Sala 4 · El Éxodo Fuego sagrado, fuego extraño El fuego ha sido y sigue siendo, para el ser humano, algo fascinante. El fuego, es un elemento para vida o para muerte, según lo próximo que estemos a él. El fuego extraño1, según la Biblia, fue el que ofrecieron Nadab y Abiú, hijos de Aarón, cuando ofrecieron delante de Dios fuego común en sus incensarios y no tomado del altar del incienso de Dios.2 Además, se presentaron delante de Dios en el santuario bajo los efectos del alcohol, lo que les impidió “poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio”.3 Un precedente de una acción tal era peligroso para los sacerdotes y todos aquellos que se relacionan con las cosas sagradas desagradando a Dios. En un sentido espiritual, el fuego extraño puede ser un estado de descuido en la adoración, un momento de rebelión, un estado de indiferencia o una situación donde la voluntad de Dios se deja a un lado. Debemos hacer diferencia entre lo santo y lo profano y enseñarlo así. En la Biblia, encontramos que a veces, el fuego cuyo origen es celestial se dejó ver, y se sigue viendo, en la tierra.4 Se manifiesta, en ciertas ocasiones y se hace sentir, de forma especial, en el corazón del ser humano, tal como les sucedió a los profetas. La manifestación de ese fuego tiene como fin revelar el mensaje de Dios. Él es fuego purificador que elimina el mal. 5 El fuego sagrado forma parte de la presencia y de la morada del Dios que está en los cielos. 6 Es su gloria celestial. Ese fuego, que es santo, está relacionado con el “monte de Dios” y con las “piedras de fuego” en su reino celestial. El relato bíblico narra cómo se paseaba Luzbel en ese fuego ante la presencia del Eterno sin consumirse.7 Además, ese mismo fuego sagrado, posteriormente, se manifestó en distintas ocasiones como en la zarza ardiendo delante de Moisés 8, la columna de fuego en el desierto9 o el fuego del holocausto en el altar de Elías 10. Fue visto en visión por los profetas en medio de nosotros.11 Jesús llegó a decir: “Fuego he venido a traer a la tierra, y ¿qué quiero sino que ya arda?” 12 Si miramos detenidamente, dentro y fuera de nuestro planeta, el fuego sagrado ha estado, está, y estará siempre presente porque es eterno. Sin embargo el fuego extraño, el que es posterior, llegó a nuestro mundo como fruto de nuestro pecado y un día se extinguirá, tendrá un final. Referencias Bíblicas: 1. Levítico 10: 1 2. Levítico 16: 12 3. Ezequiel 44: 23 4. Éxodo 40: 38 5. Deuteronomio 4: 24; Hebreos 12: 29 6. Daniel 7: 10 7. Ezequiel 28: 14 8. Éxodo 3: 2 9. Éxodo 13: 21 10. 1 Reyes 18: 38 11. Isaías 6: 6 12. Lucas 12: 49