LA ENSEÑANZA SOCIAL DE LA IGLESIA Y SUS ANTECEDENTES REMOTOS.- 1 LA ENSEÑANZA SOCIAL DE LA IGLESIA Lamentablemente, no todos los cristianos son conscientes de la importancia que la Iglesia siempre ha dado a los problemas que plantea la realidad social, política y económica. Se dice que la Iglesia tiene una "doctrina social". ¿Pero que tiene que ver lo social con la fe? Ante las mil formas que esta pregunta podría revestir, no estaría de más remontarnos a algunas cuestiones básicas que hacen a la relación entre Iglesia y sociedad, fe y cultura, Evangelio e historia. Estas cuestiones no son de orden sociológico sino teológico. Pero llevan necesariamente al campo de las ciencias sociales, que son aquellas que nos relatan e interpretan las cosas que acontecen. Hay quienes identifican la "doctrina social" con los documentos que en los últimos cien años desde León XIII a Juan Pablo II- los papas han dedicado a la cuestión social. La identificación no es errónea aunque sí insuficiente. Es necesario decir que la Iglesia desde siempre tuvo una enseñanza referida a lo social, o mejor, lo social siempre fue parte de su mensaje. Esa enseñanza -que puede rastrearse en los mismos evangelios, que reconoce importantísimos antecedentes en el Antiguo Testamento, que ocupó las mentes y los corazones de los padres de la Iglesia y que se explayó en autores de la talla de Tomás de Aquino y Bartolomé de las Casas- se ha expresado en el último siglo en un cuerpo doctrinal más sistemático impulsado proféticamente por el magisterio de los papas. Profundicemos en ello. La fe y la historia La vida de la Iglesia y de cada creyente se desenvuelve en una encrucijada: la de la historia y la de la fe. La Iglesia es, por la gracia de Dios, esa parte del acontecer humano que, en forma explícita y consciente, se abre al Reino de Dios misteriosamente presente en él. De allí que todo lo que hace a la vida del hombre la Iglesia lo considere no como un añadido sino como algo intrínseco a su preocupación y a su misión evangelizadora. Si hay una religión que no puede darse el "lujo" de alienarse de la historia, esa es la religión cristiana, que cotidianamente profesa la fe en un Dios que "se hizo carne y puso su carpa entre nosotros" (Jn 1, 14), compartió nuestra debilidad e hizo presente su salvación en medio de los avatares de nuestra historia. Para un cristiano, alienarse de la historia es renunciar a "medio credo". De allí que la preocupación por lo social, lo económico y lo político no sea el "berretín" de algunos cristianos con "inclinaciones sociales". Forma parte de la misión integral de la Iglesia. Para hacer explícito esto, a lo largo de la encíclica Evangelii Nuntiandi el papa Paulo VI, cada vez que se refería a la "evangelización", agregaba: "liberación y promoción humana". ¿Por qué una "doctrina social"? El Evangelio, que no deja a los cristianos indiferentes antes los problemas del tiempo en que les toca vivir, es quien alienta la reflexión y el compromiso. Esta reflexión y este compromiso se fueron cristalizando, a lo largo de los años, en un cúmulo de "principios de reflexión, normas de juicio y directrices de acción" (Paulo VI, Octogessima adveniens, nº 4) que hoy conocemos con el nombre de doctrina social de la Iglesia. LA ENSEÑANZA SOCIAL DE LA IGLESIA Y SUS ANTECEDENTES REMOTOS.- 2 Es necesario destacar el carácter dinámico de esta doctrina. Ella no constituye un cuerpo cerrado de verdades por el simple hecho de ser expresión de una fe en constante diálogo con los desafíos que proceden de la realidad: La enseñanza social de la Iglesia nació del encuentro del mensaje evangélico y sus exigencias con los problemas que surgen de la vida de la sociedad (Congregación para la doctrina de la fe, Instrucción sobre la libertad humana y la liberación "Libertatis conscientia", nº 72). Por implicar fe e historia es que el sujeto privilegiado de la enseñanza social de la Iglesia son las propias comunidades cristianas. En sintonía con la imagen de la Iglesia como comunión de Iglesias particulares que emana del Concilio Vaticano II, Paulo VI afirma: Incumbe a las comunidades cristianas analizar con objetividad la situación propia de su país, esclarecerla mediante la luz de la palabra inalterable del Evangelio, deducir principios de reflexión, normas de juicio y directrices de acción (...) A estas comunidades toca discernir, con la ayuda del Espíritu Santo, en comunión con los obispos responsables, en diálogo con los demás hermanos cristianos y todos los hombres de buena voluntad, las opciones y los compromisos que conviene asumir para realizar las transformaciones sociales, políticas y económicas que aparezcan necesarias con urgencia en cada caso (Carta apostólica Octogesima adveniens, nº 4). Analizar, esclarecer, deducir, discernir, asumir, realizar... Reflexión y acción comunitarias se entrelazan dando forma a un pensamiento y a una praxis que no pretende ser una "tercera posición" entre las grandes ideologías del mundo moderno sino, más bien, una instancia de confrontación permanente con la realidad social tratando de indicar un horizonte superador de las realizaciones -y limitaciones- del acontecer humano. En 1987, Juan Pablo II lo expresó con toda claridad: La doctrina social de la Iglesia no es, pues, una "tercera vía" entre el capitalismo liberal y el colectivismo marxista, y ni siquiera una posible alternativa a otras soluciones menos contrapuestas radicalmente, sino que tiene una categoría propia. (...) no pertenece al ámbito de la ideología, sino al de la teología y especialmente de la teología moral (Carta encíclica Sollicitudo rei socialis, nº 41). La Iglesia y la política Todo esto, sin embargo, puede no acallar el interrogante fundamental: ¿qué tiene que ver la Iglesia con la política? En este sentido son iluminadoras las palabras del documento de la IIIª Conferencia General del Episcopado Latinoamericano realizada en Puebla, México, en 1979: Deben distinguirse dos conceptos de política y de compromiso político: primero, la política en su sentido más amplio que mira al bien común, tanto en lo nacional como en lo internacional. Le corresponde precisar los valores fundamentales de toda comunidad... Define también los medios y la ética de las relaciones sociales. En este sentido amplio, la política interesa a la Iglesia y, por tanto, a sus pastores, ministros de la unidad. Es una forma de dar culto al único Dios, desacralizando y a la vez consagrando el mundo a Él (LG 34) (Documento de Puebla, nº 521). Segundo: la realización concreta de esta tarea política fundamental se hace normalmente a través de grupos de ciudadanos que se proponen conseguir y ejercer el poder político para resolver las cuestiones económicas, políticas y sociales según sus propios criterios o ideologías. En este sentido se puede hablar de "política de partido". (...) ningún partido político por más inspirado que esté en la doctrina de la Iglesia, puede arrogarse la representación de todos los fieles, ya que su programa concreto no podrá nunca tener valor absoluto para todos. La política partidista es el campo propio de los laicos (Documento de Puebla, nº 523-524). LA ENSEÑANZA SOCIAL DE LA IGLESIA Y SUS ANTECEDENTES REMOTOS.- 3 La acción de la Iglesia es política en tanto que mira al bien común de la sociedad (primer sentido), más allá de cómo se posicionen sus miembros a la hora de las opciones -partidarias- concretas (segundo sentido). Por eso es que puede decirse que no existe -como a veces se pregona- lo apolítico, aunque sí lo apartidario. Palabra y silencio, acción u omisión tienen, entonces, una repercusión política más allá de las intenciones explícitas de sus protagonistas. Principales documentos magisteriales de la enseñanza social Documento Rerum novarum Quadragesimo anno La solennità Mater et magistra Pacem in terris Gaudium et spes, IIª Parte, c. III-V Populorum progressio Documentos Finales de Medellín, Declaración del Episcopado Argentino Octogesima adveniens La justicia en el mundo Documento de Puebla Iglesia y comunidad Nacional Laborem exercens Dios, el hombre y la conciencia Libertatis conscientia Sollicitudo rei socialis Centessimus annus Año 1891 1931 1941 1961 1963 1965 1967 1968 1969 1971 1971 1979 1981 1981 1983 1986 1987 1991 Autor León XIII Pío XI Pío XII Juan XXIII Juan XXIII Concilio Vaticano II Paulo VI IIª Conferencia Gral. del Episc. Latinoamericano Conferencia Episcopal Argentina Paulo VI Sínodo de obispos IIIª Conferencia Gral. del Episc. Latinoamericano Conferencia Episcopal Argentina Juan Pablo II Conferencia Episcopal Argentina Congregación para la doctrina de la fe Juan Pablo II Juan Pablo II TEXTOS DIVERSOS SOBRE DSI1 1. La sagrada Escritura El derecho del pobre: Éxodo 22,20-26; 23, 6-11; Deuteronomio 14,28-29; 15,12-15; 24, 17-22; 26, 1213; 27, 19; Levítico 19, 9-10. 13; 23, 22; 25, 8-13. 23.35-43. El verdadero culto a Yavé y la crítica a la injusticia: Isaías 58, 2-14; 61, 1-3; Jeremías 7, 4-7; 22, 13; 34, 8-17; Amós 4, 1-3; 5, 14-15. 21-24; Miqueas 6, 6-8. La misión de Jesús y los pobres: Lucas 6,20-21; Mateo 5,3; 11,2-6.25-27; 25,31-46. Condena a los ricos: Lucas 6,24-25; Mateo 19,23-24; Lucas 16,1-9. 19-31; 19,1-10; Santiago 2,1-10; 5,1-6. La vivencia de lo comunitario: Hechos 2,44-45; 4,32-35; 1ª Corintios 11,20-22; Gálatas 2,10; 1ª Juan 2,9-10; 3,14-19. 1 Se tratan de textos de inspiración bíblica (leerlos para captar su importancia), de los Padres y teólogos. Estos demuestran que la “cuestión social” estuvo siempre presente. El resto, a modo de ejemplo, son del Magisterio más reciente 2. La tradición cristiana LA ENSEÑANZA SOCIAL DE LA IGLESIA Y SUS ANTECEDENTES REMOTOS.- 4 Didajé: No rechazarás al necesitado, sino que comunicarás todas las cosas con tu hermano y no dirás que son tuyas propias pues si en lo inmortal son copartícipes cuánto más en los bienes mortales (Didajé 4,8). San Basilio: ¿Qué cosa, dime, son tuyas? ¿Las tomaste de alguna parte y te viniste con ellas a la vida? Es como si uno, por ocupar primero un asiento en el teatro, echara afuera a los que entran, haciendo cosa propia lo que está allí para uso común. Tales son los ricos, por haberse apoderado primero de lo que es común, se lo apropian a título de ocupación primera. (PG 31,261-267). Clemente de Alejandría: Dios creó el género humano para la comunión o comunicación de unos con otros, como Él que empezó a repartir de lo suyo y a todos los hombres suministró su Palabra y todo lo hizo por todos. Luego todo es común y no pretendan los ricos tener más que los demás (PG 8,541). San Zenón de Verona: ¡Cuántas almas asesinadas cuelgan de los collares de las mujeres enjoyadas! Si vendieras una sola de tus joyas, distribuido su precio entre los pobres, conocerías por las necesidades remediadas cuántos sufrimientos vale tu ornato. (PL 11,286). San Ambrosio: No le das al pobre de lo tuyo, sino que le devuelves lo suyo. Pues lo que es común y ha sido dado para el uso de todos, lo usurpas tú solo. La tierra es de todos, no sólo de los ricos. (PL 14,731). San Ambrosio: De tal manera dispuso Dios la creación de que todo fuese alimento común para todos y la tierra una cierta posesión común de todos. Así pues la naturaleza engendró el derecho común y la usurpación hizo el derecho privado. (PL 16,66). San Juan Crisóstomo: Ustedes no se hartan de devorar y tragarse a los pobres, y yo no me harto de echárselos en cara. (PL 55,5001). Santo Tomás de Aquino: En caso de necesidad todas las cosas son comunes [...] Los bienes superfluos son debidos a los pobres. (STh IIa-IIae 66,7). Fray Antonio de Montesinos: Todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a estos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas de ellas, con muertes y estragos nunca oídos, habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin darles de comer ni curarlos en sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les dais incurren y se os mueren, y por mejor decir, los matáis, por sacar y adquirir oro cada día? ¿Y qué cuidado tenéis de quien los doctrine, y conozcan a su Dios y creador, sean bautizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos? ¿Estos, no son hombres? ¿No tienen almas racionales? ¿No estáis obligados a amarlos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis? ¿Esto no sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad de sueño tan letárgico dormidos? Tened por cierto, que en el estado [en] que estáis no os podéis más salvar que los moros o turcos que carecen y no quieren la fe de Jesucristo. (Sermón frente a las autoridades de la isla La Española, actual Santo Domingo, del primer domingo de Adviento de 1511). 3. El magisterio LA ENSEÑANZA SOCIAL DE LA IGLESIA Y SUS ANTECEDENTES REMOTOS.- 5 Cea: Es nuestro deber trabajar por la liberación total del hombre e iluminar el proceso de cambio de las estructuras injustas y opresoras generadas por el pecado. [...] La necesidad de una transformación rápida y profunda de la estructura actual nos obliga a todos a buscar un nuevo y humano, viable y eficaz camino de liberación... (San Miguel, Justicia, Conclusiones, 2. 9). Puebla: La situación de extrema pobreza generalizada, adquiere en la vida real rostros muy concretos en los que deberíamos reconocer los rasgos sufrientes de Cristo, el Señor, que nos cuestiona e interpela. Rostros de niños, rostros de jóvenes, rostros de indígenas y de afroamericanos, rostros de campesinos, rostros de obreros, rostros de desocupados y subempleados. rostros de marginados y hacinados urbanos, rostros de ancianos... (Documento de Puebla 31-39). Cea: [La opción por los pobres es] opción preferencial y solidaria, que ha de movilizar a todo evangelizador, convirtiendo su estilo de vida y su anuncio, en un mensaje liberador que, como el de María, no tema proclamar que Dios levanta a los humildes y a los oprimidos y derriba de su trono a los poderosos del mundo (...) Esta opción preferencial, unida al ejercicio activo de la solidaridad, constituyen el signo de credibilidad de la evangelización nueva (Líneas Pastorales... 55). Libertatis conscientia nº 72: La enseñanza social de la Iglesia nació del encuentro del mensaje evangélico y sus exigencias con los problemas que surgen de la vida de la sociedad. Octogesima Adveniens, nº 4: Incumbe a las comunidades cristianas analizar con objetividad la situación propia de su país, esclarecerla mediante la luz de la palabra inalterable del Evangelio, deducir principios de reflexión, normas de juicio y directrices de acción (...) A estas comunidades toca discernir, con la ayuda del Espíritu Santo, en comunión con los obispos responsables, en diálogo con los demás hermanos cristianos y todos los hombres de buena voluntad, las opciones y los compromisos que conviene asumir para realizar las transformaciones sociales, políticas y económicas que aparezcan necesarias con urgencia en cada caso. Sollicitudo rei socialis, nº 41: La doctrina social de la Iglesia no es, pues, una "tercera vía" entre el capitalismo liberal y el colectivismo marxista, y ni siquiera una posible alternativa a otras soluciones menos contrapuestas radicalmente, sino que tiene una categoría propia. (...) no pertenece al ámbito de la ideología, sino al de la teología y especialmente de la teología moral Documento de Puebla, nº 521: Deben distinguirse dos conceptos de política y de compromiso político: primero, la política en su sentido más amplio que mira al bien común, tanto en lo nacional como en lo internacional. Le corresponde precisar los valores fundamentales de toda comunidad... Define también los medios y la ética de las relaciones sociales. En este sentido amplio, la política interesa a la Iglesia y, por tanto, a sus pastores, ministros de la unidad. Es una forma de dar culto al único Dios, desacralizando y a la vez consagrando el mundo a Él (LG 34). Documento de Puebla, nº 523-524: Segundo: la realización concreta de esta tarea política fundamental se hace normalmente a través de grupos de ciudadanos que se proponen conseguir y ejercer el poder político para resolver las cuestiones económicas, políticas y sociales según sus propios criterios o ideologías. En este sentido se puede hablar de "política de partido". (...) ningún partido político por más inspirado que esté en la doctrina de la Iglesia, puede arrogarse la representación de todos los fieles, ya que su programa concreto no podrá nunca tener valor absoluto para todos. La política partidista es el campo propio de los laicos.