ego | líneas de expresión Lavar las manos con agua y jabón es la opción más efectiva; sin embargo, cuando no es posible, un gel antibacterial con 70% de alcohol es una buena alternativa 64+SALUD jabones | ego Jabones Aliados de la higiene Con variaciones en su composición química y presentación, están formulados para eliminar el exceso de grasa y la suciedad de la piel. No obstante, usados de forma indiscriminada, podrían irritar y lesionar la barrera cutánea Lena Jahn Santorufo | fotografía orlando palencia Limpiar el cuerpo con algo más que agua ocupa al De uso específico hombre desde, aproximadamente, el año 2500 aC, según se menciona en tablas sumerias que describen la primera receta registrada para la fabricación de jabones de uso personal, elaborados a partir de la mezcla de aceites y cenizas de madera. También los griegos, desde el año 1200 aC, sacaron provecho higiénico de la Saponaria officinalis, planta herbácea conocida como “jabonera” por las propiedades espumantes y limpiadoras de sus raíces al entrar en contacto con el agua. Hoy, la producción de jabones se basa en una reacción química llamada “saponificación”, unión entre un álcali (hidróxido metálico, por lo general de sodio o de potasio) y un ácido graso de origen vegetal o animal. El resultado: sustancias tensoactivas de acción detergente que rompen los enlaces de grasa y remueven las partículas de suciedad no solubles en el agua. Diferenciados en su composición química, la cual determina el valor de su pH (medida de acidez o alcalinidad), hay jabones de uso cosmético, para el aseo diario de la piel sana, y de indicación médica, para la prevención y el tratamiento de lesiones cutáneas. En ambos casos, debe atenderse a la formulación del producto y su correspondencia con las características particulares del cutis, señala la dermatólogo Ana Graciela Angulo: “Si bien todos los jabones son de venta libre, la recomendación es acudir al especialista para recibir orientación efectiva tanto en la elección como en la combinación, en caso de que se requieran productos complementarios para el cuidado de la piel”. En barra, líquido, espuma o gel –alternativas de propiedades idénticas–, cada jabón tiene su indicación: aunque comparten similares ingredientes para su función primaria de limpieza, ciertos componentes determinan su uso. Angulo identifica las principales categorías: • Cosméticos Denominados tradicionalmente “jabones de tocador”, abarcan una extensa gama de productos fabricados por casas comerciales. Por lo general, presentan un pH alcalino (de valores entre 8 y 10) que, en algunos casos, puede resultar lesivo para la piel, cuyo pH es más bien ácido (entre 3,5 y 5,5). Algunas variedades incorporan sustancias –como la glicerina y la lanolina– que contrarrestan este desbalance y moderan la acción irritante que el detergente puede ejercer en ciertas pieles, especialmente si son secas o sensibles. Entre las opciones de tocador, Angulo recomienda jabones blancos y de suave fragancia –aquellos de colores llamativos y perfumes intensos son los más irritantes– o los identificados como neutros, cuyo pH de 7 se aproxima a los valores de la superficie cutánea. Ambas alternativas funcionan para la higiene corporal y facial de personas con piel normal. Dentro de este grupo están incluidos los jabones de acción antibacteriana. Sin embargo, éstos sólo están indicados para la higiene de las manos y el tratamiento de ciertas infecciones leves de la piel –como foliculitis–, y en ningún caso deben ser utilizados de forma indiscriminada. 65+SALUD ego | jabones El jabón azul está contraindicado para la higiene de la piel: por su pH alcalino, es un limpiador abrasivo que agrede la barrera cutánea También de uso cosmético, pero con un pH ácido similar al de la piel, se encuentran los jabones o detergentes sintéticos, llamados syndet (acrónimo del inglés synthetic detergents), los cuales limpian sin alterar la barrera cutánea, una característica que los hace recomendables para todo tipo de piel, sobre todo las delicadas o reactivas a alérgenos ambientales, o las sensibilizadas temporalmente por la acción de tratamientos secantes o astringentes. Además, son favorables para la higiene facial y corporal de bebés, niños y ancianos. La fórmula sintética es compartida por diversidad de detergentes, entre ellos los desarrollados para la higiene íntima femenina, los cuales son productos adecuados al pH de la mucosa genital –más bajo que el de la piel– y protectores del equilibrio de la flora bacteriana. A la hora de compartir Si bien la efectividad de un jabón no varía en función de su presentación, para baños de uso compartido se recomiendan, por razones higiénicas, productos líquidos, en espuma o en gel: contenido en un dispensador, el jabón está protegido de humedad, bacterias y suciedad, y conserva mejor sus propiedades limpiadoras. 66+SALUD • Medicados Indicados para condiciones cutáneas específicas, y sobre todo para el cuidado facial, agrupan variedades para piel grasa o con problemas de acné, que incorporan azufre, ácido salicílico y partículas granulosas de acción exfoliante; y para pieles resecas o sensibles, que añaden a un detergente sintético sustancias calmantes y antipruriginosas, como la avena. En esta categoría se incluyen también productos de uso muy específico, como los jabones yodados de acción antiséptica para la limpieza de heridas, los cuales sólo deben usarse bajo supervisión médica, pues el yodo es una sustancia abrasiva que puede resultar irritante, además de alergénica para ciertas personas. Con moderación Cuidar la frecuencia de uso de los jabones es determinante para preservar el balance fisiológico del manto ácido de la piel y evitar reacciones cutáneas: sensación de tirantez, enrojecimiento y descamación son los principales signos de irritación por el uso excesivo de estos productos, rutina nociva que puede derivar en una dermatitis de contacto, sostiene Angulo. Para evitar estos daños, la especialista sugiere seguir una frecuencia de higiene sujeta a las características de la piel de distintas zonas: • Rostro. El lavado facial, independientemente de las condiciones particulares de cada piel, debe hacerse dos veces al día (mañana y noche), limitando el uso de exfoliantes a tres veces por semana. • Cuerpo. Una ducha diaria de corta duración es suficiente para el aseo corporal. Si se requiere un segundo baño, la recomendación es usar jabón solamente en el área de las axilas y los genitales. • Manos. Expuestas a la suciedad y las bacterias, ameritan un lavado frecuente: como mínimo, antes de cada comida y después de ir al baño. En caso de no disponer de agua y jabón, un gel antibacterial es una buena opción, siempre y cuando contenga una concentración de alcohol de por lo menos 70%. jabones | ego Estímulo sensorial Parte de un ritual placentero, los jabones de tocador son también un recurso para consentir los sentidos durante el baño. Entre las variedades comerciales es frecuente la adición de extractos naturales (sobre todo de hierbas, flores y frutas) y de esencias aromáticas atractivas al olfato. Algunas presentaciones añaden, además, partículas exfoliantes que confieren una ligera textura, agradable al contacto con la piel. Complemento requerido Desde el punto de vista dermatológico, pieles con necesidades específicas, como las muy secas, ameritan una rutina complementaria a la higiénica, sostiene Angulo. “Ningún jabón hidrata. No obstante, existen limpiadores suaves como los sintéticos, que previenen la xerosis (resequedad anormal de la piel), los cuales, en ciertos casos, deben acompañarse de cremas o lociones humectantes”, ilustra la especialista. De igual modo ocurre con los jabones para el acné: sus propiedades astringentes ayudan a tratar el problema, pero deben combinarse con cremas o geles que contengan sustancias específicas que impiden la proliferación de la bacteria que lo causa (acción bacteriostática). En este caso, corresponde al especialista indicar el esquema terapéutico a seguir, pues si bien no hay contraindicaciones importantes en la mezcla de jabones y cremas, se debe evitar la combinación de productos irritantes que, en vez de mejorar el cuadro, lo agraven. Angulo recomienda, especialmente en caso de que la piel presente una condición patológica –más allá de las características que la definen como seca, sensible o grasa–, acudir al especialista y no automedicarse atendiendo a la descripción del etiquetado: “Hay muchas opciones en el anaquel, pero sólo el dermatólogo está facultado para indicar la más apropiada y, de ser necesario, prescribir la combinación ideal”. • F u e n t e s c o n s u lta d a s ºAna Graciela Angulo, dermatólogo. Hospital de Clínicas Caracas / Torre Médica Terras Plaza. º“El pH de los jabones”. Ilse D’Santiago, María Estela Vivas. Dermatología Venezolana, Vol.34, N°3 (1996). º“Piel sana y manto ácido”. María Cecilia Orlandi. Folia Dermatológica Peruana, Vol.15, N°2 (2004). 67+SALUD