Libertad de expresión y protección de la intimidad: Chile, España y

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BIBLIOTECA DEL CONGRESO NACIONAL DE CHILE
DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS, EXTENSIÓN Y PUBLICACIONES / 02 DE FEBRERO DE 2016
Libertad de expresión y protección de
la intimidad: Chile, España y México
ASESORÍA TÉCNICA PARLAMENTARIA
Está enfocada en apoyar preferentemente el
trabajo de las Comisiones Legislativas de ambas
Cámaras, con especial atención al seguimiento
de los proyectos de ley. Con lo cual se pretende
contribuir a la certeza legislativa y a disminuir
la brecha de disponibilidad de información y
análisis entre Legislativo y Ejecutivo.
Contacto
E-mail: [email protected]
Tel.: (56)32-226 3164 (Valpo.)
El ordenamiento jurídico chileno
reconoce y ampara tanto la libertad
de expresión como el derecho a la
privacidad, aunque parece tener
cierta preferencia por la primera, en
atención al papel que su ejercicio
cumple
en
una
sociedad
democrática.
Ahora
bien,
la
protección a la privacidad tiene
expresiones en el ámbito penal, en
particular, en la tipificación de la
interferencia ilícita y difusión de
comunicaciones.
En contraste con el caso chileno, la
Constitución española refiere a la
honra, a la privacidad y a la propia
imagen como límites a la libertad de
expresión.
Sin
embargo,
la
jurisprudencia
constitucional
española apunta en el mismo sentido
que la chilena, al otorgar una
posición preferente a dicha libertad
en atención a su importancia en una
sociedad democrática.
Por su parte, la Constitución
mexicana, recientemente modificada
en la materia, también garantiza la
libertad de expresión y prohíbe la
censura previa, directa o indirecta.
En
cuanto
al
derecho
a
la
privacidad, su reconocimiento es
indirecto, y su protección penal más
limitada que en los casos anteriores.
Matías Meza-Lopehandía G.
Es abogado (Universidad de Chile, 2009) y
MSc en Derechos Humanos en (London
School of Economics, Reino Unido, 2013). Sus
intereses de investigación son Derecho
Internacional Público, Derechos Humanos, y
Derecho Constitucional.
E-mail: [email protected]
Tel.: (56) 32 226 3965
Este documento fue elaborado con software libre.
BIBLIOTECA DEL CONGRESO NACIONAL DE CHILE| SSP1796
Introducción
Los derechos fundamentales no son absolutos, al
menos en cuanto admiten limitaciones frente al
ejercicio de otros derechos fundamentales.
Un ejemplo clásico en esta materia es la colisión
que puede darse entre el ejercicio de la libertad
de expresión, particularmente en su dimensión
de libertad de informar, con el derecho a la
privacidad o intimidad de las personas, en
especial respecto de sus comunicaciones
privadas.
En esta minuta se describirá brevemente el
modo en que se consagran ambos derechos, en
tres países: Chile, España y México, y cómo
proponen resolver las colisiones entre ellos.
Asimismo, se describirán los tipos penales más
relevantes que protegen la intimidad.
El presente documento ha sido elaborado a
solicitud de parlamentarios del Congreso
Nacional, bajo sus orientaciones y particulares
requerimientos. El tema que aborda y sus
contenidos están delimitados por los parámetros
de análisis acordados y por el plazo de entrega
convenido. No es un documento académico y se
enmarca en los criterios de neutralidad,
pertinencia, síntesis y oportunidad en su
entrega.
I. Chile
En Chile, el ordenamiento jurídico garantiza
tanto la libertad de expresión como la protección
de la vida privada. Por una parte, el artículo 19
del texto constitucional (CPR), garantiza a todas
las personas:
La libertad de emitir opinión y la de
informar, sin censura previa, en cualquier
forma y por cualquier medio, sin perjuicio
de responder de los delitos y abusos que se
cometan en el ejercicio de estas libertades,
en conformidad a la ley, la que deberá ser
de quórum calificado [énfasis añadido]1.
Asimismo, tratados internacionales vigentes y
ratificados por Chile, reconocen este derecho.
Así lo hacen, en sus propios términos, el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos
(PIDCP, art. 19), la Convención Americana de
1
A este respecto, el Tribunal Constitucional (TC), ha
señalado que la libertad de informar supone el derecho
de los destinatarios de la información a recibirla (STC
226:c.19)
2
Derechos Humanos (CADH, art. 13), y también la
Convención de Derechos del Niño (CDN, art. 13).
Estos tres instrumentos incluyen “la libertad de
buscar, recibir y difundir informaciones e ideas
de toda índole” y reconocen que su ejercicio
puede estar sujeto a limitaciones, las cuales
deben estar establecidas en la ley, y ser
necesarias para (i) garantizar el respeto a los
derechos o a la reputación de los demás; o para
(ii) la protección de la seguridad nacional, el
orden público o la salud o la moral públicas. Por
su parte, los dos primeros instrumentos
proscriben la propaganda en favor de la guerra y
la apología del odio (art. 20 PIDCP y 13.5
CADH). A diferencia del PIDCP y la CDN, la
CADH es explícita en cuanto a proscribir la
censura previa (directa o indirecta), salvo para
proteger a la infancia y la adolescencia.
Esta regulación de la liberad de expresión se
manifiesta en diversos ámbitos legales. Así, por
ejemplo, el Código Penal tipifica los delitos de
injurias (416) y calumnias (art. 412), agravados
cuando se cometen a través de medios de
comunicación social. Del mismo modo, la Ley
N.º 19.733 de Prensa establece normas
especiales de responsabilidad de los directores
de medios (art. 36).
Por su parte, el mismo artículo 19 del texto
constitucional establece respectivamente que:
La Constitución
personas: [...]
asegura
a
todas
las
4°-. El respeto y protección a la vida
privada y a la honra de la persona y su
familia;
5º.- La inviolabilidad del hogar y de toda
forma de comunicación privada. El hogar
sólo puede allanarse y las comunicaciones
y documentos privados interceptarse,
abrirse o registrarse en los casos y formas
determinados por la ley. [énfasis añadido]
En el mismo sentido, el PIDCP prohíbe las
injerencias arbitrarias o ilegales en la vida
privada, y los ataques a la honra y reputación de
las personas (art. 17; también CDN, art. 16). Por
su parte, la CADH agrega a lo anterior “[e]l
derecho al respeto a la honra y el
reconocimiento de la dignidad de toda persona.
(art. 11).
El ordenamiento jurídico chileno consagra un
amplio espectro de libertad de expresión e
información, optando por proteger la honra y
vida privada de las personas unicamente a
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través la persecución de responsabilidades ex
post, renunciando así a la protección que ofrece
la censura previa. Es más, el Tribunal
Constitucional (TC) ha sostenido que, bajo
ciertas circunstancias, la libertad de expresión
puede constituirse como causal de justificación
de imputaciones que puedan afectar el honor y
la honra (rol 1463). Como han destacado
Navarro y Carmona (2015:237) en su obra de
compilación de jurisprudencia constitucional:
El derecho a la honra y al honor no es un
derecho absoluto. Su protección admite
límites, muchos de los cuales se relacionan
con la libertad de expresión y los deberes
de tolerancia y crítica que implica la vida
en sociedad. (STC 1463, c. 15) (En el
mismo sentido STC 2071, cc. 10 y 11, STC
2237, c. 8).
El mismo TC ha señalado que la privacidad, pese
a ser fundamental para la autonomía individual y
para la dignidad personal, puede “ceder ante la
prevalencia de otros derechos, como el derecho
a la información cuando se refieres a hechos con
relevancia pública, en el sentido de noticiables, y
que dicha información sea veraz” (rol 1990: c.
32°, citas internas omitidas).
Esta especial deferencia por la libertad de
expresión frente a otros derechos como la honra
y la privacidad, parece justificarse en el lugar
central que la tradición del constitucionalismo
liberal ha otorgado a la libertad de expresión
(BCN; 2015). En palabras del TC chileno:
[La libertad de expresión, por su parte,
desempeña un papel fundamental en la
sociedad democrática, pues permite el
debate de ideas, el intercambio de puntos
de vista, emitir y recibir mensajes, la libre
crítica, la investigación científica y el
debate especulativo, la creación artística,
el diálogo sin restricción, censura ni temor,
y la existencia de una opinión pública
informada; (rol. 567:c. 32°).
Ahora bien, la protección de la privacidad tiene
una expresión penal, en la tipificación de la
interferencia ilícita y difusión de comunicaciones
privadas contemplada en el artículo 161-A del
Código Penal. Éste castiga con penas que van
desde reclusión menor en cualquiera de sus
grados y multa de 50 a 500 Unidades Tributarias
Mensuales (UTM) a quien,
[…] en recintos particulares o lugares que
no sean de libre acceso al público, sin
autorización del afectado y por cualquier
3
medio,
capte,
intercepte,
grabe
o
reproduzca
conversaciones
o
comunicaciones de carácter privado;
sustraiga,
fotografie,
fotocopie
o
reproduzca documentos o instrumentos de
carácter privado; o capte, grabe, filme o
fotografie imágenes o hechos de carácter
privado que se produzcan, realicen,
ocurran o existan en recintos particulares o
lugares que no sean de libre acceso al
publico. [sic]
La misma pena se aplica a quien difunda dichas
comunicaciones o hechos.
II. España
Al igual que el texto constitucional chileno, la
Constitución española (CPE) reconoce en su
artículo 20 la libertad de expresión, protegiendo
el derecho “[a] expresar y difundir libremente
los pensamientos, ideas y opiniones mediante la
palabra, el escrito o cualquier otro medio de
reproducción”, entre otras expresiones como la
libertad de cátedra y de creación. También
prohíbe expresamente la censura previa
(numeral 2). En contraste con la norma chilena,
la Constitución española refiere explícitamente
al derecho a la honra, a la privacidad y a la
propia imagen como límite a la libertad de
expresión:
4. Estas libertades tienen su límite en el
respeto a los derechos reconocidos en este
Título, en los preceptos de las leyes que lo
desarrollen y, especialmente, en el derecho
al honor, a la intimidad, a la propia imagen
y a la protección de la juventud y de la
infancia. [énfasis añadido]
Por su parte, el artículo 18 establece:
1. Se garantiza el derecho al honor, a la
intimidad personal y familiar y a la propia
imagen.
2.
El domicilio es inviolable. Ninguna
entrada o registro podrá hacerse en él sin
consentimiento del titular o resolución
judicial,salvo en caso de flagrante delito.
3.
Se garantiza el secreto de las
comunicaciones y, en especial, de las
postales, telegráficas y telefónicas, salvo
resolución judicial.
4. La ley limitará el uso de la informática
para garantizar el honor y la intimidad
personal y familiar de los ciudadanos y el
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pleno ejercicio de sus derechos. [énfasis
añadido]
Como puede apreciarse, el texto de la CPE
parece concebir a la honra como límite a la
libertad de expresión, y no a la inversa, como lo
ha entendido el TC chileno. Esto podría
responder a la distinta configuración que tiene la
libertad de expresión en el ámbito europeo de
derechos humanos, donde el Convenio Europeo
de Derechos Humanos (CEDH) reconoce
explícitamente que la ley puede limitar la
libertad de expresión,
cuando esto sea
necesario en una sociedad democrática para la
“la protección de la reputación o de los derechos
ajenos”, entre otras circunstancias (art. 20.2).
Cabe tener presente que en el ordenamiento
jurídico español, los derechos constitucionales
deben interpretarse en conformidad con la
Declaración Universal de Derechos Humanos y
los tratados y acuerdos internacionales sobre las
mismas materias ratificados por el país.
Ahora bien, de acuerdo a Castillo Córdova
(2007), el Tribunal Constitucional español, ha
reconocido la importancia especial de la libertad
de expresión, en tanto componente esencial del
sistema democrático. Si bien el Tribunal ha
predicado dicha posición preferente respecto de
los demás derechos e intereses sociales, “ha
alcanzado en la práctica singular importancia en
lo que respecta a los derechos al honor, a la
intimidad y a la imagen” (p. 392)2.
En este contexto normativo, se dictó la Ley
Orgánica 1/1982 de protección civil del derecho
al honor, a la intimidad personal y familiar y a la
propia imagen. Esta norma establece una acción
civil para poner fin a las intromisiones
ilegítimas, y restablecer el pleno disfrute de los
derechos
del
afectado,
prevenir
nueva
intromisiones, indemnizar los daños y la
apropiación por el afectado del lucro que se
hubiere generado (art. 9°). La definición de los
conceptos que determinan el ámbito de
protección de la ley, esto es, honor, intimidad e
imagen personal, es entregada “por las leyes y
por los usos sociales” tomando en consideración
el ámbito que el afectado haya delimitado para
su privacidad (art. 2° numeral 1).
Por otra parte, la ley establece una lista de
intromisiones ilegítimas en el ámbito protegido
2
El mismo autor advierte que “posición preferente” no
debe entenderse como precedencia absoluta, sino que
los demás derechos deben ceder en la medida que sea
necesario
para
una
sociedad
democrática,
de
conformidad al artículo 10.2 del CEDH.
4
por la ley (art. 7°). Entre éstas se incluye el uso
de medios para conocer la vida íntima de las
personas o sus comunicaciones privadas no
destinadas a quien haga uso de esos medios, y
“la revelación o publicación del contenido de
cartas, memorias u otros escritos personales de
carácter íntimo“ (numeral 3).
Finalmente, la ley reafirma que las intromisiones
autorizadas
legalmente
no
constituyen
intromisiones ilegítimas, y tampoco aquéllas en
que “predomine un interés histórico, científico o
cultural relevante” (art. 8°).
Por su parte, el Código Penal español contiene
un título especial (X) sobre “Delitos contra la
intimidad, el derecho a la propia imagen y la
inviolabilidad del domicilio”, dedicando su
capítulo 1 a los delitos de descubrimiento y
revelación de secretos. En este sentido, el
artículo 197 castiga, entre otras conductas, el
apoderamiento de comunicaciones personales
ajenas, sin consentimiento del afectado, con la
finalidad e descubrir secretos y vulnerar su
intimidad (incluyendo información almacenada
en bases de datos), y la difusión de los datos
obtenidos por esa vía, con penas de prisión de
uno a cuatro años y multa de doce a veinticuatro
meses para el primer caso, y prisión de dos a
cinco años en el segundo.
El numeral 5 del mismo artículo establece como
agravante que los datos personales invadidos se
refieran “a la ideología, religión, creencias,
salud, origen racial o vida sexual, o la víctima
fuere un menor de edad o una persona con
discapacidad necesitada de especial protección”
[énfasis añadido]. En este caso deberán
aplicarse las penas previstas en su mitad
superior.
III. México
En México, al igual que en Chile y en España, la
libertad
de
expresión
está
consagrada
constitucionalmente
como
un
derecho
fundamental, aunque en contraste con aquellos,
tiene un amplio desarrollo en materia de acceso
a
la
información
y
radiodifusión
y
telecomunicaciones. (cfr. art. 6° apartados A y
B).
La norma principal relativa a la libertad de
expresión está contenida en el artículo 7°
reformado en 2013, que establece el derecho de
difundir opiniones, información e ideas, por
cualquier medio. Siguiendo lo establecido en la
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CADH, se prohíbe la censura previa por medios
directos e indirectos.
Por otra parte, el texto constitucional reconoce
varios límites a la libertad de expresión: la
moral, la vida privada, los derechos de terceros,
la ley penal y el orden público:
La manifestación de las ideas no será
objeto de ninguna inquisición judicial o
administrativa, sino en el caso de que
ataque a la moral, la vida privada o los
derechos de terceros, provoque algún
delito, o perturbe el orden público; el
derecho de réplica será ejercido en los
términos dispuestos por la ley. El derecho a
la información será garantizado por el
Estado [énfasis añadido].
Al incorporar nociones como el orden público o
la moral, la disposición podría ser considerada
más abarcadora que su símil chilena. Sin
embargo, parece compartir con esta última el
hecho de permitir toda expresión, sin perjuicio
de las consecuencias jurídicas posteriores. En
otras palabras, abdica de la censura previa.
La Constitución mexicana no contiene un
reconocimiento expreso del derecho a la
intimidad, sino que protege sus aspectos en
forma indirecta. Así, el artículo 16 constitucional
establece que “[n]adie puede ser molestado en
su persona, familia, domicilio, papeles o
posesiones, sino en virtud de mandamiento
escrito de la autoridad competente, que funde y
motive la causa legal del procedimiento”.
Adicionalmente, consagra el derecho a la
protección de los datos personales, y establece
la inviolabilidad de las comunicaciones privadas,
incluyendo explícitamente la prohibición y
castigo del registro de la correspondencia bajo
cubierta que circule “por las estafetas”, esto es,
a través de servicios postales y de mensajería. A
este respecto, el señalado articulo establece que
“[l]a ley sancionará penalmente cualquier acto
que atente contra la libertad y privacía de las
mismas”.
En este sentido, los artículos 210 y 211 del
Código Penal castigan a quien revele secretos o
comunicaciones privadas de terceros que
conociere en función de su empleo o cargo, sin
justa causa ni consentimiento (de treinta a
doscientas jornadas de trabajo en favor de la
comunidad). La pena es agravada, llegando a
cinco años de prisión, cuando el secreto o
comunicación es revelado por “persona que
presta servicios profesionales o técnicos o por
funcionario o empleado público”, o cuando la
5
información tenga carácter industrial. Asimismo,
se castiga a quien revele, divulgue o use
información obtenida mediante una intervención
de comunicación privada (art. 211 bis) (seis a
doce años de prisión y de trescientos a
seiscientos días multa). De acuerdo con Celis
(2006), sólo este último delito guardaría directa
relación con la protección de la intimidad,
mientras que la sanción de la revelación de
secreto apuntaría a proteger la industria y
regular la ética profesional.
Finalmente, cabe señalar que, al igual que Chile
y España, México ha ratificado tanto el PIDCP,
como la CADH y la CDN. A este respecto, así
como en España, su Constitución establece que
sus “normas relativas a los derechos humanos se
interpretarán
de
conformidad
con
esta
Constitución y con los tratados internacionales
de la materia favoreciendo en todo tiempo a las
personas la protección más amplia” (art. 1°).
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6
Referencias
BCN. (2015). Responsabilidad de los directores de medios de comunicación en Chile [Informe BCN]. Elaborado
por Matías Meza-Lopehandía y Raimundo Roberts.
Celis, M. A. (2006). La protección de la intimidad como derecho fundamental de los mexicanos. En: Cienfuegos, D.
y Macías, M. C. (coordinadores). Estudios en homenaje a Marcia Muñoz de Alba Medrano. Protección de la
persona y derechos fundamentales: México: UNAM: pp. 71-108. Disponible en: http://bcn.cl/1u7df (febrero,
2015).
Castillo Córdova, L. (2007). Un caso de internacionalización y constitucionalización: las libertades de expresión e
información en la jurisprudencia del TEDH y en la del TC. Boletín Mexicano de Derecho Comparado, 119:
385-437.
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