Vol8n3-4pag26-30

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matr nas
profesión
Artículo especial
Simbolismos catalanes cristianos
vinculados a la maternidad
Christian Catalan symbols linked to the process of the maternity
Anna Cano Parellada
Matrona. Profesora titular de Enfermería Maternal de la Escuela Universitaria de Enfermería
Sant Joan de Déu de Barcelona
RESUMEN
ABSTRACT
Las personas, a través de la historia, han intentado encontrar respuesta a los fenómenos que escapan a su comprensión, atribuyéndolos a la acción de seres superiores. De entre ellos, el proceso de la
maternidad es uno de los más estrechamente relacionados con la
existencia humana. El objetivo de este trabajo es describir la simbología catalana cristiana vinculada al proceso de la maternidad.
People through the history have tried to find answer to the phenomena
that escape to their understanding, attributing them to the action of superior beings, of among them the process of the maternity is one of
those more closely related with the human existence. The objective of
this paper is to describe the Christian Catalan symbols linked to the process of the maternity.
Palabras clave: maternidad, religión, cristianismo, símbolos.
Key words: maternity, religion, christianism, symbolism.
INTRODUCCIÓN
yoritariamente en nuestra comunidad, si bien se celebra
la fiesta, subsiste poco del origen que ocasionó el espíritu de dicha celebración.
Los ritos y tradiciones en torno al proceso de la maternidad son una muestra de la práctica cristiana que
tiene como referencia a Eva en el Antiguo Testamento,
y a la Virgen María en el Nuevo Testamento. Su maternidad ha sido representada bajo diferentes expresiones
artísticas vinculadas tanto a su dimensión maternal como a su dimensión «piadosa».
En toda la geografía catalana encontramos un gran
número de ermitas, capillas, santuarios y parroquias
con imágenes dedicadas a santos y santas, principalmente dedicadas a la Virgen María y sus diferentes
advocaciones marianas. Los cristianos, a través de la
historia, han denominado a la Virgen bien por encontrarse en un lugar determinado, bien por los acontecimientos a Ella atribuidos. A las primeras se les
da el nombre del lugar donde la tradición dice que
fueron encontradas (por ejemplo, la Virgen de Nuria),
y las segundas están dedicadas al milagro que según
las creencias aconteció (por ejemplo, la Virgen de la
Cinta).
Las tradiciones populares forman parte de la cultura de
un país, pues simbolizan el origen y la transmisión de
unas experiencias que se han ido repitiendo a lo largo
de la historia. Como dice el cantautor valenciano Raimon1 acerca de un poema de Salvador Espriu («Quien
pierde los orígenes pierde la identidad»), es por este
motivo que las tradiciones tienen voz propia, y las personas somos en parte nuestra historia. Es este aspecto
diferenciador del ser humano respecto a otros el que
nos dará identidad, y dependerá de nosotros su transmisión a las generaciones posteriores.
Con la entrada del cristianismo en España en el siglo
, y concretamente en Cataluña, empiezan a surgir ritos y tradiciones vinculadas a acontecimientos específicos que establecen puntos de unión entre la práctica de
sus creencias y su entorno geográfico y cultural. Si bien
algunos de estos ritos son compartidos, cada comunidad autónoma ha sabido darles su rasgo personal. Del
motivo de la celebración queda poco; a través de los
años se han ido incluyendo, variando o eliminando ritos en función de la práctica de la fe y de los cambios en
el contexto sociocultural, de modo que, hoy en día, maCorrespondencia:
Anna Cano
Correo electrónico: [email protected]
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Cano Parellada A. Simbolismos catalanes cristianos vinculados
a la maternidad. Matronas Prof. 2007 8(3-4): 26-30
Simbolismos catalanes cristianos vinculados a la maternidad
Artículo especial
A. Cano
Algunas de estas imágenes están ligadas a la tierra, a
las cosechas y, en cierto modo, a la fecundidad. La
mayoría de ellas, según cuenta la tradición, fueron
encontradas por animales, casi siempre bueyes que
pacían junto a pastores con sus rebaños2; otras fueron
descubiertas en cuevas, en árboles (robles o encinas),
en fuentes o en corrientes. A partir de la fecha del hallazgo se organizarían, junto con la veneración de la
Virgen, danzas, fiestas populares, romerías y rondallas.
OBJETIVO
El objetivo de este trabajo es describir las tradiciones
cristianas catalanas que hacen referencia al proceso de la
maternidad.
METODOLOGÍA
Se ha realizado una revisión bibliográfica en la base
de datos de los archivos de la Biblioteca Pública
Episcopal del Seminari de Barcelona. La búsqueda
se ha delimitado a los santos y santas de origen catalán y a las advocaciones marianas que se celebraban o se siguen celebrando en Cataluña y que
tienen como hilo conductor el proceso de la maternidad.
PROTECTORAS PARA
ENCONTRAR UN BUEN MARIDO
Si se sigue el proceso de la maternidad de una manera
cronológica, lo primero que se precisa es un varón con
el cual poder tener hijos. Así pues, nos encontramos
con Santa Madrona, a la que se acudía para encontrar
novio. Según cuenta la tradición, parece ser que Santa
Madrona nació en Barcelona en el siglo , aunque
existe otra tradición que cuenta que nació en Grecia pero murió en Barcelona. Esta capilla aún existe y está situada en la montaña de Montjuic, si bien la imagen se
encuentra actualmente en la iglesia de Santa Madrona
del barrio de Poble Sec de Barcelona. Esta Virgen es venerada también en otras poblaciones como Arnés, la
Pobla de Massaluca, Riba-roja d’Ebre y Corbera d’Ebre,
en la provincia de Tarragona. Existen unas coplas4 referidas a Santa Madrona que en su verso séptimo dicen:
«la dulce jovencita que se quiere casar a Usted mira y
reza para mejor acertar».
Otra imagen que se venera para encontrar marido es
la Virgen del Pedregal, en el pueblo de Talladell (en la
comarca de Urgell, en Lleida), de la que se decía que lograba que las doncellas encontraran novio y las casadas
un buen marido. En la misma tradición encontramos la
imagen de la Virgen de la Cau en Llaés, en la comarca
del Ripollès (Girona). De ella hay unos versos que dicen: «Virgen de la Cau, por favor, concededme marido,
aunque tenga roña, piojos o tiña, mientras sea un marido».
RESULTADOS
Los datos obtenidos se han organizado en varios apartados que siguen la cronología de la procreación:
• Protectoras para encontrar un buen marido.
• Etapa de la maternidad que abarca los límites del ciclo católico de la Navidad, es decir, desde el 25 de
marzo (Anunciación del Arcángel Gabriel a la Virgen) hasta el 2 de febrero (presentación de Jesús en el
templo).
• Por último, se abordarán las tradiciones vinculadas a
la esterilidad.
Existen muchos otros santos y santas protectores de
la mujer en su proceso de maternidad3 que han quedado excluidos de este artículo debido a que su origen
(nacimiento) no fue catalán (Santa Margarita, Fray
Bernardino de Villa-León…), y también advocaciones
marianas que se veneran en otros lugares de España. El
hecho de que este artículo refleje las tradiciones catalanas no excluye que se celebren también en otras comunidades autónomas, donde cada una tiene una expresión de fe distinta y se manifiesta con una característica
particular.
ETAPA DE LA MATERNIDAD
Protectoras del embarazo
y para tener un buen parto
Debido a la gran morbimortalidad que existía en el proceso del parto, se disponía de diversos ritos para dar
apoyo a la gestante y para que se fuera preparando para
dicho momento. De hecho, a lo largo de la historia se
han encontrado documentos que revelan cuán frecuente era que las reinas hicieran testamento antes de dar a
luz5.
En toda Cataluña encontramos imágenes de vírgenes
protectoras del embarazo, como la Virgen de la Esperanza (o «de la que espera») y la Virgen de la Cinta. Esta
última posiblemente deba su nombre a que en otros
tiempos se encintaba el vientre de la gestante para ir
midiendo el crecimiento fetal y, en cierto modo, predecir microsomías. La tradición cristiana marca que las
gestantes solían llevar cintas de seda de colores distintos –bien puestas simplemente encima o atadas en alguna parte del cuerpo, principalmente en el cuello–
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que variaban de una comarca a otra, y que le ayudaban
en el parto. Las iglesias dejan a las embarazadas «la cinta de la Virgen», o se la venden para que la bendigan
ante su imagen. La medida de la cinta tiene que ser
igual a la altura o la cintura de la imagen y debe llevarse durante el embarazo, especialmente cuando éste se
presenta con problemas, o cuando se teme que el parto
será difícil. Una de estas imágenes está situada en la
iglesia dels Sants Just i Pastor de Barcelona, y es una talla de tamaño natural en madera de la Virgen embarazada (figura 1).
No obstante, de todas las cintas probablemente la
más representativa sea La Santa Cinta, un cinturón de
seda blanca, reliquia que se venera en la catedral de Tortosa, en la provincia de Tarragona, desde el siglo  y
que había sido solicitada por princesas y reinas de la casa de Borbón5 para poder tener un buen parto. Según la
tradición, la propia Virgen se lo dio a un devoto tortosino para proteger a las mujeres embarazadas, ya que los
hombres de la población habían luchado en la guerra
contra los árabes en época del conde Berenguer IV y se
habían perdido muchas vidas, y también para que no
tuvieran problemas durante el parto y pudieran tener
suficientes hijos como para garantizar una gran descendencia tortosina6. Hoy en día, La Santa Cinta aún se
ofrece a la Casa Real Española.
También en la Seu de Lleida encontramos El Sant
Drap (El Santo Paño), del que la tradición cuenta que
es uno de los pañales de Jesús. Las mujeres embarazadas
lo veneran por creer que así van a tener un buen parto.
En el proceso del parto propiamente dicho, el santo
más significativo es San Ramón Nonato7, quien nació en
Portell, en la comarca del Bages, en el siglo . Cuentan los relatos históricos que estando su madre al servicio del vizconde de Cardona, murió de fiebre intraparto; entonces el noble cortó con su espada el abdomen
de la madre y pudo sacar al bebé aún vivo. La tradición
le atribuye el don de ser el abogado de los partos difíciles y de proporcionar fecundidad en mujeres estériles.
De él8 hay una oración en castellano que reza así: «A
ti acudo, glorioso San Ramón, en estos días que preceden a mi maternidad, implorando de tu mediación la
gracia de un parto feliz que, satisfaciendo plenamente
mis deseos, sea un premio a mis esperanzas. Por Cristo,
nuestro Señor. Amén.»
La Mare de Déu del Bon Part, virgen protectora de un
buen embarazo, atenúa los dolores del parto y ayuda en
el puerperio, la lactancia y la dentición. Se encuentra en
el claustro de la catedral de Barcelona. De ella dice la
tradición que una mendiga, estando a punto de dar a
luz, se refugió en una cueva cerca de Montjuïc y pidió a
la Virgen que la ayudara en este proceso, ya que Ella
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Figura 1. La Virgen embarazada. Iglesia dels Sants Just i Pastor de
Barcelona. Autor: © Xavier Bolao
también había dado a luz sola y en una cueva; de repente, la pobre mujer se encontró con su hijo limpio y vestido y sin ningún tipo de esfuerzo ni de dolor, y en la
cueva quedó una imagen que la mujer llevó después a
una ermita.
Otra de ellas es la Virgen del portal, de Batea (Tarragona), de la que la tradición cuenta que había propiciado que jamás una mujer muriera de parto y que todas
dieran a luz siendo dichosas.
También encontramos con la misma advocación otras
imágenes ubicadas en diferentes lugares de Catalunya,
como pueden ser la Verge del Claustre de Vallbona de les
Monges, o la Mare de Déu de la Cisa en Premià y en las
poblaciones de Figueres, Sant Joan de les Abadesses,
Bolvir, Figuerola del Camp, Cadaqués, La Canonja y
Ginestar, y también en la iglesia de Sant Joan de Lleida
y en la iglesia del Pi de Barcelona.
Protectoras de la lactancia
Es importante señalar que hasta hace pocas décadas la
mortalidad perinatal era especialmente elevada en el
posparto, con lo cual las mujeres se encomendaban a la
Simbolismos catalanes cristianos vinculados a la maternidad
Artículo especial
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Virgen de la Leche para que les conservara la lactancia y
así garantizar la supervivencia de sus hijos; cuando esto
no era posible, había que recurrir a nodrizas, ayas u
otras mujeres. Así pues, las madres cristianas necesitaron hallar imágenes que protegieran la alimentación de
sus hijos.
Una imagen de la Virgen de la Leche se encontró en
la calle dels Robadors de Barcelona; de ella, la tradición
cuenta que una mujer que se había quedado sin leche
halló a un bebé en un pozo y pidió a la Virgen que le
diera leche para poder amamantarlo9.
Otro relato que se conoce es el de una mujer no creyente que se quedó sin leche y su marido, que sí era creyente, rogó a la Virgen que le diera leche; entonces ocurrió que le crecieron los pechos a él. Esta imagen se
encuentra en la población de Santa María de La Pobla
de Claramunt, realizada en el siglo X y reconstruida en
1380. También es venerada en Cervera, Sant Rafel de
Olot, Corbera, Pericot, Avià, Meià, Sarroca, Torroella
de Montgrí, Vilaplana, Lladrós, Tàrrega, Puiggròs, Tarroja de Segarra, Aitana, Lloberola, Torà y L’Hospitalet
de l’Infant (Tarragona).
La cuarentena
Si bien la tradición señala que Jesucristo nació el día 25
de diciembre en el estado de Israel, la Virgen María seguía las costumbres judías de la ley mosaica10, que marcaban que toda mujer estuviera recluida en su casa durante la cuarentena, ya que era el tiempo que necesitaba
para «purificarse» y posteriormente presentar a su hijo
en el templo. Así que, si contamos cuarenta días después de Navidad, el 2 de febrero es el día específico para presentar a los niños. Esta fiesta de «purificación» y
de «presentación» no fue introducida por la Iglesia católica hasta el siglo . Los nombres de mujer «Purificación» y «Presentación» provienen de esta tradición.
Era costumbre que cuando una puérpera salía a la calle9
por primera vez pedía un «xavo» (maravedí) a la primera mujer que encontraba por la calle, lo agujereaba y lo
colgaba en el cuello de su bebé con una cinta de seda
roja, hecho que se relacionaba con la garantía de que las
mujeres serían buenas lactantes y los hijos buenos lactadores.
La fiesta de la Candelaria6 se celebraba haciendo
ofrendas. Las mujeres que habían dado a luz en el año
se presentaban en la iglesia para dar gracias por el nacimiento de su hijo; allí el sacerdote las recibía con una
candela que debían mantener encendida durante toda
la misa. A partir de ese momento se solía decir que la
mujer había cumplido con su obligación y ya podía hacer vida normal y tener más hijos. Si durante la procesión de las candelas ésta se apagaba, ello significaba que
se iba a morir el bebé3. Todas las mujeres con gemelos
debían llevar dos candelas. Durante la realización de este trabajo no se han encontrado referencias en las que se
sigan manteniendo estos ritos.
Parecida simbología la encontramos con Nuestra Señora de Malenyanes11, ubicada en la ermita del mismo
nombre situada en la comarca del Vallés, en la provincia de Barcelona. Las primeras noticias de su existencia
datan del año 1080. Es venerada en la comarca y se le
atribuye el ser abogada y protectora de las parturientas.
Las madres acudían a la ermita después de haber alumbrado para recibir la bendición post partum12 y oír una
misa especial denominada «misa de espectatio partus»13,14.
También en la ermita del Pedregal15, en Talladell, las
mujeres acudían antiguamente a la iglesia con sus hijos,
a los que sentaban en sillitas mientras ofrecían la candela y cantaban a la Virgen:
«Las casadas, a ti Virgen Madre,
Desde lejos acuden confiadas;
Y si de hijos se hallan privadas,
Vos del cielo lográis tal favor;
Si sus pechos licor no fluyeren,
Abundante les dais manantial.
Socorred al devoto, Señora,
Guarda fiel del feliz Pedregal.»
En cierta medida relacionada con el posparto se halla
la Virgen del Far, en la provincia de Girona, patrona de
diversas enfermedades de los niños lactantes.
Protectoras ante la esterilidad
La esterilidad es un problema que afecta a las posibilidades de un embarazo y el hecho de que una mujer sea
estéril repercute en su familia, dinastía o corona. La
imagen más significativa es la Virgen de Nuria. Esta
imagen románica, realizada en madera por el ermitaño
San Gil en el siglo  en el valle de Nuria16, en la provincia de Girona, se acompañaba de una campana (para
avisar a los pastores de la comarca que vinieran a rezar),
una cruz y un cuenco de cobre denominado «olla» (figura 2) que servía para alimentar a los pastores que allí
acudían. Debido a las guerras contra los moriscos, la
imagen, la cruz, la campana y la olla fueron escondidas
y no se descubrieron hasta alrededor del siglo . La leyenda cuenta que unos bueyes que pacían por el valle
no se movían de una zona determinada; un pastor llamado Amadeu se sorprendió de este hecho y empezó a
cavar, hallando la imagen de la Virgen, la cruz, la campana y la olla, que hoy día pueden contemplarse intactas (tal y como se encontraron) en el santuario de
Nuria. Para que se puedan cumplir los deseos de fecun-
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trece hijos más (aunque no se sabe si el padre de todos
sus hijos fue el propio rey o su consejero, Godoy).
CONCLUSIONES
Conocer nuestra historia nos permite entender mejor
las tradiciones que se han ido transmitiendo de generación en generación, incorporando a lo largo del tiempo
detalles personales que nos permiten aprender y disfrutar tanto en su sentido religioso como en el social o lúdico. Las tradiciones propias son auténticas y a la vez
van incorporando valores que se desprenden de ellas y
que configuran la cultura en la que vivimos.
BIBLIOGRAFÍA
Figura 2. Imagen de una devota en el acto de poner la cabeza
dentro de la olla. Santuario de la Virgen de Nuria15
didad, marca la tradición que la mujer debe colocar la
cabeza dentro de la olla, dar tantos golpes a la olla como hijos quiera tener y rezar tres partes del rosario.
Asimismo, la tradición relata como milagros debidos a
la intercesión de la Virgen los de conceder hijos a parejas
estériles, es decir, convertir la esterilidad en fecundidad.
Se describen también mujeres que no padecen dolores de
parto, el caso de una mujer estéril que logró tener doce
hijos y el de otra que consiguió tener un hijo después de
que se le hubieran muerto los anteriores en los partos.
Como dato anecdótico5, cabe destacar la petición en el
año 1771 de la Casa Real Española para que el rey borbón Carlos IV y su esposa, la reina María Luisa de Parma, tuvieran un hijo varón como futuro rey de España.
El infante fue Carlos Climente de Borbón y Parma, que
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30
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