En el momento de la destruccion del Templo el

Anuncio
118
En el momento de la destruccion del Templo el profeta Irmiahu le dijo
al pueblo de Israel: "As! dijo Dios: Me acuerdo de la ternura de tu
juventud, el amor de tus nupcias, cuando fuiste tras de ml en el desierto
en una tierra no sembrada". Estas palabras son asombrosas. En el
momento de la destruccion, Dios recordo la bondad de los antepasados
del pueblo de Israel que Lo siguieron por el desierto, a una tierra no
sembrada, incluso antes de recibir la Tora.
Esto nos ensena el enorme beneficio del zejut Avot (el mérito de los
antepasados). En el momento del éxodo de Egipto los israelitas eran
idolâtras (Shemot Rabâ 16:2). De todos modos Dios les manifesto Su
bondad cuando salieron de Egipto. Esto fue para despertarlos para que
entendieran que si Dios los cuidô en el desierto, entonces cuanto mas los
protegeria si ellos mismos fueran por el camino de Dios y cumplieran Sus
preceptos.
Esto es una enorme ensenanza. Nuestros antepasados obedecieron a
Dios y Lo siguieron por el desierto incluso antes de recibir la Tora. No se
trataba de un desierto comûn, sino que era especialmente peligroso
(Malbm Ibid.). El desierto también se refiere a las fuerzas negativas a las
cuales estaba expuesto alii el pueblo (Zohar 1, 178b). Sin embargo ellos no
le temieron a nada por el mérito de haber oido la Voz de Dios y seguirlo
por el desierto.
Por lo tanto nosotros debemos bacer caso a la voz de Dios todavia mas.
Nosotros tenemos la Tora, que nos protege de la Inclinaciôn al Mai, como
dijeron nuestros Sabios (Kidushm 30b): "Créé la Inclinaciôn al Mai, créé la
Tora como su antidoto". Por cierto que nosotros debemos escucbar la
voz de Dios e ir tras É1, siguiendo Sus caminos. Y en especial porque es
mas grande aquél que recibiô la orden y la cumple que aquél que no
recibiô la orden y la cumple (Kidushm 31a; Bava Kama 38a, 87a). Ahora
que contamos con la Torâ estamos doblemente obligados a cumplirla.
Descargar