EL TRABAJO DE LAS PIELES

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Capítulo 6
EL TRABAJO DE LAS PIELES
LA CAZA DEL GATO HUILLIN
FOTO SUPERIOR / MELINKA
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FOTO PAGINA OPUESTA / REPOLLAL BAJO
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as chalupas en su lento andar al ritmo de las mareas y el viento, van
dibujando en su cansado navegar los distintos trabajos realizados por las y
los Antiguos Guaitequeros, que en sus interminables faenas también se dedicaron a las pieles.
Como casi todas las actividades de las y los Antiguos Guiatequeros, la caza
del Gato Huillín (la nutria), era otra actividad productiva paralela al róbalo
seco, al de hachero, a la cholga seca y al luche.
LA CAZA DEL GATO HUILLIN
EL TRABAJO DE LAS PIELES
Capítulo 6
L
Aún suenan las voces comunes, en los descendientes de estos Antiguos Guaitequeros, quienes salían juntos a la caza del Gato Huillín.
“Salían en el verano a las islas en cuadrillas de cuatro o familias completas,
llevando dos escopetas y 200 o 300 tiros. Salían por 2, 3 o hasta 4 meses
por todo el archipiélago y se extendía hasta Magallanes. Recorrían islas con
perros en tierra, buscando la huella del gato huillín y cuando el gato estaba
cerca, el perro apuraba el paso y ahí se sabía que estaba el gato huillín... Muchas veces se huracaban los gatos y la única forma de sacarlo es haciéndole
humo para que salte el gato, cuando saltaba el gato el perro lo atrapaba y
lo mataba. Muchas veces se ocupaba el perro pa´ ahorrarse tiros, ya que, los
tiros eran escasos y caros. Los gatos huillines muertos los andaba trayendo en
el bote hasta que acumulaban varios, después cuando juntaban hartos los
cuereaban (le separaban la carne de la piel), salaban el cuero y lo estiraban.
Se estira el gato con cuatro varas una en cada costado, armando una especie
de bastidor, hasta que el cuero se seca y queda estirado. Después se llevaba
al puerto de Melinka y se comercializaba por plata o por comida, a veces
a barcos o a patrones. Hubo un tiempo que con un cuero sacaban varios
quintales de harina...” 22
FOTO SUPERIOR /
DON JUAN VERA Y RAMON VERA, VECINOS DE REPOLLAL
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FOTO PAGINA OPUESTA / CAMINO A FARO FALSO
22. Marcelo Saldivia, Melinka, 2008. Según faena de caza del Gato Huillín, vivenciada junto a su abuelo René Saldivia.
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C
azadores y recolectores desde edad temprana se aventuraron por el mar,
siguiendo su instinto como cazadores tras las pieles del Gato Huillín.
“Lo que fui no ma’… ahora ya colgué los chuteadores en el mar pu’ se puede decir, fui cazador desde los 17 años, cazador de pieles, nutrias y lobos y
ahí empezó mi historia… yo nací en Repollal… de ahí me gustó el mar, no
completaba 13 años cuando salí con mi papá, mi tío y un hombre que había
en un conchal, viviendo ahí, no me acuerdo como se llamaba y ahí salimos
a un viaje de tres meses, ese fue mi primer viaje a las pieles, nutrias y lobos ,
anduvimos pal’ weste, anduvimos tres meses justitos, salimos el 5 de diciembre y llegamos el 5 de marzo, contado los 90 días, sin pasar un día más ni un
día menos, de ahí me quedó gustando, ese fue el primer viaje que hice con
mi viejo padre… y después salí a otro viaje tres meses, llegue hasta Puerto
Edén, fui entre medio de la laguna San Rafael y ahí llegue a Puerto Edén, ahí
fui a la pura nutria, la época de las pieles es en el verano, octubre, noviembre, diciembre, en veces hacíamos dos a tres viajes en la misma época.. ahí
empecé, fui cazador no má’… conseguí una carta de turismo con mi papá y
dos cuñados y llegamos hasta Puerto Edén, arrastrando mi chalupa, tal como
arrastrarlo aquí dos kilómetros, y lo pasamos no má’, de San Quintín y entramos a la laguna San Rafael, quería conocer… yo hice muchos viajes, muchos
viajes… cazar una piel, nos financiamos todo, cazábamos una media docena,
en veces mas, y había días que no cazábamos na’… descuerar el bichito y
secarlo, pero bien trabajao’ como se merece.. salíamos con 6 perros, 200
o 300 tiros calibre 16, dos escopetas y andábamos 4, 4 personas, 4 remos,
bien equipao’ como debe ser no má’, buenos aparejos por que los mismos
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FOTO SUPERIOR / REPOLLAL
23. Raúl Piucol Rain, Melinka, 2008
aparejos sirven de carpa, de casa de uno, las velas uno lo hace una carpita
y justo da pa’ cuatro personas y víveres… y de ahí seguimos.. trabajé desde
los 17 a los 50 años a la caza de pieles… siempre buscábamos donde había
pájaros porque nuestras comidas eran los pájaros silvestres, como el Panchillo, el Quetro, esa era la carne que nosotros consumíamos, el lobo, el lobo
nuevo también, comer ricos asaos’ y fuimos sanos… llevábamos víveres de
acá ocho o nueve quintales de harina pa’ tres meses, cuando no cazábamos
pieles porque había tiempo malo, teníamos que darle lo mismo a nuestros
cachorros pa’ que no padezcan de hambre por que ya que ellos nos daban
la mitad del trabajo que nosotros hacíamos en veces 120, 140 cueros, ellos
aportaban la mitad y nosotros con nuestras escopetas la mitad, entonces ahí
teníamos que cuidar los perros… ellos eran los que cazaban en tierra, de
repente atrapaban, los perros drásticos eso si, agarraban como que uno dijera
póngase ahí!!... los perros se entrenaban de cachorro, tres a cuatro meses lo
sacaba uno con perros que sabían y aprendían rápido, a la mitad del viaje
eran ya maestros, yo tuve hasta cuatro perros… tanto cazar yo, no se, lo que
no tome en cuenta yo cuantos de miles de tiros habré disparado en el tiempo
que yo trabajé… muchos años estuve en el mar y ahora quiero descansar un
poquito…”. 23
Poco a poco los recuerdos de estas historias nos llegan como versos del pasado, ahora lejanos y distantes, pero conservando la determinación de navegantes en busca del sustento y la lucha cotidiana junto a los suyos, mientras
el sonido del viento arrastra un grito recordando las inclemencias de un nuevo temporal, igual como lo hace hoy y lo hará mañana.
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FOTO SUPERIOR / PESCADOR ARTESANAL EN BOTE A REMO
FOTO SUPERIOR / REPOLLAL ALTO
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Capítulo 7
HERENCIA MILENARIA
LA CAZA DEL LOBO MARINO
FOTO SUPERIOR / LOBERA ARCHIPIELAGO DE LAS GUAITECAS
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FOTO PAGINA OPUESTA / DON ARTURO ÑANCUPEL
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uchas de las tradiciones de los pueblos Canoeros han sobrevivido hasta nuestros días. Una de ellas y quizás la más simbólica que practicaban las y
los Antiguos navegantes de estos parajes, era sin duda, la caza del Lobo Marino. La cacería de estos mamíferos marinos es una actividad de sobrevivencia
que ha traspasado las fronteras del tiempo. Hasta hace pocos años, las y los
Antiguos Guaitequeros salían en busca de los preciados animales, como lo
hicieron los chonos hace incontables generaciones.
Hasta hace poco parecía que las chalupas se confundían con las antiguas
dalcas cuando los primeros, con sus lanzas y sus perros, se aventuraban en
magistrales cacerías.
LA CAZA DEL LOBO MARINO
HERENCIA MILENARIA
Capítulo 7
M
Las cacerías, extenuantes, se constituían de 4 a 6 personas y buscaban la
piel de los animales, las cuales vendían de antemano a los empresarios que
sustentaban los víveres de las faenas.
“Íbamos a trabajar a la isla Guamblin (isla del archipiélago de Las Guaitecas),
nos costaba llegar un poco, pero estando en la isla era buena… decíamos esta
todo pagado, por que solamente hay que sacar los popos no ma’ por que las
lobá’ eran campos limpios y ahí por lobá’ hay 900 animales, habían en esos
tiempos, ¿cuantos habrán ahora?, por que los lobos producen mucho en un
año, tiene la loba muchos y todos los años… dejamos de trabajar en faenas
de esas hace 15 a 20 años… y ahí uno trabajaba, cuereaba 50 a 60 popos…
íbamos 4 hombres en bote a la vela no ma’ y eso pa’ gente nueva que va
quedando ya no lo saben hacer por que nosotros cuereábamos con buenos
cuchillos, quedamos listos en el día y al otro día estirábamos los popos, íbamos pase y pase haciéndole unos ojalcitos bien finos, les poníamos varalitas
delgaditas para estirarlo, quedaban bien encachaditas para secarlos y eso la
gente nueva no lo hace, no lo van a saber hacer, tienen que salir con otro
FOTO SUPERIOR /
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LOBOS MARINOS ARCHIPIELAGO DE LAS GUAITECAS
FOTO PAGINA OPUESTA / AVDA. COSTANERA, MELINKA
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Cazadores y navegantes de canales, fiordos y leyendas. Sobrevivientes de un
pasado extinguido, escondido en los recuerdos, en las voces resonantes y en
el fondo del mar.
y un mes y después el que daba los víveres recibía el trabajo y después el que
lo recibía los vendía, los vendía aquí o sino los llevaba pa’ venderlos a otras
partes, en otras partes le sacaba precio… y eso era el trabajo que se hacia…
se cazaba 100 a 150 hasta 300 lobos.. uno hacia ranchos pa’ abajo, cuando
uno lo oreaba hacia ranchas de pangue, de pangue se hacia y eso lo oreaba
uno, lo secaba, y cuando había tiempo bueno el miso sol lo secaba, se secaba
el cuero ese y cuando estaba listo se sacaba las varas y lo traía y lo entregaba
al que le daba víveres… se aprovechaba la piel, la carne igual se comía, así
era el trabajo antes… los lobos se mataban a palo, pasábamos a buscar unas
palos, unas chuecas, palos escogidos, el huinque que se dice pa’ acá, con eso
lo mataban… en el tiempo que venia uno ya lo estaba esperando el hombre
que compraba… así era el trabajo de uno…” 25
“Uno salía a trabajar pa’ bajo, a las islas loberas, iba por 20 días a un mes,
esos uno los mataba a palos, y después uno lo trabajaba, lo cueriaba, lo estiraba, por que se vendía antes, se vendía todo, el popo nuevo, ahora no pu’…
trabajábamos 4, se hacía la cuadrilla y después sacaba los víveres pa’ 20 días
La caza del Lobo Marino es un vestigio milenario heredado de los canoeros,
quienes hacían de la caza del lobo un sustento elemental en su lucha por
la sobrevivencia, al igual como lo hicieron hasta hace unas pocas décadas
los habitantes de estas islas australes, más allá de los fiordos y los recuerdos
24. Néstor Piucol, Melinka, 2008
25. Fermín Lincoman, Melinka, 2008
que le enseñe… la piel se vendía y se exportaría quien sabe pa’ donde, a
pesar que esos trabajos eran medios escondios’, a última hora se trabajó con
permiso fiscal, primero era medio escondio’, quien sabe pa’ donde lo tirarían,
compraban los empresarios y andaban con maletines con ¡este grandor de
plata!... se gana mucha plata igual en eso, la gente ha invertido poco sus trabajos… en esos trabajos se gano plata… hace 22 años, 23 años es el ultimo
viaje que recuerde, como que deje tirá’ las lobá’ parece… después ya no
compraron el popo, no compraron la nutria… y esa fue la vida del lobero...”24
FOTO SUPERIOR / PESCADOR ARTESANAL EN BOTE A REMO
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FOTO PAGINA OPUESTA / ESTERO ALVAREZ
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Capítulo 8
la faena de la cholga seca
FOTO SUPERIOR / REPOLLAL
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FOTO PAGINA OPUESTA / AHUMADO DE CHOLGAS
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la faena de la cholga seca
Capítulo 8
C
omo pequeñas voces que se acercan paso a paso, lentamente, hasta
convertirse en parte de nuestros recuerdos, escuchamos relatos de mujeres
y hombres que recorrieron los canales e islas del archipiélago en chalupas a
remo y vela, buscando cholga para convertirla con trabajo y tesón, en la en
esos años, preciada Cholga Seca.
“Bueno la faena de la cholga seca era que uno se iba en bote pa’ bajo e iba a
hacer una rancha de paja y ahí arreglábamos nuestro trabajo de la cholga…
la oreábamos bien seca y después cuando ya teníamos que venirnos la hacíamos paquetes de a 5 sartas y así lo traíamos en chiguas de… con un pasto
que le dicen canutillo aquí, con eso lo envolvíamos pa’ que no se moje y lo
tapábamos con ese plástico, de ese plástico que hay ahora… íbamos 4 o 3…
en buceo siempre íbamos 4 por que 3 trabajaban con el buzo, buceaban, y
el otro quedaba a tierra cociendo cholga… nos levantábamos a las cuatro de
la mañana, por ahí, a cocer pa’ que avancemos pu’, pa’ que teníamos que
dejarlo hecho todo en el día, todo trabajao’ y listo pal’ otro día, pa’ empezar
de nuevo a cocer otra vez el que quedaba en tierra… según el viaje si era muy
lejos íbamos pa’ un mes y medio, hasta dos meses íbamos y cuando era por
aquí cerca íbamos para un mes y nos veníamos… en el día dejábamos arreglao’ unos 30 paquetes, 150 sartas, esas son de cuatro patitas… me gustaba..
y víveres llevábamos igual, vivieres abundantes pa’ que no nos falten pa’ venir
pu’, aquí habilitaba un hombre que vivió aquí, el papá de Genaro Barría, el
habilitaba a la gente pa’ ir a trabajar pa’ abajo la cholga y aquí otro que hubo
es Don Cheo, Don Eliseo… era a remo y a vela, en esos años no habían motores… ellos nos descontaban los vivieres no ma’ y nos pagaban poco si por
que ellos tenían que hacer su ganancia, como habilitaban la gente (compraban los víveres) tenían que hacer su ganancia… bueno cuando uno es joven
no siente na’, pa’ venir navegábamos día y noche cuando no llovía a remos
y a la vela, a la vela cuando había favor de viento, cuando había bueno poníamos un bracero adentro con un fondo de tacho ¡así más o menos de este
alto! y ahí hacíamos fuego pa’ comer algo, en veces pasábamos a hacer fuego
a tierra pa’ que hagamos comida y así llegábamos hasta aquí… antes cuando
uno era joven meta remo no má’ por la costa veníamos, si pu’, cuando había
contra viento teníamos que remar, pero pa’ la costa si, pa’ poder venir… yo
trabaje muchos años, por que yo de 18 años ya trabajaba de buzo… yo soy
de una isla de Puerto Montt pa’ abajo, que le dicen Queullín, de por ahí vine,
vine a trabajar, tendría unos 22 años y ahí me quede en Melinka, de a Puerto
Aguirre anduve primero y después me vine aquí y aquí no moví más las raíces, aquí me quede..” 26
Durante décadas la faena de la Cholga Seca fue la principal fuente de trabajo
para los habitantes del archipiélago de Las Guaitecas. Muchos de ellos se
criaron en las islas trabajando a la Cholga Seca con sus Padres y Hermanos.
FOTO SUPERIOR / REPOLLAL BAJO
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FOTO PAGINA OPUESTA / REPOLLAL
26. Carlos Oyarzo, Melinka, 2008
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“Lo mariscaba, lo sacaba, después lo cocía, lo ensartaba con un junquillo,
se cocía la cholga en curantos y después cuando ya hallaron otra forma de
hacerlo lo cocían en tacho, si,… se hacia unas ranchitas pa’ abajo pa’ orearlo,
la cholga se ensartaba en junquillo, se hacia una aguja bien sea de alambre o
de madera, si, así ensartaba la cholga uno, yotrabaje mucho en eso uh! cuando yo era niña de 11 años, cuando ya empecé a andar con mi finao’ papá
y el nos hacia trabajar, salíamos él, yo, con otro chico que creció y mi otra
hermana que esta fallecida, cuatro… me gustaba trabajar, trabajábamos con
él,andábamos con mi papá… en veces andábamos unos 20 días, un mes también, ese era el viaje que hacia uno, hacíamos una casita de paja, ahí vivíamos
pa’ mientras trabajábamos… era bien no má’, era distinto que ahora si, por
que ahora esta más cambiao’, la diferencia era que uno andaba durmiendo
pa’ donde quiera, ahí hacia su ranchito y dormía, después se levantaba a
trabajar y eso, y ahí ya venia y a su casa otra vez…” 27
Buzos y mariscadores, mujeres y hombres faenaron con esfuerzo por los canales secando el marisco con sus familias, mientras navegaban día tras día...
“La Cholga Seca, los buzos buceaban la cholga y lo sacaban en tierra, y en
tierra se faenaba y se hacia, se taqueaba con un tacho, se llenaba un tacho
con cholga y se le prendía fuego y teníamos que levantarnos a las tres de la
mañana pa’ que alcancemos a hacer los otros trabajos que teníamos que hacer, a las tres de la mañana estábamos al desconche con un cuchillo sentados,
después poníamos nuestra tachá’ de cholga y la otra por mientras que estábamos faenando, esa una desconchándolo, la otra estaba hirviendo, cocíamos
cuatro tachá’ al día… la cholga se desconchaba cocida ya, cuando ya estaba
cocida la tachá’ de cholga se agarraba, se tiraba, se desparramaba y pescaba
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FOTO SUPERIOR / REPOLLAL MEDIO
27. María Llancalahuen, Melinka, 2008
uno con su cuchillos y desconche y desconche y tira! y después que se desconchaba se sacaba la cholga y en la rancha donde estaba uno, lo secaba con
un secador de vara, lo desparramaba todas las cholgas encima del secador
de vara y cuando estaba bien seca, bien dura pa’ ensartar, recién agarraba y
se botaba abajo, se tiraba abajo en el piso, pero con una carpeta pa’ que la
cholga no se ensucie… después que se terminaba de cocer todo, se empezaba a secar, después que estaba todo seco, después a ensartarlo con aguja,
una aguja de cobre o de alambre que sea, empezaba a ensartar la cholga, cinco sartas de cholga es un paquete y cada pata, según la cholga, siete, ocho
cholgas… eso era en una pata… y así después que se ensartaba, agarraba y
se colgaba en la rancha, arriba, bien colgao’ toda la cholga, bien desparrama’,
cuando ya estaba ensarta’ con el fuego que uno hacia se secaba la cholga,
cuando ya estaba seca se agarraba, se sacaba y ahí se dejaba aquí…
y después se ponía en una yegua, se hacia, le decíamos nosotros una yegua….por ejemplo un tablero y la cholga se iba doblando… y así trabajábamos a la cholga, eran temporadas de un mes y medio, dos meses, 500, 600,
1000 paquetes de cholga se hacia, cada paquete tenía cinco sartas, así que
era un trabajo muy aburridor y muy fastidioso, no es como ahora pu’, la gente
joven, nadie trabaja en eso, ahora la cholga amontonando, amontonando la
cholga en las riberas donde crece la cholga y no lo saca nadie… y así era la
faena de cholga… yo trabaje con mucha gente…” 28
La faena de la Cholga Seca es una de las actividades pesquero artesanal más
tradicional de los habitantes de Las Guaitecas, en la cual la mayoría de las
familias ha tenido participación y reconoce como parte fundamental de su
historia y sus vidas.
28. Manuel Ruiz, Melinka, 2008
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FOTO SUPERIOR / SECADOR DE CHOLGAS
FOTO SUPERIOR / COSTANERA MELINKA
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