
Estudios como el de Leticia Salomón en Honduras (2004), afirma lo investigado
por Bergman y Flom; donde la imagen de la policía se relaciona directamente con el
desempeño policial, lo cual se asocia con el aumento de la delincuencia y la capacidad
17
de la policía para enfrentarla, resultando en mayor aprehensión y reserva ciudadana
hacia la policía y su capacidad institucional. A decir de Salomón “La gente percibe al
policía con el que se contacta diariamente, con problemas graves de corrupción,
ineficiencia y maltrato hacia la ciudadanía a quien, por definición debe servir… si la
ciudadanía observa la repetición de comportamientos negativos que no son
sancionados, saca la conclusión, errónea quizás, de que todos los policías son así y
que, además, son protegidos por sus superiores, lo que reafirma la percepción de
impunidad y complicidad”. Ello, a su vez fomenta la demanda de acciones radicales
que enfatizarían la represión, despreciarían la prevención y amenazarían
peligrosamente las garantías individuales y los convenios internacionales.
En casi todos los países de la región la labor policial está asociada a escasez y
deficiente manejo de recursos, estructuras jerárquicas y militarizadas, formación
precaria de agentes policiales; y a, innumerables denuncias de violaciones de los
derechos humanos en el cumplimiento de su función (Torales, en Osse 2007). Cuando
estas prácticas de violación de derechos se vuelven sistemáticas por parte de
funcionarios policiales, penitenciarios y de salud en contextos de restricción de
autonomía y libertad (encierro, custodia, guarda, internación, etc.) hablamos de
violencia institucional. Estas prácticas ejercidas desde instituciones públicas (por
medio de sus funcionarios/as), por acción u omisión, tienen como consecuencia la
vulneración y violación de derechos de las personas, y pueden alcanzar formas
extremas de violencia como el asesinato y la tortura física y psicológica, pero también
implican las deficiencias en el ejercicio de sus funciones cotidianas.
Según la CPM, la ciudad de Mar del Plata se encuentra transitando un
incremento de violencia institucional, en la cual está incluida la institución policial.
Se han registrado en los últimos años, denuncias asociadas a prácticas
sistemáticas de tortura y malos tratos, procedimientos de control en la calle que
implementan mecanismos disciplinadores que no tendrían eficacia en la prevención
del delito y que vulnerarían derechos, así como la persecución a determinados
sectores sociales como si fueran los sujetos peligrosos y una amenaza para la
sociedad, entre ellos, las trabajadoras sexuales trans, los niños y los jóvenes (Andar,
2014). Esto influye en el grado de satisfacción que tiene la comunidad con la policía,
es decir cómo perciben a la fuerza policial en relación a su accionar.
Se ha observado que, a pesar de las diferencias culturales, geográficas,
demográficas e ideológicas, diversos países de América Latina comparten una visión
negativa hacia sus fuerzas policiales. Las causas resultan ser variadas y en general
apuntan al grado de confianza que la comunidad deposita en la policía, el exceso de la
fuerza bruta utilizada por los agentes y su ineficacia, actuación fuera de la legalidad
(Ruiz, 2007; Frunhling, 1998; Montero y Sozzo).
Un ejemplo es el estudio de Bergman y Flom donde proponen un “círculo
vicioso” en el cual aquellos ciudadanos que evalúan deficientemente a sus policías,
tienden a desconfiar de ella, dificultando de esta manera la labor policial por la poca
predisposición a cooperar, y está a su vez pierde así los incentivos para controlar la
delincuencia.
Es decir, existen una serie de variables que intervienen en la opinión de los
ciudadanos, como ser la percepción del desempeño policial, el temor al delito y el
abuso e inconducta de los policías. Y concluyen en que hay ciertas variables que
afectan la confianza en la misma, las cuales no dependen de esta institución, como ser
la clase social, el género y la victimización previa; y otras, como el desempeño de sus
agentes y la conducta de apego al derecho, que sí están bajo su control; resultando
imperiosos que, “si a la policía le interesa ganarse la confianza de la ciudadanía,
deberá invertir muchos recursos y esfuerzos para mejorar su desempeño en aquellas
áreas claves antes de reclamar la denuncia de delitos y la confianza hacia ella por
parte de la comunidad en la que operan”.
La investigación de la cual se partirá para pensar el “circulo vicioso” que se
establece entre la percepción negativa de la policía, la aversión para confiar en ella,
18
que se traduce en dificultad de la policía para ser eficiente, ya que no cuenta con aval
de la sociedad, y que deriva en ineficacia, o exceso de la fuerza bruta fue realizada en
la ciudad de Mar del Plata por el Grupo GIPJURI.
En esta investigación se utilizó la escala de satisfacción con la policía que
comprendía 8 ítems con opción de respuesta tipo Likert. Los resultados arrojaron que
el 52,10 % de los encuestados, está “algo” satisfecho con la eficacia de la policía, y el
41,80 % manifiesta estar “nada” satisfecho. Esta misma tendencia se observa al
consultar sobre la presencia de la policía en su lugar de residencia, ya que el valor
“algo” obtuvo el 44,50%, en tanto “nada” el 42,60 %.
Por otro lado, respecto al cumplimiento de los deberes, el 69.6 % de las
respuestas corresponden al valor “algo”. Si se suman los otros valores positivos al
concepto (bastante; totalmente) se acumula el 79.90% de las respuestas. Sobre la
velocidad de reacción de la policía resulta “bastante favorable” para el 11.8 %,
acumulando el 36.1 % de las opiniones para “nada favorable”. Con respecto a sí la
policía se preocupa por el bien común, un 63,10 % de la muestra piensa que se
preocupa “algo” por el bien común. El 22,80 % cree que “nada”.
Al igual que en el ítem anterior, en ocasión de indagar sobre lo adecuado al
grado de conocimiento que posee la policía, se mantienen la tendencia de respuestas,
ya que “algo” obtuvo el 56,70%, contra el 25,50% del valor “nada”. Sobre el grado de
equipamiento, el 49,4% de los encuestados responde que “algo adecuado”. Además,
un 58,90 % manifiesta que la policía es “algo honesta”. En base a estos resultados se
observa, que hay una tendencia más positiva cuando los ítems refieren a actividades
o cuestiones que tiene que ver más con la actividad de los integrantes de la policía
que con la institución policial.
De lo mencionado, es que se puede pensar que las dimensiones de percepción
de la eficacia de la policía junto a la presencia policiaca en su lugar de residencia son
factores que influyen en la relación que se establece entre las partes, generando en la
población una reticencia, menor contacto y cooperación de la ciudadanía para con
ellos, dando a lugar a una ineficacia en su labor justamente por la falta de legitimidad y
aval de la comunidad, y abriendo camino a la vulneración y violación de los DDHH,
que conformando el círculo vicioso, se sistematizan prácticas de violencia, ya sea por
acción u omisión.
CONCLUSIONES
La violencia policial implica conductas que, por acción u omisión, atentan
contra los derechos humanos de aquellos sujetos a los que deben proteger, por lo cual
no hablamos sólo del abuso de poderes sino también de las deficiencias a la hora de
ejercer su labor policial, lo cual terminaría vulnerando los derechos de los ciudadanos.
A su vez, pensamos que la percepción de la eficacia policial configura una de las
variables que interviene en el efectivo ejercicio policial, configurándose un círculo
vicioso de la violencia donde ante una percepción más negativa y menor confianza en
el desempeño policial habría un mayor incremento de las situaciones de violencia
institucional. Es importante resaltar que las denuncias de violencia institucional
registradas suelen estar orientadas hacia la violencia física y generalmente extrema,
naturalizando hasta cierto punto la ineficacia en el accionar.
¿Cómo se puede apoyar a la policía a la hora de hacer cumplir los principios de
derechos humanos? Dado que a la policía se le confieren poderes especiales que
pueden tener graves repercusiones para el pleno disfrute de los derechos de las
personas, es de máxima importancia que la policía rinda cuentas del uso que hace de
estos poderes. Muchas fuentes consideran que la potenciación de las políticas de
formación, capacitación como fuerza al servicio de la comunidad, democratizada y al
servicio de los derechos humanos es una vía para mejorar las prácticas policiales.
19
Pero también debemos ser capaces de elaborar sugerencias y
recomendaciones que de hecho sirvan para mejorar el trabajo policial y, al mismo
tiempo, este de acuerdo con la protección de los derechos de las personas. Tenemos
que comenzar un diálogo que incluya normas y protocolos de actuación policial,
trabajar sobre la responsabilidad del policía, la rendición de cuentas, la formación, la
colaboración con la sociedad civil, y la reforma de las fuerzas de seguridad.
Es nuestra responsabilidad denunciar los abusos que cometen policías, pero
también lo es el trabajar para que las personas que integran las fuerzas de seguridad
se impliquen en la defensa de los derechos humanos.
Bibliografía
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el debate. Buenos Aires. PNUD
 Andar Agencia (2014). http://www.andaragencia.org/en-mar-del-plata-hay-unincremento-de-la-violencia-institucional/
 Bergman, M.; Flom, H. (2008). Policía y comunidad: una comparación entre fuerzas
policiales del Distrito Federal de México y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Centro de Investigación y Docencia Económicas Distrito Federal de México.
Disponible en http://www.cide.mx/publicaciones/status/dts/DTEJ%2033.pdf
 Bergman Marcelo y Flom Hernán (2012). “Determinantes de la confianza en la
policía: una comparación entre Argentina y México”.
 Llarull Graciela (2013) Representación Social de la Democracia, los Niveles de
Seguridad y el Nivel de Tejido Social en alumnos universitarios de la ciudad de Mar
del Plata.
 Salomón Leticia (2004). “Desempeño policial y la satisfacción ciudadana”. PNUD
 Osse, Annake (2007) Entender la labor policial. Recursos para activistas de
derechos humanos. Amnistía Internacional Países Bajos.
 Salomón, Leticia (2004) El desempeño policial y la satisfacción de la ciudadanía.
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 Tiscornia, Sofia (1998) Violencia policial. De las prácticas rutinarias a los hechos
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 Tudela, Patricio (2007) Sociedad y Policía: Desarrollo y retos de la función en las
democracias
latinoamericanas.
CIDEPOL.
Disponible
en
http://www.policia.cl/cidepol/biblioteca/sociedadypolicia.pdf
20
DE DISCURSOS OFICIALES A PRACTICAS JUVENILES EN BUSCA DE ESCENARIOS
PARA VISIBILIZARSE EN UNA CIUDAD DE COLOMBIA.
DIEGO FERNANDO BOLAÑOS [email protected]. Universidad Federal de Minas
Gerais (Brasil). Facultad de Educación. Programa de post-graduación en Conocimiento e
Inclusión Social. Línea Psicología, Psicoanálisis y Educación. Doctorado Latinoamericano en
Educación, Políticas Públicas y Profesión Docente. Tesis Doctoral: Constitución de
subjetividad en adolescentes que integran agrupaciones juveniles de ciudad y que se
encuentran en condición de escolaridad en la ciudades de Cali y Mar del Plata.
“Cali pachanguero, Cali luz de un nuevo cielo…”1
Cali es una de las ciudades más antiguas de Colombia y del continente (su fundación se dio
el 25 de julio de 1536 por Sebastián de Belalcazar). Tanto por número de habitantes como
por producción es reconocida como una de las ciudades más importantes del país al igual
que el departamento Valle del Cauca del cual es capital). Con 2.530.756 habitantes2 es la
tercera ciudad más poblada de Colombia. Su dinámica económica se destaca por presentar
una infraestructura de gran desarrollo algo que es potenciado por su ubicación geográfica.
Su clima es de sabana tropical con oleadas de calor que se menguan con pequeñas brisas
que generan percepción de frescura. Es una ciudad turística, en especial en fines de año
cuando se lleva a cabo su conocida Feria. De su población total 2/5 partes provienen de
otras ciudades y regiones3 especialmente del litoral pacífico y la población juvenil 4
representa más o menos el 32.2 %, es decir más o menos 800 mil jóvenes. Según censo del
año 2005 realizado por el DANE en ese año la población juvenil era de 541 mil y se
proyectaba que para el año 2011 ascendería a 585 mil. Como se observa, tal proyección
presentó un aumento inesperado lo cual puede deberse a los altos flujos de migración
originados con la agudización del conflicto armado de ciudades y departamentos vecinos;
Colombia cuenta con un número aproximado de 400.000 refugiados (desplazados) situación
que a su vez hace que se mantenga como constante que la mayor concentración de la
población juvenil se encuentre en los estratos de menores ingresos económicos (García,
2011) lo cual ya implica un elemento macro-estructural de exclusión y marginación.
En relación a su estructura educativa, Cali cuenta con 91 Instituciones Educativas Oficiales5
y 1143 Privados. Según documento “Anuario 2013” de la Secretaría de Educación
(disponible en http://www.semcali.gov.co/), en la ciudad hay una cobertura del 91.69% (Tasa
de Cobertura Bruta -TCB-) que, según la misma oficina, refleja la capacidad de oferta del
sistema educativo para atender a las personas (Et al, p. 24). Detallando en la TCB para los
adolescentes y jóvenes, que corresponde a la secundaria y media vocacional, se tiene que
es de 83.45 para la primera y de 61.42 para la segunda (Ibid p. 25). En contraste a estos
datos oficiales, el diario el País en su edición del 14 de septiembre de 2014 presentó que en
la ciudad existe aproximadamente un déficit de 92 mil cupos educativos para adolescentes6
sin contar los que en el año son expulsados de las IE o que desertan de ellas por no
1
Este es uno de los estribillos del coro de “Cali Pachanguero” considerada como un himno popular de la
ciudad y de su feria; incluso muchos afirman que es una canción emblemática de la identidad caleña hacia
el mundo. Interpretada por el Grupo Niche en su quinto disco llamado “no hay quinto malo”.
(http://www.salsaconestilo.com/sitio/2012/12/14/cali-pachanguero-nuevamente-es-el-disco-de-la-feriade-cali/. Con acceso 25-10-2014) y compuesta por el director del mismo grupo Jairo Varela en 1984.
2
Según el Departamento Administrativo Nacional DANE (www.dane.gov.co/)
3
Según el diario de mayor circulación “el país”. http://historico.elpais.com.co/paisonline/calionline/
4
Se asume aquí la referencia a población juvenil como aquella población que se ubica entre los 14 y los
28 años según el nuevo Estatuto de Ciudadanía Juvenil que la define en dicho rango de edad:
http://wsp.presidencia.gov.co/ColombiaJoven/Noticias/2013. (Con acceso 24-10-2014).
5
Que conglomeran cada una, a manera de núcleo educativo, a más de 10 establecimientos de primaria,
secundaria y media vocacional.
6
http://historico.elpais.com.co/paisonline/calionline/notas/.html
21
encontrar espacios confortantes y de contención lo que muestra, como lo expresa Gutierra
(2011), “a queda do valor simbólico” de la I.E que relega en atención a un gran numero.
Sobre la estructura de Salud Pública es de mencionar que la ciudad está dividida en cinco
(5) Redes de Salud; Norte, Centro, Oriente, Suroriente y Ladera. Cada una de ellas tiene en
su estructura a un (1) Hospital de atención y algunos Centros y Puestos de Salud. La
cantidad de estos depende de la densidad de población a atender. Cali cuenta con un
Hospital de atención tipo I, el Hospital Universitario del Valle que recibe el apoyo académico
científico y de personal de prácticas profesionales de Universidades e instituciones técnicas
de la ciudad que cuentan con programas de salud. Tal hospital es asumido como uno de los
mejores y de mayor cobertura en el país. Sin embargo, a pesar de su estructura, la
cobertura no es total y de manera alarmante, según el diario el País (edición 14 de
septiembre de 2014) se observa que el 55% de la población joven está por fuera del
régimen de salud o no tiene acceso a servicio social de salud 7 esto debido a que no
trabajan, a que los padres están desempleados o que están insertos en el subempleo. Así,
la atención en salud se queda en discurso del establecimiento estatal mientras que el joven
adolece del mismo.
De la sociedad caleña puede decirse que aloja en su interior una vocación urbana
(VANEGAS, 1998, p. 35) de ahí que presente como característica una alta densidad de
población en su casco urbano8, que le uniforma con las demás ciudades denominadas
grandes del país; lo que encaja con las denominaciones de megalópolis (MAFFESOLI,
1995); ciudad región (BOISIER, 2006); ciudad mundial (GIDDES 9) ciudades global
(SASSEN, 2001) usadas para referirse a ciudades que presentan, entre otras
características, amplio crecimiento poblacional; edificaciones “rascacielos” (la mayoría de
ellos asociados a sectores bancarios, financieros y comerciales); amplios centros
comerciales (shopping) y una influencia total de homogenización de información de los mass
media (SERGI & MARTUCCELLI, 2008) a la vez que una amplia hibridación cultural debido
a la presencia de diversos sectores de clase, de regiones y de culturas. Adicionalmente
presentan múltiples dinámicas sociales, urbanas y políticas que se encuentran, confrontan y,
regularmente, coexisten en la cotidianidad. Dejando en dicha coexistencia un margen de
exclusión e un amplio números de habitantes anónimos.
Como ciudad Cali ha experimentado continuamente las migraciones desde campo. Antaño
fueron voluntarias, en busca de un mejor futuro; pero a partir de la segunda mitad del siglo
XX estas se han tornado forzadas (fenómeno del desplazamiento) debido a los frentes
armados de la guerra o del conflicto armado interno, el más antiguo del mundo. Entonces,
parece que las lógicas que determinan lo social en Santiago de Cali son las lógicas de lo
urbano; pero haciendo la salvedad que no en una condición de homogeneidad (igualdad),
como se pretendió al inicio de este fenómeno que se hizo hito de la modernidad
industrializada (s XVIII y XIX), si no en perspectiva de sus propias fragmentaciones.
Fragmentaciones que se expresan en temporalidades, celebraciones, acontecimientos,
cotidianidades entre otras, dignas de un caleidoscopio, un popurrí o un collage socio cultural
con actores re-significados en miles de tramas. Es decir, en Cali se observa una lógica de lo
urbano que fragmenta en multiplicidades de ciudades habitadas por multiplicidades de
ciudadanos. Entre ellas emerge uno particular que, al no detentar, por edad, el atributo de
7
http ://historico.elpais.com.co/paisonline/calionline/notas/html. Con acceso 15-11-2014.
Me refiero a Bogotá, Medellín y Barranquilla entre otras, que según el DANE, se calcula que albergan
más del 75% de la población total del país. Así mismo, según la UNICEF (2012), oficina de las Naciones
Unidas, América Latina y el Caribe, en el 2011, contaban con aproximadamente 108 millones de jóvenes
en sus ciudades y más del 70% se hallaban en las reconocidas como las de mayor importancia.
9
Según Boisier (2006, p.8), retomando a Hall (1966), fue Giddes quien desde 1915 acuñó el concepto de
ciudad mundial.
8
22
ciudadano se convierte en un sujeto relegado y si pertenece a un sector marginado, el
relegamiento es mayor.
La ciudad de Cali, Santiago de Cali, la Sultana del Valle son, entre otras denominaciones,
como se le conoce geopolíticamente a la capital del departamento del Valle del Cauca.
También se le ha distinguido con apelativos referidos a eventos o prácticas que, en su
cotidianidad, los habitantes han asumido como elementos de su identidad e identificación.
Por ejemplo, se le ha llamado, desde los años 70 capital deportiva de América debido a la
realización en 1971 de los juegos panamericanos; este apelativo se reforzó por varios años
debido a los resultados obtenidos en varias competencias nacionales e internacionales por
atletas del departamento y de la ciudad. Paralelo a esta denominación, y tal vez como
producto de la llegada de muchos turistas con ocasión de los mencionados juegos, Cali se
conoció como ciudad del baile y la danza, en especial de la Salsa 10 ritmo latino y provocador
de Centro-América que encontró en los hombres y mujeres de la ciudad los cuerpos y las
mentalidades perfectos para su ejecución. Unida a la anterior denominación se extendió la
idea de llamar y sentir a Cali como la sucursal del cielo; entonces, en una unión entre lo
pagano (el baile) y lo religioso (el cielo), el primero se convierte en escenario para pensar en
el Edén o al menos en un sitio con sus características. A estos tres apelativos se les sumó,
en los años 80, el de “ciudad cívica por excelencia” caracterizada porque sus habitantes
guardaban comportamientos ciudadanos ejemplares tales como hacer filas antes de tomar
el transporte público, no arrojar basura a las calles, ceder asientos a mayores de edad y
mantener una ciudad limpia y en orden. Este imaginario de ciudad hizo que Cali fuese
ejemplo de urbe civilizada y de convivencia no sólo en Colombia sino en el mundo. Sin
embargo, para los jóvenes, que en su inmensa mayoría las vivencias propiciadas por el
contexto citadino luego de la década de los 90 y 2000 les llevaron a otras vivencias, dichos
apelativos no les significaban igual e incluso generaban “ruido” a su aplicabilidad temporal.
De manera subrepticia y con mayor correspondencia a la realidad, otros imaginarios se
fueron imponiendo sobre la ciudad. El poder del narcotráfico, la ilegalidad y la corrupción
generaron entre estás décadas las ideas de inseguridad, violencia e intolerancia y, a
diferencia de las anteriores, éstas aún se mantiene vivas en las mentes de los ciudadanos,
La historia reciente muestra a Cali como una de las ciudades más violentas del mundo, en
especial en aquella conocida como violencia homicida11, por ejemplo en el año 2012 Cali
ocupó el puesto 7 en la clasificación de las ciudades más peligrosas con un total de 1819
muertes violentas las cuales en representaron una tasa de homicidios de 79.27. El año
pasado (2013) Cali ocupó el deshonroso cuarto puesto con un total de 1930 muertes que
arrojaba una tasa de homicidios de 83.2012. Para el primer semestre de este año 2015,
según el diario el País, las autoridades de la ciudad reportaron una disminución de 269
muertes en relación al mismo periodo del año pasado arrojando la cifra de 733 muertes
violentas, por su parte caracol noticias, el 29 de octubre de 2014, destaca que a la fecha
1137 personas habían muerto violentamente y que el principal móvil de las muertes eran las
pandillas que a su vez deja implícito el accionar de jóvenes tanto como víctimas o como
victimarios (el 13% de los muertos son menores de edad13), lo cual no es esperanzador
pensando que en los meses de noviembre y diciembre, con motivo de las festividades de fin
de año y con ello el consumo de licor desbordado, la intolerancia y la violencia toman
10
Actualmente Cali es reconocida como la capital mundial de la salsa (apelativo ganado desde los años
80. RD 86) y ya es costumbre para el mes de Julio de cada año la realización del Festival Mundial de
Salsa. Este año se realizó su versión número IX.
11
En general, en América Latina, según el Consejo para la Seguridad Pública y la Justicia Penal (2014),
órgano ligado a la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), las cifras de
homicidios por número de habitantes se ubican muy por encima de la media mundial
(http://www.seguridadjusticiaypaz.org.mx/ Con acceso 02-11-2014).
12
http://www.seguridadjusticiaypaz.org.mx/. (Con acceso 02-11-2014).
13
http://www.caracol.com.co/noticias/ (Con acceso 02-11-2014)
23
valores poco despreciables. El informe de la Personería Municipal de Octubre de 2014 da
cuentas de esta situación y la denomina “Delicada situación de violencia e inseguridad”14
Antaño la violencia bipartidista15; luego, y como producto de la primera, la violencia
generada por los grupos armados de la guerra de guerrillas; después la sangrienta guerra
de carteles del narcotráfico y más recientemente las reconocidas “oficinas de cobro”,
“oficinas de sicarios” y las bandas criminales emergentes (bacrim) 16 han tenido a Cali como
un escenario urbano que favorece su desarrollo y que gracias a su accionar delincuencial y
cruel, la ciudad ahora pasa a denominarse, de manera eufemística, “la capital del miedo”17.
También la violencia de pandillas o galladas ha sido un fenómeno que, desde los años 70,
ha dejado altas tasas de mortalidad y delincuencia. Vanegas en 1998 hizo una acertada
referencia a los jóvenes como nuevos protagonistas de un viejo problema y destacó que
“Recientemente las sociedades urbanas han descubierto un nuevo grupo social, aparente
responsable de una buena parte de la sensación de riesgo e inseguridad que tiene lugar en
las calles y barrios…” (VANEGAS, 1998 p. 133). De 1998 al 2015 la situación de los jóvenes
en relación con la violencia no ha cambiado mucho. Siguen estando en la óptica como
violentos y se desconoce que antes de serlo, ellos han sido y continúan siendo, de manera
sistemática y estructural, violentados.
No es la intención hacer una apología a la violencia y menos cerrar interpretaciones en torno
a esta ciudad relacionándola con este elemento. Pero se hace necesaria tal referencia, pues
en los discursos de las personas e instituciones que trabajan con los jóvenes de la ciudad,
en ocasiones aparece de manera directa o se alude a ella a través de sus inversos, en
especial la convivencia. De igual forma es en este contexto en el cual los jóvenes se
levantan y constituyen luchando por un lugar en la sociedad o queriendo estar al margen de
ella. Tal vez por ello sea frecuente escuchar, como respuesta a la pregunta “¿quién
considera que es un joven caleño?” referencias a los sueños de la juventud y a la juventud
como soñadores que, por ejemplo "aguardan un mañana mejor" y "pueden tener un mejor
futuro". Esto es recurrente tanto en los profesionales y personas del común como en
algunas de las manifestaciones de los propios jóvenes; lo ejemplifica un grafiti en el centro
de la ciudad que invita a soñar diciendo “SOÑÁ”
El mencionado carácter onírico dado a la condición vital de los jóvenes en la ciudad y, tal
vez asumido así por ellos mismos y que parece generalizarse puede asumirse bien sea
como síntoma neurótico del cual una de sus características es el no querer saber nada del
mundo exterior (FREUD, 1917, p. 107), de una realidad que les agrede ó, como clave que
les asigna condición de héroes18. También los sueños pueden ser asumidos como espacio
14
http://elsolcali.co/completo-informe-de-personeria-sobre-la-delicada-situacion-de-violencia-einseguridad-de-cali/. (Con acceso 20- 11-2014)
15
Originada a partir del 9 de abril de 1948 luego del asesinato del candidato liberal para la presidencia de
la república Jorge Eliecer Gaitan.
16
Para el año 2009, cuando se comenzaba a hablar de las Bacrim, no se esperaba que fuese en las
ciudades capitales más importantes (Bogotá, Medellín y Cali) en donde iban a tomar más fuerza, a tal
punto de llegar a desplazar las reconocidas pandillas o galladas de dichas ciudadaes, en la medida en que
presentan una asociación de la mafia y el paramilitarismo en las zonas urbanas lo que da paso a pensar en
un cambio en la gestión y realización de la violencia ciudadana que, según el alcalde de Cali Rodrigo
Guerrero (2013) deja de ser por intolerancia a convertirse en violencia organizada (RD 89).
17
Una reportaje de la serie “los informantes” del canal caracol proyectado el 26 de enero de 2014 su
presentadora Maria Elvira Arango introduce esta denominación en correspondencia con lo que ahí se trata
(http://losinformantes.noticiascaracol.com/capitulos?page=10. Con acceso 22-11-2014).
18
En la conferencia No 3 de Introducción al Psicoanálisis: "Los sueños" Freud platea textualmente: "Pero
es siempre el soñador en persona quien, directamente o por identificación manifiesta con otro, es el héroe
de sus sueños diurnos, los cuales deben, quizá, su nombre al hecho de que, en lo que concierne a sus
relaciones con la realidad, no deben ser considerados como más reales que los sueños propiamente
dichos" es decir los sueños diurnos son representaciones del sujeto que le permiten salir de una realidad.
24
singular de fuga. Así, según lo manifestado por profesionales, lo expuesto en medios de
comunicación, la mirada de los agentes e instituciones de gobierno y lo observado en 30
días en las calles, parques y demás sitios de la ciudad, frente a un panorama con pasado,
presente y futuro de exclusión, discriminación y violencia, más con deseos de surgir, de
actuar y de transformar (se), una juventud sueña despierta y se mueve habitando una
ciudad y asumiéndose como héroes de una megalópolis postmoderna. Algunos de los
escenarios y espacios que ella les permite habitar, o que ellos mismos se han tomado en
radicalización de sus acciones de rebeldía o de confrontación a los discursos adultos y
gubernamentales o en orientación a fugarse de una realidad que no les acoge son:
La calle que es asumida por los mismos jóvenes como escenario educador y formador “la
calle es escuela” o la “escuela de la calle”; además de espacio de “libertad” y placer. El
jugador de la Selección Colombia de Fútbol, Teo Gutiérrez, lo expresó de esta forma: "…lo
que aprendes en la calle no lo aprendes en ningún lado…"19. Jóvenes denominados como
delincuentes en la ciudad hablan de la calle como el espacio que por un lado les llevó a
delinquir pero también aquel en donde hallaron verdaderas amistades y hasta la familia
ausente de sus vidas. La calle es otra realidad, que desafía y que llama a ubicarse frente a
los otros y verse a sí mismos con lo que son y lo que tienen para ser. Tal vez, estando de
frente a ese desafío y con el desconocimiento de lo que tienen, y lo que son, se encuentren
en lo insoportable. La calle como espacio público, colmado de micropoderes y regulado por
estructuras de grandes poderes, se convierte en el receptáculo de quienes ignoran y se
ignoran, convirtiéndose en espacio educativo de gran valoración. Entre más popular o de
clases de menos ingresos sea el barrio, mas niños, niñas, adolescentes y jóvenes hay en las
calles. La calle es entonces ese lugar para compartir las miserias y las pobrezas, tal vez no
esperando que desaparezcan pero si al menos para ser sobrellevadas entre todos. De ahí
que también sea un espacio de solidaridad y ayuda mutua; algo que poco enseñan en la
institución oficial denominada escuela. Pareciera entonces, y en relación con la juventud,
que la calle es el lugar de consumo, de socialización y de constitución de un sujeto que la
usa para huir sin saber de qué huye y, peor aún, hacia donde lo lleva. La calle y lo que en
ella hace puede ser la acción desesperada de huida o de tentativa de apropriação de
objetos sociais inacessíveis (GUTIERRA, 2011, p. 73). El joven y el adolescente caleño
tienen, en la calle, el espacio para compartir las miserias y las pobrezas materiales igual que
sus falencias individuales y eso, desde la perspectiva de profesionales y adultos, son
aprendizajes de gran valía.
La violencia de la cual es posible decir que, para los adolescentes y jóvenes, viene a ser un
espacio de fuga, un orificio en la realidad o la realidad misma ahuecada. Cali le ofrece un
escenario urbano que favorece el imbuirse en la delincuencia con relativa facilidad. Así la
ciudad pasa de ser capital del cielo a “capital del miedo” y sus habitantes en especial los
jóvenes, pasan a ser los demonios o zombis que le edifican dinámicas de terror. La violencia
o mejor las violencias y la delincuencia se presentan ante el joven y el adolescente en
formas que provocan ser asimiladas e interiorizadas; las hay en forma de pandillas, galladas
gangues (GUTIERRA, 2011, p.73) o con el envoltorio de bandas organizadas y bandas
criminales. Todas ellas dan status y figuración; posibilitan salir del anonimato, mostrarse,
visibilizarse, no importa que esto sea de manera momentánea y fugaz.
También el imaginario de la rumba y del estar “full HD”, que se halla asociado a las
anteriores, especialmente en lo que respecta a búsqueda de status y figuración, viene a
significar estados de alegría, de felicidad momentánea y trance gozoso. Elementos de fuga
asociados a dis-tracción, a los cuales llegan, tal vez, buscando alejarse de los sitios a los
En los jóvenes esta referencia, en relación con el contexto de violencia, tal vez sea el espacio creado para
huir de ella y su mayor ambición (característica dad por Freud a estos sueños en la juventud) pueda ser
referida a la de seguir viviendo
19
http://losinformantes.noticiascaracol.com/capitulos?page=10.
25
cuales se les ha relegado o instalado socialmente. Entonces, con dichos estados se separan
de su “frustrada” y angustiante realidad que relegan al enrumbarse o al sentirse que están
“full HD”. En esta lógica los adolescentes y jóvenes son percibidos como seres, por un lado
alegres, rumberos que disfrutan ampliamente su presente, pero de otro lado son asumidos
como "indecisos, temerosos y paralizados en su proceso de crecimiento, sin capacidad de
tomar decisiones e instalados en el confort familiar.
Mar del Plata, septiembre 10 de 2015.
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26
ABUSO SEXUAL INFANTIL: VIVIENDO UNA CATASTROFE PSIQUICA COMO
SITUACION EXTREMA
Bustillo, Cintia Carolina20
“Los niños maltratados siguen amando a sus padres… es increíble”
Lic. Carlos González, Universidad de Chile
RESUMEN
El presente trabajo tendrá como objetivo relacionar el mecanismo de escisión y
mutismo que se produce en niños/as víctimas de Abuso Sexual Infantil en el ámbito
intrafamiliar, concibiendo el trauma psíquico producto del abuso a través de una
mirada psicoanalítica, comparando dicho trauma con las concepciones de Bruno
Bettelheim acerca de las causas etiológicas de niños autistas, quien, a través de
experiencias personales en campos de concentración nazi describe lo que denomina
“situación extrema”, es decir, una situación destructora que culmina en la
deshumanización del individuo, comparable al proceso de desubjetivación y catástrofe
psíquica que vive el niño abusado. Se finalizará, con una propuesta terapéutica o de
abordaje de la problemática, para que el profesional promueva un cambio en la
víctima, y que dicho cambio posibilite el comienzo de un trabajo de simbolización del
trauma padecido.
PALABRAS CLAVE
Abuso Sexual Infantil- Trauma Psíquico- Escisión- Mutismo- Situación ExtremaDeshumanización- Desubjetivación.
INTRODUCCION
Si se considera al Abuso Sexual Infantil dentro del ámbito intrafamiliar, en la República
Argentina, existen leyes que amparan los derechos del niño, tales como la Ley 12.569
de Protección contra la Violencia Familiar y la Ley 23.849 de Protección Integral de los
Derechos del Niño y el Joven, donde se concibe al abuso sexual infantil como un delito
contra la integridad sexual. Tomando como referencia las concepciones
psicoanalíticas del aparato psíquico en los niños, se puede decir que son sujetos en
constitución, lo que quiere decir que dependen biológica y psicológicamente de sus
padres para formarse como sujetos y que dichos padres son quienes ejercerán la
unión entre la imposición de la ley (de prohibición del incesto) y la exogamia, es decir,
el desasimiento de sus padres para constituirse en seres sociales, en ciudadanos.
Todo ello implica que los seres adultos, los responsables de los niños (la familia),
favorezcan a través de las funciones amparadoras y simbólicas, una salud mental que
posibilite que estos niños se inserten socialmente. Sin embargo, ¿qué sucede cuando
en el ámbito intrafamiliar (padre biológico abusador-madre en estado de desmentida),
se produce un delito contra la integridad sexual de un niño, violando sus derechos y
atentando contra su salud mental?
DESARROLLO
Tomando como referencia a Alberto Díaz (2015), pueden observarse dos tiempos en
el Abuso Sexual Infantil: un primer tiempo, luego de la primera situación de abuso
denominado “Conmoción Sexual” (denominados también “síntomas primarios”), donde
pueden observarse indicadores de enuresis-encopresis, llantos sin llorar, temblores,
trastornos alimentarios, trastornos del sueño, trastornos del juego, entre otros; y un
segundo tiempo que se denomina “Terror Sexual”, donde se observa un fenómeno
muy difícil de detectar que se denomina escisión, donde el niño se divide en dos
geografías psíquicas diferentes: por un lado, conserva parte de su personalidad como
niño, pero por otro lado, se ofrece como objeto de goce sexual para sobrevivir al horror
de la situación.
Si hay conmoción y terror sexual (escisión), se produce una introyección del objeto
malo-enemigo que produce enmudecimiento en la víctima: a) La víctima se transforma
en objeto de goce sexual, b) Ya no habla por sí misma y c) La voz es del abusador.
20
Estudiante avanzada de la Carrera Licenciatura en Psicología de la UNMdP
27
Dentro de la psicología jurídica (y también en la clínica terapéutica), el profesional no
debe tomar como indicador únicamente lo discursivo de estos niños, ya que en las
víctimas de Abuso Sexual Infantil la parte violentada está enmudecida. Esta
problemática puede generar diferentes cuadros clínicos: neurosis traumáticas,
trastornos de la alimentación, trastornos de aprendizaje, psicosis (adultas e infantiles –
autismos-), pasajes al acto (suicidios), entre otras, que a veces producen confusión
diagnóstica en los profesionales.
Puede observarse mutismo en vez del silencio, ya que el silencio puede elegirse pero
el mutismo es impuesto, debido a la falta de recursos simbólicos y defensivos del niño
para expresarse. Es por ello que el abusador habla por el niño, su voz, sus decisiones,
sus deseos, se han esfumado, se han dormido y han pasado a formar parte de lo que
el padre abusador decida y desee.
El Abuso Sexual Infantil provoca un daño psicológico permanente en las personas. Se
podría comparar como daño psíquico (trauma psíquico) a una catástrofe psíquica. Hay
que tener en cuenta que, si se lo toma como catástrofe psíquica, también sucede una
catástrofe con respecto a la constitución del Yo, ya que si se habla de infancia, el
abuso se produce en un tiempo de dependencia del niño con sus padres, que a veces,
puede remontarse al período de identificación con la imago (con el deseo materno al
decir de Lacan, que devuelve al infans una imagen jubilosa de Gestalt, de completud
ante la fragmentación), cuya falla produce como efecto fragmentación, escisión y la
imposibilidad de simbolizar la situación traumática, ya que el niño se encuentra aún en
proceso de constitución psíquica y en situación familiar de desamparo, cuya
característica principal es el “taponeo” del delito, por parte de los adultos.
Se deben desnaturalizar algunos “mitos” dentro de lo que se piensa con respecto a los
niños que han sufrido A.S.I.: que el niño no juega, que no dibuja, que se mantiene
aislado, en estado de retracción. Esto no es cierto. Los niños que sufren un abuso
mantienen el juego, la expresión gráfica y además, puede que también socialicen con
sus pares. El indicador principal a tener en cuenta en estos casos, es que gran parte
de lo que el niño exprese mediante el discurso, el dibujo y el juego va a tener una
orientación en torno a expresar aquello que produce enmudecimiento (como llamado
de auxilio, o de pobre elaboración psíquica): a través de ciertos indicadores, se
expresará el abuso sufrido pasivamente y eso es lo que el profesional debe detectar,
esa es su función.
La catástrofe psíquica producto del Abuso Sexual Infantil puede compararse con lo
que Bruno Bettelheim denomina “Situación Extrema”, ya que el proceso de
desintegración, fragmentación y desubjetivación que produce la situación traumática
de abuso, es decir, pasar de una función de sostén y de amparo de la familia, a una
organización de roles o dinámica familiar desequilibrada, simétrica e incestuosa,
donde la ley de prohibición del incesto no se simboliza, no existe un padre interdictor
que una a la ley con el deseo y no constituye al niño como sujeto deseante sino que lo
posiciona como objeto de goce sexual, es similiar al proceso etiológico que Bettelheim
postulaba para sus niños autistas: forjar una “fortaleza vacía” que los defienda de una
situación destructora que culmina con la deshumanización del individuo. Sin embargo,
debe diferirse en la postulación de lo etiológico de este autor, ya que habla de las
patologías graves en la infancia como de origen psíquico, y en el Abuso Sexual Infantil
el origen de la perturbación física y psicológica se encuentra en el ambiente (en la
familia), observándose esta situación extrema y consecuente deshumanización,
cuando la primera conmoción en el cuerpo del niño luego del abuso sea recurrir a la
madre y contarle lo que sucedido: si la madre se concibe como Otro primordial, y esta
madre no escucha el pedido de auxilio del niño (antes de la escisión psíquica, donde
se produce el mutismo y habla sólo a través de los significantes del abusador),
promueve a través de esto que lo que dice el niño no tiene significación y permite de
esta forma, el cierre de la desmentida. El A.S.I. es de esta manera, una tragedia
familiar, una situación extrema como postula Bettelheim de la que el niño debe
defenderse con los recursos que cuente (los cuales son muy pobres debido a su
28
indefensión, por cierto), y es por ello que la defensa se construye a través del mutismo
y la escisión fragmentaria, como en una especie de “fortaleza vacía”, similar a la
defensa de los niños autistas.
PROPUESTA TERAPEUTICA O DE ABORDAJE DE LA PROBLEMATICA
Una condición indispensable en la terapéutica y en toda la labor del psicólogo es que
ética y deontológicamente se debe restituir la condición de dignidad del sujeto. Es por
ello, que a pesar de que suceda que los padres, como resistencia para mantener su
status quo, retiren al niño de la terapia, el profesional debe valorar el momento, el aquí
y ahora, promoviendo que el niño se sienta escuchado y que exista alguien a quien
pueda acudir en caso de necesidad, de auxilio, de escucha.
El profesional debe promover que el niño construya una imagen de sí mismo como
sujeto, desnaturalizando su lugar como objeto de goce. Para ello, y aunque sólo
asistan a una sola entrevista por las complejidad de la situación, la escucha y la labor
terapéutica son esenciales; sobre todo observando aquellos aspectos que van más
allá de lo discursivo y donde el síntoma ocupe el lugar principal, necesario para la
constitución psíquica del niño y para que comience a desaparecer aquello que lo
deshumaniza, lo persigue, lo atormenta y lo cosifica tanto física como mentalmente.
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- Ley 12.569 de Protección contra la Violencia Familiar.
- Ley de Protección Integral de los Derechos del Niño y el Joven. Ley 23.849.
Convención internacional sobre los derechos del niño –Reservas Argentinas-.
29
II Jornadas de la Cátedra de Psicología Jurídica de la Fac de Psicología UNMdP
Prof. Lic. Graciela Llarull
“Violencias de lo Instituído a lo Instituyente”
2 y 3 de Octubre 2015
CONCLUSIONES DEL FORO IINTERINSTITUCIONAL
Dentro del marco de las II Jornadas “Violencias de lo Instituído a lo Instituyente se
llevó a cabo un Foro de Debate e intercambio con la participación de Operadores
Institucionales, Estudiantes, Docentes, se plantearon ejes de trabajo y se plantearon
propuestas para continuar trabajando y fortaleciendo en otros encuentros inmediatos.
Coordinación: Lic. María Belén Berruti y Lic. Silvia Rovira
Instituciones Participantes:
1- ENVIÓN VOLVER
2- ENVIÓN PUERTO
3- PATRONATO DE LIBERADOS
4- DIRECCIÓN DE LA MUJER
5- COMISARÍA DE LA MUJER
6- PROGRAMA MUNICIPAL DE CHICOS EN SITUACIÓN DE CALLE
7- POSADA DEL INTI
8- ATAJO Programa de Acceso Comunitario a la Justicia
9- Proyecto de Extensión Universitaria inserto en el CEPLA. UNMdP
10- Proyecto de Extensión Universitaria Punto de Encuentro.UNMdP
Los intercambios versaron sobre los siguientes ejes:
-Presentación de la Institución (objetivos)
-Dificultades para llevar a cabo el objetivo
-Logros que permiten llevar a cabo el objetivo
-Innovaciones e instituyentes
-Propuestas
DIFICULTADES:
Hay una preocupación compartida en torno a que en la práctica aún se convive y
tienen plena vigencia viejos paradigmas instituídos, se observa en prácticas de
violentacion y falta de cuidado hacia los operadores. La cantidad poblacional que debe
ser atendida no se condice con el reducido equipo técnico con que cuentan las
instituciones, lo cual dificulta el trabajo y seguimiento más personalizado y más
abarcativo. Generalmente las personas llegan derivados por un 3ro, con lo cual el
trabajo sostenido y personalizado se debería poder agudizar
Se vivencia la falta de coordinación y sincronización de las Políticas Públicas en los
distintos niveles del estado (Nacional, provincial y municipal), repercutiendo en los
operadores y los beneficiarios de dichas políticas.
También hay una sensación que los operadores “somos los nadies”. Entre ellas se
incluyen la precarización laboral, la poca atención a las recomendaciones
profesionales en la gestión de las políticas, la vigencia de modelos tradicionales en el
entendimiento de los equipos desde la yuxtaposición de las disciplinas más que desde
la intersección y diálogo entre ellas.
LOGROS:
Dentro de los logros que pueden visualizarse, refieren haber ido logrando un cambio
de paradigma en cuanto a la intervención, pasando de un sistema de control a lograr
una intervención desde otra escucha y mirada hacia la persona integral y con un trato
respetuoso (no burocratizado). Se va logrando la responsabilidad subjetiva.
Se trata de reforzar la idea de ir hacia la gente más que esperar la demanda, pero
también la importancia de que exista la permanencia, el sostenimiento de espacios a
donde poder acudir y encontrase con el otro, “saber que el otro siempre va a estar
para encontrarnos, alojarnos, escucharnos”. Intervención Integral.
30
Lograr una sede que visibilice la institución y el trabajo que allí se realiza, también es
lograr una inscripción. Se ha logrado batallando e insistiendo desde el interior de los
propios equipos. Inserción laboral del beneficiario.
INNOVACIONES e INSTITUYENTES:
Se destacan las prácticas instituyentes de intervención en el plano de las prácticas
culturales, educativas que mas allá de su horizonte de inserción social, laboral puedan
construir, reparar, fortalecer formaciones subjetivas, nuevos modos de ser en mundo.
Haber constituído el Consejo Local de Niñez, donde se discute la implementación de
políticas desde el nuevo paradigma.
PROPUESTAS:
Estas prácticas instituyentes subrayan:
Revalorizar las prácticas como ámbitos de producción de nuevos saberes atentos a las
problemáticas sociales mas acuciantes como la criminalización de los jóvenes, la
violencia hacia niños y niñas, etc.
La interdisciplinariedad y transdisciplinariedad como formas de completar y complejizar
saberes entre disciplinas y entre instituciones.
La creatividad en la transformación de obstáculos en desafíos, como acción militante
de lucha.
La investigación en la revisión de prácticas a través de espacios de diálogo, de
interpelación de los saberes instituidos.
Ejercer las prácticas en institucionalidades que se hace más flexibles y fluidas en
cuanto a la comunicación entre los profesionales y con la población asistida.
Transformar constantemente la queja en acción, creación, en disparador para pensar y
hacer otra clínica, otra política, otra gestión de la transformación social.
La importancia de que el conocimiento que emana de las prácticas sea atendido en el
diseño de políticas de inclusión. Se trata de conocimiento acerca de las temáticas
específicas, del funcionamiento de los equipos y de formas de intervención que
deberían articularse.
Modelo de territorio, y a partir de ahí empezar a dar respuestas. Articulación desde la
mirada del sujeto integral articular con los distintos efectores.
Se está trabajando en el pedido de una ordenanza que refiere a una propuesta donde
tengan capacitación obligatoria y espacios de supervisión. Tener en cuenta la
incidencia de los profesionales en el diseño de la política pública en general.
Rol militante de los profesionales en el campo de los derechos humanos básicamente.
Mar del Plata, 3 de Octubre 2015
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Deconstruyendo muros, imaginando puentes.
Titulo: Deconstruyendo muros, imaginando puentes.
Nombre de autor/es: Lic. Filippi Villar, Julieta; Lic. Bustamante, Cecilia
mail: [email protected]
Institución de referencia: Facultad de Psicología, UNMDP – Unidad Sanitaria XV,
Batan.
“Nos corresponde a todos considerar en qué medida por pequeña que sea, cada uno
puede trabajar en el levantamiento de máquinas revolucionarias políticas, teóricas,
libidinales y estéticas que puedan acelerar la cristalización de un mundo de
organización social menos absurdo que el que soportamos hoy en día”.
Guattari.
Introducción:
En el presente trabajo buscamos dar cuenta del proceso que hemos realizado
dentro del Proyecto de Extensión “Clínica de la desinserción social” que viene
funcionando en la Unidad Penal VX de Batan desde el año 2011, centrándonos en el
análisis de dos efectos de nuestra intervención institucional, que nos permitirán pensar
la tensión instituido - instituyente.
El primero, es haber logrado instalar la grupalidad como manera de trabajo y
enriquecimiento de la subjetividad en una Institución que históricamente tuvo como
modalidad de tratamiento el aislamiento del sujeto que delinque y de los agentes que
los atienden. Sostenida en el imaginario social que sanciona el estar con otros como
una posibilidad de potenciar el grado de peligrosidad del individuo, la institución aloja
sujetos cada vez mas excluidos del lazo social. Sujetos para quienes la segregación y
el confinamiento parecen ser un más de lo mismo, al que no solo no le temen, sino
que lo esperan.
El segundo, es haber logrado instalar el abordaje de la salud mental desde
dispositivos novedosos y creativos, antes acotados al dispositivo individual de
tratamiento psicológico, y que se materializa en el cambio rotundo en el que la
institución se vincula con nuestro trabajo y que produce un pasaje que va de equipo
extranjero que debe pedir permiso y convencer a la institución para poder hacer
cualquier movimiento, a equipo convocado por la institución para habitar otros lugares
con nuestras herramientas, ampliando el alcance de nuestros dispositivos Que la
institución que fuera expulsiva de pronto abriera sus puertas para La inclusión de
nuestro equipo y sus dispositivos, generó un primer momento de satisfacción, de
sensación de tarea cumplida, pero que fue seguido por un segundo momento de
interrogación: si estas nuevas prácticas que proponemos y su inclusión en la lógica
institucional se fundan en un anhelo de transformación de lo instituido, o si este hecho
respondería a un intento de supervivencia institucional ante los embates políticos y
sociales, en definitiva, para garantizar su permanencia sin que nada cambie.
El análisis de este interrogante desde las teorizaciones sobre el análisis
institucional de R. Kaes (1987), los imaginarios sociales de C. Castoriadis (2003) y las
lógicas colectivas de A.M. Fernandez (2003) será el objeto del presente trabajo.
Desarrollo
DE LOGICAS INSTITUCIONALES…
Definiremos la Institución con Kaes (1987), como el orden por el cual se funda un
colectivo con el objetivo de realizar una tarea útil, necesaria para el funcionamiento
social. Toda institución está dotada de normas de organización, regulación,
32
transformación y transmisión, e incluye dos movimientos antagónicos: el movimiento
impulsado por el deseo instituyente, innovador, y el orden instituido contra el cual
choca.
Las cárceles son instituciones sociales, que como tales han sido creadas con un
objetivo específico, con una función – misión social institucional, que debe ser
analizada tanto en sus niveles explícitos como implícitos.
La misión explicita es la que sanciona la Ley y según la cual los
establecimientos carcelarios serian los encargados de llevar a cabo el cumplimiento de
la pena privativa de la libertad cuya ejecución tiene por finalidad lograr que el
condenado adquiera la capacidad de comprender y respetar la ley procurando su
adecuada reinserción social, promoviendo la comprensión y el apoyo de la sociedad.
Para pensar su finalidad implícita, nos serviremos de Zaffaroni (2012), quien a
través del análisis de los discursos sociales y mediáticos nos propone pensar la cárcel
cómo un aparato canalizador de venganza, donde se deposita y separa a los que
contaminan lo social, para que sean castigados de manera ejemplar. No hay pregunta
por los motivos y mecanismos sociales que pueden llevar a que un sujeto haga del
delito una manera de sobrevivir, se espera que se vuelva respetuoso de contrato
social, en una institución que se encuentra a su vez aislada, separada del resto de las
instituciones sociales.
El fracaso cotidiano en el ejercicio de sus funciones, que se hace visible en las
altas tasas de reincidencia y el crecimiento de la violencia institucional, produce un
vaciamiento de sentido que hunde a la institución en el sufrimiento patológico, en el
cual, todos los sujetos que la habitan (personal de seguridad, directivos, profesionales,
internos) quedan detenidos en la alienación (Kaes), entendida como momento en que
lo instituido domina lo instituyente marcando la imposibilidad de ir mas allá del papel
socio económico de la institución, para preguntarse por la manera de ser bajo la cual
ella se da, su particularidades simbólicas, que instalan practicas.
Se produce así una desligazón patológica que hace imposible articular fuerzas
y sentidos, para mantener un espacio de simbolización que acoge, administre y
transforme los elementos pulsionales insensatos. Produce una resonancia negativa
entre los sujetos que debe acoger la institución y las fisuras latentes de la estructura
institucional, revelándose en una desorganización del marco institucional homologa a
la de quienes alberga. Todos inmersos en un mimetismo patológico en donde nadie
renuncia a la pulsión. La violencia se instala en el imaginario social como practica
legitimada frente a la impotencia y la resignación, que se produce y reproduce puertas
adentro, al margen de lo social.
DE RESPONSABILIDADES INSTITUCIONALES…
Zaffaroni ubica a la Cárcel como una de las tantas agencias que forma parte de
un sistema penal, mucho más amplio. Sistema Penal altamente compartimentalizado,
donde nadie se responsabiliza por el producto final que se obtiene de sus
intervenciones aisladas. Estas agencias pueden ser pensadas como especificas o
inespecíficas (Zaffaroni: 2012) según se ocupen solo o predominantemente del
ejercicio del poder punitivo, o incidan en el en el marco de una incumbencia más
amplia.
En las agencias especificas encontramos las cárceles y las universidades
ocupando un mismo nivel de responsabilidad en relación al ejercicio del poder punitivo:
ya que las universidades al producir teorizaciones, saberes, y legitimar prácticas
instituyen un modo de ser de las cosas y de los individuos referidos a ellas, son usinas
de producción y reproducción ideológica.
Que estos discursos universitarios se construyan desde un lugar de
espectadores, distanciados del objeto teórico de abordaje crea condiciones que avalan
y justifican la impunidad de un poder que encierra la subjetividad colectiva e individual
en el juego siniestro del aislamiento y la dominación.
33
ENTRE LÓGICAS Y SUS QUIEBRES…
En las cárceles la violencia se ha instalado, que responsabilidad nos cabe y
que podemos hacer nosotros, desde nuestra disciplina, con nuestros saberes,
nuestras herramientas. Podemos cerrar las puertas y que el ultimo apague la luz o
podemos intentar analizarla, cuestionarla, deconstruirla, imaginando procesos de
transformación.
Para esto es necesario en primer lugar romper el aislamiento y
compartimentalizacion de la propia institución universitaria, poniendo a prueba los
saberes a partir del trabajo en situación, único método que permite la indagación de
una lógica especifica, implicándonos en ella. Es necesario acceder al imaginario social
institucional para poder rescatar en este proceso los restos deseantes, nos
disciplinados, motorizadores de cambio y al imaginario solo se accede a través del
análisis de sus efectos, y las practicas que valida.
Aunque para toda institución, alojar lo externo es algo prácticamente imposible,
para las instituciones marcadas por el sufrimiento patológico es aun mas difícil, ya que
desde el afuera solo se esperan embates hostiles que pueden poner en jaque el débil
equilibrio que sostiene el funcionamiento. Ya nos decía Ulloa que en las instituciones
refractarias al cambio, la única chance de que estos se produzcan, se da como
efectos de subjetividad. La experiencia señala que en esas instituciones, atravesadas
por lo que llamo el caos organizado, el cambio solo puede emerger bajo la forma de
esos efectos. (Ulloa, salud ele- mental, p.105)
Por esto fue necesario que como institución externa, en primer lugar pudiéramos
ubicar en el seno institucional un espacio, un hueco, un lugar posible de trabajo y
apertura.
Fue en el programa casas por cárceles donde decidimos incluirnos. Un
programa nuevo, creado por el ministerio de justicia para generar un sistema de penas
donde la inclusión en la sociedad del detenido se diera de manera paulatina y
progresiva; sin explicar el cómo, a quienes, porque y haciendo responsable de su
funcionamiento a una institución que no había recibido ni recursos, ni capacitación, ni
explicaciones sobre el tema. Una ficción fértil para que la Universidad se instalara allí,
sin mayores inconvenientes, ya que en algún punto resolvíamos una situación
inabordable.
En su interior fuimos creando dispositivos de intervención grupales, artificios
que entendemos como maquinas de visibilidad (Salazar Villalba, 2003), creadoras de
posibilidad para la indagación de situaciones específicas, buscando los diversos
núcleos de significaciones que laten con diferentes intensidades en los actores
institucionales.
Los efectos fueron diversos, variando en forma y contenido a través de los
años, y fueron analizados y abordados uno a uno a través de diferentes dispositivos
que desplegaron practicas y que permitieron interpelar los saberes instituidos,
reactualizando la tensión instituido instituyente.
A los fines expositivos dividiremos este proceso en tres etapas:
Una primera en la cual la institución aprobaba sin problemas los dispositivos
que queríamos implementar, ya que cualquier cosa que se pudiera ofrecer permitiría
dar cumplimiento a lo que el ministerio demandaba. Con el imaginario institucional, de
que los beneficiarios del programa ocuparían esos espacios con sus improntas,
signadas por el desinterés y la apatía, fundamentada en la observación de un
fenómeno: en el programa, los internos se comportaban como en sus celdas o peor,
no aprovechando las posibilidades del aire libre y responsabilizarse por la organización
y orden de sus vidas. Y los beneficiarios sostenían este discurso: somos vagos, no
podemos hacer nada, el tiempo no pasa, de que nos sirve…
Nuestra intervención allí apunto a poner en cuestión estos imaginarios sociales,
que los definían como sujetos de la institución y le daban un no – lugar en lo social, y
proponer prácticas que los invitaban a ocupar otros lugares diferentes a los instalados.
34
Esto nos ubico en una segunda etapa en la cual los internos comenzaron a
habitar los dispositivos con mayor entusiasmo y compromiso, fallando a la profecía
institucional y mostrando otra manera de ser y estar, distinta a la pautada por la lógica
establecida. Dando cuenta allí de la instalación de un proceso de invención
imaginante, el cual se torna posible cuando se produce el estallido de aquello que
estaba naturalmente unido, es decir, el quiebre del estado de cosas por las cuales la
vida de ese colectivo se desarrollaba de cierta manera, a través de ciertas formas de
organización y de acción, vividas o pensadas como “lo que es”.
Como contracara, la institución comienza a poner trabas: no los deja circular por
los espacios o llegar en los horarios pautados, les dicen que a los efectos de sus
causas judiciales los dispositivos que ofrecemos no les sirven, etc. La necesidad de
sortear estos obstáculos nos llevo a un dialogo más activo con diferentes referentes
institucionales, a un mayor movimiento de nuestro equipo en la institución, que
comienza a hacerse visible y en este recorrido va captando actores, que logran en
estos nuevos espacios conectarse con el deseo hasta entonces aplastado por la
patología institucional, relanzando la función de vinculo, que entabla puentes, conforta,
evita la soledad y el desamparo.
Nuevas formas de ser y estar comienzan a habilitarse y a cobrar potencia, tanto
para los beneficiarios de estos dispositivitos, como para los agentes penitenciarios que
se van acercando tímidamente a ver “que hacemos”, a contarnos ocurrencias y a
colaborar activamente con los espacios.
Los que nos lleva a una tercera etapa, en la cual la institución comienza a
observar resultados favorables en la modalidad de intervención propuesta y demanda
nuestra inclusión ya no solo al régimen abierto de detención, sino también al régimen
cerrado.
Los jefes del penal, encargados de organizar los modos de tratamiento de la
institución, solicitan a nuestro Equipo de trabajo, que nuestros “talleres” sean parte del
tratamiento institucional, perdiendo el tinte educativo que la institución les había
asignado hasta el momento para reconocerlos como parte de un tratamiento de la
salud mental que parte de dispositivos que buscan el enriquecimiento subjetivo y no la
paliación del deterioro.
INTERROGAR – NOS POR LOS EFECTOS…
Pasar de intentar entrar tímidamente por la ventana, a que nos invitaran a entrar
por la puerta, nos produjo una satisfacción inmediata, pero fugaz, ya que rápidamente
fue sometida al proceso de hacer problema, entendido como “abrir preguntas que
permitan operar desnaturalizaciones(…) que suponen todo un criterio metodológico
que habilite interrogar críticamente las naturalizaciones que inevitablemente se
producen en nuestras actividades cotidianas”. – (A.M. Fernandez, 2013, p. 85)
La interrogación central podría ser enunciada de la siguiente manera: este
proyecto pudo instalar algo del orden del cambio reactivando lo imaginario en su
capacidad original de producción y movilización de símbolos, o fue absorbido por la
institución y se transformo en funcional a sus fines?.
Creemos que algo de la funcionalidad está en juego, ya que la institución
puede resolver con nuestros dispositivos demandas específicas (por ejemplo
judiciales), apagar incendios que por la falta de recursos materiales y estructurales se
vuelven imposibles.
Pero para obtener estos beneficios toma riesgos. Al incluirnos, incluye
prácticas que estaban instaladas como prohibidas, hace una apuesta a nuevas lógicas
que contradicen lo instituido que organiza el sentido establecido, pone en juego las
líneas de demarcación de lo lícito y lo ilícito, lo permitido y lo prohibido, lo seguro y lo
peligroso.
Un ejemplo es la inclusión de la grupalidad en la lógica tratamental, sancionada
por los discursos oficiales como peligrosa. Su puesta en práctica implico la búsqueda
de espacios funcionales a estos fines, que no sobran en una institución que aísla en
35
minúsculas celdas a sus habitantes, la localización de personal que estuviera
dispuesto a hacerse cargo de la seguridad de este tipo de espacios sinónimos de
motín. Y la puesta en práctica permitió la construcción de nuevos imaginarios que
también llevaron a la ruptura de la lógica “perfectamente” compartimentalizada. En
nuestros espacios hoy circulan al mismo tiempo sujetos pertenecientes a diferentes
pabellones, con diferentes causas y grados de peligrosidad, que solo tiene el común el
deseo de participar de un dispositivo especifico. Nuestra apuesta pudo generar
cambios, pero solo gracias a la apuesta institucional, que puso mucho más en juego.
TOMAR RIESGOS – INTERPELAR SENTIDOS:
Nos permitimos leer esta apuesta institucional como transformaciones de
sentido – lo instituyente – que operan siempre con la resistencia de aquello
consagrado – lo instituido – que funcionaba como régimen de verdad.
Atender a nuevos organizadores de sentido que modifiquen practicas ponen en
evidencia la presencia de un imaginario radical instituyente que da cuenta de la
existencia de deseos, de líneas de fuga que permanecen como resto al
disciplinamiento. “pero mas allá de las formas narrativas y/o acciones practicas que
instituyan, dan cuenta de actualizaciones de deseo que operan significaciones y
resignificaciones y producen realidad. Ponen en acto potencias colectivas deseantes,
produciendo ilusiones y esperanzas colectivas” (Fernandez, A.M., 2007, pp 92).
Y esto no siempre es fácil de digerir, ni puede ser absorbido por las lógicas
aplastantes, instituidas, verticalistas y mortificantes de una institución como la cárcel,
pero que así y todo no puede abarcarlo, organizarlo, regularlo todo. El encuentro
humano no se puede encerrar íntegramente en una racionalidad programada.
Conclusiones:
Encontrarse en el Intersticio: instauración de nuevas lógicas
“Aun el más feroz de los disciplinamientos
siempre dejara algún resto”21
Nos permitimos pensar nuestra intervención como exitosa, tratando de dar
cuenta del por qué. Siguiendo a Vega (2000), consideramos haber logrado un trabajo
no solo trans – sectorial, extra – sectorial, colectivo y autogestionado, instalándose
quizás como única herramienta que posibilite cambios institucionales estructurales que
rompan los mecanismos reproductores de violencia.
Pudimos ubicarnos en el intersticio, abandonando el lugar de experto que
evalúa y pone en juego un saber para decir como las cosas debieran ser, sino para
encontrarnos en estos espacios con los que habitamos las instituciones y poder
descubrir la consonancia de deseos, de ideologías, de sufrimiento y de proyectos, para
relanzar la pregunta por la misión institucional por los actos y omisiones,
responsabilidades y deseos.
Pudimos producir conexiones insólitas, transversales, que escaparon de las
constricciones de lo instituido – organizado – establecido, dando lugar al montaje de
un delicado dispositivo, como artificio productor de innovaciones a partir de un
agenciamiento colectivo de enunciación.
Sentimos que pudimos instalar lógicas diferentes e inesperadas, abriendo
puertas, corriendo límites y sumando en el recorrido cada vez más agentes
institucionales que se enriquecen subjetivamente, pudiendo de esta manera
enriquecer al otro.
Queremos rescatar que la posibilidad de romper los compartimentos estancos
no solo del adentro institucional, si no del afuera, excluido y desvinculado de un
21
Fernandez, A.M. (2007). Logicas Colectivas. Pp 49
36
proceso del cual forma parte, es lo que permite que se encuentre y encause la
energía, rescatando las posibilidades y potencias.
Instalarnos en estos espacios solo tendrá sentido si se lo hace para buscar y
poner en primer plano los sentidos encarnados que vuelven naturales y coherentes las
acciones, valoraciones, los sistemas de prioridades y criterios éticos y políticos que
sostienen las relaciones de fuerza y las practicas que de ellas devienen y las
naturalizan dando lugar a formas de subjetivación.
Consideramos necesario rescatar el pensamiento de A.M. Fernandez (2007),
que sostiene que en el despliegue de este tipo de estrategias interinstitucionales nace
la potencia de reformular las distribuciones de los poderes y la articulación de nuevas
estrategias biopoliticas que, a su vez, darán forma a los procesos de composición y
construcción de otros dispositivos de gobernabilidad, de objetivación, de subjetivación,
etc.
Bibliografia:
 Fernandez, A. M. (2013). Jovenes de Vidas Grises. Psicoanalisis y Biopoliticas.
Buenos Aires.: Nueva Vision.
 Fernandez, A. M. (2007). Las logicas colectivas. Imaginarios, cuerpos y
multiplicidades. Buenos Aires: Biblos.
 Kaes, R. (1993). La institucion y las instituciones. Estudios Psicoanaliticos.
Buenos Aires: Paidos.
 Kaes, R. (1998). Sufrimiento y psicopatologia de los vinculos institucionales.
Elementos de la practica psicoanalitica en institucion. Buenos Aires: Paidos.
 Ulloa, F. (2011). Salud ele - Mental. Con toda la mar detras. Buenos Aires:
Libros del Zorzal.
 Villalva M, C: (2003) “Dispositivos: Máquinas de Visibilidad”. En: Anuario de
Investigación 2003. México. DF. UAM-X, CHS. Depto. De Educación y
Comunicación.
 Zaffaroni, E. R. (2012). La cuestion criminal. Buenos Aires: Planeta.
37
Título: “El silencio en los procesos de victimización como otra forma de
violencia y agravamiento de las consecuencias delictivas”.
Autora: Lic. Florencia Gómez.
Facultad de Psicología.
Universidad Nacional de Mar del Plata.
Introducción:
Entendiendo que víctimas son aquellos sujetos que, individual o colectivamente
hayan sufrido daños (lesiones físicas, mentales, sufrimiento emocional, pérdida
financiera o menoscabo sustancial de sus derechos fundamentales) a través del
comportamiento de otro individuo que trasgrede las leyes de su sociedad y de su
cultura.
La situación de los sujetos que han estado expuestos a un acontecimiento
violento delictivo, convirtiéndose de este modo en víctimas del delito, no es un
problema social nuevo.
Sin embargo, me propongo reflexionar a raíz del trabajo que vengo realizando
como psicóloga y parte integrante del Equipo interdisciplinario del Consultorio de
Asistencia a víctimas de Gral. Madariaga conformado además por un Trabajador
Social y una Abogada; sobre el silencio en los procesos de victimización como un
particular efecto del delito, ya que, por un lado agrava las consecuencias del mismo
y por otro, restringe los Derechos de las víctimas, impidiendo su acceso a la justicia y
a la elaboración de lo traumático mediante la palabra, como parte fundamental de la
asistencia victimológica, principal herramienta para la recuperación de la vida
personal, familiar, laboral y social de una víctima del delito.
Desarrollo:
Numerosos artículos y maestros victimólogos nos han enseñado que el delito
fractura la vida de una persona marcando un antes y un después, que provoca
consecuencias no solo en la vida de la víctima sino también en todos los integrantes
del grupo familiar con repercusiones tanto en las áreas de desarrollo más inmediatas
como son el trabajo, la familia, la educación, los vínculos sociales, como así también
en los proyectos e ideales futuros.
Si bien resulta pesquisable a través de las entrevistas que la conmoción de
estos sujetos víctimas muchas veces está relacionada con la modalidad delictiva, la
percepción del daño causado, la extensión, como la reiteración de la violencia o la
relación víctima- autor, sostengo que todo ello se ve agravado y demora la
recuperación cuando el delito provoca la imposibilidad de hablar de lo sucedido
no sólo en momentos posteriores al mismo, lo cual es incluso esperable por el grado
de conmoción, si no y sobre todo cuando la víctima porta con un silencio por años
en tanto le es imposible relatar lo sucedido con consecuencias inimaginables
en sus distintas dimensiones.
Así, sucede que me encuentro en las entrevistas con el silencio de:
- niños víctimas de maltrato, abuso, abandono que rompen el silencio recién
cuando son adultos y después de muchos años pueden hablar de los que les sucedía;
habiendo sido a veces víctimas directas de esta violencia o testigos inmovilizados
frente a la violencia de los adultos familiares u otros; o
- adultos que por vergüenza, miedo, culpa, falta de credibilidad en el relato o la
respuesta tardía de las instituciones asistenciales, policiales y de administración de
justicia, o por la relación que los une al autor, no han podido verbalizar lo sucedido.
La estrecha vinculación autor-víctima, es frecuentemente silenciada, ya que no
será lo mismo para la víctima hablar de un desconocido que cuando es un conocido o
38
pertenece incluso a su mismo grupo familiar. Aspectos estos que son fundamentales
en el rompimiento del silencio.
El relato de la vivencia del delito, la dimensión que toma el mismo, las
dificultades para verbalizar un hecho traumatizante significan en sí mismo comprender
la situación de sufrimiento que provoco el delito. El relato es el intento de una
reconstrucción post-delictiva que comprende: el esfuerzo psíquico de romper el
silencio, la crisis emocional – afectiva de verbalizar la situación traumática, la
persistencia del miedo, de humillación y no creer en tal relato tiene por efecto una
doble victimización.
El consultorio de asistencia a víctimas de delitos del cual formo parte como
profesional psicóloga tiene como objetivo asesorar jurídicamente y brindar un espacio
de contención psicológica y/o social a aquellas personas que han sido víctimas de
delitos y a su grupo familiar.
Ello a través de un trabajo interdisciplinario, asegurando el efectivo
cumplimiento de sus derechos y a su vez mediante un trabajo en red con las diferentes
instituciones de la comunidad.
Como toda Asistencia victimológica esta labor tiene por objeto principal
atenuar las graves consecuencias que deja el delito en la víctima y su familia,
mediante la aplicación de medidas tendientes al conocimiento, comprensión y ayuda
en su recuperación.
Todo ello resulta a mi criterio, posible a través del relato, en tanto la palabra da
sentido, abre un proceso hacia la elaboración de lo traumático, vincula con otro, pero
fundamentalmente, le permite a las victimas el acceso a la Justicia y la Asistencia.
Me permito hipotetizar entonces a el silencio en los procesos de victimización
como otra forma de violencia y agravamiento de las consecuencias delictivas que
provoca el delito en sí mismo, ya que: agrava el padecimiento psíquico, restringe
Derechos y vuelve a la víctima y a la sociedad más vulnerable; porque el Silencio
implica a la persona de la víctima y a su contexto familiar, institucional y comunitario.
Es decir, nos involucra como sociedad toda.
Una víctima más vulnerable no puede percibir el peligro, no puede defenderse,
no puede solicitar ayuda y ello provoca que el delito no se conozca, que la violencia no
se visibilice y crezca la impunidad de los delincuentes; y en una sociedad donde crece
y se in-visibiliza la violencia, se fragmenta cada vez más el tejido social y se
multiplican las víctimas.
Bibliografía:
-
Andruet Armando. Justicia postergada igual a memoria herida. Pub.
Victimología nº 14. Encuentro Grupo Editor.
Marchiori Hilda. Criminología. La víctima del delito, México. Purrúa, 1998.
Marchiori Hilda. La consideración del relato de los procesos de victimización.
Pub. Victimología. Encuentro Grupo Editor. 1999.
Principios fundamentales de Justicia para las víctimas del delito y del abuso de
poder. Naciones Unidas. 1985
Rodríguez Manzanera Luis. El perdón de la Víctima. Pub. Victimología nº 17.
Encuentro Grupo Editor.
Robles Osollo Ana Gloria. Los derechos humanos de las víctimas. Pub.
Victimología nº 11. Encuentro Grupo Editor.
Villanueva Castilleja Ruth. Impacto Psicológico y social del menor expuesto a la
violencia. Pub. Victimología nº 17. Encuentro Grupo Editor.
39
Mi primera experiencia en un dispositivo diferente. Interrogantes sobre el
quehacer de la práctica.
Lic. Frígoli Marianela
[email protected]
El título de las Jornadas me convoca a contar mi experiencia en la residencia de pre
grado, esta fue en el área jurídica, en un proyecto de extensión de esta Universidad
que trabajaba en conjunto con un CePe Den, ¿por qué dicho título me convoca a
escribir sobre esta experiencia? Considero importante aclarar, antes que nada que
ambos conceptos resultan de una dialéctica, en donde uno hace existir al otro, y
viceversa. La fuerza instituyente al triunfar se instituye y por el simple efecto de su
afirmación y consolidación, se transforma en instituido y convoca a su instituyente.
Hay que entender a lo instituido y lo instituyente como dos formas que coexisten y se
contraponen, en términos de C. Castoriadis: opone y articula. Es esta oposición y
articulación la que pone en marcha una institución. Sería inimaginable la existencia de
la una sin la otra. Una institución donde solo exista lo instituido, sería una institución
donde no exista el cambio, el progreso, mientras que una institución donde solo exista
lo instituyente, sería un lugar donde el caos y la crisis estén presentes cotidianamente.
Instituido: Lo instituido es lo establecido, lo que hay en cada institución, es el conjunto
de normas y valores dominantes así como el sistema de roles que constituye el sostén
de
todo
orden
social.
La dimensión de lo instituido significa una estructura ya dada. Es lo determinado,
representa una fuerza que se perpetua de un modo estricto, alejado de todo cambio.
Instituyente: La dimensión de lo instituyente es una fuerza que se manifiesta como
protesta que va en contra de lo instituido. Se podría decir que, si lo establecido es lo
instituido,
lo
que
se
quiere
establecer
es
lo
instituyente.
Lo
instituyente
provoca
un
cambio
frente
a
lo
instituido.
La dimensión de lo instituyente se va haciendo, en el juego de esta dialéctica
(instituido-instituyente).
La práctica institucional del psicoanálisis hace que el analista se vea confrontado con
el interrogante de su quehacer Grieser plantea que este interrogante más que
pragmático es de orden ético.
Considero que el orden ético es nuestra brújula para aquellos que trabajamos o hemos
trabajado en ámbitos alejados de las paredes del consultorio, que parecen servir de
sostén cuando algo del orden de la invención surge en las diferentes intervenciones
que se realizan.
En estos lugares uno tiene todo el tiempo más preguntas que respuestas, ¿Qué
hacemos como psicólogos cuando la demanda no proviene del sujeto sino de alguna
institución? ¿Qué hacemos cuando nos encontramos con sujetos en situación de
riesgo o vulnerable y lo institucional no alcanza?
Este proyecto era un intento de llegar a aquellos lugares donde lo instituido no llega,
para generar una demanda donde en un principio no había, los casos que se
presentaban con efectos de gravedad en el Centro de Protección ya sea por el lado
del niño o por el lado de la madre no llegaban a un posible abordaje, si no era
demandado por otra institución quedando así aún más excluidos.
La intervención del proyecto apunta en primera instancia a establecer un sujeto de la
demanda, de una manera invertida, es decir es el analista o un integrante del proyecto
el que demanda.
Para seguir tomo prestada la pregunta con la que E. Laurent se presenta en una
Conferencia pronunciada en Buenos Aires “¿Cómo presentarme ante ustedes, que
tendrán que afrontar las problemáticas del siglo XXI, cuando el saber del psicoanalista
freudiano consiste, fundamentalmente, en un saber sobre el fracaso, el fallido, el
sufrimiento del síntoma? Sólo en estos fallidos puede él percibir un saber que se
revela a través de dicho fracaso. Esto que percibió Freud a partir de su práctica, caso
por caso, lo presentó después de una larga práctica como lo fallido del programa
40
mismo de la civilización, de su orden, de sus reglas. En este programa, Freud aísla un
malestar fundamental, para el cual no promete ningún remedio, ninguna calidad de
vida, más bien una calidad de malestar, una manera de hacer con este malestar”
Por ese motivo me gustaría contarles mi manera de hacer en el caso que trabaje en la
residencia:
Vamos a llamarlo Iván, él era un niño de 10 años con el que ya habían trabajado
durante un año desde el mismo proyecto, a pedido de él se empiezan a realizar los
encuentros, que duraron un periodo de cinco meses, donde nos encontrábamos y
hacíamos diferentes actividades, íbamos a la plaza, a los juegos, al skate park, al cine.
El primer mes estuve sola y luego trabaje con un pasante del proyecto.
Iván es el tercero de cinco hermanos, su mamá a quien llamaremos Laura, es
adoptada en situaciones confusas y ella cuenta que se entera de esto a los 8 años,
tiene un hijo en su adolescencia que los crían sus padres adoptivos, luego conoce al
padre de Iván con el cual conviven y tiene dos hijos, Adrián e Iván, con Adrián el
CePeDen trabajo mucho tiempo, haciendo intentos de acogerlo en algún lugar, pero
esto no se logró, y hoy en día él tiene graves problemas con las adicciones y la ley.
Iván nace en un momento de crisis de la pareja, ya estaban separados, por ese motivo
el padre no lo inscribe con su apellido, lo termina inscribiendo con el apellido materno,
luego Laura conoce al padre de sus dos hijas con el cual convive actualmente.
Con este niño se había aplicado una medida de abrigo cuando el tenía 8 años, junto
con su hermano mayor con el que también el Centro de Protección hizo muchos
intentos de alojarlo en algún lugar, Iván comienza a escaparse de la casa a los 8 años,
desaparece por 3 o más días y la madre no lo busca, ni se angustia, esto es recurrente
en él, consume poxiran, con épocas de mas consumo que otros. A la escuela va pocos
días en el mes, no sabe leer pero tampoco tolera corporalmente que se le lea. Cuando
lo intentamos se descompuso, otra vez empezó a aprender las letras y nos contó que
soñó que las letras lo perseguían. Hasta acá las características más relevantes que
aparecieron en los actos que él nos presentaba.
Iván posee una fragilidad estructural importante, se observaba una tendencia a las
actuaciones, dificultades en instaurar la transferencia y lo que Heinrich plantea como
“falta de confianza en el significante”, personas que parecen no estar representados
por el síntoma y el significante.
Al final de unos de nuestros encuentros en la plaza, Iván se esconde, siempre jugaba
a esconderse, pero esta vez se escapa, lo busco y no lo encuentro, su desaparición
me provoca angustia y desesperación, llamo a su madre para informarle y ella me dice
que me quede tranquila que ya va a volver, se me ocurre por algo que él me había
contado que podía estar en el skate park de la costa, fuimos con mi compañero y lo
encontramos pero se volvió a escapar, luego de esta situación, hablo nuevamente con
su mamá y se compromete a llamarme cuando el vuelve, así lo hace dos horas
después.
Luego de este acting-out entramos en un camino sinuoso de la transferencia, hasta
que pasado unos encuentros, cuando pasamos por la esquina de donde él se había
escapado, podemos hablar del tema y el comienza a preguntarme, parece interesado
en ver que hicimos nosotros cuando él se escapó, yo le relato lo que nos pasó a modo
de cuento y entonces el me pregunta porque lo busque en el skate park, yo le contesto
porque te escucho. A partir de esta escena la situación transferencial cambia, pero el
trabajo con él era complejo, siempre las situaciones iban al límite, y luego retrocedía.
Podemos pensar que en los tiempos instituyentes de Iván falto ese Otro que escuche,
que lee y que interprete sus significantes, que se angustie con sus ausencias, un Otro
que lo busque, y que lo encuentre.
Mi angustia produjo cambios en él pero también en su madre, es como si a ella que yo
me angustiara por su hijo la hubiera acercado transferencialmente, como soporte de
lo que a ella no le sucedía.
Mi tiempo con él fue solo de unos meses, él sabía esto desde el primer día, el último
encuentro fuimos a una de las salidas que realizábamos siempre, junto con la
41
Licenciada que iba a comenzar a trabajar con él, cuando nos quedamos solos en un
momento el me pregunta sonriendo: ¿Y si me escapo? ¿Qué harías? A lo que yo le
conteste sonriendo también, que no, que por favor no me hiciera eso el ultimo día.
Pensar en esta escena me recuerda el juego del fort-da, Freud plantea este juego
como una forma de hacer algo con la ausencia de la madre, una forma de ligadura,
pero hay Otro que interpreta dicho juego, que le da significado a ese o-o-o del niño,
Heinrich plantea que es necesario que este “juicio del Otro” opere para que se
constituya el fort-da como primera oposición simbólica. En el juego el niño, es el que
desaparece para el Otro.
Podría pensarse en este caso, que este “Juicio del Otro” no se produce, dejando al
niño en total desvalimiento, desamparo, no hay quien lea sus actos, no hay quien se
angustie ante su ausencia, es necesario este Juicio del Otro para que se instale la
confianza en el significante, y por ende la transferencia. Mi angustia ante su acting
aquel día, el que lo hayamos encontrado es lo que hace que el ultimo día él pueda
formular una pregunta en vez de ir al acto. Había quien podía escucharlo, él lo sabía.
Retomo a Heinrich ella dice que “…lo fundamental en estos pacientes es que hay que
lograr un cambio de registro, que los fenómenos que se manifiestan en el acting, en la
adicción pasen al terreno de la dicción…”
El acto analítico, sea cual fuere el ámbito donde se aplique, nunca se evalúa por su
utilidad directa, no se puede evaluar en virtud de lo que la institución demanda, ni en la
eliminación del síntoma, se trabaja con él, no en tratar de eliminarlo.
Después de dos años de esta experiencia, de muchos interrogantes sobre mi
quehacer profesional, sobre el proyecto, sobre el lugar del analista o del psicólogo en
estos proyectos de extensión, sobre el lugar de la Universidad, estas jornadas me
causan a escribir, a repensar la experiencia y me encuentro con lo importante que fue
para mí esta experiencia, con la importancia de la apuesta que hacen las
coordinadoras del proyecto al poder generar un espacio de invención, que permite ir
mas allá, llegar a los lugares que lo institucional no llega, pero a su vez sostenido por
lo institucional.
No podemos dejar de pensar nuestro rol en el mundo de hoy, hacia donde vamos, la
sociedad capitalista encontrará su contrapeso en la expansión cada vez más dura de
lo que Lacan denomino “los procesos de segregación”, para concluir lo cito:
“La Escuela Freudiana no puede caer en el tough sin humor de un psicoanalista que
encontré en mi último viaje a los USA. “La razón por lo cual nunca atacaré las formas
instituidas-me dice- es que ellas me aseguran sin problemas una rutina que me es
cómoda”.
Nunca deberíamos olvidar que detrás de toda institución, detrás de toda consulta, o
demanda hay sujetos, sujetos con una historia singular, sujetos que sufren, y nuestro
posicionamiento nunca debería ser el de una “rutina cómoda”, sino el de poder crear
espacios, dispositivos que puedan aliviar el sufrimiento humano.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Lacan, Otros escritos. (pp. 261-277). Buenos Aires: Paidós.
Greiser, Psicoanálisis sin diván. Buenos Aires: Paidós.
Laurent, Psicoanálisis y Salud Mental. Buenos Aires: Tres Haches.
Heinrich, Borde(R) S de la Neurosis. Buenos Aires: Homo Sapiens.
42
LA VIOLENCIA Y LOS OPERADORES INSTITUCIONALES
Graciela LLarull22 y Eduardo Alberto Zamorano23
La intención del presente, si bien tiene como foco la Violencia Institucional, pretende
generar una instancia de reflexión y mejor aún de posicionamiento, ya que el tema
importa al ejercicio de diversas prácticas y saberes dentro del ámbito de instituciones
públicas.
Hablar de violencia institucional refiere a situaciones concretas que involucran
necesariamente tres componentes: prácticas específicas, funcionarios públicos y
contextos de restricción de los derechos.
Hablar de Violencia Institucional define poco, ya que se trata de un término polisémico
y ambiguo que da cuenta tanto de acciones individuales como colectivas, legales o
ilegales; organizadas o espontáneas; rutinarias o esporádicas, intencionales o no
intencionales.
Deben ser pensadas como prácticas que pueden conformar patrones estructurales de
violaciones de derechos.
Por otra parte, aquellas instituciones que atienden la salud BIO-PSICO-SOCIOCULTURAL, se hallan ubicadas en la confluencia de todos los tipos de violencia, y
que más aún, sus agentes transitan el riesgo de convertirse tanto en víctimas como en
productores de ella.
Los Derechos Humanos
Se entienden los derechos humanos como un repertorio abierto de libertades y
derechos inherentes a cada uno de los seres humanos sobre la base de su igualdad y
dignidad personal y social, reconociendo a las personas como sujetos de derechos.
Apuntan a garantizar y satisfacer las condiciones necesarias para el desarrollo de
una vida digna, como indican las Naciones Unidas: “sin distinción alguna de raza,
color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional
o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”.
Todas las personas poseen los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna,
por ello son Universales, inalienables pero además son
interrelacionados,
interdependientes e indivisibles.
El principio de la universalidad de los derechos humanos es la piedra angular del
derecho internacional de los derechos humanos. Todos los Estados tienen el deber,
independientemente de sus sistemas políticos, económicos y culturales, de promover y
proteger todos los derechos humanos y las libertades fundamentales.( http://daccessdds-ny.un.org/1993)24
Los derechos humanos son inalienables. No deben suprimirse, salvo en determinadas
situaciones y según las debidas garantías procesales. Por ejemplo, se puede restringir
el derecho a la libertad si un tribunal de justicia dictamina que una persona es culpable
de haber cometido un delito.
Todos los derechos humanos, sean éstos los derechos civiles y políticos, como el
derecho a la vida, la igualdad ante la ley y la libertad de expresión; los derechos
económicos, sociales y culturales, como el derecho al trabajo, la seguridad social y la
educación; o los derechos colectivos, como los derechos al desarrollo y la libre
determinación, todos son derechos indivisibles, interrelacionados e interdependientes.
El avance de uno facilita el avance de los demás. De la misma manera, la privación de
un derecho afecta negativamente a los otros
22
G.LLarull;Prof.de Psicología Jurídica Investigadora y Extensionista de la Facultad. de
Psicología de la UNMDP
23
E.Zamorano; Docente investigador y extensionista de la Facultad de Psicología de la
UNMDP
24
Conferencia Mundial de Derechos Humanos celebrada en Viena en 1993
43
Los derechos humanos incluyen tanto derechos como obligaciones. Los Estados
asumen las obligaciones y los deberes, en virtud del derecho internacional, de
respetar, proteger y realizar los derechos humanos . Respetarlos significa que los
Estados deben abstenerse de interferir en el disfrute o limitaciones de los derechos
humanos. En lo que concierne a lo individual, así como se deben hacer respetar los
propios derechos humanos, también deben respetar los derechos humanos de los
demás.
Adherimos a la definición del Dr. Juan Carlos Wlasic, son aquellos derechos que
protegen la dignidad inherente a la condición humana y los valores que de ella se
derivan como la libertad y la igualdad en la satisfacción de las necesidades tanto
física, psíquica y moral. 25
Constituyen una restricción de poder del que tiene el ejercicio legítimo del
mismo, el Estado, por tanto, éste el único que puede violarlos (por acción,
omisión o por exclusión) de la misma manera que tiene el deber de garantizarlos y promoverlos.
Quizá a las personas no saben o se les puede olvidar que son titulares de Derechos
Humanos, pero las autoridades están obligadas a recordar siempre que existen para
proteger los derechos humanos de las personas a través de sus brazos que son las
instituciones.
La Violencia
La organización Mundial de la Salud (OMS) define la violencia como el “uso de la
fuerza o poder en forma de amenaza o efectivamente, contra sí mismo, o contra
persona o grupo o comunidad, que ocasiona, o tiene grandes probabilidades de
ocasionar
lesión,
muerte,
daño
psíquico
y
privación
[de
derechos]”http://www.derechoycambiosocial.com/revista019/violencia en el sector
salud.htm - _ftn2 (OMS, Ginebra 2002).
Desde siempre existen distintas formas de violencia en la sociedad: violencia contra sí
mismo; violencia entre las personas; violencia en las relaciones interpersonales;
violencia en las relaciones de trabajo; violencia urbana, colectiva y estructural, es
decir, aquellas violencias que se manifiestan en los procesos sociales, políticos y
económicos, y que se reflejan en las instituciones sociales.
Lo Instituido ; Violencia Institucional
Es importante recordar que una de las características propias del Estado moderno es
monopolizar la violencia física legítima. (Weber, Max, 1967). Esto significa que toda
forma de violencia legítima se concentra en determinadas instituciones (policía,
fuerzas armadas, instituciones penitenciarias, etc.). Sin embargo, esto no significa que
el uso de la fuerza sea la única forma de acción posible, sino que la función de las
instituciones de seguridad descansa, en última instancia, sobre la posibilidad de
ejercer esta violencia.
Si la violencia institucional no se da en el marco de lo represivo legítimo, se observan
dos tipos de violencia institucional ilegítima, una explícita y otra no explícita.
Violencia Ilegítima explícita
La primera generalmente trasciende, pues se da en los ámbitos citados más arriba
esto es, policía, fuerzas armadas, instituciones penitenciarias, etc., e incluso en
ámbitos de las instituciones de salud.
Cuando toma estado público, llega a la justicia y se socializa a través de los medios de
comunicación.
Es decir, aquellas violencias que se ejercen dentro de las instituciones, ya sea por la
política de cronicidad de la asistencia prestada,
o por sus reglas, normas,
funcionamientos y relaciones burocráticas, que reproducen estructuras sociales
25
Wlasic, Juan Carlos (2006). Manual de Derechos Humanos. Buenos Aires. Editorial La Ley.
44
injustas y hasta mala conducta de los agentes. También por la manera como se
ofrecen los servicios, negados o negligenciados por el servicio público o privado, que
tiene impacto en los derechos de ciudadanía http://www.derechoycambiosocial.
com/revista019/violencia en el sector salud.htm - _ftn3 (MINAYO, M. 2007).
Violencia ilegítima no explícita
Las instituciones públicas y privadas, en su sentido amplio, convocan la mayor
cantidad de disciplinas, conocimientos y técnicas. También a grandes masas de
población que requieren las miradas, los “controles” y los cuidados de los operadores
de dichas instituciones. Los equipos trascienden generalmente por ser productores
de violencia como se refería en el párrafo anterior. E incluso, son receptores de
aquella violencia proveniente de los usuarios. Pero a esta violencia explícita, se le
suma una tan instituida como aquella, que no se ve a simple vista, y que es sufrida en
primera instancia por los equipos.
Siendo estas algunas reflexiones a realizar en el ámbito de una Facultad que forma
agentes de salud, se habrá de referir al ámbito de la salud.
Por supuesto, que las organizaciones de salud no se hallan fuera de estas situaciones.
Especialistas en seguridad en salud internacional afirman que la violencia sufrida por
los trabajadores del sector de salud se extiende más allá de las agresiones y de las
ofensas individuales. (Di Martino V.,2002.)
Constituyéndose en servicios a los que los usuarios demandan atenciones médicas,
psicológicas, de trabajo social, enfermería, terapia ocupacional, kinesiología, fisiatría,
etc., Los agentes de salud se hallan sometidos a la opresión, constreñimiento físico y
moral en el ejercicio de su misión en instituciones que fomentan la violencia por la
precariedad de la atención, baja calidad de los servicios, políticas
inhumanas, degradantes y humillantes.
La violencia, además de degradar el ambiente de trabajo, coloca en peligro la salud
física y mental de los profesionales, como es el burnout, los accidentes laborales y la
repetición de las patologías que atienden (Bleger José, 1969), repercutiendo sus
consecuencias en la eficacia de los sistemas de atención a la salud.
Un punto importante a tener en cuenta es, que la violencia en el ámbito de la salud,
se configura por la discontinuidad de los programas de gobierno en virtud de los
cambios políticos partidarios.
Siempre ha sido el de la Salud, el sector que más ha resistido a los cambios y
cronificaciones gubernamentales que conllevan publicidades rimbombantes pero
también olvidos de las necesidades estructurales y humanas.
¿Qué instituir?
Se ha visto que la violencia instituida posee esas dos caras, una más visible y otra
que se invisibiliza y que actúa de manera perversa en manos del Estado, ya que los
agentes se “hallan atrapados” en sus funciones.
Tanto en salud como en otros ámbitos tales como educación, administración pública,
fuerzas armadas, policiales, poder judicial, etc. Sus operadores, deberían comenzar a
instituir medidas de autocuidado, cuidado mutuo, prevención en todos los niveles
posibles, participaciones colectivas en grupos de reflexión, grupos operativos,
gremiales, para asegurar el derecho a la salud de los mismos, como también repensar
cada una las prácticas institucionales, en especial, aquellas que por su función se
vinculan de forma directa al control sobre la autonomía y libertad de las personas que
se atienden, desde el prisma de los derechos humanos.
Referencias.

Barrio P.Gomez F.(2012)
DDHH y Psicología Jurídica Ficha de circulación interna de la cátedra de Ps.
Jurídica. Fac. Psicología UNMDP
 BLEGER, José- Psicohigiene y psicología institucional – Paidos. BsAs 1969
 DI MARTINO V. Workplace violence in the health sector - country case studies
(Brazil, Bulgaria, Lebanon, Portugal, South Africa, Thailand, and an additional
Australian study): synthesis report. Ginebra (SWZ): OIT/OMS/CIE/ISP; 2002.
45




LLARULL G. (2008)El Psicólogo en el Sistema Penitenciario Ficha de
circulación interna de la cátedra de Ps. Jurídica. Fac. Psicología UNMDP.
NAYO, M. C. S. Conceitos, teorias e tipologias de violência: a violência faz mal
a saúde individual y colectiva. In: SOUZA, E. R. (Org.). Impactos de la
Violencia en la Salud. Río de Janeiro: EAD/ENSP, 2007, p.14-35.
ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE SALUD. Informe mundial sobre la violencia y
salud. Ginebra (SWZ): OMS; 2002.
WEBER, MAX (1967): El político y el cientifico, Madrid, Editorial Alianza
46
DICHOS, DIMES y DIRETES
PARA EL ENCUENTRO DE NUEVOS DECIRES
: Lic. Cecilia Gutierrez & Lic. Montes Cintia
Resumen
El presente trabajo se enmarca en el contexto del Proyecto de Extensión
“Implementación del dispositivo Punto de Encuentro Familiar en Mar del Plata”, de la
Facultad de Psicología, UNMDP. Dicho proyecto surge de la creación y multiplicación
de vínculos interinstitucionales entre la Facultad de Psicología y el Juzgado de Familia
N°1 en procura de realizar aportes a una problemática específica: la necesariedad de
nuevos dispositivos de abordaje de las conflictivas socio - familiares, en pos de
propender a la des-judicialización de los casos.
Un PEF es considerado un recurso social auxiliar y autónomo respecto de la
justicia, constituido por un espacio en el que se lleva a cabo temporariamente el
contacto entre familiares no convivientes con la asistencia de profesionales idóneos,
en particular cuando los sistemas de comunicación dispuestos por el Juzgado
encontraren impedimentos hacia su consecución.
Como objetivo específico del presente trabajo, nos hemos propuesto exponer
algunas relaciones que el dispositivo puede entablar con lecturas diagnósticas a partir
de la puesta en consideración de uno de los casos trabajados por las autoras, como
así también de herramientas pasibles de instrumentación en intervenciones vinculares
de manera interdisciplinaria, atento a las singularidades de la intervención propuesta
desde el dispositivo.
Palabras clave: Punto de Encuentro Familiar – lecturas diagnósticas – prácticas
psicodiagnósticas e interdisciplinarias
La consolidación del dispositivo Punto de Encuentro Familiar (en adelante PEF),
avanza actualmente mediante el trabajo de un equipo interdisciplinario enmarcado en
un Proyecto de Extensión de la Facultad de Psicología.
El dispositivo PEF responde a la demanda específica de la necesariedad de
nuevos dispositivos de abordaje de las conflictivas socio - familiares, en pos de
propender a la des-judicialización de los casos de manera acorde a las nuevas
legislaciones de Protección de Derechos de niños, niñas y adolescentes.
Los PEF nacen como alternativas útiles para establecer o reestablecer vínculos
familiares, y en numerosos casos, para garantizar la ininterrupción de los mismos. La
singularidad del dispositivo radica en brindar un espacio relacional en el que la
intervención profesional apunta al mejor desenvolvimiento posible de los encuentros
dispuestos por medida judicial, excluyendo de manera expresa aquellos que implican
causas por violencia sexual hacia los niños.
La definición más aceptada de los PEF los describe como recurso social
constituido por un espacio neutral en el que se lleva a cabo temporariamente el
contacto entre familiares no convivientes con la asistencia de profesionales idóneos.
Quizás la característica que defina mejor a los Puntos de Encuentro sea la de un
espacio físico, que por sus características y por la presencia de profesionales
especializados pueda contener transitoriamente a una familia en situación de crisis y
falta de recursos para implementar estrategias alternativas (Ballarín, 2012).
Fundamentalmente, el PEF es una forma de resguardo que facilita la
implementación de las sentencias en materia de familia, en aquellos casos que se
desaconsejan los encuentros sin la presencia de terceros. Se consideran de manera
prioritaria en las derivaciones aquellos casos que por situaciones de vulnerabilidad
47
social y carencia de recursos económicos no pudieran acceder a cualquier otra forma
de abordaje supletoria.
Se destaca no sólo el elemento espacial como aquel que define al recurso con
mayor claridad, sino que se trata de un lugar en el que la familia recibe una atención
especializada en forma temporal que consiste en intervenir en el contacto entre padres
y/u otros familiares no convivientes y sus hijos menores de edad. Por sus
características de Neutralidad y Transitoriedad sumadas a la intervención de
profesionales idóneos, entendemos al PEF como un recurso social auxiliar y autónomo
de la justicia cuyo objetivo consiste en que con posterioridad a su intervención, puedan
las familias continuar el vínculo en forma autónoma en todos los casos en que ello sea
posible.
De lo antedicho se deduce que la implementación del dispositivo PEF amplía el
bagaje de medidas que el Juez tiene a su servicio, facilitando una mejor adecuación
de la sentencia a las características familiares, garantizando así una mayor eficacia en
su cumplimiento. Específicamente se pretende garantizar que el cumplimiento del
Régimen de comunicación no suponga una amenaza para la seguridad del NNAJ, por
entender que éstos corresponden a la parte más vulnerable del conflicto, evitando por
un lado el surgimiento de sentimientos de desprotección y abandono y, por otro la
escenificación de manipulaciones y discusiones frente a los mismos.
La implementación del proyecto mediante los resortes institucionales de la
Extensión Universitaria le imprime un sello distintivo, pues contribuye al fortalecimiento
de las relaciones interinstitucionales entre Justicia y Universidad. Su originalidad
radica en proponer un intercambio mutuamente enriquecedor y no una mera
transferencia de conocimientos de uno a otro, ni tampoco una simple prestación de
servicios.
La elaboración conjunta de la herramienta PEF implica la construcción de
mecanismos de comunicación específicos; la radicación efectiva de la sede del PEF; la
delimitación de los criterios de admisión al dispositivo así como los objetivos
propuestos en cada caso; la constitución de elementos de lectura diagnóstica que
orienten las intervenciones.
Respecto del último punto y en coincidencia con lo planteado por Helena
Lunazzi (1992) consignamos por lectura diagnóstica, a aquella que registra y
promueve ciertos trazados específicos de cada subjetividad. Esta última hará letra,
intentaremos escuchar un habla que marcará palabra, para hacerse reconocer en su
singularidad y diferencia. “Decir” que dará cuenta de cómo se "narra" la subjetividad,
con qué limitaciones, implicancias y solvencias.
Con el objetivo de delinear un marco teórico que permita comprender a las
familias en crisis, encontrar “ciertos trazados específicos” atentos a los planteamientos
de Lunazzi, es que recogemos las formulaciones de Abelleira y Delluca 26 sobre las
diferentes instancias por ellas conceptualizadas sobre las familias en crisis, en el
intento de ajustar los mismos a la singularidad de nuestra propuesta.
Las familias que proponemos serán derivadas en estas circunstancias,
conforman una organización escindida respecto del grupo que constituyeron en los
comienzos de su trayecto compartido. De esta manera se tratará de evaluar el
funcionamiento de sus diversas configuraciones vinculares para crear el espacio de
diálogo con las familias, entre ellas y el equipo interviniente, como así también entre
sus miembros cuando los sistemas de comunicación presenten fallas.
26
Autoras reconocidas por su vasta experiencia y práctica psicológica con familias en
proceso de divorcio y las problemáticas que de ella se derivan. Han creados e implementado
una variedad de recursos a fin de reunir una información significativa de familias en conflicto
en el breve tiempo y con economía de recursos. Experiencias recogidas en su libro Clínica
Forense
en
Familiaspublicado
en2011.
48
En esta oportunidad quisiéramos presentar un caso a manera de ilustración del
modo de trabajo en el dispositivo.
Darío y Vanesa fueron pareja durante 3 años, al momento de recibir la
derivación al PEF pudimos contabilizar un total de más de 10 denuncias cruzadas
entre ellos por malos tratos e incumplimientos en el sistema de comunicación previsto
para sus hijos, Dana y Bruno.
En todos los casos en los que el PEF interviene, luego de recibir la derivación,
coordinamos con el juzgado una visita al mismo los fines de realizar un estudio de
causa/lectura del expediente. Dicha lectura nos permitió conocer la historia familiar, su
recorrido, los momentos buenos y los malos.
Dario y Vanesa se conocen en el barrio, se ponen de novios, conviven, y
deciden buscar un hijo. Vanesa ya tenía 3 hijas de un matrimonio anterior,
manteniendo una mala relación con el padre de las niñas.
Dana nace en mayo del 2011, de acuerdo al discurso de ambos padres era una
niña deseada y vivió los mejores momentos de la pareja hasta la llegada “casual” de
su hermano Bruno.
Vanesa gustaba de establecer intervalos de 5 años entre la llegada de cada uno
de sus hijos para dedicarse “plenamente” a su cuidado y atención, intervalo que no
pudo darse con la llegada de Bruno. La cual fue conflictiva, porque desde el embarazo
la paternidad de Darío respecto del niño estuvo puesta en duda. Es por esto que el
expediente familiar estaba repleto de escritos que versaban acerca de llevar adelante
un ADN como así también los engaños cruzados y las hostilidades y agresiones que
estos provocaban. Dana presentaba sintomatología coincidente con asma, tenía crisis
respiratorias y tenían que “correr” continuamente a la salita. Bruno presentó
problemáticas referidas a brotes y/o alergias en la piel, que podía traducirse como
problemas de sangre.
Desde el comienzo de la intervención nos propusimos como estrategia trabajar
en primer lugar con los padres de los niños y luego evaluar las condiciones de
posibilidad para que los mismos asistan al PEF.
Consideramos que habilitar este recorrido facilita la posibilidad de emergencia
de los diferentes discursos particulares que habitan a estos padres de familia, como en
las diferentes subjetividades y conjuntos vinculares. Así, de lo que se trata es de poder
operar en la repetición del discurso, en su recorte, para que algo del orden del
interrogante pueda desplegarse y de lugar a nuevos decires.
En este contexto destacamos la diferenciación entre el proceso de construcción
conjunta que alguna vez realizó la pareja, entendiendo por tal al entramado afectivo
que se creó entre ambos integrantes del vínculo de filiación de cada uno de ellos con
sus hijos. Parentalidad se refiere al “desempeño efectivo, conjunto de padre y madre”
en la familia sin distinción de géneros (Anthony y Benedek, 1983). Esto da cuenta de
una operatoria suplementaria, a un plus que produce una complejización y
transformación en la pareja ante la llegada de un hijo, que incluye al menos algún
sector de construcción conjunta, que se denomina “trabajo psíquico y vincular de la
novedad” (Delucca, N. &Petriz, G., 2003).
Consideramos que la diferencia entre ambos registros vinculares es importante
en tanto el vínculo de filiación pasa a coexistir y debería construirse de manera
diferenciada a la vincularidad de pareja, implicando así el pasaje de la pareja a la
familia.
En el caso de Darío y Vanesa, luego de la conflictiva decisión de separación era
necesario habilitar un espacio de escucha para encontrar nuevas maneras de
relacionarse reconociendo y aceptando los cambios y pérdidas que la separación de la
pareja implicó, tratando de superar o elaborar las hostilidades. La intervención del PEF
se produce en el momento en que la elucidación de la diferencia respecto de los
registros vinculares se encontrara dificultada. En referencia a las instancias
identificadas por Abelleira y Delucca (2010) sostenemos que una intervención que
49
ayudara a esclarecer tal diferenciación, propiciaría el movimiento hacia la instancia de
nuevas construcciones.
Entendemos que el PEF operó como espacio propiciatorio de estas nuevas
construcciones, a través de las entrevistas que llevamos a delante con Darío y Vanesa
por separado, pudimos conocer y escuchar la historia familiar una y otra vez, pero con
nuevos matices. Los invitamos a que nos cuenten cómo se conocieron, cómo llego
cada hijo, cómo estaban ellos en esos momentos, qué los enamoró del otro y qué es lo
que más odian también. Cada entrevista iniciaba con preguntas acerca del estado de
los niños, que nos permitían generar un clima de confianza y sostener para ellos el eje
de la intervención en los niños. Preguntas que en el desarrollo de la entrevista nos
permitieron llegar a sus familias de origen, a sus parejas actuales, y a los sentimientos
que conservaban hacia el otro.
La decisión de la separación se debía a variados factores, entre ellos el más
importante las dudas respecto de quien sería el padre de Bruno, en este contexto el
padre de Vanesa decide echar a Darío de la casa familiar, y sus acercamientos a
Vanesa durante el embarazo estuvieron mediados por las preferencias de este SR.
Al momento del parto Darío se hace presente, pero los contactos entre ambos
conservaron su tinte hostil y agresivo. Será recién este año que Darío le dé su apellido
a Bruno. En el contexto de entrevista este proceso conservará las dudas, habilitará
preguntas y hasta la confesión de que Darío también engañó a Vanesa. Las dudas
parecen llegar a su fin cuando Darío comienza el trámite del documento del niño, allí
podrá decir “Bruno tiene mi apellido y es mío”
Respecto de Darío en lo específico, se trabajó sobre los ideales de madre que
tenía y cómo una y otra vez Vanesa los transgredía. No abrigaba a los niños, sabiendo
que Dana tenía asma, no los alimentaba bien, los dejaba a cargo de personas
desconocidas, dejaba que sus novios se queden a dormir y no llevaba a los niños al
médico durante los días que estaban con ella. Darío mencionó que a la edad de Dana,
también había tenido problemas respiratorios, generándole en varias oportunidades
crisis, siempre era su padre quien lo llevaba al hospital, traía recuerdos de esos
traslados en auto, pero al preguntarle por su madre se sorprende. A la entrevista
siguiente, refiere que se quedó pensando y habló con su madre respecto de las visitas
al médico cuando era un niño. De acuerdo al relato de su madre, esa era una tarea
que desarrollaba su padre y en la que ella no intervenía.
El revisar estos supuestos familiares posibilitó en Darío reflexiones respecto de
qué lugar le daba a Vanesa como madre de los niños, y cuáles cumplía siempre él por
sus propios mandatos familiares. Similares intervenciones le permitieron pensar que
fue él quien eligió a Vanesa como madre de sus hijos, que la crianza de los niños no
podía ser sin ella, y que por su encuentro con ella Dana y Bruno eran sus hijos.
En las entrevistas con Vanesa se trabajó acerca de la disolución del vínculo de
pareja, en reconstruir qué la enamoró de Darío y cómo se llegó hasta terminar la
relación con él, sobre todo en función de lo que permanentemente manifestaba de
estar cansada de que Darío siempre hacía lo que quería o sentirse permanentemente
cuestionada como madre.
El no reconocimiento de su hijo Bruno luego de haber sido un niño muy buscado
por ambos, según su relato, y los diferentes síntomas que ha ido manifestando Dana
han sido temas de mucha angustia para ella. Se los ha trabajado y detrás de ello se
desplegó cómo Vanesa había planificado la maternidad con sus otras hijas y la
sensación que a Dana no le ha podido cuidar como se debía. Es así que esto permitió
que ella pueda hablar acerca de su lugar de madre pero también de mujer, esposa e
hija. Que pueda implicarse en las decisiones y asuntos que eran inherentes a sus hijos
y responsabilizarse también si ella decidía no hacerlo, situación que antes era leía
como una intrusión de parte de Darío. Podríamos pensar que a Darío le gustaba
ocupar todos los espacios y Vanesa los cedía todos.
50
Luego de largos meses de trabajo, vía entrevistas clínicas logramos que ambos
pudieran dejar de denunciarse, pensar, hacerse preguntas, y llevar juntos a los niños
al médico. En la actualidad estamos en la etapa de cierre de la intervención. Ambos
están en situaciones propicias para comenzar un espacio terapéutico si así lo
quisiesen. Sugerimos un espacio, pero no como obligatorio a ser exigido desde el
juzgado sino como parte de un trabajo conjunto.
Es de destacar que en todo el proceso mantuvimos supervisiones semanales
con la directora del proyecto y entre nosotras, a los fines de compartir las vivencias
que el caso presentaba, para diseñar estrategias, pero también para sostener frente a
ellos, que no entendíamos el caso como una cuestión de bandos o de alianzas.
Siempre presentamos las intervenciones como el resultado de un trabajo entre
nosotras y en lo que acordábamos plenamente. La confianza en el trabajo de una
respecto de la otra fue una de las bases fundamentales del abordaje.
Es por lo expuesto que postulamos la intervención del PEF, siempre guardando
especial atención a las singularidades del caso, tanto individual como grupal, con el
objetivo de realizar una lectura del funcionamiento de la trama vincular en estas
familias de acuerdo a los trazados específicos aquí señalados, con el fin último de
facilitar la apropiación del sentido del conflicto que los atraviesa y el lugar de los
integrantes en dicha trama como vía de resolución e introducción de diferencias.
Bibliografía
ABELLEIRA, H. & DELUCCA, N. (2011). Clínica Forense en familias. Buenos Aires:
Lugar.
---------------------------------------------(2010). Construcción de un dispositivo de evaluación
e intervención vincular en familias. En: Revista Psicodiagnosticar – Vol. 20: 21/42.
Rosario. Disponible en: http://www.adeip.org.ar/psicodiagnosticar20.pdf (Recuperado
en Julio 2014)
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BALLARIN S. (2012). Puntos de Encuentro Familiar. El derecho a vivir en familia. Mar
del Plata: Audem.
DELUCCA, N. & PETRIZ, G. (2003). Avances de investigación sobre el ejercicio de la
parentalidad en familias con hijos adolescentes. Memorias de las X Jornadas de
Investigación de la Facultad de Psicología de la UBA. Salud, educación, justicia y
trabajo: aportes de la investigación en Psicología, Tomo III, (pp 118-120). Buenos
Aires. ISSN N° 1667-6750.
LUNAZZI, H. (1992). Lectura del Psicodiagnóstico. Buenos Aires: Fundación Editorial
Belgrano.
51
La institucionalidad de la lucha contra la violencia de género en los Equipos
Interdisicplinarios de atención a las Violencias
María Belén Berruti, Silvina Elizabeth Herrera
Mar del Plata, Argentina - 2015
Introducción
La violencia contra las mujeres, es uno de los problemas derivados de la
desigualdad de género, más preocupantes en la actualidad. Su visibilidad se debe en
parte a las luchas de los feminismos, por incluirlo como prioridad en las agendas de
gobierno, dando lugar a la proliferación de espacios dentro y fuera del Estado que
atienden la problemática.
Este proceso que se inicia en América Latina, con la recuperación de las
democracias, entendidas como coyunturas extraordinarias que han constituido una
verdadera ventana política, para la inclusión de la cuestión de género en las políticas,
se produce en un contexto de globalización cultural y económica, signado por
importantes y constantes transformaciones sociales.
El presente trabajo intenta explorar la institucionalidad de la lucha contra la
violencia de género en el ámbito de los equipos interdisciplinarios que atienden la
problemática de la violencia de género.
Intentaremos explorar cual es la concepción del sujeto mujer y hombre que se
expresan en las practicas profesionales cotidianas, con el fin de aportar al
mejoramiento de las mismas.
Este trabajo parte además, de la propia experiencia de más de diez años de
trabajo como psicóloga del Equipo Interdisciplinario de la Comisaría de la Mujer y la
Familia de Mar del Plata, intentando socializar una mirada desde dentro, que permita
sobre todo, un ejercicio de reflexión y autocrítica.
La institucionalidad de la lucha contra la violencia doméstica y sexual en el
Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires
El concepto de institucionalidad, alude en palabras de Virginia Guzmán, a la
expresión empírica y material de relaciones políticas, prácticas sociales y visiones del
mundo que se institucionalizan como cosas públicas y oficiales, por medio de procesos
históricos (2) signados por disputas, adelantos y retrocesos, con modalidades y
trayectorias diversas.
La institucionalidad de la lucha contra la violencia de género, es un proceso
que involucra la lucha de los movimientos feministas por debilitar los órdenes de
género opresores que se encuentran en su base. Sin embargo, la traducción de esta
demanda en las agendas políticas y de gobierno, es un proceso complejo,
multidimensional, cuyos logros y limitaciones es necesario repensar.
Las políticas de género en particular y las políticas en general, no son
emancipatorias o reproductoras en si mismas, ya que pueden anidar contradicciones
tanto desde su diseño como en su puesta en práctica, e incluso en su necesario
proceso evaluación (Loria 3), dimensión que generalmente suele estar ausente.
En Argentina, las demandas del movimiento de mujeres se plasman con la
recuperación de la democracia en 1983, cuando se crea el programa de Promoción de
la Mujer y la Familia y en 1987, la Subsecretaria de la Mujer (Seminario Políticas y
Equidad, 1.2, PRIGEPP, 2014).
A fines del año 1988, en el ámbito del Ministerio de Seguridad de la Provincia
de Buenos Aires, surgen las llamadas Comisarías de la Mujer, encargadas de
recepcionar las denuncias de lo que en ese momento se denominaba violencia familiar
52
y abuso sexual. Estas dependencias, surgen tomando el modelo de Brasil, que instala
las primeras agencias policiales especializadas en la región.
En 1991, en las localidades de La Plata, San Isidro y Mar del Plata, mediante
el decreto 4570/90, se crean estas unidades policiales especializadas, cuya legitimidad
venia dada por las normativas internacionales como la Convención sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Violencia contra la Mujer (CEDAW) y la
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la
Mujer, que habían sido suscriptas por el Estado Nacional.
Se logra de este modo, el reconocimiento de la violencia conyugal o
doméstica y de la violencia sexual, traducida como “violencia familiar” o “intrafamiliar”
(Chejter 16), realizando estas agencias tareas en articulación con el Poder Judicial y
los Hospitales, pero aisladas de otras instancias del gobierno y la sociedad civil.
La creación de la Dirección General de Coordinación de Políticas de Género
en dicho Ministerio, a fines del año 2004, como unidad ministerial, dependiente
directamente de la Autoridad del Ministro, da lugar al considerablemente aumento de
estas unidades policiales en el territorio de la provincia, contando en la actualidad con
mas de 40 comisarías hoy llamadas “de la Mujer y la Familia”, que cambian de
denominación a partir de 2006 (Otero 2) y la creación a partir de 2011 de Oficinas de
Atención a Victimas de Violencia de Género, que dependen a su vez de estas
Comisarías.
De la violencia de género traducida en violencia intrafamiliar, con énfasis en
lo individual, concebida en la Ley Provincial de Violencia Familiar 12.569, promulgada
en diciembre del año 2000 y Ley Provincial 14.509 modificatoria de esta, que incorpora
conceptos de la Ley Nacional 26.485, centralmente la violencia económica,
psicológica, violencia sexual, mediática, etc. Se produce un movimiento hacia a una
visión más amplia, incluyendo estas formas de violencia que configuran delitos como
los femicidios, entendidos como máxima expresión de la desigualdad de género. Así
se intenta superar la fragmentación en su abordaje, incorporando la perspectiva
interdisciplinar y subrayando la importancia de la prevención, donde la perspectiva de
género y de derechos resultan centrales.
Es fundamental entender que la practica y mirada interdisciplinaria, no es una
yuxtaposición de miradas disciplinares autocentradas donde la idea de “incumbencias
profesionales” opera obturando el dialogo, sino que se trata de una circulación
intercambio y complejización del saber y el hacer.
La creación de la Dirección de Políticas de Género, en principio con jefatura
civil y recientemente y por primera vez desde su creación, con jefatura policial, tiene
como objetivo crear nuevas comisarías y dotarlas de equipos interdisciplinarios, que
en su mayoría están compuestos por personal profesional civil. Es importante revisar
el concepto de interdisicplinariedad desde el que se implementan las políticas
públicas, así cómo cual es la perspectiva de género que asume. Se vuelvo
imprescindible, evaluar estas políticas desde estas dimensiones de las prácticas
profesionales, para generar un movimiento de transformación instituyente desde abajo,
atendiendo fuertemente las experiencias de fragilización a las que se ven expuestos
los profesionales.
Estos equipos deben asumir múltiples funciones y en general son ingresan a
las Instancias de Género luego de una selección criteriosa. Estos equipos tienen
funciones de prevención y coordinación con otras instancias de gobierno y de la
sociedad civil, operando como enlaces y fusibles de las complejidades y tensiones
interinstitucionales Entre ellas se incluyen las tan mentadas actividades de
capacitación tanto al personal policial como a los profesionales de los equipos
interdisicplinarios.
La mayoría de las actividades de capacitación, incluso a cargo de unidades
académicas y organismos internacionales, parecen basadas en un reconocimiento
fallido de la especificidad de la tarea que desarrolla el personal policial y los equipos
interdisciplinarios, aportando contenidos académicos de nivel básico que escasamente
53
inciden en el mejoramiento de las prácticas tanto de los equipos interdisciplinarios
como del personal policial, muchas veces incluso desconociendo la legislación
especifica de la provincia, el perfil y cantidad de población atendida diariamente y las
restricciones impuestas a dicha tarea por diversos organismos y por la propia lógica
institucional.
Cecilia Loria señala dos dimensiones de las políticas de equidad, que resultan
esclarecedoras: el acceso a bienes y servicios y la dimensión cultural y simbólica que
alude a la construcción de las y los sujetos de derechos (3,4). Al respecto Nancy
Fraser agrega que, las desigualdades de género poseen tres dimensiones
relativamente autónomas: la económica, referida a la redistribución (injusticia
distributiva); la dimensión cultural, referida al reconocimiento del otro como un igual
(desigualdad de estatus) y la dimensión política, de la representación, que alude al
Estado y su organización, terreno donde se desarrollan las luchas por la distribución y
el reconocimiento (Seminario Políticas y Equidad, 1.6, PRIGEPP, 2014). Estas
dimensiones permiten observar la acentuación de la desigualdad tanto en el plano
económico como cultural, al no permitir por ejemplo, que esta instancia se emancipe
del control de las Jefaturas Departamentales, recibiendo un presupuesto propio, y
manteniendo su dependencia de Jefaturas dominadas enteramente por hombres,
reforzando dinámicas burocráticas y verticalistas, que subvierten el sentido
democratizador de las políticas de equidad de género.
Por otra parte, el reconocimiento fallido de la diversidad de saberes
disciplinares y de la importancia de la lucha por la equidad de género, se expresa
incluso en las autoridades civiles que han asumido la dirección de esta instancia de
gobierno, que sin formación especifica y/o trayectoria en el área, han desarrollado
estilos de gestión más autoritarios incluso que las propias autoridades policiales.
Declamando la importancia de escuchar y cuidar y despreciando a la vez tal
actividad, se incluye a los profesionales y personal policial en estructuras laborales
sumamente precarias, con estilos de liderazgo más bien represivos, exigiendo tareas
de difícil realización con los recursos asignados. Esta desvalorización de la actividad
de cuidados y la gran desigualdad entre el personal, abriga valores androcéntricos de
control y competencia, que impactan negativamente en la eficiencia y eficacia de estas
agencias.
La escasa asignación de recursos básicos en espacios laborales
precarizados, ocupados mayoritariamente por mujeres, termina reforzando la
vulnerabilidad de este grupo social, al subrayar su posición subalterna, reproduciendo
un reconocimiento fallido que moldea la victimización, configurando una subjetividad
femenina indefensa, que exacerba la subjetividad del varón como maltratador e
impune. De esta manera, estas instancias en articulación con otras dentro y fuera de
Estado, terminan institucionalizando la asimetría de género que esencializa las
subjetividades masculinas y femeninas.
Es necesario revisar por qué el Estado no logra cumplir como propone
Virginia Guzmán, su obligación de devolver a la sociedad una nueva imagen de lo que
somos las mujeres y de construir un espacio participativo de interlocución entre el
Estado y las mujeres (Seminario Políticas y Equidad, Webconferencia, PRIGEPP,
22/08/2014). Asimismo la concepción de la política como práctica de transformación se
ve seriamente afectada, provocando nuevamente un descreimiento en su potencial
emancipatorio, al menos como horizonte de posibilidad, que las mismas debieran
promover.
Transversalización e intersectorialidad de la institucionalidad de la lucha
contra la violencia de género
Las institucionalidades no son entidades monolíticas cerradas, producto de
decisiones burocráticas. Son prácticas que implican procesos complejos, que
involucran diversos actores con intereses muchas veces contrapuestos. Crear
54
institucionalidades que respondan a las necesidades de la ciudadanía, requiere
asegurar espacios de participación para incidir en las agendas políticas, donde los
profesionales con visión de género y de derechos tiene una función central.
La transversalización de género, es una estrategia política y metodológica
para lograr que las necesidades y experiencias de mujeres y varones formen parte del
diseño, implementación, seguimiento, monitoreo y evaluación de las políticas. En estas
etapas, se producen restricciones simbólicas, institucionales y subjetivas que como
apuntan Virginia Guzmán y Sonia Montaño, ponen en tensión este proceso, cuya
dinámica se da con avances y retrocesos constantes (7), ya que políticas con gran
potencial de cambio que atienden las demandas de los movimientos de mujeres
pueden coexistir con marcos de sentido sumamente tradicionales (17) y por otra parte,
la toma de decisiones en cada etapa del ciclo de construcción de una política, enfrenta
restricciones derivadas de reglas formales e informales que operan en las relaciones
entre los distintos niveles del Estado y entre los distintos poderes (20), con los
esperables ajustes y desajustes constantes.
Como advierte Cecilia Loria, las políticas pueden tener objetivos que son
desvirtuados por los operadores, haciendo referencia a las restricciones simbólicas y
subjetivas (4) y además, muchos asuntos pueden ser consensuados por la comunidad
política como relevantes y no ser atendidos correctamente por los poderes ejecutivo y
judicial (Aguilar Villanueva 32), como se observa cotidianamente en la cuestión que
nos ocupa.
La constitución de instancias de coordinación interministerial en torno al
problema de la violencia de género, ha dado lugar a la creación de la Mesa
Intersectorial de Violencia, creada por decreto reglamentario N º 2785/06 y cuyos
representantes comienzan a reunirse en 2007, intentando desarrollar un sistema
integrado para la prevención y atención de la violencia familiar con perspectiva de
género, donde se intenta articular una red interinstitucional en cada localidad (Mesas
Locales), prevista en el marco legal vigente en la provincia.
Se empieza a configurar una agenda de acciones intersectoriales que no
terminan de incidir en el mejoramiento de los servicios, y cuyo funcionamiento parece
haberse burocratizado, sin lograr superar la fragmentación de las acciones que le han
dado origen. Es importante aclarar, que esta instancia tampoco cuenta con recursos
propios ni con un sistema de evaluación permanente.
La creación de observatorios es otra de las instancias de evaluación, que se
han desarrollado en el territorio de la Provincia, en el año 2012, sus resultados hasta el
momento se han socializado escasamente en las instituciones participantes.
Las concepciones y estrategias en materia de equidad de género que esta
agencia interinstitucional sustenta, responden a una política de género básicamente
dirigida a mujeres, concebidas desde modelos tradicionales donde “la mujer” es
básicamente alguien que requiere “asistencia” (Seminario Políticas y Equidad, 3.5,
PRIGEPP, 2014), donde el Estado sigue siendo entendido como único o principal
proveedor y las mujeres mas bien como receptoras pasivas. Si bien, los casos que se
atienden responden en su mayoría a este perfil, de mujeres y madres, con inserciones
laborales precarias, esta concepción abona la construcción de subjetividades
dependientes y pasivas.
Es decir, se trata de una política dirigida hacia las mujeres pero que no logra
subvertir los roles tradicionales de género, ya que termina abocándose al problema
inmediato. La transversalización es un proceso a largo plazo (Pérez Díaz, 7) ya que
busca modificar paradigmas hondamente arraigados en la cultura, por ejemplo, el
cambio de paradigma que significó la Reforma de la Constitución aún no logrado
cristalizarse en nuestras formas de vida. Dichos cambios en tanto movimientos
instituyentes, generan fuertes resistencias conforme incidan en aspectos neurálgicos
de la desigualdad, de este modo, asistimos en nuestras prácticas a las constantes
tensiones y fluctuaciones de ambos paradigmas.
55
Así, mas que agilizar y propender hacia una mayor integralidad en la garantía
de derechos, se naturaliza el acceso a la Justicia como un proceso arduo, plagado de
obstáculos, cuyo resultado seria al menos incierto, reforzando simbólicamente la idea
de Justicia como privilegio para unos pocos, y vaciando el sentido de los derechos al
restringir las condiciones de posibilidad de ponerlos en práctica.
Conclusiones
Pretender luchar contra la violencia desde una estructura cuyo
conservadurismo no se trata de modificar, es un esfuerzo que además de inútil, parece
abonar intereses totalmente contrarios a la equidad, esencializando las desigualdades
y devolviendo a la sociedad una imagen de las mujeres como seres dependientes y
pasivos que incluso corre el riesgo de justificar la violencia de la que seguimos siendo
objeto las mujeres.
Como apunta Virginia Vargas, la institucionalidad de género en las agendas
públicas e institucionales se fortalece y a la vez depende de los avances de otras
fuerzas y campos de lucha democrática (8). El desarrollo de las prácticas
profesionales y las gestiones de gobierno, continúa de algún modo sosteniendo un
entendimiento rudimentario de las desigualdades de género, del valor de la práctica y
el saber interdisciplinar, viéndose afectado por los vaivenes políticos y las
transformaciones de las que forma parte.
Una política integral de género que incida en las autonomías subjetivas,
corporales y económicas de las mujeres, es el punto de partida para protegerlas de la
violencia. Reconocer la legitimidad de tales reivindicaciones sin plasmarla en acciones
concretas, expresa claramente los procesos de cooptación que estas instancias sufren
de manera constante, obligando a una negociación permanente para sostenerse e
insistir en su avance.
Por otra parte, es necesario revisar nuestras propias lecturas de las prácticas,
de las dinámicas institucionales y de nosotros y nosotras mismas en ellas, para
renovar nuestro potencial de transformación en uno y otro sentido, asumiendo el
compromiso con la perspectiva de género y de derechos.
Bibliografía
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1993. Impreso.
Chejter, Silvia. Violencia de Género: modelos de abordaje. Abordajes frente a la
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Sociedad y Políticas: Facultad Latinoamericana de las Ciencias Sociales, 2014.
Hipertexto.
Guzmán, Virginia. Análisis comparado de legislación, políticas públicas e instituciones
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México. 2009. Documento electrónico.
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mecanismos de adelanto de la mujer. La experiencia del SERNAM con el PMG
de género en Chile. CEPAL. México. 2006. Documento electrónico.
57
“PREVENCIÓN DEL MALTRATO INFANTIL:
INSTITUYENDO NUEVAS FORMAS DE CRIANZA”
Autores:*27 Rovira, Silvia,*28 Perni, Virginia*29 Barrio, Pamela*30Zarza, Sabrina
Prevención del Maltrato Infantil: Instituyendo nuevas formas de crianza.
El juego es una experiencia siempre creadora,
y es una experiencia en el continuo espacio-tiempo,
una forma básica de vida.
D.Winnicott
La infancia es un momento fundamental del desarrollo del sujeto, determinante
del bienestar integral de niños, niñas y adolescentes y del desarrollo humano. Su
cuidado y promoción está en la agenda de numerosas políticas públicas que articulan
acciones, proyectos y programas.
Siendo la violencia la principal causa de vulneración de los derechos de los
niños, una importancia particular la reviste el Maltrato Infantil Intrafamiliar. Según el
informe del Registro Estadístico Unificado de Niñez y Adolescencia de la Provincia de
Buenos Aires, esta problemática presenta un alto grado de incidencia constituyendo el
Maltrato Infantil el 60% de las intervenciones.
Quienes escribimos estas líneas nos sentimos convocadas y comprometidas
en esta compleja problemática. Actualmente conformamos el proyecto de extensión
“Prevención del Maltrato Infantil a partir del Fortalecimiento Parental”, el cual depende
de la Facultad de Psicología de la UNMDP y del Rectorado de la UNMDP.
Diferentes Tipos de Maltrato:
El mencionado proyecto parte de entender al maltrato o abuso en la infancia
como todas aquellas acciones u omisiones que van a interferir en el desarrollo integral
del niño, que lesionan sus derechos como persona y que son infligidos generalmente
por personas del medio familiar. Tomando la clasificación de Beatríz Janín, nos
encontramos con: 1)-Maltrato por exceso: el dolor arrasa con el entramado psíquico,
son estímulos de los que no se puede huir porque son sorpresivos y atacan de golpe,
o porque se está encerrado, apresado en la situación dolorosa (padre que tira al chico
contra la pared o padre que le pega sin parar durante mucho tiempo). 2)-Maltrato por
déficit: ausencia de cuidados, de contención; el niño queda a merced de las propias
sensaciones y exigencias internas. La libido no puede ligarse a nada, no hay mundo
representacional a construir. Lo que se produce es un desfallecimiento precoz de las
envolturas y una imposibilidad de elaborar la ausencia en tanto no hubo sostén ni
presencia de la función materna.. 3)-Otros tipos de maltrato: cuando se fuerza a un
niño a quebrar sus soportes identificatorios o se desconocen sus posibilidades y su
historia. Las amenazas, la denigración permanente o las exigencias desmedidas dejan
marcas de dolor.
Efectos del Maltrato:
La violencia es desestructurante, cuando el maltrato es ejercido por aquellos de
los que depende la vida y el sostén amoroso, las zonas erógenas se constituyen
marcadas por el dolor, un cuerpo doliente, agujereado (cuando el dolor ha dejado
como marca agujeros representacionales), en el que todo contacto es lacerante (son
niños que rechazan cualquier acercamiento). El niño maltratado va a sufrir con
frecuencia alteraciones de su desarrollo físico, psicoemocional y/o social. Los
síntomas del stress postraumático pueden percibirse en conductas tales como estado
27
Lic. en Psicología. Mail: [email protected]
Lic. en Psicología. Mail: [email protected]
29
Lic. en Psicología. Mail: [email protected]
30
Estudiante avanzada de Psicología. Mail: [email protected]
28
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de alerta permanente, como si el peligro pudiese retornar en cualquier momento, con
trastornos del sueño e irritabilidad; intrusión, Reviviendo el momento del trauma
reiteradamente e invadiendo la vida cotidiana, los pensamientos y los sueños;
constricción, sensaciones de aletargamiento e incapacidad para sentir y para actuar,
indiferencia, con retirada emocional y cambio en el sentido del tiempo. El yo se
estructura por identificación con una imagen devaluada o monstruosa de sí. La
represión primaria no se puede estabilizar en tanto los que transmiten lo reprimido no
lo tienen claramente instaurado.
Estudios publicados por la OMS manifiestan que el maltrato infantil es una
causa de sufrimiento para los niños y las familias, y puede tener consecuencias a largo
plazo en su salud física y mental y en su desarrollo social.
.El maltrato causa estrés y se asocia a trastornos del desarrollo cerebral
temprano. Los casos extremos de estrés pueden alterar el desarrollo de los sistemas
nervioso e inmunitario.
Efectos en la Estructuración Subjetiva:
Los efectos posibles del maltrato en la estructuración subjetiva, plantea Janín,
pueden ser: -Anulación de la conciencia en tanto registro de cualidades y sensaciones.
se pierde la posibilidad de diferenciar sensaciones, todo es igual; no hay diferencias,
quedan anestesiados, con una parte muerta y que necesitan ser sacudidos. Tendencia a la desinscripción, a la desinvestidura, a la desconexión: tienden a
“excorporar” o a expulsar violentamente toda investidura, lo que deriva en un vacío.Confusión identificatoria: Quedan arrasados sus ejes identificatorios.-Repliegue
narcisista, con la construcción de una coraza antiestímulo omniabarcativa. -Repetición
de la vivencia en su forma activa o pasiva: a) hacer activo lo pasivo (identificación con
el agresor) o buscando otro agresor. -Irrupciones del proceso primario: Dificultad en la
consolidación de la represión primaria, el contexto cae como protector. Se anula la
posibilidad de simbolizar, se producen desestructuraciones yoicas o identificaciones
patológicas con lo rechazado y se imponen como defensas la desmentida y la
desestimación.
Funciones Parentales:
Las dos funciones fundamentales que se ejercen desde las instancias
parentales, o por quienes ocupen estos lugares dentro de la diversidad de
configuraciones familiares existentes, podemos caracterizarlas del siguiente modo:
Desde la función amparadora primaria el placer de la madre de cuidar al niño
en tanto sostén emocional, será deserotizado, el deseo de la madre tiene que
satisfacerse en otro lugar. De este modo ella le muestra los límites de su poder, de su
propia castración y su adecuación a la ley; dando lugar a la función simbólica, de
corte y diferenciación, de transmisión de la ley de la cultura en tanto ordenadora de los
vínculos intersubjetivos ejercidas desde las instancias parentales, en tanto
representantes para el hijo del acceso a lo simbólico, al lenguaje y al discurso del
conjunto de esa cultura y sociedad determinada.
Madre y padre son los que libidinizan al niño, son quienes lo devendrán
humano. Sentirse querido para cualquier niño implica sentirse aceptado y valorado,
todo niño necesita un afecto incondicional que no depende de su comportamiento,
esto implica no correr el riesgo de perderlo si no cumple con determinadas exigencias.
Sintiéndose valorado por sí mismo con sus posibilidades y limitaciones, se sentirá
confiado y seguro. Si este proceso no transcurre normalmente, aparece un déficit que
se agravará si los padres no aportan una imagen valorada de sí mismos con los que el
niño puede identificarse ni sustitutos que cumplan esta función. La valoración del símismo se construye siempre en un vínculo con un otro significativo.
¿Qué puede llevar a algunos adultos a ejercer tanta violencia sobre un niño?
Cuando una madre o un padre maltratan a un hijo, al mismo tiempo que
muestran los deseos de destrucción, de aniquilamiento del otro, develan con su
accionar el vínculo erótico incestuoso y mortífero.
59
Las familias violentas son generalmente familias muy cerradas, en las que no
hay un intercambio fluido con el resto del mundo. Manifestando la dificultad para que
se instauren diferencias internas, que se organicen espacios y legalidades
contrapuestas, de este modo la hostilidad manifiesta en el maltrato garantiza el vínculo
indiscriminado, incestuoso e imposibilita la separación. Los vínculos intrafamiliares son
de pegoteo y desconexión afectiva. Cada uno está aislado, absolutamente solo y a la
vez no se puede separar de los otros. No hay espacios individuales y tampoco se
comparte. Todo es indiferenciado y el contacto es a través del golpe o a través de
funcionamientos muy primarios.
Dentro de este contexto, algunas situaciones desencadenantes del maltrato
pueden ser: El llanto del bebé, el comienzo de la deambulación, el control de
esfínteres, la entrada a la escuela, como salida al mundo y a una mirada social. Es
justamente aquel hijo con el que mayor es la identificación el que moviliza esta
intensidad del rechazo. Lo propio visto como ajeno, como otro, aparece como
siniestro.
Prevención:
La OMS establece que la prevención del maltrato infantil requiere un enfoque
multisectorial. Los programas eficaces son los que prestan apoyo a los padres y les
aportan conocimientos y técnicas positivas para criar a sus hijos. Entre ellos se
encuentran:
 la formación de los padres, generalmente en grupos, para mejorar sus
aptitudes para criar a los hijos, mejorar sus conocimientos sobre el desarrollo
infantil y alentarlos a adoptar estrategias positivas en sus relaciones con los
hijos, y
 las intervenciones con múltiples componentes, que generalmente incluyen el
apoyo a los padres y su formación, la educación preescolar y la atención al
niño.
 programas hospitalarios destinados a prevenir los traumatismos
craneoencefálicos por maltrato (también conocido como síndrome del bebé
sacudido, síndrome del niño sacudido o lesión cerebral infligida por
traumatismo). Informando a los nuevos padres de los peligros de zarandear a
los niños pequeños y de cómo afrontar el problema de los niños con llanto
inconsolable.
 programas destinados a prevenir los abusos sexuales en la infancia.
Generalmente se realizan en las escuelas y les enseñan a los niños: la
propiedad de su cuerpo; las diferencias entre los contactos normales y los
tocamientos impúdicos; cómo reconocer las situaciones de abuso; cómo decir
"no" y cómo revelar los abusos a un adulto en el que confíen.
Cuanto antes se produzcan estas intervenciones en la vida del niño, mayores son
los beneficios que le pueden aportar. Además, el reconocimiento precoz de los casos y
la asistencia continua a las víctimas y sus familias pueden ayudar a reducir la
recurrencia del maltrato y a paliar sus consecuencias.
Desde nuestro proyecto, pensamos y trabajamos la Prevención del Maltrato Infantil
a partir del Fortalecimiento de las Funciones Parentales, propiciando distintos
dispositivos de atención, apoyo y orientación tendientes a la posibilidad de
recomposición de dichas funciones.
Estrategias de Intervención:
En el marco de nuestro proyecto formamos parte de una red interinstitucional y
comunitaria RED SUR, lo cual nos permite programar las acciones dentro del contexto
particular en el cual intervenimos y en relación con otros sujetos colectivos (escuelas
primarias, escuelas secundarias, jardines, soc de fomento, sala de atención primaria
de la salud CAPS, Cepeden, Envión, etc.).
La pertenencia a esta red nos inserta en el territorio y desde allí se despliegan
las posibilidades de intervención con diversos dispositivos.
60
El desarrollo de las actividades propuestas tiene como objetivo principal
propiciar espacios de reflexión, intercambio y aprendizaje tendientes al
reconocimiento del problema, derribando mitos y prejuicios. Reconocer el problema y
hablarlo inserta a la persona en la cultura, hace lazo social, establece relaciones que
posibilitan el encuentro con otros. Por ello el objetivo es que encuentren en estos
recursos un medio más asimilable para expresar sus problemáticas; problemáticas que
de otro modo seguiría silenciándose en el discurrir de la dramática familiar.
Los dispositivos utilizados son diversos: talleres lúdicos y recreativos, grupos
de reflexión, charlas informativas acerca de los cuidados de salud, estimulación y de
las etapas del desarrollo del niño, así como dispositivos de intervención familiar. Los
mismos son pensados y repensados según las características propias de cada
población destinataria, de cada encuentro, buscando siempre la participación activa de
todos sus integrantes desde un encuadre flexible y operativo.
En estos dispositivos priorizamos la intervención con los padres (o adulto
referente), orientamos los dispositivos a interrogarse acerca de ¿Qué es un hijo? ¿Qué
significa ese hijo para los padres? ¿Qué significan esos padres para el hijo?
Desde nuestro lugar, escuchamos a los padres plantear “venimos porque nos
mandaron de la escuela”, “porque mi hijo se pelea con los compañeros”, “mi hijo tiene
dificultades para aprender”. Nos encontramos mayormente con padres que consultan
por problemáticas en la crianza, frente a diversas manifestaciones conductuales
presentes en los niños. La demanda proviene generalmente de madres,
excepcionalmente padres, y sobre todo de instituciones escolares del barrio. Padres
que aún están en posición de hijos; hijos que hacen de padres; madres que no
delegan la posesión de su hijo. Madres que atraviesan situaciones de duelo obturando
el ejercicio de la función contenedora hacia sus hijos. Madres-padres intentando
cumplir con las “obligaciones maternas-paternas” desde la perfección, sin dar lugar al
error, a la falla, para ello recurren a los gritos, las amenazas o reaccionando con un
chirlo o cachetada. Impotencia frente a los requerimientos del niño y violencia por
parte de los padres como única salida a la situación. Constituyéndose la demanda
sólo en atender al niño por ser quien presenta el trastorno.
El niño puede ser ubicado por los adultos como un inferior a ser dominado o
como un igual al que no se le toleran las diferencias. Presentan fallas en la
organización deseante, en la libidinización o en la organización yoica. A veces
suponen que se es propietario de los hijos como si fueran objetos. El hijo, su cuerpo y
a veces también su pensamiento son vividos como algo propio que se puede
manipular a gusto. Generalmente es por esta vía por donde empezamos a andar el
camino para involucrarse por ese hijo.
Los padres: ¿pueden aceptar que su hijo tenga fallas, que sea diferente a lo
que ellos desearon? Pueden interrogarse ¿a quién maltratan al maltratar a un niño?
Janín nos plantea que generalmente maltratan a lo insoportable de sí mismos, a
aquello que quisieran destruir en sí mismos y retorna desde el otro. Y esto es
fundamental: es lo propio insoportable que retorna desde el afuera lo que se quiere
destruir, aniquilar, silenciar.
En este sentido, la familia requiere que el objeto de intervención sea el niño
exclusivamente. De ahí que se torna necesario que puedan procesar que un hijo
nunca va a corresponderse con el hijo imaginado. En ese hijo confluyen complejas
relacionas transgeneracionales de historias, narraciones, relatos, silencios, secretos,
etc. Hay una transmisión de violencia a través de las generaciones, transmisión de
agujeros representacionales, cuando en una generación algo no es hablado,
quedando como lo indecible, pasará a la generación siguiente como innombrable y a la
tercera, como impensable, creando en el niño zonas de silencio representacional,
dificultando el pensamiento.
Por lo planteado consideramos de especial importancia el lugar que reviste el
juego. Resultó muy fructífero la implementación de talleres lúdicos donde se creaba un
61
espacio de juego e intercambio distendido entre padres e hijos, redescubriéndose en
su propia infancia y necesidades.
Tomamos los dichos de Winnicott: “Lo universal es el juego y corresponde a la
salud: facilita el crecimiento y por lo tanto, esta última conduce a relaciones de grupo”
En el jugar, el niño crea un mundo propio y lo recrea de una manera que le
agrada, el niño tiene el deseo de ser grande, y juega a ello, y a su vez el adulto recrea
sus vivencias de niño tomando dimensión de las necesidades del infante. Esta
vivencia luego es puesta en palabras a través de un trabajo de grupo de reflexión con
padres o de dispositivos de intervención familiar. El registro de diferencias, de
cualidades y la posibilidad de nombrar, de historizar, de transmitir normas e ideales
están ligados a la capacidad complejizadora materno-paterno y posibilitan el
reconocimiento del niño como un otro semejante diferente, y esto es posible cuando
los adultos que tienen a su cargo esas funciones tienen conciencia de que están frente
a un sujeto, no un pedazo propio sino un ser, un “otro” con derechos.. Esto es básico
para que pueda constituir un funcionamiento deseante, una imagen valiosa de sí y un
bagaje de normas e ideales. La posibilidad de los adultos de vivenciar la conexión con
su propia infancia y resignificarla a partir de la puesta en palabras permite la
posibilidad de no proyectar en sus hijos las propias carencias y frustraciones. En el
juego, y quizá sólo en el juego, el niño y/o el adulto están en libertad de ser creadores
y encontrar modos no violentos de vinculación desde el rol parental instituyendo
nuevas formas de crianza.
Conclusiones:
Haciendo referencia a la convocatoria de estas Jornadas “Violencias de lo
Instituído a lo Instituyente”, nos remitimos a su doble vertiente de lo instituído como
imaginario social-familia, roles parentales, modelo internalizado del ser padre, del ser
madre, y la capacidad de instituir, de producir, de crear y recrear nuevas formas de
representación por parte del sujeto que permita problematizarse respecto a modos de
crianza que implican maltrato hacia el niño (con las consecuencias ya planteadas).
Adquiriendo la noción de sentido y la implicancia subjetiva es posible lograr un cambio
estructural y sostenido, y el sentido no se produce…se crea.
“Cuando la familia puede abrirse al mundo y establecer redes con otros la
violencia disminuye (Janín)” y hacia allí está encaminado nuestro objetivo.
Bibliografía
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2006
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Colegio Ps. Distrito XII Quilmes. Ed Letra Viva. 2013
-Winnicott, D.: “Realidad y Juego”. Ed Gedisa
62
¿ES EL “CUTTING” EL PROBLEMA?
Autores: Barrio, Pamela; Berger, Valeria; Depaoli, Marcela; Llarull, Graciela; Molina,
Mónica; Visciarelli, Gabriela, Zamorano Eduardo
Modalidad de presentación
Ponencia libre, desarrollada en el contexto del grupo de extensión GIES de la
Universidad Nacional de Mar del Plata, Facultad de Psicología, en su proyecto
“Servicios
de Orientación Psicojurídica a la comunidad”.
Resumen
Este trabajo surge como parte del proyecto “Servicios de Orientación Psicojurídica a la
comunidad”, realizado por el Grupo de Extensión GIES de la cátedra de Psicología
Jurídica de la Facultad de Psicología, UNMDP. En dicho proyecto, el equipo
interdisciplinario busca orientar en relación a las temáticas legisladas que presentan
vías de solución y el ciudadano común desconoce.
Es a partir de la tarea llevada a cabo que se detectan diferentes demandas frente a la
problemática del cutting en la adolescencia.
Palabras clave
Cutting- Adolescentes-Relación con los padres
Desarrollo
El presente trabajo surge como parte del proyecto “Servicios de Orientación
Psicojurídica a la comunidad”, realizado por el Grupo de Extensión GIES de la cátedra
de Psicología Jurídica de la Facultad de Psicología, UNMDP. El mismo se lleva a cabo
en la sociedad de fomento de un barrio periférico de la ciudad de Mar del Plata y es
desarrollado por un grupo interdisciplinario, integrado por docentes, graduados,
alumnos y miembros de la comunidad. El objetivo es dar respuesta a las temáticas
legisladas que presentan vías de solución y el ciudadano común desconoce. Por eso
se responderá desde el equipo a las situaciones conflictivas y/o necesidades con
orientación, asesoramiento y derivaciones en salud y/o estrategias que permitan una
prevención primaria y secundaria.
Este proyecto se enmarca en la concepción de que las formas de producción de la
subjetividad no son universales ni atemporales sino que se inscriben en condiciones
sociales y culturales específicas. Por lo tanto situaciones de vulnerabilidad,
precariedad del trabajo, debilidad de las redes relacionales, dejarán su huella en las
subjetividades. Si la vulnerabilidad se genera como una falla en la función de sostén,
el objetivo del trabajo comunitario deberá tender a la reconstrucción de redes
vinculares y grupales que protejan a los sujetos del riesgo social. Para ello se torna
necesario establecer una relación dialógica y en situación, para poder pensar sus
características, problemáticas, potencialidades, sin quedar atrapados en
representaciones teóricas que no dan cuenta de esta complejidad.
A partir de la detección de las problemáticas y la articulación dialógica entre
Universidad y Sociedad es que se busca promover una acción transformadora,
generando estrategias de prevención en las problemáticas implicadas. Entendiendo
que la Universidad debe, no sólo comprender el contexto y analizarlo, sino generar
alternativas complementarias, desde una
mirada interdisciplinaria, que permita
recuperar la dignidad humana, la libertad y la vida social; anular la “naturalización” de
la vulnerabilidad y coadyuvar a que el adulto/niño devenga ser humano pleno de
derechos.
63
Es así que, a partir de la tarea desarrollada en el territorio, fuimos convocados por
instituciones escolares, con el fin de realizar intervenciones con grupos de
adolescentes que estarían atravesados por los fenómenos objeto de este trabajo.
Entendemos que la adolescencia ha sido muy cuestionada en los últimos tiempos
debido a las características y problemáticas que suelen asociarse a ella, se sabe que
constituye una etapa de la vida en la que suelen asociarse problemas de diversa
índole: emocionales (duelos y crisis), conductuales (estados cambiantes, rebeldía) y
sociales (aislamiento, trasgresión a las normas), pero es preciso tener en cuenta que
a pesar de las características comunes, no todas las personas la atraviesan de igual
forma, no todos los adolescentes son iguales. La cultura vivida e internalizada en los
distintos ámbitos se sintetiza de manera diferenciada y singular en cada historia
personal y contexto, variando de acuerdo a los tiempos históricos, la sociedad de que
se trate, los espacios donde se mueven o su ausencia, su entorno sociocultural, la
interacción familiar, su grupo de pares y el lugar que ocupan dentro del sistema social
y al sujeto en su propia singularidad. (Diaz Sanchez, 2006; Silva, 2006)
A pesar de los cambios en las relaciones entre padres e hijos que tienen lugar
durante la adolescencia, la familia continúa constituyendo una importante influencia
para el desarrollo y el ajuste adolescente. Los padres siguen siendo importantes y, por
lo tanto, la forma de relacionarse con sus hijos y el estilo parental que muestren como
son el afecto, la comunicación, los conflictos, el control y la promoción de la
autonomía, serán de gran importancia, tanto para el desarrollo del adolescente como
para el bienestar emocional de los propios padres. Los adolescentes se ven muy
favorecidos cuando tienen padres que se muestran afectuosos, comunicativos y les
animan a mostrarse autónomos. (Oliva, 2006)
En la actualidad, se observa en esta etapa vital, un cambio en su funcionamiento y
en su patología. Entre las nuevas patologías podemos enumerar aquellas que se
manifiestan a través del propio cuerpo, tales como las escarificaciones, los tatuajes y
los piercing. En este sentido, un cierto tipo de neosensualidad envuelve muchas de las
manifestaciones de los adolescentes de hoy, ya sea desde un uso de la sexualidad no
ligada a la dimensión afectiva y relacional, hasta las patologías que implican el cuerpo
como la anorexia y el self cutting. (Marion, 2009).(Nicolo, 2013)
A partir de las diversas reuniones mantenidas con docentes de escuelas del barrio y
adyacentes, se decide trabajar con estudiantes de escuelas secundarias algunas
problemáticas observadas, como el suicidio adolescente y el fenómeno denominado
“cutting”, por haberse detectado una serie de casos durante el año.
Al indagar sobre este tema, se observa que es descubierto por los docentes hace muy
poco tiempo en estas escuelas y que se va replicando cada vez en más adolescentes.
En la bibliografía sobre el tema, surge que el Cutting es un fenómeno de
características sintomáticas de reciente aparición en la sociedad occidental,
especialmente en USA y en menor medida en Europa y en España, calculándose en
USA de dos a tres millones de practicantes o “cutters”. Consiste básicamente, en
provocarse autolesiones o cortes, con cuchillas o navajas, o cualquier elemento capaz
de infringir daño al propio cuerpo, no estando relacionado con masoquismo o impulsos
suicidas.
Un modelo comprensivo de este fenómeno, es entenderlo como un síntoma particular,
una respuesta a una necesidad en la que el medio de expresión de ello es el propio
cuerpo. Autores como Slavoj Zizek, plantean que esta manifestación del síntoma es un
impulso generado por la necesidad de “un sentir real”, al sentirse el sujeto
desconectado de sí mismo, lo que le impide percibir que “siente”. “Sólo a través del
dolor y la tibieza de la sangre se les hace posible volver a conectarse y sentirse
“personas reales”, comenta el autor.
El Cutting, y otras manifestaciones de auto-lesión, no están confinadas a un grupo
particular, pueden ser hombres o mujeres, de cualquier cultura y cualquier edad,
aunque en su mayoría son adolescentes quienes se autolesionan. Algunos
investigadores sugieren que puede ser una combinación de muchos factores; bajos
64
niveles de serotonina, lo que se puede relacionar con depresión y ansiedad, los
antecedentes familiares pueden jugar un rol importante; de igual manera estos sujetos
pueden haber sido desalentados desde niños, respecto a expresar su emoción. Una
historia de abuso psicológico y sexual también se podría asociar con estas conductas.
Usualmente no intentan dañarse a sí mismos de modo permanente, sino que muchos
dicen que el acto de cortarse los ayuda a aliviar una depresión que incluso los podría
conducir al suicidio.
Estos eventos pueden ser rutinarios o azarosos y se relacionan con estados
emocionales intensos, alcanzando un estado máximo donde la persona siente que va
a explotar si no canaliza las emociones. Puede ser angustia, rabia, culpa, pena,
sensación de impotencia, etc. a los que le sigue un acto impulsivo que no da tiempo a
la reflexión.
Puede ocurrir con leve y transitoria oscuridad de conciencia y síntomas disociativos
como despersonalización. Cuando tienen recuerdo de actos anteriores, refieren la
condición de inevitabilidad del acto por el alivio que sienten, a pesar de que reconocen
que es dañino. Actúan en medio de un estado crepuscular leve y podrían darse cuenta
que se están auto hiriendo, incluso en algunos casos esperan ver fluir la sangre para
detenerse y no sienten dolor físico hasta un tiempo después, describen que la lesión
física permite que fluyan las emociones y el dolor psicológico intolerable a través del
cuerpo, produciendo un alivio y sensación de bienestar inmediato. Esta sensación es
transitoria ya que a continuación aparecen fuertes sentimientos de culpa y vergüenza
que inducen a esconder las lesiones y a no referirse a lo ocurrido.
El acto mutuatario les permite un contacto firme consigo mismo y con lo externo, les
ayuda a diferenciar el sí mismo del entorno y por lo tanto un mejor juicio de la realidad.
Es entonces a partir del fenómeno señalado por los docentes, que se diseña como
estrategia de intervención un taller que aborde el buen trato con los otros y con uno
mismo, como temática central a trabajar, teniendo en cuenta las inquietudes
manifestadas por la institución por un lado, para luego poder ahondar en las
percepciones de los estudiantes acerca de las vicisitudes en lo cotidiano.
El taller fue estructurado en tres encuentros, donde se utilizaron diversas técnicas
vinculadas a lo lúdico y lo teatral, como herramientas para favorecer la circulación de
la palabra de los participantes. De acuerdo a lo que se pudo observar, el buen trato se
asociaría con “no hacer trampa”, “no quedar encerrados en el odio a si mismo”, no
“poner a todos mal”, tratar con respeto al otro y el mal trato estaría asociado a “las
trampas”, “chistes” en los que permanezcan sometidos a la burla del otro, a
situaciones desagradables en lo cotidiano. Otra problemática que asocian al maltrato
es “cometer errores en las relaciones y no pedir disculpas”, se reconoce como una
acción que se repite y se intensifica con el paso del tiempo, se dificulta aún más en
las relaciones familiares, en las cuales cuesta pedir perdón y reconocer la
equivocación si la hubiera, esto lo observan en ellos mismos y también en la figura de
los padres.
Con los amigos se vivencia diferente, en éste ámbito, a veces piden disculpas, “para
conservar la relación”, y porque entre pares se torna más fácil dicha actitud.
Describen también una situación de mal trato al compañero cuando lo que vivencian
en el núcleo familiar, luego lo trasladan a sus pares, en el ámbito escolar.
Se asocia el hablar con la pelea, “mejor no hablo lo que me enoja”, “me duele en las
relaciones con amigos, con la familia”, “si me enojo con el otro me callo, si hablamos
nos peleamos y agredimos, si me callo nos olvidamos y todo sigue igual.”
Una de las temáticas centrales fue el enojo y cómo se manifiesta en las relaciones
cotidianas.
En la relación con amigos todos quieren “tener razón por cuestiones de orgullo”, en
la familia los padres dicen que tienen “la razón” y ellos tampoco reconocen cuando se
equivocan, al igual que los adultos.
En el espacio de taller se pudo abordar la tarea atravesando algunas cuestiones como:
65
-Reconocer las emociones propias y qué situaciones las producen en lo cotidiano,
en la escuela, en el barrio, en la familia
-Las distintas visiones, de acuerdo a reconocernos como seres humanos diferentes,
y el respeto por las mismas.
-El temor a perder “la razón”
-El miedo a situaciones que produzcan dolor y no se puedan controlar.
-¿Qué hacemos con el miedo, el dolor, las diferencias, el otro, Uno mismo?.
A través del trabajo en los encuentros, fue posible observar que los jóvenes no
manifestaron al cutting o la autoagresión como una problemática que los atravesara,
pero sí lograron hacer referencia a una serie de cuestiones que, como se veía
anteriormente, estarían relacionadas con los factores asociados al mismo, en tanto
predisponen al acto de cortarse.
Fue posible observar, a partir del contacto con los jóvenes, diferentes avatares con los
que se encuentran en su cotidianidad. El ser reconocido como par resuena en el
discurso, desde el planteo de situaciones donde el otro adulto no lo reconoce en su
lugar de sujeto, con sus diferencias, con sus características de grupo, con sus
inquietudes, manifestandose molestos, enojados, disconformes en algunos casos. Se
plantean situaciones donde los padres no escuchan o no logran generar la confianza
necesaria para confiar sus problemas en ellos, o los docentes no tienen la apertura
necesaria con los mismos; hasta situaciones en las que se les niega su lugar
cuestionando su propia verdad, entendiendo que desde el lugar de adulto resulta difícil
reconocer cuando un joven tiene la razón.
Entonces nos encontramos con jóvenes que no hablan del tema, no hablan de los
cortes, no lo plantean como un problema para ellos, pero sí hablan, mucho, de lo que
podríamos entender como unas de las causas, algo que ellos describen como otra
forma de violencia y se trata de la NO ESCUCHA DE SUS PADRES. Pareciera que
cada vez hay que generar nuevas formas para ser mirado o escuchado.
Luego de haber recorrido este proceso junto a los jóvenes y sus docentes, nos queda
como interrogante si es el cutting el problema.
Bibliografia
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Bleichmar, Silvia. “La identificación en la adolescencia. Tiempos difíciles”. Pág. 68
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Filmus Daniel “Una escuela para la esperanza” Ed. Temas 2002
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Niremberg, Olga: Participación de adolescentes en proyectos sociales, Buenos Aires,
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Saforcada E. y otros “el factor humano en la salud pública “Una mirada psicológica
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Prosecretaría de Publicaciones. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de
Buenos Aires, 1999.
66
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Automutilación: ¿Síntoma o síndrome? Dr. Armando Nader, Dra. Virginia Boehme
La virtualización del cuerpo a través del “Cutting” y Body Art Performance. Eduardo
Castro Pinzón y José Luís Troncoso Universidad Autónoma de Barcelona.
[email protected] / [email protected]
XIXCONGRESOINSTITUCIONALDEINVESTIGACIONES|
17
INVESTIGACIÓN EN NEUROCIENCIAS Y PSICOLOGÍACONTEXTO SOCIAL,
ESTILOS PSICOLÓGICOS Y PSICOPATOLOGÍA EN UN GRUPO DE
ADOLESCENTES COLOMBIANOS QUE SE AUTOAGREDEN
1 Docente investigador, programa Psiquiatría Infantil y del Adolescente, Universidad El
Bosque.
2 Psiquiatra Infantil y de Adolescentes, línea de investigación: salud mental,
neurodesarrollo y calidad de vida.
Puerta Baptiste, Germán1, Lozano Cortés, Lyda Marcela2
Silva Alejandrina. La cultura de la violencia: la transgresión y el miedo de los
adolescentes. FERMENTUM Mérida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AÑO 16 - Nº 47 SEPTIEMBRE - DICIEMBRE - 2006 - 664-674
Anna Maria Nicolò, EL ADOLESCENTE Y SU CUERPO. NUEVAS Y VIEJAS
PATOLOGÍAS. Psicopatol. salud ment. 2013, 21, 31-40
Alfredo Oliva. Anuario de Psicología, vol. 37, nº 3, diciembre 2006, pp. 209223Facultat de Psicologia Universitat de Barcelona Relaciones familiares y desarrollo
adolescente
JOSEFINA DÍAZ SÁNCHEZ. IDENTIDAD, ADOLESCENCIA Y CULTURA Jóvenes
secundarios en un contexto regional Consejo Mexicano de Investigación Educativa.
Revista Mexicana de Investigación Educativa. RMIE, ABRIL-JUNIO 2006, VOL. 11,
NÚM. 29, PP. 431-457
67
La Violencia Familiar como factor de riesgo en adolescentes en conflicto con la
Ley Penal.
Autores: Loureiro Aylén. Rodriguez Gerometta Maria del Carmen
Mail: [email protected]
Institución de referencia: UNMdP Facultad de Psicología
Resumen
La adolescencia es una etapa donde se producen diversos cambios, tanto en el
plano físico, como cognitivo y social. En esta etapa se consolidan comportamientos
adquiridos durante la infancia y se adquieren otras pautas que tienen que ver con las
distintas influencias y el entorno del adolescente, como los amigos, la escuela, la
familia, los medios de comunicación, las instituciones y la sociedad en general
(Estévez, Jiménez, Moreno, 2011; Rodrigo, Márquez, García, Mendoza, Rubio,
Martínez y Martín, 2004). Por esta razón, se la considera como un momento crítico de
la vida (Arnett, 2011). Las situaciones de violencia en el seno familiar y las rupturas
entre padres e hijos, podrían ubicar a los adolescentes en situaciones de
vulnerabilidad, pudiendo pensarse, en consecuencia, como factores de riesgo en la
transgresión de la ley penal.
A partir de entrevistas realizadas a adolescentes de un programa de
reinserción social de jóvenes en conflicto con la ley penal, como parte un proyecto de
investigación de la UNMDP, nos proponemos pensar cuál es el rol que han tenido las
familias en la vida de los jóvenes y qué tipo de relación poseen con la transgresión de
la ley.
Palabras clave: Factores de riesgo- violencia- transgresión- familia- adolescencia
Introducción
La adolescencia es considerada como un momento crítico dentro del desarrollo
humano. Se producen cambios en diversos dominios, no solo físico, sino también
cognitivo, emocional y social (Arnett, 2011). La transición desde la infancia hasta la
adolescencia implica cambios en relación a los vínculos interpersonales tanto a nivel
de los pares, con quienes comienzan a desarrollarse relaciones íntimas y de
confianza, como dentro del seno familiar. En este sentido, los adolescentes empiezan
a tener mayor autonomía y en función de ello se renegocia la asimetría de roles entre
padres e hijos, permitiéndoles en algunos casos la entrada en la toma de decisiones
familiares (Gutman y Eccles, 2007).
Oriol Granado (2013) sostiene que esta etapa suele ser de mayor conflicto con
los padres, ya que los adolescentes buscan una identidad propia dentro de la familia
más allá que la del niño o la niña que eran antes. Existe además un deseo de tomar
sus propias decisiones y rebelarse contra las limitaciones que le imponen los adultos.
Sin embargo, las dificultades en esta etapa del desarrollo impiden realizar una
toma de decisiones bien planificada, tanto a nivel cognitivo (Keating, 2004), como en
relación a la influencia de los sentimientos y la presión social a la que se ven
sometidos por su grupo de iguales (Steinberg, 2008).
En este sentido, es más
probable que los adolescentes se impliquen en comportamientos temerarios, ilegales y
antisociales. Siguiendo a Herrero, Ordóñez, Salas y Colom (2002) existe mayor
prevalencia de conductas de riesgo, como pueden ser el consumo de sustancias
tóxicas, las conductas delictivas, entre otras, poniendo al adolescente en una situación
de vulnerabilidad para el desarrollo de conductas antisociales.
Aquí es donde entran a jugar los factores de riesgo. Entendemos a los mismos
dentro de la perspectiva de riesgo social, porque posibilita un análisis más complejo y
dinámico de los diversos factores que interactúan sobre los jóvenes, ya sea para
favorecer el comportamiento delictivo o para dar cuenta de las “…capacidades de
muchos jóvenes que, pese a las adversidades que enfrenta, logran desarrollar
trayectorias de vida que no manifiestan este tipo de problemas…” (Hein, 2000). Estos
68
pueden ser clasificados según su procedencia en: factores individuales, factores
familiares, factores ligados al grupo de pares, factores escolares, factores socialcomunitarios, factores socioculturales (Trudel y Puentes Neuman, 2000).
Es decir, los factores de riesgo implican la presencia de situaciones
contextuales o dificultades personales que incrementan la posibilidad de desarrollar
problemas emocionales, conductuales o de salud; que favorecen la aparición de
desajustes que dificultarán el logro del desarrollo biopsicosocial para el niño o joven.
Estos no son en sí mismos causa sino que ayudan a estimar la probabilidad de que
aquello ocurra.
Es por ello que la violencia, el maltrato y los conflictos en el seno familiar
durante este periodo de la vida, pueden generar mayor vulnerabilidad a jóvenes que
por su condición de tales, se encuentran en una etapa crítica del desarrollo.
Según la Organización Mundial de la Salud la violencia es definida (2002) como
“el uso intencional de la fuerza física o el poder contra uno mismo, hacia otra persona,
grupos o comunidades y que tiene como consecuencias probables lesiones físicas,
daños psicológicos, alteraciones del desarrollo, abandono e incluso la muerte.” En este
sentido, la violencia se trataría de un concepto complejo que toma diversas formas,
tanto físicas como otras menos explícitas, vinculadas a relaciones de poder y
dominación. También puede darse en distintos sistemas, no solo en relaciones
persona a persona, sino también de manera indirecta y sobre grupos amplios.
Específicamente, la violencia dentro de la familia se refiere, en primer lugar, a
situaciones que se dan entre personas que mantienen un tipo de vínculo de
parentesco. Sin embargo, algunos autores amplían este concepto incluyendo otros
miembros que no son estrictamente familiares, pero son consideradas por ellos como
tales. Por ejemplo parejas, amigos cercanos, etc. (Espinar Ruiz, 2003). FernándezAlonso (2003) define este tipo de violencia como “los malos tratos o agresiones físicas,
psicológicas, sexuales o de otra índole, infligidas por personas del medio familiar y
dirigida generalmente a los miembros más vulnerables de la misma: niños, mujeres y
ancianos”, en la que incluiríamos a los adolescentes.
Dentro de la perspectiva de riesgo psicosocial, los factores familiares donde se
manifiesta la violencia tal como la describimos, cubren un amplio espectro que va
desde la negligencia, los malos tratos hasta las agresiones; también podemos
mencionar la ausencia de comunicación, la conflictiva familiar (Peña Fernandez); la
interacción pobre entre padres e hijos y conflictos maritales (Cura, Yamila Anabella;
Gamacchio Ana Lucía; Lanzi, Antonella, 2013). Siguiendo a Farrigton (1991) la
exposición de los niños y jóvenes a episodios violentos en su familia, específicamente
entre padre y madre, podrían presentar en una edad adulta conductas violentas.
Podemos mencionar también, la baja cohesión familiar y estilos parentales
ambivalentes (Andreas Hein, 2004) en el que sumariamos la negligencia familiar, es
decir, los padres inefectivos, que no supervisan, que son ambiguos y cuyos métodos
disciplinarios dependen de su propio estado de ánimo más que de lo que el niño ha
hecho, es decir, no responden a las necesidad del niño convirtiéndose en un contexto
de riesgo para el mismo. (Hein, Blanco y Mertz 2000)
Si por el contrario, como lo demuestran varias investigaciones, la relación en
una familia es cálida y afectuosa la probabilidad de aparición de la conducta
problemática disminuye (Armenta, Corral, Lopez, Díaz &Peña 2001).
Partiendo de este marco es que llevamos a cabo un análisis de las entrevistas
realizadas a distintos jóvenes que concurren a un programa de reinserción social en
conflicto con la ley penal, y también al equipo interdisciplinario que lo coordina.
Análisis de entrevistas
Se realizaron 10 entrevistas a jóvenes de entre 17 y 22 años, además se
entrevistó a los profesionales del equipo que coordinan el programa; el mismo está
compuesto por una trabajadora social y dos psicólogas (que al momento de la
entrevista una de ellas se encontraba en licencia).
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En la lectura de las entrevistas a jóvenes que asisten al Programa de
reinserción social de jóvenes en conflicto con la ley penal y al equipo de coordinación,
encontramos situaciones familiares que en diversas investigaciones son consideradas
como factores de riesgo, que dada su reiteración y/o manutención, y acompañada e
interactuando con otros factores aumentan la incidencia de las conductas antisociales
y delictivas.
Las situaciones que resaltaremos son aquellas que se enmarcarían dentro de
lo que consideramos violencia, o maltrato, y que inferimos a partir del relato de las
entrevistas.
-Ausencia de comunicación; interacción pobre entre padres e hijos. La relación
con los padres en su mayoría es nula o conflictiva, algunas de sus palabras son “ni
pincha ni corta”; “no lo registra”, “no nos hablamos”. En todos estos casos los padres
están divorciados y en la mayoría han formado otra familia. También hay casos en los
que han perdido contacto con madres y/o hermanos.
-Exposición a episodios violentos. Algunos de los jóvenes han presenciado
episodios violentos entre padres, o de parte de uno de ellos, también dos jóvenes han
sufrido malos tratos por parte de su pareja. “Se drogaba mucho y me maltrataba”; “me
basureaba”, “me protegió (habla de Dios) a los 10 años en medio de la noche cuando
me quiso matar” (referencia a la madre).
-Negligencia parental, métodos disciplinarios incorrectos, padres inefectivos,
que no responden a las necesidades del niño, o estilos parentales ambivalentes.
Diversos estudios dan importancia a que las familias sean “aptas al momento de
contener, comunicarse y constituir al Otro como integrante” (Llarull, 2005). Como verán
en las siguientes frases, estos padres no han podido realizarlo en algunos momentos
de la vida de los chicos; “me abandono”, “se hizo cargo de hijos ajenos y no de su
hija”, “nunca se hizo cargo”, “no me quería tener”.
-Baja cohesión familiar. En la actualidad sabemos que existe diversidad de
configuraciones familiares, pueden encontrarse familias nucleares o familias
monoparentales como se dan en la mayoría de estos casos. Por otro lado, algo que se
reitera, es el desmembramiento de la familia, en la niñez o durante la adolescencia.
Son varios los casos en que se han separado de los padres y/o hermanos, han sido
dejados al cuidado de otro familiar y/o institución, algunos de ellos lejos de la ciudad y
de la familia de origen. También en sus relatos los jóvenes entrevistados comentan de
sus fugas de hogar, de vivir en la calle; dos de ellos han viajado solos o con pares en
tren a otras ciudades entre los 10 y 12 años. Las mujeres se han ido con su pareja
entre los 15 y 16 años.
- Si bien diferentes investigaciones consideran al conflicto marital como otro
factor de riesgo, en los casos abordados la mayoría se encuentran divorciados, y no
poseen ningún tipo de vínculo, en algunos de ellos la relación es escasa y se basa en
la manutención de los hijos.
Conclusión
A partir de entrevistas realizadas a adolescentes de un programa de
reinserción social de jóvenes en conflicto con la ley penal, como parte un proyecto de
investigación de la UNMDP, nos propusimos pensar cuál es el rol que han tenido las
familias en la vida de los jóvenes y qué tipo de relación poseen con la transgresión de
la ley.
Tomamos como marco la perspectiva de riesgo psicosocial, la cual identifica
diversos factores de riesgo y permite un análisis complejo y dinámico de los mismos y
que en su interacción puede favorecer el comportamiento delictivo.
En el análisis de las entrevistas identificamos varios factores de riesgo
relacionados fundamentalmente con cuestiones de violencia dentro del seno familiar.
Esta misma se manifiesta en la pobre interacción entre padres e hijos o ausencia de
comunicación, la exposición de los jóvenes a episodios violentos, la negligencia
parental, la baja cohesión familiar y los conflictos entre madre y padre.
70
En este sentido, la mayoría de los jóvenes han vivido, durante su niñez o
adolescencia, al menos una de las situaciones antes mencionadas. Podríamos pensar
entonces, que la violencia en la familia, en sus diferentes formas, constituye un factor
de riesgo para conductas antisociales y delictivas en la adolescencia.
Partiendo de este análisis, es que proponemos el abordaje en función de la
prevención de la violencia en las familias y el fomento de vínculos saludables, para
que los niños y jóvenes puedan crecer en un ambiente donde la familia sea
considerada parte de los factores protectores, y brindando herramientas para su
desarrollo y para la vida en sociedad.
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71
TITULO: DOS DECADAS DE UN PROCESO INSTITUYENTE :
COMODORO RIVADAVIA , ZONA DE INFLUENCIA Y LAS VIOLENCIAS
AUTORA: LIC SILVIA LUZ CLARA ( trabajadora social y psicóloga social)
MAIL: [email protected]
INSTITUCION DE REFERENCIA: CENTRO DE VIOLENCIA FAMILIAR (Ce.Vio.F.)
PRESIDENTA Y FUNDADORA DE LA ONG.
SEPTIEMBRE 2015
Estas dos últimas décadas han sido de cambios instituyentes en cuanto a la
problemática de la violencia hacia la mujer , en nuestro país y en la región de la que
provengo, Patagonia Central.
Este trabajo pretende dar cuenta , a grandes rasgos, de
ese proceso de
“institucionalización” , según Gregorio Kaminsky , pasaje de lo instituido a lo
instituyente , aplicando dos conceptos claves, motivo de estas jornadas , a una
comunidad más que a una organización en particular. Conceptos que dan cuenta de
la dialéctica y el movimiento , las contradicciones, avances y retrocesos , los nuevos
instituyentes , que fueron surgiendo y fuimos conquistando en relación a las
violencias.
AÑO 1995: LO INSTITUIDO
Comodoro Rivadavia, sudeste de la provincia de Chubut, a orillas del Atlántico.
Ciudad petrolera por definición. Cuna de migrantes por generaciones, que en cada
boom del petróleo, llegan a sus costas buscando trabajo. Aproximadamente 120.000
habitantes en ese momento.
Características que le dan una impronta diferente y sin embargo compartiendo
problemáticas con la cultura dominante: patriarcal y de sometimiento hacia la mujer.
El programa nacional de materno infancia PROMIN, realiza talleres participativos en
cada ciudad de la provincia , como ha hecho en otros lugares del país, a fin de que
sea la misma comunidad quien priorice en término de necesidades sociales los
recursos para salud de la niñez que le faltan.
Sin embargo, desde los primeros talleres temáticos vinculados a la crianza, el
maternaje y los vínculos, hay un tema reiterativo : la ausencia de espacios y equipos
de atención para mujeres víctimas de violencia.
Se realizan varios encuentros , con diferentes destinatarios y coordinadores,
profesionales de distintas disciplinas y dependencias, de salud y de otros ámbitos.
Docentes, técnicos , policías, abogados, psicólogos, trabajadores sociales. Las
conclusiones siempre son las mismas: se requiere en forma urgente que se destine
algún proyecto o programa para atención de las víctimas de la violencia familiar. La
realidad aparece imperativa.
Tal vez porque desde lo instituido no era considerado en este programa Promin que
la violencia hacia las madres fuera un problema que afecta también a los hijos y
mucho menos ,considerada como un problema de salud, o porque no estaba incluido
en el presupuesto, pero sobre todo, que no era el momento político, o que ni siquiera
las complejas tramas de la realidad habían mostrado la crudeza de un problema
grave, también que los medios no se ocupaban con tanta asiduidad y ferocidad a
mostrar víctimas, o tal vez aún no habían asesinado a tantas…
La invisibilización fue un factor determinante para que no se avanzara desde el Estado
con las respuestas que se pedían.
LO INSTITUYENTE
Lo cierto es que un reducido grupo de estos participantes, luego de armar un proyecto
, presupuestarlo y presentarlo en formato adecuado, que luego fue cajoneado ante el
cambio de gestión, decide no esperar más.
72
Coincidentemente, todas mujeres , durante el año siguiente, fuimos engendrando un
espacio participativo y autónomo, de reflexión y compromiso, de estudio y también de
contención para poder encontrar herramientas frente a las víctimas que nos tocaba
atender en cada lugar de trabajo. Y pese a ser empleadas publicas en su mayoría de
programas sociales, o del estado, empezamos a gestar una Asociación Civil sin fines d
e lucro en nuestro tiempo “libre “ del empleo. Es que la problemática no tenía entidad
propia como problema para las organizaciones de pertenencia, no era parte de su
tarea primaria.
Empezamos por hacer visible el 8 de Marzo, artículos en los diarios, alguna presencia
en la radio, sumamos el 25 de Noviembre, armamos capacitaciones y talleres.
Barrios, Iglesias, Centros de Salud, Vecinales, Programas sociales, escuelas ,
pusimos presencia en los medios de Comunicación gráficos y también orales y tv,
participando en todos los espacios de encuentro de mujeres posibles. Sumamos
voluntarias y alumnas universitarias practicantes. Organizamos jornadas y
convocamos a especialistas, fuimos con nuestra experiencia a Congresos.
En el año 1997 , la ONG adquiere su personería jurídica como Centro de Violencia
Familiar, Ce.Vio.F y comienza a funcionar en un espacio prestado con la tarea de
atender , asesorar y acompañar a mujeres víctimas de violencia, en forma individual y
grupal, continuando con las otras actividades de difusión y capacitación. Todo en
forma voluntaria, alguna vez con préstamos de horas profesionales desde algún
organismo con el que se logran acuerdos y trabajo en red. En ese mismo año se crea
también un espacio dependiente de la Municipalidad local, llamado LA CASA. Y los
problemas de violencia hacia las mujeres encuentran su legitimidad y algunas
respuestas en lugares específicos.
LAS OTRAS VIOLENCIAS
Otro proceso instituyente contra la violencia , el maltrato , y las violaciones de
derechos
hacia niñas, niños y adolescentes lo constituye la sanción de la Ley
provincial de Protección Integral, durante el año 1997, la que crea instituciones dentro
del poder judicial , ejecutivo y legislativo tanto a nivel provincial como local.
Fue producto de la participación comunitaria y el trabajo de grupos que lograron
sensibilizar a la comunidad acerca del cambio de paradigma, considerando a todos
los niños y niñas como sujetos de derechos. Acompañamos estos movimientos
activamente ya que nos involucraban institucionalmente y en los mismos principios
de combatir toda forma de Violencia. Las instituciones que se crean mediante ese
proceso en los años posteriores permiten conquistar espacios de atención, orientación
, y detección en el nivel ejecutivo y de políticas sociales y de denuncia, evaluación,
justicia ,apropiados a la restitución de los derechos a los niños en el poder judicial y
de garantía de el efectivo ejercicio de sus derechos en el legislativo.
Surgen asi el Servicio de Protección de Derechos, la Oficina de Derechos y Garantías,
el Consejo de Niñez, las Asesorías de Familia, la Comisaría de la Mujer
Desde el CeVioF en el año 2001 formamos parte de un proyecto internacional de
capacitación en temas de maltrato y Abuso Sexual Infantil PROCAPI, perteneciente al
organismo internacional ISPCAN. Mediante este proyecto recibimos formación y
especializaciones de expertos de distintos lugares del mundo y ampliamos la tarea
incluyendo en nuestras actividades esta problemática. Realizamos folletería y
donamos bibliografía específica , algunas elaboradas por el equipo. Nos asociamos
con la UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PATAGONIA, para realizar capacitaciones y
acompañamiento a instituciones de la comunidad, en tema de Maltrato, Violencia, ASI.
Realizamos una página y capacitación virtual. Trabajamos en Barrios periféricos,
escuelas, Centros de Salud y con equipos técnicos en asesoramiento. Integramos el
73
Comité contra el Acoso en la Universidad, el CONAF local y provincial, la Red de ONG
de la ciudad.
LO ACTUAL , EL NUEVO INSTITUIDO
Ambos equipos continúan funcionando aún hoy , se institucionalizan y tienen un
reconocimiento social, van cambiando e instituyendo nuevas prácticas, se
posicionan como referentes y puntales en una construcción que tiene sus
contradicciones. La ciudad ha crecido y se estima casi el triple de habitantes, sus
recursos son insuficientes en todos los órdenes, especialmente salud y seguridad.
Estos últimos dos años han sido de crisis institucional en la ciudad , en cuanto a la
falta de recursos humanos en las instituciones de protección. que se han convertido
en una sigla vacía de profesionales y recursos. Flexibilización laboral, operadores y
punteros han ganado los espacios. Concursos ausentes o acomodados. CONAF que
no es vinculante y realiza un concurso para Director de Niñez que prácticamente no es
tomado en cuenta por el Consejo Deliberante.
Se ha avanzado en la conciencia social sobre los problemas y la gravedad de la
violencia , la mayoría de las mujeres ya no esperan hasta los 15 años de una relación
violenta para pedir ayuda, por ejemplo, pero hoy no hay un refugio para ofrecerles
cuando no pueden volver a sus domicilios.
Esto que fuera una conquista se debe recuperar. El Consejo Nacional de la Mujer o
provincial no llega a las ciudades del sur.
En Chubut al día de hoy no hay ningún caso de condena por femicidio. Esto abre una
nueva lucha. La interpretación de los jueces sobre la ley hace casi imposible que se
aplique. Sin embargo en casos de violación y asesinato de una niña de once años,
Jazmín en 2013, creemos que sería lo mas coherente dado que implica la reclusión
de perpetua. ( y el sujeto ya estaba condenado por violación y en una salida violo y
mato!) , volverá a hacerlo con la condena recibida.
Compartimos la lucha de los organismos que plantean hoy restringir la patria potestad
( veremos sus adecuaciones al nuevo Código Civil) al cónyuge que asesine a su
pareja delante de sus hijos.
Estamos comprometidas en lograr protocolos eficaces para que se traten dentro de la
Universidad los casos de Acoso y formamos parte de la Red interuniversitaria contra el
Acoso Sexual en las universidades.
Participamos de acciones en red desde el Programa Universidad, Territorio y
Comunidad, asociadas con la Dirección de Desarrollo Humano y Flia de la
Municipalidad Local, junto a la Secretaria de Politicas Universitarias y la UNPSJB en
pos de mejorar los servicios que brindan los Centros de Promoción Barrial y sobre
todo, sus Jardines Maternales, capacitando en temas de Maltrato y Abuso Sexual
Infantil.
Esta es sintéticamente y desde mi punto de vista, nuestra realidad hoy.
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BULLYING SOCIAL
Autor: Ana María Martorella
E-mail: [email protected]
Resumen:
El bullying representa acoso, y se puede manifestar en todos los ambientes sociales,
fundado en el abuso de poder. Se expresa a través de conductas amenazantes
tendientes a provocarle algún tipo de pérdida (material, física, afectiva) a aquel elegido
como víctima. Se consideran 3 casos (2 varones de 14 y 16 años, y una mujer de 14
años), sometidos a este tipo de acoso, que llegaron a la consulta psiquiátrica por
intento de suicidio, TOC y autoflagelaciones asociadas a bulimia, respectivamente. A
partir de la anamnesis y el seguimiento, se intentan analizar las características
individuales y contextuales, con el objeto de determinar las causas sociales que
provocan este tipo de agresión, como así también la etiología de la signosintomalogía
de consulta. En todos los casos, se pudo observar YO débil asociado a familias
sobreprotectoras y disfuncionales.
Palabras claves: bullying, acoso moral, adolescencia, intento de suicidio, TOC.
Introducción
El bullying representa acoso moral, y se puede manifestar en todos los ambientes
sociales, fundado en el abuso de poder, que en realidad tiene su origen en la envidia
por parte de aquellos que padecen algún tipo de desvalorización profunda e irresuelta
desde su infancia, y que les impide desarrollar aptitudes socialmente valoradas. Este
tipo de acoso, que se expresa a través de conductas amenazantes tendientes a
provocarle algún tipo de pérdida (material, física, afectiva) a aquel elegido como
víctima, es ejercido por aquellos que, en realidad, se defienden con este tipo de
conductas omnipotentes, que desarrollan para compensar sus propios sentimientos
de inseguridad.
Los acosadores saben que tienen algún tipo de poder (fuerza física, económico, de
mando o decisión, lazo afectivo) sobre sus víctimas, que, en general, se caracterizan
por ser individuos responsables, capaces, destacables y generosos, hasta alcanzar,
en algunos casos, sentimientos altruistas.
Así mismo, los acosadores también gozan humillando y avergonzando a sus víctimas
que, generalmente, no se defienden con el mismo tipo de violencia que reciben,
porque son conciliadores y obedientes, y no creen que haya gente tan perversa y
egoísta, por no presentar la misma víctima ese tipo de sentimientos y conductas.
Aquel elegido como víctima luce como una persona que goza con lo que hace y vive, a
la vez que se desempeña bien en sus tareas con autonomía, mientras que el acosador
por lo general es inepto y con escasa voluntad para el esfuerzo y la iniciativa, por eso
envidia hasta corromper o destruir totalmente a aquel que elige como adversario, al
que sólo cree poder vencer por la fuerza física o las amenazas de arrebatarle o
hacerle perder aquello que lo hace feliz.
Los acosadores no respetan las leyes naturales ni las sociales. Viven confundidos en
sus roles, y gastan su tiempo en investigar las debilidades del Otro para atacarlo en
ese aspecto. Este tipo de individuos padecen un conflicto edípico incestuoso irresuelto,
y pueden ejercer su acoso y abuso de poder no sólo en los lugares de trabajo (contra
compañeros o subordinados) o la escuela (contra pares, compañeros de curso,
docentes, alumnos), sino también en el propio seno de sus familias (padres a hijos,
hijos a padres, entre hermanos, hijos contra parejas de los padres y a la inversa, etc.).
Los acosadores son individuos que se sienten frustrados pero que intentan por todos
los medios ocultar sus falencias y debilidades proyectándolas en Otros a través de su
omnipotencia (abuso de poder), a modo de chantajes, buscando aliados que se le
asemejen en esas mismas carencias de habilidades y destrezas laborales,
75
profesionales, intelectuales y afectivas, prometiendo algún tipo de beneficio en esa
asociación contra la víctima. Pero al final, también serán traidores de sus propios
camaradas.
Los acosadores son infelices, nada los satisface, porque el vacío de afecto que
arrastran desde su infancia, por no haberse sentido amados por sus progenitores o
cuidadores, los cegó en la envidia. Los acosadores mienten todo el tiempo y acusan
de sus propios errores a sus víctimas, y están tan desvalidos que creen sus propias
fabulaciones llenas de errores argumentales porque la realidad es irrebatible. Si la
víctima cede, renuncia y/o se enferma, ellos buscarán otra víctima, y en realidad nunca
dejarán de ser víctimas de sí mismos porque viven autocompadeciéndose por lo que
están convencidos que el Otro siempre les arrebata injustamente. Cuando quedan
expuestos a la verdad y se revelan sus mentiras, lloran de modo infantil inventando
más mentiras. Son peligrosos, pero el mayor riesgo lo corren ellos mismos de
arruinarse y exponerse a la condena social de ser rodeados sólo por in-válidos como
ellos, relaciones carentes de fidelidad y nobleza. Aparentarán ser exitosos, pero en la
intimidad saben la verdad de sus fracasos.
Pero la víctima ignora todo esto y asume que el déficit está en ella y accede a la
manipulación y las humillaciones sin defenderse, y, todo lo contrario, se somete o se
aísla, hasta asimilarse al nivel de violencia que lo rodea, actuándolo contra sí mismo o
contra terceros, con características autodestructivas o destructivas, respectivamente.
Objetivos e Hipótesis
El análisis de los casos y el estudio de la bibliografía consultada, permite elaborar la
hipótesis de que las víctimas resultan ser elegidas por el grupo agresor, a partir de sus
características inmaduras que les impiden integrar grupos de pertenencia
adolescentes, cuyo origen se halla en las pautas de crianza y la disfuncionalidad de
roles parentales. Este tipo de interacciones familiares influencia negativamente el
fortalecimiento de sus funciones yoicas y lo conducen al fracaso de sus mecanismos
de defensa. Se intenta demostrar la relación causal de la problemática del Bullying con
la violencia social, institucional y familiar, a partir de modelos identificatorios provistos
tanto por los adultos del entorno como los mediáticos.
Problemas a abordar
1) La estructura de la familia y los roles parentales disfuncionales y confusos tanto
en el grupo de víctimas como de victimarios.
2) El escaso compromiso institucional de los docentes y sus directivos escolares
para detectar y responder adecuadamente frente a las tipologías de sus
estudiantes y su modo de interactuar violento.
3) El incumplimiento de la Ley tanto en el seno de las familias como de las
instituciones, que aportan modelos adultos transgresores, exitistas y
superficiales.
4) La confusión de roles sociales, en detrimento del principio de autoridad y del
establecimiento de ideales y lazos solidarios.
5) El rol de las figuras mediáticas en relación a la sobrevaloración de la imagen
corporal, la fama, el poder económico y social desmesurados y a cualquier
costo, la competencia desleal, la sobreexposición y sobreactuación de sus
emociones con beneficio de lucro, la agresión verbal gratuita y sin límites
contra su oponente.
Metodología
1.- Estudio de 3 casos clínicos: 2 varones de 14 y 16 años, y una mujer de 14 años de
edad, que llegaron a la consulta psiquiátrica por intento de suicidio, TOC y
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autoflagelaciones asociadas a bulimia, respectivamente. Dos de los casos recibieron
atención hospitalaria, incluida la internación por sus conductas de riesgo de vida para
sí mismos; mientras tanto uno de los casos sólo ha recibido atención ambulatoria
privada.
2.- A partir de la anamnesis y el seguimiento, se intentan analizar las características
individuales y contextuales.
3.- Consulta bibliográfica que facilite la comprensión de los orígenes de esta
problemática social actual, y que oriente en la elección de estrategias de intervención
terapéutica y en los diferentes niveles de prevención.
Actividades o etapas desarrolladas
1.- Búsqueda de bibliografía frente al aumento de casos que llegan a la consulta con
signosintomatología diversa, con antecedente de haber sido víctimas de alguna forma
de acoso (por parte de pares o adultos).
2.- Investigación clínica de la historia personal y familiar de cada uno de los pacientes
estudiados.
3.- Reflexión y elaboración de conclusiones que logren explicar los síntomas de los
pacientes y el contexto que los victimiza.
Resultados
En todos los casos clínicos, se observa coincidencia de debilitamiento de las funciones
yoicas de los pacientes, sumado a fracaso parcial de mecanismos de defensa, y hasta
fragmentación de las mismas con riesgo de evolución psicótica. Este tipo de estructura
psíquica aparece asociado a roles parentales disfuncionales e inmaduros, de tipo
adolescente, con figuras paternas ausentes y/o descalificadas por parte de las madres.
En todos los casos presentados en este trabajo, aparecieron signos de percepción
distorsionada del esquema corporal, trastornos del sueño, fobias, escasa o nula
socialización con pares, dificultad para expresar las propias emociones; coincidentes
con escasa comunicación con las figuras parentales acordes a su estadio actual
adolescente, sobreexigencias académicas, ambivalencia parental en relación a la
autonomía de sus hijos, crianza delegada a terceros, padres ausentes y/o
descalificados. Las madres, especialmente, demostraron diferentes tipos de
frustraciones afectivas y profesionales (ej. mala relación con sus padres, hijo fallecido,
etc.).
A nivel del contexto educativo, las instituciones mostraron ausencia de compromiso en
relación a su rol protector de la salud psicofísica de sus alumnos, y hasta complicidad
del acoso estigmatizador dirigido a estos menores, por omisión o acción. En todos los
casos, las autoridades depositaron la responsabilidad del acoso en la propia víctima,
hasta la exclusión de la misma (en uno de los casos) derivándola a una nueva
institución educativa con menor nivel de exigencia académica. En uno de los casos, la
victimaria (adulta) se hallaba ubicada en un lugar de poder como docente, claramente
manipuladora e inductora de conductas autodestructivas.
Conclusiones y recomendaciones
En los 3 casos analizados, es claro observar apego inseguro ambivalente, que los deja
desprovistos de recursos defensivos basados en la autoconfianza y que los lleva al
desarrollo de una autoestima deficitaria en posición depresiva, lo cual lograría explicar
el papel comórbido tanto en la estructura psíquica de la víctima como en el victimario
de acoso.
Por lo tanto, debe considerarse bullying a la actual crianza de los hijos fecundados
para la satisfacción personal de sus padres heridos en su propio narcisismo infantil,
padres que acosan a sus hijos exigiéndoles exitismo en destrezas con las que puedan
77
lucrar económicamente o que les ofrezcan algún status social, que, por supuesto, no
les pertenece. Roban hasta la propia identidad de sus hijos, con la excusa de darles
las oportunidades que ellos no tuvieron (en realidad muchos las desecharon para no
afrontar el esfuerzo), los avergüenzan y presionan si otros los superan, les exigen
brillar por el brillo que a ellos mismos les falta; se apropian de la energía de sus
propios hijos. Son egoístas faltos de idoneidad hasta para crear su propia vida; viven a
través de los logros de los Otros. No respetan los deseos de terceros, y desean todo lo
ajeno. Nada los llena, nada disfrutan, todo lo envidian, y todo lo destruyen.
Y si el núcleo original de la primera sociedad fue y sigue siendo la familia, entonces la
perversión nace en ella? En el mismo núcleo donde debe germinarse la construcción
de la identidad, la individualización, o bien la indiferenciación y la alienación, el crisol
donde se hacen y deshacen los nudos de los lazos y se conjugan sentimientos
positivos y negativos, lazos familiares que también pueden ser violentos, abusivos y
fuera de la ley. La misma familia desacralizada con las teorías psicoanalítica y
sistémica en el siglo XX, demostrando su complejidad y cuyo análisis crítico permitió
sacar a la luz aquello que pertenecía a su intimidad: la violencia. Así, la familia no es
más que un santuario que escapa a la justicia represiva, donde la postmodernidad
favorece cambios perceptibles en el ámbito social pero que aún concibe la violencia.
La intervención de la ley es necesaria aunque no sea suficiente para que la sociedad,
las instituciones y las familias puedan reorganizarse sin violencias ni abusos. Para ello,
hay que darle cabida a una lógica de integración y negociación siempre que los
miembros de la familia y la institución posean recursos para poder funcionar como una
unidad de comprensión y de solución de los fenómenos de violencia, porque es allí
donde esta tiene mayores posibilidades de surgir. Pero también es preciso intervenir
primero describiendo la compleja dinámica relacional en las familias con transacción
violenta y el modo en que cada uno participe en el surgimiento del acto violento. Es
necesario que los conceptos creados y expuestos sean lo suficientemente
operacionales como para construir líneas de intervención compatibles, prácticas
terapéuticas de asistentes sociales.
La violencia se presenta con las características de la urgencia y la crisis, para todos
los protagonistas incluidos los terapeutas y los representantes de la Ley. Aunque sus
razones y sus determinismos estén inscriptos en lo más profundo de las historias
individuales, el aquí y ahora del sufrimiento parece no admitir ninguna demora en la
intervención.
Bibliografía
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2009.
78
CONOCIMIENTO SOBRE “VIOLENCIA DE GÉNERO EN EL NOVIAZGO” QUE
TIENEN LOS ADOLESCENTES DE ESCUELAS SECUNDARIAS PRIVADAS Y
PÚBLICAS DE MAR DEL PLATA.
Autoras:
 Gutiérrez, Micaela
 Pérez, Alejandra
 Santa María, Julieta
Mail: [email protected]
Institución de referencia: UNMdP (Universidad Nacional de Mar del Plata)
Introducción
Este artículo expone los resultados de la una investigación que hemos
realizado llamada “Conocimiento sobre “violencia de género en el noviazgo” que tienen
los adolescentes de Escuelas Secundarias privadas y públicas de Mar del Plata”.
A partir de la revisión de investigaciones internacionales, mostramos el
conocimiento que tienen los adolescentes acerca de la violencia de género en el
noviazgo adolescente.
Hoy en día, habitamos en una sociedad violenta, producto de la exclusión
social, la vulnerabilidad, la falta de solidaridad y de lazos firmes, que se han fortalecido
a través de los años y que gracias a ellos vivimos día a día en conflicto permanente.
En este trabajo se considera que las situaciones de violencia en las relaciones
de pareja se dan cuando no hay igualdad de derechos entre varones y mujeres. Es
una lesión, un atropello, el daño producido en los vínculos y las relaciones que se dan
entre las parejas de varones y mujeres ya sea físico, psicológico o sexual.
Se piensa que la violencia en tanto puede manifestarse en cualquier situación y
a los efectos de esta investigación se considera la importancia de atender los aspectos
del noviazgo adolescente en donde también aparece la violencia. Se trata de
relaciones afectivas de las que forman parte un hombre y una mujer, normalmente
jóvenes y el establecimiento de una relación afectiva con desiguales privilegios para el
hombre y la mujer puede derivar en manifestaciones de violencia por parte del joven, o
de ambos.
El presente proyecto intenta indagar el conocimiento que tienen los
adolescentes de escuelas privadas y públicas de Mar del Plata, acerca de la violencia
de género en el noviazgo.
Metodología
El proyecto realizado consistió en una investigación exploratoria descriptiva, en
la que han participado alumnos de 6to año de 2 escuelas secundarias privadas y 2
escuelas públicas de Mar del Plata, e informantes claves (Personal docente y no
docente de las Instituciones).
El instrumento utilizado para recabar información fue el Cuestionario de Ideas
Previas (Hernado, A), que fue administrado a los alumnos.
El instrumento administrado a los informantes claves fue una entrevista dirigida
anónima, el cual consta de siete preguntas acerca de la violencia de género en las
parejas adolescentes, de 6to año, en dicha institución.
Los adolescentes y los informantes claves fueron invitados a participar del
estudio en forma voluntaria, se solicitó el consentimiento informado de forma autoadministrada para los adolescentes y de forma oral para los informantes claves.
79
Objetivos de la Investigación
El Objetivo General de este trabajo se refiere a indagar el conocimiento que
tienen los adolescentes de escuelas privadas y públicas de Mar del Plata, acerca de la
violencia de género en el noviazgo.
En cuanto a los Objetivos Específicos proponemos: a) Indagar qué entienden
por violencia de género los y las adolescentes; b) Describir los tipos de violencia de
género que conocen las y los adolescentes; c) Conocer si han presenciado o
participado en situaciones compatibles con la violencia de género en el noviazgo; d)
Indagar el conocimiento que la población tiene acerca de la violencia en la familia de
origen y probabilidad de repetición; e) Describir las formas más conocidas de violencia
de género de la población objetivo: violencia física, violencia psicológica y violencia
sexual; f) Comparar, con el objetivo de establecer relaciones y diferencias, el
conocimiento sobre la violencia de género entre adolescentes de escuelas privadas y
públicas; g) Comparar, con el objetivo de establecer relaciones y diferencias,
relaciones entre varones y mujeres respecto al conocimiento de la violencia de género
en el noviazgo.
Resultados
Los resultados obtenidos en esta investigación han podido responder a los
objetivos planteados:
En cuanto al primer objetivo, qué entienden por violencia de género los y las
adolescentes, la mayoría de los encuestados coinciden en que se trata de un maltrato
por parte de un hombre hacia una mujer. Este maltrato se refiere a hacer sentir mal a
otra persona, por medios de insultos, golpes, gritos, discusiones, celos, control,
amenazas. Creen que es casi siempre el hombre el que maltrata porque posee más
fuerza física que la mujer y porque se vive hoy en día en una sociedad machista,
mientras que a la mujer se la identifica como una persona sin fuerza física y más débil.
Además concuerdan en que la violencia ocurre por diferentes motivos, como por
ejemplo el consumo de drogas y/o alcohol, por problemas psicológicos, porque fueron
maltratados en su infancia, por no poder controlar su ira, por celos, y ello los lleva a
cometer el maltrato hacia la mujer. También, la mayoría, piensan que el hombre
maltrata sin ningún motivo, o sea que es violento porque sí, mientras que una minoría
piensa todo lo contrario, es decir que existe un motivo, generalmente porque la mujer
lo provoca, de generar la violencia. Más de la mitad de los adolescentes piensan que
los hombres agreden porque están locos. Casi la mitad coinciden en que, por un lado,
los hombres que agreden a sus parejas son violentos por naturaleza, y por el otro,
piensan que la educación, el entorno familiar y la decisión de cada uno interviene en
que sea violento o no. un grupo de adolescentes piensa que la violencia es una
pérdida momentánea de control, o sea que se es violento por episodios específicos
como por ejemplo que ese día el hombre tuvo un mal día en el trabajo, mientras que
otro grupo cree que no es una pérdida momentánea de control sino que una vez que
se ejerció violencia, esta perpetúa. La mayoría de los adolescente opinan que la
violencia se da tanto en familias con bajos recursos como en familias con alto nivel
adquisitivo. La mayoría coincide en que ante un caso de violencia se debe de actuar
por medio de denuncias, ayudar a la víctima, salir del círculo violento, pedir ayuda.
Además creen que cuando ocurre un acto de violencia en una pareja, hay derecho a
meterse porque puede peligrar la vida de la víctima.
El segundo objetivo, los tipos de violencia de género que conocen las y los
adolescentes, la mayoría de los adolescentes conocen los siguientes tipos de violencia
de género: verbal (gritos, insultos), psicológica (amenazas, control, manipulación,
aislamiento) y física (golpes, apretones, empujones).
80
Con respecto al tercer objetivo, si han presenciado o participado en situaciones
compatibles con la violencia de género en el noviazgo, en tanto 10 del total de los
adolescentes (130), han presenciado o participado en situaciones de violencia en el
noviazgo. En general son casos personales o de amigos cercanos, en los cuales
fueron testigos de malos tratos verbales, físicos por parte del hombre hacia la mujer.
Refieren a situaciones de violencia física (apretones, cachetadas, moretones en el
cuerpo) y verbal (gritos e insultos).
El cuarto objetivo, el conocimiento que la población tiene acerca de la violencia
en la familia de origen y probabilidad de repetición, tercer objetivo, los resultados
sugieren que casi la mitad de los adolescentes coinciden en que los hombres que
abusan de sus parejas también fueron maltratados en su infancia y es por ello que
llegan a ser violentos , mientras que, en partes casi iguales, por un lado, piensan que
no fueron maltratados y que su conducta violenta de deba a otros factores como por
ejemplo, no poder controlarse ante un enojo, por otro lado hay un desconocimiento
sobre el tema porque o no contestan o no saben. Además, casi la mitad de los
adolescentes cree que la violencia en el hombre está relacionada con el aprendizaje y
el contexto al cual pertenece, al igual que un porcentaje similar, piensa que se es
violento por naturaleza, o sea que el sujeto nace así.
El quinto objetivo, describir las formas más conocidas de violencia de género
de la población objetivo: violencia física, violencia psicológica y violencia sexual, casi
la totalidad de los encuestados coinciden en la descripción de las siguientes formas de
violencia de género: Violencia física (moretones en el cuerpo, empujones, agarradas
fuerte de los brazos, zamarreos, golpes); Violencia psicológica (celos en exceso;
control en la vestimenta, en los amigos que tiene, revisar el celular; humillación delante
de otras personas). En cuanto a la violencia sexual (abusarse de una persona
físicamente), sólo cuatro adolescentes del total hicieron referencia a ella.
El sexto, comparar, con el objetivo de establecer relaciones y diferencias, el
conocimiento sobre la violencia de género entre adolescentes de escuelas privadas y
públicas, se pudo observar que, la mayoría de los adolescentes coinciden en definir a
la violencia de género como un maltrato de un sexo al otro.
Y por último, el séptimo objetivo, comparar, con el objetivo de establecer
relaciones y diferencias, relaciones entre varones y mujeres respecto al conocimiento
de la violencia de género en el noviazgo. En general se encuentran similitudes entre
todos los participantes, tanto mujeres como varones, en cuanto al contenido de la
información brindada.
81
“LA VIOLENCIA DE LA INVISIBILIDAD”
Autores:
Zarza, Sabrina31
Rodrigo, María Julia32
Burcaizea, Natalia Anahi33
Barboza, Victoria34
Oller, María Victoria35
Facultad de Psicología.
Universidad Nacional de Mar del Plata.
.
La violencia de la invisibilidad
La violencia es una de las problemáticas que más preocupa a nuestra sociedad
y su prevención se encuentra en la agenda de un amplio número de políticas públicas
y sociales de diversas instituciones y organismos. Si bien nadie podría poner en tela
de juicio que la violencia corre en sentido contrario a la salud de los sujetos y al
bienestar de la sociedad en su conjunto, la complejidad del tema hace que a la hora de
pensar en estrategias de prevención de la misma los interrogantes comiencen a
reproducirse y los caminos se multipliquen.
Numerosos estudiosos de la temática nos hablan de las causas de la violencia,
de su multidimensionalidad, de la necesidad de considerar los aspectos culturales,
sociales, etarios, económicos, etc. a la hora de pensar en la planificación e
implementación de estrategias que contribuyan a su prevención y/o reducción, al
tiempo que los cuadernillos de posibles actividades, dinámicas, juegos y talleres a ser
realizados pueblan las librerías y el mundo digital. Aquellos que desde diferentes
disciplinas, sectores y lugares nos sentimos convocados e involucrados en esta
empresa, nos enfrentamos ante el desafío, siempre renovado, de pensar qué tipo de
actividades son adecuadas para la población específica con la que se trabaja, en el
momento determinado en el que se trabaja, con el equipo con el cual se trabaja. El
desafío será no perder de vista los objetivos que guían nuestro quehacer y al mismo
tiempo mantener la apertura y flexibilidad necesaria que la tarea impone.
El “Proyecto Específico de Promoción de Derechos y Prevención de distintas
Formas de violencia” dependiente de la Secretaría de Extensión de la Facultad de
Psicología de la UNMDP viene trabajando en la temática desde los primeros meses
del año 2014. Quienes escribimos estas líneas formamos parte de un grupo de trabajo
humano abocado a uno de los ejes que componen el mismo. El grupo ha variado su
composición y su población destinataria a lo largo de estos años.
Actualmente centramos nuestro quehacer en una escuela primaria de la
periferia de la ciudad de Mar del Plata. La meta rectora que nos reúne es la prevención
de la violencia en niños y niñas, siendo nuestro objetivo general: Propiciar procesos de
subjetivación a partir de la visibilización y la aprehensión de nuevas formas de
vinculación que no remitan a situaciones de violencia, tanto física como psicológica,
posibilitando la construcción de un proyecto de vida que se sostenga en la
conformación de vínculos comunitarios y familiares saludables. Entendemos y
propiciamos dicha prevención desde la promoción de los derechos, así trabajamos
semanalmente en la planificación e implementación de talleres lúdicos y de reflexión
con alumnos de tercer grado de la institución educativa.
31
Estudiante avanzada de Psicología. Mail: [email protected]
Lic. en Psicología. Mail: [email protected]
33
Estudiante avanzada de Psicología. Mail: [email protected]
34
Estudiante avanzada de Psicología. Mail: [email protected]
35
Estudiante avanzada de Psicología. Mail: [email protected]
32
82
Nuestro proyecto está destinado, en principio, a trabajar en las instituciones
que pertenecen a algunos barrios de la periferia de la ciudad de Mar del Plata, en tal
sentido nos acercamos a una de las escuelas de dicha zona y entramos en contacto
con la institución educativa. En una primera etapa, llevamos a cabo diversas reuniones
con el equipo directivo y el E.O.E. del establecimiento, en las cuales los escuchamos,
nos contaron sus necesidades, sus demandas, sus expectativas al tiempo que
nosotros compartimos nuestro proyecto y recorrido. A partir de aquí acordamos
conjuntamente el trabajo que nos reuniría en adelante: talleres lúdicos y de reflexión
con los niños y niñas de dos cursos de 3º grado. La elección de los mismos se debió a
que en éstos el equipo consideraba que se encontraban las mayores problemáticas,
resultado de la confluencia de diferentes factores: varios alumnos repetidores, algunos
con encuadre flexible (pueden estar en diferentes aulas), otros con permanencia, a su
vez detectaban situaciones de mucha desprotección familiar y la falta de recursos para
enfrentar estas situaciones.
En una segunda etapa, comenzamos el trabajo con los alumnos en modalidad
taller, con la idea de ofrecer un espacio de escucha y de toma de la palabra,
habilitando la problematización (elucidación) de las experiencias cotidianas y
situaciones conflictivas muchas veces naturalizadas y promoviendo la implicación de
cada uno en dichas realidades. Realizamos un primer encuentro diagnóstico con los
chicos, donde fuimos pensando juntos aquellos temas que les interesaban o les
preocupaban. Cada encuentro con los niños está basado en esa demanda que
construimos conjuntamente, pensando semana a semana intervenciones que
mediante juegos, videos y canciones los enlacen a las temáticas que buscamos
trabajar: la convivencia, los derechos de los niños, niñas y adolescentes, los insultos,
la violencia, los conflictos, el trabajo en grupo, entre otros.
Los niños en general se han mostrado interesados y muy participativos,
constatando un creciente interés, una buena capacidad para implicarse y aprehender
aquellos temas que se fueron trabajando.
A continuación, nos gustaría compartir una viñeta, el recorte de una situación
que vivimos hace pocas semanas en el marco del trabajo que venimos realizando en
la escuela:
Hacia el final de uno de los encuentros, en el cual trabajamos sobre los
derechos que todos los niños, niñas y adolescentes tienen por el sólo hecho de serlo,
sucedió que uno de los chicos se golpeó la rodilla y comenzó a llorar de tal modo que
le preguntamos si le pasaba algo más. Entonces nos contó que su papá le había
pegado porque le habían puesto una nota por mala conducta, al preguntarle si le había
contado a alguien más nos dice que a la señorita, pero que no se hizo nada al
respecto. A partir de lo cual nos acercamos a hablar con la maestra y nos manifiesta
que no entiende porque surge dicho tema en este momento, ya que A. estuvo tranquilo
en la hora anterior sin acordarse de lo sucedido, la señorita considera que es un niño
tranquilo, que no es de molestar a nadie. La O.S., que se encontraba presente se
muestra sorprendida y dice que van a citar a los padres y que lo van a hablar “sin
enfrentarlos directamente porque puede ser contraproducente”.
Pensamos que muchas veces es posible que aquél que no molesta, que no
hace ruido, que respeta las reglas institucionales termina invisibilizado y sólo en la
medida que alguien logra escucharlo, reaparece como sujeto. ¿Es dable pensar que la
misma institución opera redoblando la situación de violencia vivida por este niño en el
intento de mantener una –aparente- armonía?
Aquí podemos ver el movimiento dialéctico entre lo instituido y lo instituyente,
entre lo planteado como el “deber funcionar” de la institución y lo que hace visible
algunas falencias en este funcionamiento, o al menos, la consideración de que es
posible trabajar de un modo diferente. Siguiendo la concepción de Lourau, podemos
plantear que la institución no se define más como un lugar, sino como una relación
entre lo instituyente y lo instituido que da lugar a la institución como un espacio
inacabado y en gestación permanente.
83
Podemos pensar lo que devela nuestra viñeta como un analizador institucional,
el cual es definido por Lourau (1975) como: “…lo que permite revelar la estructura de
la institución, provocarla, obligarla a hablar…”. 36
Al respecto expresa Peresson :
“En esta perspectiva el analizador por función y estructura se equipara al
síntoma subjetivo, en la medida que es el resultado de la transacción entre lo
instituido y lo instituyente, (en el caso del síntoma subjetivo es el resultado o
efecto del contrapunto entre el deseo y la defensa). De esta manera el
analizador-síntoma tiene dos caras, por un lado lo que pugna por realizarse, y
por otro lado la defensa y sostenimiento de lo establecido (…) El analizadorsíntoma estabiliza cierto malestar, provee de algún tipo de solución… y allí se
mantiene esperando que alguien lo ponga a hablar” 37
Se podría pensar que lo instituido hoy en la educación se rige en una dicotomía
(los chicos buenos- los chicos malos) dos polos donde se estigmatizan unos y se
invisibilizan otros. Nociones como “los chicos problema” vislumbran la fragmentación
tajante que se vive muchas veces en este ámbito, donde los niños que “no molestan”,
aquellos que no ponen en acto su padecer, son silenciados. Siguiendo a Ana María
Fernández (2007) “…Los imaginarios sociales efectivos o instituidos de una
colectividad forman parte de la construcción de identidades...”
Desde nuestra labor creemos necesario problematizar el sostenimiento de esas
identidades, elucidar el entramado de saber-poder donde se apoyan para intentar, de
a poco, desnaturalizarlas. Se trata de generar condiciones de posibilidad para generar,
desde las lógicas de la multiplicidad, nuevas oportunidades, ya que el poder de lo
instituido reside ni más ni menos que en crear realidad.
Bibliografía



Fernandez, A.M (2007) De los modos de subjetivación a la producción de
subjetividad. En: Las lógicas colectivas. Imaginarios, cuerpos y multiplicidades.
Buenos Aires. Edit. Biblos
Lourau, R. (1975). El análisis institucional. España SL.: Amorrortu Editores.
Peresson, F. El comunicador en el campo institucional”. Intervenciones.
Disponible
en:
http://perio.unlp.edu.ar/PsicologiaGeI/Textos/El%20comunicador%20en%20el.d
oc
36
Lourau, R. “El análisis institucional” (1975) Amorrortu Editores España SL.
Peresson, F. “ El comunicador en el “campo institucional” Intervenciones .
http://perio.unlp.edu.ar/PsicologiaGeI/Textos/El%20comunicador%20en%20el.doc
37
84
VIOLENCIA DE GÉNERO Y RELATO DE LA DICTADURA
Loureiro, Aylén y Olsen, Cintia.
Mail: [email protected] / [email protected]
Institución: Universidad Nacional de Mar del Plata. Grupo GIPJURI
Resumen
El presente artículo aborda la problemática de la violencia de género en sentido amplio
durante las detenciones clandestinas en la última dictadura cívico militar. La cuestión
de género ha tenido mayor circulación en el discurso social de los últimos años, a la
vez que se han promulgado nuevas leyes, posibilitando la transformación de las
posiciones y subjetividades en diversos escenarios de la vida social. De igual modo,
repensar el pasado en función de la perspectiva de género, permite abrir nuevos
campos de visibilidad sobre lo ocurrido en centros clandestinos de detención. Esto nos
interesa, en tanto esta visibilización legal y social posibilita la simbolización, sin la cual
resulta imposible la reflexión y finalmente sin todo lo anterior no hay posibilidad de
transformación (Tornay y Alvarez, 2012). En este sentido, durante la reapertura del
proceso de justicia, es posible no solo hablar de la violencia sexual sino también
juzgarla. A partir de estos cambios, la violencia sexual cometida en centros
clandestinos de detención es considerada como delito de lesa humanidad. El objetivo
de este trabajo es abordar esta problemática, repensando la cuestión de género
durante las detenciones, la violencia sexual como delito y el lugar explícito que tiene
en el discurso de la Justicia.
Palabras clave: Género – Violencia sexual – dictadura - Justicia
A través de los últimos años el relato de la dictadura militar ha cambiado tanto
como la perspectiva sobre la violencia de género. Nuevas formas de pensar la
cuestión de género permiten una revisión de lo acontecido en centros clandestinos de
detención, emergiendo de este modo nuevos discursos en los que es posible hablar de
este tipo de violencia. Estas transformaciones se han dado no solo a nivel social sino
que también tienen su correlato en el escenario jurídico.
Podríamos afirmar que diversos factores han permitido una transformación de
la sensibilidad de la sociedad respecto a estas problemáticas, concediendo la
posibilidad de visibilizar y posteriormente desnaturalizar las desigualdades jerárquicas
de género con sus correlatos de discriminación y juicio moral.
En este sentido, Ana María Fernanadez (2009) afirma que “la naturalización de
la injusticia no es un proceso espontáneo, sino que, muy por el contrario, hay que
producirlo”. Aquello que ha permanecido invisible durante los años en los que no se
habló de violencia de género en sentido amplio y violencia sexual, no es algo oculto o
escondido, sino que estaba ahí o se lo consideraba natural. Estos procesos tienen que
ver con las maneras de articulación del poder y el saber en las distintas instituciones
que conforman lo social. Siguiendo a Foucault (1984), estas articulaciones, tanto
discursivas como no discursivas, confluyen en lo que denomina dispositivo. Un
dispositivo sería una relación entre distintos componentes o elementos institucionales
que incluiría diversos elementos, como los discursos, las instalaciones arquitectónicas,
las decisiones reglamentarias, las leyes, las medidas administrativas, los enunciados
científicos, filosóficos y morales que circulan en la relación entre saber y poder.
Específicamente Foucault aclara que “el dispositivo mismo es la red que se establece
entre estos elementos” (García Fanlo, 2011). Esto quiere decir, que durante los últimos
años hubo un cambio gradual en las relaciones de saber – poder respecto a la
cuestión de género, que ha permitido la emergencia de nuevas voces y relatos que
antes habían sido callados. Entre estos, encontramos los testimonios de las mujeres
que padecieron violencia sexual durante la última dictadura militar.
85
Cabe aclarar que los hombres también sufrieron violencia sexual y debe ser
condenada de igual manera pero en este trabajo decidimos enfocarnos en los casos
de las mujeres debido a las particularidades que encontramos desde esta perspectiva
en tanto se las violenta por su condición.
A través de una revisión de los testimonios podemos dar cuenta de la transformación
de los relatos en los cuales diversos factores posibilitaron a las víctimas reflexionar en
torno a la violencia sufrida, transformando su relato y su experiencia.
Un ejemplo de esto es el caso Molina, el cual fue la primera condena emitida por el
Tribunal Oral Federal por delitos contra la integridad sexual cometidos en un centro
clandestino; esta condena fue dictada en Mar del Plata en de junio de 2010. En este
caso se condenó a Gregorio Rafael Molina, ex suboficial de la Fuerza Aérea, a prisión
perpetua por cinco violaciones agravadas y una tentativa. Pero este no fue un proceso
lineal ni simple sino que las victimas tuvieron que afrontar una larga lucha durante la
cual ante la reapertura del caso en el año 2007 la víctima se presenta como
querellante denunciando a Molina por violación sexual. Al analizar el caso, el juez de
primera instancia entendió que no había prueba suficiente para imputarle la
responsabilidad de los hechos y decide sobreseer al imputado por ese delito.
Finalmente en 2010 comienza un juicio oral que termina con la condena considerando
la violación como hecho autónomo. Aquí vemos la desestimación inicial tanto a los
testimonios de las víctimas que no son considerados como pruebas suficientes como a
la gravedad del delito sexual.
Durante mucho tiempo se generalizaron los relatos respecto a las torturas sufridas en
esta oscura época del país, desconociendo las particularidades de las situaciones de
las mujeres que ahora pueden poner énfasis sobre su vulnerabilidad como seres
sexuales. El tratamiento hacia las mujeres estaba marcado por una alta dosis de
violencia sexual; ligando la identidad femenina a la noción de objeto sexual. (Jelin,
2001).
Por otro lado esta perspectiva implica el reconocimiento y legitimación de las
experiencias que no eran las “dominantes”. Un relato con una sensibilidad diferente a
la que solíamos escuchar. Las mujeres víctimas no solo fueron las secuestradas y
torturadas sino que también fueron las madres, esposas y abuelas juzgadas
moralmente de “provocadoras” o de “no cuidar y educar a sus familias como
corresponde”.
Como afirma Oberti (2009) el testimonio refiere a la actualidad del pasado en el
presente. Los relatos de las experiencias ahora simbolizadas han permitido una
transformación en la realidad actual y uno de sus resultados visibles es la
transformación de la normativa la cual paso de calificar estos actos como “delitos
contra la honestidad” a considerarlos como “delitos de lesa humanidad”.
Esta transformación permitió a su vez continuar con la simbolización y transformación
de la cuestión de género. Este nuevo discurso posibilita la enunciación de aquello por
lo que se lucha y es al mismo tiempo el medio por el cual se lucha (Balardini, Oberlin y
Sobredo, 2011)
En ese sentido podemos decir que la ley brinda un sistema de nombres que
posibilitan la simbolización. Posibilitando finalmente la reflexión y posterior
transformación de la realidad (Tornay y Alvarez 2012). Se abre así un espiral de
posibilidades para la realidad futura de la violencia de género.
86
Bibliografía
•
Balardini, L.; A. Oberlin y L. Sobredo (2011), “Violencia de género y abusos
sexuales en los centros clandestinos de detención. Un aporte a la comprensión
de la experiencia argentina”, en CELS, Hacer Justicia. Nuevos debates sobre el
juzgamiento de crímenes de lesa humanidad en Argentina; 1ª ed., Ciudad
Autónoma de Buenos Aires: Siglo XXI Editores; 2011. Disponible en:
www.cels.org.ar
•
Fanlo, Luis García (2011). ¿Qué es un dispositivo? Foucault, Deleuze y
Agambe. A Parte Rei: revista de filosofía. N° 74
•
Fernandez, Ana Maria (2009) Las lógicas sexuales: amor, política y violencias.
Buenos Aíres: Nueva Visión
•
Jelin, Elizabeth (2002), Los trabajos de la memoria, Buenos Aires, Siglo XXI.
•
Oberti, Alejandra, (2009) “Lo que queda de la violencia política. A propósito de
archivos y testimonios”, en Dossier “Memorias de la Represión en América
Latina”, en Revista Temáticas, Revista de los Pos-Graduandos en Ciencias
Sociais. IFCH-Unicamp, Brasil, Año 17, número 34.
•
Tornay, L.; Alvarez, V. (2012) Tomar la palabra. Memoria y violencia de género
durante el terrorismo de Estado. Aletheia, 2 (4). En Memoria Académica.
Disponible
en:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.5294/pr.5294.pdf
87
RESCATAR – SE
Lic. Mariela A. Ramos - Lic. Mara E. Rodríguez - Ma. Luján Ramadori
Equipo Técnico Programa Envión Volver
Diferentes estudios nacionales e internacionales revelan que los niños y jóvenes son
las víctimas más frecuentes de diversas formas de violencia que afectan su desarrollo
personal, su integridad física y psíquica o que incluso llegan a ser atentados directos
contra sus vidas.
El análisis de los antecedentes históricos nos revela que la violencia contra los niños y
jóvenes es una constante en el tiempo y las distintas sociedades. i
Se los define por lo que no son, por lo que les falta.
A partir de esto, queremos contar la historia de Pablo, su paso por el Envión Volver y
sus avatares institucionales.
Pablo es derivado al Programa aún cuando se encontraba privado de su libertad,
alojado en un Instituto cerrado de la Provincia de Buenos Aires.
El Envión Volver es un Programa de Responsabilidad Social Compartida que tiene
como objetivo la inclusión social y prevención de la reincidencia de los jóvenes en el
delito, que se encuentren en procesos de externación o cumpliendo medidas
alternativas a la privación de la libertad.
Al momento de su derivación, no tenia fecha de egreso del Instituto, por lo cual, aún no
sabíamos si íbamos a poder trabajar con él, ya que los objetivos del programa
preveían que el joven tuviera una fecha de egreso aproximada y no debía ser mayor a
los 6 meses luego de su derivación.
Dos instituciones habían trabajado con Pablo, el ente derivador y el lugar que controló
el arresto domiciliario con el que había sido beneficiado el joven, durante el transcurso
del cumplimiento de su condena.
Desde un lugar destacaban que la familia se organizaba a partir del trabajo, de
“trabajar juntos”, compartir proyectos laborales durante el año. Desde el otro, se
referían a Pablo como un joven “muy corto”, con cierto retraso en su desarrollo,
alguien al cual su familia no le tenía confianza para atender el kiosco familiar porque
no era capaz de hacer las cuentas y dar un vuelto.
Se podría decir que fue derivado con diagnósticos silvestres: homicida, imbécil, tonto;
categorías que tendremos que dejar caer para escuchar su nombre. ii
Al decir de Liliana Álvarez, un causante, alguien en que sistemas de regulación y
control operaron aboliendo su subjetividad, a través del ejercicio de la violencia;
violencia que entendemos como toda omisión o exceso verbal, toda contradicción
entre gestos y palabras, todo retiro de investiduras de atención, todo desamparo
producido por no ser, por no ser mirado a los ojos, por no ser escuchado, por
transformar a alguien en ninguno, gracias a la negación de su verdad propia.
En un principio estos discursos institucionales estigmatizantes por los que el joven era
hablado, generaron contradicciones, distintas hipótesis y posicionamientos en el
abordaje del trabajo con él. Por ejemplo, los primeros días de concurrencia él se
mostraba distante, frío, no hablaba, con una risa que no lográbamos decodificar. Esto
sumado a su causa y a los informes de derivación, generaba en el equipo cierta
resistencia, produciéndose prologados silencios incómodos. Incluso Pablo pudo
después de un tiempo, registrar esto y verbalizarlo. Así mismo, es necesario
mencionar, que Pablo llegó al Envión Volver asociándolo directamente con la escuela
y una pauta de conducta dispuesta por el juez para no perder la libertad condicional.
Fueron necesarios varios movimientos de ambas partes para reconocer los pre
conceptos, salirse de lo impuesto y re encuadrarnos en la tarea
A partir de ello, nos planteamos como objetivo disponernos desde lo vincular para la
escucha, dando lugar a la palabra, facilitando un espacio donde pudiera hablar por sí
mismo, creando su propio discurso.
88
Desde un primer momento Pablo respondió en forma activa y participativa a las
diferentes actividades propuestas, aportando ideas e incluso materiales.
Siempre se mantuvo atento a los estados y vivencias de los demás jóvenes,
respetando los espacios para que intervengamos.
Dejó de frecuentar espacios que antes despertaban sus conductas transgresivas,
evitando situaciones que lo expongan a un riesgo. Reflexiona antes de actuar,
responsabilizándose subjetivamente.
Ha podido valorar su esfuerzo para lograr un objetivo, tolerando la espera del tiempo
que le lleve conseguirlo.
Depositamos nuestra confianza en él y esto permitió que reforzara sus logros; por
ejemplo, se le ofreció participar en actividades que requerían manejo de dinero,
posibilitando de esta forma, que él se piense desde otro lugar.
Creemos que ello fue posible por su asidua concurrencia, su confianza hacia el
espacio y el equipo y el trabajo de elaboración de ciertas condiciones de su vida y de
su historia.
En una jornada de convivencia, el se refiere a estos procesos diciendo: “me rescate”.
Luego de un tiempo, Pablo se ve a sí mismo como en un 50% y 50%, entre los
cambios y la trasgresión, entre la pulsión de vida y de muerte; marcas de su historia y
nuevas marcas.
Consideramos que poder poner en palabras, armar su propio discurso, elegir, son
algunas de las cuestiones que marcan la diferencia de su pasaje por esta institución.
En Mayo del corriente año, desde la Cámara de Apelaciones y Garantías en lo Penal
se nos contacta para informarnos fechas de entrevistas psicológicas fijadas por dicho
organismo (como parte de las pautas de conducta), con el fin de que el joven asista.
Por otro lado, se nos solicita un informe sobre el recorrido de Pablo en el Programa.
Ante la solicitud de informe de la Cámara Penal intentamos posicionarnos éticamente
ante dicha demanda. Que nos preguntan “los doctores cuya ciencia es la Ley?”, diría
Legendre. Que piden?
Un informe con el recorrido de Pablo en el Envión Volver, el relato de los hechos, pero
¿que son los hechos y quien es el sujeto del que hablamos, para un jurista por un lado
y para el equipo que ha transitado junto a Pablo su paso más firme o más débil por el
Programa por otro? Desde la ética de la responsabilidad y desde un posicionamiento
crítico es que respondemos.
Si el pasaje de Pablo por el Programa produjo efectos, dejó marcas, la toma de
decisiones en lo judicial también; e implica cambios significativos en la vida de las
personas. Pero mientras cuando escuchamos al sujeto en su decir acerca de la causa
que causa la causa (la otra escena), el derecho solo habla de la causa penal, el relato
descarnado de los hechos cocidos a un expediente.
Para el derecho existir es estar pegado, cocido en tiempo y forma.
Junto con Beramendi nos preguntamos, ¿Cómo compatibilizar entonces la verdad
psíquica subjetiva y la verdad jurídica; son verdades compatibles o
inconciliables?.¿Cuáles son las expectativas depositadas en las demandas que se nos
formulan? Cual es la contribución de la verdad que aportamos a la consecución de la
verdad buscada por la Ley? Que es lo que NO se dice? De que NO se habla? iii
Se transforma Pablo en un objeto, en un bien mueble mas a ser exhibido, catalogado?
Los interrogantes pueden multiplicarse… la verdad es siempre resultante de un
diálogo.
Días después de presentado el informe, Pablo es detenido, su madre así nos lo
comunica. Ante la sorpresa nos contactamos con la Cámara Penal, tratando de
encontrar una explicación a lo sucedido, informándosenos que desde allí se había
ordenado la detención. Esto produjo una sensación de avasallamiento y confusión en
el equipo. Será que la exposición de nuestras consideraciones acerca del pasaje de
Pablo por el Programa se convirtió en diálogo de sordos frente a las consideraciones
provenientes del Derecho? La argumentación de este proceder es que los jueces
decidieron que al no cumplir con las pautas, su libertad sea revocada.
89
La justicia desestima, no valora la implicancia del sujeto que se responsabiliza como
tal subjetivamente, ejerciendo maltrato simbólico institucional, entendida como aquella
modalidad de relación que con o sin intencionalidad menoscaba la integridad
emocional y psíquica del otro. El violentamiento que se ejerce con alguien que está en
inferioridad de condiciones desde una actitud impecable, irónica, que intenta disfrazar
de un “buen trato”.
Desde hace dos meses y medio Pablo se encuentra detenido, alojado en el pabellón
de los cristianos donde realiza las tareas de limpieza; aclaramos esto ya que
permanecer allí, implica un lugar “de privilegio” que sólo pueden obtener algunas
personas, ya que esto depende de mantener un buen comportamiento. Consideramos
que a pesar de lo disruptivo de la detención, el joven no cambió sus actitudes, es
decir, continúa no exponiéndose a situaciones conflictivas, valorando el lugar
conseguido, reflexionando y a la espera de una definición a su situación.
Pablo se comunica con éste equipo semanalmente, nos consulta si hay novedades
con la causa, nos cuenta cómo se siente, sus vivencias y pregunta por sus
compañeros.
Creemos que los llamados de Pablo dan cuenta de que hay un sujeto que hace lazo,
vínculo, que piensa en otro; operando el Programa, aún en éstas circunstancias, como
sostén.
En el pero, y desde el encierro, Pablo aún se rescata como sujeto: “Estoy re cheto
pero estoy re en cana”.
i
Miguel Cillero B. Consultor UNICEF. “Los Niños: entre la violencia y el derecho. Aportes desde la
convención de Derechos del Niño”
ii
Liliana Alvarez. “Hacia un diagnóstico Psicológico Forense”. Primeras Jornadas bonaerenses en
Psicología Forense. La Plata, septiembre de 1991.
iii
Lic. Hilda Abelleira, Lic. Norma Delucca. “Clínica Forense en Familia. Historización de una práctica”;
Capítulo: “Intervención del perito Psicológico en la Institución Judicial”. Editorial Lugar. 2004.
90
La venganza y el odio en la escena traumática. Violencia y lazo social.
Eduardo S. Sullivan
El odio, más primario que el amor
Las muertes violentas traen aparejados efectos diferentes para los dolientes que
los que puede llegar a producir la muerte natural: la muerte anunciada tiene efectos
desemejantes para la posterior elaboración que la que se ha producido en modo
traumático.
Freud va a derivar su teoría del duelo a partir del contexto bélico: pulsiones
irrefrenables que colocan a los hombres por fuera de su propia conservación. Por ello
emplaza en ellos un costado enigmático, que van más allá de la elaboración de la
pérdida y que precisamente moviliza las relaciones del doliente con las pulsiones
agresivas y de destrucción del objeto. Esta dimensión es señalada en De guerra y
muerte (1915) como “culpa de sangre”: el retorno que deviene deuda con la ley
primera, pero que inaugura también la tendencia a la trasgresión. No hay duelo posible
en ausencia del Padre. Pero estas vinculaciones entre la ley, el deseo y el parricidio,
ponen en cuestión por un lado, su relación a la elaboración de las pérdidas y
derivándonos por otro, con la paradoja del amor al prójimo como bien humano. La
institución de la ley nos ubica también en una relación ambivalente que liga al padre
con el hijo, con una suerte de vuelta al amor, luego de haber realizado el acto del
asesinato. Lacan señala que en El malestar… (1930) Freud nos presenta una
situación donde todo gira en torno al reforzamiento de la interdicción. El hombre
deviene pecador enlazando la trasgresión al deseo y a la ley. Este mito fundacional del
asesinato del Padre, nos conduce entonces, a la cuestión paradojal de la imposibilidad
de cumplir con la máxima que ordena amar a Dios. En este mismo impedimento anida
algo que se articula con ese más allá, “lo insuperable”: el amor al prójimo.
El mal como asesinato queda así articulado a la ley y en particular con la ley moral.
Tanto la guerra, los sueños traumáticos, como las neurosis traumáticas contradicen al
principio del placer. Freud plantea un origen primitivo del odio, incluso más primario
que el amor, que permite la construcción del exterior a partir de ciertos movimientos
pulsionales. El odio es un aspecto estructural y constitutivo.
¿Cómo es posible que en el campo del deseo del sujeto aquello que puede
definirse como el Bien supremo pueda ser confundido como su propia destrucción?
La violencia y el lazo social. Tratamientos de lo real.
Nuestra historia argentina sabe de duelos de difícil resolución. Sólo basta con
detenernos a pensar en las consecuencias del terrorismo de estado que abrieron
heridas difícilmente cicatrizables, que afecta aun hoy tanto nuestra urdimbre social
como nuestro capital emocional. La naturaleza de estas pérdidas obliga al
psicoanálisis a repensar y realizar nuevas preguntas ante las irrupciones de la
violencia en el mundo contemporáneo. Como correlato de estos hechos, fuimos
testigos también de otros desastres subjetivos que las reeditan. Ecos que resuenan en
nuevos acontecimientos dolorosos para nuestra sociedad como lo fue el Desastre
Cromañón. Lo que no ha sido tramitado en lo simbólico retorna de igual modo. Nos
interesa realizar una lectura de los obstáculos que se presentan para la consecución
del lazo social, cuando la venganza y el odio tiñen la escena traumática.
En el año 2005 Alejandro Kaufmaniii publica un artículo en donde alude a
“deficiencias en las condiciones apropiadas para el duelo de los familiares de
Cromañon” signadas por la manipulación, por parte de la prensa sensacionalista y de
ciertos sectores sociales, de la que fueron objeto los familiares de las personas
fallecidas en aquella ocasión. Expresa que la reflexión sobre el trágico suceso puede
91
estar afectada a partir de la relación directa del doliente con el problema y considera
que la verdad sobre el desafortunado suceso sólo puede propiciarse en tanto testigo
no animado por la ira o la búsqueda de venganza.
En otro de sus artículosiii refiere que se debería tomar distancia “del pánico y de la
pulsión culpabilizadora” para favorecer el sostenimiento de la trama social y alude a
que estas condiciones son necesarias para la prosecución del duelo “esa dimensión
de lo humano ofendida y lesionada por el horror de la última dictadura”.
Asimismo, lo concerniente a la desaparición forzada de personas, da testimonio de
una práctica cuyo objetivo es la exclusión radical del opositor o del extraño, tratándose
de una acción característica de la época moderna donde hay un intento de
normalización de los individuos y las sociedades realizado por medio de la exclusión
del otro diferente, es decir de aquel que se opone a los ideales dominantes. Si bien
podemos afirmar que la exclusión del opositor es una experiencia que atraviesa todas
las épocas, es en la modernidad donde el avance científico y tecnológico lo han
facilitado enormemente.
Las modalidades que ha desarrollado el psicoanálisis para el tratamiento de lo real
son: Tratamiento de lo real por lo real, cuyas consecuencias son la venganza y la
destrucción, formas de resolución que intentan resolver el horror por métodos
violentos; el segundo modo es tratar lo real por lo imaginario e integran los
mecanismos que se sirven de la imagen, de la sugestión y de la identificación pero que
en definitiva no producen un cambio frente a lo ominoso, ofreciéndose como “veladura”
y por último el tratamiento de lo real por medio de lo simbólico que permite salidas a
través de la apelación al ritual, la justicia y al acto como modalidades de ingresar,
elaborar y concluir un duelo de tales características. iii
Sin duda, ni la violencia que genera la venganza, ni el engaño de la sugestión son
vías satisfactorias para afrontar la pérdida y lograr subjetivarla. Como afirma Allouch iii
“la muerte llama a la muerte” cuando no hay mediación de un duelo, el que sólo logra
tal estatuto cuando la falta logra escribirse en lo simbólico.
No obstante creemos que es posible salir de un dolor suspendido ante el peso de
la pérdida, para hacer lugar al planteamiento del duelo como acto creador, más allá del
ritual y la justicia, que es su dimensión particular, diríamos íntima.iii Eso implica la
posibilidad de decidir en última instancia por el dolor o por el duelo, como modo de
asentimiento subjetivo que permita un reconocimiento de la castración que la pérdida
nos devela.
En el caso del desastre Cromañón ¿existieron las condiciones necesarias
(políticas, jurídicas, sociales) para que cada sujeto pudiera realizar esta opción por el
dolor cristalizado o por la elaboración de la pérdida? ¿Cuáles fueron los discursos que
afectaron este acontecimiento irruptivo?
La dimensión discursiva de la performatividad, entiende que la figura de la víctima
ocupa un lugar densamente cargado de significación en el paisaje urbano actual. Es la
voz que narra las experiencias límites que viven los habitantes de las grandes urbes y
que ofrecería ciertas garantías al periodismo actual de “enganchar” una mayor
audiencia. Para quienes vivencian estas situaciones suele ser aliviante que se le
ofrezca la posibilidad de salirse por un instante de ese lugar asignado y hacer
escuchar su voz, aunque el alivio catártico sea efímero. Este pequeño espacio de
conciencia de la cual la víctima es portavoz, permitiría dar cuenta de un orden social
fallido, del cual se generan símbolos, metáforas y señales. Como contrapartida sus
historias quedan atadas eternamente a ese acontecimiento disruptivo.
Estos desastres antropogénicos movilizan procesos de reflexión urbana y según
Reguilloiii están teñidos de creencias religiosas, que operan como un lenguaje que
viabiliza la protesta inaugurando santuarios profanos para su memoria. Según esta
autora, cada uno de estos acontecimientos instaura sus propias reglas de lectura y
configura su propio espacio público, siendo una zona convocante, tanto de la historia
local como de la comunicación masiva, cuya tensión permite cierto proceso de
92
comprensión. Las catástrofes urbanas intentan hallar una explicación mediante la
búsqueda de los elementos de significación profunda, elaborando estrategias de
visibilidad que organizan la protesta y los rituales como imagen en torno a ese
acontecimiento. No se trata de pensarlos como espacios antagónicos, sino de ubicar
sus procedimientos y lógicas diferenciales.
En el caso de la dimensión histórica coincidimos con la autora en que los actos
performativos están atados a las historias locales ofertando un espacio imantado al
cual se adhieren las memorias, luchas, actos no sancionados, aquello que en estado
permanente y residual es silenciado por la modernidad.
En el desastre urbano de Cromañón el lugar de la víctimas le fue asignado a las
padres de los jóvenes muertos, lo cual produjo espontáneamente la construcción de
un santuario-altar con bienes de los fallecidos y de otros objetos de diferentes
características, como cartas, poemas, zapatillas, rosarios, budas y una llamativa
apelación al nombre propio que hunde sus raíces en la memoria de las víctimas y
desaparecidos por la dictadura.
Más adelante afirma que la estética de la protesta indica referencias a lo religioso y
a la fatalidad signada por el nombre otorgado al lugar como “Ángeles de Cromañón”;
para la autora se trata de lenguajes yuxtapuestos entre lo religioso y lo político.
Establece que estas estrategias de producción de visibilidad, al conformarse de esta
manera, quedan atrapadas en el lenguaje de lo misterioso y de la venganza cuyos
protagonistas devienen “dolientes” o “comunidad sufriente” que afectaría la identidad
ciudadana.
Concluye que la significación cultural dominante revela una concepción religiosa
del mundo lo que potencia el nivel de victimización y de la lógica de la fatalidad. En las
circunstancias de acontecimientos irruptivos que sacuden a las sociedades, dándose a
conocer como un lenguaje que obtura la imagen de la continuidad, los procesos de
racionalidad comunicativa se hacen presentes como modo de acceder a la palabra
mediática recurriendo a estas modalidades numinosas. Las marcas de la religiosidad
popular operan como facilitadores de los flujos mediáticos que clausuran el signo y la
interpretación para dar lugar a un campo discursivo caracterizado por la tragedia y la
victimización.
La imposibilidad de salirse de este lugar condena a la subjetividad a alternar entre
verdugo y víctima apropiándose de la venganza que indica una eterna exclusión del
futuro que no permite la ubicación de sujetos sociales históricos como operadores
capaces de restituir desde su propia subjetividad el proyecto común.
El tratamiento de las pérdidas y la apelación al Otro social.
Según Mirta Pipkiniii la reparación de los daños es el epicentro de la judicialización
postmoderna que contribuye a impedir un proceso de duelo que es siempre singular.
La homogeneización del perjuicio deja eclipsado al sujeto del duelo. La búsqueda del
culpable incentivado por el descreimiento progresivo de la justicia hace que se pueda
ingresar en la escena del odio que con su potencia destructiva intentará ocupar el
lugar del Otro poderoso y destituirlo. La ausencia de sanción de los responsables hace
que las versiones mercantilistas de la reparación, en la forma de indemnizaciones a
los familiares, no permitan la elaboración del hecho. Es imposible dar estatuto
colectivo a algo que es del orden de lo personal.
María Elena Elmigeriii desarrolla el concepto de subjetivación en la experiencia del
duelo, manifestando que se trata de dar significancia a una pérdida que implica no sólo
la dimensión de la muerte de un ser querido sino lo que el sujeto era en presencia del
mismo.
En el duelo impedido como en el caso de Hamlet, no se podría arribar a una
solución ante el desorden creado por la insuficiencia de los significantes para hacer
frente al agujero de la muerte, siendo una puerta abierta a modalidades graves de
93
intentos de solución, como lo son el homicidio, la locura, el suicidio y las
melancolizaciones. Según la autora sostiene que Allouchiii dice que una muerte llama a
otra muerte si no es mediado por un proceso simbólico que permita la
responsabilización tanto en público como en privado de algún saber que sancione las
muertes.
Se hace necesario poder renunciar al carácter de víctima dolorosa para reinstalar
la dimensión de la subjetividad luego de la conmoción. Esta dimensión de la
culpabilidad inconciente que es el saldo de la inscripción del sujeto en la ley, permite
que el asentimiento subjetivo sólo pueda ser mediado por un proceso de implicación
en el drama que le aqueja a cada sujeto, permitiéndole una salida más allá de la
reivindicación retaliativa y dando lugar a un acto creativo y transformador. Para esto la
interacción de lo público, (a través del Otro social que permita el reconocimiento de la
pérdida, la instalación del ritual como pasaje e inscripción), con lo privado referido al
tiempo que el duelo necesita para su tramitación y la dimensión de lo íntimo donde por
fin deberá elaborarse lo que uno fue para el muerto permite la reinstalación del lazo
social y su transmisión genealógica.
94
APROXIMACIONES ANALÍTICAS SOBRE EL CAMPO ESTADÍSTICO DE LA
VIOLENCIA. AVANCES DE INVESTIGACIÓN
Por Belén Muñiz iiiy Cristian Tibaldi iii
I.
Introducción
Desde múltiples lugares nos llegan a diario las voces que denuncian, lamentan y
señalan un aumento de la violencia “callejera” que atraviesa a las y los jóvenes,
colocándolos mucho más en el lugar de ejecutores que de víctimas de dicha violencia.
Pero más allá incluso de la atribución de responsabilidad que sobre estos jóvenes se
puede dar desde los diferentes sectores de la sociedad donde se origina la demanda,
vemos como hay una necesidad permanente de cuantificar, o por lo menos de poner
en término de magnitudes relativas la intensidad de dicha violencia. Esta parte singular
de la demanda por intervenir sobre la violencia, ya sea desde discursos de
endurecimiento penal, que piden mayor presencia policial y mayor castigo (Garland,
1990) o desde aquellos que se estructuran en torno al pleno ejercicio de los derechos
humanos y la inclusión social, nos ha conducido a preguntarnos acerca de si es
posible medir la violencia ¿qué información debe ser tomada como relevante a la hora
de afirmar el aumento o disminución de la violencia?, ¿existe un desarrollo objetivo y
autónomo de los hechos violentos que se pueda expresar en magnitudes relativas o,
por el contrario, es efecto de un discurso producto de una “sensación” que varía en
función del sector social que lo enuncie?
Inmediatamente nos detenemos en este punto: ¿es solo un agrupamiento de hechos
más o menos conexos o se inscriben en una secuencia, un proceso social de larga
duración?, ¿cómo se nos presenta la información sobre los hechos de violencia que
nos permita arrojar luz sobre estas cuestiones?
En este trabajo presentaremos algunos avances de la investigación que los autores
llevamos adelante en torno a la temática de la violencia, en el marco de un proyecto en
el que nos proponemos indagar las diferentes formas en que las y los jóvenes son
atravesados por prácticas y situaciones donde la violencia se ejerce en sus mismos
cuerpos, sobre la definición conceptual que concibe a éste como un particular
“...territorio en que se expresan confrontaciones entre conjuntos de relaciones
sociales…” (Forte y Pérez: 2010; 12), punto nodal donde las tensiones que estructuran
al capitalismo como formación socio-histórica toman su materialidad. Para abordar
esta temática tomamos como definición conceptual la propuesta por la Organización
Mundial de la Salud (OMS) que la caracteriza como “El uso intencional de la fuerza o
el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo
o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte,
daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones.” (OMS, 2002)
La concepción del cuerpo como territorialidad implica necesariamente entenderlo
como producto de procesos históricos sociales de largo alcance y a la vez campo de
confrontación de fuerzas sociales (Núñez, 2012; Marín, 1996: Forte y Pérez, 2010).
Desde el advenimiento de la Modernidad, el cuerpo fue consolidándose como objeto
de gestión, y de las tecnologías de poder desplegadas de esa forma (Foucault, 1987)
bajo las formas en apariencia neutrales de políticas públicas. El control sobre
poblaciones socialmente peligrosas, moral y materialmente riesgosas, va instalando en
los diferentes niveles del poder prácticas que buscarán disciplinar, ordenar, contener y
eventualmente suprimir dichas fuentes de riesgo (Daroqui,López y García, 2012). La
juventud se ha ido transformando cada vez con mayor frecuencia en una fuente de
riesgo social -mucho más aún si está unida a la pobreza- y atravesada por dos
discursos que reactualizan, paradójicamente, el estigma: uno de corte asistencialista
en el cual se reconoce la vulnerabilidad de las y los jóvenes, que dispara una serie de
dispositivos de promoción y protección de derechos que buscan “salvar” a dichos
sujetos de la delincuencia, las drogas y el desempleo. Por otro lado, un discurso que
95
estigmatiza y responsabiliza a las y los jóvenes por el aparente aumento de hechos
delictivos, sensación de inseguridad y expansión del narcotráfico, creando
articuladamente con el primero todo un cuerpo legal-jurídico de carácter punitivo que
busca neutralizar esa fuente de riesgo social.
Comenzamos la primera etapa del proyecto con la elaboración y análisis de una base
de datos sobre las fuentes más visibles de información, registrando el contenido de
todos los sitios web donde las diferentes agencias estatales y no estatales publican
datos de acceso público sobre hechos de violencia, referidos al aglomerado Mar del
Plata/Batán. El recorte correspondiente a la franja etaria que elegimos se fue
adaptando a la cantidad y calidad de la información disponible. Esta elección
metodológica, en apariencia menor, fue consecuencia directa de las características
propias de la información que fuimos encontrando, por el hecho de que la mayoría de
los datos analizados están relacionados en mayor o menor medida con la conflictividad
con la ley penal. En efecto, de 24 fuentes consultadas 20 corresponden a fuentes
judiciales, policiales o relacionadas con el Sistema de Responsabilidad Penal Juvenil
(SRPJ), lo que nos llevó a fijar al grupo etario objetivo entre los 15 y los 21 años de
edad, correspondiente en su límite inferior con un año antes de la edad de punibilidad,
que según la ley 26061 es a partir de los 16 años, y en su límite superior con la
categoría “jóvenes adultos”, entre 18 y 21 años, que establece la ley 12256 de
Ejecución Penal. Esto no significa que exista una correspondencia entre este grupo
etario y los grupos etarios de las fuentes. Muy por el contrario, existe una gran
variabilidad a la hora de fijar la categoría “joven” y en muchas fuentes se toman hasta
los 24 o incluso 26 años, lo que vuelve a veces incomparable dicha información.
II. Análisis descriptivo de las fuentes disponibles de acceso público
Acerca de la información publicada por la Procuración General de la Suprema Corte
de Justicia de la Provincia de Buenos Aires debemos advertir que refiere siempre a
las Investigaciones Penales Preparatorias (IPP), lo que significa que son números que
no hablan de personas sino de causas, en las cuales puede haber más de un
imputado o, inversamente, un sujeto estar imputado en más de una causa.
En el caso del informe Caracterización de homicidios dolosos y robos con armas,
estudio descriptivo de IPP la información publicada solo desagrega del total de la
provincia tres grandes grupos de Deptos. Judiciales: Conurbano, Grandes (entre los
que se encuentra el Depto. Judicial Mar del Plata) e Interior, con lo cual no es posible
construir datos específicos para el territorio estudiado. Se puede señalar como dato
relevante que para el año 2013, con una población 723.685 habitantes, para 89
IPP´s iniciadas, que involucraron a 91 fallecidos, la tasa (víctimas de homicidios
dolosos consumados-HDC cada 100 mil hab.) fue de 12,57 superada solo por
Quilmes: 12,75. La inmediata inferior fue La Matanza con 11,49.
De los informes publicados sobre el Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil (FRPJ),
el que más se acerca a nuestras necesidades es el referido a IPP FRPJ iniciadas por
Bien J. y por Depto. Judicial, correspondiente al período 2012 – 2014. El resto de los
informes, a saber: IPP FRPJ iniciadas por Depto. Judicial (2009 – 2014), IPP FRPJ
iniciadas por Bien Jurídico Protegido total PBA (2009 – 2014) y IPP FRPJ iniciadas por
Partido (2012) no contienen información suficientemente desagregada.
En relación al Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires solo nos
provee de estadísticas criminales en informes presentados desde el 2010 hasta el
2012. Esta información provista por el Ministerio utiliza como fuente de análisis
cuantitativo los datos contenidos en la base SIMP de la Procuración General de la
Suprema Corte de Justicia de la Provincia, confrontándolos con los datos emanados
de las bases de información del Ministerio de Justicia y Seguridad (desde el año 2013
96
separados en Ministerio de Seguridad y Ministerio de Justicia). Los datos son
prácticamente los mismos que los publicados por la Procuración General pero se
completan los análisis con elaboración propia sobre registros del propio Ministerio.
Pese a que esta información es de nuestra incumbencia no se encuentra lo
suficientemente detallada y desagregada, no es información completa ni exhaustiva al
no encontrarse analizada con respecto a la edad ni al territorio. La única información
que provee sobre el territorio consiste en separar el conurbano bonaerense del resto
de la Provincia de Buenos Aires en relación tanto a la participación en las estadísticas
criminales como en el núcleo de delitos vinculados a la seguridad ciudadana. Por otra
parte, el Ministerio de Seguridad publica el informe Situación de las personas privadas
de libertad en la Provincia de Buenos Aires. Esta consiste en un informe que abarca el
periodo Diciembre 2007 a Octubre 2011. Al igual que las estadísticas criminales, esta
información toma como fuente a la Corte Suprema de Justicia de la provincia, por lo
que toda la información es analizada sobre el total de la provincia salvo algunos pocos
datos. Entre ellos sólo encontramos información desagregada para la Unidad 15 de
Mar del Plata - Batán, en lo que refiere a la cantidad de plazas habilitadas en el marco
del programa “Casas por Cárceles” - 126 - y la ocupación de las mismas al 15/09/11 94.
En lo que respecta al Centro Municipal de Análisis Estratégico del Delito, nos
encontramos con que es el único organismo estatal que nos provee de información
específica sobre la ciudad de Mar del Plata.
Esta agencia estatal posee informes estratégicos de la ciudad en relación a robos y
hurtos de automotores para años 2014 y 2015, violencia de género: análisis de
denuncias penales para año 2014, informes sobre homicidios dolosos para año 2013 y
2014 y por último informes sobre tenencia de estupefacientes para consumo personal
año 2014. A su vez, nos provee de informes semanales y mensuales específicos de
análisis criminal sobre el funcionamiento del Comando de Prevención Comunitaria
(CPC) y de georreferencia del comportamiento delictual durante el año 2014 y 2015.
Publican además una Síntesis del análisis estratégico de las primeras 18 semanas (6
de junio al 9 de octubre de 2014) de funcionamiento del Comando de Prevención
Comunitaria del partido de Gral. Pueyrredón.
En relación a nuestro objeto de estudio la única información de utilidad directa es la
relacionada tanto con este último informe mencionado, como con la tenencia de
consumo de estupefacientes y la de homicidios dolosos por ser los únicos datos que
se encuentran relacionados con la edad. El Informe sobre las 18 semanas de
funcionamiento del CPC nos brinda información sobre la cantidad de aprehendidos por
esta fuerza menores de 18 años y el motivo de la aprehensión, comparando las
semanas desde el 6 de junio al 9 de octubre del 2014. Con respecto al motivo de la
aprehensión por robo con o sin arma de fuego y por hurto observamos que en todos
los casos, el grupo de varones de más de 18 años fue el más numeroso. Salvo en la
semana 3, en la que hubo una cantidad inédita, esto es de 32 aprehendidos, de los
cuales 14 (43,7 %) fueron varones menores de 18 años aprehendidos por robos con y
sin arma de fuego. Pese a ello en el resto del período la proporción de esta franja
etaria ha sido más pequeña. En el caso del hurto es considerablemente mayor la
cantidad de aprehendidos menores de 18 años varones, en varias semanas más que
en el caso del robo. Es más notorio (aunque menor con respecto a la cantidad general)
el involucramiento de mujeres - en mayor proporción la cantidad de mujeres mayores
de 18 años. Asimismo en el caso de los aprehendidos por el CPC por averiguación de
identidad o ilícito, por la misma cantidad de semanas, observamos que también
sucede que los varones mayores de 18 años mantienen los niveles más altos. En
cuanto a los menores de edad, se mantiene en importante menor proporción que los
aprehendidos mayores, al tiempo que durante cuatro semanas no hubo aprehendidos
menores. Por último en cuanto a los aprehendidos por encubrimiento si bien la
97
mayoría son aprehendidos mayores de edad como sucede en todos los motivos de
aprehensión, llama la atención el número alto de aprehendidos menores de 18 años,
muy superior a la media de todos los demás casos.
Por otro lado, tanto el informe sobre los procedimientos realizados por la Policía
Bonaerense de Seguridad vinculados con los casos de infracción a la ley 23.737 tenencia por estupefacientes - durante el año 2014, como el informe sobre homicidios
dolosos - 2013-2014, utilizan como fuentes los datos provistos por la base
proporcionada por el CEPAID (Centro de Procesamiento de Análisis Informático
Delictual del Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires).
Entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2014, el CEPAID reportó 1.035 casos que
tenían relación directa con infracciones a la ley 23.737. De esos casos, 756 fueron por
tenencia para consumo personal, de estos últimos 666 tuvieron por objeto la sustancia
estupefaciente marihuana, a su vez en esos 666 casos fueron aprehendidas 1.075
personas por tenencia de marihuana, de los 111 (10,33 %) fueron varones menores de
18 años y 2 (0,19 %) fueron mujeres menores.
Por último, el Informe de homicidios dolosos 2013 - 2014, además de tomar como
punto de partida para su análisis los datos emanados del CEPAID, utilizaron como
complemento datos provenientes del Sistema Informático del Ministerio Público Fiscal
(SIMP), datos de procedimientos del Comando de Prevención Comunitaria General
Pueyrredon, con el relevamiento de su cobertura por los medios de comunicación y
cifras parciales provenientes del sistema de salud.
Entre el 1 de enero de 2013 al 31 de diciembre del año 2014, se registran 74
homicidios dolosos, con 76 personas fallecidas en el área del Municipio de General
Pueyrredón, de los cuales en ambos años más de un 90% fueron hombres. En el año
2013 un 27% de las víctimas tenían entre 16 y 25 años de edad. Asimismo el 50% de
las víctimas de homicidios dolosos ocurridos en 2013 tenían entre 16 y 35 años. En el
año 2014 un 22% de las víctimas tenían entre 16 y 25 años y un 47% perteneció a la
franja etaria de 16 - 35 años.
La Secretaría de Niñez y Adolescencia de la Provincia de Buenos Aires (SNyA)
publica información relevante por medio del Registro Estadístico Unificado de Niñez
y Adolescencia (R.E.U.N.A.). Este sistema permite hacer consultas on line sobre
número de NNyA abordados anualmente por territorio (que indica el Servicio Zonal de
Promoción y Protección de Derechos - SZPPD, en nuestro caso Mar del Plata), por
motivo de la intervención, por organismo (el efector que solicitó intervención al SZPPD,
es decir, por pedido de quien), por género y por edad. El sistema permite realizar
cruces entre dichos ítems y solicitar información complementaria, vía correo
electrónico. Al día de publicación de este trabajo la repartición no contestó los pedidos
hechos por el equipo de investigación.
La información publicada permite de manera parcial un acercamiento a la cantidad de
menores que pasan por el Sistema de Promoción y Protección de Derechos (SPPD)
pero con la salvedad de que se registran las entradas al mismo pero no la evolución
de cada caso, con lo cual un niño o niña puede ser abordado una sola vez por algún
operador, volver a la situación que originó la consulta, quedar asentada esa entrada en
el sistema pero no tener un efecto real sobre el sujeto vulnerado. Esta situación es
similar al caso de los datos de Procuración: se puede formar una IPP por un delito,
pero no se puede saber cómo evoluciona esa causa, si fue archivada, si llegó a juicio,
si hubo sobreseimiento o, por el contrario, se ejecutó una sentencia, cuantas medidas
alternativas al encierro se solicitaron y cuantas se aplicaron, entre otras variables que
permitieran conocer mejor.
La Municipalidad de General Pueyrredón dispone de una página web desde donde
se puede ingresar al ítem Estadísticas, donde solo se reproducen datos copiados del
INDEC y de la Dirección Provincial de Estadísticas del Ministerio de Economía de la
98
Provincia de Buenos Aires, que en el ítem Seguridad replica datos del Ministerio de
Justicia y Seguridad de la PBA, ya analizados arriba.
El Observatorio Social Legislativo, dependiente de la Honorable Cámara de
Diputados de la PBA, publica desde el año 2010 el informe anual sobre adolescencia
La adolescencia MIDDE. En dicha publicación existe un capítulo para la Dimensión
Violencia contra NNA y otro para la Dimensión Justicia Penal. La información no está
desagregada por partido sino que agrupa el total de la PBA y son datos elaborados
sobre cifras del Ministerio de Salud y Sistema SIMP del Ministerio Público Fiscal. A
partir del 2014 publica el informe La niñez MIDDE, con las mismas fuentes de
información y, por ende, los mismos niveles de desagregación insuficiente de
categorías.
El resto de las fuentes consultadas, como la Estadística de muertes en el Servicio
Penitenciario, publicada por el Ministerio de Seguridad de la PBA; cifras del
Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires; información de La
Procuración Penitenciaria de la Nación junto con el Comité Contra la Tortura y el
Grupo de Estudios sobre Sistema Penal y Derechos Humanos (Registro Nacional
de casos de tortura y/o malos tratos del año 2012), son fuentes que eventualmente
hacen referencia a alguna de las variables en estudio (territorio y edad) pero poco
detallada y sin suficiente grado de desagregación.
III. Consideraciones finales
La mayoría de la información analizada no se encuentra actualizada, siendo
prácticamente nula la información sobre 2015, al tiempo que prima una gran
variabilidad en los límites temporales. A su vez la mayoría de las fuentes se originan
en agencias de control social penal, como el Poder Judicial y el Ministerio Público
Fiscal, lo que muestra el protagonismo que la dimensión legal-punitiva tiene por sobre
otros aspectos de la violencia. Este factor puede tener como resultante la primacía de
cifras enmarcadas en la relación conflictiva que los jóvenes tienen con la ley,
relegándose el registro de cifras sobre procesos de violencia. Gran parte de los datos
encontrados reflejan lo antedicho. Este profundo problema social -en lo que al registro
de los hechos que lo conforman como proceso se refiere- se lo ha convertido
paulatinamente en una mera tarea técnica encargada a personal con poca formación
en el área metodológica, a la vez que el diseño estadístico se da profundamente ligado
a las necesidades políticas del momento. Una de las mayores consecuencias de ello
es la invisibilidad de los sujetos implicados en un hecho de violencia. La mayor parte
de la información encontrada refiere a hechos, a datos presentados y analizados como
una fotografía instantánea dejando invisibilizado el conjunto de acciones que los
cuerpos viabilizan, esto es las relaciones sociales que hay por detrás del hecho. Esto
mismo lo cristaliza el análisis de las fuentes realizado con antelación. Sólo dos de las
24 fuentes analizadas – CeMAED y R.E.U.N.A. - nos provee información sobre las tres
variables objeto de estudio: violencia, edad y territorio. Esto es, nos provee cierta
información específica de un contexto social con particularidades propias,
relacionando el hecho violento registrado con características del sujeto víctima y/o
victimiario. El resto de las fuentes construye las cifras de violencia como hechos
puntuales y aislados de todo proceso social, los cuales permiten caracterizar los
efectos de la violencia pero sin ahondar en las causas que la generan a nivel social e
institucional.
La carencia de información confiable y comparable en el tiempo vuelve la publicación
de estadísticas más un ejercicio de propaganda institucional que un registro útil para
conocer la evolución -es decir, la manera en que se dan los cambios- de los procesos
que instituyen relaciones sociales violentas. Entendemos sin embargo la importancia
de comenzar por un diagnóstico de la realidad basado en datos estadísticos, que
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confronten el ámbito de las sensaciones y especulaciones con hechos empíricos. Pero
al mismo tiempo nos parece imprescindible comenzar a profundizar esta forma de
construir y analizar estadística, focalizando la mirada en el seguimiento del devenir
punitivo, en este caso en la trayectoria de la violencia. Proponemos comenzar a
construir sistemas integrales de información, mapeos y rutas que abarquen todas las
instancias por las que transita un joven protagonista de un hecho de violencia.
IV. Bibliografía
● Daroqui, A., López, A. L. y García, R. (2012). Sujeto de castigos: hacia una
sociología de la penalidad juvenil. Buenos Aires: Homo Sapiens.
● Forte, G. y Pérez, V. (2010). El cuerpo, territorio del poder. Buenos Aires:
Colectivo Ediciones/P.I.Ca.So.
● Foucault, M. (1987). Historia de la sexualidad, III: La inquietud de sí. México:
Siglo XXI.
● Garland, D. (1990). Castigo y sociedad moderna. Un estudio de teoría social.
México: Siglo XXI ed.
● Marín, J.C. (1996) Conversaciones sobre el poder (Una experiencia colectiva).
Buenos Aires, Instituto de Investigaciones “Gino Germani”, Facultad de
Ciencias Sociales, UBA, Oficina de Publicaciones.
● Núñez, A. (2012). Lo que el agua (no) se llevó. Política urbana: poder, violencia
e identidades sociales. Buenos Aires, El Colectivo.
● Organización Mundial de la Salud (2002). Informe Mundial sobre la Violencia y
la Salud. Ginebra: OMS.
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