TÉCNICAS DE APOYO A LA ORIENTACIÓN PERSONAL Y JUVENIL Ps. Víctor Cabrera Vistoso APUNTE Nº 21 VARIABLES QUE FAVORECEN LA RELACIÓN E INFLUENCIA INTERPERSONAL En cualquier relación humana las personas tratan de influir unas sobre otras. La relación terapéutica no es una excepción. Es un hecho comprobado que los terapeuta u Orientadors influyen sobre los clientes y según Senour (1982), el deseo de evitar la influencia es «obviamente absurdo porque el consejo no tendría razón de ser si no ejerciéramos ninguna influencia sobre esos con quienes trabajamos». .Además el proceso de influencia que opera en la terapia es de sentido doble. Los clientes también intentan influir sobre los terapeuta u Orientadors. Como señala Dom (1984). «aunque el cliente solicite terapia a consecuencia de su insatisfacción con las circunstancias personales, este mismo cliente intentará influir sobre la conducta del terapeuta u Orientador». MODELO DE TERAPIA COMO INFLUENCIA INTERPERSONAL DE STRONG En 1968, Strong publicó lo que en la actualidad se considera un hito en la terapia como proceso de influencia social. El autor mantenía la hipótesis de que los intentos de los terapeuta u Orientadors por cambiar a sus clientes provocaban disonancia en éstos debido a la inconsistencia o discrepancia entre las actitudes del terapeuta u Orientador y las del cliente. Esta disonancia es incómoda para los clientes y estos intentan reducirla de formas diferentes como desacreditando al terapeuta u Orientador, racionalizando la importancia de su problema, buscando información u opiniones que contradigan al terapeuta u Orientador, intentando cambiar la opinión del terapeuta u Orientador o aceptando la misma. Strong (1968) comprobó que los clientes tendían a aceptar en vez de rechazar o desacreditar las opiniones del terapeuta u Orientador cuando los clientes percibían al terapeuta u Orientador como hábil, atractivo y confiable. Estas tres características (habilidad. atractivo y fiabilidad) también pueden denominarse «favorecedores de la relación» (Goldstein, 1986), porque han sido identificadas como modos de influir positivamente sobre la relación terapéutica. Strong (1968) sugiere un modelo terapéutico de dos estadios: 1. El terapeuta u Orientador establece una base de poder o de influencia sobre el cliente mediante las tres características favorecedoras de la relación. Esta base de influencia favorece la calidad de la relación y también potencia la implicación del cliente en la terapia. En este estadio del modelo (imagen de la literatura social y psicológica) se asume que el terapeuta u Orientador establece esta base de influencia atribuyéndose factores de poder que pueden provocar un cambio de actitudes. Los factores de poder frecuentemente utilizados por los terapeuta u Orientadors son: Poder legítimo: poder que se deriva del rol del terapeuta u Orientador, una forma que la sociedad en general, considera aceptable y útil. Adaptado de W. Cormier y L.S. Cormier: “Estrategias de Entrevista para Terapeuta u Orientadors”. Ed. Desclée de Brouwer. España. 2000. (Capítulos seleccionados) 1 1 TÉCNICAS DE APOYO A LA ORIENTACIÓN PERSONAL Y JUVENIL Ps. Víctor Cabrera Vistoso Poder pericial: poder que proviene de los signos descriptivos y conductuales de habilidad y competencia. Poder referente: poder que se deriva de los signos descriptivos y conductuales de atractivo, amistad y similitud interpersonal entre el terapeuta u Orientador y el cliente. 2. El terapeuta u Orientador utiliza estos factores de influencia para provocar cambios actitudinales en los clientes. En el segundo estadio del modelo, es importante que los clientes perciban al terapeuta u Orientador como experto, atractivo y confiable porque es la percepción que los clientes tienen de estas características del terapeuta u Orientador lo que determina, al menos en parte, la cantidad de influencia que ejercerán los terapeuta u Orientadors ,obre los clientes. La pericia, el atractivo y la fiabilidad son atributos y conductas que contribuyen a la influencia del terapeuta u Orientador, pero también hay que considerar las variables del cliente que pueden favorecer o mediatizar los efectos de la influencia del terapeuta u Orientador. En otras palabras, algunos clientes serán más o menos susceptibles a la influencia del terapeuta u Orientador. dependiendo de factores como: Género, Raza o medio socio cultural, Atractivo y competencia social, Nivel conceptual y estilo cognitivo. «Mitos», opiniones y expectativas sobre la terapia. Motivación. Satisfacción con los resultados de la terapia. Nivel de compromiso adquirido para cambiar las conductas de interés. Además, como la terapia es un proceso que conlleva diferentes fases o estadios (relación, evaluación y formulación de objetivos, intervención y acción y evaluación y conclusión), es imprescindible tomar en cuenta qué tipo de influencia puede convenir a cada fase del proceso. Por ejemplo, los aspectos descriptivos de la pericia como el rol, la reputación, la educación y el entorno ejercen más influencia y son más útiles durante la prime parte de la terapia en la que el terapeuta u Orientador intenta animar al cliente, demostrando su credibilidad, para que continúe con la terapia. Sin embargo, cuando la terapia sigue adelante, estos signos externos no son suficientes salvo que vayan acompañados por muestras conductuales de pericia o competencia que indican que el terapeuta u Orientador está capacitado para manejar con éxito los problemas del cliente. 2 TÉCNICAS DE APOYO A LA ORIENTACIÓN PERSONAL Y JUVENIL Ps. Víctor Cabrera Vistoso CARACTERÍSTICAS DE LA RELACIÓN O FACTORES FAVORECEDORES DE LA RELACIÓN Anteriormente hemos descrito la importancia de tres características del terapeuta u Orientador para establecer y utilizar una base de influencia con los clientes: pericia, atractivo y fiabilidad. Estas tres características también están relacionadas y de hecho, intercorrelacionadas (Zamostny, Corrigan & Eggert, 1981) hasta el punto de que los terapeutas u Orientadores que son percibidos por los clientes como competentes también tienden a ser percibidos como atractivos y fiables. Además, de las tres variables, la pericia o competencia parece ser la más importante para la satisfacción del cliente y para los resultados de los objetivos referidos al cliente. La pericia ha recibido la máxima atención en la investigación, seguida por el atractivo. Existen pocos estudios que hayan investigado los parámetros de la fiabilidad a pesar de su reconocida importancia para el desarrollo de la relación terapéutica. PERICIA La pericia, también conocida como «competencia» (Egan, 1990), es la percepción que tiene el cliente de que el terapeuta u Orientador le será útil para la resolución de sus problemas. Los clientes desarrollan esta percepción a través de aspectos del terapeuta u Orientador como el nivel de destreza aparente, los estudios relevantes, experiencia o práctica especializada, certificados o licencias, madurez, estatus, tipo de entorno en el que trabaja, historial de éxitos en la resolución de problemas ajenos y el rol que se le atribuye como terapeuta u Orientador. Los clientes parecen formular estas percepciones a través de aspectos del terapeuta u Orientador (lenguaje, porte. sexo,...) y del entorno (muestra de diplomas, certificados, literatura profesional, título) que son inmediatamente evidentes para el cliente, esto es, en los contactos iniciales. Así pues, en el estadio inicial del consejo, donde el principal objetivo consiste en establecer una relación terapéutica efectiva y el rapport, las señales descriptivas anteriormente citadas asociadas a la pericia desempeñan un papel predominante ayudando al terapeuta u Orientador a establecer una influencia de base con el cliente. En un principio, el rol de terapeuta u Orientador también contribuye en las percepciones del cliente sobre la competencia del terapeuta u Orientador. En nuestra sociedad, un rol de «terapeuta u Orientador» se percibe como socialmente aceptable y valorable. Los terapeutas u Orientadores transmiten poder o influencia legítima simplemente por el rol que desempeñan. De este modo, el «rol de terapeuta u Orientador conlleva una influencia inicial considerable, independientemente de quien lo desempeñe» (Corrigan et al., 1980). Estos autores opinan que el poder legítimo de nuestro rol es, de hecho, tan fuerte que los signos conductuales o descriptivos de la pericia se enmascaran en el estadio inicial del consejo porque se atribuye suficiente poder inherente al rol del terapeuta u Orientador (Corrigan et al., 1980). 3 TÉCNICAS DE APOYO A LA ORIENTACIÓN PERSONAL Y JUVENIL Ps. Víctor Cabrera Vistoso Sin embargo, el rol, la reputación y los aspectos externos son insuficientes para mantener una terapia después de la fase inicial. En las fases siguientes, el terapeuta u Orientador deben dar muestras evidentes de su competencia a través de la conducta. La pericia conductual se mide en relación a la proporción en que el terapeuta u Orientador ayuda al cliente a lograr sus objetivos (Egan, 1990). Las demostraciones conductuales de la pericia son particularmente cruciales en los estadios segundo y tercero de la terapia (evaluación, definición de objetivos e intervención). Estos estadios requieren mucha destreza o competencia técnica para realizar una evaluación global y exacta del problema del cliente, para ayudar al cliente a definir unos objetivos realistas y apropiados y para ayudar al cliente a iniciar las acciones oportunas para lograr dichos objetivos. Esto es extremadamente importante porque tener carisma no le permitirá superar las sucesivas interacciones con los clientes. Como señalan Corrigan et al. «En las terapias a largo plazo... la evidencia continuada de falta de pericia puede negar a un terapeuta u Orientador el poder transferido en virtud de su rol» (1980). La pericia percibida no parece ser equivalente a la experiencia del terapeuta u Orientador, esto es, los terapeutas u Orientadores experimentados no son considerados automáticamente como más competentes o expertos que los de menor experiencia (Heppner & Heesacker, 1982). Por el contrario, la pericia se favorece mediante la presencia o ausencia de conductas verbales y no verbales del terapeuta u Orientador que interactúan conjuntamente para transmitir manifestaciones conductuales de competencia (Barak , Patkin & Dell, 1982). Las conductas no verbales asociadas a la comunicación de pericia incluyen: 1. Contacto ocular. 2. Disposición frontal del cuerpo. 3. Fluidez en el discurso Estas conductas no verbales parecen contribuir a la percepción de pericia transmitiendo atención, espontaneidad y falta de vacilación del terapeuta u Orientador en la presentación y el discurso. Ciertas conductas verbales parecen contribuir a la percepción de pericia estableciendo al terapeuta u Orientador como fuente de conocimiento y destreza y promocionando la credibilidad de éste. Estas conductas incluyen: 1. Uso de preguntas relevantes y que estimulan el pensamiento. 2. Indicaciones verbales de atención como e! seguimiento del discurso, falta de interrupciones, respuestas de atención. 3. Dirección y seguridad en la presentación. 4. Interpretaciones. 5. Concreción. 4 TÉCNICAS DE APOYO A LA ORIENTACIÓN PERSONAL Y JUVENIL Ps. Víctor Cabrera Vistoso Concreción Lo que los clientes le manifiestan es frecuentemente una representación incompleta de su experiencia. Sus palabras y lenguaje (en ocasiones denominadas «estructura superficial») no representan realmente sus experiencias o el significado de su mensaje (denominado también «estructura profunda»). El lenguaje no es el único responsable de la representación incompleta de sus experiencias, existen también multitud de sesgos que lo favorecen, tres en particular: Omisión: cuando se excluyen algunos aspectos. Distorsión: cuando los hechos no son lo que parecen o están distorsionados. Generalización: cuando toda la clase de hechos o personas se asocia a un sentimiento o a un mismo significado o cuando se obtienen conclusiones sin datos que las avalen. A consecuencia de estas diferencias, es importante que el terapeuta u Orientador utilice algunos instrumentos lingüísticos para obtener el significado de las palabras del cliente y para completar estas diferencias. Las preguntas son los instrumentos lingüísticos más eficientes para lograr estos dos objetivos, cualquier pregunta no es idónea sólo unas cuantas son capaces de extraer del cliente la exactitud y concreción necesarias. Estas preguntas también garantizan que usted no proyecte sobre el cliente su propio sentido del significado, porque su significado puede ser irrelevante e inexacto. Considere e! siguiente ejemplo: Un cliente dice «Estoy deprimido». El terapeuta u Orientador A responde preguntando «¿Qué es concretamente lo que te deprime?». El terapeuta u Orientador B responde «¿Deprimido? Ah, sÍ, ya sé lo que es eso, ¿Cómo estás de deprimido?. El primer terapeuta u Orientador obtendrá probablemente una respuesta del cliente que le conduzca a conocer el contenido de la depresión para este cliente y quizá también otras respuestas que completen muchas piezas perdidas del problema porque la afirmación inicial del cliente está llena de omisiones. El segundo terapeuta u Orientador asume que su experiencia sensitiva o significado de la palabra depresión es la misma que la del cliente y no compara las diferencias entre el modelo de realidad (o depresión) del cliente y el suyo propio o el de otros clientes. La concreción es una forma de asegurar que las experiencias y sentimientos comunes como la depresión, la ansiedad. la agresividad, etc. se definen idiosincrásicamente para cada cliente. Por otra parte, al obtener información de los clientes, usted no tiene por qué buscar sus propios significados o interpretaciones equivalentes. Según Lankton (1980), «convertir las palabras del cliente en su propia experiencia subjetiva, en el mejor de los casos, implica la pérdida de tiempo válido y atención de la terapia. En el peor de los casos, el significado obtenido de la experiencia del cliente es completamente erróneo». Es útil plantear preguntas diseñadas para obtener concreción de los clientes y poder evaluar los problemas actuales y también los resultados esperados por éste. Consecuentemente, es una faceta de la pericia particularmente crítica durante la recogida de datos y durante la autoexploración así como para la comprensión del proceso caracterizado por el segundo estadio de la terapia, evaluación y definición de objetivos. Además, le permite identificar las limitaciones y los recursos del cliente que pueden contribuir o dificultar la resolución de los 5 TÉCNICAS DE APOYO A LA ORIENTACIÓN PERSONAL Y JUVENIL Ps. Víctor Cabrera Vistoso problemas. Así pues, es también una parte importante de la tercera fase de la terapia donde se seleccionan y aplican los planes de acción e intervención. La Pericia no consiste en que «Uno Gane» Es muy importante recordar que la pericia no consiste en absoluto en ser dogmático, autoritario o en que «uno gane al otro». Los terapeutas u Orientadores expertos se perciben como seguros de sí mismos, atentos y en razón de su entorno y conducta, capaces de ayudar a los clientes a resolver problemas y a conseguir los objetivos. Los terapeutas u Orientadores hacen un uso indebido de esta variable cuando se muestran como «los expertos» ante los clientes. Esto puede intimidar al cliente, quien puede entonces decidir no volver a la terapia. De hecho, en las sesiones iniciales especialmente, los terapeutas u Orientadores deben hacer justo lo opuesto: transmitir amabilidad, igualdad y simpatía. En las sesiones posteriores, también es importante no enfatizar demasiado sus esfuerzos por influir sobre el cliente o debe hacerlo de modo sigiloso para no suscitar la resistencia de éste. A continuación se describe cómo desplegar la simpatía y la amabilidad mediante la atracción. LA ATRACCIÓN Los clientes infieren atracción a través de la aparente amabilidad, simpatía y similitud del terapeuta u Orientador con el cliente. Como hemos señalado anteriormente, el terapeuta u Orientador que es percibido como atractivo por sus clientes dispone de un recurso de poder referencial importante. Los efectos de la atracción son mayores cuando ésta es mutua, cuando al cliente le gusta su terapeuta u Orientador y al terapeuta u Orientador le gusta trabajar con su cliente (Heppner & Heesacker, 1982). La atracción incluye las dimensiones física e interpersonal. El atractivo físico es el primer signo descriptivo asociado con este factor favorecedor de la relación, y como signos descriptivos de la pericia, tiene mayor importancia en la fase inicial de la terapia, durante la formación de la relación y el rapport, cuando los clientes basan sus impresiones en señales aparentes y accesibles (Cash & Salzbach, 1978). Las destrezas, la competencia y las manifestaciones conductuales de la pericia parecen superar los efectos del atractivo físico en las sesiones siguientes de la terapia. En un estudio, los clientes no querían volver a terapia con terapeutas u Orientadores poco diestros incluso si habían sido percibidos como físicamente atractivos (Vargas & Borkowski, 1982). Zlotlow y Allen (1981) concluyeron que «aunque el atractivo físico del terapeuta u Orientador puede ser importante al inicio del rapport con los clientes como resultado de los estereotipos generalizados sobre la apariencia física de las personas, esta ventaja no sirve como sustituto de las destrezas técnicas o las habilidades sociales. Hay determinadas conductas verbales y no verbales que transmiten atracción interpersonal y que también son importantes durante los dos primeros estadios de la terapia, relación -rapport y evaluación y definición de objetivos. La atracción interpersonal ayuda a los clientes a abrirse y autorrevelarse reduciendo la ansiedad (mediante la autorrevelación y la estructuración) y creando la opinión de que este terapeuta u Orientador es alguien con quien el cliente quiere trabajar. 6 TÉCNICAS DE APOYO A LA ORIENTACIÓN PERSONAL Y JUVENIL Ps. Víctor Cabrera Vistoso Las conductas no verbales que contribuyen a la atracción son el contacto ocular, la orientación del cuerpo (de cara al cliente), disposición frontal del cuerpo, sonreír, asentir con la cabeza (Barak, Patkin & Dell, 1982). Las conductas verbales que contribuyen a la atracción incluyen la autorrevelación y la estructuración que se tratan a continuación. Estas conductas parecen favorecer la relación creando expectativas positivas, reduciendo la ansiedad innecesaria y potenciando la percepción de similitud entre el cliente y el terapeuta u Orientador. Autorrevelación Hay tres factores relacionados con la autorrevelación con respecto a la atracción que merecen ser tratados: 1. La atracción percibida está relacionada con un nivel moderado de autorrevelación del terapeuta u Orientador (Banikiotes, Kubinski & Pursell. 1981). La autorrevelación excesiva o escasa desmejora la percepción del atractivo del terapeuta u Orientador que recibe el cliente. 2. La profundidad de la intimidad reflejada mediante la autorrevelación necesita adaptarse al estadio de la terapia y al grado de relación terapéutica. En las primeras sesiones es más útil la autorrevelación de hechos de naturaleza no íntima; en posteriores sesiones son más útiles las autorrevelaciones más personales (McCarthy, 1982). 3. La atracción se favorece cuando el terapeuta u Orientador revela problemas y conflictos propios que ha experimentado alguna vez y que son similares a los problemas actuales del cliente. La similitud de la autorrevelación puede favorecer también la credibilidad y la competencia del terapeuta u Orientador sugiriendo que éste conoce y puede entender el problema del cliente (Corrigan et al., 1980). Consecuentemente, «la revelación de un problema previo (actualmente resuelto) puede conferir al terapeuta u Orientador cierta pericia en la resolución de problemas o la credibilidad de quien también ha sufrido» (Corrigan et al.. 1980). Estructuración Otro modo de maximizar la percepción de similitud entre el terapeuta u Orientador y el cliente consiste en el uso de la estructuración directa. La estructuración hace referencia al proceso interactivo entre el terapeuta u Orientador y el cliente a donde ambos llegan con percepciones similares del rol de terapeuta u Orientador, la comprensión de lo que sucede en el proceso terapéutico y el acuerdo de lograr los objetivos definidos (Brammer, Shostrom y Abrego, 1989; Day & Sparacio, 1980). La estructuración potencia la percepción de similitud y atracción interpersonal del terapeuta u Orientador y del cliente y también cubre una obligación ética que exige al terapeuta u Orientador, informar a los clientes de cuestiones como los propósitos, los objetivos, las técnicas y las limitaciones de la terapia. La estructuración directa implica que el terapeuta u Orientador directa y activamente proporciona, en base a los elementos arriba citados, una estructura a los clientes. La estructuración directa contribuye a la atracción potenciando el acuerdo entre el terapeuta u 7 TÉCNICAS DE APOYO A LA ORIENTACIÓN PERSONAL Y JUVENIL Ps. Víctor Cabrera Vistoso Orientador y el cliente sobre la información y aspectos básicos, y consecuentemente dotando a la relación de cierta seguridad. La inseguridad se genera a partir de la ambigüedad y ansiedad excesivas. La estructuración directa es importante sobre todo, en algún momento del primer estadio de la terapia (relación y rapport), donde probablemente la ambigüedad, ansiedad y la falta de información estén en su punto álgido y sea conveniente potenciar la similitud entre ambos. A continuación se Incluye un ejemplo de entrevista inicial con un cliente nuevo: Terapeuta u Orientador: Marlen, yo entiendo que esta es la primera vez que acudes a un Orientador. ¿Es esto cierto? Cliente: Sí, así es. Durante un tiempo he pensado en la posibilidad de acudir a un Orientador y finalmente he tenido suficiente valentía para hacerlo. Terapeuta: He notado que has utilizado la palabra valentía como si te sintieras al mismo tiempo contenta de estar aquí pero un poco incómoda sobre lo que sucede en la terapia. Cliente: Es verdad. Me alegro de haber venido pero creo que aún estoy un poco insegura. Orientador: Algo que puede eliminar la incertidumbre es hablar durante unos pocos minutos sobre el contenido de la terapia, cuales son mis funciones y las tuyas y el tipo de cosas con las que quieres trabajar o tratar. ¿Qué te parece? Cliente: Muy bien. Creo que puede ser útil. Orientador: De acuerdo. Algunas personas acuden al consejo con algo que necesitan sacar de su pecho, al principio sólo necesitan hablar y pensar un poco sobre ello. Posteriormente, suele ser importante hacer algo sobre esa cuestión. Mi función consiste en ayudarte a identificar, plantear y comprender las cuestiones que te preocupan y después ayudarte a iniciar las acciones que parecen oportunas para resolver el problema o para cambiar la dirección de tu vida. Este proceso puede durar meses. En un principio resulta un poco duro abrirse y compartir sucesos personales con alguien que no conoces, pero saber que, independientemente de que tus sentimientos te hieran a ti o a cualquier otra persona, todo lo que me digas no saldrá de esta habitación y de nosotros dos, puede ayudarte. Ahora dime, ¿Cuáles son tus dudas o reacciones? La estructuración directa también es muy útil durante el último estadio de la terapia para asegurar una finalización suave, para reducir la ansiedad del cliente sobre la disolución de la relación terapéutica y para transmitir expectativas de acción e información sobre lo que puede suceder tras finalizar la terapia. Considere el siguiente ejemplo de un terapeuta u Orientador y el cliente cuando se aproximan al final de la terapia: 8 TÉCNICAS DE APOYO A LA ORIENTACIÓN PERSONAL Y JUVENIL Ps. Víctor Cabrera Vistoso Orientador: José, empezamos a vernos semanalmente hace seis meses; desde hace dos meses vienes cada dos semanas. Muchas veces me has comentado lo bien que te sientes ahora y que tus relaciones con las mujeres están empezando a funcionar en la dirección que tu quieres. Me parece que con una o dos citas más estás preparado para dejar las sesiones porque eres capaz de manejar tu solo estas cuestiones. ¿Qué te parece esto?. Cliente: Me parece bien. Ahora me siento más seguro de mis relaciones. Sospecho que me resulta un poco raro pensar que no voy a venir aquí. Orientador: Sí, después de haber trabajado juntos, a veces la idea de finalizar nuestros encuentros puede ser un poco extraña o aprensiva. Sin embargo, no te la propondría si no estuviera seguro de que estás preparado para ello. Además puede serte útil saber que voy a llamarte varias veces después de dejamos de ver para preguntar cómo marchan las cosas y por supuesto si en algún momento quieres volver, llámame. Según Day y Sparacio (1980), la estructura también es útil en los momentos importantes de transición de la terapia, como el cambio de un estadio a otro. Esto también reduce la ambigüedad, informa al cliente sobre cualquier cambio en el rol o en el proceso al avanzar de estadio en la terapia y aumenta la probabilidad de que el terapeuta u Orientador y el cliente enfoquen el próximo estadio con percepciones similares. Para proporcionar una estructura efectiva a los clientes tenga en cuenta las siguientes sugerencias propuestas por Day y Sparacio (1980): 1. La estructura debería ser negociada o cuestionada pero no impuesta. Los clientes deberían tener la oportunidad de responder o reaccionar a la estructura y la posibilidad de modificarla. 2. En la estructura, las limitaciones y restricciones particulares no deberían de ser aplicadas por razones punitivas o de modo punitivo (Bixler, 1949). 3. El terapeuta u Orientador debería de ser consciente de sus bases teóricas para la estructuración y debería explicar sus razones en el momento de la estructuración o estar dispuesto para explicar sus razones en respuesta a la petición del cliente. 4. El terapeuta u Orientador debería guiarse por la disposición del cliente hacia la estructura y por el contexto de la relación y el proceso. 5. El exceso de estructura o una estructura demasiado rígida puede constreñir al cliente y al terapeuta u Orientador (Pietrofesa, Hoffman, Splete & Pinto, 1978). 6. La estructuración intensiva o prolongada o fuera de tiempo puede provocar la frustración o resistencia del cliente (Benjamin, 1974), y puede interrumpir la continuidad del proceso terapéutico (Pietrofesa et al., 1978). 9 TÉCNICAS DE APOYO A LA ORIENTACIÓN PERSONAL Y JUVENIL Ps. Víctor Cabrera Vistoso 7. La repetición innecesaria de reglas y sugerencias puede interpretarse como que el terapeuta u Orientador está más interesado en el procedimiento que en la ayuda, de hecho, un enfoque compulsivo de la estructura puede ser indicativo de un nivel bajo de seguridad en sí mismo (Hansen, Stevic & Warner, 1977). 8. El terapeuta u Orientador debe subordinar la estructura a la predisposición emocional, cognitiva y conductual del cliente. Por ejemplo, se puede suponer que el individuo muy independiente o el aislado va a resistirse a lo que interpreta como amenaza personal. En tales casos, la estructuración debe ir acompañada de sensibilidad, atención y flexibilidad. 9. La estructuración también puede implicar «que la relación con este cliente particular va a continuar. Puede suceder que el terapeuta u Orientador decida que no quiere trabajar con este cliente o que el cliente no sea idóneo para este terapeuta u Orientador. Por lo tanto, el cliente o el terapeuta u Orientador pueden sentirse obligados por una relación que ha sido sobre estructurada» (Brammer, Shostrom y Abrego, 1989, p. 121). 10. La estructura no puede sustituir o reemplazar a la competencia terapéutica. La estructura no es una panacea. No es la solución definitiva para establecer una relación terapéutica productiva. La estructura es un factor complementario y suplementario a las relaciones humanas, a las comunicaciones, al diagnóstico y a las destrezas de intervención. FIABILIDAD «La confianza es la percepción y opinión del cliente de que el terapeuta u Orientador no le engañará o perjudicará de ningún modo» (Fong & Cox, 1983). Según el modelo de influencia interpersonal, los clientes perciben la fiabilidad a través de aspectos como el rol del terapeuta u Orientador, su reputación de honestidad, su sinceridad o claridad demostradas y la carencia de otros motivos (Strong. 1968). Entablar confianza En el estadio inicial del consejo (relación y rapport) , los clientes también dependen de las señales descriptivas disponibles para juzgar la fiabilidad del terapeuta u Orientador. Por ejemplo, muchos clientes considerarán fiables a sus terapeutas u Orientadores, al menos inicialmente, por el estatus social de éstos. De acuerdo con Egan (1975). «En nuestra sociedad, las personas que desempeñan un rol son consideradas fiables hasta que se demuestre lo contrario... Cuando ocurre una excepción (como cuando se denuncia a un dentista por acoso a un paciente), el escándalo es mayor porque es inesperado». Los clientes también tienden a considerar fiable a su terapeuta u Orientador si éste ha adquirido una reputación por su honestidad o por su conducta ética y profesional. Del mismo modo, una reputación negativa puede perjudicar la confianza inicial en el terapeuta u Orientador. Así, muchos clientes pueden depositar su fe en los terapeutas u Orientadores sólo por el rol y la reputación de éstos y a lo largo del proceso terapéutico esta confianza permanece si el terapeuta u Orientador no abusa de ella. Esto es válido para la mayoría de los grupos de 10 TÉCNICAS DE APOYO A LA ORIENTACIÓN PERSONAL Y JUVENIL Ps. Víctor Cabrera Vistoso clientes. Para los clientes que pertenecen a algún grupo minoritario puede ser justo lo opuesto. Como advierten La-Fromboise y Dixon (1981). «El miembro de un grupo minoritario frecuentemente inicia la relación sin ninguna confianza hasta que comprueba que el terapeuta u Orientador se merece su confianza». Con éstos y algunos otros clientes, los terapeutas u Orientadores deberán ganarse la confianza inicial. Esto puede ser fundamental en la medida que avanza la terapia. La confianza puede ser muy difícil de establecer pero muy fácil de perder. La confianza entre terapeuta u Orientador y cliente Implica una serie de «intercambios relacionales» (Fong & Cox, 1983), requiere cierto tiempo para desarrollarse completamente y no se trata de un fenómeno fijo sino que cambia constantemente en razón de las acciones de las dos personas (Johnson, 1986). La confianza inicial basada en factores externos como el rol y reputación del terapeuta u Orientador debe solidificarse con acciones y conductas apropiadas que surgirán en las interacciones sucesivas. Durante el segundo estadio del consejo, evaluación y definición de objetivos, la confianza es fundamental para que el cliente revele sus problemas y conflictos personales. La autoexploración de los problemas del cliente, durante esta fase, puede estar limitada por la cantidad de confianza que se ha desarrollado anteriormente en la relación. La confianza también es un factor crítico durante los estadios tercero y cuarto de la terapia. En el tercer estadio (acción/intervención), el cliente debe poner en marcha el difícil y vulnerable proceso de cambio. La confianza puede proporcionarle el ímpetu necesario para hacerlo. En la evaluación y finalización de la terapia, también es fundamental la confianza. La finalización efectiva sobreviene cuando el cliente confía en la decisión de finalizar que ha adoptado el terapeuta u Orientador, confía que no es demasiado pronto (dejando colgado al cliente) o demasiado tarde (creando excesiva dependencia) y confía en que el terapeuta u Orientador es fiable y está suficientemente interesado en el cliente y realizará los chequeos de seguimiento de la terapia. Las conductas que contribuyen más significativamente a la confianza incluyen la congruencia o consistencia en la conducta verbal y no verbal del terapeuta u Orientador, la aceptación no verbal de las revelaciones del cliente y la responsividad y dinamismo no verbal. La incongruencia, las reacciones valorativas o evaluativas y la pasividad destruyen fácilmente cualquier confianza inicial. Las conductas verbales importantes que contribuyen al desarrollo de la confianza incluyen el parafraseo objetivo, dependencia y consistencia entre las palabras y los hechos, la confidencialidad, la claridad y la honestidad, la precisión y fiabilidad al dar información y las interpretaciones o reacciones no defensivas a las «pruebas de confianza» de los clientes. Esta última conducta se trata con mayor profundidad en el siguiente punto. Tests de los Clientes para comprobar la Fiabilidad del Terapeuta u Orientador Según Johnson (1986), la confianza entre el cliente y el terapeuta u Orientador no siempre se genera automáticamente. Los clientes necesitan asegurarse de que el terapeuta u Orientador se estructurará para hallar las necesidades del cliente y de que no sacará provecho de su vulnerabilidad (Johnson, 1986). Con frecuencia los clientes no preguntan directamente por estos aspectos, sin embargo ponen en marcha maniobras sigilosas para obtener datos sobre la fiabilidad del terapeuta u Orientador, Fong y Cox (1983) denominados «Test de Confianza», 11 TÉCNICAS DE APOYO A LA ORIENTACIÓN PERSONAL Y JUVENIL Ps. Víctor Cabrera Vistoso estas maniobras y las asemejan con las pruebas de seguimiento de globos para «ver como vuelan» antes de que el cliente decida lanzar el globo grande o el real. Los terapeutas u Orientadores pueden ser insensibles a tales «tests de fiabilidad» y no percatarse de que el problema real del cliente es la falta de confianza. En vez de responder al aspecto relacionado con la confianza puede responder al contenido del mismo, el nivel superficial del mensaje o considerar al cliente como «defensivo, que se resiste o es hostil» y responder negativamente (Fong & Cox, 1983). Si la cuestión de la confianza no se resuelve, la relación puede deteriorarse o incluso terminar sin que el terapeuta u Orientador sepa que «la razón fundamental que ha conducido al cliente a tomar tal decisión ha sido la falta de confianza» (Fong & Cox, 1983). Fong y Cox han identificado seis formas típicas de «tests de fiabilidad» utilizados por los clientes que se describen a continuación: 1. Solicitar información (o ¿Puedes entenderme y ayudarme?). Los terapeutas u Orientadores deben estar al tanto de si las preguntas de los clientes están motivadas por el interés en la información objetiva o en las opiniones y creencias del terapeuta u Orientador. Los clientes que preguntan «¿Tienes hijos?» o «¿Cuánto tiempo llevas casado?» probablemente buscan algo más que la respuesta objetiva. La mayoría de las veces tratan de verificar que usted es capaz de entenderle, aceptarle y ayudarle con sus problemas particulares. Al responder a tales preguntas es importante transmitir su comprensión y aceptación de los problemas del cliente y de su necesidad de sentirse comprendido. Por ejemplo, un terapeuta u Orientador puede decir «Sí, yo tengo dos hijos. Me pregunto si crees que el hecho de tener hijos significa que puedo entenderte mejor». 2. Relatar un secreto (o «¿Puedo mostrarme vulnerable o correr riesgos contigo?»). Los clientes comparten sus secretos, aspectos muy personales de sus vidas, para comprobar si pueden confiar en que usted les acepta tal y como son, si guarda confidencialmente sus mensajes y si no explota su vulnerabilidad después de haber revelado aspectos muy personales. Generalmente este secreto no es relevante para el problema actual del cliente pero está relacionado con algo que hace el cliente y le «avergüenza» (Fong & Cox, 1983). Y «si el terapeuta u Orientador se muestra en actitud visiblemente reactiva a la revelación del cliente o hace algún comentario que parece ser valorativo, el cliente está casi seguro de su inseguridad con respecto a esta persona. El nivel de confianza se reduce y es probable que necesite mucho tiempo antes de volver a hacer autorrevelaciones de cierta profundidad. Los terapeutas u Orientadores deben recordar que los clientes que cuentan secretos están probando las aguas para ver si es seguro autorrevelar aspectos personales con usted. Por ejemplo, suponga que un cliente reconoce abiertamente: «Yo tuve una aventura amorosa hace algunos años. Nadie lo sabe, ni siquiera mi marido». El terapeuta u Orientador debe responder a todo el mensaje, consciente del «riesgo» que existe. «Es esa tu forma de decirme que esto es un secreto entre tu y yo». 12 TÉCNICAS DE APOYO A LA ORIENTACIÓN PERSONAL Y JUVENIL Ps. Víctor Cabrera Vistoso 3. Pedir un favor (o ¿Se puede confiar en ti?). Los clientes pueden pedir al terapeuta u Orientador algún favor que puede ser adecuado o inadecuado. Según Fong y Cox , 1983), «todas las peticiones de favores deben ser consideradas, sobre todo en un principio, como posible test de fiabilidad. Cuando un cliente le pide que le preste un libro, le visite en su domicilio o llame a su jefe, no es importante el hecho de que acceda o se niegue a cumplirlo, si no la forma en que usted maneja la petición y el modo en que respeta los compromisos adoptados. Es fundamental respetar los compromisos adoptados para cumplir los favores razonables. Cuando el favor que solicita el cliente no es razonable, es importante manifestar con cuidado y directamente las razones que le impiden ejecutar dicho favor. Los intentos de camuflar la razón real mediante una excusa o acceder dubitativamente a hacer un favor irracional puede perjudicar la fiabilidad del terapeuta u Orientador tanto como la ruptura de un compromiso (Fong & Cox, 1983). Por ejemplo, si un cliente le pide que le atienda en su domicilio porque esto le ahorraría tiempo y dinero, usted puede negarlo pero con suavidad, si le responde: «Juan, entiendo que quieras ahorrar tempo y dinero, sin embargo yo preferiría seguir atendiéndote en mi oficina porque para mi es más fácil concentrarme si no hay nada fuera de lo normal que me distraiga». La solicitud de un favor normalmente es indicativo de que el cliente esta probando la fiabilidad del terapeuta u Orientador, su interés, su honestidad y su claridad. Lo regla básica es: «No prometa nunca más de lo que pueda cumplir, y asegúrese de cumplir lo que prometa». 4. Subvalorarse (o ¿Puedes aceptarme?). Los clientes se subvaloran para comprobar el nivel de aceptación del terapeuta u Orientador. Esta prueba de confianza está diseñada para ayudar a los clientes a determinar si el terapeuta u Orientador seguirá aceptándoles incluso cuando este conozca algunos apartados de la vida de los clientes que ellos mismos califican como malos, negativos o sucios. Frecuentemente esta prueba de confianza se ejecuta mediante afiliaciones o conductas diseñadas para sorprender al terapeuta u Orientador, seguidas de una observación cuidadosa de las reacciones verbales y no verbales del terapeuta u Orientador. El terapeuta u Orientador debe responder neutralmente a las subvaloraciones del cliente en vez de condenar o evaluar las afirmaciones y acciones del cliente. Como señalan Fong y Cox, responder a las subvaloraciones el terapeuta u Orientador refleja lo que ha oído al cliente y responde con frases de interés y aceptación. Si el terapeuta u Orientador comete el error de reaccionar positiva o negativamente a las descripciones de la «mala» conducta del cliente al inicio de la relación, establecer el clima de confianza será más difícil. El cliente observará al terapeuta u Orientador como a alguien que posiblemente puede opinar sobre él o juzgarle. Un cliente puede decide «¿Sabes que he tenido tres abortos en los tres últimos años? Es culpa mía. Siempre se me olvida utilizar medidas preventivas». El terapeuta debe responder con aceptación no verbal o puede decir algo como «Te has visto en situaciones de embarazos no deseados». 13 TÉCNICAS DE APOYO A LA ORIENTACIÓN PERSONAL Y JUVENIL Ps. Víctor Cabrera Vistoso 5. Molestar al terapeuta u Orientador (o ¿Dispones de límites firmes?). Los clientes muchas veces ponen a prueba su confiabilidad molestándole de formas diversas como puede ser cambiando las horas de las citas, cancelando una cita en el último momento o solicitando hacer una llamada de teléfono durante la sesión. Los terapeutas u Orientadores deben responder directa y abiertamente a estas inconveniencias, sobre todo si ocurren más que una o dos veces. Cuando el terapeuta u Orientador establece límites, los clientes pueden sentirse seguros de que el terapeuta u Orientador mantiene dichos límites con firmeza. Establecer los límites puede ser útil para un doble propósito: el cliente también se percata de que él tiene la posibilidad de establecer límites en la relación. Como ejemplo de esta prueba de confianza, imagínese un cliente que siempre llega tarde a sus citas. Después de tres sesiones el terapeuta u Orientador dice «Jacinta, me he dado cuenta de que las tres últimas semanas hemos empezado las sesiones con retraso. Esto genera problemas porque si completamos la sesión, rompo el horario del resto de los clientes y si termino a la hora acordada, tu sesión es más breve. ¿Crees que podemos empezar a la hora o nos conviene cambiar el horario de las citas». 6. Preguntar las razones del terapeuta u Orientador (o ¿Es real tu interés?). Como se ha mencionado anteriormente, la sinceridad es uno de los aspectos de la confianza. Los clientes comprueban este aspecto de la fiabilidad mediante frases y preguntas dirigidas a obtener una respuesta a la pregunta «¿Te interesas realmente por mí o sólo porque es tu trabajo?». Los clientes pueden preguntarle por el número de clientes que atiende, o cómo diferencia o recuerda a los distintos clientes o si el terapeuta u Orientador piensa en el cliente durante la semana (Fong & Cox, 1983). Fong y Cox señalan que «si los terapeutas u Orientadores no toman precauciones ante este hecho, pueden responder inadecuadamente a este aspecto crucial; la necesidad del cliente de considerarse un ser humano merecedor del interés y atención del terapeuta u Orientador y no sólo como una fuente de ingresos para éste». Por ejemplo, imagínese que un cliente dice a su terapeuta u Orientador «Estoy seguro de que acabas cansado escuchando a personas como yo durante todo el tiempo». El terapeuta u Orientador puede responder con alguna frase que confirma su interés por el cliente, «Te sientes inseguro con respecto a tu posición aquí y te preguntas si yo me preocupo por ti realmente cuando atiendo a tantos clientes. Susana, de ti he aprendido que.. .» (seguido de alguna afirmación personal directamente relacionada con este cliente). 14 TÉCNICAS DE APOYO A LA ORIENTACIÓN PERSONAL Y JUVENIL Ps. Víctor Cabrera Vistoso RESUMEN En este apunte hemos analizado el modelo de influencia social en la terapia. Según este modelo el terapeuta u Orientador establece una base de influencia con el cliente mediante tres factores favorecedores de la relación: la pericia, el atractivo y la fiabilidad. El terapeuta u Orientador utilizan estas bases de influencia para provocar los cambios del cliente. Son componentes de la pericia, las señales descriptivas tales como los estudios, la experiencia, los certificados y licencias, el título y el estatus, el entorno y la reputación y el rol. Las señales conductuales asociadas a la pericia incluyen las conductas no verbales como la fluidez de expresión, la atención verbal y no verbal, las preguntas que estimulan el pensamiento, las interpretaciones y la objetividad. Las señales descriptivas asociadas al atractivo incluyen el atractivo físico y la apariencia. Las señales conductuales relacionadas con el atractivo son las conductas no verbales, el nivel moderado de autorrevelación del terapeuta u Orientador, la similitud de los contenidos de las autorrevelaciones y la estructuración. La confianza se basa en la reputación y el rol del terapeuta u Orientador así como en la congruencia, dinamismo y aceptación no verbal de las autorrevelaciones del cliente. La confianza también se asocia a la previsión y exactitud de la información dada, la exactitud del parafraseo, a mantener la confidencialidad, a la claridad y a la honestidad y a las reacciones no defensivas ante los «tests de fiabilidad» del cliente. El atractivo físico e interpersonal, el rol y la reputación y el entorno de la oficina, contribuyen a que los clientes reciban inicialmente la impresión de que el terapeuta u Orientador es atractivo, competente y confiable. Estos aspectos son útiles sobre todo en las sesiones iniciales mientras el terapeuta u Orientador trata de establecer el rapport y de motivar al cliente para que éste siga adelante con la terapia. Según avanza la terapia, estos aspectos empiezan a tener menos influencia y deben de ser mantenidos por destrezas reales que muestran la competencia y los recursos del terapeuta u Orientador para resolver problemas. Las expresiones conductuales de pericia y fiabilidad son especialmente importantes en las restantes fases de la terapia: evaluación y definición de objetivos, intervención y acción y la evaluación y finalización. Los clientes también influyen sobre el proceso terapéutico. Las variables de los clientes que favorecen o mediatizan los esfuerzos de influencia del terapeuta u Orientador son la motivación, las expectativas. el nivel conceptual, el sexo, la raza y el género y grado de compromiso necesario para cambiar las conductas de interés. 15