Parte II - Tribunal Superior de Justicia del Estado de

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La averiguación ya no será más el mini juicio
o el pre-juicio que lleva a cabo comúnmente
el Ministerio Público.
El menor no tiene porqué defenderse ante el
Ministerio Público (como en materia civil el
demandado no se defiende ante su actor, ni
prueba sus excepciones ante él), sino ante el
juez, porque éste es el único que puede
emitir el juicio.
B). La defensa, ya pública, ya privada, debe
evitar las costumbres tradicionales
tendientes a retrasar el proceso.
C). El juez:
Dejar de realizar tantas exigencias al
Ministerio Público en el pliego de
consignación.
Emitir una orden de comparecencia o
detención, según el caso, de manera
diferente.
Debe abandonar la práctica de delegar
facultades en el personal del juzgado para el
desahogo de pruebas y para la emisión de la
sentencia.
más difícil de modificar; probablemente así sea, pero
aquí corresponde decir que las instituciones deben
modificar sus estructuras, al menos en lo
correspondiente a los órganos o áreas encargadas
de la justicia para menores, dado que las
organizaciones actuales no permiten el desarrollo del
nuevo sistema.
A). Procuraduría General de Justicia:
Quizá tendrá que modificar lo relativo a la separación
entre agentes investigadores y agentes adscritos,
pues tradicionalmente en la justicia de mayores, las
funciones de investigación y acusación suelen
dividirse en lo que se conoce como Ministerio Público
investigador y Ministerio Público adscrito o de
procesos, situación que considero deberá cambiarse
ya que es necesario que el Ministerio Público que
recibe la denuncia o querella y que es quien se allega
de los primeros elementos de prueba, sea el mismo
que diseñe la estrategia de investigación para
recabar y allegarse de evidencia suficiente para
posteriormente introducirla debidamente en la etapa
del juicio.
Deberá destinar más elementos para un caso, es
decir, más de un agente del Ministerio Público y más
de un par de policías.
Ya no tendrá porqué dar audiencia a una de
las partes que se lo solicite, salvo que esté
presente la contraria.
Capacitar adecuadamente al personal que esté a
cargo de los asuntos de menores.
En el desahogo de las pruebas, el oferente
ya no tendrá qué hacer la pregunta a través
del juez, para que éste a su vez la formule al
testigo.
B). El Poder Judicial:
Tendrá qué designar al número de jueces de primera
instancia necesarios para hacer frente al nuevo
sistema, que cubran el perfil requerido para ello.
Ya no limitará las preguntas desechando las
que él considere que son inconducentes,
salvo si existe objeción de la contraparte y la
califica de procedente.
Deberá cambiar la estructura que actualmente tiene
un juzgado, tanto física (para permitir audiencias
públicas, orales, equipadas de la tecnología
adecuada), como orgánicamente, debido a que en el
nuevo sistema es necesario un administrador.
Ya no se dictará la sentencia con base en lo
que dicen los papeles.
En el dictado de las sentencias ya no habrá
transcripciones de pruebas, ni técnica de
valoración globalizadora.
III. La determinación de los escenarios e
instrumentos necesarios para que las
nuevas prácticas desplacen a las antiguas.En cuanto a los escenarios, tenemos el
relativo a cada una de las instituciones que
forman parte del sistema de justicia integral.
Dice Binder que este escenario es el
principal sostén de las viejas prácticas y el
Capacitar adecuadamente al personal de tales
juzgados.
C). La Secretaría General de Gobierno:
Deberá contar con defensores también con un perfil
distinto a los que se desenvuelven en la justicia penal
de adultos.
Tendrá que cambiar el sistema del Centro de
Internamiento, tanto estructural como
orgánicamente.
Contar con el personal calificado que se encargue de
la ejecución y vigilancia de la medida impuesta por el
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juez, olvidándose de una criminología
exclusivamente clínica.
Otro escenario es el de la interacción entre las
instituciones. Considero que esto es de suma
importancia, pues los protagonistas de este nuevo
modelo deberán sentirse parte de un todo sistémico,
porque no debe perderse de visa que esto es un
sistema, es decir, un conjunto de partes ordenadas
con un mismo destino o finalidad, en donde mucho
van a importar los aciertos, pero también los errores,
no de un órgano por separado, sino de todos en su
conjunto, de ahí que deberán estar interesados en
interactuar constantemente e intercambiar
experiencias, para de esta manera saber qué se
está haciendo bien y que se está haciendo mal para
poder corregirlo en la marcha. Estoy convencida
que de esta forma puede hablarse realmente de un
sistema y lograr su implementación exitosa (aún y
cuando faltan otros factores a los que ya me he
referido), pues no es viéndose de manera separada,
aislada, casi como enemigos y criticando que se
está haciendo mal, como esto va a funcionar, lo cual
constituye una práctica antigua que debe
abandonarse por completo, pues nada mejoramos
si culpamos al Ministerio Público de una mala
investigación, o al juez de que no dictó bien su
sentencia, o al defensor de que no llevó una
adecuada defensa.
El último escenario es el de la opinión de otros
actores, como puede ser el foro de abogados, la
prensa, la sociedad, rubro en el que debe tenerse
cuidado, pues sólo con prácticas adecuadas se
evitarán calificativos que generen desconfianza en
el sistema de justicia y que tienen que ver con una
fase extraprocesal, pero también esos actores
deben actuar con responsabilidad y no sólo hablar
por hablar y criticar por criticar, antes, también
deben conocer el sistema y saber porqué se realiza
o no determinada actuación, para de esta manera
contar con una crítica constructiva que ayude a
mejorar, ya que se verá el aparato de justicia desde
el exterior.
Por lo que ve a los instrumentos, cada que se habla
del sistema procesal acusatorio inmediatamente se
hace referencia al aspecto de que no hay recursos
económicos suficientes para implementar el
sistema, como si fuera lo único necesario para la
implementación, pero esto no es así, pues además
de lo anterior, los instrumentos que deben
considerarse para implementar las nuevas prácticas
consisten, en lo siguiente:
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Primeramente, voluntad política (con todo lo
que ello significa) de las autoridades
correspondientes de los tres poderes del
Estado, quienes deben conjuntar esfuerzos
para implementar el nuevo sistema, creyendo
y confiando en el mismo;
Contar con un adecuado marco normativo que
no permita continuar con ninguna práctica
viciosa antigua;
Contar con una adecuada capacitación todos
los protagonistas del sistema, que los haga
aptos para el desahogo de un procedimiento
acusatorio y tener, efectivamente, agentes del
Ministerio Público y policías especializados,
jueces y magistrados especializados,
defensores especializados;
Diseñar nuevos y diferentes espacios que
permitan el desahogo de un juicio adversarial,
en donde se cuente con la tecnología
adecuada para la audición y la grabación, así
como contar con un espacio en donde se
coloque a los testigos pero sin que éstos
puedan comunicarse;
Contar con sistemas de evaluación que
permitan detectar las fallas y mejorar las
prácticas.
Es preciso hacer referencia a dos aspectos
importantes que podrían colisionar con el
sistema nuevo. El primero de ellos es lo
relativo al juicio de amparo, ya que también
deberá sufrir una reforma importante en cuanto
al sistema procesal acusatorio, porque
continuar como hasta ahora, haría nugatorio el
principio de celeridad procesal y justicia
pronta, amén de que debe revisarse como se
contempla en su reforma ya propuesta a
profundidad en qué casos será procedente el
amparo y limitarlo a cuando existan
verdaderas violaciones a disposiciones
constitucionales.
El segundo es el relativo a la jurisprudencia
que es una fuente indirecta del derecho, y se
debe tener especial cuidado al momento de
recurrir a ella, dado que no existe
interpretación obligatoria por parte del Máximo
Tribunal del país en cuanto al nuevo sistema
procesal de justicia para adolescentes, ello se
presentará hasta que se den los actos de
aplicación que tengan que llegar a los
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
tribunales federales facultados para emitir
jurisprudencia, luego, la atención debe centrarse
sobre la que se pretenda invocar dado que deberá
ser aplicable al caso concreto y al nuevo
procedimiento en términos del artículo 18
constitucional, reformado el 12 de diciembre de
2005.
BINDER, Alberto M., “¿Qué significa implementar un
nuevo sistema de justicia penal?”, en
www.cejamericas.org
COLOMER Hernández, Ignacio, “La motivación de las
sentencias: sus exigencias constitucionales y legales”,
Tirant Monografías 259, Valencia, 2003.
4. A manera de conclusión.
Un sistema procesal acusatorio en donde se
respeten los principios de inmediación,
contradicción y oralidad, legitima el proceso y, desde
luego, la actuación judicial. No debe perderse de
vista que este nuevo sistema persigue un juicio justo
y respeto al debido proceso legal; sólo con una
verdadera y real inmediación, contradicción y
oralidad, se podrá lograr un juicio justo.
FERRAJOLI, Luigi, “Derecho y garantías. La ley del más
débil”, Trotta, 3ª. ed., Madrid, 2002.
GONZALEZ R. Samuel, J. Ernesto MENDIETA, et.
al.,“El sistema de justicia penal y su reforma. Teoría y
práctica”, Fontamara, México, 2005.
IBÁÑEZ, Perfecto Andrés, “Garantismo: una teoría
crítica de la jurisdicción”, en “Garantismo Estudios sobre
el pensamiento jurídico de Luigi Ferrajoli”, Miguel
Carbonell, y Pedro Salazar, Trotta-UNAM, Madrid, 2005.
SFERLAZZA, Ottavio, “Proceso acusatorio oral y
delincuencia organizada”, Fontamara, México, 2005.
Debemos tomar conciencia de las prácticas que
surgen del nuevo sistema, así como de los
escenarios e instrumentos necesarios para su
eficacia; no digo que lo antes mostrado sea lo único
que debemos cambiar o abandonar, sino que
constituye una parte de lo que hasta el momento he
percibido; obviamente, la práctica será la única que
nos confirme lo anterior y la que nos demostrará qué
tanto nos falta por adecuar.
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Ley de Justicia para Menores para el Estado de
Querétaro.
Periódico Oficial de Gobierno del Estado “La Sombra de
Arteaga” del 28 de abril de 2007.
www.senado.gob.mx/sgsp/gaceta
Es necesario y urgente que se trabaje en todos estos
rubros para que la implementación del sistema
funcione; debe recordarse que el sistema procesal
acusatorio no falla, no está mal, lo que falla o puede
llegar a estar mal es una indebida implementación
por la falta de capacitación, de preparación, así como
por una carencia de adecuaciones institucionales
necesarias.
Ya contamos con la reforma constitucional y con la
creación de la ley secundaria (LJMEQ), ahora
corresponde hacer realidad en la práctica ese
sistema procesal acusatorio y garantista, para ello,
se requiere de suma de esfuerzos, de mucho trabajo,
pero sobre todo, de voluntad, no hay que olvidar que:
“Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la
electricidad y la energía atómica: LA VOLUNTAD.”
Albert Einstein.
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21
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NATURALEZA DE LOS CAREOS CONSTITUCIONALES Y PROCESALES
Lic. Ariadna Betsabé Martínez Andrade*
Colín Sánchez Guillermo, en su libro Derecho
Mexicano de Procedimientos Penales, señala que
“…el careo es un acto procesal cuyo objeto es
aclarar los aspectos contradictorios de las
declaraciones del procesado o procesados, del
ofendido y de los testigos, o de éstos entre sí, para
con ello estar en posibilidad de valorar esos medios
de prueba y alcanzar el conocimiento de la
verdad…”.
"A diferencia del careo constitucional, que
ha de practicarse en todo caso entre el
inculpado y las personas que declaran en
su contra, exista o no iscrepancia entre
una y otra declaraciones, el careo legal
puede practicarse siempre que exista
contradicción entre el decir de dos
personas, durante la instrucción y a la mayor
brevedad posible, puede repetirse si el juez lo
estima necesario o surge nueva
contradicción, a fin de que discutan entre
sí…”.
El referido autor da una definición en términos
generales de lo que se debe entender por “careo”, al
explicar que se trata de un acto procesal donde se
persigue despejar los testimonios contradictorios
que obran en autos, para llegar a la verdad histórica
de los hechos.
El citado autor, por un lado, da una definición
de “careo” al indicar que se trata del
enfrentamiento, de poner cara a cara, a dos
personas, con el fin de que se establezcan los
hechos y se ratifiquen o rectifiquen los
deposados; y por otro, hace la distinción entre
un careo constitucional y uno procesal,
señalando que el primero procede entre el
inculpado y las personas que deponen en su
contra, exista o no contradicción, mientras
que el segundo podrá practicarse ante la
existencia de contradicciones entre el dicho
de dos personas.
El Diccionario Jurídico Mexicano, Edición 2004, en
sus páginas 490 y 491, define la palabra “careo” en
los siguientes términos: “Es la confrontación del
acusado con los testigos de cargo, así como entre
las personas que formulan declaraciones
contradictorias en un proceso penal, con objeto de
establecer la veracidad de los testimonios.”
"El careo entre el acusado y los testigos de cargo
ha sido calificado como "constitucional, y el de
los testimonios divergentes, se le considera
como de carácter legal, por estar regulado por
los código de procedimientos penales …".
El diccionario enciclopédico Larousse 2003,
define “careo” en los siguientes términos:
“…Confrontar unas personas con otras
para aclarar la verdad o resolver algún
asunto, específicamente con fines policíacos
o judiciales …”.
Definición esta, donde se precisa que el careo es la
confrontación de personas con el objeto de verificar
la veracidad de los testimonios, y además se afirma
que quienes intervienen en un careo constitucional
son el implicado y los testigos de cargo, en tanto que
los careos procesales surgen de testimonios
contradictorios, y adquieren ese carácter al estar
regulados por las leyes procesales.
Entonces, de una armónica interpretación de
las anteriores definiciones, se concluye que,
en primer lugar, careo es un acto procesal,
donde se pone cara a cara a dos personas,
para tratar de obtener una unidad en la
diferencia que desune a las diversas
declaraciones singulares y que representan
otras tantas hipótesis de los hechos que
narran; y en segundo lugar, existen dos tipos
de careos, los constitucionales y los
procesales, siendo el caso que los primeros
tendrán lugar entre el inculpado y las
personas que deponen en su contra, exista o
no contradicción en sus dichos, en tanto que
los segundos surgen de las declaraciones
divergentes entre dos personas.
Sergio García Ramírez, en su obra intitulada
Derecho Procesal Penal, señala: “… Por medio del
careo, cuya raíz alude al enfrentamiento cara a
cara, se colocan dos órganos de prueba uno frente a
otro, señalando la contrariedad que existe entre las
declaraciones de ambos, a efecto de que, mediante
discusión, se establezcan los hechos y se ratifiquen
o rectifiquen en su caso las deposiciones.”
Secretaria de Acuerdos del Tribunal Unitario del Vigésimo Segundo
circuito, del Poder Judicial de la Federación
Ahora bien, a efecto de establecer con mayor
23
claridad la procedencia y naturaleza de los careos
constitucionales y procesales, resulta idóneo
analizar los siguientes artículos y criterios.
La fracción IV del apartado A del artículo 20 de la
Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, señala:
Artículo 20. En todo proceso de orden penal, el
inculpado, la víctima o el ofendido, tendrán las
siguientes garantías:"
"A. Del inculpado: … IV. Cuando así lo solicite,
será careado, en presencia del juez, con quien
deponga en su contra, salvo lo dispuesto en la
fracción V del Apartado B de este artículo; …”.
De lo que se desprende que el inculpado tiene como
garantía constitucional la de, bajo petición de éste,
carearse con quienes depongan en su contra,
excepto cuando la víctima o el ofendido sean
menores de edad en tratándose de delitos de
violación o secuestro, hipótesis prevista en la
fracción V del apartado B del artículo en cita.
Al respecto, el Primer Tribunal Colegiado del Quinto
Circuito, emitió la tesis aislada, Novena Época,
visible en el Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Tomo VII, Enero de 1998, Tesis V.1o.28
P, página 1067, cuyo rubro y texto son: “CAREOS
"CONSTITUCIONALES Y PROCESALES. SU
DIFERENCIA. Los careos constitucionales,
previstos en el artículo 20, fracción IV, de la
Constitución Federal, sólo pueden decretarse
cuando lo pida el inculpado o su defensa, no así los
careos procesales, previstos por el artículo 265 del
Código Federal de Procedimientos Penales, que
pueden ser ordenados de oficio por el juzgador,
pues los careos constitucionales, en su aspecto
de garantía individual, difieren de los careos desde
el punto de vista procesal, porque los primeros
tienen por objeto que el acusado vea y conozca a
las personas que declaran en su contra, para
que no se puedan formar artificiosamente
testimonios en su perjuicio y para permitirle que
les formule todas las preguntas que estime
pertinentes para su defensa, mientras que los
segundos persiguen la finalidad de aclarar los
puntos de contradicción que existan entre las
declaraciones respectivas, para que el juzgador
cuente con pruebas eficaces para resolver la
cuestión sujeta a su potestad.”
De la tesis en cita, claramente se desprende que los
careos constitucionales sólo proceden a petición del
inculpado, mientras que los procesales podrán
ordenarse de oficio cuando el juzgador advierta
contradicciones sustanciales en el dicho de dos
24
personas, pero de manera significativa se
afirma que los careos constitucionales,
como garantía individual del implicado,
además de que tienen por objeto que éste vea
y conozca a las personas que declaran en su
contra, también prevé que el inculpado pueda
formular todas las preguntas que estime
pertinentes para su defensa.
A mayor abundamiento, cabe resaltar el
contenido del apartado A, fracción II del
artículo 20 constitucional, el que a la letra dice:
“…Artículo 20. En todo proceso de orden
penal, el inculpado, la víctima o el ofendido,
tendrán las siguientes garantías”
"A. Del inculpado: … II. No podrá ser
obligado a declarar. Queda prohibida y será
sancionada por la ley penal, toda
incomunicación, intimidación o tortura. La
confesión rendida ante cualquier autoridad
distinta del Ministerio Público o del juez, o ante
éstos sin la asistencia de su defensor carecerá
de todo valor probatorio …”.
Del que, en lo que aquí interesa, se puntualiza
que el inculpado no podrá ser obligado a
declarar.
Al respecto, el Segundo Tribunal Colegiado del
Décimo Segundo Circuito, emitió la tesis
aislada, Novena Época, visible en el
Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tomo XIII, Febrero de 2001, Tesis
XII.2o.23 P, página 1737, cuyo rubro y texto
son: “CAREOS CONSTITUCIONALES Y
PROCESALES. SU OFRECIMIENTO Y
VA L O R A C I Ó N ( L E G I S L A C I Ó N D E L
ESTADO DE SINALOA). Los careos
constitucionales previstos en el artículo 20,
fracción IV, de la Constitución General de la
República, sólo pueden decretarse cuando
lo pida el inculpado o su defensa, para
celebrarse entre aquél y quienes depongan en
su contra. Por otra parte, de conformidad con
lo establecido por la fracción II del mismo
dispositivo fundamental, el encausado no
puede ser obligado a declarar.
Consecuentemente, cuando existen
divergencias entre lo expuesto por el sujeto
a proceso y lo manifestado por los testigos
de cargo, sólo podrán realizarse careos
entre ellos cuando lo solicite el encausado
o su defensa, pues de otro modo se
obligaría al inculpado a declarar,
contrariando lo que señala la fracción II invocada. No obsta para ello, el hecho de que el juzgador, o el
Ministerio Público solicitante de tal diligencia, la denominen careos procesales, pues independientemente
del nombre que se le asigne, lo cierto es que se trata de aquellos que prevé el precepto constitucional
citado. En tal virtud, si a pesar de la prohibición aludida, la autoridad (sea el Ministerio Público, o sea el
instructor), desahoga tal probanza en contra de la voluntad del indiciado, al recabarse la misma violando
preceptos constitucionales, así como lo dispuesto por el artículo 303 del Código de Procedimientos
Penales para el Estado de Sinaloa, es inconcuso que dicho medio de convicción carece de eficacia
demostrativa.”
De lo anterior se desprende que el careo constitucional únicamente puede practicarse cuando así lo
solicite el inculpado o su defensor, de lo contrario se estaría violando la garantía individual prevista en la
citada fracción II, que prevé el derecho del implicado a no declarar si así lo desea.
Así las cosas, se tiene que el careo constitucional se podrá desahogar únicamente a solicitud del implicado
o su defensor, pues de considerar que su práctica es de oficio, se estaría atentando contra la garantía
individual relativa a que el inculpado no podrá se obligado a declarar; también se observa otra
característica más del careo constitucional, la que consiste en que una vez que el inculpado o su defensor
soliciten la práctica de los careos constitucionales, aquél de manera unilateral podrá cuestionar al que
deponga en su contra, y no éste al implicado, de ser así, se le estaría obligando a declarar en su contra;
salvo que en la diligencia de careos constitucionales el juzgador le haga saber que tiene ese derecho (no
declarar), y si es su deseo o no contestar a las preguntas que pudiera formularle el que depone en su
contra.
En relación a lo anterior, debe decirse que el juzgador, en términos de los artículos 17, 19 y 21
constitucional, investido de la facultad que goza de impartir justicia para llegar al encuentro de la verdad
histórica de los hechos, donde verificará si existe delito, si el inculpado es responsable y finalmente si
aplicará la sanción correspondiente, se encuentra limitado por la Carta Magna, donde en su apartado A del
artículo 20, muy en específico se contemplan las garantías a favor del inculpado.
Esto es, el juzgador al ejercer esa facultad (impartir
justicia), a efecto de llegar al encuentro de la verdad
histórica de los hechos, deberá respetar las
garantías individuales a favor del inculpado, es decir,
no podrá rebasar éstas so pretexto de dirimir una
contradicción entre las declaraciones del implicado
con las personas que depongan en su contra; por
tanto, no es concebible que el natural obligue, de
oficio, al implicado a carearse incluso con aquellos
que hagan imputaciones en su contra con el fin de
determinar la verdad histórica de los sucesos.
Por su parte, el artículo 265 del Código Federal de
Procedimientos Penales, prevé: “Con excepción de
los mencionados en la fracción IV del artículo 20 de
la Constitución, que sólo se celebrarán si el
procesado o su defensor lo solicita, los careos se
practicarán cuando exista contradicción
sustancial en las declaraciones de dos personas,
pudiendo repetirse cuando el tribunal lo estime
oportuno o cuando surjan nuevos puntos de
contradicción.”
De lo anterior se advierte que: a propósito del objeto
de regulación del pretranscrito dispositivo, se
excluye expresamente a los careos constitucionales,
precisando que su desahogo sólo es a petición de
25
parte; para la práctica de los procesales debe existir
una contradicción sustancial en las declaraciones
de dos personas; y, el Juez debe ordenar la
repetición en la práctica de dichos careos cuando lo
estime necesario o existan nuevos puntos de
contradicción.
En ese sentido, es de importancia citar la
jurisprudencia emitida por la Primera Sala, cuyos
datos de identificación son: Novena Época, visible
en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tomo XVI, Diciembre de 2002, Tesis 1a./J.
50/2002, página 19, y del tenor literal siguiente:
“CAREOS PROCESALES. EL JUZGADOR DEBE
ORDENAR SU DESAHOGO DE OFICIO,
CUANDO ADVIERTA LA EXISTENCIA DE
CONTRADICCIONES SUSTANCIALES EN EL
DICHO DE DOS PERSONAS, POR LO QUE LA
OMISIÓN DE DESAHOGARLOS CONSTITUYE
UNA VIOLACIÓN AL PROCEDIMIENTO QUE
AMERITA SU REPOSICIÓN, EN CASO DE
TRASCENDER AL RESULTADO DEL FALLO. El
artículo 265 del Código Federal de Procedimientos
Penales establece que con excepción de los
careos constitucionales a que se refiere el
artículo 20, apartado A, fracción IV, de la
Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, cuya práctica es a petición de parte,
el Juez de la causa, ante la existencia de
contradicciones sustanciales en el dicho de dos
personas, debe ordenar el desahogo de careos
procesales e incluso, puede ordenar su repetición
cuando lo estime oportuno o cuando surjan nuevos
puntos de contradicción. Ahora bien, del análisis
gramatical y sistemático del referido artículo 265, en
relación con el dispositivo 150 del código
mencionado, se concluye que el desahogo de los
careos procesales debe ordenarse de oficio y no
a petición de parte, siempre que el juzgador
advierta la discrepancia sustancial en el dicho de
dos personas, cuyo esclarecimiento conduzca a
encontrar la verdad real, lo cual es en beneficio del
reo, pues no tendría objeto ordenar su práctica, si no
constituye aportación alguna al proceso. Con la
anterior conclusión no se imponen obstáculos a la
celeridad del procedimiento penal federal, pues ello
iría en contra de los motivos que llevaron al
legislador a reformar la fracción IV del apartado A del
indicado artículo constitucional, sino que se busca
que los procesados tengan garantizada la mayor
posibilidad de defensa, a fin de que no quede
pendiente de dilucidar alguna contradicción
sustancial en el dicho de dos personas que pudiera
beneficiarles al dictarse la sentencia definitiva, la
cual, por descuido, negligencia o alguna otra razón,
26
puede pasar desapercibida por el propio
procesado o su defensor, incluso, por el
juzgador de primera y segunda instancias, lo
que implica que quedaría al Tribunal Colegiado
de Circuito, como órgano terminal de
legalidad, la facultad de apreciar las
declaraciones y, en su caso, conceder el
amparo, ordenando el desahogo de esos
careos, lo cual no sería posible si se
considerara la necesidad de haberlos ofrecido
como prueba, con la consecuente indefensión
del reo. En conclusión, si el desahogo de los
careos procesales no se lleva a cabo en los
términos precisados, ello constituye una
violación al procedimiento, que amerita su
reposición en caso de trascender al resultado
del fallo, la cual se ubica, en forma análoga, en
la fracción III del artículo 160 de la Ley de
Amparo."
De la cual se desprende, en lo que aquí
interesa, que el desahogo de los careos
procesales debe ordenarse de oficio y no a
petición de parte cuando el juzgador advierta la
contradicción sustancial en el dicho de dos
personas, cuyo esclarecimiento conlleve a
encontrar la verdad histórica de los hechos,
excluyendo de aquéllos los careos
constitucionales a que se refiere el artículo 20,
apartado A, fracción IV, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos,
cuya procedencia es a petición de parte.
Pues bien, de una sana interpretación de las
definiciones, artículos y criterios en cita se
desprenden las siguientes premisas:
1. Por lo que hace a los careos
constitucionales, se advierte que:
1.1.Se encuentran previstos en la fracción IV,
apartado A del artículo 20 Constitucional;
1.2. Constituyen una garantía constitucional;
1.3. Surgen única y exclusivamente entre el
implicado y quienes deponen en su contra;
1.4. Procederá su desahogo siempre y cuando
así lo solicite el implicado o su defensor, de
lo contrario se estaría violando la garantía
individual prevista en la fracción II del
apartado A del artículo 20 constitucional,
relativa a que el inculpado no puede ser
obligado a declarar, salvo que éste
manifieste que sí es su deseo contestar los
cuestionamientos que le pudiera realizar
su cocareado, una vez que se le haga
saber en la diligencia de careos
constitucionales el derecho que goza (no
declarar).
1.5. Su finalidad no nada más es que el indiciado
conozca a quienes deponen en su contra, sino
que también pueda formularles de manera
unilateral todas las preguntas que estime
pertinentes para su defensa.
20 constitucional, así como de lo dispuesto
por el artículo 265 del Código Federal de
Procedimientos Penales, se advierte que el
careo constitucional únicamente tendrá lugar
entre el implicado y quienes en su contra
hagan imputaciones, cuando así lo solicite el
inculpado o su defensor, con la finalidad de
que el acusado conozca a quienes deponen
en su contra y de manera unilateral pueda
cuestionarlos, y no éstos al implicado, de
ser así, se le estaría obligando a declarar
en su contra; salvo que en la diligencia de
careos constitucionales el juzgador le
haga saber que tiene ese derecho (no
declarar), y si es su deseo o no contestar a
las preguntas que pudiera formularle el
que depone en su contra; amén de que el
juzgador, en su función de impartir justicia, no
puede rebasar los límites que claramente
establece el Pacto Federal a favor del
inculpado.
Es de advertirse que cuando se afirma que el
inculpado podrá cuestionar a las personas que
depongan en su contra, se infiere que dentro de ese
cuestionamiento se podrán resolver las
contradicciones que en su caso se adviertan, pues
como ya se ha visto, los careos, apreciados en su
generalidad, tienen esa finalidad, dirimir
controversias, por tanto, el hecho de que se hable de
un careo constitucional no significa que no se pueda
realizar tal fin so pretexto de que aquéllos sólo sirven
para que el acusado conozca a las personas que
depongan en su contra, pues, se insiste, también es
para que pueda formularles las preguntas que
estime conducentes a su defensa, cuestionarlos
respecto a esas deposiciones que obran en su
contra, con el fin de resolver las contradicciones que
puedan existir.
En otro orden de ideas también se estima
conveniente citar los motivos que llevaron al
legislador a establecer la existencia de careos
constitucionales y procesales.
2. Y respecto a los careos procesales, se
desprende que:
2.1. Se encuentran regulados por el artículo 265 del
Código Federal de Procedimientos Penales;
2.2. Constituyen un derecho procesal;
2.3. Surge entre dos personas que no sean ni
implicado ni quienes depongan en su contra;
2.4. Tienen como fin el esclarecimientos de
discrepancias sustanciales en el dicho de dos
personas, a efecto de encontrar la verdad
histórica de los hechos.
El texto vigente de la fracción IV del apartado
A del artículo 20 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, es del
siguiente tenor literal:
“Artículo 20. En todo proceso de orden penal,
el inculpado, la víctima o el ofendido, tendrán
las siguientes garantías:"
"A. Del inculpado: … IV. Cuando así lo
solicite, será careado, en presencia del juez,
con quien deponga en su contra, salvo lo
dispuesto en la fracción V del Apartado B de
este artículo; …”.
En otras palabras, el careo constitucional surge
entre el indiciado y los que deponen en su contra, y el
procesal será aquel que esté fuera de este supuesto.
Antes de la reforma del año mil novecientos
noventa y tres, la fracción IV del artículo 20
constitucional establecía lo siguiente:
Es por lo anterior, que no existe razón legal para
establecer que los careos constitucionales y los
procesales se tratan de pruebas idénticas, pues de
pensarlo así, resultaría absurdo que el legislador se
refiera a ambos careos, por ello es que se considera
que se legisló sobre unos y otros con las
particularidades advertidas con antelación.
“Artículo 20. En todo juicio del orden criminal
tendrá el acusado las siguientes garantías: …
IV. Será careado con los testigos que
depongan en su contra, los que declararán
en su presencia, si estuviesen en el lugar del
juicio, para que pueda hacerles todas las
preguntas conducentes a su defensa; …”.
De un ejercicio de comparación de los
textos antes transcritos, se desprende que
antes de la reforma, la práctica del careo
constitucional era de carácter oficioso, sin que
De ahí que, si bien es cierto que no existe un
precepto legal que diga “se prohíbe la práctica de los
careos procesales entre el implicado y los testigos
que depongan en su contra”; no menos cierto es que,
del análisis del apartado A fracción II y IV del artículo
25
mediara petición alguna, y actualmente su
procedencia obedece exclusivamente a
solicitud expresa del implicado o su defensor,
esto es, que con la referida reforma
únicamente se eliminó la oficiosidad del
desahogo de los careos constitucionales, a
efecto de dar mayor agilidad al proceso.
Creemos que la defensa debe hacer uso expedito
de esto, para tratar de que no se añejen, de que no
se empolven los procesos en todos y cada uno de
los juzgados de la República. Y si la defensa es
responsable, actúa en consecuencia, creemos que
será entonces más expedito este capítulo …”.
El diputado Carlos González Durán, afirmó: “… Los
careos, ya se dijo aquí, son una garantía
constitucional y así lo ha interpretado la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, que quiere que una
persona no sea castigada por testigos falsos, sino
que los testigos cara a cara con el acusado, tenga
éste la posibilidad de hacerles preguntas y
cuestionamientos …”.
En efecto, según se advierte del debate del
que emanó la reforma constitucional, la
intención del legislador al modificar el texto
de mérito, radicó primordialmente en dar
mayor celeridad en los procedimientos
penales, quedando a petición del procesado
el que se lleven a cabo los careos, con lo cual
se evitan prácticas que en muchas
ocasiones retardan indebidamente los
procedimientos en perjuicio de los propios
acusados.
El diputado Salvador Valencia Carmona, precisó: “…
Lo mismo digo de los careos, hay que distinguir en los
careos el careo constitucional, que es el derecho
que toda persona que es acusada, tiene de pedir
que el que lo acusó comparezca, es el careo
constitucional; otro es el careo procesal, el que
ordena el juez y el juez sigue teniendo la facultad de
carear una y otra vez a las personas cuando así lo
juzgue, para deslindar puntos contradictorios y puntos
difíciles en el proceso.”
Debate aquél donde sobresale la
participación de los siguientes diputados:
El diputado Cuauhtémoc López Sánchez
Coello, refirió: “… La fracción IV se reforma
para que los careos se lleven a cabo “cuando
lo solicite el acusado”, con lo que se dejan
éstos como un derecho del mismo que
puede o no ejercitar y se evitan trámites
que dilatan, como la experiencia nos ha
enseñado, sin ningún provecho, el proceso
…”.
"Lo que hace aquí la reforma al hablar del careo, es
entender que el careo es un medio de defensa del
inculpado; si él quiere acudir a él, bien; se retrase,
puede renunciar a él.”
"¿Qué ha pasado en la práctica?, que muchas veces
el procesado tenía que esperar a que los careos se
celebraran obligatoriamente y esto le hacía perder
tiempo. Creo indudablemente que con esta redacción
se está avanzando …”.
El diputado José Octavio Alaniz Alaniz,
expuso: “…Confieso que en el seno de la
fracción y yo en lo personal, en alguna de las
sesiones de trabajo en Comisión, pusimos
énfasis en que los careos deberían ser una
actuación obligada y de oficio para el juez,
después de razonar esta exigencia, después
de acordarnos de varios hechos que en la
vida profesional hemos tenido y de escuchar
las experiencias de otros profesionales del
d e r e c h o , r e pa r a m o s e n q u e e s t o
obstaculizaba la terminación pronta y en
buenos tiempos los procesos y aceptamos el
razonamiento de otros diputados, abogados
también. Y se consideró que no lesiona el
capítulo de garantías, que no lesiona el
capítulo de derechos que establece la
Constitución; y que al contrario se le facilita,
se le deja a la disposición del procesado, del
indiciado, si la solicita.”
"Y como éste habrá de tener una defensa
adecuada y va a tener claridad sobre lo que
se le acusa y qué órgano es el acusador.
El diputado Emilio Becerra González, señaló: “…
Ahora bien, la fracción IV es la que a mí, como litigante
y por mi experiencia al respecto me preocupa más."
"Si vemos en su redacción actual dice así: Será
careado con los testigos que depongan en su contra,
los que declararán en su presencia si estuvieren en el
lugar del juicio, para que puedan hacerles todas las
preguntas conducentes a su defensa.”
"Es decir, el careo es para que se les haga a los
testigos que afirman en contra del acusado, todas
las preguntas conducentes a su defensa. Y esto
también ha dado lugar a una discusión que todavía no
está suficientemente resuelta, porque si ustedes ven
los códigos de procedimientos penales tanto federal
como de la mayor parte de las entidades federativas,
regulan los careos procesales y casi todos ellos
28
dicen:"
"Los careos, salvo los que menciona el artículo 20
fracción IV de la Constitución de la República se
llevarán a cabo así, así y así… Pero ningún Código
reglamenta los careos constitucionales, y ello da
lugar a una serie de problemas y a una serie de
imprecisiones que coartan el derecho de defensa y,
yo considero que la redacción actual, aún cuando
representa un avance, es decir, la redacción del
dictamen representa un avance en cuanto a que
establece como facultad del inculpado que se le
caree en todos los casos que lo solicite,
independientemente del lugar en donde se
encuentran sus acusadores, por lo que el juez
proveerá lo necesario para que estos testigos
comparezcan al lugar del juicio, pero no dice para
qué efectos es el careo."
"Dice:”
de Salamanca, en un careo constitucional,
hice una pregunta y el juez me amenazó y
apercibió con hacer uso de los medios de
apremio en mi contra, si seguía haciendo ese
tipo de preguntas …”.
Del análisis de las manifestaciones
anteriormente transcritas, se advierte que el
objeto de la reforma a la fracción en comento,
lo fue, se reitera, precisamente el dar mayor
agilidad a los procedimientos del orden
criminal, eliminando la oficiosidad en la
práctica de los careos constitucionales, para
establecer su desahogo únicamente a
petición del inculpado o su defensor.
Pero además, de las intervenciones de los
diputados a comento, se desprende que
algunos de ellos conceptualizan a los careos
constitucionales como una garantía individual
y un derecho del acusado, que puede o no
hacer valer, a efecto de no ser castigado por
testimonios falsos; y que la finalidad de los
aludidos careos es poner cara a cara al testigo
con el inculpado, para que éste pueda
hacerle las preguntas y cuestionamientos
conducentes a su defensa.
"Siempre que lo solicite será careado en presencia
del juez con quienes depongan en su contra."
"Por lo que yo creo que este artículo o esta
fracción requiere una adición que debe ser en los
términos que a continuación menciono:”
"Siempre que lo solicite será careado en presencia
del juez, con quienes depongan en su contra, para
que pueda hacerles todas las preguntas
conducentes a su defensa, incluyendo las que se
refieran a los antecedentes y circunstancias
personales de los testigos.”
En suma, y en lo que aquí interesa, de la
interpretación de la reforma de mérito, así
como de los motivos que apuntó el
constituyente permanente para llevar a cabo
dicha reforma, se aprecia que tanto antes
como después de ella, los careos
constitucionales sí entrañaban también la
contradicción en el dicho de quien en ellos
intervienen; se conviene así al considerar la
lectura de los textos anteriormente
transcritos, donde se advierte que el objeto de
la reforma fue eliminar la oficiosidad de la
práctica del careo constitucional, para quedar
sólo a petición del inculpado o su defensor, a
efecto de dar mayor celeridad a los
procedimientos penales, empero se mantuvo
"Y ¿por qué digo esto?. Porque mi experiencia me ha
enseñado y ha escuchado de muchos compañeros
del foro, que muchos jueces coartan el derecho de
defensa, desechan multitud de preguntas, no
obstante que el texto actual dice:”
"… para que pueda hacerles todas las preguntas
conducentes a su defensa.”
"Y ya en el texto que se propone, no dice para que es
el careo. Y para no ir muy lejos, tuve una experiencia
personal hace menos un mes. En un juzgado menor
29
incólume el hecho de que con o sin
contradicción se lleven a cabo los careos de
mérito.
resulta intrascendente, ya que el informe que
rindieron tales agentes y las declaraciones de los
acusados, fundamentalmente, coinciden en lo que
ve a las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que
fueron detenidos los acusados y la forma en que fue
encontrado el estupefaciente de la causa, dentro de
su radio de acción y su disponibilidad, lo que significa
que, de haberse practicado esos careos, no se
hubiera llenado una de sus finalidades
esenciales, esto es, la de poner en claro aquellos
puntos en los que exista manifiesta contradicción
entre quienes declaran en contra de una persona y
lo que ésta misma exponga ante la autoridad judicial”.
De lo que válidamente se puede concluir que
los careos constitucionales podrán
verificarse siempre y cuando lo solicite el
implicado, con el fin de conocer a las
personas que depongan en su contra y
además que pueda formularles las
preguntas que estime pertinentes para su
defensa, con las cuales puede dirimir las
controversias existentes.
Corrobora aún más la conclusión apuntada,
al considerar diversos criterios que los
tribunales de la federación emitieron antes
de la reforma que sufrió la fracción IV del
artículo 20 constitucional en el año de mil
novecientos noventa y tres, tales como los
que a continuación se transcriben:
El Segundo Tribunal Colegiado del Segundo Circuito,
en la tesis asilada, de la Octava Época, visible en el
Semanario Judicial de la Federación, Tomo XI, Enero
de 1993, página 232, afirmó lo siguiente: “CAREOS,
OMISION DE. NO ES VIOLATORIA DE GARANTIAS
CUANDO. Si el acusado no es careado con los
agentes aprehensores pero no existe
contradicción entre sus declaraciones, no es
necesario invalidar la sentencia y reponer el
procedimiento para practicar los careos porque a fin
de cuentas, no habiendo contradicción entre
ambas pruebas, sería ocioso ordenar la práctica
de éstos”.
El Segundo Tribunal Colegiado del Sexto
Circuito, emitió la tesis aislada, en la Octava
Época, visible en el Semanario Judicial de la
Federación, Tomo XIV, Julio de 1994, página
481, de rubro y texto: “CAREOS
CONSTITUCIONALES INNECESARIOS,
CASO DE. Si bien el artículo 160, fracción III,
de la Ley de Amparo, en concordancia con el
20, fracción IV, constitucional, establece que
en los juicios del orden penal se
considerarán violadas las leyes del
procedimiento, de manera que su
infracción afecta a las defensas del quejoso,
III. Cuando no se le caree con los testigos
que hayan depuesto en su contra, sin
embargo, no se presenta el supuesto
indispensable para decretar este tipo de
diligencia, cuando no existen testigos de
cargo ni discordancia o contradicción
entre las declaraciones del procesado y la
denuncia, por lo que el juez del
conocimiento no tiene obligación de llevar a
efecto los careos constitucionales”.
Así también, el Tribunal Colegiado del Vigésimo
Circuito, en la jurisprudencia de la Octava Época,
visible en el Semanario Judicial de la Federación,
Tomo IX, Febrero de 1992, Tesis XX. J/12, página 75,
precisó: “CAREOS CONSTITUCIONALES.
HIPÓTESIS EN QUE ES NECESARIO CELEBRAR
LOS. Si de las constancias de autos se advierte que
tanto el quejoso como el ofendido sostienen
versiones distintas sobre los hechos que dieron
lugar a la acusación, es necesario efectuar los
careos constitucionales entre éstos, en razón de
que la finalidad de los careos es llegar al debido
esclarecimiento de los hechos, encontrar la
verdad que se busca, zanjar discrepancias, hacer
aclaraciones, ya que es ahí donde alguien puede
abdicar de su primera postura, adoptando otra,
aceptando o reparando cualquier error que hubiese
cometido; caso contrario se actualiza una violación
procesal que causa estado de indefensión”.
Por su parte el Segundo Tribunal Colegiado
del Quinto Circuito, sostuvo la
jurisprudencia, de la Octava Época, visible
en la Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Tomo 69, Septiembre de 1993,
Tesis V.2o. J/77, página 39, del siguiente
tenor literal: “CAREOS, OMISION DE LOS,
NO VIOLATORIA DE GARANTIAS. En el
proceso se omitió la celebración de los
careos entre los agentes aprehensores y el
hoy quejoso, sin embargo, tal omisión
Y el Tercer Tribunal Colegiado del Segundo Circuito,
en la tesis aislada de la Octava Época, visible en el
Semanario Judicial de la Federación, Tomo VI,
Segunda Parte-2, Julio a Diciembre de 1990, página
476, sostuvo: “CAREOS. CASO EN QUE SU
OMISION NO VIOLA GARANTIAS. La omisión de
celebrar careos no constituye violación a la
garantía individual establecida en la fracción IV
30
del artículo 20 constitucional, cuando el acusado
confiesa los hechos imputados y no existe
contradicción alguna entre su versión y la de los
testigos respectivos, puesto que la razón de ser del
careo, conforme a los antecedentes históricos
legislativos y exposición de motivos, es la de que el
reo conozca a su delator para evitar acusaciones
ficticias; y se deja de tener esta finalidad si existe
confesión del inculpado con relación a los hechos
que los testigos le atribuyen, y de ordenarse la
práctica de careos, sólo daría como resultado
retardar la impartición de justicia, lo cual sería
contradictorio con lo que dispone el artículo 17 del
Pacto Federal”.
visible en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Tomo XIII, Abril de
2001, Tesis XVII.1o.6 P, página 1038, que a la
letra reza: “CAREOS. SU CELEBRACIÓN
PUEDE VERIFICARSE A PETICIÓN DEL
DEFENSOR. El artículo 20, fracción IV, de la
Constitución Federal, establece: En todo
proceso de orden penal, tendrá el inculpado
las siguientes garantías: ... IV. Siempre que lo
solicite, será careado en presencia del Juez
con quienes depongan en su contra.. Por su
parte, el artículo 323 del Código de
Procedimientos Penales del Estado de
Chihuahua, dispone: Cuando exista
contradicción entre las declaraciones de las
personas podrá practicarse careo entre ellas,
que se repetirá cuando surjan nuevos puntos
de discrepancia o cuando el tribunal lo
considere oportuno. Sólo cuando lo solicite el
inculpado se le careará con quienes
declararon en su contra. Ahora bien,
atendiendo a que por su naturaleza jurídica el
careo constitucional es un derecho
fundamental a la defensa de todo
inculpado, que le permite conocer a las
personas que deponen en su contra para
estar en la posibilidad jurídica de refutarles
sus imputaciones y de interrogarlos, y de
esta manera ejercer su derecho de defensa, la
interpretación de los preceptos anteriormente
citados no debe ser en el sentido de que tales
careos tienen que ser solicitados,
exclusivamente, por el procesado o
inculpado, pues no es ese el alcance de
ambos preceptos, al establecer de manera
similar que sólo cuando lo solicite el inculpado
será careado con quienes declaren en su
contra, sino que ese aspecto sólo debe
entenderse referido a que los careos no
pueden celebrarse en forma oficiosa, por
parte del Juez o a petición del agente del
Ministerio Público, como parte en el proceso,
en tanto que sólo procede su celebración a
petición del inculpado o procesado, por sí,
o por conducto de su defensor, porque sólo
a dicha parte le corresponde el derecho de
que se celebren”.
De los cuales, en términos generales se advierte
que, antes de la multirreferida reforma
constitucional, por un lado, el careo constitucional
procedía de oficio, y ante su omisión lo procedente
era ordenar la reposición del procedimiento, dado
que ello entrañaba una violación a la garantía
individual del acusado; y por otro, la excepción a tal
regla era que en aquellos casos en los que el
inculpado se encontrara confeso, o bien, no existiera
contradicción entre los deposados de éste con los
testigos de cargo, resultaba intrascendente ordenar
dicha reposición, dado que no se cumpliría con la
finalidad del careo, que lo es el llegar al debido
esclarecimiento de los hechos, encontrar la verdad
que se busca, zanjar discrepancias, hacer
aclaraciones.
Ahora bien, a raíz de la reforma constitucional de
mérito, surgieron nuevos criterios, entre los que
figuran los siguientes:
La jurisprudencia emitida por el Tribunal Colegiado
en materia Penal del Séptimo Circuito, en la Octava
Época, visible en la Gaceta del Semanario Judicial
de la Federación, Tomo 79, Julio de 1994, Tesis VII.P.
J/42, página 60, de rubro y texto: “CAREOS.
ALCANCE DE LA REFORMA SUFRIDA POR LA
FRACCIÓN IV DEL ARTICULO 20
CONSTITUCIONAL. A partir de la reforma sufrida
por la fracción IV del artículo 20 constitucional que
entró en vigor el cuatro de septiembre del año en
curso, el inculpado deberá ser careado en presencia
del juez con quienes depongan en su contra,
siempre y cuando previamente lo solicite, lo que
implica que la celebración del careo dejó de ser
obligación legal del juzgador, pues éste sólo debe
acordarlo a petición de dicho inculpado, ya sea por sí
o por conducto de su defensor”.
La tesis aislada sustentada por el Primer Tribunal
Colegiado del Décimo Circuito, Novena Época,
La diversa tesis redactada por el Primer
Tribunal Colegiado del Quinto Circuito,
Novena Época, visible en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo
VII, Enero de 1998, Tesis V.1o.28 P, página
1067, del siguiente tenor literal: “CAREOS
CONSTITUCIONALES Y PROCESALES. SU
31
DIFERENCIA. Los careos
constitucionales, previstos en el artículo
20, fracción IV, de la Constitución Federal,
sólo pueden decretarse cuando lo pida el
inculpado o su defensa, no así los careos
procesales, previstos por el artículo 265 del
Código Federal de Procedimientos Penales,
que pueden ser ordenados de oficio por el
juzgador, pues los careos constitucionales,
en su aspecto de garantía individual, difieren
de los careos desde el punto de vista
procesal, porque los primeros tienen por
objeto que el acusado vea y conozca a las
personas que declaran en su contra, para
que no se puedan formar artificiosamente
testimonios en su perjuicio y para
permitirle que les formule todas las
preguntas que estime pertinentes para su
defensa, mientras que los segundos
persiguen la finalidad de aclarar los puntos
de contradicción que existan entre las
declaraciones respectivas, para que el
juzgador cuente con pruebas eficaces para
resolver la cuestión sujeta a su potestad”.
celebren los careos constitucionales, por tanto, los
careos que el Juez celebre de oficio, son ilegales y
carecen de valor probatorio”.
De la interpretación armónica de aquéllos, se obtiene
que en la actualidad los careos constitucionales
únicamente proceden a petición expresa del
inculpado o de su defensor y no así de oficio, también
se advierte que uno de los derechos que tiene el
inculpado al celebrarse los careos a comento, es el
que pueda interrogar a las personas que deponen en
su contra, lo que, como ya se ha visto, se traduce en
que el implicado a propósito de ese cuestionamiento
pueda dirimir las controversias que existan en los
testimonios de los cocareados.
Entonces, del análisis de los criterios anteriormente
transcritos (tanto los sustentados antes de la reforma
constitucional de mil novecientos noventa y tres,
como los emitidos a la postre), se afirma que
corrobora aún más la conclusión de que los careos
constitucionales también entrañan contradicción en
los testimonios de quien en ellos intervienen, dado
que una de las finalidades de los careos a estudio ha
sido y sigue siendo la de permitirle al implicado
confrontar al que deponga en su contra a través del
interrogatorio que le formule, donde, se insiste, puede
zanjar las discrepancias existentes y no nada más
conocer a los sujetos que le imputen algún hecho
ilícito.
Y la tesis formulada por el Tercer Tribunal
Colegiado del Cuarto Circuito, Novena
Época, visible en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Tomo III, Abril de
1996, Tesis IV.3o.9 P, página 356, que
textualmente apunta: “CAREOS
CONSTITUCIONALES. SU CELEBRACION
DEBE SER A PETICION DE PARTE Y NO
CELEBRARSE DE OFICIO. El reformado
artículo 20 constitucional en su fracción IV
establece: En todo proceso de orden penal,
tendrá el inculpado las siguientes garantías:
... IV.- Siempre que lo solicite, será careado
en presencia del Juez con quienes depongan
en su contra...; de una interpretación
adecuada, debe establecerse que de
acuerdo al contenido de la citada fracción IV,
el careo constitucional por su naturaleza
jurídica es un derecho fundamental a la
defensa que tiene todo inculpado, de
conocer a las personas que depongan en
su contra, para estar en la posibilidad
jurídica de refutarles sus imputaciones y
de interrogarlos, para que de esta manera
se defienda en el proceso, de ahí que los
careos no pueden celebrarse en forma
oficiosa, por parte del Juez, porque éste
debe acordarlos sólo a petición del
inculpado o procesado, ya sea por sí o por
conducto de su defensor y sólo a dicha
parte le corresponde la decisión de que se
Además, se considera que al ejercer el derecho que
tiene el inculpado a cuestionar a quien en su contra
deponga, a través del careo constitucional, hace
suponer que lo es precisamente al no estar de
acuerdo con el contenido de la imputación que se le
atribuye, lo que le permite, por ese medio, destruir las
contradicciones que pudieran existir.
Por otro lado, debe decirse que posterior a la reforma
que sufrió la fracción IV del artículo 20 constitucional a
comento, se suscitó la diversa en el numeral 265 del
Código Federal de Procedimientos Penales.
El texto anterior a la reforma, era el siguiente:
“Artículo 265. Con excepción de los mencionados
en la fracción IV del artículo 20 de la Constitución,
los careos se practicarán cuando exista contradicción
en las declaraciones de dos personas, pudiendo
repetirse cuando el tribunal lo estime oportuno o
cuando surjan nuevos puntos de contradicción”.
Y en la reforma de diez de enero de mil novecientos
noventa y cuatro, que entró en vigor el primero de
febrero siguiente, quedó como sigue:
32
“Artículo 265. Con excepción de los mencionados en la
fracción IV del artículo 20 de la Constitución, que sólo
se celebrarán si el procesado o su defensor lo solicita,
los careos se practicarán cuando exista contradicción
sustancial en las declaraciones de dos personas, pudiendo
repetirse cuando el tribunal lo estime oportuno o cuando
surjan nuevos puntos de contradicción”.
De la comparación de ambos textos se aprecia que la
reforma consistió únicamente en agregar que sólo se
celebrarán los careos constitucionales si el procesado
o su defensor lo solicita.
El legislador, en la exposición de motivos de la reforma del
artículo a estudio sólo señaló que “… la reforma al artículo
20 constitucional implicó que los careos se lleven a cabo a
solicitud del procesado, a fin de evitar prácticas que
retarden indebidamente los procedimientos en perjuicio de
los acusados; el derecho de plazo para dictar sentencia, se
subordinó al derecho de la defensa del procesado …”; como
se ve, dicha reforma obedeció a la diversa que se verificó en
la fracción IV del apartado A del artículo 20 constitucional,
sin que se aporte mayor dato.
Ante tal circunstancia, resulta idóneo interpretar
gramaticalmente el precepto legal de mérito.
El texto vigente, señala: “… Con excepción de los
mencionados en la fracción IV del artículo 20 de la
Constitución, que sólo se celebrarán si el procesado o su
defensor lo solicita, los careos se practicarán cuando exista
contradicción sustancial en las declaraciones de dos
personas, pudiendo repetirse cuando el tribunal lo estime
oportuno o cuando surjan nuevos puntos de contradicción”;
ahora bien, por excepción se entiende la acción de
exceptuar, lo que significa excluir a algo o a alguien de la
generalidad o de la regla común. Al aplicar esa definición
al texto a comento se tiene que lo previsto en el apartado A
de la fracción IV del artículo 20 constitucional, se excluye de
la regla contenida en el artículo 265 del Código Federal de
Procedimientos Penales, la que consiste en que los careos
procesales tendrán lugar ante la existencia de la
contradicción sustancial en el dicho de dos personas.
Esto es, se tiene como regla general la de que ante la
contradicción sustancial en el dicho de dos personas
que declaren en el sumario, el juzgador podrá ordenar la
práctica de careos (procesales); y la excepción a esa
generalidad lo son los careos constitucionales, que sólo
procederán a petición del inculpado o su defensor; o sea
que tal regla general no rige a los careos constitucionales,
sino que los excluye, porque, como ya se ha expuesto con
antelación, los mismos se encuentran regulados por la
Carta Magna, en el apartado A, fracción IV del artículo 20, y
por tanto constituyen una garantía individual y un derecho
que puede o no hacer valer el inculpado, con independencia
33
de que existan o no contradicciones
entre lo declarado por el implicado y los
testigos que depongan en su contra,
dado que esas reglas están al designio
de la constitución y no de la ley
procesal.
Analizado lo anterior desde otro punto
de vista, se advierte que en la especie
opera una aplicación subsidiaria, la
que supone dos hipótesis: a) una
prioritaria, y b) una secundaria; la
primera, que es la regla de mayor
jerarquía, y en los casos que no se
actualice, procede la secundaria, la
cual obviamente se encuentra
supeditada a la aplicación o no de la
primera.
En el caso a estudio, la aplicación
subsidiaria de los careos procesales,
consiste en que éstos sólo se celebran
siempre y cuando no se traten de
careos constitucionales; y para ello se
tendrá que verificar si los careos se
tratan de los previstos por el Pacto
Federal, en cuyo caso se descarta la
celebración de los careos procesales.
Para llevar a cabo tal verificación, el
juzgador deberá atender a lo previsto
por la Carta Magna, en el apartado A,
fracción IV del artículo 20, es decir,
tendrá que apreciar, si el inculpado o
su defensor ofrecieron tal medio de
prueba, la calidad de los cocareados,
si se trata del implicado y las personas
que deponen en su contra, y
finalmente apreciar si en efecto, esos
sujetos hacen imputaciones al
inculpado; si no se actualizan esas
premisas, se colige que se trata de un
careo procesal y por ende se aplicaría
subsidiariamente tal elemento.
Cabe aclarar que el implicado también
podrá participar en un careo procesal,
siempre y cuando su cocareado no
se trate de una persona que haga
imputaciones en su contra, pues de
lo contrario, estaríamos ante la
presencia de un careo constitucional,
al ser éste un presupuesto indicativo
de esa naturaleza.
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Estado “La Sombra de Arteaga”, desde 1867, en facsimilar y originales.
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Horario corrido de lunes a viernes, de las 08:00 a las 19:00 hrs.
Catálogo en línea y correo electrónico
Acceso electrónico al catálogo de la Biblioteca por medio de la página web del Poder Judicial www.tribunalqro.gob.mx y
correo electrónico [email protected]
Estantería Abierta
La biblioteca del Poder Judicial cuenta con el acceso libre a sus diferentes
colecciones, que le permite localizar y consultar personalmente cualquier
obra de los diferentes materiales que conforman nuestro acervo.
Préstamo en sala y préstamo a domicilio
Este servicio le permite consultar cualquier tipo de material dentro de las instalaciones de la biblioteca y en el horario corrido
de 08:00 a 19:00 hrs . El servicio de préstamo a domicilio es sólo para el personal del Poder Judicial, por un periodo de 5 días
hábiles.
Recursos electrónicos
La biblioteca del Poder Judicial ofrece diversos servicios de forma electrónica
para brindarle a sus usuarios mayor rapidez y facilidad de respuesta a sus
peticiones.
Fotocopiado, impresión,
exportación
La Biblioteca cuenta con servicio de
fotocopiado para usuarios internos y
externos con horario de 9:00 a
16:00hrs. Impresión de artículos,
leyes, reglamentos o cualquier otra
información solicitada. Exportación
en disquete, cd's y memoria flash de
artículos, legislación e información
solicitada por el usuario.
UBICACIÓN: 5 DE MAYO #49 ESQ. LUIS PASTEUR (EN EL ENTREPISO DE LA CASA DE JUSTICIA).
PODER JUDICIAL DEL ESTADO DE QUERÉTARO
Lic. Jesús Garduño Salazar Magistrado Presidente del Tribunal Superior de Justicia
PRIMERA SALA CIVIL
SEGUNDA SALA CIVIL
SALA PENAL
SALA ELECTORAL
Lic. Celia Maya García
Magistrada Presidente Sala
Lic. Juan Manuel Zepeda Garrido
Magistrado Presidente de Sala
Lic. Araceli Aguayo Hernández
Magistrada Presidente de Sala
Lic. Sergio Herrera Trejo
Magistrado Presidente de Sala
Lic. Jesús Castellanos Malo
Magistrado
M. en D. Jorge Herrera Solorio
Magistrado
Lic. Arturo González de Cosío Frías
Magistrado
Lic. Basilisa Balderas Sánchez
Magistrada
Lic. María Elisa Rentería Moreno
Magistrada
Lic. Salvador García Alcocer
Magistrado
Lic. Gonzalo Aguirre Fuentes
Magistrado
M. en D. Javier David Garfias Sitges
Magistrado
CIVILES QUERÉTARO
FAMILIARES QUERÉTARO
PENALES QUERÉTARO
Lic. Elvia Julieta Paredón Niño
Juzgado Primero
M. en D. Carlos Reséndiz Tirado
Juzgado Primero
Lic. Araceli Vega Ávila
Juzgado Primero
Lic. Carlos Manuel Septién Olivares
Juzgado Segundo
M. en D. Marisela Sandoval López
Juzgado Segundo
M. en D. Alejandro León Guerrero
Juzgado Segundo
Lic. Juan Jorge Velázquez Martínez
Juzgado Tercero
Lic. Ángel Soto Osornio
Juzgado Tercero
Lic. Delfina Ordaz Olvera
Juzgado Tercero
Lic. María Laura Vega Ávila
Juzgado Cuarto
M. en D. Everardo Pérez Pedraza
Juzgado Cuarto
Lic. Ma. del Carmen Bárcenas Manríquez
Juzgado Cuarto
Lic. Ilda María Delgado Muñiz
Juzgado Quinto
Lic. Leticia Martínez Mejorada
Juzgado Quinto
M. en D. María Elisa Linares Tecuanhuey
Juzgado Quinto
Lic. Victoria Vega Malagón
Juzgado Sexto
Lic. Romualdo Elías Barrientos
Juzgado Sexto
Dra. Ma. Consuelo Rosillo Garfias
Juzgado Sexto
M. en D. Rodolfo Juárez Medina
Juzgado Séptimo
M. en D. María de Lourdes Portillo
Coronado
Juzgado Séptimo
Lic. María Eugenia Ortega Gómez
Juzgado Octavo
Lic. José Antonio Ortega Cerbón
Juzgado Octavo
PENALES SAN JUAN DEL RÍO
CIVILES SAN JUAN DEL RÍO
Lic. Ma. Antonieta Rebolledo Gloria
Juzgado Primero
Lic. Aida Irasema Corona Martínez
Juzgado Primero
Lic. Enrique Ramírez Martínez
Juzgado Segundo
Lic. Sergio Herrera Martínez
Juzgado Segundo
Lic. Eugenio E. Tovar Esparza
Juzgado Tercero
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PODER JUDICIAL DEL ESTADO DE QUERÉTARO
JUZGADOS MIXTOS
Lic. José Reveriano Sánchez Cabrera
Amealco de Bonfil
Lic. Arturo Ugalde Rojas
Jalpan de Serra
Lic. José Antonio Ángeles Montes
Cadereyta de Montes
Lic. Armando Licona Verduzco
Tolimán
JUZGADO ESPECIALIZADO EN JUSTICIA PARA MENORES
M. en D. Mariela Ponce Villa
Juez especializado en justicia para menores
JUZGADOS MUNICIPALES
Lic. Gabriel G. Perusquía González
Amealco de Bonfil
Lic. Ma. de la Luz Lucas Reséndiz
El Marqués
Lic. Alejandro Morales Sánchez
Peñamiller
Lic. Rosa Laura Salas Rodríguez
San Joaquín
Lic. Ma. Francisca Escamilla Zárate
Arroyo Seco
Lic. Mónica Beatriz Chimal Acevedo Lic. Heriberto Cruz Zárate
Ezequiel Montes
Pinal de Amoles
Lic. María del Rocío Cruz Morales
Cadereyta de Montes
Lic. José Andrés Corbella Cano
Huimilpan
Lic. Sandra Perea Rayas
Colón
Lic. Luisa Amelia Rivera Rodríguez Lic. Samuel Andrade Zamudio
Landa de Matamoros
Querétaro, Segundo Mixto
Lic. Elena López Villeda
Tequisquiapan
Lic. Elías Hernández Castañón
Corregidora
Lic. Carlos Murillo Cárdenas
Jalpan de Serra
Lic. Óscar Martínez Mancilla
Querétaro, Primero Penal
Lic. Víctor Hugo Rentería
Camacho
Interino Tolimán
Lic. Ma. Pueblito Aguilar Jurado
Pedro Escobedo
Lic. Rebeca Arlett Schmitter Tello
Querétaro, Segundo Penal
Lic. Alicia Trejo Mancilla
San Juan del Río, Primero
Lic. Luis Alberto Contreras Fernández Lic. Felipe Hernández Filomeno
San Juan del Río, Segundo
Querétaro, Primero Mixto
ÁREAS JURÍDICAS Y ÁREAS ADMINISTRATIVAS
Lic. Cecilia Arriaga Andrade
Secretaria Particular del Magistrado
Presidente
C.P. Edgar Pérez Pedraza
Jefe de la Unidad de Información
Pública
Lic. Carlos Arturo Juárez Morales
Secretario Adjunto de Presidencia
Lic. Griselda Ramírez Camacho
Directora Jurídica
LAE Gustavo Efraín Mendoza Navarrete Lic. María del Pilar Muñiz Padilla
Oficial Mayor
Visitadora General
L.I. Virginia Fernández Candelas
Jefa de Área de Biblioteca
M. en H. Rosa Martínez Pérez
Encargada del Archivo Histórico
Lic. Norma Vega Sánchez
Jefa de Oficialía de Partes
Lic. Dolores Beatriz Muñiz Moreno
Jefa Oficina Central de Consignación
Lic. Javier Gil Mendoza Saldaña
Contralor Interno
ISC. José Villalón Charre
Director de Informática
C.P. Sara Septién Olivares
Directora de Contabilidad
y Finanzas
M. en F. Arturo Flores Velázquez
Director del Instituto de
Especialización Judicial
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Lic. Víctor Mora Atilano
Director de Atención a la Ciudadanía
Lic. Javier Beltrán Álvarez
Coordinador General de
Actuarios y Peritos
Lic. Libia Solorio Lozada
Coordinadora del Centro
de Mediación
Psic. María Lucía Trejo Herrera
Directora de la Unidad de
Psicología
Lic. Flora María Fernández R.
Jefa de Regularización de
Predios
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