Para iluminar las acciones de los dirigentes de empresas ante las oportunidades y retos mundiales VOLUMEN 8 - N°3, 2015 ¿POR QUÉ (AÚN) PERSISTEN LOS MALENTENDIDOS EN LAS NEGOCIACIONES INTERNACIONALES? POR ELIANE KARSAKLIAN Desde que Fisher y Ury, dos prestigiosos miembros del Proyecto de Negociación de la Universidad de Harvard, propusieron la teoría de la negociación basada en principios en su afamado libro “Obtenga el Sí, El arte de Negociar sin Ceder” en 1981, expresiones como ganar-ganar y ganar-perder, han predominado en las técnicas y en la comprensión sobre las negociaciones. Dichas expresiones han prevalecido tanto en publicaciones científicas como en la prensa popular. La expresión ganar-ganar se ha vuelto aún más popular, ya que se ha extendido su uso a conversaciones informales, cuando las personas piensan que han obtenido un resultado satisfactorio en alguna situación. Las negociones están presentes día a día en nuestras vidas, tanto a nivel profesional como personal, dentro de la empresa así como con gente externa a ésta. Si el ganar-ganar se convirtió en la regla universal de las negociaciones ¿Por qué la gente aún no es asertiva en las negociaciones y peor aún, en las negociaciones internacionales? Mi respuestas a esto es – porque no existe tal resultado de ganar-ganar y ganar-perder en una negociación. En realidad, en las negociaciones no todo es ganar o perder. Estos términos son apropiados para una competencia pero no para un acuerdo. En cualquier caso, es imposible tener más de un ganador. El término ganar implica derrota. Para ganar tienes que derrotar a alguien más. Pero como ganar-perder no es políticamente correcto, todos predican el resultado de ganar-ganar, mien- tras que el objetivo continúa siendo ganar la negociación por encima de otros. Ganar-ganar y ganar-perder son términos confusos para una negociación. Si tantas negociaciones internacionales terminan requiriendo un arbitraje o mediación es precisamente porque los negociadores buscan ganar. En su lugar, para que sea exitosa, una negociación debe conducir a un acuerdo. Un acuerdo significa cooperación, no competencia. Cuando negocias, necesitas obtener algo que aún no tienes de la otra parte; no ganar sobre los otros. Si un acuerdo es un convenio, entonces no tiene sentido decir que debemos ganar la negociación para obtener un acuerdo. Un acuerdo es sobretodo colaboración, no competencia. No hay ganadores en un acuerdo, solo asociados. Una negociación exitosa no es en la que vences al otro; es cuando obtienes lo que necesitas de la otra parte mientras proporcionas también lo que ésta requiere. Si tratas de ganar, siempre vas intentar obtener más de lo que necesitas y dar menos de lo que podrías dar. Estás entonces en una competencia, no en una colaboración. Principalmente, se trata de tus objetivos tras un acuerdo negociado. Es decir ¿Estás pensando a corto plazo o a largo plazo? Si piensas a corto plazo, entonces compite y gana esa negociación. Si estás pensando a largo plazo, entonces olvida el ganar y ve por una Negociación Sustentable y exitosa. Después de tantos años de escuchar, leer y conocer a gente que predica las negociaciones ganar-ganar, decidí acuñar el término Negociación Sustentable. Defino como Negociación Sustentable a MERCADEXPRESS - VOLUMEN 8—N°3, 2015 aquella que se basa en una colaboración a largo plazo. Largo plazo significa que firmar un contrato no simboliza el fin de la negociación. La negociación es un proceso constante que además va evolucionando. Mientras PAGE 2 sigamos trabajando con las personas con las cuales firmamos el contrato, la negociación continua cada día y en cada paso que se toma a favor de su seguimiento. Los negociadores sustentables entienden que no hay un fin de la negociación. Ésta continuará mientras se siga trabajando conjuntamente. Por esta razón es imposible ganar o perder. Un acuerdo es un convenio sobre un trabajo colaborativo y los términos son constantemente negociados hasta que llegue el “Los términos más comúnmente utilizados en las negociones como: contraparte, contra-argumento, la persona sentada al otro lado de la mesa, sólo denotan el claro objetivo competitivo de un supuesto resultado ganarganar. Notoriamente denota oposición y competencia. Nada relacionado con una colaboración. Nada relacionado con sustentabilidad. día en el que se decida dejar de trabajar en conjunto. Es difícil comprender que los negociadores quieran oponerse a la gente de la cual necesitan obtener algo. Las negociaciones deberían naturalmente conducir a una colaboración, no a una competencia. Los términos más comúnmente utilizados en las negociones como: contraparte, contra-argumento, la persona sentada al otro lado de la mesa, sólo denotan el claro objetivo competitivo de un supuesto resultado ganar-ganar. Notoriamente denota oposición y competencia. Nada relacionado con una colaboración. Nada relacionado con sustentabilidad. Las negociaciones sustentables no sólo implican colaboración entre los que trabajan conjuntamente, si no también implican ética en la negociación. Sustentabilidad está relacionada con un comportamiento ético, honesto y con la búsqueda de beneficios mutuos al largo plazo. Este enfoque interminable de la negociación ha sido empleado por diversas culturas. Es inherente en casi todas las culturas basadas en las relaciones. No hay un claro final en la negociación. Simplemente se mantiene durante el tiempo. Todo es propenso a ser negociado en cualquier momento. Esto es algo difícil de tratar para las culturas con enfoque en acuerdos, las cuales ven como único objetivo de la negociación firmar un acuerdo. Para este tipo de culturas después de firmar la negociación termina y sólo es necesario llevar a la práctica dicho acuerdo. Así no es cómo funciona en el resto del mundo. Ésta es una de las razones por la cual las negociaciones internacionales son más complejas. Los negociadores con enfoque en acuerdos se apegan a estrictas referencias y estrategias de corto plazo. Piensan que la negociación termina cuando se haya firmado algo. Entonces, se molestan cuando la otra parte continúa “re-negociando” los términos que ya se habían acordado. Esto representa una malinterpretación de los hechos y de la esencia de la negociación. Los negociadores con enfoque relacional no están “re-negociando” están “todavía” negociando. Desde su punto de vista, el negociador centrado en el acuerdo es el que está interrumpiendo el proceso de negociación cuando consideran que éste ya llegó a su fin, es decir, cuando se ha firmado algo. Para los que tienen enfoque relacional, lo que se firma es sólo parte de la negociación –un paso más para alcanzar la satisfacción de sus respectivas necesidades. La principal causa de esta brecha entre los negociadores con enfoque en acuerdos y con enfoque relacional es que los últimos son contextuales. Los términos de la negociación, de la vida y el trabajo van evolucionando al igual que el contexto. Y el contexto siempre evoluciona, porque cada día en la vida representa un diferente contexto. Las interpretaciones erróneas causadas por la inhabilidad para entender el aspecto sustentable de la negociación, causa frustración en las partes involucradas. En las culturas con enfoque en acuerdos los negociadores están en- MERCADEXPRESS - VOLUMEN 8—N°3, 2015 trenados para ser objetivos y firmes. Ellos tienen que obtener lo que necesitan lo más rápido posible, firmar el acuerdo y comenzar a trabajar. Hay una agenda, un tiempo límite y un número de concesiones que pueden o no tomar. Una vez que el acuerdo ha sido firmado, ellos pueden decir si ganaron o no la negociación. Por el otro lado, las culturas con enfoque relacional no pueden decir si ganaron la negociación ni cuándo. Tal vez digan que accedieron a ciertos términos de la negociación en algún momento, pero eso es todo. Cuando no están completamente satisfechos con alguno de los términos regresarán y tratarán de reacomodarlos, porque para ellos la negociación es un proceso constante. Los negociadores con enfoque en acuerdos no son capaces de entenderlo ya que no es consistente con su educación y práctica. Lo que parece confuso, obscuro y contradictorio para una parte, parece claro y conciso para la otra. Lo que es una paradoja en un lado, es armonía en el otro. Es por esto que la gente aún se equivoca (y bastante) en las negociaciones internacionales. A pesar de todo el entrenamiento, las listas de “qué hacer y no hacer” y los libros que explican “cómo trabajar con…”, los negociadores aún cometen desaciertos. ¿Por qué? Tal vez entienden muy bien las diferencias cul- PAGE 3 turales pero cuando se trata de negociar, deben utilizar sus propias estrategias de negociación. Primero, porque son naturales para ellos. Así es como aprendieron a negociar y en eso creen. Segundo, porque deben seguir las instrucciones de su empresa así como las estrategias de negociación y plazos establecidos. No tienen opción. Tercero, no pueden saberlo todo sobre cada cultura. No son interculturalistas; son gente de negocios. Si por un lado, los negociadores están frustrados porque no pueden obtener de la otra parte lo que quieren y como lo quieren, por el otro lado, también están frustrados por tener que seguir, la mayor parte del tiempo, una estrategia que no es propia sino una impuesta por su empresa. Esto genera dificultades y frustraciones en diversos niveles. Con frecuencia, los negociadores internacionales tienen primero que negociar internamente con personas que tienen poco entendimiento de la cultura con la que se tratará, para que se les permita negociar externamente con gente de una cultura que ahora comprenden. Esto es lo que comúnmente sucede en los contextos internacionales y con los expatriados. El expatriado reporta a la Sede central las actividades que se espera cumpla dentro del plazo establecido por la empresa. Sin embargo, el expatriado está inmerso en una cultura donde vive y sabe que es imposible obtener lo que la Sede central quiere y como lo quiere, así El Mercadexpress es una publicación de Mercadex International 5115, avenue TransIsland, bureau 202 Montréal (Québec) H3W 2Z9 Contacto Guillaume Cariou 514-489-9068 ext. 22 [email protected] que debe maniobrar con las restricciones que encuentra en ambos lados. Esta es una razón por la cual las empresas se abstienen de expandir sus actividades en el extranjero. Las diferencias culturales generan incertidumbre, los costos son muy altos y el retorno en la inversión no siempre resulta fácil de pronosticar. Sin embargo, las empresas con un nivel bajo de consciencia cultural no se dan cuenta de que las consecuencias de no ir al extranjero pueden ser aún peores. Los mercados son internacionales, quieran o no. Quedarse en casa es tomar el riesgo de desaparecer por falta de visibilidad. Es ignorar una completa cadena de suministro internacional que podría beneficiar a más de una empresa. Es dejar una parte del mercado a sus competidores; servida en bandeja de plata. Para mayor información acerca de este tema, consiga el libro “The Intelligent International Negotiator” del mismo autor. Eliane Karsaklian Fundador Ubi & Orbi [email protected]